Los personajes de Gundam Wing no me pertenecen, no obstante incluiré algún que otro personaje según valla transcurriendo en la trama de la historia.

Advertencias: Escenas: Angs., Lemon, Yaoi., según capítulos.

Notas: Este es mi segundo fics, es un poco más cruel y violento que el anterior que el anterior.

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Capítulo 2.

Duo estaba asustado y muy nervioso, miraba como Kato le ordenaba lo que tenía que hacer, no era ingenuo sabía lo que quería de él y le aterraba, jamás había estado con nadie y siempre había pensado que su primera vez sería especial y con alguien al que él amase más que nada pero su sueño caía a pedazos conforme pasaban los segundos. Kato le observaba con deseo y poco a poco estaba perdiendo la paciencia, igual que Satoshi y Yamato que lo miraban por detrás. Oyó la exigencia de desnudarse por parte de Kato pero seguía inmóvil, estaba muy asustado y sabía como hacerlo para que fuese lo menos doloroso y humillante posible.

-¡Vas ha hacerlo o lo tendré que hacer yo! – dijo furioso ante un inmóvil trenzado que se abrazaba a si mismo.

-Kato... esto no es buena idea, haré lo que quieras pero no me pidas esto, yo... yo jamás he... hecho algo así – dijo sollozando agachando la cabeza.

-Prefieres que todo el mundo se entere de tu secreto – dijo con burla acercándose a él para ponerle las manos sobre los hombros cubiertos los la camisa ancha que llevaba puesta.

-No... no quiero pero – me miró con suplica.

-Ya me harte de tus excusas – le amenazó cogiendo los hombros de la camisa y tirando de ella haciendo que la camisa se rompiera dejando el torso desnudo de Duo al aire.

-¡¡No espera Kato!! – intentó separarse de él para poder evitar que siguiera agrediéndole.

-¡No espero! – se abalanzó sobre él acabando de romperle la camisa que se le había quedado en el estómago.

Duo intentó resistirse pero la fuerza de Kato era superior a la suya. Con un empujón Kato logró tumbar a Duo en el suelo quedando él sobre su cuerpo para impedir una posible huida. Con una de sus manos sujetó las dos muñecas de Duo sobre su cabeza mientras con la otra se dedicaba a acariciar todo el cuerpo de Duo y la misma vez besaba y lamía la cara y cuello de un Duo histérico. Duo pataleaba y se retorcía como una víbora pero sus esfuerzos fueron en vano. Kato al ver la resistencia de Duo llamó a sus amigos para que le ayudaran a inmovilizar al trenzado y de esta manera tener más facilidad para recorrer el cuerpo suave de su presa y saciar sus ansias y lujuria con mayor tranquilidad. Duo al verse sujetado por Yamato por loa brazos y a Satoshi por las piernas comenzó a gritar desesperado sabía que todo estaba perdido pero deseo que un milagro sucediera, no obstante no sucedió. La histeria de Duo estaba colmando la paciencia de Kato por lo que le golpeó en la cara para callarlo, con un trozo de la tela de su camisa amordazó a Duo para no seguir oyendo sus gritos.

Con lentitud Kato recorrió todo el cuerpo de Duo con su boca, lamía y daba pequeños mordiscos por todo el cuello y pecho, sobretodo insistió en torturar los sensibles pezones rosados del chico de tal manera que en movimiento imprevisto de Duo llegó a hacerle una herida. Sus manos tampoco estuvieron quietas en ningún momento, acariciaba la piel pálida y suave con deleite incrementando su excitación hasta niveles insospechados. Los gemidos, sobretodo de dolor y angustia, que se escapaba de la boca de Duo lo estaban excitando de una manera desmesurada. Lentamente bajo sus manos hasta la cintura llegando al borde de los pantalones, al ver el impedimento para seguir con sus caricias, desató el pantalón y lo fue bajando por las firmes piernas junto con su ropa interior. Duo lloraba desesperado e intentaba liberarse del agarré de esos hombres para poder huir, sabía que tenía que aguantar por el bien de He-chan pero la sola idea de ser violado por Kato le aterraba y no solo por Kato, seguramente Yamato y Satoshi le harían lo mismo una vez que Kato se saciase.

Se sentía un poco mareado por la cantidad de alcohol que había ingerido hacía unas horas en la fiesta del pueblo pero no le importó, Kato se tumbó sobre Duo quitándose antes la camisa que llevaba para sentir el contacto de sus pieles, se deslizó hasta quedar a la altura de su rostro y con una mano retiró un poco la mordaza, lo suficientes para poder atrapar sus labios y devorarle y deleitarse con el sabor dulce se su boca, le seguía acariciando por el pecho y la espalda hasta llegar a sus nalgas que las apretó con saña contra él mientras se frotaba rozando sus miembros. Las caricias de Kato no lograban estimular a Duo cosa que enfadó a Kato al notar su miembro flácido contra el suyo completamente endurecido que estaba atrapado bajo sus ropas. En un intento por soltarse Duo mordió la lengua de Kato que intentaba invadir la suya, logrando que Kato se separara de él momentariamente pero no lo suficiente para escapar, como respuesta Kato golpeó a Duo en la cara volviendo a romper su labio y en su abdomen provocándole que gimiera de dolor.

La paciencia se le había acabado, se levantó dispuesto a quitarse toda la ropa que le quedaba para no perder más tiempo. Duo lloraba y rogaba que lo dejase marchar, ante las suplicas de Duo solo tuvo como respuesta más golpes hasta dejarlo aturdido, en varias zonas de su cuerpo llegaron a rasgarse apareciendo varios cortes que no supo como ocurrieron. Kato sonreía con burla, por fin iba a tener lo que tanto había deseado, en otras circunstancias hubiese sido más gentil con él pero el hecho de que se entregaba por salvar a ese engendro le enfurecían, odiaba a los vampiros y no podía comprender porque Duo se empeñaba a protegerlo. Sin más dilación Kato se posicionó entre las piernas de Duo y con una solo envestida enterró de manera dolorosa su miembro dentro de Duo. Un fuerte grito de dolor se escuchó por toda la cabaña, las lágrimas de Duo caían sin cesar por su rostro, apretaba los puños en un intento de mitigar su dolor pero era insuficiente. Sin tomarse la molestia de dejar que Duo se adaptase a la intrusión tan violenta por su parte Kato comenzó a moverse en su interior, noto como después de varias envestidas la resistencia de Duo era mayor, lo más seguro que su propio precum junto con la sangre había conseguido que la entrada de Duo estuviera más lubrificada.

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Heero oía los gritos y los golpes que se escuchaba en el comedor, quería salir y ayudar a Duo-san a liberarse de esos mal nacidos pero prometió que no lo haría. Oía los quejidos de Duo y los comentarios indecorosos de esos tres tipos. Las lágrimas se le acumulaban en los ojos, quería llorar y golpear a alguien, una parte de él era conciente de lo que estaba ocurriendo allí fuera pero otra se obligaba ha escuchar lo que sucedía para intentar comprender lo que sucedía.

Estaba arrodillado sobre la cama sujetando sus piernas en posición fetal, las sábanas y mantas le cubrían por completo, intentado no dejar pasar los gritos desgarradores de Duo. Cuando estos se hacían más fuerte se tapaba los oídos balanceándose sobre si mismo intentando no escuchar y sentir el dolor que estaba sintiendo Duo en esos momentos, pero lo que más le dolía era saber que todo lo que estaba ocurriendo allí fuera era porque Duo lo estaba protegiendo.

-Lo prometí, lo prometí – se repetía una y otra vez mientras tapaba sus oídos, para evitar seguir escuchando los ruidos del salón – lo prometí, lo prometí, lo prometí...

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Kato seguía con las arremetidas una y otra vez, se procuraba su propia placer, sus penetraciones eran violentas y profundas, cada vez su velocidad era mayor según su necesidad lo ameritaba, se sujetaba de las caderas de Duo clavándoles las uñas en el proceso.

-Aaaaahhhhhhh!!!!!!!!! Siiiiiiiiiiiii, mmmmmmmmmmm!!!!!!!!! – gemía Kato- eres maravilloso, aaaaaaaahhhhh!!!!!!!, lo sientes, eres tan estrecho mmmmm.

Por otro lado, también bajo los efectos del alcohol, tanto Yamato como Satoshi no pudieron quedarse quietos ante el espectáculo que su amigo Kato les brindaba empezaron a acariciar las zonas libres que quedaban sin la atención de Kato, lo besaban que lujuria y torturaban los pezones dolorido del trenzado. Duo no podía soportar el dolor que sentía cayendo más de una vez en la inconsciencia, regresando de ella por pequeños periodos de tiempo.

Kato ya no aguantaba más y con mayor velocidad y violencia dio las últimas envestidas que después de un gemido, que pareció más un gruñido que otra cosa, lleno de placer llegó al orgasmo más placentero que había sentido nunca, cayendo por un momento sobre el cuerpo inerte de Duo que parecía un muñeco de trapo.

-Aaaaaahhhhhhh!!!!! Esto ha sido fantástico, mmmmm, tenéis que probarlo – les comentó satisfecho – ahora es vuestro turno, jamás probaréis a alguien como él.

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Estaba anocheciendo y en la cabaña de Duo se oían los últimos gemidos tras un intenso orgasmo de Kato, Yamato y Satoshi se habían deleitado con Duo, lo había tomado incluso estado Duo inconsciente, de esa manera era más fácil ya que no tenían que preocuparse por si encapaba, después de quedar satisfechos Yamato y Satoshi, Kato no pudo evitar hacer suyo a Duo una vez más, sabiendo que esta vez sería la última vez que podría tenerlo.

Las lesiones de Duo eran visibles, tenía varios motarones por todo el cuerpo, el labio partido por varios sitios manchados de sangre seca, varios cortes le adornaba de manera sádica en los brazos y piernas, pero lo que más sufrió en su cuerpo fue su adolorida y sangrante entrada, estaba desgarrado por dentro y varios ríos de sangre mezclado con semen descendía de su ano hasta los muslos cayendo al suelo creando un charco de sangre.

Duo seguía inconsciente tirado en el suelo, los tres chicos de levantaron y con los retos de las ropas de Duo se asearon para luego vestirse. Una vez vestido Kato se dirigió a lavabo para coger un cubo lleno de agua, una vez llego se acercó a joven trenzado y se la tiró encima, despertándole de golpe. Duo tosía y se retorcía sobre si mismo, le dolía todo el cuerpo y su ano le ardía intensamente.

-Muy bien pequeño – se agachó Kato para quedar a la altura de Duo – te has portado bien, jeje, me hubiese gustado más cooperación por tu parte pero por esta vez lo dejaré pasar – le dijo acariciando su mejilla – desde ahora me perteneces, así que ya sabes, si quieres que tu secreto lo siga siendo tendrás que ser cariñoso conmigo – le dijo besando de suevo sus labios viendo como Duo lloraba desconsoladamente - eres delicioso.

-Ah! por cierto una cosa más – dijo Kato poniéndose de pie un momento para sacar el cuchillo que llevaba oculto en su bota derecha – deseo llevarme un recuerdo de ti para recordarte por las noches, jeje – lo miró con ironía y tras acercarse de nuevo le tomo de la trenza semi deshecha y se la corto a la altura de los hombros.

-¡¡¡¡¡Noooooooooo!!!!! – gritó Duo al percatarse de lo que había hecho Kato - ¡TE ODIO! – gritó furioso – Me las pagarás, maldito, snif, snif, jamás pensé que fueras un... un...

-Shhhhhh!!! – dijo Kato con un dedo en la boca – vigila con lo que dices cariño, te tengo en mis manos, tu vida y la del engendro me pertenecen no lo olvides – dijo sonriendo guardándose la trenza dentro de una bolsa donde llevaba sus cosas – ya no veremos encanto – se despidió saliendo los tres por la puerta de la cabaña.

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Varios minutos pasaron, Duo estaba llorando acurrucado en posición fetal, se sentía sucio y rastrero, tenía miedo de encontrarse con He-chan y que le viera en ese estado. Con gran esfuerzo consiguió sentarse sobre el suelo conteniendo un gemido de dolor al quedar sentado, se quedó quieto por un momento hasta conseguir las fuerza que necesitaba para ponerse de pie y llegar hasta el baño. Con esfuerzo lo consiguió pero las piernas le comenzaron a temblar, no dio ni dos pasos cuando su cuerpo volvió a caer al suelo.

-Duo... Duo-san – se oyó la voz asustada de Heero en la sala - ¿estas... estas bien?.

-¡He-chan! – se asustó al ser descubierto y comenzó a llorar amargamente – vuelve a la cama- le ordenó.

-Pero... estas herido, déjame ayudarte, snif, snif – sollozó ante la terrible visión del cuerpo herido de Duo.

-No me mires por favor – decía llorando – no me mires...

-Duo-san – corrió a abrazarlo – lo siento, snif, lo siento mucho, ha sido mi culpa, yo...

-Shhh, no llores mi niño – se aferró al pequeño cuerpo en busca de consuelo – no es tú culpa yo debía protegerte, se lo prometí a tus padres, snif.

-Duo-san – lloraban arrodillado al cuerpo malherido de Duo – tu pelo, snif, tu trenza ya no está.

-No pasa nada ya crecerá – intentó sonreír no quería asustar más al pequeño.

-Te curaré – dijo separándose del cuerpo.

Le cogió de un brazo y le lamió el corte que tenía en la muñeca, viendo como lentamente, gracias a la saliva de Heero dejaba de sangrar y se cerraba. Duo sentía un reconfortable alivio al entrar en contacto con la saliva de He-chan, era como un tranquilizante para sus heridas.

Después de curarle las heridas del brazo se acercó al rostro de Duo, primero le lamió una pequeña herida dela mejilla y después se dirigió al labio partido.

-No... no es necesario – se separó un poco de Heero completamente sonrojado.

-Déjame curarte – suplicó He-chan también sonrojado – es lo mínimo que puedo hacer – dijo seriamente..

Heero se volvió a acercar a Duo y con mucha delicadeza paso su lengua por los labios de Duo, sin darse cuenta se encontró lamiendo sus labios en una caricia suave mientras que con su mano acariciaba los cabellos ahora cortos. Duo por alguna extraña razón se dejó hacer, se sentía muy bien, a pesar que He-chan tenía solo seis años sentía que entre sus brazos estaba seguro, desprendía una gran fuerza que sabía a que se le podía atribuir.

-¡Aléjate de él monstruo! – se oyó de repente en el comedor.

-Arrrrrgggghhh – gruño como advertencia mostrando sus colmillos al intruso que había entrado en la cabaña con una escopeta en la mano y lo estaba apuntando.

-Te he dicho que te alejes demonio – dijo disparando, pasando en disparo cerca del brazo con el que sujetaba a Duo.

-¡No!- grito Duo al oír el disparo rodeando con sus brazos a Heero, sin mirar al intruso.

-¿Duo? – preguntó extrañado por la reacción del joven al proteger a su supuesto atacante.

-Desaparece si no quieres que te destroce – amenazó Heero al nuevo joven de la escopeta.

-Duo, ¿estas bien? – preguntó preocupado acercándose al joven para ver con horror el estado en que se encontraba su amigo sin dejar de apuntar al vampiro.

-¿Tro... Trowa? – preguntó sorprendido al reconocer al joven armado - ¿eres tú? – dijo sollozando.

-¿Por qué proteges a tu atacante? – dijo con desprecio mirando al muchacho que seguía abrazado a Duo.

-No... él no me atacó fueron..., yo estoy cuidando de él, vivimos juntos.

-¿Juntos? – comentó poniéndose al lado del Duo – Por todos los Dioses ¿qué te ha ocurrido? – se preocupó al ver de cerca sus heridas y los visibles rastros de violación, y con su capa que llevaba en esos momentos cubrió su desnudez con ella - ¿quién a sido? Pagarán por esto – dijo furioso conteniendo su ira mientras se acercaba más a Duo para que se apoyase en él, ya que la postura en que se encontraba se notaba que no le era cómoda.

-Trowa – se lanzó a sus brazos al separarse de un Heero sorprendido – pensé que estabas muerto, tuve que huir, snif. Oh! Trowa lo siento, abrázame por favor – suplico llorando cobijándose en el fuerte pecho de su amigo.

-Sssshhh!! Tranquilo ahora estoy contigo, siento no haber llegado a tiempo, lo siento, llevo varios años buscándote, pero por fin te encontré – le dijo con dulzura levantándole el rostro para depositar un beso suave en sus labios.

-Trowa, yo... – dijo rompiendo el beso avergonzado.

-Lo siento pequeño, no pude evitarlo, llegué a pensar que nunca te volvería a ver y eso me volvía loco, perdóname.

-No importa – dijo sonrojado - He-chan, él es Trowa un viejo amigo, Trowa él es He-chan, está bajo mi tutela.

-¿Cómo es posibles que cuides de un niño vampiro después de todo lo que ha ocurrido? – dijo molesto.

-Él no es como los demás – le defendió incorporándose un poco y romper el abrazo de Trowa – Está conmigo desde que era un bebé y jamás me haría daño.

-De acuerdo, lo siento, pero ahora lo principal es que te cure.

-Eso lo hago yo – interrumpió molesto Heero al ver como le ignoraba – yo protejo a Duo-san.

-Pues me temo que lo has hecho muy mal hasta ahora – dijo molesto por la impertinencia del joven vampiro – eres demasiado pequeño para proteger a alguien, será mejor que eso me lo dejes a mí a partir de ahora, yo cuidaré de Duo, a sí que no molestes y quédate al margen.

-¡Trowa! – le recriminó molesto – no hables a sí a He-chan, él no tiene la culpa, no le pedí que no interviniera.

-Pues debió hacerlo, yo jamás permitiría que te hicieran lo que han hecho, ¿dónde está el baño? – le preguntó sin mucha amabilidad al vampiro.

-Trowa, por favor, él no tiene la culpa – Duo intentó hacer razonar al joven de mirada amatista.

-Lo que tú digas Duo, ahora estate quieto te lavaré y curaré tus heridas luego ya hablaremos de lo que te ha sucedido y el porque - ¿sabes preparar un baño caliente? – le preguntó a Heero seriamente.

-Sí, no soy estúpido – dijo tajantemente, el trato de familiaridad de tenía con Duo-san no le gustaba ni un pelo.

-Bien entonces prepara uno para Duo, yo de mientras lo llevaré a su cama para que descanse mientras le curo las heridas, cuando esté listo me avisas, ah! también búscame vendas – dijo levantando a Duo del suelo para llevarse al dormitorio según las indicaciones de Duo.

-Lo haré porque es para Heero – le dijo – tú a mi no me mandas, baka – dijo molesto mientras iba a preparar la bañera, el agua tardaría un rato en calentarse.

Mientras se calentaba el baño, en la habitación de Duo, Trowa escuchaba la historia del encuentro de los padres de He-chan y él porque se lo había quedado, cuando Trowa sacó el tema del abuso que había sufrido, más o menos le contó el motivo por que accedió pero no quiso decirle quienes habían sido los agresores, por miedo a una reacción de venganza por parte de Trowa.

Al principio estaba muy molesto, no comprendía el motivo por el que se ofreció por querer proteger a ese niño, él era un vampiro como los causantes de la matanza de su gente, pero una cosa si sabía, Duo era demasiado bueno para hacer una cosa así, primero por haber recogido a aquel bebé aparentemente indefenso a mercé de los asesinos de su familia y segundo por quererlo proteger como si fuera su propio hijo.

La puerta de la habitación se abrió para dejar paso a un enfadado Heero, el baño ya estaba listo, se sentía molesto por la presencia de ese amigo de Duo o mejor dicho se sentía celoso por como se trataban mutuamente.

-Duo-san, el baño está listo – le miró mientras se acercaba a la cama - ¿estas bien? – preguntó preocupado al ver el rostro pálido y las muecas de dolor cuando hacía algún gesto – he limpiado la sala, si quieres puedo hacer algo para desayunar, aún no has comido nada.

-Gracias mi niño – se acercó para darle un beso en los labios – te lo agradezco – dijo con una simple sonrisa – estoy un poco dolorido pero pronto se pasara, almuerza tú He-chan, luego comeré algo.

-¿Podrías conseguirme un poco de melisa para hacerle una infusión? – le preguntó – después de su baño le sentaría bien y le ayudaría a descansar.

-Sí, en la cocina tenemos muchas clases de hierbas, prepararé una para Duo- san.

-Bien, yo llevaré a Duo a bañarse – dijo volviendo a levantar en brazos a Duo para llevarlo al baño.

Trowa procuró ayudar a Duo a bañarse y a acabar de curar las heridas, durante el baño prefirió no tocas más el tema sobre los abusos, notaba que Duo no estaba tranquilo, lo notaba triste y con la mirada perdida, en más de una ocasión Duo le pidió que lo dejase solo que quería bañarse él solo pero Trowa se negó por miedo a que Duo se derrumbara y cometiera alguna locura. Las heridas estaban curadas y vendadas, la herida que más le preocupaba era el desgarre interno que había sufrido pero Duo se negó en rotundo a que le revisara, tendría que prepararle un ungüento para que se lo aplicara el mismo Duo, ya que de otra manera no se dejaría.

Una vez bañado Trowa volvió a llevar a Duo a su dormitorio para que descansara al menos durante unas horas. Heero quiso quedarse con él pero Trowa se lo impidió, alegando que quería que descansase sin molestias, así que no le quedó más remedio a quedarse en la sala contemplando la chimenea sin hacer nada más.

Su cabeza era un hervidero de ideas, no dejaba de escuchar los gritos de dolor de Duo y los comentarios grotescos de ese tres desgraciados, cuanto más pensaba más furioso se sentía y sumado los comentarios casi despectivo que había hecho Trowa sobre su persona le desquiciaba más. Por mal que le pesase Trowa tenía razón en una cosa, era demasiado pequeño para proteger a Duo-san, aunque tuviese la fuerza de diez hombres juntos, su cuerpo era muy pequeño para proporcionarle la protección que deseaba Duo-san, además odiaba cuando parte de su personalidad infantil afloraba dejando su ser real oculto en su interior, de esa manera jamás llegaría a protegerlo y lo peor es que Trowa le arrebataría el cariño que tanto anhelaba.

Levaba una hora sumido en sus pensamientos, la luna ya había salido de su escondite y los muchuelos del lugar ya cantaban su serenata, cuando del dormitorio de Duo salió Trowa y se sentó junto a él cerca de la chimenea.

-¿Sabes quienes han sido? – pregunto Trowa de forma seria.

-No no lo sé – mintió Heero, había tomado una decisión y no iba a permitir que Trowa cobrara su venganza – Duo-san me encerró en le cuarto para que no me hicieras daño – se hizo el inocente.

-Esos hijos de perra, no descansaré hasta que los haya matado – sentenció furioso Trowa.

-¿Vas a quedarte con nosotros? – preguntó sin mostrar ningún tipo de sentimiento.

-Por ahora sí, al menos hasta que Duo quiera – le dijo mirándolo – supongo que no tendré que preocuparme por ti, ¿no?.

-Si lo dices por si ataco a Duo, antes muerto – le dijo mirándolo fijamente – es mi única familia y le quiero aunque te resulte extraño.

-Esta no es tu apariencia normal, ¿verdad? – preguntó curioso.

-Porque lo dices.

-Es que no te comportas ni hablas como un niño de seis años.

-Je, tienes razón, pero no se lo digas Duo-san, tengo dos personalidades, normalmente me comporto como un niño de seis años y pienso como uno, he ido creciendo según la edad que se suponía que tenía, pero cuando siento peligro o algo me preocupa sale mi yo escondido, el de mi edad real.

-¿Y se puede saber que edad tienes? – preguntó sonriendo.

-Supongo que la equivalencia sería de unos 23 años – dijo seriamente.

-Vaya más o menos de mi edad, es sorprendente.

-Puedo pedirte un favor – le dijo a Trowa.

-Depende de que, aún no confío en ti del todo.

-Me lo imagino, je, pero se trata de que te quedes esta noche con Duo, yo tengo que salir un momento, no se lo digas a Duo, no tardaré mucho.

-¿Me dirás a donde vas? – dijo con una mueca divertida.

-No – dijo levantándose para dirigirse hacia la puerta de la cabaña.

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Habían pasado dos horas de la marcha de Heero cuando Duo se despertó y al verse solo en el dormitorio se levantó para dirigirse al salón donde encontró a un pensativo Trowa sentado cerca la chimenea con un vaso de vino en la mano y retos de comida en un plano que descansaba encima de la mesa n muy lejos de donde el joven se encontraba.

Al verlo tan concentrado en sus pensamientos se acercó a él para preguntarle el paradero de He-chan que no lo veía por ningún lado.

-Trowa – le llamó provocando que se asustara al no esperarse a Duo levantado.

-¡Duo! me has asustado, deberías dormir un poco más – le dijo al verle la cara de cansado.

-No, estoy bien, no quiero quedarme más tiempo en la cama. ¿dónde esta He- chan? – preguntó.

-No está. Ha salido un momento, no creo que tarde mucho – dijo con naturalidad.

-¡¿Qué?! – dijo sorprendido y asustado - ¿por qué le has dejado salir? Es demasiado pequeño, ¿en que estabas pesado? El que no te gusten los vampiros no significa que debas ser irresponsable con un niño de 6 años – dijo exaltado.

-Tranquilo Duo – dijo acercándose a Duo al verlo tan nervioso – no te preocupes por él, sabes cuidarse solo, más de lo que tú te crees, además me dijo que no tardaría – intentó defenderse.

-¿Pero y si alguien le descubre?, él nunca a salido sin mí.

-Todo irá bien, si en un par de horas no regresa iré a por él, supongo que te habrás dado cuenta de He-chan está creciendo rápidamente, supongo que también necesita tiempo para él. Creo que quería estar solo para pensar, supongo que él tampoco lo ha pasado bien hoy – intentó justificarle.

-Pero..., si le pasase algo no me lo perdonaría – comentó triste aferrándose al abrazo que Trowa le daba para confortarlo.

-Tranquilo, no te preocupes con él, no olvides que He-chan es un vampiro, sabe como defenderse.

-Ven Duo – dijo rompiendo el abrazo – siéntate te serviré algo de comer, supongo que llevarás el mismo horario que los vampiros, ¿no? – le dijo sonriendo.

-Si, jeje, ahora vivo de noche, así es más fácil para He-chan, ¿te quedarás con nosotros?, ¿cómo supiste donde estaba? – le preguntó con curiosidad.

-Después del ataque del poblado, gracias a la ayuda de armero Kogure ya las armas que tenían guardadas desde hace tiempo, los hombres que quedamos en el pueblo pudimos repeler el ataque, no sé bien bien porque se retiraron o que objetivo tenían esos vampiros para atacarnos, lo único que sé es que pudimos defendernos y expulsarlos. Muchos murieron, después de encargarnos de los herido y luego de enterrar a todos los muertos hicimos cuentas de las desapariciones y de los destrozos en el poblado. Más de treinta personas desaparecieron, hombres, mujeres, jóvenes incluso varios bebés, entre ellos tú.

-¿Fuiste a mi casa? – preguntó con un nudo en la garganta.

-Si... – dijo con tristeza – supongo que sabrás que tú familia no sobrevivió – dijo con dolor.

-Sí la sé, llegué cuando mamá aún vivía, ella me obligó, me hizo prometer que escaparía – dijo conteniendo las lágrimas.

-Me encargué personalmente de enterrar los restos de tú familia, no quedó mucho después del incendio, pero juré ante sus tumbas que te buscaría, no descansaría hasta encontrarte. Desde entonces llevo buscándote, he viajado por todos los pueblos cercanos a Gundam hasta que llegué a este poblado, no sé si por suerte o por el destino fui a preguntar a la consulta del medico del pueblo por si sabía de ti, al principio fue reticente a decirme sobre tu paradero. Le describí como eras y como habías desaparecido del poblado, le dije quien era y que llevaba años buscándote, al final le convencí y me dijo donde podía encontrarte. Así que en cuanto supe donde encontrarte vine hacia aquí, pero me temo que no llegué a tiempo para protegerte.

-No es culpa tuya, Trowa – dijo agachando la cara con tristeza – me hubiese gustado volver pero no lo vi conveniente, si en el pueblo se supiera que He- chan es vampiro, lo hubieran querido matar y yo no lo puedo permitir. He- chan está bajo mi tutela, le di mi palabra a su madre y la cumpliré cueste lo que me cueste.

-¿Y ahora que vas hacer? Sabes que tarde o temprano lo descubrirán, He-chan no puede pasar desapercibido.

-Lo sé, pero no le abandonaré, si nos descubren huiremos, nos trasladaremos a otro poblado así hasta que podamos vivir en paz.

-¿Piensas estar toda la vida huyendo?, ¿Cómo podrás protegerlo de los que son como él?, según me dijiste, hay miembros de su familia que también quiere matarlo – argumentó preocupado el de ojos verdes sujetándole las manos que descansaban sobre la mesa.

-Ya lo sé, pero haré lo que pueda, no me daré por vencido.

-¿Sabes porque lo quieres matar?.

-No muy bien, solo sé que su madre me dijo que He-chan tiene la llave para salvar a su gente, no sé nada más, todo es muy confuso – dijo sin comprender demasiado.

-Bueno ya veremos lo que hacemos, si me lo permites me quedaré contigo pase lo que pase, sabes muy bien lo que siento por ti, jamás te he ocultado mis sentimientos y si me lo permites me gustaría que me dejases cuidarte – le declaró.

-Trowa yo... – dijo nervioso y ruborizado – te lo agradezco, pero no creo que sea buen momento yo ahora no me siento con fuerzas para una relación, yo...

-Puedo esperar – le interrumpió – te quiero y comprendo que no quieras saber nada sobre una relación, si necesitas tiempo puedo entenderlo.

-Yo, no quiero tenerte esperando una decisión mía.

-No me importe, he esperado tres años, puedo esperar más – le dijo acercándose a él – te quiero – le dijo dándole un suave beso en los labios, apenas un roce.

-Gracias.

Duo comenzó a comer lo que le había preparado Trowa para comer, estuvieron hablando y bromeando sobre el pasado, Trowa intentaba no hacer pensar en lo que le había pasado hacía unas horas, Duo aparentaba entereza pero sabía que el dolor lo llevaba por dentro. De golpe se oyeron ruidos fuera de la cabaña, Trowa se levantó para comprobar que había sido ese ruido extraño ordenándole a Duo que no se moviera de donde estaba. Con la escopeta en la mano salió fuera de la cabaña cerrando la puerta tras él.

-¿Pero que demonios? – dijo sorprendido al reconocer la sombra que se encontraba a unos metros de él – se puede saber de donde bienes – dijo molesto.

-¿Esta Duo despierto? – preguntó la sombra.

-Sí está en el comedor, nos has asustado, ¿de donde vienes? – pregunto al ver el estado lamentable que traía.

-No es asunto tuyo, puedes entretener a Duo mientras entro al baño. No quiero que me vea así, se podría preocupar.

-He-chan, que ha pasado, ¿de quien es toda esa sangre? – preguntó preocupado al ver la ropa manchada de sangre y un poco rota.

-No es asunto tuyo, Trowa, mejor que no sepas nada, vas a distraerlo si o no – dijo empezando a perder la paciencia - y no me llames He-chan, solo se lo consiento a Duo.

-Esta bien, ya sabrás lo que te haces, no te preguntaré por tu aspecto tampoco, pero como metas a Duo en más problemas te las verás conmigo. – le amenazó dándose la vuelta para entrar en la cabaña de nuevo.

-¿Quién era Trowa? – preguntó preocupado.

-No te preocupes es Heero que acaba de llegar, está... está arreglando unos bidones que se habían caído – mintió para encubrir al joven vampiro, acercándose a él para taparle la visión.

-¿No entra? – preguntó extrañado – ha tardado mucho, ¿sabes a donde ha ido?.

-No quiso decírmelo, pero no te preocupes está bien.

Sin hacer mucho ruido y viendo que Duo estaba entretenido hablando con Trowa, Heero entro sigilosamente hacia el baño.

-Ejem, ejem, - carraspeó Duo al descubrir a Heero – se puede saber a donde vas jovencito – le recriminó.

-Esto yo... – quiso hablar Heero – yo acabo de llegar y quería ir a bañarme – le contestó dándole prácticamente la espalda.

-He-chan – le llamó – acércate un momento.

-Pero quiero ir a darme un baño Duo-san – refunfuñó.

-He-channnn – volvió a llamarlo.

-Rrrrrrrrrrrr – gruñó molesto acercándose hacia él pasando por el lado de Trowa – veo que eres de gran ayuda – le susurró a Trowa al pasar por su lado.

-Hn – dijo Trowa.

-Dios mío He-chan – exclamó al ver el estado en que se encontraba Heero - ¿qué te ha pasado? ¿estás herido? ¿qué es toda esa sangre? – preguntó asustado revisando si se encontraba herido.

-No, no es mi sangre y no estoy herido, esta sangre es...

-Heero, ¿estás más alto? – le interrumpió levantándose de la silla para mirarla más de cerca.

-Tranquilo Duo-san, es sangre animal, salí a cazar para traerte comida para varios días – le comentó.

-Pero toda esa sangre – dijo asustado.

-Yo... me ensañé con un ciervo... estaba furioso y me desahogué con el animal, también me estuve alimentándome, estaba algo hambriento.

-Pero He-chan, porque lo has hecho, jamás ha hecho nada parecido – dijo entre molesto y preocupado.

-Perdóname, pero tenía que expulsar toda esa ira, además llevaba varios días sin alimentarme bien.

-Esta bien He-chan, ves a bañarte. ¿te encuentras mejor? – le preguntó abrazándole con cariño.

-Sí... ya estoy bien, gracias Duo-san, ¿Y tú? ¿estás mejor? – preguntó preocupado.

-Si pequeño – le dijo besándole en la frente – ves a bañarte.

-Ahora vuelto – dijo retirándose hacia al baño – ah, Trowa-san, he dejado junto la puerta a la puerta una bolsa con varios conejos y varias aves, son para comerlos durante estos días.

-Bien, ahora voy a por ella – le respondió.

-Trowa – le llamó Duo – estoy preocupado.

-¿Qué ocurre? – preguntó Trowa.

-Estoy preocupado por He-chan, tengo la impresión que He-chan cada vez se aleja de mí.

-Porque lo dices.

-No sé, está creciendo muy deprisa y parece que le cuestas contarme las cosas. Hace solo unos meses tenía a mi cargo a un niño de casi tres años y ahora ya tiene doce años, no quiero perderle.

-No le perderás Duo, el te quiere y es normal, el crecimiento físico y mental de Heero no es normal – intentó tranquilizarle.

-Tienes razón, hay tantas cosas que desconozco de su raza.

-No te preocupes, lo estás haciendo bien, además a partir de ahora yo te ayudaré – le dijo abrazándole para tranquilizarlo.

-Gracias Trowa, te agradezco todo lo que haces por mí, estaba necesitando un apoyo, cada vez se me está haciendo más difícil.

-Tranquilo, yo te ayudaré.

-Ejem, ejem, - carraspeó molesto Heero al verlos abrazados – ya he acabado dijo saliendo del baño con una toalla alrededor de su cintura – iré a cambiarme de ropa y luego prepararé la caza.

-Er... si, claro – dijo Duo sonrojado separándose rápidamente del abrazo de Trowa pero más se sonrojó al ver como salía Heero del baño semi desnudo.

-Cuando te cambies de ayudaré con la comida – se ofreció Trowa.

-No es necesario lo sé hacer perfectamente solo – dijo entrando en la habitación.

El resto de la noche pasó con tranquilidad,. Después de salir de la habitación Heero preparó la carne de la caza para guisarla para los próximos días, a Duo se le obligó a descansar, mientras ellos se dedicaban a las tareas de la casa y a la recogida de las hierbas que necesitaba el Sr. Katsugiro. Mientras Heero se dedicó a cepillar y lavar a Shinigami, Trowa salió al bosque para cortar leña y traerla a la cabaña.

Faltaban un par de horas para el nuevo amanecer, cuando ya todos se encontraban de nuevo en la cabaña. Duo fue el primero en acostarse, al haber solo un dormitorio tuvieron que compartir la única cama que había cosa que no le hizo mucha gracia a Heero. El siguiente en acostarse fue Trowa que tras recoger la cabaña se fue a dormir, Heero al contrario se quedó en el salón. Cada vez le costaba mantenerse más calmado ante Duo, no sabía porque pero los sentimientos que le despertaban eran muy diferentes a los que sentía por el matrimonio Katsugiro. Quería protegerle, hacerle saber que con él estaba seguro, pero un nuevo sentimiento había nacido en él, no le gustaba que nadie se le acercase, en especial ese tal Trowa, sabía la atracción que sentía el de ojos verdes a su Duo-san. La mente le daba vueltas, cada vez que podía responderse una pregunta, ciento de ellas le volvían a surgir, sin poder soportarlo más decidió irse a dormir, de ésta manera evitaría pensar en más tonterías.

Entro en la habitación y la escena que vio no le gustó demasiado, Trowa estaba recostado en la cama abrazando a Duo por la espalda y descansando uno de sus brazos en la cintura. Duo estaba durmiendo con una camisola más o menos larga, le cubría hasta la mitad del muslo y nada más, en cambio Trowa solo llevaba puesto un pantaloncillo corto y nada más.

Con cuidado para no despertar a nadie, se desnudó dejando solo su ropa interior y se acostó al lado de Duo, quedando éste en medio de él y Trowa. En un principio le dio la espalda sin acercarse demasiado, estaba molesto pero no sabía porque, pero al cabo de un rato se giró sobre si mismo y se abrazó a Duo descansando su cabeza en el pecho de éste y con cuidado para no despertarle. El resto del día fue tranquilo.

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-

El Sol ya hacía rato que había salido y nuestros chicos dormían tranquilamente ajenos al revuelo que se había levantado en el pueblo.

En la cabaña estaba todo a oscuras, ningún rayo de Sol entraba para suerte de nuestro joven vampiro, a pesar que todos dormían tranquilamente, uno de ellos estaba inquieto, se movía más de lo habitual.

Los últimos cambios de su cuerpo le tenían inquieto, se despertó en varias ocasiones, en una de ellas se quedó observando el rostro de la persona que tenía al lado. Cada vez se sentía más atraído por él, con cuidado evitando que despertara se acercó a él para acariciarle el rostro, era suave y cálido, aún conservaba un tono bronceado en su piel a pesar que la exposición al Sol se había reducido considerablemente. Él miró el rostro con adoración, sus largas y tupidas pestañas descansaban tranquilamente, ahora parecía calmado, más de una vez se despertó oyendo los sollozos que intentaba amortiguar Duo para no despertarnos. Podía ver los rastros de lágrimas secas que surcaban desde sus bellos ojos violetas cerrados hasta perderse bajo su cuello delgado y apetitoso o hasta sus finos y rosados labios, también un centro de tentación. Con cuidado apartó varios mechones de su pelo castaño y por desgracia ahora corto, que le caían sobre la cara, le encantaba sus hebras color chocolate, tan suave como la mejor seda, se dedicó a acariciar su cabello que le llegaba a los hombros, deseaba que lo volviera a tener largo como antes.

Había estado comprobando que dentro de él crecían unos poderes extraños, no los controlaba muy bien pero sabía que algo podía hacer.

Moviéndose lentamente se acercó a Duo con la intención de recoger en su mano toda la mata de pelo de Duo formando una coleta con ellas, cerró los ojos y se concentro con el único pensamiento de restaurar la largada de esa cabellera suave y con olor a sándalo. Sin saber como comenzó a sentir como la temperatura de sus manos aumentaba y un brillo suave las rodeaba, al sentir la calidez entre sus dedos abrió los ojos, lentamente como su acariciase una larga cabellera que en ese momento no existía fue deslizando sus manos hacia abajo viendo con sorpresa como el cabello de Duo se iba alargado conforme descendía su mano hasta la altura del muslo de Duo. Al ver que el cabello de Duo volvía a estar largo de nuevo retiró con cuidado sus manos de él, no sabía como lo había hecho pero lo hizo y sonrió para si mismo. Cuando despertase no creerían que lo verían, de pronto sintió un terrible cansancio y mucho sueño así que tubo que recostarse de nuevo para dormirse ahora sin interrupción.

*-*-*-*-*-*-*-*-*--*

Eran las once de la mañana cuando se oyeron que llamaban a la puerta de la cabaña, Trowa fue el primero en despertarse seguido de Duo extrañamente Heero no se despertó, cosa que agradeció Duo al notar que aún era de día. Duo instintivamente se tensó recordando quien les habían despertado el día anterior y Trowa lo presintió.

-Yo iré a abrir – le dijo a Duo para que no se preocupase.

-¡No, no abras! – dijo asustado, cogiéndole del brazo para que no saliera de la cama.

-Tranquilo Duo no va a pasar nada, pude que sea importante – dijo deshaciendo el agarre de Duo y levantándose de la cama para dirigirse donde había dejado sus pantalones para ponérselos – tú quédate aquí. Pero que demo... Duo tu pelo.

-¿Qué pasa? – preguntó sin percatarse de su nuevo pelo largo.

-¡Te ha vuelto a crecer! – dijo sorprendido.

-Es verdad, que extraño – dijo incrédulo – no se como ha podido pasar.

-Bueno eso ya lo averiguaremos luego, ahora quédate aquí y no salgas, ¿de acuerdo?

-Vale, pero no tardes.

-¿Quién es? – preguntó Trowa detrás de la puerta de entrada con un cuchillo en la mano que había cogido de la cocina.

-¿Joven Duo? - se oyó una voz de una persona mayor un tanto nerviosa.

-Un momento – respondió Trowa escondiéndose el cuchillo en la bota y abriendo lentamente la puerta.

-¿Joven Duo? – preguntó de nuevo el hombre – Ah! es Ud. – dijo al reconocer a joven que le había abierto la puerta – sé que es muy temprano para Uds. Pero necesito hablar urgentemente con Duo-san.

-¿Ocurre algo, Katsugiro-sama? – preguntó Trowa al verlo tan nervioso.

-Ha ocurrido algo terrible, por favor llame a Duo-san y se lo contaré a ambos.

-Bien pase, siéntese que ahora despierto a Duo –dijo entrando al dormitorio.

-¿Quién es? – preguntó en voz baja asustado Duo al ver como entraba de nuevo en el dormitorio.

-Es Katsugiro-sama, quiere hablar contigo y parece importante, ¿puedes levantarte? – dijo sin levantar la voz para no despertar a Heero.

-Eh... si ahora salgo, dame unos minutos – dijo poniéndose de pié para recoger su ropa.

-Katsugiro-sama – le llamó Duo al salir de la habitación acercándose a él - ¿a ocurrido algo? – preguntó preocupado.

-Duo-san, por Dios, ¿qué le ha ocurrido? – preguntó preocupado al ver las visibles marcas de la violación – Dios ángel mío, no pensé que fuera verdad lo que esos muchachos contaron.

-¿Muchachos? ¿contaron? – preguntó asustado comenzando a temblar, que al notarlo Trowa se le acercó y le abrazó para calmarlo.

-Oh mi niño – se acercó para revisarlo, ¿estás bien? ¿quieres que te revise?.

-No... no es necesario – interrumpió Trowa al ver lo alterado que se estaba poniendo Duo. – yo ya le revisé, se encuentra mejor.

-¿Entonces es cierto? – preguntó dudoso el hombre mayor.

-Él... él – intentó hablar Duo pero los sollozos se lo impedían.

-¿Qué es lo que sabe? – preguntó seriamente Trowa ya que Duo no se atrevía a hablar obligándole a sentarse cerca del fuego que aún ardía, para tranquilizarle.

-Ayer por la noche, en la fiesta del pueblo Kato y sus amigos estuvieron bebiendo en la tasca, yo fui un momento porque Touya-san el propietario de la tasca no se encontraba bien. Cuando llegué encontré a Kato con sus amigos y varios chicos del pueblo hablando, me extrañó que Kato estuviera tan contentó, sin querer escuche parte de la conversación, se ve que estaba alardeando de una conquista que había tenido hacía unas horas y por lo visto sus amigos lo corroboraban, en ese momento no le di mucha importancia que estaban bastante bebidos y me pareció una conversación más o menos normal para unos jóvenes.

-¿Alardeando de una conquista? – preguntó sorprendido y a la ver molesto Trowa, intuía por donde iban los tiros.

-Si eso pensé en un principio, cuando acabé con Touya-san me dirigí a mi consulta ya que esa noche al haber fiesta en el pueblo lo más segura que necesitarían mis servicios más de una vez. Al cabo de unas horas, Yomi el hijo del panadero me vino a ver muy alterado, según me explicó se había enterado que Kato y sus amigotes habían estado abusando de un joven, que no sabía quien era pero que estaba seguro que sospechaba de ti – dijo mirando la cara apenada de Duo – me costó mucho asimilarlo, no me dio los detalle pero sabiendo lo bruto que es Kato y encomia si está borracho me hice una idea de lo que podría haber ocurrido. Así que decidí venir a verte, pero cuando fui a recoger a mi caballo me encontré en la plaza a Kato, estuve hablando con él durante, seguía bebido pero pude hacerle confesar que había pasado, me contó que estaba enamorado de un chico al que siempre le rechazaba por culpa de otro, me dijo que se fue a divertir que había estado bebiendo con sus amigos y que se acostó con una persona, le pregunté por lo que me comentó Yomi y él lo desmintió, me dijo que sería incapaz de lastimarte, luego se marchó y yo regresé a mi casa.

-¿Eso es lo que ha ocurrido que es tan importante? – preguntó molesto Trowa.

-No... me temo que no. Esta mañana vinieron a despertarme a casa muy temprano... no que decirlo pero... esta mañana han encontrado muertos a Kato, a Yamato y a Satoshi...

-¿¡Quuuueeee!? – gritó sorprendido Duo.

-¿Muertos? ¿cómo? ¿quién? – preguntó sorprendido Trowa.

-A Yamato y a Satoshi los encontraron en sus casas y a Kato detrás del parque del pueblo y lo más sorprendente es que los mataron de la misma forma.

-¿Los han asesinado? – preguntó nervioso Duo.

-Sí, les han dado una paliza, y... – intentó hablar Katsugiro-sama pero estaba muy perturbado.

-¿Y? – dijo impaciente Trowa.

-Jamás he visto una cosa parecida, se han ensañado con ellos, estaban mutilado – dijo con la mirada gacha – les han cortado las manos, las lenguas y... y sus miembros...

-¿Dios mío? – exclamó horrorizado Duo cubriendo su boca con las manos para que sus sollozos no despertaran a Heero.

-Sí pero no es todo – prosiguió hablando Katsugiro-sama.

-¿Qué más les hicieron? - preguntó Trowa manteniéndose calmado.

-Los desangraron.

-No puede ser, no puede ser, no puede ser – se repetía una y otra vez Duo mientras se acurrucaba sobre la silla donde estaba sentado abrazado a Trowa que se había sentado a su lado.

-Los tres cuerpos tienen marcas de colmillos en sus cuellos – sentenció el viejo médico.

-¿Entonces piensa que los asesinatos los ha cometido un vampiro? – le pregunto Trowa.

-Estoy prácticamente convencido además la fuerza con la que le rompieron los huesos no puede ser de una persona normal, además nadie escuchó ningún ruido.

-¿Sospecha de alguien? – habló Trowa.

-Yo...

-¡No! – gritó Duo – ¡mi He-chan no es un asesino!

-Duo tranquilízate – le habló Trowa – nadie a dicho que haya sido Heero.

-Yo... Duo lo siento mucho, sabes que te aprecio y que igual que tú quiero a He-chan pero... – hizo una pausa antes de seguir – antes he dicho que nadie oyó nada pero no es así del todo. Un chico del pueblo asegura que oyó una pelea cerca del parque donde encontraron a Kato, dice que escucho hablar a Kato y a otro joven que no lo vio muy bien pero... asegura que se llama... Heero, al menos así lo llamó Kato a su agresor.

-¡No, no y no! He-cha no ha sido, es imposible – lloraba desconsolado.

-Te aprecio Duo-san – le habló con cariño Katsugiro-sama – por eso he venido para avisarte, los del pueblo creen que es He-chan y no creo que tarden en venir a por él, debes huir.

-Pero él no ha sido – intentó defenderlo.

-Duo – le llamó Trowa alzándole el rostro para que le mirara a la cara – antes no quisistes decirme quien te agredió. ¿ha sido ese tal Kato y sus amigos? – preguntó preocupado.

-Yo... yo – intentaba hablar.

-Dímelo – le rogó Trowa – es necesario que lo sepamos, está en juego tu seguridad y la de Heero.

-Yo... snif, snif, si... fueron ellos. – dijo al fin.

-Oh! Dios mío, pequeño – se levantó Katsugiro-sama para abrazar a Duo que lloró sobre su regazo.

-Bien ya está todo claro, recogeremos todo lo que podamos, Katsugiro-sama, ¿podrá entretener a los del pueblo hasta que anochezca?, así podremos salir sin peligro para Heero – dijo Trowa.

-Lo intentaré joven – dijo sin separarse del trenzado.

-Katsugiro-sama – le llamó Trowa – habría la posibilidad de adquirir una carreta, la necesitaremos para transportar las cosa de Duo y Heero.

-Claro joven, yo he traído mi carreta conmigo pueden llevársela, así pasarán por viajeros.

-Gracias, pero a cambio quiero que se lleve mi caballo y el suyo, Shinigami podrá tirar de la carreta.

-Oh! No joven no es necesario, ya me las podré arreglar sin ella, no debe darme su caballo.

-Por favor, en como pago por su carreta, no consideraré un no por respuesta, insisto – dijo decidido.

-Como quiera joven Trowa, me temo que tengo que regresar al pueblo, ya ha pasado mucho tiempo desde que salí de casa y pueden empezar a sospechar algo. Bueno mi querido Duo – dijo el hombre acercándose al Duo que seguía llorando – no te preocupes mi niño – le dijo abrazándolo como despedida – todo saldrá bien, no sabes cuanto me alegro de haberte conocido y a tú pequeño también... cuídate vale, para cuando las cosas mejoren, sabes que mi casa es tú casa, ven ha visitarnos algún día, mama Katsugiro te manda sus saludos y me ha dicho que te diga que sea fuerte y que no te dejes abatir, que no pierdas nunca tu sonrisa – dijo conteniendo a duras penas las ganas de llorar.

-Oh Katsugiro-sama – se abrazó más fuerte al hombre, le dolía tener que marcharse de esa manera – los echaré mucho de menos, dele unos besos de mi parte a mama Katsugiro.

-Duo-san – se oyó el llamado somnoliento de Heero tras la puerta cerrada del dormitorio – puedo salir.

-¡He-chan! – exclamó sorprendido Duo a oír como le llamaba – no salgas, es de día, espera un momento.

-Te ayudo – dijo Trowa cerrando los porticones que momentos antes había abierto para que entrara la luz y así poder hablar con Katsugiro-sama con mayor facilidad.

-Ya puedes salir – dijo Duo al comprobar que todo quedaba a oscuras excepto las velas encendidas de encima de la mesa y la chimenea encendida.

-¿Ocurre algo? – preguntó preocupado al ver los rostros serios de todos y sobretodo al ver los rastros de llanto de Duo.

-Oh He-chan – dijo Duo sin poder contener el llanto y las ganas de abrazar a Heero – mi pequeño, lo siento tanto – dijo abrazándolo.

-¿Qué... que ocurre? – pregunto desconcertado.

-Por todos los Dioses – exclamó Katsugiro-sama al reconocer a Heero - ¿He- chan? – preguntó sorprendido – pero si hace varias semanas que te vi por última vez y aparentabas seis años y ahora...

-Hace casi dos meses – interrumpió Heero que seguía abrazado a Duo – en este tiempo he crecido bastante – dijo con una leve sonrisa, ¿qué ha pasado Katsugiro-sama? ¿por qué llora Duo-san?

-La verdad He-chan... – iba hablar pero Trowa se le adelantó.

-Heero, me temo que nos han descubierto y tenemos que huir antes que venga la gente del pueblo a lincharte a ti y a Duo. – le resumió la situación, no era conveniente que Heero supiera que sabían lo sucedido la pasada noche.

-¿A Duo-san? ¿Porque querrían hacerle daño? – preguntó molesto.

-Porque, yo... intentaba hablar Duo que lloraba en el pecho de Heero a pesar que le pasaba un palmo en altura – yo... te oculté y creen que estoy del bando de los vampiros, lo siento es mi culpa, no supe como ocultarte, snif, lo siento He-chan – lloraba.

-No es culpa tuyo Duo-san – le reprendió Heero – tú me has ayudado mucho y te lo agradezco, la culpa es mía por ser lo que soy – dijo apenado.

-No no es culpa tuya – exclamó Duo – no he sabido como educarte, yo...

-Ya basta – interrumpió enfadado Trowa – ya no importa de quien es la culpa, lo mejor ahora es recoger cuanto podamos y en cuanto anochezca salir de aquí cuanto antes.

-El joven Trowa tiene razón – intervino Katsugiro-sama – yo me voy ya para saber que traman los del pueblo. He-chan, cuídate y cuida de Duo.

-Sí, así lo haré, salude a su esposa de mi parte – se despidió Heero.

-Cuidaros – se despidió Katsugiro-sama tras marcharse, tenía que regresar al pueblo para evitar que la muchedumbre saliese hacia la cabaña antes del anochecer.

-Bien – habló Trowa al observar como Duo y Heero seguían abrazados, será mejor que nos pongamos en marcha, faltan unas ocho horas para que anochezca, tenemos que recoger todo lo necesario y prepararnos ante la posibilidad que se presenten antes de la hora los del pueblo.

-Tienes, razón – comentó Heero – Duo-san, ¿podrías preparar a Shinigami para el viaje? Lo haría yo pero no puedo salir a fuera, yo mientras prepararé el equipaje.

-De acuerdo, snif, iré a preparar a Shinigami y la carreta que nos ha dado Katsugiro-sama – le respondió alejándose de los brazos de Heero.

-Bien, yo empaquetaré las cosa de aseo y de la cocina – dijo Trowa.

-Heero – llamó Trowa al vampiro cuando salió Duo de la cabaña quedándose a solas.

-Hn – respondió sin mucho entusiasmo.

-¿Fuiste tú? – preguntó sin rodeos - ¿Tú matastes a los violadores de Duo.

-Rrrrrr – gruñó sin querer responder.

-Solo quiero que sepas que yo habría hecho lo mismo – dijo dirigiéndose hacia el baño para empacar las cosa.

-Hn – contestó Heero con una sonrisa dirigiéndose él hacia el dormitorio para recoger la ropa de Duo y la suya.

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

Katsugiro-sama acababa de llegar al poblado con su caballo y el de Trowa, al entrar en la plaza del pueblo pudo ver como numeroso hombres armados y mujeres del pueblo se estaban agrupando con la intención de ir a buscar al vampiro que había asesinado a tres jóvenes del pueblo, estaban discutiendo por la identidad del agresor, algunos no podían creer que el culpable fuera el pequeño He-chan y otros le acusaban abiertamente.

En un intento por ganar tiempo Katsugiro-sama se acercó a los congregados para hablar con ellos, durante todo el trayecto de vuelta de la cabaña de Duo a su casa estuvo pensando en la manera de evitar que las gentes del pueblo fueran en busca de los muchachos.

Al acercarse a la gente del pueblo muchos le culparon por ayudar a un asesino, la gente estaba muy alterada y corrían de un lado al otro sin saber muy bien que hacer, con gran trabajo Katsugiro-sama convenció a los demás que el no tenía nada que ver incluso defendió a Heero negando las acusaciones que pesaban contar él, alegando que He-chan no era un vampiro sino un joven normal que tenía una extraña enfermedad cutánea, les explicó que He-chan era fotosensible a la luz del Sol, por eso nunca se le había visto a la luz del día, juró y perjuró como médico que había revisado desde bebé a He-chan que era eso lo que padecía He-chan y no que se tratase de ser vampiro. Sus explicaciones fueron a más alegando que salió temprano para buscar en los alrededores rastros del asesino pero que no obtuvo mucha suerte en sus investigaciones, solo consiguió ver un rastro débil de sangre en la zona Este del bosque (zona contraria a donde se hallaba Duo).

Katsugiro-sama sugirió formar una abatida de reconocimiento hacia esa zona para buscar más pistas, ya que durante varios días antes, durante la recogida de hierbas medicinales que solía hacer en esa zona, había visto movimientos sospechosos y presencias de personas ajenas al poblado.

Como faltaban poco para la hora de comer se decidió esperar hasta después de comer para emprender la búsqueda de pistas quedando a las cuatro de la tarde para comenzar la búsqueda.

Katsugiro-sama respiró aliviado, al menos había conseguido varias horas de ventaja para que los chicos pudieran escapar, ahora solo quedaba entretenerlo lo suficiente para que les dieran tiempo a escapar.

Katsugiro-sama al ver el estado en que se encontraba Duo supo que He-chan había sido el causante de la muerte de los jóvenes del pueblo, le dolió comprobarlo pero lo entendió, Duo había sido ultrajado de la peor forma posible y He-chan que sentía un gran amor por él quiso vengarse.

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

En la cabaña de Duo los preparativos para el viaje ya estaban listos, se cargó en la carreta podas las pertenencias de Duo y Heero, también se había subido las provisiones para varios días y las posibles medicinas y ungüentos que pudiesen necesitar. Trowa también subió sus pertenencias, todo estaba listo, solo faltaba que anocheciese para poder salir.

Todos parecían bastante tranquilo a excepción de Duo que caminaba de un lugar a otro nervioso si saber como pasar el tiempo que faltaba.

De pronto algo llamó la atención de Heero, de golpe sintió que lago le inquietaba, algo o alguien se acercaba a la cabaña y no eran las gentes del pueblo, de pronto toso se hizo silencio, los pájaros callaron de golpe incluso el murmullo del agua de la fuente cercana a la cabaña parecía que había desaparecido. Duo y Trowa también notaron algo extraño en el ambiente y decidieron salir no sin antes decirle a Heero que se ocultase porque iban a abrir la puerta. Al salir al exterior Trowa y Duo vieron con sorpresa como el cielo que minutos antes estaba despejado comenzaba a oscurecerse, grandes nubarrones negros estaban ocultando el Sol, pero eso no era lo extraño, se podría llegar a pensar que se podría tratar de una tormenta primaveral pero el Sol rojizo rodeado de una aura negra hacía desmentir la idea, de pronto las animales del bosque como presintiendo una fuerza oscura salieron espantados hacia las fueras del bosque. Poco a poco la luz del día se fue convirtiendo en oscuridad, cosa extraña al faltar al menos tres horas para el anochecer. Un temor le recubrió todo el cuerpo a Duo y como presintiendo algo giró en dirección a la cabaña viendo con sorpresa como He- chan salía de ella sin miedo a exponerse a los imperceptibles rayos del Sol que pudiesen quedar.

A simple vista Heero parecía sereno mientras miraba el extraño Sol cubierto por las nueves negras, parecía normal excepto por su color de ojos. Heero poseía ahora un color rojo intenso como la sangre y de sus labios asomaban los colmillos blancos y afilados.

-Esto es obra de los míos – afirmó Duo con una voz ronca muy diferente a la que solía usar – vienen hacia aquí.

-¿Qui... quien viene, He-chan? – preguntó asustado tanto por la declaración de Heero como por su aspecto.

-Debemos irnos ya – dijo Heero sin responder a Duo – no se vienen como amigos o como enemigos.

-Heero – le llamó serio Trowa acercándose a él y a Duo – ¿qué está pasando? ¿qué no ves que estas asustando a Duo? – le recriminó al ver lo asustado que estaba Duo en esos momentos.

-Lo siento – dijo mirando a Duo mientras se acercaba a él que se abrazaba a si mismo – no quería asustarte – le dijo a Duo a un paso de distancia del trenzado, pero Duo instintivamente retrocedió ante el avance de Heero.

-Yo... – intentó hablar al ver como Heero agachaba su mirada al ver su reacción – He-chan... yo.

-Duo-san – dijo triste al ver que Duo le tenía miedo – yo... yo jamás te haría daño... le miró con tristeza retrocediendo ahora él hacia atrás para alejarse del trenzado para que no se sintiera incomodado por él – sé que soy un vampiro... que no soy normal... pero jamás te haría daño... antes preferiría la muerte – le declaró girándose para darle la espalda.

-He-chan – dijo en voz baja al percatarse de la reacción estúpida que había tenido con él – perdóname – se acercó para abrazarle por la espalda y enterrar su cara en la espalda de Heero – lo siento He-chan, no sé que me ha pasado, sé que jamás me harías daño, perdóname estoy muy susceptible y asustado, todo esto es nuevo para mi y no comprendo que ocurre – le abrazó más fuerte.

-También es nuevo y extraño para mi Duo-san – le confesó abrazando los brazos que tenía sobre su pecho – por favor... no me tengas miedo, tú no...

-Lamento interrumpir – comentó Trowa – pero esto no me gusta – dijo señalando el cielo – si algo no humano se está acercando aquí no me gustaría quedarme para comprobarlo.

-Tienes razón – dijo Heero rompiendo el abrazo – marchémonos cuanto antes.

-¿Y el Sol? – preguntó preocupado Duo.

-No te preocupes por eso, quien a hecho ocultar el Sol no lo despejará hasta que anochezca, ellos son como yo – le respondió Heero.

-Bien entonces vámonos – dijo Trowa.

Estaban todo ya subidos a la carreta para emprender el viaje cuando de pronto Shinigami comenzó a inquietarse, pese a las órdenes de Duo para que me moviera, Shinigami no obedecía, el cielo ya estaba completamente oscuro, tan solo habían avanzado diez metros cuando varias sombras aparecieron delante de la carreta impidiendo el avance.

Eran cinco personas de diferentes estaturas y complexión, iban cubiertas con una gruesa capa con capucha negra que evitaba que sus rostros se asomaran por ella, las sombras aparecieron de la nada y sin hacer ningún tipo de ruido. Heero se alertó y se puso en guardia ante un posible ataque, Duo y Trowa al ver a esas personas las reconocieron como aquellos que atacaron su poblado hace varios años. Al ver que ya no podrían avanzar los tres chicos bajaron de la carreta, Heero se puso delante de ellos como defensiva y Trowa en un intento de proteger a Duo lo colocó detrás de él. Las cinco sombras permanecieron quietas como evaluando la situación en que se encontraban.

-¿Quiénes son Uds.? – preguntó Heero a los encapuchados, con su voz ronca mostrando sus colmillos como un signo de advertencia.

-Vaya, vaya, vaya – se oyó una voz burlona que pertenecía a uno de los encauchados – eres sorprendente Heero – siguió diciendo - ¿te sorprende que sepa tú nombre?

-¿Quién eres tú y los demás? Descúbrete – le ordenó Heero – no me gusta que jueguen conmigo al gato y al ratón.

-Ja, - se rió una de los encapuchados que dio varios pasos al frente – tienes el mismo carácter que tu padre...

-Rrrrr – gruñó Heero advirtiendo que no diera un paso más - ¿quién eres y como es que me conoces?, ¡Habla! – le grito.

-Cálmate, chico que te va a dar algo, sé que tienes muchas preguntas y tranquilo te las contestaré a su debido momento – le respondió dando un paso hacia la derecha para ver a los otros dos jóvenes que estaban detrás de Heero – a que adivino que el motivo por el cual has decidido crecer es por el encantador joven llamado Duo – dijo con burla.

-Maldito desgraciado – se acercó al encapuchado con una velocidad sorprendente cogiéndole por el cuello. Al ver el repentino ataque las demás sombras hicieron el gesto de lanzarse hacia Heero, pero la mano el alto del supuesto agredido les hizo desistir.

-Tranquilo Heero, no hemos venido como enemigos, pude que te sorprenda pero somos familia – dijo sonriendo el encapuchado sujetando la mano que Heero tenía sobre su cuello.

-Eso me vale una mierda – le dijo furioso – como intentes ponerle un dedo, tú o tus amigotes, a Duo-san te las verás conmigo y te advierto que con vosotros cinco juntos no tengo ni para empezar – les amenazó.

-Te he dicho que tranquilo, no hemos venido para hacerle nada a tu chico – se burló, hemos venido porque tú nos necesitas y nosotros a ti.

-¡He-chan! – llamó Duo a Heero acercándose varios pasos a ellos.

-¡No te acerques! – le ordenó Heero.

-No te fíes de ellos, He-chan – le gritó – a tus padres los mataron miembros de tu misma familia.

-¿He-chan? – se rió el encapuchado – jajaja, veo que tu chico te llama como tu madre.

-Cierra la boca desgraciado – le amenazó Heero apretando más su cuello – ten más respeto, para ti es Duo-sama.

-Jeje, lo que tu digas pero lo que ha dicho "Duo-sama" es verdad a demás te ha dado un buen consejo.

-Habla claro de una vez – le dijo.

-Esta bien, pero suéltame, me vas a arrugar la ropa – dijo con ironía – no tenemos mucho tiempo, hay una muchedumbre que viene hacia aquí con no muy buenas intenciones. El buen consejo es que no te fíes de nadie y lo de tus padres es verdad, hay un sector de nuestra familia que quiere verte muerto, pero otros como yo y ellos – dijo señalando a sus compañeros mientras se retiraba lentamente la capucha de su cabeza para darse a conocer – te apoyamos porque tú eres el único que puedes sacarnos de nuestra maldición.

-Eso no es asunto mío – le dijo soltando su agarre y a la ver sorprendido al ver el rostro del encapuchado, jamás se hubiera imaginado que el portador de esa voz burlona fuera de ese rostro que estaba delante de él, pero no mostraría su sorpresa.

-Quieras o no es tú asunto, ¿no te interesaría ser un ser humano cualquiera, para poder estar con la persona que amas? – esto último lo dijo tan bajito que solo Heero lo oyó - vas a permitir que el otro sector de la familia de con Duo-sama y lo mate.

-¿¡Qué¡? – dijo sorprendido – porque lo harían.

-Es simple Heero – tu puedes ocultar tu rastro pero Duo no, encontrado a Duo te encuentran a ti, como crees que hemos dado contigo.

-No me importa lo que me ocurra – dijo molesto Duo que tras librarse del agarre de Trowa se acercó a ellos – yo prometí que le protegería de vosotros y lo cumpliré – le acuso – no me gustas y no me fío de ti.

-Estas seguro de lo que dices jovencito – le dijo el vampiro acercándose a él mientras le acariciaba la mejilla – si no pudistes protegerte a ti mismo cuando te violaron esos tres humanos como quieres defenderte de unos vampiros que tienen cincuenta veces más fuerza que un hombre normal – le dijo sonriendo con malicia viendo como se tensaba el trenzado y comenzaba a temblar.

-Maldito desgraciado – le golpeó furioso Heero la mano que acariciaba la mejilla de Duo para que no lo tocara - ¿cómo lo sabes?.

-Es simple – dijo el vampiro a Heero – lo vi, llevamos tiempo observándoos.

-Maldito ser despreciable – gritó furioso Trowa acercándose al vampiro para atacarlo – lo vistes todo y no fuiste capaz de... – se interrumpió cuando llegó a la altura del vampiro cogiéndole del cuello como hizo Heero y le vio la cara - ... lo vistes y no lo impediste – le dijo molesto después del shock. que le causó verle el rostro.

-¿Te he sorprendido? Por un momento te ha quedado cayado encanto – le coqueteo con descaro – además no podía intervenir – dijo sonriendo – si estamos aquí es por Heero no por él – dijo señalando al trenzado.

-Lo vistes todo un lo le ayudaste – gruñó Heero acercándose peligrosamente a vampiro.

-Tú también pudiste intervenir y no lo hiciste – se defendió.

-¡YO PROMETÏ QUE NO SALDRÍA DE LA HABITACIÓN! – grito lleno de ira – Y PRETENDES QUE TE AYUDE MALDITO HIJO DE PERRA.

-Por tu bien y el de él – dijo el vampiro – tendrás que hacerlo, hay más cosas que debes saber.

Continuará...

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