Capitulo 13

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En la cama que anteriormente ocupaba Shaoran no había nadie, se acercaron todos incrédulos. Sin duda aquello era obra de la magia. El cuerpo de Shaoran había desaparecido.

La persona que afuera tocaba por fin pudo entrar muy molesta por que no le habían querido abrir. La enfermera estaba muy enfadada de que no le habían abierto luego vio a todos asombrados y luego dirigió su vista a la cama vacía.

- Pero... ¿Qué rayos paso aquí?

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Las personas dentro del palacio también lo sentían. Sentían una energía conocida para ellos aumentar su poder y su potencia. Era cálida y al sentirla se llenaron de una sensación de paz y esperanza. Lo había logrado.

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Sakura aún observaba el cielo, no se había dado cuenta que se encontraba sentada, sólo observaba la aurora boreal en todo su esplendor, mientras aún caían lagrimas por sus mejillas.

Pero después sintió en sus piernas algo muy pesado, bajo la vista y se sorprendió mucho con lo que vio, llorando y sonriendo a la vez, sobre sus pies inconscientes se encontraba Shaoran.

- ¿Shaoran? - casi no creía lo que veía.

Cuando se dio cuenta tras ella se encontraban su madre, su padre, su hermano y un anciano. Quienes sintieron todo lo que sucedió. Además que con Sakura había otra aura muy debil, se apresuraron a buscar a la chica.

No perdieron tiempo y levantaron el cuerpo de Shaoran llevándolo a la cama de Sakura. Mientras la chica de ojos verdes no se quería despegar de él hasta asegurarse que estaría bien. Después de que lo dejaron en ese lugar, lo examinaron, la herida estaba cerrada casi por completo, Sakura simplemente lo observaba.

- Sakura - la dulce voz de su madre llamo su atención.

- No te preocupes él estará bien - dijo con una sonrisa.

Aún con unas lágrimas le sonrió agradeciéndole y siguió observando. Mientras los otros tres hablaban y Touya y el señor Kinomoto salieron rápidamente. Claro que no falto antes de eso que Touya le enviará una mueca al joven chino, pero nada más, sobre todo sabiendo que Sakura se encontraba presente.

El anciano comenzó a decir unas palabras que parecían versos en un idioma que pocos conocían. Unos versos que sonaban armónicos y suaves. Mientras tanto Nadeshico llevo a Sakura para hablar con ella sobre sus poderes.

Touya y el señor Kinomoto regresaron con algunos elementos necesarios para un hechizo de curación, que el anciano conocía.

En una habitación contigua con la misma decoración que la otra, sólo que la cama era más grande, era la habitación de su madre y padre. Sakura estaba con un mar de emociones, estaba feliz de saber que Shaoran estaba ahí con ella, y que el anciano sabía exactamente como curarlo, por otro lado estaba confundida como fue que logro transportarlo hasta allá, en realidad no recordaba bien lo que había pasado.

- Hija - la llamo su madre.

Ella volteó a ver con un rostro de confusión.

- Seguramente te estas preguntando sobre cómo lograste transportarlo hasta aquí - dijo viéndola fijamente.

Ella sólo asintió.

- Yo sabía que sólo Fuu podía abrir los portales y en ciertas condiciones, cuando se han alineado algunas estrellas y la influencia de la luna. - dijo Sakura reflexionando.

- Te explicaré...

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- ¿Dónde esta? ¿Dónde? - decía la voz entrecortada de una mujer, mientras se sostenía la cabeza con ambas manos. Sus ojos estaban un poco rojos, se vio en el espejo que tenía enfrente, notando que su rostro estaba demacrado y cansado.

Salió del tocador y se dirigió a donde se encontraban los demás.

Todos habían sido interrogados sobre la extraña desaparición. Pero ¿qué iban a decir? que una figura mágica se lo llevo.

Después de un terrible escándalo por la desaparición, todos los jóvenes se fueron al hotel que Hannia ocupaba, por petición de la misma (No pregunten como se deshicieron del interrogatorio).

Hannia se había dado cuenta que Fiang sabía algo y quería averiguarlo de alguna manera, y sabía que tenía que ver con magia.

Todos están en silencio viendo el piso. Tomoyo se encontraba sentada, no sabía que pasaba, sin duda se trataba de magia, una muy poderosa como para llevarse el cuerpo de Shaoran a pesar de no saber mucho de magia, pudo sentir que aquella especie de neblina que rodeo la habitación no era negativa, algo dentro de ella se lo decía, pero aún había preguntas sin resolver.

Fiang estaba parado viendo hacia afuera por una ventana de la habitación, parecía reflexionar. El guardaespaldas se encontraba parado a un lado de la salida del lugar tan sólo observando. Akihiro no sabía todavía lo que estaba pasando, sólo sintió un aura muy fuerte en la habitación del señor Li.

La señorita Tabura llegó y tomo asiento en un sofá para una persona de tal manera que lograba ver a todos.

- Fiang - dijo con voz firme. Su rostro se encontraba muy serio, había quitado todo signo del llanto, que no pudo controlar cuando vio que su prometido desapareció.

Fiang simplemente se dio vuelta y la miro atentamente. Él sabía que la joven Hannia sufría, después de todo eran amigos.

No sabía exactamente como decirle lo que sabía, no tenía idea de como reaccionaria, no recordaba haberla enfrentado a una situación igual, pero si ella lo preguntaba no tenia más remedio que contestar. Pero no entendía porque todos estaban ahí.

Hannia continúo.

- Señorita... - dirigió su vista hacia Tomoyo

- Tomoyo, puede llamarme Tomoyo - dijo cortésmente la chica de largo cabello negro.

- Señorita Tomoyo y Akihiro, el motivo de hacer esta reunión es por que considero que cada uno de nosotros posee información valiosa que nos puede dar pistas del lugar donde se encuentra Shaoran - dijo con aparente tranquilidad.

- Disculpe señorita Tabura, pero me gustaría hacer una pregunta - dijo amablemente Tomoyo

- Adelante.

- ¿Por qué no lo buscarán por medio de magia?

Fiang y Hannia no se sorprendieron de tal pregunta. Sólo Akihiro quien no sabía que Tomoyo conocía que ellos poseían magia.

- Esa es la primera opción, pero dado que él se encuentra muy débil - dijo con voz casi inaudible - no podremos encontrar fácilmente su aura, - subió el volumen de su voz - por eso es que he creído conveniente que puede ser mejor conocer cualquier dato que alguno de ustedes sepa que nos ayude a encontrarlo.

Todos la veían fijamente, estaba decidida a encontrarlo, pero en su voz se notaba la preocupación y la angustia, sobre todo era notada por Fiang y el guardaespaldas que no recordaban haberla escuchado hablar de esa forma. Pero Tomoyo no se quedaba atrás en percibirlo.

Todos comentaron lo que sabían.

Después de que cada uno dijo lo que sabía, se retiraron. Ya era muy tarde y todos estaban cansados, pero habían llegado a un acuerdo de verse la mañana siguiente para arreglar algunos asuntos y continuar la búsqueda, para seguir buscándolo.

Incluso Tomoyo se había ofrecido, no sabía de magia, no sabía por que pero estaba segura de que Shaoran se encontraba con Sakura sólo rogaba que ambos estuvieran bien.

Todos salieron de la habitación de la señorita Tabura.

- Fiang, por favor quédate - dijo la mujer.

- Esta bien - contestó el chico y se quedo.

Una vez que los otros dos habían salido.

- Fiang, sabes más de lo que acabas de decir ¿cierto? - preguntó sin rodeos Hannia, mientras lo observaba atentamente.

- Cuando se sintió la energía, me dio la impresión de que la habías reconocido.

- Así fue - dijo Fiang mientras se sentaba frente a ella.

- ¿De quién es la energía?

- Es de la señorita Sakura - dijo y la miró fijamente esperando su reacción.

Hannia levantó una ceja algo sorprendida.

- No lo entiendo, su energía era diferente cuando fue a China.

- Como se lo dije anteriormente, esa era una carta Sakura que la Card Master controlaba -dijo Fiang.

- Debe ser muy poderosa para haberlo logrado - Hannia desvió su mirada al suelo. Recordando las palabras de su futura suegra.

- ¿Dónde piensas que se lo llevó? - dijo con una gran tristeza Hannia.

- No lo sé, pero será mejor comunicarlo todo al Concilio, probablemente sepan que hacer- dijo Fiang.

Después de que Fiang se fuera Hannia tomo una ducha y se acostó.

Entonces en la soledad de la habitación, pudo sentir que de nuevo las lágrimas corrían por su cara, haciéndose mil preguntas, cómo se encontraría ahora, dónde estaría, realmente estaría con Sakura, tan sólo esperaba que donde quiera que estuviese se encuentre bien.

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Un día más, vaya que pasa rápido el tiempo cuando todos están ocupados, en sus variadas actividades. Hombres y mujeres pasan unos a lado de otros sin siquiera verse entre ellos sumergidos en sí mismos, en sus preocupaciones, en ellos mismos, en que van a comprar, cómo van a divertirse. Apenas se dan cuenta que los demás existen.

Que importa como están, que piensan, mucho menos como se sienten. Ellos son potenciales enemigos, están seguros de que en cualquier momento en un pequeño descuido los traicionaran dejándolos sin nada. Viven en una eterna desconfianza hacia los demás. No creen en la solidaridad mucho menos en la amistad.

Son zombis que caminan.

Una calle común y corriente, gente pasando en distintas direcciones todos muy apurados, incluso se empujan entre ellos para llegar más rápido, en la calle pasan autos elegantes a gran velocidad y de vez en cuando se detienen para insultar al conductor de enfrente que ganó un mejor lugar para avanzar.

Las personas que caminan por la acera están muy bien vestidas, todas parecen muy refinadas y elegantes. Sin embargo su mirada es muy extraña, no hay brillo, sus ojos parecen no reflejar nada. Se encuentran estáticos y su ceño va levemente fruncido.

En una esquina de esa concurrida calle hay una mujer. Tiene sus ropas muy maltratadas, en sus brazos lleva una pequeña bebé de escasos meses de edad, sólo parece que es niña por la cobija que lleva que parece que fue rosa, porque ahora esta gastada y sucia.

La mujer esta parada ofreciendo flores, son cerezos, hermosas flores color rosado y un dulce aroma, que contrastan con la mujer que las lleva.

- Compren una flor - dice con dulce voz la mujer.

Mientras extiende su mano para presentárselas a las personas que pasan.

- Caballero, lleve una flor - seguía llamando la mujer.

Sin embargo las personas que pasan frente a ella ni siquiera la voltean a ver, siguen caminando.

Un pequeño niño se acerca a la mujer y le sonríe. La mujer devuelve la sonrisa. El niño esta vestido muy elegantemente mira a la pequeña que se encuentra en los brazos de su madre y le sonríe. Por su parte la pequeña le sonríe con inocencia.

- Señora, quiero una flor - dijo el niño y se acerco a la mujer ofreciéndole 3 monedas que brillaban con el reflejo del sol.

La señora asintió, sonrió y le entregó la flor. Entre la gente apareció una mujer muy elegante viendo al niño de manera muy enojada.

- ¿Qué haces aquí?

Luego volvió su rostro a ver a la señora que se encontraba en ese lugar. Su cara demostraba furia, hizo un gesto de desagrado.

- ¡Vamos! - ordenó al niño jalándolo bruscamente de su bracito.

El niño no se movía, seguía viendo al hermoso bebé que aún sonreía.

La mujer de pobres ropas se limitó a ver a la señora.

- Si les demuestras misericordia, no dejaran de seguirte - dijo en voz baja la mujer elegante con un rostro mucho más enfadado y le dirigió una mirada de asco a la mujer y su pequeña bebé.

- ¡Vamonos! - dijo aún más fuerte. Arranco la flor de la mano de su hijo, que instantes antes había recibido y la tiro en dirección a la mujer mientras se llevaba casi arrastrando al niño que a pesar de ser llevado no quitaba la vista de la bebé.

La señora suspiro, era común ese tipo de personas que le dirigían gestos de asco y desagrado, pero aún había personas que cuando la veían sonreían y gustosamente le compraban sus flores. Pero en los últimos días nadie.

Estaba temiendo lo peor.

Otro pequeño niño se acerco a la señora, pero a comparación del anterior éste tenía sus ropas rasgadas por el uso y algo sucias.

- Mamá ¿Has vendido una flor?

La mujer sonrió con gran cariño.

- No hijo aún no, pero verás que pronto lo haré - con sus maltratadas manos acarició el cabello de su hijo.

- Tengo hambre mami - dijo el pequeño.

- Lo sé, pero tienes que esperar ¿De acuerdo?

- Ajá - musito el niño mientras le hacía caricias a su hermana.

La señora volvió su rostro a la multitud, debía vender algo. Ya era muy tarde y sus pequeños aún no habían desayunado siquiera.

- Si tan sólo estuvieras aquí - dijo con voz baja.

Recordó que antes de estar en esa condición, era muy feliz al lado de su marido. Quien ahora estaba en la cárcel acusado de haber robado una importante suma de dinero.

Pero él sabía, que había sido una trampa, lo habían engañado e inculpado. Estaba en ese lugar injustamente desde hace ya 3 años. Sin poder hacer nada por su familia que tanto adoraba.

Sacándola de sus recuerdos vio como a una mujer se le caía algo de su bolso, tomo a su hijo de una mano y se acercó entre la gente, que sin cuidado alguno la empujaba.

Sostuvo el monedero de la señora y cuando se dio cuenta de que se trataba, la llamo. Sin embargo nadie volteo. Camino rápidamente con ambos niños y la seguía llamando. Después de una cuadra se detuvo.

- ¿Qué pasa mami? - preguntaba en pequeño, extrañado por la actitud de su madre.

La señora le sonrió. Después siguió observando el monedero, ahora que haría con ella. Sería mejor que la lleve a la policía o algo así por si alguien la reclamaba.

Entre la multitud se oyó un grito.

-¡Ladrona!

La señora levanto la cabeza desconcertada, casi le había gritado en el oído. Estaba desconcertada.

Ahora todos los transeúntes pararon y observaban la escena.

- ¡Ladrona! esa mujer me robo - recriminaba la mujer mientras la apuntaba y veía con una cara muy enojada.

- No, no señora, a usted... - la mujer trataba de defenderse.

Ante los gritos la bebé comenzó a llorar, estaba espantada.

Entre las personas que se había parado a ver la escena se encontraba la señora que anteriormente había aventado la rosa que su hijo había comprado. El pequeño estaba tomado de su mano y cuando vio que la bebé lloraba puso su rostro triste, mientras seguía observando la escena.

Ahora dos policías habían llegado rápidamente y después de un enorme alboroto se llevaron a la señora y sus hijos. Diciendo que se los iban a quitar, que serían adoptados por otras familias.

Mientras la señora gritaba su inocencia y forcejeaba para que no le arrebaten a sus hijos. El pequeño y la bebé lloraba también amargamente y al final se los llevaron, separándolos quizás para siempre.

Otra vez las personas pasaban, otra vez, parecía que nada hubiese pasado. Una injusticia acababa de ocurrir y a nadie le importaba.

El niño seguía siendo jalado por su madre que ahora hacia compras, derrochando su dinero en tonterías. Mientras, sin que la madre pudiera notarlo por lo ocupada que estaba por sus compras, el rostro del niño que antes era sonriente, estaba en las sombras, unas pequeñas y cristalinas lágrimas bajaron por su rostro. Una pequeña luz brillo en su pecho.

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- Mi querido hermano Zeshin, eres muy débil y eso nos puede contar muy caro y no lo permitiré - Pensaba una persona sumida en una profunda oscuridad.

Sintió algo en un momento y seguido de ello contesto.

- Ya voy mi señor -dijo con una voz tenebrosa y hueca, después desapareció de aquel lugar.

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En aquel castillo custodiado por las gárgolas, parecía haberse sacado de una horrible película de terror. El olor era horrible, olía a una gran cantidad de animales muertos y sustancias repulsivas.

Sobre el suelo había lo que parecía ser fango de un color indefinible muy pegajoso. Oscuridad a todos lados, a lo lejos se alcanza a percibir una pequeña luz, que a pesar de serlo, era bastante tenebrosa. No era clara más era de un color morado.

Acercándose al lugar de la luz es posible observar que hay 3 figuras, pero su apariencia no es clara debido a la poca luz. Su energía es negativa, tan sólo acercarse un poco el cuerpo se estremece de manera indescriptible, sus auras están llenas de maldad, venganza, deseos de muerte y sentimientos negativos.

Una de las figuras sobresalía de las otras por su estatura que era mucho mayor y llevaba una túnica que lo cubría totalmente.

Esas figuras permanecían en silencio.

- Ya nos apoderamos de 6 de los siete elementos - una voz escabrosa resonaba en la cabeza de las otras dos.

- Ya ha comenzado lo que el destino a preescrito, sólo que el final no será el mismo. Nos hemos encargado de que nadie pueda evitar nuestra victoria.

- Es hora de comenzar - sentenció.

Las otras dos figuras hicieron una reverencia a la persona alta y desaparecieron.

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Sólo con verte mi corazón late muy fuerte, mil sensaciones hay en mi corazón y mil más ideas en mi cabeza, si tan sólo lo supieras, que yo quiero tanto. Que te amo.

Letras tan simples representan un sentimiento tan hermoso y grande, imposible de transmitir de otra manera. Cómo decírtelo si ya perteneces a alguien más... y tu corazón esta con ella.

Cómo no amar a la persona más maravillosa que he conocido en el mundo, cómo no amarte. Aunque ahora puedo verte. Estas tan cerca y tan lejos a la vez, que siento que mi corazón no resistirá tanta alegría y tristeza de que estés junto a mí.

Sakura veía al apuesto joven dormido. Ya estaba bien, sólo necesitaba descansar.

Paso su mano por su cara acariciándole. Su mano no había sentido toque más mágico y maravilloso. No volvería a tener esa oportunidad.

Por una sola vez tocarle. Y su cuerpo lo reclamaba, ahí estaba él. Los pensamientos no eran coherentes, sólo guiaba su corazón. Por unos momentos se dejo guiar por él.

Ahora sólo hablaba y actuaba el corazón. Todo su cuerpo se acerco al inconsciente muchacho, los ojos de ella estaba perdidos en su rostro. Simplemente y en un arrebato acerco su rostro y tiernamente toco sus labios con su frente.

El contacto fue tan placentero y causo una sensación indescriptible en su pecho una sensación que luego invadió su cuerpo completo, su frente era cálida y su piel muy suave.

- Shaoran - Sonaban tan bien ese nombre en sus labios. El nombre que repitió durante años, esperando que algún día todo el amor que le prodigaba pudiese hacer el milagro de que aquel mensaje de ese infinito sentimiento llegara a la persona que más amaba.

Pero aún gobernaba su corazón, diciéndose a sí mismo que otra oportunidad sería imposible.

En otro arrebato del corazón hizo lo que cada célula se su cuerpo gritaba, lo que tanto deseaba y si no era ahora, no era nunca. Simplemente se dejo llevar por el sentimiento que por tantos años había guardado y atesorado. Ahora salía en todo su esplendor por primera vez al tener a la persona frente a sí.

Se inclino nuevamente tomo su rostro con ambas manos sintiendo su piel en sus manos y viéndolo intensamente acerco sus labios a los de él. Sus ondulados cabellos rozaron con su rostro. Los ojos de ella se cerraron como si tratará de atesorar aquel momento y que todo su ser se concentrara en sentir, sentir, tan sólo sentir...

En un momento que duro una eternidad y nada a la vez, miles de pequeñas descargas dieron en su cuerpo pero aún más en su corazón. Sentía volar, una sensación en su pecho.

Sus labios eran suaves, eran cálidos. Su corazón latía como nunca, la sensación se hizo más intensa y se apodero de ella, tan grande que parecía no caber en su pecho y sentía explotar cada célula de su cuerpo.

Cada órgano, célula, cada vena y parte de su piel lo sentía y se encontraba en un estado de una extrema felicidad, de euforia total. En un momento deseó con todas sus fuerzas que tan arriesgado acto fuera correspondido. Sentía la necesidad de que aquel acto fuese correspondido cuando él estuviese consciente.

Se separo de él cuando de nuevo la cabeza y neuronas gobernaron su cuerpo. Lo miraba intensamente él parecía dormido en un dulce sueño. Sentía aún sus manos en su piel y pudo sentir su perfume, que era embriagador. Pero en lugar de reprochar tan atrevido acto, sintió pesar de que él no se hubiese dado cuenta.

Sintió que ahora si lo podría dejar, sólo había deseado eso, a pesar de los años y ahora era otro su deseo: su felicidad. No podía exigirle más.

Su corazón había actuado, sonreía, aunque lo hacía melancolicamente. Sus ojos mostraban un brillo muy especial al contemplarlo. Ese había sido un acto que sabía que jamás se repetiría, su corazón se ahogaba en un llanto silencioso y su razón decía que era lo mejor, ahora sólo lo vería como un buen amigo.

El corazón lo debía aceptar que aquel chico tenía a otra persona en su corazón, y por el bien de él y de ella misma era mejor dejarlo ir. Recordó el pasado, cuando él la ayudaba en la captura, se preocupaba por ella, aún en la captura de la carta Vacío, cuando él estuvo dispuesto a renunciar a su sentimiento más preciado. Ahora le tocaba a ella, renunciaría a su sentimiento más preciado, por la felicidad de él.

Al recordar todo quello no pudo evitar que lágrimas cristalinas salieran de sus bellos ojos verdes. Rápidamente se las retiro, lo miró de nuevo y sonrió con nostalgia.

Se alejo lentamente con esa mirada perdida, pero viéndolo con intensidad, como queriendo conservar esa imagen y sensación en su corazón. Por que sabía que todo eso debía ser enterrado en lo más profundo de su ser... para siempre.

- Shaoran... ai shiteru - dijo en voz baja. Acto seguido salió de la habitación.

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¡Hola!

Con un enorme agradecimiento me gustaría dedicar este capitulo a las personas que lo leen. Saben a quienes me refiero ^-^, si tú... por leerlo. Mil gracias por su apoyo.

No me maten, Shaoran no estaba muerto, sólo desapareció, además ahora ya esta casi sano (creo que era lo que más me convenia)

vanesa-chan: ¡Hola! qué tal eh...? Espero que este capi te haya gustado, tuve que inspirarme mucho, espero que haya valido la pena ^-^, gracias por tu review.

Sakura wen: No, Shaoran no estaba muerto. Creeme que trato de que sean de calidad los capitulos ^-^.

Undine: Gracias por escribir espero que última parte te haya gustado ^-^.

OÍGAN CHICAS: se pusieron de acuerdo o qué? No es cierto. De verdad me encantaría hacer más largos lo capitulos, pero en estos momentos tengo mucha tarea y si los hago más largo tardarían mucho más es ser publicados. Si por mi fuera me la pasaría escribiendo todo el día ^-^ me gusta hacerlo, sobre todo si escucho música (eso me inspira mucho!).

Listo, todo por ahora, Hasta luego.