Los personajes de Gundam Wing no me pertenecen, no obstante incluiré algún
que otro personaje según valla transcurriendo en la trama de la historia.
Advertencias: Escenas: Angs., Lemon, Yaoi., según capítulos.
Notas: Este es mi segundo fics, es un poco más cruel y violento que el anterior que el anterior.
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
Yo te protegeré
La tensión reinaba en el ambiente, las cuatro imponentes sombras encapuchadas de notaban intranquilas y el tiempo se les acababa, a lo lejos que le apreciaban los gritos de una muchedumbre furiosa, reclamando la vida del supuesto vampiro asesino.
-Y bien... no hay mucho tiempo Heero, la gente del pueblo se acerca – comentó impaciente – si vienes con nosotros tendrás todas tus respuestas.
-Yo... – titubeó Heero mirando al Duo que lo observaba con pena – si te dijera que no me interesa tus respuestas te mentiría pero... Duo es mi familia ahora y no pienso separarme de él aunque eso represente no saber todo sobre mi.
-No seas baka Heero, si te quedas te pondrás en peligro y a ellos también – dijo señalando a Trowa y a Duo.
-Ya lo has oído – interrumpió Trowa acercándose al vampiro a uno pasos de distancia – así que lárgate y déjanos en paz.
-No, no, no... no deberías hablarme así – dijo el vampiro con aparente tranquilidad mientras se acercaba más al de ojos verdes – no entiendo porque te pones de su lado, si Heero se viene conmigo, tendrás a tu trenzado para ti solo, ¿no es lo que deseas? – le dijo sujetándole de la barbilla para que le mirase a los ojos.
-No me toques – le empujó para apartase de él – Heero a decidido quedarse.
-Vaya además de ser atractivo y deseable tienes valor y carácter, eso me gusta – le dijo volviéndose a acercar a él – tú nombre es Trowa, ¿verdad?
-Aléjate de mí y de ellos – le amenazó – o sino...
-A si no. ¿qué? – se burló cogiéndole de nuevo de la cara – que me vas ha hacer encanto – le susurró para después sin previo aviso le beso de manera apasionada.
-Desgraciado – le chilló mientras le daba un puñetazo en la cara del vampiro.
-No vuelvas ni siquiera a intentarlo – gruño furioso mientras que con un movimiento rápido atrapo a Trowa contra la carreta y el cuerpo del vampiro, quedando Trowa de espalda al vampiro con los brazos sujetados por un brazo del vampiro mientras que con la otra mano le agarraba del cuello.
-¡Trowa! – gritó asustado Duo corriendo hacia ellos, al ver el ataque del joven vampiro – suéltale – pero antes de llegar hacia ellos Heero le detiene.
-No te acerques Duo – le sugirió Heero.
-No vuelvas a ponerme una mano encima – le amenazó el vampiro apretando su cuerpo más contra el de Trowa – por esta vez te perdono la vida y no habrá una próxima vez – le dijo al oído mientras le lamía la oreja donde le había susurrado – tienes suerte que tengo prisa porque sino te enseñaría quien manda aquí.
-Suéltame – le exigió a pesar del miedo que sentía pero no se lo haría notar. Cuando sintió sobre su oreja la lengua caliente del vampiro junto al roce de los afilados colmillos un escalofrío le recorrió por todo el cuerpo, a pesar del miedo, pudo apreciar como su cuerpo de una manera asombrosa respondía al contacto osado del vampiro.
-Tú no puedes darme órdenes – dijo apretando más el cuerpo hasta desaparecer la distancia entre ellos – me gustas, me gustas mucho, creo que un día de estos te buscaré para terminar lo de hoy – se restregó sobre el cuerpo apresado entre sus brazos.
-Suéltame te he dicho porque si no... – le exigió pero sus palabras murieron en su boca al notar como cierta parte endurecida del vampiro se restregaba contra su trasero.
-¿Qué te pasa, se te han acabado las amenazas? – se burló al notar la reacción del joven – puedo percibir de tu cuerpo que no te desagradan del todo mis atenciones – dijo al deslizar la mano del cuello de Trowa hasta su entrepierna que empezaba a dar señales de vida.
-No me toques – gritó empujando fuerte y de manera sorpresiva al vampiro rompiendo todo contacto con su cuerpo.
-Jajajaj – se reía al ver el bochorno que pasaba el de ojos verdes por lo que acabada de pasar – eres un amor, jaja, pero como te dije – le comentó dándole la espalda y dirigiéndose ahora hacia Heero – vendré para acabar lo que hoy hemos empezado, jaja. Bueno Heero veo que has tomado una decisión y por ahora la respetaré, cuídate primito y Duo – le miró – disfruta del tiempo que te queda, sabes tan bien como yo que no podrás protegerle como piensas.
-No me lo quitarás, ni tú ni nadie – le amenazó Duo haciéndole cara – él es mío, quiero decir... que... su madre me lo encargó a mí porque no se fiaba de su familia.
-Lo sé, para esa época yo ni los míos no estábamos en el castillo, por lo que yo no pude hacerme cargo del pequeño Heero. – le contó.
-No puedo creerte, no me fío de gente como tú.
-Bueno como quieras, pero una cosa más – le dijo acercándose a Duo para susurrarle al oído – lo que quiero que sepas una cosa, Heero te aprecia demasiado, se dejaría matar por ti – notó como Duo se tensaba al oírlo – si de verdad quieres protegerlo, cuando llegue el momento deberás abandonarlo, tendrá que sentir que le has traicionado, para que él se separe de ti, de otra manera jamás se separaría de tu lado.
-Yo no podré – murmuró.
-Cuando llegue el momento podrás – le sonrió y se separó de él. Bueno me voy espero que todo salga bien, os estaremos vigilando – dijo dándose la vuelta para marcharse – marcharos antes de que lleguen los del pueblo y a donde valláis no levantéis mucho la atención, los enemigos del clan también os buscan.
-¿Cómo te llamas? – preguntó Duo al vampiro antes de que éste desapareciera – es... es para buscarte en caso de peligro – dijo en voz baja.
-Je, mi nombre es Quatre, Quatre Winner Yuy y soy primo de Heero, en caso de peligro no te preocupes acudiré antes de que tengas que buscarme – dijo sonriendo mientras desaparecía entre las sobras.
-Debemos marcharnos – dijo Trowa aún un poco agitado – se acercan.
-Si subamos a la carreta – comentó Heero. Todos estaban en cierta manera preocupados por lo que habían descubierto y sin perder más tiempo emprendieron la marcha hacia las tierras próximas al territorio Gundam.
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
Durante toda la noche estuvieron viajando en silencio, cada uno pensaba en lo que había ocurrido, Trowa no entendía porque su cuerpo había respondido a las caricias de ese vampiro, por otro lado Heero estaba preocupado al descubrir que otros vampiros iban detrás de él y de Duo y por último Duo no paraba de dar vueltas a las palabras de vampiro Quatre algo dentro de él sabía que le había dicho la verdad, pronto se tendría que separar de He- chan y le dolía en el alma, por mucho que deseara y por mucho que quisiera no podría proteger a He-chan del ataque de otros vampiros aunque una vez lo consiguió.
Durante el viaje se detuvieron para comer algo y descansar, no tardaron mucho en encontrar el poblado al que se dirigían, estaba situado en el valle cercano a las tierras de Gundam, era un pueblo tranquilo y no muy grande al entrar buscaron una posada para descansar por ese día que faltaba pocas horas para el amanecer, mientras Heero y Duo se alojaban en la posada Trowa salió para buscar una posible casa para alquilar y poder establecerse con mayor comodidad. Al principio le costó bastante ya que al ser forastero nadie quería alquilarle una pero después de hablar con varias personas y tras convencer de sus buenas intenciones Trowa pudo alquilar una vieja casita a las afueras del poblado, tenía dos habitaciones, un pequeño baño y un comedor con una pequeña cocina que hacía también de estufa para el invierno. Antes de volver a la posada Trowa fue a ver la casita y a dejar las pocas pertenencias de ellos para luego regresar con Shinigami a la posada.
Cuando llegó Duo y Heero estaban ya dormidos abrazados en la cama, se les podía notar la preocupación en sus caras, con cuidado y sin hacer ruido se lavó antes de acostarse en la otra cama que había al lado de la de Duo y Heero que estaba vacía. Tan pronto como se acostó se quedó dormido.
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
En el castillo Yuy, en unos de los despachos de los cabezas del Clan.
-Habéis encontrado rastro del joven Yuy – se oyó una voz ronca de hombre joven sentado detrás de un lujoso escritorio iluminado por unos candelabros, que se dirigía a unos encapuchados.
-No mi señor Odin – habló uno de los encapuchados que se encontraba arrodillado delante de la mesa del gran despacho en la semi penumbra– registramos la cabaña y no había rastros de él o del joven que le acompaña la cabaña había sido registrada por alguien más, estaban los muebles rotos y todo tirado por el suelo.
-Je me imagino que las gentes del pueblo se habrán enterado que el joven Yuy es un vampiro y fueron a acabar con él, pero dudo pudieran encontrarlo a tiempo.
-Señor Odin, hay algo más que debería saber – le comentó con cierto temor – sabemos por fuentes certeras que el joven Quatre Winner a podido contactar con el joven Yuy.
-¿¡Que!? – gritó furioso levantándose de golpe del sillón del escritorio – como es posible que él haya dado con Yuy y nosotros no.
-No lo sabemos señor, pero sabemos que no está con el joven Winner.
-Salir de inmediato a buscarlo, quiero la cabeza de Yuy de inmediato, me da igual lo que tengáis que hacer, lo quiero muerto.
-Mi señor Odin – interrumpió la voz de una joven que apareció detrás del escritorio junto al gran ventanal cubierto de gruesas cortinas que impedían entrar la luz del Sol – si me permite una sugerencia, creo que no seria conveniente eliminara Yuy, él es un vampiro muy poderoso aunque aún no lo sepa.
-¿Y que sugieres, preciosa Relena? – le preguntó sonriéndola mientras se acercaba a la joven vampira – sabes que debemos evitar que nuestra maldición, según algunos dicen, se rompa – le acarició la mejilla.
-Sugiero que convenzamos a Yuy para que se nos una – le respondió.
-¿Y como piensas hacerlo? Yuy no es tonto y lo más seguro es piense como sus estúpidos padres.
-Tengo entendido que Yuy aprecia mucho a un joven llamado Duo.
-A sí es – le corroboró.
-Pues lo único que tenemos que hacer es hacer que ese joven lo traicione, tenemos que romper esa unión que hay entre los dos – dijo con malicia.
-Creo que puede funcionar, si los mismos humanos acaban con ese chico, Yuy odiará a los humanos y entonces no querrá saber nada de la maldición, jajaja puede resultar interesante – se rió el joven vampiro.
-Si me lo permite mi Señor Odin, yo me encargaré de Heero, haré que se nos una y sus hombres deberán encargarse del humano – le comentó la vampira.
-De acuerdo, déjame el asunto del humano a mí – le dijo mientras la abrazaba – además para que la maldición se cumpla tenemos que dar con las dos partes implicadas, mientras me encargo del joven ese, una sección de mis hombres se dedicarán a buscar al humano implicado que es parte de la maldición, si lo destruimos no me veré en la necesidad de matar a Yuy, ya que vivo nos será de más ayuda.
-Claro que sí mi Señor Odin, tiene toda la razón, como siempre – le sonrió coqueta – me podré a buscar a Yuy enseguida.
-Bien echo, eres una mujer muy astuta, me gustan las mujeres que saben lo que les convienen, si todo sale como es debido que compensaré por tus servicios – le dijo seductoramente.
-No es necesario, me conformo con servirle mi Señor.
-No te hagas la desinteresada querida, que no te va, sé lo que te interesa y si cumples te lo daré, eres ambiciosa pero no me creas estúpido – le dijo soltando el abrazo – ahora ve y mantenme informado.
-Si mi Señor – dio retirándose del despacho.
-Ya habéis oído, ir a buscar al humano de la maldición y traerme a ese tal Duo, vivo o muerto.
-¡Sí Señor! – gritaron las sombras encapuchadas que permanecían en el despacho y luego desaparecieron.
-Jaja, - se rió Odin mientras observaba la copa de sangre fresca, que sostenía en su mano mientras se acomodaba sobre el sillón del escritorio – muy pronto, muy pronto no habrá nadie que evite ser él más poderoso de los vampiros, si la maldición de nuestra raza queda intacta mis poderes serán lo suficientemente poderosos para gobernar todas las tierras, nada ni nadie podrá derrotarme, jajaja, envolveré el mundo de una oscuridad eterna, jeje y dispondré de todos los humanos a mi antojo, jajaja, se acabó el racionar las víctimas, seré el dueño de todo, jajaja.
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
El primero en despertar fue Trowa, a pesar de haber dormido poco se levantó viendo que Duo y Heero aún seguían dormidos o al menos eso pensaba, con cuidado se levantó para recoger su ropa y vestirse.
-Ummm, Trowa – le llamó Duo medio dormido con un Heero apoyado en su pecho – ¿te le levantas ya? – preguntó adormilado.
-¿Te he despertado, Duo? lo siento – se disculpó.
-No tranquilo ya estaba medio despierto – le sonrió – ¿a donde vas?, aún es de día.
-Lo sé, pero tengo que ir por provisiones y luego tengo que ir a pagar la pensión antes de irnos.
-Tienes razón, ¿quieres que te acompañe? – se ofreció frotándose los ojos con sueño.
-No tú descansa, yo me encargaré de eso – le sonrió mientras se ponía los pantalones.
-Antes de irte podrías llenarme la bañera, me gustaría tomar un baño antes de irnos – le pidió con una sonrisa.
-Claro, ahora mismo te lo preparo – le dijo acercándose a él para darle un beso en la frente.
Mientras Trowa le preparaba el baño, Duo se quedó en la cama observando a Heero como dormía, con cuidado le acariciaba el rostro y le apartaba los mechones rebeldes de la cara. Trowa antes de marcharse entro a la habitación para decirle a Duo que su baño ya estaba preparado y que tardaría un par de horas en regresar, luego ya se podrían marchar.
Una vez que se marchó el de ojos verdes, Duo sin despertar a Heero se deslizó fuera de la cama y cogiendo una toalla se dirigió al baño. Con lentitud y dificultad se fue desnudando, aún le dolía el cuerpo sobretodo el ano, con cuidado se metió dentro del agua caliente al menos podría relajar la tensión de su cuerpo, se obligó a no pensar en nada más, pese ha haberse levantado hacía unos minutos se sentía agotado, había perdido las ganas de todo y el hecho de pesar que pronto perdería lo que para él era lo más importante le deprimía más. Ensimismado como estaba en sus pensamientos no se dio cuenta que ya llevaba bastante rato dentro del agua que ya empezaba a estar fría, al enjuagarse los restos de jabón que tenía en el cuerpo sus ojos se posaron en la pequeña cicatriz de su muñeca derecha, la estuvo observando y acariciando con amor y ternura, esa era la única cicatriz que tenía que simbolizaba algo muy importante para él, esa fue la cicatriz que se provocó par poder extraer su sangre para alimentar a He- chan cuando era un bebé, era la marca de que le pertenecía, la marca de su entrega sin reparos y sin importar nada, sin darse cuenta gruesas lágrimas cayeron de sus ojos violetas, primero una y después le siguieron muchas más. Necesitaba desahogarse, sacar a fuera toda esa angustia y desesperación.
-Duo-san, ¿ocurre algo? – se oyó la voz preocupada de Heero detrás de la puerta al haber oído los sollozos de Duo.
-¿¡He-chan!? – exclamó sorprendido, levantándose de golpe para coger una toalla para cubrirse y salir de la bañera – no... no pasa nada – pero al salir con las prisas, tropezó cayendo al suelo llevándose con él, la palangana donde tenía sus cosas de aseo.
-Duo-san – gritó abriendo la puerta al oír el golpe en el suelo – Duo-san, ¿estas bien? – le preguntó agachándose a su lado para ayudarle a levantarse.
-Es... estoy bien... gracias – le dijo pero la cara de dolor no le convenció a Heero – solo tropecé – dijo escondiendo su rostro para que no viera que estaba llorando.
-¿Seguro? – dijo Heero aún agachado junto a Duo que estaba cubierto por una toalla, aún mojado y con su pelo suelto y empapado – Duo-san, ¿por qué lloras?.
-Yo..., no... no pasa nada, snif – intentó hablar pero no lo consiguió, al no poder soportar el llanto se cubrió la cara con las manos.
-Duo-san – le llamo preocupado, al abrazarlo para consolarlo.
-Oh! He-chan – se abrazó fuertemente a él – lo siento, snif, es... es todo por mi culpa, no consigo hacer nada bien, snif,... no conseguí proteger a mis padres, snif, ni a los tuyos, snif, ni siquiera puedo ayudarte – lloraba desconsolado- ni tampoco me pude proteger a mi mismo, me siento inútil y sucio yo...
-Sshhh, no digas eso Duo-san, no es culpa tuya, creo que yo tengo más culpa en esto, y no estás sucio, eres la persona más maravillosa que conozco.
-Yo siento darte tantos problemas – intentó sonreír al aparatarse de Heero – quiero que sepas que pase lo que pase siempre te querré, eres mi niño, lo siento, snif, necesitaba desahogarme, pero ya me encuentro mejor, será mejor que estemos preparados para cuando llegue Trowa.
-¿Estas bien? – preguntó un poco molesto al oír nombrar al de ojos verdes – Tus heridas...
-Estoy bien – interrumpió para no preocuparlo, solo estoy un poco dolorido si es eso lo que te preocupa.
-No me mientas Duo-san – dijo molesto – puedo oler a sangre – le advirtió destapando el cuerpo del trenzado para ver que Duo estaba sentaba bajo una pequeña mancha de sangre.
-No... no importa – dijo cubriéndose de nuevo asustado y avergonzado – no es nada.
-¿¡Como que no es nada!? – le miró sin entender su comportamiento – aún sangras, voy a por el ungüento cicatrizante – dijo saliendo rápidamente del baño para regresar en menos de un minuto – Duo-san debo ponerle la crema.
-¡No! – dijo avergonzado – yo... yo lo haré.
-Pero es que no entiendes que me preocupo por ti – dijo molesto al estar arrodillado juntó a él.
-Lo siento, yo... no quiero que me veas así, no deberías preocuparte por mí, eres joven, tendrías que salir a divertirte, conocer a gente o buscar algún amor, jeje – sonrió con tristeza – aunque aparentes once años te ves mucho más maduro que yo, je, pronto que convertirás en un gran hombre y no me necesitarás, debes comenzar a vivir tu propia vida.
-¡Eso no es verdad! – gritó molesto – no me interesa divertirme ni conocer a nadie, si siquiera me interesa buscara a ningún amor, es que no puedes entender que solo te necesito a ti – le habló molesto.
-He... He-chan, yo no.
-¡Estoy harto, harto que me veas como un niño, no lo soy, me oyes! – le dijo acercándose a Duo que al ver lo alterado que estaba, instintivamente se deslizó para atrás – no me huyas – le dijo cogiéndole de la muñeca.
-He-chan, no, me haces daño – dijo asustado.
-¿Por qué me tratas así? ¿Es porque soy un vampiro? – preguntó preocupado.
-Yo no... no es eso, tú eres ni niño, yo...
-No, no lo entiendes, maldición, no quiero ser tu niño – su impotencia y frustración lo atormentaban.
-No... te entiendo... He-chan, ¿co... cómo te debería tratar? – preguntó sin entender la angustia que se reflejaban en sus ojos.
-Así – dijo convencido, acercándose sin avisar a Duo atrapando sus suaves y dulces labios en un tierno beso lleno de sentimientos.
Duo permaneció quieto sin reaccionar pero algo dentro de él se estremeció, sin saber porque se vio correspondiendo a ese beso, era una sensación extraña, su alma y todo su cuerpo reaccionó como si conociera a Heero de todo la vida, era como si en una antigua vida hubieran sido dos enamorados que se les obligó a separarse y ahora después de mucho tiempo se reencontraban.
El simple y casto beso se fue convirtiendo el una apasionado y abrasador, la mano de Duo que sujetaba la toalla a su cuerpo desnudo aflojo su agarre para deslizarse por el brazo de Heero hasta llegar a su cabellera enterrando en ella sus finos dedos entre los cabellos rebeldes del vampiro. Heero al ver la respuesta afirmativa de Duo soltó el agarre de su muñeca para deslizarla por la cintura desnuda atrayendo su cuerpo aún húmedo hacia él. Heero se deleitaba con el sabor dulce de la boca de Duo, recorría cada rincón de su boca con su lengua manteniendo una lucha de lengua para saborear y adquirir el sabor interior de esta. Las manos de ambos se acariciaban por todo el cuerpo, la necesidad de sentirse y de pertenecerse se hacían más presente conforme los minutos pasaba. Se sentían en una nube procurando solo sentir el placer de momento, en un momento de lucidez Duo se dio cuenta de lo que estaba pasando y de con quien, y en un arranque de cordura se separó velozmente del abrazo de Heero jadeando y transpirado por la excitación que sentía en ese momento, mirando la cara de sorpresa y desconcierto del joven vampiro.
-Yo... yo, lo siento, esto no está bien – dijo cubriéndose de nuevo con la toalla al descubrir, avergonzado y completamente sonrojado, la erección que presentaba en ese momento – tú no...
-¿Por qué no está bien? – preguntó decepcionado al ver la respuesta de Duo – Yo te...
-¡No lo digas! – le pidió interrumpiéndole – yo soy... tú eres... – intentaba buscar una respuesta para el marullo de ideas y de excusas para afrontar lo que acababa de pasar.
-¿Tú, que? ¿yo que? – dijo molesto – es porque soy un vampiro a porque ese amigo tuyo – dijo sacando a relucir sus celos por Trowa mientras se volvía acercar a Duo para sujetarle del brazo.
-No... no es eso es...
-Duo, Heero, ya llegué, tene... – interrumpió la voz de Trowa que entraba en ese momento al baño en busca de los dos jóvenes para dirigirse a la casa que había alquilado, pero al ver la situación, sobretodo al ver a Duo con el rostro preocupado, en el suelo sujetando como podía la toalla sobre su cuerpo desnudo y a Heero con cara de poco amigos sujetando al primero de una manera no muy delicada le alarmó - ¿qué diablos está pasando aquí? – pregunto furioso mirando a Heero.
-Esto, no... no pasa nada – dijo de repente Duo poniéndose de golpe de pie y liberándose con suavidad del agarre de Heero – me he caído de la bañera y He-chan me estaba ayudando, jeje – dijo con una sonrisa un tanto forzada para disipar la tensión que se respiraba en ese momento - ¿ya nos vamos? – preguntó con aparente normalidad.
-Eh... sí – le respondió Trowa – mirando fijamente a Duo en busca de alguna señal de ataque.
-Bien, entonces me iré a cambiar y podremos irnos – dijo saliendo del baño para encerrarse en la habitación.
-¿Qué ha ocurrido? – le pregunto a Heero que se levantaba del suelo - ¿espero que no intentes nada raro con Duo, sino te las verás conmigo? – le amenazó cuando paso por su lado para salir del baño.
-¿Que harás? – le preguntó con burla al detenerse justo a su lado antes de salir – contigo no tengo ni para empezar – le sonrió con malicia – pero tranquilo, jamás haría daño a Duo, solo estábamos hablando, por cierto – le lanzó un bote con el ungüento que lo cogió en el aire – dáselo a Duo, aún sangra por detrás.
Una vez todo listos y bajo la luz de la luna como única compañera se dirigieron hacia la cabaña que habían alquilado, el ambiente estaba algo tenso, ni Duo un Heero hablaban, ni siquiera de miraban y las veces que Trowa observó que Heero miraba a Duo, este evitada cualquier contacto con él cosa que extrañó al de ojos verdes.
Al llegar acomodaron todas las pertenencias que llevaba y los víveres que había traído Trowa en silencio, e más de una ocasión Trowa estuvo a punto de pedir una explicación por el comportamiento de los otros dos chicos pero al ver la plegaria en los ojos de Duo desistió.
El reto de la noche transcurrió con relativa tranquilidad y en inquietante silencio que crispaba los nervios, el problema vino a la hora de acostarse de nuevo, la cabaña constaba de solo dos habitaciones para Trowa y Heero no habría ningún problema, cada uno cogería una de ellas pero el problema estaba en Duo, por un lado estaba la opción de compartir la habitación con Trowa, sería una opción correcta pero tenía miedo que eso acarreara más resentimientos y celos a Heero y Duo no quería que por culpa de él se llevaran mal; y por otro lado estaba la opción de compartir la habitación con Heero, de no haber ocurrido el incidente del baño no lo hubiera dudado pero ahora las cosas eran diferentes, había descubierto la atracción que Heero sentía por él y de una manera incomprensible también había descubierto unos sentimientos hacia He-chan que le asustaban. Era vampiro y de apariencia del chico de once años, eran las excusas que pensaba para no pensar en el deseo que sintió al estar con él, temía que al estar con He- chan en la misma habitación no pudiese controlar la atracción que sentía y debía evitarlo en todo lo posible, tarde o temprano He-chan se iría de su lado, por su seguridad debía hacerlo tal como le dijo aquel vampiro llamado Quatre y para conseguirlo tendría que ir separándose de él, las palabras del vampiro le venían a la cabeza una y otra vez "... Heero te aprecia demasiado, se dejaría matar por ti, si de verdad quieres protegerlo, cuando llegue el momento deberás abandonarlo, tendrá que sentir que le has traicionado, para que él se separe de ti, de otra manera jamás se separaría de tu lado...".
Con el dolor en el corazón, al ver la cara de decepción de He-chan al hacerle saber que compartiría la habitación con Trowa, vio como He-chan se encerraba en su habitación cerrando la puerta con un fuerte golpe. Trowa le preguntó por el comportamiento tan extraño que tenía tanto él como Heero pero Duo solo se limitó a decirle que era mejor así y que no preguntara más por ello.
El transcurso de los días pasaron más o menos normales a excepción que Duo evitaba en la medida de lo posible el quedarse a solas con Heero, en ambiente se hacía cada vez más violento para todos, por un lado Duo se había vuelto callado e introvertido, se pasaba horas a solas leyendo o dibujando en su cuaderno; Trowa, se encargaba de buscar alimento y algo de dinero haciendo pequeños trabajos en el poblado para poder comprar lo que les pudiera hacer falta; y Heero, cuando no se encerraba en su cuarto durmiendo o sin hacer nada, desaparecía largas horas por la noche para volver sin dar una explicación y volverse a encerrar en su cuarto. La relación entre Heero y Duo se hacía cada vez más distante, se hablaban lo justo y necesario, en más de una ocasión Trowa los encontró discutiendo por tonterías o simplemente encontraba a Duo llorando mientras Heero descargada toda su furia y frustración contra lo primero que encontraba, en más de una ocasión Trowa tubo que intervenir por miedo a que en un ataque de ira o locura el vampiro agrediera a Duo, llevándose más de una herida en el proceso.
Así pasaron los días, luego varias semanas hasta varios meses, y las cosas muy al contrario no mejoraban, Trowa y Heero seguían más o menos su rutina, algunas veces Heero ayudaba a cazar a Trowa para conseguir alimento que necesitaban durante las escapadas nocturnas.
Heero no podía comprender el comportamiento de Duo, se ponía furioso cuando lo veía, siempre que se quedaban solos intentaba hablar con él para aclarar la situación pero Duo siempre corría a refugiarse a su cuarto o sino buscaba a Trowa para no tener que hablar con él. Toda esa furia y frustración se fue transformando en un odio y celos hacia Trowa, intentaba controlarse pero a veces las situaciones se la hacían difíciles como ahora. Trowa había salido en busca caza y tardaría en llegar.
-¿¡Se puede saber porque me evitas siempre!? – le gritaba a Duo furioso – siempre que intento hablarte huyes.
-No te estoy evitando... es que... es que no lo entiendes – intentó defenderse.
-¡No... no lo entiendo!, ¡Explícamelo! Seré demasiado baka para entenderlo, ¡maldición!, desde que vino él todo es distinto, tú has cambiado, no quieres estar conmigo, me rehuyes y te pasas las horas encerrado en tú habitación.
-Yo... sé que he cambiado He-chan... yo – intentaba hablarle pero al mirarle a la cara las sensaciones que había sentido aquel día en el baño, volvían a él, incluso con mayor intensidad, eso le hacía sentirse mal y muy avergonzado y para evitar esa sensaciones, evitaba mirarle a la cara, siempre que podía agachaba la mirada para que ese ojos azul cobalto no le perturbasen – no se como explicártelo, pero es mejor así.
-¡Mejor, para quien! ¿Para ti? ¡Porque para ni no! – estaba furioso y el ver que Duo no se atrevía ni si a mirarlo a la cara le molestaba más.
-Yo...
-Dime una cosa – dijo seriamente acercándose a Duo que se había arrinconado cerca de la mesa – antes decías que me querías... – habló tranquilamente -... ¿qué he hecho para que me odies ahora? – susurró con gran tristeza.
-No te odio He-chan – le respondió sorprendido por sus pensamientos – jamás te podría odiar, eres demasiado importante para mí – dijo con lágrimas en los ojos.
-¿Entonces porque? – preguntó con gran angustia - ¿es por mi aspecto de niño? Porque si es por eso puedo cambiar, en un par de semana recuperaré todas mis energías y podré volver a crecer. La última vez que lo hice crecí demasiado rápido y agoté casi todo mi poder,... el poco que me quedaba lo gasté para hacer crecer tú cabello. O es porque soy... un vampiro – le preguntó sin atreverse ahora él, a mirar a Duo a la cara.
-No... no He-chan – le dijo cogiendo su cara entre sus manos por primera vez un estos últimos meses – no es eso, soy yo, estoy hecho un lío, por mi culpa has hecho cosas... que no deberían haber ocurrido, no quiero que por defenderme te conviertas en un...
-En un ¿qué?, dilo, no me importa – dijo molesto – sí, me convertí en un asesino, lo sé y no me arrepiento, lo volvería hacer.
-¡Pero eso es horrible!, tú no tendrías que...
-¡Es eso no! Me repudias porque maté a los que te violaron, ¿no? Por eso no me dejas que me acerque a ti, ni siquiera me dejas que te toque - grito lleno de ira alejándose de él.
-No He-chan, no es eso, en serio, si no he estado mucho contigo es... es porque no quiero sufrir...
-¿Sufrir, porque? Yo te protegería de daría todo lo que quisieras.
-Pero somos diferentes, entiéndelo – sollozaba – tú y yo...
-Ahora lo entiendo, je he sido el mayor baka del mundo, por un momento te creí..., ¿sabes?, me hiciste pensar que tú y yo éramos iguales, me tratabas como un niño humano normal y corriente, hubiese dado mi vida, ¡LO ENTIENDES! Te quería, te amaba, me hiciste pensar que podía vivir como una persona normal a tu lado, pero no, siempre me has tenido miedo, a pesar de tratarme con "cariño" siempre has temido lo que soy. Mierda, Duo, yo... – se sentía muy dolido y con el corazón destrozado – mientras estuvimos solos, siendo pequeño te aferraste a mí porque estas solo, suplías tu soledad conmigo. Soy un baka, ahora me doy cuenta, ¡SI TE SENTÍAS SOLO HABERTE COMPRADO UN PERRO! – grito molesto mientras se dirigía hacia la puerta para marcharse.
-No He-chan, no es eso, yo te aprecio mucho yo... – dijo llorando mientras le sujetaba del brazo para evitar que se marchara.
-Suéltame – retiró su brazo del agarre de Duo – ya no me interesa saber nada, estoy harto me oyes, ahora puedes estar tranquilo, ahora tienes a tú Trowa, puedes revolcarte con él, es un humano como tú y seguro que él te dará todo lo que le pidas. Sabes una cosa le dijo encarando a Duo mostrando una ira que jamás había sentido, tenía los ojos inyectados en sangre y sus colmillos asomaban cuando abría la boca para hablar – me alegro de no haber cometido la locura que pensaba hacer.
-¿Qué locura? – preguntó asustado y nervioso dando un paso hacia atrás al ver como Heero se acercaba a él.
-Estaba dispuesto a romper la maldición de mi familia, de esa manera podría convertirme en un ser mortal como tú, y así poder estar a tu lado para el resto de nuestras vidas, Hubiera entregado mi inmortalidad por una mortalidad junto a ti, pero me alegro de no haberlo hecho, te agradezco que me hayas abierto los ojos a tiempo.
-He-chan, no digas eso, dices todo esto como si te fueras a marchar, no me dejes, yo... te quiero – lloraba – lo siento, te prometo que volveré a ser como antes, snif, no te vayas, yo...
-Ya es tarde – se alejó de Duo – me voy, regresaré con los míos, ahora sé que los vampiros no puedes estar con los humanos, aprendí a apreciarlos pero ahora me dan asco, tú...
-No lo digas – se tiró a sus brazos llorando – no me dejes, perdóname, dame tiempo por favor, ahora estamos muy dolidos y no sabemos lo que decimos, seguro que diremos cosas que luego nos arrepentiremos.
-No Duo, lo siento pero ya no aguanto más – lo apartó de su cuerpo – quédate con tú Trowa yo me voy – dijo alejándose de él para después salir de la casa.
Duo lloraba desconsolado cayó al suelo al notar como sus piernas ya no lo podían sostener, lo había perdido para siempre. Después de varios minutos llorando en el suelo se levantó, quería ir a buscarlo, lo necesitaba como el aire que respiraba, se había dado cuenta que sin él su vida ya no tendría sentido, sin pensarlo más salió corriendo de la casa hacia el camino del bosque no sabía hacia donde se había ido He-chan pero lo buscaría, no se daría por vencido y cuando le encontrase le confesaría todo, le diría cuanto lo amaba y cuanto lo necesitaba a su lado.
El Sol hacía varias horas que se había ocultado por lo cual la oscuridad del camino le dificultaba bastante poder seguir cualquier rastro de Heero, pero lo conseguiría.
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
Un grupo de encapuchados habían presenciado la escena y la huida de dos de los inquilinos de esa casa vieja. Eran un grupo de cuatro personas que ocultaban su cuerpo con una capa que les cubría de la cabeza a los pies. Llevaban varios meses tras la pista del joven vampiro Yuy, en una ocasión habían podido dar con el paradero exacto pero cuando llegaron ya habían desaparecido, desde entonces, la energía del Yuy había desaparecido siendo mucho más complicado dar con paradero. Pero por un motivo que desconocían la energía del Yuy había fluctuado varias veces bastante llamativa para después volver a desaparecer, gracias a esas fluctuaciones, lo más seguro que eran debidas a explosiones de furia del vampiro, pudieron ir cercado su paradero hasta llegar a esa vieja cabaña cerca de las tierras de Gundam. Estuvieron vigilando los movimientos de los tres integrantes de esa casa para saber en que momento intervenir, en más de una ocasión estuvieron apunto, pero la presencia de varios vampiros pertenecientes al grupo de Quatre-sama había hecho desistir del ataque, pero ahora las cosas eran diferentes, no había presencia de los vampiros de Quatre-sama y los tres jóvenes se habían separado, pero lo más significativo era que la reciente pelea entre ellos les era una baza muy importante a su favor, si jugaban bien sus carta, podrían persuadir al Yuy para que se fuera con ellos sin necesidad de pelear.
-Sir J, el heredero Yuy a salido de la cabaña y va solo, si me permite decirlo, este es él mejor momento para capturarlo – habló uno de los encapuchados.
-Lo sé, Kaede pero primero quiero divertirme, iremos a por el humano primero, el Señor Odin-sama me encargó llevarle al chico vivo o muerto, si lo interceptamos ahora nos será muy fácil, no tiene ninguna protección y está asustado.
-Sí Sir – le respondió Kaede para desaparecer junto con los demás para aparecer cerca de donde se encontraba Duo llamando a He-chan.
-¿Qui... quienes son? – dijo alarmado y asustado Duo al ver aparecer de la nada a cuatro encapuchados – so... son vampiros de Quatre-sama. No pequeño – habló Sir J, que era el jefe del grupo – no somos vampiros de Quatre para tu desgracia – se burló mientras se acercaba a él – hemos venido a buscar al Yuy y de paso a divertirnos contigo.
-¿Yuy? – dijo desconcertado – si te refieres a He-chan no está se ha marchado, no podréis cogerlo – dijo mostrando una tranquilidad que no poseía.
-Jajaja, eso ya lo sé, pero no tardaremos a dar con él, en cuanto huela tú sangre seguro que aparece.
-¡No vendrá! – exclamó – él se ha marchado para no volver.
-Eso lo veremos – dijo el vampiro sujetando a Duo por la barbilla para mirarlo a la cara – eres bastante hermoso para ser un humano corriente, puedo entender porque él Yuy se ha encaprichado contigo – le comentó mientras le besaba sin esperarlo Duo.
-¡No me toques! – le gritó separándose del vampiro a la vez que le daba una bofetada sin pensarlo.
-¡Cómo te atreves desgraciado! – se lanzó sobre Duo golpeándolo en el estómago y en la cara – te voy a enseñar a tener respeto a tus superiores – gruñó agarrándole del pelo para levantarlo del suelo donde había caído al recibir el golpe – maldito desperdicio humano, no olvides que tú y los tuyos son simples alimentos para nosotros, no lo olvides – volvió a golpearlo en el estómago sacándole todo el aire de los pulmones – no eres nada, no tienes privilegios ni derecho delante de nosotros, eres solo una cadena alimenticia.
-Mal... maldito chupa sangre, - escupió la sangre que se le acumulaba en la boca después de insultarlo – solo eres un asesino sin escrúpulos, tú no eres superior a nadie.
-Si eso piensas te tendré que enseñar lo superior que somos – le cogió del cuello para estamparlo con el árbol más cercano a ellos y antes de que cayera al suelo lo volvió a coger del cuello para atraparlo entre el árbol y el cuerpo del vampiro – jaja, no creo que tú He-chan tarde mucho en llegar – se burló – tú sangre tiene un olor muy atrayente, se puede oler a kilómetros y apuesto lo que sea a que es sumamente dulce – le comentó pasando su lengua por la comisura de los labios de Duo que estaban manchados de sangre – mmmmm, no me equivoque – dijo enseñando sus colmillos – si tarda mucho tu amiguito no podré contenerme, jaja.
-Suéltalo – se oyó una voz a la espalda de ellos – si le tocas un pelo te mataré.
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
No muy lejos de allí Heero seguí corriendo, alejándose cada vez más de lo que antes significaba algo para él, estaba dolido, sentía una fuerte presión en su pecho, la rabia del momento le hizo decir cosa que realmente no sentía. El dolor y la frustración de no poder estar a Duo le había hecho tomar la decisión de alejarse de él para siempre pero el gran amor que también sentía le hacía dudar. De repente algo en el ambiente le alertó haciendo que se detuviera de golpe en su carrera, sentía la presencia de vampiros cerca de la casa, en un principio pensó que se trataría del grupo de su supuesto primo pero al concentrarse más en esa presencia un escalofrío le recorrió todo el cuerpo. No eran del grupo de su primo y lo peor aún, podía apreciar en el ambiente, aunque débilmente, el aroma de la sangre de Duo, sin pensarlo ni un segundo, se dio la vuelto y corrió como alma que lleva al diablo hacia la casa, algo grave estaba pasando, una sola idea pasaba por su cabeza, Duo estaba en gran peligro.
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
-He dicho que lo sueltes – le amenazó.
-¡Tro... Trowa! – gritó sorprendido – márchate, te matarán, huye.
-Deberías hacerle caso a tu amiguito, humano – le dijo el vampiro mostrando sus colmillos.
-No me iré, no te dejaré aquí solo como la última vez – dijo furioso Trowa apretando la escopeta que traía en la mano, había llegado temprano de cazar y a no encontrar a nadie en la casa salió a buscarlos.
-Oooohhhh, que escena más tierna – ironizó el vampiro – el reencuentro de un antiguo amor entre humanos, no es conmovedor chicos – dijo el vampiro que sujetaba a Duo, haciendo una seña a sus hombres que rodearon a Trowa en un segundo – lamentó estropear esta demostración de amor pero tengo asuntos que atender, así que ¡Lárgate! – le gritó a Trowa.
-¡Jamás! – dijo apuntado al vampiro con la escopeta.
-Eso no te ayudará de mucho – y antes que acabara de hablar dos de los tres vampiros que rodeaban a Trowa, con un rápido movimiento le arrebataron el arma y lo tiraron al suelo.
-¡Trowa! – gritó al verlo en el suelo mientras le golpeaban – déjalo ir él no tiene nada que ver con esto.
-Él se lo buscó – le dijo el vampiro – arrggghhhh chilló el vampiro al ver como Duo le había mordido en una mano sin darse cuenta.
-¡Trowa – corrió hacia a él al verse suelto del agarre del vampiro – dejarlo – gritó empujando al vampiro que golpeaba a Trowa. Duo se abrazó a su amigo para protegerlo de los posibles golpes.
-Maldito mortal, ya me cansé de ti y de tus insolencias, te iba perdonar la vida pero ya no – dijo furioso acercándose a él y antes de llegar a donde estaban los chicos en el suelo.
-Aarrrggghhhh – gritaron Kaede, el Sir J, quienes estaban más cerca de los chicos cayendo al suelo varios metros de ellos y sangrando por un brazo y por el lado derecho de sus caras. Una sombra había aparecido de la nada y les había golpeado separándoles de los mortales.
-¡Maldita seas! ¡Muéstrate¡ - grito Sir J a la sombra que se había vuelto a esconder entre la oscuridad de la noche - ¿¡quién demonios eres!?
-Jajaja, vaya, vaya, un poderoso vampiro sorprendido por un principiante. Pensaba que los humanos eran patéticos pero tu y tu gente lo son más.
-¿¡He-chan!? – dijo Duo al reconocer la voz mientras miraba hacia todos los lados para encontrar su presencia – márchate, han venido a por ti, corre – le advirtió asustado.
-Vaya así que eres tú Yuy – dijo levantándose del suelo para acercarse a Duo y a su amigo – has tardado a aparecer, por un momento pensé que ya no te interesaba este mortal – dijo cogiendo a Duo por el cuello para levantarlo del suelo, Trowa intentó evitarlo pero estaba demasiado herido.
-¡Suéltalo desgraciado! – le amenazó Heero.
-Creo que no estás en posición de exigir nada – le apretó el cuello asfixiándolo poco a poco.
-Márchate, cof, cof, - le dijo Duo cayéndole las lágrimas por los ojos.
-Suéltalo – dijo Heero lanzándose al ataque para hacer que soltase a Duo.
Duo fue liberado gracias que Heero pudo golpear a su agresor, cayendo al suelo por la falta de aire. De ahí todo fue muy rápido y confuso, Heero se enzarzó en una pelea con Sir J, se podía apreciar la potencia y velocidad de los golpes habían momentos en que no se les veía. Los ataques de Heero, eran bien contenido por Sir J, que a pesar de ser certeros y precisos siempre lograba bloquearlos, Heero superaba al vampiro en potencia y fuerza pero Sir J, poseía experiencia y técnica.
Durante bastante tiempo estuvieron peleando con gran agresividad y fuerzo, levantaban corrientes de aire que hacía que se elevasen pequeñas piedras y hojas a su alrededor. Se habían hecho varias heridas que sangraban con abundancia y el cansancio comenzaba a afectarles a ambos, tanto Duo como Trowa y los demás vampiros miraban sin intervenir esperando ver quien era el vencedor de la contienda. En unos de los ataques Sir J consiguió herir profundamente a Heero en el pecho, cortado la ropa que llevaba puesta hasta llegar a su piel con las largas uñas en forma de garras, esto hizo caer a Heero al suelo boca arriba, su estado era lamentable, respiraba agitado y con rapidez, tenía varios cortes que sangraban en la cara y varios en el brazo derecho, su ropa estaba rasgada por varias zonas y la herida del pecho no dejaba de sangran. Sir J también estaba bastante herido, tenía una mordedura en su hombro izquierdo y varios cortes más o menos profundos.
Ante el panorama Duo se levantó del lado de Trowa, no podía quedarse quieto mirando como herían a Heero por protegerle, tenía que hacer algo a la desesperada, en el estado en que se encontraba He-chan no duraría mucho, Sir J se posicionaba después del último ataque, para dar el golpe de gracia a Heero al ver que no se movía. Con nerviosismo Duo miró a su alrededor en busca de algo para poder atacar al vampiro, allí cerca de él vio una rama que le podría servir, la recogió del suelo para utilizarla como estaca, era la única posibilidad de ayudarle, sin pensárselo dos veces se lanzó hacia el vampiro que en ese momento estaba desprevenido. No dio tiempo a nada más, solo se escuchó un grito de dolor y un fuerte olor a sangre.
Heero abrió los ojos al notar un cuerpo sobre él, había mantenido los ojos cerrados a causa del dolor que sentía pero al hacerlo se le congeló, el cuerpo que sentía sobre él era el de Duo, tenía su espalda pegada a su pecho completamente tumbado, no se movía, no siquiera parecía respirar, sobre ellos se encontraba Sir J, estaba de rodillas y tumbado casi prácticamente sobre Duo, en la posición en que se encontraba no le permitía ver que hacían las manos de Duo ni las del vampiro, un fuerte olor a sangre le inundó la nariz, la vista del vampiro estaba puesta en Duo y tampoco parecía moverse.
El terror le corrió por el cuerpo, en un movimiento desesperado Heero levantó una de sus piernas y con ella apartó el cuerpo inmóvil del vampiro de Duo, con temor a comprobar que la sangre que olía era de Duo lo giró sobre él quedando Heero sobre Duo y con una rápido movimiento comprobó la supuesta herida mortal.
-He... He-chan, ¿estas bien? – preguntó preocupado al verlo tan alterado.
-¿Estas bien Duo-san? ¿estas herido? – preguntó alarmado mientras le revisaba en busca de alguna herida.
No tuvieron mucho tiempo para seguir hablando, la intervención de Duo había hecho que los demás vampiros se pusieran en alerta, al ver como el mortal había herido a su Sir y con una espartana rama, saltaron a su intercepción para acabar con él se una vez, Trowa tras haber descansado un poco después de la paliza recibida vio como los otros tres vampiro se abalanzaban sobre Duo y Heero, dio una rápida mirada a su lado y con rapidez cogió la escopeta que antes Duo no vio y disparó en la cabeza al vampiro que estaba por atacar a Duo cayendo al suelo muerto.
-Maldita escoria humana – insultó Sir J a Duo mientras se extraía la rama incrustada en su estómago – si crees que con esto acabarás conmigo sueñas. Voy ha acabar contigo de una vez por todas, le llevaré tu cabeza a nuestro Señor Odin-sama.
-Duo a un lado – gritó Heero al ver como Sir J les atacaba de nuevo juntó a los otros dos vampiros.
Heero se interpuso recibiendo el ataque de Sir J, repeliendo el ataque para dirigirse a los otros vampiros, Duo al ver que entorpecía más que ayudaba a Heero se apartó unos metros de ellos, Trowa con dificultad volvió a cargar la escopeta y tras buscar un buen ángulo de tiro volvió a disparar, el primer disparo erró en su blanco, dándole en el brazo a uno de los vampiro pero en el segundo tiro le acertó de lleno en el corazón, solo quedaba dos, Sir J y el otro encapuchado.
El encapuchado se lanzó a atacar a Heero viéndose obligado a concentrarse en la pelea y perdiendo de vista a Sir J. Duo buscó con la mirada a Sir J pero no lo encontró, había desaparecido y se giró para observar a Trowa, estaba tumbado en el suelo boca arriba y parecía que respiraba agitadamente mientras se sujetaba la zona baja de las costillas, al no presentir peligro se acercó a Trowa pero antes de llegar noto como algo le sujetaba fuertemente de la trenza estirando de ella para que retrocediera chocando contra el cuerpo de alguien, al girarse vio con horror que se trataba de Sir J, que le había cogido desprevenido.
-Ahora no podrás escapar de mí – le amenazó cogiéndole del cuello con el brazo estirado – voy a matarte y nadie podrá salvarte – dijo lleno de ira, con los ojos inyectados en sangre y mostrando sus colmillos.
-Podrás matarme, cof, cof – tosió Duo por la falta de aire – pero jamás te llevarás a He-chan.
-Eso ya lo veremos – sonrió con una sonrisa malévola, preparándose para atacar a trenzado.
-Duuuuuuuooooooooooooo!!!!!!!!!!!!!!!!! – gritó Trowa al ver como el vampiro iba a matarlo.
-Aaaaaaaaaaarrrrrrrrrrrrrrgggggggggggghhhhhhhhhhhhh – se oyó un grito de dolor.
Duo no sentía nada, no oía nada, se sentía extraño, solo una presión en su pecho, él siempre había pensado que la muerte sería más dolorosa, pasaron varios segundos que le parecieron horas, de golpe unas voces se comenzaron a escucharse a lo lejos, no podía ver nada, algo se lo impedía. Las voces que eran lejanas se fueron haciendo más nítidas, primero reconoció la voz asustada y nerviosa de Trowa, también reconoció la voz del vampiro que le atacó, pero esas no eran las únicas voces que oía, un grupo de personas se acercaron hacia donde él se encontraba, no sabía bien quienes eran pero una de esas voces se le hacía conocida. Intentó moverse pero en un principio no lo consiguió, después de varios intentos consiguió poder sentarse y llevarse las manos a la cara, con alarma descubrió que lo que le impedía ver era una viscosidad que le manchaba la cara, se obligó a forzar la vista para poder enfocar lo que tenía delante y poco a poco lo consiguió para después se arrepintió de haber recuperado la vista.
A unos metros escasos de él Heero estaba tendido en el suelo cubierto de sangre, junto a él, Sir J estaba de pie con la mirada sorprendida mientras se miraba el brazo que había utilizado para atacar al humano lleno de sangre, con una simple mirada comprendió lo ocurrido, Heero se había interpuesto entre él y el vampiro, recibiendo de lleno el ataque del brazo del vampiro que se incrustó en su pecho atravesándole, no sabía como había podido moverse con tanta velocidad, hacía un segundo estaba luchando con el encapuchado y ahora estaba tumbado en el suelo desangrándose.
-¡¡¡¡Noooooooooooo, He-chan!!!!! – gritó aterrorizado acercándose al cuerpo de Heero para abrazarlo – noooo He-chan, nooo, no te mueras, no me dejes – lloraba.
-Maldito seas – gritó el vampiro – esto no tenía que ocurrir – le dijo molesto mientras se limpiaba el brazo de sangre de Heero.
-¡Cállate! Esto es tu culpa, él... él no tenía que morir, He-chan abre los ojos por favor, dime algo lo que sea – le suplicaba mientras le abrazaba.
-No lo toques – se oyó otra voz a su espalda – está lleno de sangre, no debes tocas su sangre.
-¡Quatre-sama!- le llamó al reconocerlo – dijistes que vendrías cuando hubiese peligro – dijo llorando desconsoladamente - ¿por qué no has venido, snif? He-chan... He-chan esta...
-Tranquilo apártate- le pidió Quatre – no debes tener contacto con su sangre.
-No me importa – se aferró más abrazándolo – no puede morir, ayúdalo – le volvió a suplicar.
-Duo por favor apártate – le obligó a depararse del cuerpo inconsciente de Heero – Zech – llamó a uno de los encapuchados que venían con él – encárgate de Duo, que no es acerque a Heero, Hilde, tú encárgate del otro mortal.
-Sí Quatre-sama – dijeron los dos encapuchados mientras se dirigían hacia los jóvenes.
-Treize y Relena, encargaros de Sir J y Kaede, llevarlos al castillo Yuy, luego me encargaré de ellos.
-Sí, Quatre-sama – dijeron los dos.
Pasaron unos minutos y Quatre-sama seguía revisando a Heero, le dio de beber una ampollita que traía consigo y le tapó la herida con parte de la camisa rota que llevaba Heero.
-Quatre-sama – le llamó Duo que estaba sujeto por un joven de cabellera rubia al descubrirse – He-chan esta... – no se atrevió a preguntar.
-Tranquilo precioso – le respondió Quatre – sobrevivirá pero esta vez ha estado muy cerca de morir, un centímetro más a la derecha y le abría atravesado el corazón.
-¿Por qué no has aparecido antes? Me dijistes que nos vigilarías – le dijo con rabia.
-Tuvimos problemas – dijo Quatre mirándole – el grupo que está a favor de la maldición también nos tenían vigilados, nos mandaron a una emboscada por eso no pudimos llegar a tiempo, Sir J y su grupo quiere impedir que Heero cumpla con su destino.
-Eso es injusto, He-chan no tiene por que cargar con una maldición que no le incumbe.
-Si le incumbe, tú no puedes entenderlo, nuestra forma de vida no es tan fácil y sencilla como piensas, no conoces todos las detallas para juzgarnos, Heero es la clave para que todo esto acabe y podamos vivir en paz, es su deber y él lo sabe, llevamos cientos de años esperando este momento y por fin ha llegado, puede que te resulte difícil de creer y esto es así y así debemos aceptarlo, tú, yo y él.
-Pero...
-No Duo, esta vez no hay peros, te lo advertí, no puedes hacer nada para cambiar las cosas, será mejor que me lleve a Heero, si se queda más tiempo entre los humanos lo más seguro es que muera.
-No puedes llevártelo – lloraba desconsolado mientras era sujetado por Zech – es mi responsabilidad, yo tengo que estar con él.
-Eso es imposible – le dijo levantándose del suelo con Heero en sus brazos inconsciente – ya no tienes que preocuparte por él, ahora es mi responsabilidad, yo me cuidaré de él.
-No por favor no te lo lleves – forcejeaba para soltarse del agarre de rubio de pelo largo.
-No insitas le habló por primera vez el rubio que le sujetaba – sé lo que sientes, pero si realmente te importa deberás dejar que se venga con nosotros.
-¡No! No lo entiendes, yo... – intentó recriminarlo -¿quién me dice que no le haréis daño?.
-Nosotros somos de fiar y lo sabes – habló Zech.
-Si hubiéramos querido matar a Heero o a vosotros – se oyó la voz de la mujer que ayudaba a caminar a Trowa mientras se acercaban a ellos – te aseguro que ya estarías muertos hace meses.
-Cof, cof, Duo – le dijo Trowa- ellos tienen razón, si nos volvieran a atacar eso vampiro no tendríamos ninguna posibilidad, cof, cof.
-Pero yo... – dijo tristemente – yo... YO LE AMO – confesó ante la mirada sorprendida de todo menos de Quatre.
-Jeje – se rió el rubio que sujetaba a Heero – me lo imaginaba, pero eso por ahora es imposible, quiero decir... sabía que estabas enamorado de Heero y Heero también está enamorado de ti, pero sois diferentes, sois de dos mundos incompatibles.
-Eso no me importa, solo deseo estar junto a él.
-Ya te he dicho que eso es imposible, Heero tiene una misión que cumplir, me temo que os tendréis que separar, ya te lo advertí, si le amas como dices tendrás de aceptar su destino, cuando despierte será mejor que piense que no tiene posibilidad contigo, si supiera de tus sentimientos se vería imposibilitado a cumplir con su papel.
-Eso es injusto, no me puedes pedir que le abandone, snif...
-Sé que es duro, pero con el tiempo lo entenderás.
-Me es muy difícil...
-No estarás solo – le dijo el vampiro – piensa que tienes gente a tú alrededor – le mirando a Trowa que permanecía callado sin atreverse a intervenir, podía comprender el dolor de separarse de un ser amado– el te ayudará a olvidarle, es lo mejor para ti y para Heero.
-No lo sé – dijo mirando con tristeza a Trowa y luego a Heero.
-Nos tenemos que ir – dijo Quatre, tenemos que atender a Heero como se debe dijo dándose la vuelta para marcharse.
-¡Espera!- dijo antes de que se marchara – dime que evitarás que Heero se convierta en un asesino, no permitas que se destruya lo bueno que hay en él – le dijo acercándose a él ya que Zech lo había soltado.
-No te preocupes, no ocurrirá.
-Prométemelo – le rogó estando ya a su lado mientras le miraba el rostro sereno – si no lo haces no dejaré que te lo lleves – le habló sin poder contener las lágrimas.
-Te lo prometo – le respondió con una sonrisa.
-De acuerdo, ¿puedo despedirme? – dijo nervioso Duo, al ver como asentía se acercó a Heero depositando un dulce beso en sus labios – cuídate mi amor – le susurró para luego separase de él.
-Te acompañaremos a la casa y e paso recogeremos las cosa de Heero – comentó Quatre.
Al cabo de unos minutos ya estaban en la casa, Relena y Zech hacía rato que se habían marchado al castillo Yuy, a Trowa lo acostaron en la cama con la ayuda de Hilde, Duo fue a buscar las vendas y los desinfectantes para curar a Trowa, mientras tanto Zech se dedicó a recoger todas las pertenencias que encontró de Heero metiéndolas dentro de un bolso.
Cuando ya lo tuvieron todo se despidieron de Duo y Trowa y se dirigieron al castillo Yuy.
En la casa todo era silencio, se sentían algo incómodos Trowa por la nueva situación en que se quedaban los dos y Duo por la confesión de sus sentimientos sin haberse dado cuento del daño que había podido ocasionar a su amigo.
Durante varios minutos Duo estuvo curando a Trowa, le retiró la camisa rota y los pantalones para poder limpiar las heridas y los golpes de su cuerpo, después le recostó y salió hacia el baño para lavarse.
-Duo – llamó Trowa al trenzado antes de salir de la habitación - ¿estas bien?.
-Sí, no te preocupes, voy a lavarme un poco, prepararé algo para comer, tú mientras tanto descansa, tienes un par de costillas rotas, no te conviene moverte mucho.
-No te preocupes por eso Duo, solo quiero sabes ¿cómo estas? – le preguntó.
-Para serte sincero te diré que no muy bien, siento que te enteraras de mis sentimientos de esta manera... lo siento... supongo que pensarás que estoy loco o incluso que soy despreciable por sentir esto por un vampiro pero...
-No digas tonterías Duo, no eres despreciable ni mucho menos, hace tiempo que descubrí que al corazón no se le puede mandar, además ya me imaginaba algo parecido, no tienes porque sentirte mal por ello.
-Trowa... – le llamó antes de salir de la habitación – perdóname si he herido tus sentimientos, no era mi intención, siempre has sido muy sincero con respecto tus sentimientos hacia mí y no lo he sido...
-No importa Duo.
-Sí, si que importa, sabía lo que sentía por He-chan y no tuve el valor de admitirlo, espero que algún día puedas perdonarme.
-No tengo que perdonarte nada, sé que ha sido difícil admitirlo a mí me paso algo parecido, cuando yo me di cuenta de lo que sentía por ti no quise aceptarlo, estar enamorado de otro hombre a muchos no les parece bien y si además es vampiro imagino lo que sentías.
-Si pero eso no me dio derecho a no decirte la verdad, eres mi amigo – se regañó a sí mismo.
-Eso ya no importa, lo importante ahora eres tú, no puedo ser el sustituto de Heero y sé que no podrás olvidarlo fácilmente ni pretendo que lo hagas pero si me lo permites intentaré hacerte feliz, quiero que sepas que aunque ha pasado todo esto mis sentimientos por ti no han cambiado.
-Gracias... –le sonrió como agradecimiento – te lo agradezco pero ahora no tengo ánimos de intentar ninguna relación, lo siento.
-Lo sé y no te pido nada, solo que no quiero que te cierres a ninguna relación en el futuro, no me importa que sea otro quien te haga feliz, siempre y cuando seas feliz.
-Gracias eres un gran amigo, ahora si me lo permites me iré a bañar.
Duo después de la conversación salió a prepararse un baño, se desnudo y se metió en la bañera, estuvo más de una hora en el agua intentando relajarse, dejar de pensar en lo ocurrido pero le fue imposible, sin poder evitarlo rompió a llorar mientras se abrazaba a sí mismo, se sentía solo, por primera vez se sintió desamparado, deseaba ver a He-chan, deseaba que le abrazara y le acariciaba, no sabía que iba a ocurrir de ahora en adelante y eso le asustaba. Después de bañarse se cambio de ropa y salió a preparar la comida, al entrar de nuevo a la habitación de Trowa, lo encontró dormido, para no despertarlo puso la bandeja de la comida sobre la mesita de noche y regresó al comedor para sentarse en la mesa para comer pero no probó bocado, su vista se había fijado en la puerta que había sido la habitación de Heero, quería entrar pero no se atrevía, después de pensárselo mucho se lleno de valor y entró, los pocos muebles que habían hacían que pareciese mucho más vacía, aún conservaba su olor, con pasos lentos se dirigió hacia su cama y se recostó en ella, deseaba poder sentir su calor, se apoyó en su almohada para respirar el olor que aún permanecía en ella y se abrazó fuertemente para volver a llorar pero con más intensidad acallado sus gemidos en la almohada para que Trowa no le escuchara, así estuvo varias horas hasta que el cansancio y la angustia le venció y se quedó dormido.
Al medio día se despertaron los dos, Duo se dedicó a curar y a revisar las heridas de Trowa y le preparaba la comida, los primeros días fueron tranquilos, se intentaba no tocar cualquier tema relacionado con Heero o los vampiros. La vida se volvió monótona y la tristeza de Duo se hacía cada vez más notoria, no hablaba mucho y reía, desde que Heero se marchó Duo decidió dormir en su habitación.
Duo se estaba derrumbado por momentos había dejado de comer, Trowa decidió que tenía que hacer algo o Duo acabaría enfermo o algo pero, cuanto se recupero de la fractura de las costillas y pudo levantarse de la cama, preparó todas las cosa de ellos para marcharse de allí, Trowa habló con Duo para convencerlo, le costó mucho pero lo consiguió, le hizo ver que si se quedaba en aquella casa junto con todos los recuerdos de Heero en ella, jamás lo superaría.
Al día siguiente de se dirigirían de regreso a tierras de Gundam, en concreto al poblado donde se criaron y vivieron felices antes del ataque. Un nuevo cambio de aires les iría bien a ambos.
Un día de viaje en la carreta y el poblado Gundam ya estaba a la vista, era temprano y en el pueblo ya se veía la actividad cuotidiana de una aldea, al entrar en el poblado las gentes que se acercaron a ellos vieron sorprendidos como el joven que hacía casi cuatro años en busca de su amigo regresaba con su palabra cumplida.
Duo agradeció las muestras de cariño que recibió del pueblo, a pesar de los años transcurridos la gente no le había olvidado, parecía que parte de esa felicidad perdida en la mirada de Duo había regresado, al menos momentariamente. Se instalaron en la casa de Trowa ya que no quería dejarlo solo, le preparó el cuarto de invitados para que tuviera privacidad y no se sintiera presionado por compartir casa con él. Los primeros días fueron de adaptación a la nueva vida, Trowa regresó a su antiguo trabajo como herrero y a Duo le consiguió un trabajo en la posada del pueblo para que estuviera entretenido y no tuviera mucho tiempo para pensar. Poco a poco la normalidad en sus vidas fue llegando, aunque más de una noche Trowa oyera como lloraba Duo en su habitación. Entre el trabajo que le mantenían ocupado y las muestras de cariño que recibía de la gente del pueblo Duo se recuperaba lentamente.
Los días pasaron, después las semanas y luego los meses, a pesar de las apariencias Duo no olvidó a Heero y Trowa lo sabía pero la necesidad de cariño hizo que se acercara a Trowa. Trowa siempre le estuvo apoyando en todo momento, le dio su cariño, le hizo compañía cuando no quería estar con nadie, le aguantó sus berrinches caprichos y sus cambios de humor, pero eso y por todo quiso darle una oportunidad, no podría olvidad a Heero pero al menos intentaría querer a Trowa.
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
En el Castillo Yuy, estaban todo expectantes a la llegada del heredero Yuy, tenían órdenes de tenerlo todo preparado para su llegada. Los primeros en llegar al Castillo fueron Treize y Relena escoltado a Sir J y Kaede fueron conducidos a uno de los salones para retenerlos hasta la llegada de Quatre- sama para interrogarlos. Los habían aislado de los demás miembros del Clan y puestos bajo vigilancia. Al cabo de unas horas llegaron Sir Zech y Lady Hilde acompañados por Quatre-sama y un mal herido Heero. Enseguida lo llevaron a sus aposentos para curarlo y asearlo antes de que despertara, Quatre-sama dio órdenes de no molestarlo bajo ningún concepto y de que le avisaran en cuanto despertara.
Después de dar las órdenes pertinentes se dirigió al salón donde tenían retenido a los vampiros causantes del ataque de Yuy.
-¿Y bien? – preguntó Quatre al entrar al salón junto a Zech y Hilde y viendo como Sir J y Kaede le levantaban haciendo una leve reverencia -¿se puede saber porque atacáistes a Yuy y a los mortales.
-No los atacamos Quatre-sama – respondió Kaede para defenderse – estábamos de vigilancia, nos habían informado que el joven Yuy podía estar por la zona, solo quisimos cerciorarnos pero al toparnos que esos mortales, Yuy nos atacó sin motivo.
-¿Me estáis diciendo que fue Yuy quien atacó primero? – preguntó sorprendido pero sin creerse ni una palabra.
-Sabemos lo importante que es el heredero Yuy para nosotros – habló Sir J por primera vez – jamás intentaríamos algo en su contra, lo ocurrido esta noche fue un grave malentendido y debido a ello el heredero Yuy salió herido.
-¿Entonces no sabréis nada ni tenéis nada que ver con la organización Oz? – preguntó sin tapujos.
-No Quatre-sama, solo sabemos que miembros de nuestro Clan apoyan a esta organización – comento Sir J – y que buscan la manera para que la maldición de nuestra sangre siga intacta.
-Cómo sabréis el Clan Yuy está dividido sobre este tema, están los que están a favor de la maldición como la organización Oz y los que estamos en contra, como los seguidores de Yuy, durante todo este tiempo ambas partes implicadas coexistían sin problema ya que la llegada del heredero destinado a romper la maldición no había aparecido, pero ahora las cosas habían cambiado – hablaba Quatre con seriedad – a partir de hoy estos bandos deberán tomar conciencia de la situación, cada uno de nosotros deberá elegir el bando por el cual luchará, por eso quiero que hables con el cabecilla de la organización Oz y adviertas que si vuelven a intentar algo tan estúpido como lo de hoy iré y les mataré personalmente, a él y a sus sanguijuelas, ¿entendido? – gritó molesto.
-Pero Quatre-sama nosotros no tenemos nada que ver con el Seño O... – habló Kaede preocupado ante la furia de despedía el hasta ahora cabeza del Clan.
-¡Cállate! – le interrumpió Sir J al ver como por poco delataba a su Señor.
-No te preocupes Sir J, no soy tan bala como me crees, hasta ahora he permitido que hicieras todo lo que querías, no he intervenido en tus encuentros con los Oz dentro de este mismo castillo, he pasado por alto el que sobornes a miembros del Clan para que te ayuden en tu misión en buscar aliados para Oz – dijo mirando la cara sorprendida de Sir J – ¿te sorprende que lo sepa y que no haya hecho nada para impedirlo?, no me creas tan iluso Sir J – dijo avanzado hacia él – si te he dejado manga ancha a sido porque eres un incompetente – le amenazó a uno pasos de él – eres tan evidente en tus actuaciones y tan predecible que sin darte cuenta nos has facilitado gran información de los movimientos de Oz que si las circunstancias hubieran sido otras jamás hubiéramos podido descubrir, jeje.
-¿Qué pasa Sir J? ¿No te vas a defender de las acusaciones de Quatre-sama? – se burló Zech acercándose también al vampiro.
-Malditos – dijo furioso Sir J.
-Ahora lárgate de aquí y cuéntaselo todo a Señor Odin – le aconsejó Quatre – ah! Una cosa más Sir J, quiero que sepas que te dejo vivo porque me interesa que le vaya a informar a Odin sobre lo que sabemos y dile también que tienes dos semanas para sacar a todas sus sanguijuelas del castillo, si no lo hace le mandaré sus cabezas en bandejas de plata, ¿queda claro?
-Sí, queda claro – gruñó Sir J.
-¡Dónde queda tu respeto y tus modales al cabeza del Clan! – le gritó Zech golpeándole con el puño en la cara a Sir J – muestra tus respetos, aún estas bajo su techo – le ordenó.
-Lo siento Quatre-sama, no volverá a ocurrir – dijo tragándose su orgullo haciendo una reverencia.
-Puedes irte – le contestó Quatre – ya sabes lo que tienes que hacer.
-Quatre-sama, con su permiso – se despidió Kaede haciendo una reverencia
En cuanto se marcharon Quatre junto a Zech y a Hilde se sentaron en el cómodo sofá mientras observaba la chimenea encendida delante de ello, estaban en uno de los salones principales del castillo en la planta baja, era muy amplio decorado con gran exquisitez, a simple vista se veían unos grandes ventanales cubiertos por gruesas cortinas de color rojas con adornas en negro, a un lado del salón, en la parte izquierda frente los ventanales, estaba una gran mesa rectangular de cristal rodeada por doce sillas talladas en fina madera lacada en negro igual que los pies de la mesa que descansaban sobre una espléndida alfombra persa de colores oscuros. En la pared de la derecha se encontraba una gran librería con cientos de libros de diferentes colores y tamaños que sería la delicia de cualquier aficionado a la lectura, frente a ésta habían varios sillones de suaves telas negras, donde en estos momentos descansaba Quatre, Zech y Hilde conversando animadamente bebiendo el elixir de la vida sobre finas copas del cristal que descansaban sobre una pequeña mesita frente a la chimenea.
Sabían que a partir de ahora tenían en las manos el destino de su raza, debían convencer a Heero para que se implicara en ello, cada uno tenía sus propias razones para hacerlo y si querían conseguir sus metas deberían luchar ferozmente por ellas.
Las cartas estaban sobre la mesa, los involucrados al descubierto, solo debían saber como jugarlas para ganar su mano. Tan solo les quedaba preparar a Heero, darle todos los conocimientos sobre su raza y sus poderes, para lo que vendría y localizar la segunda parte imprescindible en la maldición.
Cada uno se encargaría de enseñarle y prepararle, Zech le enseñaría todo lo referente a técnicas de lucha y combate, Hilde se encargaría en enseñarle el uso de su poder y sobre la magia que poseía su raza y Quatre le enseñaría todo sobre la maldición y los conocimientos e historia de su pueblo, desde los inicios hasta el día de hoy.
Así estuvieron hablando hasta el amanecer preparando la estrategia a seguir ante un inminente enfrentamiento contra la organización Oz, la guerra ya estaba declarada solo faltaba saber cuando y quien la empezaría.
Solo tenían una cosa en mente, fuera como fuera debían acabar con la maldición, una profecía que desde la infancia se les habían enseñado e inculcado para que cuando llegase el momento supieran como enfrentarse a ella, esas palabras que aunque quisieran no podrían sacar de sus mentes.
"Solo aquel marcado como el elegido podrá liberar a su gente de la maldición eterna. Solo cuando lo mortal desee entregarse a lo inmortal y lo inmortal desee entregarse a lo mortal se podrá romper el maleficio. El elegido deberá encontrar a su alma gemela que le esperara, reencarnación tras reencarnación, en el valle Gundam hasta que vuelvan a encontrarse antes del año del Dragón"
Año 125 A.D.
Continuará...
chipita@eresmas.com
Advertencias: Escenas: Angs., Lemon, Yaoi., según capítulos.
Notas: Este es mi segundo fics, es un poco más cruel y violento que el anterior que el anterior.
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
Yo te protegeré
La tensión reinaba en el ambiente, las cuatro imponentes sombras encapuchadas de notaban intranquilas y el tiempo se les acababa, a lo lejos que le apreciaban los gritos de una muchedumbre furiosa, reclamando la vida del supuesto vampiro asesino.
-Y bien... no hay mucho tiempo Heero, la gente del pueblo se acerca – comentó impaciente – si vienes con nosotros tendrás todas tus respuestas.
-Yo... – titubeó Heero mirando al Duo que lo observaba con pena – si te dijera que no me interesa tus respuestas te mentiría pero... Duo es mi familia ahora y no pienso separarme de él aunque eso represente no saber todo sobre mi.
-No seas baka Heero, si te quedas te pondrás en peligro y a ellos también – dijo señalando a Trowa y a Duo.
-Ya lo has oído – interrumpió Trowa acercándose al vampiro a uno pasos de distancia – así que lárgate y déjanos en paz.
-No, no, no... no deberías hablarme así – dijo el vampiro con aparente tranquilidad mientras se acercaba más al de ojos verdes – no entiendo porque te pones de su lado, si Heero se viene conmigo, tendrás a tu trenzado para ti solo, ¿no es lo que deseas? – le dijo sujetándole de la barbilla para que le mirase a los ojos.
-No me toques – le empujó para apartase de él – Heero a decidido quedarse.
-Vaya además de ser atractivo y deseable tienes valor y carácter, eso me gusta – le dijo volviéndose a acercar a él – tú nombre es Trowa, ¿verdad?
-Aléjate de mí y de ellos – le amenazó – o sino...
-A si no. ¿qué? – se burló cogiéndole de nuevo de la cara – que me vas ha hacer encanto – le susurró para después sin previo aviso le beso de manera apasionada.
-Desgraciado – le chilló mientras le daba un puñetazo en la cara del vampiro.
-No vuelvas ni siquiera a intentarlo – gruño furioso mientras que con un movimiento rápido atrapo a Trowa contra la carreta y el cuerpo del vampiro, quedando Trowa de espalda al vampiro con los brazos sujetados por un brazo del vampiro mientras que con la otra mano le agarraba del cuello.
-¡Trowa! – gritó asustado Duo corriendo hacia ellos, al ver el ataque del joven vampiro – suéltale – pero antes de llegar hacia ellos Heero le detiene.
-No te acerques Duo – le sugirió Heero.
-No vuelvas a ponerme una mano encima – le amenazó el vampiro apretando su cuerpo más contra el de Trowa – por esta vez te perdono la vida y no habrá una próxima vez – le dijo al oído mientras le lamía la oreja donde le había susurrado – tienes suerte que tengo prisa porque sino te enseñaría quien manda aquí.
-Suéltame – le exigió a pesar del miedo que sentía pero no se lo haría notar. Cuando sintió sobre su oreja la lengua caliente del vampiro junto al roce de los afilados colmillos un escalofrío le recorrió por todo el cuerpo, a pesar del miedo, pudo apreciar como su cuerpo de una manera asombrosa respondía al contacto osado del vampiro.
-Tú no puedes darme órdenes – dijo apretando más el cuerpo hasta desaparecer la distancia entre ellos – me gustas, me gustas mucho, creo que un día de estos te buscaré para terminar lo de hoy – se restregó sobre el cuerpo apresado entre sus brazos.
-Suéltame te he dicho porque si no... – le exigió pero sus palabras murieron en su boca al notar como cierta parte endurecida del vampiro se restregaba contra su trasero.
-¿Qué te pasa, se te han acabado las amenazas? – se burló al notar la reacción del joven – puedo percibir de tu cuerpo que no te desagradan del todo mis atenciones – dijo al deslizar la mano del cuello de Trowa hasta su entrepierna que empezaba a dar señales de vida.
-No me toques – gritó empujando fuerte y de manera sorpresiva al vampiro rompiendo todo contacto con su cuerpo.
-Jajajaj – se reía al ver el bochorno que pasaba el de ojos verdes por lo que acabada de pasar – eres un amor, jaja, pero como te dije – le comentó dándole la espalda y dirigiéndose ahora hacia Heero – vendré para acabar lo que hoy hemos empezado, jaja. Bueno Heero veo que has tomado una decisión y por ahora la respetaré, cuídate primito y Duo – le miró – disfruta del tiempo que te queda, sabes tan bien como yo que no podrás protegerle como piensas.
-No me lo quitarás, ni tú ni nadie – le amenazó Duo haciéndole cara – él es mío, quiero decir... que... su madre me lo encargó a mí porque no se fiaba de su familia.
-Lo sé, para esa época yo ni los míos no estábamos en el castillo, por lo que yo no pude hacerme cargo del pequeño Heero. – le contó.
-No puedo creerte, no me fío de gente como tú.
-Bueno como quieras, pero una cosa más – le dijo acercándose a Duo para susurrarle al oído – lo que quiero que sepas una cosa, Heero te aprecia demasiado, se dejaría matar por ti – notó como Duo se tensaba al oírlo – si de verdad quieres protegerlo, cuando llegue el momento deberás abandonarlo, tendrá que sentir que le has traicionado, para que él se separe de ti, de otra manera jamás se separaría de tu lado.
-Yo no podré – murmuró.
-Cuando llegue el momento podrás – le sonrió y se separó de él. Bueno me voy espero que todo salga bien, os estaremos vigilando – dijo dándose la vuelta para marcharse – marcharos antes de que lleguen los del pueblo y a donde valláis no levantéis mucho la atención, los enemigos del clan también os buscan.
-¿Cómo te llamas? – preguntó Duo al vampiro antes de que éste desapareciera – es... es para buscarte en caso de peligro – dijo en voz baja.
-Je, mi nombre es Quatre, Quatre Winner Yuy y soy primo de Heero, en caso de peligro no te preocupes acudiré antes de que tengas que buscarme – dijo sonriendo mientras desaparecía entre las sobras.
-Debemos marcharnos – dijo Trowa aún un poco agitado – se acercan.
-Si subamos a la carreta – comentó Heero. Todos estaban en cierta manera preocupados por lo que habían descubierto y sin perder más tiempo emprendieron la marcha hacia las tierras próximas al territorio Gundam.
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
Durante toda la noche estuvieron viajando en silencio, cada uno pensaba en lo que había ocurrido, Trowa no entendía porque su cuerpo había respondido a las caricias de ese vampiro, por otro lado Heero estaba preocupado al descubrir que otros vampiros iban detrás de él y de Duo y por último Duo no paraba de dar vueltas a las palabras de vampiro Quatre algo dentro de él sabía que le había dicho la verdad, pronto se tendría que separar de He- chan y le dolía en el alma, por mucho que deseara y por mucho que quisiera no podría proteger a He-chan del ataque de otros vampiros aunque una vez lo consiguió.
Durante el viaje se detuvieron para comer algo y descansar, no tardaron mucho en encontrar el poblado al que se dirigían, estaba situado en el valle cercano a las tierras de Gundam, era un pueblo tranquilo y no muy grande al entrar buscaron una posada para descansar por ese día que faltaba pocas horas para el amanecer, mientras Heero y Duo se alojaban en la posada Trowa salió para buscar una posible casa para alquilar y poder establecerse con mayor comodidad. Al principio le costó bastante ya que al ser forastero nadie quería alquilarle una pero después de hablar con varias personas y tras convencer de sus buenas intenciones Trowa pudo alquilar una vieja casita a las afueras del poblado, tenía dos habitaciones, un pequeño baño y un comedor con una pequeña cocina que hacía también de estufa para el invierno. Antes de volver a la posada Trowa fue a ver la casita y a dejar las pocas pertenencias de ellos para luego regresar con Shinigami a la posada.
Cuando llegó Duo y Heero estaban ya dormidos abrazados en la cama, se les podía notar la preocupación en sus caras, con cuidado y sin hacer ruido se lavó antes de acostarse en la otra cama que había al lado de la de Duo y Heero que estaba vacía. Tan pronto como se acostó se quedó dormido.
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
En el castillo Yuy, en unos de los despachos de los cabezas del Clan.
-Habéis encontrado rastro del joven Yuy – se oyó una voz ronca de hombre joven sentado detrás de un lujoso escritorio iluminado por unos candelabros, que se dirigía a unos encapuchados.
-No mi señor Odin – habló uno de los encapuchados que se encontraba arrodillado delante de la mesa del gran despacho en la semi penumbra– registramos la cabaña y no había rastros de él o del joven que le acompaña la cabaña había sido registrada por alguien más, estaban los muebles rotos y todo tirado por el suelo.
-Je me imagino que las gentes del pueblo se habrán enterado que el joven Yuy es un vampiro y fueron a acabar con él, pero dudo pudieran encontrarlo a tiempo.
-Señor Odin, hay algo más que debería saber – le comentó con cierto temor – sabemos por fuentes certeras que el joven Quatre Winner a podido contactar con el joven Yuy.
-¿¡Que!? – gritó furioso levantándose de golpe del sillón del escritorio – como es posible que él haya dado con Yuy y nosotros no.
-No lo sabemos señor, pero sabemos que no está con el joven Winner.
-Salir de inmediato a buscarlo, quiero la cabeza de Yuy de inmediato, me da igual lo que tengáis que hacer, lo quiero muerto.
-Mi señor Odin – interrumpió la voz de una joven que apareció detrás del escritorio junto al gran ventanal cubierto de gruesas cortinas que impedían entrar la luz del Sol – si me permite una sugerencia, creo que no seria conveniente eliminara Yuy, él es un vampiro muy poderoso aunque aún no lo sepa.
-¿Y que sugieres, preciosa Relena? – le preguntó sonriéndola mientras se acercaba a la joven vampira – sabes que debemos evitar que nuestra maldición, según algunos dicen, se rompa – le acarició la mejilla.
-Sugiero que convenzamos a Yuy para que se nos una – le respondió.
-¿Y como piensas hacerlo? Yuy no es tonto y lo más seguro es piense como sus estúpidos padres.
-Tengo entendido que Yuy aprecia mucho a un joven llamado Duo.
-A sí es – le corroboró.
-Pues lo único que tenemos que hacer es hacer que ese joven lo traicione, tenemos que romper esa unión que hay entre los dos – dijo con malicia.
-Creo que puede funcionar, si los mismos humanos acaban con ese chico, Yuy odiará a los humanos y entonces no querrá saber nada de la maldición, jajaja puede resultar interesante – se rió el joven vampiro.
-Si me lo permite mi Señor Odin, yo me encargaré de Heero, haré que se nos una y sus hombres deberán encargarse del humano – le comentó la vampira.
-De acuerdo, déjame el asunto del humano a mí – le dijo mientras la abrazaba – además para que la maldición se cumpla tenemos que dar con las dos partes implicadas, mientras me encargo del joven ese, una sección de mis hombres se dedicarán a buscar al humano implicado que es parte de la maldición, si lo destruimos no me veré en la necesidad de matar a Yuy, ya que vivo nos será de más ayuda.
-Claro que sí mi Señor Odin, tiene toda la razón, como siempre – le sonrió coqueta – me podré a buscar a Yuy enseguida.
-Bien echo, eres una mujer muy astuta, me gustan las mujeres que saben lo que les convienen, si todo sale como es debido que compensaré por tus servicios – le dijo seductoramente.
-No es necesario, me conformo con servirle mi Señor.
-No te hagas la desinteresada querida, que no te va, sé lo que te interesa y si cumples te lo daré, eres ambiciosa pero no me creas estúpido – le dijo soltando el abrazo – ahora ve y mantenme informado.
-Si mi Señor – dio retirándose del despacho.
-Ya habéis oído, ir a buscar al humano de la maldición y traerme a ese tal Duo, vivo o muerto.
-¡Sí Señor! – gritaron las sombras encapuchadas que permanecían en el despacho y luego desaparecieron.
-Jaja, - se rió Odin mientras observaba la copa de sangre fresca, que sostenía en su mano mientras se acomodaba sobre el sillón del escritorio – muy pronto, muy pronto no habrá nadie que evite ser él más poderoso de los vampiros, si la maldición de nuestra raza queda intacta mis poderes serán lo suficientemente poderosos para gobernar todas las tierras, nada ni nadie podrá derrotarme, jajaja, envolveré el mundo de una oscuridad eterna, jeje y dispondré de todos los humanos a mi antojo, jajaja, se acabó el racionar las víctimas, seré el dueño de todo, jajaja.
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
El primero en despertar fue Trowa, a pesar de haber dormido poco se levantó viendo que Duo y Heero aún seguían dormidos o al menos eso pensaba, con cuidado se levantó para recoger su ropa y vestirse.
-Ummm, Trowa – le llamó Duo medio dormido con un Heero apoyado en su pecho – ¿te le levantas ya? – preguntó adormilado.
-¿Te he despertado, Duo? lo siento – se disculpó.
-No tranquilo ya estaba medio despierto – le sonrió – ¿a donde vas?, aún es de día.
-Lo sé, pero tengo que ir por provisiones y luego tengo que ir a pagar la pensión antes de irnos.
-Tienes razón, ¿quieres que te acompañe? – se ofreció frotándose los ojos con sueño.
-No tú descansa, yo me encargaré de eso – le sonrió mientras se ponía los pantalones.
-Antes de irte podrías llenarme la bañera, me gustaría tomar un baño antes de irnos – le pidió con una sonrisa.
-Claro, ahora mismo te lo preparo – le dijo acercándose a él para darle un beso en la frente.
Mientras Trowa le preparaba el baño, Duo se quedó en la cama observando a Heero como dormía, con cuidado le acariciaba el rostro y le apartaba los mechones rebeldes de la cara. Trowa antes de marcharse entro a la habitación para decirle a Duo que su baño ya estaba preparado y que tardaría un par de horas en regresar, luego ya se podrían marchar.
Una vez que se marchó el de ojos verdes, Duo sin despertar a Heero se deslizó fuera de la cama y cogiendo una toalla se dirigió al baño. Con lentitud y dificultad se fue desnudando, aún le dolía el cuerpo sobretodo el ano, con cuidado se metió dentro del agua caliente al menos podría relajar la tensión de su cuerpo, se obligó a no pensar en nada más, pese ha haberse levantado hacía unos minutos se sentía agotado, había perdido las ganas de todo y el hecho de pesar que pronto perdería lo que para él era lo más importante le deprimía más. Ensimismado como estaba en sus pensamientos no se dio cuenta que ya llevaba bastante rato dentro del agua que ya empezaba a estar fría, al enjuagarse los restos de jabón que tenía en el cuerpo sus ojos se posaron en la pequeña cicatriz de su muñeca derecha, la estuvo observando y acariciando con amor y ternura, esa era la única cicatriz que tenía que simbolizaba algo muy importante para él, esa fue la cicatriz que se provocó par poder extraer su sangre para alimentar a He- chan cuando era un bebé, era la marca de que le pertenecía, la marca de su entrega sin reparos y sin importar nada, sin darse cuenta gruesas lágrimas cayeron de sus ojos violetas, primero una y después le siguieron muchas más. Necesitaba desahogarse, sacar a fuera toda esa angustia y desesperación.
-Duo-san, ¿ocurre algo? – se oyó la voz preocupada de Heero detrás de la puerta al haber oído los sollozos de Duo.
-¿¡He-chan!? – exclamó sorprendido, levantándose de golpe para coger una toalla para cubrirse y salir de la bañera – no... no pasa nada – pero al salir con las prisas, tropezó cayendo al suelo llevándose con él, la palangana donde tenía sus cosas de aseo.
-Duo-san – gritó abriendo la puerta al oír el golpe en el suelo – Duo-san, ¿estas bien? – le preguntó agachándose a su lado para ayudarle a levantarse.
-Es... estoy bien... gracias – le dijo pero la cara de dolor no le convenció a Heero – solo tropecé – dijo escondiendo su rostro para que no viera que estaba llorando.
-¿Seguro? – dijo Heero aún agachado junto a Duo que estaba cubierto por una toalla, aún mojado y con su pelo suelto y empapado – Duo-san, ¿por qué lloras?.
-Yo..., no... no pasa nada, snif – intentó hablar pero no lo consiguió, al no poder soportar el llanto se cubrió la cara con las manos.
-Duo-san – le llamo preocupado, al abrazarlo para consolarlo.
-Oh! He-chan – se abrazó fuertemente a él – lo siento, snif, es... es todo por mi culpa, no consigo hacer nada bien, snif,... no conseguí proteger a mis padres, snif, ni a los tuyos, snif, ni siquiera puedo ayudarte – lloraba desconsolado- ni tampoco me pude proteger a mi mismo, me siento inútil y sucio yo...
-Sshhh, no digas eso Duo-san, no es culpa tuya, creo que yo tengo más culpa en esto, y no estás sucio, eres la persona más maravillosa que conozco.
-Yo siento darte tantos problemas – intentó sonreír al aparatarse de Heero – quiero que sepas que pase lo que pase siempre te querré, eres mi niño, lo siento, snif, necesitaba desahogarme, pero ya me encuentro mejor, será mejor que estemos preparados para cuando llegue Trowa.
-¿Estas bien? – preguntó un poco molesto al oír nombrar al de ojos verdes – Tus heridas...
-Estoy bien – interrumpió para no preocuparlo, solo estoy un poco dolorido si es eso lo que te preocupa.
-No me mientas Duo-san – dijo molesto – puedo oler a sangre – le advirtió destapando el cuerpo del trenzado para ver que Duo estaba sentaba bajo una pequeña mancha de sangre.
-No... no importa – dijo cubriéndose de nuevo asustado y avergonzado – no es nada.
-¿¡Como que no es nada!? – le miró sin entender su comportamiento – aún sangras, voy a por el ungüento cicatrizante – dijo saliendo rápidamente del baño para regresar en menos de un minuto – Duo-san debo ponerle la crema.
-¡No! – dijo avergonzado – yo... yo lo haré.
-Pero es que no entiendes que me preocupo por ti – dijo molesto al estar arrodillado juntó a él.
-Lo siento, yo... no quiero que me veas así, no deberías preocuparte por mí, eres joven, tendrías que salir a divertirte, conocer a gente o buscar algún amor, jeje – sonrió con tristeza – aunque aparentes once años te ves mucho más maduro que yo, je, pronto que convertirás en un gran hombre y no me necesitarás, debes comenzar a vivir tu propia vida.
-¡Eso no es verdad! – gritó molesto – no me interesa divertirme ni conocer a nadie, si siquiera me interesa buscara a ningún amor, es que no puedes entender que solo te necesito a ti – le habló molesto.
-He... He-chan, yo no.
-¡Estoy harto, harto que me veas como un niño, no lo soy, me oyes! – le dijo acercándose a Duo que al ver lo alterado que estaba, instintivamente se deslizó para atrás – no me huyas – le dijo cogiéndole de la muñeca.
-He-chan, no, me haces daño – dijo asustado.
-¿Por qué me tratas así? ¿Es porque soy un vampiro? – preguntó preocupado.
-Yo no... no es eso, tú eres ni niño, yo...
-No, no lo entiendes, maldición, no quiero ser tu niño – su impotencia y frustración lo atormentaban.
-No... te entiendo... He-chan, ¿co... cómo te debería tratar? – preguntó sin entender la angustia que se reflejaban en sus ojos.
-Así – dijo convencido, acercándose sin avisar a Duo atrapando sus suaves y dulces labios en un tierno beso lleno de sentimientos.
Duo permaneció quieto sin reaccionar pero algo dentro de él se estremeció, sin saber porque se vio correspondiendo a ese beso, era una sensación extraña, su alma y todo su cuerpo reaccionó como si conociera a Heero de todo la vida, era como si en una antigua vida hubieran sido dos enamorados que se les obligó a separarse y ahora después de mucho tiempo se reencontraban.
El simple y casto beso se fue convirtiendo el una apasionado y abrasador, la mano de Duo que sujetaba la toalla a su cuerpo desnudo aflojo su agarre para deslizarse por el brazo de Heero hasta llegar a su cabellera enterrando en ella sus finos dedos entre los cabellos rebeldes del vampiro. Heero al ver la respuesta afirmativa de Duo soltó el agarre de su muñeca para deslizarla por la cintura desnuda atrayendo su cuerpo aún húmedo hacia él. Heero se deleitaba con el sabor dulce de la boca de Duo, recorría cada rincón de su boca con su lengua manteniendo una lucha de lengua para saborear y adquirir el sabor interior de esta. Las manos de ambos se acariciaban por todo el cuerpo, la necesidad de sentirse y de pertenecerse se hacían más presente conforme los minutos pasaba. Se sentían en una nube procurando solo sentir el placer de momento, en un momento de lucidez Duo se dio cuenta de lo que estaba pasando y de con quien, y en un arranque de cordura se separó velozmente del abrazo de Heero jadeando y transpirado por la excitación que sentía en ese momento, mirando la cara de sorpresa y desconcierto del joven vampiro.
-Yo... yo, lo siento, esto no está bien – dijo cubriéndose de nuevo con la toalla al descubrir, avergonzado y completamente sonrojado, la erección que presentaba en ese momento – tú no...
-¿Por qué no está bien? – preguntó decepcionado al ver la respuesta de Duo – Yo te...
-¡No lo digas! – le pidió interrumpiéndole – yo soy... tú eres... – intentaba buscar una respuesta para el marullo de ideas y de excusas para afrontar lo que acababa de pasar.
-¿Tú, que? ¿yo que? – dijo molesto – es porque soy un vampiro a porque ese amigo tuyo – dijo sacando a relucir sus celos por Trowa mientras se volvía acercar a Duo para sujetarle del brazo.
-No... no es eso es...
-Duo, Heero, ya llegué, tene... – interrumpió la voz de Trowa que entraba en ese momento al baño en busca de los dos jóvenes para dirigirse a la casa que había alquilado, pero al ver la situación, sobretodo al ver a Duo con el rostro preocupado, en el suelo sujetando como podía la toalla sobre su cuerpo desnudo y a Heero con cara de poco amigos sujetando al primero de una manera no muy delicada le alarmó - ¿qué diablos está pasando aquí? – pregunto furioso mirando a Heero.
-Esto, no... no pasa nada – dijo de repente Duo poniéndose de golpe de pie y liberándose con suavidad del agarre de Heero – me he caído de la bañera y He-chan me estaba ayudando, jeje – dijo con una sonrisa un tanto forzada para disipar la tensión que se respiraba en ese momento - ¿ya nos vamos? – preguntó con aparente normalidad.
-Eh... sí – le respondió Trowa – mirando fijamente a Duo en busca de alguna señal de ataque.
-Bien, entonces me iré a cambiar y podremos irnos – dijo saliendo del baño para encerrarse en la habitación.
-¿Qué ha ocurrido? – le pregunto a Heero que se levantaba del suelo - ¿espero que no intentes nada raro con Duo, sino te las verás conmigo? – le amenazó cuando paso por su lado para salir del baño.
-¿Que harás? – le preguntó con burla al detenerse justo a su lado antes de salir – contigo no tengo ni para empezar – le sonrió con malicia – pero tranquilo, jamás haría daño a Duo, solo estábamos hablando, por cierto – le lanzó un bote con el ungüento que lo cogió en el aire – dáselo a Duo, aún sangra por detrás.
Una vez todo listos y bajo la luz de la luna como única compañera se dirigieron hacia la cabaña que habían alquilado, el ambiente estaba algo tenso, ni Duo un Heero hablaban, ni siquiera de miraban y las veces que Trowa observó que Heero miraba a Duo, este evitada cualquier contacto con él cosa que extrañó al de ojos verdes.
Al llegar acomodaron todas las pertenencias que llevaba y los víveres que había traído Trowa en silencio, e más de una ocasión Trowa estuvo a punto de pedir una explicación por el comportamiento de los otros dos chicos pero al ver la plegaria en los ojos de Duo desistió.
El reto de la noche transcurrió con relativa tranquilidad y en inquietante silencio que crispaba los nervios, el problema vino a la hora de acostarse de nuevo, la cabaña constaba de solo dos habitaciones para Trowa y Heero no habría ningún problema, cada uno cogería una de ellas pero el problema estaba en Duo, por un lado estaba la opción de compartir la habitación con Trowa, sería una opción correcta pero tenía miedo que eso acarreara más resentimientos y celos a Heero y Duo no quería que por culpa de él se llevaran mal; y por otro lado estaba la opción de compartir la habitación con Heero, de no haber ocurrido el incidente del baño no lo hubiera dudado pero ahora las cosas eran diferentes, había descubierto la atracción que Heero sentía por él y de una manera incomprensible también había descubierto unos sentimientos hacia He-chan que le asustaban. Era vampiro y de apariencia del chico de once años, eran las excusas que pensaba para no pensar en el deseo que sintió al estar con él, temía que al estar con He- chan en la misma habitación no pudiese controlar la atracción que sentía y debía evitarlo en todo lo posible, tarde o temprano He-chan se iría de su lado, por su seguridad debía hacerlo tal como le dijo aquel vampiro llamado Quatre y para conseguirlo tendría que ir separándose de él, las palabras del vampiro le venían a la cabeza una y otra vez "... Heero te aprecia demasiado, se dejaría matar por ti, si de verdad quieres protegerlo, cuando llegue el momento deberás abandonarlo, tendrá que sentir que le has traicionado, para que él se separe de ti, de otra manera jamás se separaría de tu lado...".
Con el dolor en el corazón, al ver la cara de decepción de He-chan al hacerle saber que compartiría la habitación con Trowa, vio como He-chan se encerraba en su habitación cerrando la puerta con un fuerte golpe. Trowa le preguntó por el comportamiento tan extraño que tenía tanto él como Heero pero Duo solo se limitó a decirle que era mejor así y que no preguntara más por ello.
El transcurso de los días pasaron más o menos normales a excepción que Duo evitaba en la medida de lo posible el quedarse a solas con Heero, en ambiente se hacía cada vez más violento para todos, por un lado Duo se había vuelto callado e introvertido, se pasaba horas a solas leyendo o dibujando en su cuaderno; Trowa, se encargaba de buscar alimento y algo de dinero haciendo pequeños trabajos en el poblado para poder comprar lo que les pudiera hacer falta; y Heero, cuando no se encerraba en su cuarto durmiendo o sin hacer nada, desaparecía largas horas por la noche para volver sin dar una explicación y volverse a encerrar en su cuarto. La relación entre Heero y Duo se hacía cada vez más distante, se hablaban lo justo y necesario, en más de una ocasión Trowa los encontró discutiendo por tonterías o simplemente encontraba a Duo llorando mientras Heero descargada toda su furia y frustración contra lo primero que encontraba, en más de una ocasión Trowa tubo que intervenir por miedo a que en un ataque de ira o locura el vampiro agrediera a Duo, llevándose más de una herida en el proceso.
Así pasaron los días, luego varias semanas hasta varios meses, y las cosas muy al contrario no mejoraban, Trowa y Heero seguían más o menos su rutina, algunas veces Heero ayudaba a cazar a Trowa para conseguir alimento que necesitaban durante las escapadas nocturnas.
Heero no podía comprender el comportamiento de Duo, se ponía furioso cuando lo veía, siempre que se quedaban solos intentaba hablar con él para aclarar la situación pero Duo siempre corría a refugiarse a su cuarto o sino buscaba a Trowa para no tener que hablar con él. Toda esa furia y frustración se fue transformando en un odio y celos hacia Trowa, intentaba controlarse pero a veces las situaciones se la hacían difíciles como ahora. Trowa había salido en busca caza y tardaría en llegar.
-¿¡Se puede saber porque me evitas siempre!? – le gritaba a Duo furioso – siempre que intento hablarte huyes.
-No te estoy evitando... es que... es que no lo entiendes – intentó defenderse.
-¡No... no lo entiendo!, ¡Explícamelo! Seré demasiado baka para entenderlo, ¡maldición!, desde que vino él todo es distinto, tú has cambiado, no quieres estar conmigo, me rehuyes y te pasas las horas encerrado en tú habitación.
-Yo... sé que he cambiado He-chan... yo – intentaba hablarle pero al mirarle a la cara las sensaciones que había sentido aquel día en el baño, volvían a él, incluso con mayor intensidad, eso le hacía sentirse mal y muy avergonzado y para evitar esa sensaciones, evitaba mirarle a la cara, siempre que podía agachaba la mirada para que ese ojos azul cobalto no le perturbasen – no se como explicártelo, pero es mejor así.
-¡Mejor, para quien! ¿Para ti? ¡Porque para ni no! – estaba furioso y el ver que Duo no se atrevía ni si a mirarlo a la cara le molestaba más.
-Yo...
-Dime una cosa – dijo seriamente acercándose a Duo que se había arrinconado cerca de la mesa – antes decías que me querías... – habló tranquilamente -... ¿qué he hecho para que me odies ahora? – susurró con gran tristeza.
-No te odio He-chan – le respondió sorprendido por sus pensamientos – jamás te podría odiar, eres demasiado importante para mí – dijo con lágrimas en los ojos.
-¿Entonces porque? – preguntó con gran angustia - ¿es por mi aspecto de niño? Porque si es por eso puedo cambiar, en un par de semana recuperaré todas mis energías y podré volver a crecer. La última vez que lo hice crecí demasiado rápido y agoté casi todo mi poder,... el poco que me quedaba lo gasté para hacer crecer tú cabello. O es porque soy... un vampiro – le preguntó sin atreverse ahora él, a mirar a Duo a la cara.
-No... no He-chan – le dijo cogiendo su cara entre sus manos por primera vez un estos últimos meses – no es eso, soy yo, estoy hecho un lío, por mi culpa has hecho cosas... que no deberían haber ocurrido, no quiero que por defenderme te conviertas en un...
-En un ¿qué?, dilo, no me importa – dijo molesto – sí, me convertí en un asesino, lo sé y no me arrepiento, lo volvería hacer.
-¡Pero eso es horrible!, tú no tendrías que...
-¡Es eso no! Me repudias porque maté a los que te violaron, ¿no? Por eso no me dejas que me acerque a ti, ni siquiera me dejas que te toque - grito lleno de ira alejándose de él.
-No He-chan, no es eso, en serio, si no he estado mucho contigo es... es porque no quiero sufrir...
-¿Sufrir, porque? Yo te protegería de daría todo lo que quisieras.
-Pero somos diferentes, entiéndelo – sollozaba – tú y yo...
-Ahora lo entiendo, je he sido el mayor baka del mundo, por un momento te creí..., ¿sabes?, me hiciste pensar que tú y yo éramos iguales, me tratabas como un niño humano normal y corriente, hubiese dado mi vida, ¡LO ENTIENDES! Te quería, te amaba, me hiciste pensar que podía vivir como una persona normal a tu lado, pero no, siempre me has tenido miedo, a pesar de tratarme con "cariño" siempre has temido lo que soy. Mierda, Duo, yo... – se sentía muy dolido y con el corazón destrozado – mientras estuvimos solos, siendo pequeño te aferraste a mí porque estas solo, suplías tu soledad conmigo. Soy un baka, ahora me doy cuenta, ¡SI TE SENTÍAS SOLO HABERTE COMPRADO UN PERRO! – grito molesto mientras se dirigía hacia la puerta para marcharse.
-No He-chan, no es eso, yo te aprecio mucho yo... – dijo llorando mientras le sujetaba del brazo para evitar que se marchara.
-Suéltame – retiró su brazo del agarre de Duo – ya no me interesa saber nada, estoy harto me oyes, ahora puedes estar tranquilo, ahora tienes a tú Trowa, puedes revolcarte con él, es un humano como tú y seguro que él te dará todo lo que le pidas. Sabes una cosa le dijo encarando a Duo mostrando una ira que jamás había sentido, tenía los ojos inyectados en sangre y sus colmillos asomaban cuando abría la boca para hablar – me alegro de no haber cometido la locura que pensaba hacer.
-¿Qué locura? – preguntó asustado y nervioso dando un paso hacia atrás al ver como Heero se acercaba a él.
-Estaba dispuesto a romper la maldición de mi familia, de esa manera podría convertirme en un ser mortal como tú, y así poder estar a tu lado para el resto de nuestras vidas, Hubiera entregado mi inmortalidad por una mortalidad junto a ti, pero me alegro de no haberlo hecho, te agradezco que me hayas abierto los ojos a tiempo.
-He-chan, no digas eso, dices todo esto como si te fueras a marchar, no me dejes, yo... te quiero – lloraba – lo siento, te prometo que volveré a ser como antes, snif, no te vayas, yo...
-Ya es tarde – se alejó de Duo – me voy, regresaré con los míos, ahora sé que los vampiros no puedes estar con los humanos, aprendí a apreciarlos pero ahora me dan asco, tú...
-No lo digas – se tiró a sus brazos llorando – no me dejes, perdóname, dame tiempo por favor, ahora estamos muy dolidos y no sabemos lo que decimos, seguro que diremos cosas que luego nos arrepentiremos.
-No Duo, lo siento pero ya no aguanto más – lo apartó de su cuerpo – quédate con tú Trowa yo me voy – dijo alejándose de él para después salir de la casa.
Duo lloraba desconsolado cayó al suelo al notar como sus piernas ya no lo podían sostener, lo había perdido para siempre. Después de varios minutos llorando en el suelo se levantó, quería ir a buscarlo, lo necesitaba como el aire que respiraba, se había dado cuenta que sin él su vida ya no tendría sentido, sin pensarlo más salió corriendo de la casa hacia el camino del bosque no sabía hacia donde se había ido He-chan pero lo buscaría, no se daría por vencido y cuando le encontrase le confesaría todo, le diría cuanto lo amaba y cuanto lo necesitaba a su lado.
El Sol hacía varias horas que se había ocultado por lo cual la oscuridad del camino le dificultaba bastante poder seguir cualquier rastro de Heero, pero lo conseguiría.
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
Un grupo de encapuchados habían presenciado la escena y la huida de dos de los inquilinos de esa casa vieja. Eran un grupo de cuatro personas que ocultaban su cuerpo con una capa que les cubría de la cabeza a los pies. Llevaban varios meses tras la pista del joven vampiro Yuy, en una ocasión habían podido dar con el paradero exacto pero cuando llegaron ya habían desaparecido, desde entonces, la energía del Yuy había desaparecido siendo mucho más complicado dar con paradero. Pero por un motivo que desconocían la energía del Yuy había fluctuado varias veces bastante llamativa para después volver a desaparecer, gracias a esas fluctuaciones, lo más seguro que eran debidas a explosiones de furia del vampiro, pudieron ir cercado su paradero hasta llegar a esa vieja cabaña cerca de las tierras de Gundam. Estuvieron vigilando los movimientos de los tres integrantes de esa casa para saber en que momento intervenir, en más de una ocasión estuvieron apunto, pero la presencia de varios vampiros pertenecientes al grupo de Quatre-sama había hecho desistir del ataque, pero ahora las cosas eran diferentes, no había presencia de los vampiros de Quatre-sama y los tres jóvenes se habían separado, pero lo más significativo era que la reciente pelea entre ellos les era una baza muy importante a su favor, si jugaban bien sus carta, podrían persuadir al Yuy para que se fuera con ellos sin necesidad de pelear.
-Sir J, el heredero Yuy a salido de la cabaña y va solo, si me permite decirlo, este es él mejor momento para capturarlo – habló uno de los encapuchados.
-Lo sé, Kaede pero primero quiero divertirme, iremos a por el humano primero, el Señor Odin-sama me encargó llevarle al chico vivo o muerto, si lo interceptamos ahora nos será muy fácil, no tiene ninguna protección y está asustado.
-Sí Sir – le respondió Kaede para desaparecer junto con los demás para aparecer cerca de donde se encontraba Duo llamando a He-chan.
-¿Qui... quienes son? – dijo alarmado y asustado Duo al ver aparecer de la nada a cuatro encapuchados – so... son vampiros de Quatre-sama. No pequeño – habló Sir J, que era el jefe del grupo – no somos vampiros de Quatre para tu desgracia – se burló mientras se acercaba a él – hemos venido a buscar al Yuy y de paso a divertirnos contigo.
-¿Yuy? – dijo desconcertado – si te refieres a He-chan no está se ha marchado, no podréis cogerlo – dijo mostrando una tranquilidad que no poseía.
-Jajaja, eso ya lo sé, pero no tardaremos a dar con él, en cuanto huela tú sangre seguro que aparece.
-¡No vendrá! – exclamó – él se ha marchado para no volver.
-Eso lo veremos – dijo el vampiro sujetando a Duo por la barbilla para mirarlo a la cara – eres bastante hermoso para ser un humano corriente, puedo entender porque él Yuy se ha encaprichado contigo – le comentó mientras le besaba sin esperarlo Duo.
-¡No me toques! – le gritó separándose del vampiro a la vez que le daba una bofetada sin pensarlo.
-¡Cómo te atreves desgraciado! – se lanzó sobre Duo golpeándolo en el estómago y en la cara – te voy a enseñar a tener respeto a tus superiores – gruñó agarrándole del pelo para levantarlo del suelo donde había caído al recibir el golpe – maldito desperdicio humano, no olvides que tú y los tuyos son simples alimentos para nosotros, no lo olvides – volvió a golpearlo en el estómago sacándole todo el aire de los pulmones – no eres nada, no tienes privilegios ni derecho delante de nosotros, eres solo una cadena alimenticia.
-Mal... maldito chupa sangre, - escupió la sangre que se le acumulaba en la boca después de insultarlo – solo eres un asesino sin escrúpulos, tú no eres superior a nadie.
-Si eso piensas te tendré que enseñar lo superior que somos – le cogió del cuello para estamparlo con el árbol más cercano a ellos y antes de que cayera al suelo lo volvió a coger del cuello para atraparlo entre el árbol y el cuerpo del vampiro – jaja, no creo que tú He-chan tarde mucho en llegar – se burló – tú sangre tiene un olor muy atrayente, se puede oler a kilómetros y apuesto lo que sea a que es sumamente dulce – le comentó pasando su lengua por la comisura de los labios de Duo que estaban manchados de sangre – mmmmm, no me equivoque – dijo enseñando sus colmillos – si tarda mucho tu amiguito no podré contenerme, jaja.
-Suéltalo – se oyó una voz a la espalda de ellos – si le tocas un pelo te mataré.
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
No muy lejos de allí Heero seguí corriendo, alejándose cada vez más de lo que antes significaba algo para él, estaba dolido, sentía una fuerte presión en su pecho, la rabia del momento le hizo decir cosa que realmente no sentía. El dolor y la frustración de no poder estar a Duo le había hecho tomar la decisión de alejarse de él para siempre pero el gran amor que también sentía le hacía dudar. De repente algo en el ambiente le alertó haciendo que se detuviera de golpe en su carrera, sentía la presencia de vampiros cerca de la casa, en un principio pensó que se trataría del grupo de su supuesto primo pero al concentrarse más en esa presencia un escalofrío le recorrió todo el cuerpo. No eran del grupo de su primo y lo peor aún, podía apreciar en el ambiente, aunque débilmente, el aroma de la sangre de Duo, sin pensarlo ni un segundo, se dio la vuelto y corrió como alma que lleva al diablo hacia la casa, algo grave estaba pasando, una sola idea pasaba por su cabeza, Duo estaba en gran peligro.
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
-He dicho que lo sueltes – le amenazó.
-¡Tro... Trowa! – gritó sorprendido – márchate, te matarán, huye.
-Deberías hacerle caso a tu amiguito, humano – le dijo el vampiro mostrando sus colmillos.
-No me iré, no te dejaré aquí solo como la última vez – dijo furioso Trowa apretando la escopeta que traía en la mano, había llegado temprano de cazar y a no encontrar a nadie en la casa salió a buscarlos.
-Oooohhhh, que escena más tierna – ironizó el vampiro – el reencuentro de un antiguo amor entre humanos, no es conmovedor chicos – dijo el vampiro que sujetaba a Duo, haciendo una seña a sus hombres que rodearon a Trowa en un segundo – lamentó estropear esta demostración de amor pero tengo asuntos que atender, así que ¡Lárgate! – le gritó a Trowa.
-¡Jamás! – dijo apuntado al vampiro con la escopeta.
-Eso no te ayudará de mucho – y antes que acabara de hablar dos de los tres vampiros que rodeaban a Trowa, con un rápido movimiento le arrebataron el arma y lo tiraron al suelo.
-¡Trowa! – gritó al verlo en el suelo mientras le golpeaban – déjalo ir él no tiene nada que ver con esto.
-Él se lo buscó – le dijo el vampiro – arrggghhhh chilló el vampiro al ver como Duo le había mordido en una mano sin darse cuenta.
-¡Trowa – corrió hacia a él al verse suelto del agarre del vampiro – dejarlo – gritó empujando al vampiro que golpeaba a Trowa. Duo se abrazó a su amigo para protegerlo de los posibles golpes.
-Maldito mortal, ya me cansé de ti y de tus insolencias, te iba perdonar la vida pero ya no – dijo furioso acercándose a él y antes de llegar a donde estaban los chicos en el suelo.
-Aarrrggghhhh – gritaron Kaede, el Sir J, quienes estaban más cerca de los chicos cayendo al suelo varios metros de ellos y sangrando por un brazo y por el lado derecho de sus caras. Una sombra había aparecido de la nada y les había golpeado separándoles de los mortales.
-¡Maldita seas! ¡Muéstrate¡ - grito Sir J a la sombra que se había vuelto a esconder entre la oscuridad de la noche - ¿¡quién demonios eres!?
-Jajaja, vaya, vaya, un poderoso vampiro sorprendido por un principiante. Pensaba que los humanos eran patéticos pero tu y tu gente lo son más.
-¿¡He-chan!? – dijo Duo al reconocer la voz mientras miraba hacia todos los lados para encontrar su presencia – márchate, han venido a por ti, corre – le advirtió asustado.
-Vaya así que eres tú Yuy – dijo levantándose del suelo para acercarse a Duo y a su amigo – has tardado a aparecer, por un momento pensé que ya no te interesaba este mortal – dijo cogiendo a Duo por el cuello para levantarlo del suelo, Trowa intentó evitarlo pero estaba demasiado herido.
-¡Suéltalo desgraciado! – le amenazó Heero.
-Creo que no estás en posición de exigir nada – le apretó el cuello asfixiándolo poco a poco.
-Márchate, cof, cof, - le dijo Duo cayéndole las lágrimas por los ojos.
-Suéltalo – dijo Heero lanzándose al ataque para hacer que soltase a Duo.
Duo fue liberado gracias que Heero pudo golpear a su agresor, cayendo al suelo por la falta de aire. De ahí todo fue muy rápido y confuso, Heero se enzarzó en una pelea con Sir J, se podía apreciar la potencia y velocidad de los golpes habían momentos en que no se les veía. Los ataques de Heero, eran bien contenido por Sir J, que a pesar de ser certeros y precisos siempre lograba bloquearlos, Heero superaba al vampiro en potencia y fuerza pero Sir J, poseía experiencia y técnica.
Durante bastante tiempo estuvieron peleando con gran agresividad y fuerzo, levantaban corrientes de aire que hacía que se elevasen pequeñas piedras y hojas a su alrededor. Se habían hecho varias heridas que sangraban con abundancia y el cansancio comenzaba a afectarles a ambos, tanto Duo como Trowa y los demás vampiros miraban sin intervenir esperando ver quien era el vencedor de la contienda. En unos de los ataques Sir J consiguió herir profundamente a Heero en el pecho, cortado la ropa que llevaba puesta hasta llegar a su piel con las largas uñas en forma de garras, esto hizo caer a Heero al suelo boca arriba, su estado era lamentable, respiraba agitado y con rapidez, tenía varios cortes que sangraban en la cara y varios en el brazo derecho, su ropa estaba rasgada por varias zonas y la herida del pecho no dejaba de sangran. Sir J también estaba bastante herido, tenía una mordedura en su hombro izquierdo y varios cortes más o menos profundos.
Ante el panorama Duo se levantó del lado de Trowa, no podía quedarse quieto mirando como herían a Heero por protegerle, tenía que hacer algo a la desesperada, en el estado en que se encontraba He-chan no duraría mucho, Sir J se posicionaba después del último ataque, para dar el golpe de gracia a Heero al ver que no se movía. Con nerviosismo Duo miró a su alrededor en busca de algo para poder atacar al vampiro, allí cerca de él vio una rama que le podría servir, la recogió del suelo para utilizarla como estaca, era la única posibilidad de ayudarle, sin pensárselo dos veces se lanzó hacia el vampiro que en ese momento estaba desprevenido. No dio tiempo a nada más, solo se escuchó un grito de dolor y un fuerte olor a sangre.
Heero abrió los ojos al notar un cuerpo sobre él, había mantenido los ojos cerrados a causa del dolor que sentía pero al hacerlo se le congeló, el cuerpo que sentía sobre él era el de Duo, tenía su espalda pegada a su pecho completamente tumbado, no se movía, no siquiera parecía respirar, sobre ellos se encontraba Sir J, estaba de rodillas y tumbado casi prácticamente sobre Duo, en la posición en que se encontraba no le permitía ver que hacían las manos de Duo ni las del vampiro, un fuerte olor a sangre le inundó la nariz, la vista del vampiro estaba puesta en Duo y tampoco parecía moverse.
El terror le corrió por el cuerpo, en un movimiento desesperado Heero levantó una de sus piernas y con ella apartó el cuerpo inmóvil del vampiro de Duo, con temor a comprobar que la sangre que olía era de Duo lo giró sobre él quedando Heero sobre Duo y con una rápido movimiento comprobó la supuesta herida mortal.
-He... He-chan, ¿estas bien? – preguntó preocupado al verlo tan alterado.
-¿Estas bien Duo-san? ¿estas herido? – preguntó alarmado mientras le revisaba en busca de alguna herida.
No tuvieron mucho tiempo para seguir hablando, la intervención de Duo había hecho que los demás vampiros se pusieran en alerta, al ver como el mortal había herido a su Sir y con una espartana rama, saltaron a su intercepción para acabar con él se una vez, Trowa tras haber descansado un poco después de la paliza recibida vio como los otros tres vampiro se abalanzaban sobre Duo y Heero, dio una rápida mirada a su lado y con rapidez cogió la escopeta que antes Duo no vio y disparó en la cabeza al vampiro que estaba por atacar a Duo cayendo al suelo muerto.
-Maldita escoria humana – insultó Sir J a Duo mientras se extraía la rama incrustada en su estómago – si crees que con esto acabarás conmigo sueñas. Voy ha acabar contigo de una vez por todas, le llevaré tu cabeza a nuestro Señor Odin-sama.
-Duo a un lado – gritó Heero al ver como Sir J les atacaba de nuevo juntó a los otros dos vampiros.
Heero se interpuso recibiendo el ataque de Sir J, repeliendo el ataque para dirigirse a los otros vampiros, Duo al ver que entorpecía más que ayudaba a Heero se apartó unos metros de ellos, Trowa con dificultad volvió a cargar la escopeta y tras buscar un buen ángulo de tiro volvió a disparar, el primer disparo erró en su blanco, dándole en el brazo a uno de los vampiro pero en el segundo tiro le acertó de lleno en el corazón, solo quedaba dos, Sir J y el otro encapuchado.
El encapuchado se lanzó a atacar a Heero viéndose obligado a concentrarse en la pelea y perdiendo de vista a Sir J. Duo buscó con la mirada a Sir J pero no lo encontró, había desaparecido y se giró para observar a Trowa, estaba tumbado en el suelo boca arriba y parecía que respiraba agitadamente mientras se sujetaba la zona baja de las costillas, al no presentir peligro se acercó a Trowa pero antes de llegar noto como algo le sujetaba fuertemente de la trenza estirando de ella para que retrocediera chocando contra el cuerpo de alguien, al girarse vio con horror que se trataba de Sir J, que le había cogido desprevenido.
-Ahora no podrás escapar de mí – le amenazó cogiéndole del cuello con el brazo estirado – voy a matarte y nadie podrá salvarte – dijo lleno de ira, con los ojos inyectados en sangre y mostrando sus colmillos.
-Podrás matarme, cof, cof – tosió Duo por la falta de aire – pero jamás te llevarás a He-chan.
-Eso ya lo veremos – sonrió con una sonrisa malévola, preparándose para atacar a trenzado.
-Duuuuuuuooooooooooooo!!!!!!!!!!!!!!!!! – gritó Trowa al ver como el vampiro iba a matarlo.
-Aaaaaaaaaaarrrrrrrrrrrrrrgggggggggggghhhhhhhhhhhhh – se oyó un grito de dolor.
Duo no sentía nada, no oía nada, se sentía extraño, solo una presión en su pecho, él siempre había pensado que la muerte sería más dolorosa, pasaron varios segundos que le parecieron horas, de golpe unas voces se comenzaron a escucharse a lo lejos, no podía ver nada, algo se lo impedía. Las voces que eran lejanas se fueron haciendo más nítidas, primero reconoció la voz asustada y nerviosa de Trowa, también reconoció la voz del vampiro que le atacó, pero esas no eran las únicas voces que oía, un grupo de personas se acercaron hacia donde él se encontraba, no sabía bien quienes eran pero una de esas voces se le hacía conocida. Intentó moverse pero en un principio no lo consiguió, después de varios intentos consiguió poder sentarse y llevarse las manos a la cara, con alarma descubrió que lo que le impedía ver era una viscosidad que le manchaba la cara, se obligó a forzar la vista para poder enfocar lo que tenía delante y poco a poco lo consiguió para después se arrepintió de haber recuperado la vista.
A unos metros escasos de él Heero estaba tendido en el suelo cubierto de sangre, junto a él, Sir J estaba de pie con la mirada sorprendida mientras se miraba el brazo que había utilizado para atacar al humano lleno de sangre, con una simple mirada comprendió lo ocurrido, Heero se había interpuesto entre él y el vampiro, recibiendo de lleno el ataque del brazo del vampiro que se incrustó en su pecho atravesándole, no sabía como había podido moverse con tanta velocidad, hacía un segundo estaba luchando con el encapuchado y ahora estaba tumbado en el suelo desangrándose.
-¡¡¡¡Noooooooooooo, He-chan!!!!! – gritó aterrorizado acercándose al cuerpo de Heero para abrazarlo – noooo He-chan, nooo, no te mueras, no me dejes – lloraba.
-Maldito seas – gritó el vampiro – esto no tenía que ocurrir – le dijo molesto mientras se limpiaba el brazo de sangre de Heero.
-¡Cállate! Esto es tu culpa, él... él no tenía que morir, He-chan abre los ojos por favor, dime algo lo que sea – le suplicaba mientras le abrazaba.
-No lo toques – se oyó otra voz a su espalda – está lleno de sangre, no debes tocas su sangre.
-¡Quatre-sama!- le llamó al reconocerlo – dijistes que vendrías cuando hubiese peligro – dijo llorando desconsoladamente - ¿por qué no has venido, snif? He-chan... He-chan esta...
-Tranquilo apártate- le pidió Quatre – no debes tener contacto con su sangre.
-No me importa – se aferró más abrazándolo – no puede morir, ayúdalo – le volvió a suplicar.
-Duo por favor apártate – le obligó a depararse del cuerpo inconsciente de Heero – Zech – llamó a uno de los encapuchados que venían con él – encárgate de Duo, que no es acerque a Heero, Hilde, tú encárgate del otro mortal.
-Sí Quatre-sama – dijeron los dos encapuchados mientras se dirigían hacia los jóvenes.
-Treize y Relena, encargaros de Sir J y Kaede, llevarlos al castillo Yuy, luego me encargaré de ellos.
-Sí, Quatre-sama – dijeron los dos.
Pasaron unos minutos y Quatre-sama seguía revisando a Heero, le dio de beber una ampollita que traía consigo y le tapó la herida con parte de la camisa rota que llevaba Heero.
-Quatre-sama – le llamó Duo que estaba sujeto por un joven de cabellera rubia al descubrirse – He-chan esta... – no se atrevió a preguntar.
-Tranquilo precioso – le respondió Quatre – sobrevivirá pero esta vez ha estado muy cerca de morir, un centímetro más a la derecha y le abría atravesado el corazón.
-¿Por qué no has aparecido antes? Me dijistes que nos vigilarías – le dijo con rabia.
-Tuvimos problemas – dijo Quatre mirándole – el grupo que está a favor de la maldición también nos tenían vigilados, nos mandaron a una emboscada por eso no pudimos llegar a tiempo, Sir J y su grupo quiere impedir que Heero cumpla con su destino.
-Eso es injusto, He-chan no tiene por que cargar con una maldición que no le incumbe.
-Si le incumbe, tú no puedes entenderlo, nuestra forma de vida no es tan fácil y sencilla como piensas, no conoces todos las detallas para juzgarnos, Heero es la clave para que todo esto acabe y podamos vivir en paz, es su deber y él lo sabe, llevamos cientos de años esperando este momento y por fin ha llegado, puede que te resulte difícil de creer y esto es así y así debemos aceptarlo, tú, yo y él.
-Pero...
-No Duo, esta vez no hay peros, te lo advertí, no puedes hacer nada para cambiar las cosas, será mejor que me lleve a Heero, si se queda más tiempo entre los humanos lo más seguro es que muera.
-No puedes llevártelo – lloraba desconsolado mientras era sujetado por Zech – es mi responsabilidad, yo tengo que estar con él.
-Eso es imposible – le dijo levantándose del suelo con Heero en sus brazos inconsciente – ya no tienes que preocuparte por él, ahora es mi responsabilidad, yo me cuidaré de él.
-No por favor no te lo lleves – forcejeaba para soltarse del agarre de rubio de pelo largo.
-No insitas le habló por primera vez el rubio que le sujetaba – sé lo que sientes, pero si realmente te importa deberás dejar que se venga con nosotros.
-¡No! No lo entiendes, yo... – intentó recriminarlo -¿quién me dice que no le haréis daño?.
-Nosotros somos de fiar y lo sabes – habló Zech.
-Si hubiéramos querido matar a Heero o a vosotros – se oyó la voz de la mujer que ayudaba a caminar a Trowa mientras se acercaban a ellos – te aseguro que ya estarías muertos hace meses.
-Cof, cof, Duo – le dijo Trowa- ellos tienen razón, si nos volvieran a atacar eso vampiro no tendríamos ninguna posibilidad, cof, cof.
-Pero yo... – dijo tristemente – yo... YO LE AMO – confesó ante la mirada sorprendida de todo menos de Quatre.
-Jeje – se rió el rubio que sujetaba a Heero – me lo imaginaba, pero eso por ahora es imposible, quiero decir... sabía que estabas enamorado de Heero y Heero también está enamorado de ti, pero sois diferentes, sois de dos mundos incompatibles.
-Eso no me importa, solo deseo estar junto a él.
-Ya te he dicho que eso es imposible, Heero tiene una misión que cumplir, me temo que os tendréis que separar, ya te lo advertí, si le amas como dices tendrás de aceptar su destino, cuando despierte será mejor que piense que no tiene posibilidad contigo, si supiera de tus sentimientos se vería imposibilitado a cumplir con su papel.
-Eso es injusto, no me puedes pedir que le abandone, snif...
-Sé que es duro, pero con el tiempo lo entenderás.
-Me es muy difícil...
-No estarás solo – le dijo el vampiro – piensa que tienes gente a tú alrededor – le mirando a Trowa que permanecía callado sin atreverse a intervenir, podía comprender el dolor de separarse de un ser amado– el te ayudará a olvidarle, es lo mejor para ti y para Heero.
-No lo sé – dijo mirando con tristeza a Trowa y luego a Heero.
-Nos tenemos que ir – dijo Quatre, tenemos que atender a Heero como se debe dijo dándose la vuelta para marcharse.
-¡Espera!- dijo antes de que se marchara – dime que evitarás que Heero se convierta en un asesino, no permitas que se destruya lo bueno que hay en él – le dijo acercándose a él ya que Zech lo había soltado.
-No te preocupes, no ocurrirá.
-Prométemelo – le rogó estando ya a su lado mientras le miraba el rostro sereno – si no lo haces no dejaré que te lo lleves – le habló sin poder contener las lágrimas.
-Te lo prometo – le respondió con una sonrisa.
-De acuerdo, ¿puedo despedirme? – dijo nervioso Duo, al ver como asentía se acercó a Heero depositando un dulce beso en sus labios – cuídate mi amor – le susurró para luego separase de él.
-Te acompañaremos a la casa y e paso recogeremos las cosa de Heero – comentó Quatre.
Al cabo de unos minutos ya estaban en la casa, Relena y Zech hacía rato que se habían marchado al castillo Yuy, a Trowa lo acostaron en la cama con la ayuda de Hilde, Duo fue a buscar las vendas y los desinfectantes para curar a Trowa, mientras tanto Zech se dedicó a recoger todas las pertenencias que encontró de Heero metiéndolas dentro de un bolso.
Cuando ya lo tuvieron todo se despidieron de Duo y Trowa y se dirigieron al castillo Yuy.
En la casa todo era silencio, se sentían algo incómodos Trowa por la nueva situación en que se quedaban los dos y Duo por la confesión de sus sentimientos sin haberse dado cuento del daño que había podido ocasionar a su amigo.
Durante varios minutos Duo estuvo curando a Trowa, le retiró la camisa rota y los pantalones para poder limpiar las heridas y los golpes de su cuerpo, después le recostó y salió hacia el baño para lavarse.
-Duo – llamó Trowa al trenzado antes de salir de la habitación - ¿estas bien?.
-Sí, no te preocupes, voy a lavarme un poco, prepararé algo para comer, tú mientras tanto descansa, tienes un par de costillas rotas, no te conviene moverte mucho.
-No te preocupes por eso Duo, solo quiero sabes ¿cómo estas? – le preguntó.
-Para serte sincero te diré que no muy bien, siento que te enteraras de mis sentimientos de esta manera... lo siento... supongo que pensarás que estoy loco o incluso que soy despreciable por sentir esto por un vampiro pero...
-No digas tonterías Duo, no eres despreciable ni mucho menos, hace tiempo que descubrí que al corazón no se le puede mandar, además ya me imaginaba algo parecido, no tienes porque sentirte mal por ello.
-Trowa... – le llamó antes de salir de la habitación – perdóname si he herido tus sentimientos, no era mi intención, siempre has sido muy sincero con respecto tus sentimientos hacia mí y no lo he sido...
-No importa Duo.
-Sí, si que importa, sabía lo que sentía por He-chan y no tuve el valor de admitirlo, espero que algún día puedas perdonarme.
-No tengo que perdonarte nada, sé que ha sido difícil admitirlo a mí me paso algo parecido, cuando yo me di cuenta de lo que sentía por ti no quise aceptarlo, estar enamorado de otro hombre a muchos no les parece bien y si además es vampiro imagino lo que sentías.
-Si pero eso no me dio derecho a no decirte la verdad, eres mi amigo – se regañó a sí mismo.
-Eso ya no importa, lo importante ahora eres tú, no puedo ser el sustituto de Heero y sé que no podrás olvidarlo fácilmente ni pretendo que lo hagas pero si me lo permites intentaré hacerte feliz, quiero que sepas que aunque ha pasado todo esto mis sentimientos por ti no han cambiado.
-Gracias... –le sonrió como agradecimiento – te lo agradezco pero ahora no tengo ánimos de intentar ninguna relación, lo siento.
-Lo sé y no te pido nada, solo que no quiero que te cierres a ninguna relación en el futuro, no me importa que sea otro quien te haga feliz, siempre y cuando seas feliz.
-Gracias eres un gran amigo, ahora si me lo permites me iré a bañar.
Duo después de la conversación salió a prepararse un baño, se desnudo y se metió en la bañera, estuvo más de una hora en el agua intentando relajarse, dejar de pensar en lo ocurrido pero le fue imposible, sin poder evitarlo rompió a llorar mientras se abrazaba a sí mismo, se sentía solo, por primera vez se sintió desamparado, deseaba ver a He-chan, deseaba que le abrazara y le acariciaba, no sabía que iba a ocurrir de ahora en adelante y eso le asustaba. Después de bañarse se cambio de ropa y salió a preparar la comida, al entrar de nuevo a la habitación de Trowa, lo encontró dormido, para no despertarlo puso la bandeja de la comida sobre la mesita de noche y regresó al comedor para sentarse en la mesa para comer pero no probó bocado, su vista se había fijado en la puerta que había sido la habitación de Heero, quería entrar pero no se atrevía, después de pensárselo mucho se lleno de valor y entró, los pocos muebles que habían hacían que pareciese mucho más vacía, aún conservaba su olor, con pasos lentos se dirigió hacia su cama y se recostó en ella, deseaba poder sentir su calor, se apoyó en su almohada para respirar el olor que aún permanecía en ella y se abrazó fuertemente para volver a llorar pero con más intensidad acallado sus gemidos en la almohada para que Trowa no le escuchara, así estuvo varias horas hasta que el cansancio y la angustia le venció y se quedó dormido.
Al medio día se despertaron los dos, Duo se dedicó a curar y a revisar las heridas de Trowa y le preparaba la comida, los primeros días fueron tranquilos, se intentaba no tocar cualquier tema relacionado con Heero o los vampiros. La vida se volvió monótona y la tristeza de Duo se hacía cada vez más notoria, no hablaba mucho y reía, desde que Heero se marchó Duo decidió dormir en su habitación.
Duo se estaba derrumbado por momentos había dejado de comer, Trowa decidió que tenía que hacer algo o Duo acabaría enfermo o algo pero, cuanto se recupero de la fractura de las costillas y pudo levantarse de la cama, preparó todas las cosa de ellos para marcharse de allí, Trowa habló con Duo para convencerlo, le costó mucho pero lo consiguió, le hizo ver que si se quedaba en aquella casa junto con todos los recuerdos de Heero en ella, jamás lo superaría.
Al día siguiente de se dirigirían de regreso a tierras de Gundam, en concreto al poblado donde se criaron y vivieron felices antes del ataque. Un nuevo cambio de aires les iría bien a ambos.
Un día de viaje en la carreta y el poblado Gundam ya estaba a la vista, era temprano y en el pueblo ya se veía la actividad cuotidiana de una aldea, al entrar en el poblado las gentes que se acercaron a ellos vieron sorprendidos como el joven que hacía casi cuatro años en busca de su amigo regresaba con su palabra cumplida.
Duo agradeció las muestras de cariño que recibió del pueblo, a pesar de los años transcurridos la gente no le había olvidado, parecía que parte de esa felicidad perdida en la mirada de Duo había regresado, al menos momentariamente. Se instalaron en la casa de Trowa ya que no quería dejarlo solo, le preparó el cuarto de invitados para que tuviera privacidad y no se sintiera presionado por compartir casa con él. Los primeros días fueron de adaptación a la nueva vida, Trowa regresó a su antiguo trabajo como herrero y a Duo le consiguió un trabajo en la posada del pueblo para que estuviera entretenido y no tuviera mucho tiempo para pensar. Poco a poco la normalidad en sus vidas fue llegando, aunque más de una noche Trowa oyera como lloraba Duo en su habitación. Entre el trabajo que le mantenían ocupado y las muestras de cariño que recibía de la gente del pueblo Duo se recuperaba lentamente.
Los días pasaron, después las semanas y luego los meses, a pesar de las apariencias Duo no olvidó a Heero y Trowa lo sabía pero la necesidad de cariño hizo que se acercara a Trowa. Trowa siempre le estuvo apoyando en todo momento, le dio su cariño, le hizo compañía cuando no quería estar con nadie, le aguantó sus berrinches caprichos y sus cambios de humor, pero eso y por todo quiso darle una oportunidad, no podría olvidad a Heero pero al menos intentaría querer a Trowa.
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
En el Castillo Yuy, estaban todo expectantes a la llegada del heredero Yuy, tenían órdenes de tenerlo todo preparado para su llegada. Los primeros en llegar al Castillo fueron Treize y Relena escoltado a Sir J y Kaede fueron conducidos a uno de los salones para retenerlos hasta la llegada de Quatre- sama para interrogarlos. Los habían aislado de los demás miembros del Clan y puestos bajo vigilancia. Al cabo de unas horas llegaron Sir Zech y Lady Hilde acompañados por Quatre-sama y un mal herido Heero. Enseguida lo llevaron a sus aposentos para curarlo y asearlo antes de que despertara, Quatre-sama dio órdenes de no molestarlo bajo ningún concepto y de que le avisaran en cuanto despertara.
Después de dar las órdenes pertinentes se dirigió al salón donde tenían retenido a los vampiros causantes del ataque de Yuy.
-¿Y bien? – preguntó Quatre al entrar al salón junto a Zech y Hilde y viendo como Sir J y Kaede le levantaban haciendo una leve reverencia -¿se puede saber porque atacáistes a Yuy y a los mortales.
-No los atacamos Quatre-sama – respondió Kaede para defenderse – estábamos de vigilancia, nos habían informado que el joven Yuy podía estar por la zona, solo quisimos cerciorarnos pero al toparnos que esos mortales, Yuy nos atacó sin motivo.
-¿Me estáis diciendo que fue Yuy quien atacó primero? – preguntó sorprendido pero sin creerse ni una palabra.
-Sabemos lo importante que es el heredero Yuy para nosotros – habló Sir J por primera vez – jamás intentaríamos algo en su contra, lo ocurrido esta noche fue un grave malentendido y debido a ello el heredero Yuy salió herido.
-¿Entonces no sabréis nada ni tenéis nada que ver con la organización Oz? – preguntó sin tapujos.
-No Quatre-sama, solo sabemos que miembros de nuestro Clan apoyan a esta organización – comento Sir J – y que buscan la manera para que la maldición de nuestra sangre siga intacta.
-Cómo sabréis el Clan Yuy está dividido sobre este tema, están los que están a favor de la maldición como la organización Oz y los que estamos en contra, como los seguidores de Yuy, durante todo este tiempo ambas partes implicadas coexistían sin problema ya que la llegada del heredero destinado a romper la maldición no había aparecido, pero ahora las cosas habían cambiado – hablaba Quatre con seriedad – a partir de hoy estos bandos deberán tomar conciencia de la situación, cada uno de nosotros deberá elegir el bando por el cual luchará, por eso quiero que hables con el cabecilla de la organización Oz y adviertas que si vuelven a intentar algo tan estúpido como lo de hoy iré y les mataré personalmente, a él y a sus sanguijuelas, ¿entendido? – gritó molesto.
-Pero Quatre-sama nosotros no tenemos nada que ver con el Seño O... – habló Kaede preocupado ante la furia de despedía el hasta ahora cabeza del Clan.
-¡Cállate! – le interrumpió Sir J al ver como por poco delataba a su Señor.
-No te preocupes Sir J, no soy tan bala como me crees, hasta ahora he permitido que hicieras todo lo que querías, no he intervenido en tus encuentros con los Oz dentro de este mismo castillo, he pasado por alto el que sobornes a miembros del Clan para que te ayuden en tu misión en buscar aliados para Oz – dijo mirando la cara sorprendida de Sir J – ¿te sorprende que lo sepa y que no haya hecho nada para impedirlo?, no me creas tan iluso Sir J – dijo avanzado hacia él – si te he dejado manga ancha a sido porque eres un incompetente – le amenazó a uno pasos de él – eres tan evidente en tus actuaciones y tan predecible que sin darte cuenta nos has facilitado gran información de los movimientos de Oz que si las circunstancias hubieran sido otras jamás hubiéramos podido descubrir, jeje.
-¿Qué pasa Sir J? ¿No te vas a defender de las acusaciones de Quatre-sama? – se burló Zech acercándose también al vampiro.
-Malditos – dijo furioso Sir J.
-Ahora lárgate de aquí y cuéntaselo todo a Señor Odin – le aconsejó Quatre – ah! Una cosa más Sir J, quiero que sepas que te dejo vivo porque me interesa que le vaya a informar a Odin sobre lo que sabemos y dile también que tienes dos semanas para sacar a todas sus sanguijuelas del castillo, si no lo hace le mandaré sus cabezas en bandejas de plata, ¿queda claro?
-Sí, queda claro – gruñó Sir J.
-¡Dónde queda tu respeto y tus modales al cabeza del Clan! – le gritó Zech golpeándole con el puño en la cara a Sir J – muestra tus respetos, aún estas bajo su techo – le ordenó.
-Lo siento Quatre-sama, no volverá a ocurrir – dijo tragándose su orgullo haciendo una reverencia.
-Puedes irte – le contestó Quatre – ya sabes lo que tienes que hacer.
-Quatre-sama, con su permiso – se despidió Kaede haciendo una reverencia
En cuanto se marcharon Quatre junto a Zech y a Hilde se sentaron en el cómodo sofá mientras observaba la chimenea encendida delante de ello, estaban en uno de los salones principales del castillo en la planta baja, era muy amplio decorado con gran exquisitez, a simple vista se veían unos grandes ventanales cubiertos por gruesas cortinas de color rojas con adornas en negro, a un lado del salón, en la parte izquierda frente los ventanales, estaba una gran mesa rectangular de cristal rodeada por doce sillas talladas en fina madera lacada en negro igual que los pies de la mesa que descansaban sobre una espléndida alfombra persa de colores oscuros. En la pared de la derecha se encontraba una gran librería con cientos de libros de diferentes colores y tamaños que sería la delicia de cualquier aficionado a la lectura, frente a ésta habían varios sillones de suaves telas negras, donde en estos momentos descansaba Quatre, Zech y Hilde conversando animadamente bebiendo el elixir de la vida sobre finas copas del cristal que descansaban sobre una pequeña mesita frente a la chimenea.
Sabían que a partir de ahora tenían en las manos el destino de su raza, debían convencer a Heero para que se implicara en ello, cada uno tenía sus propias razones para hacerlo y si querían conseguir sus metas deberían luchar ferozmente por ellas.
Las cartas estaban sobre la mesa, los involucrados al descubierto, solo debían saber como jugarlas para ganar su mano. Tan solo les quedaba preparar a Heero, darle todos los conocimientos sobre su raza y sus poderes, para lo que vendría y localizar la segunda parte imprescindible en la maldición.
Cada uno se encargaría de enseñarle y prepararle, Zech le enseñaría todo lo referente a técnicas de lucha y combate, Hilde se encargaría en enseñarle el uso de su poder y sobre la magia que poseía su raza y Quatre le enseñaría todo sobre la maldición y los conocimientos e historia de su pueblo, desde los inicios hasta el día de hoy.
Así estuvieron hablando hasta el amanecer preparando la estrategia a seguir ante un inminente enfrentamiento contra la organización Oz, la guerra ya estaba declarada solo faltaba saber cuando y quien la empezaría.
Solo tenían una cosa en mente, fuera como fuera debían acabar con la maldición, una profecía que desde la infancia se les habían enseñado e inculcado para que cuando llegase el momento supieran como enfrentarse a ella, esas palabras que aunque quisieran no podrían sacar de sus mentes.
"Solo aquel marcado como el elegido podrá liberar a su gente de la maldición eterna. Solo cuando lo mortal desee entregarse a lo inmortal y lo inmortal desee entregarse a lo mortal se podrá romper el maleficio. El elegido deberá encontrar a su alma gemela que le esperara, reencarnación tras reencarnación, en el valle Gundam hasta que vuelvan a encontrarse antes del año del Dragón"
Año 125 A.D.
Continuará...
chipita@eresmas.com
