Los personajes de Gundam Wing no me pertenecen, no obstante incluiré algún que otro personaje según valla transcurriendo en la trama de la historia.
Advertencias: Escenas: Angs., Lemon, Yaoi., según capítulos.
Notas: Este es mi segundo fics, es un poco más cruel y violento que el anterior que el anterior.
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Yo te protegeré
Cap. 16
-Trowa, ¿te encuentras bien? – preguntó Duo preocupado – te veo muy pálido y ojeroso. ¿es que no has dormido bien?
-Pues desde anoche no he dormido mucho, pero ya se me pasará, solo espero no marearme más, es muy molesto, ¿sabes? – le respondió Trowa con una sonrisa forzada.
-Deberías descansar, Trowa – comentó Nataku – puede que hayas cogido algún virus y te estés resfriando, te tendría que revisar un médico.
-No creo que sea para tanto, solo si me tumbo un poco se me pasará – le respondió agradecido por el interés de la chica.
-Ven túmbate en el sofá – le ordenó Duo acomodando unos cojines para que se pudiera recostar – te veo preocupado, amigo, cuéntame lo que te pasa, sabes que somos amigos.
-Lo sé Duo, pero no es nada, en serio, supongo que son los nervios – quiso excusarse.
-Te conozco Trowa y a ti te preocupa algo y sé que es importante, ¿ya no confías en mi? – le preguntó desilusionado.
-Claro que confío en ti Duo... – le respondió.
-Si es por mí puedo marcharme para que habléis tranquilamente – comentó Nataku sin enfadarse, al fin de cuentas era una desconocida.
-No no te vayas Nataku – se apresuró a decir Trowa incorporándose del sillón para verla mejor – no es eso... es una tontería, de verdad.
-No es una tontería, sino no estarías así por ellos – le recriminó Duo.
-De acuerdo te lo diré. ¿crees que todo saldrá bien? – le preguntó Trowa volviéndose a recostar ya que los mareos le habían vuelto de nuevo.
-¿Te refieres a la maldición o a la lucha que se avecina? – le preguntó Duo a Trowa.
-A las dos cosas – le comentó.
-Yo creo que si saldrá bien, de una manera o otra sé que saldrá bien – ratificó Duo.
-Pues claro que saldrá bien – dijo con seguridad Nataku – no olvides que el Clan Yuy es uno de los más poderosos, además contáis con la ayuda de mi Clan y sobre todo de los dos Elegidos para romper la maldición. No debes preocuparte por eso Trowa, ya verás que dentro de unos días podremos disfrutar de una vida normal junto con la persona que queráis.
-Todo eso lo sé pero tengo un mal presentimiento – explicó Trowa llevándose las manos al pecho – tengo la sensación de que con esta guerra voy a perder algo muy importante para mí... y lo único que tengo es a Quatre – comentó intentando contener el sensible llanto que últimamente le embargaba – yo... tengo miedo Duo.
-Oh, Trowa – le consoló abrazándolo mientras lo sostenía semi sentado sobre el sillón mientras el joven de ojos verdes se desahogaba sobre su hombro – no lo perderás Trowa, Quatre es muy fuerte y créeme que no se dejará vencer ahora que te tiene a su lado, pero si te vas a quedar más tranquilo, le diré a Heero que esté al tanto para cuidarlo.
-Snif snif, te lo agradezco Duo, pero no puedo evitar sentir miedo, le amo demasiado, me moriría sin él. Primero te perdí a ti y si le pierdo a él yo... no quiero vivir sin él – le dijo a su amigo llorando.
-Sssshhhhh tranquilo, eso no pasará, venga Trowa tranquilízate, no me gusta verte así, no pareces el chico fuerte y decidido que conozco – le dijo Duo intentando bromear.
-Snif, je, creo que tienes razón, no sé que me pasa por nada me pongo a llorar como una magdalena, ya hasta perezco una mujercita – dijo bromeando consigo mismo para desviar su angustia.
-Jeje, en mi poblado ya te estarían dando leche de burra, jajaja – dijo Nataku sin poder dejar de reír por la escena de los dos chicos consolándose mientras uno contenía a duras penas los mareos.
-¿Leche de burra?¿para que? – preguntaron los dos a la vez.
-Jejeje, pues porque pareces una mujer embarazada, jaja – se burló la chica – te mareas, vomitas, estas susceptible y tu humor varía cada cinco segundos, jjajaja, sin duda si fueras una mujer estarías embarazada.
-Pues mirándolo por ese lado – dijo Duo aguantándose las ganas de reía a carcajadas – Nataku tiene razón, jajajaja, Trowa estás embarazado, jjajajajaja.
-Muy gracioso Duo – dijo Trowa entre molesto y alegre – el que me acueste con un hombre no significa que deje de ser hombre, por quien me has tomado. Eso sería imposible, menuda tontería que estáis diciendo lo dos.
-Jajaja, pero Trowa, jajaj piénsalo bien, jaja tienes todos los síntomas, jajaja – se burló Duo.
-Jajaja Duo tiene razón, será mejor que llamáramos a un médico para que nos dijeran si va a ser niño o niña, jajaja – se siguió burlando Nataku para aligerar tensiones.
-Ya es suficiente – dijo intentando aparentar serio pero una carcajada se le escapó – jaja estáis los dos locos, mira que decir eso, jajaja. No me imagino con una gran tripa y con antojos cada dos por tres, jaja, ¿te lo imaginas?.
-Jajaj pues sería divertido, jaja, seguro que te convertirías en el chico mimado de todo el Castillo, ¿cómo crees que sería? Rubio o castaño, con los ojos verdes o azules, piel clara o morena, mmmm, creo que sería rubio de ojos verdes y piel clara, jeje – comenzó ha hacer conjeturas Duo.
-No, no, será castaño con los ojos azules y piel morena, jeje seguro – dijo emocionada Nataku por la idea – ¿Y tú que dices Trowa? ¿cómo te gustaría que fuera el hijo de los dos?
-Estáis locos, jaja, mira que estar hablando de algo así, jaja, eso es imposible que suceda – comentó Trowa riéndose por las ocurrencias de sus amigos.
-Venga no seas malo, ¿qué te cuesta decirlo?, Sé que es imposible, pero si fuera posible ¿cómo te gustaría que fuera tú hijo y el de Quatre? – le preguntó Duo.
-Está bien te lo diré, jeje. Si fuera posible, cosa que dudo me gustaría que se pareciera a Quatre aunque con el color de mi piel, con el color de pelo que su padre y sus mismos labios y nariz, lo único que no quisiera que se pareciese a Quatre es en su carácter, jeje es demasiado directo y cabezota, jeje cuando se le mete algo en la cabeza no para hasta que lo consigue, eso y su apasionado carácter, jeje – explicó sonrojado Trowa.
-Pues no creo que eso último sea un problema, jaja – se rió Nataku por el comentario de Trowa – más bien sería una cualidad muy apreciada para sus futuros amantes.
-Por cierto Nataku, ¿dónde se quedaron tú gente? Al entrar al Castillo ya no los vi – preguntó interesado Duo que estaba sentado junto a Trowa.
-Se ofrecieron a hacer la primera guardia, supongo que vendrán luego – respondió Nataku orgullosa del empeño que estaban demostrado los de su Clan.
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En el antiguo despacho de Lord Yuy, la reunión transcurría sin contratiempos, quien tenía ideas las exponía y se discutía los pros y los contra. Ya llevaban más de dos horas reunidos y las cosas parecían ir por buen camino.
-Bueno, veo que la estrategia principal está desarrollada – comentó Quatre a hablando a todos los presentes – el plan de defensa nos dará la resistencia suficiente para un ataque sorpresa siempre y cuando estemos preparados para ello.
-Mis hombres pueden crear la estrategia de distracción perfecta – comentó de pronto Wufei – sabemos que están sin presas para el Bloody Night, si detectan que están cerca, irán tras ellos sin dudarlo.
-Es demasiado peligroso – intervino Heero – ya nos hemos arriesgado mucho para salvarlo, no los voy a poner de cebo otra vez, además para cuando Odin esté enterado de mi traición y esté dispuesto a atacarnos, ten por seguro que le Bloody Night le traerá sin cuidado. Su futuro como vampiro estará en juego, no creo que una simple fiesta de celebración por el día de la resurrección de nuestra raza le interese más.
-Por cierto Heero-sama – interrumpió Hilde – ya que ha mencionado el día de celebración del Bloody Night, tengo que decirle que Noin y yo hemos descubierto un diario de su padre donde asegura que la fecha exacta para la ruptura de la maldición es la noche de Bloody Night.
-¡¡¡¡¡¡¡¡¡QUUUUUUUUUUEEEEEEEEEEEE!!!!!!!!!!! – exclamaron todos los presentes.
-Eso es imposible – dijo sorprendido Heero.
-Pues me temo que es muy posible – le respondió Noin mostrándole el libro de notas de su difunto padre – aquí lo menciona y más adelante también.
-¡Pero si solo tenemos tres noches! – exclamó Heero empezando a preocuparse.
-No debemos ponernos nerviosos ahora, Heero – comentó Quatre con aparente tranquilidad – si lo pensamos, todo tiene una lógica.
-¿Una lógica? – preguntó Zech.
-Sí una lógica. Todo comenzó la primera noche de Bloody Nighy, cuando el primer hombre del Clan Yui se transformó en el primer vampiro Yuy, si en esa noche de dio inicio a esta maldición es muy lógico que en esa noche también tenga que ser la noche del fin de dicha maldición. – explicó Quatre, deduciendo toda la información que tenían hasta ahora.
-Pues eso no me tranquiliza demasiado – le respondió Heero – tan solo nos quedas tres noches y aún no sabemos como romper la maldición.
-Hilde, Noin, nos dijistes que encontrasteis una cámara secreta – dijo Zech con seguridad – según nos explicastes Heero en este Castillo se encuentra el Libro del Ángel Negro, si lo hallamos, sabremos como acabar con esto.
-Si tienes razón Zech – le respondió Hilde – el cuarto que os mencioné está situado entre esta pared – dijo la vampira señalando la pared que se encontraba a su espalda y la pared de la biblioteca, en una de estas paredes debe de haber una estrada pero a nosotras nos ha sido imposible encontrarla.
-Y si derribamos la pared – sugirió Wufei impaciente.
-Si hacemos eso, la magia que lo ha mantenido oculto durante todos estos siglos, destruiría lo que contiene en su interior – le explico uno de los vampiros de alto rango que allí se encontraba.
-¿Y no se puede utilizar magia para dar con la entrada? – volvió a preguntar Wufei.
-Se nota que eres un nuevo iniciado y no conoces nada de esto – comentó con paciencia y sin enfadarse Noin – ya hemos intentado con casi todo pero supongo que el antepasado de Heero-sama, ese tal Heeroshi, ocultó muy bien sus pistas.
-Heero, ¿cómo fue que Duo encontró el diario de su antepasado? – preguntó Quatre de pronto.
-No lo sabe muy bien, solo recuerda que estaba en la biblioteca del Castillo Oz y que sintió algo que le llamaba, supongo que el mismo diario gracias a la magia que lo protegía lo reconoció y le indicó el lugar donde encontrarlo – explicó Heero.
-Pues entonces debería suceder lo mismo contigo Heero – comentó Zech.
-¿No nota nada extraño aquí? – le preguntó Quatre a su primo.
-No – respondió Heero.
-A lo mejor la puerta secreta no se halla aquí en el despacho sino en la biblioteca como hizo Duo – comentó otro de los vampiros que allí se encontraban.
-Sí tienes razón Kuroda – comentó Quatre – haremos una cosa, ya que no nos podemos centrar todos en una única cosa. Zech, Wufei y tú Heero iréis a la biblioteca para encontrar esa dichosa puerta secreta, mientras tanto los demás y yo nos encargaremos de la defensa del Castillo y demás preparativos, ¿estas de acuerdo Heero? – preguntó Quatre a su primo.
-Me parece bien, en cuanto sepamos algo te lo informaré por cierto primo, deberías ir a estar con cierta persona y explicarle cierto detalle que tienes pendiente – le habló con indirectas muy directas a Quatre.
-Jejeje, ahora no Heero, más tarde, primero quiero dejar listo la estrategia, después iré a hablar con él, en serio. – le respondió a su primo para que no le presionara más.
-Como quieras, tú sabrás lo que haces, ¿nos vamos Zech..., Wufei? – les dijo a los vampiros.
-Err... si claro vamos Heero – respondió Zech.
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En el Castillo Oz.
-Heero-sama está tardando mucho – comentó uno de los vampiros que se había quedado en el Castillo – esto no me huele bien.
-Será por lo de los cadáveres, jeje – se burló otro vampiro que estaba descansando en el salón junto con él.
-No seas baka, hablo en serio. Por mucho que se esté divirtiendo Heero y Yukari con ese trenzado y la muchacha cocinera, me resulta raro, llevan más de cinco horas fuera.
-Tienes razón, será mejor que salgamos a buscarlos, si llega a pasar algo en ausencia de Lord Odin, nos la vamos a cargar – respondió una vampiresa que se acercó al grupo de vampiros que estaban hablando.
-Debemos ponernos en marcha enseguida, por si hay que avisar a Lord Odin de manera urgente – dijo otro vampiro.
Con rapidez un grupo no muy elevado de vampiros se congregaron e la salida del Castillo para partir de inmediato en busca de Heero y Yukari. Dos horas más tarde a poco más de unas horas para el amanecer, el grupo que salió de reconocimiento, regresaban al Castillo sin encontrar pistas de Heero o Yukari y sobre todo de los cuerpos muertos del Clan Chang.
-Y bien, ¿habéis encontrado a Heero-sama? – preguntó uno de los vampiros al grupo que regresaba de la búsqueda.
-No hay rastros de nadie, esto se pone feo – comentó quien dijo que había que salir a buscar a Heero.
-Debemos avisar cuanto antes a Lord Odin – dijo un joven vampiro, el amante de Touya y a quien el mismo Touya había puesto para vigilar a Heero y a sus amigotes.
-Será mejor que no, si Lord Odin se entera que hemos permitido escapar a Heero con los demás, nos matará – comentó uno de los vampiros que había salido e busca del Yuy.
-¡Lord Odin tiene que saberlo! – exigió el amante de Touya.
-Tú serás mejor que te calles, no querrás sufrir un pequeño accidente – le amenazó otro – el que seas la perra de Touya no te da derecho a exigirnos nada. Así que cierra tu linda boca si no quieres que te la cosa.
-Desgraciado – le insultó dándose la vuelta para entrar al Castillo ofendido – esto no va a quedar así – dijo en voz baja.
Los demás vampiros entraron poco después con la intención de seguir como estaban antes. Si Lord Odin regresaba y preguntaba por el Yuy y los demás, les dirían que acababan de salir.
Sin que nadie se diera cuenta, el joven amante de Touya se dirigió a los aposentos de su amante, una vez dentro se encerró allí para escribir una nota explicando todo lo sucedido. Una vez lista la nota se acercó a un extremo donde Yue, el cuervo de Touya descansaba mientras comía lago de carne. Con cuidado, se acercó al ave y tras acariciarla con algo de temor, le ató el mensaje en una de sus patas. Al ver que Yue se dejaba coger, la sujetó con algo de miedo y se dirigió con ella hacia la ventana, la cual abrió la poder echar a volar al ave.
-Ahora se bueno y vuela hacia tu amo Touya – le habló al cuervo como si le entendiera – se rápido, el mensaje que llevas es de vital importancia. ¡Vuela! – le dijo al ave soltándola para que emprendiera su vuelo.
Una vez cumplida con su misión, el amante de Touya cerró la ventana y se dirigió ala cama donde tantas veces había compartido con el que por mucho tiempo fue su amor secreto. Se acurrucó entre las sábanas que aún conservaban el olor de Touya y espero noticias que llegarían tan pronto Touya hubiese leído el mensaje que le había enviado.
-No ha pasado ni un día y ya te extraño – dijo con un suspiro, quedándose lentamente dormido. El amanecer no tardaría en llegar.
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-¿Sientes algo? –volvió a preguntar por décima vez Zech a Heero.
-Noooooo, y no me lo preguntes más, me pones nervioso – dijo molesto Heero.
-Llevamos un ahora aquí y no conseguimos nada – dijo Wufei ya cansado – creo que será mejor que vallamos a descansar y que lo intentemos mañana, el amanecer no tardará mucho tiempo y aún no has ido a ver a Duo. Va ha estar bastante molesto.
-Wufei tiene razón, deberías descansar un poco, hoy a sido un día duro y Duo querrá estar un rato contigo – le dijo también Zech.
-Lo sé pero tengo que esforzarme más, sé que está por aquí – dijo Heero – ir vosotros a descansar y di a los demás que descansen, yo iré en seguida.
-Bien, pero no tardes – le dijo Zech llevándose consigo a Wufei hacia fuera.
-Descuida – le dijo como despedida – ¡Kuso, porque no siento nada! – exclamó molesto al ver que Zech ni Wufei podían oírle – tengo que encontrarlo cuanto ante, por el bien de Duo y por el mío, quiero acabar con esta maldición que tanto daño nos ha hecho.
De pronto algo le llamó la atención, algo que nunca había sentido y que sabía que siempre había estado allí, la nueva percepción que había obtenido en su despertar como Elegido Yuy, le daba la posibilidad de reconocer ese sentimiento que le llamaba.
-Un momento, que es esto que siento – se dijo a si mismo Heero – hay algo que me llama y antes no lo sentía.
Se acercó a la primera estantería que había en la pared frontal, donde se suponía que se encontraba la entrada secreta, la estantería estaba llena de libros, levantó la mano derecha a la altura de su cabeza apoyándola en los lomos de los libros, había de todas clases y tamaños, entonces separando la palma de la mano a escasos centímetros para tocarlos, la deslizó horizontalmente de izquierda a derecha y desde la esquina izquierda hasta la derecha. Iba con lentitud pero con seguridad, entonces algo notó cuando su mano se deslizó por un grupo de libros que se encontraban en el centro de la estantería. Al detenerse estiró con más fuerza sus dedos como queriendo abarcar más espacio del que podía, cerrando los ojos para poder concentrarse mejor sus dedos le guiaron hasta un libro en concreto aferrándose a él. Abrió los ojos encontrándose con un libro de tapas duras de color rojo sangre y letras doradas, en la portada se podía leer el título de la obra, "Ángeles y demonios" al sacarlo del estante lo abrió comprobando que se trataba de un libro de ilustraciones de arte donde antiguos pintores retrataban tanto a demonios como a ángeles en escenas cotidianas. Al ver un dibujo en concreto donde aparecía un hermoso ángel de larga cabellera castaña que se daba un baño en un gran estanque, la mente de Heero le trajo a la mente la imagen de Duo, en una escena parecida. Un ruido de un mecanismo lo sacó de su ensimismamiento, algo se había activado, instintivamente retrocedió unos pasos para comprobar lo que estaba sucediendo, de pronto la estantería de la cual había extraído el libro se desencajó completamente unos centímetros hacia delante para después adentrarse hacia el fondo donde se corrió hacia la derecha, dejando ver una pequeña entrada oscura y polvorienta. Sin mostrar intimidación alguna, Heero entró en la sala secreta, no se podía ver absolutamente nada, estaba justamente enfrente de la entrada, sin pensárselo dos veces dio varios pasos hacia el interior y por arte de magia, una docena de antorchas se fueron encendiendo una tras otras dando la iluminación a la oscura y tétrica habitación. Cuando sus ojos se acostumbraron a la luz de las antorchas, pudo reconocer todo lo que allí había.
Lo primero que vieron sus ojos fue un enorme cuatro pintado en óleo justo enfrente de él, en el se apreciaba dos figuras de pie sobre un fondo lleno de vegetación, una detrás de otra en un cariñoso abrazo, al mirarlas las reconoció enseguida, se trataba de Heeroshi Yui que abrazaba con su brazo la cintura de un sonriente Duo Bénjamin Maxwell, a pesar de los siglos pasados, el cuadro estaba en perfecto estado como todo lo que había allí. Duo Bénjamin estaba recostado sobre el cuerpo de Heero sujetando con su derecha la mano derecha que le abrazaba mientras que sus manos izquierdas se tomaban de la mano dejándolas extendidas y pegadas a sus cuerpos. Las vestimentas eran de la época del siglo en que vivieron. La coincidencia fisonómica de Duo y él con sus respectivos antepasados era asombrosa, solo pequeñas diferencias se podían apreciar, como el cabello más largo y oscuro de él o los ojos verdes de Duo Bénjamin, por lo demás eran casi idénticos.
Frente al cuadro se encontraba un pedestal tallado en piedra donde descansaba un libro de tapas duras y negras, al acercarse Heero comprobó que no tenía ninguna inicial o título que le pudiera dar una pista de si era o no el libro que estaba buscando. Al levantarlo de atril un sonido metálico le indicó que algo se había caído, al recoger el objeto que se le cayó sus ojos se abrieron como platos al reconocer que se trataba.
-Es la cruz que Duo Bénjamin llevó el día de su ejecución, no me lo puedo creer – dijo sorprendido Heero.
Y para comprobar si era cierto colocó la cruz en la marca que le había surgido en el despertar como Elegido.
-La marca coincide, estoy seguro que se trata de la misma cruz que leí en el diario del antepasado de Duo. ¿Qué significado tendrá? – se preguntó curioso. Tengo que descubrir si hay algo más aquí que nos pueda ayudar.
Con el libro en una mano y el crucifijo en la otra, Heero giró sobre sus propios talones para recorrer por con la vista el resto de la habitación. Era más grande de lo que a simple vista parecía, Al mirar a su derecha, dando la espalda al cuadro, vio una gran cama con dosel que antes no había visto, con pasos lentos se acercó a ella y dejando loo que llevaba en las manos en una de las esquinas de esta se sentó en la cama, una nueva sensación le embargó, pero esta vez fue de añoranza y vacío, esa cama estaba embriagada de sentimientos contradictorios, podía sentir que se ella provenían amor, dolor, alegría, tristeza todo en las mismas proporciones y sin saber como lo supo.
-Esta fue la cama que compartieron – dijo Heero en voz alta tumbándose sobre el cómodo lecho – en esta cama Duo Bénjamin se entregó a Heeroshi Yui, puedo sentir lo feliz y lo desgraciados que fueron en ella.
Sin poder soportar más esos sentimientos se levantó de ella recogiendo el libro y el crucifijo, se separó de allí sin poder dejar de mirar ese lecho. En el otro lado opuesto de la habitación había un pequeño escritorio con una pluma y un seco tintero, las hojas que descansaban sobre él seguían tan blancas como el primer día pero no había rastro de escritura en ellas. Al tomar la pluma en sus manos percibió la suavidad de ella dejándola de nuevo en su lugar, al hacerlo su mano rozó el supuesto tintero pero para su asombro comprobó que no estaba seco, al verlo de cerca, un olor característico le confirmó que aquella no era una tinta normal y corriente, se trataba de sangre, la misma sangre con la cual siglos atrás Heeroshi Yuy escribió en el diario de Duo Bénjamin y lo más seguro que el libro del ángel negro también.
-Las piezas poco a poco van encajando – comentó de nuevo en voz alta Heero – solo falta la pieza principal y si todo va bien, se encuentra aquí – dijo levantando un poco el libro que llevaba en la mano. Parece mentira que la magia de Heeroshi pudiera hacer que el tiempo no pasase en esta habitación. Todo está como si en realidad hubiera pasado un día desde el día que Heeroshi nos dejó. Maldición, no puedo perder más tiempo haciendo conjeturas, tengo que leer este libro cuanto antes, tengo que avisar a Duo – dijo saliendo a toda prisa de la sala secreta.
Al salir por la puerta, la estantería que le dio acceso a la cámara secreta que movió situándose en su lugar original, nadie podría apreciar que aquella estantería se había movido segundos antes.
Heero corrió por los pasillos casi desiertos del Castillo, el amanecer estaba apunto de llegar por eso no había rastro de vampiro alguno, los únicos que deambulaban por allí eran los sirvientes humanos que trabajaban para Quatre en el Castillo.
Al llegar a su antigua habitación, vio a Duo tumbado en su cama, parecía dormido, con pasos silenciosos se acercó hasta Duo comprobando efectivamente que Duo estaba plácidamente dormido, seguramente habría intentado mantenerse despierto pero el cansancio y las emociones del día habían podido con él.
-Lo siento mi amor – dijo Heero en voz baja para no despertarlo mientras le acariciaba el rostro con una de sus manos – lamento no haber estado por ti, pero esto es importante – le dijo a Duo poniendo el libro y el crucifijo cerca de Duo – no volveré a dejarte tanto tiempo solo mi amor, mañana te lo compensaré, será mejor dejar la lectura de libro para mañana, ahora necesito sentirte aunque mi ángel esté dormido – dijo Heero quitándose la ropa para acompañar a su prometido en la cama.
Al tumbarse a su lado le abrazó para atraer el cuerpo de Duo hacia el suyo, Duo aún dormido se abrazó al fuerte cuerpo de su prometido murmurando algún que otro te quiero Heero.
-Yo también te quiero – le respondió Heero abrazando con más fuerza a Duo.
Las sensaciones que sintió en aquella cama le había afectado más de lo que creía, necesitaba saber que Duo estaba ahí, a su lado y que no lo iba a dejar, un sentimiento de angustia se le instaló en su corazón, haciéndose angustioso.
-No eso a mi no me va a pasar – pensó Heero observando a su Duo dormir – no voy a dejar que nos separen Duo te lo juró, estaremos juntos hasta el último día de nuestras vidas – le prometió besándole con amor en los labios – a nosotros no nos pasará lo mismo que ha nuestros antepasados, nosotros lo conseguiremos – pensó quedándose dormido por fin abrazado a su trenzado.
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Una hora antes en los aposentos de Quatre.
-Trowa amor, ¿estas dormido? – preguntó Quatre entrando silenciosamente a su habitación al ver que su chico estaba en la cama donde hicieron el amor por primera vez.
-MMmmm ¿Quatre? ¿eres tú? – preguntó somnoliento al notar como este se había sentado a su lado mientras los acariciaba.
-¿Te he despertado amor? ¿cómo te encuentras? – le preguntó al ver como el chico de ojos esmeraldas le miraba con una pequeña sonrisa mientras se frotaba los ojos.
-Eso ya da igual y me siento mejor ahora. Has tardado mucho – le dijo haciendo un puchero – te he extrañado baka.
-Jeje lo siento amor, pero había cosas que tenía que atender, pero te compensaré, te lo prometo, ¿qué quieres que haga para compensarte? – le preguntó a Trowa mientras que iba desnudando para acostarse junto a su koi.
-Mmm, a ver... quédate mañana toda la noche conmigo – le dijo abrazando a su koi cuando se acostó a su lado.
-Hecho – le respondió Quatre – me tendrás todo la noche para ti, luego no te quejes, jeje. Por cierto, ¿te has sentido mal hoy? – le preguntó mientras hacía a Trowa recontarse sobre su cuerpo.
-Un poco, creo que la cena de hoy tampoco me sentó muy bien, creo que tendría que ir a ver un médico, últimamente tengo mareos y mi oído me desestabiliza un poco, jejeje.
-¿Qué te parece tan gracioso? – le preguntó Quatre apartándole, con una caricia, un mechón de pelo que le cubría el rostro.
-¿Sabes que hemos estado hablando mientras estabas ocupado en esa reunión? – le preguntó Trowa con una sonrisa.
-No, no lo sé, ¿me lo vas a decir? – le pidió juguetonamente.
-Bueno en realidad, fue Nataku y Duo quienes sacaron el tema, jeje esos dos están locos, jeje. Los muy brutos estuvieron diciendo que mis síntomas son los que tienen las mujeres embarazadas, menuda tonterías dicen esos dos cuando están aburridos, jeje.
-¿Te parece una tontería? – le preguntó Quatre con una sonrisa diabólica.
-Venga ya Quatre, tú también me vas a tomar el pelo – dijo algo nervioso por la mirada de Quatre.
-No te alteres mi amor, solo bromeaba – le respondió Quatre al darse cuenta que no era el momento para confesarle lo que realmente le estaba pasando – ¿de qué hablasteis en concreto? – preguntó curioso.
-Pues esos dos hacían conjeturas de cómo sería nuestro hipotético hijo, jeje empezaron a hacer mezclas con nuestros rasgos que no te imaginas, jeje. Que si sería rubio o moreno, de ojos azules o verdes, que si de piel morena o clara, ufff, estuvieron así por más de una hora – le explicó Trowa.
-¿Y a ti como te gustaría que fuera? – le preguntó para saber su opinión.
-Venga ya Quatre, tú también con eso – dijo cansado – con lo que me costó convencerles de retirarnos a dormir con tal de que no siguieran hablando esas tonterías.
-Va mi amor, dímelo, que más te da, es solo por curiosidad – le pidió Quatre acariciando con su mano la espalda desnuda de Trowa.
-Ufff si te lo digo ¿dejaremos este tema para siempre? – le preguntó Trowa.
-De acuerdo – le respondió Quatre.
-Pues te digo lo mismo que ha ellos, me gustaría que se pareciera a ti menos en lo descarado y pervertido que eres, jeje. Así podré mimar a una mini réplica tuya sin miedo a que me asalte hacia la cama, jajaja.
-Vaya así que piensas eso de mí – dijo fingiendo molestia – pues tranquilo ya no te atosigaré más, puedes estar tranquilo – le comunicó separándose del cuerpo de su koi para darle la espalda y fingir que estaba dormido.
-Bakaaaaaaaaa – dijo Trowa abrazándole por la espalda – sabes que me encanta que hagas eso, solo bromeaba – le dijo depositando un beso en su cuello después de apartarle el pelo.
-¿En serio te gusta que sea así? – dijo Quatre.
-Al principio me sentía cohibido y extraño, ya que yo nunca había sido el pasivo en una relación pero ahora... ya no me importa, te amo eso es lo único que me importa, además ya le he cogido el gustillo a esto de ser el uke, jeje.
-Eres maravilloso Trowa – le dijo Quatre dándose la vuelta para volver a atraparlo entre sus brazos. Será mejor que descansemos, mañana será una noche larga. ¿Necesitas algo Trowa?.
-No, solo necesito estar a tú lado – le dijo con una sonrisa al ver la preocupación de su koi.
-Pues por eso no temas, siempre estaré a tú lado.
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En los aposentos de Zech.
-¿Es muy extraño que Heero-sama, no perciba nada sobre el libro del ángel negro como hizo Duo con el diario? – preguntó Wufei abrazado al cuerpo desnudo de su amante ya dentro de la cálida cama que compartían.
-Sí que es extraño, Heero es capaz de percibir cosas que ni siquiera nosotros podemos. Debe de haber algo que está bloqueando su percepción o algo que lo tenga alterado. Valla momento para perder su don – dijo preocupado Zech poniéndose sobre el cuerpo igualmente desnudo de su koi, atrapándolo entre su cuerpo y el colchón – pero no es el momento de pensar en ello. Sé que Heero encontrará la solución, solo es falta de tiempo – le dijo besando el cuello de Wufei.
-Mmm sí, pero tiempo es lo que no tenemos Zech. Debemos encontrar la solución a la maldición dentro de las tres próximas noches, mmmm – hablaba Wufei con dificultad debido a las caricias de su amante.
-Lo sé, pero confía en nosotros, todo saldrá bien – le dijo mirándole fijamente a los ojos negros de Wufei que lo miraban con el mismo deseo que sentía - ¿sabes lo que me gustaría hacer ahora? – le preguntó a la vez que se frotaba contra el cuerpo del moreno.
-Aaaaaaahhhhh, dímelo – jadeó Wufei mientras que apartaba un mechó dorado que le caía en el rostro a Zech, dejando luego su mano sobre la mejilla.
-Quiero hacerte el amor, tantas veces como me permitas. Deseo ahogarme en tu esencia.
-Yo también deseo eso, Zech. Hazme tuyo una vez más, te deseo – le confesó besando su labios con pasión y lujuria.
Los dos cuerpos se enzarzaron en una lucha de caricias y jadeos, sin haber un claro vencedor. Estuvieron amándose hasta bien entrada la mañana, pero gracias al hermetismo de la habitación, la luz solar no fue impedimento para que se amaran el uno al otro.
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El día transcurrió sin contratiempos, todo hombre y mujer, vampiro o vampiresa, aprovechó para descansar todo lo posible, porque a partir de esa noche, las cosas podían complicarse notablemente, sobretodo por haber pasado algo más de 24h. de la partida de Lord Odin del Castillo Oz, las noticias de la marca de Heero y los demás, seguramente ya le habrían llegado hasta él.
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Anochecer en Nabuya, en la mansión de propiedad de Lord Odin.
El viaje a Nabuya no se había alargado mucho, solo les llevó unas cuatro horas, al llegar al poblado Odin y los demás se dirigieron a la Mansión de este para descargar y arreglar los papeles comerciales, para los negocios que les habían llevado allí. Durante el resto de la noche Odin junto con Lady Relena, se dedicaron a atender sus asuntos mientras Touya y los demás se dedicaban el comercio de trata de blancas que tenían en la cuidad. Al llega el amanecer todos se retiraron a la Mansión para dormir el sueño diurno. A la noche siguiente debían de seguir con el trabajo.
Un nuevo atardecer les despertó en sus respectivas habitación, uno de los primeros en levantarse fue Touya que se dirigió al baño para asearse para ir a atender a las nuevas presas que había conseguido gracias a su comercio de esclavos. Debido a os fuertes impuestos que el gobernador imponía a los campesinos, la mayoría de ellos se veía obligado a vender a sus hijos como pago de las deudas, este nuevo mercado de vidas humanas beneficiaba tanto a gobernador de Nabuya como a los intereses de Lord Odin.
Después de salir del baño, Touya se fue a vestir y fue cuando un sonido en su ventana le llamó la atención. Con rapidez se asomó a ella para comprobar que se trataba, descubriendo con sorpresa a Yue, su cuervo, el cual llevaba un mensaje atado a una de sus patas. Abrió la ventana haciendo entrar a Yue el cual se posó en su hombro para facilitarle que le extrajera el mensaje. Touya cogió el pequeño pergamino y lo leyó atentamente.
-¡Maldición, lo sabía! – exclamó molesto Touya al leer el mensaje que su amante le había mandado – tengo que decírselo a Odin.
Antes de salir de su habitación, cogió un nuevo pergamino y escribió una breve nota.
"Mi fiel diablillo, he recibido tú mensaje y te informo que parto
de inmediato al Castillo, reúne hombres de confianza, pronto
habrá una lucha por la supremacía de nuestra raza.
Tú amante y señor, Touya"
Tras escribir la nota se la ató a Yue y le ordenó que regresara al Castillo, específicamente a su amante, después de esto salió corriendo hacia los aposentos de Odin con la nota en mano.
Toc toc toc – llamó con insistencia Touya en la puerta de su señor.
-Ya va, ya va – se oyó la voz molesta de Relena – ¿se puede saber quien molesta ha estas horas? – preguntó abriendo la puerta cubierta con una suave sábana – Touya ¿qué haces aquí y por que llamas de esa manera?.
-¿Lord Odin está despierto? – preguntó directamente sin responder a ninguna de las preguntas de la vampiresa.
-Sí, pero que... – no pudo continuar hablando ya que Touya la empujo de malas maneras haciéndola a un lado para poder pasar, casi tirándola al suelo.
-¡Pero como te atreves gusano! – chilló molesta Relena.
-Cierra la boca perra – le respondió sin molestarse a dirigirle a la palabra, solo se limitó a caminar hacia el interior de la habitación de Odin.
-¿Se puede saber que demonios pasa? – preguntó molesto Odin saliendo de la cama desnudo para dar uno pasos hasta una de los sillones que tenía junto a la cama para coger su bata y ponérsela.
-Lord Odin, siento entrar de esta manera, pero tengo malas noticias - le dijo entregándole la nota que le había enviado su amante – el Yuy nos ha traicionado y se ha llevado al Elegido y a todos los prisioneros, Quatre y Zech también se marcharon del Castillo, aparentemente en otras circunstancias, pero no me lo creo – le explicó intranquilo.
-Me suponía que pasaría algo parecido, pero no te preocupes, esto no me ha pillado de improviso, en estos momentos, un numeroso grupo de aliados nuestros se está dirigiendo al Castillo Oz, jeje – se rió con malicia – no estaba seguro si serían de ayuda o no pero veo que si lo serán, ese maldito de Yuy me las va a pagar. Nadie se burla de Odin y sigue con vida. Touya reúne a nuestros hombres, regresamos de inmediato al Castillo, Relena deja de gimotear y mueve tú culo, nos vamos ¡AHORA! – exigió de inmediato.
En poco más de media hora, Lord Odin y los demás estaban en el recibidor de la Mansión.
-Dejaremos, toda la mercancía y los esclavos aquí, no podremos llevárnoslos ahora, ya vendremos por ellos en otro momento, no tenemos tiempo que perder deberemos utilizar la transportación para llegar ahora mismo al Castillo Oz – anunció Odin.
-¡Sí mi Lord! – gritaron los hombres de Odin.
-Marchémonos – exigió Odin.
Odin cerró los ojos como los demás vampiros, se concentraron en el poder de la magia negra para invocar el poder de transportación, una densa bruma los rodeó hasta que casi no se les veía, cuando la bruma comenzó a disiparse Lord Odin y los suyos ya no estaba allí.
En el Castillo Oz.
En el cuarto de Touya, el amante de este, dormía plácidamente hasta que un picoteo le despertó. Lentamente abrió los ojos, con pereza le levantó para abrir la ventada, seguramente sería Yue con la respuesta de su amado.
-¡Yue eres tú! – dijo con alegría cogiendo al cuervo para extraerla el mensaje que portaba, con rapidez leyó la respuesta de Touya. Una sonrisa iluminó su cara, su amor volvía a casa.
Con rapidez se cambió de ropa y bajo al salón donde le esperaría encantado, el viaje de ida de Yue fue rápido pero no tanto como el de vuelta, lo más seguro fue que Yue tuviera que haber esperado hasta el anochecer para esperar a llamar a su amo, pero ahora siendo de noche la vuelta de Yue fue rápido gracias a la magia que utilizó Touya.
Iba corriendo por las escaleras para bajar al piso de abajo cuando alguien llamó al portón del Castillo, como se encontraba cerca decidió ser é mismo quien abrirla y no esperar la servidumbre. Al abrirla se quedó helado. Allí enfrente de la gran entrada de la puerta del Castillo Oz, se encontraba una legión de vampiros de aspecto temible, encabezado por el que supuestamente sería El Conde de aquel Clan. Un hombre bastante joven para el rango que ostentaba, de larga melena negra hasta más debajo de sus caderas, piel pálida que resaltaba sus penetrantes ojos negros como la noche y unos labios finos y apetecibles, era muy atractivo y con un cuerpo musculoso que se le adivinaba bajo su vestimenta totalmente negra al igual que sus guantes. Una capa de igual color descansaba sobre uno de sus fuertes brazos.
-¿Lord Odin está en el Castillo? – preguntó la fuerte y varonil voz de aquel Conde que miraba de arriba a bajo al joven amante de Touya.
-E... esto, Lord Odin no se encuentra en estos momentos, tu... tubo que salir para unos negocios pero me avisaron que llegarían en cualquier momento – le respondió nervioso ante la imponente figura del Conde, ni el mismo Touya desplegaba tanto poder y atracción.
-¿Cómo que regresa de inmediato? – preguntó una voz molesta que sonó a las espaldas del amante de Touya, haciéndolo girar de repente debido al susto que se llevó – Lord Odin dijo que regresaría en unos días, antes del Bloody Night – le dijo mientras le miraba ese vampiro con odio y rencor - ¿no le habrás dicho nada de lo sucedido ayer? Verdad rata asquerosa.
-Yo... yo – dijo nervioso dando unos pasos hacia atrás para alejarse de la amenaza de ese vampiro – tenía que avisarle a Lord Odin, era importante. ¡Era mi obligación! – le chilló asustado para defenderse.
-Maldita rata – gruñó saltando sobre el joven - ¿sabes que nos hará Odin cuando se entere que dejamos escapara tan fácilmente al Yuy y al Elegido? – le preguntó con odio mientras estrangulada al chico.
-Su.. suéltame... – se intentaba librar del agarre del vampiro pero su escaso poder no podía hacer nada sobre esto.
-¡Ya es suficiente! – dijo molesto el Conde, el cual entró al recibidor agarrando al vampiro que atacó al joven para tirarlo contra una de las paredes, le molestó que lo estuvieran ignorando mientras discutían esos dos - ¿estas bien? – le preguntó el Conde sujetándole por la cintura ya que la asfixia le había mermado casi por completo sus fuerzas.
-Cof... cof, sí gracias – le respondió ruborizado.
-¿Se puede saber que demonios eres tú desgraciado? – dijo furioso el vampiro que se levantaba con algo de dificultad del suelo y humillado ante la atenta mirada de algunos vampiros del Castillo que se habían acercado al escuchar los gritos.
-Cuida tu lengua gusano – le amenazó el Conde con el chico aún entre sus brazos – si vuelves a faltarme el respeto te arranco el corazón. Por cierto soy El Conde Dark – se presentó el Conde al joven que lo miraba con cierto temor – Lord Odin me pidió la ayuda de nuestro Clan para resolver de una vez por todas el tema de la maldición Yuy.
-¡No necesitamos la ayuda de tú Clan así que ya te puedes largar! – le gritó molesto encarando al Conde.
-Te lo avisé gusano – le dijo con seriedad el Conde con un rápido movimiento de su mano derecha se formó una esfera de energía azulada que se la lanzó al vampiro irrespetuoso haciéndole explotar desintegrándolo en el acto – ¿alguien más está en desacuerdo con mi presencia y la de mi Clan? – preguntó a los allí presentes que retrocedieron al oír la amable invitación al suicidio.
-Por favor Conde Dark pase al salón, Lord Odin no tardará en regresar, sus hombres también puedes entrar si gusta.
-Perfecto, pero llámame Dark – le dijo guiñándole un ojo seductoramente – veo que tienes algunos pequeños problemas de autoridad en este Castillo.
-Bueno Conde Dark... yo.
-Ah ah, no, no he dicho que me llames Dark – le volvió a pedir tomándolo de nuevo por la cintura mientras era guiado hacia el salón seguido por gran parte de su Clan.
-De... de acuerdo Dark, es que yo no tengo ninguna autoridad aquí, en realidad no soy nadie – dijo algo triste, recordado que a pesar de ser el amante de Touya, no era reconocido mi por él ni por nadie.
-Valla que lastima, ¿entonces porque fuiste tú quien informó a Odin de la fuga del Yuy que mencionó ese gusano? – le preguntó intrigado por saber quien era ese delicioso jovencito.
-Bueno supongo porque como no soy nadie en el castillo si pasase algo importante nadie repararía en mi como el espía que Lord Odin tenía en el Castillo.
-¿Odin desconfía de sus propios hombres? – preguntó sorprendido.
-En un principio, solo se trataba de el Yuy pero visto como han reaccionado algunos de los nuestros con el asunto de la huida de Heero-sama, creo que Lord Odin tiene motivos para desconfiar de los suyos – le explicó – Bueno ya hemos llegado – le dijo abriéndole la puerta del gran salón para que entraran – Lord Odin y Touya-sama no tardarán en llegar. ¿necesitan alimentarse o cualquier otra cosa? – preguntó aún nervioso, haciendo de anfitrión pero queriendo salir de allí cuanto antes.
-Por ahora no, solo quiero que te quedes junto a mi para charlar un poco mientras llega tu Señor – le pidió El Conde, sentándose en uno de los amplios sillones.
-Es que tengo cosa que hacer sino... – quiso declinar el ofrecimiento del Conde.
-No te preocupes por tus obligaciones, yo te disculparé con Odin, ¿no querrás dejar desatendido a un importante invitado de Lord Odin? – le dijo con malicia.
-Oh no... claro que no, pero.
-Nada de peros, siéntate a mi lado – le ordenó El Conde.
-Sí – dijo el joven alterado, sentándose junto al Conde que enseguida sintió como el brazo de este le rodeaba la cintura para acercarlo a su cuerpo. Los demás miembros del Can del Conde descansaba y/o charlaban por todo el salón, entre ellos y los del Clan Oz.
-¿Tienes pareja o algún amante? – le preguntó el Conde directamente al joven ruborizado.
-Yo... – iba a responder el chico.
-Sí... si tiene y soy yo – se oyó la voz molesta de Touya que en esos momentos entraba molesto junto a Odin al salón – así que quítale las manos de encima Dark – le comunicó Touya.
-¡Touya-sama! – exclamó nervioso y sorprendido el chico poniéndose de pie con rapidez al reconocer la voz de su amante.
-Valla que lastima – dijo burlonamente Dark poniendo los dos brazos sobre el respaldo del sillón pata enfrontar la mirada molesta de Touya – debo decirte que tienes por amante a un diamante en bruto, supongo que lo tratarás como se merece y no como lo hacían con tus anteriores amantes, jeje.
-Eso no es asunto tuyo Dark, aléjate de él sino quieres tener problemas conmigo – le amenazó Touya – Ven aquí – le ordenó a su amante que le obedeció sumisamente.
-Sabes que nunca he tomado en serio tus amenazas, por consiguiente no creo que las deba de tomar ahora, jeje – se burló EL Conde.
-Ya basta – interrumpió la pelea Odin – me alegro que ya estés aquí Dark – dijo Odin acercándose al Conde para saludarlo.
-Tranquilo Odin, solo estaba jugando con tu chico – le riendo Dark – sabes que siempre puedes contar conmigo y mi gente, ¿somos viejos amigos no? – le dijo correspondiendo el saludo de Odin.
-Perfecto, ahora vayamos al grano, ¿supongo que sabes porque te llamé? – le preguntó al Conde.
-Si es por lo del Yuy – le respondió.
-Así es. ¿Lo tienes todo preparado? – le preguntó Odin.
-Listo para la acción, ¿cuándo partimos hacia territorio Gundam? – le preguntó esta vez el Conde.
-En cuanto estemos listos, no voy a darles tiempo para que se reorganicen – le comentó Odin a su amigo el Conde.
-Pues dame una hora y podremos partir – le comunicó el Conde a Odin.
-Perfecto. Touya, avisa a nuestros hombres, hoy es el día, aplastaremos de una maldita vez a Heero y a Quatre. Tú chico – le dijo al amante de del brazo derecho, Touya – quiero saber que pasó desde que nos marchamos y porque no me avisaste antes. Los demás a sus puestos, partimos en una hora – ordenó Odin a sus hombres.
-¡Ya han oído! – exclamó el Conde a los suyos – prepararos para el asalto al Castillo Yuy, nuestro principal objetivo es Heero Yuy y el humano que es El Elegido. En una hora os espero en la puesta principal del Castillo, avisad a los demás hombres que están fuera.
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En la habitación de Heero.
-Mmmm – se quejó Duo al despertarse sin muchas ganas de levantase, al girarse se encontró a un dormido Heero a su lado que le abrazaba con delicadeza – parece mentira que pronto se avecine una terrible lucha por nuestros destinos – dijo Duo e voz baja para no despertar a su prometido.
-Antes de cada tormenta siempre hay una engañosa clama – dijo Heero con los ojos cerrados a la vez que aferró el cuerpo de su trenzado contra el suyo – Bueno días mi amor – le dijo besándolo - ¿has dormido bien?.
-Mmmmmm, de maravilla, Heero – le respondió acurrucándose a sobre el cuerpo de su prometido. ¿hoy también me dejarás solo? – dijo haciendo un puchero infantil.
-Espero que no, ayer te eche mucho de menos, no me gusta estar separado de ti – le habló Heero mientras besaba su cuello con amor y ternura.
-Quedémonos un rato en la cama, deja que los demás se encarguen de todo por unas horas – le pidió Duo disfrutando de los besos cada vez más apasionados de Heero.
-Mmmmm Duo no me tienes – le dijo aferrándose a uno de los pezones de Duo.
-Mmmmm siiiiiiiiiii Heerooooo – gimió al sentir su lengua húmeda sobre su pecho.
-Duo amor... no sabes cuanto te deseo pero ahora no podemos – le dijo rompiendo el contacto de sus labios con la deliciosa piel de Duo.
-Jooo Heero no me dejes así – le dijo totalmente encendido por la pasión.
-Shhh Duo espera, yo también estoy caliente mi amor pero, es importante.
-¿Más que yo? – le preguntó Duo con tristeza.
-Eso nunca – le dijo sujetándole la barbilla ya que había agachado la cara con tristeza – es por esto – le dijo metiendo la mano bajo el revoltijo de sábanas que había hecho Duo sacando el libro que había encontrado la noche anterior en la cámara secreta.
-¡¿Esto es el libro del ángel negro!? – preguntó emocionado Duo sentándose sobre las caderas de Heero olvidándose de la tristeza que había sentido segundos atrás. ¿pudiste dar con la cámara secreta de Heeroshi?
-Sí pude dar con ella y estoy convencido de que este es el libro de cual hablaba mi antepasado – le explicó poniendo el libro sobre sus manos – ábrelo, yo aún no lo he hecho, quería esperar a que estuviéramos juntos – le dijo con una sonrisa.
-Sabes una cosa Heero – dijo Duo poniéndose serio de repente - me siento feliz y triste a la vez, bueno triste no pero si con miedo – le explicó a Heero sin atreverse a abrir el libro.
-¿Por qué dices eso? – le preguntó Heero intrigado.
-Feliz porque si todo lo que hemos averiguado es verdad, esta pesadilla acabará pronto y podremos vivir juntos sin estar pendiente de quien será el próximo que venga a hacernos daño y con miedo porque... ¿y si en este libro no nos dices como romper la maldición? Tengo miedo de que mis esperanzas se vuelvan humo al leer esto – le dijo mostrándole el libro.
-Solo de una cosa estoy seguro Duo – le dijo sentándose en la cama con Duo sobre su cadera para estar más cerca de él – con o sin maldición, jamás me separaré de ti. Hemos sufrido mucho y hemos perdido mucho también para que ahora que estamos juntos venga en desgraciado de Odin y nos intente separar.
-Heero – le llamó con un nudo en la garganta – prométeme que aunque no consiga romper la maldición me querrás igual y estaremos juntos – le dijo sin poder contener las lágrimas.
-No Duo, sé que tú no lo conseguirás – le dijo con seriedad sujetándole la cara con las manos.
-¿Quee? – preguntó preocupado Duo.
-Que tú no lo conseguirás, seremos los dos, tú y yo, junto lo lograremos – le dijo abrazándole mientras le besaba con amor.
-Heero, estoy asustado, no quería estarlo pero lo estoy, tengo miedo de lo que podrá pasar.
-Tranquilo mi amor, yo estaré contigo en todo momento, yo te protegeré. Además estoy convencido que este libro nos dará las respuestas que necesitamos, hasta ahora todo lo que hemos descubierto ha ido encajando con la información que nos ha ido dando el diario de tú antepasado, no pierdas las esperanzas ahora mi amor – le habló con cariño para darle la seguridad que necesitaba en esos momentos.
-Tienes razón Heero – le respondió Duo con renovado optimismo – saldremos adelante. ¿quieres leer tú el libro o prefieres que lo haga yo? – le preguntó más tranquilo.
-A mí me da igual pero ten en cuenta que lo más seguro es que esté escrito con sangre como el final de diario de tú antepasado – le informó a su prometido.
-Ya me lo imagino, pero da igual, tarde o temprano me tendré que hacer a la idea, ya no me impresiona tanto, si quieres lo leo yo – le dijo con su sonrisa de siempre.
-Por mi encantado, ya sabes que me encanta oír tú voz – le dijo arrastrando su cuerpo hasta apoyar su espalda en la cabecera de la cama y tumbando a Duo entre sus piernas, como la vez que estuvieron leyendo en el Castillo Oz.
-Bueno, pues allí voy – dijo Duo no muy convencido, sabía que lo venía a delante no iba a ser muy agradable.
Lunes, 03 de Enero de 1215.
Han pasado casi seis meses desde la última vez que escribí relatando las
últimas horas de la persona que más he amado en toda mi vida. Durante
todo este tiempo han pasado muchas cosas, pero ninguna de las que yo
deseaba. Aún teniendo el poder que poseo ahora me resulta imposible
cumplir la promesa que te le hice a mi amor, el paso de los meses me está
comprobando que mis esperanzas no se cumplirán como yo predije, ahora
me doy cuanta de lo iluso que fui y que soy, y eso me desgarra más el alma.
No sé ni siquiera por que me molesto en escribir de nuevo sabiendo que no
veré con mis propios ojos, el día que podamos estar juntos de nuevo, pero
me queda una única oportunidad, no estoy seguro pero lucharé por ello,
puede que no pueda cumplir mi promesa de reunirme contigo mi amor en
esta vida pero al menos cumpliré mi promesa de explicar como llegué a
esto.
Si mis sospechas están en lo cierto, más que dirigirme a ti mi amor, creo
que sería más apropiado dirigirme a mi futuro descendiente, cosa que así
estipularé, a ti mi querido descendiente Yuy.
A ti te dedico estas palabras, si mis teorías se cumplen y deseo que así sea,
este libro llegará a tus manos descendiente de mi sangre maldita, gracias a
la ayuda del ser que más significa para ti, descendiente mío y gracias a través
de ti,, como él significo para mí. Si has podido dar con este manuscrito,
significará que vas detrás del fin de nuestra maldición, si bien no te puedo
decir explícitamente como destruirla si puedo darte las pistas necesarias para
ello. Si tu existes como mi descendiente reencarnado en mi, eso significará
que mi otra mitad de mi alma también reencarnó, por lo tanto yo ya no
existo en esta época. Seguramente tendré que perecer para dar paso a las
nuevas generaciones y así dar paso al inicio del ciclo de la vida de mi buen
amado Duo. Espero que comprendas, ya que para dar paso a una nueva
generación la antigua debe de finalizar, por eso durante todo el tiempo que
estuve buscando a mi Duo jamás lo pude hallar y de eso me di cuenta muy
tarde, mi existencia en el mundo impedía que mi amado renaciera como el ser
puro y majestuoso que era, pero no te voy a entretener más con mis lamentos y
vacilaciones. Para dar el paso final para la destrucción de nuestra raza
deberás saber todos los detalles de nuestro inicio como tal, solo invirtiendo
el proceso de inicio de la forma adecuada hallarás la solución al dilema.
Mi bien estimado descendiente, como recordarás, todo se inició el fatídico
día 07 de Junio de 1204, el día que ejecutaron injustamente a mi amado
Duo Bénjamin Maxwell. Después de aquello y tras declararme muerto o
lunático por la gente del pueblo de Gundam, me recluí en la Mansión de
mi familia, después de que mis padres y hermanos salieran del país para no
volver jamás, no antes de intentar por todos los medios que le acompañara,
pero fue en vano, mi destino estaba aquí junto con mi venganza. Todo dio
inicio de la manera más estúpida y absurda de lo que me hubiera imaginado
nunca, ahora lo pienso y me río por ello. La siguiente semana a la muerte
de mi Duo y tras la marcha de mi familia me dediqué a vagar por las noches
ocultándome de todos, entraba en las posadas más despreciables para
emborracharme hasta casi no poder caminar, solo para poder olvidar el
dolor que sentía, así estuve no sé por cuantas semanas, en una de esas
innumerables noches de borrachera, recuerdo que junto a mi mesa se
encontraban dos viejos decrépitos que hablaba entre si a escondidas,
al principio no les di importancia ya que no quería mantener contacto
con alguien, pero algo me llamó la atención, solo oí palabras sueltas
que no parecían tener sentido pero dos de ellas captaron toda mi atención,
"resucitación" "poderes sobrenaturales". Permanecí en mi mesa
aparentando beber como siempre hacía pero al contrario a lo que esperaban
me dediqué a escuchar su conversación. Según pude escuchar, se trataban
de dos especies de sacerdotes de un credo satánico o algo por el estilo,
estaba en el poblado de paso y tenían que encontrarse con una tercera
persona que les esperaba en aquella posada para llevara a cabos sus
ceremonias ocultistas en secreto. No me lo pensé más esperé que llegase
la persona en cuestión y los seguí para poderme enterar de lo que se trataba,
esa supuesta secta que daba el poder casi absoluto a la persona elegida.
Ya había pasado la media noche cuando llegué al frondoso bosque que
delimita el poblado, iba varios metros más atrás de los viejos encapuchados
que encontré en la posada, al parecer no se percataron de mi presencia por
lo cual pude seguirlos hasta la entrada de una cueva que pasaba casi
imperceptiblemente en el entorno. Los tres ancianos se adentraron a oscuras
y yo tras ellos a una cierta distancia de seguridad. La cueva era muy oscura
y húmeda, tuve que reducir mi caminar después de dos intentos de caída
debido al angosto camino que me llevaba al interior de la cueva, la escasa
luz que iluminaba la luna fue desapareciendo dejándome cada vez más
en a la espesa oscuridad, pero no me amedrenté, seguí mis pasos unos
doscientos metros hacia el interior. No se oía ningún sonido, ni siquiera
los pasos de los viejos que supuestamente iban delante de mi. De pronto
un punto de luz se vio al fondo de la gruta, conforme caminaba, esa luz
se iba haciendo más y más grande hasta que percibí la entrada de una
estancia excavada en la misma entraña de la montaña, una cueva dentro
de otra cueva. Con sigilo me acerqué a la entrada, donde pude apreciar
con exactitud la clase de cueva que era. Era una estancia bastante amplia
alumbrada con cientos de velas y cirios, dándole un aspecto lúgubre y
tétrico, el la pared más amplia y lisa había un gran altar con varios escalones
esculpidos en la misma piedra y tras él justo en la pared había una cruz
invertida rodeada con un círculo. En el resto de las paredes de la cueva
estaba decorada con pinturas esotéricas y místicas, con numerosos símbolos
extraños, de las figuras que se podían distinguir bien eran representaciones
de algunos animales como serpientes, murciélagos y pequeños reptiles y
mamíferos mostrando pleitesía a una imponente figura de un hombre
vestido completamente de negro cubierto por una capa también negra
y con el rostro en penumbra, desde mi posición no pude identificar sus
facciones, pero parecía un hombre joven y fuerte. Lo que sucedió a
continuación me dejó sorprendido, los tres ancianos que había seguido
y que no había visto por ningún lado aparecieron como si nada detrás
de mí llevándome un gran susto. Pensé que me reprenderían y me
echarían a patadas de allí pero fue todo lo contrario. Un de ellos me
comunicó que me estaban esperando hacía días, me invitaron a pasar
a la cueva para estar más cómodo y así mostrarme su hogar. Varios
segundos tardé en reaccionar, pero me decidí a aceptar la invitación,
había ido en busca de respuestas y no me iba a marchar de allí sin
conseguirlas. Una vez en el interior de la cueva pude ver parte de ella
que anteriormente no había podido apreciar, como una extensa biblioteca
con numerosos manuscritos y pergaminos, también descubrí vario bancos
de oración junto al inmenso altar donde descansaban más de aquellos
cirios encendido y varios recipientes de vino. Al lado opuesto donde
se encontraba la biblioteca era donde se representaba la pintura de
aquel joven de negro, sin saber porque me acerqué para observarla
más de cerca, el corazón se me detuvo, el joven de la imagen era
prácticamente igual a mí, solo algunos rasgos eran distintos, como
el color negro del pelo o los ojos marrón rojizos y su pálida piel, por
lo demás era exactamente igual a mí. Mi mente comenzó a llenarse
de preguntas que no tardé a formular. Los ancianos al ver mi estado
de excitación y mi desesperación por saber, me hicieron sentar en uno
de los bancos para comenzar con la explicación a todas mis preguntas.
Según me explicaron esos tres ancianos, se trataba de una secta secreta
ocultista, eran seguidores del ángel caído llamado Lucifer, ángel que
fue desterrado del cielo debido a los celos ocasionados por las continuas
atenciones de Dios Creador hacia los mortales. Juró venganza hacia los
mortales que osaron interponerse a él por el amor de su Creador. Desde
entonces el Ángel Lucifer buscó seguidores que apoyasen su idea de
eliminar al todo mortal indigno de su credo, eliminaría a los mortales y
todo aquello que su Creador amó una vez, para que todo eso funcionase,
los sacerdotes de la orden secreta debían buscar al Elegido, al mortal de
alma corrompida y llena de sed de venganza, aquel que gracias a los
poderes del ángel caído llenarían el mundo de muerte y desesperación,
creando una nueva raza superior que erradicaría a los mortales. Según
los ancianos, ese hombre elegido era yo.
La historia que me pareció absurda e increíble pero accedí a llevarles la
corriente, si ellos me podían dar el poder y la sabiduría de la magia, la
utilizaría para mis propios fines.
Les dije que estaba de acuerdo, me pondría en sus manos, pero con unas
condiciones, siempre sería libre de hacer lo que quisiera, teniendo la última
palabra en sus actos y que el periodo de aprendizaje se efectuaría en su
Mansión, los viejos accedieron sin protestar.
Mi aprendizaje comenzó a la mañana siguiente en mi Mansión como había
dicho, se dedicaron a darme conocimientos de ocultismo, magia negra, y todo
lo referente al ángel caído llamado Lucifer. Los conocimientos fueron
absorbidos rápidamente por mí, era como si en vez de aprender solo recordará
una antigua lección, poco a poco todas las lecciones aprendidas se fueron
haciendo prácticas, primero un poco de magia neutra hasta decantarla a la
magia negra, todo estaba preparado, tan solo faltaba la ceremonia de inicio
para mi nueva faceta de ángel vengador, pero entonces mis dudas me
embargaron, no estaba seguro si con aquello, con mi nueva forma de vida,
entre las tinieblas y el secretismo, mi dulce Duo querría vivir. La ceremonia
estaba preparada para la siguiente noche pero les informé que no se haría,
necesitaba tiempo para pensar en mi situación, para buscar respuestas fuera
de aquel mundo de sombras y accedieron, dejando la ceremonia para más
adelante, para cuando estuviera preparado.
Durante los dos meses siguientes, teniendo todos los conocimientos sobre
ocultismo y brujería estuve buscando la forma de reencarnarte, de hacerte
llegar a mí de nuevo, pero fue inútil, mi poder era aún limitado, pregunté
a nuevos Shamanes, sacerdotes de otras sectas, brujas y videntes, y todos
me dieron la misma respuesta, solo en que controla la muerte puede darla
y quitarla. Mi corazón se llenó de rencor y de odio, mi situación no me
ayudaba a pesar de tantos conocimientos, aquella noche vagué de nuevo
por las calles a oscuras de Gundam. Iba caminando por una solitaria calle
cuando las voces de unas personas me alertaron, por norma general hubiera
dado la vuelta ya que no suelo escuchar conversaciones ajenas, pero una de
aquellas voces la reconocí, como olvidarla, era la voz del Virrey que me
arrebató a mi amado. Gracias a mis conocimientos en magia negra pude
acercarme a ellos sin que me vieran, las personas en cuestión era el virrey
pero sin la escolta que solía llevar, y un joven del pueblo que había visto
un par de veces,, hablaban amenamente, en esos momentos salían de la
posada donde trabajaba el joven y según parecía se dirigían cada uno a
sus respectivas casas. Todo parecía normal iban caminado uno al lado
del otro, el primero en llegar a su casa fue el Virrey que hizo un amago
para entrar en su propiedad, el joven se dispuso a despedirse pero un
fuerte tirón le impidió su camino siendo arrastrado a la entrada de la
casa del viejo, a pesar de un leve forcejeo, el joven accedió a dejarse arrastrar
por el hombre hasta una puerta lateral de la casa por la cual accedieron
sin hacer ruido, yo por supuesto les seguí. La casa estaba a oscuras ya
que todo el personal estaba ya en sus habitaciones debido a las horas
que eran, con cuidado de no ser visto seguí a la pareja hasta una habitación,
no parecía ser la principal de la casa pero eso me daba igual, allí pasaba
algo e iba a descubrirlo. Con facilidad pude entrar a la habitación, a pesar
de no ser la principal de la Mansión tenía ciertas comodidades y lujos, la
pareja en cuestión discutían sobre algo, pero no les escuché bien, lo que
vi a continuación me dejó helado, el viejo gordo del Virrey empujó al
joven hacia la cama, devorándolo en un hambriento beso lleno de lujuria
mientras acariciaba el cuerpo del más joven quitándole cada una de
sus prendas hasta dejarlo completamente desnudo. El hombre tocaba ese
joven cuerpo con rudeza y lujuria, sin perder más tiempo el viejo hombre se
desabrochó los pantalones para sacar su inflamado sexo para desahogar la
necesidad de alivio que sentía en esos momentos.
Algo en mi explotó, rabia, odio, frustración, aquel que me lo arrebató por
haber cometido un acto indigno y anti cristiano, estaba revolcándose en
aquella cama con un muchacho que le doblaba la edad, sin poderme contener
entré en aquella habitación con un fuerte portazo, los actores de esa grotesca
escena me asustaron al verme, debía de parecer el mismo demonio por la cara
que pusieron. Tras la sorpresa inicial, el Virrey recobró la compostura
invitándome a salir de su propiedad, el muy desgraciado hasta llegó a
amenazarme con denunciarme si no me marchaba. De un empujón lo aparté
de mi camino tirándolo al suelo, me acerqué al joven y con voz tétrica le
ordené a vestirse y a marcharse no sin antes amenazarle con matarle si
volvía a dejarse manosear por alguien por interés. Él muchacho asustado
me prometió que no lo volvería ha hacer y se marchó de allí corriendo. Me
quedé unos segundos intentando frenar las ansias de matar a esa escoria,
lográndolo a duras penas. Con decisión me giré en dirección al Virrey, al
verme retrocedió asustado al reconocerme y al acordarse de lo que me hizo,
durante unos minutos, me suplicó clemencia, intentó sobornarme con dinero,
poderes y privilegios, el muy desgraciado se pensaba que me podría comprar,
la vida de mi Duo no tenía precio y así se hice saber, con palabras y algún
que otro golpe que no pude reprimir, cuando ya estaba semi inconsciente, lo
cogí del cuello, él me dijo que no lo matara, ganas no me faltaban pero tenía
otros planes para él y así se lo dije. Con la misma discreción que entre en esa
casa salí de allí con mi víctima para dirigirme hacía la cueva en donde me
estaban esperando los viejos de la secta. Había tomado una decisión, me
iniciaría en la vida que el ángel caído Lucifer me tenía dispuesta, por mucho
que intente buscar otras alternativas no las encontraba, para mi nueva vida
sabía que debía sacrificar a vidas humanas, pero me dio igual, gente como ese
Virrey merecía morir, hasta ahora los que se hacían llamar sus iguales no
le habían ayudado en nada sino al contrario. Odié a toda la humanidad y
por ello me debía de convertir en el ángel vengador de Lucifer.
X X X X
-Maldito hijo de perra – exclamó furioso Heero – no sé como mi antepasado pudo controlarse y ni despellejar vivo a esa cucaracha. Él muy miserable permitió que mataran a Duo Bénjamin porque tenía una relación con alguno de su mismo sexo y el muy canalla hacía lo mismo a escondidas.
-Esto es increíble – comentó también molesto Duo – todo se pudo haber arreglando de otra manera y ese Virrey no hizo nada para evitarlo. Por otro lado, ¿conocías la existencia de esa cueva? – le preguntó serenándose un poco.
-No, no tenía ni idea, esa cueva debe de ser el bosque que hay al sur de poblado Gundam, el que está de camino al Castillo Yuy, creo que debemos investigar esa pista. ¿qué más dice el libro? – preguntó Heero.
La luna aún estaba en lo más alto cuando llegué a la cueva, al entrar los
ancianos me estaban esperando. No sé como lo supieron pero sabían la
decisión que había tomado antes de que se lo dijera yo mismo a ellos. Me
dijeron que todo lo tenían preparado para la ceremonia pero que debía
esperar a la noche siguiente, para buscar los dos últimos objetos que
necesitaban para la ceremonia. Yo me opuse en redondo, la ceremonia se
realizaría esa noche y no la noche para el Bloody Night que habían previsto.
Ellos me dijeron que no podía ser que necesitaban un cuenco especial y una
daga que representara la ira y el dolor, sin esos dos elementos sería imposible
realizar la ceremonia. Durante uno segundos permanecí pensativo intentando
localizar lo que ellos pedían, entonces me acordé. Yo me comprometí a traerle
lo que me pedían en una hora, si podía dar con eso objetos entonces ellos
realizarían la ceremonia, por supuesto ellos accedieron a mi petición. Dejé
al virrey atado de pies y manos en un lado de la cueva, él sería el sacrificio
perfecto para poder alcanzar mi nueva vida, una vez comprobado que no
podría escapar, desaparecí de allí para ir en busca de lo necesitaba. La hora
de la venganza estaba cerca, unas horas más y podría realizarla.
Una hora después aparecí de nuevo ante los ancianos con los objetos en mi poder,
se trataba de...
Unos fuertes golpes en la puerta alertaron a Duo y a Heero que estaban muy inmiscuidos en la lectura de pronto la puerta se abrió de golpe, entrando un jadeante Quatre, con cara de preocupación y nerviosismo.
-¡Heero! Estamos en problemas – dijo intentando recuperar el latido de su corazón.
-¿Qué ocurre? – preguntó al ver a su primo tan alterado.
-Nos atacan, Odin ya está aquí y viene con el Clan del Conde Dark.
-Maldición – exclamó Heero saltando de la cama – esto se pone feo, Duo levántate y vístete rápido. Quatre lleva a Trowa y a Nataku a la biblioteca, yo ahora bajo con Duo en un minuto, rápido – le gritó al ver a su primo aún en su habitación.
-de acuerdo – le respondió saliendo de la habitación en busca de su koi y de la muchacha del Clan Chang.
Unos minutos después, estaban todos en la biblioteca, a todos se les veía preocupados y nervioso, Trowa estaba abrazado a Quatre sin quererse separar de él, Nataku estaba junto a su hermano que a la ver éste sujetaba fuertemente la mano a Zech, Duo estaba junto a Heero con el libro en la mano, esperando que él comenzara ha hablar.
-Bueno, esto a dado ya su inicio – comenzó ha hablar Heero – no voy a enrollarme todos sabéis que es lo que se avecina, va a ser duro pero saldremos adelante – diciendo esto Heero se acercó a la librería y cogiendo el libro que abría la cámara secreta, activó el mecanismo para que esta se abriera ante la mirada sorprendida de todos los presentes.
-¿Esta es la cámara secreta? – preguntó sorprendido Wufei – pero si ayer no pudimos dar con ella, ¿cómo lo hicistes?.
-Ahora no es el momento para explicaciones. Solo diré que he encontrado el libro que mencionaba mi antepasado, lo tiene Duo – les dijo señalando el libro que sujetaba Duo – lo principal ahora es poner a salvo al Elegido junto al libro, de paso Trowa y Nataku se quedarán junto a él para protegerlo y de paso esta ellos también a salvo. Antes de que empecéis a protestar – dijo mirando a Trowa y a Nataku – os diré que no es una petición sino una orden. Duo mientras estés en la cámara nada malo pasará, aprovecha para leer lo demás, en cuanto pueda vendré a buscarte, entonces deberás explicarme lo que sepas, no olvides que la solución está en el libro.
-Heero yo... – le dijo Duo nervioso y con los ojos aguados.
-Por favor hazme caso, tenéis que entrar ya. Estamos bajo el ataque de Odin y tú eres uno de sus blancos.
-Quatre no te vallas – dijo empezando a desesperarse Trowa.
-Tengo que irme mi amor, debo protegerte – le dijo abrazándole con amor – te veré luego – le dijo como despedida mientras le besaba con amor.
-No, no quiero – le dijo aferrándose a su cuello para no separarse de él – tengo el presentimiento que si te dejo ir no te volveré a ver más – le dijo poniéndose a llorar por el miedo a que su presentimiento se hiciera realidad.
-No digas tonterías, Trowa, vendré enseguida – le dijo Quatre separándose de su amor con dolor a la vez que le sonreía con tristeza.
-Nooooo Quatre no te vallas – le gritó acercándose al rubio pero Nataku le sujetó para que no fuera tras el rubio – déjame Nataku, por favor.
-No Trowa, no lo hagas más difícil – le dijo la muchacha – Quatre tiene un deber que cumplir, además él te ha dicho que volverá, debes creerle.
-Nataku, cuida de él – le pidió Quatre a la chica que intentaba tranquilizar a su amante.
-Descuida, pues estar tranquilo.
-Duo es la hora, meteros adentro, la cámara os protegerá de cualquier enemigo – le informó – espera Duo, tengo que decirte algo – le dijo sujetándole de la muñeca para que no entrase. Espero que Trowa y Nataku estuvieran dentro para hablarle con tranquilidad.
-¿Qué ocurre Heero? – preguntó preocupado Duo.
-Vigila a Trowa, intenta que esté lo más tranquilo posible, si se altera demasiado, dale esto – le dijo entregándole un botellita con un líquido amarillento – es un tranquilizante, es inofensivo – y sobretodo que no haga ninguna locura.
-¿Por qué me pides eso? ¿le pasa algo malo? – preguntó más preocupado aún por su amigo.
-Ahora no es el momento de explicaciones Duo, además no soy yo quien tiene que dar ese tipo de información – le dijo con seriedad.
-Heero Yuy, dime que está pasando – le dijo molesto – no se lo diré a nadie, confía en mi.
-Esta bien, pero no se lo digas a nadie y menos a Trowa
-De acuerdo – respondió Duo con una sonrisa triunfante.
-Trowa está embarazado – dijo directamente.
-¡¡¡¡Queeeeeeeeee!!!! – gritó estupefacto.
-No grites – le dijo tapándole la boca – ya te explicaré los detalles más a delante, ahora entre y haz lo que te he dicho – le pidió empujando a un atónito Duo hacia la cámara secreta. No te preocupes todo saldrá bien – le dijo antes de cerrar la entrada al colocar el libro de ilustraciones en su sitio.
Continuará...
