Los personajes de Gundam Wing no me pertenecen, no obstante incluiré algún que otro personaje según valla transcurriendo en la trama de la historia.

Advertencias: Escenas: Angs., Lemon, Yaoi., según capítulos.

Notas: Este es mi segundo fics, es un poco más cruel y violento que el anterior que el anterior.

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Yo te protegeré

Cap. 15

Los jadeos eran lo único que se podía escuchar por toda la habitación. Dos cuerpos sudorosos y calientes se retorcían por el placer que sentían sobre la cama que fue testigo de su primera entrega. Brazos y piernas no perdían oportunidad de sentirse enredados por el cuerpo de su compañero. Sutiles gemidos, promesas de amor eterno era la única poesía que se expresaba en esos momentos, el calor sabía paulatinamente así como la intensidad y el deseo de sus existencias. Es vez sería la primera e que se amarían plenamente y concientemente.

-Mmmmmm Wufeiiiii, eres sumamente hermoso, aaaaaahhh yo... quiero hacer las cosas bien desde el principio, aaahhhh quiero que sepas que te amo, para mí esto no es sexo, yo...

-Lo sé, mmmmm, no hace falta que me lo digas, me costó mucho admitirlo pero para mí tampoco se trata de solo sexo, te quiero con toda mi alma – le confesó antes de besarlo con devoción, mordiendo con suavidad su labio inferior para después pasar su lengua por los labios enrojecidos de Zech.

-Wufeiiii – le llamó haciéndole que parase aunque no quisiera para dejarlo sentado en su cadera para mirarlo fijamente a los ojos –la otra vez... yo... kuso no sé como decírtelo... la vez que tu y yo... nos acostamos, ¿recuerdas todo lo que hicimos? – preguntó sonrojado?.

-Pues... sí, más o menos, lo recurso todo hasta que comenzaste a beber de mí, ¿por qué lo preguntas? – le preguntó esta vez él y también sonrojado.

-Es que yo... recuerdo solo fragmentos sueltos... – le confesó aún con la respiración acelerada por las caricias que habían compartido hasta ahora – y bueno, sé que sentí mucho placer hasta el punto de enloquecer, pero hay algo que me preocupa.

-¿Y de que se trata? – le instó a que preguntara recostándose sobre su koi quedando apoyado en su fuerte pecho con los brazos cruzados en él.

-Para ti fue la primera vez y a lo mejor fui muy brusco contigo, yo... hubiera deseado que nuestra primera vez fuese especial, hubiese sido dulce y muy cariñoso y no el bárbaro que vistes – le comentó preocupado.

-Bueno... si que fue mi primera vez – le respondió apoyado con su cabeza en su pecho oyendo sus latidos del corazón y concentrando su mirada sobre su pecho ya que no se atrevía a mirarlo al responderla algo tan íntimo – fue algo doloroso pero quise hacerlo, yo también hubiese querido que fuese en otras circunstancias, pero eso ya no importa, lo importante es que fue contigo y que gracias a eso ahora te tengo a mi lado.

-Pero eso no es justo Wufei... – dijo indignado con él mismo.

-SSssshhhhh – le dijo poniendo su dedo sobre los labios de Zech – te he dicho que eso ya no me importa, además habrá tiempo para rectificar esa noche.

-Entonces... hoy borraré ese mal recuerdo con mis besos y mis caricias – le informó, consiguiendo en un rápido movimiento atrapar el cuerpo de su amante bajo él quedando atrapado entre su cuerpo y el colchón de la cama.

-No fue tan mal recuerdo – le dijo con una sonrisa traviesa – en cierto modo también lo disfruté, jeje.

-Pues ahora mismo te haré conocer el vertiginoso viaje del cielo al infierno – le comentó besándole intensamente a la vez que le acariciaba por todo el cuerpo.

Zech se preocuparía de darle todo el placer que no le fue posible atorgarle la noche que se le entregó. La boca de Zech se enzarzó en una lucha de poder por dominar la boca del otro. Su lengua recorría cada rincón sin explorar memorizándolo en su memoria como si tuviera miedo a no volverlo a sentir. A pesar de no saciarse nunca con el sabor de saliva, abandonó su boca para desplazarse hacia su oreja donde jugueteó con ella mordiéndola y dándole besos húmedos. Wufei se aferraba a la ancha espalda de Zech, intentando en vano, reprimir los gemidos que se le escapaban del fondo de su alma, en un intento desesperado por acallar jadeo, Wufei sujetó el rostro de Zech que se empeñaba en torturarle deliciosamente para apoderarse de sus labios y beber de él como un sediento perdido en el desierto. Durante varios minutos Zech permitió complacido apagar la sed del moreno con su boca pero pronto rompió el contacto que los unía para reiniciar su exploración por el cuerpo deseoso de su koi. Volvió a su oreja pero enseguida se fue desplazando por su cuello para morderle sin llegar a clavar sus colmillos donde la vez pasada bebió de él, haciéndole gemir sin control. Sus labios fueron recorriendo lentamente su camino húmedo desde su cuello hasta su clavícula izquierda, pasando por el fuerte hombro y descendiendo por su bíceps hasta el codo, de allí de desplazó hacia la derecha hasta la altura de su ombligo donde le mordió con suavidad y lamió con su lengua como si se tratase de la más dulce miel. Su camino tomó rumbo ascendente por el costado izquierdo hasta llegar a su pezón que exploró con su lengua afanosa animado por los fuertes jadeos que provocaba en Wufei, una vez erecto el pezón de desplazó hacia el otro dándole el mismo trato que al anterior para después descender por su cuerpo hasta la altura de la ingle que mostraba orgullosa el centro de todo placer y sensibilidad. Wufei instintivamente movía las caderas en busca del alivio que necesitaba pero el estímulo que esperaba encontrar nunca llegaba. Con movimientos excesivamente lentos, Zech recorrió con su lengua la zona en cuestión pero sin tener un contacto directo con el miembro erecto de Wufei, cosa que le desesperó más.

-Aahhhhhhh, Zechhhhhh no me tortures más, mmmmmmm, te necesito ya – le rogó suplicante

-Mmmm – gimió Zech relamiéndose los labios para saborear el sabor de la piel de su koi – tendrás que esperar un poco más... aún no me sacio con tú sabor – le dijo con deseo.

Apiadándose de él, Zech dirigió una de sus manos hasta el sexo del moreno para comenzar una masturbación lenta y suave, apenas una caricia, Wufei respondió arqueando la espalda por tal sensación aferrándose con fuerza a las sábanas que se encontraba bajo su cuerpo, su respiración era entrecortada y jadeante. Los labios de Zech no se detuvieron en ningún momento en recorrer la fisonomía de su amante, fue descendiendo saboreando la piel de los muslos tornados bajando por ellas hasta los pies, primero bajo por una pierna para subir por la otra, todo un recorrido de sensaciones y gustos para ambos. En el momento menos inesperado, Zech dejó de estimulas el sexo del moreno para situarse completamente sobre su cuerpo sintiendo cada contorno, cada músculo del uno en el otro y con voz lleva de deseo le habló.

-Mmmm, mi amor date le vuelta – le pidió deseoso Zech, apartándose un poco de él para permitirle en movimiento.

-¿Qué me dé la vuelta? – le preguntó temeroso y nervioso por lo que se avecinaba, aunque ya había estado con él, no dejaba de intimidarlo, ya que ahora él no era quien dominaba la situación.

-Sí... ¿confías en mi? – le preguntó al notar el temor de su amante.

-Err... sí claro – le respondió dándose la vuelta lentamente para quedar boca a bajo sobre la cama y con el cuerpo de Zech pegado a su lado.

-Ahora, relájate y disfruta – le sugirió el rubio acariciando la fuerte espalda de su amante para relajarlo mientras él se tumbaba de medio lado para observarle mientras se apoyaba la cabeza sobre mano y la otra la utilizaba para acariciarle.

-Mmmmmm Zech, no puedo aguantar mucho más sin... – intentó decir martirizándose al notar el roce de su sexo duro contra el colchón.

-Shhhh, tranquilo yo te daré tú alivio – le respondió después de colocarse sobre su cuerpo y susurrárselo sobre su oído a la vez frotaba contra las firmes nalgas de su koi.

-Mmmmm Zechhhhhhhhh – gimió al sentir más presión sobre su cuerpo repercutiendo en aumentar el roce de su sexo a la vez que sentía como la erección de Zech rozaba su sensible y palpitante entrada.

-Oooohhhhh Wufei, eres delicioso – le dijo mientras apartaba los largos mechones de su azabache cabello que descansaban en su espalda para retirarlo de cuello para poder besar su nuca.

La tensión sexual era demasiada, ambos deseaban que las cosa fueran más allá, Wufei se retorcía de placer por el contacto lascivo de Zech y Zech estaba más que excitado al sentir como los movimientos del moreno repercutían en su propio cuerpo y por la deliciosa melodía que eran los gemidos de Wufei. Wufei quiso incorporarse para incitar a Zech para que lo poseyera pero le fue permitido moverse, ya que Zech lo mantuvo tumbado sobre la cama. Con la misma calma que venía siendo habitual en durante todo ese rato, Zech se fue deslizando por la espalda, recorriéndola con sus besos ardientes por los omoplatos, dorsales hasta centrarse en la columna y deslizarse por ella hasta el final de la misma, arrancando agónicos gemidos de impaciencia. Con sus manos sujetó ambas nalgas masajeándolas con ternura, los gemidos de Wufei iban en aumento cada ver que las traviesas manos del rubio pasaban cerca de su entrada pero nunca lograban permanecer más de unos segundos en el lugar. Con más predisposición a complacer a su amante Zech rozó con unos de sus dedos mojados en su propia saliva por la ansiosa entrada provocando un fuerte estremecimiento por parte del moreno, fue pasando su dedo sin crear presión solo acariciándolo hasta que sin casi darse cuenta el dedo fue engullido por el cuerpo del moreno jadeante. Zech intercambiaba sus dedos con su lengua para preparar la zona para lo que vendría a continuación.

-Aarggghhhh, por Kamisama, Zech no aguanto mássssssssssss, quiero sentirte, por favor – gemía desesperado el moreno aferrándose a las sábanas con deseo.

-Mmmmmm Wufei, demonios, eres tan estrecho, uffffffffff yo tampoco aguanto más, voy hacerte mío si... si te hago daño dímelo mmmmmmmmm.

Tan pronto como le respondió, Zech retiró los dedos de Wufei para abrirle con cuidado las piernas situándose entre ellas para posicionar su miembro erecto hacia la entrada. Con un movimiento lento fue entrando poco a poco en él sin obtener demasiada resistencia. Wufei apretaba tanto las sábanas con sus manos que tenía los nudillos en blanco, Zech al verlo recostó todo su cuerpo sobre su koi para poder tomarle de las manos para que aflojara la presión que ejercía.

-Aaaaaaaaahhhh, Wufei, ¿te duele? – le preguntó preocupado.

-Mmmm, ooohhhh nooooo – le respondió algo tenso al sentir como se iba posesionando de su interior hasta que lo sintió completamente en su interior.

-Entonces relájate, mmm, estás muy tenso, yo no te voy hacer daño, te amo – le comentó para tranquilizarlo para que disfrutase.

Al sentir de nuevo los besos sobre su espalda le hizo relajarse de nuevo para seguir disfrutando de su entrega. Los movimientos se iniciaron lentamente dándole tiempo para que se acostumbrase a su intromisión, una vez que resistencia por parte del cuerpo del moreno fue nula, las penetraciones fueron más largas y profundas, provocando que el roce contra el colchón fuera también más intenso. Ambos gemían entre te amos, el clímax no estaba muy lejos por lo que Zech decidió cambiar de posición para tumbar a Wufei boca arriba para poder besarlo con facilidad, quería verla la cara de placer para cuando llegase su culminación. No tardaron ni un segundo en cambiar de postura que ya estaba otra vez amándose con locura, mientras se entregaban el uno al otro, se besaron y acariciaron hasta que el gran momento les golpeó con fuerza a los dos, Wufei entre sus cuerpos abrazados y Zech dentro de las entrañas de su koi. El momento álgido les fue llevando a la calma, tiempo en el que recuperaron su aliento y normalizaron sus corazones satisfechos por la entrega. Sin salir del cuerpo de Wufei, Zech sujetó el cuerpo sudoroso de su amante para recostarlo mejor sobre la cama y cubrirse con la maraña de sábanas que estaba amontonada en un lado de la cama.

-Te amo Wufei, no lo olvides nunca – le dijo apretándole contra su cuerpo acariciándole los mechones húmedos por el ejercicio que se le pegaban a la cara.

-Y yo a ti Zech, te has vuelto la persona más importante de mi vida – le confesó colocándose sobre el pecho firme de Zech para mirarle a los ojos.

-Será mejor que descansemos, el Sol ya ha salido hace rato y está noche será muy movida no quiero que estés agotado.

-Mmmm – ronroneó Wufei contra su cuello – no me importa si es contigo con quien malgasto mi tiempo de descanso – le dijo con una sonrisa – A sido fantástico.

-Gracias, jeje es lo mínimo que podía hacer, además, no es por fardar pero tienes por koi a uno de los mejores por no decir el mejor de los amantes de toda la región – le respondió orgulloso.

-Baka – le dijo avergonzado

Tras un par de arrumacos más ambos se quedaron dormido para descansar lo que les quedaba de día, al anochecer las cosa cambiarían aunque no se sabía aún si para bien o par mal.

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El anochecer había llegado demasiado pronto para algunos. Desde primera hora se podía apreciar el ajetreo en todo el Castillo. Los vampiros que irían al viaje ultimaban los últimos preparativos para la partida inminente, Lord Odin daba las últimas ordenes para los sirvientes que quedaban en le Castillo así como a los vampiros que quedaban vigilando el lugar.

-Toc toc

-Mmm, adelante – se oyó la voz del interior de la habitación.

-Heero estás levantado ya – preguntó con frialdad Lord Odin al entrar a la habitación encontrando a Heero sentado en el escritorio arreglando unos papeles, vestido con un pantalón ligero y una sandalias.

-Claro que lo estoy, con todo ese ruido que estáis montando cualquiera no se entera – dijo con burla.

-¿Vas a venir a Nabuya conmigo? – le preguntó Odin aún sabiendo la respuesta.

-No creo que sea conveniente – le dijo con frialdad.

-¿No? ¿y porque no? – preguntó buscando que se delatase.

-Primero porque mi primo y su perrito faldero se encuentran aquí y no es recomendable que merodee por su cuenta por el Castillo, segundo por que si me voy quien se quedará vigilando el Castillo, ¿la panda de ineptos que tienes por vasallos? – preguntó burlón – y tercero que quiero un tiempo para mí para disfrutar de mi juguetito – le dijo Heero señalando a la cama donde Duo dormía profundamente boca a bajo con la cabeza ladeada hacia donde estaban ellos y su larga melena descansaba desordenada sobre la cama. Estaba desnudo por completo y la sábana se le había deslizado por el cuerpo hasta la cintura cubriéndole escasamente la cadera ya que sus piernas estaban también descubiertas – dentro de poco será el Bloody Night y estoy pensando en deshacerme de él para buscar algo diferente, por eso quiero aprovechar el tiempo que me queda para gozar de él.

-Vaya, veo que has pensado en todo, por algo se dice que eres el legítimo heredero del Clan principal, jeje. Pero creo que en una cosa te equivocas – le dijo acercándose ahora a la cama donde dormía Duo para coger uno de sus mechones de pelo y acariciarlo con la yema de sus dedos.

-¿Sí? ¿en cual? – le preguntó Heero conteniendo la ira al ver como tocaba a su Duo aunque fuera solo un mechón de pelo.

-No debería decirte esto pero... yo me desprendería de una preciosidad como esta – le comento pasando un dedo por el rostro de Duo sin despertarlo – es demasiado bello para desecharlo pero tú verás lo que haces, si te cansas me lo podrías dar, tengo muchas ideas para disfrutar una criatura como esta, jeje- dijo intentando provocar al Yuy.

-Puede que lo haga, tranquilo ya te avisaré – le respondió con una sonrisa falsa – "maldito desgraciado quítales las manos de encima" – pensó Heero al ver como recorría el cuerpo con la mirada y su mano.

-Bueno entonces solo tengo que decirte que nos vamos y ya sabes si surge cualquier cosa ya sabes como avisarme – respondió con naturalidad – dejo el Castillo en tus manos, espero no tener que arrepentirme – le comentó seriamente, el momento de mostrar las cartas estaba llegando.

-Tranquilo no te arrepentirás – mintió descaradamente Heero al notar la amenaza implícita en la frase anterior – Que te vaya bien el viaje y tráeme un recuerdo de Nabuya – le dijo con ironía.

-Jeje tranquilo ya te traerá algo, seguro que no lo olvidarás nunca, jeje – le respondió Odin saliendo de la habitación para prepararse para salir cuanto antes.

-Maldito desgraciado – murmuró Heero al dejar de sentir la presencia de Odin cerca de allí – has tenido suerte por no ser el momento sino te hubiera arrancado la cabeza por toca a Duo. Juro que acabaré contigo – dijo molesto levantándose del escritorio para ir hacia la cama donde Duo dormía ignorante de lo sucedido apenas unos minutos atrás – Duo, mi amor despierta – le dijo sacudiéndolo con suavidad para que despertase.

-Mmmm, ¿Heero? ¿qué sucede? Es muy temprano todavía – dijo con holgazanería.

-Sé que es temprano mi amor pero Odin ya se ha puesto en marcha, tenemos que darnos prisa y aprovechar el tiempo lo mejor posible. Tengo un mal presentimiento, creo que Odin no va solamente a Nabuya por negocios.

-¿Por qué dices eso? – le preguntó sin entender sentándose sobre la cama.

-Por un comentario que hizo, venga vístete deprisa, no puedo concentrarme si te tengo desnudo delante de mí – le dijo con una sonrisa al verle lo provocativo con esa sábana que apenas le cubría.

-¿Un comentario que hizo Odin? ¿ha estado aquí? – preguntó alarmado.

-Sí mientras dormías por eso no he querido despertarte antes, sabía que Odin pasaría por aquí para pedirme que fuera con él. Pero por suerte me lo pude quitar de encima.

-Por Kamisama ha estado aquí y me ha visto casi desnudo y yo sin enterarme – dijo con miedo cubriéndose con la sábana.

-Tranquilo no ha pasado nada, ahora ve a vestirte, tenemos que ir ha avisar a Quatre – le comentó acabándose de vestir.

Duo se levantó rápidamente de la cama para coger su ropa e ir al baño para asearse. Minutos después salía del baño completamente vestido y acabándose de trenzar el pelo.

-Ya estoy listo – le dijo con una sonrisa acercándose a su prometido que lo miraba con detenimiento y orgullo.

-Eres hermoso – le afirmó rodeando con sus brazos la cintura de Duo – no sabes las ganas que tengo de que todo esto acabe y podamos vivir con tranquilidad y sin gente a nuestro alrededor que interrumpa cada cinco minutos – le confesó besando los labios de Duo que le respondieron con igual ternura y cariño.

-Yo también deseo lo mismo, vivir junto a ti sin preocuparnos del mañana – le respondió apretándose contra su cuerpo.

-Mmmm será mejor que vayamos a ver a Quatre antes de que me arrepienta y te haga mío una vez más – le dijo al sentir como su cuerpo comenzaba a reaccionar al contacto del cuerpo cálido de Duo.

-Mmmmm, yo me declino por la segunda opción, jeje – le comentó con una mirada maliciosa.

-Duo, no te tienes, que luego ya sabes lo que ocurre – le dijo mientras besaba su cuello.

-Aaaahhhh, tienes razón, lo primero es lo primero – le respondió apartándose del abrazo posesivo de Heero, sino no lograría separarse nunca.

-Ufff, venga vámonos – dijo con voz perturbada – Quatre nos espera – le comunicó sujetándole de la muñeca para sacarlo de la habitación y casi arrastrarlo hasta la alcoba de su primo.

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Una hora antes, en los aposentos de Quatre-sama.

-Quatre, despierta – le llamó Trowa sacudiendo con suavidad a su vampiro dormido – Quatre hay mucho alboroto ahí fuera, deberíamos levantarnos – le pidió impaciente.

-Mmmmm Cariño, ¿qué ocurre? – le preguntó adormilado Quatre a su amante mientras lo abrazaba y le daba un dulce beso en su cuello.

-¿No lo oyes? – preguntó sorprendido Trowa de la tranquilidad que tenía el rubio.

-Si lo oigo, pero no pasa nada aún es temprano, ¿por qué estás tan alterado, mi amor? – le preguntó acariciándole el rostro para tranquilizarlo.

-No lo sé pero hay algo que me inquieta y me tiene intranquilo, no entiendo como puedes estar tan relajado sabiendo todo lo que va a suceder – le dijo asombrado.

-Es simple mi ángel, no gano nada poniéndome nervioso, además tengo que descansar todo lo que pueda, anoche quedé agotado, ¿tú no? – le preguntó con malicia viendo como se ruborizaba.

-Yo... claro que me agoté pero es que... – intentó defenderse.

-Shhhh tranquilo, estás muy tenso y eso no te conviene, ven vallamos a tomar un baño, eso nos relajará, comerás algo y luego iremos a ver a Heero y a los demás.

-Bien, espero que el baño me relaje, no entiendo porque estoy tan nervioso – le dijo saliendo de la cama desnudo para ponerse una fina bata que descansaba en una de las sillas cercanas a la cama. Quatre hizo lo mismo con su bata y ambos se dirigieron hacia el baño.

El agua estaba templada, lo suficiente para eliminar la tensión de los músculos de cuerpo tenso de Trowa. Ambos se adentraron en la gran bañera para permanecer sentado en la zona menos onda apoyando la espalda de Quatre en el borde de ella, dándole el punto de apoya a su koi, que se situó entre sus piernas y apoyó su espalda en el pecho del rubio.

Quatre abrazó la cintura de castaño acariciando el moreno pecho de Trowa y su vientre plano. Las caricias y el agua consiguieron relajar al joven pudiendo disfrutar uno minutos de paz y relajación. El tiempo corría lentamente para ellos viéndose en la necesidad de terminar con el baño, con rapidez se asearon y salieron del agua para secarse.

-¿Estás mejor? – le preguntó Quatre secando las últimas gotas de agua que corrían por el pecho de su amante.

-Sí, mucho mejor, no sé por que pero cuando estoy a tú lado mi alma y mi cuerpo se calman y se relajan como ninguna otra cosa puede hacerlo.

-Gracias por el cumplido amor, ven vamos a vestirnos para que puedas desayunar algo – le dijo sujetándole de la cintura para guiarlo hacia el amplio vestidor.

-Quatre – le llamó al estar en el vestidor.

-¿Sí? – le preguntó al ver lo serio que estaba mientras escogía su ropa y la de Trowa para vestirse, ya que ambos estaban desnudos con una toalla en sus cinturas.

-No sé como explicarlo, pero... tengo la certeza de que algo grave va a suceder, no sé... es como si algo en mi interior me dijera que debo de tener cuidado, que debo protegerte... es muy extraño, hay momentos que me siento vulnerable y solo y otros en los que me veo capaz de enfrentarme a quien sea por permanecer a tú lado. Yo...

-Shhhh, tranquilo mi vida – le dijo Quatre enternecido, acercándose para abrazarlo al ver tan inseguro a su amante.

-Pero es que yo nunca he sido así... yo siempre he estado muy seguro de mis actos y de lo que tenía que hacer, pero ahora... todo me asusta, me asusta pensar que te puedo perder – le confesó enterrando su cara en el cuello del vampiro mientras acariciaba la larga melena húmeda y rubia de su koi.

-Tranquilo el que estés inseguro es normal en una situación como esta – le explicó sujetándole el rostro para mirar su mirada esmeralda – y sobre lo que me puedas perder, no puedo decirte que no sucederá, aunque así lo deseo con todo mi corazón, ya hemos hablado de esto antes. Quiero que dejes de pensar en eso...

-Pero no puedo – le dijo ahogadamente – no puedo quitármelo de la cabeza es algo que me oprime el corazón y no me deja respirar – le explicó conteniendo las ganas de llorar.

-No vivas pensando en el mañana, vive pensando en el presente, en nuestro presente, ahora me tienes y lucharé porque así perdure, pensar en lo que pueda pasar no te dejará disfrutar lo que está pasando en estos momentos – le hablo con dulzura abrazándole para consolarlo – te amo Trowa eso nunca lo olvides y siempre, siempre estaré a tu lado protegiéndote y velando por ti, sea de la manera que sea, te lo prometo.

-Snif, snif, tienes razón – le respondió Trowa limpiándose las lágrimas rebeldes que se le escaparon de los ojos verdes – intentaré no pensar más en ello, debo alegrarme por que te tengo ahora, ambos lucharemos por que eso no cambien.

-Así me gusta oírte, ahora a vestirnos, debes de estar hambriento – le dijo sonriéndolo, ocultando sus propios miedos a no poder cumplir la promesa que le había hecho, pero aunque muriese en esa batalla su espíritu permanecería con la persona que amaba por encima de todo.

Ya estaban prácticamente vestidos cuando llamaron a la puerta con insistencia. Quatre se apresuró a abrir al reconocer la presencia de quien estaba allí, abriendo con rapidez la puesta y dejando pasar a su primo y su amante trenzado.

-Buenas noches, os habéis levantado muy pronto hoy, ¿a sucedido algo? – preguntó Quatre al ver a su primo tan temprano en su habitación, normalmente solía tardar una hora o dos después de ponerse el Sol.

-Buenos días primo, Odin ya se ha puesto en marcha, debemos estar alerta, bajaré a Duo a la cocina para que coma algo y para avisar a Haruko-san para que tenga todo listo, sería recomendable empezar a sacar a la gente de Chang en cuanto dejemos de notar la presencia de Odin y sus hombres.

-Perfecto, podría Trowa acompañaros para que coma algo él también, yo iré avisar a Zech, no reuniremos en el vestíbulo en cuado la presencia de Odin no sea un peligro.

-Yo quiero ir contigo Quatre – protestó Trowa acabando de abrocharse la casaca verde botella, ocultando la suave blusa de hilo blanco que le había entregado Quatre para vestirse.

-Tienes que comer algo Trowa – le respondió autoritario mirándolo – Heero podrías encargarte de que Haruko-san le preparase un consomé nutritivo, esta noche no ha descansado muy bien además se ha desvelado y no ha dormido mucho – le pidió a su primo.

-Pero... quiso protestar Trowa.

-No hay inconveniente – respondió Heero ignorando las protestas del amante de su primo – será mejor que bajemos cuanto antes, Odin aún merodea por el Castillo, no quiero que me vea contigo primo.

-Lo entiendo nos vemos luego – le respondió acercándose a Trowa para besarle con dulzura mientras le acariciaba la cintura y el vientre – nos vemos luego amor, no tardaré, estate tranquilo – le dijo en voz baja para tranquilizarlo.

-No me gusta esto – le respondió sujetándole de la mano para evitar que se fuera – no me dejes solo – le dijo mirándolo con súplica.

-No parará nada, Trowa – comentó Duo al ver la angustia de su amigo – estamos en el Castillo solo va ha ver a Zech, además Heero puede presentir cualquier tipo de peligro, no debes preocuparte.

-Mi amor no pasará nada, enseguida estaré contigo – le dijo Quatre besándole de nuevo.

-Debemos irnos ya – dijo con seriedad guiando a Duo por la cintura para salir de allí mientras ponía la mano sobre el hombro del castaño para llamarle la atención.

-Heero, no olvides de que Trowa beba el consomé – le pidió el rubio cuando iba a salir de la habitación.

-Espero un momento Quatre – dijo de repente retirando la mano del hombro de Trowa para empujarlo por la espalda para salir todo de allí de una vez. Una vez en el pasillo – Quatre espera, Duo espérame en las escaleras con Trowa yo ahora mismo voy para allí – le dijo al trenzando señalando las escaleras que se veían a unos metros desde allí.

-Err... sí, ¿ocurre algo? – preguntó desconcertado Duo por el repentino cambio de parecer de su prometido.

-No no ocurre nada, solo quiero ultimar un último detalle sin importancia para salir de aquí, vigila si viene alguien y me avisas, ¿quieres? – le mintió manteniendo una sonrisa dulce.

-Err... claro, pero no tardes – le respondió correspondiéndole la sonrisa mientras se alejaba de allí junto con un no muy convencido Trowa.

-¿Se lo has dicho? – preguntó Heero al comprobar que los chicos estaban lo suficientemente alejados para que no los oyesen.

-¿Decirle que y a quien? – respondió sin saber que le estaba preguntando su primo.

-No te hagas el baka Quatre, ¿cómo se te ha ocurrido hacer una cosa como esa en una situación tan delicada como esta? – le preguntó molesto.

-No sé de que me hablas – le respondió ocultando su sorpresa y a la defensiva intuyendo por donde iban los tiros.

-Lo sabes perfectamente, sé lo que le has hecho a Trowa, podrías haberte esperado para cuando todo esto haya acabado... y luego dices que el irresponsable soy yo.

-¡¿Cómo demonios lo has sabido? – le preguntó sin poder ocultar la sorpresa – es imposible detectarlo al menos hasta la segunda semana... tú como...

-Baka, has olvidado con quien estás hablando. Lo he notado cuando le he puesto la mano en el hombro, sabes que mi percepción es superior a la de cualquier vampiro. ¿se lo vas a decir?.

-Por ahora no, aún tengo dos semanas para saber como transcurren las cosas, después de entonces sé lo tendré que decir ya que los demás lo detectarán y comenzarán ha hacer preguntas – le explicó Quatre con seguridad mostrando una sonrisa de felicidad.

-Has pensado la posibilidad que no llegues a la segunda semana si las cosas se ponen feas – le dijo Heero a su primo con una dolorosa realidad.

-Sí, lo he pensado y por eso mismo lo hice, si me ocurriera algo tendrá algo por lo que seguir adelante, de otra manera estoy seguro que sería capaz de seguirme al mismísimo infierno. Ya que mencionas este tema te iba a pedir un favor cuando llegáramos al Castillo Yuy pero bueno ahora ya da igual. Si me ocurriera algo como dices, te importaría asegurarte que Trowa llegase al Castillo Winner, Rashid sabrá lo que tiene que hacer – le pidió Quatre como un favor.

-¿Y se irá a tú Castillo sin saber lo que le está sucediendo? – le preguntó intuyendo una segunda parte de favor.

-Jeje, bueno ahora viene el segundo favor... – le respondió al dudoso de pedírselo o no.

-No me lo digas, quieres que se lo diga yo si tu no vives para contárselo – dijo con molestia.

-Exacto, ¿lo harás? – le pidió.

-Arrrgghh Quatre eres un... de acuerdo se lo diré pero me debes una, aunque tenga que cobrármela en la otra vida, me la cobraré – le dijo ocultando la sonrisa para no perder su porte serio e insensible.

-Gracias primo – le agradeció Quatre abrazándole solo un instante.

-Más vale que no te mueras, no me gustaría que dar ese tipo de noticias al viudo de esposo de mi primo – le comentó con burla – ahora me voy y no tardes sino las hormonas descontroladas de tu koi le harán montar un espectáculo, jeje.

-Sí tienes razón, ya se le puede intuir su estado en su carácter, jeje.- le respondió dándose la vuelta para ir en dirección contraria a la de su primo para ir a buscar a Zech y a Wufei.

-¿Va todo bien? – preguntó Duo al estar Heero ya junto a ellos.

-Sí perfecto - le dijo con una sonrisa – bajemos antes de que venga alguien a molestar.

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-¡Todo preparado! – exclamó Lord Odin a sus hombres montado en su caballo a la entrada del Castillo, revisando con la vista que todo estuviera en orden.

-Sí mi Señor – respondió Touya acercándose con su caballo a Odin.

-Perfecto – dijo Odin – ¿has dado las órdenes necesarias a la persona encargada de avisarnos por si sucede cualquier incidente? – preguntó Odin al vampiro de pelo corto.

-Si mi Señor, está informado – respondió Touya con rapidez.

-Bien entonces, ¡Adelante! – anunció el inicio de la marcha encabezada por él siendo muy seguido de cerca por Lady Relena y Touya y a un caballo de distancia los demás vampiros con el equipaje y los cofres con el dinero para los tratos comerciales.

Al menos tardarían un día en llegar hasta su destino, para pasar la semana que restaba para la víspera de Bloody Night.

En el Castillo OZ se respiraba una engañosa tranquilidad, los vampiros que se habían quedado en el Castillo comenzaba a despertarse para iniciar sus actividades cotidianas, hacer el vago, salir de caza o disfrutar de los placeres ilícitos para ellos.

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A media hora de la partida de Odin, Heero, Quatre y los demás ya estaban reunidos en el vestíbulo como habían acordado.

-Bien ha llegado la hora – comentó Quatre al verse todos reunidos.

-Puede que sueno un poco estúpido pregustarlo ahora pero... ¿cómo vamos a sacar a mi gente? – preguntó curioso Wufei que estaba junto a Zech.

-Wufei tiene razón, ¿cómo los vamos a sacar de la mazmorra sin llamar la atención? – preguntó también Duo.

-Está todo previsto – respondió Heero guiñando un ojo a su primo con complicidad – solo falta esperar que Haruko-san llegue con lo que le hemos pedido.

A los pocos minutos Haruko llegó al vestíbulo cargada con un gran recipiente tapado.

-Uff... lamento haber tardado tanto – de disculpó la muchacha dejando el pesado recipiente sobre el suelo para descansar sus brazos.

-No pasa nada Haruko-san – respondió Quatre – y lamento que haber podido ir a buscar esto, ya que hubiera sido sospechoso si me viera.

-No se preocupe Quatre-san, lo entiendo.

-¿Qué es esto? – preguntó Duo acercándose al sospechoso recipiente para destaparlo y mirar su contenido.

-¡No Duo no lo abras! – exclamaron Heero y Quatre a la vez pero fue demasiado tarde.

-Puaaaajjjjjjjjjjjj – dijo con asco retirándose con rapidez de aquella cosa – pero que es eso... huele a pero muerto, que asco – se quejó evitando una arcada.

-Jejeje – se rieron tanto Quatre como Heero – eso te pasa por curioso – se burló Heero acercándose a Duo que se aferró a su pecho con el intento de dejar de recordar aquel desagradable olor.

-Es parte de nuestro plan – dijo sonriendo Quatre – ahora será mejor que lo pongamos en práctica – les comentó a todos cogiendo ahora él el recipiente.

Sin perder más tiempo y tras comprobar que no había nadie que los pudiera delatar, bajaron a la mazmorra para avisar a la gente de Chang que pronto los sacarían de allí. En las mazmorras ya solo quedaban la gente de Chang y la celda de mujeres embarazadas, los demás prisioneros habían ido desapareciendo poco a poco, pero ya no se podía hacer nada por ellos. Al oír los pasos de varias personas la gente de Chang se asustó y se apresuraron a interpretar sus papeles de enfermos terminales, pero al verlos pudieron comprobar que se trataba de Wufei y sus amigos.

-Nat-chan – llamó Wufei a su hermana – ya estamos aquí. ¿Estáis todos bien? – preguntó nervioso.

-Onii-chan, que gusto verte, sí estamos bien. ¿Y tú?¿va todo bien? – le preguntó mirándole con amor para después desviar su mirada hasta figura de Zech y fulminarla con ella.

-Jeje, sí todo está perfecto – le respondió sabiendo a lo que se refería.

-Me alegro – dijo suavizando su mirada.

-Siento interrumpir una escena tan conmovedora, pero no tenemos tiempo que perder – dijo Heero con seriedad.

-Bien este será el plan – anunció Quatre llamando la atención de todos – primero de todo tendremos que utilizar esto – dijo señalando el recipiente.

-¿Eso?, que asco – exclamó Duo provocando varias sonrisas en los demás.

-Haruko-san, ¿cuándo fue la última vez que alguien del castillo ha bajado a las mazmorras? – preguntó Quatre a la muchacha.

-Er... desde que se le informó a Lord Odin que estaba la gente de Chang enferma nadie, yo soy la única que baja para tratar supuestamente de curarlos.

-Bien perfecto eso no da más credibilidad, haber... lo que viene a continuación va a ser algo desagradable pero necesario para que el plan funcione – informó Quatre a la gente del Clan Chang – en este recipiente hay carme en mal estado que Haruko-san ha estado almacenando durante estos días, como dijo Duo antes huele a perro muerto y es eso lo que quiero que creen los vampiros que quedan en el Castillo. Tendréis que frotaros con la carne hasta que el olor de carne en descomposición se os quede adherido a la piel, tenéis que pasar por muertos.

-¿Y los latidos del corazón? ¿cómo los ocultarán? – preguntó Wufei desconcertado.

-Con esto – dijo Quatre mostrando un franco con numerosas pastillas – en dosis bajas en inofensiva, reduce el ritmo cardíaco y la respiración hasta ser casi nulo, no hay peligro si toma con moderación, esto engañará a los demás vampiros, además con la peste que vais hacer dudo que se acerquen mucho para comprobar el pulso, jeje – se rió.

-Esto va a ser asqueroso – comentó Duo tapándose la nariz con anticipación.

-Asqueroso pero necesario – dijo Heero con seriedad acercándose al recipiente para destaparlo, viendo como la mayoría se tapaba la nariz al detectar ese olor tan molesto – no tenéis mucho tiempo, este olor pronto llegará al primer piso, para cuando llegue yo me haré de desentendido y montaré un conflicto por no evitar que esto sucediera, entonces será mi oportunidad para exigir que os saquen del Castillo – explico Heero.

-Deberéis permanecer inmóviles sino el plan se irá al garete – comentó Quatre - ¿lo haréis? – preguntó a Nataku que lo miraba fijamente.

-Hay que hacerlo – dijo Nataku sin perder la compostura – chico no podemos perder tiempo, además si queremos salir de aquí deberemos aguantar lo que sea – les habló a su gente.

-Buen bien, así lo haremos – comentó uno del Clan Chang.

-Pásanos ese recipiente – exclamó una joven Chang.

En un par de minutos la todos los del Clan Chang habían cumplido con la tarea de refregarse por el cuerpo la carne mal oliente, el hedor inundó con rapidez la mazmorra.

-Bien, yo me retiro con Duo, estaré en el piso de arriba, en cuanto vea movimiento de la gente de Oz, empezaré con mi numerito – dijo con una sonrisa sádica Heero – Quatre no te tiene que ver por aquí al igual que a ti Zech y menos con tu chico.

-Heero espera... ¿qué pasa con las mujeres de la celda de al lado? No las podemos dejar aquí – le preguntó Duo con temor a no ser tomadas en cuenta.

-No te preocupes Quatre – interrumpió El rubio vampiro – yo me encargo de ellas, ahora salir de aquí. Haruko-san, deshazte de la carne que no la encuentren. En cuanto oigamos a Heero chillar podremos aparecer para saber que está ocurriendo, ¿de acuerdo?

-Nosotros no estaremos – comunicó Zech - yo y Wufei haremos notar que hemos salido a cabalgar, así será menos sospechoso, los esperaremos en el llano de la luna a dos kilómetros de aquí.

-Bien – respondió Heero – si notas alguna perturbación salid hacia el Castillo Oz, no volváis aquí, entre Quatre y yo podremos hacer frente.

-De acuerdo – dijo Zech – venga Wufei, debemos salir ya – le comentó a Wufei.

-Nat-chan – llamó Wufei a su hermana – nos veremos pronto, cuidaros todos.

-No te preocupes Onii-chan, todo saldrá bien – le dijo viendo como su hermano desaparecía junto con Zech por las oscuras escaleras que daban al piso de arriba.

-Quatre-sama, Heero-sama – llamó Haruko a los vampiros – en los establos he dejado unas sacas con comida y ropa para que se cambien la gente de Chang. Está junto con la carreta que utilizamos para cargar los bultos pesados.

-Perfecto, yo me encargo que esté la carreta que los sacará de aquí – comentó Heero – Nataku-san, llegó la hora, tomaros la pastilla – les informó pasándoles un poco de agua para que tragasen la pastilla – poco a poco sentiréis adormecimiento,, tumbaros en el suelo para que no caigáis y recordad no debéis moveros por nada del mundo aunque sintáis os tocan.

-No te preocupes – comentó Nataku sentándose en el suelo, sintiendo los primeros síntomas del narcótico – haremos lo que nos has dicho.

-Eso espero - le dijo Heero - ahora Quatre y Trowa salgamos de aquí, en cuanto estéis lejos e aquí comenzará la actuación – le dijo a su primo – Haruko, regresa a las cocinas, en cuanto me oigas sal ha averiguar lo que está pasando.

-Sí señor – respondió saliendo corriendo hacia las cocinas.

-Vayámonos –anunció saliendo los cuatro de la mazmorra.

Al separarse Quatre de su primo, Heero esperó unos minutos para darle tiempo a Quatre a alejarse con Trowa. Intentó tranquilizar un poco a Duo al verlo tan nervioso que se abrazó a él como un náufrago a su tabla de salvación.

-¿Preparado? – le preguntó Heero a Duo que lo miraba con ternura.

-Er... creo que sí – le dijo aferrándose a su brazo.

-No te separes de mí en ningún momento.

El olor a carne putrefacta se comenzaba a extender por el recibidor del castillo, llegando a los primeros salones para ir subiendo al segundo piso donde estaban los aposentos de los vampiros.

-¿¡PERO SE PUEDE SABER QUE ESTÄ SUCEDIENDO AQUÍ¡? – gritó furioso Heero llamando la atención de cuanto vampiro cercano - ¡Shishio! ¡Yukari! – llamó a dos de los vampiros que sabía que estaban en el Castillo - ¡venid ahora mismo aquí!.

-¿Qué ocurre Heero-sama? – preguntó uno de los aludidos que se presentó ante él en segundo.

-¡¿Qué que pasa?! Es que no tienes olfato, ¿qué es esta peste? – preguntó molesto.

-Esto... Heero-sama, yo... no sé que está ocurriendo pero lo averiguaré – respondió nervioso Yukari.

-¿Qué sucede Señor? – preguntó Shishio que llagaba corriendo junto con varios vampiros más, percatándose pronto del hedor que reinaba el lugar – puajjjj, ¿qué es esta peste?.

-Eso mismo quisiera saber yo – dijo Heero fingiendo molestia – he baja de mis aposentos para pasear con mi esclavo un rato y me encuentro con esta molestia, ¿es que nadie se ha dado cuenta antes?.

-No mi Señor – respondió Shishio alterado ya que sabía que los ataques de ira de Heero eran peligrosos – este olor no estaba antes, pero...

-Proviene de las mazmorras – afirmó un vampiro que se había acercado a la puerta que daba a las mazmorras – el olor es más fuerte e esa zona.

-Pandilla de inútiles, ¿quien está al cargo del cuidado de los prisioneros? – preguntó Heero sin dejar el tono severo y molesto.

-La joven humana de las cocinas, Heero-sama – se apresuró a responder Yukari.

-Traérmela de inmediato y sin un rasguño, Yukari – exigió Heero – los demás, venir conmigo.

Al descender por las escaleras los vampiros se tenían que cubrir la nariz, para su delicado olfato el olor era demasiado desagradable.

-Pero que demonios – exclamó Heero fingiendo sorpresa al abrir la celda donde estaban encerrados los prisioneros del Clan Chang – que significa esto – dijo molesto viendo los cuerpos tirados de los prisioneros – Están muertos – anunció Heero tras acercarse a uno de ellos al azar y comprobar sus signos vitales - ¿Qué a pasado aquí? – preguntó acercándose ahora a los vampiros que se encontraban asombrados y asustados por las represalias del Yuy.

-Esto... Señor... resulta que los prisioneros se enfermaron y... – quiso hablar uno de los vampiros.

-¡Y nadie los ha podido revisar! – exclamó Heero – esta gente estaba destinada para El Bloody Night, maldición... es que todo lo voy a tener que hacer yo.

-Lo sentimos Heero-sama – se disculpó un de los vampiros, no pensamos que llegaran a morir, la humana dijo que los curaría y...

-¡Y dejáis esa responsabilidad en manos de una vulgar humana! ¡Sois bakas o que!.

-Heero-sama – interrumpió la voz de Yukari – aquí está la muchacha – le dijo mostrando a la chica que parecía asustada.

-¿Tú has estado a cargo de la salud de los prisioneros? – preguntó Heero con dureza a la joven

-Sí mi Señor, he intentado de todo pero no he podido hacer nada, lo siento Señor yo...

-¿Por qué no informastes que los prisioneros no se recuperaban? – le preguntó severo.

-Esto... si lo hice mi Señor, se lo dije a Lord Odin, pero él... – mintió la chica siguiendo el juego a Heero.

-Va... eso ya da igual, ahora lo que debemos hacer es deshacernos de los cuerpos y limpiar todo esto, este olor es insoportable. Yukari acompaña a la humana al establo y que prepare la carreta de carga, meteremos lo cuerpo allí para llevarlos al bosque y deshacernos de ellos allí. Esta noche las bestias se darán un festín, jajaja – rió con malicia Heero.

-Sí Heero-sama – respondió Yukari arrastrando a la chica hacia los establos.

-Shishio y los demás, por culpa de vuestra ineficacia seréis quienes subirán los cuerpos arriba y los cargaréis en la carreta, no quiero ni un solo comentario y no quiero que maltratéis a los cuerpos por vuestra desgana al hacer el trabajo, ese será vuestro castigo por no poner más atención en las cosas que suceden aquí, ¿algún problema?.

-No Señor – respondieron los demás vampiros, a pesar de lo desagradable de la tarea impuesta era mucho menos de los que se hubieran esperado.

Heero subió con Duo hacia la entrada del Castillo a esperar la carreta que traería Yukari con Haruko, no tardaron mucho cuando esta apareció ante Heero. El Yuy ordenó a Yukari que avisaran a los demás para que fueran subiendo los cuerpos mientras él supervisaba toda la operación a distancia pero con detenimiento. Los primeros cuerpos fueron subiendo siendo cogidos de malas maneras para dejarlos caer sobre la carreta en un gesto seco. Un quejido de dolor se escucho pero rápidamente Duo fingió ser él el quejado al ver el trato de tenían con los cuerpos. Gracias a Kamisama, ninguno de los vampiros de dio por enterados de que el quejido provino del supuesto muerto sino que pensaron que era de Duo.

-Venid un momento todos – les llamó la atención, cuando estuvieron todos reunidos les habló - He dicho que los tratéis con cuidado – dijo aliviado al ver que no habían notado nada. Luego sonrió con malicia – deberéis llevarlos como si de vuestro amante se tratase, jeje debéis posarlos con delicadeza en la suave cama que compartiréis con él – se burló Heero viendo las caras de asco en los vampiros.

-Pero Heero-sama, apestan... – se quejó uno.

-Me da igual, esto es por vuestra culpa... – les grito molesto – si no hubierais dejado llegar la situación hasta esto, ahora no tendrías que hacerlo, así que no quiero oír ni un solo comentario más, ¿entendido? – les preguntó a los vampiros.

-Entendido – respondieron con desgana.

Mientras iban cargando los cuerpos con la supuesta delicadez que Heero les había obligado a tener, Quatre y Trowa se acercaron fingiendo sorpresa para ver que sucedía con tanto movimiento.

-¿Qué está sucediendo aquí? ¿qué son todo estos cuerpo? – preguntó fingiendo sorpresa Quatre, abrazando a Trowa por la cintura.

-Estos bakas – respondió Heero a su primo sin molestarse a mirarlo, han dejado morir a los prisioneros que teníamos para Bloody Night – le comentó con frialdad.

-Dios mío esto es horrible – exclamó Trowa llevándose la mano a la boca fingiendo asco pero un repentino mareo y malestar le hizo separarse de Quatre con rapidez para dirigirse a una esquina, tan pronto como llegó, las náuseas le provocó que vaciase todo el estómago.

-Trowa – exclamó Quatre preocupado al darse cuenta que en realidad no estaba fingiendo - ¿te encuentras bien? – le preguntó una vez a su lado sujetándole de la cintura para que no perdiera el equilibrio y para ayudar al joven de ojos esmeraldas a vomitar todo su desayuno.

-¡Trowa! – exclamó Duo al ver el estado de su mejor amigo - ¿qué te sucede? – le preguntó intentando acercarse al él pero Heero se lo impidió.

-Tú no te mueves de aquí – le ordenó con seriedad a su prometido movido por los celos y por el papel que representaba.

-Pero Heero yo... – intentó hablar pero Heero le interrumpió.

-No olvides tú posición esclavo – le dijo mirándole fijamente – harás siempre lo que yo te ordene, ¿te quedó claro? – le preguntó sujetándole con fuerza el brazo al trenzado pero sin llegar a lastimarlo.

-Sí mi Señor – respondió Duo, dándose cuanta de lo que había estado apunto de hacer, por un momento se había olvidado de que él representaba a un simple esclavo sexual.

-¿Trowa estás bien? – le preguntó preocupado Quatre.

-Argghhh, sí... ya estoy mejor, no sé que me sucedió – le respondió irguiéndose lentamente.

-Estás pálido, será mejor que descanses – le dijo susurrándole al oído.

-No... no podemos – le comentó en voz baja.

-A ver si tú juguetito también se contagió con la fiebre de estos pobres diablo, jeje – comentó Heero intentando salvar la situación ya que varios vampiros se habían detenido a observar a la pareja – deberías deshacerte de él, en su estado ya no sirve para nada, jaja.

-¡Vete al infierno! – gritó aparentando molestia – haré lo que quiera.

-Pues te lo vas a tener que llevar de aquí – le comunico Heero – no quiero que tú humano contagie a nuestras víctimas, ¿verdad chicos? – le preguntó a los vampiros que comenzaron a situarse alrededor de la entrada – si se queda no nos quedará otra cosa que beber sangre enferma en el Bloody Night, ¿queréis eso?

-Heero-sama tiene razón, el mortal de Quatre-sama debe abandonar el Castillo – exclamó uno de los vampiros que allí estaba reunido.

-Así es, ¡que se largue! – gritó otro.

-No dejaremos que contamine a otros, que se lo lleve o le daremos nosotros caza – comentó un tercer vampiro que se acercó amenazante a la pareja.

-¡De acuerdo! – exclamó Quatre para que todos le oyeran – me marcharé, pero esta me las pagarás Heero, eres un maldito.

-Jejeje, gracias por el cumplido – respondió sonriendo con burla Heero – creo que ya va siendo hora de que te vallas a tú Castillo, aquí ya no tienes nada que hacer.

-Iré a buscar a Zech y nos marcharemos – explicó Quatre.

-Lord Merquise no está aquí, salió cabalgar con el nuevo iniciado – comentó uno de los vampiros que allí se encontraba.

-Entonces no te preocupes por él, yo mismo le informaré que has tenido que partir de inmediato a tú Castillo, jeje – se rió Heero al ver la buena actuación de su primo mostrando la indignación que debería sentir por tratarlo de aquella manera.

-Desgraciado – le insultó Quatre.

-Jeje lo que tú digas. Shishio ¿puedes ir a buscar el caballo de mí queridísimo primo? – dijo con burla dirigida a su primo.

-Jejeje, como ordene Heero-sama – respondió el vampiro riéndose, a ninguno de los de Oz le gustaba la presencia de Quatre y sus hombres en el Castillo.

-Vosotros – dijo Heero a los demás vampiros – acabad con lo que estabais haciendo, no tengo todo la noche.

En poco minutos Shishio le trajo el caballo a Quatre que montó con rapidez ayudando a Trowa a subir delante de él.

-Que tengas buen viaje –se burló Heero azotando a Sandrok, el caballo de Quatre para que saliera corriendo sin dejar a Quatre rechistar nada.

A los vampiros que estaban allí les causó gracias la manera de comportarse Heero hacia su primo. En poco más de diez minutos los vampiros ya habían subido todos los cuerpos sin que se dieran cuanta de la realidad.

-Tú Duo y tú muchacha, subid a la carreta, os encargaréis de descargar los cuerpos en le bosque – ordenó Heero siendo obedecido por los chicos sin pronunciar palabra – Yukari vendrás conmigo a vigilar a estos – le dijo señalando a los mortales vivos que fingían miedo – luego nos divertiremos un rato con ellos, jeje – le comentó para convencerle más para que le acompañasen, de ese modo los demás no sospecharían tanto si él se marchaba para hacer algo que se suponía que lo tenían que hacer vampiros de clase baja.

-Como ordene Heero-sama – respondió con una sonrisa ansiosa por la diversión que se suponía que tendría.

-Para cuando lleguemos quiero que preparen mi baño con agua bien caliente y perfumada.

-Así se hará Heero-san – se apresuró a responder Shishio.

-Eso espero, llegaremos antes del amanecer – informó Heero para darles un tiempo de espera lo más largo posible, para cuando comenzaran a extrañar su presencia ellos ya estarían en el castillo Yuy.

El trayecto hasta el bosque fue corto. Heero indicó a Duo que dirigiera la carreta hasta lo más profundo del bosque. En una pequeña explanada Heero hizo que Duo detuviera la carreta.

-Aquí será un buen lugar – comentó Heero con una sonrisa torcida – vosotros dos bajad y comenzad a casar a esta carroña de la carreta, este olor me está molestando ya demasiado.

-Si mi Señor - respondió Haruko con nervios seguida por Duo que no dijo nada en todo el camino.

-Buena noche para un poco de acción eh Yukari – le comentó Heero bajándose él también de la carreta para apoyarse en un árbol cercano.

-Pues si Heero-sama – le respondió saltando de vehículo para situarse al lado de su Señor - ¿qué pretende hacer después de que estos hayan acabado con los cuerpos? – preguntó el vampiro ansioso por lo prometido por el Yuy.

-Jeje, estás ansioso, ¿verdad? – se rió Heero – pues verás no tengo nada planeado así que podrás hacer lo que quieras, eso si el chico es mío, si le pones un dedo encima te corto la cabeza, para la chica tienes vía libre – le comentó sin perder su sonrisa sádica mientras miraba como Haruko y Duo bajaban los cuerpos con dificultad pero con mucho cuidado.

-Jeje por mi no hay problema – respondió Yukari – la chica será perfecta – comentó dando unos paso hacia delante para ver más de cerca de su próxima víctima quedando delante de Heero.

Heero se acercó al vampiro por la espalda sin hacer ruido, se pegó a su espalda pasando los brazos por el cuello del otro vampiro con sensualidad sorprendiendo a Yukari, de manera seductora se acercó al oído del vampiro y le susurró.

-¿En que estás pensando? – le preguntó Heero observando como el vampiro miraba con lujuria a la muchacha.

-Mmmmm en lo que voy a disfrutar dentro de poco – gimió sin poderse contener al notar la perfecta anatomía de Heero en la parte de atrás de su cuerpo.

-Valla veo que no te desagradan los hombres – le dijo con fingido deseo al notar como la respiración del vampiro se aceleraba un poco con el roce de su cuerpo.

-Mmmm pues no, sino fuera por que me has dicho que el trenzado es tuyo lo hubiera preferido a él, es delicioso, tienes suerte al poder gozar de él – le comentó ronco por el deseo.

-¿Ha sí? – dijo conteniendo la ira que le estaba surgiendo al ver como Yukari miraba con deseo a su prometido desnudándole con la mirada - ¿y que le harías? – le preguntó a Yukari.

-Ufff de todo, le arrancaría la ropa para disfrutar de ese espléndido cuerpo que posee, me lo comería entero – fue describiendo mientras una de sus manos se posó en su ya endurecido miembro para comenzar a estimularlo manualmente – lo haría mío una y otra vez, haría que esa boquita de ensueño me diese el placer directamente de sus labios y...

-Sabes una cosa Yukari – le interrumpió conteniendo a duras penas las ganas de matarlo en esos instantes al oírlo decir todo aquello de su prometido y viendo como se masturbaba imaginándoselo – tienes una mente muy imaginativa – le susurró Heero pasando una de sus manos por el cuello del vampiro pareciendo que lo acariciaba y la otra deslizándose por la espalda de este con una caricia suave, que le asqueaba, deteniéndose a la altura del esternón pero por la parte de atrás – todo eso que has dicho, es irónico pero yo ya lo he disfrutado, y tienes razón es delicioso, pero como he dicho, el trenzado es mío y ¿sabes una cosa? – le preguntó al oído del vampiro.

-Siiii mmmm – gimió Yukari por las sensaciones que le provocaba Heero sobretodo al sentir el aliento de su Señor en su oído.

-Antes te he dicho que te arrancaría la cabeza si le ponías un dedo encima pero no te dije que te arrancaría el corazón si habla de mi prometido de esa manera – le gritó no muy alto sujetándole con fuerza por el cuello para inmovilizarlo.

-¿¡Que ¡? – exclamó el vampiro sorprendido por lo que había dicho Heero.

Pero antes de que pudiera reaccionar, la mano de Heero se incrustó en su espalda y con u rápido movimiento le arrancó el corazón aplastándoselo con la mano. El vampiro no pudo ni gritar, cayó como un saco de patatas al suelo envuelto en llamas que consumió su cuerpo en segundos convirtiéndolo en cenizas.

-¡Heero! – grito Duo asustado acercándose a su prometido al ver como había atacado al otro vampiro con rapidez - ¿qué ha pasado?.

-No pasa nada – le respondió aún molesto limpiándose la mano en su propia camisa – el muy desgraciado se atrevió a hablar cosas sobre ti que no se las consiento a nadie.

-¿Va todo bien? – preguntó Haruko que se acercó a ver lo que había sucedido.

-No pasa nada, hay que darse prisa, Toma Haruko-san – le dijo entregándole un frasco con unas pastillas azules – tienes que hacer que se las tomen cuanto antes, estas pastillas, anularán el efecto de las otras – Heero se acercó a la montaña de cuerpos de la carreta buscando en cuerpo de Nataku, al hallarlo le hablo – Nataku-san, ¿me puedes oír? – le preguntó Heero.

-MmmM – fue la única respuesta que consiguió.

-Reacciona – le dijo sacando una de aquellas pastillas para hacérsela tragar – necesito que tu gente se recupere cuanto antes, Nataku-san, responde.

-Mmmm, ¿Heero-sama? – preguntó Nataku al reconocer al vampiro, su cuerpo comenzaba a reaccionar como era debido.

-Nataku-san debemos llegar cuanto antes al claro de la luna, allí nos espera tú hermano y los demás – le explicó Heero.

-Sí vale vale pero dame unos minutos – le dijo saliéndose de ese amasijo de piernas y brazos.

Mientras tanto Duo y Haruko se apresuraban a dar las pastillas a los demás miembros del Clan Chang.

-Heero – llamó Duo a su prometido mientras seguía con su tarea.

-¿Sí Duo? – le preguntó Heero.

-Shinigami... Shinigami debe de estar escondido por estos bosques, yo lo dejé aquí, creo que nos sería útil si...

Un silbido sordo por parte de Heero interrumpió la explicación de Duo, a los pocos segundos, la majestuosa figura de Shinigami salía de entre las sombras del bosque.

-Buena chica – dijo Heero acariciando a su yegua – ¿decías...? – le preguntó Heero con una sonrisa.

-Baka – le respondió Duo pero sin poder sonreírle también.

Pasaron unos minutos y todos parecían recuperados aunque aún se notaban un poco atontados, sin esperar más tiempo, emprendieron la marcha hacia el claro donde tendrían el reencuentro. Heero y Duo viajaban en Shinigami, Haruko iba en la carreta junto con los miembros del Clan Chang que no estaban del todo recuperados, los demás iban a pie. Veinte minutos les llevó llegar al lugar donde esperaba impacientes Wufei, Zech, Trowa y Quatre, al verlos la alegría se desató entre los miembros del Clan Chang, Wufei incluido.

-Siento chafar el momento – intervino Heero entre tantas muestras de afecto – pero no tenemos tiempo para esto, tenéis que asearos sino vuestro rastro podría ser seguido.

-Cerca de aquí hay un río, allí os servirá para cambiaros de ropa – comentó Quatre – iremos allí y desde allí podréis marcharos a vuestro poblado, deberéis poner en alerta a vuestra gente, cuando Odin se entere de que habéis escapado puede que intente atacaros – les explicó el rubio vampiro mientras caminaban en dirección al río.

-Quatre-san – llamó Duo al primo de su prometido.

-¿Sí Duo? – le respondió.

-¿Qué ha sido de las mujeres embarazadas que estaban encerradas en las mazmorras? – preguntó Duo preocupado por ellas.

-A sí es verdad, jeje, no te preocupes, están en un lugar seguro, jeje. Por poco no consigo sacarlas de allí, menos mal que hubo un momento en que los vampiros que utilizó Heero para subir la gente de Chang permanecieron tiempo suficiente en la entrada del Castillo, en ese instante bajé a las mazmorras y las saque de allí por la puerta trasera de las celdas, de allí las llevé a la entrada del bosque. Cuando salimos del Castillo invitados por mí queridísimo primo – dijo con burla Quatre – las recogí y las llevé las puse en un lugar seguro. Nos están esperando en la orilla del río.

-Menos mal – dijo aliviado Duo – pensé que no las habías podido sacar de allí – le comentó mientras iba sobre Shinigami con Heero abrazado a su cintura.

-Esto...Tengo que agradeceros todo lo que habéis hecho por nosotros – comentó Nataku algo nerviosa mientras caminaba – sin vuestra ayuda no lo hubiéramos conseguido. Jamás pensé decir esto a unos vampiros pero... estaremos siempre en deuda con vosotros por eso – dijo Nataku llegando ya al río – me uniré a vosotros en esta lucha, no regresaré a mi poblado.

-¡¿Pero Nat-chan eso puede ser peligroso?! – exclamó Wufei preocupado por lo que le pudiera suceder a su hermana.

-Onii-chan, es mi elección, es lo mínimo que puedo hacer, ellos me salvaron la vida y por ello la poco a su servicio, sabes que es una de nuestras costumbres. No obligaré a nadie para que me siga en mi decisión pero creo que es lo correcto.

-No es necesario Nataku-san – intervino Quatre – te lo agradecemos mucho pero ya habéis pasado suficiente, dejarnos esto a nosotros, al fin y al cabo es nuestra responsabilidad.

-No Quatre-sama – comentó uno de los miembros del Clan Chang – Nataku-san tiene razón, es lo mínimo que podemos hacer, cuenta conmigo también, por algo me consideran un guerrero Chang, donde se necesite mi ayuda allí estaré.

-¡Y yo también! – dijo otro de los guerreros.

-¡Y yo! – exclamó otro – cuenta conmigo Nataku-san – habló otro – así hasta que lo hicieron todos tanto hombre como mujeres.

-Gracias amigos – habló Wufei emocionado, a pesar del odio que su gente sentía por los vampiros les iban a ayudar.

-De acuerdo – dijo Heero con seriedad – pero las mujeres deberán regresar al poblado. Y de paso os llevaréis a las mujeres embarazadas – comentó viendo con las mujeres mencionadas se ocultaba tras unos árboles cercanos – ya podéis salir de vuestro escondite – les exclamó viendo que iban saliendo las mujeres con algo de miedo e incertidumbre. En total eran cuatro.

-Pero nuestras mujeres son fuertes guerreros igual – comentó uno de los hombres.

-Y no lo dudo pero en una lucha con los vampiros solo entorpecerían, no queráis saber lo que les harían si cayesen en sus manos – avisó Heero.

-Pero serán iguales de crueles con los hombres también – comentó Nataku ofendida por la discriminación.

-Te puedo asegurar que no – le respondió Heero – sé muy bien de lo que son capaces. Si no ordenas a las mujeres que regresen a tú poblado no aceptaremos vuestra ayuda y créeme os obligaremos a todos a regresar.

-Pero... – quiso discutir Nataku.

-Nat-chan déjalo, Heero-san tiene razón, deberás regresar con las demás – le pidió Wufei.

-Aceptaremos regresar al poblado – habló una de las mujeres Chang, pero Nataku-san deberá ir con vosotros en nuestra representación – exigió la chica.

-Eso no podrá ser – volvió a decir Heero.

-Heero – le llamó Duo al ver lo cabezota que se ponía – déjala al menos a ella, tiene derecho – le dijo Duo intentando convencer a su prometido – estoy seguro que será de gran ayuda, ella es una guerrero Chang, por favor déjala – le pidió con la carita de cordero degollado.

-Está bien – dijo Heero con desgana, siempre acababa cediendo a los caprichos de Duo – vendrá con nosotros pero harás lo que yo te diga sin rechistar – le dijo tanto a Duo como a Nataku.

-¡Perfecto! - exclamó alegre la hermana de Wufei.

-Deberás te ocuparás de proteger a Duo y a Trowa, ellos serán los más vulnerables, no te separarás de ellos en ningún momento, ¿entendido? – le explicó Heero a la chica.

-Entendido – le respondió la con una sonrisa.

-No creo que sea necesario – comentó molesto Trowa, al volverse a sentir inútil.

-Créeme que si será necesario – le comentó Heero al amante de su primo – cuando sea el momento sabrás porque – le dijo mirando a su primo.

-Que has querido decir – le dijo Trowa intrigado por el comentario.

-Ya lo sabrás, ahora Haruko, entrégales la ropa e ir a asearon – le dijo Heero a la gente del Clan Chang – no tenemos mucho tiempo, daros prisa.

Sin discutir más Nataku y los demás recogieron la ropa que les había entregado Haruko y se adentraron en el río. Sin tiempo para pudores, se desnudaron quitándose toda la ropa y se lavaron en el río, saliendo al poco tiempo de las frescas aguas para secarse y vestirse con la ropa limpia. Una vez todos vestidos reunieron la ropa sucia y gracias a los poderes de Heero la incineraron para ocultar las pistas. Llegó el momento de despedirse, el grupo de mujeres del Clan Chang junto con las mujeres en estado, se dispusieron a dirigirse al poblado a través del bosque para dar la alarma a un posible ataque, en poco más de una hora llegarían allí, tendrían que ir con cuidado para no alertar de su presencia, por si algún vampiro estuviera por la zona.

En cuanto vieron desaparecer a las mujeres entre la oscuridad Heero y los demás emprendieron el camino hacia el Castillo Yuy, como eran menos, los miembros del Clan Chang pudieron viajar en la carreta, aunque algo apretados.

El viaje fue en silencio a pesar de la alta velocidad con la que viajaban, cada uno iba pensando en sus propios pensamientos, haciendo conjeturas de lo que ocurría a partir de ahora, el nerviosismo se apoderó tanto en Duo como en Trowa. Cerca de hora y media fue lo que tardaron de vislumbrar el imponente Castillo Yuy. Nada más acercarse al perímetro exterior numerosas sombras les dieron la bienvenida, la defensa del Castillo los detectó antes de que se acercaran a una distancia peligrosa en caso de ser enemigos, al comprobar que se trataban de Quatre y Heero les dejaron pasar sin ningún problema. Por ahora habían conseguido llegar al Castillo sin peligro y con facilidad, lo difícil vendría en un o dos días, en cuanto Odin fuera informado de la desaparición de Heero junto con los demás.

Una calurosa bienvenida les recibió en la entrada del Castillo, Quatre presentó a Wufei y a su hermana a Noin, Hilde y los demás miembros importantes del Castillo. Al entrar al Castillo se dirigieron directamente al gran salón, debían de concretar el plan a seguir en las próximas horas. Hilde y Noin pusieron al tanto de la información que había podido recopilar durante todo ese tiempo, del mismo modo que Heero y Quatre hicieron con ellas y los demás vampiros de primer rango. Quatre ordenó que trajeran algo de comida para Trowa, Duo y Nataku sin olvidar el consomé nutritivo para Trowa, teniéndoselo que beber a regañadientes.

-Será mejor que os quedéis aquí para descansar un poco – informó Quatre a Trowa, Duo y Nataku en cuanto acabaron de comer – está va a ser una larga noche y nosotros estaremos reunidos gran parte de ella.

-Pero quiero quedarme contigo – le pidió Trowa sin querer separase de su amor.

-Vamos a estar reunidos mucho tiempo planeando nuestra defensa y no creo que os entretenga mucho – comentó Heero mirando a Duo – os quedaréis aquí descansando o hablando me da igual, si queréis acostaros un pocos os llevarán a nuestras habitaciones, a ti Nataku-san te darán una cercana a las nuestras. Nosotros tenemos que seguir con esto en mi sala de estudios.

-Pero Heero yo también quiero estar contigo – le dijo Duo con un puchero.

-Voy a estar muy ocupado, esto es importante Duo y no podré darte mi atención, te prometo que en cuanto pueda me reuniré contigo, pero ahora estaría más tranquilo sabiendo que estás descansado.

-Heero tiene razón, no es necesario que estés aquí encerrados, el Castillo por ahora es seguro y aquí nadie os hará daño – comentó Quatre acercándose a Trowa para acariciarle el rostro e infundirle tranquilidad – los primeros días van a ser algo caóticos hasta que sepamos como romper la maldición, eso sin contar que a Odin no le dé por atacarnos. Entiéndelo Trowa, es por vuestro bien, dime que descansarás, yo también te prometo que me reuniré contigo en cuanto pueda.

-Está bien – dijo desilusionado Trowa – haré lo que me pides, pero mantenme informado, si puedo ayudar en algo dímelo.

Heero, Quatre junto con Wufei, Zech y los demás vampiros salieron del salón para iniciar la reunión en la sala de estudios o despacho que había pertenecido a Heero o mejor dicho a su padre, Lord Heero Yuy. Trowa, Duo y Nataku se quedaron charlando esperando pasar el tiempo hasta que pudiesen volver a reunirse con sus amantes, al menos para el trenzado y el joven de ojos verdes.

Continuará...

Agradecimientos:

-Valsed: gracias por molestarte y escribirme una líneas. Espero que conforme vallas leyendo los capítulos te vallan gustando, al menos es eso lo que pretendo, que disfrutéis tanto como yo lo hago escribiendo. Muchas gracias y hasta pronto.

-Dark: Hola como estás? Jeje que bien que te veo por aquí, jeje. Espero que esté capítulo te guste. Creo que lo de Hentai me lo estoy ganando a pulso, jeje. Un saludo.