Extraños en la Noche

Por: Loly Sayol

Capitulo X

El Dr. Morwen Haleth, Sumo Sacerdote del Amo de la Oscuridad entro a la caverna que servia de templo, seguido por un Van Helsing rodeado de guardias, para así evitar cualquier intento de escape. En la gran caverna los esperaban los más leales seguidores del sacerdote, Van Helsing miro a su alrededor, buscando a Catherine hasta que al fin la encontró, estaba de pie, delante del altar, custodiada por dos mujeres.

¡Catherine! – la llamo Van Helsing cuando llegaron a su lado, ella no le respondió, solo lo miro, Van Helsing se quedo helado, Catherine tenia los ojos completamente en blanco, era como si su espíritu la hubiera abandonado y solo quedara su cuerpo vació. Van Helsing intento acercarse más a ella, pero las dos mujeres se interpusieron en su camino, mientras los guardias lo empujaban hacia la gran piedra circular que estaba delante del altar. Lo sujetaron de los brazos y las piernas, él intento luchar para soltarse, pero sus esfuerzos fueron en vano, le colocaron grilletes de acero en sus muñecas y tobillos, lo subieron a la piedra y lo encadenaron a unas argollas ubicadas en los laterales de la piedra. Van Helsing sintió que una luz tenue le iluminaba el rostro, levanto la mirada y descubrió que era la luz de la luna que se filtraba por el hueco que había en el techo y caía directamente sobre él.

El Dr. Morwen Haleth se coloco enfrente del altar, alzo su báculo y dirigiéndose a sus seguidores, exclamo – Queridos hermanos, al fin, después de tantos siglos, la espera llego a su fin, todo aquel que siguió fielmente al amo, lo sirvió y cumplió sus ordenes, será recompensado, aquel que oso traicionarlo será castigado por su propia mano, porque hermanos míos, esta noche, nuestro amo volverá a reinar sobre todas las criaturas…

¡Alabado seas amo de la noche!, tus más humildes siervos esperan por ti – exclamaron todos los presentes.

Esta noche será el comienzo de una nueva era – dijo él Dr. Morwen señalando a Van Helsing – la sangre de este servidor de la luz, será la llave que abrirá los sellos que mantienen cautivo a nuestro amo y su poder se extenderá por sobre la tierra, la oscuridad reinara en los corazones y serán aniquilados todos los servidores de la luz.

¡Hemos sufrido por tu ausencia amo! Muéstranos el camino, se nuestro guía hacia la nueva era – exclamaron todos levantando sus manos hacia el cielo.

Van Helsing forcejeaba, tratando de liberarse de las cadenas que lo apresaban. De repente la luz que iluminaba su rostro se fue opacando, levanto la vista, soltó un juramento y comenzó a tirar de las cadenas con mayor fuerza.

La oscuridad comenzó a hacerse presente en la cueva, él Dr. Morwen Haleth guardo silencio, una brisa helada empezó a soplar dentro del recinto de la caverna, la llama de las antorchas que iluminaban la caverna, se hizo más intensa, él sumo sacerdote levanto la mirada y exclamo señalando el agujero en el techo - ¡Miren! La profecía al fin a comenzado – Catherine y los demás presentes miraron hacia donde señalaba el Dr. Morwen y observaron como la luna era poco a poco cubierta por la sombra de la tierra y un aro de color rojo comenzaba a formarse a su alrededor – ¡Alabado sea nuestro amo, que su reino dure mil años¡ – exclamo Morwen cayendo de rodillas y tocando el suelo con las manos.

¡Bienvenido seas amo y señor de la oscuridad! – respondieron los seguidores, imitando al sumo sacerdote.

Haleth se levanto, se dirigió hacia el altar, agarro una daga cuya hoja estaba finamente elaborada en oxidiana negra y el mango era de marfil con incrustaciones de zafiros y rubíes, rojos como la sangre, la tomo con las dos manos y la levanto por sobre su cabeza - ¡Invocamos a los poderes de la oscuridad, la energía de la luna sangrienta y al fuego del infierno! – Coloco la punta afilada de la daga sobre la palma de su mano izquierda e hizo un tajo, la sangre comenzó a manar, luego se encamino hacia la gran piedra y presiono la mano sobre un símbolo que estaba ubicado a la altura de la cabeza de Van Helsing y dijo – ¡Amo te ofrezco mi sangre como prueba de mi fidelidad y lealtad¡

¡Acepta esta humilde ofrenda de tú siervo! – exclamaron los seguidores del sacerdote levantando los brazos hacia el cielo y volviéndolos a bajar hasta tocar el suelo con la frente y las palmas de las manos.

El Sacerdote se acerco a Catherine, tomo su mano izquierda y repitió la misma operación – ¡Amo te ofrezco la sangre de esta mujer que fue rescatada de las manos de los servidores de la luz y consagrada para solo servirte y ser la portadora de tú simiente¡

¡Acéptala o Amo de la Oscuridad y que sea cubierta por tú manto! - Respondieron los seguidores haciendo nuevamente la reverencia.

Morwen nuevamente levanto la daga por sobre su cabeza y exclamo - ¡OH¡ ¡Amo, acepta este sacrificio que hacemos en tú nombre¡ ¡La sangre de este servidor de la luz, para que sea tu guía y te muestre el camino a este mundo, del cual nunca debisteis irte! – Se acerco a Catherine y le coloco la daga en su mano – Tú eres la elegida, así que a ti te corresponde el honor de clavarle la daga en el corazón.

Catherine, con la mirada perdida observo la daga que tenia en sus manos, no entendía que le estaba pidiendo Morwen, lo miro y luego se volteo a ver a Van Helsing, este la miro fijamente a los ojos y le dijo – Catherine, aun estas a tiempo, el destino no esta escrito, tú aun te puedes salvar – las palabras de Van Helsing penetraron el hechizo que Morwen tenia sobre ella y llegaron a su corazón, los ojos de Catherine se llenaron de lagrimas y un chispazo de luz apareció en ellos, como si su alma hubiera regresado al cuerpo y se dio cuenta de lo que él sacerdote le pedía - ¡NO! - Grito la chica cayendo de rodillas al lado de Van Helsing.

¡DEBES OBEDECERME! – Le grito Morwen - Uds. ábranle la camisa – le ordeno a los guardias que estaban al lado de Van Helsing

¡NO PUEDO HACERLO¡ - sollozaba Catherine inclinándose hacia Van Helsing, mientras las lagrimas comenzaban a deslizarse por su rostro.

Morwen levanto su báculo y cuando iba a lanzarle un hechizo, algo brillo sobre el pecho de Van Helsing que llamo su atención, Las pupilas del sacerdote se dilataron, su rostro palideció en una aurora mortecina, sus manos soltaron el báculo y éste cayó al suelo, sus labios se entreabrieron para vociferar una histérica frase - "LA DAMA DE LA LUZ" – señalando el medallón que pendía sobre el pecho de Van Helsing. Era el medallón que el Padre Paolo le había dado antes de partir. Catherine se acerco a Van Helsing y estiro una mano para tomar el medallón, una lagrima que se había deslizado por su mejilla cayo sobre el diamante tallado en forma de estrella que tenia la figura del medallón entre sus manos y este comenzó a brillar.

¡QUITENSELO! - Grito el Sacerdote aterrado, retrocediendo hasta que su espalda toco el altar- ¡MATENLO! ¡MATENLOOOOOO!

¡NO¡ - grito Catherine soltando el medallón y lanzándole la daga al Dr. Morwen Haleth, clavándose está directamente en su frente y cuando la luz del medallón ilumino la daga, comenzaron a salir llamas de los ojos y la boca del sacerdote, la piel y la carne de sus manos y rostro perdieron su forma y empezaron a fundirse, dejando en su lugar unos huesos desnudos y amarillentos. El Dr. Morwen Haleth intento gritar, pero de su boca no salio sonido alguno y al final desapareció en un gran estallido de luces.

El diamante siguió brillando cada vez con mayor intensidad, los guardias intentaron agarrarlo, pero en cuanto lo tocaban, se volvían polvo. Los seguidores del amo de la oscuridad entraron en paico, comenzaron a correr y a gritar, intentando alejarse de la luz que emanaba del medallón, pero todo era en vano, ya que la caverna se cubrió con una luz tan fuerte y enceguecedora, que uno a uno los vampiros, demonios y todos los demás seguidores fueron destruidos hasta que no quedo ni uno con vida.

Catherine volvió a tomar el medallón entre sus manos y Van Helsing le grito que no lo hiciera, pero ella no le hizo caso y estrecho el medallón contra su pecho - ¡Adiós amor mío! – le dijo Catherine, antes de que la luz la envolviera por completo.

¡NO! Grito Van Helsing intentando soltarse, pero aun seguía encadenado a la piedra y vio impotente como Catherine desaparecía en una gran esfera de luz y el medallón yacía en el suelo donde momentos antes había estado ella.

Una vez que el eclipse de luna termino, la joya dejo de brillar, Van Helsing movió los brazos intentando liberarse y para su sorpresa, los grilletes que lo sujetaban se habían deshecho, como si fueran de papel, inmediatamente se bajo de la piedra y lo primero que hizo fue buscar a Catherine, al no encontrarla, comenzó a temer lo peor ¿Y si ella también se hubiera vuelto polvo? Paso sus dedos por detrás del cabello, comenzó a mirar desperado por todos lados, al fin respiro profundamente y se tranquilizo, debía tener calma, ella estaba en algún lugar y él la encontraría. Después de unos minutos, se fijo en un bulto de ropas que se encontraban detrás del altar, corrió hacia el y su corazón comenzó a brincar de alegría, era Catherine, tomo su rostro entre sus manos y la llamo - ¡Catherine! Mi amor.

Ella, al escuchar su nombre, abrió los ojos y exclamo - ¡Gabriel! ¿Estoy viva?

¡Si amor mío, estamos vivos¡ – le respondió él abrazándola entre sus brazos, en eso la túnica de Catherine se deslizo dejando al descubierto su espalda y Van Helsing vio que aquellas cicatrices que surcaban la espalda de la chica, habían desaparecido. Los ojos de Van Helsing se nublaron por la lágrimas que luchaban por salir, la abrazo con más fuerza y dijo - ¡Gracias Dios mío!

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Unas horas después Van Helsing y Catherine se encontraban camino a la ciudad condal de Barcelona – ¿Son tan importantes? – le pregunto curiosa la chica.

¿Qué cosa? – le pregunto a su vez Van Helsing

Los papeles que tomaste de la oficina de Morwen – le contesto Catherine.

Eso lo decidirá el Vaticano – le respondió Van Helsing vigilando el paso de su caballo para que no pisara un grieta en el camino.

Me gustara ver la cara que ponga el Cardenal Jinette, cuando le muestres el mapa, seguro se desmaya.

No seas tan mala – exclamo Van Helsing sonriendo, ya que él también había pensado lo mismo.

Aun no entiendo por que la luz no me destruyo, como a los demás – dijo Catherine casi en un susurro.

Él sabía que Morwen te estaba obligando…

Pero si yo renegué de Él… y aun así… las cicatrices… no entiendo

No tienes que entender, solo que Él te perdono y ahora puedes comenzar una nueva vida.

¡Una nueva vida! – suspiro Catherine, y mirando a Van Helsing le pregunto – ¿A tú lado?

Van Helsing giro su caballo y lo hizo colocarse de frente al de Catherine, levanto su mano, la deslizo por la mejilla de la chica hasta su mentón y lo sujeto con los dedos, acerco su rostro al de ella y la beso en los labios con ternura, se separo y le respondió – Si así tú lo deseas.

Catherine sonrió, se abrazo al cuello de Van Helsing y lo beso con pasión y él rodeo con sus manos la cintura de la chica y la atrajo así él.

Súbitamente, una espesa neblina comenzó a formarse a su alrededor, asustando a los caballos. Mientras Van Helsing y Catherine, trataban de calmar a sus respectivas cabalgaduras, la niebla término por cubrirlos, al no poder ver en donde estaba Catherine, Van Helsing comenzó a llamarla, Catherine le respondió, pero su voz sonaba lejana, desesperado, Van Helsing guió su caballo hacia donde provenía la voz de la chica. Pero no la encontró, de repente de la misma forma que la neblina apareció, desapareció.

Van Helsing busco por horas a Catherine, pero no había señales de ella por ningún lado, era como si la tierra se la hubiera tragado, entonces recordó las palabras del Padre Paolo "algunos afirman que si la neblina te sorprende, nadie te volverá a ver" – Van Helsing grito de dolor - ¿POR QUÉ? - Mirando al cielo, primero Anna y ahora Catherine - ¿POR QUÉ ME HACES ESTO? – volvió a gritar alzando el puño hacia el cielo.

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