DISCLAIMER: Nada de este mundo de fantasía me pertenece. Todo es propiedad de JK Rowling y sus asociados.

CAPÍTULO 19:

Al fin llegó Halloween, y los alumnos fueron guiados a Hogsmeade para buscar sus disfraces. Para no volver loca a la mujer de la tienda y sus empleadas, Dumbledore arregló un cronograma, dividiendo a los alumnos por Casas y cursos.

Harry, Ron y Hermione, junto al resto de sus compañeros de séptimo de Gryffindor, entraron a la tienda de disfraces junto a los Ravenclaws del mismo año. El ambiente distendido de los muchachos, era compensado por la histeria de la mayoría de las mujeres.

Algunas parejas buscaban sus disfraces juntos, dispuestos a llevar vestidos similares o concordantes; mientras que otras, se guiaban por sus instintos y gustos personales, sin importar verdaderamente que se llevaba su acompañante para el baile.

Tenían una hora para elegir sus prendas, y dejar el lugar, escoltados por dos profesores, de regreso al Colegio. Perimitiéndo así, el relevo de los alumnos de otras Casas y cursos.

Los hijos de muggles eran los más entusiasmados, pues celebrar la Noche de Brujas con una fiesta de disfraces era su costumnbre hasta que llegaron a Hogwarts. La mayoría de los nacidos en familias de magos, si bien no comprendían bien por qué tanto alboroto, también estaban de acuerdo con la idea de una fiesta diferente.

El Trío de Oro dejaba la tienda cuando llegaban sus "compañeros" de Slytherin y Hufflepuff. Cuando se iban, compañados por Katie y Hagrid, vieron a Marva, que era arrastrada hasta un callejó por Draco Malfoy.

No lo dudaron ni un segundo y los siguieron. Malfoy no era de fíar y nadie los había visto abandonar el grupo.

-Se puede sabes qué quieres Malfoy? –preguntó Marva enojada.

-Creo que habíamos acordado llamarnos por nuestros nombres, verdad?

-Bien, qué quieres DRACO?

-Sé que no tienes pareja para el baile y me preguntaba si...bueno...uh...

-Habla de una vez.

-Me preguntaba si quieres ir conmigo.

-No, Malfoy. Que mantengamos un trato cordial, no significa que seamos amigos –le respondió Marva perdiendo su poca paciencia.

-Pero es que...

-Vamos Draco...ya oíste a la chica, si te dijo que no, es no –dijo una voz a sus espaldas.

-PADRE! –exclamó Draco interponiéndose entre ambos. –Qué haces aquí?

-Vine con la intención de mantener unas palabras con Marva. Casualmente, tu intromisión hace todo mucho mas sencillo.

-Aléjate de ella!

-Draco...qué te pasa? Soy tu padre, recuerdas? No puedes desobedecerme.

-No voy a permitirte que la toques padre!

-DRACO NO SEAS IMBÉCIL! MARVA VIENE CONMIGO AHORA! –gritó Lucius desenfundándo su varita.

-EXPELLIARMUS!

La varita de Lucius Malfoy voló de sus manos, para caer a los pies de Marva, que la tomó con una sonrisa triunfante, mientras el mortífago giraba para encontrarse cara a cara con Harry Potter.

-Pero parece que estamos todos! –exclamó irónicamente –No me digas que piensas detenerme Potter.

-No vas a quitarme a Marva también Malfoy –lo retó Harry levantando su varita, dirigiéndola al pecho del hombre.

-Potter, antes de que puedas tocarme, piensa en lo que puede llegar a pasar a tu padrino si lo haces.

-MALDITO!! –gritó Marva intentando acercárse a él, pero Draco se lo impidió.

-Lucius Malfoy –se escuchó la voz de Katie –Aléjate inmediatamente de mi hermana si no quieres que mi rostro sea la última imagen en tu vida.

-Esto se pone cada vez mas divertido.

-No jugarás conmigo –le dijo Katie tomándo la varita del hombre de manos de su hermana y encarándo a los cinco alumnos –Los quiero adentro de la tienda ahora.

-Pero...

-Pero nada Harry. Dije AHORA!

-Cualquiera diría que me tienes miedo –se burló Lucius.

-No me hagas reír. –dijo Katie entregándole su varita –Dumbledore está a un minuto de aquí. Vete y dile que quiero a mi padre suelto.

-¿Quién crees que eres para darle órdenes al Señor Oscuro?

-No te interesa, Lucius. Dile que quiero a mi padre con vida, en Hogwarts, lo antes posible.

-Eres una niña estúpida y engreída. Mi Señor no te escuchará. Él no tiene piedad por nadie.

-Tu sólo dile mi mensaje. Y vete, si sabes lo que te conviene.

Harry y los demás habían ingresado a la tienda, aún sin estar seguros de haber hecho lo correcto al dejar a Katie con Lucius Malfoy. Albus Dumbledore entró unos minutos después, seguido por Katie y ambos miraban furibundos a los cinco chicos.

-SE PUEDE SABER EN QUE DEMONIOS ESTABAS PENSANDO HARRY? –le gritó Katie.

-Yo...yo sólo los seguí –dijo el aludido señalando a su némesis y su "prima" –Creí que Malfoy iba a hacerla algo.

-PUEDE SER QUE SIEMPRE SEAS TAN ESTÚPIDO POTTER?

-Suficiente –dijo Dumbledore –Harry, Ron y Hermione, vuelven conmigo a Hogwarts, ahora.

-Pero...

-Dije ahora, Harry.

-Si señor –dijo el chico de oro bajando la cabeza.

-Estás bien? –preguntó Katie cuando ya se habían ido.

-Si Katie –respondió Marva –Estoy perfectamente.

-Mira Malfoy, no sé que te proponías llevando a mi her...

-Déjalo en paz Katie –dijo Marva tomándo del brazo a su hermana –él sólo quería hablar conmigo. Y, si de algo te sirve, se puso entre su padre y yo. Aunque no se para que.

-Oh.......gracias entonces –dijo Katie.

-No es nada.

-Bueno, busca tu disfraz y volvamos al castillo, Marva. No quiero estar por aquí mucho tiempo mas.

La caída del sol se hizo presente en Hogwarts, siendo testigo de a alegría de cientos de alumnos que corrían desde las habitaciones a los baños, disponiendo de sus trajes y peinados.

El la habitación de séptimo año de Gryffindor, Harry y Seamus no dejaban de asombrarse por los disfraces. No eran sólo ropas, como los muggles, estaban encantados para que los "usuarios" adopten algunos aspectos de la personalidad que llevarían esa noche.

Llegó la hora de encontrarse con sus parejas y los chicos dejaron su dormitorio para bajar a la Sala Común, donde se vivía un ambiente muy jovial y divertido. Con algo de melancolía, Harry pensó en lo divertido que hubiese sido esa fiesta junto a los gemelos Weasley.

Pero todo pensamiento coherente se esfumó de su cerebro cuando la vio. Ginny era un verdadero ángel. Con una capa blanca de seda que llegaba hasta el suelo y seguía sus pasos ondulando graciosamente, el cabello rojo fuego que descendía sobre su espalda, y un par de alas plateadas que se movían suavemente.

Al llegar a Harry le sonrió. Ella también había apreciado lo guapo que se veía su novio. Todos sabían el atractivo natural de los vampiros, pero Harry siendo vampiro era demasiado. Su rostro inocente contrastaba con la oscuridad de su túnica, negra como la noche sin estrellas. La piel estaba completamente pálida y los ojos verdes...mas que ojos parecían dos esmeraldas que brillaban y pedían a gritos ser observadas.

Ron y Hermione se les unieron después de compartir unos cuantos besos y elogios. Ellos estaban perfectamente convertidos en una pareja antigua. Con un anticuado vestido azul, el cabello medio recogido y ondulado, y unas cuantas alajas, Hermione lucía hermosa y muy fina.

Ron no se quedaba atrás. Vestía un frack negro y antiguo, el cabello se le había engominado sólo, llevaba un reloj de oro en el boldillo delantero del chaleco y un bastón que lo hacía ver muy refinado.

De todos modos, lo mejor de sus disfraces era que los hacían hablar inglés antiguo, sonando como si verdaderamente pertenecieran a otro siglo, y causando gracia entre sus compañeros.

-Parece que nos pusimos las galas, no? –dijo Ginny burlonamente al ver a Ron.
-Ay! Te crees graciosa? –preguntó Ron con una sonrisa –Porque a nadie le puedes hacer creer que eres un angelito.

-No te metas con mi novia, Weasley –siseó Harry con una voz mucho mas gruesa de lo normal –Wow!! Soy casi un vampiro!!

-Y me vas a morder? –preguntó Ginny a Harry en el oído, a lo que él sólo contestó con una sonrisa seductora y un asentimiento.

-Se puede saber de qué hablan ustedes dos?!?!

-Nada Ron, nada. –dijo Harry riendo.

Entre risas y besos, los cuatro llegaron a la entrada del Gran Salón. Justo antes de entrar, Harry se detuvo en seco, dispuesto a empuñar su varita y maldecir a alguien. Sus amigos y novia siguieron su mirada y encontraron el motivo. Sólo Hermione se permitió una pequeña sonrisa, ella ya venía sospechando algo así desde hacía algún tiempo.

Marva terminó de arreglar su disfraz a la hora justa. Era un hada hermosa, con un vestido celeste y blanco, compuesto por finas gasas que caían una sobre otra, mechones rubios aparecieron de la nada en su negro cabello y una coronilla de flores silvestres era todo su accesorio.

Se dirigió a su sala Común, aún dudando en estar haciendo lo correcto. "Se lo debo", se repetía mentalmente justificando su conducta; "se lo debo por haberme defendido de su padre".

No tardó mucho en encontrarse con Draco, que la esperaba ansioso. ¡Era una visión! El cabello rubio le había "crecido" mágicamente y vestía una túnica verde botella, sus ojos se veían azules y un arco cruzaba su espalda.

-Estás hermosa –le dijo tomándola de la mano.

-Tu también te ves bien –le contestó Marva sonrojándose.

-Sólo un elfo podría superar mi belleza natural –replicó Malfoy con arrogancia.
-Si vamos a tener una fiesta tranquila –dijo Marva deteniendo el paso –deja de lado ese comportamiento estúpido que tienes, y NO ofendas a mis amigos.

-Era una broma –dijo Draco en un murmullo.

Caminaron por los pasillos del Colegio ganándose todas las miradas de los testigos. Algunos hipnotizados por su belleza y, la mayoría, asombrados por que Marva Black y Draco Malfoy caminaran de la mano, siendo pareja para el baile, sin insultarse o maldecirse mutuamente. Definitivamente el mundo iba a terminar ese día.

Y ahí, fue cuando se desató el desastre. Harry los vio al llegar a la puerta del Gran Salón. Marva sabía que se iba a enfurecer, pero no había tenido tiempo para ir a la Torre de Gryffindor a decirle quién iba a ser su pareja esa noche y...se podía ver venir la batalla verbal..y no tan verbal, pues Harry había empuñado su varita.
-QUÉ SE SUPONE QUE HACE ÉSTE CONTIGO MARVA?

-Harry, cálmate. –dijo Ginny tomándolo brazo.

-PERO ES QUE NO LO VES? –volvió a gritar Harry señalando a Malfoy y Marva, Malfoy y Marva, Malfoy y Marva.

-Harry...-intentó decir Marva, pero Draco se le adelantó.

-Escucha Potter, Marva es mi pareja esta noche. Te guste o no. Ella toma sus decisiones. Prometí no insultarte, pero no me lo estás haciendo fácil. Mejor vete por donde viniste.

-QUITALE TU MANO DE ENCIMA!

-HARRY POTTER! –le gritó Marva –No eres mi padre, ni mucho menos mi dueño. Le prometí que iba a ser su pareja esta noche y estoy cumpliendolo. Por si no lo notaste, esta tarde se interpuso entre su padre y yo. No te estoy diciendo que lo felicites por sus acciones, sólo que...disfrutemos esta velada. Está bien? Mañana se golpean si quieres, y yo te ayudo a maldecirlo.

-No tientes tu suerte Black –le susurró Draco en el oído.

-Entramos? –dijo Hermione suavemente.

-No tengo ganas de fiesta –declaró Harry saliendo por un pasillo, seguido de Ginny.
-Por qué todo me tiene que pasar a mi? –suspiró Marva al ingresar al Gran Salón.
-Olvídalo quieres? Es sólo un –Draco calló al ver la mirada de Marva –Déjalo.
-Odio que se enoje conmigo.

-Se le va a pasar. Escúchame Marva –dijo Draco alzando su rostro con una mano debajo de su mentón. –Estamos en una fiesta. Generalmente, son momentos en los que la gente se divierte, baila, bebe, la pasa bien. Olvida a Potter por esta noche, puede ser?

-Está bien.

Harry estaba furioso y preocupado. No le gustaba nada que Marva esté con Malfoy, aunque fuese en una fiesta, rodeada de personas. ¿Qué pretendía Malfoy acercandose a ella?

Caminó, caminó y caminó por los pasillos del Colegio hasta llegar a la Sala Común. Con enfado, le dijo la contraseña a la Dama gorda y atravesó el retrato, sólo para desplomaerse descuidadamente en un sillón.

Unos minutos después, sintió el retrato abrirse y unos pasos acercándose a él, pero no le dio importancia. No quería hablar con nadie. Sólo se sobresaltó por unos segundos cuando sintió dos suaves manos sobre sus hombros, haciéndole un suave masaje.

-Amor...

-Ginny, no quiero hablar de Malfoy, por favor.

-Está bien –concedió la pelirroja sentandose junto a su novio -¿Podemos volver a la fiesta?

-De verdad no tengo ganas. Tu puedes ir y disfrutar y bailar....

-Pero no tiene gracia sin ti.

-Es que...¿por qué tiene que ser todo tan complicado? ¿Qué hace Marva con Malfoy? Ella sabe que su padre es un mortíf4ago y que ellos tienen a Sirius. No la entiendo.

-Mira Harry, tal vez lo que busque Marva sea eso, averiguar que es lo que sabe Malfoy. O tal ves, él no sepa nada y esté interesado en ella de verdad.

-No lo creo....

-Bueno, no importa. De todos modos, creo que mañana tendrías que hablar con Marva. Pero ahora –susurró Ginny en su oído -si no quieres ir a la fiesta...yo tengo alguans ideas "interesantes" sobre lo que podemos hacer.

-¿Si? –preguntó Harry llevando sus manos a la cintura de su novia. -¿Cómo cuales?

-Mmmm...seguramente tu tienes algunas parecidas en mente...

-Puede ser...

Harry se acercó a Ginny y la besó con todo el amor que era capaz. No le importaba cuantas veces habían estado juntos, para él, cada vez era la primera y se dedicaba enteramente a que Ginny se sienta feliz a su lado.

Ginny devolvió el beso, aumentando la intensidad y acercándo a Harry con sus brazos. Pasada la primera vez que había estado con Harry, siempre había sido maravilloso y él siempre le demostraba cuanto la amaba.

Harry se recostó sobre Ginny en el sillón, besándole el cuello amablemente, mientras ella comenzaba con su tarea y le quitaba la ropa. Pronto ambos se sentían enloquecer. Las sensaciones que los llenaban cuando estaban juntos, piel contra piel, besándose y amándose como si fuera la última vez, eran mas de lo que podían haber imaginado nunca.

La Sala Común se llenó de suspiros, jadeos y gemidos, así como de frases incoherentes que ninguno de los des estaba dispuesto a descifrar. El amor floraba en el aire, mientras ellos bailaban esa danza milenaria y primitiva que, para ellos, era el mayor acto de amor que se había inventado jamás.

Juntos llegaron al punto máximo de la noche, amándose y acariciándose como si fuera la última vez, susurrando sus nombres y sintiendo sus piernas temblar y el sudor cubir sus cuerpos.

Después de unos cuantos minutos recuperando la compostura, Ginny tomó la ropa de ambos y se vistieron mutuamente, besandose entre prenda y prenda. Cuando estuvieron listos, volvieron a emprender su camino al Gran Salón, para disfrutar de la fiesta que ya debía estar por la mitad de los acontecimientos.

Harry seguía a Ginny, aún reticente. No se sentía en condiciones de enfrentarse a Malfoy, por lo que decidieron que lo mejor iba a ser que se mantengan alejados de Marva también.

Pero nunca llegaron a la fiesta, porque en el camino, escucharon ruidos extraños. Era como si alguien se estuviera arrastrando con dificultad, gimiendo a cada movimiento que hacía.

Harry se puso delante de Ginny y levantó su varita al ver al extraño moverse en su dirección por un pasillo perpendicular al que ellos dos estaban utilizando. Ginny también empuño su varita y miró con cautela los alrededores, pero nadie mas parecía estar por ahí.

Cuando el bulto se movió nuevamente, quedó debajo de una antorcha. Harry lo miró una vez mas estudiandolo. Era un hombre extremadamente flaco y alto. Estaba herido, ya que podía verse un charco de sangre bajo suyo y su ropa estaba compuesta por tiras de tela que anteriormente podrían haber sido una túnica.

Su cabello negro estaba completamente sucio y enmarañado, los mechones pegoteados con sangre y barro. Cuando el hombre levantó el rostro, en un intento de gritar para pedir por ayuda, Harry confirmó sus temores.

-Ginny! Ve a buscar a Dumbledore –le dijo Harry a su novia mientras se acercaba a la figura en el suelo.

-Pero Harry..

-VE GINNY! –Harry observó a su novia partir y se arrodilló en el suelo, colocándo la cabeza de ese hombre sobre sus piernas –Tranquilo Sirius....vas a estar bien.

-Harry –medio susurró, medio gimió Sirius antes de que la inconsciencia lo atrapara.

Luego de que Harry se fuera de la fiesta, fue el turno de Ron de vigilar a Malfoy. No hubo palabra o gesto de Hermione que lo calmara y, al fin, la castaña decidió dejar que su novio fulminara con la mirada a un rubio que no le prestaba la mas mínima atención porque estaba muy interesado atendiendo a su pareja.

-¿Qué se supone que hace Marva con Malfoy? –preguntó Katie acercándose a la pareja, seguida por Leyton y Grisselle.

-No se –dijo Hermione –Son pareja para el baile.

-Si pero...

-Oh..vamos Katie. –la tranquilizó la rubia –He estado observando a Draco todo este tiempo y puedo decirte que le gusta tu hermana.

-¿QUÉ?

-Leyton...tu también no –le ordenó Grisselle.

-Pero..es que...es...es...Malfoy –dijo Ron.

-¿Y no pensaron que tal vez lo que necesita para alejarse del futuro que le tiene preparado su padre es justamente un poco de cariño y comprensión? –dijo Grisselle dejando a todos los otros pensativos.

Marva y Draco habían bailado unas cuantas canciones antes de que comenzaran los temas lentos. El rubio se acercó a ella con claras intenciones de tomarla de la cintura, pero ella se alejó.

-Estoy cansada. Podemos sentarnos?

-No estás cansada Marva. Dilo, no quieres bailar conmigo. No quieres ser mi pareja esta noche. Lo único que te hace estar aquí es... ni si quiera se que es.

-Draco, no es como tu piensas. Sí, tienes razón. Nunca hubiera aceptado venir contigo a la fiesta si no fuera porque me defendiste frente a tu padre. Pero la estamos pasando bien, ¿no?

-Si, vamos...bailemos. Sólo una canción. –pidió Draco haciendo un ridículo puchero –Después haremos lo que tu quieras.

-Sólo una. –concedió Marva sonriendo.

La pareja volvió a perderse entre la multitud, bailando. Las manos de Draco en la estrecha cintura de Marva, mientras ella tenía sus brazos cruzados tras su cuello. Se movían al compás de la música. Uno deseando quedarse así para siempre, la otra deseando que culmine la canción para volver a la seguridad de una silla y terminar la noche hablando como....primos.

-Marva –susurró Draco en su oído, produciéndole un escalofrío –Quiero decirte algo.

-No lo hagas.

-¿Por qué?

-Porque no está bien, Draco.

-No me importa que nuestros padres sean primos. –dijo el rubio apretando mas sus brazos alrededor de su cintura –Me gustas.

-Por favor Draco –pidió Marva -no sigas.

-Voy a decírtelo todas las veces que sea necesario hasta que lo entiendas. Me gustas Marva. Quiero estar contigo. Quiero que seas mi novia.

-Detente en este instante o te vas a arrepentir, Malfoy. –le advirtió fríamente Marva.

-¿Qué? –preguntó Draco, separándose un poco de ella, al sentir que todo su espíritu romántico se había esfumado con la amenaza de Marva.

-A ver si te entra esto en la vacía cabeza que tienes. Primero, somos primos. Segundo, tu padre es un maldito mortíf4go que debe disfrutar día tras día viendo como torturan al mío. Tercero, no duraríamos ni dos días juntos. Déjalo como está.

-¿Qué quieres decir con que torturan a tu padre?

-No importa. Voy a darte dos opciones Malfoy. O mantenemos una relación de familia, o volvemos al comienzo del año.

-Está bien, está bien. Pero que conste que...

-Ven –dijo Marva tomándolo de la mano y jalándolo hacia el sector de los profesores.

Justo cuando estaba hablando con Draco, vio a Ginny con lágrimas en los ojos, correr hacia Dumbledore y hablarle histérica, moviendo las manos y dando algunos saltitos. Por otra parte, el anciano se había puesto blanco y sus facciones endurecieron ante lo que sea que ella le estaba diciendo.

El Director llamó a Katie, que estaba conversando con Grisselle y Leyton y ahí fue cuando Marva y Draco pudieron escuchar la noticia.

-Harry y Ginny lo encontraron en un pasillo.

-¿Está seguro que es él? –preguntó Katie angustiada.

-No, no lo estoy. –dijo Dumbledore sin ocultar su preocupación -Según Ginny está herido. Quiero que me esperen en mi despacho y...

-Es mi padre Profesor. –dijo Katie desafiándolo –No hay manera de que no esté con él. Voy con usted.

-¿Katie? –dijo Marva interrumpiendo la charla.

-Mierda –murmuró la mayor. –Quédate aquí Marva. No sé que escuchaste, pero puede que no sea él.

-Voy contigo, por favor. Déjame ir contigo.

-Si, está bien. Vamos.

Una escena extraña para una fiesta de Halloween. Dumbledore, Grisselle, Leyton, Katie y Marva dejaron el Gran Salón y un muy confundido Draco Malfoy atrás. Siguiendo a Ginny, llegaron a donde estaba Harry, que seguía en la misma posición que cuando lo encontró.

Arrodillado, llorando y acariciándole el cabello a su padrino, murmurando frases reconfortantes, aunque él no podía escucharlas. Sirius estaba inconsciente y se sacudía por períodos, para luego volver al mismo estado letárgico anterior.

Dumbledore lo hizo levitar con un movimiento de su varita y lo llevó a la enfermería, seguido por los demás. Todos confundidos, todos con lágrimas en los ojos. Salvo uno de ellos.

Katie Black destilaba odio por cada poro de su cuerpo, sus ojos brillaban intensamente y en su mente se estaba formando un plan para ponerle fin a lo que sabía estaba sucediendo donde sea que estuviera Lord Voldemort.

POR CADA CAPITULO QUE ALCANZO A PONER, NOS ACERCAMOS MAS A DONDE LO DEJAMOS EN EL FORO.

BESOS PARA TODOS Y GRACIAS POR SEGUIRME ACA.

BARBY