Los personajes de Gundam Wing no me pertenecen, no obstante incluiré algún que otro personaje según valla transcurriendo en la trama de la historia. Advertencias: Escenas: Angs., Lemon, Yaoi., según capítulos. Notas: Este es mi segundo fics, es un poco más cruel y violento que el anterior que el anterior.

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Yo te protegeré

Cap. 11

La tensión y la incomodidad se percibía en el ambiente, desde que llegaron a la habitación el silencio se había apoderado de ellos. Querían decirse muchas cosas pero a la vez no encontraban las palabras adecuadas para ello.

-Esto... Wufei será mejor que te des un baño – le sugirió Zech para romper aquel silencio tan molesto. -¿Es que huelo mal? – dijo ofendido Wufei, al oír lo que creía un insulto. -No que va – se apresuró a decir – tu hueles muy bien... quiero decir que... mira te lo digo porque tu ropa y tu cuerpo a cogido el olor de la mazmorra, solo lo he dicho por eso – se defendió Zech. -¿En serio? – preguntó sorprendido oliéndose la manga de blusón – yo no huelo a nada. -Pues si huele, no olvides que nosotros los vampiros tenemos un olfato muy delicado y perceptible, cualquier diferencia olorosa la podemos detectar con facilidad, por eso es mejor que te des un baño, cuando estés en el baño pásame tu ropa, le diré a la muchacha amiga de Duo que te la lave de paso le pediré algo de comer para que cenes antes de acostarte. -¿Y que voy a ponerme mientras tanto? – preguntó avergonzado y rojo como un tomate. -Mira en este vestidor debe de haber ropa que te vaya bien – le comentó Zech acercándose al vestido – escoge lo que más te guste, no creo que ha nadie le importe. -Está bien escogeré algunas – le respondió mientras rebuscaba entre la ropa escogiendo una blusa de anchas mangas con cuello en "v" de color morado con su pañuelo para el fajín a juego con la camisa y unos pantalones negros largos que conjuntaban con sus botas, todas las prendas eran más o menos de su talla – creo que con esto es suficiente – le anunció a Zech. -¿Creo que te falta algo más? – le dijo Zech con una sonrisa pícara. -¿Sí, el qué? – le preguntó sin saber a que se refería. -Pues a esto – dijo sonriendo Zech sacando de un cajón del vestidor una muda limpia de ropa interior. -A eso... jeje es que... yo no suelo usar ropa interior – dijo con algo de vergüenza y totalmente colorado – por eso no cogí una. -A... a.. bueno, no pasa... no pasa nada – dijo cortado y rojo, al ver como su broma por hacer sentir vergüenza al moreno, le había salido mal, siendo él el avergonzado ahora. -Será mejor que me valla a darme un baño – le dijo cogiendo toda la ropa que había escogido para llevársela al baño. -Espera, diré que te preparen el baño, deben de traer agua caliente, mientras ver desnudándote, quiero decir quitándote la ropa, mientras yo voy avisar. -Errr... sí claro. Mientras que con algo de vergüenza Wufei se quitaba toda su ropa, Zech se apresuró a llamar a las sirvientas que se encargaba de aquellas habitaciones, enseguida volvió a la habitación ya que no quería dejar mucho tiempo a solas a Wufei. Al entrar a la habitación de nuevo se acercó a la puerta del baño y tras golpear suavemente la puerta llamó al moreno.

-Wufei, estás ahí? – preguntó al no oír ruido dentro del baño. -Ehh... sí – se oyó la voz de Wufei tímida y cortada. -Ya he avisado para que te suban agua caliente, si quieres puedes pasarme la ropa y así en cuanto lleguen las bajaré a las cocinas. -Esta bien – se volvió a oír la voz de Wufei – espera un momento – se hizo una pausa para luego volverse a oí al moreno – ya puedes pasar – dijo algo cortado. -Bien voy a entrar – le anunció estando más nervioso él que el moreno.

Lentamente abrió la puerta del baño quedando extasiado ante la visión. Wufei estaba de pie a unos metros de él, llevaba el pelo suelto cayéndole por los hombros por debajo de ellos contrastando con la piel canela de su estilizado pecho expuesto como una obra de arte, sus manos sujetaban fuertemente una toalla que había enrollado alrededor de su cadera tapándole hasta media pierna, pudiendo apreciar parte de sus fuertes piernas y sus sensuales pies descalzos sobre el mármol frío del suelo. Su ropa estaba amontonada no muy lejos de él, iba a agacharse para recogerla y entregársela al vampiro rubio cuando Zech se le adelantó recogiendo él mismo la ropa y quedando muy cerca de él.

-"Dios, es la criatura más hermosa que he visto desde hace mucho tiempo" – pensó para él mismo Zech – "Zech contrólate, no olvides que debes comportarte, solo puedes considerarlo como un amigo y nada más, olvida lo que has visto y lo estás sintiendo en estos momentos" – se regañó el mismo. -¿Ocurre algo? – preguntó Wufei al ver confusión en el rostro del vampiro y al notar como rehuyó de su mirada. -Eh... nada, solo estaba pensando en cosas mías, en seguida que estén listas tus ropas ordenaré que te las suban – le dijo queriendo salir pronto de aquel cuarto de baño. -Espera – le dijo sujetándole de la muñeca para evitar que se marchara de aquella manera tan extraña, hasta ahora jamás se había comportado como lo estaba haciendo ahora, parecía que le temía, que no quisiera estar en le mismo lugar que él - ¿A pasado algo? ¿he hecho algo indebido? – preguntó extrañado y en parte dolido por el rechazo de Zech, no es que hubiera planeado que ocurriera algo al encontrarse con él estando él prácticamente desnudo pero le extrañó que el rubio no bromease sobre la situación –"que extraño estoy prácticamente en bandeja para él y ni siquiera se atreve a mirarme" "pero que estoy pensando, él es un vampiro y no me atrae para nada" – se recriminó mentalmente. -Esto... no. "Dio no me lo pongas más difícil" – pensó estremeciéndose por el contacto de la cálida mano de Wufei sobre la suya – "Contrólate Zech, contrólate... ¿es que ya te has olvidado de Treize?, juraste ya no volverte a enamorar nunca más, ¿enamorarme? ¿me estoy enamorado de este joven o ya lo estoy?" miles de preguntas pasaban por su mente en escasos segundo – Esto... creo que llaman a la puerta, deben de ser las sirvientas – le respondió saliendo cuanto antes del baño para poder serenarse un poco.

No tardaron mucho tiempo en llegar varias muchachas llevando los cubos con el agua caliente. Tras recibir la autorización del Zech para entrar en la habitación y la del moreno para llenar la bañera, las jóvenes muchacha abandonaron la alcoba con cierto rubor en sus mejillas al haber visto al joven moreno en paños menores. Cuando se hubo cerciorado que Wufei tomaba su baño, Zech salí de la habitación para llegar la ropa a las cocinas y de paso dar un paseo para serenar su mente y corazón. Bien pudo haber entrado las ropas a las criadas pero por una extraña razón, o mejor dicho, por querer permanecer más tiempo con el olor de ese joven entre sus manos, decidió ser él quien se encargaría de que la muchacha llamada Lena, la amiga de Duo, las lavase, sin llamar la atención. A pesar que ya había amanecido, el Castillo estaba a oscuras ya que la gente que se encargaba del mantenimiento del lugar tenía las órdenes de mantener a oscuras todas las estancias por donde los vampiros pudieras estar, es caso de no querer irse a dormir, por el motivo que fuera, por eso Zech ahora paseaba tranquilamente por los pasillos sin temor a que el Sol le afectase en lo más mínimo. Sin poder conseguir relajarse se dirigió a la biblioteca para intentar distraerse con algún libro antes de regresar a la habitación para dormir. Ya había avisado que en una hora más o menos le subieran la cena a Wufei, además la protección que puso sobre la puerta de la habitación le dejaba tranquilo, ya que ningún peligro podría correr el moreno por no estar él.

Wufei salía del cuarto de baño con una toalla sobre su cadera mientras que con otra toalla se secaba el cabello. Le pareció extraño no encontrar a Zech en la habitación, pero tampoco quiso darle importancia, quería olvidar los extraños sentimientos que le hacían sentir cuando estaba cerca del vampiro. Con tranquilidad se acercó a la cama dejando sobre ella la ropa que se iba a poder, auque pensándolo mejor, sería mejor buscar solo una camisola larga para dormir, ya que no quería dormir vestido. Esta rebuscando cuando sintió una presencia que entraba en la habitación.

-¿Dónde te habían metido? – preguntó Wufei sin darse la vuelta mientras buscaba una camisa para poder dormir con ella – no sé que te pasa pero te estás comportando muy raro. -Hn – oyó como respuesta. -Está bien, si no me lo quieres explicar no lo hagas – dijo sin muchas ganas de discutir – estoy buscando una camisa para dormir con ella, así no arruinaré la ropa que escogí antes – comentó al sentir como Zech se ponía detrás de él - ¿ocurre algo? – preguntó queriendo darse la vuelta. -Shhhhhhhhh – le silenció abrazándolo por detrás poniendo sus manos sobre el vientre plano y desnudo, ya que aún permanecía con tan solo la toalla sobre su cintura del moreno a la vez que le acariciaba lentamente. -Pe... pero que haces – dijo nervioso al notar con le estaba acariciando - ¿a qué viene esto ahora? – preguntó desconcertado. -Eres demasiado tentador encanto y nos es muy conveniente que te pasees por ahí provocando a la gente, precioso – le susurró una voz en su oído mientras apretaba el cuerpo del moreno sobre el suyo. -Pero que demonios... – se puso en alerta empujando a esa persona que no había reconocido como Zech - ¿qué hacer aquí? ¿cómo has entrado? – le preguntó molesto al reconocer a ese ser tan despreciable. -Tranquilo precioso, solo he venido a hacerte compañía, vi como Zech te dejaba solito y pensé que eso no era correcto, un bombón como tú no puede estar solito en una cómoda habitación. -Eso no es asunto tuyo, así que lárgate ahora mismo gusano, si no quieres que te vayan mal las cosas – le amenazó decidido Wufei. -Uuuu, no seas malo, yo te me preocupo por ti ¿y me lo pagas de esta manera? – le dijo con burla acercándose al moreno viendo como este retrocedía. -Te estoy avisando, lárgate ahora mismo, si aprecias tu miserable vida – le dijo retrocediendo hasta chocar contra la cama – no quiero saber nada de ti, has olvidado a quien pertenezco – le dijo intentando convencer al vampiro para que desista de su acoso. -Je, si crees que eso haré que mi deseo de tenerte desaparezca por ser de Zech estás muy equivocado. En el pasado eso no me detuvo y no pienso hacerlo ahora – le habló con burla. -Maldito hijo de perra – le insultó al acodarse de lo que le hizo a Treize – eres una rata asquerosa – le dijo tirándole a la cara la ropa que tenía sobre la cama para aprovechar la sorpresa para escapar de la habitación.

A pesar de haberlo tomado desprevenido, no le sirvió de mucho a Wufei ya que gracias a su velocidad Shoyo llegó hasta Wufei arrinconándolo contra la puerta golpeado su cuerpo desnudo contra la noble madera.

-Arrrggg – se quedó Wufei por el impacto recibido. -Buen intento precioso, pero no ha sido efectivo, ahora vayamos al grano, he venido con un propósito y no me iré sin conseguirlo – le comunicó para después besarlo con lujuria a la vez que con un fuerte tirón le arrancaba la toalla de la cintura, haciendo una fuerte rozadura sobre la cadera derecha. -Maldito desgraciado – le insultó cuando pudo romper el beso mordiéndole el labio partiéndoselo y escupiéndole la sangre que le entró en la boca a la cara – muérete bastardo. -Maldito chiquillo consentido – dijo molesto golpeando la mejilla de Wufei – debo decirte que mi paciendo no es una de mis virtudes, así que te aconsejo que no me hagas cabrear o las cosas te irán peor – tras decirle esto con un rápido movimiento se colocó a Wufei sobre su hombre como un saco de patatas y lo llevó hasta la cama tirándolo sin cuidado sobre ella. -Te he dicho que me sueltes – dijo revolviéndose sobre la cama. -Ni lo sueñes pequeño – le dijo subiéndose a la cama y sentándose sobre las piernas de Wufei para inmovilizarlo – ahora vas a ser mío y no quiero ningún jueguecito extraño – le comentó sacándose la camisa que llevaba para ponerse más cómodo. -¡Que me sueltes desgraciado! – le gritó poniéndose cada vez más nervioso e histérico - ¡¡Zeeechhhh!! – gritó pidiendo auxilio. -¡Cierra la boca! – le golpeo la cara, molesto, al ver que no se callaba cogió el cinturón morado que había escogido Wufei para vestirse antes, ya que no se lo había tirado antes junto con la demás ropa y le amordazó la boca con ella, logrando que de esta manera permaneciera prácticamente en silencio.

Wufei forcejeaba intentando quitarse al vampiro moreno de encima de él pero su fuerza no podía equipararse con la del vampiro, su desesperación iba en aumento, sobre todo al sentir como se había incorporado sobre él para comenzar a besarle sujetando su cara para no rechazarlo. Las manos de este recorrían el cuerpo asustado de Wufei sin descuidar ningún rincón a la vez que comenzó a besar su cuello y clavícula.

-Eres tan apetecible, mmmm – gimió Shoyo – no sé si podré contenerme para no morderte – le dijo con malicia pasando su lengua mojando el cuello, en concreto donde latía desesperadamente su yugular, para luego hacer el mismo recorrido con sus colmillos pero sin llegar a perforarle. -Uuummmmm, - intentó protestar Wufei pero la mordaza le impedía poder articular palabra. -Mmmm, ya no puedo esperar más – le anunció Shoyo – ahora serás mío y cuando te marque, tú queridísimo Zech no podrá hacer nada para evitar que te lleve conmigo, serás mío y de nadie más – le informó para luego comenzar a recitar un sortilegio de magia negra, con el cual inmovilizó por completo el cuerpo de Wufei pudiéndose retirar de encima de él para poder tener más libertad de movimiento y así jugar un rato con él. -Uuuuummmm – exclamó asustado al ver como su cuerpo no respondía. -Jeje, tranquilo precioso, tu inmovilidad es solo temporal, así podré tener las manos libres para poder disfrutar más de tu cuerpo y darte el placer que merecer, jajaja, no creas que no tomo en cuenta las necesidades de mis amantes, jajaja.

Al ver el rostro asustado de Wufei, Shoyo no pudo contener las carcajadas, se puso de pie junto a Wufei, lo más cercano posible a él y con lentitud y sensualidad, se fue retirando las ropas, obligando a Wufei a mirarlo. Shoyo estaba orgulloso de su porte, sabía que su cuerpo era atractivo, bien proporcionado y forjado por duros ejercicios y entrenamientos, por lo cual se exhibió sin recato antes los ojos asustados por lo que vendría después.

-¿Te gusta lo que ves? – le preguntó seguro de la atracción que debía sentir Wufei en esos momentos – porque lo que yo veo me gusta mucho, podría jurar que hasta has llegado a tentar a frío témpano de Zech, sino no me explico como pudo dejarte solo y a merced de cualquiera sabiendo que no estás marcado por nadie. -Uuumm – intentó hablar para insultarlo. -Pero tranquilo eso tiene solución, yo haré que me pertenezcas.

Sin perder más tiempo se subió de nuevo a los pies de la cama, primero beso los pies de su víctima para ir ascendiendo por su cuerpo recorriéndolo con su lengua hasta llegar a la entrepierna lánguida y sin respuesta de Wufei. Shoyo se dedicó a oler la zona y rozar apenas la piel sensible de Wufei con su nariz y sus labios. Con algo de molestia se separó de la entrepierna del moreno al notar como éste no reaccionaba como el esperaba y reinició su ascenso por el cuerpo del joven exótico para volver a detenerse pero esta vez sobre unos de sus pezones que se lo introdujo en su boca hasta que lo sintió endurecido, así estuvo durante un rato atendiendo primero un pezón y luego al otro, reiterativas veces. Wufei gruñía para que dejase de tocarlo, sentían un asco por todas las zonas por donde ese desgraciado le había tocado, quería gritar, pedir auxilio a alguien quien lo pudiera escuchar pero todos sus intentos eran en vano, su garganta comenzaba a irritarse y a dolerle, le parecía que en cualquier momento comenzaría a sangrar del esfuerzo que estaba haciendo, pero no podía detener esas nauseabundas caricias. Ya no podía más se sentía derrotado y exhausto, todo le comenzaba a darle vueltas, se quería morir, no podía creer que todo acabase de esa manera, no podía permitir que un sucio y indeseable vampiro le arrebatase algo tan preciado para él, no quería entregarse a un ser que odiaba tanto y le asqueaba, al menos no a ese vampiro moreno que lo manoseaba como quería, entonces la imagen de Zech le apareció en la mente, como una necesidad se aferró al recuerdo del rubio vampiro, se obligó a pensar en él y no en el que estaba sobre él apunto de violarlo. En su mente pudo reconocerlo con claridad, vio cada rasgo de su cara, cada músculo de su cuerpo, recordó su calor al estar junto a él hasta pudo percibir su olor como si en esos momentos estuviera en aquella misma habitación y sin poder evitar el pensamiento que surgió de lo más profundo de su corazón, deseo que aquel despreciable ser que iba a poseerlo contra su voluntada fue Zech y no ese demonio que se refregaba contra su cuerpo. Y por primera vez en mucho años, su miedo, frustración e impotencia se manifestó en sus ojos en forma de lágrimas. Shoyo notó el cambio en el cuerpo del joven, había dejado de forcejear y ya apenas se movía, le miró a la cara y descubrió que la mirada de ojos negros estaba perdida en algún punto inexistente, se había dado por vencido a lo inevitable. Sonrió, con triunfo, había sometido a ese joven rebelde. Su excitación fue en aumento, le gustaba hacer sufrir a sus víctimas, así que continuó con sus tortuosas caricias, se tumbó sobre el cuerpo de Wufei abriéndole las piernas para acomodarse entre ellas y así tener mayor contacto entre sus miembros, sus labios no dejaron de besar y morder la base del cuello y hombros del joven mientras que con una de sus manos apretaban el adolorido pezón y con la otra apretaba las nalgas redondas contra él. Los jadeos de Shoyo no se hicieron esperar, se refregaba contra el cuerpo inerte de Wufei, cosa que comenzó a molestarle, en un ataque de furia, le arrancó la mordaza y le golpeó en la cara para hacer reaccionar al moreno pero lo único que consiguió, fue que Wufei murmurase palabras sin sentido, pero hubo una que si la entendió y le enfureció aún más.

-¿¡Cómo te atreves, maldito desgraciado!? – le gritó golpeándolo de nuevo pero esta vez un hilo de sangre le resbaló de los labios – no te atrevas a murmurar su nombre cuando estás conmigo, ¡me oyes! Eres igual que ese maldito de Treize, que por más que lo poseía una y otra vez no dejó de llamarlo, me das pena – le dijo con furia sujetándole del cuello casi estrangulándole.

Su paciencia se había acabado, sin quererse controlar más con un rápido movimiento de su mano le hizo un corte más o menos profundo en la base del cuello a la altura de su yugular, al ver como rápidamente comenzó a sangrar, se acercó hacia la herida y comenzó a lamerla, introduciendo su lengua haciendo que Wufei se quejara inconscientemente de dolor, sus lágrimas aun caían sin parar aferrándose con sus manos a las sábanas de la cama para poder mantener la toca cordura que le quedaba. Su mente solo procesaba que Zech era quien estaba en esos momentos con él, sin importarlo lo que le hiciera, quería entregarse a él, había tenido que reconocer que Zech le gustaba, se sentía atraído por él, no lo había querido reconocer hasta que fue demasiado tarde, su dignidad sería arrebatada en apenas unos segundos. Excitado por el sabor de la sangre del moreno Shoyo bajó una de sus manos tanteando el miembro que poco a poco iba respondiendo, sin querer esperar más buscó la entrada virgen de su víctima, una vez localizada enterró uno de sus dedos sin mucho reparo arrancando un grito de dolor del moreno haciendo que sus lágrimas salieran con mayor abundancia y notando como las manos de Wufei que antes se aferraban a las sábanas como pablas de salvación se habían agarrado a sus hombros clavándoles las uñas la hacer fuerza para intentar mitigar el dolor.

-Aaaargggg – se quejó entre adolorido y excitado Shoyo al notar como Wufei desgarraba parte de su piel – mmmm eres tan estrecho bombón – le susurró al oído Shoyo mientras movía su dedo intruso dentro del cuerpo del moreno – estoy deseando enfundarme dentro de ti – ronroneó deseoso a la vez que un segundo dedo entraba con dificultad. -Aaaarrrggghhhh!!!! – se quejó Wufei saliendo por un momento del trance al que se había impuesto para evadirse de la realidad. -Gime... grita mmmm eso me excita más – la lujuria se estaba apoderando de él

De pronto algo le llamó la atención, había sentido una presencia en la puerta de la habitación, pero al girarse no pudo ver a nadie por lo que se volvió a concentrar en su tarea. EL olor del cuerpo de su víctima junto con el olor de su sangre le nubló el sentido por un momento, cosa que le provocó la necesidad de saciar su sed con ese magnifica ejemplar, así que no se privó de tal placer, mientras penetraba furiosamente con sus dedos a Wufei, oyendo como se quejaba de dolor, se acercó a su cuello y tras besarlo con pasión no pudo contener más el deseo de enterrar sus colmillos en el frágil cuello y así lo hizo.

Arrrrrrhhhhh Zechhhhhhhhhhhhhhhh!!!!!!!!!!!! – gritó aturdido y adolorido Wufei sin saber que estaba ocurriendo, su vista se nubló y las pocas fuerzas que le quedaban le estaban desapareciendo por momentos, solo sentía un dolor intenso en su cuello y en su ano, a la vez que notaba como iba cayendo en la inconsciencia.

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Unos pasos apresurados le despertaron del sueño en el que había caído sin darse cuenta, entonces lo notó. Una extraña opresión en el pecho le hizo ponerse en alerta, algo andaba mal y lo primero que le vino a la mente fue Wufei. Iba a ponerse de pie cuando una muchacha bastante alterada entró en la biblioteca como si buscase a alguien desesperadamente, entonces sus miradas se encontraron y la sensación de opresión de su pecho aumentó a niveles peligrosos.

-¡Lord...Lord Merquise! – le llamó nerviosa y asustada – llevo... levo rato buscándolo, debe darse prisa – decía casi sin respiración, parecía que había estado corriendo buscándolo. -¿Qué ocurre Lena? – preguntó asustado al reconocer a la joven amiga de Duo - ¿por qué estas tan agitada? Tranquilízate y cuéntame que ocurre. -Se... se trata de Wufei-san – hablaba entrecortadamente recuperando el aliento - yo... yo hace un rato fui a su habitación... como me había ordenado... por Dios Lord Merquise, de se prisa... no sé como pero Shoyo- san está con él y... – rompió en llanto por la angustia – corra vaya a salvarlo Shoyo-san está abusando de él – concluyó por fin viendo la cara de horror y angustia de Zech para en un par de segundos verlo desaparecer para ir a ayudar a Wufei.

No tardó ni dos segundos cuando ya estaba delante de la puerta de su habitación, ésta estaba cerrada y agudizando su oído pudo escuchar los gemidos de esa rata y los gritos de dolor del moreno. Su sangre le hirvió en las venas, esta vez nadie le salvaría, lo iba a matar y a cerciorarse que sufriera y agonizara antes de acabar con él. Antes de abrir la puerta bajó su ki hasta hacerlo imperceptible para que no pudiera percatarse de su presencia y manteniendo la cabeza fría abrió la puerta sin el mayor ruido para entrar y ocultarse en una de las esquinas oscuras de la habitación. Desde allí pudo ver como Wufei estaba inmóvil sobre la cama y desnudo, no parecía poder moverse por lo que supo que Shoyo había utilizado sus poderes con él, su vista de lince le permitió ver Wufei sangraba débilmente por el labio y que había recibido varios golpes más pero lo que más le alteró y estuvo a punto de hacerle perder la razón fue ver como en el cuello del muchacho, habían marcas de colmillos y bastante sangre manchando su aterciopelada piel. Respiró hondo contando hasta diez para controlarse, según pudo apreciar Shoyo aún estaba en los preliminares, por lo que respiró algo más tranquilo al saberse que esa rata no había mancillado del todo a su chico. Pero eso sí, vio como Shoyo enterraba sin delicadeza varios dedos dentro del pobre chico. Wufei parecía estar fuera de sí, se quejaba del dolor que sentía pero no reaccionaba con violencia, cosa que le preocupó. El momento de intervenir había llegado al ver como Shoyo retiraba sus dedos algo manchados de sangre para sustituirlos por su miembro, justo en el momento en que iba enterrar de una sola estocada su sexo entre las nalgas de moreno, sintió como algo se le clavaba en el hombro atravesándole de lado a lado.

-Arrrrhhhhhggggggggg!!!!!!!! – gritó adolorido Shoyo sujetándose el hombro pero sin salir de entre las piernas del Wufei - ¡¡¡¡maldición, quien se ha atrevido!!!! – dijo furioso poniéndose de pie al lado de la cama – es que no ves que estoy ocupado, maldito desgraciado. -Pues esto no es nada con lo que te espera maldita rata – se oyó una voz entre las sombras con una seriedad calculadora y amenazante. -¿Quién eres?, muéstrate – exigió sin poder localizar a su agresor, mirando de un lado al otro. -Jeje, me sorprendes hijo de perra, ¿no sabes quien soy? Pues debería saberlo muy bien, solo te diré que te voy a matar, hoy será tú último día de existencia rata de alcantarilla. -Ja eso lo veremos, que pasa no quieres mostrarte por miedo a que acabe contigo, ¿eh querido Zech? – le retó con burla – eres un importunista, ¿lo sabes? Ahora que estaba en el mejor momento y llegas tú a molestar como siempre. -Que pena me has descubierto – dijo fingiendo pena – pero tranquilo que eso no quitará emoción – le anunció volviendo a concentrar su ki y lanzándoselo desde el otro lado de la habitación de donde se encontraba segundos antes, en una ráfaga de poder que le atravesó el costado de delante a tras. -Aaarggh, maldito seas muéstrate – le volvió a exigir. -Como quieras pero luego no te arrepientas – le dijo burlándose de Shoyo y apareciendo de entre las sombras frente a él.

Zech lucía con aparente calma, su rostro mostraba una sonrisa cínica y sus ojos destilaba fuego, el asesino que todo vampiro lleva dentro había surgido al exterior y era peligroso.

-¿Y bien, que vas hacer ahora que ya me tienes delante? – le preguntó irónico Zech a Shoyo. -Acabaré contigo de una vez por podas pero antes de matarte te diré que cuando lo haya hecho haré que te desangres en el suelo como la rata que eres y cuando ya no te quede ni una solo gota me revolcaré con tu amiguito sobre esta y me saciaré con él como lo hice con tu queridísimo Treize, jajaja. -¡Maldito hijo de puta! – le gritó furioso perdiendo la calma y lanzándose contra él.

Ambos cayeron al suelo y rodando, golpeándose con fuerza y lanzándose bolas de energía que explotaba al impactar sobre cualquier superficie. Quien llevaba las de perder era Shoyo ya que él ya estaba herido y perdía bastante sangre, su poder de curación no estaba funcionando tan bien como desease. En uno de tantos ataques, Shoyo lanzó una bola de energía pero Zech la pudo esquivar con facilidad pero al darse la vuelta para ver la trayectoria de la bola de energía vio con horror como ésta se dirigía hacia la cama donde Wufei permanecía aún sin reaccionar. Con toda la velocidad que pudo en segundos, interpuso su cuerpo sobre el de Wufei recibiendo de llego la bola sobre su espalda que la dejó seriamente dañada, esto le hizo mucha gracia a Shoyo.

-Jajaja, veo que sigues tan sentimental como siempre, te aconsejo que te concentres solo en mi sino te mataré en segundos, jaja, no puedes luchar contra mí si te preocupas por el bienestar del muñequito. -Cierra tu asquerosa boca, desgraciado – le ordenó molesto y adolorido Zech.

Con algo de trabajo se puso de pie mirando el hermoso cuerpo de Wufei tendido sobre la cama con los ojos cerrados y el pelo desordenado. Con mucho cuidado, levantó en brazos a Wufei llevándose con él las sábanas que se apresuró a taparlo con ellas y con un ágil movimiento saltó hasta la otra punta de la habitación, la más alejada de ellos, posando con cuidado a un semi inconsciente Wufei.

-Wufei, despierta, venga Wufei, abre los ojos soy yo Zech, ya todo pasó... Wufei, ¿me oyes? – le hablaba con preocupación y miedo -Arggghhh – gimoteó sin sentido Wufei que se encontraba aferrado al protector abrazo de Zech – Ze... Zech... ¿eres tú?... – preguntó confundido a la vez que entreabría los ojos centrando su visión en le rostro borroso que se le dibujada delante de él. -Wufei, sí soy yo, tranquilo todo pasó, ahora necesito que no te muevas de aquí, ¿me has entendido? – le comunicó algo intranquilo, ya que Shoyo no tardaría en volver a atacarle. -¿Zech?, que ocurre, yo... solo, oh Dios. - gimió al recordar lo que estaba ocurriendo y el pánico por primera vez se apoderó de él. -Shhhh tranquilo todo pasó, no te preocupes llegué a tiempo para que nada grave ocurriera, ahora tendrás que esperarme aquí, yo enseguida regreso, tengo que saldar una deuda con una rata asquerosa – le dijo sonriéndole para tranquilizarlo. -¡¡No... no me dejes!! – le pidió aferrándose a su cuello en un fuerte abrazo. -Tranquilo mi niño, no dejaré que nada más te ocurra, te doy mi palabra, te protegeré de todos, siento no haber llegado antes, perdóname Wufei – le dijo besando su frente con amor. -Zech – lo llamó Wufei sujetándole de la manga de la blusa antes de que se fuera – yo... ¿me has llamado mi niño? – le preguntó ruborizado. -Er... sí, verás yo... – intentó hablar pero los labios de Wufei le impidieron seguir hablando ya que lo besaba con algo de miedo y urgencia. -Esto... lo siento... yo... será mejor que hablemos luego – le sugirió avergonzado Wufei al haber reaccionado de aquella manera. -Sí es lo mejor, no te muevas de aquí – le dijo poniéndose de pie pero antes de marchase se volvió a agachar a la altura de Wufei y beso con pasión los dulces labios del moreno para desaparecer al momento.

-Bueno ya era hora – le dijo con burla Shoyo al ver como aparecía de nuevo frente a él Zech – estaba a punto de irte a buscar, ¿continuamos? -Será un placer, gusano – dijo Zech lanzándose de nuevo al ataque.

Los golpes y explosiones se volvieron a oír, llamando la atención de todos los habitantes del Castillo, que no tardaron en presentarse ante la puerta de la habitación de Zech, algunos quisieron entrar para intentar frenar aquella pelea sin sentido, como Quatre pero una fuerte fuerza los repelió sin dejarle entrar, solo les permitían ver desde el exterior lo que estaba ocurriendo en le interior. La ventaja que tenía Zech respecto a Shoyo ahora era casi inexistente, el golpe recibido en su espalda le estaba jugando una mala pasado por lo cual le restaba efectividad y fuerza en sus golpes, de una cosa estaba seguro, Shoyo era un buen luchador cuerpo a cuerpo, por consiguiente tenía que buscar otra técnica para poder acabar con él, esto era una pelea a muerte y no por ello debía de jugar limpio con una alimaña como esa. Mientras se defendía y atacaba a la ver Zech, fue concentrado su poder, debía de utilizar sus conocimientos en magia negra para acabar con él. Poco a poco Zech fue incrementando la velocidad, dando golpes certeros en el lastimado cuerpo de Shoyo para luego desaparecer entre las sombras de la habitación. Shoyo estaba sorprendido, pensaba que ya estaría acabado Zech, al ver como le iba costando repeler sus golpes pero de pronto vio como la velocidad de Zech iba en aumentó siendo él el que ahora estaba en serios aprietos. Cansado de jugar al ratón y al gato, Zech decidió que ya era el momento de poner fin al asunto así que concentrado su ki, le lanzó un conjuro que inmovilizó a Shoyo en el centro de la habitación, con pasos lentos se acercó a él con una sonrisa sádica en la cara.

-Bueno bueno... esto se va acabar pronto – le comunicó Zech a un asustado Shoyo – debí haber hecho esto hace mucho tiempo, pero por una promesa no lo realicé, pero bueno, ahora tengo otra promesa que cumplir, y esa es mi prioridad ahora, prometí proteger a una persona que se ha convertido en alguien muy especial, no sé porque te explico eso a ti, basura, tú no mereces ninguna explicación, pero da igual. Te hago saber que tú fin te ha llegado, pero tranquilo aún te quedan algunos minutos que los aprovecharas para sufrir a agoniza como lo has hecho tú en muchas ocasiones con gente inocente – le informó Zech. -Maldito desgraciado, puede que me mates pero jamás podrás borrar la huella que dejé en tus amiguitos, jajaj – se rió al ver como enfurecía su agresor. -¡Maldito! – gritó enterrando su puño en su estómago viendo como este escupía sangre. -Argggghhhh – se quejó sin poder ocultar su dolor. -Esto no acaba, hijo de perra – le dijo haciendo que Shoyo extendiera sus brazos en forma de cruz utilizando su telequinesia y suspenderlo a varios centímetros del suelo.

Con dos dedos de su mano, Zech los utilizó como puñal para perforar la piel de forma dolorosa en el pecho y brazos de Shoyo, que lo único que podía hacer era gritar de dolor.

-¡Zech, ya es suficiente! – se oyó la voz preocupada de Quatre que le gritaba desde fuera de la habitación. -Lo siento Quatre-sama pero esta vez no pienso detenerme – le habló sin darse la vuelta para hablar con Quatre – debe pagar por lo que ha hecho hoy y por lo que hizo en el pasado, lo siento Quatre-sama, pero no puedo obedecerte, no en esta ocasión – dijo con pesar pero con absoluta confianza en si mismo.

Shoyo perdía sangre con facilidad, pero su agonía aún no había acabado. Comenzó a golpearlo en la cara, partiéndole la boca y la nariz, incluso uno de sus colmillos salió disparado con un fuerte puñetazo de Zech. Zech retrocedió unos pasos alejándose del cuerpo suspendido de Shoyo que se encontraba bañado en su propia sangre.

-Ahora viene la mejor parte – le anunció Zech con ironía a unos metros de él. Levantó el brazo derecho extendiéndolo hacia Shoyo y concretó su poder para utilizarlo a distancia – Esto es por atreverte haber mancillado a mi pareja en el pasado – fue numerando a la vez que concentró su poder en le brazo derecho de Shoyo haciendo que sobre este hubiera tal presión que fracturara todos sus huesos, oyendo un grito agónico de Shoyo por respuesta a su poder – esto es haberlo envenenado y haberlo alejado de mi por tu codicia – y concentró su poder sobre el brazo izquierdo, obteniendo en mismo resultado – esto es por haber tocado con tu sucia boca a mi Wufei – se concentró en la pierna derecha – esto por haberte atrevido a tocarlo con tus asquerosas manos – ahora fue el turno de su pierna izquierda – y esto por haber intentando forzarlo – dijo concentrando su poder en el pecho pero esta vez sin mucha fuerza ya que quería que aún viviera para lo que vendría luego. -Maldito sea Zech..., estás disfrutando, ¿verdad?..., no sé de que te sorprendes tanto, argggg... eres igual que yo – dijo con apenas voz. -Eso no te lo crees ni tú – le dijo acercándose de nuevo a él para golpearle en la cara y tirarlo al suelo – no me compares con una basura como tú, yo no soy como tú – le digo dándole una patada en el estómago – bueno esto llegó a su fin – le informó acercándose ahora a donde estaba las ropas tiradas de Shoyo y tras limpiarse con ellas la sangre de sus manos y su cara se dirigió al vestidor para sacar una gruesa capa negra de mangas largas y capucha y unos gruesos guantes, se los puso cubriendo todo su cuerpo de pies a cabeza y se dirigió de nuevo hacia Shoyo, que al verlo con la capa puesta entendió lo que pretendía. -¿No te atreverás?, estás loco, ¿no has tenido suficiente venganza ya?, mátame ya aquí – le pidió entrando en pánico sin poder moverse. -Ni lo sueñes, aún queda lo mejor – le dijo sujetándole del pelo y arrastrarlo por la habitación como si fuera un trapo hasta la puerta de salida – dejarme pasar, no estoy para juegos – le amenazó a quienes miraba incrédulos la escena – he dicho que os quitéis de delante, ¿o preferís que os quite yo mismo? – dijo furioso. -¿Zech, que vas hacer? – le preguntó preocupado Quatre. -Lo que tuve que haber hecho hace 500 años. Ahora aún lado – exigió.

Poco a poco todos fueron dejando espacio para que Zech saliera arrastrando al desesperado Shoyo que pedía ayuda a gritos, pero que nadie tenía la mínima intención de ayudar. Zech salió hacia fuera de la habitación arrastrando de los pelos por el pasillo hasta llegar a las escaleras, que la fue bajando lentamente oyendo los quejidos de dolor y las suplicas de aquel vampiro. Una vez en el piso de abajo se dirigió hacia la puerta central, al estar delante de ella respiró hondo y tras asegurarse de que tenía todo su cuerpo cubierto con aquel tejido protector, abrió sin dudar la puerta saliendo al exterior arrastrando a Shoyo con él. El Sol del medio día brillaba con intensidad, Zech pudo notar como una fuerte presión se posesionaba sobre todo su cuerpo, sentía su piel como aumentaba de temperatura, la sensación de quemarse aumentaba por segundos. Con un rápido movimiento tiró a Shoyo delante de él que al contacto con los rayos de Sol comenzó a retorcerse de dolor, Zech retrocedió unos pasos para resguardarse en la escasa sombra que proyectaba la gran puerta de Castillo, quería ver como esa rata se deshacía hasta convertirse en polvo. Shoyo, comenzó a retorcerse por el suelo, debido a que no podía moverse ya que tenía todos los huesos rotos, su piel comenzó a ponerse roja a la vez que se llenaba de llagas que reventaban supurando un líquido amarillento, sus gritos de agonía se escucharon tanto fuera del Castillo como dentro, no le quedaba mucho tiempo de vida ya, el Sol seguía quemando su piel desnuda volviéndose cada vez más oscura hasta ponerse completamente negra y ahí comenzó a agrietarse para ir cayéndose en pedazo hasta convertirse en polvo. Por fin todo ya había acabado, lamentó no haber podido cumplir la promesa a Treize, pero seguramente entendería el porque lo hizo, debía de proteger al nuevo dueño de su corazón, y pidió perdón a su antiguo amor por ello, con dificultad se giró para poder abrir la puerta para regresar a la protectora oscuridad pero antes de hacerlo notó como un bello colorín alegre se posaba en su guante, piando cantarín. Era un ave como los que le gustaba criar a Treize en el pasado, sin poder contener las lágrimas acarició al bello pajarillo que le respondió agradecido por la caricia cantando con alegría y entonces lo supo... Treize le había mandado a través de ese hermoso pajarillo su aprobación para que amase de nuevo, pudo sentirlo al tocar al pajarillo, al respirar esa brisa que lo envolvió al pensar en su antiguo amor, y tras dejar caer una lágrima de agradecimiento levantando su mano para que el colorín emprendiera su vuelo, con dificultad abrió la pesada puerta para cerrarla detrás de él. Todos lo miraba sorprendido desde arriba de las escaleras sin atreverse a mover nadie, Zech dio unos pasos hacia el interior del recibidor del Castillo, para caer de golpe contra el suelo, sin fuerzas para seguir.

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En la habitación de Heero, los gritos escuchados en alguna habitación de aquel pasillo los despertó a ambos.

-¿Heero que es todo ese alboroto? – preguntó asustado Duo que se abrazaba al fuerte cuerpo de Heero. -No sé... espera un momento, iré a ver – le respondió Heero levantándose de la cama que compartía con Duo para ponerse unos pantalones marrones anchos y un poco más abajo de la rodilla para salir de la habitación descalzo.

Varios minutos después Heero regresó sonriendo, parecía contento por algo, al entrar a la habitación cerró la puerta tras él para luego dirigirse de nuevo a la cama no sin antes volverse a quitar el pantalón para adentrase bajo las sábanas totalmente desnudo para abrazarse a Duo que lo esperaba curioso.

-¿Y bien? – preguntó curioso Duo. -Nada sin importancia – le respondió besando los labios de su amante. -¿Cómo que nada sin importancia? ¿no me lo vas a contar? – dijo algo molesto. -Eres un cotilla – dijo besándole la punta de la nariz – solo se trata de Zech, se ve que por lo visto le está dando su merecido a la rata de Shoyo, lo más seguro es que ese baka haya querido propasarse con el chico de Zech y ahora le está dando la paliza de su vida, jeje, se lo merece. -¿cómo lo has sabido? ¿Te lo ha contado alguien?. -Pero que cotilla eres... no me lo ha dicho nadie, lo he podido oír desde el pasillo, contento – fingió estar molesto por el interrogatorio. -Vale, vale, ya no te pregunto nada más – le dijo Duo haciendo un puchero. -Anda tonto, ven aquí - le dijo acercándolo más a su cuerpo para besarlo con pasión - ¿tienes sueño Duo? – le preguntó de repente. -No ahora mismo no, ¿por qué?. -Es que se me había ocurrido que podíamos hacer una cosa juntos – le dijo sonriendo. -¡¡¿Otra vez?!! – exclamó sorprendido por el fuerte lívido de su amante. -No baka, no me refería a eso – le comentó riendo a la vez que enredaba sus dedos por la sedosa cabellera de Duo. -¿Entonces a que te refieres? – le preguntó curioso. -Me gustaría que leyéramos un rato el Diario de tú antepasado, los dos juntos, ¿qué te parece? – le sugirió Heero. -Me parece estupendo – le dijo abrazando a Heero para besarlo a la vez que sacaba el libro de debajo de la almohada. -Espera, pongámonos más cómodos – le sugirió Heero a Duo, que se colocó apoyando la espalda en la cabecera de la cama sobre los almohadones – ven apóyate sobre mí, entre mis piernas así te podré abrazar mientras leemos. -Mmmmm... no sé si me podré concentrar en la lectura teniendo tu cuerpo pegado al mío – ronroneó pegándose a Heero que lo recibió con un abrazo cálido. -Baka – le respondió haciéndose el enfadado. -No es mi culpa que me atraigas tanto, jeje. –se rió Duo cubriendo su cuerpo y el de Heero con la suave sábana. -Anda lee, ¿por donde te quedaste? Le preguntó viendo como Duo iba pasando las páginas. -Más o menos sobre la mitad, a principios del mes de Mayo de 1204. -Pues continua – le pidió besando su cuello.

Lunes, 17 Mayo de 1204

Otra vez aquí de nuevo, jeje, escribiendo en un diario, parece
mentira lo que
puede cambiar la vida de uno sin saber, hace meses escribía en
estas páginas
para desahogar mi tristeza y pesar ya que mi vida hasta entonces
era horrible
y muy desdichada pero ahora, mmmmm, ya no es así, ahora te
escribo para que
sepas querido diario lo muy feliz que soy, he conocido el amor y
lo que se siente
al ser querido por alguien y me siento tan bien, mi felicidad
aún no es plena,
pero no tardará en serlo, lo presiento. Hace dos semanas de
aquella maravillosa
semana en la Casa del bosque, extraño tanto aquellas noches, el
despertar
abrazado a su cuerpo, oler su olor nada más despertar
sintiéndome amado a
cada hora del día, lo extraño tanto... Durante estas dos últimas
semanas nos
hemos visto en un par de ocasiones, la última vez fue anoche,
sin poder aguantar
más escapé de mi habitación a altas horas de la noche y fui a su
casa, sé que
fue algo imprudente, pero necesitaba verlo, aún recuerdo la cara
de sorpresa
al verme picar en la puerta de su balcón, jeje, no fue fácil
tuve que trepar por
la enredadera hasta el segundo piso pero valió la pena, como en
muchas
ocasiones pasadas, aprovechamos nuestro encuentro casual para
amarnos
como nosotros deseábamos, pase las mejores horas de toda la
semana, después
con algo de pereza por salir de su cama tan calentita me
acompañó de regreso
a casa sin que nadie se percatase de mi ausencia, jeje, estas
escapadas son las
mejores, jeje, pero tengo que dejar de hacerlas no quiero que
nos descubran
antes de hora.
Hay una cosa que me está inquietando, hace unos días que mi
padre está muy
extraño, no sé su comportamiento no es muy normal, ha dejado de
atosigarme
sobre el asunto del compromiso con Lady Relena, incluso ya no
pone pegas a
mis continuas salidas sin aviso alguno, espero que no sospeche
nada, aunque
no creo si sospechase algo no estaría tan tranquilo, estaría
gritándome y
apaleándome para hacerme entrar en razón, no sé, es muy extraño,
hasta madre
se comporta diferente conmigo, está algo distante y triste,
supongo que algo le
preocupa, a lo mejor es algo referente al trabajo de padre y yo
estoy suponiendo
cosas extrañas, creo que mejor hable con madre, ella nunca se ha
negado ha hablar
además ella siempre me lo cuenta todo. Bueno ya veré lo que
hago, por ahora
me despido.

Un saludo, se despide Duo B. Maxwell

X X X X

Jueves 20 de Mayo de 1204.

Hola querido diario, hoy no tenía pensado escribirte, ya que no
estoy muy
animado para ello. Verás, el otro día te comenté que mi familia
estaba muy
extraña, pues aún pienso lo mismo, el ayer intenté hablar con
madre y por
primera vez en mi vida madre puso mil y una excusas para no
hablar conmigo,
estoy notando que algo me ocultan, he escuchado a mis hermanas
cuchichear
sobre mi pero siempre que aparezco, cambian de tema o
simplemente se van,
Creo que algo deben de saber, será mejor que hoy vaya hablar con
Heeroshi, no
creo que pueda aguantar mucho tiempo esta situación, me siento
observado y
juzgado en todo momento. Cambiando de tema, ya tengo todo preparado
para
partir cuando Heeroshi me lo indique, hasta ya escribí una carta de
despedida
a mi familia, sé que no se la merecen, pero aún así le he escrito para
contarle el
motivo de mi huida y con quien me voy, sé que les molestará, incluso
me
maldecirán por comportarme de esta manera, pero ya todo me da igual,
sé que
ellos no me aceptarán tal como soy yo y por eso no espero nada de
ellos, solo
me importa Heeroshi, solo él y yo.
Bueno te dejo por ahora, esta tarde me reuniré con Heeroshi para
hacerle
conocer la situación, espero que todo salga como hemos planeado.

Se despide, Duo B. Maxwell.

X X X X

Sábado, 22 de Mayo de 1204.

Hola querido diario, por fin ha llegado el esperado momento,
como te comenté
el jueves me reuní con Heeroshi a las afueras del pueblo, le
conté la situación
con mi familia y él estuvo de acuerdo con que sería mejor
marcharnos cuanto
antes, por eso hemos decidido partir el próximo Lunes 24 de
Mayo, hoy como
quedé con Heeroshi haré mandar mis pocas pertenencias a la Casa
del Bosque,
de allí partiremos hacia nuestro futuro juntos. Fui yo quien
propuso partir
desde allí, ya que esa Casa tiene muy buenos recuerdos para
nosotros, será
nuestra última noche el esta Región, en este país y por eso a
modo de
despedida de nuestra antigua vida le diremos adiós, pasando la
última
noche en la Casa donde me entregué por primera vez a mi gran
amor a Heeroshi.
Puede que sea una idea tonta y algo romántica para un chico,
pero quise que
fuera así. Ahora tengo que llamar a Setsua,, él es un hombre de
confianza y
sé que no dirá nada ni preguntará del porque tiene que llevar
mis valijas de
incógnito a la Casa del Bosque.

Bueno me despido, seguramente mañana será la última vez que te
escriba
desde este país, jeje, la próxima vez que lo haga será desde
nuestro nuevo
hogar, lejos de esta vida tan hipócrita y falsa.

Se despide hasta mañana, Duo B. Maxwell.

X X X X

Domingo, 23 de Mayo de 1204.

Hola querido diario, te escribo en un momento de tranquilidad,
hoy a sido un
día agitado, de madrugada escapé de la Casa para dirigirme a las
afueras del
pueblo donde Heeroshi me esperaba con su caballo pura sangre
Zero. Desde
allí nos dirigimos hacia la Casa del Bosque llegando a media
mañana, con
todo preparado para salir a la mañana siguiente decidimos
recorres todo
aquellos lugares donde antes habíamos estado, para regresar a la
hora de
comer, aunque se nos hizo muy tarde, jeje. Después de comer
decidimos pasar
el resto de la tarde y toda la noche en nuestra habitación para
rememorar los
días felices que pasamos en esta habitación. Como siempre
Heeroshi estuvo
fantástico, es el mejor amante que nadie puede soñar, se
preocupa de darme
el placer que yo necesito, siempre anteponiéndome a mi antes que
su placer,
es tan tierno y cariñoso que me lo comería. Como cada vez al
terminar
nuestro ritual de entrega mutua, Heeroshi siempre me acariciaba
el hombro
derecho dibujando con sus dedos el símbolo de su apellido (  )
repitiéndome
siempre las mismas palabras "... sabes una cosa mi amor...
desearía poder
marcarte para que todo el mundo supiera que eres mío... tatuaría
mi emblema
en tu hombro, llevarías mi marca y así te reconocería por toda
la eternidad,
mi amor..." siempre que me hacia en amor acababa acariciándome y
diciéndome
lo mismo y debo reconocer que eso me encanta. Ahora mismo estoy
observándole
dormir y parece un ángel. Supongo que por mi mala caligrafía
habrás notado
que estoy escribiendo sobre nuestro lecho, estoy tan nervioso
que no puedo
pegar ojos, hace solo unas horas que ha anochecido y no consigo
dormirme,
estoy deseando que amanezca cuanto antes, Heeroshi a caído
rendido de
inmediato, jeje duerme como un bebé, se ve tan vello con ese
rostro
desprovisto de preocupación con sus mechones de pelo castaño
rebelde que le
cae en la cara que no puedo contener las ganas de besarlo...
Mmmmm... se
ha despertado... mmm te escribo luego... mi ardiente amante
requiere de mí
persona en estos momentos y no l e puedo defraudar...

X X X X

-¿Que extraño? – dijo Duo dejando de leer – a partir de aquí, las siguientes páginas están en blanco, es como su mi antepasado haya dejado de escribir. -¿Ya no hay más páginas escritas? – preguntó sorprendido. -Espera déjame ver – le dijo pasando varias hojas – mira aquí hay más escrito, pero... si es la otra caligrafía que vi al hojearlo cuando lo encontré por primera vez, la letra es distinta y la tinta utilizada es muy extraña, es rojiza, ¿qué extraño? – le comentó a Heero levantando el diario para que lo pudiera observar. -¿Haber, déjame ver esa tinta? – dijo sorprendido al ver aquel color rojizo de la tinta – por todos los demonios juntos, esto es... – dijo sorprendido al reconocer aquella extraña tinta. -¿Qué es? – preguntó curioso Duo arrebatándole el diario de sus manos. -Estas páginas... están escritas con sangre – le respondió sorprendido por el descubrimiento. -¡¡¡¡¿¿¿Queeeee???!!!! – gritó sorprendido dejando caer el libro de sus manos con horror – pe... pero como es posible, esto es horrible, ¿de quien era esa sangre? y ¿porque la utilizaron para escribir en le diario de mi antepasado? – preguntó exaltado aferrándose al abrazo de Heero. -No lo sé Duo, la respuesta puede que esté en esas páginas – le advirtió seriamente, la verdad a él también le había sorprendido descubrir que alguien había utilizado sangre humana para continuar con el diario del antepasado de Duo. -Pues yo no pienso tocarlo, que horror, y yo he estado durmiendo con esa cosa bajo mi almohada, cada vez que lo pienso me dan escalofríos – comentó horrorizado. -Tranquilo Duo no es para tanto, ven dame el libro yo lo leeré para los dos, quédate a mi lado, ya verás como todo tiene una explicación. -Pues no estoy muy convencido – dijo con un puchero, recostándose sobre Heero apoyando su cabeza en el vientre a la vez que escuchaba atentamente. -Veamos haber... – dijo cogiendo el diario para comenzar a leer por la primera página con caligrafía de sangre – esta primera hoja data de 14 de Junio de 1214.

Martes, 07 de Junio de 1214.

Estoy aquí de nuevo, anhelando lo que perdí hace exactamente
diez años en
aquel fatídico días, desde entonces mi vida ya no tiene sentido.
Por culpa de
esa gentuza lo perdí todo, absolutamente todo y no hay día que
me maldiga
por no haberlo evitado, fui un incauto.
Aunque hoy hace diez años delo ocurrido, puedo verlo y
recordarlo como si fuera
ayer y para mi desgracia cada ver que cierro mis ojos veo la
agonía que tuvo
que sufrir él, por haberme amado como lo hizo.
Hace unos ocho años reuní todo el valor que me quedó para
revisar tus
cosas, mi amor, hasta entonces no tuve ni el ánimo ni el coraje
de hacerlo,
llevaba dos años sin ti y tocar tus cosas se me hacía muy
doloroso, quería
dejarlo tal y como tú lo dejaste con la vana esperanza que algún
día entraras
por esa puerta y me sonrieras como lo hacías en el pasado, lo
más seguro es
que me riñeras por el aspecto tan lamentable que tenía entonces
y ahora,
pero eso jamás ocurrió, entonces lo hice, tenía que hacerlo,
Dios, mis ojos no
se han secado, siguen cayendo lágrimas al recordarte, por cada
cosa que sacaba
de tu única valija que pude recuperar, un puñal se me clavaba en
el pecho. Una
a una fui sacando y besando cada ropa tuya, cada objeto que te
perteneció, tus
camisa, tus pantalones, tus escasas joyas, tus objetos de aseo,
tu cepillo con el
cual cepillabas tu sedoso cabello, todo hasta que di con este
diario mi amor.
Estuve tentado a leerlo en cuanto lo tuve en mis manos pero no
pude, saber que
tenía tus palabras entre mis manos pero no tu ser me
atormentaba. Pasaron varios
días pero seguía sin atreverme a leer tus últimos pensamiento,
pero te anhelaba
tanto que lo hice, desde entonces lo he leído una y otra vez, es
lo único realmente
tuyo que me quedó, todo lo demás eran objetos materiales, sin
importancia.
Deseo de todo corazón allá donde te encuentre mi amor que no te
moleste que lo
haya echo, por eso quiero compensarte dejando mis últimas
memorias mis últimos
deseos para ti, mi ángel, mi amor, mi vida, mi todo, mi Duo B.
Maxwell, por ti
dejaré aquí plasmado la injusticia que te hicieron y el porque
de mi comportamiento
para más de uno, demente. Pero ya todo me da igual, no tengo
nada, todo me
lo quitaron cuando te arrancaron de mi lado. Recuerdo que recé,
imploré a tú
supuesto Dios por tu perdón, proclamé a los cuatro vientos tú
inocencia, pero
para que sirvió, no sirvió para nada. Tú Dios mi amor aquel al
que tanto
venerabas y del cual yo también pensé que nos protegía del mal,
no hizo nada
para protegerte, no sabes las veces que rogué por un milagro,
pero ese milagro
nunca llegó.
Ahora estoy en la Mansión Yuy, en territorio Gundam, desde que
sucedió todo
aquello, mi familia tuvo que salir del país, dejándome exiliado
en mi propia casa
en mi propia vergüenza. Me encuentro en mi alcoba donde tantas
veces te hice
mío, pero no sé si eso me tortura más, tus recuerdos me hieren,
pero cada vez
siento menos, mi alma se está muriendo, ya no soy el de antes,
he cambiado,
lo sé, y siento no ser el hombre del cual te enamoraste, pero ya
no soporto más,
he hecho cosas horribles tanto en el pasado como en la
actualidad, renuncié a
todo, Heeroshi Yui murió el mismo día en que tú moriste mi ángel
ahora soy
otro, he redirigido mi vida, ¿hacia donde? Pues muy simple,
hacia vengarme
de todos aquellos que me arrebataron la felicidad. Ellos deben
pagar por su
pecado, ellos deben pagar por tu muerte, uno tras otro y yo me
encargaré de
que sea así, no descansaré hasta que lo halla conseguido hasta
que limpie tu
sangre con la suya, gota por gota, y para ellos utilicé y
utilizaré todo lo que
con ellos me pueda ayudar sin importar de donde venga la ayuda.

Por ahora me despido mi querido ángel, te amará eternamente
Heeroshi Y.

X X X X

Viernes, 10 Junio de 1214.

Como ya te comente mi amor, he decidido escribir en tu diario lo
ocurrido
desde la última vez que escribiste, te confesaré todo lo
ocurrido mientras
estuviste retenido por tu padre hasta tu muerte y después
relataré mi venganza,
como hice pagar a esos desgraciados el haberte matado y el
haberme obligado
a verla como represalia y castigo porque, según ellos, "nuestra
conducta
antinatural, demoníaca y pagana".

No sé como llegaron a enterarse de nuestra relación, me imagino
que te tuvieron
vigilando o incluso tu padre ordenaría a alguien que te siguiera
hasta obtener
las pruebas de nuestra relación. Todo paso muy rápido y no
pudimos reaccionar
a tiempo. Todo se inició con el amanecer del Lunes 24 de Mayo de
1204, aún de descansábamos en la cama, tan solo hacía unos
minutos que nos habíamos
despertado, recuerdo que estaba abrazado a ti mientras
organizábamos nuestros
planes para irnos de la Casa del Bosque hasta el puerto donde
allí nos esperaba
un Barco que nos llevaría a tierras lejanas, donde ya nadie nos
separaría.
Entonces se originó el caos, con un fuerte golpe, la puerta del
dormitorio se
abrió entrando en estampida varias personas con antorchas y
palos, entre
ellos nuestros padres y el Virrey del condado, un gran revuelo
se organizó al
descubrirnos a los dos en la misma cama y desnudos, mi primera
intención
fue abrazarme a ti para cubrirte y evitar que pudieran verte o
agredirte.
Tu padre se acercó a la cama y al estar a nuestra altura te
golpeó en cara
mientras te insultaba y decía cosas horribles sobre ti, quise
protegerte pero
mi padre me sujetó para que no interviniera, sacándome de
aquella cama
para alejarme de ti mientras me reprendía por mi conducta poca
adecuada
y indigna del apellido Yui, comencé a gritar y a ordenarle que
me soltará ya
que estaba viendo como el padre de Duo le estaba dando una
paliza tirándolo
de la cama y exponiéndolo antes los demás allí congregados como
si mostrara
a un monstruo. Duo sollozaba y me llamaba entre lamentos, yo sin
resistirlo
más empujé a mi padre tirándolo al suelo para poder acercarme y
ayudarte, tu
padre te tenía sujeto por el cabello mientras tú estabas de
rodillas en el suelo,
le di un puñetazo a tu padre que te soltó y te abracé para
ayudarte a levantar,
me giré dando la vuelta a quienes estaban allí observando la
escena con sorpresa,
cuando quise ir hacia la cama para coger una de las sábanas que
había tirada
en la cama para tapar nuestra desnudez, Duo sangraba por la
nariz y la boca
y tenía una ceja rota por los golpes de su padre, pero antes de
poder alcanzar
las sábanas y golpe seco en mi cabeza me hizo perder la
conciencia, cayendo
al suelo arrastrándote conmigo. Luego no recuerdo que más
sucedió.
Cuando desperté me encontraba en las mazmorras de la prisión del
Castillo
del Virrey y no había rastro de ti, pasé dos días en aquella
celda de los cuales
no dejé de gritar para que me dejaran verte, pero fue inútil,
más tarde me enteré
que había estado dos días inconsciente en la mazmorra más lo dos
de encierro
ya habían pasado cuatro días, estábamos a 28 de Mayo, y yo aún
no sabía
nada de ti, el único contacto que tenía era el del carcelero que
me traía algo
de comida una vez al día, pero por mucho que le exigiera que me
dijera algo
de ti nunca me contó nada. Al quinto día recibí la visita de mi
padre, estaba
serio y bastante preocupado, aún sabiendo lo que hice, no me
reprendió por
ello, solo estaba dolido por mi falta de cordura por iniciar una
relación
imposible, le rogué y le supliqué que me contara como te
encontrabas pero
jamás me lo dijo, vi el dolor de saber la verdad en sus ojos y
me volví loco
de ira, me lancé sobre él exigiendo una respuesta clara, golpeé
la mesa
tirándola al suelo igual que la silla donde me había sentado y
todo aquello
que tuviera a mi alcance, estaba ciego por la rabia y la
desesperación de no
saber lo que estaba pasando contigo, era tal mi locura en ese
momento que
varios carceleros tuvieron que entrar en el cuarto de visitas
por miedo a que
matara a mi padre, entre los dos me sujetaron y me obligaron a
beber un
brebaje que me dejó sedado y sin posibilidad de moverme. Seguí
encerrado
en aquella mazmorra hasta el Lunes 31 de Mayo, donde me sacaron
de ella
al medio día y me condujeron encadenado, por miedo a otro
ataque de ira
hasta el salón de actos del Castillo del Virrey donde pude
comprobar que
se estaba realizando un juicio. Al entrar en aquel gran salón se
hizo un
gran revuelo, había mucha gente presenciando ese juicio,
cuchicheando
por todos lados, mi vista viajó por toda la sala buscándote
hasta que di
contigo, allí en el banco de acusados te encontrabas encadenado
como un
animal, en tu rostro se podía apreciar numerosos golpes, más de
los que
recordaba antes de desmayarme en la Casa del Bosque, y tus ojos
estaban
irritados y rojos de tanto llorar, quise morirme al ver en el
estado que te
encontrabas, tu ropa estaba sucia y rota por algunos sitios
dejando ver
horribles moratones en tu sedosa piel, te habían cortado por
completo tu
preciosa melena de manera desigual, pero aún y así me pareciste
el ángel
más hermoso de la tierra. Al verme me sonreíste de manera
afectuosa y
llena de cariño. El carcelero me empujó hasta llevarme ante el
Virrey
que era el juez de aquel pleito, me estuvo preguntado varias
cosas, algunas,
sin importancia como, desde cuando te conocía o como nos
conocimos, si
era cristiano, quienes eran mis padres y a que me dedicaba, pero
el alboroto
se inició cuando me preguntó si admitía que estaba hechizado por
Duo, en
aquel momento no supe a que quería llegar con esa pregunta,
supuse que la
hizo sin malicia ni mala intención, por lo que le respondí que
sí, que estaba
hechizado por su belleza, por como era en cuerpo y alma, y que
nadie podría
evitar que nos amáramos como lo hacíamos y sobre todo que no me
arrepentía
de nada de lo que habíamos hecho juntos.
Los sacerdotes y arzobispos de la Corte empezaron ha llamarme
blasfemo y
adorador del diablo y no sé que tonterías más, no sabía que
estaba pasando,
lo único que me preocupaba era que estaba viendo como Duo
lloraba sin cesar,
repitiendo en susurros que me amaba.
Entonces el Virrey, junto con los sacerdotes y arzobispo de la
Corte y tu padre
se retiraron a una sala privada, el Virrey tenía que dar su
veredicto, ya que
había escuchado todas las partes implicadas en el asunto ya que
llevaban
desde tempranas horas con el juicio.
Mientras deliberaban quise acercarme a ti pero no me lo
permitieron. La hora
de saber el veredicto llegó, el Virrey de dirigió a todos los
presentes con
solemnidad para leer su veredicto el cual lo tengo gravado con
fuego en
mi memoria
"... Yo Lord James Thomas III Virrey de las tierras de Gundam
por la
gloria del Todopoderoso me dirijo a mis súbditos hijos de Gundam
para haceros
conocer mi veredicto en el caso de brujería de Duo Bénjamin
Maxwell,
teniendo en cuanta las recomendaciones de tal grave suceso de
nuestra querida
Iglesia y las familias implicadas, la Familia Maxwell y la
Familia Yui. Por
ello, y una vez oído la declaración de todo los testigos y del
acusado Duo
Bénjamin Maxwell, decido a mencionar mi dictamen. Duo Bénjamin
Maxwell, después de escuchar de tus propios labios la confesión
de los
hechos que te acusan admitiendo tu culpabilidad en los cargos de
brujería,
al haber hechizado a Heeroshi Yui para cometer e impulsar una
relación
impúdica con un hombre de bien, se te considera culpable de
tales hechos,
por ellos se te impone el castigo de perecer en la hoguera no
sin antes purificar
tu alma y sangre, según la recomendación de la Iglesia, por
haberte convertido
en un adorador del demonio..."
No me pude creer lo que estaba escuchando, Duo rompió a llorar
con
desesperación, pidiéndome perdón, por no poder estar a mi lado
como
habíamos planeado, yo me quedé estático, sin habla, para cuando
reaccioné, comencé a gritar, a decir que Duo era inocente y que
el único
culpable era yo, entonces tu dijiste que no era verdad, que el
único culpable
eras tú, hablaste de hechizos que según tú utilizaste sobre mí,
y sobre no
sé que más tonterías, todo para protegerme pero yo no quise que
tú cargaras
con toda la culpa. A mí también se me declaró culpable pero solo
"... por
dejarme inducir en los caminos tenebrosos del diablo..." según
dictaminó
el Virrey, pero gracias a la intervención de mi padre, alegando
que estaba
bajo los efectos de una enajenación mental, solo me condenaron a
30 latigazos
y a contemplar la ejecución del blasfemo. Sentía morirme, lloré
desesperado
pidiendo clemencia para Duo, pidiendo un cambio de castigo,
entregándome
yo a la muerte en vez de Duo, pero nada sirvió, La ejecución se
realizaría el
7 de Mayo al amanecer. Mi padre se acercó a mí con tristeza al
ver mi
sufrimiento, entonces le pedí que intercediera por ti de la
misma manera
que había echo conmigo, para salvarte pero me dijo que era
imposible, a
pesar de la gran influencia que tenía como hombre de negocios
poderoso
en Gundam, no éramos propios del lugar y no tenía derechos obre
Duo,
además, el padre de Duo ya había aceptado la sentencia, ya que
según él
era la nunca manera de pagar el agravio que había cometido su
hijo al
apellido Maxwell. Sin creer lo que escuche de boca de mi padre,
me giré
para encarar a esa sabandija de gobernador que era tú padre y la
ira me
embargó de nuevo, saltando sobre él clamando venganza si se
atrevían a
tocarte. De nuevo los carceleros me tuvieron que inmovilizar
para llevarme
de nuevo a la mazmorra hasta el día de la ejecución. No me
dejaron hablar
contigo, se preocuparon de mantenernos alejados el uno del otro.
Durante esa semana recé, imploré y suplique tu perdón al
Todopoderoso,
siempre me habías dicho que el cuidaba de nosotros y nos
protegía de
cualquier mal innecesario. Busque en la Fe, mi última esperanza
para
salvarte, no sabes cuanto lo imploré, a cada hora rezaba a tú
Dios, pero
todo era en vano conforme pasaban los días hasta que llegó la
noche del
Domingo... esa madrugada se realizaría la sentencia dictada por
el Virrey,
esa madrugada sería la última vez que te vería que te tendría.
No pude dormir en toda la noche, aún faltaban varias horas para
el amanecer
cuando la puerta de mi mazmorra se abrió par dar paso al mi
carcelero
informándome que se iba a proceder a efectuar la última voluntad
del
ejecutado, al salir de nuevo una sombra lenta se adentró en mi
oscura celda,
eras tú, te habían permitido venir a verme para pedirme perdón
por lo ocurrido,
fue lo que alegaste, una vez dentro cerraron la puerta para
darnos privacidad,
que irónico, justo por esa privacidad con estaban condenado a la
muerte, tanto
para ti como para mí, al verte no pude contenerme y corrí a
abrazarte oyendo
un quejido de dolor, te habían maltratado mucho y yo me odie por
hacerte
vivir todo esto. Me imagino que sabías lo que pensabas, porque
enseguida me
dijiste que no te importaba lo que pasara a continuación, me
confesaste que
habías vivido los mejores meses de tu vida y que no te
arrepentías de nada,
preferías vivir al menos 6 meses de plena felicidad que toda una
vida siendo
infeliz, demonios... me sentía tan frustrado, no sabía como
salir de aquello,
yo te empujé a esto y mira como lo has pagado, de haberlo sabido
jamás lo
hubiera hecho. Te besé con desesperación mientras te acariciaba
y te abrazaba,
te habría hecho el amor allí mismo sin importarme que los de
fuera nos escuchase,
pero estabas tan débil y dañado que no me atrevía a
proponértelo, esas iban
a ser nuestras últimas horas juntos y no sabía como actuar, te
llené de besos
y caricias, te dije lo importante que eras para mí y lo mucho
que te amaba,
te prometía amor eterno y que nos volveríamos a ver en un
futuro, te pedí
perdón por como había resultado nuestro amor, pero no te importó
tener que
morir, lo único que te hacía sentir mal era el tenerme que dejar
solo. Me dijiste
cuanto me amabas y lo importante que había sido en tu vida,
entonces me lo
pediste, me pediste que te acariciara el hombro como cuando lo
hacía al terminar
de hacerte el amor, con dificultad te descubriste el hombro
derecho para que lo
hiciera, nos recostamos en la incómoda cama de la celda para que
estuvieras más
cómodo y te acaricié y te dije esas palabras como tantas veces
te repetí "... sabes
una cosa mi amor... desearía poder
marcarte para que todo el mundo supiera que eres mío... tatuaría
mi emblema
(  ) en tu hombro, llevarías mi marca y así te reconocería por
toda la eternidad,
mi amor...". Así estuvimos hasta que el carcelero volvió a abrir
la puerta, era la hora
y tu te pudiste que marchas no sin antes besarte con pasión como
despedida.

Todo estaba preparado para la ejecución, el la plaza central del
pueblo se había
preparado la pila funeraria predominado un alto porte donde
atarían a Duo,
faltaban solo media hora para que el primer rayo de Sol
alumbrara el
firmamento. A pesar de la escena horrible que se iba a vivir en
aquella plaza,
miles de personas se congregaron curiosas y sedientas de
sensaciones fuerte,
cosa que se arrepentirían después, de eso ya me encargué yo...

Continuará...

Notas: Espero que no hayas sufrido muchos con este capítulo, es bastante triste pero era algo necesario, solo el dolor nos puede llevar a cometer actos que estando conciente no habríamos hecho. Otra cosa, me temo que para aquellos que siguen mi fic esto no les gustará demasiado, jeje pero aviso que durante dos semanas no habrá continuación de mi fic, debido que me voy de vacaciones y no tengo portátil para poder escribir, espero que seáis pacientes, y en cuanto vuelva lo subiré lo antes posible. Bueno me despido por ahora y BUENAS VACACIONES PARA TODOS. Chipita.

Para Perla, gracias por volver a escribirme, para mi es placer. Pues te explico, la página que yo conozco es y para dejar tus opiniones solo tienes que ir a la sección de fanfics, entrar en el la sección de ti anime que quieras leer y donde veas el título donde quieras opinar, al lado de él pone Opiniones y el nº que hay de opiniones, pincha en opiniones i al final de la página te pregunta si quieres dejar la tuya, pinchas allí y escribes tu opinión, pero creo que antes debes de estar registrada en la página sino a lo mejor no te deja, para registrarte entre en el menú de arriba donde pone tu cuenta. Espero que te haya ayudado en algo, jeje Un saludo y hasta pronto.