Capitulo IV : Sueño de una noche de verano

     Aoshi se encontraba en su estudio revisando unos documentos, era una tarde tranquila según él. Por lo menos cierta jovencita no lo había ni llamado ni molestado en todo el día, no después de lo ocurrido la tarde pasada.

     Suspiró suavemente, aún podía recordar aquel momento como si lo estuviera viviendo ahora mismo. Es que no podía comprender qué lo había llevado a cometer tal acción, quizás fue lo hermosa que estaba la noche o el calor que hacía en la misma, quizás la luna le había jugado una mala pasada o sólo deseó hacerlo no mas. ¿Deseó hacerlo?, que chistoso sonaba eso en su mente pero por más gracioso que fuera, de cierta forma no estaba tan errado como creía.

     Bebió un poco de té helado y frotó sus ojos con fuerza, estaba cansado. Poco a poco dejó escapar un sonoro bostezo que resonó en la habitación. Se quedó en silencio por unos segundos para luego soltar una leve risa, "creo que estoy más cansado de lo que pensaba".

     Trató de regresar a su trabajo pero las letras se le movían, cerró los ojos y pensó en todo el trabajo que tenía por delante. Revisar las listas de productos que se enviarían al extranjero, dar la orden de embarco para los distintos compradores y revisar las listas de gastos. Tenía demasiado trabajo que hacer como para perder el tiempo pensando en cosas sin importancia, pero aquellas cosas sin importancia como les decía él tenían un nombre, ese era Misao.

     Se acomodó en el sillón y pensó en el hermoso rostro de la joven que robaba sus sueños. Sí, eso había sucedido, Aoshi no había podido pegar un ojo en toda la noche. El recuerdo de su salida con la muchacha lo tenía lleno de preguntas, estaba demasiado confundido. Era obvio para él que sentía algo por aquella chica pero qué cosa, era lo que lo tenía con la duda. Necesitaba distraer su mente un poco, así no pensar más en ella.

     No había terminado de decidirse en ponerse a trabajar de nuevo cuando unos leves golpecitos suenan a su puerta. Tratando de aparentar estar ocupado ordena que pasen. Su sorpresa fue mayor cuando ve entrar a una hermosa Misao que vestía una blusa blanca, bastante apretada, una minifalda negra muy corta con unas sandalias con tacón del mismo color.

     El asombro de Aoshi no cabía en él, su boca apenas la podía mantener cerrada y es que aquella diosa que cruzaba su puerta lo dejaba sin aliento.

     Misao entró tímidamente a la habitación, estaba un poco nerviosa pero debía ser fuerte para indagar que había sido lo de anoche. Lentamente cerró la puerta con llave, sin que su Aoshi se diera cuenta. Caminó hacía él pausadamente y se sentó en una silla frente al escritorio donde el joven trataba de esconderse entre sus cerros de papeles.

     Misao trató de saludarlo pero él no le dedicaba ninguna mirada como para que ella estuviera segura que la escuchara. Se sentía frustrada, tenía que hablarle pero él nada.

     Lo que ella no sabía era que Aoshi trataba de pronunciar alguna palabra, pero tenía que meditar bien lo que diría para no cometer algún error o mala interpretación. Trató de posar sus ojos sobre sus papeles pero sus ojos sólo miraban las letras sin sentido alguno, su mente estaba demasiado ocupada pensando en qué decir como para leer cosas sin importancia. ¿Sin importancia?, ¿desde cuándo su trabajo no tenía importancia? ¿en qué momento todo pasó a segundo plano?. Desde que ella cruzó su puerta y se sentó frente a él.

- ¿Aoshi-sama se encuentra usted bien? – le preguntó la chica un poco abatida

- ¿Eh? – Trató de responder con lo primero que se le vino a la mente – Sí, estoy bien un poco ocupado nada más –

- Pero lo noto cansado, ¿acaso no pudo dormir bien anoche? – Aoshi la miró fijamente a los ojos, lo había pillado de sorpresa, nunca pensó que ella lo conociera tan bien… ¿acaso ella tampoco pudo dormir anoche?, tenía que averiguarlo

- Más o menos, ¿y tú? –

- ¿Yo?... - bajó la mirada un poco avergonzada, recordaba por qué no había dormido toda la noche y estaba más que segura que no sería por la misma razón que la de su Aoshi – Eh, yo tampoco pude dormir mucho –

     Ambos se quedaron en silencio y sin mirarse, estaban demasiado nerviosos como para dirigirse una mirada o seguir la conversación que tan confusos los tenía.

     Aoshi trató de concentrarse en sus papeles pero algo llamó su atención, la joven frente a él estaba levantando su pierna derecha para cruzarla sobre la izquierda dejando al descubierto mucho más piel que antes. Bajó la mirada avergonzado, cómo podía estar mirando las piernas de una niñita… no, de aquella mujer frente suyo. Eso era caer bajo.

     Sin embargo Misao lo descubrió y subió su falda un poco más, para "ponerse un poco más cómoda" según dijo. Ahora estaba seguro, Misao estaba coqueteándole de una forma tan sutil que había caído en el juego de lleno. Trató de mirar hacia otro lado, pero la penetrante mirada de la chica lo seguía en cada movimiento. Se comenzó a poner nervioso y su respiración se volvió más rápida, tomó aire y se alejó un poco del escritorio para girar su cómodo sillón hacia la ventana que se encontraba a su espalda. Observó el paisaje pero nada le daba ideas para salir de la situación en la que se encontraba, estaba condenado si no escapaba de allí pronto. Volvió a girar su sillón pero se encontró con Misao sentada sobre su escritorio, frente a él con las piernas cruzadas y mirándolo tiernamente.

- ¿Por qué te sentaste ahí? – le preguntó bastante turbado

- Es que creo que necesitamos hablar y así me parece más cómodo, de esta forma me vas a prestar atención – le dijo muy segura y seria, era extraño verla así

- Bueno, entonces habla – aún sin dejar de ver esos ojos que le fascinaban pero sin que se notara, su fría expresión nunca cambiaba

- Anoche yo… bueno yo… - bajó la cabeza ruborizada y respiró profundamente – no pude dormir por qué estuve pensando en ti toda la noche – le dijo de un solo golpe para al fin poder respirar tranquila y sentir sus mejillas arder como nunca

- Tú también… - Aoshi se sorprendió de lo que decía, estaba admitiéndole que no había pegado un ojo en toda la noche porque pensaba sólo en ella, porque el recuerdo del tierno beso en la mejilla seguía dando vueltas en su mente, porque no estaba seguro de lo que sentía por ella aunque su corazón supiera la respuesta hace tiempo y él no era lo suficientemente valiente como para admitirla. Bajó la cabeza y humedeció sus labios con la punta de su lengua, estaban secos – lo que sucedió anoche… ese beso, bueno yo… -

- ¡No!, el beso no tiene nada que ver – le respondió más nerviosa aún – bueno, sí un poco. Ese beso me hizo dar cuenta que lo que siento no puedo evitarlo… yo… -

     Misao no pudo terminar esa oración cuando un deseo terrible de sentir aquellos masculinos labios sobre los suyos la invadió, necesitaba acariciar sus cabellos y apretarse contra su pecho. Lo miraba desconcertada, lo besaba o no, le confesaba todo ahora o nunca lo haría. Respirando hondo se lanzó a los brazos de su amado besándolo con una dulzura y pasión mezcladas a la perfección.

     Aoshi no sabía que hacer, aquel beso lo había pillado desprevenido y no le había dado tiempo suficiente para reaccionar. Lo peor de todo es que estaba respondiendo ese beso con la misma, incluso, con una pasión mayor que la de la joven. Eso lo asustó, con ese beso estaba vaciando su interior y admitiendo que quizás la joven le gustaba y mucho.

     Repentinamente se dio cuenta de lo que estaba haciendo y rompió la magia que los rodeaba alejando a la muchacha de él. Suavemente la toma por la cintura y la vuelve a sentar sobre su escritorio, baja su mirada y comienza a apretarse las manos nerviosamente.

- Esto está mal, muy mal, jamás debería haber sucedido esto -

- ¿Por qué? – Aoshi seguía sin mirarla

- Porque no, porque tú eres como mi hermana pequeña y hacerte esto estaría mal. Yo te cuidé desde pequeños, siempre fui como un hermano mayor para ti y Kenshin… yo no puedo dejar que esto me haga comportar de esta forma tan imprudente e irrespetuosa contigo – Suavemente siente como una delicada mano acaricia su cabello y su rostro, levanta la mirada y ve a una dulce Misao que recorría con su mano cada sector de su rostro, su frente, sus mejillas, su nariz, sus labios. En ellos se detuvo, los acariciaba lentamente mientras su mirada pedía más – Sabes que esto está mal –

- No me importa, yo te quiero – su mano comenzó a bajar por el fuerte cuello que ardía bajo su mano – y tú sabes bien que también me quieres de la misma forma que yo – su mano siguió bajando hasta llegar al primer botón de la camisa y lo desabrocha – además, yo sé que deseas estar conmigo, que necesitas apretarme entre tus brazos y no separarte más, ¿o me equivoco? –

- No, no te equivocas – admitió al fin – pero de todas formas esto no es lo correcto –

- ¿Y qué es lo correcto?, ¿acaso es correcto reprimir tus deseos para darles rienda suelta a solas en tu habitación durante las noches? – su mano baja un poco más y desabrocha en siguiente botón de la camisa para dejar al descubierto el varonil torso de Aoshi – Sé que no soy la única de los dos que juguetea consigo mismo pensando en el otro –

- Yo… - No puedo evitar sonrojarse al imaginarse a su dulce Misao haciendo tales cosas pensando en él, aunque la idea de aquello ya le había cruzado la mente no había tenido el valor para hacerlo

- Me lo imaginaba, te avergüenzas que yo pueda admitir que lo hago y tú no. Sé que me deseas más de lo que crees, lo puedo notar por la manera que estas tratando de no mirarme a los ojos – con ambas manos toma el rostro de Aoshi y lo obliga a mirarla fijamente, él se ruboriza y Misao sonríe de manera triunfante - ¿Ves que tengo razón? –

     Misao había retomado lo que había dejado inconcluso, siguió con su recorrido esta vez acariciando cada rincón del pecho de su Aoshi, dejando un camino de ardiente fuego a su paso. Aoshi no pudo hacer nada más que cerrar sus ojos y dejarse llevar por aquel dulce y delicioso aroma de Misao. Parecía que nada había a su alrededor mas que ella… ella.

     Misao estaba logrando sacar al verdadero Aoshi de su tumba, el Aoshi que se encontraba sumergido bajo un millón de toneladas de acero puro, el Aoshi que temía salir a la luz por miedo a ser herido.

     A cada caricia la respiración del joven se aceleraba más y más, pronto comenzó a jadear y a acelerar los latidos de su, hasta ahora, frío corazón. Y es que esta jovencita estaba consiguiendo devolver el calor y el fuego a un mundo rodeado de hielo. Misao lo sabía, por eso seguía bajando su mano hasta el fuerte abdomen que se estremecía con cada jadeo.

     Era tan exquisito observar como Aoshi se ablandaba tan fácilmente, como ella era capaz de lograr sacar a ese Aoshi que pocas conocían, mejor dicho, nadie conocía. Misao sonrío y sintió como su propia respiración empezaba a acelerarse, se acababa de dar cuenta que estaba acariciando a la persona que amaba y que él estaba a su completa disposición.

     Con su mano izquierda, Misao tomó la mano derecha de Aoshi y la colocó sobre su pierna. Este puso un poco de resistencia pero Misao lo supo manejar bien, lentamente comenzó a abrir su mano y a sentir la suave piel bajo ella.

     Aoshi no sabía que hacer, ¿acaso seguir sus impulsos era lo correcto? ¿O dejar todo así como así?. Realmente no podía pensar nada, ya que Misao comenzaba a acariciar su pierna con la mano de Aoshi de una manera que pedía a gritos que Aoshi abriera sus ojos y se dejara llevar por la pasión del momento. Así sucedi

     Sin que Misao pudiera reaccionar, Aoshi apresa ambas manos de ella con las suyas abriendo los ojos y mirándola fijamente, con esa mirada penetrante que te hacían perderte en un mar azul. Sus ojos ardían en deseo y la que entonces era fría, ahora se prendía en llamas la mirada de Aoshi. Rápidamente se levanta de su sillón y, sin soltar las manos de la joven, se acerca rápidamente a ella y la besa apasionadamente.

     Misao no pudo hacer nada ni tampoco quería hacerlo, estaba embelesada besando a su amado y sintiendo como el calor que él tenía atrapado dentro traspasaba todo para llegar hasta ella. Sin embargo necesitaba liberar sus manos y sentir el cálido cuerpo que tenía cerca, trató de soltarse pero Aoshi ponía más fuerza en retener las manos sobre la mesa.

     La lengua de Aoshi buscaba desesperadamente a su compañera, recorriendo cada rincón de la femenina boca de Misao produciendo una falta de aire para ambos. Aunque el oxigeno faltaba, nada los obligaba a detenerse. Ambos se encontraban en un punto sin retorno, era avanzar o avanzar no habían más opciones que esas.

     Suavemente Aoshi subía sus manos por los brazos de la chica hasta llegar a los hombros, de allí los movió hasta la parte baja del cuello donde las retuvo por un buen tiempo. Necesitaba sentir la respiración de ella, deseaba sentir sus latidos más cerca de él y de esa forma era más fácil. Luego comenzó a bajar nuevamente hasta las piernas de la chica, las separó lentamente y colocó su propio cuerpo entre ellas para que Misao lo aprisionara entrelazándolas.

     Mientras, Misao había terminado de abrir completamente la camisa y colocaba sus manos debajo de ella. Podía sentir como el varonil torso se movía a cada respiro, hacia arriba y hacia abajo, cada vez más rápido. Su corazón latía fuertemente también, era como si quisiera salir del cuerpo que lo tenía preso. Misao siguió su recorrido hasta la fornida espalda de Aoshi, esta se encontraba bañada en sudor y se tensaba bajo sus manos.

     A cada segundo sus alientos se mezclaban en uno solo, ya no hacía falta respirar porque ambos se entregaban lo necesario para seguir adelante. Sus besos ya no eran tan tímidos, la pasión brotaba de ellos como un volcán al expulsar la ardiente lava. Era tal el deseo de ellos que un simple beso ya no los satisfacía, necesitaban más con suma urgencia.

     Los labios de Aoshi bajaron por el cuello, besando y probando todo a su paso sin dejar nada que acariciar con la punta de su propia lengua. Siguió su búsqueda, bajó más y más hasta que la blusa de Misao interrumpía su camino. Violentamente arrancó cada botón y lanzó la blusa lejos para poder seguir con su deseoso camino.

     Sin embargo Misao lo detuvo, no era justo que él se entretuviera solamente, también ella merecía algo de juego. Lentamente le quitó la camisa a Aoshi botándola en el suelo, luego tomó la hebilla del cinturón con sus dos manos y, sin dejar de mirarlo a los profundos ojos de él, la desabrochó rápidamente. Su propósito era otra parte de su ropa.

     Acercó su boca al varonil torso de Aoshi y comenzó a besar cada centímetro, su lengua recorría lugares que muchas habían soñado tan sólo observar. Se detuvo de nuevo y suavemente bajó con su manos desde el cuello hasta el pantalón de Aoshi, que la miraba con fuego en sus ojos. Misao se ruborizó un poco al sentir aquella fuerte mirada sobre ella, cerró sus ojos un momento y respiró hondo, lo volvió a mirar  y, pícaramente, desabrochó el pantalón haciéndolo caer sobre los pies del joven.

     Aoshi se separó un poco, solo para apartar los pantalones que ella había quitado. Rápidamente y de un solo manotazo, botó todo lo que había encima del escritorio, no le importó que fueran papeles del trabajo, contratos o facturas, sólo le importaba sacarlos de allí porque le estorbaban. Necesitaba espacio.

     Se acercó a Misao y observó la figura que tenía delante de él, hermosa, cómo una atractiva musa hecha especialmente para él. Suavemente la tomó por la cintura y la bajó del escritorio para quitarle lo poco que tenía de falda, aunque esta ya estaba por la cintura de ella. Esta llegó a una repisa llena de libros, la cual botó y produjo un sonido bastante fuerte. Ambos se miraron y sonrieron al instante. Misao no podía creer que su Aoshi le estaba sonriendo por lo que no dudo ni un segundo en volverlo a besar, ahora con más pasión que antes.

     Mientras se besaban ardientemente, Aoshi sentaba la volvía a sentar sobre su escritorio. Esta vez su boca recorrería todo sin importa qué estuviera delante, necesitaba sentir ese cuerpo ahora. Lentamente su lengua comenzó a bajar por el cuello, pasó por donde el pulso se siente más fuerte, luego bajó unos centímetros más ya estaba casi cerca. De un solo movimiento arrancó el sostén que mantenía apresados a aquel par de perfectos senos que Misao poseía. Por unos segundos se quedó cautivado observando la belleza de estos, eran "hechos para mí" según se decía. Tímidamente su boca bajó un poco más hasta llegar a ellos, su lengua empezó a juguetear con un primero, saboreándolo y succionando poco a poco el pezón de la chica.

     Misao no podía reprimir sus gemidos, lo que el joven hacía en ella no la dejaba reaccionar ni pensar en nada. Estaba muy agitada frente a los "cariños" que Aoshi le proporcionaba como para  intentar detenerlo. ¡Ja! Detenerlo, que cosa más graciosa ella pensaba, cómo iba a permitirse detener a aquel maravilloso hombre, aquel hombre que amaba desde el fondo de su corazón y que deseaba  con todas sus fuerzas. No, no lo detendría, al contrario necesitaba más, estaba pidiéndole más.

     Aoshi seguí jugueteando con el bello torso de Misao, adoraba que ella gimiera de placer, del placer que él le estaba brindando. Bajó sus labios hasta llegar al estómago de la chica, sólo faltaba poco para probar el fruto que anhelaba con tanto deseo. Se agachó para quedar frente a frente con la intimidad de su Misao, levantó la mirada y posó sus ojos en los de ella. Se veía tan dulce, tan bella, el notorio rubor de las mejillas de la chica y las gotas de sudor que bajaban por su cuerpo, resaltaban la perfección que esta chica poseía.

     Lentamente quitó lo que quedaba de ropa interior, necesitaba sentir aquel delicioso aroma que ella expedía. Con un poco de vergüenza acercó sus labios y besó aquella flor que tenía por delante, rozando con la punta e su lengua cada parte del interior de la chica.

     Misao gemía fuertemente, el calor que estaba sintiendo era demasiado fuerte como para seguir allí sentada sin hacer nada, deseaba... no, ella necesitaba con todas sus fuerzas sentir a su amado dentro de ella. Lo pedía pero él seguía brindándole placer, no era que estuviera molesta por eso, es sólo que deseaba darle todo lo que ella estaba sintiendo a él. No era justo que sólo uno de los dos gozara con todo esto, no mientras el bulto entre las piernas de Aoshi seguía creciendo.

     Aoshi luchaba fervientemente por probar aquel néctar que fluía de los labios de la chica, era delicioso como su dueña pero ella estaba demasiado agitada y no podía seguir haciendo o que estaba haciendo.

     Fue en ese instante que unas manos agarraron la fuerte mandíbula del joven y lo guiaron hasta los labios de Misao, estos lo besaron con una fuerza que desbordaba pasión por todos lados. La chica lo deseaba y trataba de decírselo de esa manera. Pero el joven se ruborizó y alejó unos centímetros de ella, se había percatado que un insistente bulto luchaba por salir de sus boxers. Misao lo observó cálidamente mientras lo atraía hacia sí, con sus suaves manos retiró lo poco de ropa que quedaba sobre el cuerpo de su Aoshi-sama. Este sólo pudo cooperar y acercar su cuerpo lo suficiente como para que la chica sintiera al punzante miembro que se apretaba contra su estómago.

     Ambos se ruborizaron, sabían que con un solo movimiento todo en sus vidas daría un vuelco en 180°. Era mucho lo que podían perder, mucho en riesgo pero... todo lo que ganarían los obligaba a seguir adelante.

     Suavemente Aoshi se empezó a posicionar en la chica, temía que ella no quisiera, que no deseara aquello tanto como él. Se detuvo y esperó, Misao sólo lo observó a los ojos y lo besó largamente en los labios, los adoraba, le encantaba ese dulce, y a la vez, amargo sabor.

- Te amo Aoshi Takani – sólo pudo decir después del beso

- ¿Segura que es eso lo que sientes? – mirándola como sólo él sabe hacerlo

- Tontito, si no te amara no estaría aquí. Si no deseara pasar el resto de mi vida a tu lado jamás hubiera llegado hasta este lugar. Créeme, te amo -

     Aoshi sintió como Misao lo empujaba hacia dentro de ella, podía sentir como lentamente su ser entraba en el delicado cuerpo del ángel que estaba sentada frente a él. Poco a poco comenzó a moverse y dar rienda suelta a la pasión desenfrenada que ambos seres sentían el uno por el otro.

     Aoshi no podía hacer nada más que embriagarse de la mujer que poco a poco hacía suya, a cada movimiento, a cada gemido, a cada grito de su nombre él se aseguraba más y más de lo que su corazón sentía. Misao, la dulce Misao estaba robando su corazón y haciendo un lugar para quedarse a vivir en él.

     La chica en cuestión sólo podía repetir el nombre de su amada entre gemidos, era demasiada la fogosidad que ambos expulsaban que sus cuerpos parecía que estallarían en un millón de pequeños trozos de estrellas. AL fin se estaban amando y convirtiéndose en un solo ser, hecho sólo y para amar al otro.

     ¿Amar?, ¿es aquello eso lo que el corazón del frío y duro Aoshi Takani estaba sintiendo?. Sólo él podía conocer la respuesta y, aunque antes lo negaba con firmeza y determinación, ahora ya no estaba seguro.

     Sus cuerpos poco a poco estaban llegando al límite de todo, el placer que ambos sentían los llenaba por completo. "Yo te amo, Misao Himura... en verdad te amo", logró decir el joven Aoshi antes de caer rendido sobre el torso desnudo de la pequeña Misao.

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     Un fuerte grito se escuchó en toda la mansión Takani, el grito de un hombre asustado. Lo extraño era que nadie pudo escuchar nada, sólo los pequeños pajarillos que cantaban y danzaban al compás del viento lo hicieron.

     Aoshi se sentó en el borde de su cama, estaba en boxers de color azul profundo. Tomó un poco de agua y agarró con brusquedad el pequeño reloj que acompañaba a su mesita de velador. Eran las 6:03 AM, trató de observar por las rendijas que dejaban su oscuras cortinas y vio como unos débiles rayos de sol tratan de entrar.

     ¿Qué había sido todo eso?, un maldito sueño que le había perturbado su duro dormir. No había logrado pegar un ojo en toda la noche y cuando lo logra, tiene esos sueños. ¿Por qué aquella joven no se la podía sacar de la cabeza?, ¿por qué?

     Una cosa era segura, lo que había admitido al fin no era cualquier cosa. ¿Pero será verdad acaso?, aunque tratara de negarlo una y un millón de veces siempre saldría a la luz la verdad. Sí, si la amaba.

     "¿Que me está ocurriendo?. Por kami, esto no es justo. Es una pequeña, es casi mi hermana, es... toda una mujer de la cual estoy enamorado y no me había dado cuenta antes."

     Cerró los ojos con fuerza y trató de tranquilizar su respiración. Suspiró fuertemente, quería sacar todas esas sensaciones que el "sueñito" había producido en él, pero un inquietante bulto crecía bajo su ropa interior y no lo dejaría seguir durmiendo tranquilo.

     Se volvió a recostar en su cómoda cama, tapándose nuevamente con sus blancas sábanas. Lentamente introdujo su mano debajo de ellas y la posicionó sobre su miembro que luego comenzó a acariciar fuerte y suavemente, en movimientos rítmicos.

Su cabeza sólo pensaba en ella y como se veía entre sus brazos. Mientras más recordaba su sueño, más rápido eran los movimientos que su mano proporcionaba. Comenzó a jadear y a acelerar su respiración, estaba llegando al clímax de todo. Con un solo movimiento calló rendido para luego dormirse profundamente repitiendo el nombre de su amada, Misao Himura.

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Disclaimer: Los personajes de RK no me pertenecen y todo eso... me da flojera escribir lo que viene y supongo que tb les debe dar lata leer lo mismo siempre. Watsuki-sama Sano lindo le manda saludos, lo tengo atado a la escalera de mi cama así me duermo mirándolo n_n. No, no tanto, de que está atado eso es cierto pero a mi conejito de peluche.

Notas de la autora: Hola!!!!, espero que este capi les haya gustado, gomen nasai por lo cortito y si no está bien escrito perdonen es que es mi primer lime lemon, no sé que salió al final (es que me emocioné escribiendo) con tanto detalle, bueno es mi primer esa cosa en serio que hago.

Onegai, dejen reviews, me encanta y me emociona leerlos. Que les cuesta... es re fácil, apretas el botón de abajito (al lado izquierdo) y escribes q t pareció el capi n_n

Arigato por los reviews que me han dejado, me alegra mucho recibirlos.

AsUmI: Entonces si son la misma (aunq = toy con unas dudas u.u)... ufff!. Que bueno que t gustó el capi n_n, espero q este = lo hayas encontrado bueno... sé que salió cortito pero la intención es lo que vale, no? Jejejeje... gracias por los reviews, me gustan mucho n_n

Cleoru Misumi: Hi dear friend!!!!, acá me tienes con el nuevo capi. Te gustó???, ojala me costó bastante escribirlo T.T. Sé que en este capi nuestro puppy love no sale, ero en el prox... jajjaaj, si va a salir y bastante... jajaja, es que se viene re chistoso n_n. Bueno, ojala te guste este capi y espero ansiosa tu review

Aome: Gracias!!, que lindo q t haya gustado mi historia y cómo dije en el capi anterior, acá tienen el nuevo capi  (ven que no me demoré mucho?). Ojala te guste este y espero tus reviews n_n

gaby (hyatt: Hola!!!, t encuentro toda la razón, yo tb hubiera consolado al pobrecito del lindo de Sanosuke... pobrecito T.T. Ah! Tu me preguntabas las edades de Ken y Kaoru, bueno ellos tienen 25 y 21 respectivamente... jajaja, son todos seguiditos ;D. Ojala te guste este capi y espero tu review n_n

Misao-19: Gomen Nasai por haberme demorado tanto en publicar la vez pasada, ahora no me demoré tanto, ne? XD. No sabes lo emocionante que es para mí, saber que la gran Misao-19 le guste mi historia n_n y al hermoso y adorado Aoshi sama le tngo dedicado un lugar bastante especial en mi fic. Cómo te habrás dado cuenta este capi sólo fue de él y Misao (ojala t haya gustado), ya que este "sueño" tendrá mucho partido en situaciones próximas. Espero ansiosa tu review n_n

Bueno, esto ha sido todo... ojalá les haya gustado el capitulo y voy a esperar ansiosa más reviews, jejjjeje, es que me alegran mucho el día n_n.

Matta ne

Su escritora

Yukiko Himura

yh_yukiko@yahoo.co.uk