DISCLAIMER: Nada de este mundo de fantasía me pertenece. Todo es propiedad de JK Rowling y sus asociados.

CAPITULO 20:

La enfermería siempre había sido el segundo dormitorio de Harry Potter, y ya estaba casi acostumbrado a pasar sus tardes o noches en ella. Pero ahora todo era diferente. El que estaba adentro era su padrino (o al menos, eso parecía). Estaba herido, ensangrentado y débil. Y cabía la posibilidad de que estuviera bajo la maldición Imperius. Todo era tan complicado en su vida.

Marva estaba sentada en una cama, observando ausente al recinto apartado donde Madamme Pomfrey intentaba curar, o diagnosticar el estado de su padre. No los dejaban presenciar lo que sucedía, y mucho menos escucharlo. Pero ya no soportaba mas, las lágrimas caían a raudales por sus ojos. Ese no era el mismo hombre que ella conoció en España. Parecía tan diferente...

Katie era la única que aparentaba serenidad de los tres. Había estado de pie, mirando por una ventana hacia el Bosque Prohibido, como si allí hubiese algo interesante que ver. Sus manos cruzadas tras su espalda y su cuerpo balanceándose sutilmente de atrás hacia delante.

La puerta del sector privado se abrió, dejando paso a Albus Dumbledore, con una expresión bastante desalentadora en su rostro. Harry se puso de pie (había estado sentado en el suelo todo el tiempo) y Marva dejó de mirar la puerta para centrar sus ojos en el Director de Hogwarts.

Pero Katie no se movió de su lugar. Ella siguió ausente mirando el horizonte y esperando por una noticia algo alentadora, que no sabía si iba a llegar. Sólo cuando la mano de Dumbledore se posó sobre su hombro, se dignó a girar y enfrentar la realidad.

-Es él? –preguntó como si estuviera haciendo una transacción rutinaria.

-efectivamente. –respondió Dumbledore –Y no está bajo ningún hechizo. No sé como llegó hasta aquí, o qué sucedió, puesto que no creo que Voldemort lo haya dejado ir así no más.

-Claro que no –dijo Katie ausente –Voldemort sabe lo que hace y qué es lo que gana con esto.

-Puedo verlo? –preguntó Marva aún llorando.

-Si –respondió Dumbledore intentando sonreír –Pero debo advertirles que no se encuentra bien. Sólo pueden pasar un momento los tres y luego irse a dormir. Mañana estará mejor.

-Bien –dijo Katie liderando la entrada al pequeño cuerto de su padre.

La vista era espantosa. Sirius estaba más pálido que nunca y sus labios no tenían color. Su cabello ya no estaba ensangrentado, pero sí enmarañado y su rostro denotaba la falta de alimento. Madamme Pomfrey tapó a Sirius hasta el cuello, para que no pudieran ver sus heridas, que aún no cicatrizaban, por mas pociones y ungüentos que le pusiera, y lo despertó con un "Ennervate" para que pudiera hablar con sus hijas y ahijado.

-Papá –susurró Marva.

-Hola hermosa –dijo Sirius en un tono a muy bajo volumen y con voz ronca, extendiéndo una mano, que fue tomada por su hija menor. –Cómo estás?

-Yo bien. Y tu?

-Podría estar peor, creo –dijo Sirius frunciendo el seño. –Harry?

-Hola Sirius.

-Por una vez me hiciste caso –dijo Sirius guiñándole un ojo con algo de dificultad –No debías ir a buscarme, como verás, pude volver enterito.

-Cómo está Severus? –preguntó Katie desde los pies de la cama.

-No lo sé –dijo Sirius negando –Qué pasa Katie? No te alegras de verme?

-Claro que sí, papá. Sólo estoy preocupada por él.

-Marva...Harry –dijo Sirius mirándolos –Creo que lo mejor va a ser que se vayan a dormir. Mañana los veré cuando me sienta mejor. Necesito hablar con Katie.

-Duerme bien papá –dijo Marva regalándole un beso en la mejilla.

-Es bueno tenerte de vuelta –dijo Harry sonriendo.

-Es bueno estar con ustedes –respondió el Merodeador, que en cuanto los dos menores se fueron, observó el rostro fruncido y preocupado de su hija mayor –Katie..hija..qué tienes?

-Estoy tan cansada –dijo Katie soltándo un suspiro y sentándose en la cama junto a su padre –Yo vi lo que te hicieron papá, pensé que nunca mas te iba a volver a ver. Pensé que te iban a matar.

-No, pequeña –dijo Sirius estirándo un brazo para acariciarle gentilmente la mejilla –Estoy aquí, y no pienso irme otra vez.

-Lo sé. Quién te liberó? –preguntó Katie –Fue Severus?

-Si, fue Snivellus. Odio decirlo, pero se comportó bien conmigo.

-No lo llames así, por favor.

-Katie? Tu y él están...son...?

-No! –dijo Katie instantáneamente. –No sé por qué todos creen que me acuesto con él. Papá...Severus es...nuestro tío.

-Qué?

-Severus era hermano de mamá. Medio hermano en realidad. La abuela estuvo casada con su padre antes que con mi abuelo.

-Y él..lo sabe?

-El me lo dijo. –respondió Katie –Tendrías que haber visto su rostro...casi se muere de la impresión cuando le dije que no iba a expulsarlo de nuestra familia.

-Que le dijiste...QUÉ?

-Papá, por favor. Tu sabes lo que es ser rechazado por tu propia sangre. El pobre hombre vivió solo demasiado tiempo. Y no es una mala persona, sólo tiene un carácter algo...especial.

-mfjmdjfjs

-Perdón? –dijo Katie sonriendo al ver a su padre refunfuñar

-Marva lo sabe?

-No. Y no voy a decírselo hasta que él no regrese. No quiero que se preocupe de mas.

-Está bien.

-De verdad? Te sientes bien respecto a esto?

-Hija, tu lo dijiste. Yo sé lo que se siente que tu propia familia te rechace. No me pidas que seamos mejores amigos, porque no creo que lo logremos. Pero si es tu tío...puedo soportar ser cordial con él.

-Gracias papá.

La fiesta ya no les llamaba la atención. Marva y Harry salieron de la enfermería con la cabeza gacha. La mezcla de emociones era intensa y muy confusa. Sirius había vuelto, estaba con ellos, en Hogwarts, vivo y a salvo.

Pero también estaba muy herido y su situación los preocupaba. Sin contar con las palabras de Katie. Ella tenía razón, Voldemort no liberaba a sus prisioneros sin ibtener algún beneficio mayor a cambio.

Millones de preguntas se entrecruzaban en sus mentes, ninguna podía ser respondida por ellos. Necesitaban hablar con Sirius y preguntarle qué era lo que verdaderamente había sucedido.

Sus pasos los llevaron frente al retrato de la Dama Gorda, quien los autorizó a pasar luego de que le dieran la contraseña. Durante unos segundos caminaron en silencio hasta los sillones mas cercanos, pero de pronto tres voces histéricas los abordaron.

-Qué paso?

-Era Sirius?

-Ron, Hermione –dijo Ginny tranquilizándo a los dos mayores –Pueden calmarse? Cómo estás Harry?

-Bien, gracias –dijo el moreno sonriendo –Es él. Ha vuelto.

-ESO ES FANTÁSTICO HARRY! –exclamó Hermione abrazándolo, para luego hacer lo mismo con Marva.

-Y...cómo está? –preguntó ginny.

-No muy bien –fue el turno de Marva de responder –Pero va a estar mejor. Por lo menos, eso es lo que dice Madamme Pomfrey.

-Pudieron verlo?

-Si Ron, lo vimos y hablamos con él. Pero nos fuimos porque quería hablaro con Katie.

-Creo que lo mejor va a ser que me vaya a dormir. Gracias por preocuparse chicos –dijo Marva poniéndose de pie y saludando con la mano.

-Y a ésta que le pasa? –preguntó Ron desconcertado.

-Seguramente está preocupada por Katie. –dijo Harry, que se vio forzado a continuar con su explicación debido al rostro confundido de Ron -Últimamente actúa de un modo bastante extraño.

-Bueno Harry, creo que es lógico. –dijo Hermione con autosuficiencia –Katie se sentía doblemente culpable por lo que sucedía. Quiero decir, ella aquí, en Hogwarts, sin hacer nada para recuperar a su padre.

-De todos modos...

-Bueno, no creo que lleguemos a descifrar qué es lo que pasa por su cabeza Harry –dijo tímidamente Ginny –Por qué mejor no vamos a dormir? Mañana puedes ir a visitar a Sirius.

-Si, creo que va a ser lo mejor. –dijo Harry antes de darle un beso a su novia, y de que cada uno se vaya a su cama.

Cuando Marva ingresó a su propia Sala Común, se llevó una enorme sorpresa al encontrar a Draco Malfoy sentado en un sillón, esperándola. El rubio se puso de pie con una sonrisa, pero mostrándo preocupación en sus ojos grises.

-Por qué no estás en la fiesta? –preguntó Marva.

-Porque mi pareja me abandonó para salir corriendo tras Dumbledore –dijo Draco acercándose a ella.

-Lo siento Draco. Es que...bueno, mi papá regresó y...

-Marva...no es que quiera molestarte o algo así. Pero...no se suponía que Sirius Black estaba muerto?

-No, no lo estaba. Lo tenía Voldemort.

-Por eso dijiste que lo torturaban? –Marva asintió –Lo siento, no...no lo sabía.

-Está bien. No es algo de lo que puedo culparte. –respondió Marva sentándose en un sillón frente al fuego –Puedo preguntarte por qué me esperaste?

-Porque quería decirte algo. –Draco vio el cambio en el semblante de Marva y se apresuró a continuar –No es nada relacionado con lo que te dije en la fiesta. Sólo...es que, yo se que no quieres nada conmigo y puedo enterderte, pero....me gustaría que confíes en mí. Puedes contar conmigo para lo que sea, no me gustaría que sufras.

-Gracias Draco, pero no puede pasarme nada si está mi papá conmigo.

-Si, supongo que tienes razón. –dijo draco mientras le tendía una mano a Marva –Vamos a dormir. Mañana tienes que estar bien descansada para ver a tu papá.

-No tengo sueño aún. Voy a quedarme aquí por un rato, necesito pensar y procesar algunas cosas.

-Puedo hacerte compañía? Te juro que no lo hago por intentar nada, sólo quiero estar cerca de ti. Abrazarte si me dejas.

-Está bien.

Ambos se movieron hacia otro sillón, mas cerca de las llamas y se sentaron uno junto al otro. Draco pasó un brazo por sus hombros, y esperó al ver la respuesta de Marva. Grande fue la sorpresa cuando ella no la retiró, sino que además correspondió recostándo su cabeza en el pecho de Draco y abrazándose a su cintura. Pasado el primer momento, Draco la abrazó fuertemente y así se quedaron, en silencio, hasta quedarse dormidos frente al crepitar de las llamas.

La noche estaba en su plenitud. El cielo negro, repleto de estrellas y la luna llena cortando la oscuridad con su luz. Desde el Bosque Prohibido podían escucharse los aullidos de los lobos...licántropos probablemente. Entonces recordó a Remus.

Su amigo del alma. Ellos eran los últimos Merodeadores, porque el tercero no contaba, estaba mas que muerto para él. Lunático probablemente se encontraba solo en su casa o en Grimmauld Place, sufriendo su maldición, y él sin poder acompañarlo.

Entonces sintió algo que se movía sobre sus piernas. La desesperación de ser atrapado y torturado nuevamente era demasiada. No creía poder soportarlo una segunda vez. Con cuidado, intentando no llamar la atención de lo que sea que estaba sobre sus piernas, levantó un poco el rostro, separando su nuca de la almohada.

Su sonrisa fue tan amplia que se convirtió en dolorosa. Katie, su hija mayor, estaba ahí, durmiendo en una extraña posición. Senada en una silla junto a su cama, mientras que la cabeza descansaba sobre él.

Podía ver que no dormía tranquila, sino preocupada y con el ceño fruncido. Seguramente sufriendo por Sniv...no. Por Severus. Aún era extraño saber que Snape era parte de su familia, pero si eso hacía feliz a sus hijas, no había nada que decir.
-Katie... –la llamó en susurros –Katie...
-Qué? Qué te duele? Llamo a Madame Pomfrey?
-No hija, tranquila. Qué haces aquí? Por qué no estás durmiendo en tu habitación?
-No iba a dejarte solo papá.
-Pero Katie...
-No hables, tiene que descansar. –le dijo ella con una sonrisa triste.
-Tu también tienes que descansar. Por qué no te vas a dormir hija? Yo voy a estar bien atendido.
-Pero...
-Nada –dijo Sirius intentando sonar autoritario –Aún soy tu padre y, como tal, tienes que hacer caso a lo que te diga. Vete a dormir, a TU cama.
-Testarudo –murmuró Katie antes de darle un beso en la frente. –A primera hora de la mañana voy a volver.

No habían pasado ni diez minutos después de que Katie había salido de la enfermería, cuando Sirius ya estaba dormido de nuevo. Ahí fue cuando la puerta se abrió sigilosamente, permitiendo a un extraño sujeto ingresar a la enfermería. El intruso caminó procurando no hacer ruido y pasar desapercibido, hasta que llegó a la cama que buscaba.

Observó a Sirius, que se removía en sueños, mas probablemente pesadillas, recordando las horrorosas torturas a las que lo sometieron esos seres que decían llamarse hombres. No había mucho por hacer, pero él necesitaba tenerlo cerca, y sabía perfectamente lo que provocaban las pesadillas.

Se sentó en la cama, a un costado de Sirius, hizo aparecer un paño embebido en agua fría, y lo colocó en la frente de su padrino, procurando secar el sudor frío y despertarlo. Pero la fiebre no quería bajar y Harry se estaba asustando.

Con un sencillo "Ennervate", Sirius abrió los ojos con dificultad. Lo primero que pudo ver con claridad fue la cabeza y un brazo de Harry flotando en el aire. Reprimiendo un grito de horror, le arrancó la capa de invisibilidad. Al parecer su familia no pensaba dejarlo solo. Eso lo llenaba de cariño hacia ellos, pero también de culpa, porque ya tenían demasiado sin preocuparse por él.

-Harry, se puede saber qué haces aquí?

-Quería asegurarme que estabas bien –dijo el aludido poniendo otro paño en la frente de su padrino –Y, por lo visto, hice bien en venir. Pensé que Katie se quedaría..

-La envié a dormir hace un tiempo, no se cuanto. Harry, me gusta que te preocupes por mi, pero no puedes andar por los pasillos de noche sin autori...

-Por favor! Qué es esto? Dónde está mi padrino? El animago ilegal? Vamos Sirius, es ridículo que tu me pidas que no rompa las normas...

-Si, pero..

-No. Además, no las estoy rompiendo para salir a comprar Cerveza de Manteca, sólo para venir a verte, y no salí de Hogwarts. Lo peor que me puede pasar, es que me agarre Filch. Podrás haber enviado a Katie a dormir, pero NUNCA podrás hacerlo conmigo. Pienso quedarme hasta que llegue la enfermera, y luego me voy.

-Está bien, pero no puedes quedarte en la silla, acuéstate en alguna cama.

-No Sirius, vine a vigilar que estés bien, no a dormir.

-Bueno...y cómo van las cosas por aquí? Tienes novia?

-eh si.. –Harry se ruborizó como hacía mucho tiempo atrás y agradeció a la noche, por no permitir que Sirius lo viese –Es...Ginny

-Weasley?
-Si.
-Me alegro. Es una buena chica. Aunque...no, nada.

-Dime..
-Es una estupidez. –dijo Sirius sonriendo melancólicamente.

-Si, si, ya sé. Katie nos dijo que papá y tu querían que Marva y yo nos.....casáramos.
-Bueno...era una forma de ser verdaderamente familia. Pero estoy feliz de que hayas encontrado quien te quiera Harry.

-Si, ahora sólo faltas tu. –dijo Harry intentando cambiar de tema.

-Harry...Qué mujer querría estar con un asesino en masa?

-NADIE TE LO DIJO?!?!?!?!?!?!?!?! –gritó Harry.

-Shhh! Qué pretendes? Despertar al castillo entero? –dijo sirius mirando hacia la puerta asustado –Y qué se supone que tendrían que decirme?

-Katie atrapó a colagusano. Declaró en el Ministerio en Julio. Eres libre Sirius!

-Es..estás seguro? –preguntó Sirius blanco como un pergamino.

-Completamente. De todos modos, tengo una copia de El Profeta. Saliste en primera plana. Eres una especie de héroe de la comunidad mágica. Claro que todos te creen muerto.
-Esto va a ser divertido –murmuró Sirius.

La charla continuó por algún tiempo mas, conversando de cosas sin importancia. Harry le puso al día de los amoríos del colegio...ron con Hermione, y Luna con Neville, pero no dijo ni una palabra de la fiesta y la pareja de Marva. No quería amargar a Sirius y quería hablar con ella antes que nada. Quería saber por qué había ido con él.

Cuando los primeros rayos del sol ingresaron por las ventanas, Madame Pomfrey entró a la enfermería, y Harry tuvo que colocarse rápidamente la capa y dejar a Sirius con una muy enfadada enfermera.

Frío, dolor en el cuello, mas frío. No dejaba de preguntarse el motivo por el que se apagaban las chimeneas de la Sala Común por las noches. Definitivamente iba a hablar con snape cuando volviese. Aunque..no era buena idea, porque le iba a preguntar que hacía durmiendo allí, en lugar de estar en su habitación.

Entonces enfureció con el maldito rubio. Por qué no la había despertado cuando se fue a dormir? Así quería que le crea que se preocupaba por ella. Sólo en ese momento se percató de dos brazos que la mantenían fuertemente tomada de la cintura, y de una respiración sobre su cabello.

Marva abrió los ojos para encontrarse medio sentada, medio recostada sobre Draco Malfoy, en el mismo sillón en el que se habían quedado la noche anterior, frente a una chimenea ahora apagada. Estudió las facciones relajadas del rubio.

El cabello rubio platinado le caía libre y desordenadamente, su piel estaba mas pálida que de costumbre, sus labios entre abiertos, como esperando un beso y... NO! Qué le estaba sucediendo? Draco Malfoy era el hijo de un mortíf4go, y eran familia. No importaba lo que "podía llegar a sentir por él", porque eso se terminaría en cuanto conociera a otro chico que le llamara la atención.

Sonrió con tristeza mientras se levantaba con suidado de no despertarlo. Definitivamente era hermoso y con ella se comportaba, y la cuidaba...pero su relación no iba a pasar de la familiar. No quería desilusionar a su padre, a su hermana y a Harry. Suspiró y gruñó por lo bajo, tenía que hablar con Harry, sólo esperaba que el Gryffindor no estuviera demasiado enojado con ella.

Después de un baño rápido, y de un cambio de ropas, dejó la Sala Común de Slytherin, no sin antes tapar a Draco con una manta. Tampoco era cuestión de que el rubio se enfermara por su culpa.

Caminó por los pasillos, y entró en la enfermería. Madamme Pomfrey la miró señuda e hizo el intento de negarle el acceso. Pero Marva no era una Slytherin porque sí, y puso su mejor cara de perrito herido, incluso soltando algunas lágrimas ficticias, rogándole a la mujer que le deje ver a su padre.

Luego de que la enfermera la "consolara" y le secara las lágrimas, Marva pasó a la sala donde mantenían a su papá. Estaba acostado, pero despierto, y con mucho mejor semblante que la noche anterior. Los restos de su desayuno yacían en una bandeja junto a su cama.

-Buen día –dijo Marva con una sonrisa.

-Ahora son buenos –dijo Sirius guiñándole un ojo –Cómo dormiste princesa?

-Eh...bien. Por qué lo preguntas?

-Sólo quería saber si habías dormido bien.

-Y tu cómo estás? Mejor?

-Si Madamme Pomfrey dice que tal vez hoy a la tarde podré salir.

-Genial! Tío Remus vendrá a verte seguro!

-Tío Remus? –dijo Sirius riendo

-Bueno...yo...

-Está bien, supongo que a él le debe gustar que lo llamen así. Pero no creo que venga Marva, anoche...

-No, no, no –dijo Marva sonriendo pícaramente –Tu has estado demasiado tiempo fuera para enterarte de ciertas.. "cosillas"...

-Dime.

-Tío Remus tiene novia.

-QUIEN?

-Animius Longbottom, la profesora de Defensa contra las Artes Oscuras.

-La hermana de Frank? –Preguntó Sirius, recibiendo una mirada confundida de Marva –La tía de Neville?

-Oh, si, si. La tía de Neville. Es muy agradable, y es...una hermosa gatita que acompaña tío Remus en sus noches de luna llena.

-Eso es un alivio –murmuró Sirius. –Parece que de verdad me pérdí de mucho. Bien. Recopilemos. Te gusta Hogwarts? Cómo te tratan tus compañeros de Gryffindor? Y qué... –sirius se detuvo al ver que la sonrisa había desaparecido del rostro de su hija menor. –Que sucede?

-Papá..yo...no estoy en Gryffindor.

-Ravenclaw? –Marva negó con la cabeza –Hufflepuff? –preguntó Sirius deseando con todas sus fuerzas que no negara, pero la negación llegó.

-Lo siento, estoy en Slytherin –dijo Marva en un susurro bajando la cabeza.

-No, hija..no es tu culpa. Es el maldito sombrero que no sabe lo que hace. De todos modos...no es tan malo, verdad?

-No...no lo sé. Tengo amigos en Gryffindor.

-Y SÉ que tienes quien te cuide en Slytherin. –dijo Sirius recordando una noche en la Mansión de Voldemort.

-Qué quieres decir? –preguntó Marva sorprendida –El profesor Snape es muy bueno conmigo pero no....

-Me refería al hijo de Lucius Malfoy –Sirius "escupió" el nombre del mortíf4go.

-No! Nosotros sólo....bueno, somos algo así como primos y...

-No tienes nada que explicarme princesa –dijo Sirius sonriendo ante la infructuosa negación de su hija –Primero, porque no todos los Slytherins son partidarios del lado oscuro; segundo, porque confío en tu capacidad para decidir quienes son tus amigos; y tercero, porque sólo quiero que sas feliz, y si el chico te gusta...

-Papá! –lo cortó Marva –NO ME GUSTA DRACO!

-No me mientas...

-Somos primos.

-Bueno, pero eso no es "tan" grave. Marva, hija, no son primos hermanos, su madre y yo somos primos verdaderamente. Además, es costumbre entre magos de familia pura casarse entre magos de familia pura para mantener el linaje, y suelen casarse entre "primos".

-Pero eso es...

-Si te gusta, hazle caso. No creo que cualquiera se arriesgaría a enfrentar a Lucius Malfoy, sólo porque te considera un miembro de su familia. Te gusta o no?

-Eh....puede ser –respondió Marva completamente sonrojada. –Pero de todos modos, Harry y él se odian y no quiero elegir entre ellos.

-Eso puede ser algo difícil, pero Harry tiene que comprender si de verdad te gusta.

-No lo sé...

-Buenos días Sirius, Marva –se escuchó la voz de Albus Dumbledore desde la puerta.

-Bueno días Director.

-Y cómo amaneciste Sirius?

-Bien, mucho mejor, gracias. Tiene alguna noticia de Sni... Snape? –preguntó Sirius ganándose una sonrisa de Dumbledore y una mirada sorprendida de su hija menor.

-No, no por el momento.

-Usted cree que le ha pasado algo? –preguntó Marva preocupada.

-No pequeña. Te aseguro que estará bien.

-Es cierto Marva. Snape sabe defenderse. Eh...por qué no vas a buscar a Harry y a tu hermana?

-Ok. Adios.

-Ahora la verdad Albus –dijo Sirius en cuanto Marva se fue.

-No tengo idea de donde está. Me tiene muy preocupado. Nunca antes había sucedido algo así. –dijo Dumbledore negando con la cabeza –Pero me alegra ver que, por lo menos, ya no lo llamas por su apodo escolar.

-Si, bueno. Katie me dijo que era el hermano de Carolina y....

-Está bien Sirius. No necesito explicaciones. Pero sí necesito pedirte un favor.

-Lo que sea.

-No tengo profesor de Pociones hasta que Severus regrese y....

-Yo? –preguntó Sirius sin poder creerlo.

-Si. Tu.

-Profesor Dumbledore, Sirius –dijo la enfermera

-Buenos días Poppy. Cómo está el paciente?

-Bien. En realidad, esta noche podrá dormir fuera de la Enfermería. Y...acaba de decirme Animius que Remus vendrá a la hora del almuerzo con Nymphadora.

-Como te oiga llamarla así.... –dijo Dumbledore divertido. –Bueno, me estoy yendo entonces, tengo asuntos que atender.

Dumbledore dejó la enfermería mientras Madamme Pomfrey agitaba su varita sobre Sirius, pronunciando diferentes encantamientos para chequear la salud de su paciente.

En cuanto hubo finalizado, llamó a un elfo doméstico para que le traiga el desayuno a Sirius, mientras por la puerta ingresaban Harry, Marva y Katie.

POR CADA CAPITULO QUE ALCANZO A PONER, NOS ACERCAMOS MAS A DONDE LO DEJAMOS EN EL FORO.

BESOS PARA TODOS Y GRACIAS POR SEGUIRME ACA.

BARBY