Warning Signs

Espero que disfruten este fanfic que es el primero que escribo, así que ténganme paciencia! Por favor, mándenme reviews. Próximamente capítulo II.

Capítulo I: Descubrimientos (Preferiblemente, leer escuchando Warning Signs de Coldplay)

Harry tenía abierto un libro de "Defensa Contra Las Artes Obscuras, y Eficientes Contrahechizos" para preparar la próxima clase que tendría con el ED. Hermione había sacado a escondidas de la biblioteca ese libro de unas cuatrocientas páginas, bastante usado, de portada de cuero negro con letras de oro, con un par de varitas debatiéndose en duelo en el centro de la tapa, creyendo que podría encontrar cosas muy útiles para las clases.

En el gran comedor el ruido hacía imposible el concentrarse y a pesar de que Harry deseaba con todas sus fuerzas estar ahí, con las demás personas riéndose de cosas que carecían de total sentido; finalmente decidió estudiar ese enorme libro en la sala común, que por estar prácticamente vacía, era el lugar perfecto para poder escudriñarlo. El retrato de la señora gorda se abrió y Hermione entró con una decena de libros en sus manos, todos de diferentes tamaños, que parecían a punto de caerse. Harry corrió a ayudarle.

- ¿No crees que estás exagerando un poco con esto de los nuevos hechizos para el ED?- preguntó Harry con un poco de irritación, mientras le sacaba de encima por lo menos seis libros. Hermione se detuvo y lo observó por un segundo.

- No son para que los leas para el ED. En realidad los traigo para investigar un poco. Tú sabes. El asunto de las chimeneas controladas por Umbridge. Debe haber una forma de comunicarse con Sirius que sea segura. No podemos usar las lechuzas, ya que el correo está siendo controlado excesivamente. Solo nos queda esta opción, estudiar lo que más se pueda.- Hermione se detuvo a repasar con la mirada la sala común, mientras dejaba los libros sobre la mesa en la que Harry estaba estudiando.- Mmm... ¿Dónde se encuentra Ron? Él me dijo que te iba a ayudar lo que más pudiera mientras yo estaba en la biblioteca.

Harry dejó el resto de los libros junto a los que Hermione había depositado. Se sentó en la silla y tomó el libro.

- Está preparándose para su práctica privada de Quidditch.- dijo Harry con un cierto tono de desdén en su voz. Pero lo cierto era que para Harry, ese tema era muy importante. Para él, el Quidditch era el mejor deporte del mundo mágico, y aunque él siempre trataba de ser modesto, no podía negar que era uno de los mejores jugadores que tenía Hogwarts. En cierta forma, sentía un poco de envidia hacia Ron, ya que él podía volar con su escoba por las canchas de Quidditch, mientras que él, apenas sabía donde estaba su hermosa Saeta de Fuego. Hermione sabía que era un tema un poco difícil para Harry, así que trató de desviar la conversación lo más posible.

- Bueno, ¿y qué has descubierto? Debe de haber cientos de fascinantes hechizos en ese libro. Creo que es justamente lo que necesitamos.

- No, la verdad aún no encuentro ningún hechizo que realmente valga la pena.- Harry arrojó el libro nuevamente sobre la mesa, con desgana, mezclada con enojo.- Esto es estúpido.

Hermione entornó sus ojos y apretó los labios con bastante fuerza, hasta que se pusieron blancos. No podía creer lo mal que Harry la trataba, después del esfuerzo que hizo para encontrar y sacar ese libro de la biblioteca sin que nadie la descubriera, violando así, según sus cálculos, unas doce reglas. Prefirió quedarse callada. Harry supo que había cometido un error.

- Bien, estoy listo. Voy al campo de Quidditch.- apareció Ron bajando lentamente las escaleras que conducían al cuarto de los chicos. Se había tomado su tiempo, tratando de estar menos rato con Angelina, y no recibir más comentarios negativos de los que iban a haber en las prácticas. - ¿Cómo van los nuevos hechizos?- hubo un momento de silencio en que Harry y Hermione se miraron sin decir una sola palabra. Ella estaba bastante molesta, y él, aunque se daba cuenta de que se había equivocado, prefería no decir nada antes de empeorarlo todo.

- Bueeeno... entonces, las cosas van bien. Me voy.- Ron dio media vuelta dirigiéndose al retrato de la señora gorda escabulléndose de ese ambiente bastante incómodo.

- Espera, Ron, te acompaño. Creo que necesito un poco de aire fresco. Espérame un poco, voy por unos libros.- Hermione se acercó a la mesa, y tomó un par de libros, los más gruesos que había. Se detuvo y miró nuevamente a Harry como si esperara una disculpa, pero éste no articuló palabra alguna. Al darse cuenta de que nada sucedería, Hermione aspiró fuertemente y se dio vuelta, para encontrarse con Ron y salir de la sala común de la casa Gryffindor.

Harry se quedó mirando en la dirección por donde Hermione había desaparecido, pensando que tal vez si se hubiese disculpado, ella no se hubiera ido, y lo habría ayudado con la tarea que Snape les había dejado en la clase de pociones.

***

Ron y Hermione caminaron en silencio por los terrenos del colegio dirigiéndose hacia el campo de Quidditch. Él notaba que Hermione estaba muy molesta por alguna razón, pero no se atrevía a preguntar, tal vez temiendo que Hermione se molestara con él también. Un poco dubitativo, disminuyó el paso hasta detenerse completamente. Hermione siguió caminando hasta que se dio cuenta de que Ron no seguía a su lado. Se volteó y puso una mano en la cintura, observándolo detenidamente.

- Ron, ¿por qué te detienes? Ya vas bastante atrasado a tu práctica, y tú sabes como se pone Angelina si llegas tarde. ¡Te va a comer vivo!

- Créeme que lo sé.- empezó Ron- Pero es que... tú... no sé... por qué...- empezó a decir con mucha duda, sin saber que palabras exactamente elegir.

- ¡Bueno! Pregúntame de una vez, no tengo todo el día.- contestó Hermione de muy mala manera, moviendo continuamente su pie contra el piso.- ¿Quieres saber que pasó en la sala común?

- Mmm... sí, la verdad es que sí, me gustaría saber.- afirmó con un tono un poco inseguro.

- Lo que sucede es que Harry está insoportable desde que llegamos a Hogwarts. Además es un mal agradecido. Trato de ayudarlo con lo que más se puede para las clases del ED, y aun así me trata de lo peor. Incluso a ti te trata mejor, y eso que no lo has ayudado en nada.- esa última frase había golpeado fuertemente a Ron.

- Intento hacer todo lo que está a mi alcance, Hermione, aunque tú no lo puedes ver. Tal vez si dejaras de presionarlo, él no te trataría mal.- respondió dolido y siguió caminando con paso firme hacia el campo de Quidditch, donde ya se veían las primeras escobas que surcaban el espacio aéreo. Hermione abrió la boca para contestar, pero no dijo nada. Realmente había herido a Ron, pero no lo había hecho con esa intención, simplemente estaba molesta y había hablado sin pensar. Se limitó a seguirlo un poco cabizbaja.

Las prácticas de Quidditch cada vez se hacían más tediosas para Ron, que no notaba ninguna mejoría en su forma de juego. Las quaffles pasaban entre sus dedos como si fueran de agua, y aunque hacía un gran esfuerzo, no conseguía agarrar ninguna, ni siquiera los tiros más fáciles hechos por Angelina, Katie y Alicia. Cada vez que iniciaban las prácticas, sentía un fuerte dolor de estómago, como si este se hubiera dado una vuelta y quisiera ser expulsado por la boca. Lo único que quería era renunciar, pero Angelina no se lo permitía, no se podían dar el lujo de perder más jugadores, con las suspensiones de Harry y los gemelos Weasley, ya tenían suficiente.

Fue directo hacia los camerinos, y giró un poco la cabeza para ver dónde iba Hermione, que ya estaba llegando a las escaleras que subían hasta las gradas, de donde miraría la práctica mientras estudiaba. Ron sabía que Angelina lo regañaría bastante, así que corrió a cambiar su uniforme de colegio por el de Quidditch.

Hermione se acomodó lo que más pudo. El viento en esa parte del castillo corría más fuerte que en cualquier otro lugar. Ella había dejado su bufanda en la habitación, y después de lo que había sucedido con Harry, olvidó completamente ir por ella. Recordó que Ron traía puesta una bufanda, así que decidió ir al camerino para pedírsela. Dudaba que él siguiera molesto con lo que le había dicho... bueno, aunque si hubiera sido ella a la que se lo dijeran, estaría bastante molesta. Valía la pena intentarlo de todas maneras.

Dejó sus libros donde estaba sentada y bajó rápidamente a los camerinos. Entró corriendo y giró rápidamente sobre sus talones al darse cuenta de que Ron estaba ahí, con el torso desnudo, cambiándose en ese preciso instante. Ron se sobresaltó al verla llegar y se cubrió con la túnica del uniforme, que fue lo primero que encontró. No pudo evitar ponerse de un rojo intenso hasta las puntas de las orejas.

- ¡Perdón! ¡Te juro que no quise entrar así, discúlpame!- se excusó Hermione muy exaltada sin saber qué hacer. Giraba su cabeza de un lado a otro sin creer lo que estaba pasando. Puso sus manos alrededor de la cabeza y se puso muy roja, sin poder dejar de pensar en cómo había encontrado a Ron, con el torso desnudo. Estaba ahí, ¡desnudo!. Ron se puso rápido el resto del uniforme de Gryffindor. – Mejor me voy, ¿ya te vestiste?- preguntó un poco indecisa. Incluso había olvidado por qué estaba ahí. Algo había ido a buscar, pero no recordaba qué era.

- S-sí. Estoy listo. Y-ya te puedes voltear.

Hermione, se rascaba la frente con la mano. Lentamente se dio vuelta, sin atreverse a mirar a Ron y, avergonzada, se acercó unos pasos. Entonces vio la bufanda que estaba doblada de cualquier forma sobre el uniforme y recordó lo que la había llevado hasta allá.

- ¡Ah!, c-casi lo olvido... venía a... a pedirte tu bufanda. Afuera hace un poco de frío. ¿M-me la podrías prestar?

- C-claro. Sí. To-toma. Aquí está.- tomó la bufanda y la dobló un poco más, acercándosela después a Hermione. Ella titubeó un poco, alargó su brazo para cogerla y sin querer tocó la mano de Ron. Retiró la suya rápidamente, y no se atrevió a mirarlo, ni él a ella.

- ¡LA VERDAD RON, ME PARECE INCREÍBLE LO TARDE QUE PUEDES LLEGAR, TE HEMOS ESPERADO CASI VEINTE MINUTOS, ESTO ES EL COLMO!- llegó gritando Angelina muy furiosa y cubierta de sudor. Tenía el pelo revuelto y mucha tierra en el uniforme. Ron se sobresaltó de tal manera que dejó caer la bufanda sobre los pies de Hermione, quien emitió un pequeño chillido y retrocedió unos pasos.- ¡HASTA CUÁNDO CREES QUE TE VOY A ESPERAR, SABES QUE UMBRIDGE NOS DEJA PRACTICAR SÓLO UN PAR DE HORAS, Y AUN ASÍ LLEGAS TARDE!- terminó de gritar y se dio vuelta rápidamente para desaparecer tras la puerta.

Ron agarró su escoba y salió tras Angelina, más rojo aún de lo que ya estaba. Hermione lo pensó un momento, y decidió agarrar la bufanda que Ron había dejado caer en sus pies. La miró un momento y salió del camerino en dirección a las gradas.

*** Harry aún se sentía bastante mal por cómo había tratado a Hermione. Ella siempre lo estaba ayudando, incluso antes de ser su amiga, ella siempre estaba buscando lo mejor para él, y a pesar de eso, él la trató de esa manera tan injusta. Esperaría a que subiera las escaleras para pedirle disculpas. Últimamente estaba muy molesto con todo el mundo. El hecho de no poder comunicarse con Sirius lo tenía bastante nervioso, y Umbridge constantemente le pisaba los talones cuando deseaba encontrarse con su padrino o con el ED. Para agregarle más al asunto, las cosas con Cho iban de mal en peor. Ya no sabía qué sentía por ella. Cuando la veía, el estómago no se le daba vuelta como antes. No sentía nada como antes. Estaba pensando en eso, cuando a la sala común entró Ginny, que estaba bastante roja y respiraba de forma entrecortada, como si acabase de correr un maratón. Se sobresaltó un poco al verlo.

- ¡Harry! Pensé que la sala estaba vacía.- miró de un lado a otro.- Perdón si te interrumpí, ¿estabas muy ocupado?.- se acercó a la mesa en la que Harry se hallaba estudiando el gran libro que Hermione le había entregado.

- No, no me interrumpiste. La verdad, ya no podía concentrarme, tengo muchas cosas en la cabeza en qué pensar.- se rascó suavemente la cabeza y sonrió hacia donde estaba Ginny. Ella le devolvió la sonrisa.

Ginny siempre le había parecido una persona muy alegre a Harry. Tenía muchos amigos y aunque era una Weasley, en el colegio no la conocían por eso nada más, si no también por ser ella: una persona muy especial. Además de Ron y de Hermione, Ginny era lo más cercano a una amiga para él. La conocía el mismo tiempo que a sus dos mejores amigos, sólo que no se había dado cuenta de cuánto había crecido. Ya no era la niña que vio por primera vez hacía casi cinco años en la estación de King's Cross.

- Pareces muy cansado. Tal vez deberías ir a recostarte. Si quieres, cuando llegue Ron le digo que te despierte para ir a cenar.

- No, Ginny, no es necesario, no te molestes. Muchas gracias de todas formas.- se lo agradeció de todo corazón. Ese tipo de palabras lo hacían sentirse bien, como si no fuera una total basura.

- Pero para mí no es una molestia, lo sabes bien.- Ginny le volvió a sonreír enseñándole sus hermosos dientes blancos; hasta sus ojos demostraban felicidad. De repente se puso muy seria.- ¿Quieres que me vaya? Tal vez quieres estar solo.

- ¡No! No te vayas. Siéntate un momento. Podemos conversar, ¿qué te parece?- y sujetó una silla, ofreciéndosela a Ginny para que se sentara. Ella lo miró y aceptó la invitación.

- Bueno, y ¿qué te sucede? Porque no estás muy feliz que digamos. Si quieres, me puedes contar.- apoyó su codo sobre la mesa y reposó la cabeza sobre la mano. Ya había dejado de jadear y el color rojo se estaba desvaneciendo, dando paso a su color natural.

- En realidad no es nada importante, de verdad.- Ginny lo miraba de forma incrédula, y Harry no pudo evitar sonrojarse un poco. La verdad, es que quería hablar con alguien, que fuera cercano a él en ese preciso instante, y Ginny le había caído del cielo, cuando más lo necesitaba. No podía rechazar esa oferta. Y sin pensarlo mucho, le contó todo lo que sucedía con Sirius, Umbridge, el hecho de no poder jugar Quidditch, y Hermione, pero no le comentó nada sobre Cho. No le parecía apropiado.

Ginny lo escuchó con paciencia y estuvo en silencio todo el rato en el que habló Harry, quien sentía como si le hubieran sacado un peso de encima. Era lo que más necesitaba, y se lo agradecía a Ginny enormemente. Cuando terminó, se sentía bastante aliviado.

- Creo que lo de Hermione tiene una rápida solución, Harry. Sólo debes disculparte.- dijo después de un leve suspiro. Harry asintió escuchando y poniendo la máxima atención a las palabras que salían de la boca de Ginny.– Creo que llevas una carga muy grande sobre ti. Lo de Sirius va a tener una pronta solución, mientras tengas a Hermione de tu lado, vas a encontrar la respuesta. Con respecto a lo de no poder jugar Quidditch... Bueno, tú sabes que mientras Umbridge esté aquí como la "Gran Inquisidora de Hogwarts" sólo podemos acatar las normas, o nos puede suspender. Tal vez deberías practicar un poco en la escoba de Ron, estoy segura que no tendrá problema en prestártela.- concluyó Ginny con una sonrisita en sus labios.

Harry se sentía mejor y se alegraba de haber hablado con ella. Nunca la había considerado para este tipo de cosas, y se arrepentía, ya que acababa de descubrir que sabía dar buenos consejos, y con el sólo hecho de que le pusiera atención, él se sentía bien.

Afuera ya había oscurecido bastante. El bosque se veía bastante atemorizante a esa hora. La sombra de los arboles crecía como diez metros, y todo se veía de un negro muy intenso. A Harry le extrañaba que Ron y Hermione aún no regresaran de la práctica de Quidditch. Ginny pensaba lo mismo, necesitaba con urgencia contarle algo a Hermione.

- ¿Crees que se demoren mucho? Necesito hablar con Hermione.- Se apoyó en la mesa intentando ver hacia fuera, pero a esa hora era muy difícil encontrar a alguien.

- Deben estar por llegar, ya oscureció, y no creo que Angelina sea tan cruel de dejar que sigan practicando, hace mucho frío afuera.- se dio vuelta para ver un poco a Ginny; estaba muy cerca de él, tanto que podía oírla respirar. Mientras tanto, el fuego crepitaba y hacia que el ambiente de la sala común fuera mucho más cómodo. A Harry le extraño que aún no llegara nadie a la sala común, cuando a esa hora, se llenaba con gente preparándose para ir a cenar.

- Bueno, creo que tendré que ir a buscar a Hermione, no puedo seguir esperando.

- ¿Sabes? También podrías hablar conmigo si quisieras. Yo te oiría tanto como tú me oíste a mí.- Harry sonrió, mirándola sin parpadear. No quería cerrar los ojos. Se sentía muy bien ahí, junto a ella, observándola. Su cabello rojo como el fuego le era muy llamativo.

- ¿De verdad?- Ginny rió un poco y se tapó los ojos con las manos. Recuperó la compostura y se puso un poco más seria.- ¿Estás seguro? Es que no quiero molestarte con mis asuntos.

Después de esa frase, Harry quería saber más de qué se trataba ese asunto tan misterioso que sólo le incumbía a Ginny y a Hermione.

- Sí, por supuesto que quiero oírte, pero sólo si tú quieres contarme, claro. No te sientas obligada.- repuso Harry.

- Bueno, por qué no. Sería una buena idea tener la opinión de un hombre. Lo que sucede es que...- en ese momento entraron Ron y Hermione, los dos rojos y muy sudados. Ron tenía una herida en el rostro, y Hermione lo sujetaba con cuidado.

- ¡Qué sucedió!- exclamó Harry saltando de la silla para ayudar a Hermione con Ron, Ginny hizo lo mismo.- ¡¿Por qué están así?!

- ¿Qué crees tú que pasó?.- repuso Hermione.- Nuevamente Malfoy con sus amigotes llegaron a molestar a Ron. Al principio, pareció que no les hacía caso, y siguió practicando con Angelina. Pero de un momento a otro, cuando empezaron a cantar, e-esa "cancioncita",- dijo tratando de no dejar escapar ni un poco de ira- Ron no aguantó más y voló hacia donde estaba Malfoy, los empezó a perseguir. Bueno- se detuvo para observar a Ron, que estaba siendo sostenido por Harry y Ginny.- Malfoy le tiro el hechizo expeliarmus que lo derribó de su escoba y le provocó esas heridas. En estos momentos deben estar Angelina y Malfoy con la profesora Mcgonagall.

- Ron, ¿por qué no te contuviste? Ahora, que va a pasar si Umbridge se entera. Te podría suspender del equipo.- comentó Ginny, tratando de hacerle entender a Ron lo grave que había sido su error.

- No creo que haya mucho problema.- dijo Ron con una mueca de dolor en el rostro.- Por suerte la profesora Hoock estaba en ese momento cerca, y vio todo lo que sucedió... Necesito sentarme.

- ¡Ay, Ron! Tal vez deberíamos ir a la enfermería, para que Madame Pomfrey te revise.- comentó Hermione que aún seguía muy nerviosa con lo que había sucedido.- No es una mala idea.

- No es necesario. Sólo necesito recostarme en mi cama, no te preocupes.- sonrió hacia Hermione- Para mañana voy a estar bien.

Harry y Ginny ayudaron a Ron a subir las escaleras, con Hermione a sus espaldas, bastante exaltada. Al llegar a la habitación, encontraron a Crookshanks recostado en la cama de Ron, lo quitaron y este lanzó un fuerte bufido porque lo habían despertado de su agradable sueño. Ron se recostó con cuidado, Harry se sentó a su lado y le ayudó a quitarse la ropa, que estaba húmeda y bastante sucia. Hermione no pudo evitar ponerse roja, y buscó una rápida excusa para no estar ahí. Ginny pudo observar su rostro y sin que nadie se diera cuenta empezó a sonreír.

- T-tal vez deba ir por algo de comida. No has comido desde el almuerzo e hiciste bastante ejercicio.- Harry y Ginny ya le estaban quitando la camisa y Hermione se puso más nerviosa aún, sin dejar de notar lo bien marcado que estaba Ron.- Creo que mejor voy a las cocinas a pedir algo de comer.- salió rápidamente de la habitación.

- ¿Qué le sucede? Ella yendo a las cocinas, donde trabajan como esclavos los elfos, es muy extraño.- puntualizó Harry. Se volteó a mirar a Ron, pero él no le devolvía la mirada.

- Vamos Harry, está preocupada, ¿qué no es obvio?.- comentó Ginny que sabía perfectamente qué sucedía, a diferencia de Harry.- Es su "amigo", tú sabes.- terminó la frase con una sonrisa pícara.

Terminaron de quitarle la ropa a Ron y lo ayudaron con su pijama. Se demoraron bastante en eso, porque Ron no deseaba seguir moviéndose por lo adolorido que estaba. Al rato llegó Hermione con una gran cantidad de comida. Estaba bastante preocupada por Ron. Aún traía puesta su bufanda. Se la quitó y la dejó sobre el baúl cuidadosamente doblada. Ron comió como si no lo hubiera hecho en años. Harry, Hermione y Ginny sólo lo observaban, habían olvidado su propio apetito, debido a lo preocupados que estaban.

Cuando terminó de comer, Ron trató de quedarse dormido. Harry pensó que lo mejor sería que se fueran de la habitación para que lo dejaran descansar, pero Hermione se rehusó a dejarlo solo, aunque después de un rato de persuasión por parte de Ginny que le mencionó lo que pasaría si llegaba McGonnagall y la encontraba a solas con Ron, se convenció de salir del cuarto.

Fueron al gran comedor, y en el camino se encontraron con varios de sus compañeros que ya se dirigían hacia sus salas comunes, y se cruzaron especialmente con un chico que no dejó de mirar a Ginny durante bastante rato. Harry no pudo evitar darse cuenta que Ginny se sonrojaba y reía un poco. Tal vez de eso se trataba lo que le iba a contar Ginny antes de que apareciera el accidentado de Ron. Harry se molestó un poco, y cuando llegaron al gran comedor estuvo la mayor parte del tiempo callado, escuchando los comentarios de Hermione y Ginny sobre lo que había sucedido con Malfoy y Ron.

Comieron bastante rápido. Sólo quedaban unas cuantas personas en las otras mesas y la mayor parte de los profesores se había retirado ya a sus respectivas habitaciones. Harry casi no disfrutó la cena. Aún seguía pensando en aquel chico que observó con tanto detenimiento a Ginny. Quién era, no lo sabía, pero se le hacía muy conocido. Reconoció el escudo de la túnica como el de Ravenclaw... tenía que saber quién era.