DISCLAIMER: Nada de este mundo de fantasía me pertenece. Todo es propiedad de JK Rowling y sus asociados.
CAPITULO 22:
El lunes llegó y, con él, las clases se reanudaron. Los alumnos desayunaban ajenos a los sucesos del fin de semana, cuando Dumbledore ingresó al Gran Salón junto a otro hombre.
Los que estaban mas cerca de la mesa de profesores fueron los que lo reconocieron y, pronto, todas las miradas estaban fijas en Sirius Black.
-Buenos días. Como ustedes sabrán, el profesor Snape no se encuentra en el mejor estado de salud. –los murmullos se extendieron por todo el salón –Por ello, le he pedido colaboración a un antiguo alumno del colegio, que impartirá las clases hasta que esté capacitado para retomarlas. Alumnos, les presento a su profesor suplente de Pociones y Jefe de la Casa de Slytherin: Sirius Black.
-Por Merlín –susurró Marva.
-Vamos, no es tan malo –le respondió el rubio, tomando su mano bajo la mesa.
-Tienes una idea de lo que puede llegar a hacer mi papá con la Copa de las Casas?
-Creí que no te interesaba perder Marva.
-No me importa. Pero....Snape va a volverse loco cuando regrese.
-De eso no hay dudas.
Mientras que, en la mesa de Gryffindor, Harry no sabía si aplaudir, o llorar. Sirius iba a defender a los Slytherins? O iba a colaborar con la causa del resto del Colegio?
La primer clase que tenía Harry ese día era pociones con Slytherin y no sabía que esperar. De lo único que estaba seguro era que no iban a haber detenciones injustas.
-Buenos días –dijo Sirius cuando la clase estuvo completa –Hoy harán Veritaserum o, mas conocido como "el suero de la verdad". Las instrucciones están en la pizarra. Pueden consultarme sus dudas. A trabajar.
-Profesor Black –lo llamó Neville
-Si Neville?
-Eh...bueno, yo...puse una raíz de mas.
-Evanseco –dijo Sirius apuntando con su varita al caldero. –Comienza de nuevo. No te preocupes, es un error común.
La clase transcurrió sin mayores inconvenientes y había que admitir que, sin Snape presente, era mas fácil completar una poción sin que explotara. Antes de que todos sus alumnos se retiraran, Sirius llamó a Draco para que se quede después de clases.
-Quería verme, señor?
-Si Draco. Quería agradecerte por haber cuidado de Marva cuando yo no estuve, especialmente esa tarde en Hogsmeade.
-No fue nada, señor.
-Draco...tú sabes dónde te estás metiendo? –preguntó Sirius ganando una mirada confundida –Snape me dijo que no quieres seguir los pasos de tu padre –Draco asintió lentamente –Tu sabes lo que puede hacer Lucius si se entera?
-No me importa, señor. Yo no quiero ser como él. Yo no me arrastro ante nadie. Un verdadero Malfoy no agacha la cabeza ni hace de sirviente a ningún desquiciado.
-Me alegra escucharlo. –dijo Sirius sonriendo –Ahora...cambiemos de tema. Has hablado con mi hija?
-Di...disculpe? –preguntó Draco palideciendo.
-Si has hablado con Marva. Quiero decir, le has dicho lo que sientes por ella?
-Erm...si. Anoche, cuando regresó de sus aposentos, señor.
-Que bien. Y...puedo preguntar cuál fue su respuesta?
-Yo....ella...nosotros...
-Está bien, está bien. Ya comprendí. Cuentan con mi apoyo, Draco.
-Gracias Señor.
-Creo que es hora de ir a almorzar. –dijo Sirius sonriendo ante la repentina "timidez" de un Malfoy.
-Claro. Hasta luego señor.
Harry no había ido a almorzar directamente después de su clase de pociones, pues sentía una molesta picazón en la frente. No quiso preocupar a sus amigos, por lo que se quedó rezagado, con la excusa de hablar con Sirius.
Sabía que tenía que ir en busca de Katie, pero no tenía idea de donde encontrarla. Lo mejor era probar en las habitaciones de las guardianas.
Caminando despacio, conforme la picazón se convertía en punzadas, llegó a la puerta de madera y golpeó, esperando encontrar a alguien del otro lado. Pero nadie le contestó.
Supo entonces que debía haber ido al Gran Salón con los demás, porque seguramente Katie estaba allí. Pero ahora parecía tan lejano. El dolor aumentaba cada vez mas , y ya no pudo caminar.
Entonces se apoyó contra una pared, recargando en ella su frente, con la esperanza de que se le calmara un poco el dolor y poder reanudar su marcha.
No fue consciente de que estaba temblando descontroladamente, o de que su temperatura estaba ascendiendo a un ritmo alarmante. Y tampoco fue consciente de que se desmayó, cayendo al suelo de golpe y sacudiéndose.
Draco estaba a punto de llegar al Gran Salón, cuando sintió el ruido seco de un cuerpo caer al suelo. Agudizó su oído, esperando escuchar algún indicio de que la persona se estaba levantando.
Pasaron algunos minutos en silencio, antes de que el rubio decidiera investigar que era lo que sucedía. Dio una vuelta a la derecha y siguió por el pasillo del que creía había provenido el ruido, cuando vio una figura en el suelo.
Se acercó cauteloso y con la varita lista para atacar o defenderse, pero nunca hubiera pensado que lo que iba a encontrar era a Harry Potter convulsionándose en alguna especie de trance.
Se acercó con cuidado a su némesis y le tocó tentativamente el hombro. Intentó llamarlo, pero el moreno no respondía. Lo sacudió, como último remedio y se dio cuenta de que nada de lo que hiciera iba a sacar a Potter del estado en que se encontraba.
Draco se debatía entre dejar a Potter en el suelo e ir en búsqueda de alguien, o levantarlo y llevarlo con él a la Enfermería. La segunda opción ganó y, con un movimiento de su varita, hizo que Harry levitara frente a él, llevándolo lo más rápido posible a la enfermería.
La puerta de la Enfermería se abrió de par en par, por un empujón del rubio, mientras acercaba a Harry a una cama. Madamme Pomfrey fijó su vista en Harry, ignorando completamente al otro.
-Señor Malfoy, busque a la Guardiana de Gryffindor y dígale que venga inmediatamente.
-Si Señora –dijo Malfoy comenzando a asustarse al ver que la enfermera no podía hacer nada por Potter.
Draco llegó al Gran Salón en record de tiempo. Nunca había estado tan apurado en cumplir con una orden. Si tenía que ser sincero, NUNCA había cu plido una orden que no fuera de su padre o Snape.
Aminorando el paso, para guardar su compostura, se acercó a la mesa de Profesores. Katie hablaba despreocupadamente con su padre, el flamante profesor de Pociones.
-Disculpe la interrupción profesor –dijo Draco dirigiéndose a Sirius –Pero Madame Pomfrey necesita con suma urgencia a su hija.
-Y..para qué Malfoy? –preguntó Katie suponiendo que era alguna estúpida ocurrencia del rubio.
-Porque Potter está sufriendo alguna especie de ataque o algo así.
Katie dirigió su mirada a la mesa de Gryffindor, esperando encontrar a Harry con sus amigos, y poder castigar al rubio por diseminar mentiras sobre otros estudiantes.
Pero cuando se encontró con que Ron, Hermione y Ginny ya estaban allí, sin Harry, se preocupó y salió del Gran Salón con el paso apurado hacia la enfermería. Una vez en el pasillo, se lanzó a correr, sabiendo que tenía que sacar a Harry de la visión lo mas pronto posible.
Draco había quedado de pie junto a Sirius luego de que Katie abandonara el Gran Salón. Los dos en silencio. Sirius demasiado sorprendido como para reaccionar y Draco esperando una ¿explicación?
Sirius entonces fijó sus ojos grises en el novio de su hija menor. Y le sonrió amistosamente, sin dejar de mostrar su preocupación.
-Gracias Draco. 20 puntos para Slytherin por ayudar un compañero de otra Casa.
-No hay por que Señor. Pero...mmm..no le diga a los demás que ayudé a Potter. –pidió Draco y se dirigió a su mesa, mientras Sirius abandonaba el Gran Salón.
-Qué sucedió Draco? –preguntó Marva cuando el rubios tomó asiento junto a ella.
-Encontré a Potter en un pasillo.
-Y?
-Estaba temblando, desmayado, sudaba...
-Oh no –susurró Marva.
-Vas a decirme que tiene? –preguntó Draco
-Es...son...no se como explicarlo. Además –Marva observó a su alrededor –Este NO es el mejor lugar para hacerlo.
-Pero...
-Después Draco.
Cuando Katie llegó junto a Harry, se encontraba peor que la vez anterior. Su cuerpo se convulsionaba sin piedad, mientras su rostro se cubría de sudor frío. Madame Pomfrey le había amarrado las manos y los pies a la cama para que no se lastime. La cicatriz le sangraba y su labio inferior también, a causa de los mordiscos que él mismo se daba.
Katie no pudo evitar que las lágrimas abandonaran sus ojos, sabiendo el dolor que las visiones le causaban a Harry. Cuando se acercaba a él, Sirius entró corriendo y sin aliento.
-Qué sucede Katie?
-Tiene visiones. Escúchame papá. Esta es verdaderamente fea. Por favor, quédate detrás de mí y trata de que no me golpee.
-Katie, qué...?
Pero Sirius nunca terminó su pregunta, porque Katie ya se había acercado a Harry, cubriendo con su mano la cicatriz sangrante. Las sacudidas se trasladaron a Katie, que hacía lo posible por no gritar o perder el conocimiento.
Después de lo que pareció una eternidad, pero sólo fueron unos segundos, Katie salió despedida directamente a los brazos de su padre. Sirius tomó en sus brazos a su inconsciente y temblorosa hija mayor y la recostó en su cama.
Madame Pomfrey arribó en ese momento, seguida por un Albus Dumbledore extremadamente preocupado. Sirius puso escuchar las quejas de Ron, Ginny, Hermione y Marva en la puerta de la enfermería.
Dumbledore observó en silencio junto a Sirius, mientras Madamme Pomfrey le proporcionaba pociones revitalizantes a Harry, que había perdido demasiada energía en el intercambio. Luego fue Katie la que recibió las atenciones de la medibruja.
Cuando Katie ya dormía plácidamente en un sueño inducido, Harry despertó. Abrió los ojos confundido. La cabeza parecía a punto de estallarle y todo su cuerpo le pesaba como si hubiera corrido un día entero.
No tardó mucho en reconocer una figura borrosa hablando con otra en susurros. Sirius y Dumbledore. Por el aroma, tan extrañamente familiar, dedujo que se encontraba en la enfermería.
Se concentró para buscar en su mente el motivo de su estadía en, lo que se podría llamar, su "segunda cama". Y recordó el dolor de su cicatriz, el sudor frío que se expandía por su cuerpo, el momentáneo alivio al apoyar la frente contra la pared, y...nada mas. A partir de ahí, todo era un gran blanco.
-Veo que ya has despertado. –escuchó las voz de Dumbledore.
-Toma tus lentes querido –dijo Madamme Pomfrey entregándoselos.
-Qué sucedió?
-Nada de que preocuparse Harry –dijo Dumbledore intentando tranquilizarlo –Sólo te desmayaste en un pasillo y el señor Malfoy te trajo a la enfermería.
-MALFOY?!?!?
-Si Harry. –confirmó Sirius -Draco fue quien te encontró.
-Y ustedes le creyeron? Seguramente me atacó por la espalda y después me trajo para que no sospechen de él.
-No seas injusto, quieres? –pidió Sirius –Y te aseguro que no tuvo tiempo de atacarte porque había estado conmigo hasta pocos minutos antes de que te encuentre.
-Pero...
-Tranquilo Harry. Necesitas descansar ahora. Y, yo necesito arreglar algunos asuntos. Así que, si me disculpan, me retiro –dijo Dumbledore que, antes de salir de la Enfermería le susurró algo al oído de la enfermera.
-Sirius –dijo Harry seriamente cuando Dumbledore se fue –No me desmayé, cierto? Dime la verdad. Fue otra conexión?
-No se lo que fue Harry, pero sí te digo que nunca me había asustado tanto en mi vida.
-Y Katie? –preguntó Harry recordando que ella era la que recibía la peor parte.
-Duerme. Le dieron una poción para dormir sin sueños.
-Qué tan fea fue?
-No se. Pero definitivamente no es algo que quiera volver a presenciar. –dijo Sirius mirando hacia los doseles tras los cuales se encontraba su hija mayor.
Ambos permanecieron en silencio durante un largo tiempo. Harry sabía que la conexión había sido mas fuerte o mas larga que la anterior, pues se sentía el doble de cansado, aún con las pociones de Madamme Pomfrey.
Y Sirius pensaba en lo ocurrido. "Tiene visiones", le había dicho Katie. Pero él suponía que Harry ya sabía manejar la Occulmencia. No comprendía lo que estaba pasando. Y por qué Dumbledore le había mentido deliberadamente?
-Harry, tu sabes qué es lo que sucedió? –preguntó Sirius rompiendo el silencio.
-Si. Yo...mi conexión con Voldemort aún existe. Y, a pesar de tener mi mente cerrada para él, cuando tiene alguna emoción fuerte, me llega en forma de visión.
-Y qué fue lo que viste? –lo interrumpió Sirius.
-No veo nada Sirius. Al tener la mente cerrada no veo nada. Katie me dijo que se abre una conexión y es como si las dos mentes se juntaran, o algo así.
-Y ella que tiene que ver?
-No lo sé. –dijo Harry moviendo la cabeza –Sólo sé que ella puede hacer que el dolor se vaya y .... bueno, ella recibe algunos fragmentos de lo que sucede con Voldemort.
-Por Merlín –susurró Sirius.
Tres horas habían pasado desde que Katie se desmayó en la Enfermería. Sirius tuvo que tranquilizar a Marva diciéndole que ella estaba bien, aunque ella no le creyó absolutamente nada. Sabía perfectamente lo que Katie hacía.
De todos modos, comprendía los motivos de su padre para "mentirle". Seguramente, ni siquiera él sabía exactamente del "don" que poseía su hermana.
Ella lo había descubierto a la edad de 6 años. Llegaba de la escuela muggle, cuando escuchó los gritos de su madre desde una habitación.
Cuando abrió la puerta, vio a su madre sufriendo alguna especie de espasmos, mientras murmuraba incoherencias. Intentó acercarse a la cama, pero Katie se lo prohibió.
Luego observó como su hermana mayor le quitaba la camisa a su madre y colocaba su mano sobre una cicatriz que tenía bajo las costillas.
Poco a poco los temblores iban pasando y su madre quedó sumida en un profundo sueño, mientras Katie se secaba el sudor en su frente y las lágrimas que caían de sus ojos, sin darse cuenta que Marva seguía siendo espectadora de ese atípico escenario.
Cuando al fin levantó la vista, Katie se quedó estática, sin saber como abordar a su hermana. La hora de la verdad había llegado. En realidad, la hora de la "cuasi-verdad".
Katie había llevado a Marva a la sala de la casa, y le había explicado que su madre sufría esos dolores porque los recuerdos la abrumaban y que ella la "ayudaba" a salir de ellos.
Marva había intentado saber cuales eran esos recuerdos, pero el rostro de Katie se endureció y, por primera vez en su vida, tuvo miedo de su hermana. Porque ya no era la tierna compañera a la que estaba acostumbrada, sino una desconocida que ni siquira parecía tener 9 años.
La había mirado a los ojos y le había pedido no hablar de eso con nadie, incluso su propia madre. Pero sobre todo, le había prohibido preguntar sobre esos recuerdos, diciendo que causaban muchísimo daño a su progenitora.
Luego había vuelto a su expresión infantil y le había dicho que ella había aprendido a "curar" a su madre y que, mientras ella estuviera cerca, no había de que preocuparse.
Pero Marva supo años después que su hermana le había ocultado la verdad. Los recuerdos se habían hecho mucho mas frecuentes. Al punto de que Katie no vivía en el Colegio, sino que cada día se trasladaba a sus clases mediante traslador y volvía por la noche. Y su madre quedaba durante los días con una medibrija.
Cuando Marva tuvo 13 años, su madre prácticamente pasaba sus días en su habitación, sumida en el mas profundo silencio y en sus pensamientos. Casi no hablaba con ellas y Katie le había explicado que ya no había cura posible. Su madre iba a continuar así hasta que su mente ya no resistiera y decidiera dejar el mundo terrenal.
Así fue cuando, a la edad de 14 años, perdió a su madre. Recordaba el rostro del Director del Colegio cuando entró a la clase de Transformaciones y le informó que debía dirigirse con urgencia a su hogar.
El mismo Director fue quien la acompañó. Y cuando llegó, se dirigió inmediatamente a la habitación de su madre, donde se encontró con la peor de las situaciones.
Su madre en la cama, convulsionándose, mientras la medibruja la sostenía, y un extraño sujeto vestido con túnicas del Ministerio de la Magia Español intentaba ubicar a Katie.
Su hermana llegó media hora después, aún vestida con el uniforme de Quidditch de su colegio. Ella había estado entrenando en Alemania, en un colegio de magos, contra el que solían jugar partidos amistosos. Justamente ese fin de semana, iban a jugar y todos los alumnos de Katica se iban a trasladar hacia allí para verlo.
El miembro del Ministerio se había comunicado con el Director del Colegio alemán, y después del algunos momentos, éste se había dirigido al campo de Quidditch para solicitar la presencia de Katie.
Ni bien bajó de la escoba, le informaron lo sucedido y ella no perdió un minuto en vestirse siquiera. Tomó su traslador de emergencia y llegó directamente a la habitación de su madre.
Sin preocuparse por la presencia de testigos, había despojado a su madre de su camisón con un movimiento de su varita, y se había concentrado en la cicatriz de su torso. Cicatriz que ya no era tal, sino que era una herida abierta y sangrante.
El Director de su colegio había intentado sacar a Marva de la habitación, pero ella se había empacado y no se quería mover de allí.
Durante media hora Katie puso todo su esfuerzo en curar a su madre, pero nada de lo que hizo rindió sus frutos y ella murió en sus manos.
Katie nunca se perdonó haber ido a Alemania a jugar al Quidditch. En su interior estaba convencida de que, de haber llegado antes, su madre se habría salvado. Y nadie pudo persuadirla de lo contrario, ni siquiera cuando el Director del Hospital Mágico de Madrid la había citado para decirle que no era así.
Por eso fue que Katie nunca mas volvió a jugar al Quidditch mas que en partidos improvisados entre amigos. La culpa que sentía era demasiado pesada. Y, si bien, ella siempre había sido la que llevaba las riendas de la casa (por la enfermedad de su madre), cuando su madre murió se volvió mas que protectora con su hermana.
-MARVA! –un grito la sacó de sus recuerdos. Sólo en ese momento se percató de que las lágrimas caían por su rostro y de que Draco estaba junto a ella observándola preocupado.
-Lo...lo siento. –dijo Marva sacudiendo la cabeza -¿Qué me decías Draco?
-Estaba preguntándote, hace quince minutos, que te sucede.
-Estaba pensando...recordando. –respondió ella mirando a la nada.
-¿Quieres hablar de algo?
-No quiero que Harry muera –susurró Marva ausentemente. –No quiero que él muera también.
-Pero Potter no va a morir. Ya escuchaste a tu padre. Él dijo que fue sólo un... desmayo.
-Draco tú lo viste. "Eso" no fue un desmayo. Fue mucho mas. Eso fue lo que mató a mi mamá.
Todo el lunes Harry estuvo en la enfermería, y Sirius no se separó de él en ningún momento. Katie estaba en una cama junto a él, las dos separadas del resto con un biombo.
Dumbledore pudo convencer a Madame Pomfrey de que no había motivos para que el moreno pase la noche bajo sus cuidados, pues ya estaba completamente recuperado.
A la noche llegó a su sala común, donde Ron, Hermione y Ginny lo esperaban ansiosos.
Harry se apresuró a abrazar a Ginny, mientras se sentaba junto a ella en un sillón frente al fuego. Ron y Hermione hicieron lo propio frente a él.
-Qué sucedió Harry? –preguntó Ron rompiendo el silencio.
-Nada. Lo mismo que la otra vez. Fue... fue mas poderosa, pero aún no pude ver lo que sucedía.
-Pero Katie sí –dijo Hermione poniendo en funcionamiento su cerebro.
-Si. Pero aún duerme. No tenemos idea que fue lo que sucedió. Y no es como si vayan a decírmelo de todos modos...
-Sabes que Dumbledore sólo lo hace por protegerte Harry –dijo Hermione sabiendo que la falta de información molestaba a su amigo.
-Si –dijo Harry furioso –Pero siempre le sale bastante mal.
-Tranquilo Harry –le susurró Ginny al oído –tu estás bien, y Katie también va a estarlo. Dumbledore dijo que mañana por la mañana ya podrá dejar la Enfermería.
-Eso espero.
-Todo va a estar bien –intentó asegurarle Ginny antes de besarlo suavemente en los labios.
POR CADA CAPITULO QUE ALCANZO A PONER, NOS ACERCAMOS MAS A DONDE LO DEJAMOS EN EL FORO.
BESOS PARA TODOS Y GRACIAS POR SEGUIRME ACA.
BARBY
