Capitulo 21

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Un chico de 19 años cabello marrón y ojos ámbar se encontraba admirando un paisaje. Era una hermosa cascada que caía de una impresionante montaña, el agua era muy cristalina, las plantas que crecían a su alrededor eran flores color azul, con un centro blanco. Era de noche y sin embargo la luz de la luna iluminaba como el mismo día. El chico se encontraba parado al lado de un gran árbol, observando el estrellado cielo.

- ¡Hola!

Shaoran escucho una dulce voz y siguiéndola volteó a la cima del árbol de cerezo. En una de las ramas más altas se encontraba Sakura. Pero algo era diferente en ella. Estaba vestida con un vestido blanco muy hermoso, estaba un poco ceñido a su bien formado busto y caía graciosamente hacia abajo, estaba cubierto por un fino tul rosa muy claro. El vestido dejaba ver su espalda y brazos descubiertos. Estaba parada observándolo.

Pero lo que más sorprendió a Shaoran era que de su espalda, parecían salir alas. Dos alas de cada lado, unas más grandes que estaban en la parte superior y otras más pequeñas que estaban más abajo. Que brillaban con el resplandor de la luna. A la vez que su rostro estaba muy sonriente.

- Saa..Sakura ¿Eres tu? - la verdad era que estaba muy impresionado.

- Si soy yo - dijo de forma segura la chica, mientras que en lo que ella hizo ver como un pequeño saltó, que hizo con mucho estilo, bajo hasta estar al frente del chico. Mientras una o dos plumas blancas caían lenta y graciosamente.

Shaoran no pudo dejar de retroceder un paso, pues ella había quedado demasiado cerca y aún le impresionaba su apariencia.

Sakura le sonreía pero su sonrisa era diferente, en algo.

- Pero... - simplemente Shaoran no creía en las alas de Sakura. Le parecían las alas más hermosas que había visto, eran grandes pero no demasiado, y sus plumas parecían tan suaves y finas. La luz de la luna las hacían ver casi como se fueran de luz pura.

- No te lo había dicho, pero mi madre nació en Hikaru y yo herede algunas de sus cualidades.

Se explicó, mientras no le quitaba la mirada al sorprendido chico.

Shaoran parecía comprenderlo pero continuaba con la mirada en sus alas. De pronto sintió la mano de Sakura en su rostro que lo obligaban a verla de frente. Entonces se percato de que su mirada también era diferente. Sus ojos también brillaban y era un brillo especial, la luna se reflejaba en ellos.

Shaoran no pudo dejar de verlos eran los ojos verdes que tanto había extrañado de niño, eran los ojos esmeralda que vio antes de irse a Hong Kong. Eran los ojos de la niña a la que beso cuando, después de la batalla contra la carta vació había terminado, eran esos mismos ojos que ahora lo miraban intensamente.

Por unos instantes se perdió en esos ojos. Muchos recuerdos pasaban por su cabeza, su corazón, su cuerpo. Con tan sólo estarlos observando parecía que no había nada más, sólo esos ojos.

- Shaoran... - la voz de Sakura sonó muy suave y tierna al pronunciar ese simple nombre.

Shaoran seguía perdido en sus ojos, pero escuchaba lo que ella decía.

- Shaoran, ¿sabes algo? - preguntó con voz aún más suave y delicada.

Y si dejar que él hablará absolutamente nada, se acercó un poco más.

- Sabes algo.... yo siempre, es decir... nunca... - fue todo lo que podía decir. Shaoran observó como el color carnesí se dibujaba en su rostro de Sakura y sin poderlo evitar se acerco aún más al estático chico.

El viento comenzó a soplar, pero era un viento demasiado tibio, demasiado cálido, era muy suave y movía como acariciando el cabello de Shaoran y Sakura. El vestido de ella parecía danzar con aquel viento tan especial. Mientras poco a poco sus alas parecían desvanecerse con el dulce viento.

También por ese viento el árbol de cerezo dejo caer algunos pétalos de las flores más hermosas que tenía, bañando a Sakura y Shaoran con esos pétalos y llenándolos de un dulce aroma a ellos. Extrañamente en esa lluvia de pétalos de cerezo también había ese polvo blanco que parecía resplandecer con la luz de la luna que iluminaba muy bien el lugar donde estaban.

- Shaoran... - Sakura dijo su nombre, pero pareció más un suspiro que una palabra.

Él estaba sin poder creer lo que sentía y lo que veía.

Lentamente y con un poco de titubeos levanto la mano. Primero toco un poco el rostro de Shaoran, pero rápidamente la retiro, después otra vez lo toco.

Se acercó un poco más y poco a poco se acomodó en su pecho. Él era más alto que ella, así que su cabeza quedaba a la altura del pecho de él. Se recargo suavemente en él.

Con algo de inseguridad y más incrédulo que antes Shaoran la vio acercarse y cuando la sintió recargada en su pecho, su corazón latió y latió. Sentía que en cualquier momento saldría de su lugar. Sintió cuando ella se acomodo en el una inexplicable sensación, una sensación que sólo había sentido hacia ya años, muchos años. Sin siquiera pensarlo y con un movimiento suave la rodeo con sus fuertes brazos.

Entonces...

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- ¿Qué? - Shaoran se sentó en la cama muy asombrado.

Luego observo hacia afuera, era una mañana hermosa como siempre en Hikaru. Se toco la cabeza y sintió que estaba sudando.

- Fue un sueño - pensó algo desconcertado.

Luego se costo de nuevo.

- ¿Pero por qué soñé eso?

- Sakura...

A decir verdad esos sueños eran muy extraños, primero soñaba que alguien le pedía ayuda, que luego resulto ser Sakura. Ese sueño en cierta forma fue una predicción.

Pero éste ¿acaso era una premonición? Pero parecía tan real. Se toco el pecho, efectivamente su corazón aún latía muy intensamente, incluso recordaba muy bien el olor a cerezos que despedía Sakura.

Se toco la cara y la sintió muy caliente. ¿Estaba enfermo? o estaba muy rojo.

Decidió mejor levantarse para dejar de pensar en eso, pero esa sensación se mantuvo en su cuerpo todo el día. Intrigándolo mucho.

Cuando llego abajo con la familia Kinomoto, que ya se encontraban despiertos y haciendo algunas tareas domésticas, trataba de olvidar el extraño sueño, a pesar de ser un lugar muy especial y mágico no dejaban de hacer algunas cosas normales. Vestidos con sus trajes blancos tan normales en Hikaru.

- Buenos días joven Li - La señora Nadeshico era la primera en saludarle con una sonrisa.

- Buenos días - dijo un leve tono rosado en las mejillas. No sabía porque pero la señora Kinomoto provocaba eso en él y no tenía idea del por qué.

- Buenos días - con la misma sonrisa amable saludaron tanto el padre de Sakura como Fuu, que se encontraban arreglando algunos papeles.

- Buenos días - contesto y se dirigió a desayunar.

En la cocina, que era enorme, limpia y bien decorada se encontró a la única persona que no le gustaba ver.

- Ya era hora mocoso - ese era un saludo del hijo mayor del matrimonio Kinomoto. Quien normalmente desayunaba a esas horas.

En realidad, el que le hablará ya era un gran avance, pues desde la desaparición de su hermana estaba tan enojado con él, que no le dirigía la palabra. Pero después de entender que ella estaba bien, y que el tal Li no toda la culpa (según Touya) se digno a dirigirle de nuevo la palabra.

Shaoran hizo un gesto de desagrado y se dispuso a desayunar. En pleno desayuno tanto el "insoportable mocoso" como el "odioso gruñón" (así se llamaban entre ellos -) se veían y salían pequeños rayitos que chocaban.

Después del "agradable desayuno" y muy rápido por cierto, ya que ninguno soportaba la presencia del otro. Entonces Shaoran fue en busca de Eriol.

- Fuu, ¿has visto a Eriol? - le preguntó cuando lo vio pasar con un montón de pergaminos en el pasillo.

Después de unos días conviviendo y hablando ya se llevaban mucho mejor.

- Esta entrenando cerca de la montaña, ya tiene algún tiempo que se fue - dijo el chico de profundos ojos violetas.

- Esta bien - A Shaoran le salió una gota, ese día sí se había levantado muy tarde - ¿necesitas ayuda? - se ofreció amablemente.

- No, gracias, pero estoy seguro de que Eriol entrenaría mejor si le ayudaras.

- Bien, voy a buscarlo.

Fuu asintió y se fue con el montón de cosas al señor Kinomoto.

- Esto es todo señor - dijo Fuu colocando los papeles en un escritorio.

- Debemos seguir revisando debe haber otra manera de impedir la batalla - ahora los ojos Fujitaka mostraban una pequeña preocupación, sabía que el momento se acercaba.

Así ambos comenzaron a revisar los pocos archivos que había en Hikaru.

Mientras tanto en la sala principal se encontraba la Señora Nadeshico haciendo el hechizo de siempre, para proteger y ayudar a los escudos. En los últimos días había recuperado fuerza y ahora los podía mantener sin problemas. Sin embargo algo la preocupaba mucho: el tiempo.

Yue Y Kero tenían a algun tiempo de haberse retirado a ver la condición de las barreras que para su gusto, se encontraban mucho más fuertes. Los guardianes presentían algo, pero ninguno se atrevía a manifestarlo abiertamente. No querían preocupar a nadie, por sólo una sensación. Pero se encontraban muy alertas.

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- Ya era hora bello durmiente - dijo Eriol molestando a Shaoran. A pesar del tiempo seguía siendo su pasatiempo favorito.

Shaoran ya un poco acostumbrado al humor de su amigo de la infancia sólo frunció un poco el ceño.

- Seguramente tenías un sueño muy agradable como para quererte quedar tanto tiempo, si normalmente te levantas antes que todos- dijo con sonrisa burlona.

En otro momento seguramente Shaoran lo hubiera regañado o ignorado, pero esta vez sin quererlo se puso a recordar el sueño a la vez que un mínimo color rojito adornaba su piel.

Eriol tan observador como es, lo miró muy curioso. Ese seguramente era un sueño muy importante.

Aunque Shaoran estaba metido en su pensamiento, noto a Eriol viéndolo fijamente como si quisiera leer su mente.

- Ya, esta bien. Vamos a entrenar.

Eriol sonrió como sólo él lo sabe hacer. Y asintió.

- Esta bien, si así lo quieres.

Así comenzaron a entrenar.

Eriol estaba muy contento ya que Shaoran aunque había estado poco tiempo entrenando su nivel mágico había incrementado muy rápidamente para gusto de todos. El señor Gakusha estaba tan complacido con sus avances, que le dijo que eso era todo lo que el podía enseñarle y dejo a cargo de Eriol su entrenamiento. Quien de la misma manera estaba muy alegre de sus progresos, su potencial era mucho. No dudaba que si Li seguía a ese ritmo en menos de unos meses alcanzaría el nivel de la misma Sakura.

Después de una excelente exhibición de un combate frente a frente con pura magia.

- Muy bien - decía Eriol complacido, mientras retenía un enorme hechizo del jefe del Clan Li.

- Ahora, intenta detener esto - dijo con una sonrisa, mientras en un movimiento inesperado y con aparente tranquilidad le devolvió el poder.

- ¿Qué? - Shaoran se sorprendió.

Con un movimiento muy difícil pudo esquivarlo, el poder se dirigió al horizonte desapareciendo a unos Kilómetros.

Shaoran quedo con una rodilla en el suelo y respirando agitadamente.

Eriol se acerco y le ofreció la mano. Shaoran la aceptó.

- Veo que aún te falta un poco de práctica.

- Eso parece - siguió respirando.

- Debe ser por que en la tierra no hay nadie que iguale tu poder y no tienes con quien entrenar.

- No pensé que pudieras hacer eso - dijo sentándose en el verde pasto y limpiando un poco de sudor de su frente.

- Aunque parezca lo contrario, eso me costo mucho trabajo – dijo tranquilamente Eriol.

Eriol se sentó a su lado.

- ¿En qué estoy fallando? – preguntó Shaoran.

- En realidad no es mucho, pero tienes un punto débil.

Shaoran lo miro muy interesado y esperando a lo que le dijera la reencarnación de Clow.

- Debes esperar lo inesperado del enemigo. Sé que lo sabes, pero estos enemigos son diferentes y no siempre atacan de con ataques tan directos. Ellos buscan tus debilidades, no sólo las externas, también las internas y esas son las más peligrosas.

- ¿Las internas?

- Lo que piensas, sientes y actúas deben estar en sintonía. Para lograr tu objetivo.

Shaoran lo miró aún más intrigado, hablaba como lo hacía el señor Gakusha.

- Lo que sientes puede ser lo más poderoso que tienes. Pero sólo, y sólo si lo demuestras alcanzara su máximo esplendor en el momento oportuno. Pero en ocasiones ni tu mismo lo sabrás pero tu corazón sí, y él te llevará a la respuesta que buscas.

Bien, Eriol no era precisamente una persona que hablará claramente, pero esas palabras confundieron aún más a Shaoran. Eriol lo miro con la misma tranquilidad, sonrió el ver su cara de confusión.

- No te apresures, todo lo sabrás a su debido tiempo.

- Sólo recuerda que seguir el corazón.

Eriol se levanto.

- Vamos, Jefe del Clan Li, es hora de enseñarte lo último.

- ¿A qué te refieres? - preguntó Li levantándose.

- La estrategia que seguramente nos llevará a la victoria.

Shaoran se levanto algo emocionado. Seguramente le enseñaría más ataques impresionantes como lo había estado haciendo en los últimos días.

- Ahora siéntate en posición de flor de loto.

Shaoran obedeció al instante.

- Y ahora sólo sigue mis instrucciones.

- Shaoran asintió con una mirada muy decidida.

- Relájate.

- Cierra los ojos despacio, sólo escucha mi voz.

Shaoran siguió sus instrucciones exactamente como se lo indicaba.

- Ahora quiero que veas en tu interior. Poco a poco adéntrate en ti mismo.

Shaoran hizo una mueca de interrogación. Pero seguía las instrucciones a la vez que sentía que la voz de Eriol se hacía cada vez más.

- Simplemente escucha tu corazón.

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- Sakura, por fin puedo hablar contigo. Estoy tan feliz de volverlas a ver - Mei estaba muy emocionada de ver juntas a sus amigas de la infancia.

Después de un reencuentro más placentero, las chicas decidieron ir a comprar la ropa que a Sakura le hacía falta. Claro que casi tuvieron que rogarle a Kinomoto, pues se negaba, pero al final acepto. Sólo por complacerlas.

Iban caminando por el centro comercial mientras hablaban. La que casi no lo hacia era Sakura, pero trataba de animarse. Pero cada cosa que veía le recordaba a Zeshin, recordaba sus paseos y lo que se divertían.

- ¿Qué te parece éste Sakura?

Kinomoto estaba perdida en su mundo. Tanto Mei como Tomoyo se vieron mutuamente y tan sólo con la mirada se pusieron de acuerdo para sacar a Sakura de su depresión.

- ¿Sakura?

- Ehh, ¿sí? me hablaban.

Este es precioso dijo Tomoyo señalando un vestido en un aparador, color azul cielo, muy elegante y juvenil, con un poco de escote en el pecho y espalda, que lo hacían lucir algo... como decirlo... sensual.

- Si es bonito - contesto sin prestar mucha atención al vestido.

- Mmmm... ¡Ya lo tengo! - dijo emocionada Tomoyo.

- ¿Qué? - preguntó intrigada Mei.

- Le haré uno a Sakura pero color verde, así combinará con sus ojos y verás que le quedará divino - estrellitas brillaban en sus ojos.

- Es cierto - dijo Mei mientras se la imaginaba y también tenía estrellitas.

Sakura sonrió y después suspiro. Tanto Mei como Tomoyo la miraron preocupada.

- Ánimos Sakura, no te preocupes, sé que todo saldrá bien - afirmó Tomoyo.

- Sí Sakura, veras que así será.

- Vivir la vida en el aquí y el ahora. El pasado se fue, no tiene caso recordarlo si nos hace daño, sólo se debe aprender de él. El futuro lo escribimos nosotros y tampoco sirve de nada sufrir por lo que aún no sucede y probablemente nunca sucederá, sólo se toma en cuenta para planearlo como lo deseamos. El tiempo importante es el presente. El presente es producto del pasado, reflejo de lo que hemos querido hacer y también es la base del futuro que deseamos. Por eso es el único verdaderamente importante y sufrir en el presente es desperdiciarlo, porque lo único verdaderamente importante y es por eso por lo que se debe vivir plenamente.

Después de mucho tiempo, Sakura sonrió a sus amigas. Tenían cada ocurrencia.

Estuvieron un poco más animadas después de eso, caminando, comprando toda clase de artículos que les gustaban. Por el dinero no se preocuparon ni Mei ni Tomoyo y a pesar de las quejas de Sakura, todo se lo compraban ellas. Diciendo que era como darle todos los regalos de cumpleaños juntos.

Después del viajecito Sakura, Tomoyo y Mei llegaron a la habitación del hotel cargadas con enormes bolsas de compras, de lo que la mayoría era de Sakura.

- Les agradezco mucho lo que hicieron, pero no era necesario - dijo Sakura acomodando las enormes bolsas.

- Nunca será suficiente para una amiga - dijo Mei que también iba muy cargada.

- Entonces ¿cuando partiremos a Tokio? - preguntó Sakura.

- Hoy mismo - aseguro Mei - estaremos allá a amas tardar mañana en la mañana.

- ¿Estaremos? - Tomoyo no sabía que Mei iría.

- Así es -afirmó muy contenta Mei mientras se acomodaba en el sofá.

- Pero no crees que será muy peligroso para que vayas.

- No, yo confió en el poder de la familia Li y en Sakura y sé que PASE LO QUE PASE TODO ESTARÁ BIEN - dijo viendo directamente a Sakura y con una sonrisa muy tranquila menciono las palabras que Sakura solía decir, pero demostrando gran seguridad.

Sakura la miro muy atentamente, sin duda le tenía una gran confianza en ella.

- Mi tía dice que tiene todo preparado para nuestra llegada.

- ¿La señora Li esta de acuerdo en que vallas? - preguntó Sakura.

- En un principio no le gusto la idea - dijo Mei - pero tengo mis métodos parta convencer - dijo con una sonrisa muy picarona y cerrando un ojo.

A Sakura y Mei sólo les salió una gota. No querían imaginarse lo que le dijo o hizo para convencerla.

- Pero, ¿Y tu esposo?

Mei sonrió aún más.

- ¿Kio-kun?, él no se dará cuenta.

- ¿Dónde está?

- Eso es secreto - dijo cerrando un ojo - pero esta muy bien.

Las gotas de Sakura y Tomoyo crecieron aún más.

- Entonces es mejor descansar un poco antes del viaje - dijo Tomoyo mientras observaba su reloj, las 4 de la tarde y ellas aún no empacaban para el viaje.

- Si es mejor que empaquen todo, tengo que irme - Mei se levanto y camino hacia afuera - nos veremos después.

Sakura y Tomoyo se despidieron de Mei quien salió con una enorme sonrisa del lugar.

- Mei Ling no ha cambiado mucho sigue siendo igual de optimista y alegre.

- Si, creo que a pesar del tiempo hay cosas que son parte de nuestra esencia y las conservamos- dijo Tomoyo muy sonriente.

- ¿Sakura? ¿Puedo hacerte una pregunta?

- Claro - dijo Sakura mientras acomodaba el montón de bolsas.

- Aún sientes lo mismo por Li.

De las manos de Sakura cayeron algunas cosas, que se apresuro a levantar.

- Yo... lo siento, no debí ser imprudente y meterme en tu vida, pero...

- No te preocupes Tomoyo - Sakura la miro con dulzura - estoy bien.

Tomoyo bajo la mirada, esa pregunta se le había salido son pensarlo siquiera. Pero recordar como las personas no cambian demasiado a pesar del tiempo, y como ella lo extrañaba y como él cuando era pequeño la admiraba y la quería. Simplemente no podía evitar pensar que sentiría su amiga en esos momentos. Pero atreverse a preguntárselo tan directamente, estaba muy avergonzada.

- Yo... aún lo quiero - dijo Sakura sorprendiendo a Tomoyo.

- No tienes que decírmelo si no lo deseas.

Sakura le sonrió.

- No te preocupes me hace bien poder hablarlo.

Se sentó en el sofá y comenzó a hablar.

- Ahora que estuvimos en Hikaru, no tienes idea de lo feliz que era - recordando sonreía.

Tomoyo la miro y se sentó a su lado escuchándola.

- Tener a toda mi familia, a mis amigos, Fuu, mis guardianes, las cartas, y estar junto a él. Es todo lo que pudiera desear, a pesar de las circunstancias por las que nos reunimos, me sentía muy contenta. Deseaba que esos días no terminaran. Tan sólo estar cerca de él me provoca estar contenta, mi mundo cambia a uno mejor. Estar tan cerca... - dijo esto último en susurro para sí misma.

Sin poder evitarlo le recordó lo que Zeshin le mostró, abrazados, luego los besos y después. Recordando sus mejillas se pusieron rojas. Tomoyo por supuesto que lo noto, pero no dijo nada y no quiso seguir preguntando. Lo que su amiga le quisiera decir era suficiente. Pero Sakura aún no estaba preparada para decir aquello.

- Pero... - dijo con voz seria a la vez que sus mejillas volvían a la normalidad.

- Él ya tiene la vida planeada con Hannia y nunca, nunca interferiría en su felicidad.

- Y es por el mismo amor que le profeso que no lo haría. Sólo deseo su felicidad y si eso implica dejarlo de ver para siempre así será. Sólo lo veré hasta que haya terminado la batalla final. Entonces me iré y no seré un estorbo. Quizá regrese a Hikaru y viva allá, aún no lo decido, pero sé que hay personas que me quieren.

Sin más se levanto del sillón y camino hacia el cuarto de baño.

- Ahora creo que debemos apurarnos para salir - dijo sin voltear a ver a su amiga y se metió al baño.

Tomoyo se quedo pensativa. A pesar de aparentarlo muy bien, todo eso le dolía tremendamente a Sakura. Pero tenía un presentimiento, uno que tenía algún tiempo de tenerlo, cuando estaban en Japón lo sintió por primera vez. Pero tenía que obtener información antes de poder planear algo, para estar segura de no fallar. Y la más indicada era Mei. Probablemente, aún había algo que hacer.

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- Muy pronto obtendré mi venganza y la causante de todo morirá.

Samui, el hermano de Zeshin se encontraba parado en la enorme e imponente torre de Tokio, observando a la gente pasar por abajo. Era de noche y las luces de la ciudad no impedían ver a la figura oscura que yacía en la cima. Cubierto por su túnica negra y sin dejar ver su rostro planeaba los últimos detalles de un plan bien estructurado para lograr su objetivo: la muerte de Sakura Kinomoto.

- Además tenemos a la mejor aliada de todos lo que pudiéramos tener, es sólo cuestión de tiempo.

- Samui - escucho el hermano de Zeshin en sus pensamientos, era su jefe quien lo llamaba.

- Diga señor.

- Regresa, tenemos que planear algo.

- Como diga señor.

Su oscura figura se desvaneció del lugar, sin dejar rastro alguno.

Pero a pesar de la oscuridad y de que nadie más lo vio. Un pequeño de aproximadamente 5 años de edad, lo había observado. Desde la ventana de su habitación observó a la figura desvanecerse. Sus pequeños ojos a pesar de ser muy infantiles, demostraban mucha preocupación.

- El momento se acerca - dijo su voz infantil, mientras cerraba la cortina.

Escucho unos pasos acercándose y vio a su madre entrar.

- Hijo, por favor ya duerme, es muy tarde y debes descansar, es muy tarde para que un niño de tu edad este despierto a estas horas - la madre del pequeño lo cargo y lo acostó en su cama y lo cobijo.

- Buenas noches mamá.

- Buenas noches hijo - dijo y se fue cerrando la puerta tras de sí.

El pequeño no podía dormir, en realidad no quería tenía horribles pesadillas sobre una batalla que ocurriría y en la que muchas personas morirían. Cada vez sus pesadillas se hacían más y más frecuentes, además de que empezaba a sentir algo muy extraño en su corazón una sensación muy familiar, pero la reprimía como podía.

El poder del pequeño despertaba poco a poco. Pero a medida que lo hacía lo ponía en mayor riesgo, con algo de trabajo lo reprimía. Algo dentro de él le decía que lo hiciera y que esperara el momento.

El séptimo y último pilar despertaba poco a poco y sin siquiera saberlo, estaba apunto de que sus pesadillas se hicieran realidad.

En otro lugar...

La figura de Samui apareció en aquel terrible lugar. Su jefe lo esperaba algo impaciente.

- ¿Pasa algo mi señor? - preguntó mientras se arrodillaba frente a él.

- Sí - esa horrible voz - hay cambio de planes.

El hermano de Zeshin levanto la cabeza y lentamente se levantó.

- ¿Puedo preguntar a qué se debe?

El hombre levanto su terrible aura muy enojado.

Samui por su parte lo veía atentamente. ¿Qué podría haber pasado para cambiar los planes?

- Se esta despertando lo dormido y eso no nos conviene, si esperamos a que se cumpla el destino será el fin de esta oportunidad.

- El destino que dice que nos derrotaran con el sacrificio de la maestra de las cartas - dijo Samui como pensando.

- Así es. No podemos esperar si queremos ganar.

- ¿Desea que ataque? - preguntó Samui.

- Lo harán - dijo el hombre y le dio la espalda.

- ¿Harán? - se preguntó Samui.

- Ellos irán para asegurar la victoria.

Tras de sí Samui sintió las auras de los ángeles negros incrementarse.

- No es necesario, soy suficiente para acabarlos.

- No, ya no lo eres.

- ¿Qué? - Samui se alteró.

- La maestra de las cartas es poderosa. Pero llegaran con refuerzos.

- Aún así puedo exterminarlos.

El hombre se dio vuelta y con voz enojada...

- Calla, ya lo he decidido. Quiero asegurar la victoria y tú no aseguras nada.

Samui se enojo mucho más.

- Pero ¿quién vigila los círculos de los hechiceros del mundo? – preguntó aún más alterado.

- Ahora eso no importa, ahora importa matar a los estorbos – soltó una estruendosa carcajada.

- No lo vez Samui – dijo con voz más relajada – es tu oportunidad.

- Si atacamos todos de una sola vez, aseguraremos la victoria y mataremos a la señora de las cartas. Hikaru quedó desprotegido, pero allá sólo será el reflejo de lo que pasara en la tierra, entre más terror y muerte sembremos en la tierra más fuertes nos haremos.

- Además tengo un plan que no fallará – su risa se incremento aún más.

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- Hola señor Li - la vocecita infantil lo saco de sus pensamientos.

Shaoran Li se encontraba recostado en el verde pasto de Hikaru, viendo el anochecer o lo que parecía ser anochecer en Hikaru, una de las últimas veces que la vería.

- Hola, Alei ¿Cómo estas? - dijo incorporándose un poco.

- Muy bien, gracias - la pequeña de cabello negro y mirada tranquila se sentó a su lado a observar lo que el señor Li admiraba.

- ¿Sabe algo? Lo extrañaré mucho cuando se valla.

Shaoran la vio con un poco de comprensión, a pesar de permanecer por poco tiempo en ese lugar, pareciera que fuese su hogar. Por una parte le quería regresar, pero otra parte de él quería permanecer en ese lugar. Pero las obligaciones y el peligro se lo impedían, tenía una vida en China y no podía abandonarla ni a todos aquellos que lo esperaban.

- Yo también los extrañare - la miro con algo de ternura en sus ojos - a todos.

La niña lo miro y sonrió - ¿incluso al joven Kinomoto?

- será la excepción - dijo Shaoran, más sabiendo que regresaría con el a Tokio.

- ¿Puedo pedirle un favor?

- Claro.

- Dígale a la señorita Sakura. Que tenga esperanza, todos en Hikaru la queremos y apoyamos. Pasara por momentos difíciles y puede flaquear, pero que todos tenemos fe en ella. Que no se olvide de que no sólo lucha por nosotros y por la tierra, sino por sí misma y su felicidad. Cuando sea el momento, estaremos todos con ella. Cuando la noche parezca más oscura, es porque no tarda en amanecer.

Luego lo observo directamente a los ojos y continuo.

- Que luche por lo cree, que luche por la esperanza, que luche por la paz, que luche por lo que ama...

Dijo finalmente observándolo directamente a lo ojos.

Aquellas palabras de la pequeña, Shaoran las fue grabando en su memoria, sabía que Sakura enfrentaría uno de los retos más grandes de su vida. Pero él estaría allí para ayudarla. Pero esa última palabra y la mirada de la pequeña le hicieron sentir algo en el pecho, la sensación que tuvo en el sueño se intensifico por cien. Los ojos de la pequeña finalmente se volvieron alegres.

- Confió en usted y sé que la apoyará, cuando sea necesario.

- No lo dudes pequeña - dijo Shaoran y acarició el lacio pero suave cabello negro de la pequeña.

- No la deje sola, ella confía en usted. Hará lo que piense mejor para todos, pero no siempre es lo mejor para ella. Sólo el corazón tiene razón.

Shaoran se desconcertó un poco, realmente no entendía mucho de lo que le quería decir. Todos en ese lugar hablaban igual.

La niña le sonrió tiernamente.

- No se preocupe pronto lo sabrá - dijo adivinándole el pensamiento.

- Sólo este con ella cuando lo necesite.

- Nos veremos después - dijo Alei mientras se levantaba rápidamente y corría rumbo al palacio.

Shaoran se quedo pensando, esa niña era muy inteligente a pesar de su corta edad. Pero aún no entendía bien lo que había dicho. Una cosa era segura apoyaría a Sakura en todo momento.

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Viernes 6 de la tarde.

Bosque de Tokio cercano al departamento de Sakura.

Todos se encontraban en el lugar de las batallas. Sakura, Tomoyo, Ieran Li, Mei, Fiang y Hannia. Esperando a que la posición de la luna estuviera en su punto para lograr la transportación. Había llegado la hora del regreso.

Ieran Li sólo observaba el cielo, no quería perderse la llegada de su hijo, además existía la posibilidad de que fuesen atacados y ella no se quedaría con lo brazos cruzados. Había estado investigando los hechizos más poderosos para la batalla y se sentía muy preparada.

Sakura, Tomoyo y Mei también esperaban, Mei estaba más ansiosa caminando de un lado a otro. Tomoyo observaba a Sakura que estaba con la mirada perdida en las estrellas. Ahora vería a Shaoran, pero una idea no dejaba de dar vueltas en cu cabeza, ¿acaso él recordaría el hechizo de Zeshin? Con la muerte de su amigo, no tenía idea de las repercusiones. Tomoyo la observaba, estaba muchísimo más distraída que los días pasados.

Hannia y Fiang platicaban sobre el extraño ambiente que se sentía en el lugar. Sin duda era muy especial, aún se sentían los restos de energía impregnados en todo el bosque, era un punto estratégico.

15 minutos después un calido viento comenzó a sentirse. Rápidamente Sakura se levanto de donde estaba sentada y dirigió su vista a un lugar cercano. Todos la imitaron. Cuando se dejo ver una neblina violeta que giraba en el lugar, después cambio a blanco.

- Llegaron - dijo Sakura.

Todos prestaron atención a lo que veían.

El remolino se hizo blanco y comenzó a estabilizarse tomando forma de un hoyo blanco. Luego con una luz tenue brillo indicando que la hora de la transportación había llegado.

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¡Hola!

Yo de nuevo, siento que sea corto, pero estoy algo atareada. Pero no quise dejar de publicar.

Sólo quiero agradecer a: Ghia-Hikari, Celina Sosa, Ciakaira, Sakura Wen - ¡recupérate pronto¡, Janeth, Mariana, Princess of light, lamento no poder responderles a cada una pero se supone que no debo estar aquí y bebía estar descansando (si mi madre me sorprende me mata).

Avances del siguiente capi. Shaoran y compañía por fin regresan sólo para... ¿un reencuentro cargado de sentimiento? ¿una boda? ¿una batalla? ¿o...?

Debo irme. Hasta pronto.