Capitulo 29

Sólo quiero agradecer a: Celina Sosa, Sakura Wen, Undine, Julia Sakura, Ciliegia, Mariana, Paola, Mafeh, nena 05000, Sango-chan95, Victor, Perla, Sailor Mocy y Asuka, Ropna, Sakura 14, (espero que nadie me falte) por su apoyo en todo esta historia. Lamento no escribir a cada uno pero estoy algo ocupada, espero que lo comprendan. Y los dejo con el capi.

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Tan basto e infinito, tan conocido y desconcertante. Generador de ideas y pensamientos, dudas e ilusiones, de hermosas formaciones e increíbles misterios que el hombre se ha empeñado en dilucidar. El universo.

Inmenso espacio que se extiende por doquier, y que los humanos ni siquiera empezado a conocer. Decorado con miles y miles de brillantes astros de luz y planetas de diversos tipos y tamaños. El todo del que queramos o no, formamos parte. Tan pequeños comparado con él y tan enormes.

Espacio relleno de diamantina, que brilla con más los colores que un arco iris. Bello espectáculo a la vista que muy pocos tienen el placer de ver mediante sus propios ojos, sin aparatos de por medio. Formas exquisitas, sólo ideadas por la perfección de la naturaleza y de algo más que aún no conocemos, pero probablemente pronto conoceremos.

Los ojos se dilatan de tan preciosa ilusión o perfección.

Sus ojos verdes están asombrados de ver todo aquello. Pero sin duda, la mejor parte del paisaje con la que ahora se deleita, es esa preciosa esfera frente a si. Hermosa entre los astros más bellos, ni tamaño, ni su forma, ni su brillo, ni su posición es lo que llaman la atención. Lo que la hace tan especial es su color. Un hermoso y vivaz azul lo cubre y decora, con algunos tonos blancos que la hacen ver radiante y viva.

- La tierra - apenas escucho a escuchar su voz.

Y cuando lo entendió...

¿Qué paso? ¿Qué hacía ella ahí?

Estaba parada, en nada aparentemente, muy, muy lejos de su querida tierra. Que se lucía frente a ella.

Después de un leve desconcierto se miró a si misma. Sólo vestida con una toga blanca en su totalidad, sólo adornada con la estrella de siete picos que en su centro lleva las dos S "§" entrelazadas, el símbolo de Hikaru, con hilos plateados y dorados, ubicado en la parte izquierda de su vestimenta, a la altura de su corazón. Sus blanquecinas y suaves alas estaban un poco extendidas. Parecía un verdadero ángel en el cielo.

- ¿Estoy muerta? - cruzó por un segundo en su mente. Por que sólo de esa forma, o un viaje astral (técnica que aún no dominaba) podría estar ahí.

De nuevo el astro frente a sí llamo su atención. Simplemente hermoso, su hogar, nuestro hogar.

- Es realmente una maravilla - escucho decir a alguien a su lado.

- Si lo es -contesto sin dejar de mirarla.

- Pero siéntela, es mucho mejor que sólo admirarla - dijo la voz con tono suave y tranquilo, no provocó nada de miedo en ella, nada de incertidumbre de saber quien era, muy en el fondo lo sabía. Cerró sus ojos y concentró su energía en poder percibirla.

Pudo sentir mil cosas, mil sentimientos, mil emociones e inmensidad de pensamientos.

- Ellos son lo más hermoso ¿no lo crees?

Sin abrir los ojos, ella asintió.

Sin duda lo son.

De la tierra, a diferencia de otros planetas más cercanos o lejanos, desprendía vida, desprendía amor, desprendía sentimientos, pensamientos. Estaba vivo, y todos, intuyéndola, lograron salvarla.

- Entonces ¿cumplí mi destino?

- No - esa respuesta hizo que volteará a ver a la persona con quien hablaba.

Sin sorprenderse de verlo, le sonrió, alegrándose de verlo.

- ¿NO? - recordó luego.

El hombre movió la cabeza negando.

- No cumpliste tu destino, el destino es sólo un camino. Pero eres tú, quien decide la dirección, a dónde vas a llegar y la forma de hacerlo. Caminaste el camino, pero cambiaste tu meta. No morirás como se esperaba, vivirás, te has ganado el derecho de hacerlo, pero más que de vivirlo, te has ganado el derecho de ser feliz. Ahora, sólo depende de ti.

- Gracias - dijo con leve tono y ojos agradecidos - por dar tu vida.

El hombre negó.

- Gracias a ti, por devolverme el alma.

Él extendió ambas manos frente a ella, y con una sincera sonrisa las juntaron. Otro par de manos se unieron a las ya entrelazadas, un poco sorprendida ella buscó al dueño de aquellas, encontrándose mucho más contenta de ver a quien pertenecían.

- Zeshin - se soltaron en ese momento, para que Sakura pudiera abrazar a su amigo.

- Pequeña - dijo con igual alegría en el alma.

Se separaron un segundo y Zeshin notó con alegría que el rostro de su pequeña se deformaba, para hacer un puchero, estaba punto de llorar.

Sus emociones estaba a flor de piel, ahí estaban ellos dos. Dos personas que había amado mucho en su vida, y que no quería saber si era sueño o no. Las lágrimas no se contuvieron más y salieron felices de su prisión. Con sutil cuidado y con una sonrisa en su rostro, Zeshin las retiró.

- No llores pequeña - dijo en tono melancólico, triste y feliz a la vez - te saldrán arrugas - dijo dibujando con su dedo una en su frente.

- ¡ZESHIN! - dijo cambiando de rostro a uno aparentemente enfadado.

Ante el reclamo, él se limitó a abrazarla de nuevo. Sintiendo su aura, su energía, su perfume incluso, y como si al darlo le diera la vida entera.

Un abrazo que vivirá siempre en el corazón de Sakura.

Los ojos de ella se entristecieron de nuevo.

Se separaron.

- Sakura, te queremos agradecer todo lo que has hecho por nosotros - dijo él mientras se colocaba al lado del señor Gakusha. Ambos estaban vestidos también con ropajes blancos, pero sin ninguna señal. Pero su físico era diferente, sus cuerpos (o la representación de ellos), se veían sanos, sin ninguna herida o señal, a comparación de los que los había visto las última vez, respectivamente.

- Al extender el poder de Amor por toda la tierra, lograste despertar la esperanza dormida en los humanos. Y entre todos, vencieron al representante del lado oscuro con amor, esperanza y pensamientos positivos - dijo Gakusha.

- Al derrotarlo, has podido liberar las almas que tenía aprisionadas y torturadas, ahora esas almas llegarán a su destino.

- Incluyendo las suyas - apenas se escucho su voz, sabía lo que pasaba.

- Te lo agradecemos tanto y a ellos también - dijo Gakusha volteando a ver al astro azul y con una sonrisa que nunca antes había mostrado.

- Gracias por perdonarme - ahora, fue Gakusha quien la abrazo.

- No hay nada que perdonar - devolvió el abrazo, sin ningún tipo de rencor, sólo amor. Le dio un beso en la frente y él lo agradeció. Aún no era tiempo de que ella supiera sus razones, pero con el corazón lo perdonó.

Con una sonrisa en su rostro, el cuerpo del que alguna vez fue guardián de su madre, maestro y amigo, desaparecía con lentitud. Formándose en su lugar una esfera platina de luz, que espero un segundo.

- Gracias - el sonido de la voz de Gakusha se escucho por última vez antes de que la esfera volará con una velocidad impresionante y desapareciera en el fondo del infinito.

- Gracias a usted - dijo ella, viendo la dirección por la que se fue.

- Sakura - llamó Zeshin.

Ella en cuanto lo oyó no pudo evitar de nuevo abrazarlo muy fuerte. Pero esta vez no fue correspondido.

- Zeshin, no quiero que te vallas, no te vallas por favor - decía con la cabeza hundida en su pecho.

El corazón de él se partía, pero sabía que estar a su lado no podía ser posible. Sentía que si la abrazaba, sólo por quedarse con ella retaría a las leyes.

- Lo lamento - dijo y sólo acarició un poco sus castaños cabellos - ahora tengo que ir a otro lugar a cumplir una nueva misión.

- No te vallas, no te vallas, te necesito - repetía ella abrazándolo fuerte.

- Lo siento, tú aún vives, pero en muchos años, nos volveremos a ver y entonces agradecerás haber vivido.

- Zeshin - con miedo sintió como el cuerpo de Zeshin comenzaba a desaparecer, se alejó con más lágrimas.

- Sólo recuerda, mantén el amor y la esperanza de tu corazón, y también ahí estaré - su rostro sonriente y cuerpo se desvanecieron, formándose una esfera dorada.

- Hasta pronto, pequeña - dijo finalmente antes de marcharse.

Pero esa esfera no fue con la de Gakusha, esta esfera Sakura la perdió de vista cuando entro a la tierra.

- Gracias - dijo a la nada, - por dejarme despedirme de ellos - después simplemente siguió observando la tierra, y a pesar de sentirse un poco triste por lo que acababa de ocurrir, sabía que era por alguna razón, que después comprendería. Con una sensación de paz, tranquilidad y haber hecho lo correcto la invadió mientras aún gozaba del paisaje.

- Aún tardarás en volver a abrir tus ojos mortales, y tendrás una última oportunidad de ser feliz - dijo una voz misteriosa, que ella no escucho - depende de ti, siempre lo ha hecho... - dijo la voz antes de desvanecerse en el vasto universo.

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- No lo haré.

- Si lo harás.

- ¡No!

- Claro que sí.

- Entiende madre. No lo haré.

- No tienes opción, ya esta arreglado todo. No se hará toda la ceremonia correspondiente, pero se hará lo básico frente a los dirigentes de todos círculos.

- Madre tiene muy poco tiempo de haber terminado todo y...

- No me importa lo que digas, en tres días te casas y punto - Salió dando un tremendo portazo que en todo el hospital se escucho.

- Madre...

Se mordió los labios algo desesperada, su madre era en ocasiones muy terca. No fuera que no la amará, siempre la ha querido, pero en ocasiones la obliga a hacer cosas que ella no desea realmente. Sabía que todo lo hacía por su bien, y qué madre no?

- Buenos días - saludo la enfermera, sacándola un segundo de sus pensamientos.

- Buenos días, puedo dar un paseo.

- Claro, le ayudaré.

- Gracias.

- Puedo ir a la habitación de la señorita Kinomoto.

- Claro.

Se fueron por algunos pasillos y llegaron a la habitación 16.

La enfermera abrió la puerta y entraron.

- Buenos días - saludo Hannia y la enfermera.

- Muy buenos días - les contestó Tomoyo que se encontraba sentada al lado de la cama de su amiga - ¿cómo ha estado señorita Tabura?

- Muy bien, gracias, pero puedes dejar de llamarme por usted, me siento grande.

Tomoyo le sonrió.

- ¿Cómo quieras?

- Debo irme - dijo la enfermera - si me necesitan pueden llamarme.

- Esta bien, gracias.

- ¿Y cómo te has sentido Hannia? - le preguntó tratando de no ser grosera y viendo su estado.

- No te preocupes, estoy muy bien. Mañana me darán de alta, intentarán otros medios de cura.

- Me alegro mucho.

- ¿Cómo esta ella? - dijo observando al cuerpo que descansaba en la cama.

- Mucho mejor, los doctores esperan que despierte en cualquier momento.

- Me alegro mucho, ya me estaba preocupando.

- Sí, lo mismo me paso, hace ya una semana desde la batalla y ella sigue durmiendo. Pero pronto despertarás - voleo a ver a su amiga - ¿verdad Sakura?

- ¿Por eso has estado aquí todo este tiempo? - Tomoyo asintió.

Sin duda, ahora la apariencia de Sakura había mejorado mucho. En toda esa semana de estar hospitalizada, llego con terribles daños, pero para sorpresa de todos, su cuerpo se recuperaba más rápido de lo esperado, aunque estaba conectada a muchos aparatos. Tardo una semana en curarse completamente, quedando sólo algunas cicatrices, mientras otras habían desaparecido por completo. Pero su piel había vuelto a ser tersa, y blanca, su cabello parecía que lo había tratado con un tratamiento especial brillaba y tenía una textura hermosa. Su aura, incluso parecía haber aumentado.

- Sakura - le pareció oír su nombre.

Tal vez era hora de despertar.

Abrió un poco los ojos. Luz, una luz intensa se filtraba por la ventana, ¿dónde estaba? Un aroma muy penetrante a medicina. Eso ya se hacía frecuente.

- Hospital - dijo despacio.

- ¿Sakura? - volteo a verla muy feliz Tomoyo.

- Tomoyo - sólo recibió de respuesta un tremendo abrazo, que la hizo hacer una mueca de dolor.

- Lo siento, lo siento - se disculpo con su amiga al darse cuenta de lo que hacía, se separó y sus ojos se llenaron de lágrimas.

- No llores - le dijo viendo su expresión - no querrás que un chico te vea llorar, eres más bonita cuando sonríes.

Tomoyo conteniendo las lágrimas sólo asintió.

- Estoy tan feliz de que hayas despertado - le dijo aún sintiendo un nudo en la garganta.

Prácticamente se la había pasado viviendo en el hospital, cuidando a todos los que estaban ahí.

- Gracias por estar conmigo.

Tomoyo sólo asintió.

- Me alegra que estés mejor - escucho la voz conocida.

- ¿Hannia? - con algunas dificultades, porque estaba con muchas sondas conectadas, se sentó con ayuda de Tomoyo.

Lo que vio casi la deja inconsciente de nuevo.

A comparación de ella, Hannia estaba aún con algunos vendajes en los brazos y lo que la sorprendió más es que estaba en una silla de ruedas.

- ¿Có...mo te sientes?

- Bien, mañana salgo del hospital para recibir otro tipo de tratamiento - le dijo con una sonrisa.

Sakura buscó en Tomoyo una respuesta, pero ella aún se limpiaba las lágrimas.

- ¡Hannia!, donde estabas tengo una buen rato buscándote - entro regañando Mei.

Y al ver que Hannia no despegaba la vista de algo...

- ¡Sakura! - y se le fue encima - has despertado, que bueno. Estaba pensando que ya te había gustado dormir de más, sabía que eras dormilona pero una semana... - decía mientras la abrazaba.

- Me alegro tanto - la soltó y la miró directo a los ojos - ¿Estas bien, cierto?

Sakura aún mareada sólo sintió.

- ¿Qué bien?

Y así pasaron un rato hablando, ellas parecían felices. Pero...

- ¿Cómo están los demás? - preguntó Sakura.

- Bueno... - Tomoyo enserio el rostro, eso era muy mala señal.

- Están bien - se apresuro a decir Mei - Fiang, Fuu, Shaoran y Misaki fueron dados de alta hace algunos días. Con algunos vendajes, pero nada que un tiempo de descanso no cure.

- ¿Y Eriol?

- Él - dijo Tomoyo con cara seria - esta aún aquí, pero...

Sakura lo miró interrogante - él perdió la vista - dijo con pesar.

- ¡¿Qué?! - casi grita Sakura.

- El golpe que recibió fue muy grave y sus ojos no lo resistieron. Ahora le están haciendo pruebas para ver que tratamiento pueden darle, apenas tiene unos días que salió del coma.

- ... - suspiro para sí Sakura.

Eriol, había utilizado mucha energía curando, después de que todos se enfrentaran a los pilares, y aunque fuera un hechicero muy bien entrenado, la última batalla fue demasiado poderosa.

- Mei, me podrías llevar a mi habitación es hora de la medicina - dijo Hannia, al ver la cara de Sakura.

- Claro - Mei empujo la silla hacia su habitación mientras decía toda clase de incoherencias para hacer reír a su amiga.

- ¿Qué pasa? - le preguntó Sakura a Tomoyo.

A pesar de ser una despistada, Sakura notó sus reacciones.

- ¿Qué más paso?

- Sakura - no sabía como decírselo - Hannia - tomo aire - Hannia quedo paralítica.

- ¡¿Qué?! - se apresuró a taparse la boca.

- No se lo explican los médicos, pero parece que uno de los ataque destrozo su columna, hasta ahora no han podido hacer nada. En cuanto la den de alta aquí, tratarán de curarla con magia, según me dijo.

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- Lo lamentó hijo, sé que tu...

- No lo lamente - dijo interrumpiéndola - debo cumplir con mi deber.

- Podemos intentar algo para evitarlo.

- Esta bien madre, lo haré.

- Hijo... - dijo Ieran.

Shaoran salió del despacho de su madre.

Aunque aparentaba ser duro y estar decidido, su corazón se hacía pequeño. Debía convencerse a sí mismo de sus palabras.

¿Por qué ahora?

- Buenos días joven Shaoran - escucho el saludo y una conocida voz, pero no respondió.

Unos toques volvieron la atención de Ieran a su despacho.

- Pasa, te esperaba Tabura.

- Esta todo listo - dijo con orgullo - será en tres días.

- ¿Por qué insistes tanto? debe haber algo que...

- No Ieran, no lo ves. Mi hija arriesgo SU vida para proteger a TU hijo y por eso quedo paralítica - comenzó a levantar la voz y sus ojos se llenaron de lágrimas - ahora es justo que él se quede a su lado para protegerla. Si se casan, el podrá pagar un poco del sufrimiento de ella.

Ieran no dijo más, era genuino el dolor de Tabura, lo que no le gustaba es que utilizaba el problema de su hija para presionar a su hijo.

Y lo peor de todo es que Shaoran también había tomado aquello como su responsabilidad y lo pensaba asumir. Aunque sus corazón gritará lo contrario.

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- ¿Y Shaoran? ¿Cómo esta? - preguntó bajito Sakura, mientras jugaba con las sábanas.

Tomoyo sonrió ante su actitud.

- No te preocupes por él, se encuentra muy bien, fue el primero en salir del hospital, es muy fuerte y se repuso muy rápido.

- Me alegro.

- ¿Puedes caminar?

- No lo sé, supongo que sí.

- Llamaré a una enfermera para que te revise.

La enfermera llego, llamo al doctor y tras algunas pruebas, le dieron permiso de salir de su cama. Para asombro de todo el personal, Kinomoto se había recuperado casi por completo.

- ¿A dónde vamos? - preguntó Sakura que seguía a Tomoyo.

En ese instante llegaron a la puerta de otra habitación. Tomoyo iba a llamar cuando.

- Pasen por favor - se escucho al otro lado de la puerta.

Tomoyo entró.

- Buenos días - saludo Tomoyo.

- Buenos días a las dos - dijo el chico.

- ¿Eriol? - Sakura no lo había reconocido porque su cabeza estaba vendada casi completamente. Sentado en la cama y con una pijama blanca.

- Me alegro que al fin despiertes, bella durmiente - dijo con una sonrisa.

Sakura no pudo evitar sentirse terrible por ver a su amigo así.

- Acérquense por favor.

Ambas obedecieron.

- ¿Cómo, cómo... te sientes? - apenas pudo decir.

Eriol suspiro.

- Sakura... - dijo mientras le ofrecía la mano a Sakura, quien la tomo de inmediato - por favor no te sientas así.

- Eriol - dijo apretando la mano de su amiga - lo lamento tanto.

Él negó con la cabeza - no fue tu culpa, nada de lo que paso fue tu culpa. Creo que es lo contrario, gracias a ti ganamos la batalla. Estoy feliz de que este mundo no haya sido destruido por la oscuridad.

- Eriol - dijo mientras lo abrazaba, aunque no lo creyó del todo que ella no tuviera responsabilidad, pero sus palabras la llenaron de aliento.

Los tres chicos estuvieron hablando un rato. Eriol le informó algo de lo que había ocurrido después de la batalla.

- ¿Y cuándo te darán de alta? - le preguntó Eriol a Sakura - siento tu aura y es más fuerte que antes.

- ¿En serio? No lo había notado. Pero no tengo idea de cuando saldré de aquí. Mientras tanto te seguiré visitando, si no te molesta.

- Cómo iba a molestarme, me gusta que lo hagas. Además Tomoyo también lo hace.

Sakura la volteo a ver. Ella sólo sonrió y se sonrojo un poco. Ni ella sabía porque, pero siempre lo iba a visitar y estaba muy al pendiente de su condición, pero le brindaba una atención muy especial, no tanto como a Sakura, pero muy especial.

Y sintiendo la mirada de Sakura, que era más bien ingenua, no pudo evitar sonrojarse aún más y dio gracias que Eriol no la podía ver.

- Eh, creo que es mejor irnos. Pronto será hora de visitas, todos querrán verte y no quieres que te veas así? - le dijo Tomoyo a Sakura.

- ¿Qué? - luego se vio con más detenimiento y estaba vestida con una corta bata de hospital.

- Hasta pronto Eriol - dijeron ambas - te veremos en un momento - le dijo Tomoyo.

- Esta bien - dijo él.

No estaba triste, ni deprimido, ni tenía miedo, ni en tenía algún sentimiento negativo por no poder ver. Era sólo, como decirlo, diferente, sus sentidos se había agudizado, tanto que pudo notar cuando Sakura despertó, incluso podía percibir algunas actitudes y sentimientos de los demás. Ese sonrojo de Tomoyo no había pasado desapercibido para él. Qué esperaban, era un excelente hechicero y aunque no podía ver con los ojos, tenía otros métodos.

Tomoyo y Sakura se fueron a su habitación, donde se encontraron al personal del hospital. Los doctores hicieron algunos estudios extras, estaban tan sorprendidos de la capacidad de la chica para sanarse, que le dijeron que al día siguiente podría salir, pero con la condición de estar regresando a chequeos periódicos, para que pudieran saber por qué se curo tan rápidamente.

Mientas Tomoyo se encargo de hacer llamadas a diestra y siniestra dando la gran noticia.

Al regresar Sakura de sus exámenes, Tomoyo ya tenía listos una gran cantidad de ropa para ella. Pero como estaban en un hospital, sólo le permitieron ponerse una pijama rosa claro de camisa y pantalón holgado.

Y llego la hora de visitas.

Sakura estaba en la habitación, aún peinándose un poco, pues estaba muy desarreglada, cuando escucho la puerta de la salita de la habitación se abría. Seguramente Tomoyo los recibía a todos. Se apresuró, y trato de sonreír un poco. Suspiro y salió.

Al salir casi todos se le fueron encima.

- ¡Sakurita! - gritó Kero, aún escondido en los brazos de Mei.

Y como era un lugar privado, el animalito pudo salir a ver a su ama.

- Kero - le dijo abrazándolo, luego lo separó y lo revisó de arriba abajo para comprobar que estuviera bien, mientras al pequeño guardián tenía cascaditas en los ojos.

- Monstruo - escuchó, y de inmediato supo quien era. Pero su voz no era la dura de siempre sino era más bien alegre.

- ¡Touya! - grito con emoción - No soy un monstruo - dijo mientras lo abrazaba con fuerza.

- ¿Cómo están todos en Hikaru? - se apresuró a preguntar.

- No te preocupes, todos están bien y esperándote.

- Así es Sakura - escuchó otra voz.

- Yukito - y lo abrazó - también estas aquí, que alegría.

- Sakura - escuchó decir con algo de timidez, se separó de Yukito y viendo a su lado encontró a ...

- ¡Fuu! - también le dio un enorme abrazo que casi tira al pobre muchacho.

- Te cuidado monstruo - la voz enojada de su hermano - no te das cuenta que lo puedes aplastar - a pesar de todo su hermano no cambiaba.

Al separarse ella notó que Fuu estaba con un pie enyesado y traía una muleta.

- ¿Estas bien? - le preguntó.

- No te preocupes, ya esta sanando, unos días más y me lo quitan.

Buscó a su alrededor y logro ver que también se encontraban ahí, Mei tras Hannia, y en otra silla de ruedas también estaba Eriol con una gran sonrisa, con Spinnel Sun en los brazos, tras él una Nakuru más seria de lo que recordaba, pues no estaba colgada de Touya. Y un poco más allá estaban...

- Me alegro que se encuentre bien- dijo Misaki a Sakura.

Sakura sólo asintió y sonrió.

- Mi tía te manda saludos, y lamenta no haber podido venir - dijo Mei.

- Gracias por estar aquí.

Estuvieron conversando un largo rato. De la batalla, los pilares y otras cosas más, en todo ese tiempo los ojos de Sakura se comenzaron a ver tristes, aunque reía, Eriol notó su tristeza, seguramente por la condición de Fuu, Hannia y de él.

Tomoyo se asomaba a cada rato por la puerta.

Y mientras los otros hablaban.

- ¿Qué pasa Tomoyo? - le preguntó Sakura.

- Nada, sólo recordé que no hemos desayunado y creo que es mejor traer algo - le dijo - ¿Gustan algo de comer? - preguntó a todos, y después de algunas peticiones salió.

- ¿Por qué no habrá llegado? - se preguntaba mientras caminaba por los pasillos. Le había avisado a Shaoran. Incluso le pareció escuchar que el chico se había alegrado mucho, pero no llegaba.

Así las horas pasaron y la hora de visita termino. Todos se tuvieron que retirar. Touya, Yukito y Fuu regresarían al día siguiente por ella. Y a pesar de los berrinches de Kero por querer quedarse, no convenció a nadie así que se retiró con ellos.

- Vamos Sakura, no estas feliz mañana saldrás.

- Claro que sí - y le regalo una sonrisa a su amiga, una algo forzada.

- ¿Entonces por qué esa cara?

- No lo sé, es sólo que tengo un mal presentimiento.

- No será porque cierta persona no vino a verte.

Sakura tomo un ligero color rosado en sus mejillas.

- ¡Claro que no! - casi grita - debe tener muchas ocupaciones, no es su deber estar aquí.

- Muy raro - pensó Tomoyo los días anteriores, iba por lo menos 2 veces al día, a ver a Eriol, Hannia y a Sakura - ¿por qué no vino hoy?

- ¿Tomoyo? - preguntó Sakura mientras pasaba las manos sobre los ojos de sus amiga.

- ¿Qué?, Decías algo.

- Preguntaba que dónde te estas quedando tu.

- Yo me quedo aquí. Síp - dijo orgullosa - me hice amiga de los doctores y enfermeras y me dejaron. Duermo en esta sala - dijo - ¿No creías que te dejaría de vigilar, no quiero que vuelvas a huir - de acuerdo? - dijo con voz acusadora.

- No lo haré - dijo moviendo las manos y con una gotita en su cabeza. Recordando lo que había hecho la última vez.

- Bien, creo que iré a ver a Hannia y a Eriol y luego vendré a dormir. Si estas cansada, es mejor que te quedes aquí - decía mientras prácticamente la metía a la habitación.

- Bien, buenas noches y gracias por todo.

- Buenas noches Sakura, no tienes porqué agradecerlo es un placer - y cerró la puerta.

Escucho como salía y hablaba con los doctores para que la dejaran entrar con Eriol.

- Tomoyo es muy sociable - pensó.

Se recostó y apagó la lámpara, pero no tenía ni pizca de sueño. Miró alrededor, notando por primera vez donde estaba. Una fría habitación de hospital. Era blanca en su totalidad, con un pequeño Closet, una cómoda cama, un buró más allá, algunas sillas y un pequeño balcón. Era el mismo hospital en el que había estado antes, de donde la rapto Samui sólo que ella ni se había dado cuenta.

Las luces de la ciudad comenzaban a iluminar la noche. Se asomó por el balcón, y observó a lo lejos. Reconoció unos kilómetros más adelante la ubicación de su departamento, ya lo extrañaba. Las estrellas comenzaban a brillar en lo alto del firmamento, le dio tanta alegría poder sentir el viento jugando con sus ropas y sus cabellos. Por unos momentos pensó que jamás volvería a sentir nada, agradeció poder sentirlo de nuevo, todo en la ciudad parecía tan normal, se preguntaba cuántos lo recordaban.

- Deberías descansar - escucho una voz conocida.

Volteo para encontrarse con un chico de cabello alborotado, y aún más por el viento.

- Shaoran....

Simplemente no lo pensó y se lanzó a sus brazos, con gran alegría. Y fue recibida de la misma forma.

- Pero ¿cómo llegaste aquí?

- Lamento no haber llegado antes.

Sakura se separó de él y le sonrió. Él le correspondió el gesto.

- Me alegro que estés mejor.

- ¿Y tú? - lo miró de arriba a abajo analizándolo detenidamente.

- No te preocupes estoy bien.

Sakura suspiro aliviada, había permanecido con una extraña sensación y llego a pensar que algo le había pasado a él y que Tomoyo, por protegerla, no le había dicho nada.

Se quedaron viendo unos segundos, que luego se hicieron minutos.

Simplemente se habían perdido en sus miradas.

Shaoran tenía tantas preguntas que hacerle, tantas cosas que decirle al igual que ella. Quería decirle todo, absolutamente todo, pero estaba casi hechizada con su mirada dulce, tierna, comprensiva y decidida. Tuvo deseos de acercarse, así que dio un paso hacia él.

Eso sacó a Shaoran de su letargo y reaccionó.

- Es muy tarde, debes descansar.

- Shaoran yo...

- Lo lamento debo irme - no sabía que era capaz de hacer si se quedaba ahí un segundo más. Con rápido salto subió al barandal del balcón.

- Hasta pronto - dijo y sin esperar respuesta dio otro salto mucho más rápido y fuerte, llegando hasta el techo, donde desapareció.

- Hasta pronto – susurro Sakura

Sakura lo vio irse y se quedo unos segundo más ahí, pensando, recordando. El frío la sacó de sus pensamientos y tuvo que entrar para acostarse. Después de muchas emociones y muchos pensamientos y agradecimientos finalmente se quedo dormida.

El día siguiente salieron del hospital ella y Hannia, sólo Eriol y Fuu (por una revisión) se quedaron, siendo acompañado por Nakuru que a pesar de estar mucho mejor, se negó a dejar a su amo, lo mismo que Spinnel. Prometiendo visitarlo, Sakura se fue con su hermano, Yukito, Fuu y Tomoyo a su departamento.

Llegaron al lugar, ella estaba feliz. Todos los vecinos y los que la conocían la saludaban muy alegres de verla regresar, pero huían después de ella al percatarse de la mirada "amable" de Touya. Al abrir la puerta se llevó una tremenda impresión.

Todo el departamento estaba tirado, cosas tiradas por aquí y por allá. Y de entre un montón de libros salió volando Kero a recibirla.

- Sakurita - dijo alegre.

- ¿Qué paso aquí? - dijo levantando una ceja.

- Je, je, je - todos miraron a Kero - sólo buscaba algo de comer - Porque ALGUIEN - dijo viendo a Touya, que ni le ponía atención - se le olvido comprar comida, por estar enojado.

Sakura sólo rió.

- No te preocupes, te prepararé algo.

Un rotundo - ¡Nooo! - se escucho por todos lados y a Sakura le salió una gotita.

- No puedes esforzarte... - dijo Yuki.

- Acabas de salir del hospital... - dijo Tomoyo.

- No lo permitiré - dijo Touya.

- Pero... - quería hablar Sakura.

Y prácticamente la arrastraron a su habitación

- Debes descansar - dijo Kero.

- Yo haré la comida - dijo Yukito.

- Yo limpiaré - dijo Tomoyo.

- Yo los ayudaré - dijo Touya.

- Yo te cuidaré - dijo Kero.

- Pero...

- NO HAY PEROS - dijeron todos - DEBES DESCANSAR - y cada uno se fue a trabajar.

Sakura sólo suspiro. Se sentía muy bien, no le dolía nada, se había recuperado por completo. (Después de dormir más de una semana quien no)

A medio día todos habían almorzado y el departamento estaba reluciente y Kero dormido en la cocina por tanto comer, después de todo llenaron la cocina de comida. Sakura estaba tan contenta que sólo reía para felicidad de los que estaba ahí. Platicaban de cualquier cosa para hacerla reír, se veía tan radiante.

El teléfono de Tomoyo sonó.

Mientras los demás hablaban ella contesto y se fue a la cocina para escuchar mejor.

- ¿Hola? Tomoyo... -

- ¿Mei? Hola

- Tomoyo, necesito hablar contigo - dijo extrañamente seria.

- Claro ¿qué pasa? - notó su tono de voz

- Escucha - dijo con voz más seria - en casa habrá una reunión. Mañana llegarán los dirigentes de los círculos del mundo a felicitar y agradecer a todos en especial a Sakura. Se hará una pequeña fiesta en donde... - iba diciendo cuando

- ¡SAKURA! - gritó emocionada Tomoyo, mientras se dirigía a donde estaban ellos.

- ¿Qué pasa?

- Mei dice que harán una fiesta en tu honor en casa de los Li y que vendrán los jefes de los círculos a agradecerte - le dijo Tomoyo muy feliz a Sakura.

Del otro lado de la línea a Mei le salía una gota, no la había dejado terminar de decirle todo.

- ¿En serio?

- Si, no es genial - dijo abrazándola.

Yukito sonreía y Touya tenía un gesto de desagrado.

- ¿Y a qué hora será? - preguntó Tomoyo a Mei.

- Por la noche como a las 8:00, pero... - decía Mei, pero al escuchar la hora Tomoyo recordó que Sakura se tenía que ver genial y le faltaba ropa.

- Gracias hasta luego - dijo sin esperar respuesta.

Mei escucho el sonido indicando que le habían colgado y suspiro.

- No me dejo decirle lo más importante - pensó. Pero no sabía si tendría el valor de decirles lo demás, Tomoyo se escuchaba tan feliz.

- A las 8:00 será la fiesta - le informó Tomoyo a los demás.

- No hay mucho tiempo - dijo reflexionando - Bien haremos esto. Sakura y yo iremos de compras, ustedes...

- ¿Qué? Me niego, Sakura tiene que descansar - dijo enojado Touya.

Tomoyo lo miró, pero lo ignoro su comentario.

- USTEDES también irán a comprarse algo para que se vean bien.

- Pero Sakura... - volvía a renegar Touya.

- Sakura se siente bien - dijo interrumpiéndolo, no dejaría que el hermano de su amiga se interpusiera en sus planes - ¿no es cierto?

Sakura asintió, aunque veía los ojos de flama que tenía Touya.

- ¿Y el peluche? - preguntó Touya, sabiendo que sería un excelente aliado contra esa absurda idea.

- Esta durmiendo en la cocina - dijo Sakura, recordando que el pequeño Kero como la cocina había quedado oliendo delicioso, decidió tomar una pequeña siesta.

- Esta dicho - dijo Tomoyo triunfal - tomo su bolso y jaló a Sakura afuera - No se preocupen regresaremos pronto.

Y cerró la puerta.

Touya se levantó muy enojado, no pensaba dejarse mandar por esa chiquilla.

- Y quiero que al regresar tengan algo que ponerse, o de todos modos traeré algo y se lo pondrán aunque no les guste - dijo Tomoyo asomándose de nuevo y volvió a cerrar.

- Esa chiquilla... - dijo Touya, frunciendo el ceño.

- Sólo quiere lo mejor para Sakura - completo Yuki, mientras reía de las ocurrencias de la chica de cabello negro - al igual que tu - completo.

Touya murmuro muchas cosas por lo bajo.

- Vamos Touya - Yuki lo saco de sus murmuros.

- ¿A dónde? ¿No pensarás obedecerla?

Yukito tomo su chaqueta.

- Sakura seguramente querrá ir. Y aunque seas muy necio, la quieres mucho, como para evitar que valla, menos si sabes que se pondrá muy triste si no lo hace. También sé que como irán a la casa del joven Li, querrás acompañarla, porque eres muy sobre protector. Así que será mejor comprar algo de ropa para ir. Además Fuu fue a revisión, para ver lo de su pie y el también necesitará ropa.

- Pero... - era su amigo y lo conocía bastante bien.

- Además, conociendo los gustos de la pequeña Daidouji...

Touya y él recordaron los "singulares" gustos que tenía para vestir a Sakura, cuando eran pequeñas.

- ... probablemente querrás escoger tu mismo la ropa - Yukito salió dejando la puerta abierta.

- cierra cuando salgas - gritó Yuki desde afuera.

- ¡DEMONIOS! - maldijo Touya y salió, dando tremendo portazo que el pequeño edificio tembló.

Dentro del departamento el celular de Tomoyo sonó y sonó, después el de Sakura. En la apuración de Tomoyo por sacar a Sakura los habían olvidado. Pero aunque sonaron y sonaron Kero no los escucho pues estaba soñando con pasteles.

- Sakura, Tomoyo ¿dónde están? Necesito decirles algo importante - pensaba Mei, mientras no encontraba a nadie.

- Ya lo hiciste Mei Ling - escucho una voz femenina.

- Ya están invitadas tía - dijo guardando su celular - pero no me dejaron explicarles todo.

Ieran suspiro, ella había sido la primera en protestar, pero era tanta la insistencia de la señora Tabura, y el silencio de su hijo, que no pudo hacer nada, todo estaba preparado.

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Después de algunas compras las chicas regresaron al hospital.

- ¿Cómo estas? - preguntó Sakura, después de saludar a todos.

- Muy bien, gracias - dijo con una sonrisa.

Sakura aún tenía una expresión algo confusa, entre alegría, tristeza y melancolía.

- ¿Cómo se encuentra señorita Nakuru? - preguntó Tomoyo ante un pequeño e incomodo silencio.

- Bien, gracias por preguntar - estaba igualmente extraña, muy seria.

- ¿Y Spinnel Sun?

- Él esta tomando una pequeña siesta.

Eriol tenía una sonrisa en el rostro, pero también examinaba muy de cerca las auras a su alrededor. Según pudo deducir por el color del aura de Nakuru que ella estaba angustiada, probablemente se sentía culpable o triste, tenía que hablar con su guardiana.

Tomoyo tenía un aura muy calida, complaciente como si estuviera esperando algo con ansias y eso le diera felicidad.

Y Sakura, también había que hablar con ella, su aura era fuerte mucho más que antes, parecía que por una parte resplandecía de felicidad, pero otra estaba muy confundida.

- ¿Me preguntaba si se presentarán a la casa de los Li? - preguntó tratando de hacer conversación Tomoyo.

Nakuru permaneció callada, sólo observando con tristeza a su amo.

- ¿Cómo faltar? - dijo sonriendo Eriol.

- ¿Hoy sales de aquí? - por fin se atrevía a decir algo más Sakura.

- Y aunque no me dejarán, encontraría la forma de salir - dijo con una sonrisa misteriosa, ya que sus ojos no podían demostrarlo.

- Pero y tu condición... - se preocupo Sakura.

- He estado en peores condiciones, no te preocupes por mí. Mi querida Sakura, estaré muy bien. Se necesita mucho más que perder la visión para poder detenerme, tengo otras estrategias - su voz era segura, y sus gestos alegres.

Y después de eso, comenzó una conversación mucho más amena, en la que Nakuru dijo dos o tres palabras más.

Después de algunos minutos, Sakura y Tomoyo se despidieron e invitaron a Nakuru a ir de compras, pero ella se negó diciendo que debía cuidar a su amo. Las chicas no insistieron más y se marcharon, prometiendo verse al día siguiente en la dichosa fiesta.

- Nakuru - llamó Eriol a su guardiana.

- Si amo - ella se apresuró a ir con él, pensando que necesitaba de ella.

- Nakuru, mí querida guardiana - dijo con voz dulce mientras estiraba la mano.

Ella la tomo y realmente sintió miles de sensaciones, se acomodo en su regazo, abrazando su mano.

- Lo lamento - decía, un nudo en su garganta le impidió decir más. Y Eriol sintió las lágrimas de su guardiana en su mano. Con sumo cuidado acarició los cabellos de su amiga, más que guardiana.

- Escucha Nakuru, nada de lo que paso fue tu culpa... - sus palabras dolían mucho.

- Si yo hubiera... - dijo entrecortadamente ella.

- No - la cortó él con voz firme, pero sin llegar a ser brusca - escúchame, el hubiera no existe. Todo pasa por una razón, y no viviré lamentándome por algo que ya paso, fue mi descuido lo que lo provocó.

Mientras las lágrimas de su guardiana no paraban y sollozaba con sentimiento.

- Además ¿No crees que me estas subestimando? - dijo con la sonrisa misteriosa que siempre conservaba - sabes que esto no será ningún tipo de impedimento para mi - como siempre muy seguro de lo que decía.

Ella se levantó, lo miró y dejo de sollozar.

- Vamos amiga, me conoces bien, crees realmente que una tontería como esta me hará desistir. Además quién dice que jamás volvería a ver, recuerda que tenemos otras tácticas para sanar a un hechicero

Ella lo recordó y sonrió. Ese era su amo, para él, una pequeñez como la falta de vista no interferiría mucho en su vida, además estaba esa otra solución.

Con un gran agrado Eriol vio cambiar el aura de su guardiana, a otra más esperanzadora y alegre.

- Parece que la lección de Sakura funcionó - alcanzó a decir antes de ser cariñosamente "apretado" por Nakuru que estaba feliz.

- Gracias amo - dijo ella.

- No es nada - dijo a media voz - ahora - dijo separándola un poco- debes irte a comprar algo lindo.

- ¿Qué? pero... - comenzaba a protestar.

- Nakuru - dijo él con una sonrisa - según me dijo Li, en esa fiesta habrán muchos hombres, los dirigentes de los círculos del mundo, los hombres más poderosos, además - dijo recordando - también estará Kinomoto, supongo que querrás verte muy bonita ¿no es así?

- ¡Hombres! - casi grita Nakuru con corazoncitos flotando a su alrededor ningún hombre se le resistía - y Kinomoto - ese chico ya se le había escapado demasiado, no lo había molestado por la situación, pero ahora que todo estaba bien...

- Anda ve - dijo el chico.

- ¿Quiere que le compre algo? - preguntó ella.

- Esta bien, Nakuru, he traído dos o tres atuendos, por si alguna situación se presentaba - dijo él con una sonrisa más pronunciada. Recordando la verdadera razón por la que trajo más de tres trajes de los más estilizados y elegantes que le gustaban, pues en cierta forma sabía que al final una ocasión muy especial se presentaría.

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Después ambas chicas fueron a comprar cientos de cosas que Tomoyo considero importantes para que Sakura utilizará. Desde cosméticos, shampoos, ropa, accesorios hasta una buena gama de zapatos, porque Tomoyo no se decidía por un sólo par, todo para una maravillosa noche.

La pobre Sakura prácticamente era arrastrada de una tienda a otra, midiéndose muchas cosas. Y aunque protestará, Tomoyo no la escuchaba.

- ¿Qué hora de llegar es esta? - grito Touya al verlas entrar.

- Lo siento Touya, es sólo que se nos hizo un poco tarde - dijo con una sonrisa su hermana, que hizo que el enojo desapareciera, pero Touya conservó el ceño fruncido.

- Estábamos empezando a preocuparnos - dijo Yukito con rostro algo preocupado, pero sonriente.

- Vamos chicos - dijo Tomoyo abriendo la puerta.

Para sorpresa de Touya, Yuki y un recién llegado Fuu, una fila interminable de chicos entraban y depositaban cajas y bolsas de las compras. Al terminar, Tomoyo les agradeció.

La pequeña salita de Sakura quedo inundada de cosas.

- ¿Es todo? - preguntó irónico Touya.

- Si - dijo feliz Tomoyo - Sakura no quiso que comprara lo demás.

A todos les salió una gotita.

- ¡Qué bien! Me trajeron dulces - grito Kero mientras se asomaba en las bolsas

- ¿cierto? - dijo viendo amenazadoramente a Sakura

Con una gotita en la cabeza asintió - claro, no me olvidaría de ti por nada.

- También traje panes para Yukito - dijo buscando entre las cosas y luego repartiendo - algunos libros para Fuu - A ese chico le gustaba leer - gracias - decían - y para Touya - dijo, y entonces llamo la atención de éste que disimuladamente escuchó - un lindo traje.

- ¿Qué? - casi grita - ya tenemos los nuestros.

- Pensé que no irían, así que les compramos algunos - dijo ella con una gotita y sonrisa.

Mientras ellos platicaban, Tomoyo se movía de un lugar a otro a la velocidad del rayo, trayendo y llevando cosa. Planeando todo, para que no se le olvidara nada.

Después de arreglar un poco.

- Sakura - llamo a su hermana cuando ella ayudaba a Tomoyo a guardar algunas cosas en su habitación.

- ¿si?

No sabía como, pero debía decírselo.

- La noche del jueves, Fuu podrá abrir la puerta a Hikaru, nos iremos - sin decir más salió de la habitación.

Dejando a Sakura muy confundida.

- ¿Estas bien? - se acercó Tomoyo.

- Sí, sólo... sólo que no me lo esperaba tan pronto - tendrían que irse un día después de la fiesta.

- ¿Te irás? - preguntó con tristeza.

- Sí, Tomoyo - el rostro de su amiga se ensombreció - por ahora debo ver que mis padres están bien, además de ayudar con en la reparación de los destrozos.

- Sakura - Tomoyo la abrazó - como me gustaría ir con ustedes y ver a la tía y el tío y... - su voz comenzaba a quebrarse.

- Claro que puedes ir - dijo sabiendo lo que su prima sentía.

- ¡¿Qué?! ¿En serio? - casi no lo creía.

- Sí, no creo que nadie tenga inconvenientes.

Tomoyo no sabía si llorar de felicidad o brincar de alegría.

Durante la cena, Sakura les dijo a todos su idea. Yukito como siempre sólo sonrío y dijo que le agradaba la idea, Fuu también estuvo de acuerdo, a Kero le fascinó y Touya... bueno su rugido puede interpretarse como un "ya que".

Con más felicidad en sus rostros todos cenaron y cansados, se fueron a dormir. El día siguiente sería especial.

Aunque Sakura tardo un poco más en conciliar el sueño, había algo en todo aquello que le causaba incertidumbre. Lo mismo le pasaba a Touya.

Pero ella en todo el día no había podido dejar de pensar en Shaoran.

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- ¿Estas bien?- una voz femenina lo sacó de sus pensamientos.

- Si Hannia, estoy bien - dijo sin mostrar sentimiento alguno. Mientras parado en el ventanal, observaba a las estrellas a lo lejos brillar.

- Yo..., no tienes porque hacerlo - dijo en voz baja, ella estaba sentada en una de las recamaras de la casa, y él la miró a través del reflejo del vidrio.

- ... - su silencio dolía, se volteo para mirarla - lo haré - el tono que ahora él usaba era tan frío y seco, como aquel que conoció cuando los presentaron por primera vez.

Hannia bajo la mirada. No sabía que pensar.

Él había cambiado mucho, en esos días, a pesar de que en el hospital la iba a visitar, se comportaba muy frío. Y cuando ella le preguntó el motivo, él sólo decía estar cansado por el trabajo, ya que al abandonar sus actividades en ese tiempo se veía obligado a apresurarse, había estado muy ocupado con su trabajo.

Por otro lado, lo que sabía de la batalla fue que entre él y Sakura habían logrado ganar la batalla, pero aún le quedaba la pregunta de la manera en que lo hicieron. Sus auras eran demasiado bajas, para derrotar a Gakusha.

Tal vez, el comportamiento de Shaoran era por otro motivo y presentía que tenía mucho que ver con Sakura.

Apretó con fuerza las sabanas que la cubrían, ¿por qué a ella? ¿por qué se había quedado paralítica? Tal vez, si no fuera así Shaoran no se sentiría culpable. Sabía lo que él sentía, por eso aunque ella le rogará que no hiciera lo que su madre decía, él lo haría, por sentirse culpable de su condición.

- Nos veremos mañana, buenas noches - su voz fría y el sonido de la puerta que se cerraba la sacaron de sus pensamientos.

Unos toques se escucharon después, seguramente su madre diciéndole lo feliz que sería después de todo.

- Adelante - dijo sin ganas.

- ¡Hola!

- Buenas noches

- Mei, Fiang - por primera vez en mucho rato les sonrió con alegría.

- Lamentamos no haber venido antes - dijo Mei, sentándose al lado de la cama, mientras Fiang permaneció de pie observando a Hannia.

- Estamos muy ocupados con los arreglos para mañana - le comentó Mei - he escogido un lindo vestido que te encantará, además - dijo mirando de reojo a Fiang - este chico se verá genial - dijo cerrándole un ojo.

Fiang se sonrojo un poco, pues Mei se había convertido en la Tomoyo de la familia Li, no descanso hasta ayudarles a todos con sus atuendos e hizo que se midieran muchos, hasta quedar completamente satisfecha.

Un rato después tuvieron que salir, se hacía tarde y el día siguiente estarían muy ocupados y necesitaban descansar.

Después de dar las buenas noches, Mei salió de la habitación con una cara sonriente, unos pasos de distancia su rostro cambió recordando lo que no pudo decir a sus amigas.

Fiang se quedo un poco más, hablando con Hannia, poco tiempo después salió también con un rostro muy serio, demasiado y dejando a Hannia aún más preocupada, lo que habían hablado, y lo que había pasado en los últimos días resonaba en su mente. Hasta que al final el sueño la venció y se quedo profundamente dormida.

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Un día después.

La mañana parecía muy normal para todos. El sol salió he ilumino todo Tokio, no había muchas nubes en el cielo, sólo unas cuantas que lo adornaban. Las personas iban y venían en un día que parecía ser de lo más ordinario, sólo que a comparación de unos meses atrás, parecía que en muchas personas, sus rostros eran adornados con sonrisas y un ambiente más alegre. Muchos saludaban a los demás a su paso, sus ojos brillaban con luz propia. Eran diferentes y se sentían mucho mejor.

Sólo en una casa parecía haber bastante movimiento, algunos empleados iban y venían arreglando los últimos detalles para que todo estuviera perfecto, bajo las órdenes de una muy apurada Mei Ling, que se desesperaba ante el retraso de algunos detalles.

En otro lado de la ciudad era todo lo contrario, una chica se aferraba perezosamente a la cama, mientras otra trataba con miles de razones para que se levante.

- Son las 11 de la mañana. Tenemos muchos detalles que arreglar. Llegaremos tarde a la estética. Tu hermano se enfadará. Sakura por favor - eran unos de los muchas cosas que le decía, pero Sakura no estaba muy dispuesta a obedecer, lo único que había hecho era taparse la cabeza con la almohada y seguir durmiendo.

Tomoyo suspiró cansada de llamarla, Kero se negó a ayudarle a despertarla, Touya también, porque ambos sabían que era capaz de quedarse dormida sin tener que ir a ver al "mocoso" y Fuu se fue con Yukito muy temprano a que le quitaran el yeso de su pie. Así que no tenía alternativa.

- Sakura - la llamo, nunca pensó que su amiga fuera tan dormilona - Sakura - bien, ella lo buscó, Tomoyo no lo hubiera deseado así, pero el tiempo pasaba así que levantó con cuidado la almohada y colocándose cerca de su oído dijo.

- Sakura, seguro que no quieres que Shaoran te vea en pijama - dijo despacio.

- ¿Qué? - dijo Sakura levantando la cabeza un poco, le pareció haber escuchado el nombre de Shaoran.

- Que Shaoran Li estará muy desilusionado de verte en pijama - dijo Tomoyo más fuerte y con los brazos cruzados.

- ¿Porqué?

- Porque si no te levantas ahora mismo - dijo con voz seria y enojada - te aseguro que al llegar la hora te llevaré aunque sea cargando hasta la casa de los Li - cambió su rostro a uno más alegre - Y tendrán que felicitarte vestida con esa pijama - dijo señalándola, mientras se imaginaba la escena.

Sakura ya un poco más despierta se vio a sí misma. Su pijama consistía en una blusa, que más bien era ombliguera y un pequeño short que apenas le llegaba a medio muslo, ambos color rosa pálido con unas delicadas y casi invisibles flores de cerezo.

A Sakura se le subieron los colores al rostro, tan sólo de imaginar lo que su amiga dijo, y se puso mucho más roja de pensar que Shaoran la llegará ver de esa manera.

- ¡Tomoyo! No digas esas cosas - dijo muy roja.

- Ji, ji, ji lo lamento pero tu me obligaste - dijo feliz Tomoyo - Ahora vamos que debemos arreglarte.

Con menos pereza, Sakura entro a bañarse. Con la idea de la cara que pondría Shaoran de verla vestida así.

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En casa de los Li.

Faltaban menos de una hora para la hora de reunión.

El timbre sonó una vez y de inmediato un joven fue a abrir. Un señor que aparentaba unos 40 años venía acompañado de una dama de unos 35 ambos vestidos formalmente, pero en sus vestimenta se lograba notar un símbolo, en sus manos traían una pequeña caja plateada con un discreto moño. Sus rasgos eran occidentales, pero parecían estar felices de haber llegado a ese lugar.

- Un momento por favor, llamaré a la señora - dijo el chico.

La pareja esperó. Y mientras lo hacían admiraron en paisaje. Estaban en una pequeña sala, que tenía amplios ventanales que daban hacia el patio, muy bien decorado con algunos emblemas y flores.

- Muy buenas tardes - alguien llamó su atención - Soy Shaoran Li - dijo haciendo una reverencia - bienvenidos a Japón y al círculo de Oriente.

- Buenas tardes - dijeron con un fluido idioma.

Shaoran estaba más que radiante. Vestido sobriamente con un traje negro con un aire juvenil, apenas pudo acomodar algunos de sus rebeldes cabellos, pero había algunos que se desbordaban por su frente haciéndolo lucir bastante apuesto. Pero su rostro era muy serio e imponente.

- Es un placer conocerlo, joven Li - habló el hombre extendiendo la mano, misma que fue estrechada por él.

- Somos los representantes del círculo de América del Sur, soy Fausto Nuags y ella es mi esposa Hilda Mudsah - ambos saludaron al joven Li.

Sin duda personajes de gran importancia para los círculos del mundo. Aquel hombre que Shaoran tenía frente a sí, era considerado el hechicero más importante de todos los círculos. Estuvo combatiendo en América durante la batalla con los infectados. Tenía unos 80 años, pero parecía muy joven, entrenado en todas las áreas de hechicería y combate. En caso de cualquier hecho importante sería él el juez y autoridad máxima, se había ganado ese lugar con méritos. Su esposa, una gentil mujer que al igual que su marido irradiaba elegancia y poder, era una digna esposa, su nivel mágico era parecido al de su marido.

Ambos fueron acomodados en lugares especiales para la celebración. De esta manera comenzaron a llegar los demás invitados, siendo recibidos por el círculo de Oriente que no tardó en acompañar a Shaoran a recibirlos, entre ellos Ieran, Misaki, Hannia, su madre y Fiang. Más tarde bajarían Mei y las hermanas de Shaoran, pues no habían terminado de arreglarse.

Todos iban siendo acomodados en un salón no muy grande pero adornado con pequeñas flores blancas en los centros de las mesas, también con un mínimo olor de un incienso especial para la ocasión y se escuchaba un suave sonido de melodías antiguas. Todos los dirigentes hablaban entre ellos, parecían estar muy complacidos y alegres, casi no esperaban para conocer al resto de las personas que derrotaron al representante del mal.

A pesar de ser una reunión formal se vivía un ambiente muy alegre y cortés. Pues muy diferente a lo que se pensará, no sólo había ancianos muy formales, también había muchos hechiceros jóvenes pertenecientes a los diferentes círculos, que a pesar de su juventud su poder era impresionante. Hombres y mujeres de casi todas las edades se habían reunido para celebrar una ocasión tan especial: la salvación de la tierra.

La hora de la cena llegó y se invitó a todos a pasar a degustar algunos platillos tradicionales que eran exquisitos. Durante la cena todos estuvieron algo impacientes, ya que se había programado la celebración después de la cena. Shaoran platicaba unos momentos con algunas personas, él era el centro de atención, pero luego se disculpaba y se retiraba, parecía inquieto y preocupado.

La cena estaba a punto de terminar y casi nadie de las personas más importantes habían llegado. Hannia permanecía sentaba al lado de Fiang y su madre en una de las mesas principales. Ella estaba también preocupada por lo que sucedería esa noche, y su madre no cabía de gozo, Fiang sólo se limitaba a apoyarla tocándole el hombro de vez en cuando.

- Cálmate Shaoran - le dijo Mei al alcanzarlo en el pasillo. Ella lucía muy bien, en un traje tradicional chino azul. Levemente maquillada. También había estado muy preocupada y ocupada, pero su día se alegro cuando su esposo llego a la celebración.

- Ja, ja, ja - se escucharon unas tremendas carcajadas dentro del salón.

A Mei le salió una gotita.

- Sabía que no debía dejar mucho tiempo solas a tus hermanas - dijo despacio. Desde que esas chicas, bueno, señoras bajaron todo estaba mucho más alegre la reunión, decía toda clase de barbaridades a los invitados. Pero para alivio de la madre de Shaoran, él mismo y Mei a los invitados les parecían unas chicas muy simpáticas.

- Mei ¿crees qué...? - comenzaba a decir él.

Pero el timbre no lo dejó terminar.

- Llegó por quien... ¡oye! - dijo Mei.

Pero Shaoran ya la había dejado atrás, y antes que nadie abrió la puerta.

Al abrirla se encontró con una chica muy hermosa, vestida con un vestido de noche negro, muy elegante, maquillada excelentemente y con una enorme sonrisa, traía de la mano a un chico por demás apuesto. De traje negro también juvenil, y una misteriosa sonrisa en su rostro y cabello negro-azulado que brillaba, sólo que sus ojos eran escondidos por unas gafas oscuras.

- Nakuru, Eriol, pasen por favor.

- Buenas noches - contestaron ambos con una sonrisa.

- Creo que nos esperabas - dijo feliz el chico.

Shaoran se le quedo viendo a Eriol, algo extrañado.

- ¿Puedes ver? - dijo notando que Nakuru no lo guiaba y caminaba muy natural.

- No es tan necesario - dijo sonriendo.

Por primera vez en todo el día, Shaoran sonrió. Ese Hiraguizawa no cambiaría, no necesitaba mucha ayuda.

- Los acompañaré - les dijo y se los llevó a su lugar en las mesas.

- ¿Y Spinnel Sun?

- Esta durmiendo en el bolso de Nakuru, es mejor que duerma un poco.

Eriol se conducía como si nada, mientras la identidad falsa de la guardiana ya había mirado a todos lados esperando ver a algo o alguien.

- Los presentaré, en cuanto lleguen todos - le dijo Shaoran a Eriol, comenzaba a estar aún más preocupado pues no llegaban.

- No te preocupes Li, ellos vendrán.

Shaoran asintió y fue a ocupar su lugar, pero mil cosas pasaban por su mente. Ya hacía más de 2 horas que había mandado un auto para que los recogiera, pero nada. Probablemente el hermano de Sakura no la había dejado ir, o tal vez se sintió mal, o les paso algo en el camino o... Comenzaba a desesperarse aún más.

- Calma hijo - escucho a su madre que lo veía desde el otro lado de la mesa.

Suspiro hondamente.

Luego vio que Mei se levantaba de su lugar, lo mismo que su madre y Fiang, seguramente la celebración comenzaría. La madre de Hannia tomo la silla de su hija y se la llevo.

Al frente del salón había un pequeño estrado.

Ieran se paró frente a todos llamando la atención, las luces bajaron de intensidad y la atención se concentró en ella. Llevaba ahora un traje ceremonial del círculo de Oriente color verde oscuro, con el símbolo de un dragón que asciende.

Mientras tanto Fiang ayudaba a colocar a Hannia en uno de los costados, donde luego él se colocó. Supuestamente ahí estarían los principales invitados e involucrados en la batalla.

- Es para mi un gran honor, contar con su presencia esta noche - decía Ieran - hemos querido reunirnos para celebrar la victoria en una batalla que casi cobra la vida de la humanidad entera. Y esta noche ustedes han querido celebrar a las personas cuyo esfuerzo lo logró.

Era hora, se supone, en el momento presentaría a los que intervinieron.

- Miembros de los círculos del mundo, es un placer presentarles a:

- Jonh Misaki, experto en hechicería de Occidente - las luces lo iluminaron y él saludo con una reverencia.

- Tabura Hannia, la mejor hechicera de este círculo de Oriente - ella aunque estaba en su silla de ruedas también saludo.

- Eriol Hiraguizawa, reencarnación del mago Clow Li - Eriol también saludo con una reverencia y se acomodó al lado de Hannia, aún con sus lentes negros se veía genial y las chicas del lugar lo notaron.

- Nakuru, guardiana del mago Clow - Ella paso al frente y se transformo en la fabulosa Rubi Moon para placer de los presentes.

- Spinnel Sun el otro guardián de la reencarnación de Clow - Un poco soñoliento el pequeño Suppy también se transformo, dejando a la audiencia también muy impresionados.

Shaoran suspiro y se levantó disimuladamente, pues como no habían llegado los demás seguramente era su turno.

Para su sorpresa, vio que desde lo lejos Mei le hacía una señal a su tía, esta asintió y continuo.

- En un placer presentarles otras personas que también participaron, algunas no tan directamente, pero contribuyeron a la victoria, como todos ustedes.

- Kinomoto - dijo su madre y él sintió su corazón palpitar - Touya, miembro de la familia Kinomoto representantes del lado positivo del mundo paralelo: Hikaru - dijo Ieran haciendo que todos se sorprendieran, pues hasta antes de la batalla habían creído que era un mito.

Las luces se concentraron en la entrada del salón, pero nadie salió, todos cuchicheaban. De pronto se escucho algo.

- ¡VE! - el cuerpo de Touya salió empujado del lugar.

Touya frunció el ceño viendo hacia la persona que lo había hecho, Shaoran alcanzó a ver a una sonriente Tomoyo. Después de recobrar un poco la postura saludó a los pocos que alcanzaba a ver y se colocó al lado de la guardiana Rubi que no paraba de verlo. Tampoco muchos pares de ojos femeninos, pues el chico también se veía muy bien de traje formal.

- La señorita Tomoyo Daidouji - dijo Ieran sorprendiéndola - una persona que nos ayudo... - explicaba Ieran, mientras ella no cabía de su sorpresa.

- Anda Tomoyo - le dijo Mei.

- Pero yo no ayude.

- Claro que sí, es hora de que te reconozcan todo lo que haz hecho - dijo convencida.

- Ve Tomoyo - apoyo Sakura - te lo mereces - decía sonriendo.

- Tomoyo, mi tía ya va a terminar - dijo Mei llevándosela.

- ...la señorita Tomoyo Daidouji - terminó Ieran.

Una figurita un poco tímida salió al salón. Se veía realmente hermosa, llevaba un traje de noche azul oscuro muy elegante, ligeramente maquillada y con el cabello recogido, sólo dos mechones adornaban su rostro.

Saludo a todos con una reverencia. Dejando muy impresionados a algunos jóvenes que la veían, sintiendo tantas miradas no puedo evitar sonrojarse. Luego se colocó a un lado de Touya quien parecía estar con un gesto de desagrado hacia el montón de hombres que la veían.

- Fuu, guardián de Hikaru y de la maestra de las cartas Sakura - dijo Ieran. Al escucharla Fuu no sabía si debía ir, mirando hacia Sakura ella sólo le sonrió y asintió, un poco intimidado también salió.

Su pelo marrón y ojos violeta fue lo que más impresionaron, sin mencionar su estupenda figura y cierto aire de inocencia llamo mucho la atención y se dejaron escuchar algunos susurros, que lo pusieron nervioso, pero se controlo y se colocó en su lugar.

- Kerberos, el guardián solar de las cartas ahora Sakura.

El peluche flotó hasta el centro del estrado, saludo con la manita. Sólo traía un pequeño y graciosos moño en el cuello que Tomoyo insistió que utilizará. Después y como Rubi y Spinnel se transormo en la magnifico león alado dorado, impresionando a todos.

Se sintió orgulloso, por fin veían lo espectacular que era el guardián, con mucho orgullo y porte se acomodó a un lado de los otros.

- Yukito Tsukishiro, falsa apariencia del guardián lunar de las cartas Sakura - dijo Ieran - Yukito se presentó con una gran sonrisa, hizo una leve reverencia y cambio para transformarse en el imponente Yue, que causo más admiración que los anteriores, sobre todo su rostro serio y ojos peculiares. Hizo una leve seña parecida a un saludo y se colocó al lado de los demás.

- Ellos son los que ayudaron en esta difícil batalla, ayudaron a derrotar a los pilares y eso fue de vital importancia para obtener la victoria. Ahora sin más preámbulos les presentaré a las últimas personas que intervinieron más de cerca.

- Es un orgullo para mí, presentarles a Shaoran Li, futuro representante del círculo de Oriente - el orgullo se escuchaba en su voz, Ieran estaba más que orgullosa, feliz al pronunciar esas palabras.

Shaoran camino un poco hacia el estrado, pero sólo saludo y regreso a su lugar sin colocarse con los otros, pero muy cerca de todos.

- Y ahora miembros de los círculos de mundo, les presentaré a la persona a la cual le debemos que ahora podamos estar reunidos y con esperanza en el corazón.

- Sakura Kinomoto - dijo Ieran.

AL escucharlo todos quedaron en el más insólito silencio, con la mirada fija en el lugar por donde todos entraban

- Anda Sakura - se escuchaba una voz lejana.

- Pero...

- Te lo mereces amiga - dijo Mei, la abrazo y la empujo al salón.

Con pasos al principio torpes, pero que después se hicieron seguros comenzó a acercarse a donde estaban todos.

En ese instante para Shaoran se había detenido el tiempo, se veía realmente hermosa. Ataviada con un hermoso vestido rosa pálido, largo, con unas sandalias de tacón no muy alto. Llevaba el cabello suelto, acomodado hacia un lado, sólo sostenido con un precioso broche en forma de flor de cerezo. Muy levemente maquillada, con un poco de brillo en sus labios rosas y rimel en sus largas y rizadas pestañas.

- Se ve soñada - dijo despacio Tomoyo.

El silencio aún reinaba en el lugar, camino al frente de todos, saludo con una reverencia y les sonrió.

- Gracias a ustedes lo logramos - apenas se alcanzó a escuchar su voz.

Eso basto para ganarse el corazón de todos, todos ahí reconocieron la voz, esa hermosa voz que los había ayudado y razón por la que ahora estuvieran ahí.

Nadie se pudo contener y como si de un concierto o algo así se tratase, todos callaron el silencio con sonidos de aplausos. Y la sonrisa apareció en los rostros de todos. El corazón de Sakura brinco y luego comenzó a latir muy fuerte, estaba feliz, en un momento de la batalla pensó jamás volver a ver a alguien sonreír.

Todas las luces se encendieron de nuevo.

Después de eso los diferentes dirigentes de los círculos hablaron.

- Soy Fausto Nuags, representante del círculo de América del Sur es un placer conocerlos realmente y sólo queremos agradecer lo que han hecho por nosotros, en especial a la señorita Sakura. No podríamos pagar lo que han hecho por nosotros con nada, pero como un tributo y una ayuda, hemos traído un regalo - mostró la caja plateada con el moño - es un libro de conjuros hechos creados en nuestro círculo, además de leyendas y mitos de nuestro continente. Esto ayudará a enriquecer su círculo y conocernos mejor. Quiero agradecer a todos su cortesía y espero que más reuniones puedan llevarse a cabo. Y sólo reitero mi felicitación a todos.

Y así todos hablaban y agradecían a los chicos, el círculo de América del Norte y del Sur, de Asia central y del este, África, Australia y de Europa agradecían y llevaban regalos similares.

Después de largos pero emotivos discursos. Todos se dirigieron saludar en persona. Los más asediados eran los pobres chicos. Touya por Nakuru principalmente, Fuu y Yukito por las hermanas de Shaoran, Eriol tampoco se había escapado de otras hechiceras. Fiang permanecía con Hannia. Mientras Shaoran había tratado de hablar con Sakura, pero a cada momento solicitaban su presencia. Tomoyo también era asediada por chicos, lo mismo que Sakura, pero Touya estaba demasiado ocupado queriéndose quitar a Nakuru que no lo había notado.

Para suerte de Sakura, la señora Li la rescato de los chicos, pero se la llevó a presentarle en persona a cada uno de los representantes de los círculos, en ese tiempo la pobre Sakura se había cansado de escuchar tantos halagos, los agradecía de corazón, pero no estaba acostumbrada a todo eso.

El pequeño Kero no dejaba de comer en la cocina y Spinnel sólo lo veía con un gesto de fastidio.

Tomoyo se disculpo y se fue por uno de los pasillos hasta llegar al jardín que por el momento estaba solitario.

- Que bien - pensó y luego suspiro, esos chicos no paraban de hablar.

- ¿Descansando?

- Eriol, ¿Estas bien? - preguntó preocupada al verlo entrar.

- Claro, sólo quería estar sólo, un momento - tampoco a él lo habían dejado en paz.

- Oh, si quieres que te deje solo...

- No, tu presencia no me molesta en lo más mínimo, al contrario es muy agradable - lo que dijo la sonrojo bastante y él por supuesto lo supo de inmediato y en su labios se dibujo una sonrisa.

Tomoyo lo notó.

- Eriol

- Dime

- ¿En realidad no puedes ver?

- Me temo que mis ojos no lo hacen, ¿por qué? ¿lo dudas?

Tomoyo enrojeció más.

- No, bueno, es sólo que en ocasiones me da la impresión de que puedes ver. Porque, mírate caminas como si nada y reconoces a todos.

Eriol se acercó y quedo justo frente a ella. Ella lo miró extrañada.

- Bien, compruébalo por ti misma - se quitó los lente oscuros y se acercó aún más a ella bajando un poco la cabeza, pues él era mucho más alto que ella, quedando a escasos centímetros.

Al quitarse los lentes abrió los ojos, dejando al descubierto sus preciosos ojos negros con reflejos azulados, estáticos, pero llenos de un extraño brillo.

Sintiendo su respiración muy cerca, Tomoyo quiso alejarse pero no pudo, se impregno de su aroma y quedo sólo admirando sus ojos.

- ¿Lo has visto? - dijo él - no puedo ver con los ojos pero sé exactamente donde estas - con delicadeza toco su rostro y retiró uno de sus mechones de su rostro - y cómo, porque tu aura me lo dice.

Cerró sus ojos y sintió su piel, ella seguía estática.

- Tu aura me comunica tus emociones.

- Tomoyo, Eriol - se escuchó a lo lejos.

Inmediatamente Tomoyo se separó sintiendo su corazón latir muy fuerte, rogando que el oído de Eriol no lo escuchará.

- ¿Dónde estaban? - regaño Mei, la señora Tabura quiere que todos estén presentes hará... - sintió un nudo en la garganta - un anuncio. Dense prisa - y salió de prisa.

- No creo que sea nada bueno - dijo por lo bajo Eriol.

- ¿Dijiste algo?

- Nada, es mejor ir.

Se encaminaron al salón, Sakura por fin había sido presentada a todos y ahora platicaba muy amenamente con Fuu y Yukito, Nakuru seguía sobre Touya, Kero y Spinnel estaban por ahí peleando como siempre, Fiang, Hannia, Ieran y Shaoran estaban muy serios.

Tabura llamo la atención de todos. Mientras Sakura se separó de los demás para acercarse un poco a escuchar, al ver al frente a Shaoran y Hannia.

- Sólo quiero reiterar el agradecimiento por su presencia en este lugar. Y quiero hacer de su conocimiento e invitarlos a un acontecimiento muy importante para la magia del mundo.

Todos escuchaban atentos, pero el corazón de Sakura estaba muy inquieto y al voltear a ver a Shaoran se dio cuenta de que él la veía a ella. Pero estaba muy serio, hasta parecía triste.

- ¿Qué te pasa Shaoran? - pensaba.

- Quiero anunciar e invitarlos, pues dentro de tres días se llevará a cabo un enlace matrimonial...

El corazón de Sakura pareció detenerse mientras ella pronunciaba esas palabras, miró a Shaoran buscando una respuesta, pero él no pudo soportar mirarla. También sentía su corazón partirse en mil pedazos, así que sólo bajo la mirada.

- De mi hija, Hannia Tabura, con el futuro representante del círculo de Oriente, Shaoran Li.

Casi todos estaban impresionados, pero después aplaudieron.

- Sakura - pensaron todos sus amigos.

Mientras para Sakura sentía mil cosas y parecía aturdida.

La mayoría de las personas fueron a felicitar a los futuros esposos.

Los amigos de Sakura se apresuraron a buscarla, pero había desaparecido, la buscaron entre la muchedumbre pero no estaba.

- ¿Dónde estará? - preguntaba Tomoyo a Eriol.

- ¿Vieron a Sakura? - preguntó Touya.

Luego llegaron los demás a preguntar lo mismo, pero nadie vio por donde se fue. Y siguieron buscándola.

Eriol sabía muy bien donde se encontraba, pero quiso que la dejarán sola un momento, tal vez eso era lo que deseaba.

Después de safarse de algunas personas Shaoran llegó con Eriol y Tomoyo.

- Felicidades - dijo entre dientes Tomoyo con notable enojo.

Shaoran la miró, bajo la cabeza pero aún así preguntó.

- ¿Saben donde esta Sakura?

- No - dijo secamente Tomoyo y se fue del lugar, dejándolos solos.

- No la culpo - dijo Shaoran, suspirando.

- Tal vez la luna tenga la respuesta - le dijo en susurro Eriol antes de ir tras Tomoyo.

Shaoran no entendió de inmediato, pero después salió lo más rápido que pudo de la casa, llego al jardín de donde se podía ver muy claramente una luna creciente. Buscó por todos lados pero no había nadie, de nuevo vio la luna y se perdió en ella unos instantes.

Luego como si alguien lo llamará miró al techo de la casa, sin pensarlo siquiera subió de un brinco, no había aparentemente nada, camino rodeando una barda. Entonces la vio.

Ella estaba ahí recargada viendo fijamente la luna, no se había percatado de su presencia.

Qué le diría, qué podía decirle, que no era su voluntad, que él no amaba a Hannia. Que ahora se daba cuenta que la única persona a la que siempre amo fue a ella, que fue la única dueña de su corazón. Qué le diría, que la amaba, pero tenía que casarse con otra por obligación, por sentirse culpable de su parálisis, por las presiones de su madre, por las consecuencias si no se casaba, por su sentimiento de culpabilidad.

Un sollozo lo sacó de sus pensamientos.

Sakura estaba llorando, las lágrimas no dejaban de salir, se prometió ser fuerte y ahora lloraba como un bebé. Lo sabía, jamás debió de hacerse ilusiones. Eso estaba previsto desde antes de su llegada, los había visto sonreírse. Sabía lo que Hannia sentía por él, sabía que lo amaba y que se casarían.

Todo ese tiempo lo supo.

- Soy una tonta - pensaba y se presionaba la cabeza con ambas manos - no debí...

- Sakura - por dios, ahora hasta escuchaba su voz.

- Sakura, escucha yo... - ella se volteó, no era su imaginación.

- Hola Shaoran - se limpió muy rápido las lágrimas y una sonrisa forzada salió en sus labios.

Eso partió aún más el corazón de Li.

- Muchas felicidades - dijo ella - espero que sean felices - dijo con voz quebradiza.

- Eres una mentirosa Sakura - se decía mientras lloraba por dentro. Tenía unas ganas impresionantes de abrazarlo, de estrecharlo contra sí. Aunque sea con el pretexto de felicitarlo, pero si lo hacía nunca más querría soltarlo, si lo hacía, dejaría su corazón y su razón con él y entonces sí moriría al separarse de él.

Así que, con fuerza salida de no sabía donde, sólo le extendió la mano.

- Felicidades - dijo con voz un poco más segura.

Shaoran miró su mano y le respondió. Al tocarse las manos de ambos se perdieron en sus miradas, sus corazones palpitaron mientras sufrían y se rompían lentamente, pero sus rostros permanecían con una sonrisa demasiado forzada. Por eso ninguno noto que los anillos de Hikaru brillaron por un segundo, el símbolo de Hikaru perdió el brillo...

- Y este también es un adiós - dijo Sakura regresando a la realidad.

- ¿Qué?

- Mañana, regreso a Hikaru Shaoran.

Ahora fue él quien sintió caer en un profundo abismo, y una sensación de vació lleno su corazón.

- ¿Regresarás? - dijo temiendo la respuesta.

- Ellos probablemente sí, pero yo - hizo una pausa y bajo la mirada - no creo regresar, ahora no tengo motivos para hacerlo.

- Ahora, debo irme mañana debemos arreglar todo y es muy tarde - trato de despegar su mano de la de Shaoran, pero él se negó.

- Por favor, no lo hagas más difícil - de nuevo su voz se quebraba.

Pero él no la soltaba.

Sintió que su corazón se hacia pequeño, debía irse de ahí o no sabía de que podía ser capaz.

Así que sorprendiéndose a ella misma y a él, con un movimiento rápido le dio un beso en los labios. Un último beso, un beso robado, de despedida, muy rápido que le sirvió a Sakura para escapar.

Él al sentirlo, la soltó un segundo, pero ella había sido muy rápida y se alejo de él.

- Me tengo que ir - dijo alejándose con brillantes lágrimas en los ojos - adiós - dijo antes de saltar hacia el jardín.

Shaoran sólo se quedo parado sin moverse unos minutos. Después de uno de sus bolsillos sacó una carta, una carta que estaba maltratada y comenzaba a tomar un tono grisáceo. La miró a la luz de la luna, esa carta les había ayudado a salvar a la tierra y ahora parecía estar perdiendo su luz y su fuerza. La miró por última vez y la guardó de nuevo.

Sakura se limpió las lágrimas y se fue a buscar a los demás. Se sentía tan mal que no quería despedirse de nadie, sólo salir de ese lugar lo más pronto posible.

En el pasillo se encontró con la persona que conoció como Fausto y su esposa, el dirigente más importante de los círculos. Al pasar junto a ellos, sólo les dirigió una sonrisa forzada y una despedida muy corta y se fue lo más rápido que pudo.

Ambos esposos la vieron con preocupación, pero no le dijeron nada.

La señora Hilda miró a su marido, él también lo hizo.

- Parece que cometerán un error - dijo ella.

- No podemos hacer nada, querida. Ambos lo han querido así - le dijo a su esposa.

Después Sakura salió seguida por Tomoyo, Fuu, Touya, Yukito y Kero. De regreso a casa nadie toco el tema, sólo Kero hablaba de comida, pues no se entero de nada.

Al llegar a casa, Sakura no dijo nada y se fue a su habitación, donde lloró y lloró hasta que se quedo dormida. Nadie de los que se encontraban ahí decía nada, Tomoyo fue detenida por Fuu, diciéndole que tal vez necesitaba estar sola, así que con tristeza Tomoyo también se fue a dormir. Mientras Touya estaba furioso y triste por su hermana.

- Sabía que la haría sufrir - le decía a su amigo.

- Sakura estará bien - sólo decía Yukito, con algo de tristeza en sus palabras.

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- Pero Sakura...

- Debo ir.

- Si Touya lo sabe se enfadará.

- No sé como se pueda enterar - Touya no estaba y tardaría en regresar.

- Sakura...

- Él no estará Tomoyo, sólo quiero agradecerle a la señora Li sus atenciones, ayer no fue posible – la noche anterior reflexionando se sintió terrible por no haberse despedido de Ieran, así que sabiendo que Shaoran estaría ocupado lo decidió.

- Déjame acompañarte.

- Estoy bien Tomoyo - efectivamente Sakura se veía mucho mejor que la noche anterior.

Y viendo la cara de preocupación de Tomoyo - Bien, pero no le digas a nadie.

- Bien.

Ambas salieron del departamento, convenciendo a todos que Sakura sólo iba a despedirse de algunas personas.

Sakura y Tomoyo no tardaron en llegar a la casa.

Mei las recibió con una sonrisa pero...

- ¿Qué? pero ¿por qué..? - casi grita.

- No te preocupes regresarán - dijo tratando de convencer a Mei Ling - ¿dónde esta la señora Li? sólo vine a despedirme de ella - lo único que quería era eso, para irse.

- Esta en su despacho, en un momento le aviso - dijo tristemente Mei.

- Lo lamento - le susurro Sakura.

Mei se dirigió a su despacho, pero cuando supo que ellas no la veían marco rápidamente el número de Shaoran.

- ¿Primo?

- ¿Qué deseas Mei? Tengo mucho trabajo y no tengo tiempo - dijo con fastidio, se había refugiado en su trabajo para no pensar en nada, prácticamente no había dormido por pensar.

- Shaoran, escúchame, Sakura esta aquí...

- ¿Sakura?

- Es tu última oportunidad Shaoran, ella se va.

- Lo sé... - dijo él, un pequeño silencio se hizo y luego él colgó.

Mei quedo enfurecida, pero fue a ver a su tía.

Ieran con gran cariño las recibió, escucho a Sakura decir sus motivos y que en Hikaru la necesitaban. Incluso en la fría cara de Ieran se vio un dejo de tristeza, no esperaba eso.

- Sólo quiero agradecerle todo lo que hizo por mi, cuando era pequeña y ahora. No me quería ir sin decírselo.

- Esta bien Sakura como desees, sólo cuídate y sé feliz - ella asintió.

Tomoyo también se despidió y salieron.

- Sakura, ¿no te vas a despedir de Hannia? - preguntó Mei. Tomoyo la miró raro, pero no dijo nada.

- Vamos Sakura, ya estas aquí - en realidad Mei quería darle tiempo a Shaoran a que llegará, aunque ni siquiera sabía si realmente pensaba ir.

Hannia no tenía la culpa de que ella lo amará tanto, no tenía ninguna culpa, ella lo merecía más que ella, así que la felicitaría, no por casarse con él. Sino por ser digna de él, por que era ella quien pasaría en resto de sus días a su lado, porque sería ella quien lo vería sonreír, quien tuviera sus hijos, quien lo viera envejecer, sería ella quien gozará de su amor.

Mientras caminaba a su habitación, una sonrisa burlona salió de sus labios, siempre se imagino en su lugar, pero ahora sabía que fue sólo un sueño. Tomoyo la observaba preocupada jamás pensó verla así, mientras Mei iba en silencio.

Tocó la puerta y le indicaron pasar.

Al entrar Sakura sintió que su corazón se estrujaba, ahí estaba ella sentada en la cama, a su lado estaba la silla de ruedas.

- Buenos días - saludó y ellas contestaron.

- Las dejo solas - dijo Mei y salió esperando ver a su primo en algún lugar.

Sakura la observó bien, traía el pelo suelo que se extendía por la cama, sus brazos eran delgados y finos, su piel estaba ligeramente pálida y en si rostro se podía ver algo de seriedad. Una Hannia muy diferente a la que había conocido, parecía muy frágil y débil. En ese estado parecía que si necesitaba protección.

Tomoyo comenzó a hablar le dijo sobre su partida y algunas cosas más, sólo ellas dos hablaban y Sakura se limitaba a observar a Hannia. Tomoyo ya no sabía que más decirle, sabía que debía felicitarla, pero las palabras que le dirían no serían tan sinceras como quisiera. Así que sólo dijo.

- Espero que seas feliz - y le sonrió.

- Gracias - se limitó a decir.

- Hannia - por fin hablaba Sakura.

Hannia la miró por unos segundos. Tomoyo sintió que no debía quedarse, así que se despidió de Hannia y le dijo a Sakura que iría a despedirse de Mei y que la esperaba afuera de la casa, luego salió.

- Hannia.

- Dime.

- Espero que sean muy felices.

- Lo siento Sakura, pero yo... - le quería decir que ella se había negado, porque sabía que Shaoran estaba muy presionado y necesitaba tiempo, pero...

- No, no lo lamentes. Sólo quiero pedirte una cosa.

- Sakura, yo quería...

- Hannia - se acercó y la tomo de las manos - por favor hazlo muy feliz, sólo sean muy felices. No importa que pase, sólo sean felices.

- Sakura... - dijo sin poder decir más, viendo sus ojos brillosos y suplicantes.

Hasta donde llegaba su amor, que lo único que le pedía es que lo hiciera feliz.

- Yo...

- ¿Sakura? - su voz, otra vez.

Inconscientemente dio un gran suspiro al escuchar su voz.

- Shaoran - dijo Hannia viéndolo dentro de su cuarto.

Sakura se levanto de su lugar, dándole la espalda a Hannia a la vez que bajaba levemente la cabeza, sin ver a los ojos de Shaoran habló.

- Sólo vine a despedirme y desearles que sean felices. Con su permiso. - hizo una reverencia y sin ver nada más que el suelo, salió.

- Shaoran... - dijo Hannia al verlo.

Él tenía la mirada en Sakura, una mirada llena de dolor.

Sakura salió casi corriendo de la habitación. Y se encamino hacia la salida.

- Sakura - escucho la voz de Shaoran.

Lo único que quería era salir corriendo para siempre de ese lugar, sólo quería alejarse para siempre de él, no sentir que su corazón se rompía en mil pedazos.

Pero su cuerpo no respondió y sólo escuchar de nuevo el sonido de su voz pronunciando su nombre, su cuerpo se detuvo.

Sintió sus pasos y su presencia cada vez más y más cerca, pero no volteó, sólo se quedo quieta.

Sintió después, como sus brazos rodearon con delicadeza su cintura, en ese instante su corazón latía muy fuerte y su respiración comenzó a agitarse una sensación lleno su corazón y su cuerpo.

Aún de espaldas a él, no se pudo mover.

- Sólo... sólo déjame estar un momento así - dijo él con voz dulce. Sumergió su rostro en el cuello de ella, sintiéndola, oliendo su perfume.

Quería perpetuar ese momento, deseaba que el tiempo se detuviera para tenerla para siempre así, abrazándola. Sintiendo su corazón rebosante de felicidad, pero sabía que no podía.

Ella estaba igual, ni siquiera podía moverse, sintiendo su respiración en su cuello.

Pero lo que le rompió el corazón fue sentir su respiración agitada y en un momento más, sentir como su cuello se humedecía.

Él estaba llorando. Con cálidas y abundantes lágrimas, humedeció su cuello. Ella al sentirlo, sintió morir por un segundo y su cuerpo temblaba, conteniéndose.

Poco a poco, aunque con dolor en el alma, la soltó despacio, dejándola libre.

Ella no quiso voltear, quería consolarlo, quería abrazarlo, quería besarlo y decirle que no llorase, quería verlo, quería quedarse con él.

Pero sabía que si lo hacía, si lo volteaba a ver, si lo abrazaba, si lo besaba, entonces nunca más lo podría soltar, nunca más.

Y eso tendría consecuencias.

Así que con un esfuerzo más grande que el que hizo en la batalla, comenzó a alejarse de él, sintiéndolo cada vez más lejos, cada vez más lejano, cada vez más agonizante su corazón, cada vez más sola mientras caminaba a la salida. Sus ojos estaba llenos de lágrimas, con una fuerza salida de no sabía donde, salió del lugar.

Atrás se quedaba Shaoran, sintiendo lo mismo, exactamente lo mismo, sus ojos también estaban llenos de lágrimas, que por esta ocasión no reprimía y aunque quisiera, no las controlaría. Su corazón lloraba, sufría y maldecía su suerte.

- Adiós dueña de mi corazón, adiós amor mío, adiós Sakura... - pensaba - lamentó no haberte dicho lo mucho que te amo, pero sólo te haría sufrir más.

- Shaoran - sus lágrimas se esparcían en su camino.

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- Todo estará bien - ella sólo asintió a lo que le dijo Yuki. Todos había permanecido muy callados todo ese tiempo, sus rostros eran preocupados y a cada segundo volteaban a ver a Sakura. Mientras ella no tenía expresión alguna en el rostro. Sólo la oscuridad de la noche era testigo del acontecimiento.

- Esta listo - dijo Fuu - Vamos - El portal estaba frente a ellos, listo para transportarlos.

El ambiente era de fiesta, la luna brillaba en el cielo, era el momento perfecto para realizar la ceremonia. Todos vestidos con elegantes trajes para la ocasión. La mayoría de los presentes se mostraban alegres. Pero más de un par de ojos, deseaban llorar, no de felicidad solamente, entre ellos los de Mei Ling, que en esos momentos era abrazada por su esposo, sólo escuchando, sin poder hacer nada.

- Adelántense, iré atrás de ustedes - su voz era firme, pero sus ojos eran reflejo de su sentir interno, más cristalinos y expresivos, tristes, melancólicos, dolidos, pero al mismo tiempo muy seguros - un rugido de Touya se escucho, pero después sólo obedeció. Entraron Yue, luego Eriol y sus guardianes, luego Touya, después Kero y Tomoyo y finalmente Fuu. Todos habían permanecido sin decir nada. Sólo quedaba ella por partir.

- Miembros prominentes de los círculos del mundo, le agradezco su presencia. Estamos reunidos para ser testigos de un acontecimiento que sin duda es de gran relevancia para la magia del mundo entero. Unir a esta pareja en matrimonio...

- Gracias por todo querida tierra, gracias por los amigos que me diste, por las enseñanzas, por abrigarme y estar conmigo - luego volteo a la luna, en esos instantes adornaba el oscuro cielo con su plateado resplandor - gracias por todo, por haberme permitido conocer tantas y hermosas personas, tantos y hermosos sentimientos como el amor...

Ella lo veía muy directamente y él le sostenía la mirada.

-... las responsabilidades que acarrea. - el señor Fausto presidía el acontecimiento - Ahora preguntó a ustedes - Mientras eran observados por todos los círculos, incluyendo las miradas de Ieran Li, Mei Ling, Fiang, Tabura y la señora Hilda, que tenía una mirada de tristeza - Tú Shaoran Li, aceptas a Hannia Tabura como tu esposa ante los círculos mágicos del mundo, con todas las responsabilidades que te confiere... - Shaoran vio a la persona que dirigía la ceremonia, luego volvió al rostro de Hannia.

Antes de entrar al portal dijo - Y a ti dueño de mi corazón, sólo puedo decirte: Adiós, que seas feliz - En su rostro había diminutas lágrimas reprimidas y una agonía en el corazón, luego simplemente entro al portal, después lentamente éste se cerro.

Su corazón tenía una respuesta una muy clara, pero su mente tenía otra - Lamentó no haberte dicho cuanto te amo, ahora sólo puedo decirte: Adiós Sakura, espero que seas muy feliz - pensó, y sin quererlo sus ojos se humedecieron haciéndolos lucir más brillantes y hermosos, luego evitando sentir algo contestó sin dudar - Sí, acepto.