Hola a todos, bueno, aquí esta el segundo capitulo de mi fan fic de SK pero antes los reviws, si, se que han de decir que esos van al final, solo que yo me caracterizo (dice mi familia y amigos) por hacer las cosas como se me da la gana ^_^, así que aquí van los reviws -que por cierto les agradezco mucho y espero me envíen más - bueno, una vez dicho este choro al grano:

Xris. - siento que mi fic empiece tan triste, espero que te guste como lo continuo y para mi es un honor que a alguien que escribe tan bien le guste lo que yo escribo.

Mafaldyna. - no llores, gracias por tu comentario y respecto a Diana, ella le pondrá emoción al asunto además de jugar un papel muy importante así que espero que no te haga enojar mucho, tratare de que no se entrometa mucho entre Yoh y Ana pero, debe haber alguien que le de sabor al caldo.

Anna la sacerdotisa. - si por aquello de que lo continué no te preocupes y tienes razón T_T pobrecitos de Yoh y de Ana. Hasta yo lloro cuando escribo esas situaciones.

Lariana. - siento tardar tanto en actualizar pero ya sabes la escuela es algo que nos resta bastante tiempo pero bueno espero me tengan paciencia a mí y a mi lentitud.

Hally 777. - gracias por el comentario, y no sería capaz de dejar mi fic así, ay no que feo seria eso pero bueno espero te siga gustando.

Korishiteru. - si, es frustrante que no acepten lo que sienten pero no te preocupes lo continuare, ya que si decidí subirlo es por que ya esta terminado.

Keiko-sk. - muchas gracias por tu comentario y espero que te siga gustando.

BUENO ESOS FUERON LOS REVIWS Y AHORA SI QUE COMIENZE EL TERCER CAPITULO.

Cap. 3. - LA LLEGADA DE UN AMIGO, ¿CUÁLES SON LOS SENTIMIENTOS DE YOH?

Terminó de vestirse rápidamente, una idea ocupaba su mente, prepararía el desayuno para así sorprender a Yoh.

Llegó a la cocina rápidamente, pero algo la dejó parada en seco, era Diana, sí, su prima, cocinando el desayuno. La muchacha giró su atención hacia Ana.

-Que bueno que ya te levantaste- dijo la chica con un tono sarcástico.

-¿Qué demonios haces?- preguntó Ana furiosa.

-Pues el desayuno, por cierto ¿no sabes donde está YOH?- dijo recalcando aquel nombre.

-No vuelvas a llamarle por su nombre, ten un poco de respeto.

-Él mismo dijo que podía llamarlo así- en ese instante Yoh entro.

-¡Ya llegue!- anuncio felizmente, pues al fin había terminado su entrenamiento matutino, pero lo sorprendió el encontrarse con las dos chicas -buenos días.

-¿Verdad que dijiste que podía llamarte Yoh?- fue la respuesta de Diana -creo que mi celosa prima no quiere que le llame por su nombre a su prometido.

-Puedes llamarlo como quieras- dijo Ana fríamente, miro un segundo los ojos de Yoh -, de todas formas él ya no es mi prometido.

Después de decir esto, se dirigió a la estancia, seguida por Yoh, tomo su mochila y salió de la casa.

-Pero Ana.- dijo Yoh tomándola del brazo -no te puedes ir tan temprano.

-Suéltame- ordenó para después salir -tengo cosas que hacer- dijo ya estando afuera pero sin siquiera atreverse a dirigir una mirada a Yoh, sabía que si lo hacía, se derrumbaría en llanto.

Comenzó a correr como si tuviera mucha prisa por llegar a algún lado aunque, ni siquiera sabía hacia donde corría, por un momento se sintió desesperada ¿qué hacia Diana en aquel lugar? Ella creía haber dejado su pasado atrás, muy atrás ese doloroso pasado

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17 años atrás.

-No, no puedes decirles eso- decía una pequeña niña de negro cabello corto a otra de rubios cabellos.

-¿Por qué no? esa es la verdad- decía enfadada la pequeña rubia -tú también lo viste.

-Si pero recuerda lo que dijeron nuestras amigas.no es bueno ver espíritus Ana, ni tampoco saber lo que otra persona piensa- contesto molesta la niña del cabello azabache. Las dos entraron a su casa después de haber jugado en el jardín.

-Otra vez lo hice- dijo una Ana emocionada mientras entraba a la casa.

-¿Qué es lo que hiciste?- preguntó la madre de la pequeña que la acompañaba.

-Vi un espíritu y además Diana también lo vio ¿verdad?- preguntó mirando a su prima.

-N-no es cierto- contestó nerviosamente.

-Ana- comenzó a decir la mujer con enfado en su voz -no deberías.

-Inventar esos relatos y después convencer a tu prima, todos estamos hartos de tus mentiras- dijo Ana como si estuviera leyendo algún texto, la mujer la miro perpleja sin poder articular una sola palabra -¿No es eso exactamente lo que está pensando tía?- comentó la niña al ver la cara de sorpresa que puso ésta.

-¿Cómo lo supiste?

-Ya se los he dicho muchas veces, puedo oír lo que dicen en su mente.

-Ven conmigo Diana- dijo a su hija mientras entraba a otra habitación de la casa -y tú quédate aquí- ordeno a la niña rubia con dureza. Las dos se retiraron dejando a Ana completamente sola, algunos minutos después ante la niña apareció su madre.

-Ya te he dicho que dejes de hablar de cosas extrañas ¿acaso no entiendes Ana?

-Pero mamá no soy la única, también Diana.

-¡Ve a tú cuarto!- ordeno la madre de Ana. Apenas entro en su habitación se encontró con su prima.

-¿Por qué no dijiste la verdad?- reprocho ella a la niña que se encontraba ahí.

-No te cansas de que te digan que eres extraña, yo no quiero eso Ana, cuando dejaras de ser tan sincera.

-Y tú tan cobarde- se defendió la rubia. ---------------------------------------------------------------------------- ------------------------------

¿Pero que estaba haciendo?, se cuestiono a si misma, regresando de sus recuerdos, había salido corriendo, como dos horas antes de entrar a la escuela, incluso le había gritado a Yoh, de solo pensar en lo que había hecho se avergonzó, de seguro se vio como una tonta pero después continuo corriendo hasta que.choco con una persona. Quedo aturdida con el golpe que la había derribado tanto a ella como a la persona con la que había chocado.

-¿Te encuentras bien?- preguntó el joven con el que había chocado, el cual, se incorporaba y le extendía su mano para ayudarla a levantarse, el alba apenas despuntaba y ella vio a aquel alto joven de tez blanca y cabello negro que le tendía la mano, ella acepto su ayuda.

-Lo siento- dijo con su ya conocido tono -fue mi culpa- De pronto, observo en el joven algo familiar -¿¡Tao Len!?- preguntó sorprendida.

-Ana- respondió él -no te reconocí, has cambiado mucho desde la última vez.

-Sí- interrumpió -ya son cuatro años.

-Pues estás 4 veces más hermosa de lo que pensé- comentó y de inmediato los dos se sonrojaron -lo siento, soy un atrevido.

-No, no importa, lastima que haya alguien que no piensa lo mismo- Len pudo notar, en aquel comentario de la sacerdotisa, un dejo de tristeza.

-¿Dije algo malo Ana?

-No.

-Ana, no crees, que es un poco temprano para la escuela.

-Si, lo sé, es solo que, ¡ah!- dijo sobresaltada -imagino que te dirigías a la casa, yo ya no te entretengo más.

-Si no es mucha molestia, me gustaría más acompañarte.

-En realidad, no voy a ningún lado, solo quiero caminar.

-Cuando se camina sin rumbo, es por que sentimos que nuestra vida está igual.

Las palabras de Len hicieron que ella lo mirara, él pudo notar en sus ojos una enorme tristeza, como le dolió ver en ella aquella mirada, tanto esperar, tanto pensar en el momento de volver a verla y, no podía creer que había llegado en el momento preciso, cuando ella más lo necesitaba.

Ya era medio día y los dos continuaban caminando, de vez en cuando se sentaban en algún lugar, y en todo ese largo lapso, no habían vuelto a cruzar palabra. Al fin llegaron a las orillas del rió, se sentaron en el césped y.

-Yo- Ana rompió el silencio repentinamente -ya no sé que hacer, rompimos nuestro compromiso- esto último hizo que Len se sobresaltara pero no la interrumpió -,ahora él será libre de elegir a la persona que quiera, pero qué más podía hacer, yo no podía seguir atándolo con un compromiso que él no deseaba, todo lo que quiero, es que él sea feliz, aunque.yo- su voz comenzó a quebrarse -aunque yo...jamás lo sea. Terminó de decir rompiendo en llanto, oculto su rostro entre sus manos y de pronto se sintió atrapada en el cálido abrazo de Len que trataba de consolarla. Largo rato lloro Ana, cuando al fin se tranquilizo el muchacho noto que se sentía avergonzada.

-¿Qué sucede?- cuestiono mirándola.

-No me gusta que los demás me vean llorar, me hace sentir vulnerable.

-Eres muy fuerte, debes amarlo demasiado para ocultarle así tu dolor, pero puedes confiar en mí, para mí, tu no eres vulnerable, eres alguien muy valiosa. Los dos se miraron, Ana pudo ver su imagen en los dorados ojos de él, Len se acercó a ella, cada uno, sentía como el aliento del otro les acariciaba el rostro, Len la tomo en sus brazos pero.Ana se separó de él, los dos inclinaron la mirada mientras que sus mejillas reflejaban la vergüenza que los invadía.

-Será mejor que nos vayamos- dijo Ana levantándose del césped, Len la imito y los 2 juntos se dirigieron hacia la casa Asakura. Ana no comprendía por que en el momento que Len la abrazó, no lo abofeteo, había ocasiones en las que ni ella podía entenderse.

Yoh estaba preocupado, eran casi las seis pero de Ana, ni sus luces. Alguien entró en ese momento, era Ana.acompañada de un muchacho.

-Ana- dijo Yoh -¿dónde estabas?- después de formular la pregunta, se dio cuenta que la persona que acompañaba a Ana era -¡Len!- exclamo Yoh -vaya casi no has cambiado nada, pero- dijo volviendo a mirar a la joven -¿cómo te encontraste con él?

-Bueno- comenzó a decir ella -yo lo vi.

-Nos encontramos en la mañana- interrumpió Len.

-¿En la mañana?- preguntó Yoh, "¿cómo puede ser?" pensaba el joven, "son casi las seis y dice que se encontraron en la mañana, entonces ¿dónde han estado tantas horas?" de pronto, sintió algo muy extraño, algo que jamás había sentido, eran.¿celos? "no" se negó a si mismo, después salió de sus pensamientos para no poner en evidencia lo que pensaba.

-¿Qué te pasa Yoh?- preguntó Len -y dime, ¿dónde está el tonto de Horo- Horo?

-Fue con Pilika a entrenar- contestó Diana que entraba en la estancia -mucho gusto, soy prima de Ana, Diana Kiouyama.

-Mucho gusto, yo soy Len Tao.

-Sí, Horo-Horo me hablo de usted, ahora con su permiso, Ana- continuó diciendo ella -necesito hablar contigo.

-Ya lo sé, vamos a mi habitación- dijo la sacerdotisa comenzando a caminar seguida por Diana -Len- dijo ella antes de salir -gracias. Esto, le confirmo algo a Yoh, lo que sentía eran unos incontrolables celos.

El silencio de la habitación de Ana Kiouyama, ya era insoportable, las 2 chicas se miraban con profundo rencor pero, hasta ese momento, ninguna de las 2 se había atrevido a decir una palabra.

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17 años atrás.

-Ana, ven conmigo- decía su madre a la pequeña desde la puerta de la habitación de esta.

-Si- contesto mientras salía mirando a su prima.

-Mamá- dijo Diana -¿adonde llevan a Ana?- preguntó mientras veía, desde la ventana, como su tía y su prima subían a un auto.

-Tú tía dice que encontró un lugar donde comprenderán a esa extraña niña, bueno por lo menos así estará lejos de ti.

-Sí, por su culpa ninguna de las niñas que conocemos quiere hablarnos ¿volveré a verla?

-Espero que no- contestó con frialdad. ---------------------------------------------------------------------------- ------------------------------

-Y bien- dijo al fin Diana después de el recuerdo que la había mantenido en silencio por algunos momentos -¿cuando te iras?- Ana la miro incrédula, creía haber escuchado mal -recuerda- continuó -ya no eres su prometida, no tienes por que seguir aquí. A tus padres les gustaría que regresaras a casa, ya no te casaras con un shaman así que es lo único que puedes hacer.

-¿Quieren que regrese?- preguntó aprensiva -no me iré- contesto Ana conservando la calma -por lo menos, no hasta que allá terminado la universidad entonces será el momento. Además no tengo porque regresar con ellos, si en tantos años no se han preocupado por mí por qué iban a hacerlo ahora.

-Acaso regresaras a Izumo a seguir presumiendo que eres "la mejor sacerdotisa de todas".

-Lo que haga o no, es cosa que no te incumbe.

-No será- continuó diciendo Diana de manera mordaz -que más bien, quieres ver si puedes lograr lo que nos has podido hacer en tantos años.hacer que te quiera- esa fue la gota que derramo el vaso, Ana se acerco a la joven y la abofeteó. La joven quedo conmocionada y después vio salir a la sacerdotisa furiosa -ya sabía que reaccionaría así pero esta vez se arrepentirá ¿verdad?- terminó de decir mientras de la bolsa que traía con ella, saco un rosario, muy parecido al de los 1080, solo que de color negro.

-Así es- contestó una voz que salía del rosario -tú, te vengaras de esa sacerdotisa y yo.del diminuto de Yoh.

Ana estaba furiosa cuando salió de su habitación, se detuvo un momento ante la puerta que acababa de cerrar."que regrese" pensó de manera sarcástica, la sola frase le parecía absurda, "¿cómo pueden esperar que regrese después de.su abandono?"

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17 años atrás.

-Mamá ya dime ¿por que me llevaras a ese lugar en Izumo?- decía la pequeña Ana llorando desconsolada

-Ya te lo dije, ahí te cuidaran y.

-¿Por qué no me cuidas tú?

-Ana tienes que entender que.

-¡No!- grito la niña -deja de pensar eso, yo no soy extraña, yo.yo te doy.yo te doy miedo- concluyo ahogando su llanto entre sus manos -¿por qué me tienes miedo? No es malo lo que veo ni lo que puedo hacer- terminó de decir para continuar llorando, sintió como su madre trataba de abrazarla pero huyo del abrazo, no quería sentirla cerca, no después de aquel pensamiento que había leído, no después de comprender que su propia madre se sentía intimidada por aquella facultad que la niña poseía, no dejo de llorar en todo el camino, solo pensando en lo mucho que odiaba a su propia madre "esta pensando en consolarme porque tiene miedo de mi reacción" pensaba la niña sin dejar de llorar.

Fue un viaje largo, en que cada una de las lagrimas de las niña iba inundando su corazón de un rencor hacia aquella prima que había quedado en su casa, hacia sus padres, pero también hacia todos aquellos que no la entendían y que ahora la condenaban a vivir lejos.

-¿En que piensas Ana?- le preguntó su madre

-A veces es muy útil saber lo que la gente piensa- contestó la niña. Al fin llegaron a Izumo, y a una gran casa, al encontrarse frente a una alta puerta de madera, la mujer se inclino hacia su hija.

-Por favor Ana compréndeme un poco, ya veras que muy pronto regresare por ti.

-¿De verdad?- preguntó ella con la esperanza dibujada en sus tiernos ojos negros.

-Así es- dijo para después tocar la puerta, una mujer de cabello negro las recibió en la entrada.

-¿Ella es Ana?- preguntó la que había abierto aquel gran portón.

-Sí- contestó la madre de la niña -por favor dele las gracias a la señora Asakura.

-Así lo haré- contestó de forma amable -sígueme Ana- dijo con suavidad a la pequeña que miro por un instante a su madre.

-No te preocupes regresare pronto- la mujer desamarro una cinta de color azul que llevaba en su cabello y se la entrego a su hija, después la puerta se cerro y Ana tuvo que detener el llanto que comenzaba a brotar de sus ojos, tenía miedo.

Ella caminaba por los pasillos de aquella gran mansión, no podía comprender, lo suficiente, que era lo que pasaba.

-Espera un momento aquí- le dijo la mujer que la había recibido, entro en una de las habitaciones de la casa, cerro la puerta de dicha habitación, mientras Ana contemplaba los alrededores. Unos momentos después la puerta se abrió, la mujer salió y le dijo que podía pasar, una vez que entro la mujer se retiro.

-Ana ¿verdad? - le pregunto una mujer de edad que la miraba.

-Sí, soy Ana Kiouyama, mucho gusto.

-Asakura Kino- dijo la mujer de cabello canoso que la miraba con insistencia.

-Disculpe ¿puedo hacer una pregunta?- dijo la niña con respeto.

-Hazla- contestó Kino.

-¿Por qué estoy aquí?

-No lo sabes.

-Trato pero no comprendo muy bien, es más difícil.sacerdotisa- dijo después de pensar unos momentos -creo que eso es lo que puedo ver.

-Entonces puedes leer la mente, no es muy fácil leer la mía ¿verdad?

-No Señora Asakura.

-Pues si entrenas arduamente y con disciplina lograras leerla sin dificultad.

-Para ser una sacerdotisa.

-Así es, tus poderes son tan valiosos y en un futuro no muy lejano lo seran aún más.

-Me gustaría mucho ser una sacerdotisa, ser diferente.a todos esos que me temen.

-Entonces tendrás que obedecer todo lo que te ordene.

-Sí, sensei Asakura- dijo inclinándose con respeto. ---------------------------------------------------------------------------- ------------------------------

Esos eran de los pocos recuerdos que tenía de su prima y de toda esa familia que ya no consideraba de ella.

Aquel recuerdo fue interrumpido por el alboroto que escuchaba abajo, así que decidió ir a ver lo que pasaba.

Apenas llego Horo-Horo, saludó efusivamente a Len.

-¡Hola, cuanto tiempo sin verte pensé que ya te habías olvidado de los amigos! -dijo abrazando al joven chino -Pilika- dijo dirigiéndose a la joven que se escondía tras la puerta -ven a saludar a Len ¿qué haces ahí?- de inmediato la joven salió, sus mejillas tenían un leve color rosa cuando se encontró con el amigo de su hermano.

-Hola, joven Len- dijo con un tono tímido poco común en ella.

-¿Cómo estas?- pregunto cortésmente el chico Tao, pero Pilika no podía contestarle ya que su voz estaba siendo interrumpida por la gran emoción que sentía.

Después del saludo entre Len y Pilika, el joven chino comenzó a platicar con Horo-Horo, Manta e Yoh, comentando que aún faltaban Licerg, Chocolove y Ryu (ya que Fausto, al vivir tan cerca de la casa Asakura, podría ir en cualquier momento), de repente llegó Ana que les traía un poco de té.

-Ana ¿estas enferma?- preguntó Manta, cuando la vio llegar con el té pero por respuesta sólo recibió una mirada tan terrible como si con ella deseara fulminarlo.

-Muchas gracias- dijo Yoh pero no recibió contestación, lo cual no se le hizo raro pero, aún seguía sintiendo ese extraño sentimiento. Después de un rato todos se retiraron a sus habitaciones y en la casa Asakura reinaba el silencio sin embargo, alguien se encontraba fuera de la casa, sus pensamientos no le permitían conciliar el sueño.

Esta persona era Yoh Asakura.

-¿Por qué siento esto ahora?- se preguntó en voz alta -nunca antes lo había sentido.

-¿Qué te pasa Yoh?- preguntó Manta acercándose a su amigo -es raro que no puedas dormir, ¿te preocupa algo? Es por Ana- concluyo el chico.

-Ya te dije que ella y yo rompimos nuestro compromiso, pero hoy- dudo un momento -ella tuvo que decirle a su prima que ya no estábamos comprometidos y después salió corriendo.

-Por eso no fue a la escuela.

-Si, además en la tarde, muy en la tarde- dijo con un tono de disgusto -llego con Len y él dijo que se habían encontrado en la mañana.

-Lo cual quiere decir que estuvieron toda la mañana y parte de la tarde juntos.

-Si- contesto aún más molesto.

-Y estas celoso- terminó diciendo Manta, dejando a Yoh con cara de sorpresa.

-¿Cómo lo supiste?- preguntó -digo no- se apresuro a decir pero después se quedo callado con un claro color rojo en las mejillas.

-Yoh- continuó Manta -no querrás mentirle a tu mejor amigo ¿verdad?

-Bueno.yo.¡ESTA BIEN!- grito Yoh -¡lo confieso, estoy loco de celos, todo el santo día me la he pasado pensando ¿en donde habrán estado? ¿Qué le habrá dicho Len a Ana? ¿Hablaron mucho?!, Cada una de esas preguntas me esta atormentando, Manta dime ¿por qué? , nunca, nunca en todo este tiempo me había sentido así y ahora no puedo resistirlo.

-Mira Yoh- dijo Manta -lo primero que tienes que hacer es calmarte.

-Sé que tienes razón pero es que siento una desesperación tremenda, tengo ganas de ir, despertar a Ana y preguntarle ¿qué demonios paso? Claro que si hiciera eso, ella me golpearía.^_^

-Ja ja ja ja ja- comenzó a reír su amigo sin poder evitarlo, esto no le causo a Yoh ninguna gracia -lo siento Yoh- dijo recobrando la seriedad -lo que pasa, es que tú siempre haz considerado que ella estaba comprometida contigo, pero ahora ella ya no lo está y por tanto es libre de mirar a cualquier otro y.bueno esa posibilidad es lo que tu no puedes resistir o ¿me equivoco?

-No, pero dime que hago.

-¿Por qué no le dices lo que sientes?

-¡¿Te volviste loco?! Ella misma me pidió que termináramos con esto, lo cual quiere decir que no me quiere, no voy a obligarla a algo que ella no desea, además si he de ser sincero, ni si quiera estoy seguro de lo que siento, no se lo que ella me hace sentir, hay veces en las cuales pienso en lo difícil que seria vivir si ella se fuera y en otras ni siquiera me pasa por la mente, siempre considere que ella era mi prometida, veía nuestro compromiso como una sentencia, algo que debía ser pero y si ella y yo.no nos hubiéramos comprometido, ¿Cómo serian nuestras vidas? Además, cuando Diana llego me di cuenta de que en realidad casi no conozco nada de Ana y. mira cuanto tiempo hemos vivido en la misma casa.

-Pero ¿no crees que si ella te pidió eso es por que cree que tú deseas estar libre del compromiso?

-No lo sé, además, me siento un poco inseguro y.de solo pensar en preguntarle eso o hablar con ella me muero de miedo. Después los dos quedaron en silencio pues Manta no sabia que aconsejarle, él sabia que de seguro Ana quería a Yoh, incluso la había visto derramar sus lagrimas por la desesperación de perderlo, él la vio como casi moría cuando creyó que perdería a Yoh en la batalla con Hao, y los había visto durante todo ese tiempo pero, de nada servia ese sentimiento si ninguno de los dos se atrevía a extenuarlos, al ver el rostro triste de Yoh, se sintió muy mal, tanto por él como por Ana, que aunque no lo dijera, de seguro también sentía algo parecido, o esa era la esperanza de Manta.

-¿Los escuchó?- preguntó Diana al rosario, ya que ella había oído toda la conversación de los dos amigos.

-Claro, sigue siendo el mismo tonto de hace ocho años, pronto sabrá lo que es sufrir de verdad. Una maléfica risa comenzó a resonar en el rosario.

----------continuara.

Bueno, hasta aquí llega este capitulo espero les haya gustado y sigan mandando sus reviws, ya que aunque ya termine mi fic, lo voy publicando poco a poquito para cambiarle algún detalle cuando sea necesario, de hecho ya lo termine desde hace 2 meses pero aún le faltan detalles. Y ya saben sugerencias, comentarios, amenazas, etc.para eso son los reviws.

Hasta prontito.