DISCLAIMER: Nada de este mundo de fantasía me pertenece. Todo es propiedad de JK Rowling y sus asociados.

CAPITULO 10:

A la mañana siguiente, Harry desayunaba en el Gran Salón acompañado de sus amigos, cuando vieron que Marva entraba acompañada de Snape. El profesor de Pociones la miraba de una manera extraña, como enojado, pero a la vez parecía ocultar una sonrisa detrás de su fría expresión. Ella los saludó con la mano y se sentó, como siempre, sola en una punta de la mesa. Las mujeres de la mesa de las serpientes la miraban con odio, como si hubiera hecho algo horrible.

Harry fue interrumpido en sus pensamientos por la voz de Ginny, que se acercaba a la mesa y se sentaba junto a él. Desayunaron juntos, como lo hacían todas las mañanas, conversando de cualquier cosa que no estuviera relacionado con lo que había sucedido la tarde anterior. Ninguno de los dos quería retomar el tema.

Luego de terminar su desayuno, y de despedirse de Ginny, el trío se reunió con Marva, antes de dirigirse a clases, ya que no tenían ninguna juntos por el momento.

-Qué quería Snape? –preguntó Harry mientras caminaban por un pasillo.

-Ah...solo...cerciorarse de que yo no tenía nada que ver con el "accidente" que sufrió Pansy esta mañana en la ducha. –contestó Marva simulando inocencia.

-Qué le hiciste? –preguntó Ron asombrado.

-Nada en especial. Sólo que "sin querer" cambié su frasco de shampoo por otro frasco muy similar que compré en el negocio de tus hermanos.

-Y qué le pasó? –preguntó Hermione, mirando con mala cara a Ron y Harry que reían sin parar porque sabían perfectamente lo que le había pasado.

-Nada grave, Hermione, no te preocupes. Sólo que en vez de tener su tonalidad de cabello ahora tiene....cómo explicarlo? Mmmm...un....arcoiris.

-Y por qué Snape sospechó de ti? –preguntó nuevamente Hermione, pero esta vez sonriendo, ya que a ella no le caía nada bien Pansy Parkinson.

-Porque ella ayer me había roto mis deberes de Pociones y Transformaciones, y creyó que yo le había hecho eso para vengarme, o algo así.

-Y te creyó? –preguntó Harry abriendo los ojos como platos. Snape no le creería a él y, en teoría, tampoco debía creerle a ella.

-Bueno...no me creyó, pero tampoco tiene pruebas contra mí. Entonces, como no es tan idiota para bajarle puntos a su propia casa y tampoco podía ponerme un castigo....

-Te dejó...libre de culpa? –preguntó Ron, ya que Harry abría y cerraba la boca sin poder creer lo que estaba escuchando.

-Mas o menos. Bueno, para él, me hizo un favor. Para mí...el peor castigo...tengo que sentarme con Malfoy hasta fin de año, en todas las clases de Pociones.

-QUÉ? –dijeron los tres a la vez.

-Ya lo escucharon. Pero no crean que el rubio ese se la va a llevar de arriba. Ya estuve planeando algunas cosas para que sus pociones....no funcionen.

-Marva..ten cuidado. Malfoy es peligroso.

-Ay Hermione! –exclamó Marva poniendo una mano en el hombro de su amiga –Si supieras lo peligrosa que puedo ser yo! En fin, aquí me quedo, éste es mi salón. Adiós!

Harry, Ron y Hermione aún no creían lo que escucharon. Snape dejándola sin castigo, porque ellos sabían perfectamente que sentarla con Malfoy no era un castigo para él. Y su cambio de actitud. Ya no parecía molestarle tanto el hecho de estar en Slytherin. Siguieron caminando hasta llegar a la puerta del salón de Encantamientos, donde ya estaba el Profesor Filwick esperando a sus alumnos.

Por fin llegó el fin de semana, tan ansiado por todos los estudiantes de Hogwarts. Bueno, por casi todos, porque Hermione parecía estudiar tanto como cualquier otro día. Los rumores sobre el "accidente" de Pansy Parkinson se habían expandido por todo el colegio, y Marva parecía ser una especie de idola popular. Algunos hasta se atrevían a llamarla "la heredera de los Weasleys".

Harry y Ginny aprovecharon al máximo su tiempo juntos. Dando paseos por los terrenos de Hogwarts, besándose y abrazándose cada vez que podían. Algo similar pasaba con Ron y Hermione, que estaban más unidos que nunca, luego de su "experiencia" pasada. El sábado por la tarde, todos fueron a visitar a Hagrid a su cabaña. Marva los acompañó y, extrañamente, Seamus Finnigan se unió por primera vez al grupo.

-Qué grata sorpresa! –dijo Hagrid al verlos tras abrir la puerta –Pasen chicos. Puedo ofrecerles un te?

-Si, gracias Hagrid.

-Es una lástima que no me avisaran que venían, de lo contrario yo hubiera preparado algunos bizcochos o una torta.

Harry, Ron y Hermione se miraron con sendas caras de terror. Sólo ellos tres sabían lo asquerosa que podía ser la comida que preparaba su enorme amigo, claro que nunca iban a decirle nada para no herir sus sentimientos.

-Y...cómo está tu hermano? –preguntó Harry, no queriendo dar muchas explicaciones al respecto. Seamus y Marva no sabían que había un gigante en el Bosque Prohibido.

-Oh! Muy bien, ya habla casi perfectamente inglés! Estoy tan orgulloso de él!

-De dónde es? –preguntó Marva –Si no habla inglés tiene que ser extranjero.

-Eh...bueno....él....eh....-dijo Hagrid intentando inventar algo rápido, había metido la pata de nuevo.

-Francia. –dijo rápidamente Hermione. –Llegó de Paris hace dos años.

-Oh! Y...qué hace?

-Nada. –dijo Harry buscando apoyo en sus compañeros. –Él.....está tomando un descanso porque trabajó mucho toda la vida. Verdad Hagrid?

-Si, si, claro.

-Profesor... –dijo tímidamente Seamus –

-Seamus...puedes decirme Hagrid, no es necesario ser tan formal.

-Está bien. Hagrid....creo..creo...que su cama....

-Qué te sucede niño? –preguntó el semigigante con curiosidad.

-FUEGO! –gritó Hermione señalando la cama de Hagrid.

Todos los que estaban dentro de la cabaña corrieron hacia el exterior. Era cierto que varias veces les sucedían cosas extrañas en sus visitas a Hagrid. Pero nunca creyeron ser testigos de ver su cabaña incendiada. Fang saltaba alrededor de Harry ladrando sin cesar, mientras Hagrid cargaba agua en un balde, para entrar a su cabaña e intentar apagar el fuego.

La expresión de miedo era notable en los rostros de Harry, Ron, Hermione, Seamus y Marva. O tal vez...Marva estaba intentando reprimir una carcajada? Hermione fue la primera en notar algo extraño, cuando Hagrid abrió la puerta de la cabaña. El fuego no parecía extenderse, de hecho, estaba disminuyendo...y no parecían haber daños en el catre de Hagrid.

-Esto es extraño –dijo Hagrid saliendo de su casa. –Se apagó solo y no quemó nada. Si no fuera porque tus hermanos ya han abandonado el colegio Ron, juraría que fue una broma de ellos.

Inmediatamente, todos voltearon a Marva, quien ahora luchaba para mantener seria su expresión, mientras lágrimas salían por sus ojos. Ella se llevó las manos a la boca y negó frentéticamente con la cabeza, mirando a Hagrid. Hermione la miraba como si fuera el demonio personificado.

-Lo siento....no se suponía que tenía que pasar eso –dijo tímidamente, escondiéndose detrás de Seamus Finnigan, que no podía cerrar la boca de la impresión que le había causado que ella fuera la causante.

-MARVA! –gritó Hermione –QUÉ..QUÉ...QUÉ....TE HAS VUELTO LOCA?

-Era....era una broma....para....

-PARA QUIÉN? –preguntó Hermione saliéndose de sus casillas.

-Ron? –dijo Marva en un susurro casi silencioso, por lo que sólo Seamus pudo comprender lo que dijo.

-Para quién era la broma Marva? –inquirió Hermione nuevamente tratando de conservar la calma.

-Para Ron –dijo Seamus.

-Por qué? Por qué a mi? Qué te hice yo?

-Nada...es sólo que Fred me pidió que....

-FRED? –preguntó Ron histérico.

-Lo siento. Él me dijo que....tire arriba de tu cama uno de sus nuevos inventos...se suponía que debía asustarte, pero yo no quise hacerlo en tu cama, porque tal vez luego no ibas a querer dormir en ella.

-Bueno –dijo Hagrid sonriendo. –Definitivamente, ES la "sucesora de los Weasley", y como mi cabaña no se ha quemado, qué les parece si seguimos conversando?

-No! Yo quiero saber qué es lo que le dijo Fred que haga!

-Se suponía que iba a parecer una araña....grande. Por eso pensé que mejor hacerlo aquí y no en tu habitación, Ron. Lo siento, yo no quise asustarlos a todos.

-Marva...por qué aceptaste hacerle eso a Ron? Supongo que Fred te habrá dicho que le tiene fobia a las arañas. –dijo Harry, al ver que el rostro de su amigo estaba amarillento, probablemente recordando su aventura en segundo año, por el Bosque Prohibido.

-No me dijo que tenía fobia. Lo juro! Nunca hubiera hecho eso de haberlo sabido. Es que...me prometió que cada vez que tengan un producto nuevo, yo recibiría uno gratis. Al parecer...llegaron a ellos los rumores sobre mi venganza. Lo siento Ron. Les juro que no voy a hacer algo así nunca mas. Yo.....sólo me voy a divertir a costa de Pansy y Malfoy, lo prometo.

-A mi...desde ese punto de vista –dijo Seamus –me parece un buen trato. Se imaginan? Malfoy va a sufrir!!!!

-Ron? –dijo Marva suplicante.

-Está bien. Estás perdonada. Pero vas a tener que ayudarme a vengarme de mis hermanos.

-Bueno, creo que ya está todo aclarado. –dijo Hagrid riendo –Será mejor que vuelvan al castillo, ya es casi la hora de la cena.

Harry y Ginny estaban en la Sala Común de su Torre, esperando por Ron y Hermione, que habían ido a c u m p l i r con sus tareas de Prefectos, aunque el moreno sospechaba que estaban haciendo algo mas "interesante".

-Marva c u m p l i r á con su promesa, verdad? –preguntó Ginny luego de un rato en silencio.

-Eso creo. –respondió Harry –Nunca creí que fuera tan.....no se. A veces parece una niña y otras veces es el demonio en persona.

-Pobre Ron. Imagínate el susto que se hubiera dado si aparecía una araña.

-No necesito imaginarlo. Ya he visto su expresión en momentos así. A propósito...qué estarán haciendo que demoran tanto?

-No lo se. –dijo Ginny mirando el fuego de la chimenea –Pero....se siente bien estando solo nosotros dos, no?

-Si, muy bien. –susurró Harry a sus labios antes de besarla.

El resto del fin de semana pasó sin mas problemas. El domingo el sol brilló con mas intensidad que en toda la semana, por lo que todos los alumnos aprovechaban para descansar bajo sus rayos, o bajo la sombra de algún árbol. Los Gryffindors, acompañados por Marva y Luna, no fueron la excepción.

El grupo parecía aumentar sus integrantes cada año. El nuevo integrante era Seamus Finnigan. Harry sonreía cada vez que lo veía acercarse a ellos porque sabía que lo hacía por Marva, al parecer, sus ojos verdes lo habían cautivado. Ginny y Luna eran las mas relajadas del grupo, porque no tenían que estudiar tanto ese año. Si bien 6º y 7º eran los años de preparación para los EXTASIS, aún faltaba para que tengan que presentarse. En cambio, los demás, solían quejarse de la exigencia de los profesores, ante la mirada de reproche y los intentos de Hermione de explicarles que sólo lo hacían por su bien.

Mientras caminaban a las mazmorras para su clase de Pociones de ese lunes, los chicos intentaban convencer a Marva de que se presente a las pruebas para el equipo de Quidditch de Slytherin.

-Vamos Marva...queremos verte jugar.

-No se Harry. No me hace mucha ilusión jugar contra ustedes. Además, no quiero colaborar a la alegría de Malfoy.

-Pero –dijo Ron riendo –será bueno saber que al menos uno de Slytherin no nos va a hacer trampa.

-No lo se. No creo que me presente. Ay no! –exclamó Marva cuando estuvieron frente a la puerta del salón.

-Qué? –preguntó Neville.

-Olvidé que tengo que sentarme con el idiota. Bueno chicos, ya hablaremos cuando termine la clase.

-Marva –dijo Hermione tomándola de un brazo –No hagas nada. No LE hagas nada. Es el alumno favorito de Snape. Puede que te haya perdonado lo de Pansy, pero no te perdonará si le haces algo a Malfoy.

-Está bien....no haré nada. –dijo Marva y Hermione le soltó el brazo, pero cuando se estaba dirigiendo al pupitre que compartiría con el rubio volteó –por ahora....

Hermione puso sus ojos en blanco, mientras Harry rogaba porque por lo menos, durante esa clase no le haga nada a Malfoy. Lo único que faltaba era otra pelea entre Katie y Snape.

Luego de que todos estuvieron en sus lugares, la clase comenzó. Para sorpresa de todos, Snape seguía tratando bien a Marva. Tal vez fuera el hecho de que ella estuviera en Slytherin lo que traía el cambio de actitud. Tal vez sabía que eso volvería loco a Sirius, tal vez lo hacía para que Marva le tomara "aprecio", no iba a ser algo fácil de asimilar para su padre.

Harry y sus amigos estuvieron intranquilos toda la clase, mirando de reojo a Marva, temiendo que Malfoy le haga algo, o que ella se lo haga a él. Pero en vez de eso, Marva se dedicaba pura y exclusivamente a hacer bien su poción, aunque Malfoy le hablara en susurros. Lo único que les hizo dudar fue que en un momento Marva miró a Malfoy con tanto odio que creyeron que el salón iba a explotar.

Neville estaba mas nervioso que de costumbre y explotó su caldero, bañando a Dean Thomas con su contenido. Eso hizo que se ganara un castigo y le restaran 20 puntos a Gryffindor. Harry, ante los codazos de Hermione, logró concentrarse y culminó la clase con una poción casi perfecta. Pero ese "casi" hizo que perdieran 10 puntos mas. Demas está decir que la única Slytherin que no se reía de ellos era Marva.

Cuando salieron de la clase, Neville aún temblaba por los gritos que le había dado Snape, y no podían levantarlo de su asiento. No fue hasta que el mismo profesor se le acercó y lo miró a los ojos que se levantó y salió corriendo sin decir una palabra. Harry, ron y Hermione salían junto a Marva, cuando el profesor Snape le pidió a la última que se quedara porque tenía que hablar con ella.

-Eh...profesor? –dijo Marva tímidamente, llamando la atención del adulto, que tenía la mirada fija en ella, sin hablar. –Hice algo malo?

-No, niña –dijo Snape, siendo sacado de sus pensamientos –Es sólo que el señor Malfoy me ha dicho que no quieres presentarte a las pruebas de esta tarde, y...por lo que se comenta, eres muy buena jugadora.

-Gracias –contestó Marva sonrojándose -es que...mis amigos juegan para otra casa y no quisiera enfrentarme a ellos.

-No puedo obligarte a jugar al Quidditch, pero piénsalo. Tal vez puedas conseguir amigos en tu propia casa si jugaras en el equipo.

-Pero...por más que me presentara....hay muy pocas posibilidades de que quede. Quiero decir....nunca ha habido una mujer en el equipo de Slytherin, por lo que me han comentado.

-Eso es verdad. Pero ya es hora de...actualizarse un poco. No creo que, por seguir una vieja costumbre, debamos arriesgar la Copa.

-No lo se. –dijo Marva esquivando los ojos negros que tenía frente a ella –No lo se.

-Piénsalo. Tienes hasta las 6:00 de la tarde, hora de la prueba. Ojalá nos veamos allí.

-Usted...usted va a ver la prueba?

-Iré, sí. Quiero asegurarme de que Malfoy no se equivoque como el año pasado al elegir los jugadores.

-Lo pensaré. Hay algo mas que quiera decirme, profesor?

-No, no por ahora. Puedes irte.

-Hasta luego. –dijo Marva cerrando la puerta detrás de ella.

Al finalizar las clases, el trío, seguido por Ginny, se reunió con Marva en la puerta del castillo. Ella al fin se había decidido a probar suerte, como le aconsejó su profesor, pero quería estar 100 segura de que eso no le traería problemas con sus únicos amigos. Luego de que ellos le dieran el visto bueno, se dirigían al Campo de Quidditch, pero fueron interrumpidos.

-Harry! Harry!

-Katie! Qué sucede? –preguntó Harry al ver que la guardiana corría hacia ellos.

-Nada, no te preocupes. Es sólo que Dumbledore quiere hablar contigo. Te espera en su despacho.

-Ahora?

-Sí, ahora. Vamos.

Katie se llevó a Harry al despacho de Dumbledore, mientras Ron, Hermione y Ginny acompañaban a Marva a la prueba del equipo. Ron se negaba a ir, porque decía que Snape lo iba a echar a patadas, o hechizos y, aunque las chicas lo negaron, fue bastante parecido a lo que de verdad sucedió.

-Srta Black, veo que decidió presentarse. –dijo Snape al verla llegar.

-Si...eso parece. –respondió ella con una sonrisa.

-Qué se supone que hacen estos tres Gryffindors aquí? –preguntó Snape con el mas amenazador de sus tonos.

-Eh...nosotros....-respondió Ron, dando un paso atrás.

-No sabía que no podían ver la prueba –dijo Marva poniendo cara de ángel.

-No pueden, ahora lo sabe. –fue la simple respuesta de Snape.

-Por favor...-rogó Marva –no es un entrenamiento, no afectará los planes o estrategias del equipo....déjelos...me sentiría mucho mas confiada si ellos estuvieran aquí. Estoy muy nerviosa, sabe?

Por un segundo, todos pensaron que Snape iba a sacarlos a los cuatro a golpes. Por lo que creían, la actitud de Marva no iba a ser bien aceptada por el profesor. Fueron unos segundos los que los dos Slytherins, jefe de casa y alumna, mantuvieron sus miradas fijas en el otro, pero parecieron horas para los tres Gryffindors presentes.

-Está bien. Pero que ni se les ocurra hablar. Y sólo podrán ver SU prueba Srta Black. No me gustaría que hubiera competencia desleal.

-Gracias profesor!

-Quédense aquí. La llamaré cuando sea su turno.

Dicho eso, Snape se retiró inmediatamente hacia el campo de juego. Ron y Hermione se alejaron un poco de Marva y Ginny, y les pidieron que les avisen cuando fuera el momento de subir a las gradas. Las dos chicas se quedaron conversando sentadas en el césped por un lapso de 45 minutos hasta que Snape los llamó.

A pesar de haber rogado y tratado por todos los medios de recibir información, Harry no logró que Katie le dijera qué era eso tan urgente que el Director quería hablar con él. Lo único que le dijo era que le iba a gustar la propuesta. Harry siguió a la hija mayor de Sirius por los pasillos del castillo, hasta llegar al lugar indicado. Ahí la chica se despidió y lo dejó sólo, frente a frente con Dumbledore.

-Imagino Harry, que te preguntarás para qué te hice llamar. –Harry asintió –Siéntate, estaremos aquí un buen rato y me gustaría que me prestes mucha atención. Deseas algo para beber?

-No, gracias. –respondió Harry ansioso.

-Esto no tiene que ver son Sirius. –informó Dumbledore como leyéndole el pensamiento al alumno frente a él. -Quiero hablarte de la profesía.

-La profesía? Qué mas hay que decir al respecto?

-Verás...sabes lo que dice, sabes que hay dos maneras de que esto termine, dos posibles finales. Y yo voy a hacer todo lo posible para que sea favorable a nosotros, Harry.

-Qué quiere decir? –preguntó el chico algo confundido.

-Quiero decir que...vamos a entrenarte. Durante todo este año aprenderás a desarrollar al máximo tus poderes, aprenderás Magia blanca de la mas pura de todas, además de entrenamiento físico.

-Pero...

-Déjame terminar Harry. Necesitas entrenamiento físico porque es necesaria mucha resistencia para realizar magia sin varita.

-Sin..sin varita? Eso no es posible.

-Oh, sí lo es. –dijo Dumbledore mientras señalaba a la puerta.

Una mujer dio paso a través del umbral. Sus cabellos rubios, brillantes, largos casi hasta la cintura eran contrastaban delicadamente con su túnica celeste, un celeste tan hermoso que parecía hecha de una porción de cielo. Sus ojos eran una extraña mezcla de azul profundo y verde, aunque según como reflejaran la luz, podían verse negros, o blancos, o grices, o marrones, o no verse. Su tez blanca, inmaculada, era preciosa y combinaba perfectamente con los labios carmesí que ahora formaban una tímida sonrisa.

-Albus –dijo la mujer, cuyo timbre de voz era tan pacífico como el sonido del mar rompiendo en la arena –es un honor volver a verte.

-El honor es completamente mío. –dijo el hombre sonriendo al ver que Harry se había quedado perplejo ante la presencia de la mujer.

-Supongo que él es Harry Potter –dijo la mujer mirándolo.

-Ejem.... –Dumbledore simuló toser para sacar a Harry de su trance.

-Lo...lo siento...es usted una veela?

La mujer largó una carcajada desde el fondo de su estómago. Albus Dumbledore lo miraba como diciéndole lo descortés que había sido y Harry...Harry se sonrojaba cada vez mas a medida que pasaban los segundos y deseaba que todo fuera un sueño y despertar en su cama, sin haber pasado ese papelón.

-No soy una veela, pero mi madre lo era. Mi nombre es Grisselle, seré tu profesora de Magia Blanca. –dijo extendiéndole la mano.

-E..E...Encantado –dijo Harry tomándola y sintiéndose aún mas idiota.

-No hay de qué preocuparse. –dijo la mujer en un susurro que sólo Harry pudo oír –He visto reacciones peores que la tuya.

Harry sonrió agradecido. De pronto se dio cuenta de que había un hombre detrás de la mujer, un hombre alto y musculoso. Sus cabellos también eran rubios, pero de un rubio diferente, no era hipnótico, sino que parecían rayos de sol. Sus ojos eran violetas....un momento, que clase de persona tiene ojos violetas???

-Buenas tardes –dijo educadamente el hombre, al sentirse observado por Harry.

-Oh! Qué mala educación la mía! –exclamó Grisselle –Albus, el es mi hermano Leyton.

-Lo supuse –dijo Dumbledore ofreciéndole su mano. –Encantado.

-Es un gran honor, profesor Dumbledore. –luego miró a Harry y le estrechó la mano a él –Seré el encargado de desarrollar tus músculos, jovencito.

Harry se sentía completamente atontado. De dónde había sacado Albus a esos dos hermanos tan extraños? Por qué necesitaba hacer magia sin varita? Qué era lo que estaba sucediendo? O por suceder? Todas preguntas que, como siempre, suponía no iban a ser respondidas por el Profesor Dumbledore.

Albus Dumbledore volvió a sentarse detrás de su escritorio, mientras indicaba a los hermanos y Harry que tomen asiento frente a él. Una vez frente a frente, Harry hizo un ademán de hablar, pero Dumbledore lo silenció con la mirada.

-Ahora que estamos todos –dijo el anciano –vamos a explicarte todo lo que desees saber.

-Eh...yo...no entiendo cómo voy a poder hacer...

-Magia sin varita? –preguntó Grisselle sonriendo con ternura –Simple. Ves ese cuadro? –preguntó señalando a uno de los antiguos directores de Hogwarts, Harry asintió –Bueno, ahora lo verás mejor.

Sin saber cómo, el cuadro voló a las manos de Harry, que lo sostenía con miedo a que se caiga. Pero las manos de su nueva profesora tomaron las suyas y las retiraron del retrato, que quedó suspendido en el aire, hasta que ella lo mandó a su lugar con un simple movimiento de sus manos.

Harry tenía los ojos desorbitados, se suponía que él iba a poder hacer eso y muchísimas cosas mas. Sin varita! Sólo moviendo sus manos! Pero luego le entró un sentimiento de angustia. Y si no lo lograba? Y si resultaba ser una fiasco?

-Tranquilo Harry –dijo Leyton poniendo una mano en su hombre –Imagino lo que estás pensando. Es verdad que se necesita una mente poderosa para manejar la magia blanca..pero lo vas a lograr. Todo a su tiempo.

-Supongo –murmuró harry, aún sin creerlo.

-Algo mas, Harry? Alguna otra duda? –preguntó Dumbledore mirándolo por encima de sus gafas de media luna.

-Si...por qué no puedo hacer magia con varita? Es porque son hermanas? Y cuándo van a ser las clases? Cuántas veces por semana? Dónde? Puedo decirle a mis amigos? Cómo voy a hacer para estudiar para mis EXTASIS? Có.....

-Tranquilo –dijo Giselle –Las clases serán todos los días, dos horas. Un día conmigo y un día con Leyton. Y tendrán lugar en el Salón de Requerimientos, creo que sabes cuál es, verdad?

-Puedes decirle a tus amigos, no hay problemas al respecto –dijo Dumbledore –pero sólo a los que estés seguro de que no lo comentarán por ahí. No queremos que alguien equivocado se entere. respecto a tus EXTASIS...tendrás que estudiar como cualquiera de tus compañeros, Harry.

Luego de algo mas de una hora y media de conversación, en donde Harry fue informado de los puntos generales de su entrenamiento, la puerta de la oficina del Director se abrió dando un estruendo. Un hombre de pelo negro, grasiento y tez pálida entró furioso, sólo para quedarse estático donde estaba al ver los personajes que se encontraban ahí dentro.

-Necesitas algo, Severus? –preguntó Dumbledore sonriendo.

-Qué....Qué...Qué hace....aquí? –dijo señalando a Grisselle.

-Oh! Profesor Snape! –dijo Leyton sonriendo burlonamente –No le enseñaron modales en su casa? Se dice "buenas tardes, que gusto verlos de nuevo".

-Lo que me faltaba. –dijo Snape girando bruscamente y saliendo mas furioso que cuando entro a la habitación.

Harry miró a los hermanos frente a él, pidiéndoles una explicación. Encontraba muy divertido que Snape no los soportara, y que Leyton lo hubiera tratado de esa forma, sin dejarse intimidar. Pero ellos, sólo le sonrieron maliciosamente, y lo acompañaron hasta la puerta sin decir una palabra.

Marva hizo una excelente prueba. Según Ron, Malfoy tenía que ser muy idiota para no ponerla en el equipo de Quidditch de su casa. La chica volaba sobre la escoba como si ambas fuesen una, sin errores, a la velocidad justa y con gran precisión al realizar pases o marcar puntos, como le exigía Malfoy para ser la nueva cazadora de Slytherin.

Snape no quitaba sus ojos del trío de Gryffindors que se encontraba en las gradas, observando a su nueva amiga. Pero ellos no tenían ningún tipo de segundas intenciones, solo querían verla jugar y darle apoyo.

-Bueno, ya está. –dijo Marva al acercárseles. –Vamos?

-No te vas a quedar a ver si te eligen? –preguntó Ron sorprendido.

-Para qué? Ya sé que no me van a poner. Sólo me presenté para que, cuando pierdan, me pueda divertir a costa de Malfoy diciéndole que de haberme elegido, hubieran ganado.

-A veces, das miedo –le dijo riendo Ginny.

-Lo se –respondió Marva riendo aún mas fuerte y tapándose el rostro como si le hubieran dicho un c u m p l i d o. –Alguien sabe qué pasó con Harry?

-Todavía no volvió –respondió Hermione –Espero que no haya hecho nada, porque Dumbledore lo ha salvado de demasiados castigos y realmente creo que...

-EY!!!! Deja de lado tu puesto de prefecta y piensa que por ahí pasó algo...-dijo Ginny preocupada.

-Algo como qué? –indagó Marva.

-BLACK! –llamó Malfoy detrás de ellos –VEN UN MOMENTO!

-Imbécil –murmuró Marva –Estoy ocupada Malfoy! Qué quieres?

-Srta Black –dijo la fría voz de Snape –Acérquese por favor.

-Si señor. Vayan chicos. Después los veo en el Comedor.

Hermione, Ron y Ginny se fueron hacia el castillo mientras Marva regresaba sobre sus pasos y se acercaba a Malfoy y Snape, que la aguardaban al borde del campo de Quidditch.

-Felicitaciones. –dijo solemnemente Snape –Espero que este año nuestra suerte mejore. Hasta luego.

El profesor de pociones se fue, dejando a Marva muy confundida. Esas palabras significarían lo que estaba pensando? Su mirada se dirigió al rubio delante suyo, para que le confirme o niegue sus sospechas.

-Habla. Tengo cosas mas importantes que hacer que mirar tu estúpido rostro, Malfoy.

-Uy!!! Qué carácter! –se rió el rubio –Yo también tengo cosas que hacer, Black.

-Ah si? Como qué? Hechizar a niñitos de 11 años? O decirle a tu papi que te compre una escoba nueva? –se burló Marva.

-No me tientes, porque no te va a gustar conocerme enojado, Black.

-Ay!!! Pero qué miedo!!!! Puedes decirme qué quieres?

-Ya formas parte del equipo de Slytherin. Si bien eres la mejor de todos los aspirantes al puesto, aún creo que no es buena idea tener una mujer en el equipo, y encima, que sea amiguita de Potter.

-Entonces no me incluyas idiota!

-La única razón por la que te incluyo es porque este es mi último año y quiero ganar la Copa, nada mas. –dijo Malfoy intentando controlarse y no hechizar a Marva.

-Algo mas que quieras decirme? O ya puedo irme y ser feliz?

-Los días de entrenamiento –dijo entregándole un pergamino con horarios –No llegues tarde, no faltes, no me importa si te abrieron la cabeza con una piedra, pero tú no faltas. Entendido?

-Parece que alguien se toma muy a pecho su figura de capitán –murmuró para sí misma Marva.

-Qué dijiste?

-Que no, que no. Que no voy a faltar, que no voy a llegar tarde....Se puede saber cuál es el problema? Por qué tanto interés en una estúpida Copa de Quidditch?

-Porque este año, San Potter no va a ga...

PLAFF! (cachetada de Marva)

-No vuelvas a llamarlo así, entendiste? O te juro Malfoy, te juro que va a ser lo último que digas en tu vida.

POR CADA CAPITULO QUE ALCANZO A PONER, NOS ACERCAMOS MAS A DONDE LO DEJAMOS EN EL FORO.

BESOS PARA TODOS Y GRACIAS POR SEGUIRME ACA.

BARBY