¡Todo esto es de JKR, no mío! Excepto por unos pocos personajes que agregué.

Draco dibujando dragones pertenece a PikaCheeka, perdón por no haberlo mencionado desde el principio de MNS, creo que adopté la idea de forma subconsciente.

El cuervo de Severus pertenece a J. L. Matthews. Sólo lo tomé prestado porque es una mascota perfecta para Sevi y prometí devolverlo ileso.

Los catar, sin embargo, son míos y los amo, así que, por favor, no los uses sin pedirme permiso primero.

Nota de la autora:

Perdón por lo de la semana pasada. Simplemente no logré terminar esto a tiempo.

Nota de la traductora:

Silverfox es de Austria (no confundir con Australia) y su lengua materna es el alemán, pero escribió "Double 0 Seve... rus" en inglés, si deseas leer la versión original, puedes encontrarla en fanfiction.net y si deseas escribirle (en alemán o inglés, preferentemente), su dirección es silverfoxkabsi.at

Capítulo 8: Encantamientos cortadores

Severus y Hermione estaban a punto de obligar a la profesora Vector a dejar salir temprano la clase y sin dejarles tarea, con tal de librarse de ellos, cuando la voz amplificada de Albus Dumbledore sonó por toda la escuela.

-Todos los estudiantes, regresen a sus salas comunes. Las clases matutinas han sido canceladas. Habrá conferencia de profesores en diez minutos.

Los estudiantes se miraron unos a otros.

"¿Qué pasó?" "¿Por qué" "¿Otra vez?" "¿Qué está pasando?"

Entonces los primeros comprendieron que estaban libres para marcharse y empezó la carrera hacia las puertas. Los estudiantes estaban charlando alegremente. Sólo Hermione parecía ligeramente nerviosa.

Severus tomó a Grennie, sin siquiera molestarse en meterlo de nuevo en su jaula, hizo flotar la jaula y su bolsa de libros tras de sí y se apresuró a ir a la sala común de Slytherin, donde esperaba encontrar a su mejor amigo.

Sin embargo, cuando llegó, Draco no estaba a la vista. Severus dejó su bolsa de libros y la jaula del erizo en su dormitorio, pero su amigo no estaba ahí tampoco. Incluso inspeccionó el baño, pero estaba tan vacío como el dormitorio. Así que regresó a esperarlo en la sala común, donde encontró un cómo sillón cerca del fuego. Greenie encontró un lugar igualmente cómodo en su regazo y contempló la sala común desde ese lugar seguro.

-¡Sniff! –declaró el pequeño erizo cuando la puerta secreta se abrió de golpe otra vez y, por un momento, Severus tuvo la esperanza de que eso anunciara la llegada de Draco, pero eran sólo los de primer año.

Draco había estado afuera para observar la práctica de Quidditch de los Gryffindors. ¿Tal vez la voz de Dumbledore no había llegado hasta ahí?

Los de primer año lucían extrañamente pálidos y hablaban en excitados murmullos que lentamente se extendieron por toda la sala.

-¿Oíste? –Thedore apareció junto a la silla de Severus-. Potter se cayó de su escoba.

-No cayó de la escoba –dijo Alice desde su otro lado-. La escoba fue lo que cayó. Su magia desapareció de repente y cayó como una piedra.

-No, fue hechizada –argumentó Estella-. Una escoba, especialmente una buena como la Saeta de Fuego de Potter no pierde su magia así como así.

-¡Les digo que fue el Lord Oscuro! –chilló una aterrorizada alumna de primer año-. Vendrá a matarnos a todos.

-Nunca nos mataría a nosotros –le gritó Hieronymus Mattels, pero Severus dudó que hubiera sido escuchado muy lejos en medio del caos que siguió al grito de la niña.

Todos estaban gritando o llorando. Algunos estudiantes corrieron a sus dormitorios.

-¡¡SILENCIO!! –Severus lanzó una lluvia de chispas rojas en medio de la sala, lo que llamó la atención de la mayoría-. Si ya alcanzó a Potter, Voldemort probablemente no se molestará en atacarnos más. No somos una amenaza para él.

-¡Pero Potter sobrevivió! –clamó uno de los de primer año-. La profesor Sprout lo llevó a la enfermería.

De todos modos, los Slytherins se calmaron un poco. Severus los observó sentarse de nuevo y discutir el evento. Los rumores siguieron creciendo. Para ese momento, el equipo entero de Gryffindor había sido Avada Kedraveado por Voldemort en persona.

Severus se preguntó si podría dejar la sala común sin llamar la atención. Tenía que encontrar a Draco y preguntarle qué había pasado realmente.

Algunos de tercer año llegaron tarde y fueron recibidos con descripciones detalladas del sangriento final de la Casa de Gryffindor.

Severus simplemente se levantó y salió por la puerta secreta.

-¿A dónde vas? –le preguntó Blaise justo antes de que Severus pudiera cerrar la puerta.

-A tratar de encontrar a Draco –admitió Severus.

-¿Y si Lupin nos cuenta? –le recordó Theodore-. Será mejor que te quedes.

-Y él notará la ausencia de Draco –argumentó Severus-. Pero no vendrá, de todos modos. Está en la enfermería, recobrándose de su transformación, y dudo que piense en enviar a alguien más, especialmente ahora que su reunión ya comenzó.

-¿Pero y si el Lord Oscuro realmente está ahí afuera? –preguntó Susan, con los ojos redondos por el miedo-. ¿Y si te atrapa?

Severus gruñó con burla.

-Dumbledore no mantendría una reunión si la escuela estuviera bajo ataque. La persona más peligrosa que debe andar por los corredores en este momento es Filch, y lo peor que puede hacer es darme una detención.

Susan todavía parecía dudosa, pero Severus la ignoró y cerró la puerta tras de sí.

Draco había estado observando el entrenamiento de los Gryffindors, así que si realmente había habido un accidente, debía haberlo visto, lo cual significaba que probablemente había seguido a los Gryffindors, que debían haber llevado a su herido a la enfermería.

Y, efectivamente, Severus encontró a su amigo justo afuera de la enfermería, rodeando con un brazo a Ginny Weasley, mientras sostenía un duelo de miradas enojadas con el resto del equipo de Quidditch de Gryffindor, minus Potter.

-¿Qué pasa? –preguntó Severus, colocándose junto a Draco.

-La escoba de Potter se rompió. Yo sólo traté de ayudar y ahora ellos aseguran que fue mi culpa –replicó Draco, molesto.

-No se rompió –argumentó Katie Bell-. Todos vimos las piezas, Malfoy. Fue un corte limpio. Tú mismo dijiste que parecía un encantamiento cortador.

-Eso no significa que yo lo haya hecho –replicó Draco.

-¿Y quién más pudo haber sido? –demandó Ron Weasley-. No había nadie más ahí.

-Tal vez fue uno de ustedes –sugirió Draco maliciosamente.

-O tal vez fue alguien a quien no vieron –declaró Severus más calmadamente-. Hay muchos lugares dónde esconderse en el campo de Quidditch y un encantamiento cortador trabaja a distancias muy grandes, si se hace bien. Es posible incluso realizarlo a través de una ventana cerrada, así pudo haber sido hecho desde uno de los invernaderos, o incluso desde una de las ventanas del castillo.

-Había una clase de primer año en los invernaderos –Draco sacudió la cabeza-. Llegaron con la profesora Sprout. ¿Un estudiante de primer año puede hacer así de bien un encantamiento cortador?

Severus se encogió de hombros

–Tendrás que preguntarle a Flitwick, sé que yo no habría podido a esa edad, pero conocía las palabras.

-Sin embargo, no vimos a Malfoy hasta que corrió hacia nosotros –admitió Alicia Spinett-. Aún a pesar de que nada más estaba en las graderías. Alguien podría haberse escondido de nosotros fácilmente detrás del cobertizo de las escobas o en los arbustos cercanos al bosque.

-Eso está prohibido –se sorprendió Colin Creevey.

-¿Y crees que un Death Eater a punto de cometer un asesinato se preocuparía por eso? –le gruñó Draco con desprecio.

Creevey se sonrojó y bajó la mirada.

-Entonces, pudo haber sido cualquiera –dijo Ron.

-No realmente –lo corrigió Severus-. No todos los salones del castillo tienen una ventada desde la que se pueda ver el campo de Quidditch. El de Pociones, por ejemplo, no tiene ventanas.

Lucius estaba ligeramente preocupado mientras caminaba hacia la sala de profesores. Al principio había sido una libio saber que se había librado de dos horas de clase, pero entonces empezó a preguntarse por qué había sido convocada la reunión.

Era casi seguro que tendría algo que ver con el asesino, pero no habían hecho planes para atacar de nuevo, todavía. El asesino había estado ansioso por cumplir los deseos de Voldemort, probablemente debido a la presión extra para triunfar que el Lord Oscuro había puesto sobre él, pero Lucius no deseaba atacar tan pronto después de que toda la escuela había sido alertada sobre su presencia. Estaban buscando seriamente al asesino ahora, pero empezarían a relajarse luego de unas pocas semanas sin más alarmas. Entonces las oportunidades de un ataque exitoso sin que el asesino fuera atrapado serían mucho mejores.

Por supuesto, esa reunión podía carecer por completo de relación, pero era muy improbable Dumbledore llamara a todo su personal para discutir el presupuesto escolar o algún otro problema trivial. Esas cosas podían esperar hasta después de clases. Lo que fuera que el director quisiera discutir justo ahora, tenía que ser algo que requería atención inmediata.

Y Lucius no podía pensar en nada no relacionado con el asesino que pudiera ser así de importante. ¿Y si el asesino había sido capturado? Un niño sin entrenamiento podría escupirlo todo cuando lo interrogaran, lo cual muy probablemente enviaría a Lucius a Azkaban, tal vez incluso le conseguiría un beso.

¿Y si usaban veritaserum? ¿Era probable que alguien, además de él, tuviera algo?

-Llega tarde –le gruñó Hagrid cuando entró.

-Los estudiantes tenían calderos al fuego y toda clase de ingredientes por ahí –le siseó Lucius-. No podía dejarlos irse simplemente sin limpiar primero.

-Está bien, Lucius –dijo Dumbledore en ese irritante tono amable suyo-. Comprendo. Por favor, siéntate par que podamos comenzar.

Desafortunadamente, las únicas sillas libre estaba junto a la de Trelawney. Los otros profesores habían dejado vacías las sillas a cada lado de ella. Lucius les agradeció con una mirada de enojo al salón entero y eligió la que estaba a la izquierda de la profesora de Adivinación.

-Me temo que nuestra preocupación por Harry Potter ha sido acertada –comenzó Albus, y Lucius tuvo que esforzarse para ocultar su miedo-. Hubo otro ataque.

-¿Otro ataque? –se sorprendió la profesora McGonagall-. ¿Tan pronto? ¿Y otra vez durante las clases?

-Sí, eso me temo –confirmó el director-. Nuestro traidor parece estar bajo presión para actuar rápido. Pero la oportunidad era muy buena para él. El resto del equipo de Quidditch de Gryffindor tenía una hora de estudio, ¿ven?, y estaban ansiosos de trabajar con sus nuevos integrantes, así que el señor Potter y el señor Weasley decidieron faltar a su clase de Adivinación para poder practicar. Durante la práctica, la escoba del señor Potter se rompió en el aire. Sus compañeros fueron incapaces de detener su caída, pero pudo ser desacelerada lo suficiente como para que Harry sólo sufriera unas cuantas fractura. Madame Pomfrey me dice que estará bien en unos días.

Suspiros de alivio y sonrisas por toda la sala. Lucius frunció el ceño. Otro fracaso, ¿y por qué había actuado el asesino sin consultarlo primero? Sí, habían hablado sobre las posibilidades de arreglar un accidente de Quidditch, pero no lo habían planeado realmente y mucho menos habían acordado un curso de acción.

-¿Cómo sabemos que no fue una coincidencia? –preguntó en medio de las excitadas discusiones de sus colegas-. Me parece que dijo que la escoba de Potter se rompió. ¿Podría ser que se rompiera simplemente por ser vieja? ¿O tal vez estaba mal construida? ¿Material deficiente? ¿Un mal encantamiento protector?

Dumbledore le entregó calmadamente las piezas de la escoba, que habían estado en una mesa detrás de él.

-Mira esto.

Lucius aceptó los pedazos. Tenía que mirar muy de cerca para determinar cuál lado del palo estaba hechizado.

-Como puedes ver, luce como un corte limpio y deliberado más que como una fractura –continuó el director-. Tu hijo sugirió que debe haber sido un encantamiento cortador y también me parece a mí que es eso, pero me gustaría estar seguro. Si eres tan amable de pasarle las piezas a Filius cuando hayas terminado...

-¿Draco? –Lucius levantó la cabeza de inmediato-. ¿Qué tiene que ver Draco con esto?

-Fue uno de los testigos –explicó Severus-. No toma Adivinación ni Aritmancia, así que tenía la lección libre. Estaba observando la práctica, creo.

-Espiando, más probablemente –se molestó McGonagall-. ¡Esos tramposos mocosos Slytherins!

-Las graderías de Quidditch están a disposición de todos los estudiantes, Minerva –habló Remus Lupin. El hombre lobo parecía exhausto, recostado en el sillón más cómodo de la sala. No había hablado hasta ese momento, pero aparentemente sintió la necesidad de defender el honor de su Casa-. Los estudiantes de Slytherin no sólo los únicos a los que les gusta observar otros equipos mientras practican y no hay una regla en contra de eso.

-¿Así que Draco estaba viendo la práctica? –preguntó Lucius a Dumbledore, decidiendo ignorar la discusión del hombre lobo con la formidable Cabeza de Casa de Gryffindor.

-Sí, acompañó al equipo de Gryffindor a la enfermería y trajo la evidencia que me realmente me gustaría que le dieras a Filius ahora.

Lucius frunció todavía más el ceño, pero le entregó las piezas de la escoba de Potter a Sinistra, quien se las pasó a Flitwick.

El pequeño mago inspeccionó el corte observándolo de cerca, pasando los dedos sobre él, incluso soplándole y, finalmente, sacando su varita y golpeteando la madera. Lucius no lo oyó decir nada, pero vio que sus labios se movían mientras hacía eso.

-Sí –finalmente habló Flitwick-. Un encantamiento cortador, ciertamente. Bien ejecutado. Es muy probable que nuestro traidor esté en cuarto año o un nivel superior, aunque algunos de los de tercer año también son capaces de realizarlo.

-Entonces, ¿ninguno de los de segundo año habría podido hacer este encantamiento? –preguntó Albus.

-Los de primer año no puede tener tanta habilidad con una varita, todavía –confirmó Flitwick-. Uno de segundo año que fuera muy talentoso podría dominarlo, pero es improbable que lo hiciera así de bien.  Apenas he empezado a enseñarle el encantamiento a los de tercer año, así que también es improbable que la mayoría de ellos puedan hacerlo.

El director asintió y dirigió una mirada rápida al horario que tenía en la mano.

-¿Los de primer año estaban en Herbología e Historia?

-Yo tenía a los Gryffindors y Hufflepuffs –anunció Binns desde la esquina donde estaba flotando-. Todos presentes esta vez.

-¿Alguna ida al baño? –le preguntó Dumbledore.

-No, no que yo recuerde.

No era realmente sorpresivo. Los estudiantes de Binns no tenían exámenes o pruebas de los que quisieran escaparse y es difícil ir al baño estando dormidos.

-Hubo tres idas al baño en mi clase, pero ninguna al momento en que Harry cayó. Lo vi caer, así que estoy segura de eso –reportó Sprout-. Todos mis estudiantes estaban presentes en ese momento.

-Pero el campo es visible desde los invernaderos –le recordó Lucius-. Y un encantamiento cortador puede ser realizado a través de una ventana de vidrio.

-Pero los de primer año no son capaces de hacerlo –insistió Flitwick-. La mayoría todavía están luchando para siquiera sujetar sus varitas en la forma apropiada.

-Los de Segundo año tenían Defensa y Encantamientos –continuó Dumbledore-. ¿Quién estaba dando la clase de Defensa?

-Nadie –respondió Lupin con un suspiro-. La única profesora disponible era Heather y ella estaba visitando a su hija.

-Entonces, los Gryffindors y Slytherins no tiene coartada –decidió el director-. ¿Es probable que alguno de ellos pudiera realizar el hechizo?

-¿De los que faltaban la semana pasada? –Flitwick parecía pensativo-. La señorita Palmer es muy aventajada. La señorita Fleming quizá, si trabajara muy duro en ello. Dudo que la señorita Mandrake pudiera hacerlo. La señorita Hunter-Moor definitivamente es incapaz de realizar un encantamiento de tercer nivel. Su desempeño en mi clase es bastante pobre.

-¿Y el grupo que tenías hoy? –preguntó Dumbledore.

-Dos estudiantes fueron al baño. Elena Morris y Charles Barters –Flitwick sacudió la cabeza-. Ninguno de los dos es capaz de realizar el encantamiento.

-Y los dos tienen coartada para el primer incidente –intervino Sprout.

-Los de tercer año, entonces –Albus continuó con su lista-. Cuidado de las Criaturas Mágicas y Estudios Muggles. ¿Julian?

El professor de Estudios Muggles se encogió de hombros.

-Estábamos cantando otra vez –reportó-. No hubo ausencias. Me parece que nuestros estudiantes tienen muy pocas oportunidades de mostrar su talento musical. Tal vez deberíamos iniciar un coro.

-Esa es una buena idea, Julian –respondió Dumbledore, pensativo.

Lucius no podía creer cuánta paciencia tenía el director con el joven que siempre tenía la cabeza en las nubes y podía... bueno, sugerir fundar un coro a la mitad de una investigación de homicidio.

Ahora, era el turno de Hagrid. Todos los estudiantes habían estado presentes, pero el semi gigante no podía recordar si alguno había ido al baño. Había estado demasiado ocupado observando sus gusanos flubber.

-Parte del campo de Quidditch es visible desde tu cabaña, Hagrid –señaló Sprout.

Hagrid se encogió de hombros, indefenso.

-No vi nada.

-Necesito comprobar cuáles de los sospechosos que tenemos en tercer año toman Cuidado de las Criaturas Mágicas –decidió Dumbledore-. Enviaré alguien a tu oficina más tarde con una lista, Filius. Los de cuarto año tenían Pociones o Transfiguraciones. ¿Pasaste lista esta vez, Lucius?

-De hecho, lo hice –gruñó Lucius. Maldito Dumbledore y su sonrisa inocente y sus guiños-. Aquí está. Como puede ver, todos los estudiantes estaban presentes y no permití que nadie saliera.

El director miró la lista y se la devolvió de inmediato.

-Gracias, Lucius. ¿Minerva?

-Tenía a los Ravenclaws y a los Hufflepuffs. Estaban todos presentes al comenzar la lección, pero la señorita Invers no se sentía muy bien y pidió ser disculpada. Dijo que iría a su dormitorio para recostarse un rato. Estaría mejor en poco tiempo.

-¿No fue a la enfermería y tú no le pediste que lo hiciera? –preguntó Dumbledore, sonando ligeramente sorprendido.

La expresión de McGonagall se endureció.

-Estaba asumiendo que se trataba de cierto problema femenino que no requería atención médica.

-Ah –dijo Dumbledore, con aire confundido.

"¿Cierto problema femenino?" Lucius se encogió de hombros mentalmente "Bueno, lo que sea".

-Dos de las chicas de Hufflepuff quisieron ir al baño, pero primera acababa de salir cuando cancelaste las lecciones y yo había hecho que la segunda esperara el regreso de la primera –continuó McGonagall.

-Los de quinto año tenían Latín o una hora de estudio –leyó Dumbledore.

Madame Pince se removió en su asiento.

-Yo tenía a los Slytherins y Hufflepuffs –dijo-. No hubo ausencias, pero parte del campo de Quidditch es visible desde la ventana trasera del salón. No con facilidad, pero desde algunos de los asientos podría ser posible. El estudiante tendría que ser realmente hábil para poder enviar un encantamiento sin que yo lo notara y tendría que darle la espalda a la pizarra para eso, y además sería difícil apuntar apropiadamente, pero la habilidad de un estudiante de quinto año en Encantamientos y entrenado como Death Eater podría ser suficiente para lograrlo.

-Pero un estudiante de Slytherin o Hufflepuff no debería saber que el equipo de Quidditch de Gryffindor tenía una práctica a esa hora inusual –comentó Vector-. ¿Cuáles son las probabilidades de que un estudiante notara y reconociera a los jugadores desde el salón de Latín?

-No muy buenas –respondió Rosetta por Pince-. Es improbable que un estudiante desinteresado que mirara por la ventana estando aburrido se torciera el cuello para ver un campo que normalmente está vacío. En mi experiencia, lo usual es que los pájaros volando sobre el bosque sean lo que llame su atención hacia las otras ventanas. El salón tiene una muy buena vista.

-Pueden haber visto pasar a los Gryffindors con sus uniformes de Quidditch antes de entrar a clase –sugirió Lucius.

-O podría tratarse de un fanático del Quidditch que tiene el hábito de contemplar el campo –agregó Vector-. En ese caso no sería raro que acostumbrara sentarse cerca de la ventana trasera en la clase de Latín y se girara frecuentemente para contemplar el campo, y ese comportamiento fácilmente sería pasado por alto.

-Pero la profesora Pince no ha enseñado Latín tanto tiempo como para haberse acostumbrado a esos hábitos –les recordó Dumbledore.

-Aún así puedo haberlo pasado por alto –admitió Pince-. La falta de atención es molesta, pero si el estudiante es silencio y discreto al respecto, puede pasar sin ser notado. Tengo un par en la primera fila que interrumpen constantemente la clase con sus conversaciones y mi atención suele estar en ellos principalmente.

Dumbledore asintió otra vez.

-En ese caso, tendremos que comprobar desde cuáles asientos es visible el campo y quiénes se sientan ahí. ¿Lo saben?

Tanto Pince como Rosetta negaron con la cabeza. La vista del campo de Quidditch no era tan importante.

-Lo más probable es que sean los asientos de la última fila –supuso Rosetta-. Los que están del lado de la ventana. Tal vez también unos pocos de la fila anterior.

-El ángulo en el medio es malo –argumentó Pince-. Al menos desde la perspectiva de alguien que esté de pie. Las cabezas de los estudiantes estarían a un nivel inferior, ya que están sentados. Aún así, sospecho que la fila de la ventana sería la más probable para poder ver el campo. Trataré de reconstruir el orden en que estaban sentados.

-Gracias. Eso ayudaría mucho –le sonrió Dumbledore-. Los de sexto año estaban en Adivinación y Artimancia. Están entre nuestros mayores sospechosos, ya que están en el mismo año que Harry.

Trelawney parecía molesta.

-Bueno, Harry Potter y Ron Weasley faltaron a clase, como ya sabe. Las otras dos Gryffindors, Lavender Brown y Parvati Patil, fueron al baño una vez cuando Lavender se sintió mareada. La pobre chica parece ser ligeramente alérgica a algo en mi clase. Ocasionalmente tiene problemas para respirar y tiene que salir por unos minutos. Dice que un poco de agua fría en la cara resuelve el problema, pero siempre hago que Parvati vaya con ella para asegurarse de que no se desmaye o se caiga por las escaleras. Usted sabe lo inestable que es la escalera que conduce a mi clase. Una chica mareada necesita ayuda para bajarla.

-Eso en cuanto a los Gryffindors, entonces –asintió Dumbledore-. ¿Qué hay de las otras tres casas?

-Dos –corrigió Trelawney-. Ninguno de los Slytherins de ese año toman mi calse. De los Ravenclaws, sólo Miranda Deering y Terry Boot estaban presentes. Luego están Justin Finch-Fletchey, Nicodemus Hanson, Miranda Moon y Nathaly Immens de Hufflepuff. Todos presentes también, aunque me parece que Miranda fue al baño una vez.

-¿No deberías tener una buena vista del campo de Quidditch desde tu torre? –le recordó Vector.

-No me interesa mucho el Quidditch –la regañó Trelawney-. Los asuntos ruidosos como eso siempre nublan mi ojo interior durante días.

McGonagall suspiró y puso los ojos en blanco.

-¿Pero tus estudiantes pueden ver el campo desde tu salón? –demandó Sprout.

-Eso supongo –Trelawney se encogió de hombros-. No es que me importe.

-Ya veo –dijo Dumbledore, sin guiños por una vez-. ¿Qué hay de los estudiantes de Aritmancia?

-Las ventanas de mi salón miran todas al patio, así que no hay oportunidad de que mis alumnos hayan podido ver el campo desde ahí. Todos los estudiantes estaban presentes y no permito idas al baño durante la primera lección. Los estudiantes tienen suficiente tiempo para eso durante la mañana –anunció Vector-. De Gryffindor, tengo a Hermione Granger, Dean Thomas y Neville Longbottom. De Slytherin, a Severus, Theodore Nott, Gregory Goyle, Vincent Crabbe, Blaise Zabini, Juliana Carlson y Estella Rashton. De Hufflepuff, a Susan Abbott y Sissy Lawrence. También están nueve Ravenclaws. Creo que es todo el año, con excepción de la señorita Deering y el señor Boot.

-Y los de sétimo año tenían una hora de estudio –Dumbledore cerró el interrogatorio-. Estoy empezando a preocuparme realmente por la seguridad de Harry. Esta es la segunda vez que ha salvado la vida por pura suerte. Creo que es hora de tomar medidas para asegurarnos de que esté a salvo. ¿Alguna sugerencia?

-Podríamos reorganizar los horarios para que ya no reciba clases junto con los Slytherins –sugirió McGonagall inmediatamente.

-Ninguno de los ataques sucedió durante una lección y no tenemos pistas sobre a qué Casa pertenece el traidor –replicó Lupin.

Lucius estaba empezando a apreciar la dedicación de Lupin a su Casa. El hombre lobo era un plebeyo y estaba muy por debajo de él, por supuesto, pero al menos hacía un esfuerzo por la Casa.

-Potter debería ser retirado del equipo de Quidditch –sugirió para apoyar a Lupin y demostrar preocupación por el héroe del mundo mágico-. El deporte es peligroso y ofrece al atacante demasiadas oportunidades.

Sus compañeros profesores lo miraron sorprendidos. Aparentemente, no habían esperado que dijera nada constructivo. "Sospechan de mí" comprendió "Creen que no haría nada para reducir las oportunidades del asesino"

-¿Qué? –les preguntó en voz alta-. No estoy tratando de mejorar las oportunidades de Slytherin para ganar la Copa de Quidditch al decir esto. Potter está en peligro cada vez que vuela. Este incidente lo prueba con claridad.

-El primer ataque ocurrió durante una comida –señaló McGonagall.

-El muchacho necesita comer –respondió Lucius calmadamente-. Y ahora con los elfos domésticos vigilando el Gran Salón hasta empezar las comidas, ya no hay mucho riesgo. Pero el Quidditch es un riesgo innecesario. De hecho, cualquier vuelo lo es. Potter puede volar, así que no necesita practicarlo. Deberíamos prohibirle acercarse a una escoba hasta que esto esté resuelto.

Hubo algo de discusión al respecto. McGonagall vio la sugerencia de Lucius como un ataque a su equipo de Quidditch y lo defendió valientemente. Dumbledore lo consideró una limitación demasiado grande a la libertad personal de Harry, clamando que el muchacho nunca desobedecería la orden. Flitwick pensó que debería dársele la oportunidad de elegir. Hagrid apoyó a Dumbledore, como siempre.

Sprout y Pomfrey estaban completamente del lado de Lucius, clamando que el riesgo de la vida de Harry era obvio y solamente una orden clara de no volar aseguraría la seguridad del muchacho. Vector declaró que era el único curso lógico de acción.

Pince estaba dividida entre dejar que Harry decidiera por sí mismo y mantenerlo seguro.

-Los chicos de dieciséis años tienen a ser terriblemente poco razonables –suspiró-. Pero es seguro que también se rebelarán contra toda figura de autoridad. Si tomamos por él esta decisión, podría considerarla un desafío.

Rosetta no quiso escoger bando, mientras que Filch declaró que Potter consideraría eso un castigo.

Trelawney tampoco escogió bando y Lupin declaró que estaba demasiado cansado para pensar claramente.

La ausencia de Hooch fue probablemente el factor decisivo para que en la votación final la sugerencia de Lucius de prohibirle a Harry Potter jugar Quidditch ganara por un solo voto. Por el voto de Binns, para ser exactos.

Lucius no estaba seguro de por qué había votado el fantasma, a fin de cuentas. A nadie le había importado cuando Trelawney y Rosetta se abstuvieron y Binns no había participado para nada en la discusión. Lucius se preguntó si siquiera sabría a favor de qué había votado.

De cualquier manera, era una victoria para Lucius, a pesar de que realmente no le importaba si Harry Potter jugaba o no Quidditch. Había demostrado preocupación por la seguridad del muchacho, probando por lo tanto que no era de ninguna manera un seguidor de Voldemort. Eso debería quitarle de encima a los demás profesores.

Dejó la reunión considerablemente de mejor humor que como había llegado. Todavía faltaba alrededor de una hora para el almuerzo y no tenía clase durante ese tiempo. Podría tomar su periódico y...

Había un grupo de estudiantes afuera de su puerta. Reconoció de inmediato a Blaise Zabini, Thedore Nott y los hermanos Mattels. También estaba al fondo Seamus Finnigan, Luisa Hunter-Moor detrás de él, y Stephan LaCroix era el nombre del que estaba recostado con aire indiferente contra su puerta.

Había dos o tres más por ahí.

-¿Qué pasa? –les preguntó Lucius, sorprendido.

Había comprendido pronto que aquellos Slytherins que no aceptaban a Lupin como su Cabeza de Casa se dirigían en cambio a él, pero normalmente llegaban de uno en uno; rara vez más de uno al día, de hecho. Los Slytherins siempre habían estado acostumbrados a cuidar solos de sí mismos. Al menos hasta que Snape había tomado el mando.

Otros estudiantes lo molestaban a veces con preguntas relacionadas con Pociones o problemas con sus tareas.

Su propio hijo, aparentemente, prefería Lupin. Eso dolía, pero, pensándolo bien, quizá fuera simplemente un intento por demostrar independencia Slytherin. El muchacho estaba creciendo, después de todo.

-Necesitamos hablar con usted, me parece –respondió Stephan en nombre de todos-. Yo primero. Los otros pueden esperar.

Gruñidos desde el grupo. Luisa murmuró algo acerca de haber lleado primero, pero una sola mirada de Stephan silenció todas las protestas y el muchacho de sétimo año siguió a Lucius dentro de la oficina. Se alegraría de escuchar que Potter había sido suspendido de jugar Quidditch.

Cuando Remus llegó a la sala común, encontró rumores volando a diestra y siniestra. Todos tenían algo que decir acerca del incidente. Nadie sabía realmente lo que había pasado.

¡Y Remus estaba tan cansado! Todo lo que había planeado había sido encontrar a Severus y decirle que el director quería verlo.

Con un suspiro, se dejó caer en su silla favorita.

-Hubo otro atentado contra Harry Potter. Creo que estamos seguros ahora de que hay un Death Eater en la escuela tratando de asesinarlo.

Silencio en toda la sala. Todos estaban curiosos por escuchar lo que tenía que decir.

-Contrario a los rumores, nadie más que Harry salió lastimado esta vez –continuó Remus. Algunos de los estudiantes incluso lucieron aliviados. Era bueno ver que Slytherin realmente no se había convertido en un club para mini death eaters desde sus días escolares-. Harry está lastimado, pero Madame Pomfrey dice que estará bien. El único problema es que el Death Eater todavía está suelto en la escuela y es muy probable que sea muy peligroso. Por favor, tengan cuidado, no confíen en nadie y repórtenme cualquier comportamiento sospechoso de sus compañeros. No importa si es algo que parece trivial y resulta no tener nada que ver con el Death Eater a final de cuentas. Es mejor comprobar veinte pistas falsas que correr el riesgo de que uno de ustedes salga lastimado o muerto porque alguien no reportó algo que parecía demasiado inconclusivo.

Miró a su alrededor las caras asustadas de los alumnos más jóvenes y estudió las máscaras indiferentes de los más experimentados. Como siempre en Slytherin, no era sólo los estudiantes mayores los que eran maestros en el arte de ocultar sus sentimientos. Incluso algunos de los de primer año lo miraban tan serios y calmados como adultos. Se preguntó hasta dónde conocería Severus todas sus historias.

-En otro orden de cosas –les sonrió, tratando de calmar sus temores-, Severus, Draco, el director quiere verlos acerca de algún asunto que aparentemente involucra una ratonera.

La risa de los estudiantes sonó apenas un poco nerviosa. Remus se sintió orgulloso de ellos. No quería imaginar no estaría pasando en las salas comunes de los Hufflepuffs o Ravenclaws en ese momento. Los Gryffindors probablemente estaban histéricos o organizando un linchamiento para atacar en ese momento la Casa de Slytherin. Tenía la esperanza de que Minerva pudiera mantenerlos quietos en la sala común, si ese era el caso. O que al menos no encontraran a ningún Slytherin solitario vagando por el castillo.

Severus y Draco tenían Runas Antiguas justo después del almuerzo, pero, como de costumbre, el profesor Rosetta llegó tarde. Viendo que todos los demás estaban ocupados haciendo tareas o comentando el nuevo ataque contra Harry Potter, Severus calmadamente sacó su lista de sospechosos y la nueva lista que Albus le había dado en su prisa por darle la información antes del almuerzo. Sería demasiado sospechoso el que su "castigo" hubiera tardado tanto que hubiesen llegado tarde a almorzar.

Para hacerlo todavía más realista, Albus incluso había restado treinta puntos a Slytherin, lo que los dejaba con cinco puntos en ese momento. Todavía dentro de los números positivos, para sorpresa de todos. Considerando que Severus había estado ya en la escuela durante dos semanas, ese era un resultado asombrosamente bueno.

-Podemos quitar a Missy Clay de la lista –decidió Severus, estudiando los dos pergaminos.

-¿Qué estás haciendo? –le siseó Draco-. Te van a ver.

-¿Ver qué? –sonrió Severus-. ¿Que estoy comparando o copiando tu tarea otra vez? Ya están acostumbrados a ver eso.

Draco asintió.

Desde lejos, parecería que Severus estaba haciendo la tarea. Sólo esperaba que nadie estuviera  tan aburrido como para querer mirar más de cerca.

-¿Pero realmente podemos confiar tanto en Binns? –preguntó-. La última vez dudamos que supiera cuántos estudiantes se suponía que debía tener, así que ¿podemos estar realmente seguros de que los tenía todos esta vez?

-Binns puede estar equivocado, pero Flitwick es confiable. Si dice que ninguno de los de primer año puede realizar un encantamiento cortador, yo le creo. De hecho, recuerdo que a los once años sólo podía hacerlo en distancias cortas. Harry estaba demasiado alto en el aire como para que pudieran acercarse lo suficiente.

-Entonces, ¿qué hay de los de segundo año? Tenemos a Luisa Hunter-Moor, Vestalia Flemming y Quintus Palmer libres, ya que deberían haber estado en Defensa –señaló Draco.

-Tendremos que preguntarle a Flitwick por ellos –decidió Severus-. Dijo que un estudiante muy aventajado de segundo año podría haberlo hecho, pero no cuáles estudiantes están así de aventajados.

-Palmer echó a perder un encantamiento para alegrar la semana pasada –recordó Draco-. Creo que eso lo deja fuera de la cuestión.

-No necesariamente –decidió Severus luego de un momento-. Pudo haberlo hecho a propósito, lo cual lo haría todavía más sospechoso. Esperaré por el veredicto de Flitwick antes de eliminarlo. Pero Phil Hawkins, Fátima Suleyman y Marlies King tiene una coartada a prueba de tontos.

-¿Qué hay de los dos que fueron al baño? –sugirió Draco.

-Estaban en clase la vez pasada y no pueden hacer el encantamiento –Severus sacudió la cabeza-. Tendremos que preguntarle a Flitwick sobre los de tercer año también.

El director había revisado por ellos las listas de alumnos y había descubierto que ninguno de sus sospechosos asistía a Estudios Muggles. Eso no era realmente una sorpresa, pero era molesto de todos modos. Cuidado de las Criaturas Mágicas no ofrecía una coartada, ya que los estudiantes podían ver el campo sin abandonar la lección y Maximius Mattels, el principal sospechoso de Severus en ese momento, no había tenido clases, en primer lugar.

-Iago Orson y Mattis Parker estaban en Pociones –continuó Severus con un suspiro-. Eso no nos ayuda en nada. Keith Gorl y Sandra Invers, en Transfiguraciones.

-Pero Sandra salió de la clase y ni siquiera fue a la enfermería –Draco frunció el ceño mirando el pergamino del director-. No hay manera de confirmar su historia.

-Sin embargo, Keith debería ser declarado libre de sospecha, de acuerdo con esto –decidió Severus-. Le preguntaré a McGonagall acerca de él otra vez, pero creo que podemos eliminarlo.

Tuvieron que detenerse ahí, porque el profesor Rosetta finalmente llegó. Sin embargo, el profesor estuvo tan distraído durante toda la lección que Hermione Granger incluso le comentó a Severus mientras salían que había sido una pérdida de tiempo el estar ahí.

-Ella tiene razón, ¿sabes? –le dijo Severus a Draco cuando ya no podían oírlos-. Podríamos haber aprovechado mejor ese tiempo continuando con nuestra lista.

-Al menos tenemos Latín justo ahora –le recordó Draco-. Podemos preguntarle a Pince cómo estaban acomodados sus alumnos y revisar la vista.

-Hieronymus Mattels es nuestro único sospechoso en esa clase –declaró Severus-. Los de quinto año están todos libres de sospecha, excepto él.

-Y además consideras que Maximius es el más peligroso de los dos hermanos –sonrió Draco.

-Parece ser que le gusta usar agujas y proteger sus pertenencias más fieramente que Hieronymus –le dijo Severus una vez más-. Pero comprobar a Hieronymus no puede hacer daño. Por supuesto, existe la posibilidad de que los hermanos trabajen como un equipo.

-Entonces, sólo necesitamos hablar con Flitwick y con McGongall, ¿es así? –preguntó Draco.

-Sí, yo soy nuestro testigo de que Blaise y Theodore estaban en clase, lo mismo que Eric Farram.

-Blaise y Theodore eran tus primeros sospechosos, ¿no es así?

-Sí, junto con Stephan LaCroix –suspiró Severus-. Al menos todavía nos queda Maximius.

-Maravilloso –suspiró Draco-. Simplemente maravilloso. ¿No era que estábamos tratando de reducir la lista a un único sospechoso?

-Eso hacemos –confirmó Severus-. Pero si todos nuestros sospechosos son eliminados, existe la posibilidad de que nos hayamos equivocado en alguna parte.

-¿Qué clase de error?

-O eliminamos a alguien que no deberíamos, o el traidor nunca estuvo en la lista. Esperaba que el número de los estudiantes menos sospechosos disminuyera rápidamente, no el número de los realmente sospechosos.

-Sólo necesitamos uno –le recordó Draco-. Apuesto por Stephan. Sería la elección perfecta. Es un jugador de Quidditch, lo que significa que puede acercarse a Potter, es respetado, sangre limpia y proviene de una familia con historial de magos oscuros.

-Pero tiene algo que habla en su contra –dijo Severus.

-¿Qué es?

-Las drogas. Los adictos no son confiables y dudo que Voldemort se arriesgue a emplear a uno –explicó Severus.

-¿Pero él lo sabe?

-Esa es una buena pregunta –admitió Severus-. Otra pregunta es si Stephan realmente es un adicto. Pude ser que nada más esté vendiendo las drogas sin usarlas él mismo.

-¿Hieronymus Mattels? –pregunto sorprendida la profesora Pince-. No, no parecía nada distraído. Participó con bastante entusiasmo hoy.

-¿Eso es inusual con él? –preguntó Severus, mientras caminaba de un lado a otro del salón tratando de ver el campo de Quidditch.

-Un poco –admitió la profesora Pince-. Parece gustarle el latín, aunque no ha pasado mucho tiempo en la biblioteca hasta este año.

-Sólo puedo verlo desde la última fila –reportó Severus-. Eres más alta, lo que quizá te dé una mejor vista cuando caminas por el salón, pero lo estudiantes estarían sentados. Diría que sólo la última fila realmente tuvo oportunidad de ver el campo. ¿Dónde se sentó hoy Hieronymus?

-Ahí –Pince señaló una silla en el centro de la segunda fila.

Severus frunció el ceño.

-Esto no luce prometedor.

Se acercó ahí y se apoyó contra el escritorio. Entonces se sentó, se inclinó hacia delante y hacia atrás, a derecha e izquierda, incluso movió la silla y finalmente se sentó en el escritorio.

-Nada –todo lo que logro ver es el bosque –declaró finalmente-. Pero soy más pequeño que Hieronymus. Tú estás más cerca de su estatura, Draco. Tal vez tú puedas verlo.

Pero tampoco Draco pudo encontrar una posición desde la que pudiera ver el campo de Quididtch. Afuera, en el corredor, los estudiantes de quinto año de Gryffindor y Ravenclaw estaban empezando a ponerse ruidosos. Ya habían estado esperando por casi un cuarto de hora a que empezara la lección.

La profesora salió y los despidió.

-¿Pero por qué? –preguntó Colin Creevey-. Pensé que iba a explicarnos cómo el variar las palabras puede afectar un encantamiento.

-Sí, pero... –la profesora dudó-. Encontré algunas cucarachas en el salón. Probablemente es una broma, pero tengo que exterminarla antes de que alguna pueda irse muy lejos e infeste todo el castillo. Tendremos que hablar sobre las variaciones la próxima semana.

Hubo algunos murmullos decepcionados por parte de los Ravenclaws, pero tan pronto como la profesora Pince volvió al salón y cerró la puerta, también pudieron oír vítores y pasos que se alejaban apresuradamente.

A Pince no pareció molestarle. Volvió con los muchachos y probó ella misma la silla. Todavía sin resultado.

Probaron también con algunos de los otros asientos y cambiaron un poco de sitio el escritorio de Hieronymus. Después de todo, uno de los últimos estudiantes podía haber enderezado el escritorio, si había estado fuera de posición. Nada. Simplemente no había oportunidad de que Hieronymus pudiera haber visto el campo mientras estuviera en su silla.

Severus contempló por un rato la papelera al frente del salón. La esquina en la que se encontraba no ofrecía una buena vista del campo, pero, ¿qué tal el camino del escritorio de Hieronymus a la papelera? No era muy probable, pero podía ser que hubiera tomado una ruta menos directa.

Probó con diferentes caminos, pero, a menos que Hieronymus hubiera tomado una desviación en la dirección contraria, no habría tenido oportunidad, y si se hubiera detenido a medio camino, ciertamente habría llamado la atención. Simplemente no había podido pasar cerca de la ventana, ver a Harry, sacar su varita, afinar la puntería y hacer el encantamiento sin detenerse. Definitivamente no tampoco si no hubiera sabido que Harry estaría a la vista en el momento de levantarse. Incluso desde el mejor lugar en el salón, sólo era visible la mitad del campo y no habría podido dedicarse a tirar cosas a la papelera hasta que tuviera suerte. Especialmente no si tomaba una desviación cada vez.

El estudiante en la esquina del fondo que tenía la mejor vista había sido una Hufflepuff hija de muggles que era conocida por desmayarse a la vista de sangre. Junto a ella había estado su mejor amiga, otra Hufflepuff a la que Severus tampoco creía capaz de lastimar a una mosca.

El Slytherin con la mejor oportunidad habría sido el que estaba solo en el escritorio central de la última fila. Nicholas Elvers, un huérfano cuyos padres habían sido asesinados por Death Eaters y que una vez le había dicho que su meta en la vida era llegar a ser auror y vengarlos.

-Me rindo –declaró Severus luego de escuchar esas noticias-. Los de quinto año quedan libres de sospecha.

Lucius estaba furioso cuando finalmente entraron a la clase de Pociones media hora después de que ésta comenzara. Aparentemente, Neville había tomado su ausencia como una razón para dar buen uso a sus utensilios de bromista. Ya que no le gustaba trabajar sin compañeros y no podía continuar con su proyecto sin las muestras de Severus, había hecho equipo con Gregory y Vincent. Aparentemente, había desarrollado una preferencia por trabajar con Slytherins.

El área alrededor de su mesa de trabajo estaba quemada y había trozos del caldero de Vincent esparcidos por todo el calabozo. Lucius estaba empapado de la cabeza a los pies con un líquido rosa que goteaba de su cabello formando un charco en el suelo, que ya estaba cubierto con una sustancia blanca, que lucía sospechosamente similar a la nieve, pero no mostraba intenciones de derretirse a pesar del calor de los calderos.

-¡Ustedes! –ladró Lucius mientras los muchachos contemplaban la escena-. ¡¿Dónde diablos han estado?!

-No debería maldecir frente a los estudiantes, profesor Malfoy –le recordó Hermione.

Lucius repentinamente tenía su varita en la mano apuntando a la Gryffindor.

-Tenemos una nota de la profesora Pince explicando nuestra ausencia –explicó Severus mostrándole apresuradamente el pergamino.

Tal vez emplear a Lucius no había sido una buena idea después de todo. Hasta el momento su presencia no había brindado verdaderas pistas y a Severus estaba empezando a preocuparle que pudiera lastimar seriamente a algún estudiante en un arranque de ira y frustración. Lucius Malfoy definitivamente no estaba hecho para ser un educador.

Lucius arrancó el pergamino de las manos de Severus y lo miró con enojo.

Severus y Draco intercambiaron miradas nerviosas. No tenía idea de qué había escrito exactamente Pince. No les había parecido importante al principio.

-¡Entonces, la profesora Pince necesita la ayuda de dos estudiantes y media hora para deshacerse de un par de cucarachas! –tronó Lucius.

Oh, entonces había decidido apegarse a la historia que le había dado a los de quinto año.

-Bueno, estaba realmente preocupada de que se le escapara una que pudiera poner huevos en alguna parte y entonces habría cucarachas sueltas por toda la escuela –explicó Draco, tratando de imitar la mirada de cachorrito huérfano de Severus.

-Cincuenta puntos –siseó Lucius entre dientes-. Por cada uno.

-¿Por obedecer a una profesora? –se atrevió a argumentar Theodore.

-Y cincuenta menos por ti, por cuestionar mis castigos –le siseó Severus-. Ahora, vuelvan a trabajar. Longbottom, quiero que vuelva a su propio proyecto ahora que sus compañeros están aquí. Usted y los señores Crabbe y Goyle juntos son un desastre ambulante.

Risas nerviosas por parte de la clase. No estaban muy seguros de si Lucius castigaría o no eso también.

-Potter –continuó Lucius, ignorando las risas-. Si no hay ningún proyecto escrito que se le pueda ocurrir, copie para mí el capítulo uno de su libro de Pociones. Nada más no toque otro caldero.

Severus enarcó una ceja, mirando interrogante a Neville.

-Tiré un petardo en la poción de Harry y, en lugar de estallar, empezó a nevar –explicó Neville en un susurro.

-Goyle y Crabbe, empiecen con otro caldero –terminó Lucius, y colapsó en su silla-. ¡Oh, y, Weasey! Detención. Necesitaré que limpie este desastre.

Ron frunció el ceño.

-¿Por qué no elige a Harry o a Neville, para variar?

-Oh, porque limpias muy bien –sonrió Lucius. Su humor estaba empezando a mejorar otra vez. Utilizó un encantamiento secador en sí mismo y tomó su periódico.

¡Snap! Esta vez la ratonera logró atrapar sus dejos y puso fin a la clase. Lucius no tenía intención de soportar el dolor hasta el final de la lección. Despidió a todos, excepto a Ron, y marchó en busca de la enfermería y la ayuda de Madame Pomfrey.

Continuará...

Notas:

¿Debería haber vuelto Harry a clases tan pronto después de su accidente? ¿Fue una buena idea el que Lucius sugiriera sacarlo del equipo de Quidditch? ¿Y cómo logró Seamus ser aceptado por el grupo de Slytherins que estaban afuera de la oficina de Lucius? (sugerencias sobre la identidad del traidor, como siempre, serán leídas con gran interés, pero no serán contestadas todavía). Por favor, comenten.

En el próximo capítulo:

Sevi visita a Filch, Draco sigue al equipo de Stephan, y Filch hace un reporte sobre Lucius y sus visitantes.