Capitulo VIII : El Rodeo II

Megumi trataba de arreglarse el cabello con sus manos, tenía una mirada de aburrimiento que sólo era acentuada más con la expresión de molestia de su rostro. Es que habían llegado al rancho de la familia Himura en menos de 3 minutos en un viaje que, normalmente para gente que conduce normal, dura sus 10 o 15 minutos.

Lo peor no era haber llegado rápido, en realidad eso era bueno, lo malo realmente fue que a Sanosuke no le gusta manejar con la cubierta del auto puesta, a él le agradaba sentir el viento sobre su cabeza mientras escuchaba "Links" en la radio a todo volumen. Cosa que a Megumi le cargaba, no le gustaba esa música ni le gustaba ver como su pelo se enredaba y volaba con tal velocidad que ni siquiera pudo darse cuenta que, de ser un hermoso y lacio cabello negro, ahora era una bola negra de polvo y, lo que parecía, ser cabello de ella.

- ¿De qué te quejas Kitsune? – colocándole la alarma al auto mientras Megumi se levantaba del capó del vehículo – por lo menos llegamos a tiempo, ¿no? -

- Por lo menos algo bueno – dándole la espalda y caminando hacia el montón de gente que paseaba por el lugar

- Vamos... – tomándola por la cintura – tú sabes que ese peinado te asienta muy bien -

     Megumi apretó sus puños con fuerza, tenía que aguantarlas ganas de salir corriendo detrás de él y picarlo lentamente en pequeños trozos. Sólo miró al "niño" que se alejaba de ella mientras le hacía muecas, sonrió de la mejor manera y siguió su paso.

     No habían caminado ni dos pasos juntos y Megumi ya estaba harta de escuchar a las jovencitas "Ese es Sanosuke Sagara, que lindo es". Le daba nauseas observar como el club de Fans del joven se agolpaba frente a ellos para pedirle autógrafos o fotos. Lo peor era que a Sanosuke le encantaba que las jovencitas le pusieran tanta atención, se lucía con ellas las abrazaba, les daba besos en la mejilla y algún que otro piropo les decía al irse. Era como estar e el cielo para él, para Megumi, un verdadero infierno de testosterona.

- Vamos Kitsune, ¿celosa? – Ella dio un respingo mientras él la tomaba del brazo

- Eso quisieras... me dan lo mismo tus "admiradoras" – giró sus rostro y lo observó a los ojos de manera desafiante – incluso me da pena, pobrecitas no tienen nada en la cabeza y se fijan en la primera cosa que parezca hombre -

- Jaja... que risa me das Kitsune – pasó su brazo derecho por los hombros de la joven, mientras que desordenaba el cabello de ella de manera paternal – sabes que siempre serás mi fan número uno y le amor de mi vida -

- ¡Cállate! – gritó avergonzada y tratando de ocultar un notorio rubor en sus mejillas

     Sanosuke sólo rió. La actitud de la joven le daba risa, aunque ella trataba, sus celos siempre salían a la luz y él lo notaba. Respiró de manera triunfante y caminó con ella hacia la entrada del lugar, tratando por todos los medios de evitar a más adolescentes.

     Pero fue el sonido de una voz familiar llamándolo lo que lo sacó de sus pensamientos. "Hey Sagara, Sanosuke Sagara" se escuchó entre la multitud, haciendo que Sanosuke para en seco y quedara petrificado al lado de la joven.

- ¿Qué ocurre? – mirando hacia todos lados buscando el origen de la voz

- No puede ser ella... – había un dejo de sorpresa en su voz con algo de temor

- Sanosuke Sagara... – Sano se dio vuelta y quedó parado frente a una hermosa joven de no más de 20 años. Él la reconoció en ese mismo instante y un nerviosismo se apoderó de su cuerpo...

- A... Aislinn... tanto tiempo – Megumi observó a la chica nada en especial para ella por lo que no entendía que lo hacía comportarse de esa manera tan infantil al joven

- Ese es mi nombre, no lo gastes – sonrió y observó a Megumi de pies a cabeza – Veo que ya buscaste reemplazo, bonita, ¿no nos vas a presentar?

- Claro... ella es Megumi – Megumi le dio un certero codazo en el estómago – lo siento, Kitsune ella es Aislinn una antigua compañera de la universidad

- ¿Tú estudiaste?... mira como la sorprenden a una la vida – Saludó a la joven frente a ella, no tenía nada en especial pero.... ¿reemplazo?, ella no era reemplazo de nadie – yo no soy ni seré su novia

- Disculpa, es que parecía que tenían algo por la manera como peleaban, esa "tensión" no la logra cualquiera – cerrando un ojo

- Y... – tratando de cambiar la conversación porque ya veía que Megumi saltaba encima de su amiga para cortarla en pedacitos - ¿Viniste sola? -

- No, vine con mi prima... ¿te acuerdas de ella?, Yu... –

     Aislinn no pudo terminar su oración, la expresión de Sanosuke demostraba que sí se acordaba de ella. Un temor inundó los ojos del joven y comenzó a alejarse poco a poco, sólo que no contó con que una hábil muchachita se le colgaría del cuello gritando "Sano-san, Sano-san".

     Megumi tubo que aguantar la risa, pero el espectáculo era muy divertido. Ver a Sanosuke ser acosado por una muchachita de no más de 16 años, que le apretaba el cuello con fuerza y pareciera estar pegada a él con alguna clase de pegamento industrial. Él trataba por todos los medios de sacársela de encima, pero nada resultaba, la joven allí se quedaba (na: como una Nakuru sobre Touya).

- Hohohoho... -

- Kitsune no te rías – respondía enojado Sanosuke

- Hohohoho... – Megumi trató de limpiarse las lagrimas y observó a la joven con más atención. Cabello castaño amarrado en dos pequeñas colitas a cada lado de la cabeza, anteojos y cara de niñita – oye pequeñita, ¿cómo te llamas? -

- No soy ninguna pequeñita, tengo 19 años, ¿ya? – La joven le sacó la lengua, Aislinn la miró enfadada – Gomen, pero me llamo Yukiko... -

- Yukiko... lindo nombre – dijo Megumi sonriendo haciendo que la joven se ruborizara un poco

- Por muy simpática que parezcas, no dejaré que me quites a MI Sano – Megumi la observó incrédula

- Te lo regalo si quieres... este tori-atama me da lo mismo

- ¿En serio?, ¡¡¡¡gracias!!!!

     Aislinn suspiró y bajó su cabeza moviéndola de lado a lado, no podía ser que su prima la dejara en vergüenza siempre. Respiró hondo y cerró sus ojos, incluso cuando salía con Sanosuke ella se había comportado de la misma forma.

- Yukiko bájate ahora – tomándola del brazo y sacándola de Sanosuke que ya estaba azul por la falta de aire

- No es justo – haciendo pucheros – yo quero a mi Sano para mí, tú ya saliste mucho con él y nunca me quejé, incluso cuando se iban de vacaciones juntos y no me invitaban, no me quej

- Sí lo hiciste, déjame recordarte que te fuiste metida en MI maleta

- Es que yo quería estar con mi Sano...

     Megumi había quedado atónita con el comentario de la chica. "Han salido de vacaciones juntos" esa frasecita sólo significaba una cosa, "FUERON NOVIOS". Le aterró pensar aquello.

- Disculpen, tú y el tori-atama ¿fueron novios? -

- Bueno... sí, más o menos – Aislinn observó a Sano – pero de romance había bastante poco, casi ni salíamos de la habitación, ¿te acuerdas Sanosuke querido? – cerrando un ojo y sonriendo seductoramente

     Sanosuke se ruborizó de tal forma que su rostro se parecía más al cabello de Kenshin que a su propia cabeza. Por más que trataba de decir algo, nada salía de su boca, era increíble cómo esa joven le había hecho recordar todos esos momentos juntos, con sólo una frasecita.

     Megumi no estaba muy contenta y la actitud del joven no le causaba mucha gracia que digamos. Es que esa mujercita había sido novia de él y, al parecer, su relación no fue de lo más inocente. Miró al joven molesta, la estaba irritando ese tartamudeo que tenía, por kami que dijera que sí de una buena vez. Cómo Sanosuke no podía articular palabra, Megumi se hartó. Tomó al chico del cuello y lo obligó a contestar o, por lo menos, que dijera algún monosílabo que supiera.

     Aislinn sólo se limitó a reírse, es que esos dos eran muy divertidos. "Por favor Megumi, no te pongas celosa si lo nuestro ya pasó, es que basar una relación sólo en el sexo no dura mucho... una se termina aburriendo, por muy bien que se pase". Aislinn le cerró un ojo a Megumi, sabía que ese comentario la haría enfurecer más y Sanosuke se sonrojaría más. Él siempre trataba de darse aires de gigoló, pero en el fondo era un chico bastante vergonzoso.

     Ahora sí que Megumi estaba que explotaba de ira. Mira que venir a decirle que estaba celosa, celosa del tori-atama ni más ni menos. Es que era imposible que sintiera otro tipo de cosas que no fueran asco, rabia y molestia, pero celos no, eso si que no. Trató de tranquilizarse, el espectáculo que estaba dando era una simple muestra de celos, otra vez esa maldita palabra, ¡cómo la odiaba!. Pero... ¿y si la joven tenía razón? ¿y si realmente tenía celos de ella?. No, no, no, no, eso no. No podía venir a hacerle caso a la primera tonta-fea-ex novia de Sanosuke que pareciera, por muy inteligente que pareciera. Era obvio que chicas con cerebro no se le debían acercar, ellas deben oler el tipo de Sanosuke a kilómetros y están preparadas para enfrentarlo. Son las tontas las que caen fácilmente en sus juegos, en sus miradas, en sus perfectas sonrisas, en esos labios de miel... un momento, estaba describiendo lo mediocre de Sanosuke y termina hablando de sexy que es. ¿Sexy?, ¿él es sexy?. Pues, no... él es endemoniadamente sexy. Tenía que admitirlo, Sanosuke Sagara era sexy. Uff, ya lo había dicho, no en voz alta, pero ya lo había admitido pero de decírselo a la cara, eso ya era cosa distinta. Una cosa era admitirlo, otra decírselo.

     Sanosuke al fin podía respirar, no comprendía por qué la Kitsune lo había soltado así de repente y menos que no le hubiera hecho nada ante tal comentario de Aislinn. Era cierto que con ella todo fue una simple atracción física, nada más que eso. Después de un tiempo se dieron cuenta que sólo eran unos típicos amigos con ventaja, compartían momentos pero nunca llegaron a sentir nada más que cariño por el otro. En cambio con Megumi la cosa era distinta, no era sólo lo físico (aunque debía admitir que tenía un cuerpo como las diosas) él realmente la quería y mucho, incluso podría admitir que la amaba. Pero nunca dejaría de molestarla, así era su relación, insultos tras insultos, sus conversaciones más intimas eran a través de ese método. Era un poco ortodoxo, pero a ellos les funcionaba, por lo menos eso creía él. Arregló sus ropas y observó el semblante molesto de la chica, así era ella, siempre molesta. Quizás por eso adoraba tanto su sonrisa, parecía un ángel cada vez que lo hacía. Sonrió y miró a su amiga, ella le devolvió la sonrisa con las misma mirada de "adelante, juégatela" que siempre le había dado cuando estaba segura que debía luchar por algo que merecía la pena.

- Bueno, creo que se nos hace tarde Yukiko -

- Pero yo no me quiero ir – haciendo pucheritos mientras Aislinn se la llevaba colgando del brazo -

- Tenemos que irnos – mirando a Sanosuke y a Megumi – Adiós Sano y ya sabes que hacer con tu "situación" – recalcó la última palabra, él sabía muy bien a qué se refería... Sanosuke sólo sonrió – Y Megumi, un gusto en conocerte -

- Sano-san me tienes que llamar... – ya a unos metros y gritando a todo pulmón – ¡¡¡Amor mío te esperaré por siempre... recuerda que TE AMO!!! -

     Sanosuke se despidió de las chicas y trató de esconderse detrás de Megumi al escuchar el último comentario de Yukiko. Megumi sólo sonrió, esa jovencita si que estaba loca, era graciosa, esperaba que algún día encontrara a un chico que la quiera y se olvide de Sanosuke.

     Después de que hubieran alejado un poco, mejor dicho, después que los gritos se dejaron de escuchar. Sanosuke salió de su escondite y tomó a Megumi por lo hombros, mirándola cariñosamente. "¿vamos?", preguntó haciendo que ella se ruborizara un poco. "Vamos", respondió asintiendo con su cabeza y caminando junto a él hacia las galerías que estaban cerca.

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     Kenshin estaba a un costado de la pista por donde saldrían los animales, estaba ocupado revisando el estado de los caballos que se utilizarían para el show.

     Kaoru estaba a su lado, se supone que le estaría ayudando pero ella estaba demasiado ensimismada observando la apariencia de Kenshin. El joven se había dado cuenta hacía bastante tiempo de que Kaoru no estaba haciendo lo que le había pedido, lo peor, es que sentía su mirada escudriñándolo. Estaba nervioso.

- Kaoru-dono, ¿ya trajiste el balde con agua que te pedí? – levantando la cabeza para observarla a los ojos (estaba agachado arreglando las amarras del caballo)

- ¿ah? – Kaoru volvió de su viaje en un segundo, estaba completamente avergonzada. Esos ojos violetas la miraban de manera acusadora y divertida a la vez, era extraño, pero sentía arder sus mejillas por décima vez en la tarde – no, disculpa voy al tiro -

     Kenshin sólo sonrió y siguió trabajando.

     Kaoru trató de ir a buscar el dichoso balde que le había perdido Ken, pero no lo encontraba por ninguna parte. Sabía que él le había dicho donde se encontraba, pero no lo recordaba con exactitud, sólo podía pensar en lo maravilloso que se veía con su vestimenta de vaquero. Y allí se quedó nuevamente, parada y pensando en su adorado Ken. Era increíble lo mucho que la hacía divagar, es que no era para menos. Kenshin estaba vistiendo unos jeans azules, bastante desteñidos, con una camisa vaquera de color negro (de esas con artos flequitos), unas protecciones de cuero sobre sus pantalones que le cubrían perfectamente sólo las piernas, demarcando su trasero y parte delantera (na: =*_*=) de manera muy sensual. Debía admitirlo, le fascinaba ese look, por ella que Kenshin se vistiera así todos los días pero siempre estaba la desventaja de las miradas pervertidas de ciertas chicas del rancho. Como las odiaba, ese mismo día había tenido que enfrentarse con unas 9 o 10 chicas que trataban de hacerse las lindas con su Ken. Él es su Kenshin, bueno, por lo menos eso es lo que parece...

     A los minutos Kaoru ya estaba cansada, no podía recordar donde demonios estaba el maldito balde con agua. Enojada, no, mejor dicho, cansada y hartada, se fue donde Kenshin para preguntarle donde estaba.

     Al llegar no le gustó lo que vio, una jovencita estaba tratando de ayudar a su Ken-san con los caballos que quedaban. Bueno, tratando era mucho decir, ella estaba molestando a Kenshin.

- Ken-san, yo te ayudo a atar las amarras – dijo la jovencita mientras apretaba la montura de un caballo cerca da ella, dejando al pobre, sin aire

- ¡NO!... es que... yo lo hago, no te preocupes – Kenshin le quitó las amarras rápidamente

- Pero... entonces yo les reviso las monturas a los otros – dijo sonriendo y tomando al primer caballo que encontró, por el cuello

- Tamachy-chan, por favor... – rogó Kenshin

- Buaaaaa.... – comenzó a llorar la jovencita mientras se sentaba en el suelo

- ¿Qué ocurre? ¿te lastimaste? – acercándose a ella y tomándola de las manos para levantarla

- Es que yo no soy una niña... snif – la joven observó como una mujer los observaba, ella sonrió y se abalanzo sobre Kenshin para abrazarlo – ¡¡¡Ken-san!!! Yo te quiero mucho, tu lo sabes ¿cierto? – el joven trataba de despegársela de encima, afirmando con repetidas veces - y Ken-san también me quiere mucho, ¿cierto?

- ¡KENSHIN! -

     Kenshin cayó sentado en el suelo, con Tamachi sobre él (aún abrazándolo). Kaoru estaba frente a ellos, respirando fuertemente y con una aura negativa devorando todo el lugar.

- Kaoru-dono, que bueno que llegas... – tratando de levantarse - ¿trajiste el agua?

- A... gu... a... – resoplaba cada sílaba con furia, Kenshin la miraba desde el suelo y con temor en los ojos, nunca la había visto de esa forma

- ¿Ka... Kaoru-dono? – La joven la estaba por echar fuego por la boca, Kenshin se levantó y le tomó las manos, sabía que esa era la única forma de tranquilizarla... eso esperaba - ¿Se encuentra usted bien? -

- Eh... – Kaoru se olvidó de todo, su Ken-san la estaba tomando de las manos, ahora ya nada importaba – sí...

     Kenshin sólo sonrió, ahora estaba todo solucionado salvo cierta niñita que seguía aturdiendo caballos tratando de llamar su atención. El joven se giró y suspiró cansado, tardaría mucho en despertar a los 3 caballos que estaban en el suelo.

     Kaoru se percató de la joven, mirándola con desprecio se giró hasta Kenshin para preguntar quién era ella.

- Ah, se me había olvidado... lo siento Kaoru-dono – tomando a Tamachy por los hombros – Kaoru, ella es Tamachy, la hija del capataz del rancho -

     Ambas féminas se miraron desafiantes, intercambiando sus mejores insultos sólo con la frialdad de sus ojos. Kenshin estaba un poco asustado, no era bueno estar en medio de los mujeres y menos siendo él la razón de su disputa. Para evitar que alguna de ellas saliera lastimada, envió a Tamachy para que trajera comida a los caballos. Ella, un poco molesta, se alejó dejando a la pareja al fin sola.

     Kaoru observó como la joven se alejaba, y esperando perderla de vista, se colgó del brazo del chico y lo interrogó sobre la jovencita.

- Y dime, ¿cuántos años tiene esa niña?

- Cumple 15 esta semana, ¿por qué lo preguntas? – mirándola

- Mm... por nada en especial –

Kaoru giró su rostro y las miradas de ambos jóvenes se encontraron, produciendo un notorio rubor en ambas mejillas. Kaoru estaba nerviosa, más ahora que Kenshin le hacía cariño en su mejilla. Ese era el momento, todo estaba en paz, nadie estaba cerca y sus rostros ya estaban a poca distancia. Todo estaba saliendo perfecto hasta que Kaoru sintió un leve calor cerca de ella, luego el calor fue como una picazón, ahora ya no sentía nada sólo dolor.

- ¡AHHHHHH! – gritó Kaoru

- Kao... ¡Tamachy-chan! – gritó enfurecido Kenshin y tomando a la joven de sus ropas, la levantó unos centímetros en el aire - ¿Qué estabas haciendo con ese marcador de toros?

- Nada... sólo probaba si servía – sonriendo inocentemente - ¿hice algo mal?

- Bueno, digamos que Kaoru-dono no es un toro ni una vaca para que la marques con eso

- ¿Aunque parezca una vaca? – Kenshin tubo que detener a Kaoru  para que no matara a la joven, Tamachy sólo reía

- Aunque... - Kaoru lo miró enfadada, Kenshin tragó saliva – Kaoru-dono no es un animal, es sólo se ocupa en los animales dela granja – bajando a la joven – no lo vuelvas a hacer o no te dejo que me ayudes más, ¿ok?

     Kenshin le dio una de sus más paternales miradas a la joven, haciendo que ella sonriera y asintiera enérgicamente.

Kaoru, por su parte, los miraba con cierto enojo. Miren que venir a decirle vaca, ella no tenía cuerpo vaca para que esa jovencita haya tratado de quemarle el trasero como se le hace a esos animales. Todavía le dolía pero, por suerte, no había pasado nada grave Su jeans era grueso, por lo que no alcanzó a quemarle nada.

Mientras la niñita cargante se iba por un poco de agua, Kenshin comenzó a revisarle la herida a Kaoru, haciendo que esta se sorprenda y su rostro se vuelva un semáforo en rojo.

En eso estaban cuando aparece Misao que, con cara de interrogación observa como su hermano tenía la cabeza en el trasero de Kaoru, mientras esta estaba roja como tomate.

- Hermano, no tenía idea que ustedes estaban ocupados – Kenshin la mira y observa en que posición estaba se levanta avergonzado – mejor me voy

- No, es que Tamachy-chan trató de marcar a Kaoru... – Misao lo observó sin entender - cómo cuado marcamos a los toros acá... -

- Ahh..., ahora entiendo – Misao se río – hablando de Tamachy, ¿dónde está? – la joven venía llegando con un saco a cuestas – Tamachy-chan, tu padre te está buscando hace rato... ¿qué hacías?

- Ayudaba a Ken-san con los caballos – Misao observó a su alrededor, 3 caballos inconscientes, 5 más enfermos y otros 4 azules. Misao suspir

- Ya veo, pero es mejor que vallas con tu padre ya que no se ve muy contento que digamos -

     La muchacha asintió preocupada y salió corriendo. Misao esperó a que se alejara para mirar a Kenshin de nuevo. Con su usual gracia y egocentrismo, Misao los obligó a que les dieran las gracias por librarlos de la pequeña.

     "Hermano, ¿has visto a Aoshi-sama?", fue la pregunta que desató las risas generales de Kenshin y Kaoru. Misao no entendía hasta que lo vio. A lo lejos, caminando lentamente por la pista, se veía una figura alta, pelo alborotado y rosa, mirada fría y un semblante que asustaba. Sus ropas eran graciosas, zapatos gigantes y ropa ancha de varios colores, al igual que su rostro. Ese no podía ser su Aoshi.

- Listo Kenshin, ¿contento? – dijo Aoshi al llegar

- Jajajajajajaja…. – Kenshin no podía para de reirse – debería haber tenido una cámara, este es un verdadero momento kodak -

- No me parece gracioso… -

- Deberías verte –

     Aoshi los miró enfadado, por culpa de Tamachy había pedida una estúpida apuesta con Kenshin y tubo que vestirse de payaso. Odiaba ese traje, pero lo peor no fue eso. Aoshi había desviado la mirada para encontrarse con los enfadados ojos de Misao, sus ojos se abrieron de par en par mientras que un tono carmín teñía su ya pintado rostro.

     "Aoshi-sama, no tiene que vestirse como payaso para parecer un completo idiota", fue la seca acotación de Misao. Todos se quedaron mirándola, mientras ella seguía observando a Aoshi con rabia. Estaba molesta, no, más bien, estaba terriblemente enojada. Estaba harta de las indiferencias de él, no le hablaba, no la tomaba en cuenta ni siquiera le hablaba. Ella había decidido que ese día lo enfrentaría y le haría saber lo al que se siente, si así no entra en razón… nada lo haría.

     "Tengo que cambiarme de ropa, ¿me acompañas?" fue lo único que se atrevió a decir Aoshi, sabía más o menos el porque del enojo de la chica, pero tendrían que hablan en privado.

     Kenshin y Kaoru observaron como se alejaban hacia la casa, había sido raro todo eso. Misao jamás actuaba de esa forma, a menos que estuviera molesta por algo y parecía que el problema era grande.

     Ambos se miraron y negaron al mismo tiempo, era obvio que ninguno de los dos sabía que fue lo que pasó allí. Kenshin observó a Kaoru con ternura, sonrió y tomó la mano de la joven.

- Kaoru-dono, ¿me acepta que le invite un helado? -

- Claro Kenshin -

     Kaoru se toma del brazo del joven y caminan hacia los puestos comerciales sonriéndose de vez en cuando.

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     Aoshi salía del camarín, ya venía arreglado y sin pintura en su rostro aunque un tono rosa cubría sus mejillas, esta no era maquillaje.

     Misao estaba sentada en unos bancos cerca de allí, tenía sus brazos cruzados, movía sus pies con impaciencia mientras miraba la nada.

     El joven suspiró y apuró su paso, estaba nervioso. Sabía que había cometido un error al evitar a Misao toda esa semana, pero no podía hacer otra cosa. Es que ya no era "el" si no "los" sueños los que atormentaban sus noches, bueno no era que le molestaran, al contrario eran bastante placenteros, pero ya no podía ver a Misao a los ojos. Simplemente no podía enfrentarla, no después de verla desnuda todas las noches, el tener que hablarle al otro día se le hacía un trabajo difícil. Resignado se sentó al lado de la chica, miró el suelo y pensó en que excusa darle a la joven por su indiferencia, definitivamente tenía que ser buena.

- Simplemente no lo entiendo, Aoshi-sama – Aoshi observó a la joven que seguía mirando la nada – por más que lo pienso y medito, no entiendo por qué se comporta así conmigo. Yo no he hecho nada malo, que yo sepa, pero usted sigue sin tomarme en cuenta... -

- No es eso... -

- Pero así se siente. ¿Sabe algo?, estoy cansada de tratar y tratar de llamar su atención, de tratar de sacarlo de sus pensamientos pero no puedo luchar contra usted, es simplemente imposible romper esa coraza que puso por delante de mí – Misao lo observaba a los ojos, se veía su frustración y enfado, luego giró su rostro nuevamente y siguió observando a la distancia - ¿Tanto es el asco que le doy? -

- ¿Asco? – Aoshi abre sus ojos sorprendido, ¿es eso lo que ella creía que sentía por ella?. Agacho su cabeza y tomó su rostro con ambas manos – no es eso...

- ¿Qué quiere que piense?, no me ha dado otra opción es que no me habla, apenas me saluda, ni siquiera me mira... ¿qué tengo que le causa repulsión? -

- Es que no entiendes... no es eso... – Misao se gira y lo mira molesta. Estaba harta de escucharlo decir "no es eso"

- No digas más "no es eso", me molesta – Aoshi baja la mirada - ¿No es eso qué?, qué es lo que tanto ocultas, qué es "eso" que tanto te cuesta decir. Dime ¡QUÉ!, demonios, ¿qué? -

- Que no puedo mirarte a lo ojos, que no soy capaz de decirte nada porque no me atrevo. ¿Entiendes? – Misao lo sigue mirando enfada -

- Mírame – Misao toma el rostro del joven y lo obliga a mirarla a los ojos – que estupidez estas diciendo, realmente no te entiendo. ¿Miedo a qué le tienes? -

- Miedo a cometer alguna locura... miedo a hacer algo indebido – trató de desviar su vista pero Misao no lo dejó – tengo miedo de lo que pueda hacer -

- ¿Miedo a hacer qué? –

- Esto... -

     Aoshi la estaba mirando a los ojos fijamente, por primera vez no pensó, sólo actúo. Acercó su rostro al de ella y con su mano le sujetó e mentón, como si temiera que ella se fuera. Suavemente la besó en los labios, impidiendo que ella dijera algo más. Ninguno de los dos supo que ocurrió, ninguno pudo comprender aquello que estaba ocurriendo, sólo dejaron que sus labios se unieran como siempre habían querido.

     Misao estaba asombrada, quién era esta persona con el cuerpo de su Aoshi, quién era el hombre que la estaba besando de esa manera tan tierna, tan dulce, tan fría y cálida a la vez. Definitivamente este Aoshi la confundía, primero la apartaba de sí para luego acercarla más que nunca. Sabía que ese beso cambiaría muchas cosas entre ellos, pero... que demonios, su amado Aoshi la besaba de una forma que siempre soñó que lo haría, la persona que más amaba en el mundo le demostraba que ya no la veía como la niña que una vez fue, por fin él la trataba como la mujer que era. Dios cómo lo amaba, como le encantaba sentir sus labios con los suyos, como adoraba ese cosquilleo cuando sus respiraciones se hacían una. Ella ya no pensaba, ya le importaba un comino si él la alejaba de su lado, ya nada importaba ya.

     La joven seguía el rítmico baile que sus labios tenían, como la masculina lengua del joven pedía permiso, con cierto temor, la entraba hacia esa dichosa boca con la que había soñado por tanto tiempo. Aoshi disfrutaba el momento, era sencillamente demasiado placentero no pensar en nada más que en besar a la persona amada... ¿persona amada?, ¿era ella la persona que amaba o sólo ella representaba un deseo oculto en su corazón?. La abrazó con fuerza y la siguió besando como si el mundo terminara en ese instante. Sí, si la amaba, la amaba más que a nada y no dejaría que nada interfiriera con ese tan intimo momento.

     "Aoshi-sama" dijo entre besos la joven Misao. Aoshi abrió los ojos, su mente estaba comenzando a procesar lo que su pequeña había dicho. "Aoshi-sama" pensó, "¿Qué demonios le estoy haciendo?". Aoshi estaba confundido, ahora se dada cuenta que estaba cometiendo un fatal error. Ella era Misao Himura, la hermana menor de mi mejor amigo, la pequeña que cuidó desde pequeña, era casi su hermana... La amaba, eso no lo dudaba pero ella... ella lo veía como a un hermano mayor, si sentía amor, ese amor era nada más que una simple admiración. A fin de cuentas él fue el único hombre que se preocupó por ella fuera de su familia, debía ser eso, nada más que una simple confusión y no podía estar aprovechándose de eso.

     Repentinamente Aoshi cortó el beso. Misao lo miraba interrogante, con las mejillas aún rojas y jadeando por la falta de aire. "Yo... lo siento, tengo que irme", le dijo el joven antes de salir casi corriendo del lugar, dejando a una Misao envuelta en un manto de dudas.

     "Aoshi-sama..."

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Megumi y Sanosuke estaban sentados entre la multitud de fanáticas gritando el nombre Kenshin Himura. Ya habían peleado unas 50 veces por eso, es que no había lugar donde sentarse, si no habían fans de Kenshin eran de Aoshi, auque él se había perdido, nadie sabía donde estaba. Las otras Fans que quedaban eran las locas que gritaban por el tori-atama, para Megumi, un grupo de niñas sin cerebro. Lo peor es que la líder de ellas era Yukiko que estaba con una camiseta blanca en la que decía "i love Sano-san".

- Deberías ir a hacerle barras a Kenshin -

- ¿Por qué? – preguntó sin inmutarse en mirarlo. Sanosuke sonrió entretenido

- Es que pensé que eras la presidenta del club de fans de "Ken-san" – Megumi se giró con rabia, era la décima vez que le decía la misma broma, parecía que nunca se cansaba de eso

- ¿No tienes otra cosa más que decir? – Sanosuke sólo reía apretándose el estómago – en serio, ya me está aburriendo la misma broma -

- Lo siento, se me había olvidado que eras miembro honorario por ser la fundadora... -

- ¿Sabes? – levantándose – no te soporto -

- Vamos Kitsune, no te enojes por esta pequeñez

- Voy a comprar un refresco, tantas estupideces que dices me hacen doler la cabeza – se estaba alejando cuando Sanosuke la toma de la mano

- No te vallas, que está por empezar... – la sentó a su lado bien cerca – ¿te había dicho lo linda que te pones cuando te enojas?

- ¿Qué? – ruborizándose bastante

- Ah verdad que tú eres al revez, tú te pones fea cuando te enojas – Megumi aprieta su puño con fuerza y golpea la boca del estómago de su compañero sacándole el aire

- ¡Por estúpido! – se acomoda en el asiento y le hace un desprecio cuando este ya estaba recobrando su color natural, y la respiración claro

     de repente todo fue un silencio total, un animal había sido soltado en la pista y al gente miraba con una mezcla de asombro e interés el espectáculo que se acercaba. En un caballo negro aparece Kenshin, acompañado de una ovación general. Como siempre, Kenshin saluda al público con su mano elevando su sombrero blanco. Era en ese minuto cuando se llevaban a las primeras desmayadas del grupo "amo a Ken" y Sanosuke no podía desperdiciar un momento así para molestar a Megumi.

- Y tú Kitsune, ¿no te vas a desmayar también? -

- Tori-atama córtala, me tienes harta -

- ¿Entonces no te vas a desmayar? – abrazándola por los hombros

- ¡Cállate! -

- ¿Ya están peleando?, deberían hacerlo más callados que sus gritos se escuchan hasta allá abajo -

     Sanosuke y Megumi se giran para ver a una Kaoru parada al lado de ellos, ella los miraba con cierta gracia en sus ojos pero dedicaba una mirada especial a su hermano mayor.

     Megumi empujó al chico para hacerle espacio a la joven, necesitaba hablar con ella par que "ese" la dejara tranquila y, así, observar el espectáculo tranquila. Es que a pesar de ser un rodeo y ella estaba en contra de cualquier daño a los animales, le gustaba ver la actuación de Kenshin. Él era el único que no dañaba al animal al domarlo, siempre con la mejor técnica que otros llevándose los más grandes aplausos.

- ¿No se ve encantador? – Kaoru miraba entusiasmada como Kenshin demostraba su habilidad en su caballo

- Sí... – Megumi estaba demasiado pendiente de cierta persona a su lado como para percatar lo que Kenshin hacía

- Y pensar que ese caballo estuvo a punto de morir envenenado – contaba asombrada

- Conociste a Tamachy, ¿cierto? – Megumi se giró a observarla

- Esa niña está loca, me trató de marcar con esos hierros calientes... ¿cómo se llaman? -

- ¿Te trató de marcar?... jajajajaja...

- Sí, si te digo que está loca. Mira... – Kaoru sacó el pantalón del bolso (andaba con unos de Kenshin) y mostró la quemadura – me tuve que cambiar, no iba a andar con "Himura" en el trasero -

- Tamachy siempre ha sido así, incluso a mí me ha tratado de hacer algo, pero tú eres la primera que marca....

     Ambas rieron, mientras Sanosuke observaba la actuación de Kenshin. Era impresionante como podía dominar a los animales de esa forma tan fácil, era simplemente genial... aunque le costara admitirlo.

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Entre aplausos y gritos de la gente pasaron las horas, el show ya estaba llegando a su fin. Kenshin un vez más demostraba por qué era tan conocido y admirado por todos en la región, sin lugar a dudas era el mejor vaquero de todos. No por su gracia, no por su comportamiento siempre perfecto, si no por la amabilidad y habilidad que tenía para con los animales.

     Kaoru y los demás estaban esperando a Kenshin fuera de los camarines, tenía que cambiarse de ropa porque durante el espectáculo había quedado lleno de barro.

- Kenshin, una vez más te luciste – Megumi alababa a un sonrojado muchacho

- Nunca había visto que dominaras tan bien a los animales – añadía Kaoru

- Te felicito – fue la seca y cortante felicitación de Sanosuke, ganándose una mirada molesta de Megumi

- Vamos chicos, si no es para tanto – rascándose la cabeza en un gesto de vergüenza -

- Kaoru, nos vamos juntas, ¿cierto? – Megumi se había alejado de Sanosuke, mientras este la miraba con cierto brillo en los ojos

- Este... Megumi, Ken-san me va a llevar a casa... – tratando de sonreír lo mejor que podía – es que no tengo en qué irme, y además íbamos a... -

- No me digas – agitando sus manos – tendré que buscar a Aoshi para que me lleve -

- Es que eso te iba a decir... – mira a Kenshin pidiendo auxilio – Misao dijo que se había ido hace rato...

- ¿¡QUÉ?! -

- Jajajajaja... Kitsune – Sanosuke asió a Megumi por los hombros, atrayéndola hacia sí – tendrás que irte conmigo, otra vez – Megumi negaba con la cabeza, mientras el joven se la llevaba a cuestas – nos vemos hermanita y Kenshin – mirándolo a los ojos – cuídala -

     Kaoru y Kenshin observaron cómo ambos se alejaban de ellos, era gracioso verlos. Megumi gritaba insultos, mientras Sanosuke caminaba tranquilamente con ella a cuestas.

     Ya en el auto, Sanosuke coloca su CD de Ramstein a todo volumen, se pone sus gafas de sol (aunque estaba atardeciendo) y pone en marcha a toda velocidad el auto.

     Ahora Megumi había sido precavida, se había amarrado el cabello en una cola para no despeinarse como lo hizo al venir. La joven observaba un poco molesta al chico, en parte todavía estaba celosa de esa mujer y su extraña prima. Algo en ella no le gustaba.

- Así que estudiaste con ella – pregunta mirando los árboles que pasaban rápidamente

- ¿Con quién? – sonriendo y haciéndose el desentendido

- Tú sabes... -  bajando la mirada un poco avergonzada

- Ahhh... con Aislinn, sí nos conocimos en la universidad – mirando a la joven por el rabillo del ojo - ¿por qué lo preguntas? -

- Por nada en especial... -

- ¿Celos? – pregunta con un tono burlón

- No... – gira el rostro hacia la ventanilla, evitando que viera su leve rubor – es sólo que me preguntaba qué hacías tú en una universidad... además de buscar novias -

- Estudiar, ¿qué más se puede hacer?... – sonriendo – las chicas son o muy tontas o muy inteligentes -

- Es raro imaginarte estudiando – Megumi observaba cómo el sol se ponía en la distancia, era un espectáculo hermoso

- Arquitectura – Megumi lo miró asombrada – eso estudiaba, yo siempre he tenido el loco sueño de construir un hospital y cómo muy bueno para la biología no soy, decidí centrarme en diseñar el mejor hospital de todos – Megumi lo observaba asombrada, ese era su mayor sueño – un hospital donde pudieran encontrar ayuda rápida y económica la gente del pueblo – sonriendo – por eso no ayudo a papá, sé algún día tendré que encargarme del negoció pero por ahora me preocupo por el terreno adecuado para su construcción, el diseño ya lo tengo listo -

- Por eso tu padre te perseguía, no ayudas por flojo, es porque tienes trabajo con el hospital... -

- Bingo – Megumi había soñado siempre con la construcción de un hospital para ayudar a los demás y ese tori-atama lo estaba haciendo, sin que él se diera cuenta, sonrío – Mi idea es contratar a los mejores doctores, por eso te iba a pedir que me ayudaras... -

- ¿Me estas diciendo que soy buena? – Sanosuke se sonroja

- No, pero eres la más barata y la que está más cerca, o sea, es por mientras vienen los otros – Sanosuke le sonrió divertido, mientras ella se giraba molesta – tonta, si te estoy pidiendo ayuda es porque tienes méritos... eres la mejor doctora que conozco y sería un honor que me ayudaras –

Sanosuke observó lo que quedaba de rayos de sol a lo lejos, la nubes se teñían en carmesí y alguno que reflejo dorado tocaba el auto. Megumi observa como el joven se quita los lentes y unos rayos rebotan en su perfecto rostro, ese brillo dorado resaltaba sus masculinas facciones mientras sus ojos se veían tan cristalinos como un ámbar. Dios, era una imagen hermosa, ese cabello castaño se teñía de leves reflejos carmesí y rubios, su piel era perfecta y la luz le daba ese sutil tono canela que tanto le gustaba. ¿Gustaba?, el calor ya le estaba afectando, cómo podía gustarle el tono de piel que Sanosuke tenía. Realmente estaba mal, no sabía bien por qué pero ese fastidioso hombre a su lado ya no le parecía tan malo ahora. Compartían un sueño y eso lo convertía en merecedor de muchas cosas, quizás que otras cosas compartirán si darse cuenta. Tenía deseos de saber más sobre ese atractivo joven que le tanto interrumpía sus sueños. Una cosa era segura, él la encontraba buena y con eso, nada más faltaba, estaba feliz de saberlo.

Megumi observó como se acercaban a su casa, por alguna razón no quería que su viaje terminara, quería seguir así, en silencio, con él. Era tan placentero estar así, sin insultos, sin peleas de por medio, sólo ellos dos, el camino y el sol poniéndose. Respiró resignada de que todo tuviera que llegar a su fin, se sacó el cinturón de seguridad y abrió la puerta del auto.

- Me gustó todo esto, fue... no sé, "confortable" – mirándola a los ojos

- Lo sé... – cerraba la puerta y se apoyaba en ella, mirándolo a la cara

- Me gustaría repetirlo... -

- A mi también... – sonreía, no sabía por qué, pero sonreía

- ¿Quieres que te pase a buscar mañana?, no sé, para que me ayudes con unos asuntos del hospital – la miraba con un poco de temor de que dijera que no

- No – bajó su mirada con cierta tristeza – mejor yo voy para allá - sonriéndole

- Ya – mirándola a los ojos de nuevo, ahora sonriendo feliz - cómo a la misma hora, ¿te parece? -

- Si – Sanosuke puso en marcha el auto – hasta mañana, Sanosuke -

- Hasta mañana, Megumi -

     Megumi observó como el auto se perdía en una nube de polvo, se quedó allí pensando en lo que había ocurrido recién. Fue como magia, algo especial se había formado entre ellos ese día y estaba segura que las cosas cambiarían bastante de ahora en adelante.

     Caminó lentamente a la puerta y entró a la casa, sin darse cuenta que alguien la miraba desde la ventana. Una sombra bufó molesta, se alejó un poco y cerró la cortina como si nunca hubiera estado allí.

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Disclaimer: Los personajes de RK no me pertenecen y bla bla... se hace un poco aburrido escribir las mismas cosas si ya saben a lo que me refiero. Watsuki-sama no se enoje, pero usted sabe que nunca voy a ganar nada con mis fics, así que no se preocupe n_n

Notas de la autora: Gomen Nasai!!!!!!, lo siento por la demora. No ha sido falta de inspiración, más bien falta de tiempo. Las clases en la U me tienen llena de trabajo, así que de ahora en adelante no creo que actualice muy seguido, así que no se preocupen si no me ven, voy a aprovechar cada segundito para dedicarlo al fic ˆˆ.

Como ven, el fic lo dividí en 2 partes, es que me quedó muy largo :P

Nota para mi amiga Aislinn: Esta es la forma de agradecimiento que te tenía como sorpresa, ojala te haya gustado y este capitulo va para ti.. gracias, de verdad, te lo agradezco un millón por las montones de ideas que me diste. Te quero mucho!!!

Bueno, ahora a los reviews. Gracias a todas por sus lindos mensajes, me encantan. Gracias a Misao-chan por su lindo mail, realmente me encantó y espero que este capi te haya gustado n_n (ojala hayas podido publicar alguna historia tuya n_n)

Gaby (hyatt): gracias por tu review!!, hay niña, que voy a hacer contigo. Cada ves t acercas más al meollo del asunto, como lo hago para explicarte sin revelarte parte de la historia.. a ver... bueno digamos que para Aoshi tiene otros planes (que mala soy u.u). Como siempre, gracias, gracias y gracias por leer el fic, me gusta quebrarme la cabeza con tu acertadas preguntas (realmente tienes experiencia en esto, siempre sabes qué preguntas hacer), realmente te admiro, eres de mis lectoras favoritas n_n

Aislinn: Amiga!!!!, ojala que te haya gustado TU capitulo (es para ti ;D) y la parte donde sales espero que sea de tu gusto n_n. Como te dije antes, a mi = me gustó mucho la parte de Sano y Kao, es muy tierna y linda su conversación. Son como dos niños... me encantan. Espero tu review n_n (y mail, ojala te haya ido lindo en stgo)

Asumi: Ay asumi querida, espero que te haya gustado este capi. Como te habrás dado cuenta hay bastante acción MA y tranquila, que la contraparte Misao se viene, dentro de algunos capítulos más adelante eso sí, pero viene (tendrás que esperar bastante, ya que antes se viene otra sorpresita n_n)

Marionn: Gracias por tu review ˆˆ, espero q este capi haya sido de tu agrado (como lo fue para mí n_n) y espero con ansias tu nuevo review

Blue ningyo: gracias!!!, gracias, gracias, gracias... un millón de gracias por agregarme en tu fic, si quieres un papel, me avisas ya? (en forma de agradecimiento n_n). Oye, a ti tb te pasó lo mismo que a mi, imagínate como estaba cuando me imaginé a Sano en jeans, con el torso desnudo y todo sudado... @¬@ (litros y litros de baba XD). Ahora, con Sano en el baño, bañándose, mojadito... @¬@... ojala te guste esa parte tanto como a mi me gustó escribirla ;). Ah! Y lo de la razón de Oguni por juntar a las familias, te puedo decir q no sólo es dinero, hay una promesa de por medio ˆˆ... y para Aoshi, hay otras cosas sorpresas para él.. jijiji... Gracias por el review y no te preocupes por las palabrotas (la mayoría ni las entendí :P). Espero tu next review y el next capi de tu fic... hasta la otra n_n

Bueno, al fin termino. Ojala haya gustado el capi y no desesperen por el nuevo capi... ya viene n_n

Matta ne

Su escritora

Yukiko Himura

yh_yukiko@yahoo.co.uk

pd: Ramstein es mi grupo favorito y me están pagando para que haga publicidad a todas las marcas que nombré en el fic... jajja, en serio, los autos son mis favoritos y lo demás son recuerdos personales ;)