¡Todo esto es de JKR, no mío! Excepto por unos pocos personajes que agregué.
Draco dibujando dragones pertenece a PikaCheeka, perdón por no haberlo mencionado desde el principio de MNS, creo que adopté la idea de forma subconsciente.
El cuervo de Severus pertenece a J. L. Matthews. Sólo lo tomé prestado porque es una mascota perfecta para Sevi y prometí devolverlo ileso.
Los catar, sin embargo, son míos y los amo, así que, por favor, no los uses sin pedirme permiso primero.
Nota de la autora:
¿Saben? Tal vez pueda terminar esto en unos pocos capítulos más, después de todo. Mi traidor se está poniendo un poco impaciente y ya está atacando otra vez.
Nota de la traductora:
Silverfox es de Austria (no confundir con Australia) y su lengua materna es el alemán, pero escribió "Double 0 Seve... rus" en inglés, si deseas leer la versión original, puedes encontrarla y si deseas escribirle (en alemán o inglés, preferentemente), su dirección es silverfoxkabsi.at
Capítulo 15: OTRO ENCANTAMIENTO CORTADOR
Los jueves por la mañana eran el momento de la semana en que Draco envidaba más a Severus. Mientras que Draco tenía que apurarse con su desayuno para poder estar a tiempo en la cabaña de Hagrid para Cuidado de las Criaturas Mágicas, Severus tenía todo el tiempo del mundo, o al menos hasta la segunda lección, cuando tenían Latín, algo que Severus tampoco encontraba muy difícil.
Aún así, ese día Severus estaba devorando su comida todavía más rápido que Draco.
-¿Severus? –le preguntó Draco entre dos mordiscos-. Tienes una hora de estudio ahora, ¿recuerdas?
-Lo sé –Severus asintió y vació su taza de té de una sola vez-. Estoy planeando colarme en el viejo salón de Pociones y continuar mis pruebas con los osos gummy. Una hora es apenas suficiente para tener algo hecho cuando se experimenta con ingredientes desconocidos.
-¿Pero qué hay del carámbano de Potter? –presionó Draco-. ¿No es eso más importante?
Severus puso los ojos en blanco y suspiró.
-Está bien, haré una prueba de detección de venenos en el carámbano mientras trabajo. ¿De acuerdo?
Draco suspiró otra vez y decidió dejarlo así. Al menos Severus iba a hacer algo. Si tan solo no tuviera que ir a clase justo ahora. Entonces podría ir con Severus y asegurarse de que el carámbano recibiera la atención necesaria.
Estaba considerando seriamente el faltar a clase. Hagrid probablemente olvidaría pasar lista, de todos modos, así que incluso podría escaparse sin problemas.
Pero, pensándolo bien, Hagrid se había vuelto más cauteloso gracias a los repetidos ataques contra Harry y no olvidaba pasar lista con tanta frecuencia como solía hacerlo, y, si lo atrapaban, su padre se enteraría de inmediato. Otro discurso por parte de Lucius acerca del honor familiar era lo último que necesitaba ahora.
Al menos Neville estaría en Cuidado de las Criaturas Mágicas. Si había pensado en llevar algunos petardos, la lección podría ponerse interesante a fin de cuentas.
Draco miró hacia la mesa de Gryffindor preguntándose si podría ir hasta ahí, pedirle a Neville que llevara algunos utensilios para bromas y todavía llegar a tiempo a clase. Pero no pudo localizar a Neville. ¿Tal vez ya se había ido? O tal vez había regresado a su dormitorio porque había olvidado algo. Después de todo, Neville era terriblemente olvidadizo.
Hacía un frío terrible afuera y Draco pronto deseó haber recordado poner un encantamiento calentador en sus botas y guantes. Los dedos de sus manos y pies habían perdido toda sensibilidad para cuando llegó a la derruida cabaña que Hagrid llamaba hogar.
Draco nunca entendería por qué Hagrid se negaba a mudarse a uno de las agradables y cálidas habitaciones que Hogwarts ofrecía a su personal. Hasta la habitación de Filch debía ser más cómoda que eso.
Hagrid sonrió feliz a los congelados estudiantes reunidos afuera de su puerta.
-Conseguí algo realmente especial para ustedes hoy –prometió alegremente.
Draco tragó saliva. Siempre que Hagrid decía que algo era especial, resultaba ser algo grande con grandes garras o dientes afilados. Las criaturas con aliento de fuego o explosivas tenían también un lugar especial en el corazón de Hagrid.
Tal vez los petardos no serían una buena idea ese día, después de todo.
Miró a su alrededor buscando a Neville otra vez, pero tampoco pudo encontrarlo. ¡Y Hagrid estaba ya pasando lista! Draco sólo podía esperar que Neville tuviera una buena excusa cuando llegara.
-¿Lavender? –llamó Hagrid y asintió en dirección a la Gryffindor. Siempre los llamaba por su primer nombre-. Seamus, Hermione... ¿Neville? ¿Alguien ha visto a Neville?
Rayos. Por un momento, Draco había tenido la esperanza de que Neville pudiera llegar a tiempo.
-En la enfermería –reportó Harry, un poco tristemente-. Seamus trató de despertarlo transformando su cobija.
-¿Qué hay de malo con ello? –preguntó Hagrid, sorprendido.
-Bueno, lo transformó en un pitbull y… Bueno, creo que se asustaron algo cuando se encontraron frente a frente en forma tan inesperada, así que el perro mordió a Neville –explicó Harry-. Madame Pomfrey probablemente ya curó su herida, pero ya sabes cómo es ella. Querrá retener a Neville durante unos días sólo para estar segura de que no le ha quedado ningún daño psicológico.
-Ah, bueno, de todos modos era una bonita idea. Sé que tu intención era buena, Seamus –declaró Hagrid-. Pobrecito Neville.
Terminó rápidamente de pasar lista y entonces arrastró desde detrás de una esquina de su cabaña una gran caja cubierta, desde la cual podían escuchar furiosos gruñidos y refunfuños.
-Aquí está –dijo Hagrid con orgullo-. Algo realmente raro.
Tiró de la sábana que cubría la caja y Draco pudo ver algo grande y peludo lanzarse contra los barrotes. Vio un destello de largos dientes caninos mientras la criatura gritaba enfurecida, pero entonces ya estaba moviéndose otra vez, repitiendo el procedimiento en otro lado de la jaula.
-Está un poco confundido –comentó Hagrid-. Todo el movimiento de la jaula y la luz repentina lo sorprendieron. Sus, Snuffy, está bien.
-¿"Snuffy"? –repitió alguien con incredulidad, y Thedore estaba sacudiendo la cabeza con frustración. ¿Alguna vez llegarían a aprender algo útil en esa clase?
-Snuffy es un semi yeti –explicó Hagrid, con orgullo-. Parte yeti, parte oso. Como ya dije, es raro. ¿No es una belleza?
Los estudiantes contemplaron la furiosa bola de pelo con duda y algunos retrocedieron. Harry se adelantó valerosamente unos pasos para observar a la criatura.
-Uh, Hagrid, ¿no crees... –empezó, pero nunca supieron qué era lo que Harry quería preguntar.
Hubo un repentino sonido metálico y los barrotes se doblaron bajo el peso de Snuffy. El semi yeti estaba libre de repente y un solo salto lo llevó hasta Harry. Un gruñido y una enorme garra voló hacia el muchacho. Draco tomó su varita en pánico ciego. Había gritos, algunos estudiantes empezaron a correr.
-Stupefy! –esta vez Estella tenía listo el encantamiento apropiado. Fue claro que éste dio lentitud y distrajo a la criatura, a pesar de que no fue lo bastante fuerte como para someterla.
Hagrid sujetó a Snuffy por detrás tratando de apartarlo por la fuerza de donde yacía Harry en la nieve, sangrando, pero claramente aún con vida, ya que Draco podía verlo tratando de arrastrarse con los brazos, debido a que el semi yeti estaba sobre una de sus piernas.
Se necesitaron varios stupefys más hasta que Snuffy colapsó finalmente, todavía sobre las piernas de Harry. La mayor parte de los estudiantes había huido hacia el castillo para ese momento. Draco deseaba seriamente que al menos uno de ellos pensara en dirigirse a la enfermería y buscara a Madame Pomfrey.
Con ayuda de Gregory y Vincent, Hagrid se las arregló para levantar a Snuffy lo suficiente como para que Draco, Hermione y Estella liberaran a Harry. Theodore y Blaise habían desaparecido, al igual que Ron y Seamus. Los dos primeros realmente no sorprendieron a Draco. Ninguno de los dos sentía agrado por Potter, pero la huida de Ron era inesperada.
Alice estaba apoyándose contra la pared de la cabaña de Hagrid, blanca como un papel. Junto a ella, Sissi Lawrence estaba llorando en el hombro de Eloise Midgen. Draco no tenía idea de si por miedo o de alivio de que Harry estuviera evidentemente todavía vivo, a pesar de su hombro sangrante.
Harry se opoyó en Draco mientras Hermione intentaba detener la hemorragia presionando su bufanda contra la herida. Eso parecía ser algún método curativo muggle, pero Draco asumió que funcionaría hasta que pudieran llevar a Harry de vuelta al castillo.
-¡Harry! ¡Harry! –ahí estaba Ron, corriendo hacia ellos a toda velocidad, y detrás de él estaban Madame Pomfrey y el director.
Por supuesto, había ido por ayuda, pensando que la magia de un estudiante no bastaba para enfrentar a un monstruo tan grande como el semi yeti, y Hagrid, después de todo, todavía no tenía varita.
Draco retrocedió mientras Madame Pomfrey se encargaba de Harry. Dumbledore transformó rápidamente un gran barril de agua en una caja todavía más grande y levitó dentro a Snuffy.
-Un hombro desgarrado y un tobillo torcido –reportó la enfermera, sacudiendo la cabeza, maravillada-. Ni un solo hueso roto. A veces simplemente no puedo creer su suerte, señor Potter. Con todos los problemas en los que se mete, cualquier otro probablemente habría sufrido daños irreparables hace tiempo.
Ella conjuró una camilla y llevaron flotando a Harry en dirección a la enfermería. Hermione y Ron marcharon detrás de ellos.
Dumbledore parecía aliviado con las noticias. Aseguró la caja del semi yeti con varios candados, y entonces fue a inspeccionar la jaula. Curioso, Draco lo siguió.
Las barras estaban dobladas desde arriba, donde Snuffy había logrado pasar, y apuntaban en todas direcciones. Eso llamó la atención de Dumbledore.
-Esto es extraño –comentó el director-. Las barras no fueron simplemente dobladas a los lados para hacer un agujero, ni tampoco cedió un lado de la jaula como un todo. ¿Cómo pudo Snuffy poner tanta presión en todas ellas al mismo tiempo?
Draco contempló los barrotes más cercanos a él.
-Los que no se doblaron están rotos también –descubrió-. Hay una línea recta de rupturas a lo largo de todos los barrotes de este lado de la jaula.
Dumbledore pasó un dedo por uno de los cortes.
-Liso –reportó-. Un corte limpio, igual que con un encantamiento cortador.
Detrás de él, Estella dejó escapar un sonido de asombro.
-¿Otro encantamiento cortador? ¿Como en las cuerdas de la armadura?
-Así parece –confirmó Dumbledore-. Un encantamiento revelador nos lo dirá con seguridad. ¿Qué otros encantamientos fueron usados durante la lección?
-Stupefy para detener al yeti –reportó Estella.
-Probablemente algunos encantamientos calentadores para combatir el frío –agregó Draco.
-Ah, sí, veo nueve stupefys –asintió el director-. Dos encantamientos calentadores hechos aquí, varios otros en objetos que estuvieron aquí recientemente.
-¿Encantamientos calentadores? –se confundió Hagrid.
-Las ropas de los estudiantes, Hagrid –le recordó Dumbledore-. Para protegerlos contra el clima frío- también hay un encantamiento contra el viento. Un fuego portátil, un encantamiento de vigilia, un... ¿encantamiento congelador? Hum, probablemente una broma. Los encantamientos de diagnóstico y sanadores de Poppy, un encantamiento animador, cinco transfiguraciones pequeñas, un encantamiento cortador extra fuerte, un hechizo de cambio de color y alguien llevaba consigo galletas de canario. Eso es extraño. ¿Alguna idea de quién usó el encantamiento animador, el de cambio de color y las transfiguraciones?
-Yo usé el encantamiento animador, señor –admitió Alice-. En Sissi –señaló con la cabeza a la ahora mucho más calmada Hufflepuff-. Parecía necesitar uno después del shock.
Dumbledore asintió.
-Tal vez todos ustedes deberían ir a pedirle a Madame Pomfrey alguna poción calmante para los nervios una vez que ella haya terminado con el señor Potter. ¿Transfiguraciones?
Draco se encogió de hombros y miró a los demás buscando ayuda.
-¿Quizá alguien estaba practicando para un examen más tarde durante el día? –sugirió Estella-. Suena bastante inofensivo. Quiero decir, ¿qué puede tener que ver una pequeña transformación o un cambio de color con abrir una jaula?
Dumbledore asintió.
-Los barrotes ciertamente no fueron transformados ni se les cambió el color, pero hubo también varias transfiguraciones menores en la escena del último ataque.
-Justo afuera del salón de Transfiguraciones –le recordó Draco.
-Sí, pero quizá las transfiguraciones fueron parte de la preparación del traidor para el ataque.
-¿Cree que pueda ser un animago? –preguntó Eloise, mirando temerosamente a su alrededor.
-La transformación de animago no es una transfiguración menor, señorita Midgen –trató de tranquilizarla Dumbledore-. No aparecía como una con este encantamiento.
De hecho, Draco recordaba a su padre diciéndole que la transformación de animago era indetectable para encantamientos reveladores. Pero Eloise probablemente no necesitaba saber eso en ese preciso momento, no se requerían encantamientos una vez que se lograba la habilidad de cambiar a una forma animal.
-Será mejor que regresen a sus salas comunes, ahora –continuó el director-. Las clases de la mañana están canceladas. Daré el aviso en cuanto regrese al castillo.
Draco deseó poder quedarse para observar el resto de la investigación, pero sus compañeros lo miraban expectantes. Obviamente, pensaban que regresarían todos juntos.
Se encontraron con Juliana, Pansy y Millicent en el vestíbulo cuando entraron al castillo.
Lavender y Seamus estaban un poco más arriba en las escaleras y el resto de su clase estaba apiñada en la entrada del corredor de Hufflepuff. DRaco no tuvo tiempo para ponderar por qué los Ravenclaws habían elegido ese sitio de entre todos los lugares.
Fueron acribillados a preguntas por parte de sus compañeros de Casa en el momento en que llegaron. Aparentemente, los fugitivos habían corrido todo el camino hasta el vestíbulo antes de voltear a ver lo que pasaba. Ya que no había ningún furioso semi yeti persiguiéndolos, se sintieron lo bastante seguros como para detenerse y sólo unos pocos habían ido a alertar a la enfermera y al director.
Pero sólo Ron había sido lo bastante valeroso como para seguir a los adultos de regreso a la escena del ataque. ¿Quién podía saber si la criatura no los atacaría de nuevo, si se acercaban demasiado, a fin de cuentas?
Demasiado curiosos para simplemente marcharse, se quedaron ahí y observaron mientras Madame Pomfrey llevaba flotando a Potter hacia la enfermería.
-Tenemos que volver a las salas comunes –le dijo Draco a Thedore, quien era el que estaba presionándolo más-. Probablemente habrá otra reunión de profesores hasta la hora del almuerzo.
-¿Entonces, fue otro ataque del traidor? –demandó Juliana.
-Así parece –confirmó Draco-. Los barrotes fueron cortados con un encantamiento cortador. Ya que el mismo encantamiento ha sido usado en los dos últimos ataques, Dumbledore parece estar muy seguro de ello.
-¿Te das cuenta de lo que eso significa? –chilló Alice de repente-. ¡El traidor debe estar en nuestra clase!
Gregory y Vincent se quedaron mirándola por un momento, Blaise y Thedore se miraron el uno al otro, Juliana se apartó lentamente de todos hasta que chocó contra la pared, Estella miró a Draco.
-¿Pero quién? –susurró Millicent.
-Los encantamientos cortadores pueden ser realizados a distancia –les recordó Draco-. Incluso a través de vidrio. El traidor sólo necesitaba ver la jaula. Eso no quiere decir que hayamos podido verlo.
Aún así seguían intercambiando miradas inquietas mientras caminaban hacia la sala común.
Estella se acurrucó en la silla junto al fuego abrazando una almohada, Alice escogió una silla en el otro extremo de la habitación, junto a al tablero de ajedrez. Juliana, Millicent y Pansy corrieron escaleras arriba.
-Un... ¿quieres jugar? –le preguntó Theodore a Alice, señalando con la cabeza las piezas de ajedrez, pero Alice sólo sacudió la cabeza silenciosamente.
Theodore se sentó frente a ella de todos modos.
El resto de ellos subieron las escaleras. Blaise tomó una túnica limpia y desapareció en el baño diciendo "Necesito una ducha caliente".
Vincent y Gregory se sentaron en la cama de Gregory con un puñado de ranas de chocolate.
Draco se dejó caer en su cama también, tratando de convencerse a sí mismo de que el traidor no era necesariamente uno de sus compañeros. De alguna manera, ese pensamiento era mucho más atemorizante de lo que había esperado. Después de todo, había sabido que había un traidor en la escuela desde antes que empezara el año escolar. Incluso había pensado por un tiempo que debería ser Theodore o Blaise.
Pero ahora, de repente, parecía tan imposible. Conocía a esos estudiantes, había recibido clases con ellos durante cinco años. ¿Cómo podía ser uno de ellos un asesino a sangre fría?
-La última –dijo Gregory con voz átona.
-Compartámosla, entonces –sugirió Vincent.
Draco ladeó la cabeza y observó su intento por partir una rana de chocolate en dos partes perfectamente iguales. Gregory terminó con el pedazo más grande, pero insistió en cambiarlos para que se lo quedara Vincent.
Draco se sintió extrañamente desconectado de la escena mientras se sentaba, gateaba hasta el frente de su cama y sacaba del fondo de su baúl el más reciente paquete de dulces enviado por su madre. Se lo ofreció a Vincent y, luego de que el muchacho lo tomó, se dejó caer de nuevo en su posición original en la cama.
-¿No quieres? –escuchó que preguntaba Vincent-. ¡Hey, Draco!
-¿Uh? -¿Vincent le estaba hablando?
-¿No quieres algo de tus dulces?
Draco sacudió la cabeza. No, no podría comer nada en ese momento.
En su mente, recorrió la lista de sus compañeros de Cuidado de las Criaturas Mágicas, visualizando todas sus caras, tratando de determinar cuál de ellos podría ser un asesino.
Todos sus compañeros de dormitorio habían estado en Aritmancia durante el segundo ataque. Draco todavía no podía creer que Gregory y Vincent hubieran cambiado de Adivinación a Aritmancia después de hacer los OWLs. Ellos dijeron que había sido idea de Neville, lo cual era comprensible. Neville no estaba tan endurecido como Grez y Vince. Probablemente ya había soportado más que suficientes predicciones de su muerte como para considerar aceptable estudiar todo el verano para ponerse al día con la clase de Aritmancia. También, Hermione probablemente le había ayudado como tutora. Sin embargo, el que Gregory hubiera aceptado estudiar en vacaciones parecía increíble.
Estella y Juliana llevaban Aritmancia también. Pansy y Millicent habían estado con ellas durante el ataque de la armadura. Eso dejaba sólo a Alice.
Alice, que se puso tan pálida a la vista del semi yeti atacando a Potter. Alice, que indicó que el traidor podía estar en su clase, que había estado tan impactada y horrorizada con la idea. No, simplemente no podía ser Alice.
Los Gryffindors, a continuación. Neville no había estado ahí ese día. Ron, que corrió a buscar ayuda. Mientras pensaba en él, Draco seguía viendo cómo había corrido hacia ellos tan rápido como podía, gritando "¡Harry! ¡Harry!".
Seamus, con su padre muggle, y siendo su mejor amigo el hijo de muggles Dean. Se había estado comportando de forma extraña en la clase de Pociones últimamente, sí, ¿pero como para matar a su propio compañero de dormitorio?
Hermione, presionando su bufanda contra la herida de Harry en un intento desesperado por ayudar con inferiores métodos muggles. Alguien debería enseñarle algunos encantamientos de primeros auxilios. Alguien debería enseñarles a todos ellos.
Lavender, la chica que lloró por la muerte de su conejito durante un día entero en tercer año. Draco no tenía una opinión muy alta de Lavender, pero era demasiado achiquillada como para ser una malévola asesina.
Sissi Lawrence de Hufflepuff. Ridículo. Sissi no dañaría a una mosca. La vio de nuevo llorando en brazos de Eloise.
Eloise. Eloise mientras acariciaba gentilmente la espalda de Sissi tratando de calmarla.
Los que habían huido. La callada Susan Bones que había perdido a sus padres por causa de Voldemort, igual que Harry. Susan, que pasaba horas enteras cosiendo muñequitos de peluche para regalar a sus amigos.
Justin Finch-Fletchley. Justin, que había estado tan asustado del monstruo en Segundo año. ¿Justin, hijo de muggles? Nunca.
Y las dos Ravenclaws, Miranda Deering y Lisa Turpin. Lisa mirando con los ojos muy abiertos a los unicornios que habían visto en Cuidado de las Criaturas Mágicas durante tercer año. La expresión de maravilla cuando uno se acercó lo bastante como para tocarla.
Y Miranda riendo por una de las bromas de Ron. Miranda era sospechosa, sí, pero...
Miranda escogiendo diligentemente la ensalada para los flubberworms. Miranda en la Biblioteca, enseñándole pacientemente una y otra vez a una alumna de primer año cómo agitar su varita. ¡No, no podía ser Miranda Deering!
¿Pero, entonces, quién? ¡Si tan solo Severus estuviera ahí! Severus sabría las palabras correctas para poner todo eso nuevamente en perspectiva.
Draco se puso en pie de un salto.
-Voy a ir a buscar a Severus. Él tiene... tiene que haber ido a la Biblioteca o algo.
Vicent y Gregory asintieron en silencio.
Aún así, Draco casi salió corriendo de la habitación. De repente, ya no podía soportarlo más.
La ducha todavía estaba funcionando. ¿También Blaise se sentía afectado? A él Potter le importaba un comino, después de todo.
Estella estaba todavía acurrucada con su almohada, mirando el fuego. Juliana había bajado de nuevo y estaba sentada en una silla junto a la escalera de las niñas, apretando contra su pecho un leopardo de peluche. Ella evitó el contacto visual y se apartó de él.
Alice estaba jugueteando con un peón de ajedrez sin mirarlo. No, era el rey negro. Ella lo miró a los ojos. Lucía casi suplicante, ¿pero qué podía hacer Draco?
Se apresuró a ir a la puerta.
-¿A dónde vas? –la voz de Theodore sonó extrañamente mal en el desperante silencio de la sala común-. Cancelarán las clases en cualquier momento.
-A buscar a Severus –dijo Draco otra vez.
Theodore solo asintió. Ni siquiera preguntó por qué Severus no estaba ahí, o por qué Draco no había ido a buscarlo antes.
¿Cuánto tiempo había pasado desde que volvieron a la sala común? ¿Cuánto tiempo había yacido en su cama, pensando? ¿Minutos? ¿Horas? ¿No debería Dumbledore haber hecho ese aviso hacía rato ya? ¿Había descubierto algo tan importante que olvidó cancelar las clases?
Lo más probable era que no hubiera pasado tanto tiempo.
Había perdido todo sentido del tiempo, comprendió Draco. ¿Era así como se había sentido Neville después del ataque de la armadura?
Draco irrumpió en el laboratorio de Pociones, se detuvo y se quedó quieto, parpadeando. De alguna manera, la escena frente a él parecía irreal después de los enventos del día.
Severus estaba sentado en una mesa, con el pie derecho sobre la misma, el otro colgando, el brazo izquierdo abrazando su rodilla, revolvía con la mano derecha un cardero que burbujeaba alegremente y tarareaba una melodía alegre. Al otro lado de la mesa, otro caldero estaba enfriándose y Greenie olfateaba en una mesa lateral que normalmente se usaba para colocar ahí los ingredientes. Corvus estaba posado en una estantería con un pañuelo en su pico.
La habitación estaba cálida y bien iluminada. Una imagen de tranquilidad y felicidad.
Severus miró a Draco solo por un momento y lo saludó con una sonrisa rápida dantes de volver su atención a la poción.
Draco se quedó como hipnotizado. La atmósfera en la habitación era un contraste demasiado grande con su estado emocional en ese momento y le parecía completamente irreal.
-¿No deberías estar en clase? –recalcó Severus ligeramente.
-Canceladas –Draco logró salir de su aturdimiento.
-¿Pasó algo malo? –finalmente comprendió Severus.
Draco abrió la boca para explicar y titubeó. ¿Cómo empezar? ¿Cómo explica uno sus sentimientos sobre algo, si es completamente incapaz de interpretarlos?
-Todos los estudiantes, regresen a sus salas comunes –resonó la voz del director por los corredores-. Todas las clases matutinas están canceladas. Todos los miembros del personal, por favor repórtense a la sala de profesores inmediatamente.
Severus saltó de la mesa, la poción ya olvidada.
-No está muerto, ¿o sí?
Draco sacudió la cabeza.
-¿Qué hizo esta vez?
-Otro encantamiento cortador –reportó Draco. No tenía ningún problema reportando los hechos del caso-. Dejó abierta la jaula de un semi yeti furioso justo cuando Potter estaba más cerca. Potter fue herido por sus garras y se lastimó un pie cuando la criatura se lanzó sobre él, pero logramos detener al semi yeti con varios stupefys antes de que lograra matar a Potter o atacar a alguien más.
-¿Cómo fue que la criatura se enojó con Potter? –preguntó Severus, luego de respirar hondo. Dio vuelta y apagó el fuego bajo el caldero en el que había estado trabajando.
-No hubo necesidad –explicó Draco-. Estaba tratando de destrozar la jaula de todos modos. Hagrid pensó que era porque había movido la jaula, probablemente despertó al monstruo o algo así.
-¿Entonces, que garantizaba que atacaría a Potter? –Severus limpió metódicamente su área de trabajo y guardó los calderos donde no fueran evidentes para nadie que se asomara al salón antes de que pudiera volver a terminar su trabajo.
-Era el más cercano a la jaula –respondió Draco-. Creo que sólo asumió que atacaría al blanco más cercano.
-Nuestro traidor no es precisamente selectivo acerca de quién puede salir lastimado –dedujo Severus-. Después del primer incidente, pensé que simplemente no había contado con que las esquirlas pudieran herir también a otros estudiantes que se sentaran cerca de Potter, y el segundo ataque sólo puso en peligro al propio Harry, pero la última vez también pudo haber matado fácilmente a Hermione y esta vez puso en peligro a una clase entera. Estoy empezando a creer que realmente es capaz de volar toda la escuela sólo para llegar hasta Potter.
Draco se estremeció, dándose cuenta de lo muy asustados que habían estado todos.
-Alice dice que tiene que ser alguien de nuestra clase, pero entonces también habría puesto en peligro su propia vida.
-Es posible –concedió Severus-. Pero ese sería un acto realmente desesperado. Es más probable que lo haya hecho desde una distancia segura.
Draco dejó escapar un suspiro de alivio y le sonrió a Severus. ¡Por supuesto! ¿Cómo habían podido estar todos tan ciegos? El traidor tenía que ser demasiado cobarde como para arriesgar así su propia vida.
-Deberíamos volver a la sala común –aconsejó Severus.
Draco se preguntó si todavía estaría tan silenciosa, ahora que todos los demás Slytherins estaba de vuelta. Ellos no dejarían que la desesperación de los de sexto año los alcanzara a todos, ¿o sí?
Lucius terminó entre el hombre lobo y ese idiota profesor de Estudios Muggles esta vez. No era el mejor asiento, pero al menos era Sprout quien estaba atrapada con Trelawney en esa ocasión. Su salón podía estar realmente alejado, pero, a diferencia de los invernaderos, el anuncio del director sí llegó hasta ahí. Hootch, Sprout y Hagrid no tuvieron ese lujo y hubo que alertarlos vía elfo doméstico. Agreguemos a eso el que tenían que recorrer un camino más largo de vuelta al castillo y Luicus podía al menos tener la seguridad de que, si no desperdiciaba tiempo, no era probable que volviera a llegar al último para otra reunión de personal. Solamente tenía que recordar las repercusiones.
Dumbledore lucía grave al describir el último ataque. Lucius sentía deseos de estrangular al asesino. ¿Era que ese chico no podía hacer nada bien?
-Gracias a la rapidez de pensamiento de la señorita Rashton y la rápida ayuda de la señorita Granger y los señores Crabbe y Goyle, junto con el joven señor Malfoy, sin mencionar la sabia elección del señor Weasley de regresar al castillo y avisarle a Madame Pomfrey, el señor Potter recibió sólo heridas menores y estará de nuevo en pie para asistir a sus clases de la tarde –anunció Dumbledore-. Creo que cada uno de los estudiantes que ayudó debería ser recompensado con puntos, aunque no estoy seguro de quién más tomó parte en dar aviso y someter a Snuffy. Tendremos que determinar eso antes de empezar a dar puntos.
Lucius se sorprendió al comprender de súbito que su único hijo y heredero había estado también en la escena del ataque. ¡Y, aparentemente, había sido también lo bastante estúpido como para enfrentar al monstruo! ¿Por qué no había mantenido a Draco lejos de esa clase con alguna excusa? ¿Por qué Draco no había tenido la inteligencia suficiente como para escapar?
-Pequeño idiota –gruñó para sí-. Ese Snape es una mala influencia para el muchacho.
-¿Severus? –le preguntó Lupin, sorprendido-. ¿Qué tiene que ver Severus con nada de esto? Ni siquiera está en la clase de Hagrid.
-Es un mal amigo para mi hijo –gruñó Lucius-. ¿Por qué sigues animando a esos dos para que pasen tiempo juntos?
-No los estoy animando –respondió Lupin calmadamente-. Solamente arreglé que Severus sea tutor de Draco, ya que parece ser el estudiante más competente en mi clase.
-¿Tutor? –Lucius levantó la cabeza y miró con enojo al hombre lobo-. ¿Por qué mi hijo habría de necesitar un tutor? Sus notas de Defensa quizá no sean tan buenas como podrían ser, pero siempre ha estado entre los mejores de su año.
-Hasta que empezamos con las barreras de protección –corrigió Lupin calmadamente-. Admito que probablemente no habría pensado en arreglar una tutoría, si hubiera sido otro estudiante. Draco en realidad no esta en peligro de reprobar, pero, en comparación con su desempeño habitual, sus resultados al crear barreras protectoras son extremadamente pobres.
Lucius lo miró con furia.
-Puedes estar seguro de que me encargaré del problema –le informó fríamente a Lupin y el hombre lobo fue abandonado para preguntarse si debía considerar eso una amenaza o una promesa.
A juzgar por la expresión de Lucius mientras lo decía, casi parecía lo primero, aunque Remus no podía imaginarse por qué. No se sorprendería si empezara a salir humo de las orejas de Lucius en cualquier momento.
-Los de primer año estaban en Herbología e Historia respectivamente –estaba diciendo Dumbledore justo en ese momento-. Considerando que son incapaces de realizar un encantamiento tan difícil y que el invernadero en el que estaba trabajando el grupo de Herbología está en un mal ángulo como para ver el lugar donde se encontraba la jaula, creo que podemos descontarlos como sospechosos otra vez.
Todos los profesores asintieron confirmando eso.
-Los Gryffindors y Slytherins de segundo año estaban en Defensa –continuó el director-. ¿Remus?
-Clarissa Charlton llegó tarde, asegurando que estuvo buscando su libro de Defensa –reportó Remus, obedientemente-. Quintus Palmer, Elena Wilder y Vestalia Flemming fueron al baño durante la lección. Pero los tres volvieron dentro del término habitual.
-El resto del segundo año tenía Encantamientos –declaró Dumbledore.
-Louise Mapel y Phelan Cullinger fueron al baño –dijo Flitwick-. No creo que ninguno de ellos sea capaz de realizar un encantamiento cortador de ese nivel.
-Los Cullinger son tradicionalmente una familia Slytherin –intervino McGonagall-. Sangre limpia que recientemente perdieron mucho dinero e influencia.
-Estás pensando en Andrejus Cullinger de Cornwall –la corrigió Lucius-. El padre de Phelan es Octavian Cullinger, un primo muy distante de Andrejus que vive en alguna parte de Gales.
-Octavia era un Ravenclaw –agregó Flitwick-. Phelan, sin embargo, se parece más a su madre. Hufflepuff de pies a cabeza.
-Además, tiene una coartada para el primer incidente –les recordó Lupin-. Lo mismo que Louise. Los dos estaban en mi clase.
-Y en Encantamientos durante el segundo incidente –agregó Flitwick-. No dejaron la clase entonces y repito que los considero incapaces de realizar el encantamiento. Un simple encantamiento cortador para cortar una capa de tela, quizá, pero no varios barrotes de acero de una sola vez.
-Con tercer año, entonces –asintió Dumbledore-. Pociones y Transfiguraciones.
-Los Slytherins y Ravenclaws estaban trabajando diligentemente y sin ninguna ida al baño –reportó Lucius orgullosamente-. Y ninguno llegó tarde.
-¿Y cómo conseguiste un logro tan inusual, Lucius? –bromeó Hannah Hootch-. Por favor, cuenta.
-Les di veinte páginas de sus libros de Pociones para leer y resumir –sonrió Lucius-. Y les dije que habría un examen al final de la lección.
-Sólo dos idas al baño en Transfiguraciones –reportó McGonagall-. Ambos Gryffindors, Caius Rude y Miles Millar.
-Los de cuarto año estaban en Runas Antiguas –dijo el profesor Rosetta antes de que Dumbledore pudiera preguntar-. Idas al baño para Keith Gorl y Diana Bardon, no hubo ausencias.
-Los Gryffindors y Ravenclaws de quinto año tenían Latín –esa era Priscilla Pince-. Ulric Katon y Ambrosia Fundidor fueron al baño. Luna Lovegood llegó tarde. Asegura que sus compañeros le dijeron que Latín sería hoy en los calabozos. Encontraría eso sospechoso, si hubiera sido cualquier otra persona, pero en el caso de Luna, puedo creerle.
-Los Slytherins y Hufflepuffs tenían una hora de estudio –reportó Dumbledore-. Y los de sexto año estaban en Cuidado de las Criaturas Mágicas y Estudios Muggles.
-Neville estaba en la enfermería –reportó Hagrid-. Su cobija lo mordió.
-¿Qué? –gritó Lucius, y Remus tuvo que concordar con él por una vez.
-Sí, Seamus sólo quería despertarlo, pero la cobija se asustó y mordió –explicó Hagrid, confundiendo a todos.
-El señor Finnigan transformó la cobija del señor Longbottom en un perro –aclaró Minerva McGonagall-. Desafortunadamente, no pensó bien las cosas y produjo un furioso pitbull en lugar de un lindo cachorrito. Si alguien tiene una buena idea para una detención desagradable, acepto sugerencias.
-Vamos, Minerva –suplicó Hagrid-. Seamus no pretendía hacer daño.
-No, pero hizo daño, Hagrid –insistió McGonagall-. Su comportamiento irresponsable causó que un estudiante saliera lastimado y pudo haber sido peor. La mordida fue profunda pero curó fácilmente porque sólo atravesó piel y músculo. Si el perro hubiera mordido más profundo o hubiera alcanzado una articulación, por ejemplo, o incluso la cara del muchacho, Poppy tal vez no habría podido curar completamente el daño.
-Bueno, pero afortunadamente eso no pasó –intercedió Dumbledore-. Julián, ¿hubo ausencias en tu clase?
-No –respondió el profesó de Estudios Muggles-. Pero Mandy Bocklehurst fue al baño. Dos veces en realidad. Tal vez debería ver a Poppy.
-Bueno, al menos eso es un poco sospechoso, pero puede ser que simplemente haya tomado demasiado jugo de calabaza en el desayuno –decidió el director-. Eso difícilmente es una razón para consultar a un sanador. Los Slytherins y Ravenclaws de sétimo año tenían una hora de estudio y los Gryffindors y Hufflepuffs, Latín.
-Una prueba de vocabulario, de hecho –especificó la profesora Pince-. Eudora Scattering fue la única que fue al baño, pero eso difícilmente es una sorpresa. Siempre tiene que correr al baño justo antes de que reparta los exámenes. Vejiga nerviosa, supongo. Los demás no arriesgaron sus notas con ausencias.
-Excelente –dijo Dumbledore-. Ahora que todo eso está aclarado, volvamos una vez más al último ataque. Le pedí a los Cabezas de Casa que descubrieran quién peleó en el corredor de Transfiguraciones en algún momento antes del ataque. ¿Algún resultado?
Flitwick y Sprout intercambiaron una mirada.
-Erm... un simple caso de celos, Albus –admitió Flitwick-. ¿Conoces a las hermanas Summer?
El director asintió.
-Sondra, Ravenclaw de segundo año, y Esther, Hufflepuff de tercer año.
-Sí, efectivamente –confirmó Sprout-. Desafortunadamente, no se llevan bien. Esther siente que su madre le da a Sondra mucha más atención, mientras que Sondra envidia el que Esther tenga mejores notas. Verás, Esther es una estudiante excepcionalmente brillante y se esfuerza mucho a pesar de que no considera tan importantes sus notas. Sondra, a pesar de que también se esfuerza mucho estudiando, no memoriza con tanta facilidad y, como resultado, tiene notas más cercanas al promedio.
-Ese día, después de almuerzo, las dos chicas se encontraron en el corredor de Transfiguraciones –continuó Flitwick-. Sondra estaba en camino a Historia de la Magia, Ester y su amiga Amber iban a Latín. Sondra escuchó que Esther decía no estar preocupada por el resultado de su último examen de Latín porque encontraba el Latín muy fácil. Desafortunadamente, Latín es una de las materias que Sondra encuentra particularmente difíciles, así que, en un momento de ira, le lanzó un maleficio de furúnculos a su hermana. Esther respondió con un ataque físico en lugar de un maleficio. Sus compañeros trataron de apartarlas, pero al principio no pudieron hacerlo, así que Amber realizó un stupefy en ambas chicas, después de lo cual los que ayudaban pudieron arrastrarlas a sus respectivas clases. Pero el origen de los encantamientos desorientadotes permanece sin aclararse. Pueden haber sido realizados por el traidor, a fin de cuentas, ya fuera para evitar que alguien lo atrapara mientras preparaba la trampa, o en Harry para hacerle más difícil escapar de la armadura cuando ésta cayó.
-Pero entonces, ¿por qué estaba ahí el contrahechizo? –preguntó la profesora Vector-. Sabemos que el traidor no fue atrapado poniendo la trampa, así que en el primer escenario, la persona blanco del hechizo fue alcanzada y pasó de largo sin notar al traidor. Si alguien hubiera desactivado el encantamiento, habría tenido que saber en primer lugar que había sido realizado y habría querido saber por qué. En el segundo escenario, el encantamiento fue realizado sobre Harry. Lo alcanzó y estaba desorientado cuando cayó la armadura, o bien falló y golpeó el muro o quizá la armadura, algún objeto inanimado, en cualquier caso. El traidor no tenía razón para quitar el encantamiento de Harry y no había necesidad de quitarlo de un objeto inanimado, ya que no habría sido afectado en lo absoluto. Alguien más sólo tendría razones para realizar el contrahechizo, si hubiera visto al traidor realizar el encantamiento. Si así fuera, lo habría reportado hace tiempo.
-Quizá el traidor quitó el encantamiento de Harry después de que cayó la armadura para evitar que Madame Pomfrey lo detectara –sugirió Remus.
-¿Pero por qué lo haría? –argumentó Flitwick-. No habría sido posible rastrear a quien lo realizó a través del encantamiento activo, así que, ¿para qué molestarse? Era mucho más riesgoso que hubiera sido visto mientras realizaba el contrahechizo.
-¿Tal vez el traidor no estaba consciente de que el encantamiento no podía ser rastreado? –sugirió Remus-. Estamos tratando con un estudiante que quizá sólo tenga doce años. No podemos esperar que tenga el conocimiento de un asesino profesional.
-Es un asesino profesional –señaló McGognagall.
-En entrenamiento –corrigió Lucius-. Un profesional adulto difícilmente habría fallado así cuatro veces. Ese niño claramente no sabe lo que está haciendo. Es más probable que reciba sus instrucciones de Ya-saben-quién, o más probablemente de uno de sus death eaters y entonces se lance a cumplirlas lo mejor que pueda.
-Todavía podemos asumir que quien le haya dicho que usara un encantamiento desorientador también le dijera que no podía ser rastreado –insistió McGonagall.
-Eso dependería de cuánto desea nuestro hipotético death Ester que nuestro traidor tenga éxito –concedió Dumbledore.
-Dudo que Voldemort le diera un trabajo de tanta importancia a alguien de quien tuviera la más mínima sospecha de que quisiera sabotearlo –argumentó Flitwick-. Si el contacto del traidor no es Voldemort en persona, es alguien de cuya lealtad Voldemort no tiene la menor duda.
-Uno de alto rango, entonces –concordó Vector-. ¿Pero cómo contacta al traidor? ¿Deberíamos empezar a leer las lechuzas de los niños?
-No haría daño vigilar qué estudiantes reciben correo inusual –concedió Dumbledore-. Pero no podemos leer todas las lechuzas privadas. Hogwarts sigue siendo una escuela, no un centro de detención.
-Hay otra posibilidad –Flitwick interrumpió al director, demasiado enfrascado en sus pensamientos como para siquiera notarlo-. ¿Y si el encantamiento falló y alcanzó a otra persona? El traidor tendría que quitarlo para evitar que esa persona muriera también.
-No ha mostrado ninguna preocupación por la seguridad de los estudiantes alrededor de Harry en sus ataques hasta este momento –señaló Rosetta-. El plato que explotó pudo matar fácilmente a varios estudiantes, la armadura muy probablemente habría golpeado a la señorita Granger al igual que a Harry, si no hubiera sido desviada, y este último ataque puso en riesgo a una clase completa.
-La persona a la que alcanzó era un amigo, entonces –decidió Sprout-. Alguien a quien no quería lastimar. ¿Un posible socio en el crimen?
-¿Crees que tenemos dos death eaters en la escuela? –Lucius parecía tan horrorizado que Remus casi le creyó.
Draco tenía razón. El hombre era un excelente actor.
-Improbable como parece el que Voldemort pudiera infiltrar dos agentes en la escuela, sigue siendo una posibilidad –dijo Dumbledore calmadamente-. Un escenario más posible, sin embargo, es que el traidor tiene amigos que no saben nada de su conexión con Voldemort, compañeros sangre limpia a los que considera dignos de protección.
-También había sangre limpia en la clase que atacó hoy –señaló Vector-. Draco Malfoy, por ejemplo, Severus, el chico Nott...
-Severus no toma Cuidado de las Criaturas Mágicas –le recordó Dumbledore-. Pero Draco sí, y también sus compañeros igualmente sangre limpia señor Crabbe y señor Goyle. Creo que la señorita Rashton es sangre limpia, al igual de el señor Weasley y la señorita Brown. Claramente, nuestro traidor no se preocupa por todos los sangre limpia, pero podría preocuparse por algunos.
-Lo cual nos lleva a la cuestión de quién –dijo Vector.
-Ciertamente –confirmó Dumbledore-. Revisaré la nueva lista de ausencias. Tal vez eso nos de una pista. Entre tanto, por favor envíen al señor Nicodemus Hanson a mi oficina después de cenar. Necesito interrogarlo acerca del último ataque.
-Ya estaba en Pociones en ese momento –señaló Lucius.
-Lo sé, Lucius –el director asintió benignamente-. Lo cual es precisamente lo que encuentro tan extraño. Verás, no tuvo tiempo suficiente como para llegar ahí desde su clase anterior, pero, de acuerdo con Remus, no faltó tampoco a Defensa.
-Tal vez conoce un atajo –sugirió Lucius-. Ahora, si me disculpan, tengo que hablar seriamente con mi hijo.
Continuará...
Notas:
¿Los de quinto año superarán ese shock? ¿Qué eran esos encantamientos de trasfiguración? ¿Hagrid y Snuffy están en problemas? (sugerencias sobre la identidad del traidor, como siempre, serán leídas con mucho interés, pero no serán respondidas, aún). Por favor, comenten.
En el próximo capítulo:
Severus visita a Albus, Draco tiene que reportarse a la oficina de su padre y Lucius hace su mejor esfuerzo por ser paternal (o al menos lo que él considera ser paternal).
