Capitulo 16

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- Mei, por favor...

- No, no quiero.

- Mei eres una mujer adulta, casada y te comportas como una niña mal educada.

- No me importa.

- Mei...

- Te digo que no me importa, no te dejaré de molestar hasta que me digas qué esta pasando. Sabes que yo no lo puedo hacer por falta de poderes.

- Ya te lo he dicho todo.

- No es cierto, hay más lo sé.

- Prometes dejarme en paz.

Mei sólo asentía muy feliz.

- Esta bien te lo diré - dijo dando un suspiro.

- Por eso te quiero tanto.

- NO seas Hipócrita Mei.

- Anda dímelo.

- Esta bien pero... ¡suéltame! - grito algo molesta la joven de ojos y cabellera negra.

Asintió muy feliz Mei, pues casi todo el día se la había pasado colgada en el brazo de su amiga. Amenazando que si no le decía nada la seguiría hasta al tocador si era necesario. Hannia no tuvo otra alternativa.

Ahora estaba muy centrada en lo que hacía, después de noches de mucha preocupación algo dentro de ella le decía que Shaoran estaba bien, tenía confianza en ese presentimiento suyo. Y ahora se dedicaba con el Concilio a buscar la causa del desequilibrio.

La mansión Li estaba en aparente calma, no había muchos ruidos. Ellas se encontraban en uno de los tantos pasillos de la mansión.

- Me lo vas a decir ya o esperaras el hasta el siguiente mes - Mei estaba molesta pues su amiga se había quedado algo pensativa. Mientras ella la miraba y tenía las manos en la cintura esperando a que se dignara contestarle.

Pero la respuesta tuvo que esperar.

- Señorita Hannia, una persona la busca - dijo con cortesía el señor Wei, saliendo de otro pasillo, al parecer tenía unos momentos buscándola.

- Gracias Wei, ¿sabes de quién se trata?

- Dice que la conoce su apellido es Daidouji, Tomoyo Daidouji, se encuentra en el recibidor.

- Gracias Wei.

No habían pasado ni 1/2 segundo, cuando Hannia sintió un viento a su lado y extrañamente más ligera. Cuando volteo sólo se percato de que su amiga ya no estaba a su lado.

Suspiro resignada y comenzó a caminar hacia el recibidor. Mei estaba ansiosa de volver a ver a su antigua compañera de la escuela de Japón. Saber que iba a llegar alguno de esos días era el poco de información que tenía.

Cuando al recibidor no se sorprendió de lo que vio. Esta Mei abrazando eufóricamente a su ex compañera y después comenzó a dar vueltas y vueltas a Tomoyo, con una sonrisa de oreja a oreja, pues su ex compañera estaba vestida muy elegantemente y se veía muy bien.

Mientras Tomoyo estaba parada sonriendo y con una gota en la cabeza que a cada vuelta de Mei se hacía más y más grande.

- Buenas tardes, señorita Daidouji - Hannia la saludo cortésmente.

Durante esos días había estado en contacto con Tomoyo por si alguna situación se presentaba en Japón.

- Buenas tardes, señorita Tabura.

Mei dejo de dar vueltas y las miró a ambas.

- ¡Cielos!, que educadas - dijo mientras sonreía.

Las tres chicas se sentaron y trataron de disfrutar el encuentro. Mientras Tomoyo decía a Hannia lo poco que sabía y algunas cosas, Mei tenía muy atento el oído para saber más. Tenía muchas ganas de hablar con ella, pero sabía que primero era saber lo demás.

Tomoyo le informo algunos extraños sucesos en Tokio y llevó algunas pertenencias de Sakura a Hannia. Cuando Mei las vio se extraño mucho.

- ¿Para qué son? - mientras apuntaba una carta y una preciosa cadena plateada que tenía como dije lo que parecía ser un anillo cristalino.

- Son unas cosas que me envió Sakura hace un tiempo - contesto Tomoyo mientras su mirada parecía melancólica- Cuando fue mi cumpleaños ella me lo envió, pero el anillo me quedo muy pequeño y lo uso como dije.

- Valla Kinomoto no cambia, sigue siendo despistada - dijo con una sonrisa, también melancólica.

- Sólo espero que se encuentren bien - dijo extrañamente seria Mei - bajando su mirada al suelo, no pudo evitar dar un suspiro, a pesar de que aparentaba la mayor parte del tiempo, estaba algo preocupada, sin saber el paradero de su querido primo y de Sakura.

- No te preocupes Mei, él esta bien y Sakura también, algo dentro de mí lo sabe. - habló en tono esperanzador Tomoyo, seguía con ese presentimiento, mientras sonreía a su amiga. Mei asintió un poco aliviada.

Hannia lo noto, Tomoyo era una persona muy observadora y sensible y de alguna manera también sentía que Shaoran y Sakura estaban bien. Pero para salir un poco del tema...

- Son para buscar el aura de Sakura con ellos - contestando la pregunta de Mei -Hemos tratado de hacer con el de Shaoran, pero al parecer aún esta débil y por eso no le hemos encontrado. Pero el de Sakura es más fuerte y si tenemos suerte en poco tiempo los encontraremos - dijo para darles un poco de esperanza y mientras se ponía en pie.

- Lamento mucho dejarlas ahora, pero como comprenderán hay mucho que hacer... Así que con su permiso, me retiro.

- Mei y Tomoyo asintieron y se levantaron para despedirla y posteriormente se perdía en los pasillos de la mansión.

- Lo quiere mucho, ¿cierto? - preguntó Tomoyo mientras veía la puerta por donde salió Hannia.

- Así es, lo quiere mucho – dio un pequeño suspiro.

- Me preguntó como lo habrá tomado Sakura... - pensaba Tomoyo

Mei miró a su amiga.

- Pero mi queridísima Tomoyo, como has cambiado - la sonrisa de Mei regreso repentinamente.

- ¿Tu crees? - sonreía sutilmente Tomoyo.

- Pues tú te ves hermosa.

- Lo sé, lo sé - decía "modestamente" Mei.

- Entonces el matrimonio te ha sentado bien - dijo un poco maliciosa Tomoyo.

- ¿lo sabes?, pero ¿como?

Tomoyo simplemente sonreía ante la cara de Mei.

- Me lo dijo un pajarito.

- Ehh?

- Pero dime que tal te va a ti? - dijo con sonrisa muy pícara mientras le daba pequeños codazos a su amiga. -Te has vuelto una mujer muy linda- Tomoyo se sonrojo un poco.

- Debes tener a muchos pretendientes tras de ti, esperando que algún día les des el Sí - Mei tenía corazoncitos en los ojos he imaginaba mil cosas. De pronto se quedo estática y miro de frente a Tomoyo con ojos preocupados, Tomoyo se sorprendió y también la miro.

- No será..., no será que... ¡Ohhhh!, no me digas que ya te has casado y no me invitaste - después bajo la cabeza y casi en susurro dijo.

- Lamento mucho no haberme comunicado contigo, pero es que cuando trataba de llamarte, siempre decían que no estabas y después estudie en un internado y hay no podía hablar con nadie... yo lo siento - dijo muy bajito mientras mantenía la cabeza abajo.

- Yo.... - iba a decir algo Tomoyo.

Mei levanto la cabeza y cascaditas de lágrimas caían por su rostro.

- Yo también lo siento es que...

- No tenemos porque disculparnos, estoy segura que nuestras razones tuvimos, pero ahora hay que disfrutar el momento - Ahora estaba muy contenta, parecía que cambiaba muy rápido de ánimo.

- Tienes razón - también sonreía.

- Bien... me estabas diciendo tu condición, soltera, casada, dejada, viuda, divorciada, comprometida... o?

- Mei, sólo tengo 19 años.

- ¿Y?, la vida es corta..., debes disfrutarla. ¿Entonces?

Tomoyo no podía evitar sonreír a las ocurrencias de su ex compañera.

- Pues...

- ¿Sí? - dijo muy interesada Mei.

- En realidad yo estoy...

Mei se acercaba más y más esperando la respuesta.

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- Perfecto, muy bien - una voz escabrosa se dejaba escuchar en la mente de una persona.

Se encontraba en lo alto de un edificio, parado, cubierto por una larga y oscura gabardina, parado en el borde. Tal sólo observando a la ciudad que yacía a sus pies. Abajo parecía que nadie se percataba de su presencia, la vida tan sólo parecía correr de manera normal.

De la nada surgió un fuerte viento y tras aquella persona sintió 6 presencias fuertes.

- ¿Todo esta listo? - preguntó sin siquiera voltear a los dueños de la energía que sentía.

- Ya esta señor, ahora es sólo cuestión de tiempo.

El sujeto se dio la vuelta encontrándose frente a sí a 6 sujetos, se encontraban inclinados ante el sujeto de la gabardina. Eran seres muy especiales, ya que sobresalían de ello unas hermosas y brillantes alas oscuras, pero su cara no era visible.

- Ahora vayan con mi hermano, los espera.

- Como diga señor - sonó al unísono a la vez que los seis desaparecían.

El sujeto subió su mirada para observar a la hermosa torre de Tokio que se levantaba imponente frente al chico. Sabía que debía hacer algo, y sabía que había sólo otra oportunidad para lograrlo.

- ¿Qué pasa Zeshin? - escuchaba una voz en su cabeza.

- Señor tengo una idea para evitar que cualquiera de los Kinomoto se interponga en nuestro camino.

- ¿Eso es cierto? - preguntó un poco incrédula la voz.

- Si señor, tienen un punto débil... y yo lo conozco.

- Sakura Kinomoto... será fácil, aún no llega a su máximo poder - dijo mientras en sus labios se formaba una sonrisa.

- Fue por eso que estuviste tanto tiempo en a Tokio - Zeshin pudo notar que la voz se escuchaba complacida.

- Sí, ahora la conozco perfectamente, y sé donde atacar. Pero para eso necesito regresar a Hikaru.

- Entiendo, con tu hermano y los demás será suficiente para el plan, puedes ir, no te necesitaremos.

- Esta bien, señor.

Sintió como de nuevo la terrible energía de su amo desaparecía. Siempre que se comunicaba o acercaba a él lo podía sentir, toda su maldad, todo su odio y coraje.

- ¿Hermano?... - su voz sonaba sarcástica.

- Señor, ¿se encuentra bien? - de pronto Zeshin escucho una vocecita muy tímida.

- ¡Vete! - dijo casi gritando, sin tomarse la molestia de voltear a ver quien era.

No tenía tiempo, debía regresar lo antes posible a Hikaru. Tenía todo planeado y no permitiría que nada se lo impidiera.

- Pequeña... - dijo casi en susurro.

Después de eso, desapareció.

La personita que le había hablado se había quedado ahí parado. Era un niño pequeño que en ese instante tenía una sensación muy extraña en el pecho. Y a pesar de haber observado como el sujeto desapareció no se sorprendió, simplemente su mirada se perdía en el firmamento.

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Llevaban algunos días de entrenamiento duro y pocas veces descansaban. Días durante los que Shaoran se dio cuenta del progreso de la ex-card captor. Era simplemente impresionante, no necesitaba de las cartas Sakura para desplegar su poder, había alcanzado un nivel muy superior al del mismo Jefe del Clan Li y él mismo no conocía a nadie con esa capacidad.

El señor Gakusha había aceptado entrenarlo a él también, y se sorprendió al saber que podía aumentar aún más su poder y lo estaba logrando, Shaoran se encontraba muy satisfecho de su progreso. Ahora se sentía más seguro con sus poderes y trataba de aprovechar los entrenamientos al máximo.

Y sabía que si ponía más esfuerzo sería mucho más fuerte. Pero Sakura se encargaba de no dejarlo esforzar demasiado argumentando sobre su salud. Aún así el señor Gakusha se sorprendió de su potencial, sabía que era fuerte pero jamás pensó que lo fuera tanto.

Dos días después de que todos se fueron a asegurar las fronteras de Hikaru, regresaron muy preocupados todos, por la fuerza que ganaban las energías negativas. Sin embargo trataban de avivar la esperanza.

Durante ese tiempo Shaoran conoció más sobre Hikaru. En los pequeños momentos de descanso del entrenamiento iban a caminar con Sakura y ella le explicaba, y le mostraba criaturas impresionantes. Criaturas que sólo se ven el los sueños y que parecían sacados de cuentos fantásticos. Todos se comportaban muy amables y corteses a la vez que cada día se quedaba maravillado.

- Bien, muy bien - felicitó el guardián de Hikaru. Después de que Shaoran subía a un nivel asombroso su energía y la mantenía.

- Pero aún falta algo - dijo pensativamente el señor Gakusha.

Sakura y Shaoran se sorprendieron un poco.

- ¿A qué se refiere? - preguntó Sakura.

- No lo sé, tal parece que aún no tiene el control suficiente - dijo el señor mientras se tomaba el tenso y meditaba.

Shaoran volteó a ver a Sakura quien tenía cara de no comprender mucho de lo que decía.

- Verán los seres humanos, o sea ustedes, tienen un potencial muy grande. Lo malo es que ni ustedes mismos lo saben, se encierran demasiado en las cosas materiales y en la vida que llevan. Dejan de lado lo que sienten para estar sólo pensando. Dejan de escuchar la voz de su corazón y lo reemplazan por cosas vanas, sin saber que dejan de lado el poder más hermoso y poderoso de su corazón.

-Y para tener un equilibrio y poder controlar a la perfección sus poderes, es necesario que reconozcan lo que sienten. Tienen que llevar a un equilibrio su pensar y sentir, y por lo que veo, al manejar sus poderes ambos han dejado de lado lo que sienten y eso es lo que les impide manejar su máximo poder. Ya que su poder se encuentra muy relacionado con sus sentimientos - dejo de hablar y permaneció un rato pensativo.

Sakura y Shaoran sólo se quedaron muy callados, meditando si lo que decía era cierto.

- Necesitamos trabajar en eso, pero por ahora es mejor ir a descansar han sido largos días de entrenamiento y si están cansados no utilizarán todo su potencial.

Ambos chicos asintieron.

- Esta bien, gracias - dijeron ambos, en realidad si estaban cansados así que decidieron descansar un momento.

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En el palacio se encontraban los padres de Sakura, quienes estaban tratando de mantener el equilibrio por medio de conjuros. Aunque al principio no les constaba mucho, al pasar del tiempo, y aunque ellos lo negaran, se debilitaban, sobre todo la madre de Sakura. Mientras su hermano, Fuu y sus guardianes se encarga de ayudar a los pobladores de Hikaru a hacer escudos mágicos para mantener a salvo la parte positiva del planeta, con ayuda de las cartas mágicas.

En la misma sala donde pudieron observar las devastaciones de las que estaba siendo víctima Hikaru, se encontraban los padres de Sakura. La señora Kinomoto se encontraba en una especie de trance, parada a la mitad de la sala, con los ojos cerrados y pronunciando casi en susurro lo que parecían ser hermosos versos.

Su cabello era movido con un leve viento que la rodeaba y se levantaba hacia el techo, sus ojos estaba cerrados, sus manos unidas a la altura de su pecho, mientras en su dedo brillaba un precioso anillo casi cristalino con el símbolo de Hikaru. El señor Kinomoto la acompañaba viéndola con ternura y preocupación en sus ojos.

El viento que la envolvía comenzó a desaparecer poco a poco, mientras ella bajaba la voz a nada y abría lentamente los ojos. Repentinamente sintió como se mareaba. De inmediato el señor Kinomoto acudió en su ayuda, sosteniéndola suavemente.

- ¿Te encuentras bien? - preguntó preocupado.

Nadeshico lo miró tiernamente y con tan sólo una sonrisa asintió. El corazón del padre de Sakura descanso. No le gustaba ver a su esposa tan débil y cada vez era peor, tenía mucho miedo. Pero sabía que debían seguir adelante.

- Lo lograremos, no te preocupes, sé que lo haremos - dijo a su esposa tratando de convencerla y a la ves de convencerse a sí mismo.

- Cuando todo termine seremos una familia feliz, como lo fuimos alguna vez, podremos vivir en paz.

- Así será.

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El viento soplaba acariciando suavemente las plantas y haciendo que algunas flores cayeran de los árboles, haciendo un espectáculo hermoso a la vista. En medio de la colina se apreciaban dos figuras sentadas en el verde pasto, ahora adornado con algunos pétalos de flores multicolores.

Eran Sakura y Shaoran. Sakura llevaba un sencillo pans color blanco y una blusa del mismo color, era su ropa de entrenar. Pero a pesar de ello demostraba que era una chica deportista y bien cuidada, con una figura hermosa y delicada. Estaba un poco despeinada por el entrenamiento y el viento jugaba con sus mechones.

Mientras Shaoran vestía un pantalón que le quedaba algo grande, color verde claro y una playera blanca, que era ropa del hermano de Sakura. Sin embargo el cuerpo del Jefe del Clan Li estaba mucho más entrenado y muy bien proporcionado. No era muy musculoso, pero ninguna chica que lo viera podía dejar de suspirar. Al igual que Sakura, pero él por naturaleza, estaba un poco despeinado. Tenía los ojos cerrados sintiendo tal sólo el viento dándole en el rostro. Pocas veces podía sentirse tan bien, a pesar de todo, en ese lugar podía olvidarse un momento de su vida tan apurada. La verdad es que se negaba a pensar en su vida real, ahora sólo quería sentirse libre unos momentos y a pesar de estar entrenando duro, se sentía muy bien.

Sakura lo miró por un momento, se veía tan encantador. Tenía ya días conviviendo con él. Pero no podía negar que era feliz a su lado. Deseaba que nunca terminaran esos días, deseaba que estuviera con ella para siempre, tenía la mirada de nuevo pérdida en él.

Después sintió un punzante dolor en el pecho, era el recuerdo de la realidad. Sabía que en la batalla moriría, no tenía caso hacerse ilusiones..., todo estaba escrito. Y aunque lo deseaba, no podía, en realidad su corazón quería confesar lo que sentía. Pero sabía que si lo hacía sólo lo haría sufrir más, además podría sentirse obligado con ella, aún más, puesto que le había salvado la vida. No quería eso, no quería comprometerlo, cuando él tenía en su corazón a otra persona.

Shaoran sintió la intensa mirada de Sakura y abrió los ojos, todavía alcanzo a observar el brillo en los ojos de ella. Que intento desaparecer cuando él la volteó a ver.

- ¿Pasa algo? - dijo un confundido por sus ojos.

Ella inmediatamente hizo como si el cielo fuera muy interesante y quitó su mirada.

- Estaba pensando.

- Se puede saber ¿en qué? - dijo mientras se incorporaba un poco y la veía.

- En lo que dijo el señor Gakusha - su mirada parecía perdida en el cielo.

- No te preocupes, sé que podremos.

- Eso no es lo que me preocupa - dijo en voz muy baja que su compañero no escucho. Cómo pensaba que podría poner más atención al sentir, si lo que sentía no era nada que no conociera, sólo que lo intentaba reprimir pues no sería nada agradable para ella expresarlo.

Estaba muy preocupada por su madre, pero fingía no estarlo, sentía que las barreras no durarían mucho, sentía una enorme preocupación por todos los habitantes de la tierra, se sentía inútil ante todo, sentía un enorme sentimiento que según ella debía ser reprimiendo para no molestar a nadie. Cómo el señor Gakusha pedía que exprese todo eso que sentía.

Por su lado, Shaoran al pensar en lo que sentía, se sentía algo confundido, su llegada repentina a ese lugar, el peligro, la madre de Sakura, su familia, su poder, Hannia, el destino, Sakura... simplemente no podía poner todo en claro. Le pedían que sintiera y sólo sentía una enorme confusión y no había tiempo para ponerse a meditar y ponerlos en orden. Además una parte de él se negaba rotundamente a dejar ese sentimiento de paz que en ese momento lo rodeaba.

De pronto ambos se levantaron rápidamente.

- ¿De quién es esta energía? - preguntó Shaoran.

Sakura no contesto tan sólo le dio una sonrisa y comenzó a caminar rumbo al palacio, esto dejo un tanto sorprendido a Shaoran.

Después de un segundo de asombro Shaoran fue tras ella. La energía que sintió le pareció muy conocida, demasiado.

Shaoran llego al palacio, había perdido de vista a Sakura, después se encontró en una sala, donde se encontraban reunidos la madre y padre de Sakura, sus guardianes, el señor Gakusha, Touya y Fuu, quien parecía estar un poco pálido.

- Los estábamos esperando - una voz varonil sonó en el lugar.

Nadie pareció sorprendido de escuchar aquella voz, sólo Shaoran se apresuro a buscar al dueño de la voz con la mirada. De atrás de Yue y Fuu salió un joven. Aproximadamente de su misma edad vestido de azul claro. Era de la misma altura que Fuu, de cabello extremadamente negro que con los reflejos de un color azulado brillante. De mirada tranquila y llena de un cierto toque de sabiduría y misterio a la vez. De cuerpo atlético y bien formado, piel blanca y rasgos varoniles.

Claro quien más podría ser. El único, el inigualable y resucitado... Clow. Shaoran seguía impresionado. Mientras la reencarnación de Clow Li lo veía con suma tranquilidad.

- ¡ERIOL! Me alegra que estés aquí.

Shaoran quedo aún más impresionado cuando Sakura prácticamente se arrojo a los brazos del chico de cabello azulado. Casi no creía lo que veía, Sakura abrazaba efusivamente a Eriol y éste correspondiéndole de la misma manera.

Mientras los demás sonreían mientras lo veían.

- Sakura, quieres dejar respirar a Eriol. Ya esta morado - dijo burlonamente Kero que hasta entonces había estado callado pero ahora sonriente de ver a su ama tan emocionada.

- O_O¡ Lo siento- dijo Sakura mientras se separaba.

- No te preocupes, también me alegro de verlos - dijo sonriendo y mientras poco a poco regresaba su piel a ser blanca y dejar de ser morada.

- Sakura, Hiragisawa ha venido a ayudarnos y no tienes por que matarlo antes de eso - decía muy burlonamente Touya.

- En verdad lo lamento - dijo con vergüenza Sakura con voz bajita un poco sonrojada y jugando con sus dedos.

- No te preocupes - sonreía Eriol.

- También me da gusto verte Li - saludó Eriol, sorprendiéndolo un poco pues Shaoran aún no cabía en su asombro, se le había quedado viendo a Sakura que estaba muy apenada.

Eriol se acercó a Shaoran y le extendió la mano para saludarlo. Shaoran le respondió de la misma manera, pero Shaoran seguía muy confundido. ¿Que hacía Hiraguizagua en ese lugar?

- El joven Hiragizagua nos va a ayudar para buscar a los pilares, tal parece que conoce un hechizo que puede servir - explicaba calmadamente Fujitaka.

Eriol con una encantadora sonrisa sólo asentía levemente, confirmando lo que decía el padre de Sakura.

- Creo que ese hechizo ayudará, pero necesitaré algo de tiempo para realizarlo - parecía bastante calmado.

- Pero ¿cómo llegaste aquí? - preguntó finalmente Shaoran.

- Como la encarnación del mago más poderoso de la tierra, tengo ciertos privilegios, entre ellos poder transportarme a donde me plazca, claro que consumo algo de mi energía.

El joven Jefe del Clan Li, nunca pensó sorprenderse tanto en tan poco tiempo. Sintió más detenidamente el aura del Hiraguizagua, poseía un nivel muy alto, casi era el mismo que el de Sakura, pero a ella aún le faltaba para llegar a su nivel. Se daba cuenta de que la reencarnación de Clow no había estado perdiendo su tiempo.

Después otra duda llego a su cabeza. ¿Cómo él había llegado a ese lugar? Estaba tan emocionado en los entrenamientos y tan tranquilo que no se le había ocurrido esa pregunta.

- ¿Cómo llegue aquí? - dijo casi en susurro, mientras veía el suelo.

- Nuestra querida Sakura lo hizo - escucho una voz, en realidad no se dio cuenta que lo preguntó tan fuerte. Cuando dirigió su mirada a quien le había contestado, encontrándose con la dulce sonrisa de Nadeshico Kinomoto. Inmediatamente los colores le subieron al rostro.

- De alguna manera logro transportarte hasta este lugar - le explicaba Nadeshico, mientras su mirada se dirigía a su hija.

- Es muy poderosa, pero... - iba a seguir preguntando, pero luego dirigió su mirada a Sakura. Quién yacía conversando alegremente con Eriol, mientras Kero interrumpía y ambos sonreían, después Kero apuntaba a Yue y Touya, quien sólo observaba serio, y luego todos reían ajenos a la conversación de Shaoran y Nadeshico.

De la conversación de Nadeshico y Shaoran sólo se habían percatado Fujitaka y Fuu, quien observaba detenidamente al joven de ojos marrones.

- ¿Dónde esta Spi? Quiero demostrarle lo que he alcanzado - Kero estaba emocionado de poderle mostrar a su "amigo" sus avances en los videojuegos.

- Lo lamento Kerberos, pero se quedo a ayudar a Nakuru a suplantarme en mi ausencia - dijo con una sonrisa Eriol.

- Y ¿cómo han estado? - Sakura parecía estar muy contenta.

- Muy bien, mi querida Sakura. En realidad Naruku extraña mucho a tu hermano - dijo burlonamente Eriol.

Todos voltearon a ver a Touya que sólo frunció el ceño.

- Pues yo a ella NO - y miro a otro lugar. A pesar de sus gestos, todos sabían que se encontraba contento.

- Yue, me alegro que te hayas adaptado a este lugar - con su imborrable sonrisa Eriol se dirigía a su antiguo guardián. Mientras éste como siempre, su cara de indiferencia, no expresaba nada, tan sólo se molesto en asentir levemente.

- Fuu, me alegro verte de nuevo - Eriol se acerco a Fuu eran de la misma estatura que él y le ofreció la mano. Este le correspondió de la misma manera.

- Espero que hayas cumplido mi encargo de cuidar a nuestra querida Sakura.

Fuu sólo asintió. Sakura por su parte sonreía.

Después de una conversación muy agradable. Eriol decidió comenzar con el hechizo, iba a necesitar varias cosas, pero todo le fue traído. Necesitaba un lugar tranquilo para hacerlo así que se fue a otra parte de Hikaru, no muy lejos.

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Sakura se quedo un momento platicando con todos. Shaoran decidió salir al jardín del palacio. Se quedo en un pequeño jardín observándolo. Le recordaba mucho a ese lugar donde se iba a descansar en ocasiones.

- ¡Hola! ¿Estás bien?

Shaoran reconoció la voz.

- Si, lo estoy.

- Oye.

- ¿Sí? dijo él mientras se daba vuelta a ver a Sakura.

- ¿Qué pasa?

- Me podrías prestar tu mano.

Shaoran se desconcertó un poco, su mano. Bueno si eso quería.

Se la extendió y ella la tomo. Viéndola fijamente y sin que Shaoran se diera cuenta del color de la cara de Sakura que era de un rosita muy gracioso, ella la tomo suavemente.

Shaoran sintió como algo era introducido en su mano. Ella dejó su mano y entonces él pudo ver de lo que se trataba. Era un hermoso anillo cristalino en cuanto lo vio se quedo sorprendido recordando algo y luego vio la mano de ella.

Ella también tenía uno igual.

Shaoran lo veía inserto en su mano, en un movimiento pudo ver que en él se encontraba el símbolo de Hikaru muy sutilmente marcado.

- Es para tu protección.

- ¿De qué?

- La parte oscura de este lugar te puede destruir si no lo tienes. También repele los ataques de las personas malignas, no de todos los ataques pero si de algunos.

- Recuerdas la Batalla de Zeshin y Fuu. Zeshin atacaba con algunos básicos, pero fuertes y Fuu utilizó el anillo.

- Así que fue por eso que no lo daño tanto.

- Si.

Shaoran se dio la vuelta para seguir observando el jardín. Sus pensamientos divagaban.

Sakura tan sólo lo observaba, pero al verlo tan pensativo, pensó que no era conveniente interrogarlo. Miro una última vez su espalda. Aún de espaldas se veía realmente bien. Sin poder evitarlo se sonrojo aún más.

- ¿Qué estas pensando Sakura? – se reprochaba Sakura mientras se alejo lo más rápido que pudo.

Ajeno a todo Shaoran decidió por fin hacer la preguntaba que ya tenía rondando en su cabeza.

- Sakura... bueno, - dio un leve suspiro - tu y Eriol...- después se arrepintió de sus palabras. Él no tenía que pedir explicaciones por el comportamiento de su amiga. Rápidamente se quiso retractar se dio vuelta rápidamente para disculparse. Pero para su alivio vio que ella ya no se encontraba ahí. ¿Qué le estaba pasando?

Comenzó a caminar por el jardín, de uno de ellos se podía observar a todos los que hablaban adentro.

Vio como Sakura llegaba a hablar con Fuu y Eriol que parecían muy complacidos de verla. Todos sonreían, no escuchaba la conversación, pero sí noto que tanto Eriol como Fuu, veían tiernamente a Sakura. Mientras ella también les sonreía, pero le llamo mucho la atención que ella estaba con un color rosita en las mejillas. Sería posible...

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N. de la A. Siento mi intromisión, pero considero necesario que para las siguientes escenas.

Sip. por fin lo que me habían pedido escenas románticas (o por lo menos eso creo yo). Pero para ambientarlo si es posible que puedan escuchar alguna música de su gusto. Preferentemente suave, recomiendo: Caribean Blue de Enya, Moments in love o Nothing else matters de no se quienes (son las que utilice para inspirarme) Y aquí les va...

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Era tarde. Bueno eso parecía, en realidad en Hikaru no había noches tan sólo la intensidad del sol bajaba. En ese tiempo se podían observar las estrellas en el cielo y algunas veces la hermosa aurora boreal adornaba el cielo.

Aquel día Shaoran no podía conciliar el sueño, era raro, después de los entrenamientos estaba muy cansado y llegaba al palacio a descansar. Y a pesar de que estaba un poco cansado no lograba, pensaba, trataba de pensar y acomodar sus sentimientos como había sugerido, pero ahora era mucho más confuso que antes. Como sabía que no podría dormir decidió salir un rato a tomar aire o entrenar. Silenciosamente salió del lugar, parecía que todos descansaban en sus habitaciones.

Salió y camino por el lugar, parecía que estaba en un sueño, ese lugar era un sueño realmente las flores, las plantas, los animales místicos y fantásticos. Caminaba lentamente hasta llegar a un lugar que para él y Sakura era su favorito.

Era una hermosa cascada que caía de una impresionante montaña, el agua era fría pero muy muy limpia, se podían observar los peces jugando dentro, las plantas que crecían a su alrededor eran flores color azul, con un centro blanco. Eran muy especiales pues por las tardes comenzaba a cerrarse y en las mañanas se abrían para mostrarle su centro al hermoso sol. Con el viento ellas soltaban algo parecido a un polvo brillante, en color blanco y parecían brillar con el brillo del sol. Pero que al tocar el suelo brillaban y para después desaparecer, en un fenómeno muy hermoso.

Un poco más adelante siguiendo el cause del río había un enorme cerezo, abajo de él, había una roca en forma de asiento y a su alrededor había también ese tipo de flores tan especiales. En ocasiones junto a Sakura iban a descansar en ese lugar.

Así que decidió ir a ese lugar, sin embargo cuando caminaba hacia allá escucho que alguien hablaba, movido un poco por la curiosidad se acercó desapareciendo su aura y en silencio. Entonces pudo escuchar lo que decían, pero después reconoció las voces, eran Eriol y Sakura quienes conversaban.

¿Por qué se quedo escuchando? Ni el lo sabía, pero ahí se quedo.

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- ... tu crees?

- Sí, tu nivel de energía ha estado subiendo muy rápidamente, eres más talentosa de lo que imagine. Pronto serás más fuerte que yo - la hermosa sonrisa de Eriol se hizo presente que podría cautivar a cualquier chica.

- Pues yo no pienso eso.

- Ah no?

- No, siempre serás más fuerte que yo. Además eres mucho más inteligente, más capaz, más sabio, más...

- Vamos, vamos Sakura, vas a hacer que me sonroje y me crea más de lo que soy.

Sakura le sonreía abiertamente.

- Me alegro que estés aquí.

- Yo también, me agrada ser de utilidad.

Sakura repentinamente cambio su rostro a uno de tristeza.

- Crees que lo lograremos.

- Sakura... mi querida Sakura, no te preocupes, lo lograremos, si todos ayudamos estoy seguro que lo haremos.

- Pero no pierdas la esperanza, debes seguir tu corazón y verás que todo saldrá bien.

- Pero mucho de lo que pasa es mi culpa Eriol...

- Yo no pude encontrar el hechizo para encontrar los pilares, involucre a los Li sin querer...

Shaoran quedo algo confundido, pero se quedo escuchando.

- Puse a Shaoran en peligro, casi muere por mi culpa, y aún no llego al nivel para la batalla, los escudos no durarán mucho, y yo...

- ¿Entonces te has dado cuenta? - pregunto Eriol con su rostro algo serio.

Sakura sintió.

- Los escudos se están debilitando cada vez más. ¿Qué esta pasando en la tierra Eriol?

Eriol lo sabía lo había visto en la tierra, muchas cosas terribles, pero no quería decírselo a Sakura, ella estaba ya muy afectada, sólo serviría para preocuparla aún más. Así que se quedo callado.

Sakura lo miro y sin poder contenerse comenzó a llorar, tapó con sus su rostro con sus finas manos mientras sentía caer las lagrimas. Se sentía tan culpable, sabía que fuera lo que fuera Eriol no la engañaría, pero el que se quedara callado, sólo quería decir que sí estaba pasando algo y no se lo quería decir. Eso junto a la culpabilidad la hicieron llorar.

Shaoran sentía partirse su corazón cuando la vio llorar.

- Sakura... - Eriol hablaba en forma cariñosa y suave a Sakura.

- Sakura, por favor no llores.

- Lo sé, lo sé debo ser fuerte, no llorona y débil - decía y las lágrimas parecían no tener fin.

- Te equivocas - Eriol le hablaba de la misma manera.

- Tus sentimientos te hacen más fuerte, sólo tienes que aprender de ellos.

Lentamente pero muy suave Eriol tomo el mentón de Sakura e hizo que la mirara a los ojos, mientras sentía las lagrimas de la ex card captors aún caían y llegaban a sus manos, eran tan cálidas.

- Por favor... dijo mientras se acercaba a ella.

- No llores, eres hermosa y no me gusta cuando lloras, por favor sonríe. Tu alegría nos ayuda en la batalla, por eso luchamos, para mantener este mundo tan hermoso como es, y queremos que todos sean felices no es cierto? pero antes que nadie nosotros debemos tener esperanza en que todo saldrá bien.

- Prométeme que ya no llorarás y que no perderás la esperanza, por ti..., por mí..., por él..., por todos.

Sakura lo observaba mientras hablaba, sus palabras eran tan hermosas, era tan lindo.

- Ahora sonríe mi querida Sakura, que tu sonrisa ilumina el camino de todos y nos hace seguir adelante.

Sakura se sintió tan bien, pensar que ella era importante para ellos como lo eran ellos para ella. Asintió ya un poco más calmada y sus lágrimas dejaron de salir lentamente.

Con ambas manos, Eriol limpió el rostro de Sakura, mientras ella sonreía.

- Es hora de descansar, es mejor que vayas a dormir - dijo Eriol mientras se levantaba de la piedra.

- ¿Entonces mañana comenzaras el hechizo?

- Si así lo haré, pero por ahora debo descansar para que mañana de lo máximo.

- Esta bien, yo quiero quedarme otro rato aquí.

- Cómo desees Sakura - le dio una bella sonrisa Eriol.

- Hasta mañana entonces, Sakura.

- Hasta mañana Eriol.

Eriol se alejo lentamente, mientras Sakura veía atentamente el cielo.

Shaoran suspiro hondamente, tanto que se espanto de que Sakura pudiera oírlo pero confirmo que ella aún veía el cielo. Todo lo que había oído y visto lo dejo muy pensativo.

Shaoran camino de regreso hasta el lugar de la cascada, y vio como Eriol se iba, decidió también esperar. Miraba el cielo, a aurora boreal se desplegaba en todo su esplendor, a un lado la Luna brillaba intensamente.

No supo cuanto tiempo paso, perdió la noción del tiempo pero cuando se disponía a marcharse empezó a sentir algo raro en el ambiente, no sabía que era exactamente, pero algo lo hacia sentir incomodo, se concentro en la sensación, como días antes se lo había enseñado el señor Gashuka. Cerró lo ojos y se concentró, al principio le costo trabajo, pero poco a poco reconoció el lugar de donde provenía, provenía del lugar donde momentos antes dejo a Sakura, se apresuro a buscarla, pero algo raro paso.

El aura de Sakura, su energía estaba cambiando. ¿Qué podría estar pasando? Se apresuró aún más a encontrarla. En algún momento en algún lugar... sintió como si hubiera atravesado algo, pero no le dio importancia y siguió buscando.

Llego hasta el lugar donde sentía la energía, pero repentinamente lo dejo de sentir. Un poco desesperado comenzó a voltear a todos lados, mientras su mente no dejaba de repetir la pregunta de: ¿Qué estaba pasando?

- ¡Hola!

Shaoran escucho una dulce voz y siguiéndola volteó a la cima del árbol de cerezo. En una de las ramas más altas se encontraba Sakura. Pero algo era diferente en ella. Estaba vestida con un vestido blanco muy hermoso, estaba un poco ceñido a su bien formado busto y caía graciosamente hacia abajo, estaba cubierto por un fino tul rosa muy claro. El vestido dejaba ver su espalda y brazos descubiertos. Estaba parada observándolo.

Pero lo que más sorprendió a Shaoran era que de su espalda, parecían salir alas. Dos alas de cada lado, unas más grandes que estaban en la parte superior y otras más pequeñas que estaban más abajo. Que brillaban con el resplandor de la luna. A la vez que su rostro no parecía ser el mismo que había visto hace unos momentos, estaba sonriéndole.

- Saa...Sakura ¿Eres tu? - la verdad era que estaba muy impresionado.

- Si soy yo - dijo de forma segura la chica, mientras que en lo que ella hizo ver como un pequeño saltó, que hizo con mucho estilo, bajo hasta estar al frente del chico. Mientras una o dos plumas blancas caían lenta y graciosamente.

Shaoran no pudo dejar de retroceder un paso, pues ella había quedado demasiado cerca y aún le impresionaba.

Sakura le sonreía pero su sonrisa era diferente, en algo.

- Pero... - simplemente Shaoran no creía en las alas de Sakura. Le parecían las alas más hermosas que había visto, eran grandes pero no demasiado, y sus plumas parecían tan suaves y finas. Después de todo había visto las alas de los habitantes de Hikaru. Pero ninguna se parecía a lo que ahora sus ojos admiraban, la luz de la luna las hacían ver casi como se fueran de luz pura.

Viendo la cara de Shaoran y que no le quitaba los ojos de encima, decidió explicarse.

- No te lo había dicho, pero mi madre nació en Hikaru y yo herede algunas de sus cualidades.

Pero ella no le quitaba la vista de encima.

Shaoran parecía comprenderlo pero continuaba con la mirada en sus alas. De pronto sintió la mano de Sakura en su rostro que lo obligaban a verla de frente. Entonces se percato de que su mirada también era diferente. Sus ojos también brillaban y era un brillo especial, la luna se reflejaba en ellos. Shaoran no pudo dejar de verlos eran los ojos verdes que tanto había extrañado de niño, eran los ojos esmeralda que vio antes de irse a Hong Kong. Eran los ojos de la niña a la que beso cuando, después de la batalla contra la carta vació había terminado, eran esos mismos ojos que ahora lo miraban intensamente.

Por unos instantes se perdió en esos ojos. Muchos recuerdos pasaban por su cabeza, su corazón, su cuerpo. Con tan sólo estarlos observando parecía que no había nada más, sólo esos ojos.

- Shaoran... - la voz de Sakura sonó muy suave y tierna al pronunciar ese simple nombre.

Shaoran seguía perdido en sus ojos, pero escuchaba lo que ella decía.

- Shaoran, ¿sabes algo? - preguntó con voz aún más suave y delicada.

Y si dejar que él hablará absolutamente nada se acercó un poco más.

- Sabes algo.... yo siempre, es decir... nunca... - fue todo lo que podía decir. Realmente su corazón parecía que en cualquier momento estallaría, sintió como el color carnesí se dibujaba en su rostro y sin poderlo evitar se acerco aún más al estático chico.

El viento comenzó a soplar, pero era un viento demasiado tibio, demasiado cálido, era muy suave y movía como acariciando el cabello de Shaoran y Sakura. El vestido de ella parecía danzar con aquel viento tan especial. Mientras poco a poco sus alas parecían desvanecerse con el dulce viento.

También por ese viento el árbol de cerezo dejo caer algunos pétalos de las flores más hermosas que tenía, bañando a Sakura y Shaoran con esos pétalos y llenándolos de un dulce aroma a ellos. Extrañamente en esa lluvia de pétalos de cerezo también había ese polvo blanco que parecía resplandecer con la luz de la luna que iluminaba muy bien el lugar donde estaban.

- Shaoran... - Sakura dijo su nombre, pero pareció más un suspiro que una palabra.

Él estaba sin poder creer lo que sentía y lo que veía.

Lentamente y con un poco de titubeos levanto la mano. Primero toco un poco el rostro de Shaoran, pero rápidamente la retiro, después otra vez lo toco. Esa sensación de el toque más mágico que había sentido antes regreso, igual o incluso más fuerte que cuando lo beso por primera vez cuando eran pequeños o cuando lo beso cuando dormía. Era tan mágico sentir su piel, sentirlo cerca y sentir que estaba con ella, solamente con ella.

Se acercó un poco más y poco a poco se acomodó en su pecho. Él era más alto que ella, así que su cabeza quedaba a la altura del pecho de él. Se recargo suavemente en él, sintiendo como su propio corazón latía y latía, gritando de felicidad, no quería pensar en nada. También escucho el corazón de Shaoran latía tan fuerte también, cerró lentamente los ojos. Pero su pecho y su cuerpo eran tan cálidos, se sentía tan bien estando ahí.

Con algo de inseguridad y más incrédulo que antes Shaoran la vio acercarse y cuando la sintió recargada en su pecho, su corazón latió y latió. Sentía que en cualquier momento saldría de su lugar. Sintió cuando ella se acomodo en el una inexplicable sensación, una sensación que sólo había sentido hacia ya años, muchos años. Sin siquiera pensarlo y con un movimiento suave la rodeo con sus fuertes brazos.

Sakura abrió los ojos cuando los brazos de él, la abrazaron. Pero era un abrazo delicado muy delicado, parecía que no quería tocarla demasiado, pues sentía que aquello que sentía podría desaparecer.

Entonces su corazón gritaba de emoción.

- Te amo... te amo tanto... - dijo en un susurro, que pareció ser un grito de su alma y de su corazón.

- Sakura...

Ella levantó lentamente la cabeza para verlo a los ojos, él también la observaba con la misma intensidad que ella. Sin siquiera pensarlo o cualquier otra cosa que su mente le mandará. El chico bajaba lentamente hasta quedar muy cerca de la cara de ella. Una de sus manos ahora tocaba el rostro de ella, ella como la última vez hizo a un lado su cabeza para sentir su mano. Las miradas estaban perdidas una en la otra, y no había nada más que ellos. Las manos de ella subieron suavemente por el cuerpo de él, hasta posarse suavemente atrás en su nuca. Las miradas nuca se despegaron una de la otra.

- Shaoran – sus ojos brillaban, brillaban como nunca y tan sólo esa mirada confirmaba lo que dijo, absolutamente todo.

Mientras ella poco a poco con la mano que tenía en su cuello comenzó a empujarlo lentamente hacia ella. Él no opuso resistencia, poco a poco se acercaban aún más. Lograba sentirse cerca, lograban escuchar sus corazones, lograban respirar el mismo aire, lograban acercarse más y más.

- Sakura... -En lo que también pareció un suspiro. Su nombre, su nombre pronunciado por él, es lo que tanto había anhelado, y no pudo evitarlo lo acercó a sí aún más.

Hasta que por fin delicadamente sus labios se unieron, mientras sus ojos se cerraban , mientras sus corazones lograban armonizar uno con el otro, latiendo al mismo ritmo y con la misma intensidad. El beso, por fin, el beso. En un principio fue muy delicado. Tan sólo sintiendo, sus cuerpos se llenaron de una sensación maravillosa. Y sin pensarlo la mano de Shaoran rodeo suavemente la pequeña cintura de Sakura y poco a poco la acercaba más y más hacia él.

Nada alrededor parecía existir, nada. Ni el suave viento, ni las flores que flotaban a su alrededor o cualquier otra cosa. Sólo ellos dos.

Sus labios se negaban a separarse, no querían. Ese beso estaba cambiando poco a poco, ya no era como aquel que de niño se dieron. Ahora era diferente, demasiado diferente y hermoso.

Poco a poco ese delicado beso se comenzó a transformar en otro. Era más un beso lleno de deseo, lleno de pasión, lleno de... esa sensación, esa sensación, estaba marcando ambos corazones y ambas cabezas.

Sin desearlo siquiera, pero debido a que su cuerpo físico lo exigía, tuvieron que separarse lentamente. Respiraban de manera algo dificultosa. Sus labios se separaron pero sus cuerpos y sus mentes no, sus pechos subían y bajaban respirando fuertemente. Su frente estaba unida. El rojo carnesí estaba en ambos chicos, sus mejillas eran adornadas con ese color. Apenas pudieron y sin pensarlo de nuevo, nuevamente se estaban besando.

Pero ahora sus besos era cada vez más apasionados cada vez más. Sakura comenzó a doblar sus rodillas, obligándolo a seguirla hasta que estuvieron hincados frente a frente. El suelo parecía una hermosa alfombra color rosa, era suave. Poco a poco Sakura fue guiando a Shaoran hasta casi quedar acostados en la suave alfombra de flores. Poco a poco la intensidad de sus caricias aumentaba, Sakura comenzó a acariciar con suma dulzura, pero con algo de arrebato lo cabellos de Shaoran. Shaoran comenzó a sentir cada vez más intensas las caricias de ella y respondiendo de la misma manera comenzó a acariciarla suave, pero dulcemente la cintura. Abrió un poco los ojos Shaoran para encontrarse casi sobre la chica, ella muy lentamente abrió los ojos observándole de la misma manera. Ese brillo en los ojos no desaparecía.

De pronto la vio ahí, simplemente se veía hermosa, era la criatura más hermosa que había visto en sus vida. Era ella, la niña a la que había amado por tanto tiempo, ahora hecha toda una mujer, y esos ojos, esos hermosos ojos. Que por un movimiento de ella por un segundo se vieron de un color negro. Entonces el recordó algo, ojos negros, ojos negros, ojos negros... pestañeo un momento como si de nuevo las neuronas de su cabeza recordarán algo... recordaban a alguien.

Pronto todo recuerdo se desvaneció al observar como esos ojos verdes se acercaban de nuevo y esa mirada que volvió a caer en ese hechizo de sus ojos. De nuevo se sintió saboreando ese sabor de los labios de Sakura, era un elixir embriagante y adictivo al que no quería dejar de probar.

No había tiempo, no había espacio, no había más personas, no había nadie, ni nada más que ellos, y esa sensación esa extraña y dulce sensación en todo su ser, en ambos. Sus corazones estaban eufóricos. Pero aún pedían más y más, esa unión. Pedían que se consumara, pedían que se consumara ahora y para siempre. Esa unión que los haría uno, esa unión que nunca, jamás se rompería a pesar del tiempo..., del espacio..., del destino..., de todo..., AHORA Y PARA SIEMPRE.

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N. de la A.: Uppsss. Siento un nudo en la garganta.

Después de escribir esto no pude evitar un largo suspiro. No se a ustedes pero a mi me ha gustado mucho. Por eso esta vez pediré su opinión, es muuyy importante, es la primera escena romántica que escribo y quiero saber su opinión. ¡POR FAVOR!

Sakura Wen: Deseo concedido, tardo un poquito pero espero que haya valido la pena. Espero tu opinión.

Celina Sosa: Este capitulo es por sus peticiones, hasta yo misma me sorprendí después de lo que escribí. Sólo espero que también les agrade. Me gustaría saber tu opinión.