¡Todo esto es de JKR, no mío! Excepto por unos pocos personajes que agregué.

Draco dibujando dragones pertenece a PikaCheeka, perdón por no haberlo mencionado desde el principio de MNS, creo que adopté la idea de forma subconsciente.

El cuervo de Severus pertenece a J. L. Matthews. Sólo lo tomé prestado porque es una mascota perfecta para Sevi y prometí devolverlo ileso.

Los catar, sin embargo, son míos y los amo, así que, por favor, no los uses sin pedirme permiso primero.

Nota de la autora:

Sé que es tarde y hoy no es viernes ni sábado. No, hoy es el 24 de diciembre y es cuando los austriacos celebramos la Navidad. Sip, habrá regalas para mí bajo el árbol esta noche. (Nope, nada de calcetines, nada de abrir los regalos mañana por la mañana). Así que este capítulo es mi regalo de Navidad para ustedes. Ojalá les guste.

Nota de la traductora:

Silverfox es de Austria (no confundir con Australia) y su lengua materna es el alemán, pero escribió "Double 0 Seve... rus" en inglés, si deseas leer la versión original, puedes encontrarla y si deseas escribirle (en alemán o inglés, preferentemente), su dirección es silverfoxkabsi.at

Capítulo 14: OSOS GUMMY Y MALOS OLORES

La profesora Vector resultó ser una decepción. Todos los estudiantes de Artimancia estuvieron presentes y la estudiante que había ido al baño al comienzo de la lección era una chica Ravenclaw hija de muggles.

-Larissa –ofreció la profesora Vector-. Larissa Erold. Dudo mucho que ella matara a nadie.

Severus solo pudo asentir confirmando eso. La chica era una inofensiva rata de biblioteca que tendía a molestarse ante la menor señal de discordia en el salón. Era casi más pacifista que los Hufflepuffs.

-Eso deja solo la clase de Trelawney –recalcó Draco cuando Severus le reportó sus resultados.

Severus frunció el ceño.

-No puedo quitarme esta sensación de que nos falta algo. Hay alguna pista o sospechoso que hemos pasado por alto, pero definitivamente no es Larissa Erold.

-¿Quieres volver con los de sétimo año? –sugirió Draco-. Podríamos agregar los Ravenclaws a la lista.

-No, no creo que sean los Ravenclaws. Ya tenemos a Neel Ferris en la lista –Severus suspiró-. ¿Tal vez será algo acerca de los Hufflepuffs?

Lo que fuera, no dejó en paz a Severus a lo largo de la clase de Runas Antiguas. Pero, afortunadamente, al profesor Rosetta no le molestó el que estuviera distraído. Al menos eso evitaba que iniciara discusiones con Hermione Granger, quien ya era bastante mala por sí sola.

Durante la clase de Latín, Severus incluso comenzó a bosquejar un mapa del castillo, tratando de calcular el tiempo que le habría tomado a cada estudiante el llegar al corredor de Transfiguraciones desde cualesquiera clase en que hubieran estado antes del ataque. Aun corriendo todo el camino, el traidor no podría haber regresado al salón de Pociones antes de comenzar la siguiente lección. Tenía que haber estado en escena para empujar la armadura.

Si todavía tenía sus libros en el salón de Pociones, el siguiente grupo en entrar lo habría notado. Había espacio suficiente en la vieja cocina, pero Filch no había proporcionado muchas mesas, así que probablemente alguien habría necesitado la mesa del traidor.

Eso significaba que el traidor tendría que haber llevado consigo su bolsa al salir de Pociones. Eso excluía idas al baño o estar lastimado como excusas para salir. Un estudiante que en verdad necesitara la asistencia de Poppy al punto de no poder esperar hasta después de clase no se habría molestado en recoger sus libros y, usualmente, tampoco habría ido solo. Sus compañeros encontrarían eso extraño y lo recordarían depués, cuando oyeran sobre el ataque a Potter. Y no te llevas tu bolsa contigo cuando se espera que regreses en un minuto o dos para continuar tu trabajo, como habría sido el caso con un estudiante que saliera para ir al baño.

Así, que ¿cuáles razones no problemáticas quedaban para llevase la bolsa?

Severus rechazó la idea del director o algún maestro pidiera la presencia inmediata del estudiante. Eso requeriría un cómplice fuera del salón para fingir ser el profesor y hacer la solicitud, más probablemente vía flu, ya que el correo de lechuzas rara vez era usado entre profesores y el presentarse en el salón necesitaría un disfraz realmente bueno y una excelente actuación. Una cara en las llamas podía ser confundida fácilmente con la de otra persona, si los interlocutores no estaban frente a frente y la conversación podía ser realizada en voz tan baja que los estudiantes no pudieran enterarse de qué se había dicho realmente.

Pero la llamada atraería la curiosidad de los otros estudiantes y ellos de seguro harían preguntas después.

La excusa más simple para salir sería el final de la lección, por supuesto, ¿pero eso dejaría suficiente tiempo como para llegar al corredor de Transfiguraciones?

En una carrera a toda velocidad, tal vez, decidió Severus. ¿Pero en qué forma podía el traidor haber sabido cuándo pasaría Harry frente a la armadura? Si Harry había salido de clase al mismo tiempo que el traidor, ya habría pasado ante la trampa preparada para cuando el traidor estuviera en posición, aunque estuviera caminando despacio.

¿Un cómplice, para impedir que Harry saliera demasiado pronto de la clase de Encantamientos? Definitivamente no el profesor Flitwick.

¿Otro estudiante, entonces? Un compañero Gryffindor habría tenido que tomar el mismo camino que Harry, así que podrían haber estado conversando. El resto de la clase había sido de Ravenclaws, mientras que el traidor, de haber estado en Pociones, habría tenido que ser un Hufflepuff o un Gryffindor. Severus dudaba que alguno de ellos confiara tanto en un miembro de otra Casa como para asistir en un homicidio.

A menos que, por supuesto, dicho miembro de otra Casa fuera un hermano. Pero, hasta donde sabía, ninguno de los de sétimo año tenía hermanos en sexto.

Eso dejaba la clase que estaba entrando a Encantamientos, los Gryffindors y Hufflepuffs de quinto año. Pero una gran parte de dicha clase había estado en Cuidado de las Criaturas Mágicas y casi todos los demás, en Estudios Muggles. Ninguno de los dos grupos habría podido tener la garantía de llegar a tiempo para atrapar a Harry y todo el quinto año esta libre de sospechas.

De todos modos, no podía hacer daño comprobar cuáles estudiantes de quinto año no tomaban ni Cuidado de las Criaturas Mágicas ni Estudios Muggles.

Justo mientras entraban al salón de Pociones, a Severus se le ocurrió otra posibilidad. Si el traidor había estado trabajando en una de las mesas del fondo, cerca de los pilares, o en una de las muchas esquinas oscuras de la habitación, podría simplemente haber empacado en silencio y ocultado su bolsa detrás del pilar, o en la esquina, antes de excusarse e ir al baño.

La bolsa habría estado fuera del camino, así que nadie la habría notado estando sola y silenciosa en la oscuridad y, ya que Lucius habría estado involucrado en el plan, el traidor podría haber vuelto a recogerla después de que todos los estudiantes se hubieran ido. Si hubiera dejado oculta en alguna parte cerca una segunda bolsa con los objetos absolutamente indispensables para su siguiente clase ni siquiera habría estado en peligro de mostrarse no equipado para la lección, y tenía que haber sabido que las clases se cancelarían pronto de todos modos. Una bolsa vacía habría bastado para engañar a la gente y hacerle creer que tenía consigo sus libros.

Esa idea también hablaba en contra de usar cortinas para crear pequeños espacios extra en su salón, pensó Severus. Sería todavía más fácil esconder un objeto empujándolo tras una cortina y fuera de la vista.

Draco lo sacó de sus pensamientos.

-¿Cuándo hablaremos con Neville? –preguntó el muchacho, ansiosamente.

Severus le dirigió una mirada de contrariedad.

-Después de que nos deshagamos de Potter. Ahora, trata de comportarte con naturalidad.

Prepararon sus calderos y Severus dejó salir a Greenie, quien fue de inmediato a explorar la mesa. Estaban ahí todas las deliciosas golosinas usuales e interesantes partes de plantas, los desagradables calderos calientes, ya hacía tiempo que había aprendido a evitar olfatearlos, los extraños objetos de metal y vidrio, el ocasional libro encuadernado en cuero y... ¿Qué era ese olor?

Greenie siguió su nariz hasta encontrar una extraña sustancia suave que era casi como tela, pero ligeramente más firme, y hacía extraños sonidos al ser tocada. Y formaba una bolsa llena de pequeñas cosas coloridas que olían en una forma inusual, pero nada mala. Debido a su largo tiempo entre humanos, un año completo, de hecho, Greenie había aprendido muchas cosas. Entre ellas estaba el conocimiento de que muchas cosas extrañas eran comestibles, aun cuando la mayoría de los erizos no esperaría que lo fueran.

Si algo no olía mal, no huía y no estaba caliente, una forma de explorarlo más atentamente era morderlo.

Al azar, Greenie escogió un objeto naranja y le dio una mordida. Tenía un sabor extraño, pero Greenie ya había comida cosas tan extrañas como chocolate y galletas. Esto no era tan diferente. Terminó el objeto con otro mordisco.

-¡Greenie! –gritó Draco y lo apartó rápidamente-. ¡Severus, se comió un oso gummy!

-¿Sniff? –preguntó Greenie, mirando sorprendido la palidez de Draco.

-Tenemos que llevarlo con Madame Pomfrey –dijo Draco después de mirar por un momento los pequeños ojos verde oscuro del erizo.

Severus parpadeó, miró a Greenie, la bolsa de osos gummy, y luego a Draco.

-¿Por qué? Albus dijo que son comestibles y Greenie nunca antes ha tenido problemas digestivos. Ni siquiera después de morder nuestros libros y envolturas de ranas de chocolate. No creo que un osito gummy vaya a hacerle daño.

Draco tomó aire profundamente y se sintió muy estúpido.

-De todos modos, no deberíamos dejar que se coma nuestro nuevo proyecto de Pociones –declaró.

-Probablemente no –aceptó Severus luego de un momento de contemplar la bolsa de osos gummy-. Podría ser que no consiguiéramos más de estos, después de todo. Trae una silla extra y ponlos ahí.

A diferencia del grupo Hufflepuff/Ravenclaw, el grupo de Pociones Slytherin/Gryffindor de sexto año siempre tenía sillas extra disponibles, lo cual era muy práctico si necesitabas una mesa más para ingredientes extra, o una jaula de erizo. Pero no tenía nada que ver con los Slytherins. Era la clase de Gryffindor, con sólo ocho estudiantes, la que era inusualmente pequeña. Normalmente, cada Casa recibía diez, a veces hasta doce estudiantes, cada año, pero, por alguna razón, su año había sido uno inusualmente débil.

Severus asumió que eso era debido a que habían nacido durante el final de la guerra contra Voldemort. Eran muchos los que habían muerto antes de tener hijos, mientras que otros habían tenido hijos que murieron junto con ellos. Y, pensándolo de nuevo, otros probablemente habían decidido no tener hijos durante la guerra.

Esa teoría también explicaba por qué los grupos de cuarto año eran particularmente grandes. Después de la caída de Voldemort, el futuro había parecido perfecto para los niños. Pocas personas esperaban que Voldemort fuera a regresar y parecía que los niños nacidos entonces podrían aspirar a una vida feliz y larga de paz y seguridad. Algunas veces, Severus se preguntaba lo que sentirían sus padres ahora que Voldemort había vuelto y la segunda guerra había empezado antes de que sus hijos siquiera presentaran los OWLs.

-¿Qué es eso? –preguntó Neville, con los ojos muy abiertos ante los osos gummy.

-Un regalo del director –respondió Severus, encogiéndose de hombros-. Aparentemente, alguna clase de dulces muggles, pero los trajimos para probar sus usos mágicos.

-¿Usos mágicos? –preguntó Harry, sorprendido-. ¿De dulces?

-Hay una poción médica muy común que requiere tres ranas de chocolate como ingredientes –señaló Severus.

-¿Uh? –dijo Draco.

-Oh, nada que tú conozcas, pero estoy seguro de que todas las chicas están familiarizadas con la poción –sonrió Severus.

-Si es una poción tan común, ¿por qué todavía no la hemos preparado en clase? –preguntó Harry mientras lanzaba a su poción un puñado de mandrágora disparejamente cortada.

Severus se estremeció al ver eso, preguntándose hasta dónde podría llegar Harry sin otro desastre aunque él no saboteara su sopa.

-¿Crees que les permitiría preparar algo que incluye chocolate? Ron probablemente se habría comido toda la reserva antes de que el agua empezara a hervir en sus calderos. Un completo desperdicio de ingredientes.

A pesar del hecho de que probablemente se suponía que debía defender a su mejor amigo, Harry no pudo reprimir un gruñido divertido.

-Entonces, ¿cómo vamos a determinar las cualidades mágicas de los osos de hule? –preguntó Neville, tocando con el índice un oso amarillo que había rodado fuera de la bolsa cuando Draco la puso aparte.

-Podría probar poniendo uno en mi sopa como ingrediente para dar sabor –sugirió Harry.

Severus lo miró con disgusto.

-No puedes simplemente echar así como así un ingrediente de cualidades mágicas desconocidas a un poción. ¿Y si causa una explosión al combinarse con las raíces de mandrágora? O podría volverse venenoso con los hígados de lagartija.

Harry saltó ante la idea y los tres hígados de lagartija que había estado sosteniendo se deslizaron de su mano. Recogió rápidamente del suelo los primeros dos y los echó al caldero, pero luego buscó a su alrededor sin resultado.

-La única forma segura de empezar esto es poner un oso gummy en un caldero que contenga únicamente agua y calentarlo lenta y cautelosamente –explicó Severus.

-¿Alguno de ustedes ha visto mi hígado de lagartija? –preguntó Harry en medio del expectante silencio mientras los tres muchachos observaban al oso gummy amarillo disolviéndose en el agua caliente.

-Cayó dentro del frasco de alas de mosca de Neville –respondió Draco distraídamente.

-Oh, gracias –dijo Harry educadamente, y tomó el frasco.

-¿El qué? –se espantó Neville-. ¡Mis alas de mosca!

Harry sacó el hígado de lagartija del frasco y lo echó al caldero, que se quejó con un enojado siseo.

-¡Oh, yuck! –declaró Neville al ver sus ahora muy pegajosas alas de mosca-. Se suponía que me duraran al menos un año.

-¿Y cuál es el problema? –preguntó Harry, removiendo el contenido de su caldero-. Nada más agrega algo de agua y se les quitará lo pegajoso enseguida.

-No, no funcionará –comentó Severus mientras tomaba una muestra de su "poción"-. Y la sangre de lagartija afectará sus cualidades mágicas, de todos modos. Están arruinadas, Neville. Ni siquiera trates de salvarlas. Sólo lograrán que tus pociones exploten otra vez.

-¿Acaso acabas de echar ese hígado de lagartija en tu poción con alas de mosca pegadas a él? –preguntó Draco a Harry, cautelosamente.

-Hum... sí, ¿por qué no? –Harry se sonrojó, recordando de repente por qué no.

-¿Realmente va a explotar? –Draco se volvió hacia Severus, mientras empezaba a apartarse lentamente del caldero de Harry.

-Eso depende de la cantidad de alas de mosca –respondió Severus calmadamente mientras agregaba una sola gota de sangre de hada al oso gummy disuelto-. Pero no podrá ser una explosión muy grande con toda la mandrágora que tiene.

Aliviado, Draco volvió a observar el experimento de Severus, que ahora se estaba volviendo naranja a pesar del hecho de que el oso gummy había sido amarillo.

-Inofensivo –murmuró Severus y agregó un poco más de sangre de hada.

Neville todavía miraba malhumorado sus arruinadas alas de mosca.

-Abue no estará nada contenta con esto. Ya ha tenido que reemplazar demasiados calderos.

-Yo reemplazaré ese estúpido frasco, Neville –suspiró Harry mientras su poción de repente se volvía gelatinosa-. Ni siquiera tienes que contarle a tu Abue.

-Gracias, Harry –Neville resplandeció de alegría por no tener que enfrentar a su formidable abuela.

Harry levantó la mirada para sonreírle a Neville y Severus usó ese momento para arrojar un pequeño objeto en el caldero de Harry.

Draco parpadeó.

-¿Un chícharo? –dijo silenciosamente a Severus, moviendo apenas los labios.

Severus asintió y sonrió.

Unos momentos después, Harry agregó una cucharada de polvo de corteza de árbol a su poción para devolverla a un estado más líquido y una bocanada de humo se elevó de su caldero. A su alrededor, sus compañeros estudiantes empezaron a toser y ahogarse.

-Eugh, ¿qué es ese olor? –comentó Seamus desde la mesa frente a ellos, y se tapó rápidamente la nariz y la boca con la manga de su túnica.

Lucius dejó su periódico y caminó hata ellos.

-¿Qué demonios está pa... –empezó, pero se detuvo al oler el humo-. ¿Quién lo hizo? –demandó en cambio.

Sin decir palabra, Severus, Draco y Neville señalaron a Harry, mientras cada uno mantenía una mano sobre su respectiva nariz.

Lucius miró con enojo a Harry.

-No soy yo –protestó Harry-. Es mi poción. Creo que di con una combinación ligeramente apestosa esta vez, pero no ha creado ningún fenómeno climático, todavía, y no ha explotado.

-Wingardium leviosa! –con una mirada asesina, Lucius apuntó su varita hacia la única mesa libre en el salón como si estuviera lanzando una daga.

La pobre mesa saltó en el aire, voló atravesando todo el salón y aterrizó violentamente en la esquina que estaba más lejos del escritorio del profesor.

Los ojos de Lucius volvieron a mirar en dirección a Harry, todavía brillando peligrosamente.

Harry dio un incómodo paso hacia atrás.

-¡Toma tu caldero y llévalo allá antes de que yo mismo te estrangule, Potter! –rugió Lucius-. Y si llego a percibir un solo rastro de ese olor otra vez, desearás que ese asesino te hubiera atrapado –no dio más detalles, pero, de alguna manera, ninguno de los estudiantes quería saber más.

Harry tomó rápidamente su caldero y partió, olvidando su bolsa de libros y la mayor parte de sus ingredientes, que ya estaban afuera.

-Volverá –comentó Draco, señalando los ingredientes con un movimiento de cabeza.

-Tal vez –corrigió Severus, recordando la expresión asustada en la cara de Harry cuando Lucius lanzó la mesa.

-Tu padre realmente no abandonaría a Harry con el traidor, ¿o sí? –preguntó Neville a Draco, un poco nervioso.

-Yo no apostaría –respondió Draco, dirigiéndole una mirada pensativa a Lucius.

-Puede ser terriblemente rudo cuando está enojado –Severus trató de disminuir el efecto de las palabras de Draco-. Y está particularmente irascible en este momento. Creo que la enseñanza no va con él.

-¿Pero hasta el punto de ayudar a un asesino? –se estremeció Neville.

-Viste el último ataque, ¿no es así? –preguntó Severus, casi amablemente.

-Pero también ustedes –les recordó Neville.

-No realmente –corrigió Draco, viendo su oportunidad-. Solo oímos el ruido al doblar la esquina y cuando entramos corriendo al pasillo de Transfiguraciones, ya todo había terminado y Harry estaba tendido en el suelo entre los pedazos de la armadura. Pero tú debes haber visto lo que pasó realmente.

Neville asintió.

-Sí, fue terrible. Un momento estábamos simplemente caminando por el corredor, sintiéndonos a salvo y protegidos, como siempre, y de repente… Acabábamos de tener Encantamientos y nos dirígiamos alegremente a Transfiguraciones. Harry estaba justo frente a mí con Hermione, que estaba tratando de explicarle algo acerca de la tarea de Defensa.

-¿A Potter? –Draco sonrió con burla-. ¿No a Weasley?

-No, a Ron realmente no le gusta cuando ella empieza a perorar acerca de la tarea –Neville sacudió la cabeza-. No estaba con ellos en ese momento. Estaba en algún lugar detrás de mí con Dean y Seamus. Verán, ellos estaban charlando sobre chicas y Hermione se adelantó como un huracán a causa de "actitud irrespetuosa", según dijo, y Harry fue tras ella para calmarla mientras que Ron se quedó atrás para escuchar el resto de la historia.

-¿Y tú no estaba con ninguno de los dos grupos? –preguntó Draco, un poco confundido.

-Bueno, no soy exactamente popular entre mis compañeros –Neville se sonrojó-. No soy lo bastante listo para Hermione, no soy lo bastante atrevido para Harry y Ron y… bueno, no soy lo bastante conquistador para Dean y Seamus, supongo. Simplemente no soy "cool", creo. Yo... bueno, Hermione estaba justo enfrente. Era vergonzoso escuchar la forma en que estaban hablando, pero no creí que fuera una buena idea decírselos, así que simplemente caminé solo.

-De acuerdo, entonces estaban Harry y Hermione, luego tú, detrás de ellos, y después Ron, Dean y Seamus –resumió Draco ansiosamente-. ¿Y luego? ¿Viste a alguien más?

-Bueno, había mucha gente en el corridor. Siempre está muy concurrido entre clases –dijo Neville-. Recuerdo haber visto a Alice por un momento. Pensé que tal vez debería saludarla, pero realmente no la conozco, así que no lo hice y seguí caminando, y de pronto la armadura cayó hacia delante y aterrizó sobre Harry y Hermione. Hermione gritó y saltó hacia atrás, pero cayó y entonces la armadura estaba en piezas y todas rebotaban por el corredor y Dean y los otros estaban junto a mí tratando de ayudar, pero las piezas todavía estaban golpeándonos y cortándonos. Dean logró agarrar a Hermione por el brazo y gritó y por un momento pensamos que Harry estaba muerto, pero entonces se sentó y todo estaba bien –Neville tragó saliva-. Sólo que realmente no está bien, porque el traidor lo seguirá intentando hasta que finalmente mate a Harry.

-No, no lo hará –aseguró Severus a Neville-. El director y todos los maestros están buscándolo. Lo atraparán pronto, igual que como atraparon a esas chicas que robaron libros de la sección prohibida.

-Y esos estudiantes que toman drogas –agregó Draco.

-Sí, pero todavía hay libros perdidos que fueron robados por alguien más y apuesto que también hay más drogas en la escuela –dijo Neville-. Y sólo las atraparon porque estaban buscando al traidor. Apusto que, si no lo hubieran estado haciendo, nunca habrían notado los libros saltantes ni habrían encontrado las drogas.

-Bueno, tal vez podrías ayudar –sugirió Neville-. ¿No viste a nadie sospechoso? ¿Había alguien cerca de la armadura?

Neville sacudió la cabeza.

-No, ya les dije que se inclinó hacia delante y cayó. Apuesto que el traidor simplemente lanzó el encantamiento cortador a las cuerdas desde lejos.

Severus sacudió la cabeza.

-No habría caído sólo porque faltaran las cuerdas. Son sólo soportes adicionales para en caso de que alguien tropiece con la armadura. Debe haber habido un empujón o un tirón.

-No –insistió Neville-. No había nadie cerca de la armadura cuando Harry pasó junto a ella. Él era quien estaba más cerca.

-Entonces, tal vez la armadura fue empujada por un encantamiento –sugirió Severus.

-Sí, ¿viste a alguien realizar un encantamiento, o tal vez a alguien que no se suponía que estuviera ahí?

-No, pero sólo veía a Harry y Hermione frente a mí y un grupo de estudiantes más jóvenes acercándose por el corredor desde la dirección contraria –Neville sacudió la cabeza otra vez-. La mayor parte de la gente en el corredor estaba detrás de mí y para cuando miré atrás, ya todo había terminado y casi todos habían sacado sus varitas para ayudar.

-¿Pero había alguien que no se suponía que estuviera ahí? –repitió Draco.

Neville parpadeó mirándolo.

-¿Qué quieres decir con que no se suponía que estuviera ahí? Es un corredor ordinario que está abierto para todos.

-Bueno, ¿había estudiantes que no tuvieran clase cerca de ahí? –explicó Draco.

Neville lo miró sorprendido.

-¿Realmente esperas que me sepa de memoria todos los horarios?

-Por supuesto que no –le aseguró Severus-. Pero podrías haber notado a alguien ahí que normalmente no encuentras a esa hora. Y esos estudiantes que tenían clase cerca muy probablemente caminaban en grupo. Si había alguien ahí sin gente de su año, o de su Casa, cerca, eso podría ser sospechoso.

Neville cerró los ojos tratando de imaginarse la escena en su mente.

-Bueno, ya les dije que vi a Alice, pero ella está en su clase y ambos nos dirigíamos a Transfiguraciones. Esos estudiantes más jóvenes que vi caminaban en grupo, pero no reconocí a ninguno. Lucían como si estuvieran todos en el mismo año, Hufflepuffs, me parece.

-Probablemente eran los de tercer año –intervino Severus-. Los Slytherins de tercer año estaban saliendo de la clase de Latín y creo que la tenían junto con los Hufflepuffs.

Neville lo miró sorprendido.

-¿Conoces el horario de los de tercer año?

-No, vi algunos saliendo del salón cuando llegamos –mintió Severus rápidamente.

-Había algunos Gryffindors de tercer año detrás de mí cuando me di vuelta –continuó Neville-.

-Entonces los Gryffindors y Ravenclaws de tercer año probablemente tenían Latín justo después de los Slytherins y Hufflepuffs –sugirió Severus-. Las dos clases del mismo año con frecuencia van una después de la otra.

-Entonces todos los de tercer año tenían razones para estar ahí, al igual que nuestros compañeros –resumió Draco.

-No tanto –discordó Severus-. Los Hufflepuffs tenían Defensa con nosotros, luego se dirigieron a clase de Pociones. No habrían pasado por el corredor de Transfiguraciones.

-Entonces, sería lo mismo para los Ravenclaws –agregó Draco.

-Pero ellos estaban saliendo de Encantamientos con nosotros –discordó Neville-. Tenían que pasar por Transfiguraciones para llegar a las escaleras.

-De acuerdo –concedió Draco-. ¿Viste a algún Hufflepuff de sexto año?

Neville sacudió la cabeza.

-No, pero vi a tu capitán de Quidditch. Estaba gritándole a una chica que no conozco. Por su aspecto, podría haber sido una de sus compañeras, pero no estoy seguro.

-¿Alguien más de sétimo año? –preguntó Draco.

Neville se encogió de hombros.

-Tal vez. No estoy seguro.

Severus no dijo nada esta vez, para que Neville no entrara en sospechas de nuevo, pero sabía que Stephan había estado camino de la clase de Historia de la Magia.

-No estás seguro –repitió Severus-. ¿No estás seguro acerca de Slytherins de sétimo año, o de todas las Casas?

-Todas las Casas –confirmó Neville-. Realmente no estaba prestando atención en ese momento.

Severus reprimió un suspiró y tomó el siguiente osito gummy para probarlo. Los Slytherins y Ravenclaws de sétimo año tenían que haber estado por ahí, pero la presencia de uno o más Hufflepuffs habría bastado para probar como falsa la historia de Lucius acerca de toda la clase saliendo tarde. Los Gryffindors de sétimo año no se suponía que estuvieran ahí para nada, ya que deberían dirigirse hacia fuera para la clase de Herbología justo después de la de Pociones. Bueno, Neville probablemente habría reconocido y recordado a sus propios compañeros de Casa.

-Se dan cuenta de que el traidor pudo haber realizado ese encantamiento desde detrás de una esquina, ¿verdad? –dijo Neville de repente-. Es lo que yo habría hecho. Vigilar desde la vuelta de la esquina, entonces inclinarme hacia delante y realizar el encantamiento tan pronto como Harry estuviera en posición, y desaparecer de vuelta a mi corredor lateral o, todavía mejor, a un salón vacío.

Severus sacudió la cabeza.

-Un corredor lateral poco usado sería mejor –argumentó-. Los salones ahí sólo tienen una purta, así que el traidor tendría que salir por el corredor de Trasfiguraciones después de su trabajo. Para no ser visto, tendría que haber esperado hasta que todos se marcharan y correr el riesgo de que los profesores registraran los salones en su investigación. ¿Cómo habría explicado su presencia? ¿Y si su siguiente clase empezara de inmediato? Si usó un corredor lateral, simplemente habría podido alejarse caminando en otra dirección. Habría podido llegar un poco tarde a su siguiente clase, pero podría inventar una excusa para unos pocos minutos.

-Bueno, no había nadie en la esquina del corredor cuando llegamos –dijo Draco.

-Por supuesto que no –concordó Severus-. Cualquier estudiante que subiera o bajara las escaleras desde o hacia el corredor de Transfiguraciones habría usado ese corredor. Es el camino más rápido a las escaleras. Se arruinaría todo el propósito de esconderse a la vuelta de la esquina, si cada estudiante en el otro corredor lo hubiera visto y notado su comportamiento extraño.

-Pero todos los corredores estaban concurridos –Neville frunció el ceño-. ¿Cuál podría haber usado?

-No el que va hacia la biblioteca y la sala común de Ravenclaw –decidió Severus-. Podría haber estado menos concurrido que las escaleras, pero siempre hay gente visitando la biblioteca durante la hora de estudio. La escalera que va al corredor de Encantamientos también estaba ocupada, pero en el otro extremo está ese corredor oscuro que lleva a la sala común de Hufflepuff. Sólo está concurrido al principio y al final de la hora de almuerzo y al final de la última clase del día, cuando los Hufflepuffs regresan a sus dormitorios para guardar sus bolsas.

-¿Entonces, el traidor sería un Hufflepuff? –preguntó Neville, dudoso.

-No necesariamente –respondió Severus-. El corredor normalmente es usado sólo por Hufflepuffs, porque está bastante fuera del camino para todos los demás, pero eso no significa que otros estudiantes no puedan usarlo si quieren hacerlo.

-Y está lo bastante lejos de la armadura como para que los profesores probablemente no le prestaran mucha atención durante su investigación.

-De hecho, un estudiante saliendo de ese corredor un poco después del ataque y dirigiéndose a las escaleras hacia Defensa o Pociones nunca habría pasado cerca de la armadura y probablemente habría escapado sin ser notado bastante fácilmente –concordó Severus.

-Entonces, ¿crees que eso fue lo que pasó? –preguntó Neville, con los ojos muy abiertos.

-No, creo que puede haber pasado –corrigió Severus-. Es igual de probable que haya sido uno de los estudiantes que caminaban abiertamente por el corredor. Si hubiera tenido clase ahí, ¿por qué debería esconderse?

-Pero entonces podría haber sido cualquiera –dijo Neville-. Alice, o uno de esos de tercer año, ese capitán de Quidditch...

Stephan, otra vez Stephan, pero Severus sabía que Gaia Ushton había estado ahí, aunque Neville, que probablemente ni siquiera la conocía, no la había notado. Y si Gaia había estado ahí, Maximius Mattels podría haber estado ahí también.

¿Stephan o Maximius? ¿Maximius o Stephan? Siempre parecía volver a esa pregunta y Severus no podía decidirse. Tal vez debería volver a registrar los dormitorios de ambos muchachos, pero al menos Maximius debía saber que su baúl ya había sido registrado una vez y sus protecciones ya habían sido bastante malévolas incluso antes de eso. ¿El riesgo de medidas de seguridad mejoradas en y alrededor del baúl de Maximius valía lo que pudiera descubrir en otro registro?

Los osos gummy también habían sido un poco decepcionantes hasta el momento. Claramente, no eran venenosos, lo cual Severus realmente no había esperado de un dulce, en todo caso. Los alimentos generalmente eran difíciles de convertir en venenos. Pero eso también indicaba que era poco probable que tuvieran mucho uso en pociones médicas.

Afortunadamente, no parecían tener tendencias a explotar y eran bastante inútiles como agentes calentadores o enfriantes. Nuevamente, esas cualidades generalmente estaban relacionadas, al menos la explosividad era un típico efecto colateral de los agentes calentadores.

A pesar de sus colores brillantes, los osos gummy no tenían tampoco ningún efecto óptico y Severus estaba empezando a sospechar que Harry podría haber estado en el camino correcto con su sugerencia de probar sus propiedades saborizantes. Pero no parecían tener mucho efecto en el olor de una poción, lo cual no era precisamente prometedor, considerando la relación cercana entre los sentidos del olfato y el gusto.

Sólo para distraerse, Severus preparó una débil solución chispeante que debería darle a sus compañeros algo para ver. Siguiendo un impulso, agregó un oso gummy blanco al final, más como una excusa en caso de que Lucius realmente hubiera estado observando y supiera qué había entrado en su caldero. Después de todo, le había dicho que estaba explorando osos gummy ese día.

La poción siseó levemente más fuerte de lo normal y entonces una cascada de chispas se elevó hasta el techo.

-Wow –Severus dio un paso atrás y contempló los resultados de su débil solución chispeante. De alguna manera, ésta lucía como una solución chispeante extremadamente concentrada.

-Hum... ¿eso no era lo que pretendías hacer? –preguntó Neville, un poco nerviosamente.

-No como esto –respondió Severus distraídamente mientras escribía furiosamente en su pergamino de notas-. Probemos de nuevo con un color diferente.

Un repentino grito de sorpresa desde el fondo del salón hizo que Draco y Neville giraran para ver a Harry, que estaba rodeado de carámbanos azul oscuro que parecía crecer dondequiera que el vapor que se elevaba de su caldero tocaba un objeto sólido.

-¡No se preocupen, ni siquiera están fríos! –les gritó Harry después del primer momento de sorpresa.

Rompió uno de los carámbanos y lo lamió cautelosamente, entonces resplandeció de alegría.

-¡Fresa! –anunció-. Creo que finalmente estoy en el camino correcto.

-¡Harry! –gritó Hermione horrorizada-. ¡¿Siquiera les realizaste una prueba de venenos?!

El comentario detuvo al grupo de entusiasmados estudiantes que ya habían empezado a correr para probar también los carámbanos. Lucius dejó escaper un enojado gruñido y caminó hasta la esquina del fondo para echar una Mirada.

-Todavía apestan –se quejó, pero tomó un carámbano de muestra para probarlo de todos mdoos-. Conserva tus notas, Potter. Te dire el lunes si tu producto es seguro para consumirse.

Severus todavía estaba trabajando furiosamente en su solución chispeante e ignorando por complete los carámbanos de Harry, así que Draco fue él mismo para inspeccionarlos.

-¿Una caverna de hielo, Potter? –preguntó, con una mirada de desprecio-. ¿No nos prometiste una sopa?

-Piérdete, Malfoy –gruñó Harry medio sin ganas. Se sentía un poco orgulloso de su logro, a fin de cuentas.

Draco rompió uno de los carámbanos más pequeños y lo olio.

-Padre tiene razón, todavía apestan. ¿Estás seguro de que quieres comer esto?

Esta vez, Harry reaccionó y se ganó una satisfactoria deducción de veinte puntos por parte de Lucius.

Draco se llevó consigo el carámbano cuando Lucius lo envió de vuelta a su mesa.

Entre tanto, un oso gummy rojo había terminado en el segundo caldero de solución chispeante. Las chispas no se elevaron tan alto esta vez, pero eran más abundantes.

Los ojos de Severus brillaban mientras preparaba un tercer caldero con la intención de probar un oso verde, pero, desafortunadamente, sonó la campana antes de que pudiera completarlo.

-Necesitamos probar los carámbanos de Potter –le informó Draco a Severus esa noche-. Sería demasiado conveniente para padre simplemente decirle que son seguros, si realmente fueran mortalmente venenosos.

-Demasiado obvio –discordó Severus-. Está bajo sospecha justo ahora. Dudo que se arriesgue, y, a juzgar por los ingredientes que usó, es altamente improbable que pueda haber producido algo tan peligroso.

Se estaba volviendo demasiado viejo para trepar hasta esa remota parte de Hogwarts, pensó para sí mismo Albus Dumbledore mientras tiraba de la cuerda que colgaba de la trampilla que llevaba al salón de Sybil Trelawney. Había esperado que ella bajara para una de las comidas de modo que él no tuviera que subir, pero Sybil estaba jugando a la ermitaña otra vez. Como era usual, en realidad. A él simplemente no le gustaba eso.

En respuesta a su llamada, la trampilla se abrió y bajó la escalera. Albus se preguntó qué harían si alguna vez llegaban a tener un estudiante con una pierna o mano lisiada que quisiera estudiar Adivinación. No era extraño que Sybil encontrara necesario enviar un acompañante cada vez que un estudiante se mareaba en su sopreperfumado y atestado salón. La escalera se sentía bastante insegura para él a pesar del hecho de que estaba en perfecto estado de salud, considerando su edad.

¿Quizá habría una forma de forzar a la profesora Trelawney para mudarse a una ubicación más conveniente, o al menos reemplazar la escalera de cuerdas con algo un poco más firme? Escaleras movedizas sería bueno, ¿o tal vez un espejo teleportador?

-Ah, director –lo saludó Sybil desde detrás de su bola de cristal-. Tenía la sensación de que recibiría una visita importante en algún momento del día.

-Por supuesto, Sybil –Albus le siguió la corriente, preguntándose qué estaría haciendo en realidad-. No te preocupes, no deseo molestarte por mucho rato. Podrás continuar tu videncia en algunos minutos.

Quizá esa era la razón para la escalera. El tiempo que tardaba un visitante en subir al salón le daba suficiente tiempo a Sybil para adoptar la pretención de estar ocupada en alguna adivinación en el salón. Con las puertas de su oficina y habitación cerradas, no había manera de saber qué había estado haciendo realmente cuando él hizo sonar la campana.

-Por supuesto, director –le sonrió Sybil-. No estaba hacienda nada importante, de todos modos, sólo un chequeo de rutina.

-Supongo que no habrás podido conseguir más detalles acerca del traidor, todavía –siempre era una buena idea seguir la corriente con la pretención de Sybil de ser una gran adivina. La mantenía de buen humor y la hacía bajar la guardia.

-¡Ah, de hecho, sí! –anunció Sybil dramáticamente-. Lo he visto en mi acuamancia.

-¿"Lo"? –repitió Albus, fingiendo entusiasmo-. ¿El traidor es varón, entonces?

-Así parece, aunque todo lo que pude ver fue una figura alta envuelta en una túnica negra que saltó de detrás del pedestal, empujó la armadura y corrió. En realidad pareció fundirse con el muro como una sombra –siseó Sybil, abriendo mucho los ojos-. Es poderoso y peligroso, te lo digo, y está determinado a que nada lo detenga. Una criatura de pura maldad, eso es él. Encuéntrelo, director, encuéntrelo pronto, o será invencible.

-¿El traidor o Voldemort? –preguntó Albus con una leve sonrisa.

-¡No tomes mi advertencia a la ligera! –amenazó Trelawney, al parecer no muy dispuesta a decidirse sobre esa pregunta-. La vida de Harry Potter está en gran peligro. Lo he visto venir desde hace mucho tiempo. Oh, sí, lo he visto.

-Muy bien, entonces, ya que no has sido capaz de descubrir el nombre del traidor...

Trelawney gruñó.

-La Adivinación es una ciencia difícil, una forma de arte, incluso. No puedes forzar a una respuesta a revelarse al chasquear tus dedos. El futuro es una región neblinosa y sólo lo que los dioses nos permiten ver puede ser revelado.

-Por supuesto, Sybil –la tranquilizó Albus-. Estoy consciente de los límites de tu don. Sólo tenía la esperanza de que quizá pudieras darnos un poco más con qué trabajar. Desafortunadamente, todos nuestros actuales sospechosos tienen el hábito de vestir de negro con bastante frecuencia –le guiñó un ojo encantadoramente-. En todo caso, como estaba a punto de decir, ya que no has podido descubrir un nombre, todavía, me gustaría saber un poco más sobre el grupo que tenías justo antes del primer incidente. El señor Ferris de Ravenclaw faltó a clase,  me parece que fue lo que nos dijiste, ¿pero qué hay de los Gryffindors y Hufflepuffs de ese grupo?

-¿Los Gryffindors y Hufflepuffs, director? –preguntó Trelawney, sorprendida.

-Sí, ellos tenían Pociones justo antes del último incidente y tú sabes lo poco confiable que es Lucius –Albus hizo unos cuantos guiños más-. Nada más me gustaría comprobar nuevamente esos estudiantes para estar seguro de que realmente tienen coartadas. ¿A cuáles recuerdas de esa lección?

-Bueno, el señor Alcott y el señor Harringer, por supuesto –Sybil arrugó la nariz con disgusto-.  Dos terribles gamberros, pero, claro, la mayoría de ellos lo son. Los muchachos de dieciséis y diecisiete años simplemente no sienten ninguna apreciación hacia lo espiritual. Son demasiado inquietos, están demasiado inmersos en lo profano. Hormonas adolescentes, supongo.

-Ah –Albus asintió, con la esperanza de que eso fuera lo bastante cercano a la comprensión esperada. ¿El señor Alcott y el señor Harrington, entonces?

-Se sientan justo ahí –señaló Trelawney-. En esa mesa. Cuchicheando y riendo y a veces incluso remedándome durante toda la lección. El señor Highflyer de Hufflepuff se sienta con ellos, pero al menos no es tan escandaloso. Ocasionalmente se les une en las risas, pero debo admitir que puede ser involuntario de su parte.

Dumbledore asintió para animarla.

-Highflyer es un muchacho educado y callado la mayor parte del tiempo, pero no tiene mucho de adivino –aclaró Trelawney-. Tiene problemas de concentración y una imaginación hiperactiva, pero rara vez interrumpe la clase. Puede perderse algo debido a su tendencia a fantasear, pero difícilmente distrae a otro estudiante.

-Entonces, ¿estás segura de que esos tres estaban presentes y no dejaron la clase para ir al baño o algo así?

-Estoy segura de que estaban aquí –confirmó Sybil-. Y no creo que ninguno de ellos fuera al baño, pero han pasado algunas semanas. No estoy segura de si recuerdo cada ida al baño desde entonces.

Albus asintió.

-¿Algún otro Gryffindor en esa clase?

-Sí... debería haber dos chicas también –Trelawney pensó por un momento-. La señorita Humperding y la señorita Miller, ninguna de las dos particularmente notable. Parecen ser niñas agradables, moderadamente interesadas, sin ningún talento particular para mi materia, pero el ojo interior no es algo que se pueda forzar. Lo hacen bastante bien con la teoría. Creo que se sientan por ahí, no demasiado lejos de los muchachos, pero más cerca del frente de la clase, posiblemente con la esperanza de poder oírme sin ofender a sus amigos. Pero, con toda la risa de los muchachos, probablemente no tienen mucha suerte.

-Ya veo –Albus reprimió un bostezo. Los humos estaban empezando a pesarle.

-Esos son todos los Gryffindors –reportó Sybil-. La señorita Extraviado y la señorita Hollster de Hufflepuff se sienta justo aquí, al frente. Son las más prometedoras del grupo, especialmente la señorita Extraviado, que ha mostrado mucha aptitud para la lectura de cartas y de hojas de té. La señorita Hollster parece preferir la bola de cristal. Ninguna de las dos ha mostrado un don especial para leer las estrellas, todavía, pero sospecho que eso es más que todo debido a la falta de conocimientos básicos que deberían haber aprendido en Astronomía. Desde que la profesora Sinistra está enseñando aquí, he notado una declinación en la habilidad de mis estudiantes para leer las estrellas. No estoy diciendo que no confíe en su conocimiento o deseos de enseñar, pero quizá su habilidad para transmitir conocimiento es... limitada.

Albus dejó que la perorata resbalara sobre él. Qué mal para Sybil que no hubiera encontrado una forma para culpar a Minerva por las fallas de sus estudiantes, pero, claro, Transfiguración no tenía absolutamente nada que ver con Adivinación. Se preguntó si debería comentárselo a Sybil, pero decidió no hacerlo.

¿Por qué era que había ido él ahí, en primer lugar?

Continuará...

Notas:

¿Cuál es la poción que requiere tres ranas de chocolate y que sólo se supone que las chicas la conozcan? ¿Qué hicieron los osos gummy a la poción de Sevi? ¿Y Harry será capaz de reconstruir la receta para su poción de carámbanos? (sugerencias sobre la identidad del traidor, como siempre, serán leídas con mucho interés, pero no serán respondidas, aún). Por favor, comenten.

En el próximo capítulo:

Severus todavía está fascinado con los osos gummy, Draco asiste a clase de Cuidado de las Criaturas Mágicas y Lucius se entera de las "lecciones de tutoría" de su hijo.

¡FELIZ NAVIDAD!

Nota de la traductora:

Un nuevo dato acerca de los osos gummy, aportado por Ares Sen Kenlin: en México se llaman "Panditas".