Extraños en la Noche
Por: Loly Sayol
Capitulo VII
Si el Dr. Morwen Haleth pensaba que Van Helsing se dejaría matar tan fácilmente, estaba muy equivocado. Aprovechando un descuido de los guardias que lo dejaron solo, creyendo que él no podría escapar, ya que le habían quitado todas sus armas. Todas menos una, Van Helsing estiro su brazo derecho hasta la altura de su tobillo, introdujo la mano en la bota, y saco una navaja que tenia oculta en un pequeño compartimiento diseñado para ese fin. Abrió la navaja y comenzó a trabajar en la cerradura del grillete que oprimía su muñeca izquierda. Por suerte la cerradura era vieja y estaba oxidada, que abrió fácilmente, mientras forzaba el otro grillete, escucho unos pasos y rápidamente oculto la navaja, coloco su mano libre en el grillete para que no se dieran cuenta y se hizo el dormido.
Dos guardias entraron en la habitación – Como se te ocurre dejarlo solo. El Dr. Morwen quiere que tengamos listo al hombre para la ceremonia, así que no pierdas mas tiempo – exclamo malhumorado uno.
No es para tanto – le respondió el otro – el tipo esta bien amarrado y si por algún milagro lograra escaparse, no ira muy lejos – exclamo, agarrando las cadenas y zarandeando a Van Helsing – ¡Eh tu! Despierta
Que le pasa a la bella durmiente, no quiere ir al baile – comenta el primer guardia estallando en una gran carcajada, la cual queda congelada en su rostro al ver atónito como Van Helsing agarra con sus manos las cadenas y de un solo jalón levanta las piernas y las coloca alrededor del cuello de su compañero y con un giro de estas, le rompe el cuello. El guardia furioso, se lanza espada en mano hacia él, Van Helsing usando el cadáver como escudo, lo empuja en contra de su atacante, logrando que este caiga al suelo con el cadáver sobre él.
Mientras el hombre intenta sacarse el cuerpo de su compañero de encima, Van Helsing aprovecha la oportunidad para terminar de liberar la mano que aun tiene apresada en el grillete, el guardia hace aun lado el cadáver y busca desesperado la espada que se le ha caído, Van Helsing con movimientos casi felinos, da un salto, cae sobre él, y con el tacón de la bota pisa la mano del hombre antes que este logre agarrar la espada, el guardia suelta un grito de dolor y con la otra mano intenta recuperarla, pero Van Helsing se le adelanta, la recoge y de un certero tajo le corta el cuello.
Preocupado por que alguien hubiera escuchado los gritos del guardia, Van Helsing guarda la navaja en su bota, limpia la sangre de la espada en la túnica de uno de los guardias y sale de la gruta donde lo tenían prisionero sin hacer ruido. Debía tener cuidado ya que podía perderse, o quedar atrapado en alguno de los pasadizos de la cueva, era mas grande de lo que se imaginaba, después de andar por unos minutos, escucha un par de voces que vienen directo hacia él, rápidamente se oculta en uno de los pasadizos y espera.
El Dr. Morwen Haleth junto con dos hombres con los rostros cubiertos, aparecen por uno de los pasadizos. Pareciera que el sacerdote acabara de recibir una mala noticia y esta muy molesto - ¿Se abra enterado que escape? – se preguntaba Van Helsing
¿COMO ES POSIBLE? – Les grita furioso – No puedo creer que en todo este tiempo, no la hayan encontrado. ¡SON UNOS INUTILES¡
Maestro, hemos revisado toda la comarca y le aseguro que no ha quedado una sola piedra sin remover – le respondió uno de los hombres con un tono de voz que más bien parecía el siseo de una serpiente.
No entiendo cual es el problema – replico el otro – No es más que una simple ¡PAFF! El hombre no pudo terminar de hablar debido al golpe que le dio en el rostro el sacerdote con su báculo.
¡ERES UN IDIOTA! – le respondió con el rostro rojo por la ira –¡Ella es la única!, escúchame bien ¡LA UNICA! Que puede impedir que el amo regrese.
Pero Maestro... desde hace siglos que la buscamos y no hemos dado con su paradero, hasta he llegado a pensar que solo es una leyenda, que ella no existe – dijo el hombre tratando de disculparse.
¡UNA LEYENDA! – Grito él Dr. Morwen Haleth amenazando con volver a pegarle con el báculo – Después de esperar tantos siglos el regreso del amo, no voy a permitir que todo salga mal, solo por que tú creas que es una leyenda. Así que salgan inmediatamente y no vuelvan hasta haberla encontrado y de nada les servirá que huyan, ya que el poder del amo es grande y los encontraré, no importa donde se escondan.
Van Helsing los escuchaba asombrado - ¿De quien estarán hablando? – Se preguntaba, repentinamente sintió una presencia tras su espalda, giro automáticamente y ya estaba listo para clavarle la espada cuando se dio cuenta que era Catherine. Antes de que ella pudiera delatarlo, coloco una mano sobre su boca, la tomo de la cintura y se la llevo a rastras por uno de los pasadizos y no la soltó hasta que estuvo seguro que nadie los había oído.
¿Pero como pudiste escapar? Le preguntó Catherine recuperando el aliento, ya que la mano de Van Helsing sobre su boca, casi no la había deja respirar.
Van Helsing la miro y en tono burlón recordando las palabras que ella le había dicho cuando el le pidió que lo ayudara a escapar, le respondió – Dios ayuda a quien se ayuda.
Yo en tu lugar no bromearía – le contesto la chica molesta – Podría delatarte
¿Y que esperas para hacerlo? – La desafió Van Helsing mirándola fijamente a los ojos. El sabia que se estaba arriesgando, pero tenia que estar seguro... algo muy dentro de él le decía que aun había esperanza.
Catherine desvió la mirada y una lagrima fugitiva se deslizo por su mejilla – Sabes muy bien que no puedo hacerlo
El rostro de Van Helsing se ilumino, se acerco a Catherine, tomo su cara entre sus manos y la beso. Ella respondió ansiosa al beso, se besaron apasionadamente, como si no hubiera un mañana. Catherine recostó su cara en el pecho de él, cerro los ojos y escucho como el latido de sus corazones se volvía uno, mientras Val Helsing cariñosamente le acariciaba el cabello - ¡Catherine! Es hora
Ella levanto la cabeza y le pregunto - ¿Hora de qué?
Debes decidir de que lado estas – le respondió él.
Van Helsing sintió como Catherine temblaba entre sus brazos – Tú no entiendes – le contesto - ya es muy tarde para mí, pero tú aun puedes escapar.
¡No! – Exclamo Van Helsing tomándola por los hombros – No me iré sin ti, además mi trabajo aquí aun no ha terminado, debes ayudarme a destruir los planes del Dr. Morwen Haleth.
¡Ayudarte! ¿Cómo podría yo ayudarte?
Escuche a Morwen hablar de alguien, por lo que entendí, es muy poderosa y él le tiene miedo ¿Sabes de quien habla?
Se de quien hablas, es la "Dama de la luz", por lo que sé. Ella es la única que podría evitar el retorno del amo, pero no te hagas ilusiones.
¿Por qué? – le pregunto Van Helsing soltándola y dando un paso atrás
El Dr. Morwen lleva años buscándola, pero nadie sabe donde esta o como localizarla
Van Helsing dándole la espalda a Catherine, cruzando los brazos sobre su pecho y colocando una mano en su barbilla. Pensó en voz alta - Debe de haber otra forma de desbaratar sus planes
Hay una – Exclamo Catherine
Van Helsing giro el rostro hacia Catherine y le pregunto - ¿Cuál?
Para que él amo pueda regresar el Dr. Morwen debe ofrecer en sacrificio a un campeón de la luz, a un campeón del bien. En otras palabras, a ti -
Van Helsing la miro - ¿Por eso no querías que viniera?
Sí
Debiste decírmelo
Catherine se acerco a él - Si te lo hubiera dicho...
Van Helsing acaricio con una mano la mejilla de Catherine - De todas formas hubiera venido.
¡VAYA! VAYA!... Miren a los tortolitos – Exclamo el Dr. Morwen Haleth.
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