Yo te protegeré

Cap.5

Las noches pasaban una tras otra en el Castillo Yuy, a Heero se le mantenía bajo una exhaustiva preparación, nada más anochecer Zech era el encargado de entrenar duramente hasta la hora de la comida, trabajaban las diferentes técnicas de combate y todo lo referente al arte de la guerra, ganando agilidad, destreza y una increíble fuerza física, después del almuerzo la siguiente en la orden del día era Hilde, ella era la responsable en enseñarle a utilizar sus poderes innatos como conjuros y los poderes de la magia negra durante tres horas, las últimas horas de la noche las dedicaba Heero a conocer con la ayuda de Quatre todo lo referente a la maldición y como superarla.

Los primeros seis meses, fueron realmente intensivos, hasta que obtuvo los conocimientos necesarios y un nivel de preparación más que aceptable, los siguientes meses al aprendizaje intensivo, fueron más suaves, las horas de entrenamiento físico fueron reducidas, ya que pronto Heero superó a su sensei, compaginándolo con las clases de Hilde y de Quatre, quedándole mucho más tiempo libre.

Durante estos meses, todos los miembros de Oz fueron expulsados del Castillo Yuy siendo confinados al Castillo de Oz bajo una estrecha vigilancia, se creó un grupo de búsqueda con hombres de confianza de Quatre- sama, para la búsqueda del mortal que ayudaría a romper la maldición, pero hasta ahora no había resultado.

-No puede ser – gritó preocupado Quatre, caminando de un lado al otro del salón principal, donde se habían reunido Zech, Hilde, Heero, Relena y él – llevamos seis meses y ni rastro del mortal que menciona la maldición.

-Es tan necesario implicar a un humano – comentó Heero sin importancia.

-En El Libro no da ningún tipo de detalle para reconocer al Elegido – comentó Zech – solo sabemos que pertenece al territorio de Gundam y que en el momento adecuado se mostrará como tal.

-Si pero hay un párrafo en El Libro que muestra que él Elegido lleva la marca del Clan Yuy – habló Hilde - pero no sabemos nada de la marca, si se ve a simple vista, si solo la puede ver Heero o ni siquiera sabemos donde la lleva el Elegido.

-Sí, ya lo sabemos – comentó Quatre – en estos meses hemos estado vigilando a las posibles candidatas que sigan el perfil que buscamos y ninguna de ellas lleva ninguna marca del Clan.

-¿Quizás, la marca se muestre solamente a Heero-sama, que solo reaccione con él? – preguntó sin mucho interés Relena - ¿No representa que es su alma gemela?.

-Puede que tengas razón – comentó Zech – hasta ahora nosotros no hemos dado con esa persona.

-¿Y como se supone que debe ser tú alma gemela? – preguntó sin ganas Heero – creo que todo esto es una tontería, pero bueno.

-¿Cómo definirías a tu alma gemela? ¿cómo te gustaría que fuera o lo que esperas de ella? – preguntó Quatre a Heero.

-No sé, no me interesa mucho, perdí el interés hace tiempo – respondió Heero.

-Imagínatelo – le histó Quatre.

-No sé..., debe ser una persona que muestre cariño, y cuando sea el momento hasta dulce, de carácter fuerte pero agradable y sociable, que me entienda y me quiera tal como soy, alegre y que no se intimide por lo que soy, que no me tenga miedo y sobretodo que me ame.

-Vaya, así que después de todo eres un loco romántico – bromeó Zech.

-Es solo una idea, una persona así no existe, soy consciente de eso y no aspiro a más – dijo con tristeza Heero.

-Pues no creo que vayas muy mal encaminado – habló Quatre.

-¿Por qué lo dices? – preguntó desconcertado Heero

-¿No conocistes a una persona así? No puedes decir que una persona así no existe, ¿no crees?.

-Si te refieres a Duo, olvídalo, él me traicionó, no lo recuerdas, puede que en un principio creyese que Duo era alguien importante para mí, pero eso pasó, además si insinúas que él puede ser El Elegido te equivocas, he visto su cuerpo y él no tiene ninguna marca del Clan – dijo molesto.

-Solo digo que es una posibilidad encontrar a alguien como Duo – comentó Quatre.

-Ya estoy harto de todo esto – dijo furioso Heero – estoy empezando a hartarme, me largo, cuando tengáis algo concluyente me avisáis – dijo saliendo del salón seguido de Relena.

-No te entiendo Quatre – le dijo Zech – primero separas a Heero de ese muchacho y ahora insinúas que puede ser él El Elegido, si Heero llega a saber lo que hicimos para separarlo del trenzado lo pasaremos mal.

-No te preocupes Zech, solo barajo posibilidades, tenemos que seguir todas las hipótesis, es muy extraño que no hallamos dado con esa persona.

-Pero el perfil del Elegido siempre a sido el de una mujer – comentó Hilde – al menos eso es lo que pensamos.

-Si pero debemos saber que tenemos que buscar el alma gemela de Heero, tenemos que tener en cuenta los gustos de él, su personalidad y sus inclinaciones, en El Libro de la profecía siempre se mencionó al heredero Yuy y a su alma gemela, pero nunca como serían – dijo Quatre.

-Ahora que sabemos quien es el heredero Yuy podemos imaginar como puede ser El Elegido – habló Zech – pero de una cosa estoy seguro, Heero se decanta más por los hombres que por las mujeres, puestos a elegir, asegurarían que su otra mitad sería un hombre.

-Debemos darnos prisa, el tiempo se nos acaba ya que queda menos de 15 meses para el año del Dragón – aseguró Hilde – creo que lo más conveniente será buscar a jóvenes de entre 23 a 25 años y que reúnan los requisitos y traerlos al Castillo y que sea Heero quien elija, supongo que si se encuentran podrán reconocerse o al menos Heero lo hará, es la única posibilidad.

-Pero eso levantaría muchas sospechas, tanto para los habitantes de Gundam como para Oz – dijo Quatre.

-Puede que si, pero no hay otra opción, no tenemos muchas otras opciones, porque la verdad, dudo que Heero quiera recorrerse los poblados de aquí a Gundam, para encontrarse con los posibles candidatos – aseguró Hilde.

-Hilde tiene razón Quatre, estamos presionando mucho a Heero, si seguimos así desistirá antes de haber comenzado todo, si reunimos a varios jóvenes a la vez en el Castillo, se lo pondremos más fácil, de todas maneras no creo que le guste mucho la idea.

-Está bien, lo haremos, pero deberemos seleccionar a los candidatos y candidatas con el mayor porcentaje de éxito y en grupos no muy numerosos, y en cuanto Heero vaya rechazando a los jóvenes se les devolverá de inmediato a sus hogares, sin daño alguno y no sin antes borrarles la memoria para que no recuerden que han estado aquí.

-Bien así lo haremos Quatre, mandaré que empiecen la búsqueda de los candidatos lo antes posible – comentó Zech – en cuanto tenga la primera lista te lo haré saber.

-De acuerdo, ah una cosa Zech, para buscar el perfil de los candidatos recurre al perfil de Duo, tengo un presentimiento, creo que El Elegido se asemeja bastante a ese trenzado – le sugirió Quatre.

-¿Quieres que traiga a Duo? – preguntó Zech.

-No, de momento no creo que sea necesario, pero habrá que tenerlo en cuenta si fallan todas las búsquedas – mencionó Quatre – por ahora deberemos esperar hasta que estén confeccionadas esas listas, yo hablaré con Heero.

-Bien así se hará – dijeron Hilde y Zech.

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-Maldita sea – maldijo Heero – estoy empezando a hartarme de todo esto.

-Tranquilo Heero – intentó tranquilizar Relena – sé que puede resultar tedioso y agobiante pero debes de tener paciencia.

-Me parece increíble Relena, hace unos meses intentastes saturarme con sangre para quitarme del medio y ahora me das aliento y ánimos para seguir – comentó sorprendido.

-Te dije que los sentía, no era conciente de lo que hacía, me llenaron la cabeza con ideas absurdas, pero creo que hasta ahora te he demostrado que soy de confianza, siempre has podido contar conmigo, somos amigos.

-Lo sé, aunque me parece extraño, estoy algo tenso y cansado, creo que iré a descansar un rato, Relena, por favor di que no me molesten – le pidió.

-Tengo una idea mejor – le dijo sonriendo haciendo que se detuvieran en el pasillo del Castillo que llevaba a los aposentos de Heero – mejor salgamos de caza, eso aliviará tus tensiones y te relajará, la última vez lo disfrutastes – le aseguró sonriendo.

-Lo sé Relena, pero hoy no estoy de humor para juegos, ya saldremos otro día.

-Venga Heero, será divertido, esta vez elegirás tú a la víctima, solo diviértete, yo me encargaré del resto, como siempre – le rogó la joven.

-No Relena esta noche no, no sé porque pero la conversación con Quatre me ha puesto furioso, a veces no sé que piensa mi primo, mira que decir que Duo podría ser... arggghhhh, no lo soporto – dijo frustrado – por más que intento sacarlo de mi mente ellos se empeñan en recordármelo.

-Esta bien, hoy no saldremos, pero prométeme que saldremos la semana que viene, ya sabes que nuestras salidas don secretas, jeje y sobre tu tensión y frustración, déjamelo a mí, yo me encargo, jeje – le dijo Relena con malicia.

-Me das miedo Relena, me voy a mi habitación, ya nos veremos – se despidió Heero.

Al llegar a su habitación Heero ordenó que le preparasen un baño para poderse relajar mientras ocupaba el tiempo ojeando el dichoso libro sobre la maldición de los vampiros.

No tardaron ni diez minutos cuando el baño ya estaba listo, una vez que estuvo solo se dispuso a desnudarse, sus nuevas habitaciones eran muy parecidas a la que tuvo el primer día, un poco más grande pero con la diferencia que en la pared de la izquierda, en vez de haber dos puertas (la del baño y la del ropero) habían tres, siendo la tercera una puerta que conectaba a una segunda habitación, más pequeña que la principal, que se le adjudicaba al posible amante del señor del Castillo.

Heero con lentitud se fue quitando la ropa hasta quedar totalmente desnudo y tras coger varias toallas pequeñas, se dirigió hacia la piscina de agua caliente para relajarse y olvidar momentariamente sus problemas. Una vez en su interior se recostó sobre los escalones sumergiéndose hasta los hombros apoyando la cabeza sobre el borde de la piscina utilizando una de las toallas como almohada para recostarse, sin miedo a ahogarse al quedarse dormido y la otra para taparse con ella la cara para evitar la luz del lugar. El agua caliente sobre su cuerpo tenso comenzó a hacer su efecto, relajándose por momentos, no había transcurrido más de quince minutos cuando una turbación en el agua y el contacto de varias manos sobre su cuerpo lo sorprendieron, recostándose de inmediato para descubrir el intruso o intrusos que se habían colado en su baño.

Al abrir los ojos se sorprendió al descubrir a dos jovencitas avergonzadas y temblorosas junto a él, estaban desnudas igual que él y por su comportamiento parecían que era la primera vez que se encontraban en una situación. A simple vista eras hermosas, jóvenes y delicadas y sobretodo eran humanas, al descubrir esto supo él porque del nerviosismo de las muchachas.

-¿Quiénes sois vosotras y que hacéis en mi baño? – preguntó sin mostrarse sorprendido.

-Nosotras... somos... – intentó hablar una de las jóvenes, era morena de larga cabellera, ojos marrones y piel clara.

-Nos manda Relena-sama – habló la otra chica un poco más tranquila que su compañera, era castaña de ojos azules y su piel era un poco más oscura.

-¿Relena-sama? – preguntó.

-Sí, nos ordenó que le atendiéramos en su baño – comentó la morena aún temblorosa – debemos agradarle y hacerle sentir bien y relajado – comentó sonrojada.

-¿Relena, os pidió que me atendierais? ¿habéis hecho esto alguna vez? – preguntó curioso.

-No mi señor – habló ahora la de ojos azules – hace poco que estamos en el Castillo, nuestros padres trabajan para Ud. Yuy-sama.

-¿Qué sabéis hacer? – preguntó con malicia, el buen humor le había regresado gracias a las ocurrencias de Relena, siempre conseguía animarlo cuando se sentía sobrecargado - ¿Qué os pidió que hicierais Relena?.

-Nosotras... – dijo la morena ruborizada – nos ordenó que hiciéramos lo que nos pidiera, estamos para servirle Yuy-sama.

-Jajaja, eso me alegra saberlo, pero me temo que sois demasiado frágiles para que yo sé vuestro primer hombre o mejor dicho vuestro primer vampiro, jeje – intentó bromear.

-¿No somos de vuestro agrado Yuy-sama? – preguntó angustiada por el rechazo de su señor.

-No es eso preciosa, dijo besando dulcemente sus labios, sois hermosas pero en el estado en que me encuentro no sería muy amable con vosotras, mejor me abstengo para otro momento, por ahora me conformo con un buen masaje y buena compañía – les comunicó.

-Como lo desee Yuy-sama – dijo la de ojos azules acercándose al vampiro para situarse a su espalda para poder masajear los fuertes hombros.

-Bien eso está muy bien – comentó Heero al sentir las manos ágiles de la muchacha sobre su espalda agarrotada – tú encanto, acércate, no me temas – le comentó a la morena sentándola sobre sus piernas para sujetarla de la cintura para que ella pudiese masajear su torso y brazos mientras él acariciaba su larga melena y su espalda suave y delicada.

-¿Así está bien? – preguntó la morena al ver como el vampiro cerraba los ojos con una mueca de satisfacción en su rostro.

-Mmmmm – tuvo de respuesta.

Los masajes duraron cerca de una hora y a Heero la sensación de ser acariciado por esas manos suaves y la cercanía de esos cuerpos sumados a la imagen distorsionada de la morena sobre sus piernas con su larga cabellera sobre su pecho y espalda, le estaban excitando más de lo que deseaba. Sin poderlo evitar los recuerdos de Duo le vinieron a la mente, se imaginó que la joven morena era él, que estaba acariciando su piel, oliendo su aroma, ansiando sus besos, su cuerpo estaba respondiendo a su imaginación y sin darse cuenta ya estaba erecto haciendo que su deseo y lujuria fuera incrementando conforme pasaban los segundos.

Si seguía así, esa situación se le escaparía de las manos, últimamente su lujuria se volvía bastante violenta y costaba controlarse, su naturaleza vampírica lo había transformado en un amante apasionado rozando el sadismo, era sexo simplemente sexo, sin implicaciones sentimentales con nadie y la mejor forma era comportándose como un amante violento aunque siempre procuraba ser complaciente con su amante de turno.

Elegía siempre a amantes fuertes, que pudieran soportar una noche de sexo salvaje y apasionado, pero con esas chicas dudaba que pudieran soportarlo, una sesión de lujuria con él, por eso tenía que salir de ese baño antes que cometiera una locura. Con un rápido movimiento levantó a la morena de su regazo separándola de él y levantándose con la intención de salir de la piscina, las muchachas lo miraron sorprendidas por la reacción al verlo salir excitado cubriéndose con una de loas toallas.

-Yuy-sama, ¿ocurre algo? ¿hicimos algo que no le gustó? – preguntó la morena desconcertada.

-No es por vosotras, pero es mejor que os marchéis, no debéis estar aquí, ahora recoger vuestras cosas y dejarme solo, quiero descansar – habló intentando disimular su deseo y las de desahogarse.

-Pero... – quiso hablar la castaña pero fue interrumpida por Heero.

-¡He dicho que largo! – gritó perdiendo la paciencia antes de salir hacia su dormitorio.

Una vez en su habitación comenzó a dar vueltas por ella, esta intranquilo y el dolor en ciertas partes de su anatomía que aún seguía en activo por no haber podido aliviarse, no le dejaba pensar con tranquilidad, se sentía excitado y hambriento, parecía un león enjaulado, durante todos esos meses se había propuesto olvidarse de cierto trenzado insolente y por ahora lo había conseguido, solo en momentos como ese su imagen y recuerdos venía a él nítidamente, cada vez que le ocurría era peor, deseaba que nunca se lo tuviera que volver a encontrar porque no sería capaz de controlarse, no sabía como reaccionaría, podía matarlo por su traición o hacerle suyo de una vez por todas como su cuerpo le reclamaba cuando se excitaba como ahora. No pasó mucho tiempo cuando llamaron a su puerta insistentemente, al principio la ignoró, no estaba de humar para aguantar a nadie y para colmo su cuerpo aún reclamaba su alivio para su desgracia, pero ante la insistencia del llamado no le quedó más remedio que abrir, para matar al desgraciado que le molestaba en ese momento.

-Maldito estúpido – gruñó abriendo la puerta de su habitación violentamente - ¡Qué! Como no sea importante te voy a arrancar la cabeza – amenazó sin mirar ni siquiera a la persona que estaba allí de pie.

-Heero, Heero – se oyó la voz burlona de Relena – debes calmarte, las pobre chicas que te mandé han venido llorando a mi habitación, porque las has rechazado, eres un mal anfitrión, te las envié con la mejor intención, además ellas deseaban complacerte, no tuve que convencerlas demasiado para que aceptasen, jeje, están locas por ti, ¿cuál es el problema?

-Relena, no estoy de humor, déjame – le contestó de mala manera intentando cerrar la puerta para encerrarse en su habitación.

-Espera Heero – dijo evitando que le cerrase la puerta – estás muy tenso, siento que no haya sido de tu agrado las chicas que te mandé, lo hice con la mejor intención, somos amigos y solo me preocupo por ti, déjame compensarte, te he traído algo que seguro que te gusta – comentó separándose un poco del quicio de la puerta para que Heero viera a la persona que estaba detrás de ella cubierta por una gran capa marrón oscura con capucha, a la que no se le podía ver ninguna parte de su cuerpo.

-Ya te he dicho que no estoy de humor hoy, solo quiero descansar – le dijo a Relena sin prestar demasiada atención a esa persona.

-Heero, somos amigos y sé que necesitas... como decirlo – le dijo con burla al ver la pequeña toalla abultada – necesitas alivio, je, solo deja que entre, lo miras y si no te interesa le dices que se vaya, hazme caso, hasta ahora nunca te he fallado, se que te gustará, es un poco tímido pero hará todo lo que le pidas, es mi regalo como compensación por lo de antes.

-Estás loca Relena, pero gracias – le dijo seriamente – pero no sé si...

-Pruébalo, hace tiempo que buscaba a alguien como él – dijo señalando a encapuchado, te lo tenía reservado para una ocasión especial, pero te la doy ahora, no te defraudará, además estoy convencida que ya estás curioso por saber como es – comentó sonriendo al ver cierto interés en los ojos de Heero.

-Esta bien, pero si no me gusta te lo mandaré como a las otras – dijo sin inmutarse haciéndose a un lado para que pasase el encapuchado.

-Te gustará – afirmó Relena haciendo una señal para que entrase el joven pare luego girarse y marcharse de allí – que disfrutes, mañana me cuentas, jeje, ah! Por cierto, a pesar de su aspecto es fuerte, no te preocupes por si pierdes el control, jeje ya sabes, antes del amanecer mandaré a alguien para que limpie tu habitación, no te preocupes por ello, déjame eso a mí – le comentó guiñándole un ojo con complicidad mientras se alejaba de allí.

Una vez los dos solos en la habitación Heero se dirigió a la la mesa donde habían sus reservas de sangre y se sirvió una copa, se sentía un poco más tranquilo, si Relena le aseguraba que le iba a gustar su regalo estaba convencido que así sería, no sabe como pero Relena tenía un sexto sentía para complacerle y saber lo que le gustaba, con pasos lentos se dirigió al sillón que estaba cerca de la mesa de licores y se dedicó a observar al joven encapuchado.

Desde que el joven entró a los aposentos del Yuy se quedó en el mismo lugar a la espera de alguna orden de su amo, lo sentía nervioso y un poco asustado.

-Acércate – le ordenó Heero – descúbrete el rostro.

-Sí Yuy-sama – se oyó una voz suave pero firme, el joven se acercó a él a unos pasos de distancia y lentamente se retiró la capucha descubriendo una cabellera rubia con reflejos castaños y unos intensos ojos verdes, su cabello parecía estar sujeto por una coleta tras su nuca que se ocultaba bajo la capa.

Heero parecía sorprendido pero procuró que no se le notase demasiado, la verdad que ese joven era hermoso, al menos lo que había visto por ahora, parecía ser delgado de piel clara con algunas pecas por su rostro, facciones finas casi femeninas, de largas pestañas doradas y labios finos pero suficientemente carnosos para ser apetecibles. El joven estaba de frente manteniendo su rostro agachado para ocultar el sonrojo que mostraban sus mejillas, al verlo así le gustó más, era sumiso pero había algo en él de denotaba fuerza, estuvo tentado a preguntarle su nombre pero no lo hizo, no debía implicarse con sus amantes de ocasión, aunque le atrayese tanto como ese. Mientras le observaba atentamente bebiendo de su copa le ordenó que se descubriera del todo, al hacerlo algo dentro de él explotó, no podía creer lo que estaba viendo en esos momentos, si su rostro le provocó un deseo inexplicable con solo verlo al verlo sin la capa fue demasiado, incluso pudo ver cierta sonrisa de satisfacción en ese joven al verlo tan sorprendido mientras le observaba.

Al retirarse la capa Heero pudo contemplar el cuerpo delgado y bien proporcionado del joven debido a que debajo de ella no llevaba nada más que su propia piel, estaba desnudo y como había supuesto su cuerpo era delgado con los músculos definidos pero no demasiado, su piel era clara como la de su rostro y completamente lampiño, el único bello que le veía era el de la zona púvica de un tono un poco más oscura que el color de su cabellera, cosa que también le sorprendió, como había previsto su cabello estaba recogido por detrás de su nuca, pero no por una coleta sino por una larga trenza que descansaba sobre su pecho hasta la altura de su estómago, sin poder evitarlo comparó el cuerpo que tenía delante de él con el de cierta persona que intentaba por todos los medios olvidar, eran muy parecidos pero a la vez muy diferentes, sus cuerpos se asemejaban aunque con algunas diferencias, este joven era más pálido y de una estatura un poco superior, el color de sus ojos y pelo eran más claros pero por lo demás eran iguales, Relena había dado en el clavo, como siempre, pero por primera vez no supo si agradecérselo o recriminarle el hecho, él buscaba la manera de olvidarla y ahora se encontraba una copia de su dilema delante de él y para colmo para complacerle en todo lo que quisiera. Se odiaba por sentirse como se sentía en esos momentos, lo deseaba tanto que no le importaba que fuera "eso" una copia de lo amó o de lo que aún amaba.

Después de varios minutos que estuvo divagando y observándole dejó la copa de cualquier manera sobre la mesa sin importarle que se cayera y se derramase, se levantó del sillón y poco a poco se acercó al joven que lo miraba con algo de miedo pero con decisión. Una vez junto a él no pudo contenerse en acariciar la cara del joven, sorprendiéndole a chico por la caricia suave y tierna que recibió que instintivamente cerró los ojos para desfrutar de ella, no esperaba eso de parte de un vampiro, sabía que eran violentos y lujuriosos, aún sabiendo como eran tuvo que aceptar entregarse a ese vampiro que no conocía, si quería salvar a quienes amaba debía hacerlo, así se lo hizo saber aquella vampira que apareció en su casa hace varias semanas atrás.

Heero seguía acariciando su rostro con la yema de sus dedos disfrutando la sensación de la piel suave en sus dedos, poco a poco fue descendiendo de sus mejillas hasta la barbilla y de allí hacia su cuello rodeándolo con su fuerte mano.

-Tu piel es igual de suave que la suya... – pensó en voz alta, aún se sentía un poco perturbado por el encuentro con ese joven – ¡pero no eres él! – gritó al darse cuenta de la realidad apretando el cuello del joven queriendo estrangularlo.

-Cof, cof, suéltame – intentó liberarse el joven con sus manos pero la fuerza del vampiro era superior a la suya – me... cof, me estás ahogando... cof, cof.

Heero al ver que lo iba a matar aflojó su agarre pero sin soltarlo y sin darle tiempo a que se recuperase se abalanzó sobre él atrapando sus labios con voracidad, sin perder tiempo lo arrinconó entre uno de los sillones y le besó con ansias, quería apagar el calor que sentía, deseaba sentirse como aquella vez que beso a Duo y el en un breve tiempo le respondió, no le importaba que fuera con esa copia suya, lo deseaba y si tenía que desahogarse con ese joven lo haría pero no tendría compasión, sabía que no era Duo por lo tanto no debía preocuparse por como reaccionaba, por controlarse, quería apagar esa lujuria y lo haría.

Siguió besándole con lujuria, su lengua recorría toda su cavidad bucal en un duelo de lenguas imparable mientras sus manos recorrían todo el cuerpo de ese trenzado medio rubio sin pudor y fuerza, consiguiendo que varias marcas de arañazos quedasen esparcidas por su cuerpo humano frágil. Después de apagar su sed momentáneamente en los labios de ese trenzado descendió a su cuello llenándolo de besos húmedos y pequeños mordiscos sin llegar a perforar su piel, podía sentir el bombeo de la sangre en el cuello del joven tentándolo para que sus colmillos le perforasen pero por ahora se controló. El joven jadeaba, sus estimulaciones no le pasan desapercibidas, llegando a arquear su espalda para sentir más contacto contra el cuerpo caliente del vampiro, sobretodo cuando sintió como el vampiro comenzó a estimular su miembro que estaba ya completamente duro y sensible, para el joven la situación sin poder creérselo le parecía excitante, una mezcla de pasión-miedo, placer-dolor, jamás pensó que se sentiría así al entregarse a un vampiro. Heero siguió descendiendo por el cuello hasta posarse en una de sus telillas donde estuvo acariciándola con su lengua atrapando el pezón son sus dientes y colmillos, sin darse cuenta le hizo un pequeño corte que sangró, al sentir el sabor metálico de la sangre del joven entre sus labios se excitó aun más, lamiendo con ansias para limpiar su herida, el joven al sentir el pequeño dolor en su pezón lanzó un gemido sin poder decidirse si fue de dolor o de placer, después del leve dolor pudo sentir la lengua juguetona sobre su pezón adolorido colmándolo como un bálsamo curador viendo que a los pocos segundos su herida dejó de sangrar, se había encendido más al ver las caricias lascivas de su amante vampiro, se sentía ardiendo y no podía estarse por más tiempo quieto, con lentitud, mientras el vampiro se dedicó a torturarle el otro pezón mientras que su la mano acariciaba su miembro y sus testículos, bajos sus manos hasta la toalla que aún seguía aferrada a la fuerte cintura del vampiro y con un acertado tirón de ella dejó expuesto la increíble anatomía del más poderoso de los vampiros del Castillo Yuy y sin peder más tiempo atrapó la hombría de Heero y comenzó a acariciarla, pasó sus manos por toda su longitud varias veces sintiéndolo vibrar entre su mano, en especial se dedicó a prodigar caricias en la zona más sensible de su miembro, pasaba sus dedos impregnados en la sustancia que expulsaba Heero para lubricar el glande y juguetear con el orificio de su pene para torturarlo como venganza por las sensaciones que le hacía sentir el vampiro, los dos estaban muy calientes deseando sentir más, sin mucho miramiento Heero levantó al trenzado del sillón incómodo para esa ocasión para llevarlo a la cama para tomarlo con más comodidad, al notar como era sujetado como si no pesara nada el joven se aferró a la cintura de su amante con sus piernas y brazos mientras Heero lo abrazaba con la intención de no dejarlo escapar mientras inició de nuevo un lucha dentro de sus bocas. Una vez junto a la cama lo apartó de su cuerpo y lo lanzó sobre ella sin mucho cuidado cayendo de manera brusca y con un gemido de dolor al doblarse una muñeca al caerse sin haber sido avisado.

-Eres un salvaje – exclamó dolorido el joven frotándose la muñeca mientras miraba acusadoramente al vampiro.

-Te sorprende – le dijo sonriendo con malicia mientras exhibía su poderosa erección – no esperarás dulzura de mi parte – se burló mientras se acercaba al trenzado colocándose encima de él a cuatro patas pero sin llegar a tocarle.

-No, no soy estúpido pero solo te pido... – intentó hablar pero Heero se lo impidió atrapándole los labios en un beso ardiente.

-No estas en posición de pedir – dijo jadeando por la excitación – ahora estate calladito solo quiero oír de ti tus gemidos – dijo medio molesto volviendo a besarlo.

Las manos de Heero le recorrieron todo el cuerpo con lascivia urgente y deseosa hasta que su necesidad se apodero de su control, con un movimiento casi felino ascendió por el cuerpo del joven hasta sentarse en el pecho de este y con una mirada cargada de burla y lujuria le acercó su miembro a escasos centímetros de su cara.

-Abre la boca – le exigió.

-¿¡Que!? – preguntó sorprendido por la orden.

-Que abras la boca – le ordenó sujetando fuertemente la trenza para obligarle – a no ser que quieras que te penetre sin ningún tipo de lubricación – se rió.

-Maldito argrrrg... – no pudo continuar porque al abrir la boca para protestar Heero aprovecho para enterrar su virilidad en la boca del trenzado.

-Ahora sé bueno y haz tu trabajo y cuidado con dañarme sino tendré que ser malo contigo – le amenazó, iniciando el vaivén de su cadera en la cavidad bucal – mmmm eso es, siiiii, ves como te gusta, mmmmm no entiendo la manía que tenéis los humanos por negar vuestros instintos y deseos más íntimos... mmmmm, siiiii aaaaaaahhhhhhh – gemía mientras enterraba más su miembro en la garganta del joven sin importarle si le ahogaba o no.

-Mmmmm – intentaba protestar el joven ante las nauseas por la invasión del miembro del vampiro, con un poco de esfuerzo consiguió frenar un poco las envestidas con ayuda de sus manos que frenaba la cadera de Heero, al meno lo suficiente para acostumbrar su garganta a esa intromisión violenta.

Heero gemía cada vez más sonoramente, su respiración se hizo agitada y su pulso se hacía latente bombeándole el cerebro cegándole por el placer que sentía, sin importarle nada más sujetó la cabeza de su amante para introducirse casi por completo en él, no duraría mucho más así que aceleró sus movimientos con la intención de desahogar la tensión sexual. Sin poder aguantarse más y tras oírse un fuerte gemido gutural Heero eyaculó abundantemente en la boca del trenzado permaneciendo unos segundos más dentro de él, luego se retiró cayendo sobre la cama para recuperarse. El joven lo miró entre extrañado y sorprendido, jamás pensó que acabaría así, al ver como el vampiro se tumbó en la cama, boca arriba y con los ojos cerrados se levantó con la intención de recoger su capa y marcharse a pesar de la excitación que sentía en esos momentos pero antes de salir de la cama una mano le sujetó de la muñeca tirándolo hacia la cama cayendo junto al cuerpo del vampiro que le miraba burlonamente.

-A donde crees que vas – le dijo molesto – no te he dado permiso para que abandones la cama.

-Yo pensaba que ya... – intentó excusarse nerviosamente y completamente sonrojado.

-Je crees que con lo ocurrido tengo suficiente – dijo orgulloso – no me compares con cualquier amante que hayas tenido nunca.

-No yo...

-Te dije que no quería oírte – le dijo atrapando su cuerpo con el suyo y comenzando una nueva tanda de besos y caricias.

Como si minutos antes Heero no hubiera llegado al orgasmo, el vampiro excitó y se excito nuevamente y con mayor intensidad, había podido quitarse la tensión que sentía por los recientes recuerdos y pensamientos, ya se sentía libre de culpa para poder disfrutar plenamente de una sesión de sexo. En varios minutos los dos jadeaban intensamente recorriéndose mutuamente y estimulando las zonas más sensibles de sus cuerpos hasta niveles insospechados, sin aguantar más Heero giro al muchacho boca abajo separando sus piernas para posicionarse entre ellas y sin poder contenerse más entro en él de una sola envestida provocando en el joven un fuerte grito de dolor por tal salvaje intromisión. Heero sin importarle demasiado comenzó a moverse aunque si lentamente para darle algo de tiempo para que se acostumbrara, cuando sintió que sus penetraciones eran más fluidas empezó a moverse más rápido y profundo mientras gemía. Un leve olor a sangre le estimuló sensiblemente, lo más seguro es que la penetración violenta a la que le había sometido le había hecho sangrar y eso le estaba excitando doblemente, el olor a sexo junto con el sudor de sus cuerpos y la sangre hacían una mezcla embriagante para el vampiro. A pesar del dolor inicial que sintió, su cuerpo comenzaba a reaccionar, oleadas de placer le recorrían todo el cuerpo, podía sentir el aliento caliente del vampiro sobre su nuca y como con una de las manos que tenía libre le masturbaba al mismo ritmo que sus penetraciones, la vista se le comenzaba a nublar y su cuerpo temblaba como una hoja movida por el fuerte viento de otoño. Para facilitarle la tarea de estimular su miembro, el joven trenzado levanto su cuerpo hasta quedar en cuatro patas, logrando que los movimientos de su amante fueran más profundas y exigentes, los niveles de placer acumulados en su cuerpo pronto superarían su límite, sus manos se aferraron fuertemente a las sábanas para contener el placer. Heero estaba al límite de nuevo y con las últimas penetraciones profundas arrastró el cuerpo del rubio hacia atrás quedando apoyado en su cuerpo estando de rodillas en la cama, su mano seguía es llevando el compás de sus envestidas cada vez más rápido sobre la entrepierna del rubio trenzado, éste para poderse sujetar para no perder el equilibrio levantó su brazo izquierdo sujetándose al hombro izquierdo del vampiro que quedaba detrás de él y con la mano derecha se sujetaba a la cadera del su amante para tener el mayor contacto con él a la vez que apoyó su cabeza en el hombro derecho, sin darse cuenta, Heero con las últimas movimientos antes de llegar al clímax se acercó al cuello expuesto ante él y sin poder contenerse, juntó cuando él y el trenzado llegaron al orgasmo enterró sus colmillos en la suave piel que se ofrecía como el mejor de los manjares, haciendo que ambos alcanzasen un nivel de excitación y placer extra, cayendo sin apenas fuerzas sobre la cama. Heero bebía del joven saboreando el dulce sabor de su sangre llevándolo casi al tercer orgasmo de la noche. Al darse cuenta que el joven comenzaba a debilitarse más de prudencial se retiro de él.

-¿Estas bien? – preguntó Heero al ver al joven que apenas podía mantener los ojos abiertos.

-Yo... estoy cansado... necesito dormir un poco... yo – intentó hablar pero cayó inconsciente.

Heero se quedó observándole por un rato, se sentía extraño, observaba el cuerpo inmóvil del joven de larga trenza que ahora lucía casi deshecha cubriendo la cama con finas hebras rubias y castañas, por un momento le pareció observar a Duo y sin poder contenerse lo atrajo hacia él abrazándole para llevarlo al centro de la gran cama para cubrirse ambos con las sábanas de seda para descansar un rato.

El resto de la noche transcurrió de la misma manera hasta el amanecer, sexo, sudor y sangre.

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En el poblado Gundam los días transcurrían ajenos a los acontecimientos que se vivían en el Castillo Yuy, sin ningún sobresalto o incidente en el pueblo y en sus alrededores a excepción de las extrañas desapariciones de ciertos jóvenes durante los últimos dos meses. Se desconocía el motivo ni las causas de las ausencias de los chicos que desaparecían durante varios días y al cabo de ese tiempo regresaba de la misma manera misteriosa como habían desaparecido y lo más extraño de todo era que cuando se les preguntaba dónde habían estado no lograban recordar nada de la última semana vivida, sus mentes estaban en blanco, a excepción de ese pequeño detalle no presentaban ningún daño o herida. Los rumores de los responsables de dichas desapariciones apuntaban a los miembros de Clan Yuy pero por ahora no habían pruebas ni daños a quien reclamar de ello.

Todo ese tiempo pasó con relativa tranquilidad pero en varias ocasiones, durante esos meses atrás, la paz del poblado se vio alterada por el descubrimiento de varios asesinatos relacionados con los ataques de vampiros a las afueras de Gundam. En todos los cuerpos que se encontraron presentaban signos de violencia y sus cuerpos estaban desangrados, hasta ahora se habían encontrados a cinco jóvenes; tres muchachas y dos chicos, habitantes del pueblo de Gundam y sus alrededores. Todas esas muertes fueron investigadas por las autoridades del pueblo, en un principio se acusó al Clan Yuy, haciéndoles responsables de los asesinatos pero pronto de desmintió, gracias a la ayuda prestada por Quatre-sama y sus hombres, se descubrió que los ataques provenían de los vampiros desterrados a las tierras de Oz.

La mayoría de los habitantes de Gundam dieron por buenas las investigaciones conjuntas de las autoridades del pueblo y del Clan Yuy, pero no todos pensaban así, habían rumores que se extendieron rápidamente por los pueblos cercanos que decían que el Clan Yuy era el auténtico responsable de esas muertes, que era todo un plan estratégico para engatusar a los habitantes de los pueblos del territorio de Gundam para hacerles creer que eran sus aliados hasta que llegara el momento del ataque definitivo como ocurrió años atrás.

Para aminorar tensiones, el Clan Yuy se ofreció voluntario para ayudarles con la vigilancia nocturna así evitarían posibles ataques de otros vampiros ajenos al Clan, gracias a esa vigilancia extra los asesinatos cesaron y los habitantes pudieron respirar tranquilos.

Para Duo y Trowa la vida continuaba, la relación con Trowa iba bastante bien, se sentía muy a gusto, sabía que el joven de ojos verdes le amaba y él empezaba a quererle de verdad. Desde aquella noche habían iniciado una relación de pareja, consentida y aceptada por todo el pueblo, todos opinaba que hacían una bonita pareja.

Todo parecía tranquilo es noche, el cielo estaba despejado y se podían observar con claridad las estrellas, a pesar del fría del otoño, la noche te invitaba a salir para observar las maravillas de una noche estrellada como aquella, esa noche parecía como una noche como otra cualquiera. Después de cenar Duo convenció a Trowa parea dar un paseo, esa noche tenía la necesidad de salir, había algo en el ambiente que le llamaba a abandonar su hogar para adentrarse en los parajes cercanos de su casa. Tras algunas protestas por parte de Trowa al final accedió al ruego de su trenzado y ataviados con gruesas capas para contrarrestar el frío salieron a dar ese paseo que tanto deseaba Duo. Pasearon durante varios minutos decidiendo detenerse cerca del mirador, del cual había una hermosa vista, al principio no se dieron cuenta pero Duo se percató de las extrañas luces que se reflejaban en el firmamento, era como si desde ese mirador pudieran contemplar la aurora boreal, algo impensable por la latitud a la que se encontraban pero el juego de sobres de luces junto a las luces que desprendían las estrellas hacían un espectáculo asombroso. Allí de quedaron durante bastante tiempo abrazados disfrutando de la vista. De pronto algo dentro de Duo se agitó, sintió un fuerte dolor en el pecho y una sensación de angustia lo embargó, Trowa se percató de ello, abrazándolo fuertemente entre sus brazos mientras intentaba calmarlo.

-Duo ¿qué te ocurre? ¿te sientes bien? – preguntó preocupado.

-Me duele... – dijo con dificultad tocándose el pecho – algo no va bien, me cuesta respirar, tengo un mal presentimiento.

-Regresemos a casa, llamaré al médico para que te revise.

-No... no es necesario solo... arggghh – gritó cayendo al suelo sujetándose el pecho.

-¡Duo! – gritó asustado como caía al suelo - ¿qué te ocurre? Dime algo.

-No puedo respirar... esas luces... las estrella me dicen ... – hablaba con uno tono delirante hasta que cayó desmayado.

-Pero que demonios – maldijo levantando a Duo del suelo para llevarlo en brazos hacia casa.

Estaba terriblemente preocupado por el trenzado, antes de llegar a su destino recordó lo que parecía el delirio de Duo, "...esas luces... las estrellas me dicen..." de manera instintiva alzó la vista hacia el firmamento y lo que vio lo dejó estático. Las sobras azules y verde que segundos antes estaban contemplando los dos habían cambiado de color, ahora el cielo parecía mucho más oscuro y tétrico, los colores suaves y relajantes a la vista habían cambiando a un rojo intenso rodeado por nubes negras que se concentraban rápidamente sobre las tierras de Gundam, miles de rayos comenzaron a formarse anunciando una tormenta inminente, pero lo más extraño de todo era el silencio sepulcral que se respiraba en esos momentos, era como si todos los sonidos del bosque hubieran desaparecido. Trowa se apresuró a llevar a Duo a la casa antes de que comenzara a llover. Duo seguía desmayado pero su cara parecía más angustiosa por momentos, parecía que soñaba y parecía no se nada bueno. Una vez llegó a la casa lo acostó con delicadeza en la cama que compartían. Duo estaba ardiendo y sudando a mares, todos los intentos por despertarlo fueron e vano.

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Todo estaba oscuro, no podía ni ver ni oír nada, esta desorientado y no comprendía como había llegado hasta allí, sin saber hacia donde dirigirse comenzó a caminar hacia ninguna dirección en concreto, solo se limitó a caminar buscando una salida a aquella oscuridad. No sentía ni frío ni calor, ni siquiera sentía el suelo que pisaba, de pronto algo le llamó la atención, el suelo que hasta ahora no sentía comenzó a notarlo duro bajo sus pies, aún no conseguía ver nada pero la sensación de sus pies era la única que le ligaba a ese extraño lugar, con temor comenzó a llamar a Trowa, cada vez gritaba más fuerte y la sensación de miedo se estaba apoderando de él conforme pasaban los minutos. De igual manera que sintió en contacto de sus pies a ese suelo que no podía ver le llegó otra sensación distinta junto a un sido de goteo y chapoteo, estaba caminado sobre un suelo mojado pero seguía sin ver nada, los minutos siguieron pasado dándole la sensación que transcurrían horas. Seguía oyendo el goteo de agua y el ruido de sus pasos sobre esa agua, con curiosidad se detuvo y llevó sus manos a la superficie del suelo y lo que sintió le dio un escalofrío, eso que pisaba no era agua precisamente, era más densa y estaba tibia, con miedo de limpió las manos en sus pantalones para intentar hacer desaparecen la sensación de angustia que sintió al tocarla. Los pasos lentos que convirtieron en pasos más rápidos y estos en pocos minutos se convirtieron en zancadas hasta que sin saber porque comenzó a correr, se sentía observado, corría y corría llamando a Trowa pero no había respuestas, solo se oía el sonido de sus pasos sus gritos llamando a Trowa hasta que un susurró a sus espaldas le hizo girarse, pero ahí no había nada, se susurró débil fue tomando intensidad, hasta que pudo oír claramente que se trataban de unas risas maniáticas que le llamaba diciéndole que no podía huir no tenía escapatoria, eso le asustó más haciendo que comenzase a correr de nuevo. Tenía que hacer un esfuerzo más, debida salir de donde estuviera, la sensación de ser observado no desaparecía, de pronto sintió como varias manos intentaba sujetarlo auque no las podía ver, eran como si lo tocasen o acariciasen pero sin llegarle a detener. Estaba muy asustado y las lágrimas comenzaron a surcar su rostro, era tal la desesperación que tropezó con algo cayendo al suelo, ensuciándose con aquel líquido licuoso, al caer se golpeo en la cabeza cerrando los ojos debido al dolor que sintió en su frente pero el contacto de algo o alguien en su espalda le hizo girarse abriendo los ojos, aunque hubiese preferido no hacerlo.

El espacio en el cual estaba y en donde no podía ver nada había cambiado, ahora se encontraba en medio de una sala gran sala redonda de paredes de piedra pulida, rodeada de grandes ventanales que ahora estaba cubiertas por gruesas cortinas, estaba poco iluminada haciendo que la estancia fuera más terrorífica por la escasa luz de las velas de los altos candelabros de pie, pero si lo suficiente como para ver lo que había en ese lugar. Miro con lo que había tropezado y vio con horror que se trataba de una joven que parecía muerta, el suelo estaba cubierto de ese líquido que reconoció como sangre, al levantar un poco la vista del cuerpo de la muchacha vio con miedo que varios cuerpos más estaba tirados de la misma manera, eran chicos y chicas de su misma edad y todos ellos llevaban la misma túnica blanca casi transparente que se les pegaba al cuerpo al estar mojadas en sangre, pero lo que más le sorprendió fue que entre esos cuerpo también habían otros cuerpo pero parecían de vampiros ya que de sus bocas podía ver sus colmillos blancos, también estaban muertos. El sonido de risas y murmullo le hizo alzar más la vista viendo una veintena de personas observándole con burla, alguno de ellos sujetaban entre sus brazos a alguno jóvenes como los que yacían en el suelo pero vivos aunque el rostro de terror que reflejaban en sus caras demostraban que no tardarían en estar en la misma situación que sus compañeros de túnicas. Instintivamente Duo retrocedió aún sentado de culo queriendo alejarse de esa visión terrorífica, su cuerpo se resentía del esfuerzo que había hecho al correr por tanto tiempo, tenía la garganta seca y ningún sonido lograba salir de ella. No podía creer lo que veía, aquello parecía el comedor macabro de un Clan de vampiros esperando que llegase su postre, Duo temblaba de miedo pero más al ver como varios de esos vampiros se acercaba a él. En un intento de huida se giró para levantarse pero antes que pudiera ponerse en pie fue detenido por dos de aquellos vampiros, girándolo de golpe tirándolo boca arriba, sentándose uno de ellos encima de la cadera de Duo para evitar que huyera.

-No... no, otra vez no... – lloraba asustado al ver como se reían de él.

-Jajaja, el niñito está asustado – de burló el vampiro que estaba sentado sobre sus caderas sujetándole las muñecas para impedirle que se moviera. Su apariencia era de temer, poseía unos cabellos bastante cortos, rojo fuego igual que sus ojos, su piel era blanca, no podía apreciar su estatura debido a que estaba sobre él pero su corpulencia era notable a simple vista, de brazos y manos grandes y vestido con una camisa blanca bastante ajustada y unos pantalones negros y botas negras – tú te lo has buscado, eres una amenaza para nosotros y no te dejaremos marchar.

-No... por favor – suplicaba – yo no he hecho nada, snif, no soy una amenaza para nadie, por favor dejarme ir.

-Jajaja – se rió el vampiro que estaba a su lado. Era bastante alto y delgado pero desprendía una fuerza poderosa, tenía el cabello negro como la noche recogida en una coleta baja que contrastaba con la piel pálida, sus ojos eran rojos de facciones duras y de sus labios linos y rojos asomaban sus colmillos con rastros de sangre que habría bebido hacia poco tiempo, su vestimenta era completamente negra compuesta de una camisa de hilo bastante holgada y desabrochaba que permitía ver su pecho fuerte y unos pantalones de la misma tela enfundados en unas botas altas negras también – eres tan estúpido que ni siquiera sabes lo importante y peligroso que puedes llegar a ser, jajaja – se burló.

-Dejarme yo no he hecho nada – gritó forcejeando - ¿dónde estoy? Soltarme.

-Tú no vas a ir a ningún sitio y si por cualquier cosa llegases a salir de aquí vivo que lo dudo, te una cosa en cuenta, te buscaremos y tarde o temprano daremos contigo no lo dudes – le hablo con sadismo el pelirrojo mientras le sujetó por el cuello con una mano mientras que con la otra le rompía la camisa que llevaba.

-Eso – continuó el moreno que se acercó a ellos – removeremos cielo y tierra y hasta que no demos contigo mataremos a todos los que aprecias hasta que te entregues, tus vecinos, tus amigos, tu noviecito – recalcó son sadismo a la última persona mencionada.

-¡Noooo suéltame, nooo, no me toques, Trowaaaaaa!.

-Tranquilo esto va a durar mucho – le contestó el moreno con burla que observaba como su amigo le abría la camisa.

-Jajaja, tienes razón – le dijo al moreno. Los demás vampiros les observaban murmurando y riendo por el alboroto que ocasionaba el trenzado.

-Soltadme – les gritó empujando al pelirrojo que se encontraba distraído hablando con el moreno saliendo corriendo.

-Maldito bastardo – maldijo el pelirrojo al ver como se le escapó el muchacho, pero gracias a su velocidad vampírica no dio ni tres pasos Duo cuando sintió que algo se incrustaba en su hombro derecho causándole tanto dolor que volvió a caer al suelo – no te será tan fácil escapar de mí – le dijo levantando a Duo por la trenza manteniéndolo de espaldas a él – cuando acabe contigo desearás no haber nacido – le amenazó lamiendo la herida de su hombro que se la ocasionó dándole un zarpazo con sus uñas en forma de garra.

-No por favor – suplicaba llorando y con la vista nublada por el llanto y el dolor.

El vampiro pelirrojo fue a morderle pero una voz que apareció en la sala se lo impidió.

-¡Alto! – se oyó una voz varonil y potente, que salió entre los demás vampiros– de él me encargo yo, él es mío.

Duo intentó ver de quien era esa voz pero el fuerte agarre al que era sometido se lo impedía, oyó a su espalda como unos pasos se acercaban a ellos. Su miedo se incrementó, le dolía el hombro y su vista estaba borrosa por el cansancio y el dolor que sentía, hasta sus piernas se negaban a sostenerle en pie por mucho rato más cayendo de rodillas ganándose un fuerte tirón de la trenza al estar sujetado por el vampiro. La cabeza le empezó a dar vueltas, se estaba mareando, de pronto los murmullos de los que estaban más alejados le llegaron con claridad pero lo que más le confundió fue reconocer solo a las voces de las víctimas que como él estaban en las manos de esos vampiros. En su mente le llegaban los pensamientos de estos que le decían "no te rindas" "eres nuestra única salvación" "el heredero Yuy, él tiene el poder para acabar con esto" "sé fuerte, lucha por él, por ti y por nosotros". No sabía que significaba esos pensamientos pero lo única que conseguían era que se sintiera más confundido de lo que estaba, su fuerza se le agotaba y no aguantaría mucho más antes de desmayarse. Una sombras se le puso delante, no era ninguno de los vampiros que había visto hasta ahora, este era más poderoso que todos los demás, desprendía furia, odio y mucho resentimiento, levantó la mirada para mirarlo pero su vista borrosa no le permitió verlo bien, era alto y con un cuerpo bien formado y definido que resaltaba a la perfección con esa ropa negra ceñida y botas altas negras, esa persona se acercó más a él arrodillándose para quedar a su altura sujetándole el rostro para que lo mirase. Duo lo observó por unos instantes, no supo quien era pero le resultaba familiar, el vampiro le tenía sujeto por la cara con fuerza pero sin llegar hacerle daño, no como hizo el vampiro pelirrojo, ambos se observaron. Duo se esforzó a fijar su vista en el rostro del vampiro que le miraba pero no funcionó muy bien, las lágrimas se acumulaban en sus ojos, solo sintió un estremecimiento al ver como los ojos del vampiro lo miraban fijamente, ese rostro era muy atractivo y familiar pero no sabía quien era con exactitud, no aguantaba más iba a desmayarse de un momento a otro, la pérdida se sangre le estaba afectando notando como resbalaba su sangre por su espalda.

-Tu traición te contará caro – dijo el vampiro que lo sujetaba del rostro.

-Yo... no – intentó hablar que las palabras se negaba a salir de su boca y su debilidad le hizo caer hacia delante apoyándose en sus manos, a cuatro patas.

-Morirás Duo – le amenazó agarrándole del pelo para encararlo mostrándole los colmillos de forma amenazante antes de morderle.

-¿Tú... tú eres? – dijo al ver ese rostro más de cerca encontrándose con una mirada de un azul especial y de quien creyó reconocer su identidad - ¿e... eres tú? – titubeó con miedo y sorpresa pero al ver que ese vampiro pretendía morderle para arrancarle la vida le gritó para que se detuviera - ¡Noooooo!

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Simultáneamente mientras Duo y Trowa observaban el extraño fenómeno.

En el Castillo Yuy todo el mundo se percató del extraño suceso que estaba sucediendo en esos momentos, casi todos salieron al gran patio para observar el curioso fenómeno que se mostraba en el cielo oscuro, una extraña sensación los embargó a todos los presentes, alguien estaba utilizando la magia negra y eso no auguraba nada bueno.

-¿Lo has sentido? – preguntó Quatre a un extrañado Heero que había salido junto con ellos para averiguar la extraña sensación de peligro que había sentido de golpe.

-Sí – contestó Heero – siento que algo no anda bien, me siento muy extraño.

-¿Te encuentras bien? Estás muy pálido y no se te ve muy bien – se preocupó Quatre al ver como la respiración de su primo se agitaba y en su rostro se acumulaban gotas de sudor.

-Yo... no me siento bien yo... – no pudo continuar hablando ya que calló al suelo sujetándose la cabeza debido a la fuerte punzada de dolor que sintió.

-¡¡Heero!! – gritaron Quatre y Relena asustados que estaban junto a él.

-Mierda, esto no me gusta – aseguró Quatre sujetando a Heero para que no cayera del todo al suelo – Zech ayúdame a llevarlo a su habitación. Hay que averiguar que está pasando y quien es el responsable de esto. Relena avisa que preparen sus aposentos y que traigan agua fría y paños limpies. Esto es muy extraño, los vampiros n o enfermamos y Heero está ardiendo en fiebre, rápido.

-Sí, Quatre-sama ahora mismo aviso que preparen su habitación – dijo saliendo corriendo hacia dentro del Castillo.

-Alguien esta manipulando la mente de Heero con magia negra- comentó Zech al ver el cuerpo inconsciente de Yuy.

-Eso me temo Zech – corroboró Quatre – si eso es así debemos tenerlo vigilado las 24 horas del día, no sabemos que pretenden pero estoy convencido que la maldición tiene algo que ver.

-Ordenaré que lo tengan vigilado todo el día – dijo Zech – ahora lo primordial es llevar a Heero a su cuarto y bajarle esa fiebre.

Entre los dos llevaron a Heero cogido por cada brazo apoyado en sus hombros, una vez en su cuarto lo tumbaron en la cama y le aplicaron compresas frías para bajarle la fiebre pero hasta ahora no había dado resultado.

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Se encontró en un pasillo oscuro, no sabía como había llegado hasta allí, al observar el lugar vio como a lo lejos una pequeña luz se vislumbraba entre tanta oscuridad, al ser el único punto de referencia se dirigió caminando hacia allí, estuvo caminando durante varios minutos que parecieron horas pero al llegar a allí esa pequeña luz se intensificó hasta llegarle a deslumbrar. Paso un rato hasta que se acostumbró a aquella claridad, se sentía extraño, sabía que eso no era real pero esa extraña visión o sueño le iba a revelar información valiosa y de gran interés. Cuando su visión se aclaró pudo reconocer que se encontraba en una casa que no había visto nunca, era sencilla pero bastante acogedora, ese pensamiento le hizo recordar la casa donde vivió con Duo años atrás. Todo estaba ordenado y parecía que no había nadie pero unas voces se oyeron de pronto, llevado por la curiosidad se dispuso a averiguar de donde provenían y llegó hasta un cuarto que parecía ser un dormitorio, no sabía si entrar o no, unos ruidos extraños salían de detrás de esa puerta, al principio creyó que eran gritos pero al concentrarse descubrió que se trataban de gemidos, cosa que provocó que se sonrojara, alguien detrás de esa puerta estaba haciendo el amor, los sonidos se lo confirmaban y concentrándose más en sus sentido pudo apreciar el olor característico de los cuerpos desprendían al realizar tal acto. Dio un paso hacia atrás para alejarse de allí ya que no le interesaba ser un voyer en ese momento pero un sonido de esa habitación le detuvo en seco, había reconocido la voz de uno de ellos y no se le pudo creer. Sin pensarlo dos veces, llevado por la curiosidad, ira o celos abrió de golpe la puerta encontrando dentro de un dormitorio donde dos cuerpos desnudos se entrelazaba en una danza amorosa, parecía que no se había percatado de su presencia porque seguían como si nada.

Eran dos jóvenes, uno de ellos estaba tumbado sobre la amplia cama jadeando y acariciando el cuerpo de su amante mientras este cabalgaba encima de él llevando el ritmo de sus envestidas. Por la forma en que se encontraban las sábanas y los cuerpos sudorosos de los dos jóvenes le hizo pensar que llevaban bastante tiempo en esa misma situación. Mientras hacían el amor se acariciaban, se besaban y se decían palabras de amor mutuamente.

Heero seguía allí quieto sin saber que hacer, si irse o quedarse más tiempo viendo esos cuerpos moverse sin importarles su presencia, seguía con la mano en la maneta de la puerta como único punto de apoyo si la soltaba lo más segura es que sus piernas no le sostuvieran. Estaba sorprendido, ero esa sorpresa se fue transformando rápidamente en dolor y luego en rabia, no entendía como o porque había llegado hasta allí, no deseaba seguir viendo esa escena por más tiempo pero su cuerpo no respondía, se vio obligado a ser un espectador involuntario de un show de sexo en vivo.

Los dos jóvenes seguían con lo suyo, el que esta tumbado en la cama acercó el cuerpo de su amante para atrapar sus labios en un beso ardiente y húmedo a la vez que le sujetaba de las caderas para hacer que las penetraciones fueran más intensas y profundas.

-Mmmmmm si, sigue asiiiii, ahhhhhhh más rápido, másssssss aaaaaaaaaaahhhhhh te amoooo siiiiii – jadeaba el joven que estaba tumbado sobre la cama.

-Síiiiiiii.... mmmmmmmmmmmm maaaaaasssssssssssssss más rápido si dame más te deseo, lléname siiiiiiiiiiiiiii ahora siiiiiiiiiiiiii ahhhhhhhhhhhhhhhhh – le gritó a su amante.

-No aguanto más aaaaaaaaaahhhhh me corrooooooo ahhhhhh te amo ahhhhh siiiiiii.

-Siiiiii yo también me corrroooooo siiii ahhhhhhhhh!!!!!!!!!!!!!!!!! – gritaron ala vez al llegar al orgasmo los dos a la vez cayendo abrazados en la cama mientras recuperaban el aliento.

Heero no podía creer lo que estaba viendo se sentía morir, le dolía el corazón más de lo que nunca creyó que podría pensar.

La pareja reposó durante unos minutos hasta que de nuevo comenzaron los juegos amorosos, de prodigaron besos y caricias llenas de amor y ternura pero conforme pasaban los segundos se convertían en beso lujuriosos y sedientos de placer. De golpe de detuvieron y se giraron hacía donde se encontraba Heero mirando sin poder evitarlo.

-Vaya, vaya, mira mi amor – le comentó a su coi uke – tenemos visitas, jeje.

-Es verdad – dijo a su amante con malicia – hacía mucho tiempo que no nos veíamos – comentó antes de besar a su pareja con deseo.

-¿Te ha gustado el espectáculo? – le pregunto el amante seme – si quieres lo podemos repetir para ti y mira como hay estoy generoso te permito que juegues un rato con nosotros.

-Aarrrghhhh , no cariño, eso no me parece bien – dijo con un puchero – no me gusta que otros me toque, y menos él, no soporto tenerlo cerca, si quiere mirar que mire pero nada más.

-No seas así hombre, es nuestro invitado de honor, jeje, debemos ser buenos anfitriones, ¿qué me dices, quieres? – le preguntó sentando a su uke entre sus piernas haciendo que apoyase su espalda en su pecho a la vez que con su mano acariciaba el miembro de su amante ya despierto, para exhibirlo en total ofrecimiento.

-Maldito desgraciado – gruñó furioso Heero al ver la burla de esos dos, era tal el grado de ira que la maneta que sostenía en su mano se desintegró.

-¿Qué ocurre? ¿No te gusta lo que te ofrezco?, pensé que me lo agradecerías, sé que lo deseas.

-Mmmmm – gimió ante las caricias de su amante, déjalo de todas maneras no me gusta la idea de que un asesino me toque, me da asco, solo te deseo a ti, te amo, siempre te he amado – le dijo a su amante dándose la vuelta para besarlo apasionadamente.

-Ven – le dijo a su uke – si no quiere participar él se lo pierde pero eso sí, le daremos un espectáculo que nunca podrá olvidar.

Para torturar más a Heero, la pareja se pudo en el borde más cercano a Heero de la cama, colocando a su uke de cuatro patas de tal manera que Heero pudiera tener una visión privilegiada de lo que en los próximos minutos iba a ocurrir.

-Mi amor, quiero que te exhibas bien – le dijo a su uke – que Heero veo lo buen amante que eres.

-Sí mi amor – le respondió mirando a Heero con burla y lujuria reflejada en sus ojos.

-Esto me lo vais a pagar os lo jugo, nadie de ríe de mí y menos en la cara – les amenazó Heero.

-Sí, si, lo que tu digas, ahora mira y calla – dijo sonriéndole el seme mientras se frotaba su miembro para prepararlo satisfacer a su joven amante.

-Venga cariño, hazlo ya te deseo dentro de mí – le dijo con lujuria mientras le ofrecía su trasero pero mirando a Heero – mmmm métemela ya.

-Sí ahora – dijo colocándose detrás de él penetrándole de una sola estocada.

-Siiiiiii, ahhhhhh – gimieron los dos a la vez.

Heero quería dejar de mirar pero no podía su cuero se resistía a obedecerle, intentó invocar sus poderes para despertar de esa pesadilla pero no pudo, los gemidos esos dos le atormentaban los oídos, veía como sus cuerpos se mecían una y otra vez, parecían dos perros en celo y les dio asco, su ira y frustración le embargó por completo, el acto que presenciaba pronto acabaría ya que esos dos desgraciados estaba llegando de nuevo a su clímax. Intentó de nuevo concentrarse, debía controlar sus emociones de esa manera sería la única forma de poder utilizar sus poderes, por un momento se olvidó de lo que estaba siendo forzado a ver, primero sintió que podía mover su mano, luego su cabeza, así como sus piernas, y pronto todo el resto de su cuerpo, lo sentía pesado y se movía con dificultad pero algo era algo. Levantó la mirada para volverlos a observar en ese preciso momento los amantes en cuestión llegaron al orgasmo.

-Aaaaahhhhhh!!!!!!! Siiiiii Duoooooooooooo.

-Ahhhhhhh Trowaaaaaaaaaaaaaaaaaa – gimieron los dos a la vez.

Heero sin poder contenerlo más levantó su mano en dirección a donde se encontraban esos dos y les disparó con su poder dándole de lleno al joven trenzado por detrás y luego le llegó a su amante.

-Malditosssssssssssss – gritó desesperado mientras disparaba su poder con tal intensidad que se hirió hasta su propia mano por la acumulación de energía utilizada.

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-Tranquilo, tranquilo Heero ya pasó, a sido una pesadilla – intentó calmar Quatre a Heero que se incorporó de golpe sobre la cama, sudando y llorando de manera desconsolada.

-Heero tranquilo, todo paso – se oyó la voz de Relena un tanto asustada al ver el poderoso Yuy en aquella situación.

-Yo.. no puede ser, ha sido... – intentó hablar entrecortadamente, no sabía que había sido todo aquello, pero para él fue la cosa más horrible que pudo presenciar, estaba confundido pero el odio que sintió estando en ese extraño sueño no desaparecía.

-Fue una pesadilla Heero, pero todo paso, tranquilízate, ¿qué has soñado que te a puesto así? – preguntó preocupado Quatre.

-Maldiciónnnn – gritó furioso limpiándose cualquier rastro de lágrimas – no fue un sueño.

-¿Cómo que no fue un sueño? – preguntó sorprendida Relena.

-¿Por qué dices eso? Claro que fue un sueño o bueno una pesadilla – intentó hacer reaccionar a Heero que tenía la mirada llena de odio y resentimiento, algo que no le gustó demasiado.

-No fue un sueño maldición – les grito – si hubiera sido un sueño o una pesadilla no estaría herido – dijo mostrándole la mano con la cual les había disparado a Duo y a Trowa.

-¿Cómo es posible? – dijo asombrado al ver la mano ensangrentada, pero si te hemos estado vigilando en todo momento – le contó Quatre.

-¿Cuánto tiempo llevo inconsciente? - preguntó Heero.

-Un día – respondió Relena mientras atendía la herida de su mano.

-Esto no me gusta, los sueños no puedes afectarnos de esta manera y todo esto comenzó con esas extrañas luces de ayer por la noche, esto a ocurrido por medio de la magia negra, alguien te está manipulando y puede que a nosotros también – dijo Duo.

-¿Qué ocurrió para que salieras herido? – preguntó Relena.

-Eso da igual, lo único que me importa es que si mi herida es real eso significa que lo que vi también lo es.

-Puede ser pero no estoy seguro, puede que...

-No quiero saber nada más – le interrumpió a Quatre – Relena haz que preparen mis cosas, nos marchamos al Castillo Oz.

-¿¡Queee!? – exclamaron sorprendidos tanto Relena como Quatre.

-¿Qué significa que te vas al Castillo Oz? – pregunto sorprendido y enfadado Quatre.

-Lo que oyes, ya no me interesa esa romper esa maldita maldición, me largo, no voy a perder ni un minuto más en buscar a ese Elegido, no quiero saber nada más de los mortales a no ser que sea para que se conviertan en mi cena – dijo poniéndose de pie para cambiarse de ropa.

-Pero no puedes hacer eso, hay mucha gente que depende de ti – intentó hacer entraren razón – no puedes tirarlo por la borda todo por un estúpido sueño que no sabes si es verdad o no.

-¡DE DA LO MISMO ME OYES, ESTOY HARTO, YA TE HE DICHO QUE NO QUIERO SABER NADA MAS DE LOS MORTALES. SI TANTO TE INTERESA ROMPER LA MALDICIÓN HAZLO TÚ O BUSCATE A OTRO, COMIGO NO CUENTES – le gritó vistiéndose y luego salió de la habitación pero antes de salir con un portazo le hablo a Relena – te espero en una hora, si no estás me voy sin ti.

Sin perder más tiempo Relena salió de los aposentos de Heero y se dirigió a los suyos para preparar todo para el inesperado viaje, tras ordenar que preparasen su equipaje y el de Yuy-sama se presentó en la puerta principal del Castillo donde Heero le esperaba y sin esperar a nadie más se marcharon de allí rumbo al Castillo de Oz.

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-¡¡¡He-chan!!! – gritó Duo despertando de su pesadilla llorando – nooo no puede ser.

-¡Duo! tranquilo todo pasó, estoy contigo – le habló Trowa sujetándole por los brazos.

-Tro... Trowa – exclamó al reconocer a su pareja abrazándose a él fuertemente – fue horrible, soñé que estaba en un lugar muy oscuro, no veía nada, corrí y te llamé pero no me respondías, de pronto estaba en un sitio extraño, había mucha sangre y cuerpos de chicos y chicas muertos en el suelo llenos de sangre también habían vampiros muertos pero había más vampiros mirándome y riéndose de mi, luego me atraparon unos vampiros, querían matarme por no se que... snif decían que yo era un peligro para ellos y... y snif, He-chan me atacó – lloraba desconsoladamente – no era él pero si lo era, fue todo muy confuso, He-chan... snif He-chan no puede...

-Duo... – le llamó preocupado al ver que al abrazarlo oyó como se quejó el trenzado y al ver el porque vio con temor que su mano estaba manchada de sangre, Duo estaba herido – Duo... estás herido – le dijo temeroso mostrándole la mano manchada de sangre - ¿cómo es posible si...?

-No puede ser – dijo con auténtico terror al ver la sangre y al sentir de nuevo el dolor en su hombro – no... no puede ser, era un sueño... es no pudo ocurrir – miró con miedo a Trowa.

-Duo llevas un día inconsciente y delirando por la fiebre pero te aseguro que no te has movido de aquí, no comprendo como es que te has herido, yo... – habló intentando comprender la situación.

-Entonces... el sueño fue real, se me acercaron dos vampiros y uno de ellos me... me atacó me dijo algunas cosas que no entendía muy bien, iba a matarme cuando...

-No puede ser, aquí no ha entrado nadie más que yo y el médico que te atendió anoche – le interrumpió.

-Entonces como explicas mi herida – dijo desesperado – compruébalo tú mismo Trowa, la herida tiene forma de desgarró por una zarpa – le pidió girándose para que Trowa pudiera ver la herida.

-Tú herida... – miró incrédulo como era de la misma manera que Duo describió, pero como había sido posible si él estuvo todo el tiempo junto a él – tienes razón pero no me explico como...

-Yo tampoco – se abrazó de nuevo llorando en su pecho – dijeron que me buscarían hasta que dieran conmigo, no que tengo que ver con ellos pero me quieren muerto, Trowa tengo miedo, quieren matar a todo el mundo para que me entregue, snif, me dijeron que te matarían, snif – lloraban.

-Shhhhhh, tranquilo ahora estas a salvo y no te preocupes por mí, ahora descansa pero antes te curaré esa herida.

-¿Qué vamos hacer? – preguntó preocupado Duo.

-Primero te curaré, descansará y luego ya veremos.

-Pero y si es cierto lo que me dijeron

-Ya lo veremos después, ahora es muy tarde y ya ha anochecido. Cuando estés recuperado iremos a ver al alcalde él sabrá que hacer o con quien hablar de esto.

-Esta bien como tú digas.

Continuará...

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