Capitulo V : Sorpresas, una desilusión tras otra
Un desaliñado Aoshi bajaba las escaleras de su casa, estaba cansado y un montón de gritos lo habían despertado de su costoso dormir. Se apoyó en el marco de las puerta que daba a la sala de estar, rascó su cabeza flojamente mientras su otra mano rascaba su espalda. Se estiró dando un sonoro bostezo que su hermana no escuchó, incluso, ni siquiera sabía que estaba allí observándola.
Megumi se encontraba demasiado alterada gritándole al teléfono, ya colgado, como para notar que había más gente en la habitación.
- ¿Tan temprano y gritándole al teléfono?, ¿qué te hizo ahora él? -
- Nada, es sólo que... ¿Temprano? – Megumi observó la desaseada imagen que tenía su hermano, dio una pequeña risita mientras miraba la hora - ¿y a ti qué te pasó?, son más de las 11 de la mañana -
- ¿Tan tarde?, creo que me quedé dormido – encogiéndose de hombros
- ¿Quién eres y qué has hecho con mi hermano? – Aoshi la miró como si nada ocurriera con su usual mirada inexpresiva, aunque su interior gritaba que no era así. Megumi sonrió y le tomó la mano para llevarlo a desayunar – a ti te pasa algo, pero si no me quieres contar no hay problema, sabes que siempre estoy a tu lado -
Aoshi sonrío en sus adentros, sabía que contaba con el apoyo de su hermana, pero que ella se lo dijera lo tranquilizaba más.
Ambos se sentaron a la mesa, su padre ya estaba desayunado pues tenía muchas cosas que hacer durante el día y no podía esperar más por sus hijos.
- Veo que no dormiste bien anoche – Oguni observaba el desaseado aspecto que su hijo presentaba
- Así es – fue la seca respuesta que recibió. Oguni sólo se limitó a sonreír mientras daba un mordisco a su tostada - ¿Megumi que eran esos gritos?
- Je – miró un poco nerviosa y apenada, le avergonzaba que la hubieran escuchado gritarle a "esa" persona – Sucede que invité a almorzar a Kaoru Sagara, tu sabes, con ella éramos súper amigas cuando niñas y quería saber que ha sucedido con su vida, así como una reunión -
- Me parece, pero no entiendo por qué gritabas -
- Es que el apestoso de su hermano – Aoshi miró a su hermana al decir esas palabras. Sonrió un poco y puso atención a la historia que contaba – me llamó para confirmar a la que hora "tenían" que venir. ¡Ja!, a el muy fresco le dije que no estaba invitado, pero como siempre ha sido un irrespetuoso me dijo "Kitsune fea" y que le daba lo mismo lo que hubiera dicho yo y que él iba a venir igual con su hermana... -
El señor Oguni y Aoshi observaban atentamente a Megumi como se empezaba a alterar poco a poco, pero cada vez más rápido. Era característico en ella que empezara a temblarle una de sus cejas y sus labios se tensaran, de sus ojos sólo salían llamas y de su boca sólo insultos. Ambos reían, era gracioso observarla comportarse como una pequeña niña.
Aoshi se dio cuenta de inmediato que Megumi volvía a su niñez cada vez que se encontraba con Sanosuke, ambos no se soportaban pero se complementaban a la perfección... aunque no lo admitieran. Cerró sus ojos y recordó como aquel chico de cabellos castaños miraba a su hermana, hacía mucho que se había dado cuenta que le gustaba pero como era un niño no sabía como decírselo o tratarla. Megumi también sentía algo por él pero no lo admitía, ella en ese tiempo estaba loca por Kenshin y no abría los ojos con nada, hasta que los Sagara se fueron al extranjero.
Ahora entendía por qué andaba tan irritada su hermana desde esa noche que salió a caballo. Tenía que haberse encontrado con él, porque ese chico era el único que la llamaba "Kitsune". Rió un poco al recordar como Megumi se exasperaba cada vez que escuchaba ese apodo, lo gracioso es que cuando se enojaba parecía una verdadera zorrita (con orejas y todo).
- ¿Y tú de qué te ríes Aoshi? – Lo miró enfadada – ¿acaso encuentras gracioso todo esto? -
- Megumi no te pongas histérica – Ella frunció el ceño con más fuerza – Se avisa que preparen comida para más personas y listo -
- Es que no es justo – hacía pucheros como niña pequeña – él se invitó solo -
- Trata de tomártelo con agua, piensa de esta forma. Este almuerzo va a ser como una especie de "reunión del grupo", o sea, reunir al antiguo grupo que teníamos para recordar viejos tiempos -
Megumi se quedó pensativa, la idea no era mala, al contrario era excelente. Sin embargo le desagradaba tener a ese tipo en su casa, no después de cómo había sido con ella el día anterior. Lo malo era que se pondría nerviosa, él sabía como hacerlo, con sólo una mirada suya y ya estaría hablando cabezas de pescado.
Trató de cerrar los ojos mientras su padre escuchaba atento, la idea de su hijo era buena pero a él se le había ocurrido una mejor o mejor dicho, había pensado en como mejorar la situación, para él claro.
- Si van a hacer una reunión de grupo, ¿por qué no invitan a los Himura entonces? –
Ambos jóvenes miraron a su padre sorprendidos, no, mejor dicho, nerviosos. Aoshi sabía que no podría ver a Misao a los ojos, menos hablarle, no después de los "sueños" que tubo en la noche. Megumi en cambio temía la venida de Kenshin, no era bueno que se juntaran Ken-san y Sanosuke y si su padre decía algo del compromiso, las cosas se pondrían feas... Megumi abrió su ojos, ella no quería que Sanosuke supiera de su compromiso con Kenshin, pero ¿por qué?. Mordió su servilleta con nerviosismo, no sabía que le estaba pasando, de alguna forma se avergonzaba de su situación y tenía miedo que el tori atama ese supiera lo que ocurría.
Megumi cerró sus ojos y las imágenes de su encuentro en aquel fuerte roble volvían de golpe a su mente, aunque ahora no volvían solas, el recuerdo de su cumpleaños número 8 regresaba. No quería volver a sufrir lo mismo, no por culpa de Kenshin otra vez...
- Entonces, ¿qué dicen? – preguntó Oguni Takani a su hijos, estos se sobresaltaron y se miraron sin saber que responder, esperando que el otro tuviera la respuesta lista a su padre
- No sé... ¿tú que crees Aoshi? – "Maldición, eres astuta hermanita" pensó Aoshi al lanzar una mirada asesina su hermana del alma
- Todo depende de ti, ve lo que sea mejor – bajó su mirada al plato, de esa manera Megumi tendría que contestar sí o sí. Aoshi rió por dentro
- Ehh... – "Demonios", se dijo mientras miraba por la ventana. Si iba a responder tenía que hacerlo pronto, ya era tarde – Creo que podría pedirle a mi hermano querido que llame a Misao para que le pregunte si pueden venir con su hermano – Sonrió al fin de manera triunfante
Aoshi la volvió a mirar, con una mirada más asesina que la anterior. Pero no pudo negarse, tenía que acatar lo que ella había dicho, aunque se muriera por dentro debía hablarle a esa chica. Y a decir verdad, eso ocurriría tarde o temprano, pero Aoshi rogaba que fuera más tarde que temprano.
Oguni observó atento como sus hijos intercambiaban miradas asesinas y como Aoshi no dijo ninguna palabra, tomó su silencio como un sí. "Entonces tu llamaras a los Himura, Aoshi, entonces yo me retiro... Provecho", dijo antes de levantarse de la mesa para dirigirse a su respectivo trabajo matutino.
Mientras su padre se levantaba, ambos jóvenes se mantenían en silencio. Aoshi pensando en como hablarle a Misao para que no entienda mal la invitación y Megumi pensando en como comportarse frente a Sanosuke, para no perder la compostura como siempre lo hacía al estar con él.
- Entonces, ya que tengo que llamar a "Kenshin" – Megumi frunció el ceño – me retiro -
- Mejor, así aprovechas de darte un baño, hermanito, ya estas que apestas – rió Megumi tapándose la nariz en señal de mal olor. Aoshi la miró sin decir nada, se levantó y antes de salir de la habitación volvió a referirse a su hermana
- La que debería darse otro baño eres tú, tienes una gran mancha café en tu trasero – Megumi se levantó y miró indignada la mancha en su pantalón crema – accidentalmente dejé mi pastelillo de chocolate en tu asiento cuando te levantaste para coger el pan tostado... – Aoshi lanzó una mirada triunfadora y se retiró del salón no sin antes lanzar su último comentario – ¡Ah! Y que pases una linda mañana hermanita -
Megumi se quedó parada frente a su asiento, observaba como Aoshi caminaba lento pero dando saltitos y antes de subir por la escalera se puso a bailar su "danza de la victoria", baile que duró hasta que entró a su habitación.
Ella cerró los ojos y lanzó una pequeña risita, era divertido ver a su hermano mayor hacer ese tipo de infantilidades. Hacía mucho que no lo veía actuar de esa manera, cuando niños siempre hacía ese baile al ganar una pelea. "Niños, cómo quisiera volver a ser una niña de nuevo", pensó antes de dejar la habitación y dirigirse a la suya propia.
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Y allí estaba ella, otra vez frente a su espejo.
Megumi observaba su reflejo con nerviosismo, no sabía por qué pero quería verse linda, atractiva quizás. Realmente no lo sabía.
Es que el hecho de que ese joven viniera a su casa era extraño, aún no estaba lista para enfrentarlo sola y menos ahora que vendría Ken-san, que haría si su padre abre la boca.
Dio un profundo suspiro y cerró sus ojos, evocó aquella hermosa noche. Recordó las caricias y los fuertes brazos que la aprisionaban de una manera demasiado... ¿excitante?. Sí esa era la palabra. Sacudió su cabeza y abrió bien los ojos, era horrible pensar en Sanosuke Sagara como un adonis, como un sex-simbol, como todo un dios... pero por Kami, que cuerpo tenía, que forma de besar. Había pasado mucho tiempo desde su primer beso con, justamente, él. Ahora las cosas eran distintas, no fue un simple beso inocente, fue uno lleno de pasión y lujuria.
Megumi se sonrojó. Él, Sanosuke, por qué no podía haber sido otra persona. Por qué el destino tubo que jugar así de esa forma, después de todo, él la había querido una vez y ahora no sabía si ese sentimiento seguía en el corazón del chico... no, del hombre.
Volvió a abrir sus ojos y observó a la persona delante de ella. Era una joven de largos y sueltos cabellos negros, llevaba puesta un par de blue jeans con unas botas vaqueras y una blusa lila, manga corta. Se veía hermosa, sencilla pero bella. Otra vez se sonrojó, esa joven ya no era la pequeña que soñaba con convertirse en medico, ahora era una mujer mecha y derecha que había logrado cumplir uno de sus sueños de niñez.
Una que otra lagrima resbaló por sus mejillas, era imposible que con todo ese tiempo pasado ella se había vuelto más parecida a su madre. Incluso llevaba puesto aquel hermoso medallón azul oscuro que usaba siempre su madre desde que tenía memoria, sólo que ahora lo acompañaba una preciosa cadena de oro. Ambos objetos representaban a las personas más importantes de su vida, aunque no le gustara admitirlo y le haya costado hacerlo.
Unos leves golpes sonaron fuera de la puerta, Megumi sabía que significaba eso. Observó su reloj antes de dar la orden que pasaran. Eran las 12:45, "retrasado como siempre... a no, esa soy yo" pensó al ver como la sirvienta le indicaba que los jóvenes Sagara ya habían llegado.
Megumi movió su cabeza afirmativa y respiró hondo antes de salir de su cuarto, cerró cuidadosamente la puerta tras de sí y observó a su hermano parado frente a ella con expresión de pregunta. Sonrió, "te ves bien, no seas tan presumido" dijo al pasar delante de él haciéndole un ademán de que la siguiera.
Aoshi ahora estaba presentable, bañado y vestido decentemente. Tenía puesta una camisa negra, maga corta y perfectamente almidonada en el cuello y puños con los primeros dos botones desabrochados. La tenida se completaba con unos blue jeans y unos zapatos de cuero negros. No acostumbraba a preocuparse por la ropa pero esa ocasión lo ameritaba, Misao iría y quería verse bien para ella. Se detuvo en seco, ¿él quería verse bien para ella?, "uff como que la cosa se pone seria" pensó reanudar su paso.
La joven Megumi no podía ver lo que sus ojos veían al bajar las escaleras, Kaoru en compañía de un apuesto chico de cabellos desparramados con abundante gel, vestía unos jenas negros, con una polera blanca sin mangas (bien apretada al cuerpo) y una camisa negra manga corta sobre ella. Ese no podía ser Sanosuke, se veía deliciosamente atractivo y su mirada se había posado en ella desde que había pisado el primer peldaño de la escalera. Megumi no podía mantener la boca cerrada, le costaba reaccionar frente a él. Tubo que hacer esfuerzos sobre humanos para no cometer alguna acción estúpida.
La linda Kaoru no se quedaba atrás, ella vestía una mini falda de blue jeans con una camiseta blanca que tenía una franja azul en el centro (horizontal) y unas sandalias blancas de tacón. Llevaba el pelo tomado en una cola de caballo dejando dos mechones caer a los lados de su cara, se veía preciosa, como una pequeña niñita.
- Wow, no tenías que tomarte la molestia de vestirte tan linda para mí, Kitsune – Le dijo Sano al besarle la mano y lanzarle una mirada coqueta adornada de una picara sonrisa
- Yo no me vestí para ti – sacando su mano con fuerza y tratando de ocultar su notorio rubor
- Pero tú sabes que por más que trates de embellecerte para mí, siempre serás las misma Kitsune... recuerda, "aunque la mona se vista de ceda, mona se queda" – Sanosuke le cerró un ojo al ver que la chica en cuestión comenzaba a arder en furia. Soltó una leve carcajada y un codazo por parte de su hermana le llegó en pleno estómago, eso era señal de "o te callas o te callo"
Megumi ahora recordaba por qué no tenía que pensar en él como objeto de deseo, era esa horrible actitud pedante que la aburría y molestaba. Nunca podía salir nada bueno de esa bocota, siempre molestándola, siempre arruinándole el día pero... igual le agradaba pelear con él.
En eso venía bajando Aoshi por las escaleras, tubo que suprimir una risita para que su hermana no se molestara de nuevo con él. Era gracioso verlos pelear de nuevo y en vivo era mucho mejor.
Sanosuke se acercó sorprendido a Aoshi, lo miró fijamente después que este haya saludado a su hermana y se paró frente a él.
- Aoshi... – este lo miró con su típica expresión en el rostro – tanto tiempo cubito de hielo, ¿cómo te ha tratado la vida?
- Parece que no tan bien como a ti, amigo mío – ambos se dieron un caluroso abrazo, hacía mucho que no se veían
- Pero, hay algo que me molesta – le dijo en tono preocupado
- ¿Qué cosa? – Aoshi estaba intrigado, Sanosuke se había puesto a su lado y lo miraba fijamente a los ojos
- Es que no es justo, has crecido mucho en este tiempo y... ¡Sigues siendo más alto yo! – le dijo al medir su estatura con él
- Pero que quieres que haga, tú igual has crecido bastante -
- No importa, yo quería ser más alto que tú – se dio media vuelta y hacía pucheritos mientras sus ojos se ponían lloroso
- Recuerda que yo soy mayor que tú... – a Sanosuke se le iluminó el rostro y eso no le gustó a Aoshi
- Claro – dijo triunfante – se me había olvidado que eras el abuelito de nosotros y que siempre seré más joven y atractivo que tú – cerraba sus ojos y reía alegremente, de manera ganadora. Pero Aoshi sonrió para sus adentros y su mirada cambió de ser fría como el hielo a la de un astuto zorro ( NA: algo de su hermana tiene que tener o no?)
- Eso es cierto, pero recuerda que las mujeres prefieren a los hombres maduros antes de los niñitos como tú – Sano lo miró enfadado - y, si mi memoria no me falla, es porque les gusta que tengan más "experiencia" -
Sanosuke se quedó callado, como siempre Aoshi lo había dejado sin palabras y sin argumento para decir a su favor. Odiaba eso, cada vez que lo hacía se parecía más a su hermana menor. "Ambos son un par de zorros astutos", se dijo un poco enojado pero luego abrió bien sus ojos y miró a Megumi con picardía, si no podía ganarle la pelea a un Takani mejor era probar con el más joven. Con ella siempre podía salir victorioso.
Megumi se asustó un poco, sabía que Sanosuke se picaba y siempre se desquitaba con ella. "Es que no es justo, por qué no puedo ganarle nunca", se dijo al observar como Sano le enviaba esas mirada que sólo ella conocía bien.
- Kitsune fea – solo terminó de decir esas palabras y Megumi ya estaba roja de furia
- Que no me digas de esa forma, Tori Atama ridículo -
- No soy ningún Tori Atama, aparte porque de ridículo no tengo nada y de animal sólo mi atractivo – sonriendo arrogantemente
- Claro, porque sólo los gusanos pueden encontrar bello a algo como t – Sanosuke se pasó sus manos por el cabello sonriendo d la misma manera que antes
- Lo dices como si supieras que es ser gusano asqueroso... ¡OH! Disculpa, verdad que te molesta que hablen mal de tus parientes -
- ¡Cállate! -
- Kitsune Fea, Kitsune fea – Repetía esa frase una y otra vez, haciendo que Megumi se fuera enojando más y más, le encantaba verla sufrir
"Han pasado casi 14 años desde que no se ven y siguen peleando por las mismas cosas, es increíble que no cambien nada con los años", resonó una voz en la puerta y todos se giraron para ver de quien se trataba. Era un joven pelirrojo, con el cabello medianamente largo (melena) y bastante despeinado, llevaba puesta una camiseta polo sport roja (esa del caballito) y unos jeans azules con unas zapatillas negras. Su estilo era bastante informal pero le daba un look bastante relajado, casual y formal, en cierta forma. Era acompañado de una joven de cabellera negra, amarrada en una larga trenza que dejaba dos mechones de cabello a cada lado de la cara. Vestía unos pescadores azul oscuro con una camiseta sin mangas rayada, de colores celeste y blanco, usaba también unas zapatillas celestes que combinaban con la camiseta. Ambos chicos eran realmente atractivos y dejaron con la boca abierta a Kaoru con Aoshi. Este último los reconoció de inmediato pero la primera no lo hizo, atenía una idea de quien era el apuesto joven pero no podía recordar quién era.
- Megumi – preguntó en voz baja Kaoru - ¿quiénes son ellos? -
- ¿No los reconoces? – Kaoru negó con la cabeza – son Kenshin y su hermana Misao -
- ¿Los Himura? – observó sorprendida al joven pelirrojo que saludaba a su hermano con alegría – no recordaba que Kenshin-san fuera tan apuesto... – Megumi la miró sonriente, de manera traviesa
- ¿Te gusta Kenshin? – Kaoru se giró ruborizada
- No, no es eso... bueno yo -
- No te preocupes – sonrió cariñosamente – yo no tengo ningún interés en él... – volvió a mirar hacia el grupito de enfrente y observó como Kenshin no le sacaba los ojos de encima a Kaoru – aparte, parece que le gustas -
Kaoru no sabía como responder a eso, menos ahora que Kenshin se acercaba a ella para saludarlas. Era tan apuesto, tan dulce, tan... perfecto, esa es la palabra que buscaba, sólo perfecto.
Por su parte Kenshin no podía creer lo que Aoshi decía, esa no podía ser la pequeña Kaoru, la niñita que se refugiaba detrás de Megumi en todo. Estaba hermosa, los años no habían pasado en vano por ella, la habían convertido en una hermosa mujer. "Al parecer Himura, algo está naciendo en tu corazón", pensó al observar cómo la hermosa Kaoru se sonrojaba al sentir como su delicada mano era besada cortésmente.
- Ha pasado mucho tiempo Kaoru-dono -
- Ehh.. bueno bastante – rió nerviosa – Pero parece que en usted no ha pasado nada, sigue igual que antes – mintió un poco
- Creo que no puedo decir lo mismo de usted – Kaoru bajó la mirada con un poco de tristeza pero él tomó delicadamente su mentón y subió su rostro para que lo observara a los ojos – con el tiempo se ha puesto más bella que antes -
Kaoru se ruborizó al escuchar aquellas dulces palabras, parecía que observar esos hermosos ojos violeta la transportaban a un mundo místico, lleno de cosas inverosímiles rodeándolos por completo, sin contar que sería un mundo sólo para ellos dos. Ambos jóvenes estaban embriagados con la belleza y sinceridad de los ojos del otro, como si no existiera nada mas que ellos. Se habían sumergido en un mundo creado por sus jóvenes corazones, un lugar paradisíaco donde nada, además de ellos, podía existir. Un lugar en el cual nadie podía habitar y nadie podía visitar. Un lugar donde estaban solos, sin nada más que la compañía del otro y donde nadie los encontraría jamás. Sin lugar a dudas, aquello había sido amor a primera vista.
Megumi estaba al lado de esta singular pareja, que todavía seguían tomados de la mano. Se sentía fuera de lugar, nerviosa y un poco celosa. ¿Celosa?, pero no de Kenshin ni de Kaoru, de ambos. Sentía envidia por no haber conocido aún al hombre que le alborote los sentidos, que la trasporte a lugares lejanos sólo para estar con él, que la haga sentir miles de sensaciones por minuto cada vez que se vieran a los ojos...
No supo cómo ni por qué, pero sus ojos buscaron instintivamente la mirada de cierto joven de cabellera castaña. Él la estaba mirando desde hacía bastante tiempo y se ruborizó al notarlo, es que esa mirada penetrante la ponía nerviosa. Cómo no se había dado cuenta antes, esos ojos, esa mirada arrolladora, podía perderse en aquellos ojos y le gustaba hacerlo. Era como zambullirse en un mar de calor, esos ojos ardían en deseo y el fuego que transmitían se le metía por las venas, haciendo que su sangre hirviera de pasión.
Necesitaba besarlo con suma urgencia, deseaba tenerlo a su lado en ese mismo minuto. Sólo quería volar a mundos lejanos y perderse entre la fuerza y vigorosidad del cuerpo del muchacho, quería tener aquellos fuertes brazos apretándola con fervor. Por Kami, como deseaba a Sanosuke.
Parecía que él podía sentir lo que sucedía en su femenina y avergonzada mente, como si escuchara los más oscuros y ocultos secretos que en ella guardaba. Sanosuke sonrió de manera arrogante, humedeció sus labios y arregló su cabello con una de sus manos. Sabía lo que Megumi pensaba, se notaba por el rubor de sus mejillas, también sabía que ella lo deseaba y que su corazón pedía a gritos que cumpliera todas aquellas fantasías que rondaban por la cabecita de la joven. Su cuerpo se estremecía al pensar en ella, al imaginar sentir su piel, al recordar aquel fogoso beso. Respiró profundamente y pestañeó una par de veces, tenía que controlar su instinto que gritaba por poseer a la joven allí mismo. Tenía que calmarse, ya va haber un tiempo para todo. No iba a arruinar su oportunidad de nuevo, no ahora que Ken-san no estaba en su camino... al parecer.
Aoshi por su parte se había sentado en un sillón, desde allí observaba nervioso el intercambio de miradas que su hermana y Sanosuke se daban. Giró su cabeza y vio a Kenshin en las mismas que Megumi, pero con Kaoru. "¿A caso soy el único que sabe controlarse?", pensó. Controlarse, hasta a él le daba risa esa palabra. Cómo iba a controlarse si ni siquiera miraba a Misao, apenas la saludó con un rápido "hola" y nada más. Control, eso no era control, eso era huir de sus problemas. Es que la observaba o sólo sentía el aroma de dulce piel cerca y aquel sueño volvía a su mente, incluso ahora lo volvía a recordar. Agarró su cabeza entre sus manos y respiró profundamente cerrando sus azules ojos, tenía que sacársela de la cabeza no era bueno para ninguno de los dos. Él era como si hermano mayor y tenía la edad para eso, 6 años es bastante (para él) diferencia, no podía haber nada entre ellos... sí, eso era lo mejor para ambos.
La sirvienta entró tímidamente a la habitación y se sorprendió de ver a este extraño grupo de jóvenes. Nadie hablaba, unos sólo se miraban otro estaba sólo sentado en el sillón y una jovencita estaba apoyada en la ventana observando al amo Aoshi, con cierta tristeza en los ojos. "Señorita Megumi, ya está servido el almuerzo", dijo antes de retirarse. "O son un montón de locos o el amor anda en el aire, pero nadie me saca de la cabeza que entre estos jóvenes hay varias parejas que se aman con locura", rió un poco al alejarse por el pasillo.
Todos pasaron en silencio al comedor y vieron 6 platos servidos de forma paralela, cada unos con sus respectivos cubiertos y copas.
- ¿Tu papá no va a almorzar con nosotros, Kitsune? – Sano había notado que no estaba el puesto para el señor Oguni Takani
- No, al parecer, según escuché esta mañana, tenía mucho trabajo hoy – dijo al sentarse al lado de Misao, sin darse cuenta que Sanosuke se sentaba frente a ella
Sano sólo se limitó a sonreír. Se sentó al lado de Kaoru, quién no dejaba de mirar a Kenshin. "Je, estos dos se traen algo", pensó maliciosamente pero de cierta manera aliviado, por lo menos el chico pelirrojo no estaba interesado en la Kitsune. Ahora debía saber si ella todavía lo estaba por él. Cerró los ojos y bebió el dulce vino tinto que estaba en su copa, respirando suavemente.
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El almuerzo pasó lento, nadie hablaba. Apenas se miraban los unos a los otros, bueno, eso no sucedió exactamente de esa forma.
Kenshin y Kaoru no dejaban de sonreírse mientras comían, era seguro que algo pasaba entre ambos. Todos podían notarlo.
Aoshi estaba rígido como una puerta, Misao estaba sentada a su lado "tratando" de conversarle pero nada tenía resultado.
Lo que ella no sabía era que Aoshi no podía mirarla, él mismo se había obligado a no dirigirle ni una palabra siquiera. El sólo haberla saludado ya lo tenía sumamente nervioso y no sabía como actuar frente a una situación como esa. Era raro en él verlo nervioso, estaba acostumbrado a ser frío y no demostrar nada, pero ahora las cosas eran distintas. La situación se le salía de las manos.
La pobre Misao le pedía todas las cosas que habían en la mesa, tratando que él la mirara o le dijera algún monosílabo, pero nada. Aoshi parecía robot, actuaba por reflejo. Misao pedía la sal y él sin mirar, sin dejar de hacer lo que hacía en ese minuto, alarga el brazo para pasarle la sal. Lo mismo hizo con todo lo que la chica solicitaba, era enfermante la situación.
Megumi de seguro se hubiera reído a carcajadas de eso, pero estaba tan preocupada por sacarse la mirada de Sanosuke de encima que nada la perturbaba. Sano había elegido ese lugar específico para sentarse porque sabía que la chica no podía comer tranquila si la miraban fijamente, sobre todo si él la miraba fijamente.
Él sonreía altaneramente, estaba logrando poner nerviosa a la Kitsune lo suficiente como para no dejarla comer nada.
Megumi estaba que echaba rayos, lo único que deseaba en ese instante era agarrar el cuello de Sanosuke y estrujarlo entre sus manos. Lo malo de eso era que no podría contemplar más esos hermosos ojos miel que tenía, no es que le gustara mirarlos pero no tener que hacerlo sería extraño.
Rápidamente después de comer, los chicos pasaron a la biblioteca de la casa. Una habitación muy parecida al estudio de Aoshi, pero más grande. Poseía una amplia colección de libros, unos cómodos sillones y un mini bar. Ese lugar era usado generalmente para recibir a los amigos y tomar unos tragos. Cosa que fue justamente lo que hicieron todos, beber unos bajativos.
- ¿Estás enojada, Kitsune? – pasándole un vaso con "Grasshoper"*1 mientras se sentaba en el borde del sillón personal, donde estaba sentada la chica
- Uhm – quitándole el vaso de las manos y haciendo un desprecio, esa era señal de "no me molestes". Señal que Sanosuke nunca hizo gran caso
- Ya, no pongas esa carita – tomándole el mentón produciendo que la chica se ruborizada un poco – recuerda que te vas a arrugar más luego si frunces tanto el ceño... -
- Cállate -
- Jejeje... – Sanosuke se recostó un poco y abrazó a Megumi con su brazo derecho – como me haces reír Kitsune -
Ambos se fijaron en la pareja que estaba conversando animadamente frene a ellos. Eran Kaoru y Kenshin que se sonreían a cada momento.
- Parecen un par de adolescentes -
- Sí... – dijo bajando la cabeza. Megumi estaba un poco celosa de eso, no por Kenshin, si no por ella. Le costaba admitirlo, pero necesitaba encontrar a alguien que la hiciera sentir de esa forma
- ¿Celosa? – Sano se puso delante del rostro de Megumi, no estaba muy alegre por la actitud que estaba tomando la chica frente a esa situación
- No, no seas ridículo. ¿Cómo voy a estar celosa de Ken-san? – bebía un poco de su bajativo
- No sé, antes si lo hubieras estado... – Mirando por la ventana
Megumi se quedó en silencio, era cierto eso, antes se hubiera puesto celosa de él pero ahora... las cosas eran distintas. Suspiró largamente mientras su mirada vagaba por la habitación en busca que algo interesante, o algo que la hiciera borrar los pensamientos tristes de mi mente.
Aoshi estaba preparando un Whisky en la rocas, necesitaba algo fuerte para relajarse un poco, estaba demasiado tenso. Es que la mirada dela joven Misao estaba posada en él desde que llegó, no podía quitársela de encima, por más que le agradara estar cerca de ella, por más que adorara el aroma de su piel tenía que alejarse y pronto. No se podía permitir hacerle daño, no podía tomarla en sus brazos y besarla hasta que sus alientos se acaben, es que sencillamente no podía hacer eso. Él era un hombre mayor, un hombre que no le convenía. Ambos eran tan distintos, tan polos opuestos, sólo terminaría sufriendo si aceptaba lo que su corazón gritaba.
Misao se acercó a Aoshi y observó su semblante serio, como siempre. Sus ojos estaban puestos en el vaso de Whisky que tenía en su mano, lo movía lentamente produciendo que los hielos se fueran derritiendo más rápido. La joven trató de hablarle, de llamar su atención de alguna manera, pero era imposible, Aoshi estaba demasiado perdido en sus pensamientos como para ser devuelto a la realidad que pertenecía.
Aoshi sentía como la joven le trataba de hablar, su dulce voz le encantaba. Pero debía permanecer así, de otra forma terminaría contándole todo lo que había dentro de su alma. Terminaría admitiéndole que la amaba, que la necesitaba desesperadamente, que no podía pensar nada más que en ella, pero...
- Señor Aoshi – interrumpió la chica, tomándole la mano en la que tenía el vaso de Whisky
- ¿Ah? – su corazón comenzó a latir fuertemente pero trató de mantener la mente clara
- Vamos a sentarnos con los demás, ellos lo están esperando – mirándolo dulcemente pero soltando su mano de manera nerviosa, ruborizándose por lo que había hecho
- Vamos... – respondió secamente, tratando de ocultar el leve rubor de sus mejillas
Ambos caminaban juntos hacia donde se encontraban sentados todos, cuando la puerta de la habitación se abrió de par en par.
Sorprendidos todos, dirigieron sus miradas a la puerta y observaron que el señor Takani estaba entrando. Veía con una expresión de cansancio en su rostro pero al ver a Kenshin su mirada se volvió más vivaz. Una sonrisa recorrió su anciano rostro y cerró la puerta tras de sí.
- Veo que están todos reunidos – mirando los rostros de cada joven, Aoshi, Misao, Kaoru, Kenshin, Sanosuke y por último, Megumi
- Padre, ¿mucho trabajo? – preguntó interesado Aoshi
- Sí, bastante, pero traté de no demorarme mucho. Hay visitas en casa y debemos aprovechar los pocos momentos en que se encuentren todos juntos – su mirada se había posado en los ojos de Megumi, esta no le agrado la forma como decía cada palabra, como si analizara la reacción de cada uno mientras las decía – Uno no sabe lo que ocurrirá el día de mañana, ¿no? -
- ¿A qué te refieres papá? – pregunta un poco confundida Megumi. Su padre sonrió de manera especial, sólo su hija pudo darse cuenta de lo que tramaba. Megumi se asust
- Me refiero que hay que dar la buenas nuevas a tus amigos, nunca se sabe si tienen que volver a viajar, así acomodan sus agendas – Megumi observó a su padre de manera temerosa, él sólo sonrió – Creo que hoy es un día para celebrar, Megumi, ¿por qué no les cuentas a tus viejos amigos sobre el compromiso? -
- ¿Papá qué estás haciendo? – lo miró desafiante, mientras el rostro de Sanosuke se volteaba para ver a Megumi. Esto no le gustaba como sonaba
- Me refiero a tu compromiso, hija – Megumi frunció el ceño y Kenshin cerró los ojos tratando de rogar por un poco de buena suerte
- No te atrevas, padre -
- ¿Por qué no, Megumi?, ¿si es algo por el cual nuestras familias están tan felices? – Oguni sólo sonreía – A lo que me refiero, chicos, es que mi hija, Megumi Takani, pronto se convertirá en la señora Himura – Kaoru se quedó sin palabras, rogaba haber escuchado mal, mientras que Sanosuke se limitaba a observar el rostro de Megumi de manera molesta – es decir, ellos se casaran dentro de unos meses, ¿no les alegra la noticia? -
- Eres imposible... – fue la seca respuesta que Megumi dio antes de ver salir a su padre por la puerta
Kenshin miró a una atónita Kaoru, trataba de explicarle que era un compromiso arreglado, que él realmente no quería casarse pero ella no se inmutaba. Sólo sonrió y cerró sus ojos ocultando las lagrimas que caían de sus ojos. "Te felicito", dijo al fin, antes de salir corriendo de la habitación.
"Aoshi, tu llevas a Misao a casa... yo tengo que hacer algo antes", le gritó Kenshin a su amigo mientras trataba de alcanzar a la joven Kaoru.
Megumi había bajado la mirada, no podía comprender por qué su padre actuaba de esa manera. Era increíble que adorara arruinarle la vida de esa manera. Lo peor es que tenía que echarlo todo a perder, justo hoy que había venido Sanosuke... lo que ella no quería que sucediera pasó y de la peor forma.
Sanosuke en cambio, miraba a Megumi con cierta rabia en sus ojos. Era increíble que ella aún quisiera a ese pelirrojo, cómo pudo haber sido tan iluso al creer que ella había cambiado, que quizás aún le quedaban esperanzas. Tomó su camisa que estaba colgada sobre una silla y abandonó la habitación, dejando a Megumi sola en ese gran sillón.
Megumi se levantó al ver un molesto Sanosuke salir por la puerta, tenía que explicarle, tenía que decirle que eso no iba a ocurrir... no podía perderlo de nuevo...
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"Espera", gritó Megumi cerca de las caballerizas. Había divisado a Sanosuke arreglar su caballo para largarse de allí.
Él no le hizo caso, no tenía ningún interés en escuchar la mentiras que ella pueda decirle.
Megumi volvió a gritar, ahora estaba más cerca y pudo ver como los ojos del chico trataban de huir de los suyos, estaban llenos de ira, rabia, dolor y... ¿decepción?. Se podría decir que sí, llenos de decepción.
- Por favor espera... – tomando las riendas del caballo negro
- ¿Para qué? – quitándole las riendas y ocultando la mirada de esos femeninos ojos
- Eso del matrimonio no es cierto... por favor déjame explicarte – Sanosuke se giró, parándose frente a la muchacha. La miró a los ojos fijamente, estaba molesto. Por segunda vez en la vida él le estaba quitando el amor de su vida, pero ahora la cosa no se haría tan fácil. Respiró hondo y sonrió de manera petulante
- ¿Pero no era lo que tú siempre quisiste?, ¿casarte con tu "amado" Ken-san? –
Megumi bajó la mirada, pero Sano le tomó el mentón suavemente levantándole la mirada. Observó sus ojos y sólo vio su reflejo, sonrió nuevamente y besó a la joven. La besó como lo había hecho esa vez, llena de pasión y fuego entre los dos.
Megumi se apretó contra el pecho de Sanosuke con fuerza, él se limitaba a agarrar su cintura y acercarla más a él. Ambos sentían el latir del corazón del otro, ambos sentían sus propias respiraciones detenerse con cada mordisco que Sanosuke daba a los femeninos y rojos labios de la joven. Su cálida lengua trataba de entrar y recorrer toda la boca de la chica, trataba de hacerlo con fuerza sin siquiera pedir permiso.
Ella no podía hacer nada más que dejarse llevar bajo ese mar de cálidas sensaciones, por Kami ese hombre la besaba como los dioses, como si el mundo fuera a acabarse en ese preciso instante y aprovecharan los segundos de vida que tenían juntos. Era tal la ola de sentimientos que daban vuelta su interior que se estaba quedando sin aire, no podía respirar pero no le importaba, ella quería más...
Sanosuke sintió como la doctora apretaba su camisa fuertemente, él sólo sonrió y, en un dos por tres, terminó el beso. Tan rápido como violento comenzó, fue como terminó. Ella lo quedó mirando tímidamente, estaba jadeando por la falta de aire y sus mejillas mostraban un notorio tinte carmín en ellas. Su corazón latía tan fuerte como si quisiera salir de su prisión, y su cuerpo aún temblaba por todo lo que sintió y quedó por sentir después de ese beso.
El joven sonrió arrogantemente y subió a su caballo.
"Sólo dime una cosa, apuesto que nadie te ha besado de la forma que lo he hecho yo ni te han hecho sentir lo que yo te hago sentir. Admite que ese fuego que hay en tus ojos, sólo arde al verme... Sólo admítelo... nos vemos Megumi"
Megumi observó como Sanosuke se alejaba galopando, eso que le dijo era cierto pero su terca cabeza no la iba a dejar admitirlo de forma tan fácil. "No te creas la gran cosa, Sanosuke Sagara, no creas que con un beso tuyo el camino se te va a abrir tan fácilmente", se dijo mientras preparaba su caballo para salir a cabalgar un rato. Tenía que aclarar su mente y pensar las cosas de forma tranquila, no debía apresurar nada por que los sentimientos pueden confundirse. Pero por Kami que la dejaban mal esos besos...
"Como que cabalgaré más lejos que lo de siempre, con tal de no toparme con ningún roble voy a estar bien"
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Disclarimer: Los personajes de RK no me pertenecen y bla bla... Watsuki-sama esté tranquilo que no quiero aprovecharme monetariamente de sus personajes (puede que físicamente sí n_n y ya sabe de quien o quienes ;D). Jeje
Notas de la autora: Y bien, les gustó el capi?, espero que sí. Jaja, este quedó un poco más chistoso que el anterior (y más largo tb)... es q ya le hacía falta algo de humor al relato ñ_
Glosario:
"Grasshoper"*1: Bajativo que se prepara con licor de menta verde, crema de cacao blanca y crema de leche.
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Gracias a todos por sus lindos reviews, les he dicho que amo leerlos?... jeje, me encanta recibirlos. Ahora los contestaré:
AsUmI: Jejeje, t logré engañar no?. Esa era mi idea, engañar de tal manera al lector que al final sólo quisiera degollarme viva (a decir verdad, hay varias partes que era un sueño... o por lo menos que algo extraño estaba ocurriendo). Ojala te guste este capi, me salió re fácil escribirlo, lo malo es que el 6to me está costando... uff, espero que la U no me mate la inspiración :P
Asumi: T gustó?, eso parece n_n. Gracias por el review, fue justo lo necesario para entender qué sentiste al leerlo (yo estaba = cuando lo escribí, imaginate que tngo q imaginar que ocurría y cómo describirlo... =ˆ.ˆ=). Ojala q t guste este capi y espero tu review.
Gaby (hyatt): Siiiii, para eso pensé en el sueño. Me estaba dando rabia Aoshi pq sabía lo q sentía pero no lo quería admitir. Por lo menos ahora lo sabe pero no quiere hacerle daño a Misao... UHF, tanta preocupación, me va hacer salir canas verdes este niño!!. Jejej, ojala te guste este capi es bastante más diferente de los demás (por lo menos se ven a los personajes en facetas distintas... jajaja, más ¿reales?). Espero tu review
Misao-19: Que bueno que te gustó el capi!!! Y yo tb quero un Aoshi así n_n (quien no?). Ojala te guste este capi, acá veras cómo el pobre Aoshi a Misao... jajaj, pobrecito que mala soy ˆ_ˆ. Oye, gracias por el cumplido pero en serio, tu eres genial escribiendo!... no trates de buscar a tu musa, ella va a volver... tranquila no la presiones o si no, se enoja y se demora más :P. Bueno, espero tu review ansiosa y deseo saber q t pareció la actitud "súper madura" de Aoshi-sama con su pobre hermanita :P (sin contar que imaginárselo todo cochinito por la mañana debe ser gracioso n_n).
Bueno eso es todo!. Ahora me han escrito menos personas T.T, por eso no les cuesta nadita apretar el botoncito de abajo y dejar su mensaje, me ayuda a mejorar y me da ideas de cómo seguir la historia (nunca es malo J).
Ah!, no se preocupen si me demoro en actualizar, el capi 6to me está costando un poquito y cómo empecé las clases en la U el tiempo para escribir se me está haciendo menos... pero tranquilas, no me demoraré más de lo que me demoré con el capi 3ro... tan lenta no soy n_n
Matta ne
Su escritora
Yukiko Himura
yh_yukiko@yahoo.co.uk
