Capítulo II: Batallas
HOLA!!! Gracias a todos los que se han dado el trabajo de leer la historia. Prometo que iré mejorando con el paso del tiempo.
Xigrid, Mary Potter Wesley86, Caroline Mcmanaman y MGA_FGA: Chicas, mil gracias por los reviews!!! Ese tipo de cosas hacen que uno siga escribiendo. Espero que les guste este nuevo capítulo.
UN BESO
AMY_GRANGER_HP
amy_granger_hp@yahoo.com
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La semana siguiente transcurrió sin novedad. Los profesores no les daban tregua con todos los trabajos que dejaban y habían tenido que aplazar el encuentro del ED dos veces.
La mañana de ese sábado amaneció muy fría y con bastante neblina. Como era usual en los fines de semana, la mayoría de los alumnos se levantaron tarde a desayunar. Harry, en cambio, se levantó bastante temprano. Tenía muchas cosas que hacer; como estudiar, hacer el trabajo para la clase de Binns sobre la una de las tantas revueltas de los duendes; hacer esos odiosos deberes extras que le daba Snape casi cada semana; encontrar un hechizo que fuera interesante para el ED, saber quién era ese misterioso chico de Ravenclaw de hace unas noches... en resumen, bastantes cosas.
Salió de la cama de un brinco y se vistió haciendo el menor ruido posible. Tan absorto estaba en los planes para ese día, que accidentalmente dejó caer el chivatoscopio que dos años atrás le había mandado su amigo Ron desde Egipto para su cumpleaños, golpeando el piso bastante fuerte. Harry se arrojó sobre el pequeño objeto casi instintivamente, tapándolo con su túnica antes de que osara activarse y despertara a los demás chicos que dormían en la habitación. Un sonoro ronquido de Neville le indicó que no había alterado el sueño de sus compañeros y con sumo cuidado, guardó el aparato muy bien envuelto en su baúl.
- Espera Harry, yo también quiero bajar contigo.- dijo un somnoliento Ron mientras se asomaba a través de las cortinas de su cama con los párpados un poco apretados por la luz que entraba en la habitación. Caminó lentamente hacia su baúl y sacó la ropa que se pondría ese día.- ¿Vamos a salir? Para ver si me pongo ropa abrigadora.- repuso con dos tipos de sweters en la mano, uno más delgado que el otro.
- Yo creo que si, un rato no nos haría mal.
- ¿Vamos a ir con Hermione y Ginny?.- preguntó nuevamente Ron, sacando otro sweter un poco más elegante y que apenas se había puesto durante ese año.
- Si ellas no tienen nada más que hacer, y están abajo, no veo por qué no.- Harry no pudo evitar pensar en que tal vez a Ginny le gustaría más estar con OTRA persona, en vez de pasar el día con ellos... en vez de pasar el día con él. Agitó la cabeza como queriendo sacar esos pensamientos y le dirigió una mirada a Ron para ver si ya estaba listo.- ¿Vamos?
Bajaron por la escalera hacia la sala común donde aún quedaban restos del fuego que la noche anterior había estado muy intenso, para apalear el frío nocturno. Había uno que otro estudiante de primero, haciendo tareas que al parecer estaban bastante difíciles, porque no paraban de suspirar y de sujetarse la cabeza con ambas manos. Se dirigían hacia el retrato de la señora gorda, cuando una suave voz los detuvo.
- ¿Qué? ¿Pensaban irse sin nosotras?
Harry giró y se encontró con los relucientes rostros de Ginny y Hermione.
Ron se turbó un poco con la presencia de las chicas, así que apuró el paso hacía la salida. En su afán por salir rápido, no se fijó donde ponía el pie y resbaló con la alfombra dándose de bruces en el piso. Hermione puso cara de horror y avanzó un par de pasos para ver si se había lastimado, pero Ron, rojo hasta las orejas, se paró de un salto, sin darles más tiempo para reaccionar.
- ¿No te hiciste daño? – preguntó Hermione recordando cómo había estado Ron una semana atrás después de haberse caído de la escoba.
- Tú sabes, una simple caída no acaba con Ron Weasley.- murmuró mirando sus zapatos como si fueran lo más importante de esa mañana. Ginny sonrió divertida al ver el papelón que hacía su hermano, pero decidió guardarse los comentarios para no evidenciarlo más de la cuenta.
Por su parte, Harry reprimió una risotada por respeto a su amigo y caminó con determinación a la salida, pero fijándose bien donde ponía los pies. Después de todo, no quería hacer el ridículo delante de Ginny. ¿Él había pensado eso? No, no podía ser.
Los cuatro bajaron a tomar desayuno. Al entrar al Gran Comedor, notaron que estaba casi vacío, apenas había unos cuantos alumnos de Huflepuff; otros de Slytherin entre los que lamentablemente se encontraba Pansy Parkinson, que dirigió una mirada de aversión al grupo; y otros alumnos de Ravenclaw. Harry de nuevo notó que Ginny sonreía más de lo usual. Dejó que su vista vagara por el lugar y sus ojos dieron con la respuesta. En la mesa de Ravenclaw se encontraba aquel muchacho que tanto llamaba la atención de Ginny. El chico alzó la mano en forma de saludo y ella le respondió, volteándose para mirar a Hermione que le devolvía una sonrisa mal disimulada. El grupo se instaló en la mesa de Gryffindor, en sus puestos de costumbre. Harry se sentó frente a su plato de cereal y no volvió a levantar la vista, dedicándose a girar enérgicamente la cuchara, viendo como se iban deshaciendo las hojuelas en la leche, quedando una masa viscosa. No sabía bien por qué aquel muchacho de Ravenclaw le producía esa sensación de asco. Nunca lo había visto, hasta la otra noche, cuando observaba a Ginny. Eso era lo único que había hecho. Observar a Ginny, y hoy la había saludado. No eran motivos para enojarse, pero por qué entonces...
- Harry, ¿te sucede algo?.- Hermione sacó de aquel trance a Harry, que le dirigió una mirada de desentendido.- Estás llenándote de mantequilla la mano.- sin darse cuenta, Harry estaba untándose de mantequilla la mano con el cuchillo, en vez de hacerlo en su tostada. Sacó una servilleta y se limpió lo que más pudo.
- Amaneciste un poco despistado esta mañana, ¿eh amigo?.- sonrió Ron, aunque inmediatamente calló, recordando el episodio con la alfombra.
- ¿Por qué lo dices?.- pregunto Ginny, y Ron le contó lo que había sucedido con el chivatoscopio.
-...y se arrojó al piso para taparlo...- Finalizó Ron entre fuertes carcajadas, que estaban acompañadas con las de Hermione y Ginny. Harry se avergonzó bastante, pero aun así, rió. Le gustaba como reía la pelirroja. Nunca le había puesto mucha atención a su risa. Hasta ahora.
Después de que cada uno desayunara lo suficiente, que en el caso de Ron era equivalente a decir "comer-como-si-llevara-días-hambriento", Ron propuso que salieran a jugar un rato en la nieve. La idea fue aceptada de inmediato por el cuarteto, así que salieron del castillo. Hermione y Ginny se adelantaron un poco, dejando a los chicos atrás. Era la oportunidad de Ron. Se agachó, y tomó un poco de nieve entre sus manos, hizo una bola, y la arrojó con fuerza a la roja cabeza de Ginny. Las dos muchachas se detuvieron y Ginny, en total silencio, se volteó con la boca abierta por la sorpresa y una sonrisa bailándole en los ojos. Rápidamente se agachó para recoger nieve, al igual que Ron. Ella tenía lista su bola y la arrojó con fuerza, pasando a pocos centímetros de las piernas de Ron y de Harry.
Hermione también se agachó y preparó una bola que fue a dar a la cara de Harry, justo entre sus ojos. Todos empezaron a lanzarse bolas riendo, al tiempo que corrían para evitar que les llegara alguna. Ginny le arrojaba constantemente bolas a Harry, y él se las respondía sin dudar. Hermione y Ron tenían una batalla campal, mientras reían. De repente, Ron formó una gran bola de nieve que arrojó con todas sus fuerzas hacia Hermione, pero ella alcanzó a sacar su varita.
- ¡Impedimenta!.- pronunció aceptando el desafío. Formó una bola más grande que la que había formado antes Ron y se la arrojó. Ésta golpeó con inexorabilidad su cabeza y cayó al piso.
- ¡Ron!... Jajaja... ¿Te encuentras bien?... jajaja.- se acercó Hermione entre risas, casi cayéndose de cansancio. Pero Ron no respondió. Estaba quieto en el piso, sin mover un sólo músculo. La expresión de Hermione cambió totalmente.- ¿Ron?, ¡Ron, responde!
Se acercó corriendo con las pocas energías que le quedaban. Su respiración estaba entrecortada, y cuando estuvo lo bastante cerca de Ron, éste hizo un movimiento rápido, agarrando los pies de Hermione y arrojándola al piso. Ella emitió un chillido y fue a dar contra el suelo. Ron se giró con agilidad y se puso sobre Hermione, que empezó a pedir auxilio entre carcajada y carcajada. El muchacho le sujetaba los brazos con sus manos y también reía. Sus risas disminuyeron hasta el punto en que sólo tenían una sonrisa en los labios. Se miraron con intensidad y durante un instante, fueron ellos dos los únicos que estaban jugando en los jardines del castillo. Estaban bastante cansados, lo suficiente como para no darse cuenta de lo que estaba pasando. Pero sólo fue por un momento, ya que recordaron que Ginny y Harry también estaban ahí, y que podían estar observándolos.
Ron se levantó apresuradamente del piso mientras miraba hacia Harry y Ginny que seguían con su propio juego. Hermione se levanto también, tosiendo un poco para aclararse la garganta
- ¿Estás bien?.- preguntó mirando hacia Harry y Ginny como si no le importara su conversación con Ron.
- Sí, estoy bien, ¿y tú?.- preguntó Ron con el mismo tono que Hermione. Ella asintió. – Qué bien.
El juego de Ron y Hermione acabó después de eso, y no volvieron a mirarse durante toda la mañana. Harry y Ginny seguían jugando. Ella le tiraba una bola mientras reía y Harry se acercó rápidamente sujetándola del brazo, pero aún así la bola le dio en la cabeza. Ambos reían y él sintió una fuerte sacudida en el estómago. Era una mezcla entre nerviosismo y felicidad. Ya había sentido algo así antes, con Cho, pero nunca con esa intensidad. Esta vez era distinto, porque con Ginny tenía algo que con Cho no tenía, una amistad. Ese pensamiento lo asustó bastante. Con la chica tenía una buena amistad y ahora él sentía esas sacudidas en su interior. No tenía derecho a sentir ni a pensar en eso.
- ¿Qué sucede Harry? ¿Te rindes? ¡La gran Ginny Weasley acaba de vencer!.- Alzó los brazos en señal de alegría y saltó con la poca fuerza que le quedaba y se dejó caer en el piso. Harry se acercó arrastrando un poco los pies.- Las nubes se ven increíbles.- dijo con un tono de ensoñación- Vamos, Harry, acércate a verlas.
Era una invitación que no quería rechazar, pero tampoco se atrevió a aceptarla.
- Es que... tengo que volver al castillo. Tengo que terminar un trabajo para pociones, y estoy bastante atrasado, así que me voy.- se dio media vuelta y empezó a correr en dirección al colegio. Ginny se levantó y miró hacia donde iba Harry, en ese momento se acercaron Ron y Hermione.
- ¿Qué le sucede?.- preguntó Ron.
***
Harry entró al vestíbulo. En realidad prefería quedarse jugando en la nieve con sus amigos, pero tenía que terminar su trabajo. La excusa perfecta. Subió unos cuantos escalones cuando una voz muy familiar lo detuvo.
- Harry.- era Cho, que iba bajando las escaleras- ¿Qué te sucedió? Estás empapado.- ella sonreía y tenía sus mejillas con un suave color rosa.
- Hola Cho.- se sintió un poco extraño.- Lo que sucede es que con Ron, Hermione y Gin...- se detuvo, prefirió no decir el nombre de Ginny, sentía que de cierta forma había engañado a Cho, pero ¿Por qué? No había hecho nada.- Bueno, tuvimos una pequeña batalla con nieve, y parece que perdí.
- ¡Ah! Con Hermione Granger. Me lo suponía. Tú nunca te despegas de ella.- el tono de molestia estaba muy claro en ese comentario, Harry no entendía como Cho podía sentir celos de Hermione, o al menos él creía que eran celos, no lo sabía exactamente. Pero eso no podía ser, Hermione era... ¡Hermione!, y nada más.- Será mejor que me vaya. Tengo que ir al comedor.- y bajó las escaleras con bastante velocidad, sin siquiera despedirse.
Ahora si que las cosas estaban extrañas. Cho sentía un especial repudio hacia Hermione cuando eso estaba demás. Él creía que lo que sentía Cho eran celos, porque no había otra razón. Y ahora él tenía todas estas confusiones con Ginny, sin saber que sentía exactamente. Estaba bastante confundido.
Siguió su camino hacia la sala común y se cruzó con Seamus y Dean, que bajaban al jardín del colegio, tal vez para tener una pequeña batalla como la que él había tenido con anterioridad.
Llegó al retrato de la señora gorda y no espero a que se lo preguntaran.
- Gemmae di aqua.- el retrato se abrió, y Harry entró. Había bastante gente en la sala preparándose para salir, poniéndose sus capas y bufandas. No pudo evitar pensar que tal vez aquel chico de Ravenclaw también estaba alistandose para salir, o peor, tal vez ya estaba afuera jugando con ella. Agitó la cabeza para espantar esos pensamientos, y fue a la habitación a buscar los pergaminos para su ensayo de pociones y el libro "Defensa contra las artes obscuras, y eficientes contrahechizos" para el ED. No podía elegir cualquier hechizo. Todos eran muy buenos, pero debía elegir alguno que él supiera hacer.
Estuvo un rato buscando en el libro, cuando se topó con uno que él conocía de memoria. Encantamiento Patronus. Eso era, así de simple, una de sus especialidades. La primera parte de su trabajo estaba lista. Ahora solo quedaba terminar el ensayo de pociones.
***
El profesor Dumbledore estaba sentado en su escritorio, acariciando con mucho cuidado a Fawkes, su hermoso ave fénix, que ya estaba próximo a su muerte. Sus plumas estaban totalmente marchitas, tenían un opaco color rojo, y estaba encogiéndose. El anciano de barba blanca se paró y depositó a Fawkes en su gancho. Dolores Umbridge esperaba impaciente frente al escritorio del director buscando un poco de atención.
- Ejem, ejem. - Sé que estás ahí, Dolores, puedo verte. No es necesario que hagas eso para llamar mi atención.- repuso Dumbledore, volviendo a sentarse en la silla de su escritorio mirándola.
- Entonces, profesor, que va a suceder con el joven Weasley. Atacó como un loco a otros compañeros hace más de una semana y aún no recibe castigo.- dijo Umbridge como si fuera una obligación de Dumbledore castigar a Ron.- Ya van cuatro ataques de alumnos de Gryffindor hacia otros de Slytherin.
- Conozco bastante bien los hechos, Dolores. Tú sabes que la profesora Hoock me contó lo que había sucedido. También sé cómo esos alumnos de Slytherin provocaron al señor Weasley mientras tenía su práctica especial que tú misma autorizaste. También es de mi conocimiento, el cómo se defendió el señor Malfoy del ataque aéreo del señor Weasley, el cual dio bastante buen resultado por lo que me comentaron. Diversos cortes y golpes. Una fuerte caída.
- Pero Albus, no podemos permitir que esto siga sucediendo, esos jóvenes de Slytherin sólo le estaban jugando una broma al señor Weasley. Eso era todo. Creo que fue una sobre-reaccion que debe ser castigada.
- Dolores, ¿No te extraña que las cuatros personas de Gryffindor que se han peleado, hayan atacado al mismo grupo? El señor Malfoy sabe de sobra que sus bromas no son bien recibidas por nadie de esa casa. Pero parece que no quiere entender por las buenas.- Umbridge puso una mueca de enfado frente a tales afirmaciones, pero antes de que pudiera decir algo, él prosiguió.- Yo hablaré personalmente con los dos caballeros, y arreglaré este problema. Desde ahora, este asunto no te debe desvelar, yo lo solucionaré.- concluyó el viejo profesor que volteó justo en el momento en que Fawkes emitía un chillido, para luego estar envuelto en llamas y morir. De las cenizas que quedaron surgió una pequeña cabecita que pió fuertemente. Dumbledore se quedó observándolo por un momento.
- Ejem, ejem.
- ¿Algo más Dolores?.
- Y... y... ¿Eso es todo?... ¿Vas a hablar con el joven Weasley y ya?... ¿Y qué es eso de que dejarás hacer un baile para el 14 de febrero?.- dijo esto último como si fuera la idea más absurda del planeta.
- No te preocupes, Dolores, según como yo vea que ocurrieron los hechos es como voy a reaccionar. Escucharé las dos partes, y luego decidiré. En cuanto al baile, los chicos se merecen un poco de diversión al igual que nosotros. Ahora, te pediré que por favor salgas de mi oficina, tengo que ir donde Severus y debo cerrar.- concluyó así la discusión sobre Ron Weasley, dirigiéndose hacia la puerta. La abrió, y dejó que Dolores saliera primero.
***
Hermione, Ron y Ginny se dirigieron a la cabaña de Hagrid. Se veía bastante humo saliendo de la cabaña, así que sabían que encontrarían a alguien adentro. Ron golpeó y escucharon los fuertes ladridos de Fang.
Hagrid abrió la puerta. Su aspecto no podía ser peor. Sus ojos estaban hinchados y de alguna parte caía bastante sangre. Tenía un pómulo más hinchado que el otro y su barba estaba llena de sangre seca. Parecía estar muy sucio y tenía barro en todas partes.
- Hagrid, ¿cuándo nos vas a decir qué sucede y por qué estás así de herido?.- Hermione parecía un poco molesta por no saber qué sucedía con Hagrid.- Tú sabes que nos preocupamos por ti.
- Mejor pasen, están bastante mojados, y se pueden enfermar.- dijo haciendo caso omiso a los comentarios de Hermione.- ¿Les gustaría servirse una taza de té?
Los tres pasaron sin esperar, el frío les hacía castañetear los dientes, y la verdad estaban muy cansados como para seguir en la guerra, que había crecido en número de participantes, pero también como para caminar hacia el castillo.
- ¿Y dónde está Harry?
- Volvió al castillo.- comentó Ginny, sentándose cerca del fuego.- Dijo que tenía que terminar un trabajo para el profesor Snape. Está muy extraño.- y tomó una de las tazas que le ofreció Hagrid. Éste repartió las otras dos tazas y empezó a servir el té.
- Puede que esté nervioso con este asunto del baile del... no debí decir eso.- abrió los ojos lo que más pudo en señal de desaprobación, aunque en su caso parecía que los hubiera abierto de forma normal.- Olviden lo que dije.
- ¿Perdón? Pero Hagrid, eso no es posible, la Navidad ya pasó, al igual que el Año Nuevo, no hay motivos para hacer un baile.- terminó Ron alzando las cejas. No podía dar crédito a lo que había oído.
- Está bien, de todas formas se enterarían después de la cena de hoy... como no se me ocurrió, era obvio que Harry no podía saber.- se sentó junto a Hermione y también se sirvió una taza, pero no era té, era una infusión de un olor y color muy extraños.- A Dumbledore se le ocurrió que podría ser una buena idea, realizar un baile para el día 14 de febrero. Él piensa que ustedes, y también los profesores, necesitan una pequeña pausa para descansar un poco. Incluso los alumnos de primero a tercero van a poder participar.
- Pero y la profesora Umbridge, ¿qué opina? ¿Va a permitirlo?.- preguntó Ginny con un dejo de ansiedad en su voz.
- Bueno, ella tuvo que acatar las ordenes de Dumbledore, no le queda otra opción, aunque lo hizo muy a regañadientes. Al principio no quería, pero tuvo una conversación muy seria con Dumbledore. Él la debe de haber convencido.- tomó un largo sorbo de la infusión, que al parecer era horrible, por la expresión de su rostro que decía más que mil palabras.
- Así que un baile... parece que este año no va a ser tan aburrido después de todo.- sonrió Ginny, pensando desde ya en la túnica que tendría que pedirle a su madre para que se la comprara y enviara a Howgarts.
Ron inmediatamente empezó a sudar. El año anterior había ido con Padma Patil, y estaba bastante arrepentido. Él sabía con quien debía ir ese año, pero cómo hacerlo, no tenía idea. Lo que sí sabía era que tendría que armarse de gran valor para preguntarle.
El resto de la mañana estuvieron con Hagrid y Fang, conversando un poco del baile y tratando de sacarle la información sobre sus heridas, que cada vez estaban peor y daba la impresión de que nunca pararían de sangrar. Ya llegando la hora del almuerzo, se despidieron del guardabosques y se dirigieron al castillo.
Hacía menos frío que en la mañana y el ambiente en los terrenos del colegio era bastante alegre. La mayoría de los estudiantes estaban en el jardín arrojándose bolas de nieve. Les parecía bastante extraño que Umbridge no apareciera aún para regañarlos y castigarlos. Tal vez no se atrevía por el hecho de que la gran mayoría de sus alumnos favoritos, gente de Slytherin, también se encontraba jugando con la nieve.
Al entrar al vestíbulo, inmediatamente sintieron el calor de las chimeneas encendidas. Aunque tenían mucha hambre, decidieron ir a cambiarse de ropa, ya que la de ellos estaba bastante húmeda. Subieron las escaleras hasta llegar a la torre de Gryffindor.
- Gemmae di aqua.- dijo Ginny, y el retrato de la señora gorda se abrió. Siguieron hasta el interior de la sala común, que se encontraría desocupada de no ser por un alumno de segundo que junto a uno de tercero jugaban snap explosivo; y Harry, que se encontraba en la misma mesa que la noche anterior.
- Harry, ya vamos a ir a comer, ¿vienes?.- se acercó Ron con Hermione, aunque Ginny prefirió quedarse donde estaba.
-Eh...- miró entre Ron y Hermione, viendo a Ginny por un instante. Ella se dio cuenta, así que Harry retrocedió hasta volver a su posición original, un poco incómodo de haber sido pillado.- Sí, yo creo que sí. Debo guardar estas cosas y estoy listo.
- No te preocupes, en realidad, aun tenemos que cambiarnos, así que tómate tu tiempo.- Hermione se dio vuelta y se dirigió hacia el cuarto de las chicas.- ¿Vienes Ginny?.
- Sí, claro, voy enseguida.- se acercó a la mesa de Harry. Ron también se dirigió a la habitación, pero antes giro la cabeza para mirar a Hermione antes de que subiera. Ella también lo hizo. Sus miradas se cruzaron, y al darse cuenta, subieron rápidamente por las escaleras, en un vano intento por huir de sí mismos.
- Han estado bastante raros últimamente.- mencionó Harry.
- Pues no son los únicos.- puntualizó Ginny, sentándose cerca de Harry.- ¿Qué es lo que te sucede? ¿Aún tienes problemas? Sabes que puedes contarme lo que quieras.- lo miró atentamente, para ver si así descubría aunque fuera en su mirada qué era lo que sucedía.
Harry le devolvió la mirada, e hizo un esfuerzo para continuar mirándola.
- No es de importancia, de verdad.- Ginny lo miró incrédula.- Te lo juro. Pero bueno, no hablemos de mí, mejor dime lo que me querías decir anoche.- Harry se concentró bastante esperando la respuesta.
Ginny sonrió y se sonrojo un poco.
- Lo que sucede es que un chico se acercó a mí hace unos días, alguien que yo nunca había visto.- Harry creía saber a quién se refería.- Empezó a conversar conmigo, así, de la nada. Me dijo que sabía cómo me llamaba y quién era. Que hace tiempo quería acercarse a hablar conmigo, pero no se atrevía. Fue un poco extraño. Su nombre es Chris. Chris Martin. Va en Ravenclaw, en sexto año.
Para Harry todo quedaba muy claro. A este chico le gustaba Ginny, y tal vez a ella también le gustaba.
- Es amigo de Cho, parece que bastante cercano, porque me contó que ella lo había invitado a una de las reuniones del ED, pero no estaba seguro. Yo le dije que las reuniones del ED me servían bastante, y había entendido más que en todo el año. Además, teniendo un profesor como tú, era fácil aprender.- Harry dio un leve respingo y miró a Ginny.- Es la verdad. Eres un excelente profesor.
Harry no pudo evitar ponerse un poco rojo. Ginny lo estaba elogiando, lo que le parecía genial. Siempre que alguno de sus alumnos lo alababa o le daba las gracias, Harry se sentía un poco incómodo. Ya era suficiente con ser el-niño-que-vivió para que más encima lo trataran como a un profesor. Sin embargo, las palabras de Ginny, en vez de incomodarlo, hicieron que se le hinchiera el pecho de orgullo.
- Parece que las cosas entre Hermione y tú se arreglaron.- lo interrumpió la más pequeña de los Weasleys, al notar el silencio y la cara de serenidad de Harry, que distaba bastante de la cara de "estoy-al-borde-del-colapso" de hacía unas noches.
- Es que después del suceso Ron VS Malfoy se le olvidó que estaba enojada conmigo... pero aún tengo que pedirle disculpas.
Ginny estiró sus brazos al tiempo que bostezaba. Parecía bastante cansada. Apoyó ambos brazos en la mesa y puso su cabeza sobre ellos, cerrando los ojos. Harry la observó por un momento, y lentamente acercó su mano para retirarle un mechón rojo que tenía en la cara. Lo hizo con el mayor cuidado, como temiendo que si hacía cualquier movimiento brusco, podría romper algo hermoso. Ginny no pudo evitar sorprenderse un poco, ante el actuar de Harry, pero permitió que continuara. Su estómago se había dado vuelta y dejó de respirar por un momento. Estaba muy nerviosa, pero ¿por qué? Era Harry, amigo de mucho tiempo. Pero por otro lado, era Harry, el chico que le había gustado por más de dos años. ¿En qué estaba pensando?
- Bueno, yo estoy listo.- Ron apareció corriendo las escaleras, y Harry retiró rápidamente la mano de la cara de Ginny. Ambos se enderezaron casi como culpables. Al parecer, Ron no se había dado cuenta de lo que estaba sucediendo.- ¿Están listos Harry, Ginny?.- Ginny se dio vuelta y miró a Ron con cara de pocos amigos.
- Yo aún no me cambio, pero bajen ustedes, al rato nos vemos. Adiós, Harry.- Ginny se paró de la mesa, le dirigió una sonrisa tímida al muchacho y se dirigió a la habitación. En ese momento bajaba Hermione, se cruzaron y Ginny ni la miró. Hermione se dio vuelta para seguir con la mirada a la pequeña, y se extrañó de que no le dijera absolutamente nada. Aparentemente ni siquiera la vio.
- ¿Vamos? Tengo muchísima hambre, además quiero llegar luego para dormir un rato, recuerden que esta tarde tenemos reunión del ED.- Hermione abrió mucho los ojos, y miró a Harry.- Supongo que ya tienes listo el hechizo que nos enseñarás, ¿verdad?.
- Bueno, la verdad es que...- Hermione estaba lista para regañarlo y abrió la boca para empezar a gritarle, cuando Harry alzó los brazos en dirección a ella, tratando de evitar que se desbordara su furia y dijo rápidamente.- Encontré un buen hechizo, algo que nos ayudaría bastante.
- ¿Y qué es?- Ron se acercó con un poco de intriga.- ¡Dinos!
- Es que pensé que el grupo ya estaría listo para algo más o menos grande... el Encantamiento Patrono.
- Brillante, Harry.- dijo Hermione de nuevo con una gran sonrisa en sus labios.- ¿Qué tal si ya bajamos?.
- Pero ¿y Ginny?
- Tú ya la escuchaste Harry, dijo que bajáramos sin ella, así que vámonos.- Ron, con paso seguro, se acercó al retrato y desapareció seguido de Hermione. Harry, miró escaleras arriba, esperando que tal vez apareciera ella. Dio un fuerte suspiro, y desapareció tras el retrato de la señora gorda.
Ginny se asomó por la escalera, bajó los escalones y miró hacia la mesa en la que ella y Harry habían estado sentados hace pocos minutos. Se acercó y la acarició un poco, suspirando. No sabía exactamente qué había pasado. Harry había sido muy tierno con ella, cosa que nunca había sucedido antes. Ahora que lo pensaba, habría preferido que Ron nunca se hubiese acercado a ellos.
Lo que había sucedido con Chris que antes atraía toda su atención, ahora la tenía sin cuidado. Carecía de sentido. En esos momentos lo que tenía su mente ocupada era Harry. Pero no, no podía ser, tal vez eran alucinaciones suyas. Trató de recordar cada momento. Cuando cerró los ojos, sintió la mano tibia y un poco temblorosa rozándole las mejillas mientras le quitaba un mechón de la cara. Había sido algo totalmente inusual en Harry. No la había hecho sentir incómoda, al contrario, a medida que lo pensaba, le había gustado, y se sentía bastante bien, pero ahora no sabía cómo tratarlo. Cuando lo conoció, no le decía nada por su timidez, y ahora que ya creía haberlo superado, pasaba lo de la mano apartando un mechón. ¿Qué significaba todo esto?
HOLA!!! Gracias a todos los que se han dado el trabajo de leer la historia. Prometo que iré mejorando con el paso del tiempo.
Xigrid, Mary Potter Wesley86, Caroline Mcmanaman y MGA_FGA: Chicas, mil gracias por los reviews!!! Ese tipo de cosas hacen que uno siga escribiendo. Espero que les guste este nuevo capítulo.
UN BESO
AMY_GRANGER_HP
amy_granger_hp@yahoo.com
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La semana siguiente transcurrió sin novedad. Los profesores no les daban tregua con todos los trabajos que dejaban y habían tenido que aplazar el encuentro del ED dos veces.
La mañana de ese sábado amaneció muy fría y con bastante neblina. Como era usual en los fines de semana, la mayoría de los alumnos se levantaron tarde a desayunar. Harry, en cambio, se levantó bastante temprano. Tenía muchas cosas que hacer; como estudiar, hacer el trabajo para la clase de Binns sobre la una de las tantas revueltas de los duendes; hacer esos odiosos deberes extras que le daba Snape casi cada semana; encontrar un hechizo que fuera interesante para el ED, saber quién era ese misterioso chico de Ravenclaw de hace unas noches... en resumen, bastantes cosas.
Salió de la cama de un brinco y se vistió haciendo el menor ruido posible. Tan absorto estaba en los planes para ese día, que accidentalmente dejó caer el chivatoscopio que dos años atrás le había mandado su amigo Ron desde Egipto para su cumpleaños, golpeando el piso bastante fuerte. Harry se arrojó sobre el pequeño objeto casi instintivamente, tapándolo con su túnica antes de que osara activarse y despertara a los demás chicos que dormían en la habitación. Un sonoro ronquido de Neville le indicó que no había alterado el sueño de sus compañeros y con sumo cuidado, guardó el aparato muy bien envuelto en su baúl.
- Espera Harry, yo también quiero bajar contigo.- dijo un somnoliento Ron mientras se asomaba a través de las cortinas de su cama con los párpados un poco apretados por la luz que entraba en la habitación. Caminó lentamente hacia su baúl y sacó la ropa que se pondría ese día.- ¿Vamos a salir? Para ver si me pongo ropa abrigadora.- repuso con dos tipos de sweters en la mano, uno más delgado que el otro.
- Yo creo que si, un rato no nos haría mal.
- ¿Vamos a ir con Hermione y Ginny?.- preguntó nuevamente Ron, sacando otro sweter un poco más elegante y que apenas se había puesto durante ese año.
- Si ellas no tienen nada más que hacer, y están abajo, no veo por qué no.- Harry no pudo evitar pensar en que tal vez a Ginny le gustaría más estar con OTRA persona, en vez de pasar el día con ellos... en vez de pasar el día con él. Agitó la cabeza como queriendo sacar esos pensamientos y le dirigió una mirada a Ron para ver si ya estaba listo.- ¿Vamos?
Bajaron por la escalera hacia la sala común donde aún quedaban restos del fuego que la noche anterior había estado muy intenso, para apalear el frío nocturno. Había uno que otro estudiante de primero, haciendo tareas que al parecer estaban bastante difíciles, porque no paraban de suspirar y de sujetarse la cabeza con ambas manos. Se dirigían hacia el retrato de la señora gorda, cuando una suave voz los detuvo.
- ¿Qué? ¿Pensaban irse sin nosotras?
Harry giró y se encontró con los relucientes rostros de Ginny y Hermione.
Ron se turbó un poco con la presencia de las chicas, así que apuró el paso hacía la salida. En su afán por salir rápido, no se fijó donde ponía el pie y resbaló con la alfombra dándose de bruces en el piso. Hermione puso cara de horror y avanzó un par de pasos para ver si se había lastimado, pero Ron, rojo hasta las orejas, se paró de un salto, sin darles más tiempo para reaccionar.
- ¿No te hiciste daño? – preguntó Hermione recordando cómo había estado Ron una semana atrás después de haberse caído de la escoba.
- Tú sabes, una simple caída no acaba con Ron Weasley.- murmuró mirando sus zapatos como si fueran lo más importante de esa mañana. Ginny sonrió divertida al ver el papelón que hacía su hermano, pero decidió guardarse los comentarios para no evidenciarlo más de la cuenta.
Por su parte, Harry reprimió una risotada por respeto a su amigo y caminó con determinación a la salida, pero fijándose bien donde ponía los pies. Después de todo, no quería hacer el ridículo delante de Ginny. ¿Él había pensado eso? No, no podía ser.
Los cuatro bajaron a tomar desayuno. Al entrar al Gran Comedor, notaron que estaba casi vacío, apenas había unos cuantos alumnos de Huflepuff; otros de Slytherin entre los que lamentablemente se encontraba Pansy Parkinson, que dirigió una mirada de aversión al grupo; y otros alumnos de Ravenclaw. Harry de nuevo notó que Ginny sonreía más de lo usual. Dejó que su vista vagara por el lugar y sus ojos dieron con la respuesta. En la mesa de Ravenclaw se encontraba aquel muchacho que tanto llamaba la atención de Ginny. El chico alzó la mano en forma de saludo y ella le respondió, volteándose para mirar a Hermione que le devolvía una sonrisa mal disimulada. El grupo se instaló en la mesa de Gryffindor, en sus puestos de costumbre. Harry se sentó frente a su plato de cereal y no volvió a levantar la vista, dedicándose a girar enérgicamente la cuchara, viendo como se iban deshaciendo las hojuelas en la leche, quedando una masa viscosa. No sabía bien por qué aquel muchacho de Ravenclaw le producía esa sensación de asco. Nunca lo había visto, hasta la otra noche, cuando observaba a Ginny. Eso era lo único que había hecho. Observar a Ginny, y hoy la había saludado. No eran motivos para enojarse, pero por qué entonces...
- Harry, ¿te sucede algo?.- Hermione sacó de aquel trance a Harry, que le dirigió una mirada de desentendido.- Estás llenándote de mantequilla la mano.- sin darse cuenta, Harry estaba untándose de mantequilla la mano con el cuchillo, en vez de hacerlo en su tostada. Sacó una servilleta y se limpió lo que más pudo.
- Amaneciste un poco despistado esta mañana, ¿eh amigo?.- sonrió Ron, aunque inmediatamente calló, recordando el episodio con la alfombra.
- ¿Por qué lo dices?.- pregunto Ginny, y Ron le contó lo que había sucedido con el chivatoscopio.
-...y se arrojó al piso para taparlo...- Finalizó Ron entre fuertes carcajadas, que estaban acompañadas con las de Hermione y Ginny. Harry se avergonzó bastante, pero aun así, rió. Le gustaba como reía la pelirroja. Nunca le había puesto mucha atención a su risa. Hasta ahora.
Después de que cada uno desayunara lo suficiente, que en el caso de Ron era equivalente a decir "comer-como-si-llevara-días-hambriento", Ron propuso que salieran a jugar un rato en la nieve. La idea fue aceptada de inmediato por el cuarteto, así que salieron del castillo. Hermione y Ginny se adelantaron un poco, dejando a los chicos atrás. Era la oportunidad de Ron. Se agachó, y tomó un poco de nieve entre sus manos, hizo una bola, y la arrojó con fuerza a la roja cabeza de Ginny. Las dos muchachas se detuvieron y Ginny, en total silencio, se volteó con la boca abierta por la sorpresa y una sonrisa bailándole en los ojos. Rápidamente se agachó para recoger nieve, al igual que Ron. Ella tenía lista su bola y la arrojó con fuerza, pasando a pocos centímetros de las piernas de Ron y de Harry.
Hermione también se agachó y preparó una bola que fue a dar a la cara de Harry, justo entre sus ojos. Todos empezaron a lanzarse bolas riendo, al tiempo que corrían para evitar que les llegara alguna. Ginny le arrojaba constantemente bolas a Harry, y él se las respondía sin dudar. Hermione y Ron tenían una batalla campal, mientras reían. De repente, Ron formó una gran bola de nieve que arrojó con todas sus fuerzas hacia Hermione, pero ella alcanzó a sacar su varita.
- ¡Impedimenta!.- pronunció aceptando el desafío. Formó una bola más grande que la que había formado antes Ron y se la arrojó. Ésta golpeó con inexorabilidad su cabeza y cayó al piso.
- ¡Ron!... Jajaja... ¿Te encuentras bien?... jajaja.- se acercó Hermione entre risas, casi cayéndose de cansancio. Pero Ron no respondió. Estaba quieto en el piso, sin mover un sólo músculo. La expresión de Hermione cambió totalmente.- ¿Ron?, ¡Ron, responde!
Se acercó corriendo con las pocas energías que le quedaban. Su respiración estaba entrecortada, y cuando estuvo lo bastante cerca de Ron, éste hizo un movimiento rápido, agarrando los pies de Hermione y arrojándola al piso. Ella emitió un chillido y fue a dar contra el suelo. Ron se giró con agilidad y se puso sobre Hermione, que empezó a pedir auxilio entre carcajada y carcajada. El muchacho le sujetaba los brazos con sus manos y también reía. Sus risas disminuyeron hasta el punto en que sólo tenían una sonrisa en los labios. Se miraron con intensidad y durante un instante, fueron ellos dos los únicos que estaban jugando en los jardines del castillo. Estaban bastante cansados, lo suficiente como para no darse cuenta de lo que estaba pasando. Pero sólo fue por un momento, ya que recordaron que Ginny y Harry también estaban ahí, y que podían estar observándolos.
Ron se levantó apresuradamente del piso mientras miraba hacia Harry y Ginny que seguían con su propio juego. Hermione se levanto también, tosiendo un poco para aclararse la garganta
- ¿Estás bien?.- preguntó mirando hacia Harry y Ginny como si no le importara su conversación con Ron.
- Sí, estoy bien, ¿y tú?.- preguntó Ron con el mismo tono que Hermione. Ella asintió. – Qué bien.
El juego de Ron y Hermione acabó después de eso, y no volvieron a mirarse durante toda la mañana. Harry y Ginny seguían jugando. Ella le tiraba una bola mientras reía y Harry se acercó rápidamente sujetándola del brazo, pero aún así la bola le dio en la cabeza. Ambos reían y él sintió una fuerte sacudida en el estómago. Era una mezcla entre nerviosismo y felicidad. Ya había sentido algo así antes, con Cho, pero nunca con esa intensidad. Esta vez era distinto, porque con Ginny tenía algo que con Cho no tenía, una amistad. Ese pensamiento lo asustó bastante. Con la chica tenía una buena amistad y ahora él sentía esas sacudidas en su interior. No tenía derecho a sentir ni a pensar en eso.
- ¿Qué sucede Harry? ¿Te rindes? ¡La gran Ginny Weasley acaba de vencer!.- Alzó los brazos en señal de alegría y saltó con la poca fuerza que le quedaba y se dejó caer en el piso. Harry se acercó arrastrando un poco los pies.- Las nubes se ven increíbles.- dijo con un tono de ensoñación- Vamos, Harry, acércate a verlas.
Era una invitación que no quería rechazar, pero tampoco se atrevió a aceptarla.
- Es que... tengo que volver al castillo. Tengo que terminar un trabajo para pociones, y estoy bastante atrasado, así que me voy.- se dio media vuelta y empezó a correr en dirección al colegio. Ginny se levantó y miró hacia donde iba Harry, en ese momento se acercaron Ron y Hermione.
- ¿Qué le sucede?.- preguntó Ron.
***
Harry entró al vestíbulo. En realidad prefería quedarse jugando en la nieve con sus amigos, pero tenía que terminar su trabajo. La excusa perfecta. Subió unos cuantos escalones cuando una voz muy familiar lo detuvo.
- Harry.- era Cho, que iba bajando las escaleras- ¿Qué te sucedió? Estás empapado.- ella sonreía y tenía sus mejillas con un suave color rosa.
- Hola Cho.- se sintió un poco extraño.- Lo que sucede es que con Ron, Hermione y Gin...- se detuvo, prefirió no decir el nombre de Ginny, sentía que de cierta forma había engañado a Cho, pero ¿Por qué? No había hecho nada.- Bueno, tuvimos una pequeña batalla con nieve, y parece que perdí.
- ¡Ah! Con Hermione Granger. Me lo suponía. Tú nunca te despegas de ella.- el tono de molestia estaba muy claro en ese comentario, Harry no entendía como Cho podía sentir celos de Hermione, o al menos él creía que eran celos, no lo sabía exactamente. Pero eso no podía ser, Hermione era... ¡Hermione!, y nada más.- Será mejor que me vaya. Tengo que ir al comedor.- y bajó las escaleras con bastante velocidad, sin siquiera despedirse.
Ahora si que las cosas estaban extrañas. Cho sentía un especial repudio hacia Hermione cuando eso estaba demás. Él creía que lo que sentía Cho eran celos, porque no había otra razón. Y ahora él tenía todas estas confusiones con Ginny, sin saber que sentía exactamente. Estaba bastante confundido.
Siguió su camino hacia la sala común y se cruzó con Seamus y Dean, que bajaban al jardín del colegio, tal vez para tener una pequeña batalla como la que él había tenido con anterioridad.
Llegó al retrato de la señora gorda y no espero a que se lo preguntaran.
- Gemmae di aqua.- el retrato se abrió, y Harry entró. Había bastante gente en la sala preparándose para salir, poniéndose sus capas y bufandas. No pudo evitar pensar que tal vez aquel chico de Ravenclaw también estaba alistandose para salir, o peor, tal vez ya estaba afuera jugando con ella. Agitó la cabeza para espantar esos pensamientos, y fue a la habitación a buscar los pergaminos para su ensayo de pociones y el libro "Defensa contra las artes obscuras, y eficientes contrahechizos" para el ED. No podía elegir cualquier hechizo. Todos eran muy buenos, pero debía elegir alguno que él supiera hacer.
Estuvo un rato buscando en el libro, cuando se topó con uno que él conocía de memoria. Encantamiento Patronus. Eso era, así de simple, una de sus especialidades. La primera parte de su trabajo estaba lista. Ahora solo quedaba terminar el ensayo de pociones.
***
El profesor Dumbledore estaba sentado en su escritorio, acariciando con mucho cuidado a Fawkes, su hermoso ave fénix, que ya estaba próximo a su muerte. Sus plumas estaban totalmente marchitas, tenían un opaco color rojo, y estaba encogiéndose. El anciano de barba blanca se paró y depositó a Fawkes en su gancho. Dolores Umbridge esperaba impaciente frente al escritorio del director buscando un poco de atención.
- Ejem, ejem. - Sé que estás ahí, Dolores, puedo verte. No es necesario que hagas eso para llamar mi atención.- repuso Dumbledore, volviendo a sentarse en la silla de su escritorio mirándola.
- Entonces, profesor, que va a suceder con el joven Weasley. Atacó como un loco a otros compañeros hace más de una semana y aún no recibe castigo.- dijo Umbridge como si fuera una obligación de Dumbledore castigar a Ron.- Ya van cuatro ataques de alumnos de Gryffindor hacia otros de Slytherin.
- Conozco bastante bien los hechos, Dolores. Tú sabes que la profesora Hoock me contó lo que había sucedido. También sé cómo esos alumnos de Slytherin provocaron al señor Weasley mientras tenía su práctica especial que tú misma autorizaste. También es de mi conocimiento, el cómo se defendió el señor Malfoy del ataque aéreo del señor Weasley, el cual dio bastante buen resultado por lo que me comentaron. Diversos cortes y golpes. Una fuerte caída.
- Pero Albus, no podemos permitir que esto siga sucediendo, esos jóvenes de Slytherin sólo le estaban jugando una broma al señor Weasley. Eso era todo. Creo que fue una sobre-reaccion que debe ser castigada.
- Dolores, ¿No te extraña que las cuatros personas de Gryffindor que se han peleado, hayan atacado al mismo grupo? El señor Malfoy sabe de sobra que sus bromas no son bien recibidas por nadie de esa casa. Pero parece que no quiere entender por las buenas.- Umbridge puso una mueca de enfado frente a tales afirmaciones, pero antes de que pudiera decir algo, él prosiguió.- Yo hablaré personalmente con los dos caballeros, y arreglaré este problema. Desde ahora, este asunto no te debe desvelar, yo lo solucionaré.- concluyó el viejo profesor que volteó justo en el momento en que Fawkes emitía un chillido, para luego estar envuelto en llamas y morir. De las cenizas que quedaron surgió una pequeña cabecita que pió fuertemente. Dumbledore se quedó observándolo por un momento.
- Ejem, ejem.
- ¿Algo más Dolores?.
- Y... y... ¿Eso es todo?... ¿Vas a hablar con el joven Weasley y ya?... ¿Y qué es eso de que dejarás hacer un baile para el 14 de febrero?.- dijo esto último como si fuera la idea más absurda del planeta.
- No te preocupes, Dolores, según como yo vea que ocurrieron los hechos es como voy a reaccionar. Escucharé las dos partes, y luego decidiré. En cuanto al baile, los chicos se merecen un poco de diversión al igual que nosotros. Ahora, te pediré que por favor salgas de mi oficina, tengo que ir donde Severus y debo cerrar.- concluyó así la discusión sobre Ron Weasley, dirigiéndose hacia la puerta. La abrió, y dejó que Dolores saliera primero.
***
Hermione, Ron y Ginny se dirigieron a la cabaña de Hagrid. Se veía bastante humo saliendo de la cabaña, así que sabían que encontrarían a alguien adentro. Ron golpeó y escucharon los fuertes ladridos de Fang.
Hagrid abrió la puerta. Su aspecto no podía ser peor. Sus ojos estaban hinchados y de alguna parte caía bastante sangre. Tenía un pómulo más hinchado que el otro y su barba estaba llena de sangre seca. Parecía estar muy sucio y tenía barro en todas partes.
- Hagrid, ¿cuándo nos vas a decir qué sucede y por qué estás así de herido?.- Hermione parecía un poco molesta por no saber qué sucedía con Hagrid.- Tú sabes que nos preocupamos por ti.
- Mejor pasen, están bastante mojados, y se pueden enfermar.- dijo haciendo caso omiso a los comentarios de Hermione.- ¿Les gustaría servirse una taza de té?
Los tres pasaron sin esperar, el frío les hacía castañetear los dientes, y la verdad estaban muy cansados como para seguir en la guerra, que había crecido en número de participantes, pero también como para caminar hacia el castillo.
- ¿Y dónde está Harry?
- Volvió al castillo.- comentó Ginny, sentándose cerca del fuego.- Dijo que tenía que terminar un trabajo para el profesor Snape. Está muy extraño.- y tomó una de las tazas que le ofreció Hagrid. Éste repartió las otras dos tazas y empezó a servir el té.
- Puede que esté nervioso con este asunto del baile del... no debí decir eso.- abrió los ojos lo que más pudo en señal de desaprobación, aunque en su caso parecía que los hubiera abierto de forma normal.- Olviden lo que dije.
- ¿Perdón? Pero Hagrid, eso no es posible, la Navidad ya pasó, al igual que el Año Nuevo, no hay motivos para hacer un baile.- terminó Ron alzando las cejas. No podía dar crédito a lo que había oído.
- Está bien, de todas formas se enterarían después de la cena de hoy... como no se me ocurrió, era obvio que Harry no podía saber.- se sentó junto a Hermione y también se sirvió una taza, pero no era té, era una infusión de un olor y color muy extraños.- A Dumbledore se le ocurrió que podría ser una buena idea, realizar un baile para el día 14 de febrero. Él piensa que ustedes, y también los profesores, necesitan una pequeña pausa para descansar un poco. Incluso los alumnos de primero a tercero van a poder participar.
- Pero y la profesora Umbridge, ¿qué opina? ¿Va a permitirlo?.- preguntó Ginny con un dejo de ansiedad en su voz.
- Bueno, ella tuvo que acatar las ordenes de Dumbledore, no le queda otra opción, aunque lo hizo muy a regañadientes. Al principio no quería, pero tuvo una conversación muy seria con Dumbledore. Él la debe de haber convencido.- tomó un largo sorbo de la infusión, que al parecer era horrible, por la expresión de su rostro que decía más que mil palabras.
- Así que un baile... parece que este año no va a ser tan aburrido después de todo.- sonrió Ginny, pensando desde ya en la túnica que tendría que pedirle a su madre para que se la comprara y enviara a Howgarts.
Ron inmediatamente empezó a sudar. El año anterior había ido con Padma Patil, y estaba bastante arrepentido. Él sabía con quien debía ir ese año, pero cómo hacerlo, no tenía idea. Lo que sí sabía era que tendría que armarse de gran valor para preguntarle.
El resto de la mañana estuvieron con Hagrid y Fang, conversando un poco del baile y tratando de sacarle la información sobre sus heridas, que cada vez estaban peor y daba la impresión de que nunca pararían de sangrar. Ya llegando la hora del almuerzo, se despidieron del guardabosques y se dirigieron al castillo.
Hacía menos frío que en la mañana y el ambiente en los terrenos del colegio era bastante alegre. La mayoría de los estudiantes estaban en el jardín arrojándose bolas de nieve. Les parecía bastante extraño que Umbridge no apareciera aún para regañarlos y castigarlos. Tal vez no se atrevía por el hecho de que la gran mayoría de sus alumnos favoritos, gente de Slytherin, también se encontraba jugando con la nieve.
Al entrar al vestíbulo, inmediatamente sintieron el calor de las chimeneas encendidas. Aunque tenían mucha hambre, decidieron ir a cambiarse de ropa, ya que la de ellos estaba bastante húmeda. Subieron las escaleras hasta llegar a la torre de Gryffindor.
- Gemmae di aqua.- dijo Ginny, y el retrato de la señora gorda se abrió. Siguieron hasta el interior de la sala común, que se encontraría desocupada de no ser por un alumno de segundo que junto a uno de tercero jugaban snap explosivo; y Harry, que se encontraba en la misma mesa que la noche anterior.
- Harry, ya vamos a ir a comer, ¿vienes?.- se acercó Ron con Hermione, aunque Ginny prefirió quedarse donde estaba.
-Eh...- miró entre Ron y Hermione, viendo a Ginny por un instante. Ella se dio cuenta, así que Harry retrocedió hasta volver a su posición original, un poco incómodo de haber sido pillado.- Sí, yo creo que sí. Debo guardar estas cosas y estoy listo.
- No te preocupes, en realidad, aun tenemos que cambiarnos, así que tómate tu tiempo.- Hermione se dio vuelta y se dirigió hacia el cuarto de las chicas.- ¿Vienes Ginny?.
- Sí, claro, voy enseguida.- se acercó a la mesa de Harry. Ron también se dirigió a la habitación, pero antes giro la cabeza para mirar a Hermione antes de que subiera. Ella también lo hizo. Sus miradas se cruzaron, y al darse cuenta, subieron rápidamente por las escaleras, en un vano intento por huir de sí mismos.
- Han estado bastante raros últimamente.- mencionó Harry.
- Pues no son los únicos.- puntualizó Ginny, sentándose cerca de Harry.- ¿Qué es lo que te sucede? ¿Aún tienes problemas? Sabes que puedes contarme lo que quieras.- lo miró atentamente, para ver si así descubría aunque fuera en su mirada qué era lo que sucedía.
Harry le devolvió la mirada, e hizo un esfuerzo para continuar mirándola.
- No es de importancia, de verdad.- Ginny lo miró incrédula.- Te lo juro. Pero bueno, no hablemos de mí, mejor dime lo que me querías decir anoche.- Harry se concentró bastante esperando la respuesta.
Ginny sonrió y se sonrojo un poco.
- Lo que sucede es que un chico se acercó a mí hace unos días, alguien que yo nunca había visto.- Harry creía saber a quién se refería.- Empezó a conversar conmigo, así, de la nada. Me dijo que sabía cómo me llamaba y quién era. Que hace tiempo quería acercarse a hablar conmigo, pero no se atrevía. Fue un poco extraño. Su nombre es Chris. Chris Martin. Va en Ravenclaw, en sexto año.
Para Harry todo quedaba muy claro. A este chico le gustaba Ginny, y tal vez a ella también le gustaba.
- Es amigo de Cho, parece que bastante cercano, porque me contó que ella lo había invitado a una de las reuniones del ED, pero no estaba seguro. Yo le dije que las reuniones del ED me servían bastante, y había entendido más que en todo el año. Además, teniendo un profesor como tú, era fácil aprender.- Harry dio un leve respingo y miró a Ginny.- Es la verdad. Eres un excelente profesor.
Harry no pudo evitar ponerse un poco rojo. Ginny lo estaba elogiando, lo que le parecía genial. Siempre que alguno de sus alumnos lo alababa o le daba las gracias, Harry se sentía un poco incómodo. Ya era suficiente con ser el-niño-que-vivió para que más encima lo trataran como a un profesor. Sin embargo, las palabras de Ginny, en vez de incomodarlo, hicieron que se le hinchiera el pecho de orgullo.
- Parece que las cosas entre Hermione y tú se arreglaron.- lo interrumpió la más pequeña de los Weasleys, al notar el silencio y la cara de serenidad de Harry, que distaba bastante de la cara de "estoy-al-borde-del-colapso" de hacía unas noches.
- Es que después del suceso Ron VS Malfoy se le olvidó que estaba enojada conmigo... pero aún tengo que pedirle disculpas.
Ginny estiró sus brazos al tiempo que bostezaba. Parecía bastante cansada. Apoyó ambos brazos en la mesa y puso su cabeza sobre ellos, cerrando los ojos. Harry la observó por un momento, y lentamente acercó su mano para retirarle un mechón rojo que tenía en la cara. Lo hizo con el mayor cuidado, como temiendo que si hacía cualquier movimiento brusco, podría romper algo hermoso. Ginny no pudo evitar sorprenderse un poco, ante el actuar de Harry, pero permitió que continuara. Su estómago se había dado vuelta y dejó de respirar por un momento. Estaba muy nerviosa, pero ¿por qué? Era Harry, amigo de mucho tiempo. Pero por otro lado, era Harry, el chico que le había gustado por más de dos años. ¿En qué estaba pensando?
- Bueno, yo estoy listo.- Ron apareció corriendo las escaleras, y Harry retiró rápidamente la mano de la cara de Ginny. Ambos se enderezaron casi como culpables. Al parecer, Ron no se había dado cuenta de lo que estaba sucediendo.- ¿Están listos Harry, Ginny?.- Ginny se dio vuelta y miró a Ron con cara de pocos amigos.
- Yo aún no me cambio, pero bajen ustedes, al rato nos vemos. Adiós, Harry.- Ginny se paró de la mesa, le dirigió una sonrisa tímida al muchacho y se dirigió a la habitación. En ese momento bajaba Hermione, se cruzaron y Ginny ni la miró. Hermione se dio vuelta para seguir con la mirada a la pequeña, y se extrañó de que no le dijera absolutamente nada. Aparentemente ni siquiera la vio.
- ¿Vamos? Tengo muchísima hambre, además quiero llegar luego para dormir un rato, recuerden que esta tarde tenemos reunión del ED.- Hermione abrió mucho los ojos, y miró a Harry.- Supongo que ya tienes listo el hechizo que nos enseñarás, ¿verdad?.
- Bueno, la verdad es que...- Hermione estaba lista para regañarlo y abrió la boca para empezar a gritarle, cuando Harry alzó los brazos en dirección a ella, tratando de evitar que se desbordara su furia y dijo rápidamente.- Encontré un buen hechizo, algo que nos ayudaría bastante.
- ¿Y qué es?- Ron se acercó con un poco de intriga.- ¡Dinos!
- Es que pensé que el grupo ya estaría listo para algo más o menos grande... el Encantamiento Patrono.
- Brillante, Harry.- dijo Hermione de nuevo con una gran sonrisa en sus labios.- ¿Qué tal si ya bajamos?.
- Pero ¿y Ginny?
- Tú ya la escuchaste Harry, dijo que bajáramos sin ella, así que vámonos.- Ron, con paso seguro, se acercó al retrato y desapareció seguido de Hermione. Harry, miró escaleras arriba, esperando que tal vez apareciera ella. Dio un fuerte suspiro, y desapareció tras el retrato de la señora gorda.
Ginny se asomó por la escalera, bajó los escalones y miró hacia la mesa en la que ella y Harry habían estado sentados hace pocos minutos. Se acercó y la acarició un poco, suspirando. No sabía exactamente qué había pasado. Harry había sido muy tierno con ella, cosa que nunca había sucedido antes. Ahora que lo pensaba, habría preferido que Ron nunca se hubiese acercado a ellos.
Lo que había sucedido con Chris que antes atraía toda su atención, ahora la tenía sin cuidado. Carecía de sentido. En esos momentos lo que tenía su mente ocupada era Harry. Pero no, no podía ser, tal vez eran alucinaciones suyas. Trató de recordar cada momento. Cuando cerró los ojos, sintió la mano tibia y un poco temblorosa rozándole las mejillas mientras le quitaba un mechón de la cara. Había sido algo totalmente inusual en Harry. No la había hecho sentir incómoda, al contrario, a medida que lo pensaba, le había gustado, y se sentía bastante bien, pero ahora no sabía cómo tratarlo. Cuando lo conoció, no le decía nada por su timidez, y ahora que ya creía haberlo superado, pasaba lo de la mano apartando un mechón. ¿Qué significaba todo esto?
