Capitulo 19

¡Hola! Yo de nuevo.

Aquí la siguiente parte.

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El cabello negro-azulado de Eriol se movía a la par que el viento en Hikaru, al igual que el de Shaoran, que tenía algunos cabellos en la frente que lo hacían ver muy juvenil y hasta rebelde. Estaban descansando después de un intenso entrenamiento, sentados donde solían descansar con Sakura. Ambos bajo la guía del señor Gakusha se habían dedicado a ello. Aunque evidentemente Eriol ya había entrenado con él.

- Lo sentiste - pregunto Shaoran.

- Así fue.

- ¿Era la energía de Sakura? - lo miro como esperando a que negara.

- Me temo que así fue - Eriol estaba muy pensativo.

- ¿Crees que le haya pasado algo? - de nuevo y con más ansias esperaba que su respuesta fuera un "no". A pesar de saber que ella era incluso más fuerte que él, lo tenía realmente preocupado.

- No lo creo. A ella no le puede pasar nada, es muy fuerte - contestaba sin siquiera mirar al joven Li.

- Por lo que veo tienen técnicas muy parecidas, ¿Estuvieron entrenando juntos?

Eriol sólo asintió a la pregunta.

- Se volvieron muy buenos amigos - Shaoran vio a lo lejos que de nuevo la aurora boreal se desplegaba en el cielo.

A esta afirmación Eriol no pudo evitar voltear a verlo y sonreír.

- Así que nuestro joven amigo esta interesado - pensó Eriol.

- ¿Eso es importante? - preguntó Eriol muy interesado en la respuesta.

Sin previo aviso Shaoran se levanto y comenzó a caminar.

- Es mejor descansar, mañana continuaremos.

- Como desees Li - Eriol se levanto y lo siguió.

- Solo espero que estés bien... Sakura - pensaba Shaoran.

En el palacio, todos habían sentido el aura de Sakura.

- La energía de Sakura se ha vuelto sorprendente - dijo en tono orgulloso el señor Kinomoto.

- Lo que me preocupa es que aún no la controla del todo, además algunas energías se extinguieron - pensó la señora Kinomoto mientras observaba fuera del palacio, todo estaba tranquilo. Ellos estaban en uno de los enormes salones, después de que la señora Kinomoto acababa de terminar su hechizo. Fujitaka la tenía abrazada mientras ambos estaban en uno de los balcones.

- El poder de una carta desapareció - Touya estaba en la entrada del salón observando a sus padres

Ambos voltearon a verlo.

- Ella esta bien, ¿cierto?

- Así es hijo - confirmo su madre. La mirada tranquila de sus padres logro tranquilizarlo también.

Touya comenzó a caminar hacia ellos.

- No puedo evitar estar preocupado por ella - dio un suspiro, recordando a su pequeña hermana.

Sus padres sonrieron. A pesar de que siempre que estaban juntos se la pasaban peleando, cuando se separaban siempre preguntaban uno del otro. Se querían mucho aunque pocas veces lo decían de frente. Y sobre todo Touya que a medida que pasaban los años le preocupaba más.

- Sabes que si algo le pasara, inmediatamente lo sabríamos.

- El planeta lo resentiría - dijo recordando Touya.

Los señores Kinomoto asintieron. Durante la estancia Sakura en el planeta ella había logrado hacer una conexión muy especial con él. De alguna manera, que ni ellos se explicaban.

Cuando Sakura estuvo encerrada por el hechizo de Zeshin en la burbuja y ella se debilito, en el planeta comenzaron a suceder algunos fenómenos, además de que su familia también lo sintió. Algunos sucesos como un aroma muy peculiar, un aroma a cerezo se sintió en Hikaru.

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Una tarde como cualquiera. La mañana había pasado rápido y lluviosa. Cantos de pájaros se escuchaban a lo lejos. El verde de los árboles y las plantas eran iluminadas por pequeñas gotas. Que parecían lágrimas de dolor. Los rayos del sol se filtran por los verdes árboles. Un verde pasto cubría el lugar, sólo interrumpido por un camino de concreto con dirección a un gran edificio muy moderno.

Por más se desee olvidar algo, en ocasiones es imposible. Todo, todo lo que vemos, sentimos, olemos nos recuerda aquello que queremos olvidar. Cuantas ansias de que todo lo que paso haya sido una horrible pesadilla, y al despertar todo estará bien, todo como antes. Porque no todo vuelve a ser como antes fue, una vida normal, sin tantas responsabilidades.

Pero no es así, hay que vivir al aquí y el ahora y no evadirlo. Más cuando se sabe cuales son las consecuencias de evadirlos. No es fácil, y quien dijo que lo sería. Llevar contigo una misión que cumplir.

Viendo su reflejo en una fuente yace una chica. Vestida con un vestido ahora algo maltratado y un poco sucio, cubiertos con una larga gabardina negra, su cabello esta suelto, brillando con la luz del sol.

Su rostro pálido no reflejaba lo que días anteriores. Ahora estaba algo demacrado, unas ligeras ojeras delataban que no había descansado bien, sus ojos verdes brillaban, pero no era por alegría, era más bien porque pretendía atrapar en sus párpados, lágrimas que se negaban a dejar de salir. Perdida en sus pensamientos, en un sufrimiento de haber perdido a una de las personas que más había querido en su vida. Pensaba en todo y en nada a la vez.

Un pequeño niño se acerco a la fuente, observándola por medio del reflejo del agua. La miraba atentamente, sus ojos le parecían muy tristes. Ella estaba tan metida en sus pensamientos que no se percato de su presencia.

El pequeño estaba vestido de manera elegante, una pequeña sonrisa surgió en su rostro. Y aún observándola por medio del agua se animo a hablarle, con su voz infantil, con mucha inocencia, pero lleno de sabiduría dijo:

- Por la paz se lucha, por el amor aún más y por la vida se tiene esperanza.

La infantil voz la saco de sus pensamientos.

También por medio del reflejo, buscó a quien se lo había dicho. En él, pudo ver a un niño de unos 6 años, que le sonreía de manera tranquilizadora. Su sonrisa la hizo sentir mejor y de la misma manera le sonrió. Las lágrimas aprisionadas en sus ojos por fin salieron y bajaron por sus frías mejillas hasta llegar hasta la fuente, deformando el reflejo del pequeño. Se apresuro a limpiarlas y a buscar al pequeño, pero cuando de nuevo lo buscó éste ya no estaba. Lo que alcanzo a ver a lo lejos fue a una mujer muy bien vestida que jalaba a un pequeño, que iba volteando a verla.

El niño le regalo una última sonrisa antes de desaparecer entrando al edificio.

- Vamos hijo - dijo la mujer mientras apresuradamente lo jalaba.

- ¿A dónde vamos mamá? - dijo su infantil voz.

- A Tokio, debemos regresar a Tokio - sin siquiera mirarlo, lo jaló para llevárselo del lugar.

Sakura dio un leve suspiro.

- ¿Estas bien? - la melodiosa, pero preocupada voz de una mujer la saco de sus pensamientos.

- Sí..., ya lo estoy - suspiro de nuevo y volteo a ver a la joven que le hablaba.

Tomoyo estaba ahí con una mirada de suma preocupación, pero también de desconcierto.

- ¿Qué pasa? - la mirada de Sakura cambio, ahora era más tranquila.

- La señora Ieran quiere hablar con todos - le dijo esperando la reacción de su amiga de la infancia.

Sakura simplemente comenzó a caminar en dirección al hospital.

Después de la horrible tragedia, todos tuvieron que ser trasladados al hospital, pero no era uno común y corriente. Era uno de los mejores del país, con los mejores especialistas y de los que algunos conocían de magia. Por lo que la situación no se conoció en los noticieros, rápidamente las influencias se movieron, para aparentar que nada paso. Aún así muchos de los que sabían de magia se asombraron de ver las condiciones del lugar y que la mayoría de los sobrevivientes quedaran en tan buenas condiciones.

En una lujosa sala del hospital se encontraban todos reunidos la señora Ieran, Hannia, su madre, Fiang, Tomoyo, Mei, Wei y la otra persona miembro del círculo. Todos muy serios, hace minutos habían sido dados de alta por el hospital, mientras Rikyu permanecía inconsciente.

Había llegado la hora de enfrentar con el círculo de oriente - pensaba Sakura mientras caminaba en dirección a la sala.

El silencio reino de nuevo al entrar Sakura en la Sala. Todos tenían la mirada en ella, mientras ella se sentía muy avergonzada, pensaba de nuevo que era su culpa. No se atrevía a levantar la mirada ante aquellas personas.

- Gracias - la voz madura y respetuosa de la Señora Li se escucho.

Sakura se sorprendió y levanto la mirada. Sólo para encontrase con una mirada de gratitud de la madre de Shaoran, que era la misma que todos tenían a la vez que la miraban interesados.

- Por favor siéntate.

Sakura se ubico en un cómodo sofá que estaba ubicado justo frente a la señora Ieran. Aún con la mirada baja se dispuso a escuchar lo que tenían que decir.

Todos la miraban atentamente.

- Te agradecemos mucho el habernos salvado la vida, pues sin tu ayuda es muy probable que todos estuviéramos muertos - la voz de la madre de Shaoran sonaba muy sincera al expresar esas palabras.

Sin embargo Sakura no se animaba a darles la cara. Se sentía realmente avergonzada. ¿Cómo era posible que le agradecieran? Por algo de lo que probablemente ella tenia la culpa. Dos miembros del círculo asesinados y ella no estuvo ahí para ayudarlos. Y el que fue su mejor amigo...

De nuevo sus pensamientos se veían interrumpidos por la madre de Shaoran. No se había percatado, pero ahora la señora Ieran estaba frente a ella, se ubico hasta estar a la altura de su cara y la miraba con cierto toque de admiración y comprensión.

- Sé lo que sientes. Pero creéme no tienes porque - después se levanto se dirigió de nuevo a su lugar.

- Este combate debe llevarse a cabo, sólo era cuestión de tiempo.

Logro captar la atención de Sakura.

- Ahora, necesitamos información, que nos ayude para ganar.

Con voz lenta, tenue y con algo de dolor, Sakura comenzó a relatar lo que sabía. La misión de su familia, Hikaru y los guardianes, el avance de la energía negativa, Eriol, la mayor parte de lo que sabía.

Todos escuchaban atentamente su relato, ni en sus sueños más absurdos pensaron que algo así pudiese estar pasando. Aún los hechiceros como Ieran, Fiang y Hannia y el círculo mismo tenían la misma idea de que Hikaru era un mito y no sabían mucho sobre ello. Tomoyo, Mei y Hannia escuchaban atentamente, pero cuando Sakura menciono que Shaoran se encontraba en ese lugar y saludable, todas respiraron de alivio. Sakura al recordar a Shaoran no pudo evitar recordar lo que Zeshin le había mostrado que paso con él y un mínimo color carmín surgió en sus mejillas. Pero al recordar a Zeshin también, la tristeza regreso.

- Entonces ¿cuándo regresaran a la tierra?

- Cuando llegue aquí lo tenían previsto en tres días.

- Pero ¿por qué no llegaron contigo? - Hannia se atrevió a interrumpir, todo lo relacionado con Shaoran le importaba.

- Yo... -bajo la mirada un momento - aún no controlo bien mis poderes y según me explico mi madre...

Tomoyo aún no creía que su tía estuviera viva, su madre se alegraría mucho de saberlo.

-...me explico que cuando mis emociones aumentaban, también lo hacía mi poder. Y fue eso lo que me trajo aquí, no fue por voluntad. Fuu, el guardián del que les hable y Eriol, deben esperar hasta que la posición de las estrellas lo permita. Y el punto de regreso es Tokio.

Sin duda lo que más les sorprendía era el poder que Sakura utilizaba. Aún el aura que ahora mostraba, aunque tratara de ocultarlo era impresionante.

- Entonces debemos trasladarnos a Tokio - concluyo Fiang.

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El palacio de Hikaru era un lugar para vivir tranquilos y se podía llevar una vida "normal" muy tranquila, sólo que con las barreras ya no lo era tanto. Pero todas las "mañanas" era lo mismo, y más cuando aún estaba Sakura. Miradas con rayitos entre Shaoran, Touya y Kero (que siempre estaba en su forma original), a pesar de los años eso no cambiaba en nada. Días antes era Sakura la tenía que intervenir para calmarlos.

Los que realmente se divertían con las miradas, los gestos y uno que otro comentario alusivo a alguno de ellos, eran Eriol, los padres de Sakura, en ocasiones el señor Gakusha y Fuu. Quien por cierto era en algunos aspectos, como la versión masculina de Sakura. Muy inocente, y cómo no serlo si siempre había permanecido en un lugar como Hikaru. En ocasiones no entendía las indirectas y tenía la cara de ?.

Por las mañanas había un poco de convivencia entre ellos, haciendo planes para la manutención de las barreras. En los que ya participaba Shaoran, quien por cierto conocía a muchos de los habitantes de Hikaru, todos lo trataban bien, no con el respeto al que estaba acostumbrado, pero era un trato cordial que a él le gustaba.

Shaoran llego junto a Yue a supervisar la barrera del lado Este. Parecía un enorme muro hecho de un material cristalino que impedía que la neblina llegara a la parte de luz.

- Parece que esta bien - dijo Shaoran tocando el extraño material y concentrándose para sentir el nivel de resistencia.

- Iré a ver arriba a comprobar - sólo dijo Yue con su acostumbrado ánimo.

Shaoran asintió. Yue subió volando hasta la parte más alta a verificar.

El joven jefe del clan Li, miro a la neblina que al pasar de los días le parecía hacerse mucho más densa, pero no traspasaba a las barreras. Tal vez eran imaginaciones suyas.

Estaba mirando la neblina cuando escucho una vocecita de una pequeña.

- Buenos días, señor Li - de tan sólo escucharla sabía quien era. En todo el planeta era la única que le hablaba con tanto respeto.

Se dio vuelta para encontrarse haciendo una reverencia, misma que contesto y luego le sonrió.

- Alei, porque insistes en llamarme de esa manera, puedes decirme como los demás - le regalo una de sus más sinceras sonrisas. Mientras se acercaba y se colocaba a su altura.

Era común encontrarse con esa pequeña, siempre muy alegre y servicial. A Shaoran le recordaba a cierta niña castaña que conoció en Tomoeda, sólo que esta pequeña no era tan despistada, sino todo lo contrario.

- ¿Puedo llamarle "mocoso"?

- OO? - ante la cara de Shaoran la niña sonrió.

- ¿Qué no es así como lo llama el joven Touya?

Shaoran bajo la cabeza y de ella cayeron muchas gotas.

- Mejor llámame como desees, menos como... como... como Kinomoto.

La niña le sonrió.

- ¿Y la señorita Sakura?

Shaoran no pudo evitar suspirar.

- Ella... - su mirada se volvió triste unos segundos. A pesar de que los padres de Kinomoto aseguraran que ella estaba bien, simplemente no podía evitar preocuparse por ella.

- Ella no esta, pero pronto regresara.

- ¿Se preocupa por ella, no es cierto?

- Ehh..., - esa pregunta no se la esperaba y menos de ella.

- No se preocupe seguramente estará bien, sentiríamos si algo estuviera mal.

- ¿Sentiríamos? - preguntó un poco intrigado.

La niña asintió.

- Ella también se preocupa por usted - dijo con toda seguridad la pequeña.

Shaoran sólo la miro extrañado.

- Lo quiere mucho - repitió como si fuera algo de los más normal - y no le gustaría que este preocupado por ella.

Shaoran iba a preguntar o decir algo. Pero Yue regreso contando la conversación.

- Hola señor Yue.

Y con el "entusiasmo" de siempre Yue contesto con un movimiento de cabeza.

- Debo irme - dijo la pequeña - hizo una reverencia y sin esperar contestación se marcho. Dejando a Shaoran algo pensativo, y así se mantuvo durante todo el recorrido de la mañana.

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La habitaciones de un hospital siempre son deprimentes. Personas que sufren de una u otra manera se encuentran en ellos. No sólo los pacientes con algún dolor o enfermedad, también su familia que lo acompaña en su dolor, y es peor aún, por tener todos los deseos de ayudar y no poder hacer más que tener la esperanza de que en algún momento regresara sano con las personas que lo aman.

Los pasillos son largos y oscuros. Un extraño ambiente de calma y quietud predomina, en ocasiones interrumpidos por quejidos y sollozos. El olor a medicina esta en todas partes, sólo es divisado las sombras blancas que van y vienen con papeles en las manos.

Era lo que Sakura veía, le eran muy desagradables los hospitales. No por el lugar, las personas, u otra cosa. Era que eran hasta cierto punto deprimentes, tanto sufrimiento. Si tan sólo pudiera curarlos con su magia a todos, pero eso no era posible.

Se dirigió a una de las habitaciones, a pesar de ser un lugar sumamente elegante no dejaba de ser algo triste. La habitación estaba muy bien arreglada y parecía tener todos los servicios, en una amplia cama descansaba un hombre. Conectado a un aparato que registraba los latidos del corazón, que ahora parecían ser estables. Suspiro un momento, esa imagen le recordada una escena del pasado.

Lentamente camino y se sentó en una silla que estaba al lado de la cama. El joven en la cama seguía inconsciente, estaba vivo, pero demasiado débil para mantenerse conciente.

Después de observarlo unos instantes se levanto del lugar y abrió un poco las cortinas del lugar. Por lo que se lograron colar algunos rayos del sol, iluminando un poco en frío lugar. Se inclino ante el chico que tenía la cabeza vendada, con mucha delicadeza la puso en su frente vendada, pronunció unas palabras en susurro.

- Espero que estés bien, lo lamento - Sakura se sentó de nuevo, sólo observando al joven.

- Sakura.

Sakura miro a quien la llamaba.

- ¿Puedo pasar?

Sakura sólo asintió.

- ¿Pasa algo Tomoyo? - su mirada estaba llena de tristeza y melancolía.

Tomoyo no sabía qué pensar, qué decir, qué sentir o qué hacer. Ver a su amiga con esa tristeza. Cuando ella siempre la recordaba sonriente y alegre. Ahora era lo que más deseaba para ella. La veía sufriendo y en realidad quería hacer algo para borrar ese sentimiento de su amiga.

No sabía qué decirle, o qué hacer, por eso se sentó en otra silla del lugar. Sakura permanecía callada y observando al joven.

- No te preocupes, pase lo que pase todo estará bien - a Tomoyo no se le ocurrió otra cosa que recordar en lo que ella creía.

Sakura la miro, con la mirada le agradeció. Y de nuevo una lágrima de deslizo por su mejilla. Tomoyo no soporto más verla sufrir y fue a su lado para poder abrazarla.

Fue un abrazo sincero, fue un abrazo lleno de cariño, un abrazo de comprensión y apoyo. El alma de Sakura se sintió bien, se sintió apoyada y comprendida, no se sintió sola. A pesar de que Tomoyo no podía sentir lo que ella, estaba ahí y ese hecho le ayudaba de sobremanera. También a pesar del tiempo y la distancia, su amistad no estaba rota, ni siquiera se había debilitado, ahora era más fuerte.

- Gracias - una palabra salida del corazón de Sakura para su amiga.

- Yo estaré siempre contigo - dijo Tomoyo, mientras sentía como las lágrimas de su amiga mojaban cuello.

Sakura recordó entonces lo que Zeshin le dijo:

"BUSCAME EN TU CORAZ"N... Y AHÍ ESTAR" (ES MI FRASE FAVORITA ¿SE LOS HABÍA COMENTADO?)

- Te lo agradezco Tomoyo - se separó de su amiga y le regalo una pequeña sonrisa.

- Así te vez mejor - dijo devolviendo la sonrisa.

Después miro al joven en la cama y preguntó.

- Estará bien, te lo aseguro.

La escena se vio interrumpida por muchos ruidos muy extraños en los pasillos del silencioso lugar.

Se escuchaban estruendosas pisadas en dirección a la habitación. Sakura volteo a ver la entrada. Había reconocido las presencias muy claramente.

- Yo voy primero... - dijo una voz femenina.

- No yo voy - replico otra hablando más fuerte.

- Cállense - casi grita otra - que no ven que este es un hospital, ¡Tengan más respeto! - termino gritando.

- ¡SHhhhhh! se escucho por muchas partes.

En esos momentos caminaba 3 mujeres por los pasillos, fácilmente reconocible para cualquiera. Y cómo confundir a las hermanas de Shaoran, eran algo singular.

Tres cabezas se asomaron con un poco de timidez a la habitación.

- Así que aquí están.

Las tres mujeres entraron, guardando un poco más la postura.

- ¿Esta mejor?

- Sólo debe descansar - afirmo Sakura.

- Gracias - dijeron al unísono las tres.

Rikyu era uno de los amigos más cercanos y fieles al Clan Li. Todos lo apreciaban mucho, y las hermanas de Shaoran no eran la excepción.

Sakura respondió con un movimiento de cabeza.

- Vamos Sakura - dijo bajito Tomoyo.

- Es mejor que descanses y te cambies - y sin esperar respuesta comenzó a jalar a Sakura fuera de la habitación.

- Con su permiso - sólo dijo a las hermanas de Shaoran que se quedaron en la habitación.

- ¿A dónde vamos? - preguntó muy bajito Sakura.

- Ya te lo dije a que descanses y a que te cambies.

- ¿A que me cambie? - se preguntaba Sakura, luego vio como estaba vestida, con el mismo vestido que había llegado de Hikaru, sólo cubierta por una gabardina negra que Mei le presto. Se la había pasado en el hospital viendo en que podía ayudar tratando de hacer hechizos para ayudar a los que en la batalla fallecieron, pero todos sus esfuerzos fueron en vano. Ya nada se pudo hacer.

- Vamos Sakura, debes descansar - dijo Tomoyo sonriéndole.

- ¿A dónde? - iremos a mi hotel.

- ¿Hotel? - Sakura aún tenía dudas de la estancia de su amiga en China.

- Sí, tenemos mucho que hablar.

- Pero, pero si me necesitan aquí, los del círculo o alguien más - repelaba de la idea.

- Ya le avise a Mei donde estaremos, no te preocupes. Además dicen los del círculo, que los malos no atacaran ahora.

Sin tener más argumentos por los que salir de la situación se fue con su amiga.

Tomoyo no iba dejar de nuevo sola a Sakura, sabía que la necesitaba ahora más que nunca. Y no se separaría de ella.

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Oscuridad, todo alrededor era oscuridad y silencio. Un silencio que lejos de ser apacible y tranquilizador era todo lo contrario. El silencio retumbaba en los oídos, aturdía y lastimaba. El ambiente era de un frío extremo, que ningún humano jamás podría soportar era un horrible lugar.

Ubicado en lo más recóndito de una cueva, que a su vez estaba en una parte muy difícil de llegar del lado oscuro de Hikaru. Incluso el lugar donde permanecía Zeshin era mucho más "agradable" que este lugar. Pero este en particular parecía tener algo más en especial, habitantes.

Humanoides de estatura baja, muy delgados tanto que sus huesos era visibles, un poco encorvados, con cabeza, grande y calvos. Vestidos con lo que parecían ser trozos de piel de algún animal, y descalzos. Sus ojos eran muy grandes y oscuros, tenían dos agujeros en lo que debía ser la nariz y su boca era muy pequeña. Además de ellos caminaban por el lugar sombras y otros seres demasiado grotescos para ser descritos, vistos sólo en las más horribles pesadillas.

Todos vagando alrededor de lo que parecía ser una guarida custodiada por dos enormes y horribles gárgolas. Dentro de ella encontraba el hermano de Zeshin terminando un hechizo y al frente una figura muy alta de lo que parecía ser un hombre, cubierto por una túnica negra que no dejaba ver su rostro.

El hermano de Zeshin termino el hechizo y se dirigió a su jefe.

- ¿Esta listo? - hasta la voz de este extraño ser provocaba miedo, haciendo que se estremeciera todo el cuerpo.

- Sí, señor. Nos llevarán con el séptimo pilar - dijo para placer del hombre, quien sonrió muy complacido.

- ¿Señor? - llamo mientras se inclinaba ante él.

- ¿Pasa algo?

- ¿Por qué...? ¿Por qué no detuvo el ataque? - vacilo un poco en preguntar. Puesto que si él se ofendía por la pregunta era capaz de matarlo.

- Zeshin lo quiso así. Además nos traiciono, y tú sabes porque. Fue por esa tonta chica. Ella es la única culpable, convenció a tu hermano de volverse contra nosotros y contra ti - se acerco al hermano de Zeshin.

- Samui - lo llamo por su nombre - Ella es la causante de todo, debemos quitarla de nuestro camino. En poco tiempo obtendremos la victoria. Pero ahora debemos preparar para que todo este listo para la batalla final. Y entonces obtendremos la venganza - el hombre parecía muy complacido. (samui significa frío en japonés)

Samui quedo convencido de lo que el hombre le decía. Internamente odiaba a esa chiquilla, la odiaba. Cuando llegue el momento, serían ellos quienes disfrutarían de la victoria.

Desde que Zeshin conoció a Sakura comenzó a cambiar, comenzó a comportarse de manera diferente. Esa maldita chica lo había cambiado, no tenía idea de cómo lo había logrado. Pero una cosa era segura, esa chica moriría. Tal vez ellos ganarían y podrían acabar con ella, pero sabía que el destino decía que si la tierra se salvaba iba a ser por su sacrificio. Al final su destino estaba sellado. Ella moriría.

- Al final, seremos los vencedores ¿no lo creen? - preguntó el hombre con evidente satisfacción.

Las seis sombras que habían permanecido en silencio e inclinados, levantaron un poco la cabeza, dejando ver sus ojos extremadamente rojos que brillaban.

- Venceremos y sólo es cuestión de tiempo - sentenció el hombre.

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Era tarde como las 5 o 6 de la tarde. Sakura y Tomoyo llegaron a la habitación de hotel de Tomoyo. Claro que por su camino llamaron mucho la atención de las miradas masculinas, porque a pesar de que sus rostros parecían un poco cansados eran unas chicas muy hermosas. Durante el trayecto Sakura estaba muy callada y con la mirada perdida en la nada. Mientras Tomoyo se limitaba a mirarla. Sin embargo Sakura notó la preocupación de su amiga y trato de parecer lo más normal posible para no seguirla preocupando.

- ¿Cómo es que estas en China? - preguntaba mientras bajaban del taxi. La señora Ieran había ofrecido un auto que las llevara, pero se negaron.

- En realidad llegue ayer.

Ante la mirada de incomprensión de su amiga se dispuso a explicarle, mientras llegaban al número de su habitación. Que por cierto esta ubicado en una de las zonas más exclusivas de Hong Kong.

- Después de la misteriosa desaparición de Li - aquí la miro esperando su reacción, pero sólo se encontró a Sakura perdida de nuevo en sus pensamientos y hablo con más fuerza - estuvimos en contacto con la señorita Tabura, por si algo se presentaba. Y ella me pidió que trajera algunas cosas tuyas.

- ¿Mías? - entonces capto su atención.

- Sí, traje algunas cosas que me regalaste. Para poder hacer un hechizo y ubicarte. Y fue cuando me encontraba en la mansión cuando fue atacada.

Tomoyo abrió la puerta, para encontrarse una hermosa salita muy bien decorada y limpia.

Para evitar seguir hablando del ataque continuo con otras cosas.

- Me alegra mucho que hayas regresado. En verdad te has vuelto muy fuerte. No me lo había dicho en tus cartas - platicaba hablando lo más natural posible, mientras iba y venía pasando de una habitación a otra.

Sakura permanecía sentada en uno de los sillones mientras sólo veía la sombra de Tomoyo pasar de un lugar a otro, porque tenía la mirada en el suelo.

- Bien, esta listo.

- ??

- Es mejor que te des una ducha antes de ir a dormir. El baño esta listo, hay ropa limpia, sólo espero que te quede - dijo mientras la jalaba del brazo y la llevaba al cuarto de baño, después miro la ropa e hizo un seño de reflexión. Ya que Sakura era como 10 cm. más alta que ella y tenía un cuerpo un mejor entrenado que el de ella.

- Ya lo tengo, supongo que no trajiste nada de Hakiru... o como se llame... Así que mañana iremos a hacer algunas compras - Sin esperar respuesta casi la obligó a meterse en la regadera, le quito la gabardina que llevaba y salió sin dar oportunidad de nada a Sakura.

Bien, esa era una estrategia para evitar que Sakura estuviera triste. Haría todo para que ella se sintiera lo mejor posible.

Mientras Tomoyo pensaba eso, Sakura se disponía a bañarse. Se quito su ya muy maltratado vestido y miró unas cuantas manchas de sangre de Zeshin en él. No pudo evitar suspirar, con cuidado dejo su vestido manchado en un lugar cercano mientras entraba a la regadera de nuevo a bañarse.

Nunca había sentido tan reconfortante una ducha. El agua cubría su bien formado cuerpo. Mientras las gotas tibias de agua lo empapaban, deseaba que con el agua se fuera su sufrimiento.

De pronto las gotas que caían por su cara ya no se distinguían con las lágrimas que de nuevo surgían. No lo deseaba, pero recordaba los últimos momentos de Zeshin, sus palabras estaban grabadas en su mente, su rostro, su última sonrisa que fue sólo para ella. El hecho de haberse sacrificado por ella, después de todo si fue su amigo hasta el final, todo lo que hizo fue por ella y para que ella comprendiera que el destino se puede cambiar, que luchara por ello.

En su última mirada le expreso todo lo que él sentía por ella, antes de que ella explotara su aura. Después de la explosión, que al parecer cubrió a todos y en cierta medida ayudo a su recuperación, vio como lentamente el cuerpo sin vida de su amigo se desvanecía en sus brazos, fragmentándose en miles de puntos brillantes que la rodearon antes de desaparecer por completo y para siempre. Tal vez era un efecto del hechizo con que fue asesinado, pero eso le dolía aún más.

Cerró los ojos sin quererse mover, sólo sintiendo el dolor que provenía de su lastimada alma.

De la nada comenzó a sentir algo en su pecho, una calidez muy conocida y amigable a la vez.

- No llores Sakura, estaré bien - le pareció escuchar la voz de Zeshin en sus cabeza, ese mensaje provenía de su pecho, de su corazón.

Rápidamente abrió los ojos y comenzó a buscar, se cubrió con la toalla y salió del baño buscando.

- ¿Pasa algo Sakura? - preguntó Tomoyo algo preocupada por el comportamiento de Sakura. Que estaba en la sala y mirando a todos lados.

- Ehh, no, no pasa nada - se quedo pensando unos momentos.

Tal vez su mente jugaba con ella, eran tantos los deseos de que nada de eso hubiese pasado, que incluso escuchaba la voz de su amigo.

- Sakura..., Sakura... - Tomoyo estaba muy preocupada.

- ¿Sí? - dijo saliendo de sus pensamientos.

- Te deje la ropa adentro - dijo señalando el cuarto de baño.

- Sí, gracias - dijo entrando de nuevo con la mirada perdida.

Tomoyo suspiro, no es fácil aceptar la muerte de alguien y mucho menos de esa manera. En realidad ella no había conocido al chico y Sakura pocas veces le hablaba de él cuando le escribía. Pero sin duda Sakura sufría mucho su perdida. Decidió no seguir interrogándola y sólo dejarla descansar, probablemente sólo eso necesitaba.

Sakura continúo con la misma actitud durante la cena, que apenas y toco. Tomoyo sólo suspiraba y rezaba, pues no sabía que más hacer, sólo brindarle su apoyo incondicional.

Así Sakura se fue a dormir. Sus ojos verdes no tardaron en cerrarse por el cansancio, aunque de nuevo sus lágrimas salieron sin su consentimiento y preguntarse muchas veces el por qué, pero el sueño la venció y se quedó profundamente dormida.

Tomoyo la fue a ver por si algo se le ofrecía, pero sólo la encontró con unas lágrimas en su rostro y durmiendo profundamente. Sólo limpio sus lágrimas la miro con ternura y se retiró.

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6:15 de la mañana.

Un despertador tenía más de media hora sonando como loco.

Mientras tanto un cuerpo se movía debajo de las sábanas azules de la cama. De pronto muy violentamente la persona que yacía en la cama se levanto. Con toda la cabellera enredada en la cara y un ojo medio cerrado.

Después de unos segundos escucho el despertador. Rápidamente se apresuro a apagarlo, después de apagarlo lo vio y en cuanto lo hizo pego un grito que fácilmente despertó a todos los habitantes de los lugares aledaños.

- ¡SE ME HACE TARDE! - ese grito ya era muy conocido en el lugar. Casi todos los que vivían a su alrededor eran estudiantes, a esa hora ellos ya estaban listos para irse a la universidad. Pero siempre que la escuchaban sólo les bajaba una gotita. Esa chica no cambiaría.

- ¡KERO! - grito un poco más despacio.

Dirigiéndose a lo que parecía ser un muñequito amarillo, durmiendo en lo que parecía una casa de muñecas. Éste dormía muy placidamente en una cama miniatura con la pancita muy, pero muy llena.

La chica se acerco a él, haciendo una mueca de descontento, mientras se quitaba algunos cabellos de la cara. Con el dedo le toco despacio la pancita muy llena, mientras el muñeco seguía muy dormido y nombrando toda clase de postres deliciosos.

- ¡KERO! - dijo más fuerte y muy enfadada.

- Dulces, dulces, yo quiero... - el muñequito sólo movía sus pequeñas manitas como si estuviera devorando algo.

- ¡KERBEROS! - Ahora mucho más enfadada casi grito.

El pequeño guardián despertó lentamente y mientras abría sus pequeños y negros ojitos le aparecía una gota y sonreía nerviosamente. El hecho de que su ama lo llamara Kerberos era que realmente empezaba a molestarse.

- je, je - decía mientras casi no se podía levantar de la pancita tan grande que tenía.

- ¿En qué habíamos quedado? - pregunto viéndolo feo y cruzando los brazos.

- Este... yo...

- ¿Sí?

- En que por las noches no comería dulces.

- Kero - dijo cambiando la cara de expresión a una más tierna y se acercaba al pequeño animalito.

Mientras que el guardián del sol no sabía donde meter la cabeza.

- Sabes que si sigues comiendo de esa manera puedes enfermarte. Yue dijo...

- Yue no sabe nada - afirmo el animalito poniendo cara de enojo.

- Kero.

- Yue sólo quiere fastidiarme porque le da envidia que yo si como dulces.

- Kero.

- Además... - iba seguir replicando pero de nuevo la cara de Sakura muy enfadada lo miraba decidió cambiar el tema. Si algo odiaba era ser regañado por su ama, había intentado dejar de comer dulces en las noches, pero... pero esos dulces en el refrigerador se veían tan apetitosos y deliciosos, de nuevo se le hacía agua la boca de imaginarse esos deliciosos, dulces, exquisitos dulces, además había pastelillos y...

Kero tenía los ojitos brillando mientras los recordaba.

- Kero, si sigues sin poder controlarte tendré que esconderte todo - dijo decidida Sakura.

El guardián del sol comenzó a angustiarse, no le podía hacer eso, no.

Así que decidió cambiar la conversación.

- Sakurita - dijo algo gracioso - ya viste la hora.

- ¿Qué? - Sakura centro su mirada en el despertador.

6:30 am.

- ¡No! - grito de nuevo.

En menos de lo que canta un gallo la chica se había cambiado (un poco desconvidnada, pero lo hizo) medio desayunado, pues salió con un pan en la boca. Kero sólo la vio salir con su mochila en mano y corriendo hacia la universidad. Se había escapado de un buen regaño.

Ella entraba a la universidad a la primera clase a las 7:00 am. Para su suerte estaba ubicada en uno de los edificios más cercanos a la universidad. Aún así debía recorrer casi medio campus para llegar a su salón.

Mientras corría por las calles cercanas a la universidad, pasaba casi atropellando a todo el que se le atravesaba a la vez que comía el pan y saludaba a sus muchos conocidos de las calles vecinas. Todos se habían acostumbrado a verla la mayor parte del tiempo, pasar corriendo a grandes velocidades. Algunos sólo sentían el viento pasar, algún sonido que parecía un saludo y al ver la hora confirmaban que la ráfaga de viento era Sakura.

Varios le habían aconsejado a unirse al club de atletismo, pero para ella lo que más le importaba era la gimnasia, y de vez en cuando participaba en otro deporte para ayudar a ganar al equipo. Pero la mayor parte del tiempo se la pasaba con múltiples actividades, entre ellas claro que no podía faltar algún entrenamiento de magia.

7:05 am

Casi había superado su record para llegar al salón, pero cuando estaba a escasos 6 pasos de la puerta, ésta se cerró.

- No - decía lamentándose, mientras golpeaba la puerta ligeramente con la cabeza.

Ese profesor era muy estricto y no le gustaban las personas irresponsables.

Suspiro resignándose, qué podría hacer. Tendría que hacer trabajos extra para poder reponer sus faltas y pedir apuntes.

- 5 segundos antes y hubieses llegado - dijo una voz burlona y que era de un hombre.

Ella se volteo con una mueca de dolor e hizo muecas que parecía que lloraría.

- ¿Por qué a mi?

Tras ella se encontraba un chico de cabello marrón, ojos café y mirada apacible que ahora era más burlona que apacible. Vestido en forma juvenil y deportista, muy atractivo y con un cuerpo atlético.

- ¿Por qué te burlas de mis desgracias? - dijo en forma graciosa.

- Pequeña, pequeña - decía mientras movía la cabeza de un lado a otro - ¿Qué paso con el despertador que te regale.

- ¿Despertador? - decía un poco nerviosa.

- S

- Eh..., que te parece si vamos a desayunar, no pude en la mañana. Sabías que en la cafetería de enfrente venden unos deliciosos panes. Un amigo me las recomendó, tienen chispas de colores y tienen...

Siguió con su explicación mientras jalaba a Zeshin rumbo a la cafetería. Zeshin noto que no contesto a su pregunta pero no insistió se veía más graciosa cuando trataba de excusarse.

Por lo pronto Sakura hablaba y hablaba, a la vez que le salía una gota en la cabeza y recordaba el "accidente" del despertador. Una mañana que "accidentalmente" lo mando a volar junto a Kero al otro lado de la habitación y mientras Kero sólo perdió la conciencia unos momentos, el despertador se había hecho añicos.

Después de una larga conversación sobre dulces y postres de Sakura. Que por cierto sabía tanto porque Yukito y Kero no sabían hablar de otra cosa. Se dispusieron a continuar con las clases, dirigiéndose al salón de Sakura.

- Pequeña

- ¿Sí?

- Estuvo muy interesante tu plática de dulces, pero lo que no me habías dejado decirte es que traes el suéter al revés.

Sakura paso por todos los colores habidos y por haber. Se miro la ropa y efectivamente estaba desconvinada y con el suéter al revés. Rápidamente se lo quito y acomodo. Y una vez asegurándose de que todo estaba en orden.

- Eres un tonto, cómo es que no me avisate antes - le decía con cara de enfadada. Mientras Zeshin sonreía.

- Eres, eres...

- Pequeña, tu profesor ya viene - dijo apuntando tras él. Y efectivamente venía el profesor.

Sin perder tiempo se metió al salón. Ese Zeshin se las pagaría.

Entraron a clases, Zeshin iba en otra así que ya no lo vería en el resto del día.

Como siempre ella era una de las más populares tenía muchos amigos, y múltiples actividades que hacían que llegara tarde a casa.

- Este no fue mi día - dijo mientras abría la puerta de su departamento.

Sólo para encontrarse que todo estaba muy bien arreglado. Se sorprendió pero supuso que había sido Kero que estaba tratando de enmendar su error. Era ya tarde el sol comenzaba a bajar de intensidad. Llamo a Kero, pero nadie respondió. Conociéndolo seguramente estaba con Yukito comiendo dulces y regresaría antes de la noche, pero para eso faltaban algunas horas, así que comió un poco ella sola.

Estaba algo cansada, así que decidió irse a tomar una pequeña siesta. Pero justamente cuando lo hacía, tocaron la puerta. Tenía mucho sueño y se lo interrumpieron.

¿Quién podría ser? Alguna de sus amigas seguramente que la necesita, y ella como siempre no se negaría.

Así que cuando abrió la puerta no se sorprendió. Era su amigo, Zeshin.

- Hola pequeña - dijo con una sonrisa.

- Zeshin, hola - decía tallándose los ojos y trataba de despertarse bien - ¿pasa algo?

Zeshin negó con la cabeza.

- Adelante - lo invito Sakura.

Él era una persona de confianza, al principio era muy frío. Se parecía a cierto chino que conoció en Tomoeda. Pero como él, a medida que lo conoció se dio cuenta de la maravillosa persona que era, claro que como en el otro caso no fue nada fácil, pero había logrado hacerlo uno de sus mejores amigos.

Le sirvió una taza de té y se sentó con él a disfrutarla. Pero entonces recordó que tenía cuentas pendientes con él. Y justo cuando se disponía a reclamarle todo, frente a sus ojos vio una bolsa de papel.

- ¿Qué es eso? - pregunto.

- Tómalo - dijo sonriendo Zeshin.

- ¿Qué es? - mientras lo abría para ver su contenido.

- Bueno como me dijiste que te gustaba tanto los panes de la cafetería decidí traerte algunos para mañana y que ahora sí desayunes.

Sakura no sabía que cara poner, sólo saco el tema de los panes para evitar lo del "accidente" del despertador. Le sonrió con toda sinceridad.

- Gracias, no debiste haberte molestado.

- Sabes que no es molestia.

- Ahora que te parece si vamos a dar una vuelta - sugirió Zeshin a Sakura.

Sakura sólo asintió.

Ambos salieron del apartamento, claro que ambos chicos llamaban mucho la atención de los demás chicos, él muy atlético y apuesto, y lo que más agradaba a las chicas era su cabello marrón. Ella una de las más populares y bonitas, con sus ojos verdes y larga y ondulada cabellera, sin contar su alegría, simpatía y bien formado cuerpo.

Ambos, como en otras ocasiones, salían a caminar. Para platicar de cualquier cosa, desde sus vidas, sus frustraciones de la universidad.

Porque por lo que sabía Sakura Zeshin estudiaba una Ingeniería en Electrónica o algo así. También hablaban de sus compañeros, sus aventuras pasadas, hasta de porque la gallina cruzo el camino o la inmortalidad del cangrejo. Era un tiempo para relajarse y caminar.

Pocas veces, pero se daba, que por hablar no veían a donde se dirigían. Esta vez llegaron a un parque de diversiones para niños. Ya era el atardecer y ningún pequeño jugaba entonces, los rayos del sol se ocultaban lentamente daba una luz rojiza, pero también un pequeño viento soplaba moviendo los columpios.

Sakura ya no dijo más, veía de manera triste a los columpio que se movían a la par que el viento. Zeshin también cayo al ver que Sakura ya no le ponía atención y miro lo que ella veía. Sakura recordaba, no lo podía evitar, esa escena le recordaba su niñez tan feliz. Le recordaba a Tomoyo, Mei, Chiharu, Rica, Yamasaki, a todos sus compañeros pero también a una persona muy especial para ella, a Shaoran Li.

- Sakura ¿estas bien?

- Sí, si claro estoy bien - dijo sonriéndole.

Zeshin había notado que cada vez que llegaba a un lugar parecido ella se ponía así. Y sabía cual era la razón. Pero no decía nada, sólo trataba de que ella lo olvidara.

- Es mejor regresar, ya es tarde.

- S

Ambos regresaron a casa de Sakura, de regreso ella volvió a ser la misma de siempre.

Ella estaba a la entrada de su edificio, cuando noto que Zeshin no la seguía.

- ¿No quieres pasar?

Zeshin negó con la cabeza.

- Debo irme.

- Esta bien, muchas gracias - dijo haciendo una reverencia - por todo.

- Es un placer - dijo contestando la reverencia mientras se marchaba por la fría y solitaria calle.

Sakura le sonrió por última vez antes de entrar. Esa no fue la primera, ni la última ocasión que convivían así, en ocasiones también cantaban y se divertían.

§ § § § § § § § § § § § § § § § § § § § § § §

N. de la A. Bueno no tengo muy clara cuál canción recomendar para la siguiente escena. Es que tengo las canciones, pero no tengo sus nombres y quien las canta (laaarrgaaa historia) pero podría ser la de Cloks de Cold Play. Si no, pues la que más les agrade.

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Pero ni siquiera en sus sueños Sakura podía descansar, soñó, pero no sólo soñó sino que recordó su pasado con él.

Ese hermoso recuerdo termino y comenzó otro sueño.

Donde veía otra vez la batalla tal y como se había dado. Cuando regresaron con Zeshin a la tierra, cuando peleo con su hermano, y la muerte de Zeshin. De nuevo vio y sintió todo. Pero esta vez era aún más angustiante, porque ella estaba como espectadora sin poder hacer nada, parecía que lo estuviera viendo en una pantalla gigantesca de cine.

Después de que se vio a sí misma llorando y de nuevo como el cuerpo de Zeshin se desvanecía. Todo como si fuera una película que estuviera observando, dejándola de nuevo llorando con aquel agudo dolor, la pantalla despareció dejándola sumergida en la más oscura soledad.

- No llores - escucho una voz familiar.

- Por favor, no llores - escucho aún más fuerte y reconoció inmediatamente la voz que escuchaba.

Rápidamente busco al dueño de la voz, pero no había nada más que oscuridad.

- Zeshin... -dijo entre lamentos.

- Pequeña - escucho decir tras ella.

De nuevo busco entre la oscuridad, pero no había nada, ni nadie.

- Zeshin... - y de nuevo las lágrimas.

- No, por favor, no llores más - esta vez su voz se escuchaba más cerca y lo decía con mucha dulzura.

Sakura camino en la nada, hacia donde escuchaba la voz. A medida que se acercaba podía divisar a algo o alguien a los lejos. Prácticamente corrió y a cada paso se confirmaba la identidad.

- Zeshin eres tu - dijo mientras sus ojos brillaban con cierta alegría.

No perdió tiempo y se apresuro a abrazarlo. Él se encontraba ahí, parado en la oscuridad, inmóvil y apenas subió sus brazos para corresponderle el abrazo.

- Pequeña, me alegra tanto que estés bien - decía mientras sentía el cuerpo de Sakura temblar.

- ¿Qué pasa?

- Tengo miedo - dijo con voz casi inaudible.

- ¿De qué?

- De que esto sea un sueño.

Zeshin sonrió, él lo sabía. Sabía la verdad, pero no se la diría.

- Vamos, - le dijo mientras la alejaba un poco - no llores, sabes que a nadie le gustan las chicas lloronas - le sonreía en forma tranquilizadora.

El verlo realmente le reconforto el alma. Era lo que más deseaba en esos momentos. Por eso le sonrió como recordó que siempre se lo pedía.

- Gracias - dijo en forma sincera.

- Lo volvería a hacer con gusto.

- Zeshin yo...

Sus palabras fueron cortadas por la mano de Zeshin que la veía dulcemente.

- Por favor, promete que no lloraras.

- Pero...

- Ah, ah - dijo moviendo en forma graciosa el dedo índice negando.

- No hay peros, promete que vivirás tu vida al máximo y estarás siempre en paz, que no sufrirás por lo que nunca tuviste culpa, que disfrutaras tu vida con las personas que amas, lucharas por la vida y tendrás esperanza - decía mientras su mirada no podía ser más dulce y comprensiva.

- Promételo - dijo ante el silencio de Sakura - hazlo por mi... - finalizó en forma de suplica.

Sakura no se podía negar a aquello.

- Pero tú, estas vivo no es cierto, tu cuerpo...

Zeshin sólo le sonreía.

- No te preocupes estaré bien, sólo no llores más y trata de ser feliz.

- Pero...

Durante ese tiempo ambos habían estado tomados de las manos, ahora Sakura sentía como sus manos se desvanecían.

- Zeshin ... - lo veía en forma interrogante.

Mientras el cuerpo se desvanecía lentamente.

- Recuerda tu promesa - le dijo sonriendo mientras desaparecía.

Frente a sus ojos Zeshin desapareció.

- "Buscame en tu corazón... y ahí estar" - alcanzo a escuchar su voz mientras se diluía en la nada.

Poco a poco comenzó a tomar conciencia, abrió muy lentamente los ojos encontrandose con unos leves rayos del sol filtrados por una cortina blanca.

Una lágrima salió de su ojo izquierdo. Se sorprendió un poco, la quito de su mejilla y la miró.

- Zeshin, yo... te lo prometo.

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N. de la A. Espero que les haya gustado este capi.

Llegue a 25 páginas OO, no pensé lograrlo. Y eso que tengo que usar una molesta venda en mi mano derecha y no la puedo mover libremente.

Mil gracias por opinar sobre esta historia, me anima mucho recibir sus opiniones. Sigan así. Y si tienen opiniones sobre capítulos anteriores pueden mandarlos (como del capi 16). Ahora sólo quiero agradecer a:

Yukino 8: ¡Hola! Que bueno que te haya gustado -, lo continuaré. Y trataré de hacerlo más rápido (trataré). Muchas gracias por el review.

Sakura Wen: ¡¡Tu si me comprendes!! no es tan fácil escribir un fic y menos cuando tienes muchas tareas. Y sobre Hannia, no te preocupes tengo planes para ella.

Perla: Muchas gracias, creo que yo me pongo igual de interesada cuando escribo, y después me sorprendo yo misma de lo que escribo. Muchas gracias por escribir.

Sakki-chan: ¿Pistas? Me encantaría darte pistas. Pero hay un pequeñin problemilla. Yo tampoco tengo bien definido lo que sucederá sólo unas ideas -. Te agradezco tu review.

nena 05000: ji, ji. ¿era tan evidente que la amaba? cielos, pensé que no. Pero bueno, sólo espero que lo que sigue te agrade.

Ghia-Hikari: ¡Hola Hikari! ¿Qué le mostró?, bueno te daré pistas. Sakura se sonrojo muy levemente, pero se sonrojo. Además Zeshin dijo que ambos S&S se detuvieron, y finalmente y con eso comprenderás todo, lee el final del capi 16. Hay esta la respuesta. Gracias por escribir.

Celina Sosa: No, no paso nada entre S&S (por ahora), pero probablemente después quizá, no lo sé -.

Maky: ¡Hola! Espero que te siga gustando como hasta ahora y más -. Muchas gracias por tu review.

Princess of Ligth: Hola, me da gusto que te guste. OO? Nunca había pensado en poder escribir un libro, pero es buena idea -, sólo espero que mi cabecita aguante y trataré de apurarme, pero no prometo nada. Gracias por el review.

Nos veremos pronto - ( si mi compu no se descompone de nuevo y mi manita mejora)

PD: ¡WAW! no pense que tantos leyeran este fic.- ¡ESTOY FELIZ!