Aclaración: Aclaración: La presencia de Yukiru-sama es constante y existe por sobre mis fics. Si yo les cobrara a ustedes por leer esto, ardería en las llamas del infierno.
Parejas: Daisuke/Satoshi, por supuesto, Daisuke/Dark porque es casi inevitable, Daisuke/Risa, porque es una metida que no me permitió dejarla afuera, y el levísimo Daisuke/Krad que nadie supo reconocerme o.
Notas de la Autora: Este capítulo es cortísimo y lo es, de hecho, para ir acostumbrándolos al siguiente, que será, probablemente, mucho más corto todavía. Sé que dirán "pero entonces, ¿Por qué no los unís?"... y es que el final de este capi me gusta como final y el final del siguiente me gusta como final. Así pues, los separé en la segunda y tercera parte de Salir Corriendo. Además, cada uno tiene su propia razón para ser un Salir Corriendo. El principio y el desenlace los escribí durante mis vacas . Así que... disfruten.
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... Capítulo 8 ...
... Salir corriendo ...
Parte II
Al fin, se detuvo frente a su destino. Había estado deambulando durante horas, buscando una respuesta, sin saber que la decisión ya la había tomado mucho antes, al traspasar ese mismo umbral días atrás, pensando que quería vengarse, cuando lo que verdaderamente esperaba encontrar era contención, el único tipo de contención que necesitaba en ese momento.
En vez de golpear, apoyó su mano en la puerta con una extrañísima emoción brotándole en el rostro, como si el delicado contacto con la madera le trajera recuerdos de tiempos más felices. Por supuesto, estaba abierto. Al parecer, Satoshi sólo lo esperaba a él. O, acaso, le daba igual quién entrase. Sacudió la cabeza: ya estaba diciendo tonterías. Algo avergonzado, justificó sus absurdos celos momentáneos argumentando que, después de todo, aún tenía fiebre.
Dio un paso. Estaba haciéndolo. To-tal-men-te-a-vo-lun-tad. Debería recordar eso muy bien, no quería confundirse, no quería que el tiempo borrara la verdad, que sus recuerdos se mezclasen, debía quedarle bien claro que era total y absolutamente a voluntad. Esto era lo que él deseaba.
Pensó en Dark. Repitió el movimiento brusco de su cabeza, lo que lo mareó un poco.
No, no, se dijo, Debo olvidarlo, tengo una oportunidad de seguir con mi vida, debo olvidarlo, no puedo llorarlo eternamente.
Dentro de su mente, una vocesita vociferó indignada: ¿¿Llamás eternamente a un par de días?? ¡Ni siquiera pasó una semana entera y ya no te preocupa!
Iba a protestar interiormente, cuando se dio cuenta de que Satoshi estaba recostado en la cama, frente a él, observándolo como a un televisor, con su rostro frío y duro como siempre. Frío y duro y sensual. Como siempre.
-Volviste. Estás vivo, después de todo.
-Sí... –Daisuke se acarició la parte trasera del pantalón, que, ahora notaba, era el que le había prestado Satoshi.
-¿Te duele?
-No... Bueno, un poco. –Admitió. –Pero ayer era peor.
-Disculpá, voy a ser más suave la próxima vez.
Aquella sentencia dejaba a relucir lo obvio de la conducta del pelirrojo: tan confundido había estado él, tanto sufrimiento rondando sus ideas contrapuestas, y con un sencillo vistazo Satoshi había develado su decisión. Se acercó, un poco torpemente.
-Estuve pensando en lo que me dijiste.
-¿Sobre arrepentirse?
-Sí. –Calló.
Dio un paso más y se sentó al borde del colchón, junto a él, mirando el suelo. Satoshi tocó con el dedo índice su columna, a la altura de la cintura, por debajo de la amplísma remera, y luego estiró el brazo hasta rodearlo. Hizo presión y Daisuke cayó sobre él, apoyando los codos a los lados de su cuello, con los ojos muy abiertos y repentinamente agitado.
-Y no te arrepentís.
Se besaron. Sus lenguas jugaron un instante. Con la mano libre, Satoshi atrajo su cabeza hacia sí. Lentamente, Daisuke fue acomodándose, hasta haber colocado ambas rodillas a los costados de sus delgadísmas piernas. El respirar entrecortadamente le obligaba a tiritar, como si tuviera frío, lo cual era, en tales circunstancias por supuesto, algo completamente fuera de lugar. Tomó aire y dibujó alas sobre su piel de nieve, esquivando la camisa que hacía las veces de último impedimento. No se sonrojó cuando sintió que sus dedos iban más allá de su transpirada espalda. Gimió con suavidad, en una mezcla de complicidad y extraña certeza de ir por el camino correcto. Besó su frente y su cabello. Bajó, con delicadeza, el cierre de sus jeans lavados.
-Satoshi... vamos a hacer el amor. –Dijo de pronto, separándose lo suficiente como para pronunciar las palabras correctamente.
El otro sólo sonrió y, acabando de quitarle el pantalón, volvió a hundir la boca en la suya. Le rozó seductoramente el labio inferior con la lengua.
-¿Sabés por qué se hace el amor, Daisuke? –Murmuró, lamiéndole el lóbulo de la oreja izquierda. –Hacer el amor es una forma más de salir corriendo.
No dijeron nada más.
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Cuando terminaron, anochecía. Los dos tenían hambre, pero ninguno dio muestras de querer levantarse.
Daisuke acarició los celestes cabellos de la cabeza que desacansaba apacible sobre su pecho. Su mirada brillaba perdida en el techo y sus labios casi sonreían.
-Mañana, voy a decirle todo a Riku. –Afirmó.
-Mnhm...
Sus dedos se enredaron en el fino flequillo con deleite.
-Sí, estuve pensando mucho en eso últimamente. Sabés que no me gusta mentirle. Pero... descubrí que... cada vez que estoy muy triste o muy alegre, cuando necesito contarle algo a alguien, siempre acabo acudiendo a vos. Al final, sos en quien más confío y a quien más necesito.
-Mmnh...
Las pupilas del pelirrojo se confundieron con estrellas.
-Mañana, mañana voy a decirle todo.
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Notas de la Autora: Bueno, a ver, no, todavía falta para el final definitivo y falta para el lemon explícito hasta las últimas consecuencias. Estoy calculando hacer, además de la tercera parte de Salir Corriendo, dos o tres capítulos más, quizás menos, y un epílogo, que veré si puedo escribirlo de algún modo que no suene cursi, porque si suena cursi, no lo pongo y ya. Espero que les siga gustando. Sobre lo que dije de Krad... les refresco las memorias:
"Capítulo 2 – Instantes que vuelven – Parte III...Tampoco estaba Krad... ¿¡Krad!? Eso debería ser un alivio. Debería.
Trató de pensar en otra cosa."
"Capítulo 7 – Sólo ocurre en los blancos bancos de las plazasde nieve, blancos, blancos como la blancura de la fría piel de Satoshi sobre su cuerpo, y también blancos como Krad, y como cada una de las veces que se había sentido morir en sus brazos, sangrando derrotado..."
Bueno, ese último no tanto, pero el de Instantes que Vuelven es un poco como insinuante, no??
Por cierto, decir que acaban cuando anochece es como hacer su acto demasiado extenso, no? Pero yo lo pensé así: no aclaré a qué hora llegó Daisuke a casa de Satoshi. Quizás sólo faltaba una hora para que el sol se ocultase. Quién sabe.
Domingo, 25 de Julio de 2004PD: estoy teniendo problemas con la pc e internet, así que los reviews los respondo en el próximo capi. Esa también es la razón de que estoy subiendo este capi tan tarde. Saludos, nos veremos, dejen mensajes!!
[Lila Negra]
