Los personajes de Gundam Wing no me pertenecen, no obstante incluiré algún
que otro personaje según valla transcurriendo en la trama de la historia.
Advertencias: Escenas: Angs., Lemon, Yaoi., según capítulos.
Notas: Este es mi segundo fics, es un poco más cruel y violento que el
anterior que el anterior.
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Yo te protegeré
Cap. 6
No tardaron mucho en llegar al Castillo Oz, a pesar de la gran distancia que le separaba de su Castillo, antes del amanecer ya se encontraron con Lord Odin y los suyos. La presencia de Heero Yuy sorprendió a más de uno excepto por el Jefe del Clan, Lord Odin, sus planes estaban marchando a la perfección, después de asignarles unas habitaciones para ellos, Lord Odin se retiró para hablar con Relena en su despacho.
-Veo que por ahora te has sabido manejar muy bien con Yuy, Relena – le comentó Odin. -Si Lord Odin, como me sugirió instruí a Heero en los placeres carnales, no me ha sido muy difícil la verdad, con el paso del tiempo su naturaleza se ha vuelto más violenta y poco a poco va perdiendo la humanidad que adquirió al vivir con ese mortal. -Eso me alegra, al menos tenemos en nuestro poder la pieza principal para asegurarnos que la maldición no se rompa, ya que por extraño que resulte, El Elegido no ha parecido, cosa que me inquieta, ¿no has sabida nada de él? – preguntó. -No mi Lord, si siquiera Quatre-sama a conseguido encontrarlo, es como no existiera, han estado buscándolo por todas partes y ni rastro. -Bueno el saber que ni el Clan Yuy sabe quien es, nos da una leve ventaja, ahora lo principal es alejar a cualquier mortal que pudiera ser El Elegido de Heero, solo tendrá contacto con mortales, para alimentarse y divertirse pero siempre vigilado, confío en que te hagas cargo de ello, Relena. -Por supuesto mi Lord, será un placer, seguiré siendo su fiel confidente y amiga. -Bien, una cosa más, ¿has notado algún cambio extraño en él? -La verdad es que no, bueno a decir verdad, Heero se comporta algo extraño desde hace varias noches, la noche de las extrañas luces que vimos desde el Castillo Yuy, parecía la aurora boreal, pero eso es imposible, además esa misma noche Heero cayó enfermo, cuando se recupero despertó diferente, algo cambió en él, desde entonces parece más antisocial de lo normal, me hizo recoger sus pertenencias y venir directamente aquí, no se que le paso durante el tiempo que estuvo enfermo, hasta me ordenó dejar a su "esclavo". -Jeje, eso son buenas noticias, jaja, veo que mi conjuro funcionó, si todo sigue así pronto la amenaza de destrucción de la maldición será nula, jaja. -¿Conjuro? – preguntó sorprendida Relena. -Si, preciosa, esas luces que dices que vistes fue producto de mi conjuro de magia negra. -Ahora comprendo el extraño poder que sentí, pero no fui la única que los sintió – le aseguró. -Lo sé, pero eso da igual, lo importante es que funcionó y ahora el Yuy a perdido todo rastro de sentimiento hacia cualquier mortal, sobretodo por ese que le crió, jaja. Ahora mantenlo vigilado y entretenido, enséñale como nos divertimos aquí. -Sí mi Lord, con su permiso me retiro.
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La noche siguiente al incidente, se sucedió tranquila, Duo pudo descansar tranquilamente, una vez curada su herida y bajo la atenta vigilancia de Trowa. A la mañana siguiente a pesar del aspecto cansado de Duo, pudo levantarse de la cama y hacer vida norma. Después de insistir varias veces Duo convenció a Trowa para ir hablar con el alcalde, por si habían sabido de algún extraño suceso o desaparición. Estuvieron hablando con él durante varias horas, explicándole lo que había visto Duo pero sin dar muchos detalles del asunto solo lo suficiente para darle a conocer, la importancia de iniciar una vigilancia sobre los posibles ataques de vampiros para evitar los secuestros y asesinatos que había visto Duo en su sueño. El alcalde pareció reacio a creerse lo que les contaban los muchachos ya que no querían revelar la fuente de tal información para corroborar los posibles hechos, también ocultaron darle información sobre su herida y como se la había hecho, por ahora con avisar de posibles ataques y de quien se trataban la era suficiente. A pesar de no estar muy convencidos de haber conseguido llamar la atención para que les creyera el alcalde de Gundam, decidieron regresar a su casa para que Duo pudiera descansar, ya que su aspecto no era de los mejores.
Durante los siguientes días, no se tuvo conocimiento de nada fuera de lo normal, a excepción de las extrañas pesadillas que sufría Duo por las noches. Las pesadillas siempre eran las mismas, en todas ellas, Duo veía los ataques de varios vampiros a gente de su pueblo y de los alrededores, incluso él, en todas las pesadillas que había sufrido hasta ahora habían varios vampiros pero entre ellos reconocía a aquellos dos vampiros que le atacaron la primera vez pero no solo esos dos vampiros le eran conocidos, entre ellos siempre aparecía ese joven y atractivo vampiro que le acusaba de traición, a veces era un mero espectador o aprobaba las torturas que vivía pero otras era él el partícipe. Tenía la sensación que le conocía que había sido parte importante de él, viviéndole a la mente siempre el nombre de Heero despertando de forma abrupta llamando a gritos a Heero, pero se negaba a aceptarlo, ese ser despiadado y exento de sentimientos no podía ser Heero, no su dulce y cariñoso He-chan. Por suerte las pesadillas no repercutían en Duo como en la primera vez, que salió herido pero a Trowa le preocupaba bastante el hecho de que la herida de Duo durante las horas de día parecía estar completamente curada pero al llegar la noche, ésta comenzaba a sangrar haciendo que la zona afectada estuviera sensible al menor roce o contacto por mínima que fuera. Durante el día la zona de la herida permanecía un poco rosada con una extraña sobra un poco más oscura que se asemejaba a una forma no muy definida pero al caer el sol esta se volvía rojiza y tirante hasta que la piel de su hombro se desgarraba haciéndola sangrar, a pesar del aspecto por extraño que pareciera Duo no sentía el dolor del desgarre de su piel aunque si cierto dolor, a pesar que Trowa trataba de limpiar la zona herida esta no dejaba nunca de sangrar cosa que le preocupaba, porque ya llevaba más de dos semanas en esa situación y para una persona normal ya habría muerto desangrada pero en Duo no parecía afectarle tal hecho pero aún así estaba preocupado.
Al comienzo de la tercera semana los rumores tan temidos por Duo comenzaron a correr por el pueblo. Habían tenido noticias de varios ataques de vampiros en pueblos un poco más alejados de ellos, por ahora ya eran tres los casos de ataques, durante las noches estos seres nocturnos entraban en las casas de los aldeanos llevándose a jóvenes o niños sin importar el sexo y al cabo de varios días los encontraban muertos, desangrados y en algunos casos con muestras de violencia y abusos sexuales en sus cuerpos. A pesar de los rumores y de las advertencias de Duo a las autoridades, el pueblo de Gundam no redobló su vigilancia hasta el descubrimiento del primer ataque a uno de sus habitantes. Duo estaba aterrorizado, ni la continua protección de Trowa le hacía sentirse tranquilo, estaba convencido de que le estaban buscando y no se detendrían hasta que dieran con él como le había asegurado en su primer sueño. Los ataques se habían incrementado sin poder evitarlos cosa que atemorizó a Duo queriendo convencerse de que lo ocurrido no era por su culpa pero para su desgracia los hechos le confirmaron lo que él ya sabía. En el último ataque sufrido en el pueblo, Sayaka, la madre del bebé que secuestraron pudo escapar de sus agresores en el último momento sin poder proteger a su pequeño, tras recuperarse de shock. inicial pudo dar una descripción exacta de sus atacantes, que con horror Duo lo identificó como el vampiro de cabellos rojos como sus ojos y el moreno de larga cabellera, eran los vampiros que le atacaron en el primer sueño, también se supo que todos los ataque sufridos hasta ahora estaban dirigidos por el heredero Yuy. Al darse cuenta de ellos Duo no lo resistió más, debía hacer algo, la gente que conocía estaba muriendo por su culpa, estaba desesperado y no encontraba una solución lógica para todo ello, bueno realmente si había una, la única, debía entregarse para que aquellos ataques cesasen.
Las autoridades llamaron a Trowa y a Duo para que les dieran toda la información de la disponían para hacerse cargo de la situación. Debido al estado de mutismo y depresión que se había encerrado Duo durante el pasado día, Trowa se vio en la obligación de ser él quien informase de todo lo que sabían. Hasta ahora todas las sospechas e indicios recaían en el Clan Yuy, pero habían cosas que no encajaban del todo, ¿por qué los atacarían si por otro lado los estaban ayudando a evitar los ataques?. Como ya ocurrió la última vez que hubieron ataques de este tipo, se preparó una comitiva para desplazarse al Castillo Yuy para buscar las repuestas a aquellos ataques y si se diera el caso a arrestar al culpable de estas, con o sin la ayuda de Quatre-sama.
-Debemos apresurarnos a ir al Castillo antes que anochezca, después sería muy peligroso por no decir un suicidio – aseguró Mitsui, jefe de seguridad del pueblo. -Quedan cuatro horas para el ocaso, si salimos de inmediato, tus hombres llegaran al Castillo sin problemas – comentó Anzai, el alcalde del pueblo. -Tiene razón Lord Anzai, no hay mucha distancia entre el pueblo y el castillo, en media hora tendré listo a mis hombres con sus caballos más veloces listos. -Saben a que se exponen – interrumpió Trowa que les miraba fijamente – si las sospechas son ciertas y Heero Yuy está detrás de esto por muy bien entrenados estén sus hombres y muy veloces que sea sus caballos, no será una caso fácil, no olvide que los vampiros no son como las enemigas a los que ha visto obligado a enfrentarse. Lo sabe. -Sí lo sé, y no por ellos voy a acobardarme, mi trabajo consiste en proteger a los miembros del poblado y con esfuerzo y... – decía Mitsui muy convencido de sus palabras -Sí, sí... lo que Ud. siga – le interrumpió Trowa molesto – son palabras muy elocuentes para un desfile pero no olvide que tratamos con vampiros, Heero Yuy es muy poderoso, tanto él como sus hombres son asesinos natos y no son fáciles de... -¡Heero no es una asesino! – interrumpió de improvisto Duo enojado y triste – él... él no puede serlo, snif... snif, él es dulce y cariñoso... no me creo que esté detrás de estos asesinatos él... -Duo – le llamó Trowa sorprendido a Duo al ver como defendía al vampiro – tranquilízate mi amor, sé que todo esto es duro para ti – le dijo acercándose a él que lloraba asustado y confundido – ha pasado mucho tiempo desde la última vez que le vistes y no sabes lo que ha podido pasar con él... -Pero él no... no puedo creer que él... – lloraba asustado – todo esto es por mi culpa, si no hubiera huido desde el principio todo esto no estaría ocurriendo ahora, yo... debería... haber muerto entonces y todo esto no pasaría... yo... -No digas eso ni en broma – dijo Trowa molesto levantándole el rostro que lo tenía oculto en su pecho – no lo vuelvas a decir, esto no es culpa tuya. -Sabes que es verdad, ellos me buscan – le recriminó Duo – yo... no quiero más muertes. Si es a mí a quien buscan... me entregaré... -¡NI LO SUEÑES! – le gritó separándole de su pecho para enfrentar su mirada dolida – no lo permitiré, no dejaré que te hagan daño, antes tendrán que matarme. -Trowa yo... te agradezco lo que haces por mi pero... no tengo salida, yo soy el único que puede arreglar esta situación, tengo que hacerlo soy responsable de esto..., iré yo ha hablar con Quatre-sama, él es el único que debe saber lo que realmente está sucediendo. -Pero eso es un suicidio!!! – le dijo Trowa – no dejaré que vallas solo. -Es necesario no quiero que más gente muera por mi culpa. -Me da lo mismo lo que pienses, no irás solo, yo te acompañaré. -Pero... -Pero nada, si no voy contigo no irás a ningún sitio auque tenga que encerrarte para evitarlo, sé que no te puedo hacer cambiar de opinión, por eso aceptaré hacerlo a tu modo por estando yo a tu lado – le comentó enfadado Trowa. -Cuenta conmigo también – interrumpió Mitsui – iremos los tres y en caso de que halla problemas mis hombres sabrán lo que hacer, dejaré órdenes dadas. -Esto es muy peligroso si solo vais tres personas, no os podréis defender – intervino Lord Anzai. -Aún siendo varias centenas seguiría siendo peligroso – comentó Trowa al político – pero lo haremos como dice Duo, confío en él y si cree que es mejor haciéndolo de esta manera así se hará. -De acuerdo, os daré dos días para que intentéis conocer lo que está pasando y en esos días no sabemos nada de vosotros mandaré a los hombres de Mitsui – dijo muy seguro Lord Anzai. -¿Estáis de acuerdo? – preguntó Trowa a Duo y Mitsui, para saber su parecer. Al ver que asentían con la cabeza - bien entonces así se hará, ahora preparémonos para partir, ¿en media hora podrás estar listo Mitsui?. -Si estaré listo, nos encontraremos a la salida del pueblo, a caballo y armados. -Bien, nos vemos entonces, Duo debemos regresar a casa para prepararnos – le dijo a Duo. -Sí, vámonos.
Después de la reunión cada uno se fue a preparar para la inminente partida, Mitsui fue hacia su puesto de mando para dar las últimas órdenes mientras Lord Anzai preparaba junto a sus consejeros un plan de ataque y defensa del pueblo ante un posible ataque vampiro. Trowa y Duo se dirigieron a su casa para esperar la hora acordada para ir al Castillo Yuy.
El momento esperado había llegado como habían acordado, encontrándose a la salida del pueblo Mitsui, Trowa y Duo, sin perder más tiempo se dirigieron hacia el Castillo, si se daban prisa llegarían antes del amanecer siendo menos peligroso ya que los vampiros estarían aún bajo el sueño diurno. El camino fue cansado y algo dificultoso debido a los caminos angostos que llegaban hasta allí, pero no podían detenerse. Cada vez que se acercaban más a su destino los nervios aumentaban en Duo, las dudas comenzaba a atormentarle y la necesidad de volverse a encontrar con Heero también crecían, deseaba poder volver estar con él pero un miedo a descubrir la supuesta verdad y la implicación de él en esos asesinatos le angustiaba. Estaba muy confundido y nervioso, sin darse cuenta ya se encontraban delante del majestuoso Castillo a una hora de la puesta del sol. Al adentrarse en el Castillo fueron recibidos por la servidumbre que se ocupada del Castillo durante el día.
-Bienvenidos al Castillo Yuy – les saludó un hombre mayor con amabilidad – por favor pasen a dentro donde se les atenderá enseguida. -Gracias señor, hemos venido del pueblo Gundam – dijo Duo – y nos gustaría hablar con Yuy-sama. -Lamento decirle joven que eso será imposible – comentó el hombre mayor mientras los dirigía al salón central – el joven Yuy no se encuentra en estos momentos en el Castillo y no sé cuando volverá. -¿No se encuentra aquí? – preguntó sorprendido Trowa - ¿Dónde se encuentra entonces?. -Me temo que eso se lo tendrán que preguntar a Quatre-sama... -¿Y donde se encuentra él? – intervino Mitsui impaciente. -Tendrán que tener un poco de paciencia, en estos momentos está indispuesto pero en poco menos de una hora podrá recibirlos, si gustan pueden esperarlos aquí en el salón, ¿quieren comer o beber algo mientras le esperan?, tenemos órdenes de atenderles bien, Quatre-sama nos avisó que podrían llegar cualquier día de estos. -¿Nos estaba esperando? – preguntó incrédulo Trowa. -Sí, Quatre-sama está al corriente de lo que está sucediendo en tierras de Gundam pero ha estado muy ocupado, tenía intención de ir a visitarles pero hasta ahora le ha sido imposible. -¡Ha sabido lo que estaba ocurriendo y no ha hecho nada al respecto! – gritó Trowa molesto. -Yo... lo lamento joven pero no le puedo decir nada más me temo que verá esperar a que Quatre-sama hable con Uds. – intentó disculparse el hombre mayor. -No se preocupe – habló Duo – le esperaremos aquí cuando esté disponible avísale que le estamos esperando aquí. -No se preocupe, así lo are, mientras tanto ordenaré les sirvan algo de comer y beber, descansen, el viaje les habrá agotado parecen cansados. -Se lo agradecemos – respondió Mitsui.
Los Duo y los demás se sentaron en los cómodos sillones a esperar a que Quatre les recibiera, a los pocos minutos de salir el hombre mayor del salón varias sirvientas entraron llevando diferentes bandejas con comida y bebida. Estaban todos en silencio, a pesar de la aparente tranquilidad que se veían en sus rostros la procesión iba por dentro, los minutos pasaban y la incertidumbre aumentaba, después de comer y beber un poco se sentaron de nuevo en los sillones para charlar un poco para intentar despejar los nervios que sentían en esos momentos. El Sol ya se había ocultado en su totalidad, la hora de la verdad había llegado, el sonido de la puesta del salón se abrió, los jóvenes se giraron esperando encontrar a Quatre-sama, pero cual fue su decepción al encontrarse de nuevo con el hombre mayor que les atendió cuando llegaron.
-Jóvenes – se dirigió hacia a ellos – Quatre-sama estará en varios minutos con Uds., he venido ha avisarles personalmente, si me acompañan les guiaré a su despacho. -Muy bien – se apresuró a contestar Trowa poniéndose de pie.
El hombre mayor los guió a través de los largos pasillo hasta el supuesto despacho de Quatre-sama que se encontraba en el ala Oeste del Castillo, al entrar pudieron observar la elegancia y exquisitez de la habitación, todo decorado con gran gusto. El hombro les indicó que se sentaran en los sillones cercanos a la gran chimenea victoriana que estaba encendida en esos momentos, para esperar la llegada de Quatre-sama. En tan solo cinco minutos la puerta del despacho se volvió a abrir dejándose ver la poderosa y atractiva figura de Quatre junto con la de Zech detrás de él. Todas las miradas se pusieron sobre los recién llegados que se acercaron sonriendo hacia donde ellos se encontraban.
-Lamento haberos echo esperar – se disculpó Quatre mirando fijamente a Trowa a los ojos. -No se preocupe Quatre-sama – comentó Duo un poco nervioso – nosotros hemos venido porque... -Lo sabemos – interrumpió Zech mirando a Duo – supongo que querrán saber quienes son los culpables de las muertes que han sucedido durante estas últimas semanas. -Si sabían lo que estaba pasando porque no han hecho nada al respecto – les increpó Trowa molesto. -Tranquilízate bombón – le coqueteo Quatre sentándose al lado del castaño de ojos verdes – quien ha dicho que no hemos estado haciendo nada, para tu información precioso, hemos estado evitando numerosos asesinatos además de que estamos envuelto en un asunto importante en cual requiere toda nuestra atención – le aseguró posando su mano sobre el fuerte muslo de Trowa. -¿Un... un asunto importante? – pregunto nervioso al sentir la caricia del rubio vampiro sobre su pierna sin ningún pudor. -Sí, así es pero no creo que sea de vuestra incumbencia... – le respondió acercándose más al joven mostrando su interés en él y acariciándole sin disimular la pierna subiendo hasta su ingle. -Sí es de nuestra incumbencia – dijo molesto a la vez que se levantaba para romper el contacto de esa mano atrevida que lo estaba alterando tanto sin saber porque. -Trowa tiene razón – intervino Mitsui – si está relacionado con esas muertes también es asunto nuestro, es a nosotros a quien están matando, exijo saber quien es el responsable de esos asesinatos. -¿Y tú quien eres? – preguntó molesto por la insolencia de ese hombre joven que acompañaba a Duo y a Trowa. -Mi nombre es Hiroshi Mitsui y soy el responsable de la seguridad del pueblo de Gundam – respondió sin amedrentarse ante la mirada acusatoria del vampiro de larga cabellera rubia. -Bien Hiroshi Mitsui – habló Zech – como ya ha dicho Quatre, eso no es asunto vuestro así que vigila tus modales, no soporto las impertinencias ni a los gallitos – le amenazó acercándose de manera amenazadora al joven de melena pelirroja y ojos grises. -Por favor, no peleen – intervino Duo poniéndose entre los dos que se miraban desafiándose – yo... bueno la verdad es que... hemos venido porque quería preguntarle algo importante... por favor dígame la verdad – le habló directamente a Quatre que seguía sentado cómodamente en el sillón – yo quería preguntarle... si los asesinatos... -Si Heero tiene algo que ver – terminó la frase del trenzado al ver que le contaba hablar debido a los nervios y a la posible respuesta – puedo notar lo que preocupa Duo y me temo que la respuesta no te va a gustar – dijo serio acercándose al joven trenzado, una vez a su lado le levantó el rostro para observando descubriendo gruesas lágrimas a punto de resbalar por su fino rostro – lo lamento. -No puede ser... él no... no... me diste tu palabra que esto no pasaría – rompió a llorar desconsoladamente aferrándose a la camisa blanca de hilo de Quatre – él no... mi He-chan no... ¿cómo ha ocurrido esto? ¿cómo ha podido cambiar tanto? -Todo fue muy repentino... – habló Zech que estaba detrás de ellos junto a Mitsui. -Entonces, snif... entonces mi sueño es real... – murmuró Duo sin prestar mucha atención a lo que decía Zech. -Duo, tranquilízate – le dijo suavemente Trowa acercándose a ellos y apartando a su trenzado de los brazos del vampiro al que miró seriamente, dándole a entender de quien era dueño el trenzado – no te preocupes, eso aún no lo sabemos con seguridad. -Pero yo vi... arggghhhh!!!! – comenzó a hablar pero el ya conocido malestar de su hombro comenzó como cada noche pero esta vez con más intensidad, cosa que hizo doblarse sobre sus rodillas pero Trowa evitó que cayera al suelo. -Pero que demonios... – exclamó Quatre al percatarse que la camisa del trenzado de manchaba de sangra en la zona del hombro sin ninguna explicación – que significa esto, Duo está herido y aún así ha venido hasta aquí – dijo sorprendido y alterado acercándose al trenzado para ver la camisa de sangre cada vez más manchada de sangre. -No te acerque a él – le amenazó Trowa – no permitiré que le hagáis más daño del que ya le habéis hecho. -¿Más daño? – pregunto sin comprender Quatre - ¿a qué te refieres?, déjame atender a Duo está perdiendo mucha sangre yo puedo ayudarle. -No lo tocaras – le dijo molesto. -Tro... Trowa, no importa... arghh, deja que Quatre-sama me ayude a lo mejor... sabe lo que me está ocurriendo – le pidió Duo a Trowa débilmente. -Pero... – intentó negarse Trowa. -Te doy mi palabra que no le haré daño, esa herida no tiene muy buena pinta y noto algo extraño en ella, ¿cómo se la ha hecho? – preguntó Quatre. -Por extraño que parezca – comentó a contarme algo reticente al vampiro mientras acostaba a Duo boca a bajo sobre el sillón – no sabemos como se lo hizo, hace varias semanas, la noche que hubo luna llena hubo un extraño fenómeno en el cielo, desde el pueblo se pudo observar unas luces poco corrientes en el cielo estrellado, todo empezó esa maldita noche... -¿¡La noche de la aurora boreal?! – exclamó sorprendido Zech, al darse cuenta de la coincidencia del extraño comportamiento de Heero y al parecer de ese trenzado también. -Si esa noche, pero es extraño desde aquí no se puede ver la aurora boreal, era algo extraño y no creo que fuera algo natural – comentó extrañado Trowa al percibir la sorpresa del vampiro rubio. -¿Qué ocurrió esa noche? – preguntó impaciente mientras que con una campanilla que estaba sobre la mesa junto a los sillones llamaba a los sirvientes, a los pocos segundos una mujer entró al despacho – aguarda un momento – le pidió a Trowa mientras se alejaba un poco junto a la doncella para pedirle agua caliente y paños para curar a Duo – ya estoy aquí... continua por favor. -Todo fue muy raro y extraño, estábamos paseando Duo y yo y de repente Duo comenzó a encontrarse mal, cayó inconsciente y ardiendo en fiebre, estuvo delirando durante un día entero ni yo ni el médico del pueblo supimos hacerlo reaccionar ni bajarle la fiebre, transcurrido 24 horas más o menos Duo despertó solo, asustado y confundido... y con esa horrible herida en su hombro... no se como pudo pasar, nadie excepto yo y el médico entró en su habitación... entonces no me lo explicaba pero Duo... Duo asegura que fue durante el extraño sueño que tubo durante el tiempo que estuvo enfermo... -Esto no me gusta Quatre – le aseguro Zech seriamente mirando la cara preocupada de rubio – esto no puede ser una coincidencia. -Creo que tienes razón Zech, esa noche ocurrió algo que desconocemos y creo que no le dimos la importancia que realmente tenía, si lo que dice Trowa- kun es verdad tiene que estar ligado con lo que le pasó a Heero – le dijo a Zech, sin pomar en cuenta que los demás le estaban escuchando sorprendidos. -¿Lo que le ocurrió a Heero? ¿Heero Yuy? ¿qué le ocurrió? – preguntó intrigado Mitsui. -Eso no es importante ahora, Trowa-kun, debes explicarme exactamente que soñó Duo-san – le pidió mientras se acercaba a Duo que se había desmayado retirándole parte de la camisa que llevaba dejando al descubierto la herida sangrante. -¡Claro que importa! – protestó de nuevo Mitsui – según decís eso está relacionado con lo que le pasó al heredero Yuy, por desgracia, desde esa noche Duo a estado soñado cosas que se están haciendo realidad, incluso antes de que ocurriera, tiene que haber un motivo para todo esto, si el Yuy no se comportaba así algo tubo que hacerlo cambiar y según mencionáis todo pasó la misma noche en la que Duo-san también cayó enfermo por esa extraña enfermedad.
-Con permiso – interrumpió la mujer que entró hacía nos minutos, con todo lo que le habían pedido colocándolo sobre la mesa de té que estaba junto a los sillones – ¿Quatre-sama, necesitará algo más? – preguntó viendo al joven que yacía desmayado en el sillón – si lo desea puedo hacerme cargo yo de curar al joven – le informó educadamente mirando al joven trenzado. -No es necesario, Megumi, yo lo haré, puedes retirarte – le hablo con suavidad a la mujer. -Si, Quatre-sama – contestó haciendo una reverencia para después salir del despacho.
-Prosigue por favor – le comentó a Trowa mientras tomaba algunas cosas para empezar a curar al trenzado. -Eso herida, no es normal – aseguró Trowa mirando como preparaba todo el vampiro para curar a su koi – durante el día parece completamente curada a excepción por el tono un tanto extraño que cubre la zona pero en cuanto anochece... su piel se desgarra y comienza a sangrar. -Eso no puede ser cierto – dijo asombrado Zech acercándose rápidamente para observar mejor la herida del hombro del mortal – esto puede ser... -¿Sabéis lo que significa? – preguntó asombrado Trowa al ver la cara de sorpresa del Zech. -No estoy seguro pero... – comenzó a hablar mientras que con un paño húmedo en agua caliente comenzó a limpiar la herida retirando la sangre que se le secaba – no deja de sangrar pero puedo ver algo en su herida... esto es... – se cayó al imaginarse de que se trataba. -¿Qué es? ¿qué le está ocurriendo a Duo? – preguntó asombrado sujetando una de las muñecas del vampiro rubio que atendía a Duo para llamar su atención. -Zech – miró a su amigo – es él... creo que es él... – le dijo sorprendido a Zech – después de tanto tiempo lo hemos encontrado. -¿Estás seguro? – le preguntó a Quatre conteniendo el aliento – pero como es posible. -No se como es posible, pero es él, lo hemos tenido siempre delante de nuestras narices y no lo hemos sabido ver, por todo los Dioses – se lamentó sin poder creérselo sujetándose la cabeza con ambas manos – Heero me va a matar por esto. -¿Se puede saber que estáis hablando? – preguntó molesto Trowa al sentirse ignorado - ¿qué le está pasando a Duo? ¿Quién decís que es?. -Duo... Duo es El Elegido – aseguró Quatre. -¿El Elegido de que? – preguntó sin comprender. -Como os dije la última vez que nos vimos, Heero tiene un destino que cumplir para que nuestra maldición desaparezca y podamos vivir como personas normales, según los antiguos escritos de la maldición para que ésta se rompa, se necesita que se reúnan El Elegido Inmortal, en este caso Heero y El Elegido Mortal, que es Duo, una vez se hallan reencontrado de nuevo concientes de sus poderes y su misión podrán romper la maldición. -Pero es no puede ser – interrumpió Trowa a Quatre – ellos anteriormente estuvieron juntos y no pasó nada y ahora me dices que Duo es El Elegido, no me lo creo. -Anteriormente no paso nada por ninguno de los dos despertaron como Elegidos, no sabían el destino que les deparaban, ni Heero ni Duo estaban preparados para ellos. -¿Y porque ahora sí? – preguntó molesto. -No estoy seguro porque ocurrió ahora, llevamos mucho tiempo buscando al Elegido, siempre creímos que El Elegido nacería como tal, con la marca que le indicara que era él el portador del poder para destruir la maldición y así acabar con la amenaza vampírica, pero nos equivocamos, algo tubo que parar esa noche, la de la aurora que despertó el poder en ellos. -No puede ser, Duo no puede ser él... Duo es mi vida – aseguró Trowa dándose cuenta de los que representaría ser El Elegido – Duo es mi... es mi prometido, no voy a permitir que me lo quitéis por una estúpida maldición – le dijo intentando ocultar su dolor, aunque no con muy buen resultado. -No te engañes Trowa-kun – le dijo Quatre con dulzura acercándose al él para mirarle a la cara con pesar, viendo como sus lágrimas resbalaban por su atractivo rostro – sabes perfectamente que Duo nunca a sido tuyo, él siempre ha amado a Heero y lo sabes, no digo que no te quiera, él es muy dulce y tiene un gran corazón, pero tanto él como tú no debisteis confundir el agradecimiento con el amor verdadero. -Yo no confundo nada – dijo molesto apartándose del rubio. -Puede que así sea pero Duo siempre amó y amará a Heero así que ve haciéndote la idea -le sugirió a Trowa. -¿Cómo puedes estar seguro que realmente Duo es la persona que buscáis? – preguntó guardando la esperanza de que le vampiro estuviera equivocado. -Por esto, mira – dijo Quatre colocando su mano a varios centímetros de distancia de la herida de Duo, y tras concentrarse durante unos segundos, una luz proveniente del poder del vampiro ilumina la herida del trenzado haciendo que ésta dejase de sangrar y cicatrizase dejando la piel limpia y suave, al retirar la mano sobre Duo, se pudo apreciar a simple vista lo que antes era una mancha oscura que parecía formar una figura, ahora formaba el emblema del escudo de armas de alguna familia importante – ves este símbolo que ves ahora es la prueba de que Duo es El Elegido, lleva la marca del Clan Yuy. -No puede ser – intentó negarse a las evidencias – yo amo a Duo – dijo derrotado sentándose de nuevo en uno de los sillones. -Acéptalo, cuanto antes lo asumas antes dejará de doler – le dijo arrodillándose junto a él para acariciarle el rostro. -Según dices – intervino Mitsui al ver que Trowa sería incapaz de seguir con la conversación debido a sus propios problemas – Duo desde aquella noche despertó como El Elegido y por ellos a podido ver en sueños lo que está sucediendo. -Así, es – contestó Zech – sobretodo a lo que se refiere a Heero. -Entonces los sueños de Duo son o serán realidad en poco tiempo - comentó Mitsui. -Eso me temo – corroboró Zech. -Según él los asesinatos sucedieron como predijo, en ellos el responsable de esos actos era un joven de unos veinticinco años que según la descripción de Duo podría ser Heero Yuy, pero no estamos seguros ya que la última vez que le vieron aparentaba unos doce años. Además Duo pudo distinguir a dos vampiros más que concuerdan con la descripción que hizo Lady Sayaka. -En una cosa tienes razón – comentó Quatre – Heero ya no tiene la apariencia de un joven de doce años, el día que os atacaron los del Clan Oz, lo trajimos aquí y le curamos debidamente, al despertar le explicamos... bueno le conté que había llegado el momento de hacerse cargo de sus responsabilidades y que ya no podía estar más con Duo-san. Creo que no lo encajó demasiado bien ya que sufrió una crisis, debido a una acumulación de sentimiento que le hizo sacar todo su potencial vampírico despertando gran parte de sus poderes, desde entonces Heero se encuentra bajo su forma verdadera, ahora ocupa el cuerpo que le pertenece. -Estas diciendo que también engañastes a Heero para separarlo de Duo – dijo molesto Trowa que había permaneció callado auto compadeciéndose. -Sé que no actué correctamente, seguramente Heero me odie por lo que hice pero en aquel momento creí que era lo correcto, no creí que Duo fuera El Elegido, ya no vimos signos ni indicios de que así fuera. -Creo que ahora no es el momento de lamentarse – aseguró Mitsui – debemos solucionar el problema que nos ha llevado aquí. Si Heero Yuy es él culpable de los asesinatos habrá que detenerlo como sea, a él y a esos vampiros que vio Duo en sus sueños. -¿Cómo eran esos vampiros? Conocemos a casi todos los vampiros de estas tierras, tendréis que decirme todo lo que sabéis, además para acabar con ellos la única manera que habrá será eliminarlos – aseguró Quatre – y con respecto a Heero, me cuesta creer que esté en esto por propia voluntad, pero si es así Heero sería un enemigo poderoso, tendríamos que ma... -¡Noo! – se oyó el grito de Duo que se había despertado oyendo parte de la conversación y lloraba asustado – no, no permitiré que le hagáis daño, He- chan no es malo, lo sé, hablaré con él, le haré ver que todo ha sido una confusión, no me creo que Heero haya cambiado tanto, ¿dónde está ahora? ¿quiero verle? ¿necesito verle? – le rogó Duo. -Eso no podrá ser – le dijo Quatre – es muy peligroso Duo si los de Oz llegasen a saber quien eres, en realidad estarías en peligro. -Me da igual, además a que te refieres a que supieran quien soy en realidad, no te entiendo. -Es verdad, no sabes nada, estabas desmayado cuando se lo explica a tus amigos – comentó Quatre.
Quatre le explico lo que minutos antes le había contado a Trowa sobre El Elegido y ante el asombro de Duo le explicó él lo que había soñado, le habló de aquellos dos vampiros que le habían atacado así como la extraña sala en la que había aparecido, confirmando Quatre que se trataba de una de las salas del Castillo de Oz. Por otro lado Quatre les explico el extraño comportamiento que tuvo Heero después de recuperarse después de aquella extraña noche informándole de las sospechas de que alguien utilizó magia negra para causar ese comportamiento en Heero y en Duo. Llevaban más de tres horas hablando sobre las posibles soluciones para evitar los asesinatos y parecía que no llegasen a ningún acuerdo, Duo seguía insistía en ser él quien hablase con Heero pero Quatre le hizo saber que ir al Castillo Oz sería un suicidio. Quatre y Zech al ver que los jóvenes estaba realmente cansados les ofrecieron unas habitaciones para que pudieran descansar, ya que ellos se acababan de despertar de su sueño diurno y no estaban cansados pero los jóvenes llevaban más de 20 horas despiertos. Para poder descansar mejor y dejar tiempo para pensar en sus cosas se les ubicaron en habitaciones diferentes, al principio Trowa protestó por ese hecho pero luego se dio cuenta de que Duo necesitaba tiempo para pensar y estar a solas. Zech les acompañó a sus respectivas habitaciones, indicándoles que mientras descansaban ellos se dedicaría a buscar información sobre los asesinos y a contactar con Heero para que viniera al Castillo Yuy para hablar. A Duo lo acomodaron en una de las habitaciones principales del Castillo, era muy hermosa y agradable, a pesar del cansancio que tenía no podía dormir, así que se dedicó a observar con detalle toda la habitación, lo primero que hizo fue tumbarse en la amplia cama de sábanas de seda roja, podía sentir un cálido sentimiento proveniente de aquella cama, sin darse cuenta se giró sobre ella atrapando entre sus brazos una de las grandes almohadas aspirando la fragancia que desprendían y que se le hacía familiar, estuvo varios minutos abrazado a ella deseando conservar ese sentimiento cálido dentro de él para dejar de sentirse tan solo a pesar de saber que Trowa estaba con él, y como momentos anteriores no pudo retener las lágrimas añorando al ser que no pudo llegar a olvidar y se negaba a salir de su corazón. No deseaba auto compadecerse por eso se levantó para recorrer la habitación, se dirigió a la izquierda de la habitación encontrándose con tres puertas, abrió la primera adentrándose en ella y comprobó que se trataba de un gran baño con una gran piscina de agua caliente, el color que predominaba era el blanco contrastando con el verde de diferentes tipos de plantas que decoraban la estancia, estuvo durante un rato observando todo con detenimiento incluso se acercó al tocador donde habían numerosas fragancias para el baño y varios perfumes, cuando ya hubo curioseado todo se dirigió al la segunda puerta, encontrando un amplio vestidor con alguna ropa y complementos sin saber porque se tomo una de las camisas que habían para ver que pertenecía a un hombre aparentemente joven, por el estilo de ropa, y bastante corpulento además aún conservaba el atrayente olor que poseería su dueño provocándole la misma sensación que le recorrió el cuerpo cuando se tumbo en la cama, ante tal perturbación, salió de allí para dirigirse a la tercera puerta, al abrirla descubrió otro dormitorio, más pequeño que este pero igualmente acogedor. Estuvo recorriéndolo durante un rato para luego dirigirse al otro lado de la habitación donde había un elegante conjunto de escritorio y silla, por toda la habitación daba la sensación de que su propietario había salido de allí con bastante prisa ya que había algunas prendas que estaban fuera de su lugar y papeles amontonados a la espera de que fueran revisados. Abrió varios cajones encontrado varias plumas para escribir, papeles de cartas y sobres, al querer abrir el cajón de la derecha lo encontró cerrado con llave, iba a desistir pero al levantar la vista su mirada topó con una pequeña llave dorada que salía de entre unos papeles, con sumo cuidado la tomó y con curiosidad probó si esa era la llave que habría el único cajón que estaba cerrado y tubo suerte, al abrir el cajón vio con sorpresa lo que había en su interior, allí sobre un pañuelo de seda blanco había una larga trenza de cabello castaño, con cuidado la sacó para observarla, no se lo podía creer, esa trenza era su trenza, la que aquellos desgraciados le habían cortado después de haberle violado la reconoció por la cinta que ataba uno de los extremos de la trenza, a pesar de los años transcurridos permanecían bien cuidada incluso aún conservaba el olor del jabón que usaba para lavárselo. No se lo podía creer, ¿cómo la había recuperado? ¿ o porque la conservaba aún?, Sin comprender muy bien los motivos que llevo a Heero ha hacer esto Duo la volvió a guardar como estaba con una sonrisa en sus labios. Con curiosidad ojeó por encima los papeles que estaban en la mesa reconociendo algunas palabras que se referían a la susodicha maldición, el ver que se trataba de escritos sobre la maldición se sentó junto al escritorio y se dispuso a leerlos con detenimiento. Pasó poco más de media hora cuando un ruido en la puerta le alertó haciendo que se girase de inmediato, allí junto a la puerta apareció un joven más o menos de su edad aunque por la oscuridad de la habitación no lo pudo distinguir.
-Oh! Lo siento – se oyó la disculpa de ese joven al ver como alguien junto al escritorio se ponía de pie rápidamente – no quiso importunarlo, al pasar por aquí oí ruidos y pensé que Yuy-sama había regresado. -¿Yuy-sama? – preguntó sorprendido al saber que ese joven conocía a Heero – no... la verdad es que bueno yo solo estaba leyendo algo para entretenerme... -No deberías tocar las cosas de Yuy-sama – dijo el joven acercándose a Duo – si se entera que alguien tocó sus cosas se enfadará, además ¿quién eres tú y que haces en su habitación? – preguntó molesto sin mirarle a la cara mientras le arrebataba los papeles de la mano para colocarlos en su sitio. -Lo siento, mi nombre es Duo... Duo Maxwell y Quatre-sama me ha acomodado aquí porque... - no pudo decir nada más porque al girar el joven se contemplaron mutuamente asombrándose por el gran parecido. -Tú... – intentó hablar el joven pero la sorpresa al reconocer a la persona que su amo buscaba en él, se lo impidió – yo... ahora lo entiendo... tú eres... -Cómo es posible que nos parezcamos tanto – dijo asombrado Duo - ¿quién eres? ¿conoces a Heero?. -Yo... si le conozco, yo soy su... – agachó su rostro avergonzado evitando querer confesarle que era su esclavo sexual – yo... sirvo a Yuy-sama. -¿Servir? – preguntó contrariado. -Si, bueno... yo debo complacerle en todo lo que me pida – le respondió completamente sonrojado pero firme. -Ya entiendo – dijo tristemente al saber a lo que se refería - ¿llevas mucho tiempo sirviéndole? -Unos diez meses. -Perdona no me has dicho tu nombre – le comentó Duo. -Me llamo Akira. ¿Has venida a ver a Yuy-sama, verdad? -Sí así es pero veo que no está aquí y la verdad, no sé si realmente quiero verlo ahora o no – le confesó tristemente. -Ven sentémonos en el sillón – le sugirió Akira, una vez sentados - ¿por qué lo dices? -Creo que el Heero que yo conocí ya no existe – dijo dolido – ha cambiado mucho y creo que ha sido por mi culpa. -No se como era antes – comentó Akira – pero una cosa si que sé seguro, algo le ha ocurrido a Yuy-sama, sé que has sido una persona muy importante para él... -¿Heero te ha hablado de mí? – preguntó esperanzado. -Directamente no..., pero he oído hablar de ti, todos en el Castillo conocen los rumores que rodean al heredero del Clan y la extraña relación con el joven que le crió – comenzó hablar viendo como Duo sonreía tristemente – tengo entendido que desde que llegó al Castillo las cosa no le han sido muy fáciles, ha estado sumergido en enseñanzas y entrenamientos muy duros y durante mucho tiempo, Quatre-sama y sus hombres se dedicaron a enseñarle todo lo que sabe. Como ya te dije solo llevo diez meses en el Castillo, me vi forzado a servir a Yuy-sama por culpa de esa víbora de Relena, lo hago para proteger a mi familia, antes no conocía ni a Quatre- sama ni a sus hombres ni mucho menos a Yuy-sama, pero gracias a los sirvientes del Castillo me pusieron al tanto de lo que sucedía aquí, al principio te confesaré que estaba muy asustado, todo el mundo sabe la fama que tienen los vampiros, son sanguinarios y lujuriosos y solo se preocupar por su propio beneficio pero creo que he tenido suerte gracias a ti. -¿A mí? – preguntó sin entender a lo que se refería. -Si verás, conforme las cosa se complicaban por el asunto de la maldición, ¿sabes a lo que me refiero? Lo de El Elegido – le preguntó a Duo. -Sí, sé a lo que te refieres. -Bien... como las cosas no marchaban bien, Quatre-sama comenzó a presionarle y éste se agobiaba cada vez más, según dicen Yuy-sama no siempre a sido así pero por la presión de los acontecimientos y la bruja de la vampira Relena hicieron que su carácter se volviera frío y distante hasta que perdió todo el interés en romper la maldición y por los humanos y se dedicó a disfrutar de la vida de vampiro que le enseñó esa indeseable... Relena para tenerlo ocupado le mandaba cada dos por tres diferentes amantes para que se divirtiera con ellos y luego ella se encargaba de eliminarlos para que Quatre-sama no se diera cuenta de lo que esa estaba consiguiendo envenenándole la mente con absurdas ideas. No se como Relena sabía de tu existencia y lo que realmente sentía Yuy-sama por ti, pero cuando me vio en mi poblado me obligo a convertirme en su sirviente amenazándome con matar a toda mi familia, desde el principio supe que algo tramaba pero no sabía el que hasta que me regaló a Yuy-sama, al verme se sorprendió y ahora entiendo porque, somos muy parecidos, como él me dijo en la primera noche que estuve con él, a pesar que no fue... muy cuidadoso conmigo – dijo apenado – pude notar que como le recordaba a alguien no podía ser el despiadado y sádico vampiro que me habían contado. -¿Te lastimo mucho? – preguntó Duo. -Un poco la verdad, pero también noté que a pesar de la frialdad que quería demostrar había algo cálido dentro de él que quería revelarse, en más de una ocasión se le escapó el nombre de Duo de sus labios cuando... bueno es que más da ahora. -Pues no lo entiendo... según dices Heero sentía algo por mí, entonces ¿porque ha cambiado tanto? ¿por qué se ha convertido en un asesino? – decía llorando. -Algo le ha tenido que hacer esa bruja – le dijo intentando consolarlo – desde esa extraña noche algo cambió en él, pero por desgracia no sé de que se trata incluso me dejó a mí aquí, cosa que me extrañó ya que siempre me lleva a donde él fuera. -¿Tú y él estuvieron mucho tiempo juntos? – preguntó avergonzado al sentir ciertos celos. -No te voy a mentir, he estado varias ocasiones con él pero normalmente solo me quería como compañía, muchas veces le encontraba observándome sin atreverse a acercarse a mí, y tanto él como yo éramos conscientes de la extraña relación, solo me veía como el sustituto de la persona con la quien realmente quería estar, yo era tú copia. -Eso sonó muy cruel – dijo Duo limpiándose las lágrimas – él no debía tratarte así. -Puede que tengas razón, pero no me puedo quejar, gracias a que me parezco a ti mi familia está a salvo y tampoco me han tratado mal del todo, a veces salgo algo adolorido y marcado pero con un par de noches de descanso me puedo recupere, jeje – dijo sonriendo para diluir la tensión del ambiente mientras le mostraba las marcas de colmillos en su cuello – a demás Yuy- sama es un gran amante – dijo con burla haciendo enrojecer a Duo – bueno de eso ya te dará cuenta, jajaja – se rió. -Yo... no, no sé porque dices eso – intentó protestar completamente sonrojado. -Sabes muy bien a lo que me refiero, ¿vas ha ir ha hablar con él? – le preguntó serio. -Yo no sé... me da miedo la reacción que pueda tener, además Heero ha cambiado mucho... -Si tienes razón pero si alguien puede hacer que cambie ese eres tú, y a pesar de lo que haya hecho y lo que diga él o los demás, estoy seguro que aún te ama y tú a él. -Pero yo... ahora soy la pareja de alguien más... no podía traicionarle – dijo consternado. -¿Y traicionarás a tú corazón y al de Yuy-sama? ¿dejarás que esa desgraciada de Relena destruya a Yuy-sama? – le preguntó. -No... no quiero que eso ocurra pero... -Deja las indecisiones o perderás para siempre a Yuy, aunque dices que eres pareja de alguien más, no puedes negar que aún lo amas, nunca has podido olvidarle igual que él a ti, lo sé porque sé lo que se siente el estar atraído por ese hombre. -Tú... ¿tu estás enamorado de él? – le preguntó sorprendido a Akira. -No, jaja, no estoy enamorado de él pero no me extrañaría que con el tiempo me enamorase, una vez que lo conoces realmente, te resulta fácil. -Si, jeje, tienes razón – sonrió Duo. -Entonces que me dices, ¿irás a por él? – le preguntó. -Sí, creo que sí, pero Quatre-sama dijo que podría ser muy peligroso. -Sí eso es verdad, ahora se encuentra en el Castillo de Oz, y está lleno de vampiros sedientos de sangre... la única forma es que pudieras infiltrarte y llegar ante Yuy-sama antes de que nadie te viera, seguro que al verte él evitara que te hagan daño. -Pero como hago para llegar hasta él, no conozco la zona y no se como evitar a los demás vampiros – comentó Duo. -Por llegar allí no creo que halla problema, Shinigami te puede llevar. -¿Shinigami? -Si la yegua de Yuy-sama, con ella podrás llegar hasta donde se encuentre él. Y sobre evitar a los demás vampiros... en el caso que te descubrieran antes de tiempo deberás hacerte pasar por uno de los secuestrados, según he oído, está reclutando jóvenes para una ceremonia especial, no sé muy bien de que se trata, pero deberás hacerles creer que te han traído allí para servir exclusivamente a Yuy-sama, no muestres miedo o inseguridad, deberán pensar que eres su juguete como ellos nos llaman, ¿entiendes?. -Creo que sí, pero... ¿y si Heero no quiere verme? – le dijo preocupado. -No pienses en ello, él querrá verte, pero antes deberás cambiarte esa camisa llena de sangre si no quieres que te huelan antes de llegar. -Jeje tienes razón pero no tengo ropa – le comentó. -Ven – le dijo llevándolo al vestidor – toma ponte una camisa de Yuy-sama, si ellos perciben el olor de Yuy-sama en ti, la mentira será más creíble, por cierto esa marca que tienes en tu hombro. -Es verdad no te lo he dicho, Quatre-sama dice que soy El Elegido – le dijo como si nada. -¿¡Que!? – exclamó sorprendido – eso empeora las cosa. -¿Por qué? – preguntó sin comprender. -Si ellos se enteran que tú eres El Elegido querrán matarte antes de que llegues a ver a Yuy-sama, será mejor que entonces vayas con Quatre-sama y sus hombres. -¡No! No esperaré más, tengo que verlo cuanto antes – le rogó Duo – entiéndeme. -Pero sabiendo quien eres es mucho más arriesgado. -No me importa, haré lo que sea para llegar hasta él, algo me dice que lo lograré. -Como quieras, ¿cuando te iras? -Ahora mismo – le respondió sonriéndole. -Bien iré a prepararte a Shinigami, dentro de diez minutos baja a la cocina, está bajando por la escalera principal a la derecha, sigue todo el corredor hasta el fondo y después otra vez a la derecha, si te ve alguien di que no puedes dormir y que vas a por un vaso de leche, en la cocina hay una puerta trasera, te esperaré allí con Shinigami y con ropa para que pases desapercibido por el camino, ¿de acuerdo?. -Si, así lo haré. Ah! Akira – le detuvo antes de que se marchara – gracias por ayudarme, no se como podré pagarte lo que hacer por mí. -Tranquilo no te preocupes, si realmente quieres agradecérmelo, trae de vuelta a Yuy-sama y rompe la maldición junto a él - le dijo sonriendo. -Lo haré, cueste lo que me cueste – le aseguro Duo viendo como se marchaba de la habitación
Después de los diez minutos que le dijo Akira, Duo salió de la habitación siguiendo las indicaciones que le había dado, gracias a Dio no se encontró con nadie y llegó con facilidad a la cocina, una vez que salió por la puerta trasera vio como Akira le esperaba con un caballo negro, magnífico ejemplar, y una gruesa capa negra como la que solían usar los vampiros y una pequeña daga.
-Sobretodo no te detengas hasta llegar al Castillo Oz – le dijo Akira – ahora confía en Shinigami, ella te llevará directo a Yuy-sama. No te fíes de nadie y ves problemas regresa cuanto antes. -No te preocupes, así lo haré - le dijo poniéndose la capa y sujetando la daga en su cinto. -Suerte, la necesitarás. -Gracias de nuevo Akira. -Ya sabes, te quiero de vuelta aquí con Yuy-sama, es una promesa. -Es una promesa – le aseguró tras montarse en Shinigami y salir corriendo de allí.
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En el Castillo Oz las cosa estaban un poco alterada, las últimas incursiones a los pueblos cercanos habían supuesto una exquisita variedad de jóvenes para el deleite de los vampiros. Tras las últimas noticias que habían obtenido sobre los recientes fracasos en la búsqueda del Elegido, las cosa se las tomaros con mayor tranquilidad bajando incluso la guardia. En los calabozos del Castillo en una de las grandes celdas de allí habían docenas de jóvenes que esperaban angustiosos el destino que les esperaban, sabiendo que su hora no tardaría en llegar, entre esos jóvenes se encontraban tanto hombres como mujeres jóvenes, los hombres en un intento de proteger a las mujeres que quedaban, se enfrentaban a los vampiros para intentar evitar que se las llevaran para abusar de ellas y matarlas, recibiendo fuertes palizas al revelarse a sus captores. En otra de las celdas de esos calabozos se encontraban otro grupo de mujeres, lo que más les preocupaban eran que las mujeres que estaban encerradas allí, se trataba mujeres embarazadas, cuatro en total, se las mantenían aisladas de los demás a la espera de dar a luz una vez que hayan parido se les arrebataba a los recién nacidos y no los volvían a ver, corría el rumor que la sangre de recién nacido era la más apreciada para los vampiros, según la propia vampira que las había secuestrado, ellas eran la reserva especial de Lady Relena.
Lord Odin no podía más contento y disfrutar de la ocasión, sabía que el tiempo estipulado para romper la maldición se estaba agotado y no había rastro del Elegido además el Yuy no estaba mucho por la labor para llevar su misión, desde que llegó al Castillo evitaba cualquier tipo de conversación y contacto con mortales, su carácter se había endurecido volviéndose uno de los más violentos de los vampiros cuando se le provocaba, a la hora de alimentarse no tenía remordimiento alguno en matar a su presa si lo veía necesario para apagar su sed, normalmente se pasaba gran parte de la noche encerrado en su alcoba o cazado solitariamente, las pocas veces que se veía obligado a socializarse con los demás vampiro lo hacía acompañado de Relena, en algunas ocasiones, en las noches de fiesta y orgías de los vampiros Heero solía mantenerse al margen, no disfrutaba de esos encuentros y en cuanto podía se escabullía de allí eligiendo a su presa y alegando que preferías las fiestas privada y sin tanto público. El corazón de Heero cada vez se volvía más frío e insensible, había rechazado cualquier contacto con mortales varones incluso para alimentarse para poder olvidar de una vez por todas cualquier rastro de sentimiento que pudiera embargar su corazón con respecto a Duo. Por ahora lo estaba consiguiendo, sabía que mientras la amenaza de la maldición estuviera presente, cualquier capricho o deseo que pudiera querer, Lord Odin se lo daría, por eso la exigencia de alimentarse exclusivamente de mujeres podría ser factible, pero en cuanto esa amenaza desapareciera su situación cambiaría, sabía que sus constantes desplantes y soberbia no serían consentidos, sabiendo seguro que se formaría un complot para eliminarlo, Lord Odin ansiaba el poder que por herencia tenía y no dudaría en hacer cualquier cosa por adquirirlo aunque fuese a la fuerza. Heero era consciente de su situación, en cuanto todo acabase se marcharía de allí, porque quedarse sería un suicidio, estaba en desventaja ya que no podía contar con nadie del Castillo Oz y los hombres de Odin se pondrían en su contra aunque su poder fuese superior a ellos y por otro lado no podía regresar al Castillo Yuy, no después de convertirse en lo que se había convertido. Numerosas noches Heero meditaba a lo que había llegado y la verdad no estaba muy orgulloso de ello, sabía que había decepcionado a sus padres y a quienes confiaban en él pero el dolor de la traición Duo le superaba y la única forma para aislar ese dolor fue aislándose él de todo lo demás. Esa misma noche en el Castillo se podía notar cierto alboroto, esa noche había vuelto a traer a varios jóvenes más, nada más llegar los vampiros con sus presas, las condujeron a la gran sala circular, Heero por curiosidad se acercó para observar si había algo de su interés y como siempre observó a cierta distancia como preparaba a los jóvenes para aquella noche. Eran unos onces chicos de entre veinte y veintiséis años, de diferentes alturas, no muy bajos ni muy altos, habían rubios, morenos algún que otro pelirrojo, de los once chicos siete eran mujeres y cuatro hombres, las mujeres eran bastante bonitas a pesar del terror que reflejaban en sus caras, igual que los hombres que eran atléticos y bien proporcionados. Los situaron en el centro de la sala redonda y les ordenaron que se desnudaran, al oír las negativas de los jóvenes, entre tres de los vampiros que habían salido de caza esa noche les desnudaron a la fuerza entre gritos asustados y quejas, una vez que estuvieron desnudos les entregaron unas túnicas largas y blancas semi transparentes, eran ligeras de cuello ancho que dejaba al descubierto gran parte de sus hombros y de manga larga. Ya vestidos con el atuendo entregado los pusieron en fila como meros objetos en exposición, la mayoría de las muchachas no podían contener las lágrimas por el miedo y la inseguridad que sentían, en cambio los chicos parecían más tranquilos aunque solo era en apariencia, se podía leer el temor en sus ojos. Las presas ya estaban listas tan solo faltaba que sus captores eligieran a quien querían para empezar.
-¿Has visto a alguien que te guste? – pregunto Relena que se había acercado a Heero que miraba a las chicas concierto interés. -Puede... ¿vais a montar una fiestecilla de las vuestras? – preguntó sin mucho interés. -Creo que si, Touya y Yamato quieren divertirse esta noche, ¿qué te apetece unirte y te irás como siempre a tu habitación. -Me iré, sabes que este circo no me gusta, tráeme a la morena de pelo largo, la segunda de la derecha – le ordenó a Relena. -Como quieres pero un día tendrías que podrás, verás como te gusta, estera ahora te traiga a esa chica – le comentó acercándose a la fila donde estaban los jóvenes – Eh tu, la morena – llamó a la muchacha que la miró asustada – esta noche la pasarás con Yuy-sama. -De eso nada Relena – se quejó Touya – a esta la he escogido yo para mí. -Lo siento Touya pero Heero la ha escogido para esta noche, ya sabes las órdenes. -Maldita sea, siempre estamos igual, un día de estos me encargaré yo de bajarles los humos al señorito don perfecto – se quejó el pelirrojo observando con odio al Yuy. -Más vale que hables en voz baja si Heero te llega a oír, te las verás negras, ahora deja de hacer berrinches y escoge a otra. -Por esta vez lo dejaré pasar y es la última vez – le contestó a Relena. -Tienes algún problema baka – le dijo Heero desde donde se encontraba – harás lo que yo te diga chulito y más vale que me tengas más respeto si no quieres acabar sin cabeza. -Ya me tienes harto Heero – le amenazó acercándose a él – te crees el dueño de todo esto y solo eres un niño engreído, más vale que te cuides las espaldas. -Me estas amenazando – le dijo furioso abalanzándose sobre él cogiéndole del cuello a la vez que utilizaba su poder contra él creando una presión sobre todo su cuerpo queriéndole aplastar. -Maldito desgraciado, arggghhhh – se quejó mientras intentaba repeler su magia con la suya, pero el poder de Heero era superior. -Basta ya Heero – intervino Relena – suéltalo, no es momento para tonterías, hay cosas más importantes en que perder el tiempo y las energías. -Por esta vez lo dejo pasar – le dijo Heero al pelirrojo liberándolo de la fuerza que le ejercía cayendo éste al suelo de rodillas tosiendo. -Cof, cof, desgraciado, esta me las pagaras – le aseguró. -Lo que tu digas – le respondió con sarcasmo - ahora fuera de mi vista – dijo dirigiéndose hacia donde todos los mortales le estaban mirando – tú ven conmigo – le dijo a la muchacha que había escogido, cogiéndola de la muñeca para llevársela. -No por favor – suplicaba la chica llorando para que la soltara – no me haga daño, por favor, déjeme ir, se lo suplico – rogaba mientras se negaba a caminar. -He dicho que vendrás conmigo y así será – le exigió Heero tirando fuertemente de su brazo cayendo esta al suelo, pero al ver que se negaba a levantarse y caminar la cogía de la cintura y la cargo sobre su hombro como si fuera un saco de patatas mientras que la joven lloraba y pataleaba – más vale que te calles, no soporto a las histéricas, si haces lo que te digo todo irá bien, sino lo tendré que hacer por las malas – le aseguró. -No, no por favor – gemía la chica.
Sin importarle mucho los ruegos y quejas y la joven, Heero se dirigió hacia su habitación para encerrarse en ellas tirando a la chica sobre su cama sin ningún miramiento, después de eso solo se podía oír tras la puerta las suplicas de la víctima junto con sus lloros y los gemidos de Heero.
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El camino era bastante oscuro, bajo la supuesta seguridad que le daba la capa con capucha que llevaba, Duo se aferraba a las riendas de Shinigami para no caerse, iban bastante rápidos. Era una noche oscura sin luna y la visibilidad era muy reducida por lo que se guió por la orientación de la yegua que parecía saber el camino que tomar, ya llevaban más de dos horas cabalgando y por el momento no había rastro del Castillo Oz. En esos momentos estaban cruzando un espeso bosque, solo se podía oír los cascos de Shinigami y algún que otro ruido nocturno, seguramente de algún animal de bosque, desde que entro en ese bosque, una sensación extraña le recorrió todo el cuerpo, tenía la sensación de que alguien le observaba cosa que le estaba inquietando por momentos. Sin querer detenerse a descubrir él porque Duo hizo que la yegua corriera más deprisa.
-Tengo que llegar cuanto antes junta a He-chan – habló en voz alta – venga preciosa llévame ante tu amo lo más rápido posible pero con sigilo.
Los minutos seguían pasando y cuando pudieron salir de aquel bosque se pudo distinguir entre la espesa niebla el Castillo Oz, a simple vista no parecía que habían vigilantes que la protegieran pero aún así no quiso arriesgarse, cuando estuvo a unos quinientos metros de distancia, Duo desmontó de Shinigami y la ocultó tras una pequeña arboleda para que no la descubrieran y con paso lento y sin hacer el menor ruido se dirigió a las puertas del Castillo. Al estar enfrente de ella vio con pesar que se encontraba cerrada, si la forzaba lo más seguro es que le escucharan y vinieran a ver lo que sucedía, por eso tenía que encontrar otra entrada posible, estuvo caminando alrededor de los grandes muros de piedra hasta que vio un pequeño pasillo que estaba enrejado por donde pasaba un pequeño riachuelo, se acercó para comprobar si el enrejado era lo suficientemente sólido para colarse por allí y por suerte vio que parte de éste enrejado estaba suelo y con un poco de fuerza podría doblarla lo necesario para que pudiera pasar. A los pocos minutos ya se encontraba en el interior, por ahora había tenido suerte y no lo habían descubierto, con mucho cuidado se dirigió al edificio central para buscar una entrada para poder acceder a su interior, la puerta principal la descartó de inmediato ya que sería un suicido entrar por allí, tendría que hacerlo como en el Castillo Yuy, entrar por una puerta trasera y de allí a su interior. En el Castillo se oían ruidos que no supo distinguir bien pero puso toda su atención en encontrar una puerta segura por donde entrar. En un momento se detuvo en seco ya que varias sombras se acercaban hacia donde él se encontraba, con temor miró a su alrededor algún sitio donde se podría esconder y pudo distinguir una puerta un tanto descuidada por donde podría entrar y sin pensárselo más se adentro en ella, estaba oscuro y se podía notar la humedad del ambiente, como no podía ver nada fue a tientas por el pasillo que se le presentaba frente a él, no dio ni diez pasos cuando notó que el suelo que pisaba se convertía en unas escaleras que bajan a las profundidades de ese Castillo, sin poder dar marcha atrás fue bajando sin saber muy bien a que nivel se encontraba cuando una leve luz le indicó que se acercaba a una estancia iluminada. Con mucho cuidado se asomó para comprobar que habían enemigos, al verlo todo despejado se adentró a la habitación que resultó ser un distribuidor donde habían varias puertas de madera, casi todas estaban cerradas menos dos de ellas, al acercarse a una de ellas escuchó los lamentos de varias mujeres y diferentes conversaciones en voz baja, al asomarse para ver de quien se trataba vio que se encontraba en unos calabozos y los sollozos que escuchaba eran de los prisioneros que se encontraba allí, todos eran jóvenes más o menos de su edad al acercarse el grupo de jóvenes le observaron sorprendidos, al parecer creyeron que uno de los chicos secuestrados pudo escapar. Duo se acercó a ellos con la intención de liberarles pero fue inútil, las celdas estaban cerradas con llave, Duo les explicó que venía para hablar con Yuy-sama para que evitara que siguiera pasando estas cosas, al ver que no les podía ayudar les prometió que en cuanto pudiese hablar con Heero le diría que les dejase en libertad, la mayoría de los muchachos allí encerrados no creyeron que fuera posible pero aún así intentaron describir lo poco que habían visto del Castillo para que Duo se guiase para poder encontrar los aposentos de vampiro Yuy, después de prometerles que les ayudaría a salir de allí Duo se marchó por la puerta que le habían indicado siguiendo las indicaciones que le dieron. Parecía que todo el mundo en ese Castillo estaba ocupado ya no vio a ningún vampiro, cosa que agradeció, de pronto se encontró frente a una gran escalinata que se dividía en dos, él tenía que tomar el de la derecha, el ala perteneciente a las habitaciones principales en el segundo piso, con mucho cuidado fue subiendo las escaleras, podía oír diferentes voces que reían en las estancias que iba dejando a tras, entre esas risas también pudo distinguir como alguien lloraba y pedía auxilio. Por primera vez desde que salió Duo del Castillo Yuy fue consciente del peligro que estaba corriendo y el miedo se apoderó de él, sabía que Heero tendría que estar en una de esas habitaciones pero no sabía cual, intentó tranquilizarse, estaba en ese largo pasillo iluminado por candelabros cuando una puerta se abrió de pronto, Duo corrió a esconderse detrás de una de las grandes cortinas que cubría los grandes ventanales, rogando por que no le descubrieran. Escucho voces de dos hombres y una mujer, al asomarse un poco para saber de quien se trataba vio que eran dos vampiros y una mujer vampiro iban caminando hacia donde él se encontraba, al pasar junto a él contuvo el aliento, habían salido de una habitación bromeando y hablando de cosa que no pudo escuchar pero lo que si vio fue que tanto los dos vampiros como la mujer tenían rastros de sangre en sus labios y sus trajes y que ambos hombres llevaban la ropa desarreglada. Cuando iba respirar tranquilo al no verse descubierto oyó como la mujer les comentaba a sus acompañantes que tenía que ocuparse de un pequeño detalle y que enseguida se reunía con ellos en la sala de actos. Al decir esto Duo vio la chica pasar corriendo en dirección a una habitación abriéndola escasamente, estuvo un rato hasta que la vio pasar de nuevo, espero un rato prudencial, para darle tiempo a la chica para que se fuera y cuando lo creyó prudente salió de su escondite. No había caminado mucho cuando una voz le alertó.
-Vaya, vaya mira lo que tenemos aquí, un pequeño intruso en busca de peligro y emociones nuevas – se burló una voz de mujer. -Yo... no verá yo soy – intentó hablar nerviosamente al verse sorprendido, su suerte se le había acabado – estoy buscando a... – pero al ver de quien se trataba se sorprendió al reconocerla – tú eres... -Vaya pero si es el jovencito que crió a Heero – intentó aparentar sorpresa, pero ya había notado su presencia al salir de la habitación junto a sus dos compañeros de travesuras, su olor era inconfundible – jamás hubiera pensado en encontrarte aquí, ¿cómo has podido entrar sin ser descubierto? -Yo, necesito hablar urgentemente con He-chan, sé que las cosas han cambiado y lo más seguro es que ni siquiera me quiera ver pero tengo que intentarlo, por favor Lady Relena ayúdeme a encontrar a Heero. -No se verás – se cayó pensando en la situación viendo una posibilidad de deshacerse de una vez por todas de eso insolente mortal, en el estado que se encontraba ahora Heero, lo más seguro es que en cuanto lo viera le saltase encima para matarlo, hasta ahora Heero había asegurado que se vengaría de la traición de ese trenzado – esto es muy peligroso para ti si te descubren estarás en problemas y yo no podré hacer nada por ayudarte – le dijo fingiendo interés por él. -Lo sé, y te agradezco tu preocupación pero solo quiero saber donde está Heero y hablar con él, lo demás no me importa – dijo seguro de sí mismo. -Está bien, la habitación de Heero es esa de allí – le señalo al fondo del pasillo – la segunda empezando por el final, ve hasta allí pero no hagas ruido, creo que en estos momentos no está haciendo nada, si entras con cuidado podrás darle una sorpresa – le dijo sonriendo. -Te lo agradezco mucho Lady Relena – le sonrió alejándose hacia la puerta que le indicaba la vampira.
Caminó con cierta urgencia hacia la puerta indicada pero antes de asomarse a ella se detuvo al oír unos ruidos extraños, parecían sollozos mezclados con gemidos y alguna que otra palabra de suplica, algo estaba pasando en esa habitación que no era normal y con un nudo en el estómago se asomó a la puerta de la habitación que se encontraba medio abierta, lo más seguro es que encontrara allí a su He-chan. Pero lo que vio le heló la sangre, jamás hubiera imaginado encontrase una escena como aquella. Tanto el latido de su corazón como su respiración se le detuvo durante los breves segundos que contempló la horrible escena. Sin poder apartar la escena que se representaba ante él en aquella cama, fue retrocediendo hasta pegarse a la pared sin percatarse que en su recorrido tiró un enorme jarrón decorativo haciendo un gran estruendo.
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En el Castillo Yuy, los invitados de Quatre-sama descansaban en sus habitaciones tranquilamente, a excepción de uno de ellos. Trowa estaba intranquilo, las primeras tres horas las durmió sin problema pero sin motivo aparente se despertó sobresaltado, intentó volverse a dormir pero algo lo no le dejaba. Sin poder estar más tiempo dando vueltas sin poder dormir, se levantó para despejarse un poco, de pronto la imagen de Duo le vino a la mente, se vistió lo antes posible y se dirigió hacia la habitación que le habían asignado a su trenzado, una vez ante su puerta tocó varias veces pero nadie contestó, su preocupación aumente conforme pasaban los segundos y Duo no abría por lo que decidió entrar. Todo estaba a oscuras, una vez que se acostumbró a la escasez de luz se dirigió hacia la cama para comprobar que Duo seguía dormido y por eso no le había contestado pero cual fue su sorpresa la ver que ni siquiera estaba deshecha, Duo no había pasado la noche allí, asustado se dirigió a las puertas que se encontraban en la izquierda de la cama pero allí tampoco lo encontró, ni en el bañó, ni en la habitación anexa que había descubierto, nada no había rastros de él, pero al entrar en el vestidor, vio la camisa que llevaba Duo en el suelo con los rastros de sangre en su hombro herido. Con la idea de que a Duo le había ocurrido algo malo, Trowa salió corriendo su la habitación en busca del vampiro que les habían acogido. En la búsqueda del vampiro se cruzó con una sirvienta, a la cual le preguntó si había visto al joven trenzado que había venido con él pero al ver su respuesta negativa le preguntó por el paradero de Quatre-sama. Esta al ver la preocupación en el rostro del joven de ojos verdes se apresuró a indicarle como llegar a los aposentos de Quatre-sama donde se encontraba en estos momentos. No tardó demasiado en localizar sus habitaciones, al estar frente a ella entró sin llamar, esa habitación era muy parecida a la que le habían dado a Duo, era muy amplia y lujosa y con una exquisita decoración, un olor a rosas embriagaba todo el lugar. La habitación estaba iluminada por varios candelabros colocados estratégicamente para dar una luminosidad adecuada, a simple vista parecía que no había nadie en ella pero se percató que diferentes prendas de ropa descansaban sobre la amplia cama y que una tenue luz de filtraba por la puerta de la izquierda. Sin pensárselo mucho se dirigió hacia allí abriendo la puerta de par en par, encontrándose de pronto en un gran baño donde su propietario se estaba bañando en esos momentos.
Al percibir un intruso en su habitación el vampiro que se encontraba dándose un relajante baño en su piscina de agua caliente se levantó rápidamente para girarse y descubrir sorprendido al inesperado visitante.
Aún sabiendo que iba a buscar a ese descarado vampiro nunca se imaginó verse en una situación como aquella, por un momento se olvidó de todo incluso de su propio nombre, había irrumpido sin aviso previo en una habitación ajena a la suya sin reparar en las consecuencias de sus actos. Allí frente a él se encontraba, muy a pesar suyo, el ser más hermoso que había visto nunca y que le miraba con cierta sorpresa y alegría. Se encontraba de pie mirándole fijamente dentro de aquella gran piscina de agua caliente que le llegaba a la indecorosa altura de sus partes nobles sin llegar a desvelar nada pero si mostrando lo suficiente para que su imaginación volase, su cuerpo desnudo estaba cubierto por atrevidas gotas de agua que resbalaban por su piel blanca y posiblemente suave, su mirada se negaba a abandonar aquella escultura hecha belleza, y su garganta se resistía a emitir ningún sonido. Quatre al ver que su persona le perturbaba tanto al joven de ojos esmeraldas sonrió complacido, cosa que hizo desearle más, como vio que el joven no se movería no diría nada se dirigió hacia él con movimientos sensuales y provocativos, desde la primera vez que le vio sintió una fuerte atracción sobre él y desde luego no iba a desaprovechar la ocasión. Trowa al ver que el vampiro caminaba hacia él desvelando todo su esbelta figura se estremeció por completo dando un paso hacia atrás para escapar de ese embrujo que el rubio vampiro le había causado desde la primera vez que se vieron, aún seguía observándole percatándose de pequeños detalles que antes no había reparado en él como el cabello largo y lacio que descansaba en estos momentos sobre sus hombros mojados y se le escurrían algunos mechones sobre su cara cayendo húmedos por su espalda hasta la altura de sus codos, también reparó en sus hermosos ojos azules como el cielo que a simple vista mostraban deseo pero si te fijabas bien en ellos se podían ver en ellos un anhelo que no comprendía muy bien el porque mezclado con un deseo de amar. Sus pensamientos se vieron interrumpidos por la voz burlona del hechizante vampiro rubio.
-Vaya que sorpresa, jamás hubiera pensado que me vendrías a ver tan temprano – le comentó sin ningún pudor al presentarse juntó al joven completamente desnudo. -No... yo... no es eso yo... he venido.. porque Duo... – intentó hablar nerviosamente. -Uuuhhh, que pena y yo que pensé que habías venido a verme – dijo haciendo un puchero acercándose a Trowa que se quedó inmóvil descansando sus brazos mojados sobre los anchos hombros de Trowa. -Yo... – intentó hablar pero al notar el cuerpo caliente y húmedo del vampiro junto al suyo se le olvido hasta el habla. -Mmmm, sabes una cosa precioso – le susurró al joven – me gustas mucho y me gustaría que pasaras la noche conmigo, no te arrepentirás – le aseguró Quatre observando los ojos verdes que le miraban con confusión pero que algo de deseo.
Continuará...
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Yo te protegeré
Cap. 6
No tardaron mucho en llegar al Castillo Oz, a pesar de la gran distancia que le separaba de su Castillo, antes del amanecer ya se encontraron con Lord Odin y los suyos. La presencia de Heero Yuy sorprendió a más de uno excepto por el Jefe del Clan, Lord Odin, sus planes estaban marchando a la perfección, después de asignarles unas habitaciones para ellos, Lord Odin se retiró para hablar con Relena en su despacho.
-Veo que por ahora te has sabido manejar muy bien con Yuy, Relena – le comentó Odin. -Si Lord Odin, como me sugirió instruí a Heero en los placeres carnales, no me ha sido muy difícil la verdad, con el paso del tiempo su naturaleza se ha vuelto más violenta y poco a poco va perdiendo la humanidad que adquirió al vivir con ese mortal. -Eso me alegra, al menos tenemos en nuestro poder la pieza principal para asegurarnos que la maldición no se rompa, ya que por extraño que resulte, El Elegido no ha parecido, cosa que me inquieta, ¿no has sabida nada de él? – preguntó. -No mi Lord, si siquiera Quatre-sama a conseguido encontrarlo, es como no existiera, han estado buscándolo por todas partes y ni rastro. -Bueno el saber que ni el Clan Yuy sabe quien es, nos da una leve ventaja, ahora lo principal es alejar a cualquier mortal que pudiera ser El Elegido de Heero, solo tendrá contacto con mortales, para alimentarse y divertirse pero siempre vigilado, confío en que te hagas cargo de ello, Relena. -Por supuesto mi Lord, será un placer, seguiré siendo su fiel confidente y amiga. -Bien, una cosa más, ¿has notado algún cambio extraño en él? -La verdad es que no, bueno a decir verdad, Heero se comporta algo extraño desde hace varias noches, la noche de las extrañas luces que vimos desde el Castillo Yuy, parecía la aurora boreal, pero eso es imposible, además esa misma noche Heero cayó enfermo, cuando se recupero despertó diferente, algo cambió en él, desde entonces parece más antisocial de lo normal, me hizo recoger sus pertenencias y venir directamente aquí, no se que le paso durante el tiempo que estuvo enfermo, hasta me ordenó dejar a su "esclavo". -Jeje, eso son buenas noticias, jaja, veo que mi conjuro funcionó, si todo sigue así pronto la amenaza de destrucción de la maldición será nula, jaja. -¿Conjuro? – preguntó sorprendida Relena. -Si, preciosa, esas luces que dices que vistes fue producto de mi conjuro de magia negra. -Ahora comprendo el extraño poder que sentí, pero no fui la única que los sintió – le aseguró. -Lo sé, pero eso da igual, lo importante es que funcionó y ahora el Yuy a perdido todo rastro de sentimiento hacia cualquier mortal, sobretodo por ese que le crió, jaja. Ahora mantenlo vigilado y entretenido, enséñale como nos divertimos aquí. -Sí mi Lord, con su permiso me retiro.
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La noche siguiente al incidente, se sucedió tranquila, Duo pudo descansar tranquilamente, una vez curada su herida y bajo la atenta vigilancia de Trowa. A la mañana siguiente a pesar del aspecto cansado de Duo, pudo levantarse de la cama y hacer vida norma. Después de insistir varias veces Duo convenció a Trowa para ir hablar con el alcalde, por si habían sabido de algún extraño suceso o desaparición. Estuvieron hablando con él durante varias horas, explicándole lo que había visto Duo pero sin dar muchos detalles del asunto solo lo suficiente para darle a conocer, la importancia de iniciar una vigilancia sobre los posibles ataques de vampiros para evitar los secuestros y asesinatos que había visto Duo en su sueño. El alcalde pareció reacio a creerse lo que les contaban los muchachos ya que no querían revelar la fuente de tal información para corroborar los posibles hechos, también ocultaron darle información sobre su herida y como se la había hecho, por ahora con avisar de posibles ataques y de quien se trataban la era suficiente. A pesar de no estar muy convencidos de haber conseguido llamar la atención para que les creyera el alcalde de Gundam, decidieron regresar a su casa para que Duo pudiera descansar, ya que su aspecto no era de los mejores.
Durante los siguientes días, no se tuvo conocimiento de nada fuera de lo normal, a excepción de las extrañas pesadillas que sufría Duo por las noches. Las pesadillas siempre eran las mismas, en todas ellas, Duo veía los ataques de varios vampiros a gente de su pueblo y de los alrededores, incluso él, en todas las pesadillas que había sufrido hasta ahora habían varios vampiros pero entre ellos reconocía a aquellos dos vampiros que le atacaron la primera vez pero no solo esos dos vampiros le eran conocidos, entre ellos siempre aparecía ese joven y atractivo vampiro que le acusaba de traición, a veces era un mero espectador o aprobaba las torturas que vivía pero otras era él el partícipe. Tenía la sensación que le conocía que había sido parte importante de él, viviéndole a la mente siempre el nombre de Heero despertando de forma abrupta llamando a gritos a Heero, pero se negaba a aceptarlo, ese ser despiadado y exento de sentimientos no podía ser Heero, no su dulce y cariñoso He-chan. Por suerte las pesadillas no repercutían en Duo como en la primera vez, que salió herido pero a Trowa le preocupaba bastante el hecho de que la herida de Duo durante las horas de día parecía estar completamente curada pero al llegar la noche, ésta comenzaba a sangrar haciendo que la zona afectada estuviera sensible al menor roce o contacto por mínima que fuera. Durante el día la zona de la herida permanecía un poco rosada con una extraña sobra un poco más oscura que se asemejaba a una forma no muy definida pero al caer el sol esta se volvía rojiza y tirante hasta que la piel de su hombro se desgarraba haciéndola sangrar, a pesar del aspecto por extraño que pareciera Duo no sentía el dolor del desgarre de su piel aunque si cierto dolor, a pesar que Trowa trataba de limpiar la zona herida esta no dejaba nunca de sangrar cosa que le preocupaba, porque ya llevaba más de dos semanas en esa situación y para una persona normal ya habría muerto desangrada pero en Duo no parecía afectarle tal hecho pero aún así estaba preocupado.
Al comienzo de la tercera semana los rumores tan temidos por Duo comenzaron a correr por el pueblo. Habían tenido noticias de varios ataques de vampiros en pueblos un poco más alejados de ellos, por ahora ya eran tres los casos de ataques, durante las noches estos seres nocturnos entraban en las casas de los aldeanos llevándose a jóvenes o niños sin importar el sexo y al cabo de varios días los encontraban muertos, desangrados y en algunos casos con muestras de violencia y abusos sexuales en sus cuerpos. A pesar de los rumores y de las advertencias de Duo a las autoridades, el pueblo de Gundam no redobló su vigilancia hasta el descubrimiento del primer ataque a uno de sus habitantes. Duo estaba aterrorizado, ni la continua protección de Trowa le hacía sentirse tranquilo, estaba convencido de que le estaban buscando y no se detendrían hasta que dieran con él como le había asegurado en su primer sueño. Los ataques se habían incrementado sin poder evitarlos cosa que atemorizó a Duo queriendo convencerse de que lo ocurrido no era por su culpa pero para su desgracia los hechos le confirmaron lo que él ya sabía. En el último ataque sufrido en el pueblo, Sayaka, la madre del bebé que secuestraron pudo escapar de sus agresores en el último momento sin poder proteger a su pequeño, tras recuperarse de shock. inicial pudo dar una descripción exacta de sus atacantes, que con horror Duo lo identificó como el vampiro de cabellos rojos como sus ojos y el moreno de larga cabellera, eran los vampiros que le atacaron en el primer sueño, también se supo que todos los ataque sufridos hasta ahora estaban dirigidos por el heredero Yuy. Al darse cuenta de ellos Duo no lo resistió más, debía hacer algo, la gente que conocía estaba muriendo por su culpa, estaba desesperado y no encontraba una solución lógica para todo ello, bueno realmente si había una, la única, debía entregarse para que aquellos ataques cesasen.
Las autoridades llamaron a Trowa y a Duo para que les dieran toda la información de la disponían para hacerse cargo de la situación. Debido al estado de mutismo y depresión que se había encerrado Duo durante el pasado día, Trowa se vio en la obligación de ser él quien informase de todo lo que sabían. Hasta ahora todas las sospechas e indicios recaían en el Clan Yuy, pero habían cosas que no encajaban del todo, ¿por qué los atacarían si por otro lado los estaban ayudando a evitar los ataques?. Como ya ocurrió la última vez que hubieron ataques de este tipo, se preparó una comitiva para desplazarse al Castillo Yuy para buscar las repuestas a aquellos ataques y si se diera el caso a arrestar al culpable de estas, con o sin la ayuda de Quatre-sama.
-Debemos apresurarnos a ir al Castillo antes que anochezca, después sería muy peligroso por no decir un suicidio – aseguró Mitsui, jefe de seguridad del pueblo. -Quedan cuatro horas para el ocaso, si salimos de inmediato, tus hombres llegaran al Castillo sin problemas – comentó Anzai, el alcalde del pueblo. -Tiene razón Lord Anzai, no hay mucha distancia entre el pueblo y el castillo, en media hora tendré listo a mis hombres con sus caballos más veloces listos. -Saben a que se exponen – interrumpió Trowa que les miraba fijamente – si las sospechas son ciertas y Heero Yuy está detrás de esto por muy bien entrenados estén sus hombres y muy veloces que sea sus caballos, no será una caso fácil, no olvide que los vampiros no son como las enemigas a los que ha visto obligado a enfrentarse. Lo sabe. -Sí lo sé, y no por ellos voy a acobardarme, mi trabajo consiste en proteger a los miembros del poblado y con esfuerzo y... – decía Mitsui muy convencido de sus palabras -Sí, sí... lo que Ud. siga – le interrumpió Trowa molesto – son palabras muy elocuentes para un desfile pero no olvide que tratamos con vampiros, Heero Yuy es muy poderoso, tanto él como sus hombres son asesinos natos y no son fáciles de... -¡Heero no es una asesino! – interrumpió de improvisto Duo enojado y triste – él... él no puede serlo, snif... snif, él es dulce y cariñoso... no me creo que esté detrás de estos asesinatos él... -Duo – le llamó Trowa sorprendido a Duo al ver como defendía al vampiro – tranquilízate mi amor, sé que todo esto es duro para ti – le dijo acercándose a él que lloraba asustado y confundido – ha pasado mucho tiempo desde la última vez que le vistes y no sabes lo que ha podido pasar con él... -Pero él no... no puedo creer que él... – lloraba asustado – todo esto es por mi culpa, si no hubiera huido desde el principio todo esto no estaría ocurriendo ahora, yo... debería... haber muerto entonces y todo esto no pasaría... yo... -No digas eso ni en broma – dijo Trowa molesto levantándole el rostro que lo tenía oculto en su pecho – no lo vuelvas a decir, esto no es culpa tuya. -Sabes que es verdad, ellos me buscan – le recriminó Duo – yo... no quiero más muertes. Si es a mí a quien buscan... me entregaré... -¡NI LO SUEÑES! – le gritó separándole de su pecho para enfrentar su mirada dolida – no lo permitiré, no dejaré que te hagan daño, antes tendrán que matarme. -Trowa yo... te agradezco lo que haces por mi pero... no tengo salida, yo soy el único que puede arreglar esta situación, tengo que hacerlo soy responsable de esto..., iré yo ha hablar con Quatre-sama, él es el único que debe saber lo que realmente está sucediendo. -Pero eso es un suicidio!!! – le dijo Trowa – no dejaré que vallas solo. -Es necesario no quiero que más gente muera por mi culpa. -Me da lo mismo lo que pienses, no irás solo, yo te acompañaré. -Pero... -Pero nada, si no voy contigo no irás a ningún sitio auque tenga que encerrarte para evitarlo, sé que no te puedo hacer cambiar de opinión, por eso aceptaré hacerlo a tu modo por estando yo a tu lado – le comentó enfadado Trowa. -Cuenta conmigo también – interrumpió Mitsui – iremos los tres y en caso de que halla problemas mis hombres sabrán lo que hacer, dejaré órdenes dadas. -Esto es muy peligroso si solo vais tres personas, no os podréis defender – intervino Lord Anzai. -Aún siendo varias centenas seguiría siendo peligroso – comentó Trowa al político – pero lo haremos como dice Duo, confío en él y si cree que es mejor haciéndolo de esta manera así se hará. -De acuerdo, os daré dos días para que intentéis conocer lo que está pasando y en esos días no sabemos nada de vosotros mandaré a los hombres de Mitsui – dijo muy seguro Lord Anzai. -¿Estáis de acuerdo? – preguntó Trowa a Duo y Mitsui, para saber su parecer. Al ver que asentían con la cabeza - bien entonces así se hará, ahora preparémonos para partir, ¿en media hora podrás estar listo Mitsui?. -Si estaré listo, nos encontraremos a la salida del pueblo, a caballo y armados. -Bien, nos vemos entonces, Duo debemos regresar a casa para prepararnos – le dijo a Duo. -Sí, vámonos.
Después de la reunión cada uno se fue a preparar para la inminente partida, Mitsui fue hacia su puesto de mando para dar las últimas órdenes mientras Lord Anzai preparaba junto a sus consejeros un plan de ataque y defensa del pueblo ante un posible ataque vampiro. Trowa y Duo se dirigieron a su casa para esperar la hora acordada para ir al Castillo Yuy.
El momento esperado había llegado como habían acordado, encontrándose a la salida del pueblo Mitsui, Trowa y Duo, sin perder más tiempo se dirigieron hacia el Castillo, si se daban prisa llegarían antes del amanecer siendo menos peligroso ya que los vampiros estarían aún bajo el sueño diurno. El camino fue cansado y algo dificultoso debido a los caminos angostos que llegaban hasta allí, pero no podían detenerse. Cada vez que se acercaban más a su destino los nervios aumentaban en Duo, las dudas comenzaba a atormentarle y la necesidad de volverse a encontrar con Heero también crecían, deseaba poder volver estar con él pero un miedo a descubrir la supuesta verdad y la implicación de él en esos asesinatos le angustiaba. Estaba muy confundido y nervioso, sin darse cuenta ya se encontraban delante del majestuoso Castillo a una hora de la puesta del sol. Al adentrarse en el Castillo fueron recibidos por la servidumbre que se ocupada del Castillo durante el día.
-Bienvenidos al Castillo Yuy – les saludó un hombre mayor con amabilidad – por favor pasen a dentro donde se les atenderá enseguida. -Gracias señor, hemos venido del pueblo Gundam – dijo Duo – y nos gustaría hablar con Yuy-sama. -Lamento decirle joven que eso será imposible – comentó el hombre mayor mientras los dirigía al salón central – el joven Yuy no se encuentra en estos momentos en el Castillo y no sé cuando volverá. -¿No se encuentra aquí? – preguntó sorprendido Trowa - ¿Dónde se encuentra entonces?. -Me temo que eso se lo tendrán que preguntar a Quatre-sama... -¿Y donde se encuentra él? – intervino Mitsui impaciente. -Tendrán que tener un poco de paciencia, en estos momentos está indispuesto pero en poco menos de una hora podrá recibirlos, si gustan pueden esperarlos aquí en el salón, ¿quieren comer o beber algo mientras le esperan?, tenemos órdenes de atenderles bien, Quatre-sama nos avisó que podrían llegar cualquier día de estos. -¿Nos estaba esperando? – preguntó incrédulo Trowa. -Sí, Quatre-sama está al corriente de lo que está sucediendo en tierras de Gundam pero ha estado muy ocupado, tenía intención de ir a visitarles pero hasta ahora le ha sido imposible. -¡Ha sabido lo que estaba ocurriendo y no ha hecho nada al respecto! – gritó Trowa molesto. -Yo... lo lamento joven pero no le puedo decir nada más me temo que verá esperar a que Quatre-sama hable con Uds. – intentó disculparse el hombre mayor. -No se preocupe – habló Duo – le esperaremos aquí cuando esté disponible avísale que le estamos esperando aquí. -No se preocupe, así lo are, mientras tanto ordenaré les sirvan algo de comer y beber, descansen, el viaje les habrá agotado parecen cansados. -Se lo agradecemos – respondió Mitsui.
Los Duo y los demás se sentaron en los cómodos sillones a esperar a que Quatre les recibiera, a los pocos minutos de salir el hombre mayor del salón varias sirvientas entraron llevando diferentes bandejas con comida y bebida. Estaban todos en silencio, a pesar de la aparente tranquilidad que se veían en sus rostros la procesión iba por dentro, los minutos pasaban y la incertidumbre aumentaba, después de comer y beber un poco se sentaron de nuevo en los sillones para charlar un poco para intentar despejar los nervios que sentían en esos momentos. El Sol ya se había ocultado en su totalidad, la hora de la verdad había llegado, el sonido de la puesta del salón se abrió, los jóvenes se giraron esperando encontrar a Quatre-sama, pero cual fue su decepción al encontrarse de nuevo con el hombre mayor que les atendió cuando llegaron.
-Jóvenes – se dirigió hacia a ellos – Quatre-sama estará en varios minutos con Uds., he venido ha avisarles personalmente, si me acompañan les guiaré a su despacho. -Muy bien – se apresuró a contestar Trowa poniéndose de pie.
El hombre mayor los guió a través de los largos pasillo hasta el supuesto despacho de Quatre-sama que se encontraba en el ala Oeste del Castillo, al entrar pudieron observar la elegancia y exquisitez de la habitación, todo decorado con gran gusto. El hombro les indicó que se sentaran en los sillones cercanos a la gran chimenea victoriana que estaba encendida en esos momentos, para esperar la llegada de Quatre-sama. En tan solo cinco minutos la puerta del despacho se volvió a abrir dejándose ver la poderosa y atractiva figura de Quatre junto con la de Zech detrás de él. Todas las miradas se pusieron sobre los recién llegados que se acercaron sonriendo hacia donde ellos se encontraban.
-Lamento haberos echo esperar – se disculpó Quatre mirando fijamente a Trowa a los ojos. -No se preocupe Quatre-sama – comentó Duo un poco nervioso – nosotros hemos venido porque... -Lo sabemos – interrumpió Zech mirando a Duo – supongo que querrán saber quienes son los culpables de las muertes que han sucedido durante estas últimas semanas. -Si sabían lo que estaba pasando porque no han hecho nada al respecto – les increpó Trowa molesto. -Tranquilízate bombón – le coqueteo Quatre sentándose al lado del castaño de ojos verdes – quien ha dicho que no hemos estado haciendo nada, para tu información precioso, hemos estado evitando numerosos asesinatos además de que estamos envuelto en un asunto importante en cual requiere toda nuestra atención – le aseguró posando su mano sobre el fuerte muslo de Trowa. -¿Un... un asunto importante? – pregunto nervioso al sentir la caricia del rubio vampiro sobre su pierna sin ningún pudor. -Sí, así es pero no creo que sea de vuestra incumbencia... – le respondió acercándose más al joven mostrando su interés en él y acariciándole sin disimular la pierna subiendo hasta su ingle. -Sí es de nuestra incumbencia – dijo molesto a la vez que se levantaba para romper el contacto de esa mano atrevida que lo estaba alterando tanto sin saber porque. -Trowa tiene razón – intervino Mitsui – si está relacionado con esas muertes también es asunto nuestro, es a nosotros a quien están matando, exijo saber quien es el responsable de esos asesinatos. -¿Y tú quien eres? – preguntó molesto por la insolencia de ese hombre joven que acompañaba a Duo y a Trowa. -Mi nombre es Hiroshi Mitsui y soy el responsable de la seguridad del pueblo de Gundam – respondió sin amedrentarse ante la mirada acusatoria del vampiro de larga cabellera rubia. -Bien Hiroshi Mitsui – habló Zech – como ya ha dicho Quatre, eso no es asunto vuestro así que vigila tus modales, no soporto las impertinencias ni a los gallitos – le amenazó acercándose de manera amenazadora al joven de melena pelirroja y ojos grises. -Por favor, no peleen – intervino Duo poniéndose entre los dos que se miraban desafiándose – yo... bueno la verdad es que... hemos venido porque quería preguntarle algo importante... por favor dígame la verdad – le habló directamente a Quatre que seguía sentado cómodamente en el sillón – yo quería preguntarle... si los asesinatos... -Si Heero tiene algo que ver – terminó la frase del trenzado al ver que le contaba hablar debido a los nervios y a la posible respuesta – puedo notar lo que preocupa Duo y me temo que la respuesta no te va a gustar – dijo serio acercándose al joven trenzado, una vez a su lado le levantó el rostro para observando descubriendo gruesas lágrimas a punto de resbalar por su fino rostro – lo lamento. -No puede ser... él no... no... me diste tu palabra que esto no pasaría – rompió a llorar desconsoladamente aferrándose a la camisa blanca de hilo de Quatre – él no... mi He-chan no... ¿cómo ha ocurrido esto? ¿cómo ha podido cambiar tanto? -Todo fue muy repentino... – habló Zech que estaba detrás de ellos junto a Mitsui. -Entonces, snif... entonces mi sueño es real... – murmuró Duo sin prestar mucha atención a lo que decía Zech. -Duo, tranquilízate – le dijo suavemente Trowa acercándose a ellos y apartando a su trenzado de los brazos del vampiro al que miró seriamente, dándole a entender de quien era dueño el trenzado – no te preocupes, eso aún no lo sabemos con seguridad. -Pero yo vi... arggghhhh!!!! – comenzó a hablar pero el ya conocido malestar de su hombro comenzó como cada noche pero esta vez con más intensidad, cosa que hizo doblarse sobre sus rodillas pero Trowa evitó que cayera al suelo. -Pero que demonios... – exclamó Quatre al percatarse que la camisa del trenzado de manchaba de sangra en la zona del hombro sin ninguna explicación – que significa esto, Duo está herido y aún así ha venido hasta aquí – dijo sorprendido y alterado acercándose al trenzado para ver la camisa de sangre cada vez más manchada de sangre. -No te acerque a él – le amenazó Trowa – no permitiré que le hagáis más daño del que ya le habéis hecho. -¿Más daño? – pregunto sin comprender Quatre - ¿a qué te refieres?, déjame atender a Duo está perdiendo mucha sangre yo puedo ayudarle. -No lo tocaras – le dijo molesto. -Tro... Trowa, no importa... arghh, deja que Quatre-sama me ayude a lo mejor... sabe lo que me está ocurriendo – le pidió Duo a Trowa débilmente. -Pero... – intentó negarse Trowa. -Te doy mi palabra que no le haré daño, esa herida no tiene muy buena pinta y noto algo extraño en ella, ¿cómo se la ha hecho? – preguntó Quatre. -Por extraño que parezca – comentó a contarme algo reticente al vampiro mientras acostaba a Duo boca a bajo sobre el sillón – no sabemos como se lo hizo, hace varias semanas, la noche que hubo luna llena hubo un extraño fenómeno en el cielo, desde el pueblo se pudo observar unas luces poco corrientes en el cielo estrellado, todo empezó esa maldita noche... -¿¡La noche de la aurora boreal?! – exclamó sorprendido Zech, al darse cuenta de la coincidencia del extraño comportamiento de Heero y al parecer de ese trenzado también. -Si esa noche, pero es extraño desde aquí no se puede ver la aurora boreal, era algo extraño y no creo que fuera algo natural – comentó extrañado Trowa al percibir la sorpresa del vampiro rubio. -¿Qué ocurrió esa noche? – preguntó impaciente mientras que con una campanilla que estaba sobre la mesa junto a los sillones llamaba a los sirvientes, a los pocos segundos una mujer entró al despacho – aguarda un momento – le pidió a Trowa mientras se alejaba un poco junto a la doncella para pedirle agua caliente y paños para curar a Duo – ya estoy aquí... continua por favor. -Todo fue muy raro y extraño, estábamos paseando Duo y yo y de repente Duo comenzó a encontrarse mal, cayó inconsciente y ardiendo en fiebre, estuvo delirando durante un día entero ni yo ni el médico del pueblo supimos hacerlo reaccionar ni bajarle la fiebre, transcurrido 24 horas más o menos Duo despertó solo, asustado y confundido... y con esa horrible herida en su hombro... no se como pudo pasar, nadie excepto yo y el médico entró en su habitación... entonces no me lo explicaba pero Duo... Duo asegura que fue durante el extraño sueño que tubo durante el tiempo que estuvo enfermo... -Esto no me gusta Quatre – le aseguro Zech seriamente mirando la cara preocupada de rubio – esto no puede ser una coincidencia. -Creo que tienes razón Zech, esa noche ocurrió algo que desconocemos y creo que no le dimos la importancia que realmente tenía, si lo que dice Trowa- kun es verdad tiene que estar ligado con lo que le pasó a Heero – le dijo a Zech, sin pomar en cuenta que los demás le estaban escuchando sorprendidos. -¿Lo que le ocurrió a Heero? ¿Heero Yuy? ¿qué le ocurrió? – preguntó intrigado Mitsui. -Eso no es importante ahora, Trowa-kun, debes explicarme exactamente que soñó Duo-san – le pidió mientras se acercaba a Duo que se había desmayado retirándole parte de la camisa que llevaba dejando al descubierto la herida sangrante. -¡Claro que importa! – protestó de nuevo Mitsui – según decís eso está relacionado con lo que le pasó al heredero Yuy, por desgracia, desde esa noche Duo a estado soñado cosas que se están haciendo realidad, incluso antes de que ocurriera, tiene que haber un motivo para todo esto, si el Yuy no se comportaba así algo tubo que hacerlo cambiar y según mencionáis todo pasó la misma noche en la que Duo-san también cayó enfermo por esa extraña enfermedad.
-Con permiso – interrumpió la mujer que entró hacía nos minutos, con todo lo que le habían pedido colocándolo sobre la mesa de té que estaba junto a los sillones – ¿Quatre-sama, necesitará algo más? – preguntó viendo al joven que yacía desmayado en el sillón – si lo desea puedo hacerme cargo yo de curar al joven – le informó educadamente mirando al joven trenzado. -No es necesario, Megumi, yo lo haré, puedes retirarte – le hablo con suavidad a la mujer. -Si, Quatre-sama – contestó haciendo una reverencia para después salir del despacho.
-Prosigue por favor – le comentó a Trowa mientras tomaba algunas cosas para empezar a curar al trenzado. -Eso herida, no es normal – aseguró Trowa mirando como preparaba todo el vampiro para curar a su koi – durante el día parece completamente curada a excepción por el tono un tanto extraño que cubre la zona pero en cuanto anochece... su piel se desgarra y comienza a sangrar. -Eso no puede ser cierto – dijo asombrado Zech acercándose rápidamente para observar mejor la herida del hombro del mortal – esto puede ser... -¿Sabéis lo que significa? – preguntó asombrado Trowa al ver la cara de sorpresa del Zech. -No estoy seguro pero... – comenzó a hablar mientras que con un paño húmedo en agua caliente comenzó a limpiar la herida retirando la sangre que se le secaba – no deja de sangrar pero puedo ver algo en su herida... esto es... – se cayó al imaginarse de que se trataba. -¿Qué es? ¿qué le está ocurriendo a Duo? – preguntó asombrado sujetando una de las muñecas del vampiro rubio que atendía a Duo para llamar su atención. -Zech – miró a su amigo – es él... creo que es él... – le dijo sorprendido a Zech – después de tanto tiempo lo hemos encontrado. -¿Estás seguro? – le preguntó a Quatre conteniendo el aliento – pero como es posible. -No se como es posible, pero es él, lo hemos tenido siempre delante de nuestras narices y no lo hemos sabido ver, por todo los Dioses – se lamentó sin poder creérselo sujetándose la cabeza con ambas manos – Heero me va a matar por esto. -¿Se puede saber que estáis hablando? – preguntó molesto Trowa al sentirse ignorado - ¿qué le está pasando a Duo? ¿Quién decís que es?. -Duo... Duo es El Elegido – aseguró Quatre. -¿El Elegido de que? – preguntó sin comprender. -Como os dije la última vez que nos vimos, Heero tiene un destino que cumplir para que nuestra maldición desaparezca y podamos vivir como personas normales, según los antiguos escritos de la maldición para que ésta se rompa, se necesita que se reúnan El Elegido Inmortal, en este caso Heero y El Elegido Mortal, que es Duo, una vez se hallan reencontrado de nuevo concientes de sus poderes y su misión podrán romper la maldición. -Pero es no puede ser – interrumpió Trowa a Quatre – ellos anteriormente estuvieron juntos y no pasó nada y ahora me dices que Duo es El Elegido, no me lo creo. -Anteriormente no paso nada por ninguno de los dos despertaron como Elegidos, no sabían el destino que les deparaban, ni Heero ni Duo estaban preparados para ellos. -¿Y porque ahora sí? – preguntó molesto. -No estoy seguro porque ocurrió ahora, llevamos mucho tiempo buscando al Elegido, siempre creímos que El Elegido nacería como tal, con la marca que le indicara que era él el portador del poder para destruir la maldición y así acabar con la amenaza vampírica, pero nos equivocamos, algo tubo que parar esa noche, la de la aurora que despertó el poder en ellos. -No puede ser, Duo no puede ser él... Duo es mi vida – aseguró Trowa dándose cuenta de los que representaría ser El Elegido – Duo es mi... es mi prometido, no voy a permitir que me lo quitéis por una estúpida maldición – le dijo intentando ocultar su dolor, aunque no con muy buen resultado. -No te engañes Trowa-kun – le dijo Quatre con dulzura acercándose al él para mirarle a la cara con pesar, viendo como sus lágrimas resbalaban por su atractivo rostro – sabes perfectamente que Duo nunca a sido tuyo, él siempre ha amado a Heero y lo sabes, no digo que no te quiera, él es muy dulce y tiene un gran corazón, pero tanto él como tú no debisteis confundir el agradecimiento con el amor verdadero. -Yo no confundo nada – dijo molesto apartándose del rubio. -Puede que así sea pero Duo siempre amó y amará a Heero así que ve haciéndote la idea -le sugirió a Trowa. -¿Cómo puedes estar seguro que realmente Duo es la persona que buscáis? – preguntó guardando la esperanza de que le vampiro estuviera equivocado. -Por esto, mira – dijo Quatre colocando su mano a varios centímetros de distancia de la herida de Duo, y tras concentrarse durante unos segundos, una luz proveniente del poder del vampiro ilumina la herida del trenzado haciendo que ésta dejase de sangrar y cicatrizase dejando la piel limpia y suave, al retirar la mano sobre Duo, se pudo apreciar a simple vista lo que antes era una mancha oscura que parecía formar una figura, ahora formaba el emblema del escudo de armas de alguna familia importante – ves este símbolo que ves ahora es la prueba de que Duo es El Elegido, lleva la marca del Clan Yuy. -No puede ser – intentó negarse a las evidencias – yo amo a Duo – dijo derrotado sentándose de nuevo en uno de los sillones. -Acéptalo, cuanto antes lo asumas antes dejará de doler – le dijo arrodillándose junto a él para acariciarle el rostro. -Según dices – intervino Mitsui al ver que Trowa sería incapaz de seguir con la conversación debido a sus propios problemas – Duo desde aquella noche despertó como El Elegido y por ellos a podido ver en sueños lo que está sucediendo. -Así, es – contestó Zech – sobretodo a lo que se refiere a Heero. -Entonces los sueños de Duo son o serán realidad en poco tiempo - comentó Mitsui. -Eso me temo – corroboró Zech. -Según él los asesinatos sucedieron como predijo, en ellos el responsable de esos actos era un joven de unos veinticinco años que según la descripción de Duo podría ser Heero Yuy, pero no estamos seguros ya que la última vez que le vieron aparentaba unos doce años. Además Duo pudo distinguir a dos vampiros más que concuerdan con la descripción que hizo Lady Sayaka. -En una cosa tienes razón – comentó Quatre – Heero ya no tiene la apariencia de un joven de doce años, el día que os atacaron los del Clan Oz, lo trajimos aquí y le curamos debidamente, al despertar le explicamos... bueno le conté que había llegado el momento de hacerse cargo de sus responsabilidades y que ya no podía estar más con Duo-san. Creo que no lo encajó demasiado bien ya que sufrió una crisis, debido a una acumulación de sentimiento que le hizo sacar todo su potencial vampírico despertando gran parte de sus poderes, desde entonces Heero se encuentra bajo su forma verdadera, ahora ocupa el cuerpo que le pertenece. -Estas diciendo que también engañastes a Heero para separarlo de Duo – dijo molesto Trowa que había permaneció callado auto compadeciéndose. -Sé que no actué correctamente, seguramente Heero me odie por lo que hice pero en aquel momento creí que era lo correcto, no creí que Duo fuera El Elegido, ya no vimos signos ni indicios de que así fuera. -Creo que ahora no es el momento de lamentarse – aseguró Mitsui – debemos solucionar el problema que nos ha llevado aquí. Si Heero Yuy es él culpable de los asesinatos habrá que detenerlo como sea, a él y a esos vampiros que vio Duo en sus sueños. -¿Cómo eran esos vampiros? Conocemos a casi todos los vampiros de estas tierras, tendréis que decirme todo lo que sabéis, además para acabar con ellos la única manera que habrá será eliminarlos – aseguró Quatre – y con respecto a Heero, me cuesta creer que esté en esto por propia voluntad, pero si es así Heero sería un enemigo poderoso, tendríamos que ma... -¡Noo! – se oyó el grito de Duo que se había despertado oyendo parte de la conversación y lloraba asustado – no, no permitiré que le hagáis daño, He- chan no es malo, lo sé, hablaré con él, le haré ver que todo ha sido una confusión, no me creo que Heero haya cambiado tanto, ¿dónde está ahora? ¿quiero verle? ¿necesito verle? – le rogó Duo. -Eso no podrá ser – le dijo Quatre – es muy peligroso Duo si los de Oz llegasen a saber quien eres, en realidad estarías en peligro. -Me da igual, además a que te refieres a que supieran quien soy en realidad, no te entiendo. -Es verdad, no sabes nada, estabas desmayado cuando se lo explica a tus amigos – comentó Quatre.
Quatre le explico lo que minutos antes le había contado a Trowa sobre El Elegido y ante el asombro de Duo le explicó él lo que había soñado, le habló de aquellos dos vampiros que le habían atacado así como la extraña sala en la que había aparecido, confirmando Quatre que se trataba de una de las salas del Castillo de Oz. Por otro lado Quatre les explico el extraño comportamiento que tuvo Heero después de recuperarse después de aquella extraña noche informándole de las sospechas de que alguien utilizó magia negra para causar ese comportamiento en Heero y en Duo. Llevaban más de tres horas hablando sobre las posibles soluciones para evitar los asesinatos y parecía que no llegasen a ningún acuerdo, Duo seguía insistía en ser él quien hablase con Heero pero Quatre le hizo saber que ir al Castillo Oz sería un suicidio. Quatre y Zech al ver que los jóvenes estaba realmente cansados les ofrecieron unas habitaciones para que pudieran descansar, ya que ellos se acababan de despertar de su sueño diurno y no estaban cansados pero los jóvenes llevaban más de 20 horas despiertos. Para poder descansar mejor y dejar tiempo para pensar en sus cosas se les ubicaron en habitaciones diferentes, al principio Trowa protestó por ese hecho pero luego se dio cuenta de que Duo necesitaba tiempo para pensar y estar a solas. Zech les acompañó a sus respectivas habitaciones, indicándoles que mientras descansaban ellos se dedicaría a buscar información sobre los asesinos y a contactar con Heero para que viniera al Castillo Yuy para hablar. A Duo lo acomodaron en una de las habitaciones principales del Castillo, era muy hermosa y agradable, a pesar del cansancio que tenía no podía dormir, así que se dedicó a observar con detalle toda la habitación, lo primero que hizo fue tumbarse en la amplia cama de sábanas de seda roja, podía sentir un cálido sentimiento proveniente de aquella cama, sin darse cuenta se giró sobre ella atrapando entre sus brazos una de las grandes almohadas aspirando la fragancia que desprendían y que se le hacía familiar, estuvo varios minutos abrazado a ella deseando conservar ese sentimiento cálido dentro de él para dejar de sentirse tan solo a pesar de saber que Trowa estaba con él, y como momentos anteriores no pudo retener las lágrimas añorando al ser que no pudo llegar a olvidar y se negaba a salir de su corazón. No deseaba auto compadecerse por eso se levantó para recorrer la habitación, se dirigió a la izquierda de la habitación encontrándose con tres puertas, abrió la primera adentrándose en ella y comprobó que se trataba de un gran baño con una gran piscina de agua caliente, el color que predominaba era el blanco contrastando con el verde de diferentes tipos de plantas que decoraban la estancia, estuvo durante un rato observando todo con detenimiento incluso se acercó al tocador donde habían numerosas fragancias para el baño y varios perfumes, cuando ya hubo curioseado todo se dirigió al la segunda puerta, encontrando un amplio vestidor con alguna ropa y complementos sin saber porque se tomo una de las camisas que habían para ver que pertenecía a un hombre aparentemente joven, por el estilo de ropa, y bastante corpulento además aún conservaba el atrayente olor que poseería su dueño provocándole la misma sensación que le recorrió el cuerpo cuando se tumbo en la cama, ante tal perturbación, salió de allí para dirigirse a la tercera puerta, al abrirla descubrió otro dormitorio, más pequeño que este pero igualmente acogedor. Estuvo recorriéndolo durante un rato para luego dirigirse al otro lado de la habitación donde había un elegante conjunto de escritorio y silla, por toda la habitación daba la sensación de que su propietario había salido de allí con bastante prisa ya que había algunas prendas que estaban fuera de su lugar y papeles amontonados a la espera de que fueran revisados. Abrió varios cajones encontrado varias plumas para escribir, papeles de cartas y sobres, al querer abrir el cajón de la derecha lo encontró cerrado con llave, iba a desistir pero al levantar la vista su mirada topó con una pequeña llave dorada que salía de entre unos papeles, con sumo cuidado la tomó y con curiosidad probó si esa era la llave que habría el único cajón que estaba cerrado y tubo suerte, al abrir el cajón vio con sorpresa lo que había en su interior, allí sobre un pañuelo de seda blanco había una larga trenza de cabello castaño, con cuidado la sacó para observarla, no se lo podía creer, esa trenza era su trenza, la que aquellos desgraciados le habían cortado después de haberle violado la reconoció por la cinta que ataba uno de los extremos de la trenza, a pesar de los años transcurridos permanecían bien cuidada incluso aún conservaba el olor del jabón que usaba para lavárselo. No se lo podía creer, ¿cómo la había recuperado? ¿ o porque la conservaba aún?, Sin comprender muy bien los motivos que llevo a Heero ha hacer esto Duo la volvió a guardar como estaba con una sonrisa en sus labios. Con curiosidad ojeó por encima los papeles que estaban en la mesa reconociendo algunas palabras que se referían a la susodicha maldición, el ver que se trataba de escritos sobre la maldición se sentó junto al escritorio y se dispuso a leerlos con detenimiento. Pasó poco más de media hora cuando un ruido en la puerta le alertó haciendo que se girase de inmediato, allí junto a la puerta apareció un joven más o menos de su edad aunque por la oscuridad de la habitación no lo pudo distinguir.
-Oh! Lo siento – se oyó la disculpa de ese joven al ver como alguien junto al escritorio se ponía de pie rápidamente – no quiso importunarlo, al pasar por aquí oí ruidos y pensé que Yuy-sama había regresado. -¿Yuy-sama? – preguntó sorprendido al saber que ese joven conocía a Heero – no... la verdad es que bueno yo solo estaba leyendo algo para entretenerme... -No deberías tocar las cosas de Yuy-sama – dijo el joven acercándose a Duo – si se entera que alguien tocó sus cosas se enfadará, además ¿quién eres tú y que haces en su habitación? – preguntó molesto sin mirarle a la cara mientras le arrebataba los papeles de la mano para colocarlos en su sitio. -Lo siento, mi nombre es Duo... Duo Maxwell y Quatre-sama me ha acomodado aquí porque... - no pudo decir nada más porque al girar el joven se contemplaron mutuamente asombrándose por el gran parecido. -Tú... – intentó hablar el joven pero la sorpresa al reconocer a la persona que su amo buscaba en él, se lo impidió – yo... ahora lo entiendo... tú eres... -Cómo es posible que nos parezcamos tanto – dijo asombrado Duo - ¿quién eres? ¿conoces a Heero?. -Yo... si le conozco, yo soy su... – agachó su rostro avergonzado evitando querer confesarle que era su esclavo sexual – yo... sirvo a Yuy-sama. -¿Servir? – preguntó contrariado. -Si, bueno... yo debo complacerle en todo lo que me pida – le respondió completamente sonrojado pero firme. -Ya entiendo – dijo tristemente al saber a lo que se refería - ¿llevas mucho tiempo sirviéndole? -Unos diez meses. -Perdona no me has dicho tu nombre – le comentó Duo. -Me llamo Akira. ¿Has venida a ver a Yuy-sama, verdad? -Sí así es pero veo que no está aquí y la verdad, no sé si realmente quiero verlo ahora o no – le confesó tristemente. -Ven sentémonos en el sillón – le sugirió Akira, una vez sentados - ¿por qué lo dices? -Creo que el Heero que yo conocí ya no existe – dijo dolido – ha cambiado mucho y creo que ha sido por mi culpa. -No se como era antes – comentó Akira – pero una cosa si que sé seguro, algo le ha ocurrido a Yuy-sama, sé que has sido una persona muy importante para él... -¿Heero te ha hablado de mí? – preguntó esperanzado. -Directamente no..., pero he oído hablar de ti, todos en el Castillo conocen los rumores que rodean al heredero del Clan y la extraña relación con el joven que le crió – comenzó hablar viendo como Duo sonreía tristemente – tengo entendido que desde que llegó al Castillo las cosa no le han sido muy fáciles, ha estado sumergido en enseñanzas y entrenamientos muy duros y durante mucho tiempo, Quatre-sama y sus hombres se dedicaron a enseñarle todo lo que sabe. Como ya te dije solo llevo diez meses en el Castillo, me vi forzado a servir a Yuy-sama por culpa de esa víbora de Relena, lo hago para proteger a mi familia, antes no conocía ni a Quatre- sama ni a sus hombres ni mucho menos a Yuy-sama, pero gracias a los sirvientes del Castillo me pusieron al tanto de lo que sucedía aquí, al principio te confesaré que estaba muy asustado, todo el mundo sabe la fama que tienen los vampiros, son sanguinarios y lujuriosos y solo se preocupar por su propio beneficio pero creo que he tenido suerte gracias a ti. -¿A mí? – preguntó sin entender a lo que se refería. -Si verás, conforme las cosa se complicaban por el asunto de la maldición, ¿sabes a lo que me refiero? Lo de El Elegido – le preguntó a Duo. -Sí, sé a lo que te refieres. -Bien... como las cosas no marchaban bien, Quatre-sama comenzó a presionarle y éste se agobiaba cada vez más, según dicen Yuy-sama no siempre a sido así pero por la presión de los acontecimientos y la bruja de la vampira Relena hicieron que su carácter se volviera frío y distante hasta que perdió todo el interés en romper la maldición y por los humanos y se dedicó a disfrutar de la vida de vampiro que le enseñó esa indeseable... Relena para tenerlo ocupado le mandaba cada dos por tres diferentes amantes para que se divirtiera con ellos y luego ella se encargaba de eliminarlos para que Quatre-sama no se diera cuenta de lo que esa estaba consiguiendo envenenándole la mente con absurdas ideas. No se como Relena sabía de tu existencia y lo que realmente sentía Yuy-sama por ti, pero cuando me vio en mi poblado me obligo a convertirme en su sirviente amenazándome con matar a toda mi familia, desde el principio supe que algo tramaba pero no sabía el que hasta que me regaló a Yuy-sama, al verme se sorprendió y ahora entiendo porque, somos muy parecidos, como él me dijo en la primera noche que estuve con él, a pesar que no fue... muy cuidadoso conmigo – dijo apenado – pude notar que como le recordaba a alguien no podía ser el despiadado y sádico vampiro que me habían contado. -¿Te lastimo mucho? – preguntó Duo. -Un poco la verdad, pero también noté que a pesar de la frialdad que quería demostrar había algo cálido dentro de él que quería revelarse, en más de una ocasión se le escapó el nombre de Duo de sus labios cuando... bueno es que más da ahora. -Pues no lo entiendo... según dices Heero sentía algo por mí, entonces ¿porque ha cambiado tanto? ¿por qué se ha convertido en un asesino? – decía llorando. -Algo le ha tenido que hacer esa bruja – le dijo intentando consolarlo – desde esa extraña noche algo cambió en él, pero por desgracia no sé de que se trata incluso me dejó a mí aquí, cosa que me extrañó ya que siempre me lleva a donde él fuera. -¿Tú y él estuvieron mucho tiempo juntos? – preguntó avergonzado al sentir ciertos celos. -No te voy a mentir, he estado varias ocasiones con él pero normalmente solo me quería como compañía, muchas veces le encontraba observándome sin atreverse a acercarse a mí, y tanto él como yo éramos conscientes de la extraña relación, solo me veía como el sustituto de la persona con la quien realmente quería estar, yo era tú copia. -Eso sonó muy cruel – dijo Duo limpiándose las lágrimas – él no debía tratarte así. -Puede que tengas razón, pero no me puedo quejar, gracias a que me parezco a ti mi familia está a salvo y tampoco me han tratado mal del todo, a veces salgo algo adolorido y marcado pero con un par de noches de descanso me puedo recupere, jeje – dijo sonriendo para diluir la tensión del ambiente mientras le mostraba las marcas de colmillos en su cuello – a demás Yuy- sama es un gran amante – dijo con burla haciendo enrojecer a Duo – bueno de eso ya te dará cuenta, jajaja – se rió. -Yo... no, no sé porque dices eso – intentó protestar completamente sonrojado. -Sabes muy bien a lo que me refiero, ¿vas ha ir ha hablar con él? – le preguntó serio. -Yo no sé... me da miedo la reacción que pueda tener, además Heero ha cambiado mucho... -Si tienes razón pero si alguien puede hacer que cambie ese eres tú, y a pesar de lo que haya hecho y lo que diga él o los demás, estoy seguro que aún te ama y tú a él. -Pero yo... ahora soy la pareja de alguien más... no podía traicionarle – dijo consternado. -¿Y traicionarás a tú corazón y al de Yuy-sama? ¿dejarás que esa desgraciada de Relena destruya a Yuy-sama? – le preguntó. -No... no quiero que eso ocurra pero... -Deja las indecisiones o perderás para siempre a Yuy, aunque dices que eres pareja de alguien más, no puedes negar que aún lo amas, nunca has podido olvidarle igual que él a ti, lo sé porque sé lo que se siente el estar atraído por ese hombre. -Tú... ¿tu estás enamorado de él? – le preguntó sorprendido a Akira. -No, jaja, no estoy enamorado de él pero no me extrañaría que con el tiempo me enamorase, una vez que lo conoces realmente, te resulta fácil. -Si, jeje, tienes razón – sonrió Duo. -Entonces que me dices, ¿irás a por él? – le preguntó. -Sí, creo que sí, pero Quatre-sama dijo que podría ser muy peligroso. -Sí eso es verdad, ahora se encuentra en el Castillo de Oz, y está lleno de vampiros sedientos de sangre... la única forma es que pudieras infiltrarte y llegar ante Yuy-sama antes de que nadie te viera, seguro que al verte él evitara que te hagan daño. -Pero como hago para llegar hasta él, no conozco la zona y no se como evitar a los demás vampiros – comentó Duo. -Por llegar allí no creo que halla problema, Shinigami te puede llevar. -¿Shinigami? -Si la yegua de Yuy-sama, con ella podrás llegar hasta donde se encuentre él. Y sobre evitar a los demás vampiros... en el caso que te descubrieran antes de tiempo deberás hacerte pasar por uno de los secuestrados, según he oído, está reclutando jóvenes para una ceremonia especial, no sé muy bien de que se trata, pero deberás hacerles creer que te han traído allí para servir exclusivamente a Yuy-sama, no muestres miedo o inseguridad, deberán pensar que eres su juguete como ellos nos llaman, ¿entiendes?. -Creo que sí, pero... ¿y si Heero no quiere verme? – le dijo preocupado. -No pienses en ello, él querrá verte, pero antes deberás cambiarte esa camisa llena de sangre si no quieres que te huelan antes de llegar. -Jeje tienes razón pero no tengo ropa – le comentó. -Ven – le dijo llevándolo al vestidor – toma ponte una camisa de Yuy-sama, si ellos perciben el olor de Yuy-sama en ti, la mentira será más creíble, por cierto esa marca que tienes en tu hombro. -Es verdad no te lo he dicho, Quatre-sama dice que soy El Elegido – le dijo como si nada. -¿¡Que!? – exclamó sorprendido – eso empeora las cosa. -¿Por qué? – preguntó sin comprender. -Si ellos se enteran que tú eres El Elegido querrán matarte antes de que llegues a ver a Yuy-sama, será mejor que entonces vayas con Quatre-sama y sus hombres. -¡No! No esperaré más, tengo que verlo cuanto antes – le rogó Duo – entiéndeme. -Pero sabiendo quien eres es mucho más arriesgado. -No me importa, haré lo que sea para llegar hasta él, algo me dice que lo lograré. -Como quieras, ¿cuando te iras? -Ahora mismo – le respondió sonriéndole. -Bien iré a prepararte a Shinigami, dentro de diez minutos baja a la cocina, está bajando por la escalera principal a la derecha, sigue todo el corredor hasta el fondo y después otra vez a la derecha, si te ve alguien di que no puedes dormir y que vas a por un vaso de leche, en la cocina hay una puerta trasera, te esperaré allí con Shinigami y con ropa para que pases desapercibido por el camino, ¿de acuerdo?. -Si, así lo haré. Ah! Akira – le detuvo antes de que se marchara – gracias por ayudarme, no se como podré pagarte lo que hacer por mí. -Tranquilo no te preocupes, si realmente quieres agradecérmelo, trae de vuelta a Yuy-sama y rompe la maldición junto a él - le dijo sonriendo. -Lo haré, cueste lo que me cueste – le aseguro Duo viendo como se marchaba de la habitación
Después de los diez minutos que le dijo Akira, Duo salió de la habitación siguiendo las indicaciones que le había dado, gracias a Dio no se encontró con nadie y llegó con facilidad a la cocina, una vez que salió por la puerta trasera vio como Akira le esperaba con un caballo negro, magnífico ejemplar, y una gruesa capa negra como la que solían usar los vampiros y una pequeña daga.
-Sobretodo no te detengas hasta llegar al Castillo Oz – le dijo Akira – ahora confía en Shinigami, ella te llevará directo a Yuy-sama. No te fíes de nadie y ves problemas regresa cuanto antes. -No te preocupes, así lo haré - le dijo poniéndose la capa y sujetando la daga en su cinto. -Suerte, la necesitarás. -Gracias de nuevo Akira. -Ya sabes, te quiero de vuelta aquí con Yuy-sama, es una promesa. -Es una promesa – le aseguró tras montarse en Shinigami y salir corriendo de allí.
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En el Castillo Oz las cosa estaban un poco alterada, las últimas incursiones a los pueblos cercanos habían supuesto una exquisita variedad de jóvenes para el deleite de los vampiros. Tras las últimas noticias que habían obtenido sobre los recientes fracasos en la búsqueda del Elegido, las cosa se las tomaros con mayor tranquilidad bajando incluso la guardia. En los calabozos del Castillo en una de las grandes celdas de allí habían docenas de jóvenes que esperaban angustiosos el destino que les esperaban, sabiendo que su hora no tardaría en llegar, entre esos jóvenes se encontraban tanto hombres como mujeres jóvenes, los hombres en un intento de proteger a las mujeres que quedaban, se enfrentaban a los vampiros para intentar evitar que se las llevaran para abusar de ellas y matarlas, recibiendo fuertes palizas al revelarse a sus captores. En otra de las celdas de esos calabozos se encontraban otro grupo de mujeres, lo que más les preocupaban eran que las mujeres que estaban encerradas allí, se trataba mujeres embarazadas, cuatro en total, se las mantenían aisladas de los demás a la espera de dar a luz una vez que hayan parido se les arrebataba a los recién nacidos y no los volvían a ver, corría el rumor que la sangre de recién nacido era la más apreciada para los vampiros, según la propia vampira que las había secuestrado, ellas eran la reserva especial de Lady Relena.
Lord Odin no podía más contento y disfrutar de la ocasión, sabía que el tiempo estipulado para romper la maldición se estaba agotado y no había rastro del Elegido además el Yuy no estaba mucho por la labor para llevar su misión, desde que llegó al Castillo evitaba cualquier tipo de conversación y contacto con mortales, su carácter se había endurecido volviéndose uno de los más violentos de los vampiros cuando se le provocaba, a la hora de alimentarse no tenía remordimiento alguno en matar a su presa si lo veía necesario para apagar su sed, normalmente se pasaba gran parte de la noche encerrado en su alcoba o cazado solitariamente, las pocas veces que se veía obligado a socializarse con los demás vampiro lo hacía acompañado de Relena, en algunas ocasiones, en las noches de fiesta y orgías de los vampiros Heero solía mantenerse al margen, no disfrutaba de esos encuentros y en cuanto podía se escabullía de allí eligiendo a su presa y alegando que preferías las fiestas privada y sin tanto público. El corazón de Heero cada vez se volvía más frío e insensible, había rechazado cualquier contacto con mortales varones incluso para alimentarse para poder olvidar de una vez por todas cualquier rastro de sentimiento que pudiera embargar su corazón con respecto a Duo. Por ahora lo estaba consiguiendo, sabía que mientras la amenaza de la maldición estuviera presente, cualquier capricho o deseo que pudiera querer, Lord Odin se lo daría, por eso la exigencia de alimentarse exclusivamente de mujeres podría ser factible, pero en cuanto esa amenaza desapareciera su situación cambiaría, sabía que sus constantes desplantes y soberbia no serían consentidos, sabiendo seguro que se formaría un complot para eliminarlo, Lord Odin ansiaba el poder que por herencia tenía y no dudaría en hacer cualquier cosa por adquirirlo aunque fuese a la fuerza. Heero era consciente de su situación, en cuanto todo acabase se marcharía de allí, porque quedarse sería un suicidio, estaba en desventaja ya que no podía contar con nadie del Castillo Oz y los hombres de Odin se pondrían en su contra aunque su poder fuese superior a ellos y por otro lado no podía regresar al Castillo Yuy, no después de convertirse en lo que se había convertido. Numerosas noches Heero meditaba a lo que había llegado y la verdad no estaba muy orgulloso de ello, sabía que había decepcionado a sus padres y a quienes confiaban en él pero el dolor de la traición Duo le superaba y la única forma para aislar ese dolor fue aislándose él de todo lo demás. Esa misma noche en el Castillo se podía notar cierto alboroto, esa noche había vuelto a traer a varios jóvenes más, nada más llegar los vampiros con sus presas, las condujeron a la gran sala circular, Heero por curiosidad se acercó para observar si había algo de su interés y como siempre observó a cierta distancia como preparaba a los jóvenes para aquella noche. Eran unos onces chicos de entre veinte y veintiséis años, de diferentes alturas, no muy bajos ni muy altos, habían rubios, morenos algún que otro pelirrojo, de los once chicos siete eran mujeres y cuatro hombres, las mujeres eran bastante bonitas a pesar del terror que reflejaban en sus caras, igual que los hombres que eran atléticos y bien proporcionados. Los situaron en el centro de la sala redonda y les ordenaron que se desnudaran, al oír las negativas de los jóvenes, entre tres de los vampiros que habían salido de caza esa noche les desnudaron a la fuerza entre gritos asustados y quejas, una vez que estuvieron desnudos les entregaron unas túnicas largas y blancas semi transparentes, eran ligeras de cuello ancho que dejaba al descubierto gran parte de sus hombros y de manga larga. Ya vestidos con el atuendo entregado los pusieron en fila como meros objetos en exposición, la mayoría de las muchachas no podían contener las lágrimas por el miedo y la inseguridad que sentían, en cambio los chicos parecían más tranquilos aunque solo era en apariencia, se podía leer el temor en sus ojos. Las presas ya estaban listas tan solo faltaba que sus captores eligieran a quien querían para empezar.
-¿Has visto a alguien que te guste? – pregunto Relena que se había acercado a Heero que miraba a las chicas concierto interés. -Puede... ¿vais a montar una fiestecilla de las vuestras? – preguntó sin mucho interés. -Creo que si, Touya y Yamato quieren divertirse esta noche, ¿qué te apetece unirte y te irás como siempre a tu habitación. -Me iré, sabes que este circo no me gusta, tráeme a la morena de pelo largo, la segunda de la derecha – le ordenó a Relena. -Como quieres pero un día tendrías que podrás, verás como te gusta, estera ahora te traiga a esa chica – le comentó acercándose a la fila donde estaban los jóvenes – Eh tu, la morena – llamó a la muchacha que la miró asustada – esta noche la pasarás con Yuy-sama. -De eso nada Relena – se quejó Touya – a esta la he escogido yo para mí. -Lo siento Touya pero Heero la ha escogido para esta noche, ya sabes las órdenes. -Maldita sea, siempre estamos igual, un día de estos me encargaré yo de bajarles los humos al señorito don perfecto – se quejó el pelirrojo observando con odio al Yuy. -Más vale que hables en voz baja si Heero te llega a oír, te las verás negras, ahora deja de hacer berrinches y escoge a otra. -Por esta vez lo dejaré pasar y es la última vez – le contestó a Relena. -Tienes algún problema baka – le dijo Heero desde donde se encontraba – harás lo que yo te diga chulito y más vale que me tengas más respeto si no quieres acabar sin cabeza. -Ya me tienes harto Heero – le amenazó acercándose a él – te crees el dueño de todo esto y solo eres un niño engreído, más vale que te cuides las espaldas. -Me estas amenazando – le dijo furioso abalanzándose sobre él cogiéndole del cuello a la vez que utilizaba su poder contra él creando una presión sobre todo su cuerpo queriéndole aplastar. -Maldito desgraciado, arggghhhh – se quejó mientras intentaba repeler su magia con la suya, pero el poder de Heero era superior. -Basta ya Heero – intervino Relena – suéltalo, no es momento para tonterías, hay cosas más importantes en que perder el tiempo y las energías. -Por esta vez lo dejo pasar – le dijo Heero al pelirrojo liberándolo de la fuerza que le ejercía cayendo éste al suelo de rodillas tosiendo. -Cof, cof, desgraciado, esta me las pagaras – le aseguró. -Lo que tu digas – le respondió con sarcasmo - ahora fuera de mi vista – dijo dirigiéndose hacia donde todos los mortales le estaban mirando – tú ven conmigo – le dijo a la muchacha que había escogido, cogiéndola de la muñeca para llevársela. -No por favor – suplicaba la chica llorando para que la soltara – no me haga daño, por favor, déjeme ir, se lo suplico – rogaba mientras se negaba a caminar. -He dicho que vendrás conmigo y así será – le exigió Heero tirando fuertemente de su brazo cayendo esta al suelo, pero al ver que se negaba a levantarse y caminar la cogía de la cintura y la cargo sobre su hombro como si fuera un saco de patatas mientras que la joven lloraba y pataleaba – más vale que te calles, no soporto a las histéricas, si haces lo que te digo todo irá bien, sino lo tendré que hacer por las malas – le aseguró. -No, no por favor – gemía la chica.
Sin importarle mucho los ruegos y quejas y la joven, Heero se dirigió hacia su habitación para encerrarse en ellas tirando a la chica sobre su cama sin ningún miramiento, después de eso solo se podía oír tras la puerta las suplicas de la víctima junto con sus lloros y los gemidos de Heero.
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El camino era bastante oscuro, bajo la supuesta seguridad que le daba la capa con capucha que llevaba, Duo se aferraba a las riendas de Shinigami para no caerse, iban bastante rápidos. Era una noche oscura sin luna y la visibilidad era muy reducida por lo que se guió por la orientación de la yegua que parecía saber el camino que tomar, ya llevaban más de dos horas cabalgando y por el momento no había rastro del Castillo Oz. En esos momentos estaban cruzando un espeso bosque, solo se podía oír los cascos de Shinigami y algún que otro ruido nocturno, seguramente de algún animal de bosque, desde que entro en ese bosque, una sensación extraña le recorrió todo el cuerpo, tenía la sensación de que alguien le observaba cosa que le estaba inquietando por momentos. Sin querer detenerse a descubrir él porque Duo hizo que la yegua corriera más deprisa.
-Tengo que llegar cuanto antes junta a He-chan – habló en voz alta – venga preciosa llévame ante tu amo lo más rápido posible pero con sigilo.
Los minutos seguían pasando y cuando pudieron salir de aquel bosque se pudo distinguir entre la espesa niebla el Castillo Oz, a simple vista no parecía que habían vigilantes que la protegieran pero aún así no quiso arriesgarse, cuando estuvo a unos quinientos metros de distancia, Duo desmontó de Shinigami y la ocultó tras una pequeña arboleda para que no la descubrieran y con paso lento y sin hacer el menor ruido se dirigió a las puertas del Castillo. Al estar enfrente de ella vio con pesar que se encontraba cerrada, si la forzaba lo más seguro es que le escucharan y vinieran a ver lo que sucedía, por eso tenía que encontrar otra entrada posible, estuvo caminando alrededor de los grandes muros de piedra hasta que vio un pequeño pasillo que estaba enrejado por donde pasaba un pequeño riachuelo, se acercó para comprobar si el enrejado era lo suficientemente sólido para colarse por allí y por suerte vio que parte de éste enrejado estaba suelo y con un poco de fuerza podría doblarla lo necesario para que pudiera pasar. A los pocos minutos ya se encontraba en el interior, por ahora había tenido suerte y no lo habían descubierto, con mucho cuidado se dirigió al edificio central para buscar una entrada para poder acceder a su interior, la puerta principal la descartó de inmediato ya que sería un suicido entrar por allí, tendría que hacerlo como en el Castillo Yuy, entrar por una puerta trasera y de allí a su interior. En el Castillo se oían ruidos que no supo distinguir bien pero puso toda su atención en encontrar una puerta segura por donde entrar. En un momento se detuvo en seco ya que varias sombras se acercaban hacia donde él se encontraba, con temor miró a su alrededor algún sitio donde se podría esconder y pudo distinguir una puerta un tanto descuidada por donde podría entrar y sin pensárselo más se adentro en ella, estaba oscuro y se podía notar la humedad del ambiente, como no podía ver nada fue a tientas por el pasillo que se le presentaba frente a él, no dio ni diez pasos cuando notó que el suelo que pisaba se convertía en unas escaleras que bajan a las profundidades de ese Castillo, sin poder dar marcha atrás fue bajando sin saber muy bien a que nivel se encontraba cuando una leve luz le indicó que se acercaba a una estancia iluminada. Con mucho cuidado se asomó para comprobar que habían enemigos, al verlo todo despejado se adentró a la habitación que resultó ser un distribuidor donde habían varias puertas de madera, casi todas estaban cerradas menos dos de ellas, al acercarse a una de ellas escuchó los lamentos de varias mujeres y diferentes conversaciones en voz baja, al asomarse para ver de quien se trataba vio que se encontraba en unos calabozos y los sollozos que escuchaba eran de los prisioneros que se encontraba allí, todos eran jóvenes más o menos de su edad al acercarse el grupo de jóvenes le observaron sorprendidos, al parecer creyeron que uno de los chicos secuestrados pudo escapar. Duo se acercó a ellos con la intención de liberarles pero fue inútil, las celdas estaban cerradas con llave, Duo les explicó que venía para hablar con Yuy-sama para que evitara que siguiera pasando estas cosas, al ver que no les podía ayudar les prometió que en cuanto pudiese hablar con Heero le diría que les dejase en libertad, la mayoría de los muchachos allí encerrados no creyeron que fuera posible pero aún así intentaron describir lo poco que habían visto del Castillo para que Duo se guiase para poder encontrar los aposentos de vampiro Yuy, después de prometerles que les ayudaría a salir de allí Duo se marchó por la puerta que le habían indicado siguiendo las indicaciones que le dieron. Parecía que todo el mundo en ese Castillo estaba ocupado ya no vio a ningún vampiro, cosa que agradeció, de pronto se encontró frente a una gran escalinata que se dividía en dos, él tenía que tomar el de la derecha, el ala perteneciente a las habitaciones principales en el segundo piso, con mucho cuidado fue subiendo las escaleras, podía oír diferentes voces que reían en las estancias que iba dejando a tras, entre esas risas también pudo distinguir como alguien lloraba y pedía auxilio. Por primera vez desde que salió Duo del Castillo Yuy fue consciente del peligro que estaba corriendo y el miedo se apoderó de él, sabía que Heero tendría que estar en una de esas habitaciones pero no sabía cual, intentó tranquilizarse, estaba en ese largo pasillo iluminado por candelabros cuando una puerta se abrió de pronto, Duo corrió a esconderse detrás de una de las grandes cortinas que cubría los grandes ventanales, rogando por que no le descubrieran. Escucho voces de dos hombres y una mujer, al asomarse un poco para saber de quien se trataba vio que eran dos vampiros y una mujer vampiro iban caminando hacia donde él se encontraba, al pasar junto a él contuvo el aliento, habían salido de una habitación bromeando y hablando de cosa que no pudo escuchar pero lo que si vio fue que tanto los dos vampiros como la mujer tenían rastros de sangre en sus labios y sus trajes y que ambos hombres llevaban la ropa desarreglada. Cuando iba respirar tranquilo al no verse descubierto oyó como la mujer les comentaba a sus acompañantes que tenía que ocuparse de un pequeño detalle y que enseguida se reunía con ellos en la sala de actos. Al decir esto Duo vio la chica pasar corriendo en dirección a una habitación abriéndola escasamente, estuvo un rato hasta que la vio pasar de nuevo, espero un rato prudencial, para darle tiempo a la chica para que se fuera y cuando lo creyó prudente salió de su escondite. No había caminado mucho cuando una voz le alertó.
-Vaya, vaya mira lo que tenemos aquí, un pequeño intruso en busca de peligro y emociones nuevas – se burló una voz de mujer. -Yo... no verá yo soy – intentó hablar nerviosamente al verse sorprendido, su suerte se le había acabado – estoy buscando a... – pero al ver de quien se trataba se sorprendió al reconocerla – tú eres... -Vaya pero si es el jovencito que crió a Heero – intentó aparentar sorpresa, pero ya había notado su presencia al salir de la habitación junto a sus dos compañeros de travesuras, su olor era inconfundible – jamás hubiera pensado en encontrarte aquí, ¿cómo has podido entrar sin ser descubierto? -Yo, necesito hablar urgentemente con He-chan, sé que las cosas han cambiado y lo más seguro es que ni siquiera me quiera ver pero tengo que intentarlo, por favor Lady Relena ayúdeme a encontrar a Heero. -No se verás – se cayó pensando en la situación viendo una posibilidad de deshacerse de una vez por todas de eso insolente mortal, en el estado que se encontraba ahora Heero, lo más seguro es que en cuanto lo viera le saltase encima para matarlo, hasta ahora Heero había asegurado que se vengaría de la traición de ese trenzado – esto es muy peligroso para ti si te descubren estarás en problemas y yo no podré hacer nada por ayudarte – le dijo fingiendo interés por él. -Lo sé, y te agradezco tu preocupación pero solo quiero saber donde está Heero y hablar con él, lo demás no me importa – dijo seguro de sí mismo. -Está bien, la habitación de Heero es esa de allí – le señalo al fondo del pasillo – la segunda empezando por el final, ve hasta allí pero no hagas ruido, creo que en estos momentos no está haciendo nada, si entras con cuidado podrás darle una sorpresa – le dijo sonriendo. -Te lo agradezco mucho Lady Relena – le sonrió alejándose hacia la puerta que le indicaba la vampira.
Caminó con cierta urgencia hacia la puerta indicada pero antes de asomarse a ella se detuvo al oír unos ruidos extraños, parecían sollozos mezclados con gemidos y alguna que otra palabra de suplica, algo estaba pasando en esa habitación que no era normal y con un nudo en el estómago se asomó a la puerta de la habitación que se encontraba medio abierta, lo más seguro es que encontrara allí a su He-chan. Pero lo que vio le heló la sangre, jamás hubiera imaginado encontrase una escena como aquella. Tanto el latido de su corazón como su respiración se le detuvo durante los breves segundos que contempló la horrible escena. Sin poder apartar la escena que se representaba ante él en aquella cama, fue retrocediendo hasta pegarse a la pared sin percatarse que en su recorrido tiró un enorme jarrón decorativo haciendo un gran estruendo.
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En el Castillo Yuy, los invitados de Quatre-sama descansaban en sus habitaciones tranquilamente, a excepción de uno de ellos. Trowa estaba intranquilo, las primeras tres horas las durmió sin problema pero sin motivo aparente se despertó sobresaltado, intentó volverse a dormir pero algo lo no le dejaba. Sin poder estar más tiempo dando vueltas sin poder dormir, se levantó para despejarse un poco, de pronto la imagen de Duo le vino a la mente, se vistió lo antes posible y se dirigió hacia la habitación que le habían asignado a su trenzado, una vez ante su puerta tocó varias veces pero nadie contestó, su preocupación aumente conforme pasaban los segundos y Duo no abría por lo que decidió entrar. Todo estaba a oscuras, una vez que se acostumbró a la escasez de luz se dirigió hacia la cama para comprobar que Duo seguía dormido y por eso no le había contestado pero cual fue su sorpresa la ver que ni siquiera estaba deshecha, Duo no había pasado la noche allí, asustado se dirigió a las puertas que se encontraban en la izquierda de la cama pero allí tampoco lo encontró, ni en el bañó, ni en la habitación anexa que había descubierto, nada no había rastros de él, pero al entrar en el vestidor, vio la camisa que llevaba Duo en el suelo con los rastros de sangre en su hombro herido. Con la idea de que a Duo le había ocurrido algo malo, Trowa salió corriendo su la habitación en busca del vampiro que les habían acogido. En la búsqueda del vampiro se cruzó con una sirvienta, a la cual le preguntó si había visto al joven trenzado que había venido con él pero al ver su respuesta negativa le preguntó por el paradero de Quatre-sama. Esta al ver la preocupación en el rostro del joven de ojos verdes se apresuró a indicarle como llegar a los aposentos de Quatre-sama donde se encontraba en estos momentos. No tardó demasiado en localizar sus habitaciones, al estar frente a ella entró sin llamar, esa habitación era muy parecida a la que le habían dado a Duo, era muy amplia y lujosa y con una exquisita decoración, un olor a rosas embriagaba todo el lugar. La habitación estaba iluminada por varios candelabros colocados estratégicamente para dar una luminosidad adecuada, a simple vista parecía que no había nadie en ella pero se percató que diferentes prendas de ropa descansaban sobre la amplia cama y que una tenue luz de filtraba por la puerta de la izquierda. Sin pensárselo mucho se dirigió hacia allí abriendo la puerta de par en par, encontrándose de pronto en un gran baño donde su propietario se estaba bañando en esos momentos.
Al percibir un intruso en su habitación el vampiro que se encontraba dándose un relajante baño en su piscina de agua caliente se levantó rápidamente para girarse y descubrir sorprendido al inesperado visitante.
Aún sabiendo que iba a buscar a ese descarado vampiro nunca se imaginó verse en una situación como aquella, por un momento se olvidó de todo incluso de su propio nombre, había irrumpido sin aviso previo en una habitación ajena a la suya sin reparar en las consecuencias de sus actos. Allí frente a él se encontraba, muy a pesar suyo, el ser más hermoso que había visto nunca y que le miraba con cierta sorpresa y alegría. Se encontraba de pie mirándole fijamente dentro de aquella gran piscina de agua caliente que le llegaba a la indecorosa altura de sus partes nobles sin llegar a desvelar nada pero si mostrando lo suficiente para que su imaginación volase, su cuerpo desnudo estaba cubierto por atrevidas gotas de agua que resbalaban por su piel blanca y posiblemente suave, su mirada se negaba a abandonar aquella escultura hecha belleza, y su garganta se resistía a emitir ningún sonido. Quatre al ver que su persona le perturbaba tanto al joven de ojos esmeraldas sonrió complacido, cosa que hizo desearle más, como vio que el joven no se movería no diría nada se dirigió hacia él con movimientos sensuales y provocativos, desde la primera vez que le vio sintió una fuerte atracción sobre él y desde luego no iba a desaprovechar la ocasión. Trowa al ver que el vampiro caminaba hacia él desvelando todo su esbelta figura se estremeció por completo dando un paso hacia atrás para escapar de ese embrujo que el rubio vampiro le había causado desde la primera vez que se vieron, aún seguía observándole percatándose de pequeños detalles que antes no había reparado en él como el cabello largo y lacio que descansaba en estos momentos sobre sus hombros mojados y se le escurrían algunos mechones sobre su cara cayendo húmedos por su espalda hasta la altura de sus codos, también reparó en sus hermosos ojos azules como el cielo que a simple vista mostraban deseo pero si te fijabas bien en ellos se podían ver en ellos un anhelo que no comprendía muy bien el porque mezclado con un deseo de amar. Sus pensamientos se vieron interrumpidos por la voz burlona del hechizante vampiro rubio.
-Vaya que sorpresa, jamás hubiera pensado que me vendrías a ver tan temprano – le comentó sin ningún pudor al presentarse juntó al joven completamente desnudo. -No... yo... no es eso yo... he venido.. porque Duo... – intentó hablar nerviosamente. -Uuuhhh, que pena y yo que pensé que habías venido a verme – dijo haciendo un puchero acercándose a Trowa que se quedó inmóvil descansando sus brazos mojados sobre los anchos hombros de Trowa. -Yo... – intentó hablar pero al notar el cuerpo caliente y húmedo del vampiro junto al suyo se le olvido hasta el habla. -Mmmm, sabes una cosa precioso – le susurró al joven – me gustas mucho y me gustaría que pasaras la noche conmigo, no te arrepentirás – le aseguró Quatre observando los ojos verdes que le miraban con confusión pero que algo de deseo.
Continuará...
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