Clasificación: PG... más o menos, bah.
Parejas: ¡Adivinen! No tiene gracia si se los digo ahora.
Aclaración: DNAngel y todos sus personajes pertenecen a Yukiru Sugisaki, NO a mí, y por supuesto no estoy haciendo ningún dinero. Es por puro placer personal, muajajaja XD.
Notas de la Autora: Bueno... Jeje, no lo pude evitar, así que volví a la carga con este tema... Debo advertirles que sólo leí hasta el tomo 4 de esta serie (y no tengo idea de cómo es la versión televisiva), así que me inventé una situación posible en la que Satoshi se deshizo de algún modo de sus alter egos, desapareciéndolos para siempre a ambos porque esa era la única manera de cumplir con su misión (atrapar a Dark) y callar la abrumadora voz de Krad en su cabeza. El asunto es que Daisuke no ve este desenlace con ojos muy cariñosos... Así que esto vendría a ser lo que pasó al día siguiente. Espero que les guste!
~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~
Con violencia y lágrimas
Noc-noc. Golpearon a la puerta.
Satoshi levantó la vista y esperó.
Noc-noc. Otra vez.
Cerró su notebook y se puso de pie. Buscó una camisa y se cubrió la vieja camiseta que llevaba puesta. Caminó con su usual paso sereno.
Noc-noc. Alguien estaba poniéndose impaciente del otro lado.
Satoshi apoyó su mano derecha en el picaporte y jaló de él lentamente. La identidad del visitante no lo sorprendió.
-Niwa. Adelante. –Entonces detuvo su pensamiento en los puños cerrados del joven.
-Hiwatari... cómo pudiste... –La voz de Daisuke era interrumpida, entrecortada, no obstante, avanzó con paso firme.
Una vez que estuvo dentro del departamento, Satoshi empujó la puerta, acariciando con este gesto el hombro de su compañero. Daisuke tembló ligeramente, pero la expresión angustiante no abandonó su rostro.
-No sabés el daño que me hiciste...
Un par de ojos azules se mantuvieron fríos.
-Yo... yo... ¡Hiwatari, te odio! –Gritó de pronto el muchacho, dándole un puñetazo.
Satoshi no hizo más que sacar las manos de los bolsillos e inclinarse para atrás.
-¡¿Cómo podés quedarte callado?! ¡Te odio, te odio!
Y los golpes se sucedieron uno detrás de otro, uno detrás de otro, uno detrás de otro, hasta que la nariz y los labios sangraron. Daisuke lo empujó con fuerza, de tal modo que cayera al suelo de espaldas. Entonces se sentó en su cintura y continuó su ataque.
-No voy a perdonártelo, ¿Entendés? ¿Entendés? ¿Cómo pudiste? ¡Te odio! ¡Era Dark, era mi Dark! ¡Dios, cómo te odio!
Sus golpes fueron aligerándose poco a poco, a medida que sus ojos comenzaban a llenarse de lágrimas.
-Sí te entiendo, Niwa. –Gimió Satoshi, aún sereno y observando el vacío. –Sí te entiendo y por eso no voy a hacer nada. Podés descargar todo tu dolor en mí, porque me lo merezco.
Un gota cayó en su rostro, y luego otra, y varias más las siguieron. Un puño le rozó la mejilla casi con suavidad.
-No digas eso... no digas eso... tan sólo lo hacés más difícil...
-Es la verdad, Niwa. Yo te entiendo. Yo sí te voy a perdonar, hacé lo que quieras conmigo.
-¡Es mentira! –Y hubo un último golpe lleno de furia, antes que Daisuke se quebrara en llantos sobre su compañero, apoyando los codos alrededor de su cabeza y ocultando su propio rostro en el pálido cuello. –Te odio... te odio...
Satoshi dudó un momento, con sus brazos colgando en el aire. Finalmente, los dejó descansar sobre la espalda que lo cubría y estrechó el cuerpo del pelirrojo contra el suyo.
-Lo siento... –Susurró.
Daisuke levantó el rostro lentamente, con los ojos muy abiertos y muy húmedos fijos en los del otro.
-Es mentira... Dios, es mentira, Hiwatari, es mentira...
-Lo siento, pero no. Dark se fue para siempre. También desapareció Krad... Sé que es mi culpa y sé que eso te duele. Pero lo siento, yo nunca quise lastimarte.
-¡Pero lo hiciste!
Al gritar, Daisuke tembló y sus narices se rozaron. No pudo evitar sonrojarse de pronto e intentó incorporarse, sólo para descubrir lo firmes que podían ser los brazos de Satoshi, por lo que hubo de desistir. Notó, mientras un nudo de nervios se formaba en su estómago, cómo la mirada del muchacho intercalaba la actividad de responder a sus ojos con la de recorrer sus labios.
-Suéltame... –Pero su voz fue imperceptible y ni él mismo se escuchó.
Pasó todo su peso hacia el lado derecho para poder levantar la mano izquierda y limpiar la sangre de esa piel contrastantemente blanca. Satoshi desarmó en parte el abrazo para poder tomar esa mano con la suya propia. Cerró los ojos, ladeando la cabeza hacia un costado mientras se concentraba en esa caricia insegura, aplicando un poco de fuerza para detener cualquier intento de alejamiento. Daisuke lo observó, observó esa expresión que no había visto nunca en él, y, lentamente, muy despacio como si quisiera no darse cuenta de lo que estaba haciendo, apretó los labios contra los suyos. Entonces sintió la presión de una mano en su cabeza y una lengua que le obligaba a abrir la boca a un beso que nunca había esperado vivir.
Estuvieron así mucho tiempo, Daisuke pensó que habían sido horas, pero su ansiedad lo engañaba. Percibió el gusto de la sangre y se dejó llevar por el contexto. Advirtió que su camisa estaba siendo levantada, dándole un poco de frío que en seguida fue reemplazado por una piel cálida, sensaciones que iban y venían por su espalda. Esto lo asustó, o lo tomó por sorpresa al menos, pero todas las energías lo habían abandonado y no conseguía separase lo suficiente del otro cuerpo. Rompió el beso y lo oyó: el gemido más suave y placentero que hubiera oído nunca. Satoshi sonrió. Y fue en ese momento que comprendió que había sido él mismo quién lo había producido. Cerró la boca, avergonzado, pero al sentir una mano al final de su espalda, casi bajando su pantalón, repitió el mismo sonido.
-Niwa...
Y el nombre fue pronunciado como un ruego, una oración. Satoshi recorrió con los labios su frente, sus mejillas, su nariz, su mentón y bajó a su cuello, lentamente, tranquilo, como si la situación hubiera sido planeada y organizada siglos atrás. Se compenetró hasta tal punto con lo que estaba haciendo, que Daisuke lo tomó de improviso al levantarse y ponerse de pie, con la camisa a medio poner y el cuerpo sudado.
-¿Qué...? ¿Qué estás haciendo? –Murmuró el pelirrojo, aturdido.
Satoshi se incorporó, casi siéndole indiferente.
-Nada. Podés irte cuando quieras. O seguir golpeándome, te dije que yo no iba a hacer nada. –Explicó mientras se sacudía la camiseta y recogía su camisa, que había quedado en el suelo.
Daisuke dio un paso atrás. Sin embargo, no hizo ningún otro movimiento.
-Dark se fue. Es mi culpa. Vení, seguí golpeándome. –Continuó, sentándose en la cama. –Y sino... la puerta está abierta.
El joven de pie se volteó y contempló largamente la salida. Luego desvío la mirada hacia el suelo. Satoshi sólo esperaba, con el cabello revuelto y un poco de sangre aún en el rostro. Daisuke caminó hasta él y se sentó a su lado.
~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~
Notas de la Autora: ¿Y? ¿Qué les pareció? Lo pensé como un capítulo único, pero si dejan muchos reviews pidiendo que lo siga, pues, nunca se sabe lo que esos mensajes pueden producir en uno ^^... Y para los que no hayan entendido mi final abierto, bueno, dejé de escribir cuando la situación comenzó a tornarse muy chancha ^o^... En fin, ¡Espero sus comentarios!
[Lila Negra, también conocida como Jéssica Eowyn] 24-02- 2004
Parejas: ¡Adivinen! No tiene gracia si se los digo ahora.
Aclaración: DNAngel y todos sus personajes pertenecen a Yukiru Sugisaki, NO a mí, y por supuesto no estoy haciendo ningún dinero. Es por puro placer personal, muajajaja XD.
Notas de la Autora: Bueno... Jeje, no lo pude evitar, así que volví a la carga con este tema... Debo advertirles que sólo leí hasta el tomo 4 de esta serie (y no tengo idea de cómo es la versión televisiva), así que me inventé una situación posible en la que Satoshi se deshizo de algún modo de sus alter egos, desapareciéndolos para siempre a ambos porque esa era la única manera de cumplir con su misión (atrapar a Dark) y callar la abrumadora voz de Krad en su cabeza. El asunto es que Daisuke no ve este desenlace con ojos muy cariñosos... Así que esto vendría a ser lo que pasó al día siguiente. Espero que les guste!
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Con violencia y lágrimas
Noc-noc. Golpearon a la puerta.
Satoshi levantó la vista y esperó.
Noc-noc. Otra vez.
Cerró su notebook y se puso de pie. Buscó una camisa y se cubrió la vieja camiseta que llevaba puesta. Caminó con su usual paso sereno.
Noc-noc. Alguien estaba poniéndose impaciente del otro lado.
Satoshi apoyó su mano derecha en el picaporte y jaló de él lentamente. La identidad del visitante no lo sorprendió.
-Niwa. Adelante. –Entonces detuvo su pensamiento en los puños cerrados del joven.
-Hiwatari... cómo pudiste... –La voz de Daisuke era interrumpida, entrecortada, no obstante, avanzó con paso firme.
Una vez que estuvo dentro del departamento, Satoshi empujó la puerta, acariciando con este gesto el hombro de su compañero. Daisuke tembló ligeramente, pero la expresión angustiante no abandonó su rostro.
-No sabés el daño que me hiciste...
Un par de ojos azules se mantuvieron fríos.
-Yo... yo... ¡Hiwatari, te odio! –Gritó de pronto el muchacho, dándole un puñetazo.
Satoshi no hizo más que sacar las manos de los bolsillos e inclinarse para atrás.
-¡¿Cómo podés quedarte callado?! ¡Te odio, te odio!
Y los golpes se sucedieron uno detrás de otro, uno detrás de otro, uno detrás de otro, hasta que la nariz y los labios sangraron. Daisuke lo empujó con fuerza, de tal modo que cayera al suelo de espaldas. Entonces se sentó en su cintura y continuó su ataque.
-No voy a perdonártelo, ¿Entendés? ¿Entendés? ¿Cómo pudiste? ¡Te odio! ¡Era Dark, era mi Dark! ¡Dios, cómo te odio!
Sus golpes fueron aligerándose poco a poco, a medida que sus ojos comenzaban a llenarse de lágrimas.
-Sí te entiendo, Niwa. –Gimió Satoshi, aún sereno y observando el vacío. –Sí te entiendo y por eso no voy a hacer nada. Podés descargar todo tu dolor en mí, porque me lo merezco.
Un gota cayó en su rostro, y luego otra, y varias más las siguieron. Un puño le rozó la mejilla casi con suavidad.
-No digas eso... no digas eso... tan sólo lo hacés más difícil...
-Es la verdad, Niwa. Yo te entiendo. Yo sí te voy a perdonar, hacé lo que quieras conmigo.
-¡Es mentira! –Y hubo un último golpe lleno de furia, antes que Daisuke se quebrara en llantos sobre su compañero, apoyando los codos alrededor de su cabeza y ocultando su propio rostro en el pálido cuello. –Te odio... te odio...
Satoshi dudó un momento, con sus brazos colgando en el aire. Finalmente, los dejó descansar sobre la espalda que lo cubría y estrechó el cuerpo del pelirrojo contra el suyo.
-Lo siento... –Susurró.
Daisuke levantó el rostro lentamente, con los ojos muy abiertos y muy húmedos fijos en los del otro.
-Es mentira... Dios, es mentira, Hiwatari, es mentira...
-Lo siento, pero no. Dark se fue para siempre. También desapareció Krad... Sé que es mi culpa y sé que eso te duele. Pero lo siento, yo nunca quise lastimarte.
-¡Pero lo hiciste!
Al gritar, Daisuke tembló y sus narices se rozaron. No pudo evitar sonrojarse de pronto e intentó incorporarse, sólo para descubrir lo firmes que podían ser los brazos de Satoshi, por lo que hubo de desistir. Notó, mientras un nudo de nervios se formaba en su estómago, cómo la mirada del muchacho intercalaba la actividad de responder a sus ojos con la de recorrer sus labios.
-Suéltame... –Pero su voz fue imperceptible y ni él mismo se escuchó.
Pasó todo su peso hacia el lado derecho para poder levantar la mano izquierda y limpiar la sangre de esa piel contrastantemente blanca. Satoshi desarmó en parte el abrazo para poder tomar esa mano con la suya propia. Cerró los ojos, ladeando la cabeza hacia un costado mientras se concentraba en esa caricia insegura, aplicando un poco de fuerza para detener cualquier intento de alejamiento. Daisuke lo observó, observó esa expresión que no había visto nunca en él, y, lentamente, muy despacio como si quisiera no darse cuenta de lo que estaba haciendo, apretó los labios contra los suyos. Entonces sintió la presión de una mano en su cabeza y una lengua que le obligaba a abrir la boca a un beso que nunca había esperado vivir.
Estuvieron así mucho tiempo, Daisuke pensó que habían sido horas, pero su ansiedad lo engañaba. Percibió el gusto de la sangre y se dejó llevar por el contexto. Advirtió que su camisa estaba siendo levantada, dándole un poco de frío que en seguida fue reemplazado por una piel cálida, sensaciones que iban y venían por su espalda. Esto lo asustó, o lo tomó por sorpresa al menos, pero todas las energías lo habían abandonado y no conseguía separase lo suficiente del otro cuerpo. Rompió el beso y lo oyó: el gemido más suave y placentero que hubiera oído nunca. Satoshi sonrió. Y fue en ese momento que comprendió que había sido él mismo quién lo había producido. Cerró la boca, avergonzado, pero al sentir una mano al final de su espalda, casi bajando su pantalón, repitió el mismo sonido.
-Niwa...
Y el nombre fue pronunciado como un ruego, una oración. Satoshi recorrió con los labios su frente, sus mejillas, su nariz, su mentón y bajó a su cuello, lentamente, tranquilo, como si la situación hubiera sido planeada y organizada siglos atrás. Se compenetró hasta tal punto con lo que estaba haciendo, que Daisuke lo tomó de improviso al levantarse y ponerse de pie, con la camisa a medio poner y el cuerpo sudado.
-¿Qué...? ¿Qué estás haciendo? –Murmuró el pelirrojo, aturdido.
Satoshi se incorporó, casi siéndole indiferente.
-Nada. Podés irte cuando quieras. O seguir golpeándome, te dije que yo no iba a hacer nada. –Explicó mientras se sacudía la camiseta y recogía su camisa, que había quedado en el suelo.
Daisuke dio un paso atrás. Sin embargo, no hizo ningún otro movimiento.
-Dark se fue. Es mi culpa. Vení, seguí golpeándome. –Continuó, sentándose en la cama. –Y sino... la puerta está abierta.
El joven de pie se volteó y contempló largamente la salida. Luego desvío la mirada hacia el suelo. Satoshi sólo esperaba, con el cabello revuelto y un poco de sangre aún en el rostro. Daisuke caminó hasta él y se sentó a su lado.
~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~
Notas de la Autora: ¿Y? ¿Qué les pareció? Lo pensé como un capítulo único, pero si dejan muchos reviews pidiendo que lo siga, pues, nunca se sabe lo que esos mensajes pueden producir en uno ^^... Y para los que no hayan entendido mi final abierto, bueno, dejé de escribir cuando la situación comenzó a tornarse muy chancha ^o^... En fin, ¡Espero sus comentarios!
[Lila Negra, también conocida como Jéssica Eowyn] 24-02- 2004
