Extraños en la Noche
Por: Loly Sayol
Epilogo
Meses después;
El Hermano Carl se encontraba caminando por un pasillo del Vaticano, cuando ve salir de la oficina del Cardenal Jinette a Van Helsing.
¡Hey! Van Helsing espera – le grito
¡Hola Carl! – Lo saludo este efusivamente, - hacia tiempo que no te veía
Si no paras aquí – le contesto Carl – te la has pasado viajando de un lugar a otro del mundo durante estos últimos seis meses.
Tenia mucho trabajo que hacer – le contesto secamente
¿Trabajo? O más bien que preferías mantenerte ocupado para no pensar en ella
Que más da – le contesto Van Helsing molesto, alejándose de él
¡Espera hombre¡ – exclamo Carl, colocándose a su lado – disculpa si te moleste, no fue mi intención
No hay problema Carl, no es tu culpa – se disculpo Van Helsing – lo que pasa es que estoy muy cansado, fue un viaje muy largo, apenas llegue esta mañana en barco desde América y ya me esperaba un mensajero con la noticia de que él Cardenal Jinette me mandaba a llamar.
¿Y bien?
¿Bien qué?
Si mal no recuerdo, este era el último viaje ¿Ya encontraste los demás sellos?
Si, ya esta todo listo – le respondió Van Helsing mientras pasaban por una capilla donde había varias monjas rezando el rosario.
Aun no entiendo
¿Qué cosa Carl?
¿Por qué los elegidos no se comunicaron antes con nosotros?
Creían que mientras menos personas supieran de su existencia, mejor cuidados estarían los sellos.
Tantas cosas se hubieran evitado – exclamo en un suspiro Carl
Así es amigo, así es… – le contesto Van Helsing deteniéndose para dejar pasar a las monjas, que acababan de terminar y se dirigían a sus labores.
¿Y al fin resolvieron quien será el encargado de custodiar el sello que se encuentra en España?
Si, decidieron enviar a un integrante de cada uno de los sellos restantes y junto con el Padre Paolo y los Hermanos de su congregación, serán los encargados de custodiar el sello.
¿Y el medallón?
El Cardenal Jinette quería que se quedara en el Vaticano, para mayor seguridad. Pero el Padre Paolo y los elegidos respondieron que su lugar era la Catedral de Barcelona.
Disculpe hermana – exclamo Carl, haciéndose aun lado, para que pasaran las monjas – perdona que te pregunte pero… ¿Y no has sabido nada de ella?
No, pensé que tal vez me la encontraría en mis viajes…– se lamento Van Helsing – pero... ¡Cuidado Hermana! Déjeme que le ayude – exclamo, mientras ayudaba a una monja a levantarse, ya que se había tropezado con su hábito y se había caído al suelo.
¡No permitas que la desesperanza reine en tu corazón! - le contesto la hermana tomando la mano que Van Helsing le ofrecía – ¡Las pruebas que Dios pone en nuestro camino son misteriosas e incomprensibles! – Van Helsing se la quedo mirando desconcertado – ¡Aquellos que amas, están más cerca de ti, de lo que piensas! – termino diciendo casi en un susurro la monja, soltando su mano y uniéndose al resto de las hermanas.
Carl se acerco a Van Helsing - ¿Qué tienes en la mano?
Van Helsing sin comprender que decía Carl, miro su mano y vio que la monja le había dejado un papel. Carl lo tomo y exclamo - ¡Vaya! Pero si es una estampita de Santa Catherine.
¿Santa Catherine? - Pregunto Van Helsing mirando a Carl con el seño fruncido, para luego exclamar - ¡ESA VOZ! – y salir corriendo tras las monjas que ya se encontraban fuera de la capilla. Al llegar al patio se acerco a la última monja de la fila, y tomándola del brazo la llamo - ¿Catherine? – y para su sorpresa, cuando la monja se volteo, no era aquella que su corazón anhelaba, si no una mujer ya entrada en años – Desea algo joven le pregunto la anciana hermana.
Disculpe hermana, me confundí de persona – le contesto Van Helsing y con la mirada recorrió el patio, hasta que la forma de caminar de una de las monjas llamo su atención. Se dirigió hacia ella, mientras la monja se encaminaba hacia una puerta al fondo del patio, la abrió, y antes de desaparecer por ella, se detuvo, se volteo hacia Van Helsing, le guiño un ojo y besando la palma de su mano, le mando un beso a modo de despedida.
Van Helsing llego hasta la puerta y cuando se disponía abrirla, Carl coloco una mano sobre la de él y le dijo - ¡Espera! Van Helsing, no puedes entrar por esa puerta.
Van Helsing se contuvo de empujar al fraile y furioso le pregunto - ¿Por qué no puedo?
Esta puerta conduce hacia el convento de clausura y solo las monjas pueden entrar – le respondió el joven fraile -¿Qué te paso amigo? ¿Por qué saliste corriendo como un loco? le pregunto desconcertado Carl – Toma se te olvido esto.
Van Helsing agarro la estampita de Santa Catherine que Carl le ofrecía, y mientras la contemplaba, su rostro se ilumino con una sonrisa. Una puerta se había cerrado, pero otra llena de esperanzas se había abierto en su corazón, ya que algún día sus caminos se volverían a encontrar.
Fin
N/A. Bien al fin llegamos al final de este fic, espero que les haya gustado… y que pensaban, que yo dejaría que Van Helsing quedara solito y sufriendo como en la película.
Quiero agradecerles a todas aquellas lindas personas que me hayan dejado "Rewiews":
Aya K, por ser la primera en darme ánimos.
Aniram Mc Douglas – Por sus sugerencias, sin su ayuda, seguro este fic solo hubiera tenido 8 capítulos.
Fran, Martha, Carla y Poule; mis queridas amigas incondicionales les Foro Andrew.
Y a todas aquellas personas que lo hayan leído, pero no se atrevieron a dejar "Rewiews" o comentarios, por favor déjenlos, ya que ellos son el alimento que nos nutre para seguir escribiendo.
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