¡Todo esto es de JKR, no mío! Excepto por unos pocos personajes que agregué.
Draco dibujando dragones pertenece a PikaCheeka, perdón por no haberlo mencionado desde el principio de MNS, creo que adopté la idea de forma subconsciente.
El cuervo de Severus pertenece a J. L. Matthews. Sólo lo tomé prestado porque es una mascota perfecta para Sevi y prometí devolverlo ileso.
Los catar, sin embargo, son míos y los amo, así que, por favor, no los uses sin pedirme permiso primero.
Nota de la autora:
Lo sé, es muy tarde otra vez. Iba a subir esto ayer, pero entonces me di cuenta de que el siguiente capítulo se estaba volviendo demasiado largo y quise editar un detalle en particular. Pero este capítulo va a ser un poco corto, así que decidí tomar una escena del capítulo 20 y se la agregué al final. El final de este capítulo parece ahora un poco raro, pero hey, es una escena extra. No se van a quejar por ello, ¿verdad?
Nota de la traductora:
Silverfox es de Austria (no confundir con Australia) y su lengua materna es el alemán, pero escribió "Double 0 Seve... rus" en inglés, si deseas leer la versión original, puedes encontrarla en y si deseas escribirle (en alemán o inglés, preferentemente), su dirección es silverfoxkabsi.at
Capítulo 19: LA GUILLOTINA WEASLEY-Entonces, ¿crees que ganarán la próxima semana? –le preguntó Theodore a Ginny entre dos tajadas de tocino.
Se había ajustado sorpresivamente bien a tener que desayunar con dos Gryffindors a la mesa.
-Ciertamente eso espero –respondió Ginny-. Pero Hufflepuff es fuerte este año. Parece que será un buen juego.
-Todos hablan de quidditch –se quejó Neville-. A donde quiera que voy estucho "el equipo de Hufflepuff esto, la escoba de Harry aquello".
-¿No estás interesado en el juego, entonces? –preguntó Severus mientras se servía otra tostada.
-Bueno, por supuesto que quiero que gane Gryffindor, pero no soy un experto en quidditch y no sé nada acerca de escobas –suspiró Neville-. Es sólo que me siento un poco aislado cuando no hay otro tema de que hablar durante semanas. Hasta vigilar a Seamus se ha vuelto inútil desde que se dio cuenta. Siempre logra darme el equinazo.
-¿Quieres jugar en un torneo de ajedrez después de la cena? –sugirió Severus-. Draco probablemente estará afuera para espiar el entrenamiento del equipo de Gryffindor, pero estoy seguro de que puedo convencer a Theodore y Susan para que jueguen, tal vez incluso a Argus, si tiene tiempo.
-¿Aarhus? –preguntó Neville, confuso. Justo cuando creía conocer ya a la mayoría de los Slytherins.
-Argus Filch, el conserje –explicó Severus-. Es un jugador decente en tanto no lo distraiga Peeves.
-¿Llamas al conserje por su primer nombre? –se asombró Neville.
-Es mejor que tener una guerra con él –Severus se encogió de hombros-. Él se encarga de mi cuervo y de la mayor parte de mis detenciones, después de todo.
Neville sacudió la cabeza.
-Ajedrez con Filch. Bueno, eso sin duda supera a dos horas de estudio con Hermione. Me apunto. ¿Dónde vamos a jugar?
-Usualmente lo hacemos en nuestra sala común –comentó Theodore.
-¿Me dejarían entrar a su sala común? –Neville los miró con los ojos muy abiertos.
-Eso podría causar problemas –concordó Severus-. Tal vez será mejor que traigamus un tablero de ajedrez aquí. Además, habrá más silencio. Remus dirige un grupo de discusión muy popular en la sala común todas las noches. No empieza inmediatamente después de la cena, pero probablemente se extenderá hasta nuestro torneo.
-¿Alguno de ustedes dos tiene un ajedrez? –preguntó Theodore.
Silencio.
-No –admitió Severus finalmente-. Puede que Argus sí, o incluso Remus. Sé que Albus tiene uno, pero generalmente juega con McGonagall los miércoles en la noche.
-Ron tiene uno, y también Harry –reportó Neville-. Y ellos van a ver el entrenamiento de quidditch, así que no los necesitarán. Estoy seguro de que me prestarán uno en tanto no les diga con quién pienso jugar.
Los slytherins rieron.
-¿Y si te preguntan? –quiso saber Gregory.
-Hum… ¿Filch? –sugirió Neville-. O tal vez podamos invitar a algunos Ravenclaws también.
-Harry adivinó de inmediato con quién voy a jugar –confesó Neville al comienzo de la clase de Pociones-. Nos prestará su ajedrez de todos modos.
-Esto va a ser grande –le sonrió Severus-. Todo el club de ajedrez de Hufflepuff va a asistir, un grupo completo de chicas de Slytherin de quinto año y tres Ravenclaws. También logramos conseguir otros cuatro juegos de ajedrez y podría haber todavía más jugadores, ya que enviamos una invitación abierta.
Neville sonrió.
-Pobre Ron. Tendrá que decidir entre ajedrez y quidditch. Sus dos pasatiempos favoritos.
-No tendrá mucho de dónde escoger –comentó Harry-. Si pierde una práctica más, quedará fuera del equipo.
-¿Ha sido tan descuidado con su entrenamiento o su capitán es demasiado estricto? –preguntó Draco.
-Ninguna de las dos cosas. Ha perdido demasiada prácticas porque estaba en detención –Harry frunció el ceño-. Y no puedo jugar en su lugar por mi prohibición de volar. Tu papito querido sabotea nuestro equipo cada vez que puede.
-No es mi papito querido –siseó Draco-. Es mi padre.
-¿Cuál es la diferencia? –preguntó Harry, confundido.
-Respeto –contestó Draco-. Pero ustedes, tontos Gryffindors, ni siquiera tienen idea de qué es eso, ¿verdad?
-Son demasiado pocas tajadas de mandrágora, Harry –interrumpió Severus antes de que Harry pudiera contestar-. Necesitas al menos cinco más.
Harry gruñó algo acerca de engreídos, malignos bastardos, pero de todos modos fue a buscar otra mandrágora para cortarla.
-¿Te das cuenta de que si lo ayudas demasiado con su poción, va a hacer que apeste de nuevo toda la clase? –comentó Neville.
-No lo hará –Severus sacudió la cabeza-. Esa fue sólo una de mis bromas. Sin eso, sus carámbanos no tendrán ningún olor.
-Me pregunto qué pasaría si agregamos un oso gummy a su poción –murmuró Draco.
-El salón completo se convertiría en una cueva de hielo sabor fresa –declaró Severus sin dudar un segundo.
-Fantástico –sonrió Neville-. Hagámoslo.
-No, los carámbanos originales tardaron dos días en ser limpiados y eso fue solo una pequeña esquina –les recordó Severus-. ¿Dónde sería la clase de Pociones mientras tanto? El viejo calabozo todavía no está reparado y Dumbledore nunca le permitiría a Lucius dar clase arriba.
-Entonces, sólo vas a guiar a Harry por los pasos para recrear su poción –preguntó Neville, decepcionado.
-Sí –asintió Severus-. En tanto no interfiera con mi propio proyecto.
-Qué aburrido –comentó Severus.
-Podemos sabotear la poción de Weasley –sugirió Draco.
-¿Y conseguirle una detención para que falte al entrenamiento? –preguntó Severus-. Los Gryffindors nunca nos lo perdonarían. Prueba mejor con la poción de Seamus. Es un veneno que podría hacer que Lucius entrara en pánico otra vez. Eso debería ser divertido.
Cinco minutos después, el caldero de Seamus explotó con un chorro de colores irisados que incluso dejaron lindas manchas brillantes de todo lo que tocaron.
-Buen trabajo, Draco –comentó Severus-. Muy artístico, pero no tan bueno en el departamento de causar pánico.
Efectivamente, Lucius sólo enarcó una ceja y continuó calificando después de un rápiro "eso será un negativo hoy, señor Finnigan".
Seamus rara vez terminaba con una detención en Pociones. Por alguna razón, Lucius parecía incluso estimarlo. Tal vez tenía algo que ver con su interés en pociones oscuras, o tal vez la razón era algo más siniestro.
Gracias a la guía de Severus y su sugerencia de intentar agregar cinco alas de moscas en lugar de una, Harry finalmente logró reconstruir su poción de carámbanos de fresa y dejaron la clase con sus bolsillos repletos de deliciosos carámbanos azules.
A la hora de la cena, el entusiasmado susurrar era más fuerte que de costumbre. Casi todos los que normalmente no se unían a las charlas acerca de quidditch estaban ablando de ajedrez. Ron Weasley lucía positivamente enojado. Lucius, como de costumbre, le había dado otra detención e iba a perderse tanto el ajedrez como el quidditch. Los Gryffindors probablemente estaba discutiendo acerca de nuevos guardianes.
Al final de la comida, Harry le hizo señas a Ginny para que se acercara a donde estaba agrupado el resto del equipo de quidditch y cuando regresó, lucía casi deprimida.
-¿Qué pasa? –preguntó Draco-. ¿Te sacaron del equipo?
-No, con Harry detenido en tierra, soy su única opción como buscadora, así que realmente no pueden, pero Ron quedó fuera y con Andy Alcott ya reemplazándome como buscadora, sólo nos queda elegir entre Hendric Primero y Nelly Hayward para guardián. Vamos a probarlos a ambos en el entrenamiento de hoy.
-Escoge a Nelly –aconsejó Severus de inmediato-. Usando a Hendric el Último, igual podrían jugar sin guardián.
-¿Alguna vez los has visto jugar? –le preguntó Ginny, sorprendida.
-No –admitió Severus-. Pero lo he visto preparar una poción, alistar su caldero, limpiar su mesa. Incluso lo he visto tomarse alrededor de un minuto para cerrar una puerta. No puedo lograr imaginarlo atrapando una quaffle.
-Bueno, no puedo imaginar a Nelly el Nerd en una escoba –Ginny frunció el ceño-. Tal vez realmente deberíamos jugar sin guardián.
-Antes de hacer eso, mejor escojan al Gryffindor más gordo que puedan encontrar y ubíquenlo justo en frente del aro central –aconsejó Estella-. Eso al menos bloqueará enteramente uno de los aros.
Ginny se tapó la cara con ambas manos.
-Sabía que no debería haberle pedido consejo a ustedes.
Pronto terminó la cena y los fanáticos del quiddicth salieron en dirección al campo. En la mesa de Slytherin se colocó una larga fila de tableros de ajedrez y alumnos entusiastas se reunieron alrededor. El señor Filch apareció con una papelera vacía y pergamino, tinta y pluma.
-Muy bien –anunció-. Todos los que quieran participar en el torneo, escriban su nombre en un trozo de pergamino y deposítenlo en la papelera. Entonces le pediremos a uno de los no participantes que saque las primeras parejas.
Para sorpresa de Neville, encontrar a un no participante resultó ser la parte más difícil del asunto. Dumbledore finalmente llamó a Mally para que sacara los nombres. También tuvo que conjurar tres tableros más para que los jugadores no tuvieran que esperar.
La primera oponente de Neville fue Eileen McDarren, una Gryffindor de primer año. Resultó ser una pésima jugadora, pero fue divertido conversar con ella. Tampoco le importó mucho perder.
-Probablemente quedaré en último lugar –admitió ella-. Pero realmente tenía que participar. Es muy divertido.
Además, Eileen no tuvo que dejar de jugar. Para dar mejor oportunidad a todos, Dumbledore sugirió que cada ganador obtuviera un punto y entonces jugadores con el mismo número de puntos competirían entre sí.
El siguiente oponente de Neville fue Susan Bones, a quien a duras penas logró vencer. Entonces perdió su tercer juego contra Larissa Errold, una Ravenclaw de sétimo año, pero ganó contra Curtis Marston de Slytherin.
Pero luego de la cuarta ronda, Dumbledore anunció el fin del juego para ese día.
-Sólo quedan quince minutos antes del toque de queda –recordó a los participantes-. Y no estamos cerca siquiera de determinar un ganador.
Hasta Hermione, que acababa de perder contra el profesor Flitwick, parecía decepcionada luego de escuchar eso.
-Así pues, propongo que juguemos mañana las siguientes cuatro rondas –terminó Dumbledore y de repente Hermione estaba otra vez resplandeciente de alegría-. Oh, y un punto para su respectiva Casa por cada punto que hayan ganado en el torneo de hoy.
Neville guardó rápidamente el ajedrez de Harry, sintiéndose muy contento consigo mismo. Tres puntos era un resultado excelente para él. Rara vez conseguía alguno.
En el camino de regreso a la sala común se encontró con Harry, quien aparentemente acababa de volver del campo de quidditch.
-Hola, Neville –parecía un poco deprimido-. ¿Cómo estuvo el ajedrez?
-Grandioso –Neville estaba feliz-. Logré ganar tres puntos para nuestra Casa.
-¿Jugando ajedrez? –preguntó Harry, incrédulo.
-Sí, nos dieron un punto por cada victoria.
-¿Desde cuándo Severus da puntos? –preguntó Harry, gruñendo con algo de burla.
-No Severus, Dumbledore. Todo el sistema de puntaje fue idea suya, en primer lugar. Creo que Hermione ganó tres ella también. Perdió contra Flitwick –reportó Neville, con la esperanza de que eso animara a Harry. El quidditch siempre lo dejaba algo triste desde que no podía jugar, pero esos puntos alegrarían a todos.
-¿Flitiwick jugó en un torneo de ajedrez de Slytherin? –Harry todavía no le creía una sola palabra.
-Creo que ahora es el torneo de ajedrez de Hogwarts –decidió Neville-. Y Dumbledore, Lupin y McGonagall jugaron también. Hasta Flich lo hizo. Sólo al Barón Sangriento no se le permitió, porque llegó demasiado tarde. Pero dio consejos a algunos de los Slytherins.
-Los dos candidatos para la posición de guardián son terribles –dijo Harry, cambiando de tema repentinamente.
-Lo sé –Neville asintió-. Severus y Ginny no creyeron que fueran muy buenos cuando escucharon los nombres. Severus dice que deberían elegir a Nelly.
Para entonces habían llegado a la sala común y estaban empezando a subir la escalera hacia los dormitorios de los muchachos.
-¿Oh, entonces ahora Severus elige al equipo de quidditch de Gryffindor? –Harry llegó al dormitorio primero y abrió la puerta de sopetón.
Corrió hacia su cama.
-¡Hey, espera! –lo llamó Neville antes de que Harry pudiera dejarse caer sobre su cama y cerrar las cortinas, como era su hábito cada vez que volvía decepcionado luego del quidditch-. Tu ajedrez.
Entregó la caja a Harry, quien la agarró y la tiró sobre la cama.
-Puedes decirle a Severus...
Al momento que el ajedrez tocó la colcha, se escuchó un repentino ruido metálico y una gran cuchilla cayó, cortando en dos el colchón. El marco de la cama la detuvo antes de que pudiera alcanzar completamente el suelo.
Harry y Neville se quedaron contemplando el daño. La boca de Harry se abrió y se cerró unas cuantas veces.
-Seamus –logró decir Neville finalmente-. Tiene que ser Seamus.
-Pero estoy seguro de haberlo visto en el campo.
-¿Pero quién más podría poner una trampa dentro de nuestro dormitorio? Ninguno de nuestros compañeros de habitación haría algo como eso. ¿Estás seguro de que estuvo ahí todo el tiempo? –Neville se sentó lentamente en su propia cama. Sus piernas ya no lo sostenían.
-No tiene que haber sido un compañero de dormitorio –Harry tragó saliva, pero el nudo en su garganta no desapareció-. Cualquiera que pueda pasar por la Dama Gorda puede entrar aquí.
Se sentó en la cama junto a Neville.
-Si no me hubieras dado el ajedrez en ese mismo momento...
Contemplaron en silencio la cama partida por un momento más hasta que la puerta se abrió y Dean entró.
-¿Qué...? –empezó Dean, pero se detuvo cuando su mirada cayó en la cama y la cuchilla. Sus ojos se agrandaron-. ¿Una guillotina?
Alrededor de una hora después, todo Gryffindor sabía. Los estudiantes estaban tironeando y empujando para mirar por la puerta del dormitorio de los muchachos de sexto año, donde los profesores Dumbledore, McGonagall y Flitwick estaban examinando la nueva escena de atentado.
-Esto definitivamente no incluye ningún encantamiento cortador –dijo Dumbledore, observando los resultados de su encantamiento detector-. De hecho, parece se que se ha usado magia bastante avanzada para construir esta trampa.
-Avanzada y vieja –concordó Flitwick-. Las partes fueron preparadas especialmente para ser usadas también como una trampa. Esto llevó algún tiempo y planeamiento sólo para diseñarlo. Entonces faltaba construirlo y los encantamientos que se usaron fueron adaptados también. Había una combinación altamente complicada de poción y encantamiento en la cuchilla, que fue removida antes de colocar la trampa, por cierto. No puedo determinar cuál era el propósito de ese encantamiento, pero indica que el propósito de la construcción en sí no era originalmente para lo que fue usado.
-Entonces, nuestro traidor es un mago altamente avanzado, después de todo –concluyó McGonagall.
-¿Pero por qué todas esas trampas simples hasta ahora, si estaba trabajando en esto todo el tiempo? –preguntó Dumbledore, rodeando lentamente el aparato.
-No creo que esta sea la obra del traidor –respondió Flitwick-. Es demasiado diferente de lo que hemos visto hasta ahora. lo compró o se lo robó a alguien más y lo adaptó de su propósito removiendo cualquier magia que estuviera en la cuchilla. El único encantamiento que puedo atribuirle al propio traidor es el que activó la trampa.
Dumbledore asintió.
-Ese es idéntico al que se usó en el primer ataque, mientras que no había visto antes ninguno de los demás.
-Son principalmente pequeñas variaciones de encantamientos con los que todos estamos familiarizados –confirmó Flitwick-. Quien haya construido esto pensó en cada detalle de la producción. De hecho, dudo que sea el primero de su clase. Construirlo probablemente requirió mucha experimentación y experiencia.
-Entonces, ¿te parece que es producida en masa? –preguntó McGonagall, ligeramente alarmada.
-Así parece –suspiró Flitwick.
-¿Pero cuál es su propósito normal? –preguntó Dumbledore-. Dices que la magia que fue removida de la cuchilla era la parte más complicada del diseño, así que es razonable asumir que era la pieza principal de toda la construcción. ¿Hay alguna forma de determinar qué era exactamente o cómo habría trabajado si no hubiera sido removida?
-Los rastros son demasiado débiles para esos detalles –respondió Flitwick tristemente-. Pero el encantamiento debe haber sido muy resistente para haber dejado rastros siquiera.
-¿Hay alguna manera de... –empezó Dumbledore, pero fue interrumpido por una exclamación de asombro desde la puerta.
-Pero eso luce justo como...
Dumbledore dio media vuelta y distinguió a quien había hablado entre el grupo de curiosos.
-¿Sí, señorita Weasley? ¿A qué se parece?
Ginny se sonrojó.
-A nada, profesor Dumbledore. Lo siento, no pretendía interrumpirlo.
-Oh, no, no –la tranquilizó Dumbledore-. Por favor, díganos qué le recuerda. Podría darnos una pista.
-Bueno, se parece a una de las bromas de Fred y George. Tenían una en exhibición en su puesto durante el último fin de semana de Hogsmeade, pero es su truco más nuevo y todavía es muy caro, así que en realidad no vendieron ninguno –explicó Ginny.
-Un juguete de una tienda de bromas, ya veo –Dumbledore asintió-. ¿Y qué es lo que hace exactamente?
-Bueno, es una guillotina y hace precisamente lo que se supone que una guillotina debe hacer –Ginny se encogió de hombros-. Sólo que la cuchilla se vuelve intangible en el momento en que te toca, así que se desliza a través de tu cuerpo como un fantasma. La he probado. Es divertida y perfectamente segura.
Dumbledore y Flitwick intercambiaron una mirada.
-Sería lógico que el hechizo que la vuelve intangible estuviera en la propia cuchilla –comentó Flitwick-. Creo que deberíamos contactar a los gemelos Weasley inmediatamente y pedirles que examinen esto. Necesitamos saber si es o no uno de sus aparatos y si es así, cuántos han vendido.
-Pero la guillotina de Fred y George es completamente segura –argumentó Ginny.
-En tanto la magia que vuelve intangible la cuchilla esté funcionando –concordó Dumbledore-. En esta, la magia de la cuchilla fue removida. Si eso puede hacerse, el diseño podría no ser seguro para la venta.
-¿Quiere decir que tendrán que sacarla del mercado? –Ginny parecía devastada-. Fueron tan caras de desarrollar...
-Tal vez no completamente –Flitwick trató de consolarla-. Podría ser posible que agregar una precaución extra de seguridad haga imposible que la cuchilla caiga, si su magia ha sido manipulada.
-Sellaremos este cuarto –decidió Dumbledore-. El traidor podría tratar de eliminar la evidencia antes de que los Weasley puedan verla. Agrega otra cama a cada uno de los demás dormitorios de los muchachos para los ocupantes de este. No tienen permiso de sacar nada de esta habitación.
-¡Pero mis ensayos de tarea están ahí dentro! –protestó Ron Weasley.
-¡Mi pijama! –añadió Harry.
-Mi peine –dijo Dean, un poco avergonzado.
-Mi poción anti-alergias –dijo Neville en voz baja.
-Tiene mi permiso para entregar tarde sus tareas, señor Weasley –Dumbledore le guiñó un ojo alegremente-. Señor Potter, usted puede conseguir una pijama prestada en la efermería. Estoy seguro de que alguien le prestará un peine si lo solicita, señor Thomas.
-¿Y la poción anti alergias de Neville? –demandó Ron.
-¿Tiene que tomarla diariamente, señor Longbottom?
Neville asintió.
-En ese caso, trate de conseguirla en la enfermería. Si no está disponible ahí, la profesora
Para asegurarse de que nadie pudiera entrar al dormitorio sin su permiso, Minerva McGonagall cerró y protegió la puerta con su encantamiento de barrera más avanzado. Flitwick podría haber sido capaz de hacer uno mejor, pero entonces Minerva no habría podido deshacerlo en caso de que necesitara sacar la poción de Neville.
McGonagall sacará la suya del dormitorio.
-No logro comprender cómo logró entrar el traidor a nuestra sala común –dijo ella una vez que terminó-. La Dama Gorda ha sido extremadamente precavida desde el asunto de Sirius Black. Ha habido varios incidentes en los que se ha negado a dejar entrar a algún estudiante de primer año, porque no reconoció su cara. He tenido que confirmar en persona que los niños efectivamente eran Gryffindors para que los dejara entrar.
-Tal vez un Gryffindor lo dejó entrar –sugirió Dumbledore-. Podría haber fingido que visitaba a un amigo.
Así que su siguiente parada fue ante el retrato de la Dama Gorda.
-No –la pintura sacudió la cabeza-. Ningún estudiante de otra Casa pasó por mí hoy. No los admito tan fácilmente y muy pocos Gryffindors han invitado amigos de otras casas desde que empezaron esos horribles ataques. Estoy absolutamente segura. Nadie pasó por mí.
-Entonces –dijo Dumbledore gravemente-, tenemos que asumir que nuestro traidor es un Gryffinodor.
Hubo miradas sorprendidas y exclamaciones de asombro a su alrededor.
-Pero, pero eso no puede ser –protestó McGonagall débilmente.
-Como siempre dijo Severus, Minerva: sólo se necesita uno –le recordó Dumbledore-. Ya antes hemos visto ocasionalmente que un Gryffindor se pase al lado oscuro. Creo que estamos lidiando con una de esas raras excepciones otra vez.
Los Gryffindors no durmieron bien esa noche.
-Tenías razón, Alice –Neville saludó a los Slytherins de sexto año cuando bajaron a desayunar a la mañana siguiente-. Es Seamus.
-¿Cómo lo sabes? –le preguntó Severus calmadamente-. ¿Estás absolutamente seguro?
Neville asintió.
-Atacó en nuestro dormitorio ayer en la noche.
Severus escuchó atentamente mientras Neville relataba el nuevo atentado.
-Eso no es una prueba –dijo finalmente-. Significa que es más probable que el traidor sea un Gryffindor, pero podría ser fácilmente alguien de las otras habitaciones. Todo lo que tenía que hacer era asegurarse de que el dormitorio estuviera vacío cuando entrara a colocar su trampa.
-¿Pero quién más podría ser? –dijo Neville-. Tiene que ser Seamus.
-Ciertamente es ahora nuestro principal sospechoso, pero necesitamos pruebas –decidió Severus-. ¿El dormitorio está sellado, dijiste?
-Sí, hasta que los gemelos Weasley confirmen si la trampa es o no de ellos –asintió Neville.
-Quiero echar una ojeada dentro del baúl de Seamus –anunció Severus.
-¡¿Qué?! –chilló Neville-. Está cerrado y protegido. No puedes abrirlo.
-Puedo –dijo Severus calmadamente-. He tenido un montón de práctica registrando los baúles de mis compañeros de dormitorio. Dudo que Seamus tenga barreras mucho mejores que las suyas.
-La barrera que McGonagall le puso a la puerta es extremadamente fuerte –continuó Neville.
-Lo sé. Es por eso que vamos a esperar a que la puerta esté abierta otra vez –concordó Severus-. Necesitaré que nos dejes entrar a Draco y a mí a Gryffindor y que nos muestres entonces la cama de Seamus. ¿Puedes hacer eso por nosotros, Neville?
Neville tragó saliva. No era una simple broma.
-¿Y si nos atrapan?
-Tenemos que asegurarnos de que no lo hagan –dijo Severus-. Tal vez faltando a clase. Puedo conseguir los horarios y descubrir cuándo no hay Gryffindors con hora de estudio.
-Háganlo durante el juego de quidditch –sugirió Estella-. Podemos cubrirlos, si alguien nota que no están y todos los Gryffindors estarán viendo el juego.
-¿Por qué tienen que hacerlo ustedes dos? –Thedore hizo un pucherito-. Yo soy el líder de la operación.
-Y un buen líder sabe usar al mejor hombre para cada trabajo –le dijo Severus-. Soy el mejor abriendo cerraduras y Draco es quien tiene más experiencia trabajando conmigo. De hecho, también somos los más experimentados en trabajar con Neville. Somos el equipo más efectivo para esta misión.
Theodore frunció el ceño, pero asintió.
-Entonces, ¿qué haremos hasta ese momento?
-Seguir vigilando a Seamus tan estrechamente como sea posible –dijo Neville.
-Trata de identificar a otros Gryffindors sospechosos –sugirió Estella-. Si ya estas dentro, podrías buscar otros sospechosos tú también.
Severus asintió.
-Nosotros conseguiremos los horarios, ustedes traten de descubrir cuáles Gryffindors tiene contacto con gente que se sospecha sean death eaters o al menos magos oscuros. Entonces podremos revisar en qué clases estuvieron durante cada ataque.
-Tendrás que preguntarle a los profesores para estar seguro –dijo Juliana, un poco nerviosamente.
-Usaré mi más encantadora mirada de cachorrito huérfano, entonces –sonrió Severus-. Lo peor que pueden hacer es negarse a contestar o decirme que me vaya.
Para el final del desayuno, todos estaban mirando raro a los Gryffindors. La gente empezó a evitarlos en los corredores y se apartaba de ellos durante las lecciones. Miradas cargadas de sospecha los seguían a dondequiera que iban. Siempre que era posible, los Hufflepuffs trataban de permanecer cerca de los Ravenclaws si los Gryffindors estaban en los alrededores, y los Ravenclaws procuraban estar cerca de los Slytherins.
Esa noche, Draco y Severus se acomodaron en la cama de Draco y discutieron bastante abiertamente las coartadas de los Gryffindors.
-Entonces, los de primer año tenían Herbología antes del primer ataque y durante el cuarto –resumió Draco-. Historia durante el segundo y una hora de estudio durante el tercero.
-No pudieron haber preparado la primera trampa, si ya estaban en Herbología, y no son lo bastante mayores como para conocer encantamientos cortadores –comentó Severus-. Pero es demasiado fácil escapársele a Binns. Deberíamos preguntarle a Sprout por sus coartadas.
-Y ella puede darles dos coartadas si le preguntas –intervino Theodore-. Eso es bueno.
-No, no puede. No se puede ver la cabaña de Hagrid desde los invernaderos –argumentó Draco.
-Ellos no pueden hacer el encantamiento –interrumpió Severus-. Esa era su mejor coartada. Los de segundo año tenían Encantamientos, una hora de estudio, Historia y Defensa. Flitwick y Remus son muy confiables y estoy seguro de que al menos Remus me contestará.
-Sería realmente sospechoso que un estudiante hubiera faltado a ambas clases –concordó Theodore.
-Y las dos eran con Slytherin –comentó Blaise, para sorpresa de todos-. Podemos simplemente pedirle a nuestros compañeros de segundo año que confirmen sus coartadas, si los profesores no dan respuestas.
-Que Gregory hable con los niños –sugirió Thedore-. Él los conoce mejor.
-De acuerdo –asintió Severus-. Los de tercer año, entonces. Hora de estudio, Cuidado de las Criaturas Mágicas o Estudios Muggles, Latín y Transfiguraciones. Estudios Muggles y Transfiguraciones son las únicas que realmente califican como coartadas.
-Eso será un problema –suspiró Thedore-. Probablemente no tenemos a nadie de tercer año en Estudios Muggles y ninguno de nosotros le simpatiza a McGonagall.
Vincent levantó la mirada de su juego de snap explosivo con Gregory.
-¿No pueden preguntarle Neville o Ginny?
-Dudo que ella responda, de todos modos –dijo Draco-. Ya sabes cómo es. Nuestra mejor oportunidad es probablemente que Ginny o Neville tengan amigos en esa clase.
-¿Pero y si ese amigo resultara ser el traidor? –preguntó Severus-. No podemos confiar en esa información.
-¿Con quién tienen Transfiguraciones? –demandó Blaise.
-Hufflepuff –reportó Severus.
-Ginny conoce a muchos Hufflepuffs –sugirió Draco-. Estoy seguro de que puede encontrarnos a alguien de tercer año.
-Cuarto año: Transfiguraciones con Slytherin –continuó Severus-. Tendré una charla con Susan. Pociones. No podemos confiar en el profesor Malfoy, pero era con Slytherin nuevamente. Transfiguraciones otra vez, pero eso no es coartada para el ataque en el corredor de Transfiguraciones. Y, finalmente, Runas Antiguas. Tendré que comprobar si Susan asiste a esa clase.
-Ya le preguntamos a Ginny acerca del quinto año –intervino Draco-. Dice que sólo Ambrosia Fundidor y Ulric Keaton no tienen coartada.
-De acuerdo, esos dos van a nuestra lista de sospechosos. Sólo espero que Neville pueda descubrir dónde duerme Fundidor sin resultar sospechoso –decidió Thedore-. ¿Qué hay de nuestro propio año? No deberían tener coartada para ninguno de los ataques, ya que siempre están con Harry.
-No tanto. Neville, Hermione y Dean estaban en Artimancia durante el segundo ataque, y Parvati debe haber estado en Estudios Muggles durante el segundo –Severus sacudió la cabeza-. Pero no considero sospechoso a ninguno de ellos. Los conocemos bien a todos. Seamus permanece como el único sospechoso probable.
-Eso deja entonces solo al sétimo año –Draco tomó la lista de manos de Severus-. Aritmancia/Adivinación, hora de estudio, Pociones y Latín.
-¿Qué tan bueno eres con Pince? –le preguntó Thedore a Severus.
-Lo bastante bueno, creo –sonrió Severus-. Me debe un favor por... algo.
-¿En serio? ¿Pince? –Blaise parecía impresionado-. ¿Qué hiciste?
El grupo entero contempló expectante a Severus.
-Nada que quiera que sepa toda la escuela.
-Oh –dijo Gregory, un poco decepcionado.
-Tú... –Theodore abrió mucho los ojos-. ¿Tú delataste a las de tercer año?
Severus suspiró. Thedore era demasiado listo.
-Estaba jugando con peligros que no comprenden. Algunos de los libros de la Sección Prohibida pueden ser realmente impactantes para niñas pequeñas y... –dudó-. Sabía acerca de las drogas. Esas son mortals. Mencionarle los libros a Pince parecía una buena forma de salvar sus vidas sin involucrarme con el anillo de drogas.
-¿También sabías desde entonces acerca del anillo? –se asombró Thedore.
-Podría darte una lista de los clientes de Stephan –sonrió Severus-. Sin pruebas, por supuesto, pero lo he estado vigilando desde hace tiempo.
-Entonces, ¿por qué delataste a las chicas y no a los demás?
-No quiero una guerra con Stephan. Es demasiado poderoso y no puedo seguir guiando a los profesores hacia él por coincidencia sin resultar sospechoso. La mayor parte de mis sospechosos de ser adictos no son de Slytherin y los que lo son, son principalmente mayores que las chicas.
-¿Quién? –preguntó Vincent, repentinamente curioso.
-¿Qué harías con esa lista? –le preguntó Severus.
-Nada.
-Entonces no la necesitas.
-¿Qué vas a hacer al respecto? –desafió Blaise.
-Actualmente estoy planeando hacer una referencia cruzada entre esa lista y la de nuestros sospechosos –respondió Severus calmadamente-. Además, es un buen material para chantaje, en caso de que llegue a necesitar algo de alguno de ellos.
-Malvado –sonrió Theodore.
-No, astuto –respondió Severus
Más o menos a esa misma hora, los gemelos Weasley llegaron a la escuela. Habían cerrado su tienda temprano ese día para poder examinar ambos la guillotina. El desarrollo de la broma había sido muy caro para ellos y una vez que la historia llegara al Daily Prophet, podría arruinar su negocio por completo.
El director en persona los encontró en el vestíbulo y los guió a la torre de Gryffindor. Una multitud de curiosos se reunió detrás de ellos mientras cruzaban la sala común y subían las escaleras en dirección a los dormitorios de los muchachos. La mayor parte de las caras eran familiares para Fred y George. Sólo los de primer año eran desconocidos.
Fred miró a su alrededor buscando a su hermano y hermana, pero ninguno de los dos parecía estar ahí. Pero reconoció las caras nerviosas de Seamus Finnigan y Neville Longbottom, a quienes conocía por ser amigos de Ron. Esa situación tenía que ser terrible para los muchachos de sexto año.
-Este es el dormitorio de Harry –dijo Dumbledore, innecesariamente.
Ni Fred ni George le recordaron que estaban muy familiarizados con el interior de la Casa de Gryffindor. Tenían preocupaciones más grandes en ese momento.
Dumbledore deshizo la complicada barrera de la puerta y les dejó entrar.
La habitación era un revoltijo. Claramente, nadie había tenido tiempo de hacer las camas o sacar las cosas que los inquilinos habían dejado ahí. Fred tuvo que forzarse a apartar la vista de un arrugado trozo de pergamino que estaba en la mesita de noche de Ron para mirar lo que quedaba de la cama de Harry.
George era un poco más valiente. Se acercó y apartó la cortina, revelando la estructura de la guillotina. Lucía familiar. Demasiado familiar para la paz mental de Fred.
Tan silenciosamente como le fue posible, se acercó a su hermano y deslizó titubeante sus manos por el marco de madera. Ahí estaban los pequeños anillos para fijarlo a cualquier estructura que sirviera para mantenerlo derecho.
-Incluso fue colocada exactamente de acuerdo con nuestro manual de instrucciones –susurró, sin siquiera preguntarse por qué sentía la necesidad de silencio.
-¿Qué piensas? –preguntó George, también en voz baja-. ¿Primera o segunda edición?
Fred revisó la parte superior de la estructura.
-Segunda. Mira, hicimos esta abertura un poco más grande en las últimas producciones. Si fuera de la primera edición, sería más delgada.
-Tuvimos problemas ocasionales con la cuchilla atascándose en esa parte –explicó George al director-, así que Fred adaptó un poco el diseño.
-Pero no hemos vendido muchas de la segunda edición –recalcó Fred-. ¿Alguna de ellas fue para estudiantes de Hogwarts?
-Una fue directamente a Hogwarts –reportó George-. La compradora fue una tal Stephanie Farmer. Me temo que nunca había oído hablar de ella.
-Tampoco yo –respondió Dumbledore, con un poco de sopresa.
-Ni yo –confirmó McGonagall, quien había permanecido silenciosamente en el fondo-. Y conozco los nombres de todos mis alumnos. No hay una Stephanie Farmer.
Fred ni siquiera había notado su llegada, pero debía haber estado ahí desde hacía un rato. Pero había estado ocupado examinando la cuchilla, lo cual disculpaba su distracción. Al principio, había asumido que la cuchilla había sido cambiada por una no encantada, pero eso resultó no ser así. Esa era su cuchilla. Tenía exactamente la misma forma y filo. Alguien había logrado romper sus encantamientos.
-Había encantamientos de seguridad en la cuchilla –reportó-. Esto no debería haber sido posible.
-Detecté rastros de un poderoso encantamiento que parecía haber estado combinado con una poción –concordó Dumbledore-. Pero era imposible saber qué era exactamente. El traidor parece haberlo removido sin problemas.
-Tendremos que retirarlas, entonces –suspiró George-. No podemos arriesgarnos a dejarlas por ahí, si pueden ser alteradas tan fácilmente.
-Nunca pensamos en protegerlas contra sabotaje intencional –explicó Fred-. Sólo contra malfuncionamientos en los hechizos. Tendremos que desarrollar encantamientos de seguridad adicionales para detener cualquier intento por remover los encantamientos de seguridad originales.
-Y esos encantamientos tendrán que ser diseñados de modo que sólo nosotros podamos revertirlos.
-Sin embargo, eso debe ser posible –los animó Dumbledore-. Y esos encantamientos no solo aumentarán la seguridad sino que también protegerán sus productos en contra de duplicación. Una vez que los encantamientos estén desarrollados, podrán usarlos también en otros productos.
-Pero el retirar este nos saldrá caro –comentó George.
-No tanto como una investigación del Ministerio –le recordó Fred-. Tan pronto como esto se sepa, el Daily Prophet empezará a acusarnos y exigir que los retiremos de todos modos. Anunciándolo antes que nos lo pidan nos presentará como dos responsables hombres de negocios que descubrieron una falla inesperada en un producto y no como mercaderes irresponsables que no se aseguran en primer lugar de que su producto sea seguro.
-Tendremos que devolver el dinero –George suspiró otra vez-. Y los negocios probablemente bajarán en forma considerable por algún tiempo.
-Es sólo un producto relativamente nuevo –argumentó Fred-. Podemos garantizar que todos nuestros productos anteriores son absolutamente seguros, incluso anunciar que la retirada es una parte estándar de nuestra política de seguridad primero.
-¿Cuál política de seguridad primero? –preguntó George a su gemelo con los ojos muy abiertos.
-La que va a ser parte importante de nuestra publicidad a partir de ahora –declaró Fred, empezando ya a alegrarse-. Eso convencerá a nuestros clientes de que están comprando productos de calidad. A la larga, eso incluso podría permitirnos vender nuestras bromas a precios ligeramente más altos que los de nuestros competidores.
-En ese caso, les sugiero que lleven la guillotina a su lugar de producción para ser examinada exhaustivamente por expertos. Tal vez puedan determinar cómo exactamente fue removido el encantamiento –sugirió Dumbledore-. Le informaré al Ministerio y al Daily Prophet que acepté su petición para conservarla y que confío en que entregarán al Ministerio un reporte completo sobre lo que descubra su compañía.
Fred sonrió. Eso luciría bien en el Prophet y también significaba que no se publicaría ninguna foto de la guillotina.
-Gracias, director –asintió-. Eso ciertamente ayudará en nuestro esfuerzo por mejorar grandemente la seguridad de nuestros productos.
Sin importar lo que sus compañeros de dormitorio pensaran al respecto, a Gregory le gustaba pasar tiempo con sus compañeros de Casa más jóvenes. Suponía que le agradaban los niños. Tal vez debería casarse joven y tener una gran familia. Algo así como tamaño Weasley. Draco probablemente no aprobaría eso, pero Draco era Draco y no le gustaban los niños, y Gregory era Gregory, que amaba a los niños.
Los niños, por su parte, querían también a Gregory. Algunas veces incluso le pedían consejos, aunque rara vez seguían sus sugerencias. A Gregory no le molestaba. Sabía que no era particularmente bueno resolviendo problemas y si los pequeños estaban mejor con una solución diferente, eso estaba bien para él. Sólo se sentía mal al respecto si el camino que elegía el pequeño no funcionaba o lo metía en mayores problemas.
Debido a sus buenas conexiones con los de primer y segundo año, Gregory también sabía lo preocupados que estaban por el asunto del traidor. Le parecía que era muy desconsiderado de parte del traidor el asustar así a los pobres pequeñitos. Se suponía que los niños debían ser protegidos. Era por eso que su madre siempre había realizado barreras de protección para él cuando era pequeño, después de todo.
Había sido algo sorprendente para él descubrir que algunos de sus compañeros nunca habían tenido barreras de protección para mantenerlos a salvo. Cuando se lo dijo a Vincent, su amigo había pensado en eso durante todo un día y le había explicado que era lógico que los hijos de muggles no conocieran las barreras. Sus padres muggles no podía realizarlas, después de todo. Vincent también había dicho que no todas las madres usaban las mismas barreras. Eso fue comprensible una vez que Gregory pudo ver cuántas barreras diferentes conocía el profesor Lupin. Los padres simplemente tenían que escoger las que les gustaran más.
Lo que no era comprensible era el que Draco, quien definitivamente no era hijo de muggles, no conociera ninguna barrera. Gregory sabía perfectamente que el padre de Draco era un mago realmente grandioso. Su propio padre le había dicho suficientes veces que Lucius Malfoy era un gran hombre y que debía ser tratado con muchísimo respeto. Si le agradabas a Lucius Malfoy, eso era muy bueno. Narcissa Malfoy también era mucho más impresionante que su humilde, sencilla madre. Si su madre podía realizar barreras protectoras, entonces ninguno de los Malfoy debería tener problemas para hacerlas, ¿verdad?
Entonces, ¿por qué no habían protegido a su único hijo cuando era pequeño? ¿No se daban cuenta de lo importante que era eso? Considerando eso, Gregory podía comprender por qué los demás pensaban que el profesor Malfoy podría no ayudarlos a encontrar al traidor.
Se sentó a la mesa usual de los de segundo año en la sala común y sonrió a modo de saludo a los pocos niños presentes.
-Necesito un poco de ayuda de ustedes –anunció.
-¿Ayuda? –preguntó la pequeña Elena Wilder-. ¿Ayuda con qué? Apenas somos de segundo año.
Gregory sonrió. Ellos lo admiraban porque era grande y fuerte y ellos eran pequeños y débiles y necesitaban protección.
-Necesito que me ayuden a descubrir al trairdor, para que pueda protegerlos a ustedes y a los más pequeños.
Al oír eso, Elton Rover levantó la mirada de su libro sobre artes oscuras.
-Sin ánimo de ofender, Gregory, no creo que puedas hacerlo. Hay que ser realmente listo para atraparlo, o ya los profesores lo habrían hecho.
-Tengo amigos realmente listos que creen que pueden atraparlo –explicó Gregory.
-¿Quién? –preguntó burlona Luisa Hunter-Moor-. ¿Vincent Crabbe? Puede parecerte listo a ti, pero dudo mucho que impresione al profesor Malfoy, o tan siquiera a Lupin.
-No Vincent –Gregory sacudió la cabeza-. Vincent y yo sólo estamos ayudando. Es Thedore quien busca al traidor. Thedore y Severus y Draco y Alice y Estella. Severus y Estella son tan inteligentes como Hermione Granger. Ellos descubrirán al traidor.
Eso calló las protestas. Si Severus, quien co-enseñaba Defensa algunas veces, pensaba que ese equipo tenía oportunidad, entonces tal vez así era.
-Ya están seguros de que el traidor es un Gryffindor –continuó Gregory-. Esas son buenas noticias, ¿verdad?
Luisa puso los ojos en blanco, pero los otros dos asintieron.
-Ahora, Blaise descubrió que ustedes tuvieron clase con los Gryffindors durante dos ataques y Theodore me dijo que les preguntara si alguno de ellos faltó o se comportó en forma sospechosa –explicó Gregory.
Luisa gruñó con burla, pero Elto parecía pensativo.
-Holly Sanders es una maldita –declaró Elena-. Rompió mi pluma.
-Eso no es sospechoso, idiota –siseó Luisa-. Eso es portarse como una matona y es lo que siempre hace. Gregory se refiere a si alguno de ellos hizo algo inusual durante esas lecciones.
-Eso sería la lección de Encantamientos antes de la explosión en el Gran Salón y la lección de Defensa que se interrumpió la última vez –concluyó Elton-. Quintus Palmer tuvo que ir a la enfermería y fue al baño durante esa clase de Defensa.
-Y Matt Simmons y Gordon Dorrge estuvieron hablando durante toda la lección –asintió Elena.
-Pero no salieron de clase –casi canturreó Luisa-. No pudieron atacar a Potter murmurando.
-Pero podrían saber algo –comentó Elton-. Vestalia Flemming salió de clase por un rato ella también. La clase de Defensa, quiero decir. No recuerdo sobre la de Encantamientos.
-Lo hizo. Y también Selina Mandrake –Luisa fingió estar aburrida.
-Pero Selina estuvo todo el tiempo durante la clase de Defensa –insistió Elton-. Y también el resto de los Gryffindors. Sólo podrían haber sido Vestalia o Quintus.
-Pero valdría la pena interrogar a Matt y Gordon –insistió Elena-. Podrían saber algo.
Gregory asintió con seriedad.
-Le diré a Draco y Severus. Ellos están haciendo la lista de sospechosos.
-Escuché que era ese chico Finnigan –desafió Elena.
-Es el principal sospechoso –confirmó Gregory-. Pero Severus dice que no hay pruebas, todavía.
Continuará...
Notas:
¿Quién creen que ganará el torneo de ajedrez? ¿Los gemelos Weasley descubrirán que se hizo a sus protecciones? ¿Y Gregory tendrá algún día su gran familia? (Sugerencias acerca de la identidad del traidor, como siempre, serán leídas con mucha atención, pero no serán respondidas, aún). Por favor, comenten.
En el próximo capítulo:
Severus habla con Minerva, Draco encuentra un libro de imágenes y descubriremos qué pasó en una de las clases tranquilas de Lucius.
