Los personajes de Gundam Wing no me pertenecen, no obstante incluiré algún
que otro personaje según valla transcurriendo en la trama de la historia.
Advertencias: Escenas: Angs., Lemon, Yaoi., según capítulos.
Notas: Este es mi segundo fics, es un poco más cruel y violento que el
anterior que el anterior.
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Yo te protegeré
Cap. 8
Faltaban pocas horas para el amanecer cuando el sensible oído de Heero detectó un sonido conocido cerca de su ventana. Con cuidado de no despertar al bello durmiente que se encontraba en entre sus brazos, se deslizó fuera de la cama que compartían para acercarse a la ventana para abrirla y comprobar que se trataba de Zero con la respuesta a su mensaje. Según decía Quatre brevemente estarían antes del amanecer, Hilde, Zech y él, el nombre de Trowa no estuvo presente en la nota cosa que agradeció. Tras liberar a Zero para que descansara salió de la habitación para ordenar que prepararan varias habitaciones para sus invitados pero al darse cuenta que eso sería muy extraño y sospechoso decidió regresara a sus habitaciones para permanecer junto a Duo, no debería dejarlo ni un minuto a solas.
En el Castillo el alboroto poco a poco iba disminuyendo debido a que el amanecer se acercaba, cada uno de sus inquilinos se dirigía a sus respectivas habitaciones para finalizar allí las últimas horas de diversión ajenos al descubrimiento que había sucedido en la planta de arriba, a excepción de Lord Odin y Lady Relena y los dos secuaces de Odin, Shoyo y Touya.
-Con el debido respeto Lord Odin, ¿no va hacer nada al respecto? – preguntó molesta la vampira. -Por ahora no, Heero me aseguró que no tenía intención en esa maldición, que solo tenía al trenzado como diversión – le respondió seguro de sí mismo. -¿Y le crees? – dijo sorprendida. -No pero por ahora dejaré que piense que me ha engañado, solo necesito un motivo para lanzarme sobre él, esperaré que de un paso en falso, que cometa un error que le delate y entonces será mío. Solo hay que tenerlo vigilado y contento, todo debe de seguir como hasta ahora, concédele todos sus caprichos y procura que a su juguetito no le molesten demasiado nuestros hombres. Tiene que sentirse seguro de esa manera bajará la guardia y caerá en nuestras manos, jajaja. -Sí, claro, jeje, como ordene, con su permiso me retiro, el amanecer no tiene que tardar mucho, que descanse Lord Odin – se retiró tras una reverencia hacia sus aposentos. -Por ahora dejaré que hagas lo que quieras Heero pero en cuanto me des el motivo que necesito para aplastarte me encargaré personalmente de ti y tu amiguito – se oyó la voz de Odin en su habitación mientras contemplaba el descenso de la luna anunciando el pronto amanecer – no permitiré que arruines mis planes por haberte encaprichado del debilucho mortal, nuestros ancestros nos otorgaron el poder y no dejaré que me arrebates mi gloria por tu egoísmo y debilidad hacia un mortal.
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La silueta del Castillo ya se veía a simple vista desde donde ellos se encontraban. Sin previo aviso Quatre fue reduciendo la velocidad hacia una arboleda cercana haciendo que Trowa y Hilde se dirigieran hacia allí. Al estar a unos metros de allí Quatre pudo observar como un caballo conocido se encontraba allí escondido, Shinigami estaba pastando tranquilamente sin su jinete.
-¿Esa no es Shinigami, la yegua de Heero? – dijo sorprendida Hilde. -Así es, seguramente Akira se la entregó a Duo para que le trajera hasta Heero, lo más seguro es que Duo escondiera a Shinigami aquí para que le fuera más fácil entrar al Castillo sin ser descubierto. -¿Y como lo habrá conseguido? – preguntó sorprendido Trowa. -No lo sé, pero eso lo sabremos a su debido momento por ahora será mejor que nos preparemos para entrar en el Castillo. Como hemos quedado tu serás mi esclavo por eso es mejor que dejemos aquí tu caballo, junto a Shinigami, montarás conmigo, solo una cosa, no hables con nadie solo cuando te lo diga, evita mirar a los ojos de los vampiros y cuando notes que te observan más de lo normal intenta dejar tu mente en blanco, muchos de los vampiros de aquí saber leer la mente, intenta no pensar en cosas que puedan comprometernos, piensa en algo que te mantenga alejado de los demás pensamiento, no se... piensa en mi por ejemplo, jeje – bromeó viendo la cara sonrojada de Trowa al aludir a la noche que pasaron juntos. -Muy gracioso vampiro estúpido – dijo molesto. -Jajaja – se rió Hilde al ver lo avergonzado que estaba el joven de ojos verdes – no te apenes muchacho pero Quatre tiene razón, intenta mantener tu mente ocupada en cosas concretas, créeme que intentarán leerte la menta para saber todo lo referente a nuestra visita, jaja. -Si tienes razón Hilde por eso... – dijo Quatre acercándose a Trowa que estaba junto a su caballo, atando las riendas a un árbol – me veo obligado hacer una cosa. -¿Qué cosa? – preguntó Trowa dándose la vuelta para ver cara a cara al vampiro que se había acercado a él. -Esto – le respondió Quatre atrapando sus labios contra los del joven en un apasionado beso que desarmó a su amante imposibilitándole cualquier posible rechazo o movimiento, dejándose llevar por el placer que le proporcionaba el vampiro. Mientras le besaba con fervor dando comienzo a una lucha entre sus lenguas, los brazos del rubio fueron ascendiendo de la parte baja de espalda del moreno hasta su nuca. Con una mano se sujetó de esta mientras con la otra acariciaba su clavícula y parte del cuello expuesto y con un rápido movimiento, Quatre presiono cierta parte en el cuello del muchacho para dejarlo inconsciente entre sus brazos, evitando que éste cayera al suelo. -Desde luego Quatre, eres un caso – dijo con cierta burla la vampiro viendo todo el teatro que organizó su amigo para limitarse a dejarle desmayado. -Jejeje... que quieres no puedo evitarle, es demasiado tentador para mí, jeje, Trowa tiene la capacidad de volverme loco, que le voy hacer – dijo para excusarse a la vez que subía de nuevo a su caballo Sandrok con Trowa en sus brazos. -Estas loco, jeje – se rió subiendo ella también a su caballo – será mejor que nos demos prisa, el Sol está apunto de salir y aún debemos conseguir que nos dejen entrar al Castillo Oz sin sospechas. -Tienes razón, por eso mismo dejé inconsciente a Trowa, si está desmayado nadie podrá leerle la mente, así nos será más fácil que crean que estamos aquí por Heero y no por Duo. -Sí pero hay algo que me preocupa – dijo Hilde poniéndose en marcha hacia la entrada principal del Castillo – dudo que Odin se crea que estamos aquí por una visita informal a Heero. -Lo sé, pero eso ya lo veremos por ahora, solo diremos que venimos a hablar con Heero de algo privado, según vea, me inclinaré esa excusa o otra. -De acuerdo, ya verás lo que haces, tú eres el experto en diplomacia – le dijo con una sonrisa. -Gracias por el cumplido – le respondió con coquetería.
Las puertas del Castillo se abrieron para recibir a los extraños y no esperados invitados conduciéndolos a la sala de estar a la espera del señor del Castillo. Varios minutos de espera fueron los que transcurrieron hasta que las grandes puertas del salón se volvieron a abrir para dar paso a la estilizada figura de Lord Odin. Con pasos firmes de acercó a sus invitados, ocultado su sorpresa ante la inesperada visita. Su mirada recorrió a sus huéspedes sorprendiéndose al encontrar tumbado en uno de sus sillones a un joven bastante atractivo y que aparentemente se encontraba dormido.
-Vaya, vaya, esto si que no me lo esperaba – dijo sonriendo Odin una vez que se acercó a los vampiros – eres la última persona que hubiera imaginado que vendría a visitarme, vaya, jajaja, esta noche a sido una noche llena de sorpresas, jaja – se rió al ver la cara de desconcierto de Quatre. -Jeje, tienes razón, yo también jamás hubiera dicho que vendría a tu Castillo Odin, pero me temo que no es a ti a quien vengo a ver, sino a Heero. -Que lastima y yo que me había hecho ilusiones en vano – dijo fingiendo pesar – pero creo que Heero está ahora mismo algo ocupado – le dijo acercándose a Quatre para susurrarle – esta noche a tenido más una visita además pronto saldrá el Sol, si queréis os puedo hacer preparar unas habitaciones para que os resguardéis hoy, mañana ya hablaréis con él – le habló sonriéndole hipócritamente - Por cierto, ¿quien es esa lindura que duerme en mi sillón? – preguntó curioso al observarle. -Ah él – dijo el rubio señalando a su amante – es mi esclavo, lo encontré hace varios meses, está bajo mi protección, ¿no es lindo? – dijo orgulloso. -Si... si que lo es – le dijo acercándose al joven para deslizar su mano por su mejilla para acariciarle, pero antes de poder tocarlo. -¡Se mira pero no se toca! – le amenazó sin dudarlo Quatre sujetándole de la muñeca para apartarlo de él. -Valla, sigues tan celoso como siempre, querido – le respondió sobándose la muñeca - pero tranquilo, no lo tocaré, puedes estar tranquilo. -Ese espero, no permito que nadie tenga algo que sea mío y lo sabes. -¿Puedo preguntarte algo? – le dijo con cierta burla – ¿Porque tu juguetito está inconsciente? Si está enfermo puedo hacer que lo atienda alguien del Castillo. -No te preocupes Odin – dijo manteniendo la calma – solo está agotado, ya sabes los humanos no son muy resistentes para ciertas cosas – le respondió con burla, debía de representar su papel del amo para que le vampiro no sospechara. -¿Y tu fiel lacayo?, ¿no ha venido contigo? -¿Zech? Si... claro que vino conmigo lo que ocurre que viniendo hacia aquí le surgió algo imprevisto y se demorará un poco, pero seguro que llega antes del amanecer, gracias por preguntar – le habló fríamente – a por cierto, antes has mencionado algo sobre unas visitas de Heero, ¿los conozco? – le pregunto para sonsacarle información. -No creo, solo un antiguo conocido de Heero, alguien sin importancia, creo que fue quien le crió en su pasado – le explicó tanteando la situación para averiguar que tanto sabían. -¿El mortal llamado Duo? – preguntó Hilde sin mostrar sorpresa alguna – pensé que había muerto hace varios años en un ataque en el pueblo donde vivía. -Pues parece que no – comentó Odin – se ha presentado esta noche, aún no me explico como, insistió en que quería ver a Heero, creo que en estos momentos se estará arrepintiendo de haber pedido eso, jajaja. -¿Por qué lo dices? – preguntó Quatre ocultando su preocupación. -Jajaja, lo digo porque lo más seguro es que Heero se esté divirtiendo con él en estos momentos, no se vio muy contento cuando supo que ese pobre diablo se presentó aquí, jajaja. Pero dejemos que de eso se encargue Heero, jeje, por ahora será mejor que nos retiremos a nuestra habitación. -Si será lo mejor, espero no causar demasiadas molestias, llevamos mucho tiempo sin saber nada de Heero y hay algunos asuntos que debes aclararse lo antes posible – le dijo a Odin mientras se acercaba a Trowa para levantarlo en brazos. -Supongo que es inevitable, auque creo que ya sabes su posición ante ese tema en concreto – le habló sin ocultar su enfado por tratar de ese tema. -Lo sé, pero prefiero oírlo de sus propios labios, sea cual sea la decisión de Heero la aceptaré pero no por ellos desistiré de buscar una solución – dijo Quatre igualmente molesto. -No esperaba nada menos de ti – le dijo con cierta burla -Je, me conoces bien, y ahora si me indicas cuales serán nuestras habitaciones nos gustaría poder descansar, ah y si no es mucha molestia, ¿podrías ordenar que preparen una habitación para Zech? Conociéndole como le conozco seguro que llega con el tiempo justo, jejeje. -Jeje, por supuesto, no te preocupes ordenaré que le preparen una, ahora seguidme – le ordenó.
Varios minutos después que todos los vampiros de ese Castillo que estaban resguardados en sus respectivas habitaciones, a salvo de los mortales rayos de Sol.
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El forcejeo y la pelea entre los vampiros no se hizo esperar ante la mirada asombrada de los supervivientes en aquel bosque. El joven de negro pelo no apartaba la vista de los luchadores, aunque jamás lo admitiría abiertamente, pudo comprobar lo buen luchador que era ese demonio de pelo rubio. Se movía con una rapidez y elegancia propia de los príncipes, asestaba golpes precisos a sus atacantes dejando en evidencia el poco estilo y la falta de técnica que tenían esos chupa sangres, sin saber como se vio admirando la destreza de ese hombre hasta que su razón le recriminó tal hecho.
-Maldita sea, él es el enemigo – pensó recriminándose – es un asesino como los demás – sin prestar más atención se giró hacia el otro joven que estaba mal herido para comprobar su estado - ¡Hermano! – le llamó con preocupación - ¿estas bien? ¿estas herido? – le preguntó acercándose a su hermano que se encontraba de rodilla apoyado sobre su katana clavada en el suelo. -Argghhh – se quejó levantando la cabeza para mirar a su joven hermano – tranquilo... estoy bien... solo un poco magullado. Ahora escúchame atentamente... debes ayudar a ese vampiro rubio para acabar con esos asesinos. -¡No haré eso! ¡no pienso ayudar a ningún vampiro! – gritó enfurecido el más joven. -Escúchame bien arggghhh... – jadeaba – en estos momentos eres el único que puedes descubrir el paradero de los nuestros... ese joven nos está ayudando y no tenía obligación y aún así lo está haciendo. -¡Pero es un vampiro, hermano! ¡es un asesino como los demás! – se exasperó. -Wufei Chang... no juzgues si no quieres ser juzgado – le reprendió a su hermano menor -Pero... -Nada de peros – le dijo con dificultad – nuestra misión... es encontrar a los nuestros... y rescatarlos, para ellos debemos... aprovechar cualquier ayuda y método... que tengamos a nuestro abasto, yo ahora no puedo ser de gran ayuda por eso debes de ser tú quien lleve a cabo nuestra misión, averigua donde se encuentran y como podemos rescatarlos, en cuanto me recupere un poco iré en tú ayuda, me entiendes, no tenemos mucho tiempo. -De acuerdo – le respondió sin muchas ganas – así lo haré hermano, no te defraudaré. -De eso estoy seguro – le sonrió conteniendo el fuerte dolor de su costado – ve estoy seguro que ese chico nos ayudará.
Sin perder más tiempo el joven guerrero se dirigió con katana en mano hacia uno de los vampiros que en ese momento se disponía a atacar al rubio por la espalda. En un principio Zech se sorprendió por la intervención del joven que le había salvado por los pelos ya que estaba muy ocupado enfrentándose a los otros dos vampiros.
-Ahora estamos en paces – le dijo el joven moreno fríamente sin apartar su mirada de su atacante – ya no te debo nada. -Vaya, pues muchas gracias – le dijo Zech al chico con una sonrisa – no esperaba que saldaras tu deuda conmigo tan pronto pero que le vamos hacer – le dijo en broma. -No me gusta deber nada a nadie y menos con un asesino como tú - le dijo con furia. -Siento que pienses de esa manera, es una lastima... – le hablaba mientras seguía peleando con esos vampiros – aunque creo que deberías conocerme antes para catalogarme de algo tan serio como eso – le dijo con algo de molestia. -No me hace falta conocerte para saber que cualquier vampiro es un asesino, todos sois iguales – le dijo a la vez que su katana contaba el pecho de su enemigo de derecha a izquierda en diagonal girando sobre si mismo aprovechando su giro para asestarle un rápido movimiento de katana seccionando limpiamente la cabeza de su sorprendido atacante, cayendo ésta al suelo junto a los pies del cabecilla de grupo. -Maldito desgraciado insolente – le insultó el jefe de ese grupo de vampiros – alejándose de Zech para atacar al joven de pelo negro – pagarás por esto. -No somos todos iguales – dijo molesto Zech – eh tú – le dijo al vampiro que iba a tacar al joven interceptándolo en su trayecto – la pelea es conmigo escoria – le dijo golpeándolo en el estómago haciendo que cayera al suelo respirando con dificultad – se me ha acabado la paciencia – anunció Zech.
Con un rápido movimiento se distanció unos metros para recoger una de las espadas tiradas en el suelo de algún guerrero que había pedido la vida y con apenas unos segundos decapitó al otro vampiro que cayó inmediatamente a l suelo, para luego acorralar al cabeza del grupo para seccionarle la cabeza en cualquier momento.
-¡Espera! – le gritó el joven moreno impidiendo que matara al vampiro. -¿Qué ocurre ahora? – le dijo molesto con la katana a punto de cortar la cabeza de su atacante que lo miraba con terror. -Espero no lo mates – le repitió viendo la cara de desconcierto del vampiro de dispuso a explicarle sus motivos por dicha petición. -¿No quieres que lo mate? – le preguntó sorprendido. -Si claro, se merece eso y más pero antes debo saber algo – le dijo acercándose a los dos vampiros - ¿dónde habéis escondido a mi gente? – le preguntó con odio - ¡contesta! -Jaja, muérete desgraciado – le insultó el vampiro conservando el poco orgullo que le quedaba – no pienso decirte nada, antes prefiero morir, jajaja. -Maldito desgraciado – se abalanzo sobre él agarrándole del cuello mientras aún era sujetado por Zech - ¿dónde están? ¿qué habéis hecho con ellos? ¡dímelo!. -No te lo diré – dijo sonriendo. -Eso lo veremos – intervino Zech apartado con cuidado al joven para agarrar él al vampiro por el cuello – si en algo aprecias tú despreciable vida vas a decirme todo lo que quiero saber – le ordenó levantando al vampiro por le cuello apretándoselo lentamente – ahora habla si no quieres que me ponga violento. -No pienso... argggghhhh... decirte nada... – dijo con dificultad – tendrás que matarme. -Je... no pienso matarte – le sonrió con maldad – te haré sufrir de tal manera que suplicaras para que acabe con tu mísera vida – le comentó a la vez que lo sujetaba del cuello con una mano mientras que la otra se posaba sobre su pecho comenzando a concentrar su poder sobre esta. -Arrrrrrrrrrggggggggggggggggggggghhhhhhhhhhhhhhhhhhhh – gritó el vampiro al ver como el poder de Zech le quemaba el pecho llenándoselo de llagas y ampollas. -¡Habla! – le exigió Zech apretando más el cuello y aumentado su poder. -¿Dónde está mi gente? – preguntó sin apartar la mirada del vampiro de la horrible escena ante sus ojos. -¡No has oído! O prefieres que te ayude a recordar – le exigió levantando la mano de su pecho a los ojos concentrando de nuevo su poder sobre ellos. -Arrrrrrrrrggggggggggghhhhhhhhhhhhhhhh – aulló de dolor – bastaaaaaaaaaa, de acuerdo te lo diré, pero para ya – suplicó. -Eso está mejor – dijo Zech aparatando su mano del rostro quemado del vampiro – y bien, ¿dónde está su gente? No quiero volverlo a repetir. -Arrrr, si..., está bien te lo diré, la noche pasada atacamos el poblado Chang en busca de jóvenes que utilizaríamos para una gran fiesta que planea Lady Relena y Lord Odin... -¿Lady Relena? – preguntó sorprendido Zech, al reconocer el nombre de su hermana. -Si Lady Relena, ella nos dijo que encontráramos a los mejores especimenes humanos para El Bloody Night. -¿Y donde os los llevasteis? – preguntó el joven impaciente. -Están... en el Castillo Oz, Lord Odin los tiene encerrados para la ocasión, arrrgggghh – se quejó por el dolor que sentía. -Eso es lo que quería saber – dijo Wufei separándose de ellos para dirigirse hacia su hermano para ayudarle a ponerse de pie – hermano – le llamó – Nataku y los demás están el Castillo Oz, debemos ir hasta allí y rescatarlos a todos. -Eso será imposible... – le comentó el vampiro que estaba casi desmayado – Lady Relena no permitirá que os los llevéis, si vais solo encontraréis la muerte. -Este desgraciado tiene razón – comentó Zech arrojando al vampiro al suelo para acercarse a los jóvenes – si vais solos será un suicidio y más en las condiciones que os encontráis, el Castillo Oz es muy peligroso, no tardará ni dos segundos en descubriros. -Me da lo mismo, no pienso abandonar a los míos – dijo molesto Wufei. -No te estoy diciendo que los abandones, solo que no puedes ir allí sin más y en estas condiciones – le dijo mirando el aspecto descuidado y maltrecho del joven, estaba sucio y lleno de sangre – vuestra sangre se huele a dos kilómetros de aquí. -No me importa lo que me digas, además porque nos ayudas, no se supone que eres un vampiro. -Si lo soy, pero no todos somos como tu crees, no sea cabezota, si quieres recuperar a tu gente piensa con calma y trama un plan, ser impulsivo no te será beneficioso para nada. -No necesito tus conse... -¡Ya basta Wufei! – intervino la pelea de esos dos, él tiene razón y lo sabes, deberías ser más agradecido y respetuoso con quien te brida su ayuda desinteresada – le recriminó a su hermano que agachó su cabeza sintiéndose avergonzado por la reprimenda – lo lamento mucho Lord Merquise – se disculpó por el comportamiento de su hermano – perdónele es demasiado temperamental y la verdad no es normal que un "homo nocturnis" ayude a los mortales, ruego que disculpe su comportamiento. -No te preocupes, es normal que reaccione así, y por favor llámame Zech, el titulo de Lord nunca me ha gustado. -De acuerdo Zech, así lo haré si Ud. me llama también por mi nombre – le dijo extendiendo su mano para atrapar la del vampiro como saludo – mi nombre es Tamahome Chang, Tama para los amigos. -Es un placer Tama, si puede ser de ayuda no duden a pedirlo, en estos momentos me dirijo al Castillo de Oz para solucionar unos asuntos de mi Clan, si queréis puedo averiguar conde está vuestra gente e intentar sacarla de allí – se ofrecía el vampiro. -Muchas gracias pero no me gustaría que tuviera problemas con la gente de Oz – dijo Tama – Wufei y yo nos haremos cargo de esto, pero gracias. -No te preocupes por eso – le dijo Zech – además será una excusa formidable para deshacerme de más basura de Oz, mi Clan y ese no nos llevamos precisamente bien. Por culpa de ellos tenemos la fama que tenemos. -Ya lo has oído – dijo molesto Wufei – no es necesaria tú ayuda, lo haremos nosotros. -Mira haremos una cosa – dijo Zech – vosotros preocuparos de llevaros y enterrar dignamente a los vuestros – dijo mirando los cuerpos de los compañeros caídos de esos jóvenes, mientras yo averiguo sobre su gente y busco la manera de sacar del Castillo sin riesgo alguno. -¿Y quien dice que podemos confiar en tu palabra? – dijo con desconfianza al rubio. -Tendrás que confiar, no te queda otra. -Creo que de esta manera será lo mejor, yo no estoy en condiciones para enfrentarme a más vampiros y tú Wufei no podrás con todos – le dijo a su hermano -Pero no me fío Tama – se quejó Wufei. -Pues entonces, ven conmigo, yo te protegeré, por eso no temas y así verás que lo que digo es cierto – le pidió con naturalidad vio la reacción de sorpresa en el rostro del más joven ante tal petición. -Es buena idea Wufei – dijo con una sonrisa al ver la sorpresa y el sonrojo de su temperamental hermano. -Yo... ir contigo – balbuceó nervioso Wufei – no me fío -Te doy mi palabra de caballero que no te haré nada y te protegeré de los demás vampiros, si estás a mi lado no tendrás que preocuparte.
Mientras seguían hablando no se dieron cuenta que el mal herido vampiro que habían ignorado hasta ahora se levantaba para atacar por la espalda a Zech, pero en el último momento Wufei pudo apartar a Zech, siendo solo magullado en su brazo, y asestarle el golpe de gracias matándolo con un único movimiento de su katana.
-¿Estáis bien? – preguntó algo sorprendido Zech por el ataque imprevisto. -Si estamos bien – se apresuró a responder Tama – pero tu estás herido – le dijo mirándole el brazo derecho que sangraba con bastante sangre. Con algo de dificultad Tama se rasgó algo de tela de su propia blusa para usarla como venda improvisada acercándose al vampiro. -¡No! – exclamó Zech aparatando suavemente a Tama de su brazo herido – no debes tocar mi sangre – le informó Zech – es demasiado peligroso, estás herido y mi sangre se podría mezclar con la tuya y eso sería horrible, te convertirías en un vampiro. Además mis heridas sanan enseguida – dijo Zech cogiendo la tela de las manos de un sorprendido Tama para vendarse el mismo el brazo – en media hora ya no habrá rastro de la herida – dijo sonriendo al joven – pero gracias por tu preocupación. Bueno será mejor que nos vayamos el Sol no tardará en salir y a mi se me acaba el tiempo, ¿vas a venir conmigo? – le preguntó a Wufei que aún seguía algo sorprendido. -Yo... – intentó hablar algo nervioso, ese hombre le intimidaba. -Será mejor que vayas Wufei – le aconsejó Tama, yo me encargaré de los nuestros y pediré ayuda la pueblo, si vas con Zech te será más fácil dar con Nataku y los demás. -Está bien iré – dijo Wufei limpiando la katana con la ropa del vampiro muerto para después enfundarla en su baina. -Ven conmigo, iremos en mi caballo – le comentó a Wufei. -Ten cuidado hermano – dijo con preocupación Wufei al ver como su hermano caminada con dificultad hasta los caballos que habían quedado abandonados unos metros lejos de allí. -Descuida – le respondió con una sonrisa despidiéndose de él. -Ven – le llamó Zech a Wufei – sube delante de mí – le dijo ofreciéndole su mano para ayudarle a montar. -Iré detrás – aseguró Wufei indignado por ver la intención del vampira al querer viajar entre sus brazos. -Es mejor si montas delante, si hubiera un ataque no podría proteger tu espalda – le aseguró ocultado la sonrisa al percatar la incomodidad del moreno a viajar entre sus brazos – es por tu bien. -Argggg – gruñó con frustración – de acuerdo pero un movimiento raro y te rebano el cuello. -Como quieras – sonrió.
Una vez los dos montados, se dirigieron con rapidez hacia el Castillo. El tiempo se acababa u los primeros brillos del alba ya eran visibles en el cielo. Wufei pudo sentir la tensión el cuerpo que montaba detrás de él, sabía que los vampiros eran sensibles ante los rayos del Sol, en ese caso al rubio vampiro no le quedaba mucho tiempo de vida. El Sol no tardaría en llegar y aún no se divisaba el Castillo.
-Sujétate fuerte – le ordenó Zech con preocupación rodeando la cintura del joven con un brazo mientras con el otro sujetaba fuertemente las riendas del caballo. -¿Qué suced...? – fue a preguntar pero el rápido movimiento del caballo solo le dio tiempo a sujetarse del brazo que le sostenía de la cintura.
Al girarse para encarar al vampiro por la maniobra brusca vio como el vampiro se había tapado por completo con una capa gruesa y oscura a la ver que oía suaves susurros recitar en algún dialecto antiguo el cual no comprendía. El Sol comenzaba a salir y los primeros rayos de Sol ya bañaban el gran bosque denso por el que atravesaban, gracias a la densidad de los árboles los primeros rayos no impactaron en los jinetes que corrían a toda velocidad pero conforme pasaban los segundos la situación empeoraba. Con algo de preocupación Wufei vio como un rayo de sol impactó con el hombro derecho del vampiro, en un primer momento la gruesa capa pareció amortiguar su efecto mortal en la piel del vampiro pero conforme los rayos aumentaban de cantidad y de intensidad un gruñido de dolor se le escapó al rubio. Wufei sintió como la mano que sujetaba su cintura le apretaba intentando aliviar el dolor que sentía el vampiro en esos momentos, con algo de miedo se giro para comprobar el estado del vampiro viendo como parte de la capa, en concreto en la zona del hombro derecho, comenzaba a quemarse desprendiendo un fuerte olor a quemado, en ningún momento los conjuros que recitaba Zech se interrumpieron, pero de pronto un brusco movimiento del animal hizo caer a un Zech debilitado arrastrando con él a Wufei, para amortiguar la caída Zech sea abrazó al cuerpo del joven para protegerle del golpe pero antes de caer al suelo una oscuridad los envolvió para después de varios segundos notar la caída sobre un suelo frío y duro. Al abrir los ojos Wufei vio que se encontraba entre los brazos del vampiro, que al caer al suelo éste amortiguó el impacto con su cuerpo, ambos estaban envueltos en la gruesa capa sin posibilidad de ver más allá del rostro adolorido del vampiro, no se oía nada, lo único que pudo percibir fue la frialdad inusual del supuesto suelo del bosque y una claridad distinta a la del amanecer. Tras descansar por varios segundos Zech se medio incorporó del suelo dejando libertad de movimiento al joven que descansaba sobre él y con un suave movimiento retiró la capa de ambas cabezas para dejar ver lo que les rodeaba.
-Me ha ido de poco – dijo con alivio Zech levantándose lentamente a la vez que le ofrecía la mano al Wufei que miraba extrañado a su alrededor sin comprender nada. -¿Dónde estamos? – preguntó sorprendido aceptando la ayuda de Zech a la vez que observaba la estancia en donde se encontraban - ¿cómo hemos llegado a... ? -Bienvenido Lord. Merquise – interrumpió una voz a la espalda de ellos que sobresaltó al moreno – Lord Odin nos aviso que llegaría de un momento a otro, su habitación ya está preparada, si gusta le acompañaré, debo decirle que ha sido muy peligroso demorar tanto su llegada – dijo el hombre mayor con confianza. -Si Yusuke, jejeje, lo sé pero es que tuve un imprevisto de última hora y no podía marcharme sin antes solucionarlo, jeje – dijo algo abochornado por la reprimenda del mayordomo del castillo – te agradezco tu preocupación. -No es nada mi Lord, sabe que su visita y la de Lord Quatre siempre es agradecida por nosotros. Supongo que el joven que le acompaña se quedará con Ud. en sus aposentos, ¿no?. -¡No! – interrumpió sonrojado Wufei ante la insinuación del hombre mayor, que lo miraba con una sonrisa. -¿No? – preguntó curioso y divertido el mayordomo. -No compartiré cama con este – se apresuró a decir Wufei completamente sonrojado –quiero otra habitación. -Eso sería muy peligroso Wufei – dijo Zech retirándose la capa de su hombro lastimado para observar el estado de su herida y no ver la cara abochornada del joven. -Lord Merquise tiene razón – habló el mayordomo a favor del vampiro – conozco bien que clase de persona son los del Clan Oz, he visto demasiadas cosas horribles para confirmarlo, gracias a Dios que ya soy viejo y poco atractivo, sino te aseguro que no estaría ahora mismo como mayordomo, por eso te aconsejo que tomes el ofrecimiento de Lord Merquise para compartir su alcoba, Lord Merquise es un caballero, él no te hará daño, si pasas la noche solo, te puedo asegurar que un joven atractivo como tú no dudaría intacto antes de que vuelva a anochecer. -¿Un joven atractivo como yo? – dijo confundido y avergonzado antes las palabras del mayordomo. -Jeje, claro, no lo sabes – se rió Zech al ver como Wufei estaba tan colorado – si cualquier vampiro te viera no dudaría en llevarte a su cama y hacerte suyo, jeje. -Argggg- gruñó furioso ante la burla del rubio - ¿quién dice que quieres hacer tú lo mismo?. -Tranquilo, yo no fuerzo a nadie a acostarse conmigo, no soy de esos, ya te o dije, yo jamás haría nada que tú no quisieras – le dijo guiñándole un ojo. -Maldito – susurró Wufei. -Bueno aquí es - interrumpió sonriendo al ver como esos chicos discutían – si necesitan cualquier cosa me avisan, el baño está preparado por si lo necesitan, hay ropa limpia en el vestidor, diré que traigan algo de comida para su invitado Lord Merquise y también un botiquín para su quemadura. -Gracias Yusuke – le agradeció Zech con una sonrisa. -De nada, mi Lord es mi trabajo. Que descansen – dijo retirándose por el pasillo por el cual habían llegado.
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Hacia varias horas que ya había amanecido, con algo de pereza Duo comenzó a abrir sus ojos para percatarse de donde estaban viniéndole a la memoria los últimos sucesos que había pasado antes de quedarse dormido, al recordarlo una hermosa sonrisa se le formó en su rostro. Por fin volvía a estar con su Heero y esta vez para siempre. Con mucho cuidado se giró sobre si mismo para ver que a su lado se encontraba un dormido Heero que se aferraba a su cintura como si temiera que se lo arrebatasen. Sin poder evitarlo se acercó a su rostro para depositar un suave beso sobre los de Heero pero sin llegar a despertarlo. Levantó la cabeza sobre le hombro de su amor para comprobar que toda la habitación se encontraba en penumbras. Con mucho cuidado, separó con algo de pena los brazos que lo atrapaban para salir de la cama sin despertarlo, una de vez de pie lo observó por varios minutos, por primera vez en muchos años era feliz y todo se lo debía a él, al joven atractivo que dormía plácidamente en aquella cama enorme. Sin hacer ruido corrió los telares del dosel de la cama dejándola a oscuras y resguardada de cualquier rayo de Sol que pudiera filtrarse por las ventanas, luego se acercó a uno de los ventanales y con cuidado se asomó por las gruesas cortinas para ver el fantástico día que hacia, por la posición del Sol, Duo pudo calcular que estaría a medio día, sin perder más tiempo se dirigió al baño para darse una ducha rápida para luego vestirse con ropas limpias de Heero, aunque estas le fueran grandes. Iba a dirigirse hacia la habitación donde esperaba Yune pero unos golpes en la puerta principal le alertaron. Con rapidez de dirigió a abrir antes de que despertaran a Heero, al abrir que encontró con una joven doncella, algo demacrada y de aspecto cansada llegaba un vestido sencillo de manga largas y falda plisada hasta los pies de color gris marengo, resaltando un pequeño delantal blanco. Llevaba en las manos lo que parecía un abundante desayuno con casi de todo. Con voz tímida y algo temerosa le comunico que le había ordenado subirle el desayuno y que si no necesitaba nada más que se retiraba. Algo en esa chica le inquietó, estaba demasiada asustada y su comportamiento hacia él fue muy estricto y servicial. Antes de que la muchacha se marchara, Duo la detuvo, en un momento la joven se asustó pensado que Duo le iba a atacar de algún modo, tras varios minutos de charla, Duo le hizo entender que él no le haría daño y que confiara en él, la joven al final se derrumbó desconsolado, Duo pudo saber que hacía cuatro meses que la habían secuestrado de su casa, la obligaban a servir en el Castillo bajo la amenaza de matar a toda su familia, era una historia similar a la de Akira, también había sido utilizada para varios tipos de vejaciones e incluso se habían alimentado de ella en varias ocasiones, más una vez estuvo a punto de perder la vida. Ante la crueldad de la historia relatada Duo, prometió ayudarla, le dijo que la sacaría de allí pero por ahora tendría que aguantar un poco más, mientras ella seria sus ojos y oídos fuera de esas habitaciones, primero tendría que ayudar a escapar a los prisioneros, buscar la información para romper la maldición y luego con la ayuda de Heero sacaría a todos los sirvientes de ese Castillo. Tras calmarse un poco la joven salió de la habitación para seguir las tareas que le habían impuesto para no levantar sospechas. Duo desayudo parte de la comida que le había traído la joven y con el resto de dirigió a la habitación de Yune. Al llamar a la puerta, Yune le abrió al reconocer su voz, parecía más repuesta de la terrible experiencia vivida la noche anterior, tras dejarle entrar y darle el desayuno para que comiera algo, le contó sus planes para sacarla de allí esa misma mañana, le dio tiempo para que se preparase para salir y algo de ropa para que se cambiara. Primero Duo iría a comprobar si el camino por donde entró el camino era seguro para huir, luego se dirigiría a buscarla para sacarla de allí. Duo salió de la habitación, por los pasillos no se oía a nadie solo algunas voces por la planta inferior que iban y venía, seguramente la servidumbre del Castillo, con sigilo bajo las escaleras hasta la planta baja y de allí hacia la puerta del final del pasillo hasta entrada a las mazmorras, no llegó a bajar del todo, por lo visto no había nadie allí así que sin perder más tiempo volvió a subir las escaleras hasta regresar a la habitación de Heero. Al entrar en ella Yune ya estaba lista aunque bastante asustada, de la misma manera que había hecho anteriormente Duo junto con Yune se dirigieron hacia las escaleras para luego recorrer el largo pasillo que separaba el recibidor principal de la ala Este del Castillo. El sonido de varias voces les alertaron haciendo que se escondieran tras unas grandes columnas que decoraban el amplio pasillo, tras varios minutos vieron pasar si ser descubiertos varios hombres que del servicio doméstico, tras un tiempo razonable prosiguieron su marcha hacia la puerta por donde Duo accedió la noche anterior pero para su sorpresa esta estaba cerrada, lo más seguro que esos hombres la habrían cerrado, su planes habían fracasado, pero cuando iban a retirarse Duo vio el brillo de algo metálico colgar cerca de la puerta medio oculto sobre la elegante tapiz que decoraba la pared, era un juego de llaves, sin dudarlo las cogió y tras probar con varias de ellas por fin dio con la correcta, rápidamente bajaron por las oscuras escaleras hasta llegar a la puerta que comunicaba con las celdas, cogió de nuevo las llaves para abrir la puerta que les impedía el paso, una vez abierta se adentraron al pasillo distribuidor de las celdas, al pasar por él, los prisioneros le salieron al paso, rogándoles que les liberara, Duo le dijo que les liberaría pero que tendría que ser poco a poco sino sospecharían que alguien les está ayudando a escapar, iba a continuar con su marcha cuando la voz de Yune le había detenido, allí junto a un grupo de prisioneros estaba su hermano mayor, algo herido por proteger a las mujeres que allí se encontraban, Yune le pedía que lo liberara, que sin él no se marcharía, ya que antes lo creía muerto. Después con conversa un rato y tras prometer a los demás que los liberaría en breve, accedieron a dejar que solo ese joven saliera de la celda. Ya había pasado mucho tiempo desde que salió de la habitación y el riesgo de que le descubrieran era cada vez mayor, sin poder perder más tiempo, Duo le explicó a Yune y a su hermano como salir de allí y donde se encontraba su caballo, deberían salir sin levantar sospechas de allí ir hasta Shinigami y regresar a su poblado, luego una vez a salvo debería dejar marchas a Shinigami para que regresase al Castillo, solo así Duo sabría que todo había salido bien. Tras despedirse de ellos, declinando la invitación de acompañarles a su poblado para alejarse de aquel horror y recibiendo las gracias y promesas de recompensa por su liberación ambos jóvenes salieron apresurados de allí. Tan solo le quedaba dirigirse de nuevo a la habitación de Yuy para no ser descubierto. Al dirigirse a la habitación que desde esa noche compartía con Heero, tras dar varios pasos frente a la puerta que daba acceso a los calabazos una voz le sobresaltó de pronto.
-¿A dónde crees que vas? – se oyó la voz de un hombre de mediana voz que de inmediato le dio mucha desconfianza a Duo. -Yo,... ahh, es que... me he perdido – intentó decir Duo nervioso por ser descubierto tan pronto. -¿Perdido? – le dijo molesto sujetándole del brazo con fuerza - ¿Tú quien eres? ¿Y que haces fuera de tú celda? – le dijo sorprendido al ver que uno de los chicos secuestrado se había escapado de su prisión. -¿Celda? – dijo sorprendido pero rápidamente comprendió a lo que refería – Yo no soy ningún esclavo – le dijo molesto – así que suéltame – le exigió – te estas equivocando y si no me sueltas de inmediato lo lamentarás. -¿A sí? - le dijo con burla – déjate de tonterías, me importa un bledo quien fueras anteriormente, aquí solo eres un trozo de carne que usan los amos del Castillo, así que compórtate bien si no quieres pasarlo mal. -¡Que me sueltes! – le gritó – no soy cualquiera soy la pareja de Heero, me oyes. -Habla con más respeto a tus señores – le habló con furia a la vez que le daba una bofetada que le tiró al suelo – para ti jovencito es Yuy-sama o Lord Yuy, ¿me entiendes?. -Pero que ocurre aquí – se oyó la voz molesta del mayordomo Yusuke. -Nada importante Yusuke-san, este crío que se cree que tiene derechos sobre Yuy-sama – le explicó molesto por el comportamiento de Duo. -Pero que has hecho – le dijo al hombre al ver a Duo en el suelo y con el labio partido – no sabes quien es este joven. -¿Qué? – dijo sorprendido el hombre. -Se lo he dicho pero esta cabeza hueca no me ha creído – dijo molesto Duo tocándose el labio adolorido. -Sato será mejor que te disculpes con el joven Duo, si Yuy-sama se entera que le golpeaste será tu fin – advirtió Yusuke a un sorprendido Sato. -Yo... no lo sabía, pensaba que este joven estaba fanfarroneado, no sabía que Yuy-sama... -Pues ya lo sabes, baka, estoy bajo la protección de Heero y si quisiera te haría que te contarse la cabeza por baka – le dijo sumamente molesto por le golpe recibido por ese hombre. -Yo... lo siento, no volverá a ocurrir, pero por favor... – suplicaba el hombre perdiendo la altivez que poseía antes – no se lo diga a Yuy-sama, se lo suplico. -Tranquilo – le habló Duo disminuyendo su enfado – no le diré nada, pero que sea la última vez que me podes la mano encima. -Descuide, no volverá a suceder. -Joven Duo, ¿qué hace por estos pasillos?, deberías estar con Yuy-sama – le dijo Yusuke algo preocupado por el joven. -Es que... jejeje – rió nervioso – me perdí, estaba buscando la biblioteca para leer algo antes de que despierte Heero. -Ah!! entiendo – dijo el hombre mayor con una sonrisa – no se preocupe, me encargaré de enseñarle el Castillo, así no se volverá a perder, con permiso Sato, voy a enseñarle a Duo-san el Castillo, avisa al resto de la plantilla de la existencia de Duo-san, no quiero que esto se vuelva a repetir, ¿entendido?. -Por supuesto Yusuke-san – dijo el hombre un poco reticente mientras se alejaba de aquel pasillo.
Las siguientes horas el mayordomo Yusuke y Duo estuvieron recorriendo las diferentes estancias del Castillo, también le dio varios consejos para su seguridad en aquel Castillo así como también le dio una breve descripción de conductas y manías de los vampiros que solía frecuentar el Castillo como sus inquilinos, después de todo aquel recorrido y de hablar por varias horas, Yusuke le condujo hasta la gran biblioteca, donde le dejó para que pudiera disfrutar de la lectura como le había dicho que era su deseo. Una vez a solas se dedicó a revisar por encima los numerosos libros que allí se encontraban, habían libros de todo tipo y diferentes idiomas, no parecía que ninguno de ellos fuero lo que él estuviera buscando, aunque para estar seguro debería leerlos todos y eso sería eterno por los menos habían millones de libros y el tiempo no era muy favorable, debía de encontrar la información que necesitaba cuanto antes, sin saber porque Duo se situó en el centro de la estancia de pie cerrando los ojos para concentrarse en alguna sensación. Si Heero que era el Elegido de su Clan tenía algún tipo de poder a parte de los de vampiro por ser El elegido, en teoría él debería tener alguno también, al menos algún tipo de intuición. Los segundos pasaban y Duo no parecía sentir nada, pero algo de pronto llamó su atención, sin abrir los ojos se giró sobre sus talones caminado con los ojos cerrados, sorprendentemente caminó sorteando los poco muebles que allí se encontraban, siguiendo la sensación que le guiaba. Una extraña sensación en su hombro donde la marca del Clan de Heero le hizo levantar la mano y como guiado por algo o alguien le hizo retirar un libro que descansaba en una de las estanterías, al notarlo en su mano Duo abrió los ojos descubriendo un tomo negro de aspecto descuidado al tirar de él para sacarlo, un casi imperceptible ruido le indicó que algo se había activado, sal girar un poco la cabeza hacia la derecha vio que entre las estantería llenas de libros, donde colgaba el escudo de armas del Clan Oz, parte de la madera del cual colgaba el escudo se había desplazado hacia fuera, con cuidado, se acercó al escudo y lentamente retiró la el fondo de la madera para descubrir un compartimiento secreto que al parecer no había sido abierto en siglos, con algo de temor introdujo la mano tanteando para comprobar si había algo en ella, tras varios sustos a causa de las telarañas y algún que otro visitante no esperado que se le posó en su mano pudo notar como un objeto se encontraba envuelto en lo que parecía ser un trapo viejo. Con cuidado lo retiró de su escondite y colocó la pared falsa del escupo en su sitio así como el libro que activaba todo el mecanismo. Con el libro en sus manos se acercó al sillón para poder ojearlo, antes de asegurarse que no entraría nadie más cerrando la puerta con llave, con sumo cuidado y como si se tratase del más fino cristal, Duo descubrió en paño que recubría el objeto rebelando un libro de tapas de cuero granate con filigranas doradas que rodeaba porta la portada, algo dentro de Duo se inquieto en cuanto posó una de sus manos sobre la tapa acariciando con las yemas de sus dedos los grabados en oro, con algo de miedo abrió la tapa del libro para descubrir una hermosa escritura que pese a los años que parecía tener el libro conservaba inmaculada y bresca en todas sus páginas. La primera líneas le provocó un fuerte sentimiento de angustia, añoranza y desosiego.
Diario de Duo Benjamín Maxwell.
Jueves, 22 de Enero de 1204.
Aquí dejo estas líneas como mi legado para quien le pueda interesar.
No sé por que extraña sensación, me he visto obligado a escribir sobre
Mi vida, no sé si le interesará a alguien las miserias y desdichas de mí
Vida, pero si con mis desgracias puedo ayudar a alguien, bien venidas sean.
X X X X
-No me lo puedo creer – dijo sorprendido - este parece ser el diario de un antepasado mío de más de quinientos años de antigüedad. Yo... debo de enseñárselo a Heero aquí debe de estar la clave, será mejor que regrese a la habitación, si Lord Odin se entera que tengo en mi poder este libro las cosas pueden empeorar.
Con nerviosismo Duo volvió a envolver al diario con el trapo que había encontrado junto con el libro y tras esconderlo dentro de su camisa se dirigió con la mayor naturalidad posible a su habitación, hasta que no llegara allí no estaría el libro en buen recaudo. Gracias a Dio no se encontró con nadie, en los pasillos, ya habían pasado bastantes horas desde que se despertara y comprobando la hora en el reloj de la chimenea vio que eran las tres de la tarde, le daría una hojeada por encima al libro mientras comía algo y luego se acostaría un rato junto a Heero hasta que éste despertara, para así contarle lo que había descubierto hasta ahora.
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La tensión en aquella habitación era notoria, a pesar de dicho el mayordomo se negaba a compartir cama con ese vampiro aunque fue el último hombre sobre la tierra, preferiría dormir en el suelo.
-Si lo que te preocupa es dormir junto a mi no te preocupes – dijo Zech sacando de sus pensamientos a Wufei – yo dormiré en el sofá, si eso te hace sentir mejor aunque preferiría que confiases en mi, de haber querido algo de ti sin tu consentimiento ya lo habría hecho y te aseguro que tú negativa no me hubiera detenido si yo lo desease. -¿Estas diciendo que no te soy deseable? – le preguntó indignado. -Jaja, eres increíble, ti te digo que me atraes te enfadas y si te digo que no también, jajaja, haber si te decides, quieres o no quieres que te corteje. -Argggg – gruñó – olvídalo quieres, no me interesa lo que pienses, solo estoy aquí por Nataku y mi gente. -Esta bien como quieras – le dijo sonriendo – me voy a dar un baño y luego me acostaré, te recomiendo lo mismo. En ese vestidor habrá ropa que puedas usar, escoge la que quieras, en breve te subirán la comida, come lo que quieras y tranquilo no estará envenenada ni nada por el estilo. Solo una cosa más, puedo preguntarte algo? – le dijo con cara de cachorro regañado. -Arggg, que remedio, lo preguntarás igual – dijo molesto mientras se dirigía al vestidor para cambiarse las ropas sucias de barro y sangre y rasgadas. -¿Quién es ese o esa Nataku? – preguntó con curiosidad – es para saber quien es mi adversario – le dijo guiñándole un ojo tras meterse en el baño no si asomar su cabeza por la puerta semi abierta en espera de su respuesta. -Eso a ti no te concierne, baka – le dijo molesto. -Vengaaaaaa dímelo y no te preguntaré nada más, te doy mi palabra. -Maldito entrometido... de acuerdo te lo diré pero luego no quiero que me molestes, lo has prometido. -Si venga suéltalo – le exigió sonriendo. -Es esa, y es mi hermana, contento. -Sip - dijo sonriendo para luego desaparecer detrás de la puerta del baño.
Los minutos pasaban y Wufei empezaba a quedarse dormido tumbado sobre la mullida cama, de golpe la puerta de baño le despertó al abrirse, dejando ver la escultural figura de Zech aún con la piel húmeda y con la toalla sobre su cintura como única prenda mientras se secaba su larga melena con otra toalla. Wufei sin poder evitarlo observó la figura del vampiro deleitándose con cada músculo bien definido del rubio que se marcaba con cualquier movimiento que este hiciera. Zech caminaba lentamente hasta el vestido con unos andares que le resultaron de los más sensuales al moreno y sin poder apartar la vista sobre el vampiro vio con sorpresa como este se deshacía de su única prenda para quedarse desnudo despaldas a él mientras elegía que ponerse. Wufei parecía absorto ante aquella imagen, su cuerpo comenzó a calentarse y su corazón comenzó a latir rápidamente, sin poder evitarlo Wufei comenzó a sentirse fuertemente atraído por ese hombre, seguía sin aparatar su mirada de él cuando le vio inclinarse para recoger un pantalón ligero para ponérselo, le quedaba estupendamente, se le ajustaba perfectamente a su fuertes caderas deslizándose por esas firmes piernas hasta un poco más debajo de sus rodillas, al girarse pudo ver como el muy baka había dejado a cosa hecha por primeros botones del pantalón sin abrir, mostrando más de lo que debería pero sin llegar a ser demasiado obvio. Algo dentro del cuerpo de Wufei se estremeció en enfrentar la mirada azul del rubio, que lo miraba son satisfacción pero esta vez sin burla. -Yo, me voy a dar un baño – dijo con prisas, al notar como cierta parte de su cuerpo había reaccionado de inesperado e imprevista. Cogió la ropa que se iba a poner y salió como un rayo al baño antes de que el vampiro se diera cuenta de la situación.
Wufei tardó más de la cuenta, no quería afrontar la mirada del rubio, sé avergonzada de su reacción, él todo un guerrero del Clan Chang, sintiendo atraído por un hombre y lo peor de todo por un vampiro, una raza que había causado tanto dolor y sufrimiento a su pueblo. El moreno se infundó valor para encarar la situación y sobretodo para aguantar las posibles burlas del rubio pero al salir, cual sería su sorpresa al ver que el rubio estaba tumbado en el sofá, tapado con una suave manta y completamente dormido. Sintiéndose aliviado por no tener que enfrontarlo se dirigió a la cama sin hacer ruido para poder descansar al menos varias horas antes de emprender la búsqueda de su hermana y demás compañeros. Una vez acostado, a pesar del cansancio y del malestar de su cuerpo por la pelea anterior, no consiguió conciliar el sueño, por más que lo intentaba, la imagen del rubio no le desaparecía de la mente. Sin soportarlo más, le levantó para beber un poco de agua que se encontraba en la salita, cenca del sillón donde descansaba el vampiro, con mucho cuidado se acercó allí se sirvió un vaso y se lo bebió de golpe. Al girarse para depositar de nuevo el vaso sobre la mesita no pudo reprimir el deseo de observar al rubio. Lo vio dormido boca a bajo, cubierto con la manta hasta la cintura, parecía relajado y tranquilo, un impulso le hizo avanzar unos paso hacia él para poderlo ver con mayor atención, entonces se percató de la herida de su hombro, no tenía muy buen aspecto, la zona estaba oscurecida y varias ampollas decoraban esa piel tan suave, debía de dolerle bastante pero aún así no escuchó ninguna queja del vampiro durante todo ese tiempo. Al levantar la vista vio sobre el escritorio de la habitación el botiquín que seguramente el muy baka no habrá utilizado para curarse, así que se acercó a él para cogerlo junto con un pequeño recipiente con agua fría, se volvió a acercar al vampiro quedando de rodillas junto a él. Con algo de temor por la reacción del vampiro Wufei humedeció en agua fría un paño limpio para depositarlo con cuidado sobre el hombro dañado. No tardó ni dos segundos cuando Zech despertó sujetando la muñeca que sujetaba el paño sobre su piel.
-¿Qué estas haciendo? – preguntó sorprendido Zech al ver a Wufei a su lado curando su hombro. -Yo... no tenía sueño y me levante para beber agua... pero cuando me iba de nuevo a la cama vi que no te habías curado y pensé que... -Vaya cada vez me sorprendes más, no se supone que me odias, entonces porque me atiendes, es la hora del buen samaritano – le dijo con burla sin apartar la mira del joven. -Suéltame, baka – dijo molesto liberándose del agarre de su muñeca – solo quería agradecerte tu ayuda, no soy un desagradecido ¡entiendes! – le dijo molesto poniéndose de pie para marcharse – esto me pasa por baka – dijo refunfuñando. -Vale, de acuerdo lo siento, es solo que me pillaste desprevenido, pero no te preocupes en un par de horas la herida estará curada, al menos eso espero – dijo con una mueca de dolor incorporándose un poco para poder observar mejor al moreno.
Llevaba el pelo suelto aún húmedo, que descansaba sobre sus fuertes hombros pero sin descaro. Igual que él solo llevaba un ligero pantalón oscuro para dormir, que hacía que contrastará junto con su pelo y sus ojos con su piel blanca y previsiblemente suave como la seda.
-Eres un maldito baka – le dijo Wufei – debería dejarte que te retorcieras de dolor pero aunque no me guste, necesito tú ayuda, así que un solo comentario gracioso y te estrello contra el ventanal para que puedas freírte como una patata, ¿entendido? -Entendido, tú ganas, me portaré bien – le aseguró sin borrar su sonrisa. -Ahora túmbate de nuevo – le ordenó.
Una vez tumbado, le retiró hacia un lado la larga cabellera dorada con un suave movimiento llegando a rozar con sus dedos la firme espalda del vampiro, recorriéndole un escalofrío al notar la tibia piel bajo sus dedos. Intentando descartar ciertas sensaciones y pensamientos que le recorrieron el cuerpo Wufei volvió a depositar el paño nuevamente humedecido sobre el hombro de Zech. Evitando cualquier roce doloroso en la herida Wufei se la estuvo limpiando durante varios minutos, una vez limpia la herida, rebuscó por el botiquín algún tipo de ungüento para las quemaduras, aunque no fueran quemaduras normales Wufei pensó que se debería tratar igual. Por fin pudo encontrar una botellita con un liquida espeso blanquecino que le era conocido como un buen remedio para las quemaduras. Con cuidado se dispuso a expenderlo con su mano por la zona con un suave masaje. El contacto de ambas pieles comenzaba a afectar a ambos, Zech por un momento se olvido del dolor que le producía la herida y se concentro en la sensación que le producían esos dedos que de deslizaba sobre su piel, para Wufei la situación no le era muy diferenta a la de Zech, lo que en un principio era solo tratar una herida con un suave masaje, se convirtió en una necesidad por tocar es piel que le atraía como un imán. Conforme pasaban los segundos la situación se les escapaba de las manos a ambos.
-Creo que ya es suficiente – dijo algo alterado Zech, rompiendo el contacto de las abrumadoras manos del moreno sobre su piel – será mejor que te vayas a descansar. -Esto yo... si te hice daño lo siento – se intentó disculpar un excitado Wufei escondiendo su rostro sonrojado a la vez que recogía todo el botiquín apresuradamente. -Ehhh, no... no es eso, es solo que necesitamos descansar un poco, mi herida está bien. -Bien, me voy a la cama – le dijo algo desilusionado, no sabía porque pero quería quedarse con él un rato más, aunque su mente le gritase que se alejase de ese vampiro, que solo jugaría con él, saliendo solo él lastimado. -Mira Wufei lo que ocurre es que... – quiso decirle que le atraía demasiado pero desistió. -¿Sí? – le preguntó curioso. -Nada... olvídalo, buenas noche – le dijo tumbándose de nuevo para intentar conciliar al sueño. -Buenas noche – le susurró Wufei desilusionado, pudo sentir con Zech le iba a confesar algo pero al final no lo hizo – en que demonios estas pensando baka, él es un vampiro lo olvides – se recriminó mentalmente.
Mientras se iba maldiciendo por su comportamiento indigno, según él, Wufei se acostó en la cama para tratar de descansar al menos las siguientes horas, antes de poder rescatar a su gente.
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En atardecer no tardaría en llegar haciendo despertar de su sueño diurno a los inquilinos de aquel Castillo. Los primeros en despertarse fuero Quatre y un confuso Trowa, que descansaba sobre el fuerte pecho de su vampiro.
-Mmmm, ¿dónde estamos? ¿cómo llegué aquí? – preguntó un desorientado Trowa al verse entre los brazos de su amante y en una habitación desconocida para él. -Estamos en el Castillo Oz, en unas de sus estancias y fui yo quien te trajo desmayado – le explico mientras le sonreía y le acariciaba con ternura. -¿Desmayado? Lo último que recuerdo fue que tú me besaste y luego todo se me hizo oscuro. -Si lo siento precioso, tuve que hacerlo, de otro modo nos hubieran descubierto, hable con Odin, y ya sabe que eres mío, el no se atreverá a tocarte, pero recuerda, mantente a mi lado y evita pensar en el motivo que nos trajo aquí, al menos delante de ellos. -Esta bien pero que sea la última vez que utiliza tus poderes conmigo – le dijo molesto. -Perdona precioso, no lo volveré hacer – le dijo sensualmente atrapando el cuerpo de su amante bajo el suyo para besarlo con deseo. -Ahora no – intentó escapar del agarre del vampiro – tenemos que encontrara a Duo. -Mmmm, olvídate de eso ahora – le dijo besando su cuello a la vez que sus manos recorrían su pecho bajo sus ropas – tenemos tiempo para cada cosa, no deseas estar un rato a solas conmigo, estoy empezando a sentirme celoso de ese trenzado. -No digas tonterías, aaaaahhhh – gimió al sentir como unos dedos traviesos se apoderaban de una de sus pezones – es solo que... -Sssssshhhhhhh, hablas demasiado – lo calló besándolo de nuevo pero con más pasión.
Al final Trowa se rindió a lo inevitable, ese vampiro conseguía hacerle hervir la sangre con apenas unas caricias, lograba que su deseo por ese rubio descarado se elevase a niveles insospechados. Así que si poder evitarlo se volvió a entregar a ese amante lujurioso que le hacía sentir con cada toque sobre su piel nuevas sensaciones desconocidas para él.
Los siguientes en despertar fueron Heero y Duo. Heero fue el primero en abrir sus ojos encontrando al cuerpo cálido de su trenzado enroscado con su cuerpo, al verlo dormir tan plácidamente no se contuvo a despertarlo con un suave beso al que de inmediato Duo correspondió agradecido.
-Mmmmm, buenos días o mejor buenas noche He-chan – le saludo con una hermosa sonrisa - ¿has dormido bien? -Como nunca – le confesó abrazando más a su cuerpo a Duo - ¿Y tú?. -Si – le sonrió – no hay mejor cama para dormir que la que comparto contigo – le confesó besándole los labios. -Me alegra oír eso. Por cierto Quatre y los demás ya están aquí – le informó a Duo aún acostados. -¿Cómo lo sabes? – preguntó curioso. -Jeje, los puedo notar, baka – le abrazó para colocarlo sobre su cuerpo, pero algo se le clavó en las costillas – aauch, ¿qué es esto? – preguntó Heero al sacar de entre las sábanas un libro que no había visto hasta ahora. -Ah... esto... se me había olvidado que lo traje a la cama, esta mañana me desperté temprano ya que no podía dormir y salí a dar un paseo... -¿Mientras yo dormía? – le interrumpió sorprendido – eso a podido ser peligroso, en el Castillo no todos saben de ti... -No te preocupes, no paso nada, Yusuke-san me dio un recorrido por el Castillo y me enseñó donde está la gran biblioteca, en resumen, como me aburría comencé a buscar la información que me pediste, sobre la maldición, y no se como descubrí un cámara secreta donde hallé este libro, ¿a que no sabes de que se trata? – le preguntó con una sonrisa mientras observaba como Heero miraba curioso la portada. -No tengo ni idea, pero tengo una sensación extraña, es como si lo hubiera visto antes, pero estoy seguro que no es así – le confesó Heero. -Sí, a mí me paso lo mismo cuando lo toque y lo que más me impresionó fue cuando leí lo que sería su prologó – le dijo arrebatándole el libro de las manos de Heero – este libro no es más que en diario de un tal Duo Benjamín Maxwell, data del año 1204. -¿¡Has dicho Duo Benjamín Maxwell!? – exclamó al oír ese nombre. -Sip... – le sonrió – por lo visto se trata de un antepasado mío, creo que este diario es una pista importante en este asunto. -¿Lo has leído? – le preguntó sentándose de golpe sobre la cama ala vez que sentaba a Duo sobre él con el libro entre sus manos. -No, solo lo he hojeado un poco por encima, al final me quedé dormido, jeje – le avergonzó al confesarle aquello – solo pude ver como en libreo está escrito principalmente por ese tal Duo Benjamín pero hacia al final del libro en las últimas veinte hojas la caligrafía cambia, no sé porque. -Deberemos leerlo por completo para saber que sucedió entonces, todos los libros que halla caído en mis manos sobre la maldición, hablan de la historia de nuestro Clan así como del principio del reinado de los vampiros y sobre la maldición, pero ninguno de ellos menciona como nos convertimos en lo que somos, por que causas ocurrió o por quien ocurrió. -Entonces en este libro puede que nos den alguna pista – le dijo con esperanza. -Eso espero pero hay una cosa que no me cuadra, según dices este libro está datado del 1204 y los primeros datos sobre los vampiros que conozco son del 1300. Debe de haber algún error. -Puede que los libro que tú leíste den la fecha errónea por alguna razón, a lo mejor alguien no quería que se descubriera la verdad, eso sería lo más razonable, si se pierde la pista a través de los años, sería casi imposible relacionar los dos libros, por eso hasta ahora nadie a podido desvelar el misterio. -Tienes razón, pero ¿cómo diste con él? – le preguntó sorprendido. -Bueno, jeje, más bien él dio conmigo, pensé que sería una tontería pero lo probé y funcionó. Como tu tienes poderes debido a que eres el Elegido del Clan Yuy, pensé que yo... -Que tu algún poder tendrías por ser El Elegido – concluyó la exposición de Duo. -Así es, y salió bien – dijo alegre. -Bueno será mejor que lo escondamos, y no hables de nadie sobre el diario, ni a Quatre ni a Trowa, me oyes. -Vale, vale, no diré nada a nadie, no te preocupes. -Bien, ahora nos tememos que levantar, debo presentarte ante los demás y hablar con Quatre – le dijo levantándose de la cama con Duo entre sus brazos. -Esto Heero... una cosa más – titubeó nervioso. -¿Sí? – le miró notando la incomodidad de su trenzado. -Yo... esta mañana he hecho algo que a lo mejor no te gusta, puede que te enfades pero quiero contártelo, no quiero que halla secretos entre nosotros. -¿Qué has hecho esta vez? – le preguntó preocupado baja a Duo al suelo para levantarle la cara que la tenía agachada. -Pues verás, yo... ayudéaescaparaaYuneyasuhermanoqueestabapresoenlasceldasdelsótano – dijo con rapidez con miedo a la posible represalia. -¿¡Qué hiciste que!? – gritó sorprendido – te has vuelto loco, si alguien te hubiera descubierto ahora estarías muerto. -Pero tenía que hacerlo y además no me ha pasado nada. Esa chica se merecía ser libre después de lo que ha pasado, deberías saberlo – le dijo molesto – no puedo estar de brazos cruzados viendo como maltratan gente inocente. -Maldita sea Duo, sé a lo que te refieres, pero no estoy furioso por que dejaras escapara esa chica sino porque te arriesgastes demasiado, ¿no lo entiendes? – le abrazó preocupado – que no ves que no quiero perderte, no después de todo lo ocurrido, ahora no... no cuando ya te recuperé – le confesó besándolo cariñosamente. -Baka – se abrazó a él después de finalizar el beso – no me perderás, no dejaré que nadie ni nada nos separe, por eso te lo explique y por eso te diré que haré todo lo posible por sacar a toda esa gente de aquí. -Pero eso será muy peligroso – le aseguró Heero. -No te preocupes mi amo, ellos serán más poderosos y valientes que yo pero yo soy más inteligente que ellos – le dijo guiñándole un ojo a la vez que le sacaba la lengua en un gesto infantil. -Eres un caso sin remedio – le susurró en su oído a la vez que le daba un suave mordisco en la oreja de Duo. -Pero aún y así me quieres – le rebatió. -Eso no lo dudes – le besó con intensidad.
Después de asearse y vestirse, ambos bajaron al salón donde normalmente todos se reunirían. Antes de adentrarse al salón Heero vio al mayordomo Yusuke que se acercaba a ellos, al estar a su lado y con cuidado de que fueran oídos por nadie más Yusuke le informó que Quatre-sama y los demás le esperaban en la biblioteca. Con paso decidido Heero y Duo se dirigieron hacia la biblioteca. Al abrir la puerta de la biblioteca, Heero vio a todos allí sentados, Hilde descansaba en un butacón mientras bebía una copa de elixir de la vida (sangre), Zech estaba en otro sillón de dos plazas acompañado por un joven del todo desconocido y en el centro de la zona de estar, en el gran diván, estaba Quatre en compañía del amiguito insoportable de Duo. Al ser percatadas las presencias de Heero y Duo, tanto Quatre como Hilde y Zech se pusieron de pie, en un movimiento preventivo tanto Zech como Quatre ocultaron tras su cuerpo a sus acompañantes.
-No es necesario que os pongáis a la defensiva – anunció Heero al entrar en la estancia cerrando la puerta tras ellos. -Es solo por precaución, debes imaginártelo, hace mucho que no sabemos de ti Heero – habló Quatre un poco más relajado. -¡Duo! ¡Trowa! – dijeron ambos muchachos a la vez al verse, dando varios pasos para acercarse el uno al otro para saludarse pero algo les detuvo. -Te aconsejo que mantengas a amiguito lejos de Duo – le amenazó a Quatre viendo con fiereza a Trowa mientras había detenido en avance de Duo con un abrazo posesivo y celoso. -Lo mismo te digo Heero, mantén lejos a Duo de Trowa, él ahora es mío – le informó con cierta molestia. -¡Heero! No es necesario que te pongas así solo quería... – le llamó Duo sorprendido y extrañado por su comportamiento. -Me da igual, tú ya no tienes nada que ver con ese – le habló con resentimiento, Heero veía a Trowa como un rival por el cariño de Duo – además, veo que no ha tardado mucho en buscar un sustituto para su cama – se burló del amante de Quatre – tu amiguito ya lleva la marca y esencia de Quatre en su cuerpo. -Maldito bastardo – gruñó furioso Trowa al ser descubierto por Heero delante de Duo pero los brazos de Quatre le impidió que fuera a golpear a Heero. -¡Ya es suficiente Heero! – intervino Quatre – hemos venido aquí por tu petición y para saber si Duo estaba bien y no a que nos insultes. Así que será que todos dejemos nuestros resentimientos y celos a un lado. -Heero – le llamó Duo algo triste por la revelación de Heero respecto a Trowa pero por otro lado no pudo enfadarse con él. Trowa tenía en mismo derecho que él a rehacer su vida – Heero, Quatre tiene razón, no hay motivos para pelearnos entre nosotros, ya sabes lo que significas para mí – le dijo mirándole a los ojos. -Lo siento, no volverá ha ocurrir – le contestó acariciándole la mejilla a la vez que Duo le respondía con una sonrisa. -Me imagino que estás al corriente de quien es en realidad Duo, ¿no? – interrumpió Quatre la escena romántica entre esos dos un poco más calmado. -Si, lo sé – le respondió acercándose a los demás. -¿Y cuales son tus intenciones? – preguntó Zech que se volvió a sentar junto a Wufei. -Te lo diré cuando me digas quien es ese – le exigió desconfiando del moreno que acompañaba a Zech. -Por él no te preocupes Heero, es un viaje amigo que ayudé anoche en un altercado cercano al Castillo, su nombre es Wufei Chang del Clan Chang. -¿Respondes por él? – le preguntó Heero mirando fijamente al moreno. -Nadie responde por mí – se dirigió a Heero indignado – soy libre para estar y hacer lo que quiera. -Tranquilo Wufei – le dijo Zech posando su mano sobre su hombro para calmarlo – Si Heero respondo por él, te doy mi palabra. -Bien, no confío en los desconocidos, debes saberlo. Sobre mi postura sobre la maldición, os ayudaré en todo lo que pueda para romperla, estoy cansado de ser lo que soy y la única manera de vivir en paz con Duo es rompiendo la maldición. -Me alegra oír eso Heero – intervino por primera vez Hilde – será mejor que saquemos cuanto antes a Duo de aquí, Odin seguro que no se quedará con los brazos cruzados. -Por ahora eso no será posible – anunció Heero – tenemos una pista que nos obliga a permanecer en el Castillo, además Odin ya sabe quien es Duo, y si quiere atentar contra él le dará lo mismo que sea aquí en el Castillo o fuera de él. Ayer hablé con él y le dije que no tenía intención en la maldición y que Duo es solo mi esclavo sexual, por ahora lo tengo controlado, mientras permanezcamos en el Castillo todo será menos sospechoso, por eso os hice llamar. Yo lo más seguro tendré que ausentarme en varias ocasiones por eso os necesito para que proteger a Duo. -Cuenta con ello – dijo Quatre – vas a explicar algo sobre la pista que habéis encontrado. -Por ahora no, es más seguro así. Solo necesito que busquéis información sobre los antepasados de la familia Maxwell desde hace trescientos años para atrás, hay buscar si en algún momento la familia Maxwell y la familia Yuy antes de convertirnos en vampiros tubo algo que ver, si tenían negocios en común, si habían lazos familiares, lo que sea por pequeño que sea. -Eso va ha ser difícil – habló Hilde – sobre la familia Maxwell no creo que haya problemas pero todo lo relacionado con a nuestro Clan, anterior a la maldición es muy escaso. -Pues ahí esta la clave – informó Heero. -Según lo que sabemos de la maldición es que dentro de nuestro Clan habría un miembro que sería El Elegido de igual manera sabíamos que el otro Elegido era del territorio de Gundam, por consiguiente si Duo es El Elegido es posible que su familia halla tenido algo que ver con la maldición hace quinientos años atrás. -Bien, pues así se hará – le comentó Quatre – hay que centrarse en alguien en concreto, hombre o mujer, edad determinada, etc. -No, eso de momento no lo podemos saber, por ahora habrá que investigar cualquier pista que enlace una familia con otra. -Entonces haremos lo siguiente, Zech te quedarás en el Castillo junto a Wufei, primero solucionarás su asunto y luego te encargarás de ponerlo a salvo lejos del Castillo, Hilde tú regresarás al Castillo Yuy y intentarás averiguar todo sobre la familia Maxwell y la nuestra mientras yo y Trowa nos quedaremos como apoyo mientras Zech esté ocupado. En cuanto reunamos toda la información necesaria nos marcharemos de aquí. -Me parece bien – comentó Zech. -¿De que asunto se trata ese que tienes que soluciona? – preguntó Heero a Zech. -Es sobre la familia de Wufei, tengo sospechas que está aquí retenida contra su voluntad. -Es posible Heero – intervino Duo – cuando baje a los calabozos vi a bastantes personas encerradas. -¿Vistes a una mujer de cabellos negros y largos de aspecto oriental parecida a mí? – preguntó de repente Wufei, acercándose a Duo. -Pues.. la verdad yo... – se sorprendió Duo al ver la efusividad con la que le preguntaba. -¿La vistes sí o no? – le volvió a preguntar zarandeándolo un poco por el nerviosismo. -Yo... -Suéltalo ahora mismo – le amenazó Heero apartando con fuerza a Wufei de Duo. -Heero, tranquilo – le pidió Heero al ver la mirada amenazante de Heero sobre el moreno – verás Wufei, lo lamento pero no la recuerda, había bastante gente allí abajo y todo esta bastante oscuro, solo que se es que hay varias celdas y una habitación cercana a ellas donde tienen retenidas a varias mujeres en estado, a la espera de que den a luz para arrebatarles a sus bebes. -Dios mío eso es horrible – comentó Trowa mirando acusatoriamente a Heero. Ahora no es el momento de ponernos histéricos – anunció Heero, lo primero es buscar esa información, luego ya veremos como sacamos toda esa gente.
Después de ultimar los últimos detalles, se dirigieron todos al gran salón donde seguros los demás vampiros les esperaban. A partir de ahora debían de jugar todos muy bien sus propias cartas si levantar ninguna sospecha, en cuanto alguno de ellos se delatase todo los demás estarían en peligro.
Continuará...
chipitaeresmas.com
Notas: Quiero darles las gracias a todas las personas que me enviaron reviews, lamento responderlas tan tarde pero la verdad no sabía como hacerlo así que lo haré desde aquí. Me alegra que os halla gustado y que disfrutéis con mi historia, es lo única que pretendo.
A Karin Nekoi, gracias por tus palabras, espero no haberte hecho llorar más, jeje a partir de ahora me portaré bien. Y tranquila habrá un lemon 1x2. Un abrazo.
A Aguila Fanel, ves primero Heero fue de los buenos luego pasó a ser de los malos pero gracias a nuestro Duo, volví al camino correcto. Besos.
A Sta. Misao, gracias por pensar que es bueno, me vas ha hacer sonrojar, normalmente siempre vemos a un Heero serio y frío pero esta vez quise que fuera alguien tierno al menos cuando era un bebé. Lamento haber tardado en responder. Un abrazo guapa.
A Phaedra, gracias por tus palabras, si seguis alabándome tanto no entraré por la puerta de mi casa, jeje. Gracias por escribirme.
Bueno creo no dejarme a nadie y de verdad siento no haberos respuesto antes. Un saludo a todo y a ti también Uru que se que andas por ahí. Jeje. Besos para todos.
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Yo te protegeré
Cap. 8
Faltaban pocas horas para el amanecer cuando el sensible oído de Heero detectó un sonido conocido cerca de su ventana. Con cuidado de no despertar al bello durmiente que se encontraba en entre sus brazos, se deslizó fuera de la cama que compartían para acercarse a la ventana para abrirla y comprobar que se trataba de Zero con la respuesta a su mensaje. Según decía Quatre brevemente estarían antes del amanecer, Hilde, Zech y él, el nombre de Trowa no estuvo presente en la nota cosa que agradeció. Tras liberar a Zero para que descansara salió de la habitación para ordenar que prepararan varias habitaciones para sus invitados pero al darse cuenta que eso sería muy extraño y sospechoso decidió regresara a sus habitaciones para permanecer junto a Duo, no debería dejarlo ni un minuto a solas.
En el Castillo el alboroto poco a poco iba disminuyendo debido a que el amanecer se acercaba, cada uno de sus inquilinos se dirigía a sus respectivas habitaciones para finalizar allí las últimas horas de diversión ajenos al descubrimiento que había sucedido en la planta de arriba, a excepción de Lord Odin y Lady Relena y los dos secuaces de Odin, Shoyo y Touya.
-Con el debido respeto Lord Odin, ¿no va hacer nada al respecto? – preguntó molesta la vampira. -Por ahora no, Heero me aseguró que no tenía intención en esa maldición, que solo tenía al trenzado como diversión – le respondió seguro de sí mismo. -¿Y le crees? – dijo sorprendida. -No pero por ahora dejaré que piense que me ha engañado, solo necesito un motivo para lanzarme sobre él, esperaré que de un paso en falso, que cometa un error que le delate y entonces será mío. Solo hay que tenerlo vigilado y contento, todo debe de seguir como hasta ahora, concédele todos sus caprichos y procura que a su juguetito no le molesten demasiado nuestros hombres. Tiene que sentirse seguro de esa manera bajará la guardia y caerá en nuestras manos, jajaja. -Sí, claro, jeje, como ordene, con su permiso me retiro, el amanecer no tiene que tardar mucho, que descanse Lord Odin – se retiró tras una reverencia hacia sus aposentos. -Por ahora dejaré que hagas lo que quieras Heero pero en cuanto me des el motivo que necesito para aplastarte me encargaré personalmente de ti y tu amiguito – se oyó la voz de Odin en su habitación mientras contemplaba el descenso de la luna anunciando el pronto amanecer – no permitiré que arruines mis planes por haberte encaprichado del debilucho mortal, nuestros ancestros nos otorgaron el poder y no dejaré que me arrebates mi gloria por tu egoísmo y debilidad hacia un mortal.
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La silueta del Castillo ya se veía a simple vista desde donde ellos se encontraban. Sin previo aviso Quatre fue reduciendo la velocidad hacia una arboleda cercana haciendo que Trowa y Hilde se dirigieran hacia allí. Al estar a unos metros de allí Quatre pudo observar como un caballo conocido se encontraba allí escondido, Shinigami estaba pastando tranquilamente sin su jinete.
-¿Esa no es Shinigami, la yegua de Heero? – dijo sorprendida Hilde. -Así es, seguramente Akira se la entregó a Duo para que le trajera hasta Heero, lo más seguro es que Duo escondiera a Shinigami aquí para que le fuera más fácil entrar al Castillo sin ser descubierto. -¿Y como lo habrá conseguido? – preguntó sorprendido Trowa. -No lo sé, pero eso lo sabremos a su debido momento por ahora será mejor que nos preparemos para entrar en el Castillo. Como hemos quedado tu serás mi esclavo por eso es mejor que dejemos aquí tu caballo, junto a Shinigami, montarás conmigo, solo una cosa, no hables con nadie solo cuando te lo diga, evita mirar a los ojos de los vampiros y cuando notes que te observan más de lo normal intenta dejar tu mente en blanco, muchos de los vampiros de aquí saber leer la mente, intenta no pensar en cosas que puedan comprometernos, piensa en algo que te mantenga alejado de los demás pensamiento, no se... piensa en mi por ejemplo, jeje – bromeó viendo la cara sonrojada de Trowa al aludir a la noche que pasaron juntos. -Muy gracioso vampiro estúpido – dijo molesto. -Jajaja – se rió Hilde al ver lo avergonzado que estaba el joven de ojos verdes – no te apenes muchacho pero Quatre tiene razón, intenta mantener tu mente ocupada en cosas concretas, créeme que intentarán leerte la menta para saber todo lo referente a nuestra visita, jaja. -Si tienes razón Hilde por eso... – dijo Quatre acercándose a Trowa que estaba junto a su caballo, atando las riendas a un árbol – me veo obligado hacer una cosa. -¿Qué cosa? – preguntó Trowa dándose la vuelta para ver cara a cara al vampiro que se había acercado a él. -Esto – le respondió Quatre atrapando sus labios contra los del joven en un apasionado beso que desarmó a su amante imposibilitándole cualquier posible rechazo o movimiento, dejándose llevar por el placer que le proporcionaba el vampiro. Mientras le besaba con fervor dando comienzo a una lucha entre sus lenguas, los brazos del rubio fueron ascendiendo de la parte baja de espalda del moreno hasta su nuca. Con una mano se sujetó de esta mientras con la otra acariciaba su clavícula y parte del cuello expuesto y con un rápido movimiento, Quatre presiono cierta parte en el cuello del muchacho para dejarlo inconsciente entre sus brazos, evitando que éste cayera al suelo. -Desde luego Quatre, eres un caso – dijo con cierta burla la vampiro viendo todo el teatro que organizó su amigo para limitarse a dejarle desmayado. -Jejeje... que quieres no puedo evitarle, es demasiado tentador para mí, jeje, Trowa tiene la capacidad de volverme loco, que le voy hacer – dijo para excusarse a la vez que subía de nuevo a su caballo Sandrok con Trowa en sus brazos. -Estas loco, jeje – se rió subiendo ella también a su caballo – será mejor que nos demos prisa, el Sol está apunto de salir y aún debemos conseguir que nos dejen entrar al Castillo Oz sin sospechas. -Tienes razón, por eso mismo dejé inconsciente a Trowa, si está desmayado nadie podrá leerle la mente, así nos será más fácil que crean que estamos aquí por Heero y no por Duo. -Sí pero hay algo que me preocupa – dijo Hilde poniéndose en marcha hacia la entrada principal del Castillo – dudo que Odin se crea que estamos aquí por una visita informal a Heero. -Lo sé, pero eso ya lo veremos por ahora, solo diremos que venimos a hablar con Heero de algo privado, según vea, me inclinaré esa excusa o otra. -De acuerdo, ya verás lo que haces, tú eres el experto en diplomacia – le dijo con una sonrisa. -Gracias por el cumplido – le respondió con coquetería.
Las puertas del Castillo se abrieron para recibir a los extraños y no esperados invitados conduciéndolos a la sala de estar a la espera del señor del Castillo. Varios minutos de espera fueron los que transcurrieron hasta que las grandes puertas del salón se volvieron a abrir para dar paso a la estilizada figura de Lord Odin. Con pasos firmes de acercó a sus invitados, ocultado su sorpresa ante la inesperada visita. Su mirada recorrió a sus huéspedes sorprendiéndose al encontrar tumbado en uno de sus sillones a un joven bastante atractivo y que aparentemente se encontraba dormido.
-Vaya, vaya, esto si que no me lo esperaba – dijo sonriendo Odin una vez que se acercó a los vampiros – eres la última persona que hubiera imaginado que vendría a visitarme, vaya, jajaja, esta noche a sido una noche llena de sorpresas, jaja – se rió al ver la cara de desconcierto de Quatre. -Jeje, tienes razón, yo también jamás hubiera dicho que vendría a tu Castillo Odin, pero me temo que no es a ti a quien vengo a ver, sino a Heero. -Que lastima y yo que me había hecho ilusiones en vano – dijo fingiendo pesar – pero creo que Heero está ahora mismo algo ocupado – le dijo acercándose a Quatre para susurrarle – esta noche a tenido más una visita además pronto saldrá el Sol, si queréis os puedo hacer preparar unas habitaciones para que os resguardéis hoy, mañana ya hablaréis con él – le habló sonriéndole hipócritamente - Por cierto, ¿quien es esa lindura que duerme en mi sillón? – preguntó curioso al observarle. -Ah él – dijo el rubio señalando a su amante – es mi esclavo, lo encontré hace varios meses, está bajo mi protección, ¿no es lindo? – dijo orgulloso. -Si... si que lo es – le dijo acercándose al joven para deslizar su mano por su mejilla para acariciarle, pero antes de poder tocarlo. -¡Se mira pero no se toca! – le amenazó sin dudarlo Quatre sujetándole de la muñeca para apartarlo de él. -Valla, sigues tan celoso como siempre, querido – le respondió sobándose la muñeca - pero tranquilo, no lo tocaré, puedes estar tranquilo. -Ese espero, no permito que nadie tenga algo que sea mío y lo sabes. -¿Puedo preguntarte algo? – le dijo con cierta burla – ¿Porque tu juguetito está inconsciente? Si está enfermo puedo hacer que lo atienda alguien del Castillo. -No te preocupes Odin – dijo manteniendo la calma – solo está agotado, ya sabes los humanos no son muy resistentes para ciertas cosas – le respondió con burla, debía de representar su papel del amo para que le vampiro no sospechara. -¿Y tu fiel lacayo?, ¿no ha venido contigo? -¿Zech? Si... claro que vino conmigo lo que ocurre que viniendo hacia aquí le surgió algo imprevisto y se demorará un poco, pero seguro que llega antes del amanecer, gracias por preguntar – le habló fríamente – a por cierto, antes has mencionado algo sobre unas visitas de Heero, ¿los conozco? – le pregunto para sonsacarle información. -No creo, solo un antiguo conocido de Heero, alguien sin importancia, creo que fue quien le crió en su pasado – le explicó tanteando la situación para averiguar que tanto sabían. -¿El mortal llamado Duo? – preguntó Hilde sin mostrar sorpresa alguna – pensé que había muerto hace varios años en un ataque en el pueblo donde vivía. -Pues parece que no – comentó Odin – se ha presentado esta noche, aún no me explico como, insistió en que quería ver a Heero, creo que en estos momentos se estará arrepintiendo de haber pedido eso, jajaja. -¿Por qué lo dices? – preguntó Quatre ocultando su preocupación. -Jajaja, lo digo porque lo más seguro es que Heero se esté divirtiendo con él en estos momentos, no se vio muy contento cuando supo que ese pobre diablo se presentó aquí, jajaja. Pero dejemos que de eso se encargue Heero, jeje, por ahora será mejor que nos retiremos a nuestra habitación. -Si será lo mejor, espero no causar demasiadas molestias, llevamos mucho tiempo sin saber nada de Heero y hay algunos asuntos que debes aclararse lo antes posible – le dijo a Odin mientras se acercaba a Trowa para levantarlo en brazos. -Supongo que es inevitable, auque creo que ya sabes su posición ante ese tema en concreto – le habló sin ocultar su enfado por tratar de ese tema. -Lo sé, pero prefiero oírlo de sus propios labios, sea cual sea la decisión de Heero la aceptaré pero no por ellos desistiré de buscar una solución – dijo Quatre igualmente molesto. -No esperaba nada menos de ti – le dijo con cierta burla -Je, me conoces bien, y ahora si me indicas cuales serán nuestras habitaciones nos gustaría poder descansar, ah y si no es mucha molestia, ¿podrías ordenar que preparen una habitación para Zech? Conociéndole como le conozco seguro que llega con el tiempo justo, jejeje. -Jeje, por supuesto, no te preocupes ordenaré que le preparen una, ahora seguidme – le ordenó.
Varios minutos después que todos los vampiros de ese Castillo que estaban resguardados en sus respectivas habitaciones, a salvo de los mortales rayos de Sol.
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El forcejeo y la pelea entre los vampiros no se hizo esperar ante la mirada asombrada de los supervivientes en aquel bosque. El joven de negro pelo no apartaba la vista de los luchadores, aunque jamás lo admitiría abiertamente, pudo comprobar lo buen luchador que era ese demonio de pelo rubio. Se movía con una rapidez y elegancia propia de los príncipes, asestaba golpes precisos a sus atacantes dejando en evidencia el poco estilo y la falta de técnica que tenían esos chupa sangres, sin saber como se vio admirando la destreza de ese hombre hasta que su razón le recriminó tal hecho.
-Maldita sea, él es el enemigo – pensó recriminándose – es un asesino como los demás – sin prestar más atención se giró hacia el otro joven que estaba mal herido para comprobar su estado - ¡Hermano! – le llamó con preocupación - ¿estas bien? ¿estas herido? – le preguntó acercándose a su hermano que se encontraba de rodilla apoyado sobre su katana clavada en el suelo. -Argghhh – se quejó levantando la cabeza para mirar a su joven hermano – tranquilo... estoy bien... solo un poco magullado. Ahora escúchame atentamente... debes ayudar a ese vampiro rubio para acabar con esos asesinos. -¡No haré eso! ¡no pienso ayudar a ningún vampiro! – gritó enfurecido el más joven. -Escúchame bien arggghhh... – jadeaba – en estos momentos eres el único que puedes descubrir el paradero de los nuestros... ese joven nos está ayudando y no tenía obligación y aún así lo está haciendo. -¡Pero es un vampiro, hermano! ¡es un asesino como los demás! – se exasperó. -Wufei Chang... no juzgues si no quieres ser juzgado – le reprendió a su hermano menor -Pero... -Nada de peros – le dijo con dificultad – nuestra misión... es encontrar a los nuestros... y rescatarlos, para ellos debemos... aprovechar cualquier ayuda y método... que tengamos a nuestro abasto, yo ahora no puedo ser de gran ayuda por eso debes de ser tú quien lleve a cabo nuestra misión, averigua donde se encuentran y como podemos rescatarlos, en cuanto me recupere un poco iré en tú ayuda, me entiendes, no tenemos mucho tiempo. -De acuerdo – le respondió sin muchas ganas – así lo haré hermano, no te defraudaré. -De eso estoy seguro – le sonrió conteniendo el fuerte dolor de su costado – ve estoy seguro que ese chico nos ayudará.
Sin perder más tiempo el joven guerrero se dirigió con katana en mano hacia uno de los vampiros que en ese momento se disponía a atacar al rubio por la espalda. En un principio Zech se sorprendió por la intervención del joven que le había salvado por los pelos ya que estaba muy ocupado enfrentándose a los otros dos vampiros.
-Ahora estamos en paces – le dijo el joven moreno fríamente sin apartar su mirada de su atacante – ya no te debo nada. -Vaya, pues muchas gracias – le dijo Zech al chico con una sonrisa – no esperaba que saldaras tu deuda conmigo tan pronto pero que le vamos hacer – le dijo en broma. -No me gusta deber nada a nadie y menos con un asesino como tú - le dijo con furia. -Siento que pienses de esa manera, es una lastima... – le hablaba mientras seguía peleando con esos vampiros – aunque creo que deberías conocerme antes para catalogarme de algo tan serio como eso – le dijo con algo de molestia. -No me hace falta conocerte para saber que cualquier vampiro es un asesino, todos sois iguales – le dijo a la vez que su katana contaba el pecho de su enemigo de derecha a izquierda en diagonal girando sobre si mismo aprovechando su giro para asestarle un rápido movimiento de katana seccionando limpiamente la cabeza de su sorprendido atacante, cayendo ésta al suelo junto a los pies del cabecilla de grupo. -Maldito desgraciado insolente – le insultó el jefe de ese grupo de vampiros – alejándose de Zech para atacar al joven de pelo negro – pagarás por esto. -No somos todos iguales – dijo molesto Zech – eh tú – le dijo al vampiro que iba a tacar al joven interceptándolo en su trayecto – la pelea es conmigo escoria – le dijo golpeándolo en el estómago haciendo que cayera al suelo respirando con dificultad – se me ha acabado la paciencia – anunció Zech.
Con un rápido movimiento se distanció unos metros para recoger una de las espadas tiradas en el suelo de algún guerrero que había pedido la vida y con apenas unos segundos decapitó al otro vampiro que cayó inmediatamente a l suelo, para luego acorralar al cabeza del grupo para seccionarle la cabeza en cualquier momento.
-¡Espera! – le gritó el joven moreno impidiendo que matara al vampiro. -¿Qué ocurre ahora? – le dijo molesto con la katana a punto de cortar la cabeza de su atacante que lo miraba con terror. -Espero no lo mates – le repitió viendo la cara de desconcierto del vampiro de dispuso a explicarle sus motivos por dicha petición. -¿No quieres que lo mate? – le preguntó sorprendido. -Si claro, se merece eso y más pero antes debo saber algo – le dijo acercándose a los dos vampiros - ¿dónde habéis escondido a mi gente? – le preguntó con odio - ¡contesta! -Jaja, muérete desgraciado – le insultó el vampiro conservando el poco orgullo que le quedaba – no pienso decirte nada, antes prefiero morir, jajaja. -Maldito desgraciado – se abalanzo sobre él agarrándole del cuello mientras aún era sujetado por Zech - ¿dónde están? ¿qué habéis hecho con ellos? ¡dímelo!. -No te lo diré – dijo sonriendo. -Eso lo veremos – intervino Zech apartado con cuidado al joven para agarrar él al vampiro por el cuello – si en algo aprecias tú despreciable vida vas a decirme todo lo que quiero saber – le ordenó levantando al vampiro por le cuello apretándoselo lentamente – ahora habla si no quieres que me ponga violento. -No pienso... argggghhhh... decirte nada... – dijo con dificultad – tendrás que matarme. -Je... no pienso matarte – le sonrió con maldad – te haré sufrir de tal manera que suplicaras para que acabe con tu mísera vida – le comentó a la vez que lo sujetaba del cuello con una mano mientras que la otra se posaba sobre su pecho comenzando a concentrar su poder sobre esta. -Arrrrrrrrrrggggggggggggggggggggghhhhhhhhhhhhhhhhhhhh – gritó el vampiro al ver como el poder de Zech le quemaba el pecho llenándoselo de llagas y ampollas. -¡Habla! – le exigió Zech apretando más el cuello y aumentado su poder. -¿Dónde está mi gente? – preguntó sin apartar la mirada del vampiro de la horrible escena ante sus ojos. -¡No has oído! O prefieres que te ayude a recordar – le exigió levantando la mano de su pecho a los ojos concentrando de nuevo su poder sobre ellos. -Arrrrrrrrrggggggggggghhhhhhhhhhhhhhhh – aulló de dolor – bastaaaaaaaaaa, de acuerdo te lo diré, pero para ya – suplicó. -Eso está mejor – dijo Zech aparatando su mano del rostro quemado del vampiro – y bien, ¿dónde está su gente? No quiero volverlo a repetir. -Arrrr, si..., está bien te lo diré, la noche pasada atacamos el poblado Chang en busca de jóvenes que utilizaríamos para una gran fiesta que planea Lady Relena y Lord Odin... -¿Lady Relena? – preguntó sorprendido Zech, al reconocer el nombre de su hermana. -Si Lady Relena, ella nos dijo que encontráramos a los mejores especimenes humanos para El Bloody Night. -¿Y donde os los llevasteis? – preguntó el joven impaciente. -Están... en el Castillo Oz, Lord Odin los tiene encerrados para la ocasión, arrrgggghh – se quejó por el dolor que sentía. -Eso es lo que quería saber – dijo Wufei separándose de ellos para dirigirse hacia su hermano para ayudarle a ponerse de pie – hermano – le llamó – Nataku y los demás están el Castillo Oz, debemos ir hasta allí y rescatarlos a todos. -Eso será imposible... – le comentó el vampiro que estaba casi desmayado – Lady Relena no permitirá que os los llevéis, si vais solo encontraréis la muerte. -Este desgraciado tiene razón – comentó Zech arrojando al vampiro al suelo para acercarse a los jóvenes – si vais solos será un suicidio y más en las condiciones que os encontráis, el Castillo Oz es muy peligroso, no tardará ni dos segundos en descubriros. -Me da lo mismo, no pienso abandonar a los míos – dijo molesto Wufei. -No te estoy diciendo que los abandones, solo que no puedes ir allí sin más y en estas condiciones – le dijo mirando el aspecto descuidado y maltrecho del joven, estaba sucio y lleno de sangre – vuestra sangre se huele a dos kilómetros de aquí. -No me importa lo que me digas, además porque nos ayudas, no se supone que eres un vampiro. -Si lo soy, pero no todos somos como tu crees, no sea cabezota, si quieres recuperar a tu gente piensa con calma y trama un plan, ser impulsivo no te será beneficioso para nada. -No necesito tus conse... -¡Ya basta Wufei! – intervino la pelea de esos dos, él tiene razón y lo sabes, deberías ser más agradecido y respetuoso con quien te brida su ayuda desinteresada – le recriminó a su hermano que agachó su cabeza sintiéndose avergonzado por la reprimenda – lo lamento mucho Lord Merquise – se disculpó por el comportamiento de su hermano – perdónele es demasiado temperamental y la verdad no es normal que un "homo nocturnis" ayude a los mortales, ruego que disculpe su comportamiento. -No te preocupes, es normal que reaccione así, y por favor llámame Zech, el titulo de Lord nunca me ha gustado. -De acuerdo Zech, así lo haré si Ud. me llama también por mi nombre – le dijo extendiendo su mano para atrapar la del vampiro como saludo – mi nombre es Tamahome Chang, Tama para los amigos. -Es un placer Tama, si puede ser de ayuda no duden a pedirlo, en estos momentos me dirijo al Castillo de Oz para solucionar unos asuntos de mi Clan, si queréis puedo averiguar conde está vuestra gente e intentar sacarla de allí – se ofrecía el vampiro. -Muchas gracias pero no me gustaría que tuviera problemas con la gente de Oz – dijo Tama – Wufei y yo nos haremos cargo de esto, pero gracias. -No te preocupes por eso – le dijo Zech – además será una excusa formidable para deshacerme de más basura de Oz, mi Clan y ese no nos llevamos precisamente bien. Por culpa de ellos tenemos la fama que tenemos. -Ya lo has oído – dijo molesto Wufei – no es necesaria tú ayuda, lo haremos nosotros. -Mira haremos una cosa – dijo Zech – vosotros preocuparos de llevaros y enterrar dignamente a los vuestros – dijo mirando los cuerpos de los compañeros caídos de esos jóvenes, mientras yo averiguo sobre su gente y busco la manera de sacar del Castillo sin riesgo alguno. -¿Y quien dice que podemos confiar en tu palabra? – dijo con desconfianza al rubio. -Tendrás que confiar, no te queda otra. -Creo que de esta manera será lo mejor, yo no estoy en condiciones para enfrentarme a más vampiros y tú Wufei no podrás con todos – le dijo a su hermano -Pero no me fío Tama – se quejó Wufei. -Pues entonces, ven conmigo, yo te protegeré, por eso no temas y así verás que lo que digo es cierto – le pidió con naturalidad vio la reacción de sorpresa en el rostro del más joven ante tal petición. -Es buena idea Wufei – dijo con una sonrisa al ver la sorpresa y el sonrojo de su temperamental hermano. -Yo... ir contigo – balbuceó nervioso Wufei – no me fío -Te doy mi palabra de caballero que no te haré nada y te protegeré de los demás vampiros, si estás a mi lado no tendrás que preocuparte.
Mientras seguían hablando no se dieron cuenta que el mal herido vampiro que habían ignorado hasta ahora se levantaba para atacar por la espalda a Zech, pero en el último momento Wufei pudo apartar a Zech, siendo solo magullado en su brazo, y asestarle el golpe de gracias matándolo con un único movimiento de su katana.
-¿Estáis bien? – preguntó algo sorprendido Zech por el ataque imprevisto. -Si estamos bien – se apresuró a responder Tama – pero tu estás herido – le dijo mirándole el brazo derecho que sangraba con bastante sangre. Con algo de dificultad Tama se rasgó algo de tela de su propia blusa para usarla como venda improvisada acercándose al vampiro. -¡No! – exclamó Zech aparatando suavemente a Tama de su brazo herido – no debes tocar mi sangre – le informó Zech – es demasiado peligroso, estás herido y mi sangre se podría mezclar con la tuya y eso sería horrible, te convertirías en un vampiro. Además mis heridas sanan enseguida – dijo Zech cogiendo la tela de las manos de un sorprendido Tama para vendarse el mismo el brazo – en media hora ya no habrá rastro de la herida – dijo sonriendo al joven – pero gracias por tu preocupación. Bueno será mejor que nos vayamos el Sol no tardará en salir y a mi se me acaba el tiempo, ¿vas a venir conmigo? – le preguntó a Wufei que aún seguía algo sorprendido. -Yo... – intentó hablar algo nervioso, ese hombre le intimidaba. -Será mejor que vayas Wufei – le aconsejó Tama, yo me encargaré de los nuestros y pediré ayuda la pueblo, si vas con Zech te será más fácil dar con Nataku y los demás. -Está bien iré – dijo Wufei limpiando la katana con la ropa del vampiro muerto para después enfundarla en su baina. -Ven conmigo, iremos en mi caballo – le comentó a Wufei. -Ten cuidado hermano – dijo con preocupación Wufei al ver como su hermano caminada con dificultad hasta los caballos que habían quedado abandonados unos metros lejos de allí. -Descuida – le respondió con una sonrisa despidiéndose de él. -Ven – le llamó Zech a Wufei – sube delante de mí – le dijo ofreciéndole su mano para ayudarle a montar. -Iré detrás – aseguró Wufei indignado por ver la intención del vampira al querer viajar entre sus brazos. -Es mejor si montas delante, si hubiera un ataque no podría proteger tu espalda – le aseguró ocultado la sonrisa al percatar la incomodidad del moreno a viajar entre sus brazos – es por tu bien. -Argggg – gruñó con frustración – de acuerdo pero un movimiento raro y te rebano el cuello. -Como quieras – sonrió.
Una vez los dos montados, se dirigieron con rapidez hacia el Castillo. El tiempo se acababa u los primeros brillos del alba ya eran visibles en el cielo. Wufei pudo sentir la tensión el cuerpo que montaba detrás de él, sabía que los vampiros eran sensibles ante los rayos del Sol, en ese caso al rubio vampiro no le quedaba mucho tiempo de vida. El Sol no tardaría en llegar y aún no se divisaba el Castillo.
-Sujétate fuerte – le ordenó Zech con preocupación rodeando la cintura del joven con un brazo mientras con el otro sujetaba fuertemente las riendas del caballo. -¿Qué suced...? – fue a preguntar pero el rápido movimiento del caballo solo le dio tiempo a sujetarse del brazo que le sostenía de la cintura.
Al girarse para encarar al vampiro por la maniobra brusca vio como el vampiro se había tapado por completo con una capa gruesa y oscura a la ver que oía suaves susurros recitar en algún dialecto antiguo el cual no comprendía. El Sol comenzaba a salir y los primeros rayos de Sol ya bañaban el gran bosque denso por el que atravesaban, gracias a la densidad de los árboles los primeros rayos no impactaron en los jinetes que corrían a toda velocidad pero conforme pasaban los segundos la situación empeoraba. Con algo de preocupación Wufei vio como un rayo de sol impactó con el hombro derecho del vampiro, en un primer momento la gruesa capa pareció amortiguar su efecto mortal en la piel del vampiro pero conforme los rayos aumentaban de cantidad y de intensidad un gruñido de dolor se le escapó al rubio. Wufei sintió como la mano que sujetaba su cintura le apretaba intentando aliviar el dolor que sentía el vampiro en esos momentos, con algo de miedo se giro para comprobar el estado del vampiro viendo como parte de la capa, en concreto en la zona del hombro derecho, comenzaba a quemarse desprendiendo un fuerte olor a quemado, en ningún momento los conjuros que recitaba Zech se interrumpieron, pero de pronto un brusco movimiento del animal hizo caer a un Zech debilitado arrastrando con él a Wufei, para amortiguar la caída Zech sea abrazó al cuerpo del joven para protegerle del golpe pero antes de caer al suelo una oscuridad los envolvió para después de varios segundos notar la caída sobre un suelo frío y duro. Al abrir los ojos Wufei vio que se encontraba entre los brazos del vampiro, que al caer al suelo éste amortiguó el impacto con su cuerpo, ambos estaban envueltos en la gruesa capa sin posibilidad de ver más allá del rostro adolorido del vampiro, no se oía nada, lo único que pudo percibir fue la frialdad inusual del supuesto suelo del bosque y una claridad distinta a la del amanecer. Tras descansar por varios segundos Zech se medio incorporó del suelo dejando libertad de movimiento al joven que descansaba sobre él y con un suave movimiento retiró la capa de ambas cabezas para dejar ver lo que les rodeaba.
-Me ha ido de poco – dijo con alivio Zech levantándose lentamente a la vez que le ofrecía la mano al Wufei que miraba extrañado a su alrededor sin comprender nada. -¿Dónde estamos? – preguntó sorprendido aceptando la ayuda de Zech a la vez que observaba la estancia en donde se encontraban - ¿cómo hemos llegado a... ? -Bienvenido Lord. Merquise – interrumpió una voz a la espalda de ellos que sobresaltó al moreno – Lord Odin nos aviso que llegaría de un momento a otro, su habitación ya está preparada, si gusta le acompañaré, debo decirle que ha sido muy peligroso demorar tanto su llegada – dijo el hombre mayor con confianza. -Si Yusuke, jejeje, lo sé pero es que tuve un imprevisto de última hora y no podía marcharme sin antes solucionarlo, jeje – dijo algo abochornado por la reprimenda del mayordomo del castillo – te agradezco tu preocupación. -No es nada mi Lord, sabe que su visita y la de Lord Quatre siempre es agradecida por nosotros. Supongo que el joven que le acompaña se quedará con Ud. en sus aposentos, ¿no?. -¡No! – interrumpió sonrojado Wufei ante la insinuación del hombre mayor, que lo miraba con una sonrisa. -¿No? – preguntó curioso y divertido el mayordomo. -No compartiré cama con este – se apresuró a decir Wufei completamente sonrojado –quiero otra habitación. -Eso sería muy peligroso Wufei – dijo Zech retirándose la capa de su hombro lastimado para observar el estado de su herida y no ver la cara abochornada del joven. -Lord Merquise tiene razón – habló el mayordomo a favor del vampiro – conozco bien que clase de persona son los del Clan Oz, he visto demasiadas cosas horribles para confirmarlo, gracias a Dios que ya soy viejo y poco atractivo, sino te aseguro que no estaría ahora mismo como mayordomo, por eso te aconsejo que tomes el ofrecimiento de Lord Merquise para compartir su alcoba, Lord Merquise es un caballero, él no te hará daño, si pasas la noche solo, te puedo asegurar que un joven atractivo como tú no dudaría intacto antes de que vuelva a anochecer. -¿Un joven atractivo como yo? – dijo confundido y avergonzado antes las palabras del mayordomo. -Jeje, claro, no lo sabes – se rió Zech al ver como Wufei estaba tan colorado – si cualquier vampiro te viera no dudaría en llevarte a su cama y hacerte suyo, jeje. -Argggg- gruñó furioso ante la burla del rubio - ¿quién dice que quieres hacer tú lo mismo?. -Tranquilo, yo no fuerzo a nadie a acostarse conmigo, no soy de esos, ya te o dije, yo jamás haría nada que tú no quisieras – le dijo guiñándole un ojo. -Maldito – susurró Wufei. -Bueno aquí es - interrumpió sonriendo al ver como esos chicos discutían – si necesitan cualquier cosa me avisan, el baño está preparado por si lo necesitan, hay ropa limpia en el vestidor, diré que traigan algo de comida para su invitado Lord Merquise y también un botiquín para su quemadura. -Gracias Yusuke – le agradeció Zech con una sonrisa. -De nada, mi Lord es mi trabajo. Que descansen – dijo retirándose por el pasillo por el cual habían llegado.
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Hacia varias horas que ya había amanecido, con algo de pereza Duo comenzó a abrir sus ojos para percatarse de donde estaban viniéndole a la memoria los últimos sucesos que había pasado antes de quedarse dormido, al recordarlo una hermosa sonrisa se le formó en su rostro. Por fin volvía a estar con su Heero y esta vez para siempre. Con mucho cuidado se giró sobre si mismo para ver que a su lado se encontraba un dormido Heero que se aferraba a su cintura como si temiera que se lo arrebatasen. Sin poder evitarlo se acercó a su rostro para depositar un suave beso sobre los de Heero pero sin llegar a despertarlo. Levantó la cabeza sobre le hombro de su amor para comprobar que toda la habitación se encontraba en penumbras. Con mucho cuidado, separó con algo de pena los brazos que lo atrapaban para salir de la cama sin despertarlo, una de vez de pie lo observó por varios minutos, por primera vez en muchos años era feliz y todo se lo debía a él, al joven atractivo que dormía plácidamente en aquella cama enorme. Sin hacer ruido corrió los telares del dosel de la cama dejándola a oscuras y resguardada de cualquier rayo de Sol que pudiera filtrarse por las ventanas, luego se acercó a uno de los ventanales y con cuidado se asomó por las gruesas cortinas para ver el fantástico día que hacia, por la posición del Sol, Duo pudo calcular que estaría a medio día, sin perder más tiempo se dirigió al baño para darse una ducha rápida para luego vestirse con ropas limpias de Heero, aunque estas le fueran grandes. Iba a dirigirse hacia la habitación donde esperaba Yune pero unos golpes en la puerta principal le alertaron. Con rapidez de dirigió a abrir antes de que despertaran a Heero, al abrir que encontró con una joven doncella, algo demacrada y de aspecto cansada llegaba un vestido sencillo de manga largas y falda plisada hasta los pies de color gris marengo, resaltando un pequeño delantal blanco. Llevaba en las manos lo que parecía un abundante desayuno con casi de todo. Con voz tímida y algo temerosa le comunico que le había ordenado subirle el desayuno y que si no necesitaba nada más que se retiraba. Algo en esa chica le inquietó, estaba demasiada asustada y su comportamiento hacia él fue muy estricto y servicial. Antes de que la muchacha se marchara, Duo la detuvo, en un momento la joven se asustó pensado que Duo le iba a atacar de algún modo, tras varios minutos de charla, Duo le hizo entender que él no le haría daño y que confiara en él, la joven al final se derrumbó desconsolado, Duo pudo saber que hacía cuatro meses que la habían secuestrado de su casa, la obligaban a servir en el Castillo bajo la amenaza de matar a toda su familia, era una historia similar a la de Akira, también había sido utilizada para varios tipos de vejaciones e incluso se habían alimentado de ella en varias ocasiones, más una vez estuvo a punto de perder la vida. Ante la crueldad de la historia relatada Duo, prometió ayudarla, le dijo que la sacaría de allí pero por ahora tendría que aguantar un poco más, mientras ella seria sus ojos y oídos fuera de esas habitaciones, primero tendría que ayudar a escapar a los prisioneros, buscar la información para romper la maldición y luego con la ayuda de Heero sacaría a todos los sirvientes de ese Castillo. Tras calmarse un poco la joven salió de la habitación para seguir las tareas que le habían impuesto para no levantar sospechas. Duo desayudo parte de la comida que le había traído la joven y con el resto de dirigió a la habitación de Yune. Al llamar a la puerta, Yune le abrió al reconocer su voz, parecía más repuesta de la terrible experiencia vivida la noche anterior, tras dejarle entrar y darle el desayuno para que comiera algo, le contó sus planes para sacarla de allí esa misma mañana, le dio tiempo para que se preparase para salir y algo de ropa para que se cambiara. Primero Duo iría a comprobar si el camino por donde entró el camino era seguro para huir, luego se dirigiría a buscarla para sacarla de allí. Duo salió de la habitación, por los pasillos no se oía a nadie solo algunas voces por la planta inferior que iban y venía, seguramente la servidumbre del Castillo, con sigilo bajo las escaleras hasta la planta baja y de allí hacia la puerta del final del pasillo hasta entrada a las mazmorras, no llegó a bajar del todo, por lo visto no había nadie allí así que sin perder más tiempo volvió a subir las escaleras hasta regresar a la habitación de Heero. Al entrar en ella Yune ya estaba lista aunque bastante asustada, de la misma manera que había hecho anteriormente Duo junto con Yune se dirigieron hacia las escaleras para luego recorrer el largo pasillo que separaba el recibidor principal de la ala Este del Castillo. El sonido de varias voces les alertaron haciendo que se escondieran tras unas grandes columnas que decoraban el amplio pasillo, tras varios minutos vieron pasar si ser descubiertos varios hombres que del servicio doméstico, tras un tiempo razonable prosiguieron su marcha hacia la puerta por donde Duo accedió la noche anterior pero para su sorpresa esta estaba cerrada, lo más seguro que esos hombres la habrían cerrado, su planes habían fracasado, pero cuando iban a retirarse Duo vio el brillo de algo metálico colgar cerca de la puerta medio oculto sobre la elegante tapiz que decoraba la pared, era un juego de llaves, sin dudarlo las cogió y tras probar con varias de ellas por fin dio con la correcta, rápidamente bajaron por las oscuras escaleras hasta llegar a la puerta que comunicaba con las celdas, cogió de nuevo las llaves para abrir la puerta que les impedía el paso, una vez abierta se adentraron al pasillo distribuidor de las celdas, al pasar por él, los prisioneros le salieron al paso, rogándoles que les liberara, Duo le dijo que les liberaría pero que tendría que ser poco a poco sino sospecharían que alguien les está ayudando a escapar, iba a continuar con su marcha cuando la voz de Yune le había detenido, allí junto a un grupo de prisioneros estaba su hermano mayor, algo herido por proteger a las mujeres que allí se encontraban, Yune le pedía que lo liberara, que sin él no se marcharía, ya que antes lo creía muerto. Después con conversa un rato y tras prometer a los demás que los liberaría en breve, accedieron a dejar que solo ese joven saliera de la celda. Ya había pasado mucho tiempo desde que salió de la habitación y el riesgo de que le descubrieran era cada vez mayor, sin poder perder más tiempo, Duo le explicó a Yune y a su hermano como salir de allí y donde se encontraba su caballo, deberían salir sin levantar sospechas de allí ir hasta Shinigami y regresar a su poblado, luego una vez a salvo debería dejar marchas a Shinigami para que regresase al Castillo, solo así Duo sabría que todo había salido bien. Tras despedirse de ellos, declinando la invitación de acompañarles a su poblado para alejarse de aquel horror y recibiendo las gracias y promesas de recompensa por su liberación ambos jóvenes salieron apresurados de allí. Tan solo le quedaba dirigirse de nuevo a la habitación de Yuy para no ser descubierto. Al dirigirse a la habitación que desde esa noche compartía con Heero, tras dar varios pasos frente a la puerta que daba acceso a los calabazos una voz le sobresaltó de pronto.
-¿A dónde crees que vas? – se oyó la voz de un hombre de mediana voz que de inmediato le dio mucha desconfianza a Duo. -Yo,... ahh, es que... me he perdido – intentó decir Duo nervioso por ser descubierto tan pronto. -¿Perdido? – le dijo molesto sujetándole del brazo con fuerza - ¿Tú quien eres? ¿Y que haces fuera de tú celda? – le dijo sorprendido al ver que uno de los chicos secuestrado se había escapado de su prisión. -¿Celda? – dijo sorprendido pero rápidamente comprendió a lo que refería – Yo no soy ningún esclavo – le dijo molesto – así que suéltame – le exigió – te estas equivocando y si no me sueltas de inmediato lo lamentarás. -¿A sí? - le dijo con burla – déjate de tonterías, me importa un bledo quien fueras anteriormente, aquí solo eres un trozo de carne que usan los amos del Castillo, así que compórtate bien si no quieres pasarlo mal. -¡Que me sueltes! – le gritó – no soy cualquiera soy la pareja de Heero, me oyes. -Habla con más respeto a tus señores – le habló con furia a la vez que le daba una bofetada que le tiró al suelo – para ti jovencito es Yuy-sama o Lord Yuy, ¿me entiendes?. -Pero que ocurre aquí – se oyó la voz molesta del mayordomo Yusuke. -Nada importante Yusuke-san, este crío que se cree que tiene derechos sobre Yuy-sama – le explicó molesto por el comportamiento de Duo. -Pero que has hecho – le dijo al hombre al ver a Duo en el suelo y con el labio partido – no sabes quien es este joven. -¿Qué? – dijo sorprendido el hombre. -Se lo he dicho pero esta cabeza hueca no me ha creído – dijo molesto Duo tocándose el labio adolorido. -Sato será mejor que te disculpes con el joven Duo, si Yuy-sama se entera que le golpeaste será tu fin – advirtió Yusuke a un sorprendido Sato. -Yo... no lo sabía, pensaba que este joven estaba fanfarroneado, no sabía que Yuy-sama... -Pues ya lo sabes, baka, estoy bajo la protección de Heero y si quisiera te haría que te contarse la cabeza por baka – le dijo sumamente molesto por le golpe recibido por ese hombre. -Yo... lo siento, no volverá a ocurrir, pero por favor... – suplicaba el hombre perdiendo la altivez que poseía antes – no se lo diga a Yuy-sama, se lo suplico. -Tranquilo – le habló Duo disminuyendo su enfado – no le diré nada, pero que sea la última vez que me podes la mano encima. -Descuide, no volverá a suceder. -Joven Duo, ¿qué hace por estos pasillos?, deberías estar con Yuy-sama – le dijo Yusuke algo preocupado por el joven. -Es que... jejeje – rió nervioso – me perdí, estaba buscando la biblioteca para leer algo antes de que despierte Heero. -Ah!! entiendo – dijo el hombre mayor con una sonrisa – no se preocupe, me encargaré de enseñarle el Castillo, así no se volverá a perder, con permiso Sato, voy a enseñarle a Duo-san el Castillo, avisa al resto de la plantilla de la existencia de Duo-san, no quiero que esto se vuelva a repetir, ¿entendido?. -Por supuesto Yusuke-san – dijo el hombre un poco reticente mientras se alejaba de aquel pasillo.
Las siguientes horas el mayordomo Yusuke y Duo estuvieron recorriendo las diferentes estancias del Castillo, también le dio varios consejos para su seguridad en aquel Castillo así como también le dio una breve descripción de conductas y manías de los vampiros que solía frecuentar el Castillo como sus inquilinos, después de todo aquel recorrido y de hablar por varias horas, Yusuke le condujo hasta la gran biblioteca, donde le dejó para que pudiera disfrutar de la lectura como le había dicho que era su deseo. Una vez a solas se dedicó a revisar por encima los numerosos libros que allí se encontraban, habían libros de todo tipo y diferentes idiomas, no parecía que ninguno de ellos fuero lo que él estuviera buscando, aunque para estar seguro debería leerlos todos y eso sería eterno por los menos habían millones de libros y el tiempo no era muy favorable, debía de encontrar la información que necesitaba cuanto antes, sin saber porque Duo se situó en el centro de la estancia de pie cerrando los ojos para concentrarse en alguna sensación. Si Heero que era el Elegido de su Clan tenía algún tipo de poder a parte de los de vampiro por ser El elegido, en teoría él debería tener alguno también, al menos algún tipo de intuición. Los segundos pasaban y Duo no parecía sentir nada, pero algo de pronto llamó su atención, sin abrir los ojos se giró sobre sus talones caminado con los ojos cerrados, sorprendentemente caminó sorteando los poco muebles que allí se encontraban, siguiendo la sensación que le guiaba. Una extraña sensación en su hombro donde la marca del Clan de Heero le hizo levantar la mano y como guiado por algo o alguien le hizo retirar un libro que descansaba en una de las estanterías, al notarlo en su mano Duo abrió los ojos descubriendo un tomo negro de aspecto descuidado al tirar de él para sacarlo, un casi imperceptible ruido le indicó que algo se había activado, sal girar un poco la cabeza hacia la derecha vio que entre las estantería llenas de libros, donde colgaba el escudo de armas del Clan Oz, parte de la madera del cual colgaba el escudo se había desplazado hacia fuera, con cuidado, se acercó al escudo y lentamente retiró la el fondo de la madera para descubrir un compartimiento secreto que al parecer no había sido abierto en siglos, con algo de temor introdujo la mano tanteando para comprobar si había algo en ella, tras varios sustos a causa de las telarañas y algún que otro visitante no esperado que se le posó en su mano pudo notar como un objeto se encontraba envuelto en lo que parecía ser un trapo viejo. Con cuidado lo retiró de su escondite y colocó la pared falsa del escupo en su sitio así como el libro que activaba todo el mecanismo. Con el libro en sus manos se acercó al sillón para poder ojearlo, antes de asegurarse que no entraría nadie más cerrando la puerta con llave, con sumo cuidado y como si se tratase del más fino cristal, Duo descubrió en paño que recubría el objeto rebelando un libro de tapas de cuero granate con filigranas doradas que rodeaba porta la portada, algo dentro de Duo se inquieto en cuanto posó una de sus manos sobre la tapa acariciando con las yemas de sus dedos los grabados en oro, con algo de miedo abrió la tapa del libro para descubrir una hermosa escritura que pese a los años que parecía tener el libro conservaba inmaculada y bresca en todas sus páginas. La primera líneas le provocó un fuerte sentimiento de angustia, añoranza y desosiego.
Diario de Duo Benjamín Maxwell.
Jueves, 22 de Enero de 1204.
Aquí dejo estas líneas como mi legado para quien le pueda interesar.
No sé por que extraña sensación, me he visto obligado a escribir sobre
Mi vida, no sé si le interesará a alguien las miserias y desdichas de mí
Vida, pero si con mis desgracias puedo ayudar a alguien, bien venidas sean.
X X X X
-No me lo puedo creer – dijo sorprendido - este parece ser el diario de un antepasado mío de más de quinientos años de antigüedad. Yo... debo de enseñárselo a Heero aquí debe de estar la clave, será mejor que regrese a la habitación, si Lord Odin se entera que tengo en mi poder este libro las cosas pueden empeorar.
Con nerviosismo Duo volvió a envolver al diario con el trapo que había encontrado junto con el libro y tras esconderlo dentro de su camisa se dirigió con la mayor naturalidad posible a su habitación, hasta que no llegara allí no estaría el libro en buen recaudo. Gracias a Dio no se encontró con nadie, en los pasillos, ya habían pasado bastantes horas desde que se despertara y comprobando la hora en el reloj de la chimenea vio que eran las tres de la tarde, le daría una hojeada por encima al libro mientras comía algo y luego se acostaría un rato junto a Heero hasta que éste despertara, para así contarle lo que había descubierto hasta ahora.
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La tensión en aquella habitación era notoria, a pesar de dicho el mayordomo se negaba a compartir cama con ese vampiro aunque fue el último hombre sobre la tierra, preferiría dormir en el suelo.
-Si lo que te preocupa es dormir junto a mi no te preocupes – dijo Zech sacando de sus pensamientos a Wufei – yo dormiré en el sofá, si eso te hace sentir mejor aunque preferiría que confiases en mi, de haber querido algo de ti sin tu consentimiento ya lo habría hecho y te aseguro que tú negativa no me hubiera detenido si yo lo desease. -¿Estas diciendo que no te soy deseable? – le preguntó indignado. -Jaja, eres increíble, ti te digo que me atraes te enfadas y si te digo que no también, jajaja, haber si te decides, quieres o no quieres que te corteje. -Argggg – gruñó – olvídalo quieres, no me interesa lo que pienses, solo estoy aquí por Nataku y mi gente. -Esta bien como quieras – le dijo sonriendo – me voy a dar un baño y luego me acostaré, te recomiendo lo mismo. En ese vestidor habrá ropa que puedas usar, escoge la que quieras, en breve te subirán la comida, come lo que quieras y tranquilo no estará envenenada ni nada por el estilo. Solo una cosa más, puedo preguntarte algo? – le dijo con cara de cachorro regañado. -Arggg, que remedio, lo preguntarás igual – dijo molesto mientras se dirigía al vestidor para cambiarse las ropas sucias de barro y sangre y rasgadas. -¿Quién es ese o esa Nataku? – preguntó con curiosidad – es para saber quien es mi adversario – le dijo guiñándole un ojo tras meterse en el baño no si asomar su cabeza por la puerta semi abierta en espera de su respuesta. -Eso a ti no te concierne, baka – le dijo molesto. -Vengaaaaaa dímelo y no te preguntaré nada más, te doy mi palabra. -Maldito entrometido... de acuerdo te lo diré pero luego no quiero que me molestes, lo has prometido. -Si venga suéltalo – le exigió sonriendo. -Es esa, y es mi hermana, contento. -Sip - dijo sonriendo para luego desaparecer detrás de la puerta del baño.
Los minutos pasaban y Wufei empezaba a quedarse dormido tumbado sobre la mullida cama, de golpe la puerta de baño le despertó al abrirse, dejando ver la escultural figura de Zech aún con la piel húmeda y con la toalla sobre su cintura como única prenda mientras se secaba su larga melena con otra toalla. Wufei sin poder evitarlo observó la figura del vampiro deleitándose con cada músculo bien definido del rubio que se marcaba con cualquier movimiento que este hiciera. Zech caminaba lentamente hasta el vestido con unos andares que le resultaron de los más sensuales al moreno y sin poder apartar la vista sobre el vampiro vio con sorpresa como este se deshacía de su única prenda para quedarse desnudo despaldas a él mientras elegía que ponerse. Wufei parecía absorto ante aquella imagen, su cuerpo comenzó a calentarse y su corazón comenzó a latir rápidamente, sin poder evitarlo Wufei comenzó a sentirse fuertemente atraído por ese hombre, seguía sin aparatar su mirada de él cuando le vio inclinarse para recoger un pantalón ligero para ponérselo, le quedaba estupendamente, se le ajustaba perfectamente a su fuertes caderas deslizándose por esas firmes piernas hasta un poco más debajo de sus rodillas, al girarse pudo ver como el muy baka había dejado a cosa hecha por primeros botones del pantalón sin abrir, mostrando más de lo que debería pero sin llegar a ser demasiado obvio. Algo dentro del cuerpo de Wufei se estremeció en enfrentar la mirada azul del rubio, que lo miraba son satisfacción pero esta vez sin burla. -Yo, me voy a dar un baño – dijo con prisas, al notar como cierta parte de su cuerpo había reaccionado de inesperado e imprevista. Cogió la ropa que se iba a poner y salió como un rayo al baño antes de que el vampiro se diera cuenta de la situación.
Wufei tardó más de la cuenta, no quería afrontar la mirada del rubio, sé avergonzada de su reacción, él todo un guerrero del Clan Chang, sintiendo atraído por un hombre y lo peor de todo por un vampiro, una raza que había causado tanto dolor y sufrimiento a su pueblo. El moreno se infundó valor para encarar la situación y sobretodo para aguantar las posibles burlas del rubio pero al salir, cual sería su sorpresa al ver que el rubio estaba tumbado en el sofá, tapado con una suave manta y completamente dormido. Sintiéndose aliviado por no tener que enfrontarlo se dirigió a la cama sin hacer ruido para poder descansar al menos varias horas antes de emprender la búsqueda de su hermana y demás compañeros. Una vez acostado, a pesar del cansancio y del malestar de su cuerpo por la pelea anterior, no consiguió conciliar el sueño, por más que lo intentaba, la imagen del rubio no le desaparecía de la mente. Sin soportarlo más, le levantó para beber un poco de agua que se encontraba en la salita, cenca del sillón donde descansaba el vampiro, con mucho cuidado se acercó allí se sirvió un vaso y se lo bebió de golpe. Al girarse para depositar de nuevo el vaso sobre la mesita no pudo reprimir el deseo de observar al rubio. Lo vio dormido boca a bajo, cubierto con la manta hasta la cintura, parecía relajado y tranquilo, un impulso le hizo avanzar unos paso hacia él para poderlo ver con mayor atención, entonces se percató de la herida de su hombro, no tenía muy buen aspecto, la zona estaba oscurecida y varias ampollas decoraban esa piel tan suave, debía de dolerle bastante pero aún así no escuchó ninguna queja del vampiro durante todo ese tiempo. Al levantar la vista vio sobre el escritorio de la habitación el botiquín que seguramente el muy baka no habrá utilizado para curarse, así que se acercó a él para cogerlo junto con un pequeño recipiente con agua fría, se volvió a acercar al vampiro quedando de rodillas junto a él. Con algo de temor por la reacción del vampiro Wufei humedeció en agua fría un paño limpio para depositarlo con cuidado sobre el hombro dañado. No tardó ni dos segundos cuando Zech despertó sujetando la muñeca que sujetaba el paño sobre su piel.
-¿Qué estas haciendo? – preguntó sorprendido Zech al ver a Wufei a su lado curando su hombro. -Yo... no tenía sueño y me levante para beber agua... pero cuando me iba de nuevo a la cama vi que no te habías curado y pensé que... -Vaya cada vez me sorprendes más, no se supone que me odias, entonces porque me atiendes, es la hora del buen samaritano – le dijo con burla sin apartar la mira del joven. -Suéltame, baka – dijo molesto liberándose del agarre de su muñeca – solo quería agradecerte tu ayuda, no soy un desagradecido ¡entiendes! – le dijo molesto poniéndose de pie para marcharse – esto me pasa por baka – dijo refunfuñando. -Vale, de acuerdo lo siento, es solo que me pillaste desprevenido, pero no te preocupes en un par de horas la herida estará curada, al menos eso espero – dijo con una mueca de dolor incorporándose un poco para poder observar mejor al moreno.
Llevaba el pelo suelto aún húmedo, que descansaba sobre sus fuertes hombros pero sin descaro. Igual que él solo llevaba un ligero pantalón oscuro para dormir, que hacía que contrastará junto con su pelo y sus ojos con su piel blanca y previsiblemente suave como la seda.
-Eres un maldito baka – le dijo Wufei – debería dejarte que te retorcieras de dolor pero aunque no me guste, necesito tú ayuda, así que un solo comentario gracioso y te estrello contra el ventanal para que puedas freírte como una patata, ¿entendido? -Entendido, tú ganas, me portaré bien – le aseguró sin borrar su sonrisa. -Ahora túmbate de nuevo – le ordenó.
Una vez tumbado, le retiró hacia un lado la larga cabellera dorada con un suave movimiento llegando a rozar con sus dedos la firme espalda del vampiro, recorriéndole un escalofrío al notar la tibia piel bajo sus dedos. Intentando descartar ciertas sensaciones y pensamientos que le recorrieron el cuerpo Wufei volvió a depositar el paño nuevamente humedecido sobre el hombro de Zech. Evitando cualquier roce doloroso en la herida Wufei se la estuvo limpiando durante varios minutos, una vez limpia la herida, rebuscó por el botiquín algún tipo de ungüento para las quemaduras, aunque no fueran quemaduras normales Wufei pensó que se debería tratar igual. Por fin pudo encontrar una botellita con un liquida espeso blanquecino que le era conocido como un buen remedio para las quemaduras. Con cuidado se dispuso a expenderlo con su mano por la zona con un suave masaje. El contacto de ambas pieles comenzaba a afectar a ambos, Zech por un momento se olvido del dolor que le producía la herida y se concentro en la sensación que le producían esos dedos que de deslizaba sobre su piel, para Wufei la situación no le era muy diferenta a la de Zech, lo que en un principio era solo tratar una herida con un suave masaje, se convirtió en una necesidad por tocar es piel que le atraía como un imán. Conforme pasaban los segundos la situación se les escapaba de las manos a ambos.
-Creo que ya es suficiente – dijo algo alterado Zech, rompiendo el contacto de las abrumadoras manos del moreno sobre su piel – será mejor que te vayas a descansar. -Esto yo... si te hice daño lo siento – se intentó disculpar un excitado Wufei escondiendo su rostro sonrojado a la vez que recogía todo el botiquín apresuradamente. -Ehhh, no... no es eso, es solo que necesitamos descansar un poco, mi herida está bien. -Bien, me voy a la cama – le dijo algo desilusionado, no sabía porque pero quería quedarse con él un rato más, aunque su mente le gritase que se alejase de ese vampiro, que solo jugaría con él, saliendo solo él lastimado. -Mira Wufei lo que ocurre es que... – quiso decirle que le atraía demasiado pero desistió. -¿Sí? – le preguntó curioso. -Nada... olvídalo, buenas noche – le dijo tumbándose de nuevo para intentar conciliar al sueño. -Buenas noche – le susurró Wufei desilusionado, pudo sentir con Zech le iba a confesar algo pero al final no lo hizo – en que demonios estas pensando baka, él es un vampiro lo olvides – se recriminó mentalmente.
Mientras se iba maldiciendo por su comportamiento indigno, según él, Wufei se acostó en la cama para tratar de descansar al menos las siguientes horas, antes de poder rescatar a su gente.
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En atardecer no tardaría en llegar haciendo despertar de su sueño diurno a los inquilinos de aquel Castillo. Los primeros en despertarse fuero Quatre y un confuso Trowa, que descansaba sobre el fuerte pecho de su vampiro.
-Mmmm, ¿dónde estamos? ¿cómo llegué aquí? – preguntó un desorientado Trowa al verse entre los brazos de su amante y en una habitación desconocida para él. -Estamos en el Castillo Oz, en unas de sus estancias y fui yo quien te trajo desmayado – le explico mientras le sonreía y le acariciaba con ternura. -¿Desmayado? Lo último que recuerdo fue que tú me besaste y luego todo se me hizo oscuro. -Si lo siento precioso, tuve que hacerlo, de otro modo nos hubieran descubierto, hable con Odin, y ya sabe que eres mío, el no se atreverá a tocarte, pero recuerda, mantente a mi lado y evita pensar en el motivo que nos trajo aquí, al menos delante de ellos. -Esta bien pero que sea la última vez que utiliza tus poderes conmigo – le dijo molesto. -Perdona precioso, no lo volveré hacer – le dijo sensualmente atrapando el cuerpo de su amante bajo el suyo para besarlo con deseo. -Ahora no – intentó escapar del agarre del vampiro – tenemos que encontrara a Duo. -Mmmm, olvídate de eso ahora – le dijo besando su cuello a la vez que sus manos recorrían su pecho bajo sus ropas – tenemos tiempo para cada cosa, no deseas estar un rato a solas conmigo, estoy empezando a sentirme celoso de ese trenzado. -No digas tonterías, aaaaahhhh – gimió al sentir como unos dedos traviesos se apoderaban de una de sus pezones – es solo que... -Sssssshhhhhhh, hablas demasiado – lo calló besándolo de nuevo pero con más pasión.
Al final Trowa se rindió a lo inevitable, ese vampiro conseguía hacerle hervir la sangre con apenas unas caricias, lograba que su deseo por ese rubio descarado se elevase a niveles insospechados. Así que si poder evitarlo se volvió a entregar a ese amante lujurioso que le hacía sentir con cada toque sobre su piel nuevas sensaciones desconocidas para él.
Los siguientes en despertar fueron Heero y Duo. Heero fue el primero en abrir sus ojos encontrando al cuerpo cálido de su trenzado enroscado con su cuerpo, al verlo dormir tan plácidamente no se contuvo a despertarlo con un suave beso al que de inmediato Duo correspondió agradecido.
-Mmmmm, buenos días o mejor buenas noche He-chan – le saludo con una hermosa sonrisa - ¿has dormido bien? -Como nunca – le confesó abrazando más a su cuerpo a Duo - ¿Y tú?. -Si – le sonrió – no hay mejor cama para dormir que la que comparto contigo – le confesó besándole los labios. -Me alegra oír eso. Por cierto Quatre y los demás ya están aquí – le informó a Duo aún acostados. -¿Cómo lo sabes? – preguntó curioso. -Jeje, los puedo notar, baka – le abrazó para colocarlo sobre su cuerpo, pero algo se le clavó en las costillas – aauch, ¿qué es esto? – preguntó Heero al sacar de entre las sábanas un libro que no había visto hasta ahora. -Ah... esto... se me había olvidado que lo traje a la cama, esta mañana me desperté temprano ya que no podía dormir y salí a dar un paseo... -¿Mientras yo dormía? – le interrumpió sorprendido – eso a podido ser peligroso, en el Castillo no todos saben de ti... -No te preocupes, no paso nada, Yusuke-san me dio un recorrido por el Castillo y me enseñó donde está la gran biblioteca, en resumen, como me aburría comencé a buscar la información que me pediste, sobre la maldición, y no se como descubrí un cámara secreta donde hallé este libro, ¿a que no sabes de que se trata? – le preguntó con una sonrisa mientras observaba como Heero miraba curioso la portada. -No tengo ni idea, pero tengo una sensación extraña, es como si lo hubiera visto antes, pero estoy seguro que no es así – le confesó Heero. -Sí, a mí me paso lo mismo cuando lo toque y lo que más me impresionó fue cuando leí lo que sería su prologó – le dijo arrebatándole el libro de las manos de Heero – este libro no es más que en diario de un tal Duo Benjamín Maxwell, data del año 1204. -¿¡Has dicho Duo Benjamín Maxwell!? – exclamó al oír ese nombre. -Sip... – le sonrió – por lo visto se trata de un antepasado mío, creo que este diario es una pista importante en este asunto. -¿Lo has leído? – le preguntó sentándose de golpe sobre la cama ala vez que sentaba a Duo sobre él con el libro entre sus manos. -No, solo lo he hojeado un poco por encima, al final me quedé dormido, jeje – le avergonzó al confesarle aquello – solo pude ver como en libreo está escrito principalmente por ese tal Duo Benjamín pero hacia al final del libro en las últimas veinte hojas la caligrafía cambia, no sé porque. -Deberemos leerlo por completo para saber que sucedió entonces, todos los libros que halla caído en mis manos sobre la maldición, hablan de la historia de nuestro Clan así como del principio del reinado de los vampiros y sobre la maldición, pero ninguno de ellos menciona como nos convertimos en lo que somos, por que causas ocurrió o por quien ocurrió. -Entonces en este libro puede que nos den alguna pista – le dijo con esperanza. -Eso espero pero hay una cosa que no me cuadra, según dices este libro está datado del 1204 y los primeros datos sobre los vampiros que conozco son del 1300. Debe de haber algún error. -Puede que los libro que tú leíste den la fecha errónea por alguna razón, a lo mejor alguien no quería que se descubriera la verdad, eso sería lo más razonable, si se pierde la pista a través de los años, sería casi imposible relacionar los dos libros, por eso hasta ahora nadie a podido desvelar el misterio. -Tienes razón, pero ¿cómo diste con él? – le preguntó sorprendido. -Bueno, jeje, más bien él dio conmigo, pensé que sería una tontería pero lo probé y funcionó. Como tu tienes poderes debido a que eres el Elegido del Clan Yuy, pensé que yo... -Que tu algún poder tendrías por ser El Elegido – concluyó la exposición de Duo. -Así es, y salió bien – dijo alegre. -Bueno será mejor que lo escondamos, y no hables de nadie sobre el diario, ni a Quatre ni a Trowa, me oyes. -Vale, vale, no diré nada a nadie, no te preocupes. -Bien, ahora nos tememos que levantar, debo presentarte ante los demás y hablar con Quatre – le dijo levantándose de la cama con Duo entre sus brazos. -Esto Heero... una cosa más – titubeó nervioso. -¿Sí? – le miró notando la incomodidad de su trenzado. -Yo... esta mañana he hecho algo que a lo mejor no te gusta, puede que te enfades pero quiero contártelo, no quiero que halla secretos entre nosotros. -¿Qué has hecho esta vez? – le preguntó preocupado baja a Duo al suelo para levantarle la cara que la tenía agachada. -Pues verás, yo... ayudéaescaparaaYuneyasuhermanoqueestabapresoenlasceldasdelsótano – dijo con rapidez con miedo a la posible represalia. -¿¡Qué hiciste que!? – gritó sorprendido – te has vuelto loco, si alguien te hubiera descubierto ahora estarías muerto. -Pero tenía que hacerlo y además no me ha pasado nada. Esa chica se merecía ser libre después de lo que ha pasado, deberías saberlo – le dijo molesto – no puedo estar de brazos cruzados viendo como maltratan gente inocente. -Maldita sea Duo, sé a lo que te refieres, pero no estoy furioso por que dejaras escapara esa chica sino porque te arriesgastes demasiado, ¿no lo entiendes? – le abrazó preocupado – que no ves que no quiero perderte, no después de todo lo ocurrido, ahora no... no cuando ya te recuperé – le confesó besándolo cariñosamente. -Baka – se abrazó a él después de finalizar el beso – no me perderás, no dejaré que nadie ni nada nos separe, por eso te lo explique y por eso te diré que haré todo lo posible por sacar a toda esa gente de aquí. -Pero eso será muy peligroso – le aseguró Heero. -No te preocupes mi amo, ellos serán más poderosos y valientes que yo pero yo soy más inteligente que ellos – le dijo guiñándole un ojo a la vez que le sacaba la lengua en un gesto infantil. -Eres un caso sin remedio – le susurró en su oído a la vez que le daba un suave mordisco en la oreja de Duo. -Pero aún y así me quieres – le rebatió. -Eso no lo dudes – le besó con intensidad.
Después de asearse y vestirse, ambos bajaron al salón donde normalmente todos se reunirían. Antes de adentrarse al salón Heero vio al mayordomo Yusuke que se acercaba a ellos, al estar a su lado y con cuidado de que fueran oídos por nadie más Yusuke le informó que Quatre-sama y los demás le esperaban en la biblioteca. Con paso decidido Heero y Duo se dirigieron hacia la biblioteca. Al abrir la puerta de la biblioteca, Heero vio a todos allí sentados, Hilde descansaba en un butacón mientras bebía una copa de elixir de la vida (sangre), Zech estaba en otro sillón de dos plazas acompañado por un joven del todo desconocido y en el centro de la zona de estar, en el gran diván, estaba Quatre en compañía del amiguito insoportable de Duo. Al ser percatadas las presencias de Heero y Duo, tanto Quatre como Hilde y Zech se pusieron de pie, en un movimiento preventivo tanto Zech como Quatre ocultaron tras su cuerpo a sus acompañantes.
-No es necesario que os pongáis a la defensiva – anunció Heero al entrar en la estancia cerrando la puerta tras ellos. -Es solo por precaución, debes imaginártelo, hace mucho que no sabemos de ti Heero – habló Quatre un poco más relajado. -¡Duo! ¡Trowa! – dijeron ambos muchachos a la vez al verse, dando varios pasos para acercarse el uno al otro para saludarse pero algo les detuvo. -Te aconsejo que mantengas a amiguito lejos de Duo – le amenazó a Quatre viendo con fiereza a Trowa mientras había detenido en avance de Duo con un abrazo posesivo y celoso. -Lo mismo te digo Heero, mantén lejos a Duo de Trowa, él ahora es mío – le informó con cierta molestia. -¡Heero! No es necesario que te pongas así solo quería... – le llamó Duo sorprendido y extrañado por su comportamiento. -Me da igual, tú ya no tienes nada que ver con ese – le habló con resentimiento, Heero veía a Trowa como un rival por el cariño de Duo – además, veo que no ha tardado mucho en buscar un sustituto para su cama – se burló del amante de Quatre – tu amiguito ya lleva la marca y esencia de Quatre en su cuerpo. -Maldito bastardo – gruñó furioso Trowa al ser descubierto por Heero delante de Duo pero los brazos de Quatre le impidió que fuera a golpear a Heero. -¡Ya es suficiente Heero! – intervino Quatre – hemos venido aquí por tu petición y para saber si Duo estaba bien y no a que nos insultes. Así que será que todos dejemos nuestros resentimientos y celos a un lado. -Heero – le llamó Duo algo triste por la revelación de Heero respecto a Trowa pero por otro lado no pudo enfadarse con él. Trowa tenía en mismo derecho que él a rehacer su vida – Heero, Quatre tiene razón, no hay motivos para pelearnos entre nosotros, ya sabes lo que significas para mí – le dijo mirándole a los ojos. -Lo siento, no volverá ha ocurrir – le contestó acariciándole la mejilla a la vez que Duo le respondía con una sonrisa. -Me imagino que estás al corriente de quien es en realidad Duo, ¿no? – interrumpió Quatre la escena romántica entre esos dos un poco más calmado. -Si, lo sé – le respondió acercándose a los demás. -¿Y cuales son tus intenciones? – preguntó Zech que se volvió a sentar junto a Wufei. -Te lo diré cuando me digas quien es ese – le exigió desconfiando del moreno que acompañaba a Zech. -Por él no te preocupes Heero, es un viaje amigo que ayudé anoche en un altercado cercano al Castillo, su nombre es Wufei Chang del Clan Chang. -¿Respondes por él? – le preguntó Heero mirando fijamente al moreno. -Nadie responde por mí – se dirigió a Heero indignado – soy libre para estar y hacer lo que quiera. -Tranquilo Wufei – le dijo Zech posando su mano sobre su hombro para calmarlo – Si Heero respondo por él, te doy mi palabra. -Bien, no confío en los desconocidos, debes saberlo. Sobre mi postura sobre la maldición, os ayudaré en todo lo que pueda para romperla, estoy cansado de ser lo que soy y la única manera de vivir en paz con Duo es rompiendo la maldición. -Me alegra oír eso Heero – intervino por primera vez Hilde – será mejor que saquemos cuanto antes a Duo de aquí, Odin seguro que no se quedará con los brazos cruzados. -Por ahora eso no será posible – anunció Heero – tenemos una pista que nos obliga a permanecer en el Castillo, además Odin ya sabe quien es Duo, y si quiere atentar contra él le dará lo mismo que sea aquí en el Castillo o fuera de él. Ayer hablé con él y le dije que no tenía intención en la maldición y que Duo es solo mi esclavo sexual, por ahora lo tengo controlado, mientras permanezcamos en el Castillo todo será menos sospechoso, por eso os hice llamar. Yo lo más seguro tendré que ausentarme en varias ocasiones por eso os necesito para que proteger a Duo. -Cuenta con ello – dijo Quatre – vas a explicar algo sobre la pista que habéis encontrado. -Por ahora no, es más seguro así. Solo necesito que busquéis información sobre los antepasados de la familia Maxwell desde hace trescientos años para atrás, hay buscar si en algún momento la familia Maxwell y la familia Yuy antes de convertirnos en vampiros tubo algo que ver, si tenían negocios en común, si habían lazos familiares, lo que sea por pequeño que sea. -Eso va ha ser difícil – habló Hilde – sobre la familia Maxwell no creo que haya problemas pero todo lo relacionado con a nuestro Clan, anterior a la maldición es muy escaso. -Pues ahí esta la clave – informó Heero. -Según lo que sabemos de la maldición es que dentro de nuestro Clan habría un miembro que sería El Elegido de igual manera sabíamos que el otro Elegido era del territorio de Gundam, por consiguiente si Duo es El Elegido es posible que su familia halla tenido algo que ver con la maldición hace quinientos años atrás. -Bien, pues así se hará – le comentó Quatre – hay que centrarse en alguien en concreto, hombre o mujer, edad determinada, etc. -No, eso de momento no lo podemos saber, por ahora habrá que investigar cualquier pista que enlace una familia con otra. -Entonces haremos lo siguiente, Zech te quedarás en el Castillo junto a Wufei, primero solucionarás su asunto y luego te encargarás de ponerlo a salvo lejos del Castillo, Hilde tú regresarás al Castillo Yuy y intentarás averiguar todo sobre la familia Maxwell y la nuestra mientras yo y Trowa nos quedaremos como apoyo mientras Zech esté ocupado. En cuanto reunamos toda la información necesaria nos marcharemos de aquí. -Me parece bien – comentó Zech. -¿De que asunto se trata ese que tienes que soluciona? – preguntó Heero a Zech. -Es sobre la familia de Wufei, tengo sospechas que está aquí retenida contra su voluntad. -Es posible Heero – intervino Duo – cuando baje a los calabozos vi a bastantes personas encerradas. -¿Vistes a una mujer de cabellos negros y largos de aspecto oriental parecida a mí? – preguntó de repente Wufei, acercándose a Duo. -Pues.. la verdad yo... – se sorprendió Duo al ver la efusividad con la que le preguntaba. -¿La vistes sí o no? – le volvió a preguntar zarandeándolo un poco por el nerviosismo. -Yo... -Suéltalo ahora mismo – le amenazó Heero apartando con fuerza a Wufei de Duo. -Heero, tranquilo – le pidió Heero al ver la mirada amenazante de Heero sobre el moreno – verás Wufei, lo lamento pero no la recuerda, había bastante gente allí abajo y todo esta bastante oscuro, solo que se es que hay varias celdas y una habitación cercana a ellas donde tienen retenidas a varias mujeres en estado, a la espera de que den a luz para arrebatarles a sus bebes. -Dios mío eso es horrible – comentó Trowa mirando acusatoriamente a Heero. Ahora no es el momento de ponernos histéricos – anunció Heero, lo primero es buscar esa información, luego ya veremos como sacamos toda esa gente.
Después de ultimar los últimos detalles, se dirigieron todos al gran salón donde seguros los demás vampiros les esperaban. A partir de ahora debían de jugar todos muy bien sus propias cartas si levantar ninguna sospecha, en cuanto alguno de ellos se delatase todo los demás estarían en peligro.
Continuará...
chipitaeresmas.com
Notas: Quiero darles las gracias a todas las personas que me enviaron reviews, lamento responderlas tan tarde pero la verdad no sabía como hacerlo así que lo haré desde aquí. Me alegra que os halla gustado y que disfrutéis con mi historia, es lo única que pretendo.
A Karin Nekoi, gracias por tus palabras, espero no haberte hecho llorar más, jeje a partir de ahora me portaré bien. Y tranquila habrá un lemon 1x2. Un abrazo.
A Aguila Fanel, ves primero Heero fue de los buenos luego pasó a ser de los malos pero gracias a nuestro Duo, volví al camino correcto. Besos.
A Sta. Misao, gracias por pensar que es bueno, me vas ha hacer sonrojar, normalmente siempre vemos a un Heero serio y frío pero esta vez quise que fuera alguien tierno al menos cuando era un bebé. Lamento haber tardado en responder. Un abrazo guapa.
A Phaedra, gracias por tus palabras, si seguis alabándome tanto no entraré por la puerta de mi casa, jeje. Gracias por escribirme.
Bueno creo no dejarme a nadie y de verdad siento no haberos respuesto antes. Un saludo a todo y a ti también Uru que se que andas por ahí. Jeje. Besos para todos.
