Capitulo X : Un día muy especial

Megumi se levantaba desganada de su cama, había dormido tan bien que el hecho de despertar y dejar su sueño inconcluso, no le agradaba.

Es que por primera vez, después de su llegada al fundo, había logrado conciliar bien el sueño. Y pensándolo mejor, desde que se había encontrado a Sanosuke esa noche que no lograba dormir bien. Cada noche repetía sus encuentros más cercanos, una y otra vez. Cada beso, cada caricia, incluso imaginaba cosas que nunca habían pasado pero su mente, no, su corazón ansiaba para que sucedieran. Su cuerpo le estaba pidiendo a gritos que accediera al mandato de Sanosuke. Pero sería fuerte, costaba, pero lo lograría. No se dejaría vencer por ese atractivo animal que el muchacho poseía.

Suspiró pesadamente, cerró sus ojos y colocó sus dedos sobre sus sienes, masajeó por unos segundos para luego levantarse y dirigirse a su baño. Abrió la llave de la ducha y dejó su ropa perfectamente doblada sobre el mesón del lavamanos.

El contacto de la cálida agua sobre el cuerpo la relajaba, era como un masaje sobre su piel, tocándola, acariciándola. Podía cerrar los ojos y sentir el calor de manera más profunda, era maravilloso sentirse de esa manera. Y, aunque no lo quisiera, su mente divagaba en lo parecido que era todo a él, al estar cerca de él.

Abrió sus ojos repentinamente. Otra vez se estaba metiendo en sus pensamientos, ya estaba harta de soportar su presencia cada noche y cada día, deseaba tener algo para sí, algo donde pudiera escapar y no pensar en aquel hombre. Pero no, él le estaba poco a poco robando parte de su ser, lo hacía tan rápido que pronto no habría nada que no le perteneciera. Y eso la asustaba.

Salió de la ducha, secó su cuerpo vigorosamente y salió del baño envuelta en su bata lila. Se recostó sobre su cama y cerró sus ojos, necesitaba pensar, necesitaba aclarar todo.

Era extraño, antes no podía verlo ni en pintura. Ahora sólo deseaba compartir algún que otro minuto a su lado. Pero no había ocurrido desde que se encontraron, al contrario, ella estaba desesperada por olvidarlo pronto y no verlo más.

Sacudió su cabeza enérgicamente. Sabía la razón de porque las cosas habían cambiado tan repentinamente y todo era por culpa de lo ocurrido el día anterior. Esa ida al rodeo de los "Himura" le había cambiado la perspectiva que tenía sobre él completamente, sobre todo cuando la fue a dejar a su casa.

Estaba segura que había sido el momento, era la ocasión. El atardecer sobre ellos, el paisaje verde, el viento sobre sus rostros... todo era perfecto para llevar una conversación como adultos, mejor dicho, todo era perfecto para una cita romántica.

Pero dejando de lado eso de la cita, esa tarde había conocido un aspecto del joven que, realmente, desconocía. Nunca podría haber imaginado que él, Sanosuke Sagara, podría estar interesado en construir un hospital, su hospital. El hospital que había formado parte de sus sueños desde que tenía memoria, el hospital por el cual se convirtió en la doctora que era ahora, el hospital que pertenecía al corazón de la Megumi que pocos conocían. Era el hospital de sus sueños y esperanzas, un lugar donde haría lo que le gustaba y ayudaría a los demás.

Por eso le parecía increíble que ese joven tuviera los mismos ideales que ella, la misma idea y el mismo sueño, sólo que realizado de maneras diferentes pero que llevan al mismo resultado.

Sonriendo observó su reloj de muñeca, eran cerca de las 10 de la mañana. Debía apurarse, se le hacía tarde.

Mientras sacaba ropa de su closet, recordaba la voz de Sanosuke por el teléfono el día de ayer.

- Señorita Megumi, la llaman por teléfono -

La suave voz de la empleada llamó la atención de una pensativa Megumi y, casi por inercia, dio las gracias y fue a contestar el teléfono al estudio de Aoshi.

- Moshi moshi -

- Me... ¿Megumi?, ¿Megumi eres tú? - la voz era familiar, demasiado familiar

- Sí, soy yo -

- Hola... ehm, soy yo, Sanosuke - Megumi sintió como su corazón comenzaba a latir rápidamente, este no era el Sanosuke que la llamaba para molestarla por teléfono, no era el hermanito cargante de su mejor amiga... al contrario, este era un tipo nervioso, nada que ver con el Sano que conocía desde niña. Respiró hondo y trató de parecer normal

- Ah... ¿qué deseas? -

- Necesitaba saber qué vas a hacer mañana -

- Salir contigo, acuérdate que te voy a ir a buscar -

- AH!, verdad, pero me refiero en la mañana... -

- Pues... dormir, creo... -

- Es que necesito que vengas más temprano, como a las 10:30. Sucede que salió algo más y tendremos que estar todo el día fuera - Megumi se impacientó, todo el día a solas con Sanosuke olía a problemas, a tentaciones mejor dicho. Tendría que ser más fuerte de lo normal, pero, a pesar de lo que su mente gritaba, aceptó la idea del joven

- Está bien, entonces paso por tu casa a las 10:30 -

- Ok, pero no vengas muy abrigada ni arreglada. Lo más normal posible -

- ¿Y para qué? -

- Para no desconcentrarme con tu belleza al ir conduciendo - Megumi sintió como su piel ardía, todo su rostro estaba tornándose de color rojo

- ¿Qué...? -

- Ahahahahahaha... te lo creíste.. hahhahaha - Megumi podía oír como la risa de Sanosuke retumbaba en sus oídos, mientras empezaba a sostener el teléfono con más fuerza de lo normal - Que graciosa e inocente eres Kitsune fea, ya no vemos mañana mejor... no llegues tarde, adiós -

"Adiós Tori-atama estúpido" le gritó al colgar el casi desarmado aparato y, aprovechando la rabia que él le había provocado, se dirigió a su cuarto haciendo retumbar todo el pasillo. Fuertemente azotó la puerta al cerrarla y se dispuso a dormir, al tiempo que repetía una y otra vez "Tori-atama estúpido, tori-atama estúpido".

Ahora ya vestida, Megumi se observó en el espejo tan sólo para cerciorarse que lo elegido estaba bien. Vestía sus jeans azules, una camiseta lila, sus botines vaqueros con su cabello trenzado cayendo sobre uno de sus hombros.

Sonrío complacida con la imagen que recibió de ella, ni muy formal ni muy desarreglada. Simplemente perfecta, aunque no sabía exactamente perfecta para qué.

Desvió su mirada un poco dudosa, todo esto de la salida con Sanosuke no le olía nada bien. Observó su bolso sobre la cama y dio un pequeño suspiro mientras se acercaba a tomarlo, revisó sus llaves y se dispuso a marcharse sin tomar desayuno, la hora no era su mejor amiga en estos momentos.

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Megumi llevaba unos minutos parada afuera del cuarto de Sanosuke, aún no se atrevía a tocar la puerta todavía y la miraba con algo de insistencia.

Miró su reloj de la muñeca, este marcaba las 10:35. "No me demore tanto como pensé", se dijo al tratar nuevamente de levantar su puño y golpear la dichosa puerta... pero nada, otra vez se detenía antes que su puño tocara siquiera una astilla del bloque de madera que estaba frente a su persona.

Es que Hisae le había dicho que pasara y golpeara a su puerta, lo más probable es que estaría durmiendo, así que aprovecharía de levantarlo luego.

No le gustaba la idea pero no le quedaba otra cosa que hacer, pero...

Megumi debía admitirlo, le avergonzaba tener que despertarlo. El sólo hecho de tener que observarlo dormir la impacientaba, ni pensar la posibilidad de que él estuviera haciendo alguna cosa indebida. Y al parecer eso ocurría adentro.

Desde que llegó que se escuchaban ruidos desde el otro lado, como si alguien cantara o algo por el estilo. Megumi estaba bastante curiosa por saber que ocurría, por lo que hace rato que se estaba tratando de llenar de valor y golpear a la bendita puerta.

"Es sólo una puerta, qué me puede hacer una puerta", se dijo cuando de una sola vez golpea la puerta con todo lo que tenía.

Nada. No se escuchó nada. Ni una respuesta, ni disminución del ruido, nada.

Megumi molesta decide abrir y entrar a la habitación, ya estaba harta y si iban a salir, se les estaba haciendo tarde.

Definitivamente nada en el mundo podía compararse con lo que vio allí, simplemente no tenía palabras para describirlo. No sabía si reír, si cerrar los ojos, si mirar, si quedarse allí y participar del show... no, definitivamente lo último no lo haría.

El espectáculo era el siguiente.

El cuarto desordenado, ropa por todos lados, el equipo encendido a todo volumen y la canción "Rock DJ" como música de fondo. Si Megumi había visto a sus amigos de universidad bailando esta canción, definitivamente esta era la primera vez que veía el espectáculo completo.

Sanosuke traía puesta una camiseta negra y unos jeans azules que pronto habían chocado contra la pared frente a él. AL ritmo de la música, Sanosuke mantenía sus ojos cerrados mientras cantaba, bailaba y quitaba una a una las pocas prendas de vestir que le quedaban.

Megumi decidió quedarse quieta en la puerta, observando atónita como el joven recorría su cuerpo con las manos, al tiempo que se agachaba de manera sensual. Definitivamente, aunque Megumi no quisiera, iba a ver este show completo.

Al tiempo que la música avanzaba, Sanosuke iba quedando con menos ropa. Ahora comenzaba a levantarse la camiseta lentamente, centímetro a centímetro, mientras, sin darse cuenta, se daba vuelta y Megumi podía ver como poco a poco el fuerte abdomen del chico quedaba expuesto.

"Por favor, no pares ahora", pensó la joven al ver que Sanosuke se detenía unos segundos. Ahora él retrocedía unos pasos, manteniendo sus ojos cerrados dejó escapar una pícara sonrisa antes de quitarse completamente la camiseta, dejando al descubierto el bien ejercitado cuerpo que poseía.

Megumi no podía quitar sus ojos de ese cuerpo, lo seguía a todas partes, a donde se moviera iban sus ojos, a donde comenzara a jugar con sus caderas iban los ojos de ella. Sencillamente esta era la mejor manera de comenzar el día...

Hasta que lo vio.

Ahora si que Megumi no iba a contener la risa. La canción estaba por terminar cuando se dio cuenta que la parte delantera del calzoncillo negro que llevaba puesto, tenía el dibujo de un tigre, justo en "esa" parte.

Megumi tubo que taparse la boca para no romper a reír allí mismo, claro, porque no lo iba a interrumpir ahora que le faltaba tan poco para el gran "final".

Poco a poco, las manos del joven comenzaron a bajar lentamente desde su cintura hasta sus caderas, tomando con fuerza su poca ropa interior para comenzar a bajarla lentamente.

Megumi nunca supo si lo que actuó fue su instinto, su pudor o, simplemente, estaba tan nerviosa que actúo sin pensar en lo absoluto.

"¿Practicando el show para tus fans?", pronunció la joven justo cuando Sanosuke había quitado la última prenda que lo cubría (obviamente, estaba de espaldas).

Rápidamente Sanosuke tomó las sabanas de su cama y trató de cubrir su desnudo cuerpo o por lo menos, sus partes más privadas. Sonriendo de manera insinuante, Sano comenzó a acercarse lentamente a ella.

Megumi continuaba parada sobre el marco de la puerta, por lo que el joven, al llegar donde ella, la cierra colocándole llave. La chica lo miraba desafiante, no se iba a dejar vencer por un Sanosuke medio desnudo, que apenas tapaba su intimidad con una mano (la cual sujetaba la dichosa sábana)

-Así que observando cosas que no debe- acorralándola en la pared -¿sabías que las señoritas no entran a las habitaciones de los caballeros?-

-¿Desde cuando eres un caballero?- responde un poco aturdida por tener el rostro del joven tan cerca del suyo. Sanosuke en cambio, seguía sonriendo de la misma manera, mientras acercaba su cuerpo más al de la joven. Megumi se echó para atrás

-¿Asustada?- Megumi sólo negó con la cabeza -Sabes bien que presenciar cosas como esta traen problemas... ¿o no?-

-¿Y qué quieres que haga?, ¿disculparme?-

La joven trataba de mantenerse lo más dura e imperturbable posible, pero la cercanía del semidesnudo cuerpo de Sanosuke la hacía divagar demasiado. El sólo hecho de mirar aquellos ojos miel, hacían que su cuerpo ardiera en unas poderosas llamas. Su corazón latía a mil y sólo deseaba probar aquellos labios que se acercaban más y más.

Sanosuke sabía lo que hacía, la tenía justo como quería. Lentamente puso su dedo índice sobre los labios de la chica, acariciándolos hasta que ella los abriera un poco. Luego dejó caer su dedo lentamente, haciendo un húmedo recorrido por la barbilla de la joven, pasando por su cuello, hasta llegar donde la camiseta cortaba en V. Allí se detuvo unos instantes para observar esos felinos ojos, los cuales estaba completamente cerrados al contrario de sus labios, que seguían levemente abiertos.

El joven volvió a sonreír, ahora soltaba lo único que separa su piel de la ajustada ropa de la chica. Megumi abrió sus ojos asustada y sorprendida, era la primera vez que vería el cuerpo de Sanosuke tal cual como lo había soñado tantas veces.

Con su otra mano liberada, rodeo la cintura de ella y la apretó contra sí dejando el mínimo espacio entre ambos. Megumi comenzó a respirar más rápidamente, de repente necesitaba con urgencia más aire dentro de sus pulmones.

Sanosuke, en cambio, seguía sonriendo. Ahora había capturado el femenino rostro con la única mano que quedaba libre, acercándolo lentamente al suyo. Pronto, esos labios serían de él nuevamente, pronto sentiría aquel dulce y embriagante sabor de su boca, y, si tenía suerte, lo que separaba su cuerpo del de ella desaparecería por completo.

Sin avisar, Sanosuke acercó sus labios y besó lentamente a Megumi, quien respondía de la misma manera que él. Pronto, no sólo sus bocas jugaban la una con la otra, sus manos empezaban a recorrer ciertos caminos prohibidos.

Megumi recorría la espalda del chico lentamente, hendidura por hendidura, sintiendo cada gota de sudor que bajaba por él. Luego sus manos bajaron otro poco, llegando donde la espalda pierde su nombre. Sanosuke sólo sonrió.

Ahora era él quien recorría el cuerpo de la joven con sus manos, había levantado un poco la camiseta y acariciaba la femenina espalda suavemente, hacia arriba y hacia abajo, tomando posesión de todo aquello.

Con otro beso, su juego comenzaba a perder el control. Sus lenguas jugaban e irrumpían en ambas bocas con tal fervor, que ya ni el aire les quedaba. Pero no se iban a detener ahora.

Las manos de Sanosuke comenzaron a subir por los costados, mientras su boca bajaba hacia el largo cuello de la joven. Besaba y saboreaba cada rincón de ese cuello, cómo había soñado con él, cómo había deseado tenerlo entre sus labios.

Megumi dejó escapar un leve gemido al momento de sentir las masculinas manos como le levantaban la camiseta, dejando al descubierto su femenino cuerpo, sólo cubierto por una delicado sujetador. Sanosuke sonrió, ya faltaba poco.

El joven empezó a bajar lentamente con su boca, mientras sus manos luchaban por desabrochar aquello que aprisionaba uno de sus tesoros más preciados.

Megumi sólo pudo dejar escapar otro gemido al sentir esos labios tan cerca, besando toda la parte del escote. Fue en ese instante que lo vio...

La chica estiró su brazo derecho hacía una silla que estaba a su lado, tomó algo que estaba allí y cerró los ojos, sólo para saborear aquello que Sanosuke le estaba brindando.

Reuniendo toda la fuerza que le quedaba, elevó el rostro del joven a su altura. Le sonrió pícaramente y mostró lo que acababa de encontrar. "¿Esto también es parte de tu show?", dijo entre risas, mientras Sanosuke le quitaba de las manos un par de calzoncillos celestes con dibujos de elefantes.

-¿Te gusta arruinar los momentos buenos?- amarrándose la sábana alrededor de su cintura. Megumi sólo sonrió

-¿Qué quieres que le haga? ¿Me encanta verte sufrir?- Sano la miró de reojo, había estado tan cerca y todo por una simple broma de la chica. En fin, suspiró con desgano y se sentó sobre la cama

-¿Por qué sigues allí parada?-

-Porque te venía a buscar, recuerda que me dijiste que estuviera aquí a las 10:30- Sanosuke miró su reloj -y ya son las 10:55-

Sanosuke sólo atinó a echar a Megumi de su cuarto, mientras sacaba ropa del armario y se metía a la ducha rápidamente. Ese día sería un largo día...

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-¿Falta mucho?- la voz de Megumi se notaba molesta, más si aquel joven conductor no dejaba de subirle el volumen al radio cada vez que esta lo bajaba

Sanosuke sólo se limitó a sonreírle mientras la miraba de la manera más tranquila posible, sabía muy bien que eso enfadaba más a Megumi por lo que hizo caso omiso a sus regaños y siguió pendiente de la vía.

Hace exactamente media hora que habían partido de la mansión Sagara, pero para Megumi era mucho más tiempo. Estar sentada bajo ese horrible y caluroso sol la tenía cansada, el viento sobre su rostro, los molestos insectos y no contemos cada hoja y rama de algún árbol cercano se metía entre sus cabellos. Estaba harta de viajar a no sabía donde y, cada vez que le preguntaba a Sanosuke, este sólo reía y la miraba de esa manera que sólo él conoce.

Lo peor de todo no era viajar, si no el calor insoportable que había y el hecho que viajaban en un descapotable. "¿Por qué a este tori-atama siempre le gusta hacerme ver como salida de una pelea de gallos?", se decía en voz alta sin tratar de que aquel joven de cabellos castaños no la oyera, al contrario, decía eso sólo para que él la escuchase.

Pero a Sanosuke eso no le importaba, ya había escuchado demasiados comentarios desagradables todo el trayecto, así que uno más o uno menos no hacían nada ya. A él sólo le preocupaba el poder sentir a Megumi incómoda y poder tomar venganza de esa escena en su cuarto. "Si tan sólo me hubieras dado la oportunidad kitsune", pensó la girar su rostro y verla mascullar cosas in entendibles. Cerró sus ojos y volvió la vista al camino, sonriendo petulantemente. "Ya vas a saber de que te estas perdiendo linda Kitsune".

Megumi no podía creer lo que veía, al parecer la solución a su caluroso viaje estaba llegando. A lo lejos se podía ver una estación de gasolina, perfecto lugar para tomar algún refresco helado y saciar su sed y calor. Debían parar allí sí o sí.

-Para- le dijo sin siquiera mirarlo, sólo podía pensar el lo mucho que quería bajarse

-¿Qué?, ¿Qué pare, dónde?- Sanosuke no entendía, sólo veía que la joven parecía poseída

-Que pares en la gasolinera imbécil, tengo calor- Sano parecía no comprender el significado de las palabras, por lo que la chica trataba de quitarle las manos del manubrio y obligarlo a detenerse

-Oye Kitsune detente, nos vas hacer chocar-

-¡Tarado para!-

-¡Estoy parando!- deteniendo el vehículo en seco

-¡No aquí imbecil, allá!- apuntando frenéticamente hacia la gasolinera, obligando al chico a mover el auto hacía allá.

En cuanto el auto estaba detenido, Megumi salió hecha una nube hacia el mini-market del lugar. Necesitaba con urgencia beber algo helado y darse una buena mojada en el baño, sin contar de arreglarse el cabello y comprar algunas cosas para el camino, sabe Dios cuando y a donde llegarían.

En cambio Sanosuke cerraba el auto tranquilamente, ya le había echado gasolina y ahora ordenaba algunas cosas. Definitivamente todavía les quedaba una hora y media más de viaje por lo que entraría a comprar algún refresco solo que... había algo que llamaba su atención no muy lejos de allí. "Creo que me refrescaré mientras espero a la kitsune, puede que después le pida beber del suyo".

Mientras tanto, una larga y húmeda cabellera negra salía del local. Megumi se veía mucho más relajada, el hecho de mojar su cabello la refrescaba bastante además, la ligera brisa que corría alivianaba mucho más el calor.

-Oye Sanosuke te traje un agua mineral...- Megumi no se había percatado que el joven no estaba, como había salido con los ojos cerrados, no se había dado cuenta de su ausencia -Bueno, más para mí- se dijo alegre mientras comenzaba a caminar un poco observando le lugar, no lo estaba buscando, simplemente quería recrear un poco la vista.

No muy lejos lo pudo ver, estaba conversando con uno de tipos de la gasolinera, parecía que el chico estaba consultando por algo. Megumi se apoyó en la pared del local mientras veía que el tipo le indicaba algo a Sanosuke y este agradecía.

Lentamente Megumi abrió la botella de agua mientras observaba como el joven se acercaba a una especie de lavatorio con una manguera a su lado, nada fuera de lo común. Al parecer Sanosuke iba a refrescar su dura cabeza y fue eso lo que empezó a hacer introduciéndola dentro del lavatorio.

La chica no le tomó mucha importancia a lo que el joven hacía, sólo se limitó a beber de su botella de agua pensando que él no la había visto.

Mientras bebía agua abrió uno de sus ojos y vio cómo Sano comenzaba a sacarse su camiseta y dejarla a un lado, donde no pudiera mojarse. Megumi se quedó quieta, ya no bebía del frío líquido, mejor dicho, ya no le importaba el frío liquido. Ella estaba absorta observando como el chico se echaba agua sobre el rostro, haciendo que esta cayera sobre su transpirado cuerpo.

Al contrario de lo que pensaba Megumi, Sanosuke si la había visto es por eso que había decidido sacarse su camiseta y mojarse el cuerpo de esa manera. Ella iba a pagar por lo de esa mañana.

Ahora Sanosuke había elevado el brazo que tenía presa la fuente de agua, mojando así no sólo su rostro y bien formados pectorales, si no que sus jeans estaban quedando empapados, pegándose mucho más a sus caderas. Parecía que disfrutaba echarse agua o, lo más probable, que disfrutaba mucho más hacer que Megumi entrara en calor cada vez que podía. Definitivamente era eso, le gustaba que la chica lo viera con más deseo que otra cosa en sus ojos, ese fuego sólo ardía cuando lo veía y eso lo sabía perfectamente.

Megumi también lo sabía, sólo que no le gustaba admitirlo. Parecía en trance cada vez que tenía la oportunidad de besar sus labios y el sueño de besar otras partes del sensual cuerpo del chico no podían abandonar su mente. Día y noche escenas como la que veía se repetían una y otra vez en sus sueños, su subconsciente no la dejaba tranquila. Él mismo se lo había dicho una vez, "admite que ese fuego que hay en tus ojos sólo arde al verme". Esas malditas pero ciertas palabras resonaban ahora en su cabeza. ¿Por qué su corazón había fijando sus ojos en él?, definitivamente no tenía idea. Pero qué estaba diciendo, su corazón no podía haberse fijado en él, simplemente porque no sentía nada por él... salvo unas ganas incontrolables de correr y meterse a ese chorro de agua que tan sensualmente bañaba el perfecto cuerpo del chico.

Fuertemente Megumi sacude su cabeza, tenía que sacarse esas ideas de la cabeza. Lo que sentía no era más que el producto del calor y el hecho que Sanosuke tenía un cuerpo envidiable. Nada más que confusiones de una mente ahogada por la falta de aire, eso solamente.

Pero por qué se repetía que no sentía nada, por qué peleaba con sigo misma a cada momento y trataba de convencerse de aquella realidad que se imponía. ¿Acaso era verdad? ¿Acaso estaba sintiendo algo por ese increíblemente tonto, antipático, infantil y sexy hombre que se refrescaba delante de ella?. Puede ser, pero costaría que la chica lo admitiera.

Sanosuke ya estaba todo mojado cuando cerro la llave del grifo y sacudió su cabeza, salpicando agua a todos lados. Sonriendo y con la camiseta sobre su hombro derecho se acercó a una Megumi que seguía en trance y con la botella de agua aún en su boca.

-¿Jugando a las camisetas mojadas?- preguntó divertido al observar como la lila camiseta de la joven estaba empapada, la chica se ruborizó

-Tarado- cerrando la botella nerviosamente, el tener ese cuerpo tan cerca de ella la confundía un poco -es sólo que me distraje con algo-

Sanosuke sonrió, lo había logrado. Decían que la venganza era dulce, pero nunca pensó que lo fuera tanto. Sonriendo apoyó su mano derecha sobre la pared en la cual se apoyaba la chica, justo a un lado de ella. Acercó su rostro y la miró fijamente a los ojos, notando como el color comenzaba a subir por las femeninas mejillas.

"¿Te vas a beber eso?", preguntó quitándole la botella de agua y caminando hacia el auto. "Si quieres llegar pronto, mejor te apuras", le dijo mientras se colocaba su blanca camiseta sin mangas sobre el húmedo cuerpo, haciendo que esta se pegara bastante a él.

Megumi sacudió su cabeza repitiéndose una y otra vez que eso era producto del calor, se impulsó con sus manos para despegarse de aquella pared y caminó hasta el auto sentándose en su asiento mientras trenzaba su largo cabello.

"¿Vas a querer el agua o prefieres que me la tire encima?", fue la mordaz pregunta de Sanosuke haciendo que la chica lo mirara molesta.

"Cállate tarado", fue la única respuesta que obtuvo haciendo que una gran y amplia sonrisa se formara en el masculino rostro.

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Había pasado casi una hora y media cuando ambos observaron el gran hospital de St. James, Megumi se preguntaba que hacían allí se supone que iban a ver algo sobre le hospital que Sanosuke quería construir no que iban a visitar uno ya hecho.

-¿Para qué me trajiste acá?- mirándolo molesta mientras cerraba su puerta del auto

-¿Siempre tan impaciente?- coloca la alarma al auto y camina hacia la puerta del lugar -vamos sabes que el que no se atreve no cruza el puente-

-¿Y qué tiene que ver eso con esto?- Sanosuke sólo sonrió y abrazó a la joven por los hombros atrayéndola hacía sí, de esa manera entrar juntos al hospital.

Megumi estaba sorprendida, este hospital tenía una infraestructura muy amplia y buena, parecida a los grandes hospitales y clínicas de Europa. Por lo que sabía en las referencias del lugar, este hospital contaba con una moderna tecnología y albergaba a una gran cantidad de personas de la región, no por nada era el hospital regional.

Lo único que no le gustaba era que se encontrara tan lejos, los habitantes del pequeño poblado donde vivían no tenían la oportunidad de ir a aquel lugar, ya que no contaban con que poder hacerlo, el lugar quedaba muy lejos para ir a caballo o a pie. Sin mencionar que autos tenían pocas personas, era un lugar más bien rural y vivían a base de las cosechas de los Sagara y Takani. El rancho de los Himura también aportaba buenos ingresos al resto del poblado, pero por cuestiones de trabajo, la mayoría de las personas del pueblo no contaban con autos que los llevaran a la ciudad.

Cuando alguien enfermaba se tenía que dirigir al doctor de la familia Takani, pero este murió hace unos cuantos años y sólo debían sobrevivir a base de remedios caseros y la visita irregular del medico de cabecera del consultorio del pueblo cercano (ubicado como a una hora).

A Megumi eso le molestaba, la pobre gente debía rogar por buena suerte y buen tiempo. Eso era muy injusto, las personas podían morir y a estos citadinos les importaba un comino. Por más que su madre luchó en sus años de vida por tratar que St. James abriera un consultorio, ellos rechazaban la idea. Decían que era muy poca gente para uno, ya bastaba con el del pueblo cercano.

Sanosuke observaba el semblante molesto de la joven, le dolía verla así y sabía perfectamente porque era. A él también le molestaba, pero ella debía ver que St. James no era tan malo y que sí estaba ayudando a las personas de su pueblo, aunque no lo supiera. Lo que tenían que hacer allí era ver la infraestructura y mejorar la calidad medica que ofrecían allí, su hospital iba ser mucho mejor que este y debían conocer a su enemigo antes de meterse con él, ¿o no?.

Ambos subieron por el ascensor, Megumi no prestaba atención a donde se dirigían, simplemente se dejaba llevar a donde él quisiera. Sanosuke estaba preocupado, jamás pensó que llevarla a ese lugar la afectaría tanto. Se amonestó por tener la graciosa idea de traerla acá, pero tenía que hacerlo, alguno de estos días ella tendría que venir y era mejor que lo hiciera con él a su lado. Era la única manera de lograr que ella aceptara la realidad y que no fue culpa del hospital, la muerte de la señora Ryoko fue una desgracia que nunca podría haberse detenido. Megumi debía verlo, tenía que saberlo.

-Vamos kitsune, es en este piso- la joven no se movía, Megumi reconocía perfectamente esos pasillos.

Sanosuke le dio la mano, pero ella lo miraba molesta, dolida. Cómo era posible que la haya llevado a ese lugar, sabiendo todo lo que le dolía. Trató de cerrar los ojos y así evitar que las lagrimas salieran, no iba a dejar que la viera llorar otra vez. Se había prometido nunca más llorar en aquel lugar.

-No pienso ir, si tienes cosas que hacer acá ve tú solo- apretando el botón del ascensor -yo me voy para el auto-

-No seas tan terca- Sanosuke coloca su mano en la puerta del ascensor, deteniéndolo -de una u otra forma tenías que venir,

¿no?. ¿O acaso pretendías practicar la medicina sólo en el campo?

-Es que tú no entiendes- bajando la mirada, ocultando su ira, dolor y algunas lágrimas que amenazaban caer -después de tanto tiempo sigues sin entender...-

Sanosuke no aguantó más, estaba cansado de ver a esa Megumi dolida e inmadura. Debía enfrentar su pasado, no podía vivir el resto de su vida culpando a alguien que no debía porque simplemente no habían culpables.

Rápidamente tomó la mano de Megumi y la sacó violentamente del ascensor. La chica elevó su mano y trató de golpear el rostro de Sanosuke, salvo que este tomó su mano antes que lo tocara.

-Mírame- Megumi mantenía su mirada baja -¡te digo que me mires Megumi!- Sano tomó el mentón de la chica y la obligó a mirarlo, tenía los ojos rojos, el ceño fruncido y la mandíbula tensa, estaba molesta... no, más bien estaba tratando de aguantar todas las ganas que tenía de llorar. Debía sacar esa rabia, ese dolor del cuerpo de ella, tenía que hacerlo -Tu madre no murió por culpa de los doctores, tampoco porque el hospital haya estado demasiado lejos...- Megumi trataba de mirar hacia otro lado, pero él se lo impedía -Entiende Megumi, tu madre tenía un tipo de cáncer que no tenía cura en esos tiempos...-

-¡Si tenía, yo sé que tenía!- soltó su rostro de las manos del chico y lo miró con rabia -¡ellos no quisieron operarla, no quisieron atenderla!-

-¡No seas tonta, si la atendieron, recuerda cuando acompañábamos a tu madre a las visitas del doctor!- Megumi, giraba su rostro con frustración -¡Es que no te acuerdas como tu madre decidió no luchar más y tratar de vivir lo mejor posible el tiempo que le quedaba!, acaso olvidaste lo que ella te pidió- mirándola de la manera más dulce

-Yo...- mirando el piso con los brazos cruzados -yo le prometí a mamá cuidar de ella, hacer que sus días fueran los mejores, yo la iba a curar o iba a mantenerla viva hasta que encontraran una cura pero... ellos no quisieron ayudar a papá con la investigación, ellos tienen la culpa-

-Megumi entiende, si investigaron pero no podían seguir gastando el dinero del hospital, tu madre no quiso que siguieran...- tomándola de los brazos con fuerza mientras ella luchaba por no mirarlo a los ojos

-¡Mentira!-cerrando los ojos

-¡Tu madre quiso morir, entiéndelo de una buena vez!-

-¡¡Mentira!!- Gritando con todas sus fuerzas mientras golpeaba el rostro del chico, dejando una roja marca en él.

Sanosuke no hizo nada para detenerlo, si debía recibir los golpes de la chica para que esta se desahogara, lo haría con gusto. El bien de ella siempre estaría primero.

Mientras tanto Megumi cubría su rostro con las manos, al tiempo que lloraba y repetía una y otra vez "mentiroso". El chico trató de acercase y abrazarla, pero ella se alejaba llorando.

-Aléjate-

-Megumi por favor...- rogaba mientras la chica golpeaba el masculino pecho del chico

-Ándate... déjame sola...-

Megumi lloraba sin control, incluso ya no tenía fuerzas para golpear a Sanosuke por lo que se rindió y cayó sobre el regazo de este dejándose consolar por sus fuertes brazos. Ya nada podía ser peor, ahora debía abrir sus ojos. Su madre si había querido morir, sabía que si seguía en tratamiento moriría de todas formas sólo que de una manera más dolorosa. Y no sólo para ella, si no para toda su familia. Pero Megumi le costaba entender, se culpaba por no haber podido hacer nada, se culpaba por dejar que su madre muriera de esa manera, se culpaba por luchar contra una enfermedad que no tenía cura en ese tiempo. Siempre se había echado la culpa, pero no era suya, nunca fue suya ni de nadie... el destino había querido ese final.

Sanosuke acariciaba la femenina espalda de la joven, mientras apoyaba su rostro sobre aquella hermosa cabellera. Podía sentir su suave aroma, tan dulce, tan embriagador, adoraba sentirla cerca suyo y ahora el momento era perfecto. No habían peleas, no estaba esa Megumi fuerte y segura de todo. En sus brazos había una Megumi débil, una que buscaba protección y calor, una que necesitaba que le dijeran que todo iba a estar bien. Era como tener una hermosa y asustada criatura en los brazos, la joven temblaba de vez en cuando y reprimía uno que otro llanto. Poco a poco Sanosuke siente como ella comienza a relajarse, calmarse un poco. Él levanta el rostro de ella, limpiando las lagrimas que aún quedaban en sus ojos, besó su frente y le dijo suavemente con una dulce sonrisa, "no te preocupes, todo va a estar bien".

No sabía como esas palabras la hacían sentir tan bien, tan segura y mucho más calmada. Megumi no entendía como unos simples vocablos hicieran ese efecto en ella, pero le gustaba. Sonrió lo mejor que pudo y asintió con su cabeza dejando que él la volviera a abrazar, para acurrucarse sobre su regazo. Se sentía tan bien allí, tan segura de todo que no quería que terminara nunca ese abrazo tan especial... pero Sanosuke era quien la abrazaba, ahora que lo pensaba un poco la situación era bastante incómoda pero... no le importaba. Le gustaba sentirse así y le gustaba cómo él la abrazaba de una manera que jamás nadie había hecho.

-¿Te sientes mejor?- le preguntó aún abrazados, de la manera más dulce que podía

-Sí...- apretando la camiseta del chico entre sus manos -gracias, realmente necesitaba esto-

-Sabes que me vas a tener a tu lado siempre- había tomado el mentón de la chica y miraba sus hermosos ojos -no importa qué pase yo voy a estar allí, tenías que superar esto y no había otra manera de hacerlo-

-Gracias- besando su mejilla, haciendo que Sanosuke se sonroje. El chico se queda sin palabras, jamás pensó que ella reaccionaría de esa manera pero le gustó que fuera así. Megumi lo tomó de mano y lo obligó a caminar con ella -vamos, que quiero que me compres un jugo en la máquina de allá... además dudo que hayamos venido para acá sólo por esto, ¿no?- Sanosuke sólo sonrió mientras la veía caminar, ahora, mucho más segura que antes.

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"¿Hasta cuándo voy a tener que caminar así?". Megumi venía a ciegas caminando por el pasillo por no sabía cuanto tiempo, pero parecía una eternidad. Lo peor es que no podía avanzar demasiado, no venía nada y Sanosuke le tapaba los ojos con sus manos, teniéndola bastante cerca de él.

En un principio, Megumi se había ruborizado al sentir su cercanía pero ahora que llevaban un buen rato caminando sin saber a donde, el rubor y vergüenza se estaban convirtiendo en rabia y cansancio.

"No seas curiosa kitsune, porque esos son los gatos". Sanosuke trataba de mantenerla distraída, además que le encantaba verla molesta, la idea que ella estuviera dependiendo de él en todo, agregaba un nivel más a el enfado de la chica.

-Listo Kitsune, ya llegamos- Sanosuke le quitó las manos del rostro y se colocó a un lado de ella, esperando paciente la reacción de la chica.

-¿Me trajiste todo este rato sin ver, sólo para llevarme a esta mugrosa puerta?- lo miraba enojada, caminó a ciegas sólo para ver una puerta, o sea, debía haber algo detrás de esa puerta pero no podía encontrarle algún significado en especial.

-¿Tan mala memoria tienes?- Megumi gira su rostro sólo para ver la expresión sonriente del chico, "Aquí hay algo raro", pensó -¿Acaso no recuerdas esta habitación?

Megumi volvió a ver la habitación de nuevo, una puerta blanca, nada fuera de lo común, pero ese número...

"404B", pronunció lentamente. Había algo en ese número que le parecía familiar, pero no podía recordar qué. "Mamá..." dijo suavemente, ese era la habitación que tubo su madre allí. Pero para qué Sanosuke la había llevado hasta aquí, no podía comprender bien eso.

Sanosuke por su parte, podía observar lo anonadada que estaba Megumi. Sabía perfectamente que ya había recordado a quién pertenecía la habitación y también sabía que ella reaccionaría de esa manera. "Tranquila Kitsune, esto no va a doler", le dijo mientras abría la puerta.

Dentro de la habitación, varias camas se disponían a lo largo. Camitas blancas y miles de colores en toda la habitación, definitivamente muy distinta a como era antes. Globos, payasos y osos de peluche adornaban las mesitas de noche y parte de las camas de algunos niños... ¿niños?. Megumi recién se daba cuenta que habían unos 6 u 8 niños en la habitación, todos con sus caritas un poco pálidas pero una gran sonrisa en sus labios al verlos entrar.

"¡Sano-san!", gritaron los pequeños al ver a Sanosuke entrar.

Todos lo saludaban desde sus camas alegremente, excepto una pequeña de unos 4 años, ojos grandes y azules como los de Aoshi. A decir verdad, tenía los mismos ojos de su hermano, fríos como un profundo océano. Pero esta pequeña poseía una sonrisa amplia, alegre, llena de vida. Sus mejillas eran levemente rosadas, un poco más que los demás. Delgada, con hermoso gorro rosa sobre su cabeza.

-Myo, ¿qué haces levantada?- la pequeña se tiraba hacia los brazos de Sanosuke –Estás más pesada, ¿acaso creciste mientras no estuve?-

-Sano-san, Myo está muy feliz porque notó cuanto he crecido-

-Pero si estas hecha toda una mujercita, pronto me vas a pasar, ¿cierto?-

-No- la pequeña lo miraba muy seria, mientras el chico la acostaba de nuevo en su cama y besaba su frente –Myo nunca lo va a pasar, porque sano-san es muy grande y Myo creció sólo 2 "centípetros"- Sanosuke sonrió dulcemente a la pequeña, mientras tomaba los deditos que tenían el número dos y los besaba de manera tierna y paternal.

Megumi estaba sorprendida, jamás se hubiera imaginado que Sanosuke tenía esa faceta tan paternal. Se llevaba muy bien con los pequeños, jugaba con ellos, les contaba historias y los hacía reír. Por un momento, los pequeños recuperaban los colores perdidos y sus ojos brillaban tal como estrellas en noches de luna nueva. Si alguien hubiera entrado, no se habría imaginado que estos pequeños tenían cáncer. Ella lo sabía al leer los reportes de cada uno, además, tenían el mismo tipo de cáncer que tubo su madre, sólo que ahora si había un tratamiento.

-Señorita- Megumi sintió la voz de la pequeña Myo a su lado, tomándola del pantalón.

-Dime- agachándose a su altura y mirándola lo más dulce que podía, se notaba que la pequeña tenía algo que le preocupaba -¿qué ocurre?-

-¿Usted es la novia de Sano-san?-

La pregunta le llegó a Megumi como balde de agua fría, a qué se debería que ella pensara de esa forma, no estaban de la mano ni nada por el estilo y ella no tenía ni la menor intención de ser la novia de ese tori-atama. A pesar de verse encantador con pequeños colgados de sus brazos y piernas, pidiéndole un paseo por la habitación. Sacudió su cabeza y trató de observar a la pequeña de manera seria, ya que así se tomaba el tema ella.

-No, no lo soy- Myo se vio confundida, ante eso Megumi decidió indagar un poco -¿Por qué lo preguntas?-

-Es que Sano-san cada vez que la mira, sonríe mucho, pero no cómo le sonríe a Myo, lo hace distinto y muchas veces- acercándose a la chica, diciendo esto como si fuera secreto –incluso suspira-

¿Acaso Sanosuke podía estar sintiendo algo por ella?, eso no podía ser, no debía ser. Pero y si así fuera, ¿qué haría?. Acaso le diría todas esas sensaciones que le causa el sólo observar su sonrisa, su bellos ojos o aquel maravilloso cuerpo que poseía. Acaso le confería de una buena vez todos su sueños, el cómo le hubiera gustado no interrumpir lo ocurrido esa mañana o meterse con él bajo el agua. Sería capas de confesar lo metido que lo tiene en la cabeza desde la primera vez que se vieron en el roble. ¿Acaso sería capas de admitir todo eso?.

"Ya chicos, creo que es hora de irme", los pequeños lo miraban con pena en sus rostros. Sanosuke había visto la hora en el reloj de la habitación y este marcaba casi las 5 de la tarde. Habían pasado más de dos horas y no sabía cómo el tiempo pasó tan rápido, quizás la cara pensativa de Megumi lo había confundido. A decir verdad, Megumi había estado muy callada desde hacía un buen rato, más o menos desde que la vio conversar con Myo.

-¿Estás bien Kitsune?-

-¿Eh?... ah, sí- sin siquiera mirarlo, Megumi respondió como por inercia

-Es que ya son casi las 5 y nos tenemos que ir- Megumi no prestaba mucha atención, simplemente se limitó a levantarse de la silla en la que estaba –a menos que quieras pasar a la gasolinera por agua mineral- Sano sonreía petulantemente

-No tengo sed- No podía creerlo, Megumi no se enojó, al contrario, ni siquiera lo tomó en cuenta. Algo raro le sucedía y debía averiguar qué.

El silencio reinó durante el regreso, Sanosuke miraba de vez en cuando a la chica pero esta parecía ida, con la mirada perdida en el horizonte. Se veía preocupada, como si estuviera meditando un asunto demasiado importante. Algo había en aquellos ojos confundidos que pedían su ayuda, pero, por más que sus ganas de socorrerla le comían su interior, sabía demasiado bien que una Megumi en ese estado no diría mas que monosílabos o palabras sin mucha relevancia. Nada podía romper esa coraza de hierro que cubría sus pensamientos, en eso era demasiado igual a su hermano, ambos muy preocupados por no salir heridos, que la confianza en otros se hace imposible. Mejor dicho, inexistente.

Suspiró levemente, y acomodó sus gafas de sol. "Si tan solo te abrieras a mí, Kitsune", sus pensamientos volaban hacia esa chica a su lado pero la brisa que los separaba parecía llevarse todas sus suplicas. Pestañó un par de veces y se dejó ir con ese corado sol de verano, por suerte, el calor se estaba marchando poco a poco.

Megumi había apoyado su mentón sobre la mano derecha, descansando el peso de su rostro en ella. Aún así, el peso que sentía sobre ella era increíble. Las palabras de la pequeña aún seguían dando vueltas en su cabeza, lo peor es que miles de escenas venían a su mente con ello. Sonrió al recordar como los pequeños trepaban por las largas piernas de Sanosuke, ese espectáculo sería difícil de olvidar, se burlaría de él por mucho tiempo con eso. Pero no tenía ganas de reírse, estaba demasiado ida en sus pensamientos como para tratar de llevar una discusión con él.

"Megumi Takani, esta no eres tú" se dijo en voz baja. La verdad, es que hace mucho que no se sentía ella misma. Gracias al tonto hermano de su mejor amiga, había podido sentir que la vieja Megumi volvía a correr por sus venas... pero ya no era lo mismo. Estaba grande, más madura, una mujer hecha y derecha. Pero ¿por qué todavía se sonrojaba al recordar su sonrisa, su suave y protector abrazo en el hospital?, ¿Por qué se ponía nerviosa con su presencia?, ¿por qué demonios sentía que él llenaba la parte vacía de su ser, que era él único capas de hacerla enojar para el minuto siguiente llorar sobre su pecho?.

Agarró su cabeza con las dos manos. Este viaje definitivamente había sido revelador, pudo conocer una faceta casi olvidada en Sanosuke, era un lado que realmente le gustaba. Hoy no había sido el hermano estúpido de Kaoru, hoy había sido simplemente Sanosuke Sagara, un joven dulce, capas de recibir todos los golpes sólo por el bienestar de alguien más. Cariñoso, paternal, atractivo y demasiado sexy. Megumi ya se estaba cansando de negar cuanto deseaba a ese cuerpo y no sólo a ese cuerpo, si no al hombre poseedor del mismo. Oh si, Megumi estaba empezando a sentir algo mucho más profundo que una mera alteración de hormonas. Si ella estaba en lo correcto y su corazón sabía perfectamente que así era, ella no estaba siendo afectada por el calor del verano, si no que, se estaría empezando a enamorando de él...

-Kitsune, ya llegamos a tu casa- observó el preocupado rostro de la joven, le dolía verla así porque no podía hacer nada por quitarle el problema que se apoderaba de su ser. Suavemente acercó su mano derecha y acomodó un mechón de cabello sobre la femenina oreja, sin antes pasar sobre aquella alba mejilla y acariciarla suavemente -¿Kitsune?-

-¿ah?- el cálido contacto de esa masculina mano sobre su piel, la erizó por completo, fue como si un escalofrío le recorriera su espalda

-¿Estas bien?-

-Ehh... sí –bajando la mirada un poco asustada

-Es que ya llegamos- La mirada de Sanosuke rogaba por ir en su ayuda, lástima que Megumi no la necesitaba. Sabía perfectamente cual era la respuesta a todo y estaba justo frente a ella mirándola.

Megumi sólo asintió y trató de bajarse, en ese momento Sanosuke reacciona de la manera que sólo él sabe hacer... sin pensar en consecuencias.

-No te vas a bajar de este auto hasta que no me digas que ocurre contigo, Megumi, esa mirada perdida ya la conozco y sé muy bien que algo tienes- había agarrado la delicada mano entre las suyas, Megumi le daba las espalda mordiéndose el labio inferior.

Suavemente, Megumi se gira y trata de observar aquellos ojos miel fijamente sin irse por otro camino. Tomó el rostro del chico entre sus manos y besó su frente, para luego sonreírle de la manera más dulce que podía. No debía preocuparlo por problemas de su testaruda cabeza.

Se bajó del auto con un delicado "Hasta mañana", y caminó hasta su casa de manera uniforme, tranquila y sutilmente. Sanosuke la observó hasta que se perdió tras la muerta de madera, encendió el motor del auto y enviando un beso a la ventana de Megumi, se marchó dejando una nube de polvo tras de sí. Esa noche debía pensar demasiadas cosas y el sol ya no lo acompañaría por mucho rato. "Creo que una noche de entrenamientos no me haría nada de mal, necesito sacar energía".

Por su parte, Megumi subía las escaleras lentamente cuando la alcanzó la seria voz de su padre.

-Ese era Sanosuke Sagara, ¿cierto?- Megumi se giró para ver el aquel rostro molesto, asintiendo automáticamente –te prohíbo verlo-

-¿Qué?-

-Lo que escuchas, ese flojo sólo es un parásito en su casa y no puedo permitir que gastes tu tiempo en ese pobre dolor de cabeza de sus padres- La mirada de Megumi estaba empezando a volverse dura, las palabras que su padre decía la hicieron despertar de sus pensamientos en un abrir y cerrar de ojos. No podía creer lo que sus oídos escuchaban

-Cómo gaste mi tiempo es problema mío-

-No si planeas salir con ese flojo, que sólo sabe gastar dinero, comer y dormir. Tienes un futuro por delante, no lo desperdicies en "eso"-

-Primero, no es "eso", tiene nombre. Segundo, no es flojo, es sólo que tiene planes a largo plazo y, para tu información, trabaja en ello-

-No me importa, no sé que mentiras te habrá dicho para que le creyeras, pero ese chico no te conviene. Tu estas prometida con Kenshin Himura y no pienso desprestigiar nuestro apellido en el lodo por las patrañas que ese te dijo, yo ya di mi palabra al dar tu mano- Megumi bajó las escaleras fuertemente, otra vez su padre prefería tener su apellido en alto antes de pensar en su bienestar

-Me importa un comino tu palabra, mi vida es MI VIDA. Si yo quiero salir con Sanosuke, es asunto mío. No pienso casarme con Ken-san, porque, simplemente, NO LO AMO-

-¿Y acaso amas a ese vago?-

-¿Y qué te importa si así fuera?, yo tengo derecho a amar a quien yo quiera y si es él, tendrás que aceptarlo-

-Pues no- Megumi apretaba los puños con fuerza, mientras veía a su padre darle la espalda y caminar hacía su estudio –el único Takani unido a un Sagara, será tu hermano Aoshi con Kaoru- Megumi abrió sus ojos, mientras veía a Aoshi entrar en la sala –así es, tengo todo conversado con Sagara-san y el compromiso ya está hecho...-

-Pero...-

-Nada de "peros", mientras vivan bajo mi techo, mi palabra será la ley porqué así yo lo quiero- Oguni Takani entró a su despacho mientras Megumi se sentaba en la escalera y Aoshi apretaba los puños mirando la puerta del despacho cerrarse. "Yo, me voy..."

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Disclaimer: Los personajes de Rurouni Kenshin no me pertenecen, son propiedad exclusiva de Nobuhiro sensei. Con esto no tngo intenciones de sacar fines de lucro, más que el trabajo realizado por mi mente ˆ-ˆ. (Nobuhiro sensei, porfis... un sano para navidad 3)

Notas de la Autora: Hola!!!!, tanto tiempo.. uffff... he estado de mal en peor. Entre el pc, los virus, las miles de muertes que tubo mi computador, la caída del Internet por un tiempo, la falta de inspiración, le exceso de trabajo en la U y, la queridísima por todos, toma de la Universidad (problemas de los estudiantes y nos fuimos a paro T.T), ha afectado mucho la realización del capitulo. Pero espero que esta entrega sea buena y satisfaga todas sus necesidades. A pesar de todas las rabietas que he tenido con el fic (sin contar las lagrimas por irme a examen en taller II), el resultado me ha gustado bastante. Espero que piensen lo mismo y miles pero miles de disculpas por mi atraso, sé que muchas estaban en plana de asesinarme pero heme aquí con este inmenso regalito de christmas ˆ-ˆ, que espero sea bien recibido.

Aclaraciones varias: El madre de Megumi falleció cuando esta tenía como 4 o 5 años y desde esa fecha que se metió en la cabeza la idea de ser doctora, para que nada le quitara a quienes ama. La muerte le dolió mucho y, antes de la intervención de Sano en este capi, no había logrado asimilar bien el hecho... aún le dolía y seguía culpando a los doctores. Cosa que no fue así... T.T

Muchas gracias por sus lindos reviews, debo admitir que me daba vergüenza leerlos por esta demora tan grande que tube. Ruego que me perdonen, pero como dicen, "más vale tarde que nunca" 3

Ahora a contestar reviews:

Gaby(hyatt: Gracias por el review y adivinaste bien, era Sou-chan nn. Felicidades y espero que este capi te guste, por si acaso, está no será la única vez que vean a Sou-chan dando vueltas por el fic... jejeje (risa de mala). Te lo dejo como mini adelanto. Besos y gracias por leer mi fic.

Cleoru Misuri: Amiga mía, cómo va su fic. Entre tantos problemas del pc e internet, no he podido a dar una vuelta por su historia. Tngo fe que va muy bien ˆ-ˆ. Y el chico gallina era Sou-chan, pero no seas tan malita con él... el chico tubo sus razones u.u. Lo que dices de Enishi tb me lo he preguntado, se habrá teñido, pero en ese tiempo había pintura para el cabello y que fuera permanente?... deben haber habido sus hiervas raras y cosas por el estilo :P. Gracias amiga por el review, la quiero mucho. Espero que este capi le guste, cuídese mucho!!

Rossi: Primera vez que lees algo de mí y me encuentras buena?, muchas gracias, no sabes lo roja que me puse ˆ.ˆ... q vergüenza u.u. Gracias por los ánimos y espero q este capi te guste.

Blue ningyo: Amiga!!! Como le va a su fic... la verdad que entre tantas leseras que me han pasado, no he podido ir a leerla.. gomen nasai T.T. Lo de la cámara, claro que es genial idea y nada hentai (©, por lo menos a mi parecer. Yo sería feliz con cámaras vigilando a mi Sano hermoso, o a Kenshin o a Aoshi o cualquiera de los chicos de RK... ... Espero que este capi le guste y tenía razón con lo de Sou-chan, si era él... pero el chico tiene sus razones (cosa q se verá después.. oopss.. creo que dije mucho :P). Gracias por los ánimos y ruego a todos los santos que me puedas perdonar... pq o si no, mi destino se encuentra atado a una piedra bajo el mar T.T. Amiga linda, la quiero mucho y siga escribiendo, gracias por el review... espero que todavía no siga con las ganas que yo muera... T.T

Rikku-tomoe: Gracias por el review, espero sigas leyendo y que este capi te haya gustado. Está un poquito largo (bastante más de lo usual), pero escrito con todo corazón (y desesperación... la musa de inspiración se va cuando quiere y me deja botada con el capi ®.. creo que la ataré a la pata de mi cama XD). Un placer que te guste mi fic, gracias por todo

Marionn: Cómo no voy a contestar sus reviews!, me gusta mucho leerlos y eso que me tengan aprecio (y lo de famosa) allá en cancún me sorprende mucho, no encuentro que hago un buen trabajo, sólo trato de hacer lo mejor posible. No sabes cuanto me halagas (y sonrojas) con tus mensajes, estoy muy agradecida por todo. Espero que este capi te guste y disculpe la demora, realmente no ha sido mi culpa todas estas ridiculeces que me han sucedido. Un besote y gracias por el apoyo, de verdad que me siento muy halagada y feliz 3

Misao Kirimachi Surasai: La sonrisa siempre lo delata, no?. Gracias por el review, me alegra mucho que mi fic sea bien recibido por ustedes. Gracias de todo corazón. Espero que este capi le guste y la espera no hay sido en vano. Lo de fan mía y del fic, me halaga muchísimo (Yuki toda roja) y ojala logre perdonarme por la tardanza en actualizar, realmente se me salió de las manos T.T. Un besote y que pase lindas fiestas!

Aome-sama: No tienes pq agradecer, soy quien te agradece por leer mi fic. A decir verdad, yo tb soy una fiel fan del yaoi, es sólo que todavía no incursiono en ese ámbito... no sé pq, me ha costado escribir un fic de ese estilo. Te haré saber cuando hago uno nn. En cuanto al fic, espero que este capi te guste y discúlpame por demorar tanto en actualizar, las cosas nunca salen como una quiere, o no?. Nuevamente gracias por el review y ojala el capi haya sido de tu agrado ˆˆ

HADA: Estaba tratando de poner la música de MI, pero no me resultó T.T. Gomen nasai por la demora, sé que debes estar con ganas de matarme y esas cosas, pero espero que este capi pueda compensar mi ausencia. Cómo verás, Meg ya se dio cuenta que lo quiere, sólo falta que su cabeza dura lo admita. Pero para eso no creo que falte mucho 3. Sano es un sueño, tan bello, tan perfecto, ojala las escenitas del agua y el baile, te hallan gustado... . Gracias por el review! nn

Albiii: No tiene pq pedir disculpas, esa las tngo que dar yo por no actualizar antes. Ojala este capi le guste, ya que Sano y Meg salen bastante. Me encantan esos dos y es cierto, son pocos los fics con ellos de protas. Un beso y ojala haya sido de tu agrado este capitulo. Gracias por el review.

Kary: Oh my god... creo que voy a morir. No puedo creer que te guste mi historia, eres mi idola!. Tus fics son geniales y tener un review tuyo es simplemente, un sueño hecho realidad. Gracias, gracias por el review, espero que este capi te guste y discúlpame mucho por la demora... realmente las cosas se me fueron de las manos. Por cierto, el fic de slayers cómo va?. Gomen que pregunte siempre por él, es que me dejaste re metida en el ultimo capi T.T. De nuevo gracias y te felicito por el ultimo capitulo de "Ruta musical"... está super bueno... sobretodo el bello de sano... ... sano... tan sexy él, no?. Besos y gracias!

La GiGi: Estas haciendo fanarts de ellos???, sería genial que me mandaras uno... no sabes lo mucho que me ha costado encontrar alguno bueno. TE cuento que yo, hace un tiempo, me dibuje un doujinshi (se escribe así?, s que no recuerdo ahora) sobre ellos, pero quedó horrible de malo T.T, pero tngo fe en que algún día lo arreglaré :P. Gracias por el review, espero que me disculpe por la demora y este capi haya sido de su agrado. Un besote y hasta la otra nn

Aome: Hola! Gracias por el review y te preocupes, estoy tratando de escribir lo más rápido que puedo. Lamentablemente, hay veces que el pc se pone malito o mi musa se va volando... pero cuando tngo la oportunidad, trato de avanzar lo más que puedo. Ojala sigas leyendo el fic, pq la cosa se va a poner bueno ahora en adelante... este capi fue el inicio de una serie de situaciones que le pondrán bastante drama al fic... va a parecer telenovela :P. Ojala me disculpes por la demora en actualizar, pero aquí me tienes con un capi bastante más largo y que espero te guste. Un besote, hasta la otra nn

Al fin terminé los reviews!!

Gracias a todas por ser tan amables conmigo, ojala este capi sea de su agrado y, por si no actualizo antes, les deseo una feliz navidad y muy prospero año nuevo.

"Happy holidays!!!!!"

Su escritora

Yukiko