Los personajes de Gundam Wing no me pertenecen, no obstante incluiré algún
que otro personaje según valla transcurriendo en la trama de la historia.
Advertencias: Escenas: Angs., Lemon, Yaoi., según capítulos.
Notas: Este es mi segundo fics, es un poco más cruel y violento que el
anterior que el anterior.
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Yo te protegeré
Cap. 7
El terror se reflejaba en su rostro y sin poder evitarlo, viejos recuerdos que creyó olvidados regresaron revividos en la mente del trenzado.
-No pue... no puede ser – tartamudeaba obligándose a imaginarse que aquel hombre que se encontraba en esa habitación no era Heero - ¿He-chan?, no... no es He-chan, noooooooo – se dijo tapándose la cara para contener su llanto pero le fue inútil. -¿Qué ha ocurrido? – preguntó fingiendo preocupación Relena acercándose rápidamente al trenzado que se apoyaba débilmente en la pared. -No... puede ser, dime que ese no es He-chan – le exigió Duo mirando a la vampira con la esperanza de saber que todo había sido una ilusión. -A que te refie... – no pudo continuar hablando ya que al girarse para mirar a donde Duo miraba tan perturbado vio la escena que le había impactado tanto y al verlo comprendió su estado, alegrándose internamente el haber dejado la puerta del Yuy medio abierta para que fuera pillado in fraganti.
Al estar la puerta medio abierta la visión que se apreciada desde el dintel de la puerta era la zona de la cama y parte de la estancia donde se veía las puertas del baño y el vestido. Todo esta en orden y en una semi oscuridad que permitía ver con suficiente claridad pero lo más perturbante era la escena que se desarrollaba sobre la cama. Allí una joven de unos 23 años estaba desnuda sobre ella, atada al poste de la cama, para evitarle cualquier movimiento de escape, sus manos atadas sobre su cabeza, la joven lloraba débilmente y suplicaba a su agresor que se detuviera. Heero también se encontraba desnudo y sobre ella, violándola sin compasión mientras bebía de ella. A pesar de las súplicas de la muchacha Heero hacía caso omiso, procurándose su propio placer sin importar si lastimaba o no a la joven. Estaban sudando con restos de sangre y semen por sus cuerpos, debido a que llevaban varias horas encerrados en aquella habitación.
-¡Oh por todos los Dioses! – fingió sorpresa y desprecio la vampiro – yo lo siento Duo, yo no sabía que Heero se dedicaba ha hacer esas cosas, lo siento, será mejor que nos vayamos, alguien te puede descubrir y estarías en peligro. -No puede ser Lady Relena, Heero no puede haberse convertido en lo que tanto odiaba... – le dijo llorando con desesperación mientras la sujetaba por los brazos – él no puede ser como esos bastardos que me... -Ssshhhh!!! Tranquilízate Duo, alguien puede oírte – le zarandeó para tranquilizarlo, si algún otro vampiro que no fuera Heero lo viera lo mataría seguramente y ella deseaba que fuera el mismo Heero quien acabase con el molesto trenzado – vámonos de aquí, esto es muy peligroso – fingió preocupación. -¡¡Nooo!! – gritó librándose del agarre de la vampiro, estaba fuera de si con el corazón destrozado y no sabía muy bien lo que hacía ni lo que quería hacer - ¿¡me distéis vuestra palabra... diciéndome que no permitirías que Heero se convirtiera en un asesino!? snif, me mentisteis, renuncié a él para que estuviera a salvo y mira lo que habéis conseguido. -Pero Duo... no hemos podido hacer nada y por favor no grites alguien te puede oír – le dijo la vampira para tranquilizarlo sin ningún resultado. -Eso es mentira – le acusó – si hubierais querido lo hubierais evitado, no sois tan poderosos como decís, para que ha valido tanto sacrificio, he estado sufriendo todos estos años para nada... snif, de haber sabido que esto acabaría así hubiera preferido morir antes que entregaros a He-chan – le confeso desconsoladamente. -Cállate ya baka – le grito Relena perdiendo la paciencia mientras le cogía de un brazo para marcharse de allí antes que los chillidos del muchacho alertase a alguien – vas a delatarte y de paso delatarme a mí, si nos encuentran aquí las cosas se pondrán muy feas, nadie sabe que te conozco y que estoy aquí para vigilar a que Heero no cometa una locura – mintió descaradamente. -¿¡Que no cometa una locura!? – gritó histérico – no ves lo que está ocurriendo en esa habitación – le recriminó – además ya me da igual lo que me pase, estoy harto de todo esto, no deseo sufrir más, yo... ya no puedo vivir así... prefiero morir a seguir sufriendo. -Se puede saber que está ocurriendo aquí – se oyó una voz de a loo lejos del pasillo – Relena ¿quién es ese muchacho que está contigo? ¿no debería estar con los demás abajo? -Maldición – dijo Relena al ver como Touya y Shoyo se acercaban hacia ellos – te lo advertí – le dijo a Duo mirándolo fijamente – ahora estamos en problemas, no digas nada yo me encargaré de ellos. -Me da igual yo... – iba a protestar para decirle que no necesitaba su ayuda pero al girarse para encarar a los vampiros que se acercaban a ellos se le congeló la sangre. Aquellos vampiros eran los vampiros con los que había soñado todos esos meses, el pelirrojo de pelo corto y ojos sangre y el moreno de larga coleta. -Es que no querías compartirlo Relena – dijo burlonamente Shoyo una vez cerca de ellos. -Este está reservado a Yuy-sama por eso lo he traído a sus aposentos – dijo Relena ocultado a Duo detrás de ella, si lo veía y se encaprichaba de él no podría llevar sus planes acabo. -De eso nada – dijo Touya molesto – ya me quitó una presa hoy, no voy a permitir que suceda de nuevo – le dijo a la vampiro y con un rápido movimiento logró sujetar a Duo y acercárselo para observarlo de cerca – vaya... vaya, mira lo que tenemos aquí es una preciosidad, un jovencito dulce y tierno para divertirnos un rato, jeje, no te parece Shoyo. -A ver déjame ver – le dijo a su compañero desprendiéndole la capa que le cubría el cuerpo estático y asustado del joven – mmm... esté joven es exquisito, creo que para esta noche será perfecto, ¿de donde lo sacastes Relena? -¡No podéis quedaros con él! – dijo furiosa Relena cogiendo al Duo del brazo para alejarlo de los vampiros. -¡Dejarme en paz! – gritó lloroso Duo alejándose de ellos y quedando muy cerca de la puerta del Heero que seguía medio abierta. -Cállate mortal – le exigió Touya dándole una bofetada partiéndole el labio haciéndoselo sangrar – no estas en posición para exigir nada y tú Relena será mejor que te calles y te largues de aquí – le amenazó el vampiro pelirrojo – esta noche este trenzado será muestro y si después queda algo de él te lo daré para que se lo lleves a tu queridísimo Yuy-sama. -Pero – intento protestar la vampiro. -Nada de peros – intervino el vampiro de larga coleta morena – esta noche es nuestro además Heero ya está ocupado con aquella preciosa de antes – dijo irónicamente Shoyo. -No voy a ir a ninguna parte – intentó Duo sonar tranquilo – antes de dejarme tocar por unos asesinos como vosotros prefiero la muerte. -Eso ya lo veremos – le comentó Touya agarrándole de la muñeca para que no se le escapara – si después de esta noche sigues vivo, te dejaré esa posibilidad pero no antes, jajaja. Por cierto Shoyo no te resulta conocido esta preciosidad – le comentó a su compañero mientras le sujetaba el rostro del trenzado para observarle con atención. -Desgraciado... – murmuró Duo intentando romper el contacto de su cara. -Ahora que lo dices... creo que lo he visto en algún sueño, mmm esto puede ser interesante – dijo Shoyo parando una de sus manos por el torso de Duo que estaba siendo sujetado por Touya por la cara y la muñeca frente a la puerta de Heero. -¡¡¡SE PUEDE SABER QUE DEMONIOS ESTÁ PASANDO AQUÍ!!! – se oyó una voz molesta que salía del cuarto donde estaban parados - ¡¡¡PORQUE NOS OS VAIS A LA MIERDA Y DEJAIS DE MOLESTAR, ESTOS SON MIS APOSENTOS Y NO ME GUSTA QUE MONTEN ESCÁNDALOS DELANTE DE MI PUERTA!!! – gritó sin prestar atención al chico tembloroso que en esos momentos le daba la espalda ya que su vista estaba fija en los dos vampiros que le miraban entre sorprendidos y molestos –Y BIEN OS LARGAIS O OS LARGO. -Heero – se apresuró a intervenir Relena – hay algo que debes saber enseguida. -Ahora no Relena – le dijo fulminándola con la mirada pero de pronto algo le llamo la atención. Un olor conocido a sándalo y lo que más le alteró fue el olor tan peculiar de esa sangre que tan bien conocida, entonces reparó en el joven que le daba la espalda temblando con la cabeza agachada y abrazado a si mismo. -Eh... lo sentimos no nos dimos cuenta – intentó disimular Shoyo acercándose al trenzado para sujetarle del brazo – ya no vamos. -Un momento – dijo fríamente antes que el vampiro lograse sujetar al joven – tú... – refiriéndose al trenzado que no se atrevía a darse la vuelta – te estoy hablando – le gritó furioso, todo su autocontrol estaba al límite, jamás imaginó encontrándoselo allí, delante de su puerta y después de tantas cosas y tantos años – ¿no vas a decir nada? ¿qué demonios haces aquí? – le preguntó girándole bruscamente para mirarlo a la cara después de tanto tiempo. -Yo... yo... – intentó hablar pero no le fue posible, después de tanto tiempo volvía a estar frente a él, a pesar del cambio en su aspecto supo que era él y su corazón se contrajo con dolor, anhelo y miedo. Ante el ya no estaba aquel jovencito atento y cariñoso y de facciones suaves, ahora ya era todo un hombre y uno muy atractivo, desprendía un aire de poder y atracción que lo mareaba, estaba frente a él con el cuerpo aún sudado por la actividad interrumpida y con rastros de sangre en sus labios, estaba descalzo y su única prenda de vestir eran unos pantalones de cintura baja de hilo negro. A pesar de lo amenazador que se veía a Duo le pareció el hombre más atractivo que había visto nunca reconociendo en sus hermosos ojos el joven que antes era pero algo también había cambiado en ellos. -Te importaría dejar de observarme como un baka y decirme ¿qué haces aquí? – dijo molesto por el escrutinio del trenzado viendo como este se ruborizaba y agachaba de nuevo su cabeza. -¿Le conoces? – preguntó sorprendido Touya. -Algo – le respondió con desprecio sin mirar al vampiro manteniendo su atención en el joven - te he preguntado algo y quiero una respuesta ahora - le exigió a Duo sujetándole de la cara para encararle pero al hacerlo un escalofrío le recorrió todo el cuerpo tanto a él como a Duo, retirando su mano de inmediato. -Yo... he venido... por que necesitaba hablar contigo He-chan. -¡No me llames así me oyes! Tú y yo no tenemos nada de que hablar. -Ya le has oído – intervino Touya aprovechando la discusión para llevarse al trenzado – cierra la boca si no quieres que te vallan mal las cosas. -¡¡No suéltame!! – le gritó librándose de su agarre – necesito hablar contigo Heero por favor. -Ya es demasiado tarde – le respondió Heero – todo quedó muy claro cuando preferiste largarte con él abandonándome a mí sin ninguna dificultad por tu parte. -¡Eso no es verdad! – se defendió Duo acercándose a Heero para sujetarle del brazo – yo... -¡NO ME TOQUES! – le gritó lanzándole contra la pared para después caer al suelo adolorido. -Heero yo... – se oyó su voz quebrada por el llanto y el miedo al ver como Heero le golpeaba sin ningún miramiento- lo siento, las cosas no tendrían que haber salido así, Quatre-sama me dijo que... -Ahora no metas a Quatre en esto – interrumpió Heero acercándose a Duo para levantarlo del suelo por el cuello hasta tenerlo a la altura de sus ojos – no busques ninguna excusa, no te servirán o ¿me vas a negar que no has estado todo este tiempo con tu queridísimo Trowa? – le acusó conteniendo apenas su ira y sus celos, el tener a Duo tan cerca y a su merced, le confundía la manera de actuar, no sabía si destrozarlo para cobrar su venganza o llevárselo a su habitación para demostrarle lo que en su interior sentía por él perdonándole cualquier cosa del pasado. -Heero yo... – no sabía que responder a su pregunta, podía mentirle, pero tampoco era como él creía. -No puedes mentirme – dijo molesto apretando más su cuello el cual comenzada a dificultarle el paso del aire – apestas a él, llevas su olor dentro de ti, me das asco – le dijo celoso lanzándole de nuevo al suelo. -Perdóname, snif, Heero pero no es como te imaginas... -No quiero oír nada más llevároslo, no quiero volver a verle – ordenó a los vampiros que de inmediato lo sujetaron cada uno de un brazo. -Heero ¿estás seguro? – le preguntó sorprendida Relena. Ella hubiera imaginado que sería Heero quien acabaría con el trenzado, pero daba igual, la cuestión es que por fin había conseguido romper el fuerte lazo que les unía, el que muriese en manos de uno u otro no era importante. -¡¡No!! – gritó Duo al verse arrastrado por los vampiro mientras Heero lo observaba con aparente tranquilidad, pero en un momento de descuido de los vampiros pudo escaparse para correr de nuevo hacia Heero que lo miró sorprendido, pero antes de llegar a su altura notó como alguien le sujetaba por el hombro de la camisa haciendo que esta se rompiera dejando su hombro al aire – no... no me iré, cof, cof – tosía manteniendo su aliento y al no estar recuperado del golpe de Heero – si quieres verme muerto, deberás mancharte tu las manos Heero – le exigió Duo en un arranque de valentía – yo... no quería que sucediera todo esto, yo... si tu deseas librarte de mi tendrás que matarme con tus manos – le pidió cayendo de rodillas ante sus pies – ya no aguanto más Heero, yo no quería alejarme de ti, me oyes – le decía llorando con la cabeza agachada cayéndole las lágrimas en el suelo - ¡¡PERO ÉL ME OBLIGÓ!! QUATRE ME OBLIGO A ABANDONARTE... snif ya no puedo seguir así, snif ya no quiero sufrir más por ti, no quiero seguir viviendo... por eso... si tengo que morir... concédeme mi última voluntad... mátame tú – le rogó levantando su rostro lloroso en la última frase para mirarle la cara sorprendida de Heero. -Déjate de sentimentalismos estúpidos – le dijo Touya que se acercó a Duo para llevárselo de allí de una vez por todas. -¡¡No!! – gritó Duo al notar como le estiraba del brazo para llevárselo. -No le toques... – gritó Heero al reaccionar después de lo que había oído de los labios de Duo, lanzando al Touya uno metros de ellos cayendo aparatosamente al suelo – he cambiado de parecer, a partir de ahora nadie y he dicho NADIE podrá tocar a este chico excepto yo. -Pero acabas de decir... – le recriminó Shoyo. -Me da igual lo que haya dicho antes, Duo quedará bajo mi protección, después ya decidiré que hacer con él. -No puede ser... – se oyó la voz sorprendida de Relena al percatarse de cierto detalle que nadie hasta ahora se había dado cuenta y que era de vital interés – esto no puede ser... tú no puedes ser... -¿Se puede saber que estas gimoteando ahora Relena? – le preguntó molesto viendo como Relena no quitaba la vista de Duo mirando algo concreto pero sin saber él que. -¿ Cómo te has hecho eso? – le preguntó furiosa Relena levantando a Duo del suelo para sujetarle del brazo con fuerza para interrogarlo – ¿quien te lo ha hecho? ¿desde cuando? -Suéltame me haces daño, no te voy a decir nada, argghh – se quejaba Duo. -A que viene esto Relena, ¿de qué estas hablando? – le exigió molesto. -A esto – dijo Relena girando bruscamente a Duo para mostrarle la marca ( ï
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Yo te protegeré
Cap. 7
El terror se reflejaba en su rostro y sin poder evitarlo, viejos recuerdos que creyó olvidados regresaron revividos en la mente del trenzado.
-No pue... no puede ser – tartamudeaba obligándose a imaginarse que aquel hombre que se encontraba en esa habitación no era Heero - ¿He-chan?, no... no es He-chan, noooooooo – se dijo tapándose la cara para contener su llanto pero le fue inútil. -¿Qué ha ocurrido? – preguntó fingiendo preocupación Relena acercándose rápidamente al trenzado que se apoyaba débilmente en la pared. -No... puede ser, dime que ese no es He-chan – le exigió Duo mirando a la vampira con la esperanza de saber que todo había sido una ilusión. -A que te refie... – no pudo continuar hablando ya que al girarse para mirar a donde Duo miraba tan perturbado vio la escena que le había impactado tanto y al verlo comprendió su estado, alegrándose internamente el haber dejado la puerta del Yuy medio abierta para que fuera pillado in fraganti.
Al estar la puerta medio abierta la visión que se apreciada desde el dintel de la puerta era la zona de la cama y parte de la estancia donde se veía las puertas del baño y el vestido. Todo esta en orden y en una semi oscuridad que permitía ver con suficiente claridad pero lo más perturbante era la escena que se desarrollaba sobre la cama. Allí una joven de unos 23 años estaba desnuda sobre ella, atada al poste de la cama, para evitarle cualquier movimiento de escape, sus manos atadas sobre su cabeza, la joven lloraba débilmente y suplicaba a su agresor que se detuviera. Heero también se encontraba desnudo y sobre ella, violándola sin compasión mientras bebía de ella. A pesar de las súplicas de la muchacha Heero hacía caso omiso, procurándose su propio placer sin importar si lastimaba o no a la joven. Estaban sudando con restos de sangre y semen por sus cuerpos, debido a que llevaban varias horas encerrados en aquella habitación.
-¡Oh por todos los Dioses! – fingió sorpresa y desprecio la vampiro – yo lo siento Duo, yo no sabía que Heero se dedicaba ha hacer esas cosas, lo siento, será mejor que nos vayamos, alguien te puede descubrir y estarías en peligro. -No puede ser Lady Relena, Heero no puede haberse convertido en lo que tanto odiaba... – le dijo llorando con desesperación mientras la sujetaba por los brazos – él no puede ser como esos bastardos que me... -Ssshhhh!!! Tranquilízate Duo, alguien puede oírte – le zarandeó para tranquilizarlo, si algún otro vampiro que no fuera Heero lo viera lo mataría seguramente y ella deseaba que fuera el mismo Heero quien acabase con el molesto trenzado – vámonos de aquí, esto es muy peligroso – fingió preocupación. -¡¡Nooo!! – gritó librándose del agarre de la vampiro, estaba fuera de si con el corazón destrozado y no sabía muy bien lo que hacía ni lo que quería hacer - ¿¡me distéis vuestra palabra... diciéndome que no permitirías que Heero se convirtiera en un asesino!? snif, me mentisteis, renuncié a él para que estuviera a salvo y mira lo que habéis conseguido. -Pero Duo... no hemos podido hacer nada y por favor no grites alguien te puede oír – le dijo la vampira para tranquilizarlo sin ningún resultado. -Eso es mentira – le acusó – si hubierais querido lo hubierais evitado, no sois tan poderosos como decís, para que ha valido tanto sacrificio, he estado sufriendo todos estos años para nada... snif, de haber sabido que esto acabaría así hubiera preferido morir antes que entregaros a He-chan – le confeso desconsoladamente. -Cállate ya baka – le grito Relena perdiendo la paciencia mientras le cogía de un brazo para marcharse de allí antes que los chillidos del muchacho alertase a alguien – vas a delatarte y de paso delatarme a mí, si nos encuentran aquí las cosas se pondrán muy feas, nadie sabe que te conozco y que estoy aquí para vigilar a que Heero no cometa una locura – mintió descaradamente. -¿¡Que no cometa una locura!? – gritó histérico – no ves lo que está ocurriendo en esa habitación – le recriminó – además ya me da igual lo que me pase, estoy harto de todo esto, no deseo sufrir más, yo... ya no puedo vivir así... prefiero morir a seguir sufriendo. -Se puede saber que está ocurriendo aquí – se oyó una voz de a loo lejos del pasillo – Relena ¿quién es ese muchacho que está contigo? ¿no debería estar con los demás abajo? -Maldición – dijo Relena al ver como Touya y Shoyo se acercaban hacia ellos – te lo advertí – le dijo a Duo mirándolo fijamente – ahora estamos en problemas, no digas nada yo me encargaré de ellos. -Me da igual yo... – iba a protestar para decirle que no necesitaba su ayuda pero al girarse para encarar a los vampiros que se acercaban a ellos se le congeló la sangre. Aquellos vampiros eran los vampiros con los que había soñado todos esos meses, el pelirrojo de pelo corto y ojos sangre y el moreno de larga coleta. -Es que no querías compartirlo Relena – dijo burlonamente Shoyo una vez cerca de ellos. -Este está reservado a Yuy-sama por eso lo he traído a sus aposentos – dijo Relena ocultado a Duo detrás de ella, si lo veía y se encaprichaba de él no podría llevar sus planes acabo. -De eso nada – dijo Touya molesto – ya me quitó una presa hoy, no voy a permitir que suceda de nuevo – le dijo a la vampiro y con un rápido movimiento logró sujetar a Duo y acercárselo para observarlo de cerca – vaya... vaya, mira lo que tenemos aquí es una preciosidad, un jovencito dulce y tierno para divertirnos un rato, jeje, no te parece Shoyo. -A ver déjame ver – le dijo a su compañero desprendiéndole la capa que le cubría el cuerpo estático y asustado del joven – mmm... esté joven es exquisito, creo que para esta noche será perfecto, ¿de donde lo sacastes Relena? -¡No podéis quedaros con él! – dijo furiosa Relena cogiendo al Duo del brazo para alejarlo de los vampiros. -¡Dejarme en paz! – gritó lloroso Duo alejándose de ellos y quedando muy cerca de la puerta del Heero que seguía medio abierta. -Cállate mortal – le exigió Touya dándole una bofetada partiéndole el labio haciéndoselo sangrar – no estas en posición para exigir nada y tú Relena será mejor que te calles y te largues de aquí – le amenazó el vampiro pelirrojo – esta noche este trenzado será muestro y si después queda algo de él te lo daré para que se lo lleves a tu queridísimo Yuy-sama. -Pero – intento protestar la vampiro. -Nada de peros – intervino el vampiro de larga coleta morena – esta noche es nuestro además Heero ya está ocupado con aquella preciosa de antes – dijo irónicamente Shoyo. -No voy a ir a ninguna parte – intentó Duo sonar tranquilo – antes de dejarme tocar por unos asesinos como vosotros prefiero la muerte. -Eso ya lo veremos – le comentó Touya agarrándole de la muñeca para que no se le escapara – si después de esta noche sigues vivo, te dejaré esa posibilidad pero no antes, jajaja. Por cierto Shoyo no te resulta conocido esta preciosidad – le comentó a su compañero mientras le sujetaba el rostro del trenzado para observarle con atención. -Desgraciado... – murmuró Duo intentando romper el contacto de su cara. -Ahora que lo dices... creo que lo he visto en algún sueño, mmm esto puede ser interesante – dijo Shoyo parando una de sus manos por el torso de Duo que estaba siendo sujetado por Touya por la cara y la muñeca frente a la puerta de Heero. -¡¡¡SE PUEDE SABER QUE DEMONIOS ESTÁ PASANDO AQUÍ!!! – se oyó una voz molesta que salía del cuarto donde estaban parados - ¡¡¡PORQUE NOS OS VAIS A LA MIERDA Y DEJAIS DE MOLESTAR, ESTOS SON MIS APOSENTOS Y NO ME GUSTA QUE MONTEN ESCÁNDALOS DELANTE DE MI PUERTA!!! – gritó sin prestar atención al chico tembloroso que en esos momentos le daba la espalda ya que su vista estaba fija en los dos vampiros que le miraban entre sorprendidos y molestos –Y BIEN OS LARGAIS O OS LARGO. -Heero – se apresuró a intervenir Relena – hay algo que debes saber enseguida. -Ahora no Relena – le dijo fulminándola con la mirada pero de pronto algo le llamo la atención. Un olor conocido a sándalo y lo que más le alteró fue el olor tan peculiar de esa sangre que tan bien conocida, entonces reparó en el joven que le daba la espalda temblando con la cabeza agachada y abrazado a si mismo. -Eh... lo sentimos no nos dimos cuenta – intentó disimular Shoyo acercándose al trenzado para sujetarle del brazo – ya no vamos. -Un momento – dijo fríamente antes que el vampiro lograse sujetar al joven – tú... – refiriéndose al trenzado que no se atrevía a darse la vuelta – te estoy hablando – le gritó furioso, todo su autocontrol estaba al límite, jamás imaginó encontrándoselo allí, delante de su puerta y después de tantas cosas y tantos años – ¿no vas a decir nada? ¿qué demonios haces aquí? – le preguntó girándole bruscamente para mirarlo a la cara después de tanto tiempo. -Yo... yo... – intentó hablar pero no le fue posible, después de tanto tiempo volvía a estar frente a él, a pesar del cambio en su aspecto supo que era él y su corazón se contrajo con dolor, anhelo y miedo. Ante el ya no estaba aquel jovencito atento y cariñoso y de facciones suaves, ahora ya era todo un hombre y uno muy atractivo, desprendía un aire de poder y atracción que lo mareaba, estaba frente a él con el cuerpo aún sudado por la actividad interrumpida y con rastros de sangre en sus labios, estaba descalzo y su única prenda de vestir eran unos pantalones de cintura baja de hilo negro. A pesar de lo amenazador que se veía a Duo le pareció el hombre más atractivo que había visto nunca reconociendo en sus hermosos ojos el joven que antes era pero algo también había cambiado en ellos. -Te importaría dejar de observarme como un baka y decirme ¿qué haces aquí? – dijo molesto por el escrutinio del trenzado viendo como este se ruborizaba y agachaba de nuevo su cabeza. -¿Le conoces? – preguntó sorprendido Touya. -Algo – le respondió con desprecio sin mirar al vampiro manteniendo su atención en el joven - te he preguntado algo y quiero una respuesta ahora - le exigió a Duo sujetándole de la cara para encararle pero al hacerlo un escalofrío le recorrió todo el cuerpo tanto a él como a Duo, retirando su mano de inmediato. -Yo... he venido... por que necesitaba hablar contigo He-chan. -¡No me llames así me oyes! Tú y yo no tenemos nada de que hablar. -Ya le has oído – intervino Touya aprovechando la discusión para llevarse al trenzado – cierra la boca si no quieres que te vallan mal las cosas. -¡¡No suéltame!! – le gritó librándose de su agarre – necesito hablar contigo Heero por favor. -Ya es demasiado tarde – le respondió Heero – todo quedó muy claro cuando preferiste largarte con él abandonándome a mí sin ninguna dificultad por tu parte. -¡Eso no es verdad! – se defendió Duo acercándose a Heero para sujetarle del brazo – yo... -¡NO ME TOQUES! – le gritó lanzándole contra la pared para después caer al suelo adolorido. -Heero yo... – se oyó su voz quebrada por el llanto y el miedo al ver como Heero le golpeaba sin ningún miramiento- lo siento, las cosas no tendrían que haber salido así, Quatre-sama me dijo que... -Ahora no metas a Quatre en esto – interrumpió Heero acercándose a Duo para levantarlo del suelo por el cuello hasta tenerlo a la altura de sus ojos – no busques ninguna excusa, no te servirán o ¿me vas a negar que no has estado todo este tiempo con tu queridísimo Trowa? – le acusó conteniendo apenas su ira y sus celos, el tener a Duo tan cerca y a su merced, le confundía la manera de actuar, no sabía si destrozarlo para cobrar su venganza o llevárselo a su habitación para demostrarle lo que en su interior sentía por él perdonándole cualquier cosa del pasado. -Heero yo... – no sabía que responder a su pregunta, podía mentirle, pero tampoco era como él creía. -No puedes mentirme – dijo molesto apretando más su cuello el cual comenzada a dificultarle el paso del aire – apestas a él, llevas su olor dentro de ti, me das asco – le dijo celoso lanzándole de nuevo al suelo. -Perdóname, snif, Heero pero no es como te imaginas... -No quiero oír nada más llevároslo, no quiero volver a verle – ordenó a los vampiros que de inmediato lo sujetaron cada uno de un brazo. -Heero ¿estás seguro? – le preguntó sorprendida Relena. Ella hubiera imaginado que sería Heero quien acabaría con el trenzado, pero daba igual, la cuestión es que por fin había conseguido romper el fuerte lazo que les unía, el que muriese en manos de uno u otro no era importante. -¡¡No!! – gritó Duo al verse arrastrado por los vampiro mientras Heero lo observaba con aparente tranquilidad, pero en un momento de descuido de los vampiros pudo escaparse para correr de nuevo hacia Heero que lo miró sorprendido, pero antes de llegar a su altura notó como alguien le sujetaba por el hombro de la camisa haciendo que esta se rompiera dejando su hombro al aire – no... no me iré, cof, cof – tosía manteniendo su aliento y al no estar recuperado del golpe de Heero – si quieres verme muerto, deberás mancharte tu las manos Heero – le exigió Duo en un arranque de valentía – yo... no quería que sucediera todo esto, yo... si tu deseas librarte de mi tendrás que matarme con tus manos – le pidió cayendo de rodillas ante sus pies – ya no aguanto más Heero, yo no quería alejarme de ti, me oyes – le decía llorando con la cabeza agachada cayéndole las lágrimas en el suelo - ¡¡PERO ÉL ME OBLIGÓ!! QUATRE ME OBLIGO A ABANDONARTE... snif ya no puedo seguir así, snif ya no quiero sufrir más por ti, no quiero seguir viviendo... por eso... si tengo que morir... concédeme mi última voluntad... mátame tú – le rogó levantando su rostro lloroso en la última frase para mirarle la cara sorprendida de Heero. -Déjate de sentimentalismos estúpidos – le dijo Touya que se acercó a Duo para llevárselo de allí de una vez por todas. -¡¡No!! – gritó Duo al notar como le estiraba del brazo para llevárselo. -No le toques... – gritó Heero al reaccionar después de lo que había oído de los labios de Duo, lanzando al Touya uno metros de ellos cayendo aparatosamente al suelo – he cambiado de parecer, a partir de ahora nadie y he dicho NADIE podrá tocar a este chico excepto yo. -Pero acabas de decir... – le recriminó Shoyo. -Me da igual lo que haya dicho antes, Duo quedará bajo mi protección, después ya decidiré que hacer con él. -No puede ser... – se oyó la voz sorprendida de Relena al percatarse de cierto detalle que nadie hasta ahora se había dado cuenta y que era de vital interés – esto no puede ser... tú no puedes ser... -¿Se puede saber que estas gimoteando ahora Relena? – le preguntó molesto viendo como Relena no quitaba la vista de Duo mirando algo concreto pero sin saber él que. -¿ Cómo te has hecho eso? – le preguntó furiosa Relena levantando a Duo del suelo para sujetarle del brazo con fuerza para interrogarlo – ¿quien te lo ha hecho? ¿desde cuando? -Suéltame me haces daño, no te voy a decir nada, argghh – se quejaba Duo. -A que viene esto Relena, ¿de qué estas hablando? – le exigió molesto. -A esto – dijo Relena girando bruscamente a Duo para mostrarle la marca ( ï
