Capítulo VII: ¿Cómo decirlo?

La gente al interior del castillo estaba cada vez más nerviosa. Pero los que peor se encontraban eran los alumnos de quinto y séptimo año, porque además de tener que invitar a alguien al baile, debían estudiar mucho para presentar sus respectivos exámenes. De vez en cuando, en los concurridos pasillos de Hogwarts, se escuchaban gritos de personas al borde de un colapso. Harry, Hermione y Ron no eran la excepción. Cuando no estaban en clase, estaban estudiando en la biblioteca. A la chica se le había ocurrido un extraño horario de estudio, en el cual cubrían cada una de las diferentes clases. Los chicos no reclamaban por miedo a que Hermione se molestara. Así que aceptaron las condiciones. En una de esas horas de estudio hicieron una pequeña pausa.

- ¿Y? ¿A quién vas a invitar?- preguntó Ron dirigiéndose hacia Harry, que contuvo la respiración unos segundos antes de responder. Hermione también estaba interesada.

- Bueno, yo... creo que...

- Aún no tienes pareja.- concluyó Ron.- ¿No invitarás a Cho?- Harry negó rápidamente con la cabeza, eso ya había pasado hace mucho tiempo.

- Entonces, ¿a quién?- interrogó Hermione. Suponía quien podía ser, pero no estaba totalmente segura.

- Invita a mi hermana, Harry, no sigas perdiendo tiempo.

- Es que yo...

- Vamos, es Ginny. No puede ser tan malo.

- Es que yo ya la invité, Ron. Y ella aceptó.

Un silencio se apoderó del lugar. El pelirrojo no movía ni un solo músculo. Hermione se había puesto bastante tensa. Podía suceder cualquier cosa. Después de un rato, Ron respondi

- Me parece bien.- parecía bastante calmado.- es mejor que vaya contigo a que vaya con ese... con ese... pelmazo de Ravenclaw.

Harry respiraba aliviado y se sentía mucho mejor. Temía muchísimo la reacción de su amigo. Ahora, ya no importaba que el resto de la escuela lo supiera.

La relación entre Ron y Hermione iba bastante mejor desde la última sesión del ED. No discutían y se ayudaban cada vez que el otro lo necesitaba. Los rumores de que Ron invitaría al baile a Lavender persistían, pero a Hermione le importaba cada vez menos. Eso sí, cada vez que Lavender se acercaba a Ron, ella se alarmaba bastante. Esa vez no sería la excepción. Lavender y Parvati se acercaron a la mesa del trío. Se reían de forma nerviosa, y de vez en cuando se daban pequeños codazos y empujoncitos.

- Hola Ron.- dijo Lavender muy coqueta y haciendo un gran esfuerzo por no reír. Ron sonrió un poco y miró a Hermione encogiéndose de hombros.- Me preguntaba si más tarde... podíamos hablar...solos.- puso especial énfasis en la última palabra y dirigió una fría mirada a Harry y a Hermione, que estaba empezando a perder los estribos.

- N-no sé si pueda Lavender. Es que tengo algunas cosas que hacer, y yo...

- Vamos, Ron.- lo interrumpió Parvati.- Mi amiga realmente quiere hablar contigo, sólo serán cinco minutos.

- Es que de verdad no puedo. ¡Tengo que estudiar!.- abrió los brazos enseñando todos los libros que tenía sobre la mesa.

- Ay, Ron, sé que te harás un tiempo para mí ¿verdad? Esta noche, en la sala común te espe...

- No lo creo, Lavender.- Hermione cerró su libro y se puso de pie. Ron la miraba con los ojos abiertos como platos.

- No tienes derecho a opinar, Ron ya es lo suficientemente grande para decidir por sí mismo.- Ambas chicas miraban a Ron esperando que las apoyara. El pelirrojo no sabía qué hacer. Las personas al interior de la biblioteca empezaban a voltearse.

- Lavender, no sigas. Él no irá contigo.

- Ya te lo dije.- Lavender estaba muy seria. Tenía cruzados sus brazos y golpeaba con la punta del pie el piso.- Deja que él decida.

- Yo...- Ron había decidido hablar para detener aquel escándalo. La señorita Pince podía llegar en cualquier momento y los sacaría a punta de varita del lugar.- Ya tengo con quien ir.

Lavender se quedó en silencio.

- ¿Con quién iras?- Preguntó Parvati que estaba bastante molesta.

- Irá conmigo. ¿Algún problema?- dijo Hermione con cara de triunfo. Ron estaba con la boca abierta. No podía creer lo que estaba oyendo.

Lavender se quedó en silencio y asintió. Los alumnos que estaban al interior de la biblioteca empezaron a susurrar y a apuntar a Hermione. Se puso muy roja y se sentó nuevamente, pensando en lo que había hecho. Las chicas lentamente regresaron a sus lugares.

- Bueno, creo que deberíamos continuar.- dijo Ron que no podía evitar la felicidad que sentía en ese minuto.

Los días fueron pasando, el invierno fue cada vez menos violento y pronto sería la salida a Hogsmeade. El castillo fue adornado con cupidos que volaban de un lado a otro, riendo y arrojando flechas de luz a diferentes personas.

Ginny caminaba de un lugar a otro. Su madre aún no le enviaba su nueva túnica, elegida a través de un catálogo que venía en el diario el Profeta. La entrega era inmediata, pero la familia Weasley no tenía dinero suficiente para pagarlo, así que Molly la haría. Aún debía probárselo, por si es que algo había quedado mal. Quería verse hermosa esa noche.

Luna llegó con el Quisquilloso en la mano derecha mientras que en la izquierda sostenía su varita. Había estado intentando hacer un hechizo para invocar una clase de espectro capaz de cumplir todos tus sueños en realidad. Se detuvo frente a Ginny y la observó con sus grandes ojos azules.

- No entiendo por qué estás tan nerviosa.- empezó Luna.- Sólo es Harry.

Ginny se detuvo un momento a pensar. Realmente no debía estar tan nerviosa, sólo era Harry. Lo conocía desde hacía cinco años. Pero a la vez ya no era solamente "el-chico-que-vivi", sino que era Harry, el chico más interesante y especial que conocía.

- ¿Tú con quién irás?- preguntó la pelirroja.

- Con Neville Longbottom.- respondió Luna mientras volteaba la revista y leía. Ginny sonrió sorprendida.- Me invitó esta mañana, y le dije que sí.

- ¿Pasarás todo el día con él?

- Sí, yo creo que sí.

- Pensé que ese tipo de cosas no te interesaban en lo más mínimo.

- Y no me importan. Por eso acepté ir con él.

Ginny no sabía qué decir. En realidad, no tenía nada más que comentar. Se despidió de Luna y se dirigió a la Torre de Gryffindor. En cuanto llegó, fue directamente a su habitación. De repente, una gran lechuza llegó hasta la ventana y la golpeó con el pico. La pelirroja corrió hasta ella y abrió para que la lechuza pudiese entrar. Tenía un paquete de color café amarrado a sus patas. Lo desató con mucho cuidado y se sentó en un sillón. Al abrirlo, notó que en su interior había una carta. La abrió y leyó.

Querida Ginny:
Aquí te envío tu túnica, que está preciosa y quedó muy bien. Me alegro enormemente que asistas al baile con un chico como Harry que es tan bueno. Tu padre dice que lo disfrutes al máximo. Dile a Ron que haga muy feliz a Hermione durante el baile.
Te quiere: Tu madre

La pelirroja sonrió doblando la carta nuevamente y metiéndola en el sobre. Estaba a punto de abrir el paquete cuando Hermione llegó desesperada. La chica se puso de pie y se acercó a su amiga.

- ¿Qué sucede? ¿Qué pasó?

Hermione se sentó y se tapó la cara con las manos. De uno de los bolsillos sustrajo un sobre y se lo pasó a Ginny. Lo abrió y empezó a leer. Al terminar se lo devolvió a Hermione.

- Y...cuando será.

- Dijo que pronto.- Hermione estaba muy angustiada y tensa.- Ginny, Víctor vendrá pronto.- respiró y agitó una mano.- ¿Qué pasa si viene el catorce de febrero?

- Pero tal vez venga después. En la carta no hay ninguna fecha que...

- Víctor quiere darme la sorpresa. Es obvio que vendrá el catorce.- Ginny se acercó y cariñosamente, tocó el hombro de su amiga.- Gracias.- giró un poco la cabeza y reparó en el paquete sobre el sillón.- ¿Y eso?

- Eso, es mi túnica para el baile.- dijo Ginny emocionada. Lo tomó y se sentó junto a su amiga para abrirlo juntas.

Harry se dirigía hacia cabaña de Hagrid para una pequeña visita. El semigigante lo había invitado esa mañana a tomar una taza té en la tarde. Hacía un poco de frío, pero no tanto como en Navidad. Empezó a recordar aquel momento con Cho, cuando ella lloraba en la sala multipropósitos y se habían besado. Recordó la segunda ocasión en que habían estado juntos y había vuelto a suceder. ¿Por qué pensó en eso? Era muy extraño. No había pensado en esa chica desde hace mucho tiempo, ya que su mente estaba ocupada por otra persona. Sonrió al pensar en ella; pronto irían a Hogsmeade juntos, y después al baile y después... ¿Después qué? ¿Qué pasaría entre ellos? No lo sabía con certeza. Pero sabía muy bien que no quería seguir siendo sólo su amigo, pero ¿Y ella? ¿ Qué querría ella que fueran? Sus pensamientos fueron interrumpidos por alguien que lo llamaba por su nombre.

- ¡Harry! ¡Detente, necesito hablar contigo!- Chris venía corriendo desde el castillo. Harry se lamentaba enormemente el haber salido tan tarde. De haberlo hecho antes, seguramente no se habría encontrado con el chico de Ravenclaw. Chris lo alcanzó-. Pensé que no me oías.- aspiró con fuerza y sonrió.- ¿Podemos hablar?

Harry asintió y empezó a caminar lentamente. Chris lo seguía en silencio, hasta que decidió empezar a hablar.

- Tú eres amigo de Ginny, ¿no? – la conversación había empezado mal.

- Sí, soy su amigo.

- Entonces me puedes ayudar.- Chris sonrió y continuó.- Tú sabes que ella me gusta. Bueno, toda la escuela lo sabe. La cosa es que quiero ir con ella al baile, pero al parecer ella está interesada en alguien más.

- Eso no lo sé.- y era verdad.- No sé si está interesada en alguien más.

Chris parecía bastante decepcionado, esperaba que Harry lo pudiera ayudar. Siguieron caminando por un rato. Harry quería deshacerse de él lo antes posible. Le desagradaba bastante su presencia.

- Creo que no te puedo ayudar y estoy bastante atrasado.- dijo Harry ya muy cansado.

- ¡Oh! Siento haberte molestado. Gracias de todas maneras.

- De nada.

Chris se dio media vuelta y subió hacia el castillo. Harry lo vio desaparecer, y continuó su camino hacia la cabaña de Hagrid.

Al llegar, notó el humo que salía de la cabaña y escuchó los fuertes ladridos de Fang que provenían del interior. Tocó la puerta y Hagrid, aún lleno de hematomas, le abrió sonriendo.

- ¡Harry! Hace un buen tiempo que me visitabas. Me alegro mucho de verte.- sonrió e invitó a pasar al chico.

La cabaña continuaba igual que siempre, sobre la mesa había dos tacitas de té con una jarra y en la chimenea hervía un extraño líquido, el mismo que la vez anterior estaba tomando Hagrid. Olía de una forma muy extraña, para nada agradable e impregnaba todo el lugar.

- Hagrid, ¿qué es eso en el caldero? Huele muy mal.- Harry pasaba su mano en forma de abanico para quitar de su cara ese desagradable "aroma".

- Eso es una infusión de raíz de jengibre, con palos de rosa y unas cuantas raíces secretas.- dijo mientras vaciaba parte del contenido en una de las tazas. Se la llevó a la boca y empezó a beber. Hizo una mueca de asco, pero siguió bebiendo. Se tomó todo el contenido y se sirvió más. Harry lo veía con expresión de asombro.

- Si no te gusta, ¿por qué lo bebes?

- Lo necesito, me ayuda a que éstas se cierren.- dijo apuntando a su cara y señalando las heridas y diversos hematomas.

- ¿Qué haces? ¿Por qué se producen?

- Bueno al cuidar a... - se detuvo en seco.- No debí decir eso, no debí decir eso.

Harry no quiso seguir preguntando. Se sirvió un poco de té y se sentó. Así que Hagrid estaba nuevamente cuidando una criatura peligrosa... Pero no podía ser al interior del castillo, ya lo hubiese sabido. Entonces, ¿dónde?

- Vamos Harry, cuéntame. ¿Ya invitaste a alguien al baile?.- Harry se sonrojó un poco.

- Verás... sí invité a alguien.- cada vez su tonalidad aumentó en rojo.

- ¿A quién? ¿Qué te dijo?

- Ella dijo que sí.- tomó más té y siguió.- Invité a Ginny.

- Qué bien, Harry. Invitaste a una amiga, así no te pondrás nervioso.- Hagrid sonrió nuevamente y se llevó la taza a la boca. Pero Hagrid no sabía que Harry estaba mucho más que nervioso.

- Es cierto.

Conversaron de muchas cosas, de los exámenes, de las clases de Umbridge, de las posibilidades de Gryffindor de ganarle a Hufflepuff en el partido de quidditch que estaba próximo, del baile... de todo un poco. Las horas pasaron volando y empezó a oscurecer. Hagrid decidió acompañar a Harry hasta la entrada de la escuela. Se despidieron y cada uno tomó su camino. Harry entró y se encontró con Ron, que venía del comedor, con una expresión muy satisfecha, al parecer había comido todo lo que estaba a su alcance.

- Harry, volviste ¿Te fue bien?

- Bastante bien.- contestó Harry.

- Qué bueno, ¿no tienes hambre?

- No, comí allá.

Subieron a la sala común, donde los deberes esperaban. La verdad, no sólo los deberes, también dos chicas sentadas en un sillón, que reían y disfrutaban el momento. Al llegar Ron y Harry, el ambiente festivo se acabó. Ginny y Hermione, por distintas razones, guardaron silencio. La pelirroja no pudo evitar sonrojarse al ver a Harry, pensando en su expresión cuando viera aquella túnica. Hermione pensaba en cómo reaccionaría Ron al saber lo que planeaba Viktor Krum. Pero Ron era sólo su amigo, no tenía que reaccionar mal... aunque el año anterior, las cosas habían sido bastante distintas a lo normal. El chico se había enfurecido cuando supo quién era la pareja de Hermione. Entonces, cualquier cosa podía pasar, pero lo mejor sería que supiera lo antes posible y a través de ella, no por alguien más.

Harry se acercó a la chimenea y se sentó junto a Hermione, esperando que alguna de ellas dijera algo, pero nada salía de sus bocas. Ron se cruzó de brazos, y la sala se sumergió en un incómodo silencio. Las chicas se miraban muy nerviosas, sin saber qué hacer. Los chicos, a su vez, esperaban alguna reacción de las chicas. Después de un momento, Hermione tosió, se levantó del sillón estirándose un poco y tratando de evitar un bostezo.

- Creo que mejor me iré a acostar. Tengo bastante sueño.- miró de reojo a Ron, y notó la cara de decepción del pelirrojo. Quería evitar hablar con él, aún no sabía qué decirle.

Se desearon las buenas noches y la chica de pelo castaño se retiró a su habitación. Ron, por alguna extraña razón, se sentía bastante incómodo ahí. Ginny era su hermana y Harry su mejor amigo, pero de repente había perdido total interés en estar con ellos. Empezó a aburrirse y a tener mucho sueño. Sin decir nada, levantó una mano despidiéndose y se dirigió a su habitación tambaleándose un poco por el cansancio.

Al principio, Harry no se dio cuenta, pero después de unos segundos, notó que la sala común estaba vacía y que se había quedado a solas con Ginny. Rápidamente le empezaron a sudar las manos y se dio cuenta de que se ponía rojo. Agradeció que estuviera obscuro y que ella no lo pudiera ver. Lo que él no sabía, era que a la más pequeña de los Weasley le estaba sucediendo exactamente lo mismo. Estaban a una pequeña distancia, pero ninguno, a pesar de que era lo que más querían, se atrevía a moverse. Se miraban de reojo, y cuando notaban que el otro lo estaba viendo, retiraban la vista hacia un lado, fijándose en manchas en las paredes que parecían tomar gran importancia en esos momentos.

Harry se sentía un poco estúpido teniendo ese comportamiento tan infantil. La conocía desde hace tanto tiempo, que la vergüenza que sentía era infundada.

- ¿Sabías que Ron irá con Hermione al baile?- dijo Harry, pensando en lo estúpida que era esa pregunta. Era obvio que ella sabía, Hermione debió haberle contado desde el principio.

- Sí, sí sabía.- respondió Ginny, pensando en su respuesta, bastante brusca, y había hablado de tal forma, que él no tendría nada que responderle. Ahora no tendrían de que conversar, y luego, los silencios incóm...

- Creo que era obvio que sabías.- se quedó en silencio por un momento. ¿Y ahora? Tal vez debía decir lo que realmente estaba sintiendo, porque le estaba costando tanto hablar con ella, pero...

- Esto es un poco extraño.- se adelantó Ginny. Hizo una pequeña pausa y continuó.- ¿No te parece?

- Sí, algo.- se sintió mejor al saber que ella sentía lo mismo.- No sé por qué pasa esto.

Ginny sonrió por primera vez y asintió. Ahora se sentía más cómoda, pero no totalmente. Harry se alegró de haber podido pasar la primera barrera, entablar tema de conversación.

- Antes tenía tantas cosas que decir, y ahora, me he quedado sin palabras.

- Entiendo a lo que te refieres.- Afirmó Harry.

Nuevamente el silencio incómodo. El tema no era lo suficientemente fuerte como para seguir analizándolo. Él estaba muy preocupado por lo que ella estaría pensando. Tal vez ya no querría estar con él, porque le daba vergüenza, o tal vez no querría ir al...

- No te lo había dicho, pero me alegró mucho que me invitaras al baile.- Harry sintió como la sangre le subía muy rápido a la cabeza.

-¿S-si? ¿ D-de verdad?

- ¡Claro que sí!- Ginny se había entusiasmado en su respuesta, y había subido la voz, pero reaccionó, subió los hombros al mismo tiempo que se tapó la boca con la mano y dejó escapar unas risitas. Harry también rió bajito junto a ella.- Perdón.

- No hay problema, a mi no me molestó.- Harry bajó la mirada mientras jugaba con sus manos.- No importa el tono, me interesa todo lo que tengas que decir.

Ginny se había quedado totalmente inmóvil. Dejó de respirar por unos segundos, sin poder emitir ningún comentario. Harry levantó la vista y se encontró con sus ojos. Se sentía bastante extraño diciendo esas cosas. Nunca lo había hecho y no sabía qué más hacer. Tal vez podía moverse un poco y ver qué sucedía, así que se acercó a la pelirroja.

- Gra-gracias.- Sonrió tratando de que Harry no lo notara, pero él no despegaba la vista de la chica y se dio cuenta. Cada vez estaba más feliz con lo que sucedía.

Con movimientos bastante torpes, Harry hizo ademán de acercarse. Ginny se quedó totalmente quieta, sin saber que posición tomar o si sonreír, o cerrar los ojos. No tenía ni idea. Cada vez estaba más cerca, a escasos centímetros de la pelirroja.

De repente, como salido de la nada, Ginny se sobresaltó dejando escapar un leve grito. Crookshank había saltado en su regazo, ronroneando muy fuerte y pasando su cabeza por el mentón de la chica. Los dos empezaron a reír, un poco nerviosos, sin saber qué más hacer.

- Bueno, creo que mejor me voy a acostar. Es un poco tarde.- ella se puso de pie, tomando en sus brazos al gato que estaba totalmente extasiado.

- Oh, está bien. Podemos seguir conversando mañana, ¿verdad?- Harry se puso de pie.

- Sí, por supuesto.- esperó un momento sin saber si es que debía acercarse a él o simplemente irse. Él estaba en la misma posición indecisa. Crookshank maulló con fuerza, y rompió el silencio que se había generado. Volvieron a reír.- Buenas noches.- se dio media vuelta y subió las escaleras, pero se detuvo en el primer escalón y se despidió alzando la mano con una sonrisa.

Harry respondió a su sonrisa y la vio desaparecer. Se quedó con la vista fija en dirección hacia donde había desaparecido la chica. Se sentó nuevamente en el sillón mirando el fuego. Había estado muy cerca y el gato había arruinado todo. Después de un rato, no pudo evitar sonreír, pensando en ella, en lo nervioso que se ponía cuando estaba con la chica y en lo torpe que eran sus reacciones. ¿Qué pensaría ella?

Hermione buscaba el momento perfecto para poder hablar con Ron y contarle que era muy seguro que Viktor llegara cerca del catorce de febrero, si es que no ese mismo día. Pero el momento no llegaba nunca y se estaba empezando a desesperar. La noticia de que un gran jugador de Quidditch vendría, no pasaría totalmente desapercibida por los medios mágicos de comunicación y a medida que se acercaba la fecha del posible arribo de Krum, Hermione saltaba cada vez que llegaba el Profeta para evitar que Ron se encontrara con la sorpresa.

Estando en clases de Adivinación, Ron entrecerraba los ojos de vez en cuando. Tenía apoyada la cabeza sobre su mano y se mecía de forma peligrosa. Harry lo miraba, esperando que en cualquier momento se golpeara. Era lo más entretenido que había hecho hasta esos momentos; eso, y pensar en Ginny.

Al terminar la clase, sintieron que habían pasado horas y tenían mucha hambre. Caminaron hasta la salida, donde los demás alumnos se aplastaban de forma desesperada para poder arrancar del calor, del olor y de la luz. Ron bajó detrás de Harry y tuvo una agradable sorpresa. Hermione estaba al pie de la escalera, esperándolo.

- Ron...¿podemos hablar un minuto?

Ron asintió rápidamente y le indicó a Hermione un camino apartado al que normalmente tomaba. Empezó a caminar, mirando sobre su hombro, hacia Harry, sin entender qué estaba sucediendo.

Caminaron sin decir absolutamente nada. Hermione no sabía por dónde empezar, pero ya no podía retroceder. Tenía que hablar ya o sino las cosas se complicarían aún más. Ron se detuvo frente a una brillante armadura plateada y se quedó esperando algún comentario de la chica, pero ella no hablaba.

- ¿Entonces? ¿Qué sucede? ¿Pasa algo malo?

- No, no es nada... malo... Creo.

- Vamos, Hermione, estás empezando a asustarme. Dime de una vez por todas.

- Bueno, es que... lo que pasa es que...no sé por dónde empezar.- Se tomó las manos de forma nerviosa y miró para ambos lados del pasillo. Estaban totalmente solos.- Es que recibí una carta de un amigo. De Viktor Krum.

Hermione esperó la reacción de Ron un poco asustada, pero este no se movía. Después de un momento, empezó a hablar.

- Y... ¿Qué dice la carta?

- Me comenta que está teniendo muchas prácticas de Quidditch y que necesita vacaciones... y que le gustaría venir a descansar aquí.

- ¿Viene a Inglaterra? ¿Estará en Londres?

- No exactamente. Quiere venir a Hogwarts.

- ¿A verte? ¿ Y cuándo?

- No dice cuándo. Pero creo que será pronto.

Ron no sabía qué decir o qué hacer. No sabía si se sentía feliz, porque el gran jugador vendría nuevamente a Howgarts o si estaba muy molesto, porque vendría a ver a Hermione y él ya no importaría. Hermione esperaba alguna reacción, pero no pasaba nada, así que decidió hablar.

- Eso era lo que quería decirte. ¿Está todo bien?

- Claro, ¿por qué crees que podría suceder algo malo?.- levantó la vista, y sus ojos se veían muy tristes y dolidos. Ella se sintió mal al verlo, pero no sabía qué hacer.- Creo que mejor subo... tengo algunas... cosas que hacer.

Y sin más, se dio media vuelta sin mirar a la chica, y se fue. Ella se quedó ahí, sola, en medio del pasillo, sin saber si seguirlo o dejarlo solo por un tiempo.

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Hola Gente:

Primero que nada, mil disculpas!!!! Les contaría todo lo que me ha pasado, pero no creo que les interese. A modo de excusa por mi tan prolongada ausencia, les resumo esto: primer año de arquitectura (odio Dibujo I); mi PC con gusanos varios y mi Beta ¬¬ que también está ocupada con la U, ¿no es cierto, sis ¬¬?

Ahora... Respuesta a sus tan ansiados R.R!!!:

ANDREINA: Hola niña! Bueno, después de la demora... cha-chán!! Esas
también son mis parejas favoritas, aquí te entrego un poquito más de
cada una. Las cosas cada vez se ponen más emocionantes. Besos!!

VALE: Hola chiquilla!!! Cómo estás?? Espero que bien... sé que me
merezco el tirón de orejas que me mandaste la última vez U.U, pero
te juro que hago todo lo que puedo (la más culpable fue mi sis!!).
Por cierto, créeme, NO QUIERO que mueras de impaciencia... de verdad
que no!!! Me caes demasiado bien!!! Jajajajaja XDDD. Eres de
Santiago?? Si es así, puedes asistir al estreno de HP y El Prisionero
de Azkabán. Te mando un besote y un abrazo!!!!

VIOLETAPOTTER: bueno, ya no tienes que esperar, por fin, después de
casi un mes de ausencia, Amy Granger se reporta!!... porque después de
todo... "No estaba muerta, andaba... estudiando" (ojalá hubiera andado de
parranda UU).

DANI-CHAN-SF: Hola prima!! Te pido disculpas públicamente por el
engaño, pero como ya te dije, quería tu más sincera opinión, que no
se tiñera por nuestros lazos afectivo-sanguíneos. Te deseo suerte en
el colegio, nos vemos en la próxima reunión familiar o en la próxima
reunión de la HPS, lo que ocurra primero!!

GINNY POTTER W: Hola niña!!! Tienes razón, es malo prometer sobre las
actualizaciones. Por cierto, dónde tienes publicado tu fic?? Me
gustaría leerlo!! Cómo se llama?? Así nos podríamos hacer propaganda
mutuamente y las dos ganamos!! A mí también me gusta que Ron sea
valiente, o sea, si fuera gallina, no creo que Herms se fije en él
durante mucho tiempo, o si?? Además, en este capítulo, Hermione
también muestra lo suyo al enfrentarse al par de chismosas de
Gryffindor!! Bueno, niña, ya me voy. Te mando un abrazo y un beso.
NOS VEMOS!!