¡Todo esto es de JKR, no mío! Excepto por unos pocos personajes que agregué.
Draco dibujando dragones pertenece a PikaCheeka, perdón por no haberlo mencionado desde el principio de MNS, creo que adopté la idea de forma subconsciente.
El cuervo de Severus pertenece a J. L. Matthews. Sólo lo tomé prestado porque es una mascota perfecta para Sevi y prometí devolverlo ileso.
Los catar, sin embargo, son míos y los amo, así que, por favor, no los uses sin pedirme permiso primero.
Nota de la autora:
Aquí está el nuevo capítulo. Afortunadamente, nuestro nuevo módem llegó justo a tiempo, o ustedes habrían tenido que esperar otra semana (el viejo murió el martes).
Nota de la traductora:
Silverfox es de Austria (no confundir con Australia) y su lengua materna es el alemán, pero escribió "Double 0 Seve... rus" en inglés, si deseas leer la versión original, puedes encontrarla en fanfiction.net y si deseas escribirle (en alemán o inglés, preferentemente), su dirección es silverfox@kabsi.at
Capítulo 5: INVESTIGACIONES
En el camino de vuelta desde la enfermería, Severus y Draco hicieron una pequeña desviación a la oficina de Remus Lupin. A pesar de que las clases de la tarde habían sido canceladas por una reunión de emergencia del personal, el profesor de Defensa estaba ahí.
-Pero tengo que irme en unos minutos –les explicó mientras los dejaba entrar-. No quiero llegar tarde a la reunión.
-Sólo necesitamos saber cuáles estudiantes tenías en la segunda lección de hoy –dijo Severus, sacando su lista de sospechosos.
Remus asintió tristemente.
-No tus principales sospechosos, me temo. Los Hufflepuffs y Ravenclaws de segundo año.
Severus asintió, mirando la lista.
-¿Ausencias?
-No, pero dejé salir al grupo unos tres minutos antes de la hora. Estaban poniéndose algo inquietos y no me pareció necesario empezar con algo nuevo.
-Eso no es problema –lo tranquilizó Severus-. Ya estábamos en el Gran Salón para esa hora. Nuestro traidor debe haber puesto su trampa antes de eso. ¿Alguno de tus estudiantes salió del aula en algún momento?
Remus meditó un poco.
-Dos... no, tres fueron al baño, pero todos volvieron en un lapso razonable.
-¿Quiénes? –demandó Draco ansiosamente.
-Phil Hawkins, Fátima Suleyman y Marlies King. Phil tardó más que las otras dos, pero el baño de los varones está más lejos que el de las niñas.
-¿Qué hay de Sondra Summer y James McGregor? –preguntó Severus, anotando algo en su lista.
-Sondra se sienta junto a Fátima, pero no salió de la clase y ni siquiera las he atrapado hablando en clase –reportó Remus-. James se sienta solo en la última fila. Parecía estar molesto por algo al empezar la clase, pero después de que le hice algunas preguntas y lo recompensé con cinco puntos, se animó y participó con mucho entusiasmo.
-Gracias, Remus. Esto nos ayuda mucho –Severus le sonrió al ponerse en pie.
-¿En verdad? –preguntó Remus, sorprendido.
-Sí, acabas de eliminar como sospechosos a Sondra y James –respondió Severus.
-¿Qué hay de Phil, Fátima y Marlies? –preguntó Draco más tarde, en el camino a la sala común.
-Ninguno de ellos me parece un candidato probable, pero los consideré como sospechosos si todo lo demás falla –respondió Severus-. ¿Te das cuenta de que Blaise, Theodore, Pansy y Millicent no tenían clase tampoco y que lo mismo aplica para por lo menos otra Casa de nuestro mismo año?
-Granger estaba en la Biblioteca al mismo tiempo que nosotros –señaló Draco-. Eso significa que deben haber sido los Gryffindors. No tenemos sospechosos en ese grupo.
-Lo cual no implica que Hufflepuff y Ravenclaw sí hayan tenido clase –señaló Severus-. Necesitamos los horarios de todos los estudiantes para determinar eso.
-¿Por qué no le pediste a Lupin que te los mostrara, entonces?
-Porque no los tiene –suspiró Severus-. Como profesor de Defensa, tiene un horario de todas las clases de Defensa, y como Cabeza de Casa, tiene una copia de los horarios de todos los Slytherins. No tiene los de las demás Casas.
-¿Entonces, quién los tiene?
-Albus y MacGonagall son los únicos que tienen la lista completa. Albus, porque es el director y tiene que aprobar todos los horarios; MacGonagall, porque ella los hizo.
-Entonces, visitemos al director –sugirió Draco-. Estás en buenos términos con él en este momento, ¿verdad?
-Está en una reunión, Draco, y MacGonagall también. Una reunión en la que tu padre debe estar presente. Y también estará Hagrid, que es incapaz de guardar un secreto no importa cuánto se esfuerce en hacerlo, y Trelawney, en la que no se puede confiar para nada. ¿Cuál crees que sería el resultado si entráramos en una reunión así y pidiéramos una lista que no estamos autorizados a ver?
-Padre entraría en sospechas, ¿no es así? –adivinó Draco.
-Tenemos que hablar con todos los profesores confiables, de todos modos –le dijo Severus-. Y tenemos que esperar a que termine la reunión.
-¿Qué hay de aquellos en quienes no podemos confiar?
-Albus tendrá que interrogarlos, pero no confiaría mucho en la palabra de ellos en ningún caso. Sería muy propio de Trelawney o Hagrid olvidarse de pasar lista o de que faltaba un estudiante durante su lección.
-Y padre encubriría al traidor de todos modos –suspiró Draco-. Eso no nos ayuda mucho.
La sala común de Slytherin estaba llena de excitada charla, principalmente de parte de los de segundo y tercer año, pero loes estudiantes de años superiores susurraban ansiosamente ellos también. En general, los Slytherins parecían aprobar lo que había pasado durante el almuerzo, pero no podían saber todavía cuán mortal podía haber sido la trampa.
-¡Y BUUUM! –gritó excitadamente Bran Lewis, gesticulando con las manos para imitar una explosión.
Maximius Mattles se revolcaba de risa en su sillón evitando apenas ir a parar al piso.
-¿Y oíste cómo gritaban los cobardes? –comentó Gaia Ushton-. Tan asustados de un pequeño "bum".
-Estaban gritando por las esquirlas que los hirieron –le siseó Draco con enojo-. Eso debe haber sido un poco doloroso, ¿sabes?
-¿Esquirlas? ¿Qué esquirlas? –preguntó una de las de primer año. Severus todavía no sabía su nombre.
-Las esquirlas del plato de Potter –declaró Severus fríamente-. Una explosión no es sólo luces y sonidos, niños -miró con disgusto a los de tercer año-. Una explosión también es fuego y objetos destrozándose, las esquirlas lanzadas al aire en todas direcciones. Pueden golpear otros objetos, dañándolos o destrozándolos, o pueden alcanzar a las personas, herirlas o matarlas. Las explosiones pueden hacer que los muros caigan sobre ustedes, pueden quemarlos, pueden dejarlos ciegos por la luz. Pueden destruir edificios completos.
Miró a los repentinamente silenciosos estudiantes en derredor suyo. Los de primer año lo contemplaban con grandes ojos asustados.
Bueno, él no era un prefecto, ¿verdad? No tenía el deber de tranquilizarlos, así que decidió continuar hasta donde pudiera.
-Esta fue una explosión muy pequeña. Sólo unas diez personas salieron heridas y sólo tres tendrán que pasar más que una noche en la enfermería. Además, sólo afectó a los Gryffindors –continuó gélidamente-. Quien haya estado detrás de esto es un bromista extremadamente descuidado y torpe. Que es un peligro para todos en esta escuela, o bien tenía la intención de lastimar a los demás. Esto bien podría ser una advertencia para todos de parte un atacante que quiere que sepamos que puede entrar a la escuela. Un atacante que quiso decir "la próxima vez no tendrán tanta suerte". La próxima vez podría hacer volar la mitad del Gran Salón o tal vez toda la escuela. Hasta que el culpable sea hallado, todos estamos en peligro.
-Pero... pero ¿quién podría querer atacar una escuela? –gimió otro de primer año-. ¿Quién ganaría algo haciendo eso?
-¿Voldemort? –sugirió Draco-. Volar toda la escuela suena como una buena forma de asegurar la muerte de Harry Potter.
-Pero nosotros no somos Harry Potter –habló Stephan LaCroix-. La mayor parte de sus seguidores son Slytherins. Muchos tienen hijos en esta escuela. Hijos que están de su lado. ¿Por qué habría de matarlos? El Lord Oscuro jamás dañaría a Slytherin.
-Matar a Harry Potter podría ser más importante para él que un montón de niños que ni siquiera son magos útiles todavía –dijo Estella Rashton, para sorpresa de todos. Usualmente era una chica muy callada e introvertida y rara vez dejaba que los demás conocieran su opinión.
-Es simplemente una cuestión de cuánto desea la muerte de Potter –confirmó Draco.
-Nosotros somos su Casa –argumentó Theodore.
-Voldemort no es famoso precisamente por su sentimentalismo –señaló Severus-. Podría ser una decisión racional para él. La muerte de Harry Potter es una de sus principales metas y si puede lograrla sacrificando a unos pocos posibles futuros reclutas, lo hará. Arriesga las vidas de los soldados que ya le han probado su lealtad cada vez que los envía a combatir. ¿Por qué habría de contenerse de arriesgar las vidas de niños que ni siquiera le han jurado lealtad, todavía?
Eso bastó. Uno de los de primer año estalló en llanto, luego otro. Elena, la pequeña hija de muggles de segundo año, empezó a sollozar también y algunos de tercer año se retiraron a las escaleras, rumbo a sus dormitorios.
-Nuestro Lord no nos mataría –anunció Gregory Goyle tercamente.
-¿Realmente estás seguro de eso? –le preguntó Severus, aunque dudaba de que Gregory fuera lo suficientemente brillante como para deducir esas cosas. La oportunidad de sembrar algo de duda en la mente del muchacho era algo que no podía dejar pasar.
-Por supuesto –respondió Gregory, pero, junto a él, Vincent lucía pensativo.
-Yo no –dijo Severus suavemente mientras pasaba junto a Gregory camino de la puerta.
Ligeramente confundido, Draco lo siguió.
-¿A dónde vamos? –preguntó cuando Severus no volteó en su camino por el corredor.
-A averiguar si los demás profesores no han vuelto todavía. La oficina de Vector es la más cercana y su materia es opcional. El grupo al que enseñaba requiere una investigación más detallada.
-¡Oh! –dijo Draco después de un momento-. ¿Por qué?
-Porque no todos los estudiantes llevan Artimancia o Adivinación. Los que no, tenían esa hora libre.
-Oh –dijo Draco otra vez.
Vector no estaba en su oficina, pero Severus insistió en que debían esperarla.
-Pasa la mayor parte del tiempo aquí, así que es probablemente el primer lugar al que se dirigirá después de la reunión.
Ciertamente, casi un cuarto de hora después, la profesora Vector llegó.
-La última lección del día se impartirá normalmente –le dijo a los muchachos, luciendo sólo ligeramente sorprendida de que hubieran ido a verla a ella en lugar de a su Cabeza de Casa.
-En realidad, tenemos algunas preguntas más importantes –le dijo Severus.
La profesora Vector enarcó una ceja mirándolo, mientras abría su oficina.
-¿Como qué?
-Como qué grupo tenía en la segunda lección y quién faltó –explicó Severus una vez que estuvieron dentro.
Vector suspiró.
-Albus nos preguntó precisamente eso. ¿Por qué no van a preguntarle a él?
-Porque las respuestas de primera mano son más cercanas a los hechos –Severus citó una de las frases favoritas de ella.
-Muy bien. Tenía a los sétimos años y no hubo ausencias, aunque una chica llegó cinco minutos tarde asegurando que había tenido que ir al baño justo al empezar la lección.
-¿Alguna otra salida al baño? –preguntó Severus calmadamente-. ¿En especial durante la segunda mitad de la lección?
-No, ninguna. Ninguno de mis estudiantes pudo haberlo hecho.
Severus asintió.
-¿Quiénes son tus estudiantes?
-¿Qué? –preguntó Vector, sorprendida-. Ya te dije, eran los de sétimo año.
-Ah, pero ¿quiénes de sétimo año toman Aritmancia? Los que todavía no son sospechosos –sonrió Draco.
-Sólo sé quiénes son sospechosos y no voy a darte mi lista de clase –insistió Vector.
Seveus dudó, pero luego miró su lista de sospechosos.
-Está bien. Sólo dime "sí" o "no" para los que considero sospechosos. ¿Stephan LaCroix?
-Ese es el capitán del equipo de Quidditch de Slytherin, ¿no? No, nunca le he dado clases.
-¿Benjamín Davids?
-Sí, es uno de los mejores del grupo.
-¿Lionel Bardon?
-Sí, pero ese es pésimo. Siempre comete los errores más ridículos.
-¿Neel Ferris?
-No, nunca lo había oído nombrar –Vector sacudió la cabeza.
-La otra clase para los sétimos años era Adivinación, supongo –dijo Severus.
-Sí, la profesora Trelawney no tuvo ausencias tampoco, hasta donde puedo recordar –dijo Vector-. No te recomendaría interrogarla. Se supone que ella no debe saber nada de tu misión.
-No te preocupes, no lo haré –prometió Severus-. Tender que preguntarle a Albus si hubo salidas al baño durante su lección.
Mientras salían de la oficina, la voz amplificada del director anunció en toda la escuela que la quinta lección sí se impartiría.
Draco se tapó los oídos.
-Quisiera que encontraran una forma de calcular bien el volumen para ese hechizo. Sé que necesita hacerse oír hasta en el último calabozo, ¿pero para eso necesita sonar aquí arriba como un dragón rugiendo?
-Podríamos tratar de convencerlo de poner parlantes muggles en cada habitación de la escuela. Tendrían el mismo volumen en todas partes –sugirió Severus en broma.
Draco le hizo una mueca.
-Eeewww. ¿Quedan tachados de la lista los de sétimo año?
Severus sacudió la cabeza.
-En primer lugar, todavía no sabemos si hubo idas al baño en Adivinación ni qué estudiantes llevan esa material. Dudo que Stephan se moleste en tomarla.
-Oh, entonces, ¿iremos ahora a la oficina del director?
-No, a la Biblioteca –sonrió Severus-. No he visto hoy ahí a Madame Pince y tampoco estaba a la hora del almuerzo.
-¿Y?
-Ella enseña latín este año, porque la profesora Rosetta se encarga de Runas Antiguas y Albus no pudo conseguir a tiempo un nuevo profesor de latín.
-¿Crees que estaba en clase?
-Sí, probablemente.
Pero sólo encontraron a Dobby y Winky en la Biblioteca, ocupados reparando libros dañados.
-La profesora Pince, señor, va yendo a Hogsmeade esta mañana, señores –les informó Winky.
-Profesora Pince decir Dobby cuide bien de la Biblioteca, porque ella necesita doctor ver hoy –agregó Dobby.
-¿No estuvo en la Biblioteca en todo el día? –demandó Severus.
Los elfos domésticos sacudieron sus cabezas, agitando sus orejas al mismo tiempo.
-¿Saben si ella tuvo alguna clase durante la segunda lección? –trató Draco sin mucha esperanza.
-No, Dobby y Winky no sabiendo –respondió Winky tristemente.
-¡No no, sí! Ella teniendo clase. Dobby tiene horario que dice cuándo Dobby reemplazar profesora Pince en Biblioteca y horario de Dobby dice que Dobby debe estar en Biblioteca miércoles segunda lección –reportó ansiosamente la elfa.
-¿Dice tu horario qué clase era? –continuó Draco casi igual de ansiosamente.
Dobby sacudió la cabeza tristemente.
-No, Dobby no sabe.
-No hay problema –dijo Severus calmadamente-. Siempre podemos preguntarle a Madame Pince cuando regrese.
La última clase del día infortunadamente era Pociones. Normalmente, Severus habría disfrutado el prospecto de una lección completa de Lucius metiendo la pata, pero ese día deseaba tener un profesor al que pudiera interrogar después de clase. No podía permitir que Lucius se diera cuenta de que estaba jugando al detective, por supuesto.
En el camino a los calabozos encontraron a Neville, que lucía miserable.
-¡Hey, Neville! –llamó Draco al Gryffindor-. ¿Qué pasa?
-Es Trevor –explicó Neville, tratando de sonreír débilmente-. Está sufriendo mucho. El profesor Hagrid me dio un ungüento para lagartos, pero no parece hacerle mucho bien.
-La piel de un lagarto es muy diferente de la de un sapo –concordó Severus-. ¿No tenía ninguna medicina para sapos?
-No, ni siquiera para salamandras. Revisó bien.
-Bueno –declaró Severus-. Entonces tendremos que preparar un poco. Al profesor Malfoy probablemente no le importará qué estemos haciendo y, después de todo, Trevor salvó hoy cuando menos una vida.
-¿Trevor hizo qué? –preguntó Neville, incrédulo.
-Activó una explosión que de otra manera podría haber sido activada por un estudiante sentado cerca del plato destruido, muy probablemente Harry Potter. Trevor es lo bastante pequeño como para que todas las esquirlas pasaran por encima de él sin hacerle daño.
-¿Realmente crees que eso pudo matar a Harry? –Neville palideció.
-Viste lo que le hizo una sola de esas esquirlas a Dean, y solo lo alcanzó en el brazo –respondió Severus calmadamente-. Si Harry hubiera estado sentado en su sitio habitual a la mesa cuando estalló el plato, habría recibido cantidad de ellas justo en la cara y la parte superior del cuerpo.
-Oh, Trevor –susurró Neville, mirando al pequeño paciente en su mano.
-Trevor estará bien –prometió Severus-. Las quemaduras son dolorosas, pero no son tan graves como para matarlo.
-Así que esto es realmente lo mejor que pudo pasar –agregó Draco-. Le habría ido mucho peor a cualquier otro que hubiera activado la trampa.
-¡¿Trampa?! –chilló Neville.
Severus le dirigió una mirada de enojo a Draco.
-Bueno, ¿por qué habría de estallar un plato? –le preguntó a Neville-. No están hechos de materiales explosivos. Si hubiera sido un caldero, se podría haber creído que hubo una desafortunada reacción de los ingredientes. Puede suceder, si el caldero no ha sido lavado apropiadamente. Sin embargo, la comida y las pociones lavaplatos no son explosivas. Para que un plato estalle de esa manera, debe haber sido preparado para ello.
-¿Pero quién podría querer matar a Harry? –preguntó Neville, y entonces se sonrojó al darse cuenta de lo que acababa de decir-. Oh, cierto, él.
-Exactamente –dijo Draco.
-Posiblemente –dijo Severus con determinación, dirigiéndole a Draco otra mirada de advertencia-. Podría ser simplemente una broma que salió mal, alguien tratando de imitar mi broma del petardo en la sopa sin usar un petardo. Pero quien haya sido es peligrosamente estúpido o descuidado, si no se dio cuenta de que las esquirlas serían peligrosas.
Entretanto, habían llegado al calabozo de Pociones.
Una rápida mirada alrededor confirmó que Lucius Malfoy no estaba por ahí.
Severus suspiró.
-Ni siquiera echó llave a la oficina. Remus tendrá que empezar a registrar nuestros dormitorios para encontrar todos los ingredientes faltantes antes de que alguien haga volar accidentalmente toda la escuela.
-Especialmente nuestro "bromista" –agregó Draco, y Neville se estremeció.
-Bueno, en este momento este caos nos da ventaja –declaró Severus-. Ustedes dos, preparen el caldero, yo traeré los ingredientes que necesitamos.
Severus no era el único estudiante aprovechándose de los suministros de la oficina de Lucius.
-Vaya, Pansy, Seamus, ¿siquiera saben para qué son esos ingredientes?
-Los necesito para mi poción enrojecedora de labios –declaró Pansy-. Olvidé traer la botella nueva.
Seamus Finnigan se sonrojó.
-Nada más... nada más estaba curioseando, en serio. No iba a llevarme nada.
Seversu probablemente no les habría creído ni aunque sus mentiras fueran menos obvias. Sin embargo, si Pansy realmente quería ponerse en los labios una poción que incluía bayas azules en polvo, eso probablemente los volvería de un brillante azul antes que de cualquier tono similar al rojo. Y en cuanto a Seamus, bueno, ¿tal vez debería indicarle que un frasco de semillas de lirio se asomaba fuera de su repleto bolsillo?
Ambos ingredientes podían usarse en pociones oscuras, pero eran lo suficientemente legales como para que hubieran podido comprarlos en cualquier droguería. Ninguno era venenoso por sí solo y definitivamente tampoco eran explosivos. Severus sacudió la cabeza y los dejó en paz a ambos.
-¡Sniff! –declaró Greenie alegremente cuando Severus
sacó para él una gran oruga de uno de los frascos antes de elegir los
ingredientes que necesitaba para ayudar a Trevor, el heroico sapo.
Sonrió al ver una cucaracha asomándose cautelosamente entre dos frascos. Los
insectos tuvieron una época dura cuando Greenie y él vivían en la habitación
del profesor de pociones, en la puerta siguiente. El pequeño erizo verde
adoraba atiborrarse de cucarachas frescas.
A pesar de eso, los insectos se habían adaptado bien a los calabozos de Hogwarts. Su población era bastante grande para ese momento.
Severus se preguntó cómo se las estaría arreglando Lucius. No creía que el hombre tuviera ninguna tolerancia hacia las alimañas, pero tampoco les tenía tanto asco como Mary Sue.
Afuera, en el salón de clase, un montón de estudiantes se habían reunido alrededor de su mesa, donde Draco y Neville ya habían encendido el fuego bajo el caldero de Draco. Severus tuvo que abrirse paso a empujones entre la multitud para poder colocar en la mesa a Greenie y los ingredientes.
-¿Qué estás haciendo? –le preguntó Vicent cuando empezó a picar raíces de abedul-. ¿Ya sabes qué es lo que tenemos que preparar hoy? El profesor Malfoy no lo dijo.
-Estamos preparando algo para aliviar el dolor en los sapos, creo –respondió Draco-. Neville está preocupado por Trevor, así que Severos decidió enseñarle cómo ayudarlo.
-En ese caso, quiero probar esa receta para oscurecedor de cejas de Bruja Adolescente –decidió Alicia y Juliana dejó escapar un gritito de entusiasmo.
-¿Tienes tu Bruja Adolescente contigo? –le preguntó Lavender a Parvati-. Tal vez valga la pena probar.
-Yo haré otro intento con la poción controladora de mentes –anunció Ron-. ¿Quieres acompañarme, Harry?
Harry sacudió la cabeza.
-No, gracias. Siempre he querido intentar hacer bombones de caramelo en un caldero. Esta podría ser mi única oportunidad mientras todavía estoy en la escuela.
-Yo te ayudaré, Ron –ofreció Seamus-. Encontro fascinante esa poción controladora de mentes.
Esta vez Lucius se encontró con una escena completamente diferente cuando entró a su salón. A pesar de que el armario había sido arrasado otra vez, cada estudiante parecía estar trabajando diligentemente y, por una vez, la pizarra estaba intacta.
-¿Se puede saber qué están haciendo? –preguntó con paciencia forzada.
-Estudio independiente, profesor –declaró Severus sin siquiera levantar la mirada de su caldero.
-Eso permite que cada uno de nosotros se concentre en sus mayores habilidades, debilidades o intereses –declaró la molestia de pelo revuelto-. Hay tantísimas pociones interesantes que es imposible enseñarlas todas en clase, pero también son muchas las que no cuentan con el interés de todos los estudiantes, o podrían ser demasiado difíciles para alguno, mientras que otras podrían...
-Capto la idea –la interrumpió Lucius con un gruñido. Su primera reacción había sido enojarse, pero, pensándolo bien, esto le ahorraría el tener que pensar en algo nuevo para poner a trabajar a ese grupo-. Bien, pero esta vez iba a pasar lista antes de que empezaran a trabajar, ya que pensé que eso ayudaría a evitar accidentes –en realidad, Filius Flitwick lo había llevado aparte para llamarle la atención por el error y le había dado algunas instrucciones sobre cómo organizarse apropiadamente, pero los estudiantes no tenían por qué enterarse de eso-. Sin embargo, viendo que ya todos están trabajando, supongo que no hay necesidad de tomar esa precaución por esta vez. ¿Tú eres Parvati Patil? –le preguntó a la primera chica en la primera fila-. ¿Y tú eres Hermione Granger?
-No, soy Lavender Brown, profesor. Hermione es la chica en la tercera fila.
Lucius apretó los dientes. La molestia de cabello revuelto no se le parecía en nada a una Hermione. Oh, bueno.
-Patil y Brown, ya veo. ¿En qué están trabajando? –un aire de profesionalismo no podía hacer daño.
-Es una poción para el cabello que mi madre solía preparar –contestó Parvati-. No estoy enteramente segura de la receta exacta, así que tenemos que preparar un poco para probarla.
Entonces, no era una sangresucia, a fin de cuentas. Lucius anotó eso diligentemente y fue a la siguiente mesa.
-Vincent Crabbe y Gregory Goyle. ¿Qué están preparando?
-Una poción para el dolor de cabeza que aprendimos en cuarto año –respondió Vincent-. Greg nunca la entendió de todo, así que está intentándolo otra vez y me pidió que observara para descubrir qué es lo que hace mal.
Otro Slytherin que era demasiado amable, en opinión de Lucius. Gruñó y siguió adelante.
-¿Alice Mortimer y Juliana Carlson?
-Sí –confirmó Alice-. Estamos preparando una receta de una revista. Una poción de maquillaje.
¡Qué aburrido! Lucius pasó a la segunda fila.
-Theodore Nott y Blaise Zabini. ¿Su proyecto?
-Erm... ah... hum… Bueno, es un veneno suave, professor Malfoy –admitió Theodore.
-Para ratas y ratones y cosas así, ya sabe –agregó Blaise apresuradamente.
-Ah, excelente, excelente –asintió Lucius-. Parece haber un montón de alimañas en esta escuela. Draco y Severus Snape, ¿por qué están trabajando con el chico Longbottom?
-El proyecto fue su idea, profesor –dijo Draco, encogiéndose de hombros.
¡Pequeño mocoso desobediente!
-¡Mírame cuando te hablo! –gritó Lucius-. ¡Diez puntos menos para Slytherin! –el recordatorio de que podía quitar puntos había sido de parte del propio director, cuando se quejó del escándalo que hacían sus estudiantes en clase.
Severus sonrió burlón.
-Felicitaciones, Draco. Eres el primero de nuestra clase en perder puntos en Pociones este año –dijo con aire casual.
Lucius no estaba enteramente seguro de si el comentario tenía intención o no de ser sarcástico. Si la tenía, definitivamente no iba a reprenderlo, así que no reaccionó.
-Entonces, ¿cuál es el gran proyecto de ustedes? –preguntó en cambio.
-Una poción sanadora para el sapo de Neville –reportó Severus-. Se lastimó en la explosión de hoy, así que tendremos una oportunidad de comprobar si funciona.
-Ya veo –Lucius estaba a punto de continuar cuando notó algo verde olfateando la mano de Neville-. ¿Qué hace ese erizo infernal en la mesa?
-Necesita ejercicio –declaró Severus-. La jaula es grandiosa para transportarlo y para encerrarlo toda la noche, pero es demasiado pequeña como para que viva en ella permanentemente. Siempre lo dejo salir durante la clase para asegurarme de que tenga oportunidad de moverse.
-¿Sabe el director al respecto? –demandó Lucius.
-Por supuesto –Severus lo miró como si la pregunta misma fuera un insulto.
-Lo comprobaré con él –anunció Lucius antes de dirigirse al siguiente grupo-. Seamus Finnigan y... –revisó su lista otra vez- ¿Ronald Weasley?
-Es Ron, profesor –lo corrigió Ron-. Y estamos haciendo un segundo intento con la poción controladora de mentes, ya que no lo logramos el lunes.
-Muy bien –Lucius le sonrió a Seamus, ignorando a Ron-. ¿Por qué la mesa detrás de ustedes está vacía? Estaba ocupada el lunes.
-Yo estaba ahí –reportó Seamus-. Con Dean Thomas-. Él está todavía en la enfermería por el incidente del almuerzo.
Lucius asintió y escribió "enfermería" junto al nombre de Dean Thomas en su lista de clase. La reunión de emergencia le había enseñado una cosa o dos de por qué los profesores pasaban lista. Al momento en que el director preguntó qué estudiantes habían faltado a clases o habían salido antes, los demás profesores sacaron sus listas de asistencia y había podido responderle sin la menor duda.
-Harry Potter –gruñó-. Y Hermione Granger. ¿Trabajan en proyectos separados?
-Sí, yo estoy... er... experimentando con una variante de una receta muggle, y Hermione está preparando algo... bueno, no puedo recordar bien el nombre. Creo que se llama "Poción Agamatris" o algo así. Parece ser realmente complicada y está en una etapa difícil justo ahora, así que tiene que concentrarse y no puede contestarle en este momento –reportó Harry.
La clase estalló en carcajadas.
Por los ingredientes y el color de la poción en el caldero de Hermione, Severus habría podido decirle a Lucius cuál era en realidad el nombre que Potter había distorsionado tan lastimosamente, pero ¿para qué molestarse? Se suponía que él era un simple estudiante de sexto año. ¿Por qué debería importarle lo que estaba preparando una Gryffindor?
-Y Estella Rashton –Lucius marcó el último nombre en su lista. Ahora nada más tenía que calificar esas idiotas tareas y entonces estaría libre para hacer lo que quisiera.
-Estoy tratando de desarrollar una combinación de fertilizante y poción para teñir –reportó Estella-. En este preciso momento estoy comprobando si alguno de los ingredientes que pretendo utilizar tiene riesgos de explotar al ser combinado con los demás. Es por eso que no he empezado con mi caldero. Probablemente no tendré suficiente tiempo para algo más que planear mi experimento en esta lección.
Lucius frunció el ceño. ¿Qué hacía una chiquilla con un proyecto así de científico? Bueno, al menos estaba ocupada y no necesitaba ayuda de él. El segundo año había sido un infierno, el tercero y el cuarto no habían sido mucho mejor y ni siquiera quería recordar a los de quinto y sétimo año, a los que había enseñado el martes. Al menos los de primer año habían estado suficientemente contentos con una asignación de lectura mientras él leía su periódico. Sin embargo, ese día todavía no había tenido oportunidad de hacerlo.
Bueno, primero la tarea, y entonces estaría libre.
-Muy bien, entreguen sus ensayos –ordenó.
-Están en su escritorio –respondió Severus distraídamente.
Lucius fue al frente de la clase y revisó. Ciertamente, había una desordenada pila de muy delgados rollos de pergamino. Los recogió y los contó, entonces contó rápidamente las cabezas.
-Falta uno –anunció.
-Debe ser el de Dean –ofreció Seamus-. No pude abrir su baúl para traerlo.
Lucius asintió.
-Oh, cierto, olvidé que faltaba él –se sentó en la silla. "¡Qué cosa más incómoda!", y comenzó a leer el primer ensayo. Gregory Goyle había descrito el proceso de preparación de la poción.
Lucius corrigió 65 errores de ortografía y anotó un pequeño signo positivo en el pequeño cuaderno que Sprout le había dado para las calificaciones de los estudiantes.
Vincent Crabbe había tratado de analizar su error. La teoría sonaba un poco extraña, pero la ortografía era correcta. Lucius anotó otro positivo.
Hermione Granger había escrito tres rollos sobre el descubrimiento de la poción. Lucius leyó las primeras diez líneas y anotó otro positivo de mala gana.
Neville Longbottom había estudiando la historia de la poción. "¡Estúpido mocoso auror!", pero no pudo encontrar una razón para no darle un positivo.
Draco. Una comparación con el Imperius. ¿De dónde habría sacado el muchacho esa idea? Positivo.
Severus Snape escribió sobre... Lucius no tenía idea de qué era eso.
Contempló el pergamino durante varios minutos, tratando de encontrarle algún sentido. Rayos, necesitaba un diccionario y no podía ser visto consultando uno delante de los estudiantes. Había buscado algo en el libro de Pociones durante la clase de segundo año y los estudiantes todavía habían estado riéndose cuando terminó la lección, media hora después, murmurando entre ellos que ni siquiera Mary Sue, quienquiera que fuese ella, había estado tan despistada.
Metió el pergamino bajo el montón y tomó el siguiente. Tendría que calificar ese en su tiempo libre, pero todavía podía lidiar con el resto en ese momento.
Lavender Brown había escrito sobre el inventor de la poción. Eso era bastante fácil. Positivo.
A continuación, Parvati Patil escribió sobre por qué esa poción nunca había sido declarada ilegal, luego Harry Potter estudiando posibles formas de detectar si la poción se encontraba en la bebida de alguien. Positivo, positivo.
Seamus Finnigan había escrito un excelente ensayo sobre los usos y efectos de las pociones controladoras de mentes. Lucius se estremeció internamente al darse cuenta de que estaba empezando a agradarle un Gryffindor.
Una explosión, un chillido y un sonido de líquido derramado en alguna parte de la primera fila.
-¡Oh, no! Ese debe haber sido el ingrediente equivocado –chilló Lavender Brown.
-Probablemente debían ser hojas de menta después de todo –concordó Parvati Patil.
-Limpien ese desastre y empiecen otra vez –gruñó Lucius sin levantar la mirada de los ensayos.
Theodore Nott escribió sobre las ventajas y desventajas de la poción controladora de mentes comparada con el Imperius y Blaise Zabini había escrito una comparación entre diferentes variantes de la poción controladora de mentes. Lo mismo había hecho Pansy Parkinson, mientras que Millicent Bulstrode había teorizado sobre cómo habría reaccionado el Ministerio si el lord oscuro hubiera usado la poción en lugar del Imperius para obtener seguidores.
Estella Rashton había logrado escribir al menos el doble del largo requerido estudiando por qué jamás debía agregarse pelo de murciélago a una poción controladora de mentes. Esa chica claramente no entendía cuál era su lugar en la sociedad mágica.
Alice Mortimer había escrito sobre los usos de la poción en animales y Juliana Carlson, cobre las consecuencias sospechadas de un uso prolongado en magos, y ahí estaba el ensayo de Severus Snape otra vez.
Un repentino siseo del fondo del salón y un olor a algo dulce quemado empezaron a llenar el lugar.
-Oh, yuck, Harry –declaró la molestia de cabello revuelto-. Si vas a usar la clase de Pociones para cocinar, al menos saca el caldero del fuego cuando se queme la comida.
-Está demasiado caliente –se quejó ese idiota de Potter-. No puedo tocarlo.
-Entonces no lo hagas –regañó Granger-. ¡Por Dios, Harry! Extinquo! Wingardium Leviosa!
Lucius miró rápidamente a ambos Gryffindors y observó a Granger levitar el caldero de Potter al lavatorio y ponerlo a enfriar en el agua. El olor permaneció, pero al menos el humo desapareció poco después.
Oh, qué rayos. Severus definitivamente había escrito más de lo necesario y dudada de que el muchacho hubiera descuidado su investigación. Había crecido para ser un Maestro de Pociones, después de todo. Agregó otro positivo a su cuaderno y con eso terminó.
Caminando de mesa en mesa fue devolviendo los ensayos.
-Un trabajo bastante bueno, clase –Dumbledore había insistido en la necesidad de decirle de vez en cuando a sus estudiantes que habían trabajado bien-. Aunque algunos de ustedes superaron un poco la extensión. Para la próxima vez, indicaré un máximo para la extensión de sus ensayos y espero que ninguno de ustedes lo supere. ¿Está claro?
Unos cuantos asentimientos desinteresados. Todos estaban ocupados con sus calderos.
Lucius se encogió de hombros y continuó. Primera fila: Brown y Patil, Goyle y Crabbe, Nott y Zabini. Segunda fila: Mortimer y Carlson, Parkinson y Bulstrode, Finnigan y...
-Weasley, ¿dónde está su ensayo? –Lucius revisó los pergaminos otra vez, pero no pudo recordar haberlo calificado siquiera. ¡Pero si había leído todos los ensayos!
-Oh, oh. Está aquí en mi bolsa –tartamudeó Ronald Weasley-. Aquí está.
Pero Lucius sacudió la cabeza.
-¡Detención! Búsqueme después de clases –rugió y siguió adelante.
Granger y Potter, Draco, Snape y Longbottom, y finalmente Rashton.
No, no faltaban pergaminos. ¿Cómo era posible que los hubiera contado mal?
Sin embargo, antes de que pudiera comprenderlo, hubo un chillido detrás de él y el caldero de Gregory Goyle empezó a derramarse.
-¡Apaga el fuego! –gritó Vincent Crabbe a su amigo, pero la poción ya había apagado el fuego por sí misma. Sin embargo, un pegajoso desastre azul fluía sobre la mesa junto a la del muchacho.
-Ah, señor Weasley. Algo para que haga durante su detención, supongo –comentó Lucius justo cuando el caldero de Alice Mortimer producía un fuerte siseo y se derretía en una fea sopa café sobre la mesa de la muchacha, y desafortunadamente resultó ser inflamable.
Alice y Juliana se apartaron de su mesa cuando ésta estallaba en llamas.
-Extinguo! –Lucius realizó el encantamiento apresuradamente y respiró aliviado cuando las llamas desaparecieron antes de que algo más se incendiara también. Sin embargo, la mesa había quedado más allá de las posibilidades de cualquier encantamiento reparo.
-Creo que es hora de que empiecen a limpiar sus mesas –decidió luego de una rápida mirada a la hora-. Quiten sus calderos del fuego y guarden los ingredientes.
-¿No va a controlar primero nuestros progresos? –demandó Granger.
-Lo haré una vez que los fuegos estén apagados y las mesas, limpias –declaró Lucius.
Cinco minutos después, los ruidos de empujones, golpes de puertas, choques y frasco cayéndose disminuyeron y Lucius, con una sensación de trabajo cumplido, fue a inspeccionar la poción de Brown y Patil.
Como si fuera una decisión de último minuto, la poción de Nott y Zabini explotó con un gran ruido, dejando una gran mancha roja en el cielorraso.
Después de un momento de solamente mirar sorprendido, Lucius decidió sacar su cuaderno.
-Parece que será un negativo para la asignación práctica de ustedes dos este día.
Patil y Brown se las había arreglado para superar en su segundo intento el estado en que la poción había explotado la primera vez, pero no habían logrado terminarla a tiempo. Aún así, habían progresado, ganando un positivo para cada una.
Unos negativos para Crabbe y Goyle, ya que no tenían poción para mostrarle, negativos para Carlson y Mortimer, Nott y Zabini. Positivos para Parkinson y Bulstrode, su poción había queado bien. Negativos para Finnigan y Weasley, ya que su poción había quedado mal otra vez. Negativo para Potter. Un reluctante positivo para la molestia, que aseguraba haber alcanzado exitosamente el estado de su poción, que necesitaría más trabajo la próxima semana. Su caldero fue levitado a un lugar seguro en el laboratorio de pociones hasta entonces.
Positivos para Draco, Snape y Longbottom. Trevor, el sapo, había mejorado visiblemente y croó alegremente para Lucius. Y un positivo para Rashton, había escrito tres pies de pergamino sobre las posibles reacciones de sus ingredientes.
Lucius envió fuera a sus estudiantes y colapsó en su silla.
-¡Twinky! –rugió, llamando al único elfo doméstico que todavía parecía estar dispuesto a servirle.
-¿Señor? –llamó una vocecita desde el otro lado de su escritorio-. Aquí está mi ensayo. ¿Qué hay de mi detención?
Lucius miró sorprendido a Weasley por un momento.
-Oh, cierto, tu detención.
-Y yo me estaba preguntado si podría recomendarme algunos libros para leer más sobre pociones controladoras de mentes –anunció Seamus Finnigan-. Quiero hacerla bien la próxima vez.
Continuará...
Nota de la autora:
¿Notaron cómo Lucius contó mal los ensayos? ¿Y qué significa en realidad el nombre que dio Harry a la poción de Hermione? ¿Aprenderá Lucius alguna vez como enseñar una clase? (propuestas sobre la identidad del traidor, como siempre, serán leídas con gran interés, pero no serán respondidas aún). Por favor, comenten.
En el próximo capítulo:
Sevi habla con Albus, Draco quiere reclutar a Neville y Lucius escribe una carta.
