DISCLAIMER: Nada de este mundo de fantasía me pertenece. Todo es propiedad de JK Rowling y sus asociados.
CAPITULO 25:
Marva se acercó a la cama de su hermana, sin soltar la mano de Draco. Le dolía verla así, le recordaba demasiado a su madre y sus últimos minutos. Pero lo cierto es que Katie estaba recuperándose, y eso le dio un poco mas de confianza.
Draco caminó junto a Marva, tomándola de la mano, demostrándole que estaba allí, con ella. Cuando vio una cama con los doseles absolutamente cerrados, no pudo evitar imaginar a su profesor favorito sin vida detrás de ellos y un escalofrío recorrió su espalda. Estuvo tentado de acercarse y verificarlo por sí mismo, pero Marva lo necesitaba ahora.
-Papá? –Marva llamó a Sirius, que acariciaba el cabello de Katie de forma ausente.
-Marva... –susurró Katie con voz ronca, al tiempo que giraba su cabeza hacia ellos, viéndo la compañía de su hermana. –Malfoy.
-Cómo estás? –preguntó Marva preocupada.
-Bien. Mañana o pasado podré salir de aquí.
-En qué demonios estabas pensando al irte así? A dónde te...?
-Marva –la interrumpió Sirius –No creo que sea el momento ni el lugar de hablar de eso. Lo importante es que tu hermana está aquí. Ya hablaremos de su estupidez cuando se recupere completamente.
-No fue una estupidez –dijo Katie mostrando su carácter testarudo.
-Si lo fue –se escuchó la voz de Snape detrás de las cortinas.
-Estás bien Severus? –preguntó Katie sonriendo.
-Creo que si.
-Señor... puedo abrir los doseles? –preguntó Draco.
-Por favor –respondió Severus desde su lugar.
Draco se acercó a su cama y corrió los doseles que los separaban de Snape. En cuanto vio el estado de su profesor, la máscara de indiferencia que siempre portaba se deshizo y su rostro mostró preocupación, tristeza y furia.
-Voy a matarlo –murmuró, pero Snape lo escuchó.
-No sabes de lo que hablas.
-Claro que lo sé. Puedo reconocer los maleficios de mi padre a simple vista. Puede que no haya sido el único en herirlo, pero identifico la firma mágica de Lucius en usted.
-Draco... no tienes porque tomarlo de forma personal. –dijo Severus hablando pausadamente, pues su garganta dolía –Esto es una guerra y la gente muere y sale herida.
-Y no te preocupes Draco –dijo Katie intentando sonreír –Si alguien va a matar a Lucius Malfoy, esa voy a ser yo.
-No es bueno ni conveniente hablar de muerte con esa soltura Katie –dijo Dumbledore ingresando a la enfermería. –Eres demasiado jóven para pensar en asesinar a alguien.
-Y cómo cree que regresamos, eh? –le preguntó Katie bastante molesta –Cree que salimos por la puerta de la Mansión de Voldemort caminando tranquilamente? Cree que los mortífagos nos dejaron ir?
-Katie, tranquilízate –dijo Sirius, acariciándole el rostro.
-Mataste a alguien? –le preguntó Marva con los ojos tan abiertos que cualquiera podría pensar que iban a salírsele.
-No es como si fuera una gran pérdida para el mundo –murmuró Katie.
-A quién? –insistió Marva.
-A Ribbeta.
-Oh pog Meglín! –la voz de Fleur se escuchó en toda la enfermería.
Todos giraron hacia la puerta y se encontraron con Charlie, que no tardó mas que tres segundos en estar sentado en el borde de la cama de Katie y plantarle un sonoro beso en los labios.
Bill y Fleur habían concurrido ni bien Ginny les escribió con la noticia del regreso de Katie, tanto para acompañar a Charlie, como para ver a su amiga. Fleur estaba tan feliz de verla con vida, que no puedo reprimir algunas lágrimas de felicidad y descarga de tensión.
-Se puede saber por qué te fuiste? –preguntó Charlie cuando confió en que su voz saliera sin temblores.
-Alguien tenía que buscar a Severus, no? –dijo Katie sonriendo, pero molesta por tantas preguntas.
-A Snape? –preguntó Charlie –A SNAPE? POR QUÉ QUERRÍAS IR A BUSCAR A SNAPE SI TE HACE LA VIDA IMPOSIBLE CADA VEZ QUE PUEDE Y ES UN MOR...!!!!
-CÁLLATE! –le gritó Katie haciendo un esfuerzo. –Severus NO es un mortífago y NO me hace la vida imposible.
-No te entiendo Katie –dijo Charlie negando con la cabeza –No entiendo como pudiste poner tu vida en peligro sólo por ir a rescatar a...
-Mi tío –lo volvió a interrumpir Katie y en la enfermería reinó el silencio.
-Qué... qué dijiste? –preguntó Marva temblando.
-No queríamos que te enteres así, pero....
-Cómo que es tu tío? –preguntó Marva nuevamente.
-Nuestro tío, Marva. –dijo Katie sonriendo –Él era medio hermano de mamá.
-Y puedo saber hace cuanto que lo sabes?
-Un tiempo....
-UN TIEMPO?!?!?! CUÁNTO TIEMPO?!?!?!?
-Marva –dijo Snape desde su cama –Yo le pedí que no te lo dijera aún. Quería... quería que corrieras el menor peligro posible. Y si llegaba a oídos del Señor Oscuro que ustedes eran mis sobrinas, iba a hacer lo posible para tenerlas con él.
-No entiendo... Por qué tendría él interés en nosotras? –preguntó Marva.
Katie y Snape se miraron a los ojos durante unos momentos. Ambos tenían la respuesta a esa pregunta y ninguno de los dos quería decirla. No cuando la enfermería estaba repleta de gente.
Por suerte para ellos, en ese momento ingresaron Leyton, Hermione y Harry. Junto a ellos, flotaba la figura inmóvil de Viktor Krum.
Leyton depositó a Krum en una de las camas y cerró los doseles para que nadie pudiese verle el rostro. No se atrevía a mirar a Katie a la cara, no podía hacerlo.
Madamme Pomfrey se metió entre los doseles, con toda la intención de verificar el estado de Krum, pero sólo bastó una mirada hacia el cuerpo que yacía inconsciente en la cama para saber lo que había sucedido.
-Leyton. –dijo Katie con voz firme y demandante.
-Katie... yo...
-Habla Leyton.
-Lo siento. –el medio-veela ni siquiera pudo levantar su rostro.
El semblante de Katie se transformó. De dolorido pasó a furia y luego a escepticismo. Como pudo se puso de pie, apoyada en Charlie, que conocía demasiado a su novia para saber que no iba a convencerla de que se quedara en la cama.
Con paso lento y pausado, ambos se inmiscuyeron tras los doseles de la cama del búlgaro.
Krum tenía el rostro pálido y ensangrentado. El brazo en una extraña posición, que indicaba una o dos fracturas y su expresión era de completo dolor.
Katie se acercó aún mas y puso su mano en el pecho de su amigo. Nada. No había movimiento de respiración ni latidos. Tomó aire, retiró la mano y la colocó en el cuello, buscando frenéticamente el pulso. Nada.
Y ya no pudo soportarlo. Con fuerzas salidas de algún lugar desconocido corrió hacia el baño de la Enfermería y depositó en el retrete lo poco que había en sus estómago, principalmente pociones para los dolores.
Fleur observó a su amiga todo el trayecto hasta la cama de Viktor, necesitando escuchar las palabras que dijeran que estaba grave, pero vivo. Aunque en cuanto vio a Katie correr al baño y escuchó el inconfundible sonido que salió de allí, supo que ya se había acabado todo para él.
Hermione no se movía, no hablaba, no pestañaba. Aún tenía en su mente la imagen de su amigo, del primer chico que la miró como algo mas que una "Sabelotodo insufrible". Dentro de ella, sospechaba que nunca iba a poder olvidarlo.
Las reacciones de todos los demás eran similares. Pena, furia, enojo, odio e incredulidad. Todos tan dentro de sus pensamientos que nadie notó cuando Marva se acercó a la cama de Viktor para observarlo de cerca. Nadie, salvo Snape.
-Marva! No lo hagas.
-Tengo que verlo. –sollozó la chica sin detener sus pasos. –Tengo que verlo. Vik no puede estar muerto, sencillamente no puede.
-Marva –dijo Draco esta vez, tomándola de la mano –Ven. No vas a verlo así.
-Pero Dra... Draco... necesito...
-No. –dijo la voz firme del rubio, mientras la abrazaba –No voy a dejar que lo veas.
-Es que él...
-Vamos pequeña –dijo Leyton con voz suave y arrulladora, gentileza de su condición de veela –No va a hacerte bien.
-Estás contento ahora? –le preguntó Marva presa de un ataque de furia que le cegaba la razón –Lo odiabas. Siempre lo odiaste. Estás feliz que está muerto?
-No Marva –dijo Leyton pálido de repente –Yo no lo odiaba. Yo no....
-Eres patético Leyton. Odiando a todo el que se acerca a Katie, sólo porque estás enamorado de ella. Qué mal hizo Vik? Seguramente estaba vivo cuando lo encontraron. Lo dejaste morir? –se soltó de los brazos que la aprisionaban -CONTESTA!
-Desmauis –dijo Katie desde la puerta del baño.
Marva cayó desmayada en los brazos de Draco, que tuvo los reflejos suficientes para no dejarla golpear el suelo y la dejó en otra de las camas, sentándose junto a ella, y borrando con sus manos los rastros de lágrimas de su rostro.
La mayor de las Black se acercó a Fleur, quien se lanzó a sus brazos, en un intento de consolarla y consolarse a sí misma. Habían sido amigos desde pequeños, y ahora ya no iban a volver a escuchar su mal hablado inglés o su patético francés.
-Hay... hay que llamar a Avon. –dijo Katie sollozando en el hombro de su amiga.
-Qué vamos a decigle Katie? –preguntó Fleur consternada -Avon va a moguigse cuando se entegue.
-Lo se. Pero es... era su madre y... Es mi maldita culpa.
-No lo es –le dijo Fleur tomando su rostro con las manos y mirándola fijamente a los ojos –Sabes que Vik haguía cualquier cosa pog ti.
-Justamente por eso. Yo... él... No debí dejarlo venir conmigo.
-No ganas nada culpándote Katie –dijo Severus desde se cama, mirando con odio a Sirius, que no decía nada para calmar a ninguna de sus dos hijas.
-Por lo menos ella sufrió antes de morir. –murmuró Katie.
-Creo que no deberías congratularte por eso Katie.
Y fue la gota que colmó el vaso. Katie no podía creer lo cara dura que era Dumbledore en algunas ocasiones y comprendía perfectamente el odio que le tomó Voldemort, tanto que lo llevó a ser quien era en ese momento.
-Voy a pedirle que no siga por ese camino Dumbledore –dijo Katie con voz áspera.
-Querida, debes comprender que...
-No DEBO comprender nada. –dijo Katie enfrentando a uno de los magos mas poderosos del mundo como si fuera un squib –Usted es quien no comprende. Yo no iba a dejar que siga viva, no después de que torturó a mi padre, mi tío, quiso entregar a mi hermana, intentó matarme a mí e hirió a uno de mis mejores amigos. Usted está demasiado cómodo en su sillón de director y de cabeza de la Orden del Fénix mientras los demás hacen el trabajo por usted. No se ATREVA a decirme lo que puedo, debo o debería hacer. Es mi vida, mi familia y USTED mas que nadie debería saber a qué me estoy enfrentando. No voy a dejarlo acabar con la vida de mi hermana del mismo modo que hizo con mi madre. Voldemort va a pagar. Yo no puedo matarlo. Ya lo sé. Pero sí puedo hacer lo que me plazca con sus perritos falderos. Y sabe por qué? Porque tengo ese derecho.
Katie caminó hacia la puerta de la enfermería, haciendo un esfuerzo para no caerse. Aún se sentía mareada, pero necesitaba estar sola y hablar con la madre de su amigo. Pero, sobre todo, no quería ver el rostro de Dumbledore por un largo tiempo.
-Katie, vuelve a la cama y pídele perdón al profesor Dumbledore en este instante! –exigió Sirius, aún sorprendido por la actitud de su hija mayor.
-Lo siento papá. Tengo algo que hacer antes.
-Voy contigo –dijo Charlie.
-No. Necesito hacerlo sola.
-Katie? –la súplica en los ojos de Fleur era tan evidente que no pudo negarlo.
-Tu sí puedes venir.
Cuando Katie ya había abandonado la Enfermería, el silencio se hizo presente por algunos momentos. Leyton mas pálido que de costumbre, Snape con una expresión de incomodidad en el rostro, Sirius preocupado y aliviado, Hermione observando el Lago por la ventana, Ron acariciándole el hombro, Draco junto a la desmayada Marva, Bill y Charlie sentados en otra cama, esperando por sus novias, Dumbledore sin el brillo característico de sus ojos y Ginny sentada en una silla junto a Harry.
Harry no comprendía la mitad de las cosas que habían sucedido frente a él. De pronto, Snape era el tío de Marva y Katie. Krum estaba muerto y Hermione y él lo habían encontrado. Marva había caído en un ataque de odio infundado hacia Leyton, que ahora caminaba hacia la cama de su hermana.
Pero todos los pensamientos de Harry fueron interrumpidos por una furiosa enfermera, a la que hasta Dumbledore pareció temer por un momento.
-¡¡TODO EL MUNDO AFUERA!!
-Tranquila Poppy –dijo el Director con amabilidad.
-Usted también Albus. Fuera. Fuera. Fuera. –los Weasley y Hermione fueron los primeros en salir, junto a Leyton, seguidos por Sirius, Draco y Harry y luego Dumbledore, cuyo rostro mostraba sorpresa.
-¿Dónde está tu terca sobrina? –Se escuchó desde afuera la pregunta hacia Snape, con no mucha cordialidad.
-No lo sé. Supongo que habrá ido a darle el pésame a la madre de Krum a alguna chimenea. –Respondió Severus.
-¿Poppy?
-¡Gracias a Merlín! –exclamó la enfermera caminando hacia la cama junto a Snape.
-¿Poppy?
-Tranquila, ya todo está bien –dijo Madame Pomfrey corriendo las cortinas y dejando ver a una muy pálida Grisselle.
-Muerte. –susurró la rubia –Huelo muerte. ¿Katie y Snape están bien?
-Si querida, ya te dije que todo está bien.
-Entonces... quién...?
-Krum –dijo la mujer.
-Oh no... ¿Y Katie? ¿Lo sabe?
-Si, ella lo vio.
-Debo salir de aquí. –dijo Grisselle intentando sentarse en la cama, sin muchos resultados –Debo ir con ella.
-La señorita Black ha abandonado al Enfermería sin mi consentimiento, pero regresará pronto. Y tu no puedes levantarte, aún estás débil.
-No importa... tengo que ver....
Grisselle hizo un último esfuerzo para ponerse de pie, pero cayó de espaldas a la cama, gimiendo de dolor y frunciendo el seño. Severus la miró todo el tiempo, preguntándose que demonios podía haberle sucedido para que se encuentre ene se estado.
-¿Qué le sucedió Cytril? –preguntó Snape.
-Nada profesor.
-¿Cómo nada querida? –le preguntó Madame Pomfrey –Deberías decirle que...
-Por favor Poppy.
-Está bien, está bien. Bebe esto.
En cuanto Grisselle terminó de beber la poción que la enfermera había acercado a su boca, se acercó a Snape y simuló hacer lo mismo con él pero, en realidad, estaba respondiendo a su pregunta.
-Estabas por morir Severus, yo no podía hacer nada.
-Entonces... –un escalofrío corrió por su espalda -¿Cómo es que...?
-Ella drenó su magia casi completamente y te salvó.
-¿Ella?
-Si Severus. –dijo Poppy antes de dirgirse a la puerta de la Enfermería –Iré en busca de Katie. No puede estar por ahí en sus condiciones.
Snape se había quedado mirando fijamente a Grisselle cuano Poppy le dio la infromación. Esa mujer le había salvado la vida y él...
-Gracias. –susurró casi imperceptiblemente.
-No tiene por que.
-Claro que si. Me salvó la vida. –un silencio insoportable siguió a esas palabras -¿Puedo preguntar por qué? No creo que hubiera sido muy difícil dejarme morir.
-No sabe de lo que habla. –dijo Grisselle girando su rostro hasta verlo a los ojos.
-Convertí su vida en un infierno cuando era mi alumna y no han cambiado demasiado las cosas desde que regresó a darle clases a Potter. ¿Por qué lo hizo?
-No iba a permitir que se muera. Y... –la rubia volvió a mirar hacia el techo - el infierno comenzó cuando terminé mi séptimo año, y terminó ahora que estoy de nuevo aquí.
Cuando Snape iba a preguntarle a que se refería, una enojadísima Madame Pomfrey entraba, seguida por Katie.
POR CADA CAPITULO QUE ALCANZO A PONER, NOS ACERCAMOS MAS A DONDE LO DEJAMOS EN EL FORO.
BESOS PARA TODOS Y GRACIAS POR SEGUIRME ACA.
BARBY
