"Verde"

Por: Yashi

Cuarto capítulo: "Para olvidar"

-Tranquila, oí que la ambulancia ya se dirige hacia aquí- exclamó una mujer,  un tanto mayor, de rubios cabellos mientras se sentaba al lado de la chica, la cual acariciaba el rostro de un joven cuya cabeza reposaba en sus piernas.

-Gracias- dijo aún sollozando la joven de ojos rojizos.

-¿Tu novio?- preguntó la mujer con desánimo casi natural en su tono de voz.

-Casi... o eso creía- respondió la chica bajando su mirada y centrándola nuevamente en el rostro ahora tranquilo del chico.

-Kuruma, mucho gusto- le dijo la mujer desviando nuevamente la conversación mientras encendía un cigarrillo.

-Meiling Li- respondió la chica mirándola a los ojos, dándose cuenta de que eran de un azul profundo, hechizante- ¿me da un poco?

La señora  que llevaba un traje de color verde oscuro asintió mientras extendía su mano. Meiling tomó el cigarrillo y con el humo intentó exhalar también su tristeza... primero Masaru le gritaba que ya no la amaba, y ahora estaba a punto de perderlo.

-Tiene un lindo cabello- exclamó Kuruma sacando de sus pensamientos a la china.

-Lo sé- respondió Meiling con una sonrisa apagada.

-Mi marido también tenía el cabello así- comentó la mujer exhalando el humo del cigarrillo con melancolía- Era lo que más me gustaba de él. Y a él le gustaban mis ojos...

Meiling:-¿Qué sucedió? ¿Por qué habla en pasado?

-Él perdió el pelo, yo decía que era injusto que un hombre tuviera el cabello así, así que quedó calvo... - respondió con triste gracia la mujer, provocando una pequeña risa en la joven china- y yo... lo mío es otra historia. Comencé a tener problemas en los ojos y el médico me dio unas gotas...

Meiling asintió con la cabeza, como demostrando que estaba prestando atención al relato.

-Empecé a tener ataques de depresión... quizás un efecto secundario, no lo sé... – continuó Kuruma moviendo en ademán nervioso la mano con la que sostenía el cigarillo- y él me dejó. Dijo que no podía con mi depresión, que mis ojos no eran los mismos...

Meiling bajó la mirada... no sabía que responder. De pronto, la mujer comenzó a reír con ganas y ella también, casi sin saber si era por el sonido contagioso y divertido de la risa de la mujer o por lo irónico de la historia, ese punto en que hablaba de cómo las personas reaccionamos de manera totalmente adversa ante la misma situación. Tan inesperadamente como había comenzado a reír, la mujer de ojos azules dejó de hacerlo para volver a hablar:

-¿Qué contradictorio no?- y observó con tristeza en su mirada a la chica y a "su novio"- Yo seguí amándolo a pesar de que ya no tenía ese cabello hermoso que adoraba... pero él no pudo soportar verme triste y con problemas con los ojos. Algunos a veces somos capaces de soportar cualquiera cosa por amor... otros simplemente no.

Meiling asintió también, mirando tristemente a Masaru, mientras llevaba su mano cubierta de sangre del muchacho al piso para así levantarse, pues la ambulancia no tardaría en llegar. 

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-Lo siento- dijo débilmente una voz ahogada por los sollozos.

-No te preocupes- le respondió la voz  un tanto ronca del hombre que se encontraba frente a ella. Este tenía los cabellos castaños y alborotados, lo que produjo que los ojos verdes de la chica se centraran en él por unos instantes. Sus ojos... sus ojos eran del mismo color chocolate que su cabello. Sin dudas era un hombre muy atractivo, pero había algo en esa mirada seductora que la dejó anonadada. Sentía sus mejillas un poco coloradas por la sensación de no poder apartar su vista de esos ojos marrones.

Shaoran también quedó prendado de la mirada de la chica con la cual había chocado en un descuido. Esa chica... tenía los mismos ojos verdes que la dueña del bolso negro que había encontrado el día anterior tirado en la playa. Esa chica era la dueña del bolso negro que había encontrado el día anterior tirado en la playa

-Hey, un momento- dijo él deteniéndola al ver que la joven había bajado su mirada e intentaba abrirse paso para alejarse de él- ¿tu no eres Kinomoto?

Los ojos esmeralda de la chica se abrieron en signo de sorpresa. Sabía que la forma en que había mirado al chico había sido un tanto excesiva, quizás hasta  insinuante, pero de ahí a que él la conociera...

-Yo tengo tu bolso- se excusó Shaoran al ver la cara de asombro que había puesto la joven.

Al escuchar esas palabras, Sakura le dirigió una última mirada, como aterrorizada y se lanzó a correr escaleras arriba. El castaño quedó por unos instantes perplejo por el asombro, pero en unos instantes comenzó a correr él también en la dirección por donde la chica se había ido. ¿Qué le sucedía? ¿Acaso estaba loca?

"Como no haberlo supuesto... ¿Quién en su sano juicio anda tirando sus cosas por ahí?" pensó mientras divisaba el cuerpo de la chica desaparecer por una de las esquinas de los pasillos internos del lugar. ¿Acaso pensaba que podría escaparse de él? A Shaoran  Li nunca nadie le había ganado una carrera.  Y esta no sería la excepción.

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Se encontraba sentado en la sala de espera del mejor hospital que pudo encontrar en todo Tokio. El dinero no era algo que le preocupase en ese momento, sólo el hecho de que la vida de la persona que amaba pendía de un hilo.

"Perdió mucha sangre y no sabemos si podrá resistirlo. Necesitamos hacer una transfusión lo antes posible, pero su tipo de sangre es algo difícil de encontrar."  

Fueron las palabras del médico de guardia que la había atendido. Ahora se hallaba sosteniendo el blanco algodón que le había colocado la enfermera luego de extraerle la sangre que Tomoyo necesitaba para vivir. Hacía un instante no tenía idea de que tenía el mismo tipo de sangre que la chica, como tampoco sabía lo mucho que la amaba...

Al verla tendida en el suelo de su baño, con las filosas hojas de afeitar que utilizaba todas las  mañanas pero esta vez en las blancas manos de la joven, ahora cubiertas del rojo carmesí intenso de su propia sangre, sintió, por primera vez en su vida, miedo. Ni siquiera en su infancia, cuando vivía en Inglaterra, había temido a la oscuridad o cosas por el estilo. Nada nunca había logrado despertar ese sentimiento, y menos por el hecho de perder a un ser querido, en el frío y "extraño", como solían decirle sus compañeros, Eriol Hiragizawa. 

Se hallaba demasiado absorto en sus pensamientos, con la mirada perdida en el suelo, como para percatarse de la hora. Su esposa arribaría de su viaje en unas escasas horas.

Los gritos desesperados de una mujer lo hicieron salir del transe, levantando su vista y acomodándose un poco los anteojos para poder ver mejor.

Vio entrar a un joven inconsciente sobre una camilla y a una chica de ojos de fuego, de la cual provenían los perturbadores gritos.

"Vaya si tiene pulmones, además de un tono muy molesto de voz" pensó.

Por el rostro de la chica rodaban algunas lágrimas. Curiosamente, una de ellas fue a parar a la cara del joven que era entrado a la sala de guardia del hospital donde antes se hallara Tomoyo.  Parece que ambos tendrían compañía...

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 Aeropuerto de Tokio 20.00hs.

El vuelo había aterrizado finalmente en aquella ciudad que anhelaba desde que la había  conocido junto a Eriol, su esposo.

"Quizás sea muy buen amigo, pero nunca voy a poder a amarlo como algo más que mi hermano... ¿Por qué ambos cometimos el error de casarnos? ¿Por qué dejé yo que esto pasara? ¿Por qué no te detuve, Touya?"  se preguntaba muchas veces en las noches la mujer de cabellos oscuros.

Pero ahora no tenía tiempo de pensar en eso, sólo quería llegar a su casa, tomar un baño de agua caliente y acostarse. Había visto algo en el avión que no la había dejado nada tranquila, quería largarse de ese lugar cuanto antes. Todavía no había decidido si hablar con Eriol sobre ello o no, pero lo más seguro era que terminaría advirtiéndole a su marido de la presencia de...

-Hiragizawa - dijo burlonamente  una mujer alta, delgada  y de cabellos rojizos.

-Konnichiwa, Mizuki-sama- respondió falsamente la chica cerrando los ojos para mantener la calma.

-Veo que tu esposo no ha venido a buscarte- comentó con cizaña la pelirroja- ¿Acaso no se comporta como debe contigo?

-Claro que sí, Kaho- le contestó perdiendo los estribos la otra joven.

-Dile que ahora que he llegado a Japón, puede que pronto me dé una vuelta por su empresa. Bueno, mejor dicho, nuestra empresa- exclamó finalmente la mujer para dar media vuelta y retirarse, dejando a una Nakuru extremadamente nerviosa y enojada.

"¿Puede existir una mujer más odiosa?" se preguntó mientras tomaba un taxi para que la llevara a su hogar.

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"Sabía que no te me escaparías" fueron las palabras de Shaoran al alcanzar a la joven. ¡Vaya si le había costado trabajo! Lo había hecho correr como nadie en su vida, pero finalmente había dado con ella. Ahora la tenía aprisionada contra la pared.

-¿Por qué huyes?- le preguntó a la chica buscando su mirada, la cual ella parecía querer esconder a toda costa.

- Por lo mismo que huímos todos, para olvidar- susurró Sakura con algo de tristeza, mal interpretando la pregunta del chico de cabellos castaños.

-No... Yo quería saber por qué huíste cuando te pregunté quién eras, porque creo tener algo que te pertenece- respondió él con una sonrisa, divertido ante la reacción de la japonesa de sonrojarse por su torpeza. Sin dudas, era una chica muy especial.

-Ah- exclamó Sakura aún sin animarse a levantar la mirada- pues... yo no quiero mis cosas  devuelta- respondió con simpleza.

-¿Por qué no?- preguntó Shaoran todavía más divertido, y también intrigado.

-Ya le dije, para olvidar.

Y Sakura por fin decidió levantar la vista, para encontrarse con el rostro serio del hombre delante de ella. Ahora podía verlo mejor, su cercanía se lo permitía, además de ponerla un tanto nerviosa. Llevaba una camisa blanca, sin abotonar los dos botones superiores y con las mangas dobladas hasta la altura del codo, lo que lo hacía verse aún más apuesto. Cabello castaño chocolate cayendo por su frente en dos grandes mechones, cubriendo un poco sus profundos y traviesos ojos igualmente castaños. 

De pronto, sintió un escalofrío recorrer su espalda y  su pulso comenzó a acelerarse...

-¿Es esa también la razón por la cual llorabas?- preguntó el hombre limpiando el rastro que había dejado una lágrima en la mejilla de la joven.

Continuará::::::::::::::::::

Notas de la autora:

Sé que me tardé muchísimo. Para los que no lo saben porque no leen mi historia de Inuyasha o simplemente nunca hablaron conmigo, estuve sin computadora por unas semanas, por lo tanto, por más que tenía el capítulo terminado no podía subirlo. Quiero agradecer a todos por la espera, pero especialmente a una personita que extraño mucho, que se me fue más lejos de lo que está naturalmente de mi y que me ayudó muchísimo en este capítulo: Iyari (Kuruma Chidori aquí en ) . Por ella la mujer que conversa al principio del capítulo con Meiling  se llama Kuruma. Te quiero amiga!!- También le dedico el capítulo a mi abuela, porque hoy sería su cumpleaños, porque te recuerdo y quiero como si aún estuvieras conmigo... gracias!!!

También quisiera poder agradecer a cada uno de los reviews, pero ando escasa de tiempo, así que sólo los nombraré, enviándoles mi cariño a los de siempre  que son Sara,  mi hermana Sayito, Ely, Claudio, Yania!!! que me dio una alegría inmensa verla por acá, mi amiga Mile, Celina Sosa que desde el primer capítulo me apoya con este fic y Ropna que su apoyo en cada historia y capítulo me hace muy feliz, espero tengas nuevamente internet pronto...

A Aleirbagpotter por decir que mi fic era inteligente, me puso muy contenta que pensaras así!, a  .:Hoshimeisita-chan:. también por su apoyo desde el comienzo, a Kanna Sagara por su opinión y su deseo de que me encontrara mejor,  a Princes of light (tarde pero actualicé, no desesperes!!), alex1987, gracias HanaKT!!! y Paulina

Besos para todos, espero sus reviews, ya saben que me animan a seguir y son muy importantes para mí... piensen que es la única recompensa que tenemos por escribir estas historias... Los quiere...

::YaShi::