DISCLAIMER: Nada de este mundo de fantasía me pertenece. Todo es propiedad de JK Rowling y sus asociados.

CAPITULO 27:

Semana tras semana, la situación en el mundo mágico parecía prender de un hilo. Los mortífagos se habían lanzado al ataque y, ni los aurores del Ministerio, ni la Orden del Fénix podían detenerlos.

La falta de información era inquietante. Dumbledore ya nunca sabía cuando o dónde se iba a realizar la redada, pues ya no había espías dentro del Lado Oscuro. Eso fue hasta que Katie encontró uno.

-Estás segura? –preguntó Dumbledore observándola por encima de sus gafas.

-Si Profesor. Tenemos un mes.

-Puedo saber quién es tu informante?

-No. Él sólo lo hace porque yo soy la que se lo pidió....

-No entiendo por que no puedes decírselo a nadie. –dijo Sirius.

-Porque él no lo hace porque esté en desacuerdo con el Lado Oscuro, sólo lo hace por mi. Tenemos un trato.

-Y... su información es segura? –Dumbledore cada vez estaba mas preocupado por el misterioso informante.

-Si Albus. Confío en él. Si yo deshiciera el trato, creo que él moriría.

-Confiamos en ti entonces Katie. Sólo avísanos si tienes alguna nueva noticia.

-Claro. –dijo la guardiana satisfecha.

-Cómo está Harry, Grisselle?

-Bien. –respondió la rubia sonriendo –Domina su magia por completo. Sólo faltan algunos encantamientos y hechizos. Pero en un mes estará listo.

-Perfecto. –Dumbledore estaba preocupado, pero las cosas iban tomando un buen rumbo -Necesitamos una estrategia.

-Leyton y yo lo protegeremos toda la batalla hasta que pueda estar frente a frente con Voldemort. –dijo Grisselle, sintiendo a Severus tensarse junto a ella.

-Quiero a Lucius, a Bellatrix y a su esposo para mi –dijo Katie de pronto.

-Estás loca? –le preguntó Sirius.

-No. Esos tres no se me escapan nuevamente.

-Katie... por favor. Por qué no piensas en lo que estás diciendo? –dijo Charlie tomándole la mano –No podrás contra ellos y, de poder, no tienes que rebajarte a ser como ellos.

-Dumbledore, dije que quiero a Lucius, a Bellatrix y a su esposo para mi.

-Son tuyos Katie. –respondió el anciano. -Sólo ten cuidado.

-Se ha vuelto loco? –exclamó Severus poniéndose de pie.

-Severus –dijo Grisselle tomándolo de la mano –Cálmate, ella sabe lo que hace. Es tan o mas poderosa que yo, y definitivamente tiene todo su derecho a deshacerse de ellos personalmente.

-Por qué Katie? –Sirius parecía a punto de llorar –Por qué quieres correr ese riesgo?

-Por mamá. –dijo Katie antes de abandonar la sala.

-A veces no la entiendo –dijo Sirius mirando la puerta cerrada por la que había salido su hija.

-Hay demasiadas cosas que comprender. –dijo Leyton con su mirada clavada en Fawkes –Pero la misma batalla traerá las respuestas. Sólo, no dejen que lo que digan los moleste. Pues eso es lo que buscarán.

-De qué demonios hablas? –preguntó Charlie –Si tu sabes todas esas cosas deberías decirlas.

-No es mi vida. Es de Katie. Jamás romperé mi promesa. Sólo si ella muere lo sabrán por mi.

-Ella no va a morir. –dijo Charlie, intentando convencerse a si mismo.

-De verdad lo crees? Cuántas personas lo han desafiado del modo que ella lo hizo y están hoy aquí? Cuántas personas pueden calar hasta lo mas profundo en Él? Cuántas personas pueden lograr que Voldemort enloquezca con sólo cuatro palabras? Y puedo asegurarte que va a gritárselas en el rostro, en medio de la batalla. Y sabes por qué?

-Suficiente Leyton –dijo Grisselle con severidad. –Una palabra mas, y te envió directamente a casa.

-Bien. Bien. Pero después no digan que no les advertí. –Leyton dejó el Despacho del Director dando un portazo.

-Eso fue.... inesperado –dijo Dumbledore, después de largos minutos en silencio.

-Por favor disculpen el comportamiento de mi hermano. A veces no sabe cuando debe callarse. Y...no se preocupen, Katie es mas inteligente de lo que él cree. Estoy segura que va a desquiciar a Voldemort, pero no va a dejarse morir.

-Bien. Creo que es todo por hoy. Tonks, Kingsley: necesito hablar con ustedes. –dijo Dumbledore, despidiendo a todos. –Y... creo que deberíamos aprovechar este mes de paz que nos queda para hacer una fiesta. Sirius, Remus: encárguense. Quiero que los alumnos la disfruten y la recuerden por el resto de sus vidas.

Sirius llevaba todo el día pensando en la charla que había tenido lugar en el despacho de Dumbledore. No comprendía las razones de Katie para querer enfrentarse a Bellatrix.

Ella había dicho que por su madre. Pero Carolina ni siquiera los conocía. Ella no tenía ninguna conexión con ningún inglés, salvo sus propios amigos. Y Severus, pero ella tampoco conocía que tenía un hermano.

Todo era demasiado confuso y angustiante. Era tanto mas fácil cuando sólo tenía que cuidarse a sí mismo y no tenía nada que perder. Ahora tenía a su familia de vuelta y no podía permitirse otro error.

-Vas a quedarte todo el día en la puerta de mis aposentos, Black? O piensas llamar? –preguntó Severus, abriendo la puerta sorpresivamente.

-Oh... yo... puedo?

-Pasa. –dijo Snape molesto –Qué quieres?

-Quiero saber que demonios sucede con mi hija. No quiere decirme nada y.... oh, no sabía que estabas ocupado –dijo Sirius al ver a Grisselle.

-No es nada importante Sirius. –dijo la rubia sonriendo –Ya me iba.

-No es necesario que te vayas. Tu también sabes que está sucediendo.

-Sirius –Snape tomó la palabra, sintiendo pena por el animago –Katie sabe lo que hace. Es cierto que sus métodos son... extraños. Pero no tienes nada de que preocuparte. Tienes que comprender que ella fue mas madre que hermana de Marva y que estuvieron prácticamente solas toda su vida. Te juro que no va a morirse.

-Pero... Qué es le que la lleva a querer matar a esos tres mortígafos? Por qué dijo que lo hacía por Carolina?

-Eso es algo que ella tiene que decirlo. –Grisselle iba a tener que hablar con su amiga -Sólo Leyton lo sabe y él no va a decir nada sin su autorización.

-Está bien. –Sirius suspiró cansado -Sólo... Pueden prometerme que de saber algo van a decírmelo?

-Seguro.

-Tenlo por hecho.

Sirius dejó la sala de estar de Snape un poco mas tranquilo. No sabía nada nuevo pero, por lo menos, Grisselle y Severus le habían hecho esa promesa. Sólo esperaba que la cumplieran.

-Esto no está bien. –dijo Grisselle mirando la puerta cerrada. –Katie no está haciendo las cosas bien.

-Tranquila –susurró Severus abrazándola por la espalda –Ella no es una niña y....

-Tu sabes que es lo que está sucediendo! –exclamó Grisselle girando para enfrentarlo. Severus! Cuándo pensabas decírmelo?

-No puedo. Le prometí no decir nada. Además... tengo la impresión de que solo me dijo una pequeña parte.

Quince días habían pasado desde la reunión en el despacho de Dumbledore. Aunque Sirius y Severus habían intentado hablar con Katie, ella se mostraba esquiva y no daba explicaciones de ningún tipo a nadie. Al final, optó por pasar casi todo el día en las habitaciones de los hermanos Cytril, acompañada por Leyton, planificando la batalla.

Ajenos a la incipiente batalla, todos los estudiantes estaban muy entusiasmados con la idea de una fiesta. Los menores eran los mas sorprendidos pues todos, desde primero hasta séptimo año, podían concurrir.

Solía verse por los pasillos a muchos alumnos sonrojados hasta las orejas, a punto de pedirle a alguna chica que los acompañe, o bien habiéndolo hecho. Algunos, con menos suerte, podían verse derrotados por las negativas.

Sólo faltaban dos días para la fiesta y, al parecer, Voldemort quería causar mas problemas que los que todos esperaban. Y el estallido llegó antes de lo previsto.

Marva, Hermione y Ginny habían "arrastrado" a sus novios hacia Hogsmeade, para aprovechar el día de compras que Dumbledore les había "obsequiado" y adquirir ropa para la fiesta y túnicas de gala para la noche de graduación.

De mas está decir que el ambiente era tenso y que Harry, Draco y Ron no tenían demasiado interés en comportarse civilmente el uno con el otro. Demasiadas heridas sin cerrar y demasiados insultos habían sido dichos entre ellos. De todos modos, intentaban no hablarse, por el bien de sus propios cuellos, pues estaban mas que amenazados por las chicas.

Justo cuando abandonaban el negocio de túnicas, repletos de bolsas, escucharon una voz burlona que chillaba tras ellos. Pansy Parkinson.

Al parecer, la chica con cara de bull dog, estaba muy feliz y orgullosa por lo que estaba a punto de hacer, o por la información que había obtenido, porque sonreía satisfecha.

-Vaya... has caído bajo Draco.

-Piérdete Parkinson! –dijo el rubio tomándole la mano a su novia.

-Quién lo diría? Un Malfoy desafiando a su padre, por una bastarda.

Marva no iba a soportar un insulto así. Giró inmediatamente y puso su varita en el cuello de Pansy. La otra no pudio evitar un escalofrío al notar la mirada que la morena le enviaba.

-Repite eso y estás muerta, Parkinson. –escupió Marva.

Crabbe y Goyle, salidos de la nada, empujaron a Pansy lejos de Marva, y se pusieron entre ellas. Todos enviaron a Draco una mirada de curiosidad, pero el rubio sólo sonrió con suficiencia. Era cierto que los dos mastodontes no tenían cerebro, pero no iban a dejar que alguien agrediera a la novia del responsable de que ellos pasaran año tras año.

-Bien, bien. Necesitas guardaespaldas Black. Ni siquiera eres capaz de defenderte por ti misma.

-Deja de girar sobre lo mismo y vete Pansy –dijo Draco cansado, mientras los otros dejaban que los Slytherins interactúen entre sí, pero listos para atacar si hacía falta.

-¿Por qué habría de hacerlo? ¿Sabes que "esa" te mintió? ¿Sabes que no es quien dice ser?

-¿DE QUÉ ESTÁS HABLANDO PARKINSON? –exclamó Harry fuera de si.

-Oh.... también le mintieron a Potty. –Pansy hizo un ademán de puchero –estoy diciendo que "esa" no es una Black.

-Voy a matarte. -murmuró Marva entre dientes y se acercó a Pansy con la varita en alto.

-Hazlo. Hazlo y será una prueba mas de lo que estoy diciendo. Black no es capaz de matar una mosca, en cambio tu padre sí lo es, verdad?

-DE QUE PADRE HABLAS? MI PADRE ES SIRIUS BLACK!

-Es cierto que estás relacionada con él, pero solo políticamente. Tu padre no es un Black. Deja de fingir, yo se muy bien que...

Pansy nunca terminó de hablar, porque Katie apareció en escena y, con la mirada mas terrorífica que encontró en su repertorio, levantó su varita y lanzó a la Slytherin diez metros hacia atrás, desmayándola en el proceso.

Pero no pensaba detenerse. La furia se había apoderado de ella. No detuvo su caminata hasta que estuvo a un metro de Parkinson y levantó la varita, dispuesta a todo. NADIE iba a herir a su familia, alumna o no, Parkinson iba a pagar por su estupidez.

-KATIE NO! –Leyton la tomó de un brazo y la giró hacia él. –No vale la pena. No lo hagas.

-Ella, ella....

-Katie. NO. No me obligues a intervenir. La llevaremos de regreso al castillo y la interrogaremos. Si sabe algo así, es porque está en contacto con mortífagos.

Leyton habló de mas y lo supo en el momento en que sintió la mirada de Marva en su espalda. Acababa de afirmar lo dicho por Parkinson y eso iba a traer demasiados problemas en la recién unida familia Black.

-De qué demonios están hablando? –siseó Marva evitando gritar.

-Aquí no. –dijo Leyton. –En Hogwarts. Regresemos.

Katie no quitaba de Pansy sus ojos. Mientras la llevaba levitando delante de ella, pensaba en la mejor manera de explicar lo inexplicable. Cómo iba a hacer para romperle el corazón a su padre y hermana de ese modo, sin sentirse culpable y miserable?

El extraño grupo fue interceptado por Severus, uno de los profesores a cargo de los alumnos que salían a Hogsmeade.

-Qué sucedió aquí?

-Si de verdad quieres saberlo, ven con nosotros al castillo. –dijo Katie sin mirarlo.

Ya estaban en el despacho del Director quien, al verlos entrar y luego de compartir una mirada con Katie, supo lo que había sucedido. Pidió a Ron, Hermione y Ginny que esperaran fuera y llamó a Sirius por su chimenea.

Una vez que el animago se hizo presente, todos esperaron en silencio a que Katie se decidiera a hablar. Mientras Marva comenzaba a sentirse cada vez mas insegura de si misma y miraba intensamente a su padre, en busca de parecidos físicos evidentes, fallando horriblemente.

-Primero, déjenme decirles que de verdad no esperaba que esto se supiera nunca. Yo.... si hubiera sido por mi jamás estaríamos en esta situación.

-Hija, de qué...?

-Por favor papá. Marva, recuerdas la enfermedad de mamá? Recuerdas que yo te prohibí que la toques? Y que nunca tenías que intentar ver lo que ella recordaba?

-Si, pero...

-Lo que mamá veía una y otra vez era... era lo que al final la enloqueció. Ella... Voldemort... no puedo.

-Vamos Katie –dijo Layton acariciándole el rostro, secando las lágrimas que comenzaban a caer de sus ojos. –Es mejor que se los digas tu....

-Habla de una vez Katie! –exclamó Marva.

-Voldemort amenazó a mamá. –todos, salvo Dumbledore y Leyton, contuvieron la respiración –Le dijo que si no le daba un heredero iba a matarnos.... a papá y a mi.

-YO NO SOY HIJA DE VOLDEMORT! –gritó Marva enfurecida. –ERES UNA MENTIROSA! ESO ES MENTIRA!

-NO! NO FUE VOLDEMORT! –se apresuró a decir Katie.

-Quién? –Sirius temblaba de ira. Le habían arrebatado la mitad de su vida. Marva no era su hija. Y Carolina... por qué sencillamente no le dijo? Él las habría ocultado.

-Rodolphus Lestrange. –murmuró Katie, evitando mirar a su padre.

-Oh por Merlín. –susurró Draco.

-Les... Lestrange... el esposo de Bellatrix? –preguntó Harry atónito.

-No. –dijo Marva negando con la cabeza –No es cierto. Katie dime que no es verdad. Dime que no soy hija de un asqueroso mortífago. Dime que es mentira!

-Lo siento.

-Voy a matarlo. –declaró Sirius, demasiado atónito para notar que todos los instrumentos plateados del despacho del Director comenzaban a temblar.

Pero los demás si lo hicieron. Draco, Dumbledore y Leyton dirigieron su mirada a Harry Potter, pero en seguida notaron que no era él, cuando sacudió la cabeza, en forma de negación y miró a Marva.

Tenía mas manos apretadas, los ojos cerrados y la seño fruncido, evidentemente intentando controlarse, pero no lo estaba logrando y pronto el despacho entero comenzó a temblar. Eso fue suficiente para que Katie y Sirius levantaran la vista y la miraran.

-Marva detente. –dijo Katie intentando acercarse a ella.

-No des un paso mas. –dijo Marva furiosa y asustada a la vez –No necesito tu lástima.

-Marva no... no es lástima. Eres mi hermana. Cómo se te ocurre que puedo sentir algo así por ti?

-ALÉJATE! –gritó, y los vidrios del lugar estallaron en mil pedazos.

-Marva –fue el turno de Draco. –Marva cálmate. Vas a matarnos a todos si no te clamas.

-Vete Malfoy.

-Marva, qué estás....? –una mano en su hombro lo hizo desistir. Sirius se acercó a la que hasta hacía cinco minutos era su hija.

-Marva... Marva mírame. Marva, hija, no...

-NO ERES MI PADRE!

-MARVA BLACK! –exclamó Sirius –Soy tu padre te guste o no! Me da igual si el maldito Lestrange tuvo algo que ver o no! Eres mi hija y vas a obedecerme. Cálmate o de verdad vas a matarnos.

-No lo dices en serio. –dijo Marva llorando, pero aún sin controlarse completamente.

-Hija, te amo y no me importa que sangre corre por tus venas. Eres mía y siempre lo serás. Vamos, ven aquí.

Sirius abrió sus brazos, esperando que Marva se acercara a él para asegurarle que no importaba de verdad. Él había sido el primero en cargarla, le había cambiado sus pañales durante el primer año de su vida y la quería del mismo modo que a Katie.

Marva observó los brazos abiertos de Sirius, debatiéndose entre aferrarse a él con todas sus fuerzas o salir corriendo del lugar y no regresar jamás. Su madre la había tenido para evitar la muerte de Katie y él. Su madre no la quería. Cómo iban a quererla Sirius y Katie?

Pero solo le bastó mirar a los ojos del animago para saber que su sentimiento era sincero. Sus ojos parecían rogar por aceptación. No le importaba que ella no era su hija, no le importaba en absoluto. Y Marva se rindió ante eso y se lanzó a los brazos de su padre, llorando como nunca antes.

POR CADA CAPITULO QUE ALCANZO A PONER, NOS ACERCAMOS MAS A DONDE LO DEJAMOS EN EL FORO.

BESOS PARA TODOS Y GRACIAS POR SEGUIRME ACA.

BARBY