¡Todo esto es de JKR, no mío! Excepto por unos pocos personajes que agregué.

Draco dibujando dragones pertenece a PikaCheeka, perdón por no haberlo mencionado desde el principio de MNS, creo que adopté la idea de forma subconsciente.

El cuervo de Severus pertenece a J. L. Matthews. Sólo lo tomé prestado porque es una mascota perfecta para Sevi y prometí devolverlo ileso.

Los catar, sin embargo, son míos y los amo, así que, por favor, no los uses sin pedirme permiso primero.

Nota de la autora:

Perdón por la tardanza. Iba a subir esto la semana pasada, pero Leena estaba ocupada traduciendo el último capítulo de Severitus, así que decidí darle otra semana y subir esto ayer. Aún no recibo noticias de ella y pensé en esperar un día más, pero me rindo ahora. No puedo decir cuándo estará listo el próximo capítulo. He escrito hasta la mitad, pero la mayor parte está en mi notebook, el cuál está fuera de funcionamiento por reparaciones (pobre fiel notebook, ha sido mi constante compañero por casi dos años, pero un problema con el disco duro lo tiene ahora fuera de acción). Tendré que reescribir gran parte del capítulo y ahora sólo podré hacerlo cuando esté en casa, así que las actualizaciones serán un poco lentas hasta que lo tenga de regreso.

Nota de la traductora:

Silverfox es de Austria (no confundir con Australia) y su lengua materna es el alemán, pero escribió "Double 0 Seve... rus" en inglés, si deseas leer la versión original, puedes encontrarla en fanfiction.net y si deseas escribirle (en alemán o inglés, preferentemente), su dirección es silverfoxkabsi.at

Capítulo 12: EL ATAQUE DE LA ARMADURA

Severus tuvo que renunciar a sus intentos por monitorear las defensas de Lucius. Había podido determinar que tanto su habitación como sus oficinas, tanto la destruida como la de reemplazo, estaban protegidas por fuertes encantamientos anti espionaje. De hecho, también lo estaban ambos salones de Pociones.

Sin embargo, no había encontrado una forma de poner un encantamiento de monitoreo permanente sin que Lucius lo notara, lo cual significaba que tenía que cada vez tenía que probar manualmente y por sí mismo los encantamientos en busca de refuerzos. Ya que no tenía cómo predecir cuándo visitarían sus sospechosos a Lucius o si lo buscarían en su oficina o su habitación, su única opción era vigilar uno de ambos lugares todo el tiempo, lo cual era tan aburrido como infructuoso.

Cualquier intento de seguir a Lucius en lugar de a los estudiantes estaba condenado al fracaso desde el principio. El hombre era un criminal demasiado experimentado como para no notarlo.

El único resultado que le brindó una semana de vigilar la habitación de Lucius fue que Lucius no tomaba ninguna precaución especial cuando lo visitaban Marsha Alton o Gaia Ushton.

Así que los muchachos volvieron a seguir sospechosos durante la semana siguiente al fin de semana de Hogsmeade. El sospechoso de Severus para esa semana era Iago Orson mientras que Draco se convirtió en la sombra de su amigo Mattis Parker. Eso les permitió trabajar juntos la mayor parte del tiempo, pero tampoco los condujo a nada concluyente.

Todo lo que sabían al llegar el fin de semana era que a los muchachos les gustaba esperar detrás de la esquina de un corredor oscuro cercano a la sala común de Hufflepuff y saltar sobre estudiantes más pequeños que pasaran solos por ahí. La mayoría de las víctimas sólo eran amenazadas, pero algunas también eran atacadas físicamente. Pero los dos muchachos parecían ser aplacados fácilmente con dinero o dulces, y no había conexión visible de sus actividades con Harry Potter.

En la clase de Pociones de ese lunes, mientras Neville estaba lejos buscando los ingredientes que necesitarían y Potter estaba en el escritorio de Lucius tratando de convencer al profesor de que su sopa no era peligrosa a pesar del huracán que había creado la última vez, Severus sugirió que cambiaran de blancos otra vez.

-Podemos tratar de seguir a los sospechosos de alguna de las otras casas. Tal vez sean más interesantes –susurró.

-¿Hufflepuffs, quizá? –gruñó Draco con desprecio-. Preferiría registrar a los Gryffindors. Neville nos dejaría entrar, ya lo sabes.

-¡No! –siseó Severus, pero tuvo tiempo de añadir nada más cuando Harry regresó triunfante y empezó a preparar su caldero.

-¿Vas a alimentar a la sopa otra vez? –le preguntó Draco en tono conversacional-. ¿O estás tratando de matarte a ti mismo y a nosotros también antes de que el Lord Oscuro pueda atraparte?

Harry le dirigió una mirada de enojo, pero no consideró que el comentario fuera digno de una respuesta.

Severus volvió su atención al champú de Pansy. Tenía un olor extraño, decidió. Al menos, no olía como le parecía que debería oler un champú. Sus primeras pruebas revelaron sólo ingredientes inofensivos, sin embargo, aunque Severus se preguntaba por qué alguien querría un licor fuerte en su cabello. Mejor que estuviera sobre la cabeza de Pansy que dentro de ella, en cualquier caso. Ya había suficientes adictos en la escuela sin agregarles alcohólicos también.

-¿Tal vez el licor es responsable por el olor? –sugirió Draco.

Severus olfateó otra vez el frasco.

-Posiblemente –admitió-. Pero no estaré convencido hasta que conozca todos los ingredientes.

Desafortunadamente, no avanzaron más en sus experimentos ese día. El caldero de Gregory explotó apenas segundos después de esa conversación, sorprendiendo tanto a Lavender que ella dejó caer su cucharón dentro del caldero. Tanto ella como Parvati fueron salpicadas con poción hirviente, pero al menos eso no fue tan malo como la única gota que cayó dentro de la sopa de Potter.

En respuesta a ello, otro remolino surgió del caldero de Potter y la temperatura dentro de la habitación se volvió gélida.

Severus apagó rápidamente el fuego bajo su propio caldero mientras grandes copos rojos empezaron a caer en él con extraños sonidos siseantes.

-¿Qué dem...? –empezó Lucius.

-Creo que vamos a tener una tormenta de nieve –respondió Hermione observando el remolino creciente-. De nieve roja.

-¡Esto definitivamente se está poniendo frío! –agregó Seamus, temblando-. Y no trajimos nuestras capas y guantes.

-Bueno –gruñó Lucius-. Pueden limpiar e irse. Weasley, traiga una pala y ropa caliente para su detención inmediatamente después del almuerzo.

-Tengo Encantamientos después de almuerzo –señaló Ron.

-Entonces, será mejor que coma muy rápido y ojalá al profesor Flitwick no le moleste que llegue un poco tarde –sonrió Lucius.

-¿Puedo usar magia y al elfo doméstico otra vez? –suplicó Ron.

-Por supuesto. Quiero el lugar limpio. Dumbledore dijo que tendré que enseñar en el campo de Quidditch si pierdo este salón también, y en este momento allá afuera la nieve es todavía más profunda que aquí.

Greenie por una vez estuvo feliz de salir temprano de Pociones. Al erizo no le gustaban las tormentas de nieve en lo más mínimo. En un clima como ese, todo erizo decente debería estar dormido.

Pero Severus lo abrazó estrechamente para mantenerlo caliente en el camino por los corredores, y lo envolvió en una toalla una vez que llegaron a la sala común. Una papa caliente y una gran porción de bistec finalmente restauraron la buena condición del erizo y pronto anadeó por la mesa de Slytherin olfateando alegremente y examinando los platos de varios estudiantes. Ninguno de ellos tenía algo diferente de lo que Severus le había servido, por supuesto, pero a Greenie le gustaba explorar.

La primera clase de la tarde era Defensa con los Hufflepuffs, la cual era en ese momento la clase menos preferida para Greenie. Remus estaba enseñando a los de sexto año cómo crear barreras protectoras y el pequeño erizo verde era su ejemplo favorito para demostraciones.

Por supuesto, generalmente no era algo malo el ser protegido, pero cuando físicamente apartaba todo objeto que quisieras explorar o te "protegía" de sabrosos bocados, como cucarachas, se volvía realmente molesto.

Ese día Greenie terminó siendo protegido contra maleficios, lo cual significó que una tormenta completa de hechizos fuera lanzada en su contra sólo para disolverse en un espectáculo de colores brillantes al momento de entrar en contacto con la barrera. La brillantez lastimaba sus ojos y los olores no eran muy agradables tampoco.

Greenie se enroscó para hacer pucheros durante el resto de la lección.

-Creo que no le gustó esta, Remus –comentó Severus-. Tal vez deberías retirarla ahora.

Remus asintió.

-Cierto. En cualquier caso, ya todos ustedes vieron cómo se hace. Ahora, inténtenlo.

Severus descubrió, para su sorpresa, que, a pesar de que la mayoría de los Slytherins ya conocían algunas barreras protectoras cuando comenzaron, mientras que el conocimiento de la mayoría de los Hufflepuffs había sido muy básico, algunos de los mejores creadores de barreras en la clase eran Hufflepuffs. Con la notable excepción de Nicodemus Hanson, todos ellos mostraban cierta aptitud y un fuerte deseo de dominar el encantamiento.

Después de un rato de observar, llegó a la conclusión de que era su inclinación social lo que causaba que tuvieran un interés especial en encantamientos que protegían a otros. Estaban pensando en sus amigos y familias cuando practicaban las barreras y hacían un esfuerzo especial por ellos.

Draco estaba encontrando particularmente difíciles las barreras. Sus padres le habían enseñado cómo identificar y romper barreras, pero nunca se molestaron en enseñarle a crearlas, lo que lo convertía en el estudiante más débil en esas lecciones. Incluso Gregory había empezado conociendo una barrera contra los malos sueños y cómo proteger una puerta contra intrusiones. Tampoco se le había enseñado a hacerlo, pero su madre las creaba para él cada noche cuando lo arropaba en su cama desde que era un bebé, y al crecer había aprendido a hacerlas imitándola a ella.

Millicent tenía un arsenal completo para proteger mascotas. Aparentemente realmente amaba a su gato. Y Estella era una maestra en barreras de silencio, las necesitaba para estudiar ya que se distraía fácilmente con el ruido.

A Susa Abbot, de Hufflepuff, le habían enseñado varias complejas barreras para proteger bebés y Susan Bones había aprendido de la profesora Sprout algunas para plantas. Severus sospechaba que Neville habría estado fascinado por su demostración, pero, desafortunadamente, Neville tenía defensa con los Ravenclaws. Bueno, probablemente ellos también conocían grandiosas barreras.

Le tomó a Severus un momento el convencer a Greenie de desenroscarse después de clase, lo cual significó que él y Draco estuvieron entre los últimos en dejar el salón de Defensa. Sólo Millicent y Pansy estaban detrás de ellos, todavía enfrascadas en una conversación acerca de la barrera que Millicent había sugerido que sería mejor para Greenie que la que había demostrado Remus ese día.

-A las mascotas no les gusta algo tan luminoso –estaba explicando mientras caminaban hacia Transfiguraciones-. Una barrera que absorba silenciosamente los maleficios sería mucho mejor, pero fallaría más pronto, si fuera confrontada con varios maleficios fuertes. No hay manera de absorber poder indefinidamente, ¿ves? Tiene que ir a alguna parte. Así que tienes que agregar un elemento que lo drene...

Severus estaba impresionado. Nunca había escuchado a Millicent sonar así de intelectual. De hecho, había pensado que era una chica ligeramente boba, pero ahora tenía la impresión de que era sólo perezosa y falta de interés. Tal vez, si la dirigía hacia pociones que pudieran beneficiar a su gato, lograría interesarla un poco en su materia.

¡CRASH! ¡CLANG! Clac, clac. ¡TUMP!

Draco saltó hacia atrás alejándose de la esquina que estaban a punto de rodear ante el ruido repentino desde el siguiente corredor. Millicent se detuvo a media frase y Pansy llevó involuntariamente la mano a sus labios, mientras todos se detenían.

Había gritos desde el corredor de Transfiguraciones.

Severus fue el primero en reaccionar y corrió doblando la esquina. Los otros lo siguieron todavía alarmados, pero empezando a recuperar el control.

Una armadura había caído al suelo. Eso fue lo primero que notó Severus.

Pero había sido fijada al muro con varias cuerdas para prevenir cualquier clase de accidentes. Alguien tenia que haberlos removido, ya que no había manera de que pudieran haberse reventado por sí solos todos al mismo tiempo.

Habría lucido como el tipo de cosas que hacía Peeves, excepto por el hecho de varios Gryffindors estaban arrodillados entre las piezas desparramadas de la armadura, algunos evidentemente heridos.

Peeves podría hacer caer una armadura completa para enojar o asustar a alguien, pero sabía muy bien que el director lo desterraría de inmediato si una de sus bromas llegara a lastimar seriamente a un estdiante, y nunca habría cruzado esa línea, ni siquiera en los días previos a Dumbledore.

Hasta Peeves tenía cierto código de honor.

Neville estaba con Hermione y Ron, excavando entre la pila. Si había alguien debajo de eso... ¡Potter!

¡Por supuesto! Eso era obra del traidor.

Sin embargo, antes de que Severus pudiera actuar luego de comprender eso, la pila se movió de repente, varias piezas rodaron a un lado y Harry se sentó, frotándose la cabeza.

-Creo que me lastimé la pierna –declaró.

Hermione lo abrazó, aliviada, mientras Ron conjuraba una camilla para llevarlo a la enfermería.

Un suave sollozo de alivio atrajo la atención de Severus hacia Estella, quien había estado congelada en mitad del corredor con su varita levantada y apuntando hacia donde había estado Harry.

-Usé el encantamiento equivocado –dijo, temblorosamente-. Había una armadura cayendo sobre Potter y yo creé una barrera para protegerlo de maleficios. Debería haber usado una barrera contra objetos, un encantamiento magnético, desviar la armadura. Un encantamiento de levitación.

-Está bien –le dijo Alice-. Funcionó, ¿verdad? Aunque no haya sido el encantamiento perfecto, rechazó un poco la armadura y lo mantuvo con vida.

-Sí –agregó Juliana-. Madame Pomfrey curará su pierna. No podría curarlo si le hubieran aplastado el cráneo.

-¿Cómo pudo una armadura que estuvo en pie por años simplemente caerse de ese modo? –preguntó alguien, con la voz completamente aturdida.

-No puede –contestó McGonagall, que estaba en la puerta de su salón-. Estaba atada al muro.

Draco se acercó al muro detrás de la ahora vacía plataforma y tomó uno de los extremos de la cuerda que estaba colgando de los anillos que una vez habían asegurado la armadura.

-Un corte limpio –reportó y levantó la cuerda para que todos pudieran verla-. Y en esta otra, también –fue hacia la siguiente cuerda.

-¿Otro encantamiento cortador? –susurró Neville.

Todavía estaba sentado en el suelo en medio de la chatarra, ahora abrazándose a sí mismo para reconfortarse.

-A mí me parece que varios –contestó Draco.

-A menos que el traidor tenga habilidad suficiente como para realizar varios cortes con el mismo encantamiento –completó Severus-. Un estudiante mayor y muy talentoso en encantamientos podría hacer eso. Al menos yo he visto al profesor Flitwick haciendo algo como eso.

McGonagall asintió.

-¿Pero podría hacerlo un estudiante? ¿Podemos determinar si esto fue por un encantamiento o por varios?

-Tendremos que pedirle a Filius que le eche una mirada a esto –intervino Madame Pince.

Ella también estaba frente a su salón, apoyándose contra la pared.

-Lo alertaré a él y al director –ofreció Binns y marchó atravesando el cielorraso.

-Y será mejor que ustedes regresen a sus salas comunes –Minerva se dirigió a los estudiantes-. Estoy segura de que el director anunciará otra reunión, de todos modos.

Y, efectivamente, los Slytherins de sexto año no habían llegado siquiera a los calabozos cuando la voz del director resonó por los corredores, diciéndoles que no habría más lecciones ese día.

Severus caminaba de arriba abajo por la fila de duchas.

-Desearía saber los resultados de Filus. O al menos qué años tenían qué clases.

-Era un intermedio –le recordó Draco-. Nadie tiene coartada.

-Sí la tienen –argumentó Severus-. A menos que salieran temprano los estudiantes de Adivinación, Herbología o Cuidado de las Criaturas Mágicas no podrían haber llegado a ese corredor a tiempo. Probablemente tampoco los estudiantes de Pociones. Un estudiante en el camino entre clases que no estuvieran en ese corredor tendría que haber tomado una desviación y su próximo profesor habría notado si hubiera llegado luego que el resto de su clase.

-¿Así que limitas nuestros sospechosos a los grupos entrando y saliendo de Transfiguraciones? –preguntó Draco.

-No, Historia de la Magia y Latín están en el mismo corredor –le recordó Severus-. Los estudiantes que iban de Runas Antiguas a Defensa también deberían pasar por este corredor, ya que es el camino más rápido. Posiblemente también los estudiantes que iban de Encantamientos a Runas. Es uno de los corredores más ocupados de la escuela.

-Lo cual hace extraño que el traidor atacara aquí, en primer lugar –meditó Draco-. El riesgo de ser atrapado sería mucho menor si eligiera un área más tranquila.

-No realmente –sonrió Severus-. Puedo ver aquí el toque de tu padre. En realidad es brillante. En un área tranquila donde no tuviera nada que hacer, cualquiera que hubiera visto al traidor probablemente lo recordaría. Si asumimos, sin embargo, que es un estudiante que tenía clase ene este corredor, su presencia aquí durante el incidente no sería sospechosa en lo más mínimo. Debe haber habido al menos treinta personas en el corredor cuando llegamos aquí. ¿Recuerdas a todos ellos?

-Bueno, estaban Estella, Alice, todos los de nuestro año de Slytherin y Gryffindor.

-¡Alto! –advirtió Severus.

-¿Qué?

-Primer error. Pansy y Millicent, nuestras últimas verdaderas sospechosas en ese grupo, llegaron con nosotros. Estaban detrás de nosotros cuando la armadura cayó, así que no pueden haberlo hecho. También recuerdo haber visto el resto de las chicas, pero ¿dónde estaban los muchachos? –preguntó Severus-. Recuerdo a Neville, Potter. Ron y Hermione. Seamus tenía una cortada en el brazo, y me parece que vi a Dean, pero no estoy completamente seguro de eso. No recuerdo a ninguna chica de Gryffindor aparte de Hermione. ¿Y qué estudiantes de otros años fueron vistos?

-Creo que vi a Gaia –dijo Draco.

-Y sé que vi a Maximius, lo cual significa que el resto de los Slytherins de tercer año pudo haber estado ahí también –concordó Severus.

-De acuerdo, de acuerdo, entiendo tu punto de vista. ¿Por qué no vamos a ver si ya volvió Remus?

-Porque todos están abajo en la sala común y alguien podría preguntarse a dónde vamos.

-Entonces tendremos que decirles que estamos aburridos y que vamos a la biblioteca, o a caminar, o que queremos hablar con nuestro Cabeza de Casa.

-No podemos hacer eso cada vez que hay un ataque –Severus caminó más rápido-. Ojalá pudiéramos interrogar a todos los testigos.

-Podemos hablar con McGonagall y Pince –señaló Draco.

-Quienes probablemente estuvieron en sus salones hasta que oyeron el estruendo –argumentó Severus-. Necesitamos a alguien que realmente haya visto todo el incidente, no sólo lo que pasó después.

-¿Neville? –sugirió Draco con un poco de esperanza.

Severus dudó.

-No –dijo finalmente-. No quiero involucrarlo.

Draco guardó silencio por un rato.

-¡Podemos preguntarle a la armadura! –exclamó de repente, luego de casi un minuto.

-¡¿Qué?!

-Las armaduras siempre cantan en Navidad, ¿correcto?

-Sí, Filius normalmente realiza el encantamiento –confirmó Severus.

-Entonces, si pueden cantar, también pueden hablar, ¿correcto?

-No estaba animada cuando cayó –suspiró Severus-. Aunque logremos que hable, lo más probable sería que no tuviera memoria del incidente.

-Aún así deberíamos tratar –insistió Draco-. No podemos estar seguros de que no tiene nada que decir hasta que le preguntemos.

-Oh, pregúntale, si eso quieres, pero no en este momento.

-¿Preguntar qué? –Thedore estaba en la puerta, mirándolos-. ¿Qué hace ustedes dos aquí, por cierto?

-Estábamos... –empezó Draco.

-Iba a limpiar la jaula de Greenie –Severus señaló con la cabeza el erizo en sus brazos-. Entonces Draco me distrajo con sus ideas acerca de interrogar armaduras.

-¿Uh? –logró decir Theodore.

-Bueno, nada más estaba pensando que la armadura que cayó sobre Potter podría saber quién la hechizó para que hiciera eso –dijo Draco, haciendo un pucherito.

-Erm, Draco, es un objeto muerto hecho de metal muerto –explicó Theodore pacientemente-. No responde preguntas.

-¡Canta en Navidad! –le siseó Draco y salió como una tromba del baño.

Teodore lo siguió con la mirada, y luego miró a Severus, que sólo se encogió de hombros.

-Tu mejor amigo es extraño –decidió Theodore-. ¿Pero a quién le importa eso? Que los profesores lo resuelvan.

-El traidor asusta a los de primer año –señaló Severus-. Sería mejor si fuera capturado pronto.

-Tal vez sería mejor si tuviera éxito primero –sugirió Theodore mientras tomaba su cepillo y empezaba a peinarse.

-¿Y matara a Potter? –preguntó Severus-. No creo que eso necesariamente calme a los pequeños.

-¿Crees que les preocupa Potter? –gruñó Theodore con desprecio.

-Puede preocuparles el ver un cadáver. O saber que alguien en su escuela mató a otra persona –sugirió Severus-. Son niños pequeños, Thedore.

-Tal vez, ¿pero no crees que lo atrapen cuando finalmente tenga éxito?

-Esa probablemente sería la última oportunidad –dijo Severus-. Cuidado, erizo suelto.

-¿Cuidado? –preguntó Thedore, incrédulo.

-Sip, Gregory lo pisó el año pasado. Blaise y Vincent tuvieron que cargarlo a la enfermería para que le sacaran las espinas del pie.

-¿No puedes ponerlo en la jaula?

-Es bastante difícil limpiarla con el erizo dentro.

-¿Sostenerlo?

-¿Y limpiar con una sola mano?

-¿Por qué no usas tu varita para limpiarla?

-No queda tan bien hecho –insistió Severus-. Después de terminar la jaula puede lucir limpia, pero de todos modos empieza a oler mal después de un rato.

Thedore suspiró.

-Bueno, ya terminé aquí de todos modos.

-¿Sniff? –comentó Greenie mientras el muchacho salía.

A la hora de la cena, Remus finalmente se aproximó a ellos y les dijo que lo vieran en su oficina después de comer.

-Tenemos que hablar sobre lecciones de tutoría –agregó, dirigiéndose a Draco.

-¿Tutoría? –exclamó Draco. No le gustaba para nada el sonido de esa palabra.

-Te estás quedando atrás en mi clase y eso no me gusta –confirmó Remus-. Preferiría detenerlo antes de que se convierta en un problema.

-Mi padre me va a matar –gimió Draco.

No le gustaba para nada esa nueva excusa. Por supuesto, todos en su clase de Defensa iban a confirmar que Draco, quien usualmente era un muy buen estudiante de Defensa, había estado teniendo problemas inusuales últimamente, así que unas lecciones de tutoría tenían sentido. Lucius, sin embargo, no recibiría bien la noticia. Diría que era pereza e ingratitud y le recordaría a Draco que no estaba cumpliendo su deber hacia su familia y en ningún momento recordaría que había sido él quien jamás le había enseñado a Draco como crear una sola barrera.

Dumbledore y Remus salieron juntos después de cenar, continuando una, en apariencia, muy absorbente conversación. Conociendo a Dumbledore, el tema podía ir desde política mundial hasta una nueva marca de dulces muggles.

No fue una sorpresa cuando los muchachos encontraron al director todavía en la oficina del profesor de Defensa unos diez minutos después.

-Ah, pasen, muchachos –los invitó Dumbledore, como si fuera su propia oficina.

Sin embargo, el hombre lobo no pareció ofenderse.

-Confío que habrán escuchado sobre el último incidente –continuó Dumbledore.

-En realidad, lo vimos –comentó Draco.

-Bueno, al menos casi lo vimos –corrigió Severus-. Estábamos justo al doblar la esquina cuando sucedió.

Dumbledore asintió.

-Las cuerdas que aseguraban la armadura fueron cortadas por varios encantamientos cortadores –reportó-. Filius duda que pudieran haber sido cortadas con un solo encantamiento debido al número de cuerdas y las distancias entre ellas. Él habría usado al menos dos encantamientos para un trabajo como ese, pero sugiere que la mayoría de las cuerdas podrían haber sido cortadas de antemano, dejando sólo una para sostener la armadura en su lugar hasta que Harry estuviera en posición.

-¿Eso habría funcionado? –preguntó Draco-. ¿No habría caído la armadura demasiado pronto, o habría colgado en forma extraña de una sola cuerda?

-No si era la cuerda central en su espalda –respondió Remus por Dumbledore-. Las cuerdas son sólo seguridad adicional, de todos modos. Teóricamente, la armadura podría permanecer en pie por sí sola en tanto no fuera sacudida por un terremoto, o una explosión en Pociones, o que fuera empujada.

Dumbledore asintió.

-Las cuerdas fueron agregadas originalmente porque los estudiantes chocaban accidentalmente con las armaduras, con frecuencia tirándolas de sus plataformas, lo cual significaba varias horas de trabajo para que el conserje pudiera volver a armarlas y colocarlas en una posición estable. Pero eso nos lleva a nuestro siguiente punto. El solo hecho de cortar las cuerdas no habría causado que la armadura cayera. Mi análisis muestra que un encantamiento magnético fue realizado en el corredor, pero no pude determinar cuál objeto era el blanco, lo cual significa que lo que fuese pudo haber sido removido ya de ahí.

-Podría ser lo que causó que cayera la armadura –concordó Remus-. O el traidor pudo simplemente haber empujado manualmente la armadura y alguien más lanzó el encantamiento magnético en un intento de apartarla de los estudiantes.

-Minerva dice que la señorita Rashton estaba no lejos de la escena con su varita en la mano y luciendo bastante aturdida. Tal vez fue ella quien realizó el encantamiento magnético y reaccionó apenas un segundo demasiado tarde –sugirió el director.

Severus sacudió la cabeza.

-Estella aparentemente sólo lanzó el primer encantamiento que le vino a la mente, el cual fue la barrera que habíamos estado practicando en Defensa. Nos dijo a todos después, porque se sentía culpable por elegir el encantamiento equivocado.

Remus asintió.

-La barrera anti-maleficio que descartamos por no considerarla relacionada con el caso –le dijo a Dumbledore-. Pensé que uno de mis estudiantes había estado practicando en el camino a la siguiente clase.

-¿Algún otro encantamiento no relacionado? –preguntó Severus secamente.

-Un maleficio de furúnculos –reportó Albus-. Dos stupefys, un encantamiento desorientador y el contraencantamiento para eso. Tres transfiguraciones menores, cinco encantamientos de vigilia y un encantamiento aumentador de la memoria. No pude determinar el momento exacto en que fueron empleados los encantamientos, por supuesto.

Severus suspiró.

-El de furúnculos debe haber sido parte de una pelea menor entre estudiantes algún momento antes del incidente. Los stupefys y el desorientador deben haber sido también parte de esa pelea, pero el desorientador también pudo haber sido empleado para prevenir que Harry escapara. De hecho, también podría haber sido un stupefy, si fue realizado precisamente en el momento justo. O cada uno de los tres pudo haber sido realizado por el traidor para evitar ser atrapado por estudiantes que pasaban mientras, y si, estaba cortando las cuerdas de antemano.

-Tenemos que averiguar cuáles estudiantes estuvieron involucrados en la pelea y preguntarles qué encantamientos fueron usados mientras duró –decidió Dumbledore-. Pondré a investigar eso a los otros Cabezas de Casa. Eso atraerá menos la atención que anunciarlo en el Gran Salón.

-Excelente –concordó Severus-. Las transfiguraciones pueden haberse filtrado del salón de Transfiguraciones, o tal vez fueron estudiantes practicando antes de clase. No veo cómo puedan estar relacionadas con el ataque. Lo mismo va para los encantamientos de vigilia. Probablemente fueron realizados por estudiantes fatigados en camino a Historia de la Magia y temerosos de dormirse en clase. El encantamiento para aumentar la memoria también hace pensar en un estudiante, tal vez uno olvidadizo, que no quería perderse nada importante durante la lección.

Dumbledore asintió.

-Los horarios, entonces. Los de primer año quedan libres de sospecha otra vez, por el uso de los encantamientos cortadores. Los Slytherins y Hufflepuffs de segundo año, todos ellos, acababan de tener Herbología y estaban en el camino de regreso al castillo. La profesora Sprout confirma que la clase no salió antes de tiempo y que no pudieron llegar al castillo a tiempo para el ataque, ciertamente no al corredor de Transfiguraciones. Sus compañeros de Gryffindor y Ravenclaw, sin embargo, estaban justamente saliendo de Historia.

-Quintus Palmer y Vestalia Flemming –comentó Draco sin que le preguntaran. Severus había estado entrenándolo para que pudiera citar de memoria sus sospechosos por casa y año.

-Todavía no estamos completamente seguros de si esos dos pueden realizar un encantamiento cortador –agregó Severus-. Tal vez es hora de mirar más de cerca a los Gryffindors.

 -Los Slytherins y Hufflepuffs de tercer año estaban saliendo de Latín mientras que los Gryffindors y Ravenclaws estaban entrando –continuó Albus-. La profesora Pince estaba respondiendo una pregunta de Curtis Marston al momento de oírse el estruendo. Marsha Alton estaba todavía en el salón también, para discutir con Minerva la detención que le dio por interrumpir la clase. Aparte de ellos, no estamos seguros de cuáles estudiantes estaban dentro o fuera del salón en ese preciso momento.

-Eso nos deja con Maximius Mattels, Gaia Ushton, Aemilia Andres y Caius Rude como sospechosos en tercer año –reportó Draco.

-Si Curtis se quedó atrás para preguntar algo, Gaia muy probablemente habrá esperado también –comentó Severus.

-A menos que estuviera planeando matar a Potter en ese momento –sugirió Draco-. Pero al menos Marsha y Curtis quedan libres de sospecha.

Severus asintió y tachó esos nombres de su lista.

-¿El cuarto año?

-Los Slytherins y Gryffindors estaban saliendo de Transfiguraciones. Para aquellos que la toman, la siguiente clase habría sido Runas –el director leyó su propia lista-. Minerva estaba ocupada preparando su siguiente lección y no prestó atención a las idas y venidas a su alrededor.

-Iago Orsen y Mattis Parker –sonrió Draco-. Nuestros amigos, los cazadores de Hufflepuffs.

-Los Ravenclaws y Hufflepuffs, con excepción de los jugadores de Quidditch, estaban guardando sus escobas después de la clase de Vuelo. La profesora Hooch los mantuvo a todos en el cobertizo hasta que terminaron y entonces los guió ella misma de vuelta al castillo, debido al comportamiento desordenado que exhibieron en el camino la semana pasada. No confió en ellos para que regresaran sin enfadar a Argus otra vez si los dejaba solos –reportó Dumbledore-. Cuando llegaron al castillo, ella oyó apenas el final de mi anuncio, así que definitivamente todos sus estudiantes estaban fuera durante el ataque.

-Sandra Invers –respondió Draco a la mirada interrogante de Remus-. No es jugadora de Quidditch, así que debe haber estado en clase.

-¿Preguntaste por ausencias, Albus? –preguntó Severus.

-Un muchacho que tuvo un fuerte resfriado y es alérgico a la poción Pepperrup. Estaba en la enfermería, como confirmó Poppy –respondió Dubledore sin titubear.

-Los de quinto año estaban saliendo de Estudios Muggles y Cuidado de las criaturas mágicas –continuó, luego de que Severus asintiera con la cabeza-. Los Slytherins y Ravenclaws se dirigían a Defensa mientras que los Gryffindors y Hufflepuffs iban a Encantamientos. Los estudiantes de Cuidado de las Criaturas mágicas salieron tarde y no pudieron haber llegado al castillo antes que los estudiantes de Vuelo o Herbología, quienes ya iban tarde.

-No es probable que los alumnos de Estudios Muggles tomaran la desviación por el corredor de Transfiguraciones –meditó Severus-. Pero esos que no toman ninguna de las dos materias podrían haber llegado desde cualquier parte del castillo. Particularmente, sería posible que los Ravenclaws pasaran por el corredor, ya que es su camino más fácil desde Defensa tanto hacia sus dormitorios como hacia la biblioteca.

-Y habrían tenido tiempo más que suficiente como para cortar las cuerdas y simplemente

esperar a que llegara Potter –agregó Draco-. Pero ya no tenemos sospechosos en quinto año.

-¿La clase de ustedes estaba entrando a Transfiguraciones junto con los Gryffindors? –continuó Dumbledore, aparentemente esperando un comentario.

-Nuestras últimas sospechosas eran Millicent y Pansy, y ellas estaban detrás de nosotros cuando oímos el estruendo –reportó Draco-. El sexto año está completamente libre de sospechas.

-Esos eran nuestros sospechosos más probables –suspiró Albus.

-Ellos y los equipos de Quidditch –le recordó Severus-. Todavía tenemos a Stephan LaCroix. Pero, ¿qué hay de los Ravenclaws y Hufflepuffs de sexto año?

-Los Ravenclaws iban de Encantamientos a Pociones, lo cual los habría llevado por el corredor de Transfiguraciones –respondió Dumbledore.

-Miranda Deering –reportó Draco eficientemente.

-Y los Hufflepuffs iban de Defensa a Pociones –terminó el director.

-Nicodemus Hanson.

-El profesor Malfoy afirma que el señor Hanson llegó mientras los de sétimo año todavía estaban limpiando –intervino Lupin-. Aun a pesar de que la clase salió un poco tarde, eso quiere decir que Nicodemus debió correr todo el camino por la extensión para los sirvientes. No pudo haberse desviado por el corredor de Transfiguraciones.

-No podemos confiar en la palabra de Lucius –respondió Severus inmediatamente-. Tuvo parte en el planeamiento de este ataque y tendría interés en ofrecerle una coartada al traidor. Más bien hace más sospechoso a Nicodemus.

-Los Slytherins y Ravenclaws estaban saliendo de Transfiguraciones –continuó Dumbledore-. Los Slytherins en particular habrían tenido una buena oportunidad ya que sólo debían recorrer una distancia corta por el corredor a Historia de la Magia, mientras que los Ravenclaws debían apresurarse para llegar a Herbología.

-Stephan LaCroix y Neel Ferris –dijo Draco-. Neel siempre podría asegurar que llegó tarde porque tuvo que ir al baño, si no contaba en primer lugar con que las clases fueran cancelada antes de pasar lista.

-Esta vez mejoramos las cosas para el traidor –suspiró Dumbledore-. Deberíamos haber dejado que el resto de las clases empezaran normalmente y ver quién llegaba tarde o faltaba.

-Bueno, ya sabemos eso, por si el traidor llega a atacar otra vez durante un intermedio –concluyó Remus-. No tiene caso llorar por la leche derramada.

-Ni siquiera sugieras eso –Dumbledore de pronto lucía serio-. Estos ataques tienen que terminar. Terminar ahora mismo, a como dé lugar.

-Todavía tenemos doce sospechosos –Severus le recordó calmadamente al director-. A menos que tengamos mucha suerte, el traidor atacará otra vez antes de que podamos atraparlo.

-¿Qué hay de los últimos dos grupos? –presionó Draco, con la esperanza de que volvieran al tema.

-Los Hufflepuffs estaban en camino de Pociones a Historia de la Magia, pero si vamos a creer la afirmación de Lucius de que el señor Hanson llegó antes de que salieran, no puede haber estado ahí en ese momento –respondió Dumbledore-. Sin embargo, habrían podido estar ahí si hubieran salido de Pociones a tiempo. Los Gryffindors iban de Pociones a Herbología y no tenían por qué estar cerca del corredor de Transfiguraciones.

-Lucius podría haber dejado que el traidor saliera temprano con algún pretexto y retener al resto de la clase –meditó Severus-. Pero si estaba en ese grupo, no está en nuestra lista.

-¿Por qué retendría al resto del grupo? –preguntó Draco-. ¿No atraería eso la atención sobre el traidor?

-Eso depende –argumentó Severus-. Si tenía una buena historia, como, por ejemplo, una lesión fingida, o decir que tenía que ir al baño, podría salirse con la suya. En especial con la historia de ir al baño. Si los estudiantes no estaban trabajando en parejas, es improbable que alguien hubiera notado que no regresó. En tanto Lucius no atrajera la atención al lugar vacío, sería perfectamente seguro.

-¿Pero por qué no dejar simplemente que todos los estudiantes salieran temprano? –preguntó Draco.

-Porque el que la clase saliera tarde sería la coartada del traidor –sonrió Severus-. Nicodemus, de hecho, podría ser la coartada. Hay una cosa que asegura que Lucius no mintió acerca de que Nicodemus llegó mientras la clase estaba ahí todavía, ¿saben?

-Oh, ¿qué es? –preguntó Dumbledore, guiñando el ojo-. No la honorabilidad de Lucius, espero.

-La clase puede confirmar si vieron entrar o no a Nicodemus –respondió Severus calmadamente.

-Y Nicodemus puede confirmar la presencia de la clase, pero la de cada individuo –comprendió Dumbledore-. ¿Están seguros de que no tienen ningún sospechoso ahí?

-Estudiaré a esos alumnos otra vez –prometió Severus-. Si es posible, ¿interrogarías a Nicodemus y algunos de los estudiantes de Pociones por mí?

-¿Con cuál excusa? –interrumpió Remus, cortante-. ¿Que no confiamos en Lucius?

-Con la excusa de que no veo cómo pudo llegar tan rápido a esa clase –dijo Dumbledore calmadamente-. Lo acusaré primero de faltar a Defensa, creo.

-Excelente –dijo Severus-. Y nosotros nos encargaremos de esos de sétimo año. No hemos visitado a Argus en algún tiempo, de todos modos, ¿verdad, Greenie?

-¡Sniff! –respondió alegremente el pequeño erizo verde.

Alrededor de un cuarto de hora después, los dos muchachos y el erizo estaban en la oficina del conserje, comiendo pastelillos que debían ser un regalo de parte de los elfos domésticos, ya que Severus estaba bastante seguro de que Argus Filch no sabía nada de cocina, mucho menos de repostería.

Greenie nunca había comido antes pastelillos y estaba teniendo ligeros problemas con el hábito de éstos de volverse boronas. Sus espinas estaban empolvadas con una fina capa de migajas y su naricita verde estaba untada de jalea, pero igualmente seguía masticando con felicidad, así que Severus no creía que estuviera sufriendo para nada.

Los muchachos además estaban bebiendo té, el cual no le gustaba a Greenie, y tenían un gran pergamino desenrollado en medio de ellos.

-Empecemos con los Gryffindors –había sugerido Severus-. Son más fáciles que los Hufflepuffs.

-¿Más fáciles? –repitió Draco, incrédulo.

-Sí, son más difíciles de pasar por alto –sonrió Severus-. Entre los Hufflepuffs, con frecuencia encuentras chicos callados a los que se tiende a olvidar.

-De acuerdo, los Gryffindors, entonces –aceptó Draco, y escribió "Gryffindor" en la parte superior del pergamino.

-Hay una presumida hija de muggles llamada Anita Miller, con la que nadie en realidad se lleva bien –comenzó Severus-. Tiene la actitud, pero realmente no puedo imaginar a una hija de muggles trabajando para Voldemort.

-Pero es violenta –comentó Argus-. Pateó a mi pobre Señora Norris en las costillas cuando la atrapó colándose en la biblioteca el año pasado.

Severus asintió.

-Bueno, en cualquier caso, no puede hacer daño comprobar sus coartadas para los otros incidentes.

-También tenemos a Katie Bell y Alicia Spinet –agregó Draco-. Ambas jugadoras de Quidditch.

-Y ambas parecen bastante tolerantes y amistosas –dijo Severus-. Luego está Berenice Humperding, una terrible atolondrada, y su mejor amiga, Eudora Scattering. Dudo que Berenice pudiera ser capaz de realizar tres ataques sin ser atrapada. Simplemente no puede concentrarse bastante en cosa alguna. Eudora parece más competente, al menos cuando está bien lejos de la influencia de Berenice.

-Entonces, ¿sospechamos de ella? –preguntó Draco.

Severus contempló pensativo la lista.

-Comprobaremos todas sus coartadas. Los jugadores de Quidditch tienen una oportunidad excelente durante cada juego y entrenamiento.

-¿Pero por qué Malfoy sugeriría prohibirle a Potter jugar Quidditch si el traidor fuera un jugador de Quidditch? –argumentó Filch.

-¿Una finta? –sugirió Severus-. A lo mejor no esperaba ganar esa votación.

-Lucía realmente triunfante cuando la ganó –insistió Filch.

-Padre es un actor excelente cuando está preparado para ello –comentó Draco-. Sólo se delata a sí mismo cuando lo sorprendes.

-Uno de los Gryffindors más irritantes jamás habidos es el adecuadamente llamado Zachary Fundidor –Severus miró con disgusto el pergamino mientras Draco escribía ese nombre-. La mayoría de sus compañeros de clase se niegan a trabajar con él, porque consigue derretir un caldero casi cada semana.

-¿Se niegan a trabajar con él? –repitió Draco-. ¿Por qué? Neville también derrite calderos a montones, pero siempre encuentra un compañero.

-Creo que eso se debe a las personalidades de Neville y Zachary –decidió Severus-. Neville es propenso a los accidentes, pero una persona muy agradable. Zachary tiende a darle órdenes a quienes están a su alrededor todavía peor que la señorita Granger y con mucho menos competencia que ella para respaldar su liderazgo.

-Y sólo unos pocos selectos soportan a Granger –concordó Draco.

-Aun a pesar de que ella vale la pena –confirmó Severus-. ¿Quién más? Oh, sí, Andy Alcott, el bocón del año, y Bob "soy tan fantástico que no necesito escuchar al profesor" Barnes.

-He escuchado acerca de Alcott –asintió Draco-. De hecho, he oído a Alcott, como probablemente todo el mundo en esta escuela. ¿Estás seguro de que podría callar al respecto, si fuera el traidor?

-Probablemente no –contestó Severus calmadamente-. Es hijo de muggles, además de todo. Pero Barnes parece el tipo de persona que ignoraría el consejo de Lucius y empezaría un ataque en el momento indebido.

-¿Crees que el segundo ataque fue una clase de choque de voluntades entre Lucius y el traidor? –preguntó Argus.

-Sucedió demasiado pronto –asintió Severus-. Lucius habría sido más cauteloso. También es notable el que este nuevo ataque rompió el patrón de los miércoles, pero empleando encantamientos cortadores otra vez. Lucius claramente planeó este con un número deliberadamente grande de sospechosos, y diferente de los anteriores, pero aparentemente no quiso o no pudo hacerlo sin lo que parece ser un encantamiento favorito del traidor, tal vez la única cosa que hace particularmente bien.

-¿Crees que podamos rastrearlo con eso? –preguntó Draco de repente-. Tal vez Flitwick pueda darnos una lista de estudiantes que sean especialmente buenos con los encantamientos cortadores.

-No puede hacer daño intentarlo –aceptó Severus-. Pero él probablemente sólo sabe con seguridad de los de segundo y tercer año, y el traidor bien puede haber escondido de él ese talento, si está entre ellos. Los encantamientos cortadores no son tan importantes como para que Filius recuerde por años.

-A menos que fuera un talento realmente especial para un estudiante que fuera, por otro lado, débil o poco destacado –corrigió Filch-. Creo que el simple hecho de que recordara lo bien que un estudiante mayor hacía un encantamiento de tercer año debería ser sospechoso.

Severus asintió.

-De acuerdo. Siguientes pasos: comprobar las coartadas de los Gryffindors y Hufflepuffs de sétimo año, conseguir la lista de maestros en encantamientos cortadores de Filius, observar a Draco interrogar a la armadura.

Draco miró a su amigo con enojo.

-No veo qué hay de divertido al respecto. ¿Qué otros Gryffindors tenemos?

-Louis Harringer –anunció Severus-. El muchacho que no puede distinguir entre un higo encogedor, una cebolla y una cabeza de ajos. Y eso después de seis años enteros de Pociones.

-¿No puede distinguir entre cebolla y ajo? –se asombró Argus.

-Admito que usa lentes muy gruesos –concedió Severus-. Si el problema no incluyera higos encogedores, le diría que mordiera y calculara la diferencia por el sabor, pero no quiero que se envenene.

-¿Cómo se las arregla con alas de mosca y alas de escarabajo? –preguntó Draco, ligeramente curioso.

-¡No! –fue la respuesta inmediata de Severus-. Yo lo hago por él. No puedo arriesgarme a que las meta todas en un mismo frasco, ya que no puedo hacer que las separe por sí mismo. Oh, y luego tenemos a su amigo Hendric el último.

-¿El último?

-Bueno, su verdadero nombre es Hendric Primero, pero siempre termina de último en todo lo que hace. El último en llegar a clase, el último en encontrar pluma y pergamino, el último en copiar la receta, el último en conseguir sus ingredientes, el último en notar que su caldero está a punto de hervir... –Severus suspiró-. Es tan lento que se requiere que el cegatón de Louis le avise cuando no hay agua en su caldero.

-Esa clase suena como un desastre –recalcó Argus-. ¿Por qué nunca habré notado lo peligrosos que son?

-Porque no lo son –dijo Severus con seriedad-. Son sólo un grupo promedio de adolescentes. Es la combinación Gryffindor/Slytherin la que es realmente volátil.

-Oh, ya veo –dijo Filch-. Entonces, ¿la mitad Hufflepuff del grupo es menos problemática?

-No realmente –Severus se encogió de hombros-. Es sólo que tienen diferentes especialidades. Está Boquifloja Rosalind, por ejemplo. Rosalind Monk, oficialmente. No puede dejar de hablar aunque la ubique a ella sola en una fila en el fondo del salón. Nada de lo que dice tiene relevancia alguna, pero la distrae de todo lo importante para el tema.

-Entonces, ¿qué haces con ella? –preguntó Draco, fascinado.

-La hago trabajar con alguien que la ignore por completo, el señor Fundidor, por ejemplo, y la interrogo después de cada explicación que doy a la clase. Recordará después de una segunda explicación, si está lo suficientemente asustada –respondió Severus calmadamente-. Luego está Entrometida Holster. Nombre verdadero, Lisa-Beth Holster. Tiene una increíble habilidad para saber todo lo que sucede en la clase, exceptuando qué fue lo que puso dentro de su caldero. Lo digo en serio. Puede decirte qué estaba hablando Rosalind hace diez minutos y cuándo y dónde traspapeló Alcott los ojos de lagarto, pero no cuáles fueron los últimos ingredientes que agregó a su propia poción.

-Ninguna de esas dos suena como una buena sospechosa –comentó Draco.

-Oh, son lo bastante competentes cuando desean serlo –Severus no estaba de acuerdo-. Pero las dos son hijas de muggles. También lo es Martina, el lexicón ambulante, Horace. Tiene el vocabulario de Granger, pero, desafortunadamente, no tiene su mente lógica. Pero tienes que escucharla con atención para poder darte cuenta de que lo que habla carece de sentido. Catherine "en realidad no estoy aquí" Cree, por otro lado, es extremadamente inteligente y competente, pero demasiado tímida como para abrir la boca y decirle a su compañero que está haciendo algo equivocado. Siempre tengo que estar vigilándola, porque es demasiado tímida para levantar la mano cuando tiene un problema. Pero es la compañera perfecta para Perezosa Linda Extraviado.

-¿Cuál es el verdadero nombre de esa? –preguntó Draco, con la pluma dudando sobre el pergamino.

-Linda Extraviado –respondió Severus-. En serio. No es mi culpa que sus padres tengan ese apellido. En cualquier caso, no está extraviada realmente, sólo es demasiado perezosa para hacer nada, pero eso da la señorita Cree la oportunidad de preparar su poción en la forma en que ella sabe que debe hacerse. Luego tenemos a Roland "se me olvidó" Hinks y Sebastián "Soñador" Highflyer. El primero nunca tiene todos sus utensilios, o, si los tiene, puedes apostar que olvidó su tarea, u olvidará algo en la clase cuando se marche. El segundo siempre tiene ideas grandiosas y nada realistas que tiene que poner en práctica pase lo que pase. Luego está Silencio Pat Footer y Lionel Fitter, que no puede distinguir entre "en el sentido de las agujas del reloj" y "en sentido contrario al de las agujas del reloj".

-¿Son todos? –preguntó Draco, mirando al pergamino como si estuviera tratando de hipnotizarlo.

-Sí, eso creo –dijo Severus, dudoso, mientras contaba y recontaba rápidamente los nombres-. No, debe haber uno más.

Miró el pergamino con tanta fijeza como Draco.

-¿Qué hay de la rubia aquella que siempre anda tropezando y con barro en los zapatos, aunque no haya llovido en semanas y ni siquiera haya estado afuera? –sugirió Argus-. ¿No es una Hufflepuff de sétimo año?

-Correcto –le sonrió Severus-. Manchada Ines Ivory. Ahora, Draco, ¿todavía quieres interrogar a esa armadura?

Continuará...

Notas:

¿Puede una armadura responder preguntas? ¿Neville ha visto algo? ¿Por qué Nicodemus corrió a la clase de Pociones? (sugerencias sobre la identidad del traidor, como siempre, serán leídas con mucho interés, pero no serán respondidas, todavía). Por favor, comenten.

En el próximo capítulo:

Severus consigue algunos dulces muggles para hacer experimentos, Draco finalmente interroga a la armadura y Lucius tiene que lidiar con otro desastre en Pociones.