Ninguno de los personajes de Tolkien, me pertenecen, solo son usados, con ánimo de lucro, y de hacer mas viva su magnifica creación.
I HAHTAI (LA OLVIDADA)
- Si, Ku, solo es un simple sueño, aunque no muy placentero que digamos había una especie de lobo enorme, que atacaba a un hombre y... Dijo Kanya, poniéndose sentada en la hamaca, escondiéndose la piedra bajo sus ropas.
- Lo se, pude ver lo que soñabas... y eso no es un sueño normal, si no una visión del pasado ...Tus poderes se empiezan a despertar, aunque desconozco cuales pueden ser. Se lo que escondes bajo tus ropas, no debes ocultármelo. Mi niña, sabes que tengo el don de poder saber lo que me ocultan las personas o animales. Dijo Ku. - No te das cuenta, alguien quiere que te tenga bajo control, y que por ninguna razón, descubrieras el secreto que esconde aquel paraje, mas allá de la colina. Pero lo has hecho y no hay vuelta atrás...
Ya no puedo decirte más, no se me concedió saber más de lo necesario, se me dieron instrucciones precisas. Dijo Ku, muy severo y contundente, como nunca antes había hablado.
- Pero... esa piedra... no fue mi culpa, una criatura era torturada en el bosque, por unos semejantes a mí, y Ku... yo podía ver como sufría... esos gritos de agonía y desesperanza, me hacían daño. Dijo Kanya con voz temblorosa, mientras que los rayos del Sol, se reflejaban en sus cabellos, haciéndolos de múltiples tonalidades, mientras se oía el débil susurro del viento, que mecía las hojas del majestuoso árbol.
- Claro que te hacían daño, tu no puedes soportar el mal, ya que siempre te hemos alejado de el y no conoces el sufrimiento que produce. Desconozco el origen de ese objeto que ahora te cuelga del cuello, y que no deja de brillar. Los guardianes del bosque, están inquietos, al igual que todas las criaturas que habitan cerca de aquí. He oído extraños y misteriosos rumores, de que algo maligno nos acecha... aunque no sabia si creérmelo, pero ahora, me desconcierta mas que nada...
Debo volver a ver a los que me dieron las instrucciones, para que me puedan decir que ocurre. Dijo Ku, posándose en una rama, que estaba al lado de Kanya.
Por un momento se hizo un silencio sepulcral, y solo se oían los cantos de los pájaros, anunciando la mañana, que se presentaba clara, y algo fría.
El Sol, despuntaba sus primeros rayos, y bañaba con su luz, aquella extraña escena.
- No por favor, no me dejes. No debe significar nada, es solo un simple pedrusco que me encontré en un lago. Cuando fui de dar de beber a aquella criatura... y...
- Lo se, nadaste, te atrajo, no lo pudiste evitar, pero no es culpa tuya, ya que lo que querías hacer era muy noble, nadie jamás hubiera defendido a una criatura tan maligna además te intrigaron aquella personas, que tanto se parecen a tí, pero créeme, no son así, solo que, temen a los sureños, y por eso te tuvieron miedo y te trataron así.
Se como te miro aquel Elfo, aunque tu no entiendas porque, al igual que el humano... eres demasiado frágil en espíritu y fuerte en cuerpo y alma, pero debes prepararte, para lo que se desencadena. Yo debo partir esta misma mañana, y tu también, para esto te estado preparando estos años, para llegada la hora, marchar. Dijo Ku, a lo que Kanya le miraba tan desconcertada, y asustada.
-¿A quien debes ir a ver? ¿Dónde debo ir?... y ¿Porque aquel Elfo me miraba de esa forma? Dímelo por favor, ¿Para qué me has estado preparando?....Dijo Kanya apresuradamente, anonadada ante aquella situación.
- Demasiadas preguntas, y solo hay tiempo para responderte a donde debes ir. Dijo Ku posándose en otra rama cercana.
-¿Y dónde debo ir? Pregunto Kanya con tono de curiosidad y miedo.
- Debes ir al Reino de los Hombres, ya sabes donde es, debes de salir de estos territorios del Sur, para adentrarte en el Norte e ir a la ciudad blanca, Minas Tirith. Allí nos reuniremos, yo debo buscar a mis consejeros. Dijo Ku.
- Pero... yo no se ir allí, y además ¿Para que?. Me dijiste que nunca debía de salir del bosque, y ahora me obligas a salir de el. No lo entiendo...
- Hay tantas cosas que no entiendes... Vaiwe te acompañara, será tu corcel, te guiara en los caminos oscuros y peligrosos. Te llevaras la espada, y la piedra en tu cuello. No debe verla nadie, si no podría peligrar.
Viajaras con cautela, evitando pasos muy transitados y siempre cubierta por un manto, para pasar desapercibida. Te daré todo lo necesario, enseres para varios días, si calculo, suficientes para llegar a Minas Tirith. Debes guarecerte en las copas de los arboles, e intentar no hablar con nadie. Tardaras unos 3 días a galope, yo estaré allí esperándote. Debes averiguar el significado de los signos de la espada, en las antiguas bibliotecas de la ciudad blanca, ya que es de vital importancia. Allí estarás segura. Dijo Ku, tan claro y preciso, que su voz resonaba en fría mañana de otoño.
- Pero... ¿Cómo sabré llegar? ¿Porque es importante averiguar los signos de esta vieja espada? No quiero ir... por favor, tengo miedo... Dijo Kanya acongojada.
- Vaiwe sabe llegar, no te preocupes. Sobre los signos no se nada, no me lo quisieron revelar.
Se que tienes miedo, pero para esto has sido preparada durante tanto tiempo, sabes luchar, curar cualquier tipo de herida, sabes todas las lenguas conocidas, hasta las mas horribles...Te harás llamar Hahtai, a nadie revelaras tu nombre. Las criaturas de los bosques y campos te ayudaran, por eso te llaman Nindonil I Kelvar (amiga de los animales). Cuando llegues a Minas Tirith, espérame junto al árbol blanco, Vaiwe lo sabe... Bien es la hora de marchar debo irme ya, pero tus ropas y enseres ya están listos, y Vaiwe, ya sabe lo que tiene que hacer. Ya es la hora, ten cuidado, hay muchos espías, créeme, no debes mostrar tu rostro a nadie, podría ser peligroso, si te pasara algo me moriría de pena. No es mi deseo que te marches, pero así debe de ser... Nos encontraremos en Minas Tirith. Adiós.
- Haré lo que me digas, aunque mi corazón así no lo quiera.
Y así sin mas, el palomo echo a volar, y Kanya se quedo tan desconcertada como asustada intentado ordenar en su mente todos los hecho acontecidos.
"porque seré tan curiosa... y todo por mí... siempre tan inpertinente..." "y ahora debo marcharme, a un lugar que ni conozco y que solo he imaginado... "
No entendía porque debía salir del bosque, si el día anterior la habían dicho que se quedara. Pero ágilmente se dirigió hacia donde estaban sus enseres. Se puso unos ropajes, que se confundían con la floresta, eran de color marrón y verde oscuro, con unas botas fuertes y altas.
Se puso una capa de color gris, cogió el bulto (mochila), y bajo a donde estaba Vaiwe.
Este estaba más tranquilo que nunca. Su crin blanca, relucía a la luz de sol, y ninguna mancha había en ella.
Sin decir nada, Kanya se subió muy tristemente a Vaiwa, con una lagrima resbalándole por la mejilla, y una capucha cubriéndole por completo el rostro.
Ya se alejaban a todo galope, y el bosque cada vez se veía más lejano y distante, hasta que empezaron a entrar a una región tosca y seca.
Unos ruidos metálicos, se oían en la profundidad de la llanura, chirriantes, secos como el paraje, y muy agudos. Aquellos ruidos, procedían, de un carromato que pasó a su lado como una ráfaga de viento. Lo llevaba una persona cubierta totalmente por una capa negra, que por lo que parecía tenía bastante prisa, porque casi arroya a Kanya y Vaiwa.
La niebla, empezaba a impedir la visión, cuanto más avanzaban, más densa se hacía. El camino se hacia largo, y muy pesado, debido a la monotonía del paisaje, a pesar del rápido trote de Vaiwa.
Ninguno hablaba, solo eran un viajero solitario y su caballo, nada más. Llevaban ya toda la mañana y parte de la tarde cabalgando.
A medida que avanzaba la tarde, empezaba a oscurecer, y unos nubarrones negros, empezaron cubrir el cielo. Se estaba preparando una tormenta, debían apresurarse.
Después de cabalgar, un buen rato, bajo aquellos nubarrones amenazadores, divisaron a lo lejos, unas luces muy tenues, acompañadas de gritos de niños humanos, que jugaban alegremente, al lado de lo que era una pequeña aldea de Sureños.
Decidieron marchar hacía esa aldea, para poder guarecerse de la tormenta. Conforme se acercaban, los niños, se iban yendo a sus casas, llamados por los gritos de sus madres, que les anunciaban la hora de la cena. Pero algunos niños que quedaban, al ver pasar a Kanya y a Vaiwa, se quedaron extasiados al verlos, tan grandes y extraños, como nunca se veía por allí, hasta que el grito de sus correspondientes madres los hizo marchar, cuchicheando entre ellos.
Pero, cuando se hubieron ido todos los niños, empezó a llover, tan fuertemente, que las pocas personas que quedaban en la tortuosa y empedrada calle, corrieron a guarecerse en sus casas.
La aldea, era bastante pequeña, con unas cuantas casas desperdigadas por la extensa llanura, debilmente iluminadas, y hechas de madera, que ya estaba bastante carcomida, por el paso de los años. Ahora no se veía ni "un alma" por aquel lugar, solo se oía el leve trote de Vaiwa y el goteo incesante de la lluvia, que cada vez se iba haciendo mas fuerte.
-¿Que hacemos ahora? Esta lloviendo mucho, y no podemos alojarnos donde lo hacen los Sureños, no debemos levantar ninguna sospecha, ya que los sureños, suelen ser muy desconfiados, dormiremos donde sea, da igual, no quiero estropear más las cosas de lo que ya están. Susurraba Kanya a Vaiwa, calada de la cabeza a los pies, recorriendo aquella lóbrega calle, que mas que eso, parecía una laguna.
- Si no hay mas remedio pero debes estar cansada, y necesitas comer algo, coge un poco de fruta... Mientras buscare algún lugar donde te puedas guarecer. Dijo Vaiwe.
Escucha... podríamos dormir en un.... ¿Cómo lo llaman...? A si ...un establo... por lo menos, no nos calaremos más de lo que ya estamos.
- Buena idea, busquemos uno. Dijo Vaiwe.
Y así se pusieron a buscar un establo, que estuviera vacío, de cualquier casa, hasta que dieron, en la ultima casa de la aldea, con un pequeño establo, en el que no había ningún caballo.
Entraron sigilosamente, y Kanya se inclino en una pared hecha de adobe, sentándose en la paja, aun con las ropas empapadas, y la capa puesta, había sido todo tan complicado que... se durmió enseguida, muerta de cansancio y dudas...
Vaiwa no quería molestarla, por lo que el también cayó muerto de sueño, a la paja seca.
Llevaba ya unos escasos minutos dormida, cuando una mano tocó el hombro de Kanya, que despertó sobresaltada, dando un brinco, tan grande, que se dió contra el tejado del establo, haciéndose un daño terrible. Aterrizó en el suelo, haciendo una gran voltereta en el aire.
- Que torpe soy... Vaiwa, me has asustado... Decía Kanya riendo.
Levanto su rostro, pero no era Vaiwe, si no un joven humano, de cabellos negros ojos grises, y piel aceitunada, que la miraba sorprendido, con los ojos desorbitados, por el gran salto que había dado.
Durante unos segundos ninguno dijo nada, hasta que el joven se atrevió a abrir la boca.
-¿Qué hace un forastero, en el establo de mi padre? ¿Acaso no encontró alojamiento en el pueblo? Todos los hombres, acuden a Brendil, una taberna, en la que hay buenas mujeres y...
El joven había tomado a Kanya por un hombre, ya que llevaba la capa puesta, y no se la veía. Por lo que decidió no hablar, para no estropearlo, y mantenerse en secreto.
- Perdone si le he asustado, pero no es muy habitual, ver forasteros por estos parajes tan inhóspitos, por favor, acepte mis disculpas y déjeme ofrecerle nuestra casa, sobra un aposento. Dijo el joven, que parecía de buen corazón, aunque a Kanya, le inspiraba curiosidad, pero no se atrevía a hablar, después de lo ocurrido en el bosque, y lo que le había dicho Ku, solo se limito a asentir con la cabeza.
- Veo que no es usted muy hablador, bien, vayamos. Su caballo puede dormir aquí. Que extraño corcel posee. Tan blanco... no se ve ninguno así por estos lares, tenga cuidado.
Bien seguidme, señor. Dijo el joven, dirigiéndose hacia la puerta del establo.
Kanya se levanto, y siguió al joven hasta la puerta de su casa. Este era bastante mas pequeños comparado con Kanya, que era mucho mas alta que él .
Se acercaron a una puerta, que parecía muy pesada, de un marrón oscuro, totalmente roído, que hacia juego con la aldea.
El muchacho, abrió la puerta, que chirriaba fuertemente, debida al uso y a la corrosión de sus juntas.
Pronto estuvo abierta, y Kanya entró, agachándose para no darse contra la puerta.
Aquella estancia contaba con una sola habitación. Al final de ella, había un pequeño fuego encendido, que crepitaba suavemente.
La habitación, era oscura, y bastante lóbrega.
A Kanya no le gustaba demasiado, ya que estaba acostumbrada a dormir al aire libre, y aquello la agobiaba.
Pero sabia que el joven era una buena persona, por haberla ayudado." Que raro, que alguien acoja en su casa a un extraño"... pensaba Kanya, mientras el joven, la daba un pequeño empujoncito, para que entrara mas en la casa.
Parecía que no había nadie, pero no era así. Al final de la estancia había una mesa de madera, tan roída como la puerta, donde estaban sentadas dos personas, que estaban cenando.
Se acerco mas a ellos, y los pudo ver bien.
Había una mujer, con el cabello alborotado, las mejillas manchadas de hollín, y aspecto de tristeza. También había una niña, de unos 5 años, que al igual que su madre, estaba sucia de hollín, y parecía desatendida. Ambas tenían el cabello negro como la noche, y unos ojos marrones, profundos. Las dos, alzaron la cabeza, y observaron a Kanya, que tenia las ropas chorreando.
- Madre, este forastero, estaba perdido. Lo encontré en el establo, cuando venia de la taberna. Estaba dormido, en la paja. Su caballo esta en el establo, que por cierto, es magnifico. Dijo el joven, intentando vislumbrar el rostro de Kanya, bajo la capucha.
- No sabes, hijo, que puede ser peligroso acoger a forasteros, a estas horas de la noche, y con los rumores que se cuentan... hijo... tienes que aprender que... Dijo la madre
- No, no... que se quede, no tiene donde ir. Yo quiero ver el caballo... Dijo de repente la niña, que comía, la miserable cena que había.
Kanya quería hablar, pero sabia que su voz la delataría, a si que intentó poner voz grave, para despistarlos.
No quería engañarlos, pero no podía dejarse si quiera ver, tenia que cumplir lo que le había ordenado Ku. Aunque tenia miedo de lo que se iba a encontrar en su camino.
- Ejem ...Ejem... se aclaro la garganta Kanya) Señora, no se preocupe, no es mi intención ni mucho menos, hacerles nada malo, les agradezco demasiado, que nos hayan acogido a mi y a mi a mi... eh a mi caballo. Si quieren me puedo ir... La voz de Kanya, aunque quisiera fingirla, seguía siendo dulce y melodiosa. Pero algo se conseguía disimular.
La mujer, se levanto, y con su vista cansada, miró a Kanya, y a su hijo, que ahora avivaba el fuego, y echaba maderos, para que no se consumiera.
- Confío en usted. Solo espero que no perjudique a mi familia. Acogemos al viajero perdido y cansado, no se preocupe. Mi esposo vendrá pronto. Cámbiese de ropa, esta calado hasta los huesos. Allí, tiene un hueco donde dormir, no es que sea un palacio, pero mejor que otra cosa...Dijo la mujer, sirviendo a Kanya, un poco de sopa aguada.
Kanya fue hacia donde la había indicado. Allí había unas cuantas ropas remendadas, y muy viejas, pero al menos estaban secas.
Corrió la cortina que había, y se cambio de ropa lo mas rápido que pudo.
Pero el problema era que no sabia que hacer, para que nadie la viera, así que se puso la capa, aunque estuviera mojada, y dejo sus ropas al lado del fuego.
Realmente, estaba harta de tener que esconderse, y también deseaba saber porque la estaban pasando todas esas cosas, con lo bien y feliz que estaba en el bosque...
Salió, para comer algo de sopa, que aunque no fuera realmente apetitosa, era bien agradecida por Kanya. Mientras el joven y la mujer, la miraban, siempre intentando verle bajo la capucha. Comía en silencio, asombrada de la tristeza de aquellas personas. Realmente, quería volver a su hogar, con la gente que había conocido ,con ellos era muy feliz
- Perdone la indiscreción, pero... ¿Porque no se quita usted la capa? Esta mojada, y va a enfermar... Dijo el muchacho.
- No es necesario, .... mmmm me da mal presagio no llevarla. Mintió Kanya
- Ah... ¿Usted procede del Este verdad? Es muy alto, y por el salto que dio antes, debe ser un guerrero.
- En realidad, solo soy un soldado, de... de... (no se le ocurría nada, debía mentir, con lo primero que se le viniera a la cabeza)... de Tharanduil ... Dijo Kanya.
Hubo un silencio en la pequeña casa. Solo se oía el respirar entrecortado de la niña, que dormía en una cama que parecía bastante dura. "Oh... no debería haber dicho eso, parece que no les gusta "...pensaba Kanya. "Ahora sabrán que soy Elfa."
- Entonces es usted Elfo ...era de suponer... ¿Pero que hace usted por aquí? Tan lejos de su hogar... Ah, será que va al nacimiento de la hija de Aragorn y Arwen, la mas bella de toda la Tierra Media. Precisamen.....
De pronto la puerta se abrió, y una figura encapuchada, entro a la estancia. Estaba calado hasta los huesos, y se apoyaba en un palo.
Entro cojeando, y se sentó en una silla. Se descubrió la parte del estómago, y tenia una profunda herida de mordedura en un costado, sangraba mucho, y estaba pálido.
La mujer echo a correr, y se puso a sollozar, abrazando a aquella persona encapuchada, que cayo al suelo.
- Esposo mío... ¿qué te ha sucedido?... no deberías seguir siendo guía, ahora los Wargos (lobos salvajes), están peor que nunca... y...oh... por Eru... y no hay nadie que pueda ayudarnos... La mujer se echo a llorar, y el hijo, en un lado de la habitación, también lo hacia. Parecía que el hombre iba a morir.
Necesito agua caliente ... rápido, si quieren que viva. Grito Kanya, con la voz fingida
No podía ver a aquella familia sufrir así. Corrió hacia el establo, donde estaban los bultos, con unas hierbas medicinales, que Ku, le había dado a Kanya.
Se apresuro a la casa, pero el hombre yacía en el suelo, parecía inconsciente.
Rasgó un poco de tela de la capa, y le hizo un torniquete al hombre, para que no perdiera mas sangre.
La mujer se echo hacia atrás, como esperando a su muerte, ya que era muy grave.
Kanya saco un frasquito, con un liquido amarillo, que ella había preparado, con las enseñanzas de Ku, y se lo hecho en herida.
Comenzó a gemir, y a apretar el puño con fuerza. Pero, la herida empezó a cerrar, y a borrarse de la piel.
Ya no había sangre, ni marcas, estaba curado. Ahora respiraba tranquilamente.
- Que... que... ¿Qué magia es esta?.... ¿de donde procede?....¿Quien es?... gritaba la mujer, que no creía lo que veía.
- No es ninguna magia, si no medicina. Dijo Kanya, muy serena. Entonces la mujer se agacho, y quito la capucha a aquel enfermo.
Era el mismo hombre que Kanya había visto en el bosque.
El que iba con aquellos Elfos, y que tan extrañamente la había mirado.
No sabia que hacer, ni responder. Rapidamente, fue a su aposento, y corrió la cortina.
"Porque me pasan estas cosas a mi... las casualidades mas tontas... e imposibles...si estuviera con Ku, y con mis amigos... no tendría miedo." Pensaba Kanya, tumbada en su lecho, con ganas de irse a su hogar." ¿Porque tendré que ir a Minas Tirith? No quiero ir, todas las personas, son extrañas conmigo... solo tengo a Vaiwa, y ni si quiera puedo hablar con el..."
Los ojos de Kanya, ya se cerraban... poco a poco... pero, escucho una voz, que le resultaba familiar, era el hombre, que hablaba a su mujer, con un tono de debilidad.
- Estoy empezando a creer, que las leyendas son ciertas, los rumores, las historias... susurraba...
-¿De que me hablas?... dime...
- Te hablo de la leyenda, que hace tiempo te conté. Todo en ella era mal, ¿Lo recuerdas? Pero también había amor. Era oscura, y tan antigua como lo puede ser un Ent. En la primera Edad... te la conté cuando éramos novios... ¿recuerdas? Dijo el hombre con un tono misterioso.
- Pero eso no son mas que leyendas para niños, cuentos de terror... que quedaron olvidados hace tiempo... Dijo la mujer.
- Pues ahora se están cumpliendo. Los wargos, vuelven a estar inquietos. Me atacaron, la buscan, la buscan... Toda nuestra comunidad, se ha unido a los Trasgos. Ya vencido el mal de Sauron, viene un mucho peor, mas maligno y poderoso. La buscan... la quieren... para poder liberarle de su prisión intemporal ... y sembrar el mal definitivamente el mal, que destruirá a todo ser vivo, y contra el cual solo el causante puede luchar...
- Pero por que dices eso... te ha afectado la herida, has perdido mucha sangre... Dijo la mujer.
-¡No! No puedes ni imaginar, lo que es contemplar lo que yo he podido ver ... parecía tan sobrenatural...
-¿Qué? Contesta. Dijo la mujer muy nerviosa.
- La he visto a ella. A la que traerá a desolación a toda la vida existente. La desolación para dioses, mortales y Elfos... es la criatura más bella, que he podido ver jamas, tan desconcertante... es mucho más bella y noble que La Estrella de la Tarde, y no te miento. Por se hija de quien es. Parecía un cervatillo, inocente y bondadosa. Pero poderosa y malvada, en el fondo de su alma... La historia mi la contó mi padre, y a el su padre, y siempre así ...dijo el hombre.
- Estas delirando, será mejor que duermas. Mañana debemos de agradecer al forastero su ayuda.
Créeme es cierto. Está mas cerca de lo que imaginas... Dijo el hombre bajando el tono de voz.
Kanya no oyó nada mas, todo se quedo en silencio. Ahora se preguntaba,"¿ de quien hablaban, que tanto mal causaría?, pobre hombre, está delirando... a causa de la leve fiebre que produce la medicina..."
Mañana partiría, tenia que llegar a Minas Tirith, y así poder averiguar que significaba la espada, y poder ver a Ku.
Un sueño, la embriagaba, confundido con dudas, y curiosidad. No quería dormirse, porque otro horrible sueño la acecharía... pero no podía mas, y el sueño la venció.
Un hombre corría, con un lío de mantas en los brazos, tan rápido como podía.
El bosque era espeso, y se hacia mas oscuro.
A lo lejos se oían unos aullidos... y el paso de unas sombras que se acercaban.
Alguien lloraba, resquebrajando la soledad de la noche. Aquel hombre corría y corría, pero las sombras se acercaban. Pronto le rodearon.
- Entréganos a Elenya, le pertenece a él. Sabes que tarde o temprano te mataremos, al igual que a tu amigo. Debe cumplir su destino. Dijo un lobo.
Antes muerto, que verla en vuestras sucias manos.
Dijo el hombre, dejando mostrar un pequeño bebe liado entre mantas.
Si así lo quieres... Dijo el lobo.
Todos se abalanzaron sobre él, ,mientras que el bebé cayo al suelo, y empezó a llorar... algo brillante, había a su lado...
--Toc, toc --.
..Kanya despertó, se encontraba en aquella cama. La llamaban, debía irse...
Hola¡¡¡¡ espero que os haya gustado y que no os aburra demasiado, ya llegara lo emocionante. Os digo, como siempre, que me dejeís las críticas, ya sean buenas o malas... Gracias por leerla.
Contestación Reviews:
Hada: Hola Hada, gracias por tus comentarios, me animan para seguir escribiéndola.
Glorfindel estaba por alli, por un asunto que se sabrá mas adelante...
Me encanta que la elfa, que iva con Glorfindel te cayera mal, pués va a salir mucho más en la historia y va a a ser muy "puñetera" jejeje. Si, todos se quedaron impresionados al verla, porque no es como nadie que hayan visto, y mas adelante se extrañaran mucho mas... por eso también es bastante alta.
Gracias por leer la historia y opinar. Espero que te siga gustando. Gracias.
First- Ayanami: Esto es una gran introduccion para lo que viene despues, se va a poner muy muy emocionante, hasta que se descubra su verdadera identidad, y de ahí en adelante... uffff ya veremos...porque ella es muy distinta. Gracias por haber dejado un Review, y espero que la historia continúe siendo de tu agrado. Gracias.
Eresse: Hola¡¡¡ me alegro de volver a verte. Muchas gracias por decirme lo que era Fanfiction, ya que me gusta mucho. Al fin puedo poner la historia, ya que estuve un tiempo con el ordenador "mas loko..." y no pude hacer nada. Ademas, me ha venido mejor, porke me habia kedado algo bloqueada, de cómo iva a continuar, pero ya se como va a ser, y es muy diferente de cómo tenía antes en mente. Espero que te siga gustando y Muchas gracias¡¡¡¡¡¡¡
