DISCLAIMER: Nada de este mundo de fantasía me pertenece. Todo es propiedad de JK Rowling y sus asociados.

CAPITULO 29.

Poco a poco los murmullos y las miradas hacia Marva y Draco se fueron apagando. A nadie le importaba ya si ella había elegido al rubio en lugar del gran ídolo popular.

Harry, había encontrado la situación de lo mas graciosa. Por una vez en su vida, nadie se preocupaba por su vida personal, sino de la de alguien mas. Y durante el tiempo que duró el shock en los estudiantes, lo disfrutó. Pero, claro, ahora estaba seguro de que toda su alegría se iba a esfumar de golpe.

Estaba frente al Director de Hogwarts, en presencia de Grisselle, Leyton, Snape, Katie, Sirius y Remus. Al parecer, a ellos los esperaban en algún lugar el resto de la Orden en cuanto terminara la reunión.

-Tenemos noticias, Harry. –dijo Dumbledore mirándolo seria y fijamente.

-Noticias?

-Voldemort va a atacar en menos de lo que puedes creer.

-Cuánto tiempo es "antes"? –preguntó decidido a terminar con todo.

-Menos de una semana. –respondió el anciano.

-Cuántos días?

-Pasado mañana. –dijo Katie desde su lugar.

-Pero... pero las clases no terminan hasta dentro de una semana y...

-Por algún motivo –dijo Snape ásperamente –dudo que al Señor de las Tinieblas le interese lastimar a los alumnos. De hecho, creo que estaría mas que feliz de hacerlo.

-Severus... –alcanzó a decir Dumbledore antes de que Harry se pusiera de pie y se acercara silenciosamente a Snape, lo tomara del frente de la túnica y acercara sus rostros hasta quedar separados por milímetros.

-Me refería a que los alumnos van a estar en peligro y que vamos a tener que evacuar el colegio, Snape. Y, en cuando a Voldemort –dijo el nombre a propósito, para ver la reacción de Severus –yo voy a encargarme de que no lastime a nadie mas. Incluso podría llegar a evitar que te maten.

-Niño engreído –bufó Severus soltándose del agarre del menor –No necesito que nadie me proteja. Puedo asegurarte que yo, a diferencia de ti, soy un mago adulto y entrenado.

-Sev, por favor. –susurró Grisselle en su oído.

-Harry! –exclamó Katie –Esa actitud no nos llevará a ningún resultado positivo. Necesitamos estar unidos y trabajar juntos en la batalla.

-Bien, bien. –accedió Harry sin mucho convencimiento -Lo siento profesor.

-Terminaron con las idioteces? –preguntó Sirius molesto –Necesitamos pensar una manera de sacar a todos los alumnos de Hogwarts antes de la batalla y sin llamar la atención de los mortífagos.

-No podremos evacuar el castillo. –dijo Katie con seguridad –Hace una semana están vigilando todos los pasadizos existentes. Hay que ocultarlos aquí dentro.

-No existe un lugar lo suficientemente amplio para llenarlo de estudiantes y.... –se opuso Remus, solo para ser interrumpido por Harry.

-Si hay –todos lo miraron expectantes, mientras Katie sonrió y afirmó moviendo la cabeza –La Cámara Secreta.

-Pero... pero Voldemort puede entrar y....

-No Sirius. –dijo Harry con decisión –Voldemort no puede entrar si yo le ordeno no dejarlo pasar.

-Y solo llegaría a la cámara si todos nosotros fuésemos vencidos. –agregó Katie.

-Bien. A la cámara Secreta entonces. –dijo Albus Dumbledore con serias dudas al respecto.

-Vamos Harry. –dijo Leyton poniéndose de pie. –Katie y yo iremos contigo.

Harry llegó con sus dos acompañantes al baño de Myrtle. La niña fantasma iba a ser un problema si Voldemort lograba entrar a Hogwarts. Mientras Harry se concentraba en abrir el pasadizo que los llevaría por las cañerías, Katie enfocó su atención en Myrtle.

-Quién eres? –preguntó el fantasma, ladeando la cabeza.

-Katie. Trabajo aquí en Hogwarts, y necesito pedirte un favor.

-Qué clase de favor? Y por qué a mi?

-Es un favor muy... especial. Y te hará la fantasma mas famosa de la historia probablemente.

-Oh... –dijo Myrtle riendo –Dime mas.

-En unos días, esconderemos a todos los alumnos de Hogwarts en la Cámara que hay detrás de esos lavabos.

-Por qué?

-Porque Voldemort y sos mortífagos van a atacar el castillo y necesitamos poner a los niños a salvo. Sabes quién es Voldemort?

-Por supuesto que lo se! –exclamó la fantasma indignada.

-También sabrás que es el culpable de tu muerte.

-Eso no es posible.

-Puedo pedirle a Dumbledore que te lo confirme. Pero créeme cuando te digo que Voldemort fue Tom Riddle en algún momento de su vida. Y que él fue quien dejó salir al basilisco que acabó con tu vida.

-Pero... si eso es verdad.... Entonces por qué van a ocultar a los niños en un lugar donde él puede entrar?

-No creemos que sea capaz de atravezar los muros del castillo. –explicó Katie. –Pero si alguien lo hace y entra a este baño... Podrías decir que hace tiempo que nadie te visita y hacer de cuenta que nunca pasaron los niños por aquí?

-Y... eso me hará famosa? –preguntó Myrtle con esperanza.

-Por supuesto. Eres una de las personas mas importantes del plan. Si tu logras convencerlos de que no has visto a un ser humano entrar a este baño desde el segundo año de Harry, entonces salvarás a todos los niños y serás famosa.

-Tu también crees que seré famosa, Harry?

-Claro que si! –exageró –Yo mismo me encargaré de que todos conozcan lo valiente que eres.

-Lo haré. –dijo ella solemnemente.

-Gracias Myrtle –le sonrió Katie –Eres una buena persona y vengaremos tu muerte en dos días.

-Oh... eso estaría bien.

-Listo Harry? –preguntó Katie que, aún sin haberlo visto, sabía exactamente en que momento había abierto la Cámara.

-Si. Qué haremos ahora?

-Bajar. Qué mas? –preguntó Leyton y se tiró de un salto.

-Vamos, entonces. –dijo Katie sonriendo –Antes de que se pierda en las cañerías.

Katie y Harry se reunieron con Leyton metros debajo del suelo de Hogwarts. El medio-veela se veía completamente entusiasmado, como si fuera una gran excursión, mientras que Katie se notaba seria y preocupada. Harry, se debatía entre sus recuerdos y pensar seriamente en un lugar para los niños.

Antes de que pudiese decidir que hacer o por donde caminar, sintió la mano de Katie en su espalda, indicándole el camino. Tomaron un camino hacia la derecha y siguieron el húmedo tubo hasta encontrarse con otra bifurcación.

Harry no supo cuanto tiempo estuvo caminando, pero lo que sí supo es que Katie, de algún modo, parecía saber a donde iban o tenía buenos instintos para no perderse. La verdad era que él nunca había recorrido la cámara completa, y no tenía verdaderos deseos de hacerlo.

-Bien, aquí estamos. –dijo Katie satisfecha con ella misma, mientras Leyton mostraba una sonrisa que rivalizaba a los gemelos Weasley. –Ábrela, Harry.

Harry observó la pared que tenía en frente. Era una pared absolutamente normal. Nada de puertas, ni de serpientes, ni ladrillos, nada de nada. Miró a Katie y luego a Leyton, sus ojos expresando su duda. No tenía idea como abrirla.

-La sangre Slytherin te pide que nos dejes paso –le dijo Katie en su oído.

Harry repitió esas palabras, sin ser consciente que habló parsel. De la nada, en la pared apareció una grieta, que luego se fue transformando en una especie de serpiente de cemento movible.

El animal investigó a los tres humanos que tenía frente a ella. Unos por uno, los observó detenidamente, mientras siseaba palabras sin sentido, al menos para Harry. Al fin, se puso en posición de ataque, y Harry estuvo a punto de sacar su varita, cuando la serpiente se dirigió a ellos.

-La sangre Slytherin puede ingresar.

-Gracias. –siseó Harry y pasó primero, seguido de Leyton y luego de Katie.

Nunca hubiera esperado encontrarse con un lugar tan majestuoso como ese. Parecía un salón de duelo, pues tenía una enorme plataforma en el centro y gran espacio en los costados.

Leyton dejó salir un chiflido de admiración, antes de hurgar por las paredes con sus manos, siguiendo el ejemplo de Katie. Y Harry comprendió que estaban haciendo. Grisselle le había enseñado a detectar la magia en el ambiente y en los objetos, además de levantar barreras.

-Buscamos algo especial? –preguntó Harry enfocando su atención en la plataforma de duelo.

-Magia oscura. –dijo Katie sin dejar su tarea –Necesitamos confirmar que Voldemort no conoció nunca esta habitación.

-Pero... Este lugar lo construyó Slytherin... No se supone que él fue un mago oscuro?

-Harry –dijo Leyton casi al borde de la risa –Quiero creer que mi hermana te enseñó a sentir la época aproximada de la magia que sientas. O es que está demasiado ocupada con Snape?

-Oh... lo siento, lo había olvidado.

Harry tuvo la sensación de que pasaron días buscando. Para poder sentir la magia en objetos y lugares había que estar atento al mas mínimo detalle. Al cabo de, lo que en realidad fueron cinco horas, Katie se detuvo.

-Estoy agotada. –dijo apoyándose en una pared. –No hay nada aquí. Nunca supo de este lugar.

-Y tu como sabías? –preguntó Harry curiosamente.

-Eh...

-Mi padre tiene un diario de Salazar Slytherin –dijo Leyton con tranquilidad –En él había un mapa de la Cámara. Deseas verlo?

-No estoy seguro. –dijo Harry, cada vez mas confundido con las sorpresas que el mundo mágico le daba día a día.

-Es una buena decisión. –dijo Katie haciendo aparecer un vaso de agua fresca –Ahora lo que necesitamos es pensar cuando vamos a traer a los niños.

-Yo diría que mañana. –dijo Leyton. –Es lo mas seguro. Sabemos que atacarán pasado mañana, pero no sabemos en que momento. Así que lo mejor sería mañana. Por otra parte, tenemos que hacerlo todos juntos, pues si algún hijo de mortífagos ve que están desapareciendo sus compañeros...

-Lo mejor sería ir por casas, no creen? –opinó Harry.

-Es verdad. –concedió Katie poniéndose de pie. –Comenzaremos con Slytherin.

-Por qué?

-Porque los que pueden sospechar deben ser los primeros en irse, así no pueden avisar a sus padres.

-Oh, claro –dijo Harry al fin. –Entonces... Cómo lo haremos?

-Supongo que Dumbledore ya habrá pensado algo. –dijo Leyton poniéndose de pie –No creen que sería conveniente separar las cuatro casas?

-No. –dijo Katie cortante –Deben permanecer unidos, en caso de que no lo logremos, ellos tendrán que luchar juntos.

-Y tu crees que lo harán? –preguntó Harry con incredulidad.

-La necesidad hace milagros, Harry.

Harry regresó a su Sala Común, exhausto y nervioso. Sólo quedaba un día, un día y medio como mucho, y se enfrentaría nuevamente a Voldemort. Pero esta vez, tenía la seguridad de no estar solo y de haber entrenado todo el año.

Había algo que no dejaba de pasar por su cabeza. Sus amigos. Debía hacer cualquier cosa, lo imposible, para enviarlos a la Cámara al día siguiente. No podía ni imaginar lo que sufriría si algo le sucedía a alguno de ellos, o a Ginny. Incluso a Malfoy, pues Marva iba a terminar destrozada.

Debía protegerlos. Pero también sabía que tenía que decirles lo que estaba sucediendo, antes de enviarlos con los demás alumnos a su exilio. Conocía a sus amigos, novia y prima, y podía imaginar su reacción al saberse encerrados mientras él estaba afuera luchando por la libertad del mundo mágico.

Cuando estaba pensando en el lugar y momento oportuno para darles la noticia, dos manos se posaron en sus tensos hombros y comenzaron a moverse, aliviando la tensión en sus músculos.

-Estás bien? –susurró Ginny en su oído –Qué quería Dumbledore?

-Necesitamos hablar –dijo Harry, arrepintiéndose al ver la mirada de pánico de Ginny –Todos debemos hablar. Ron, Hermione, Marva y Malfoy. En la Salón de los Requerimientos, en media hora. –Harry se puso de pie frente a Grinny -Crees que podrás ir?

-Claro que si. Sólo... dime de que se trata. Puede ser?

-No te preocupes.

Harry abrazó a Ginny, intentando transmitirle seguridad. Debían hablarlo. Y no iba a ser fácil convencerlos de quedarse al margen de la pelea.

Marva y Draco estaban en las cercanías del lago, disfrutando de su reafirmada relación, cuando fueron interrumpidos por Hedwig. La blanca lechuza llamó la atención de Draco, tirando de sus cabellos no muy suavemente.

-Qué demonios quiere Potter? -preguntó Draco sin ocultar su fastidio por la lechuza.

-Quiere que nos encontremos en el Salón de los Menesteres. Dentro de quince minutos.

-Para que? Tu no irás! –dijo Draco abrazándola posesivamente -Quédate conmigo. No me gusta que pases tanto tiempo con Potter.

-Draco –Marva le acarició el cabello –Tu también tienes que ir.

-Justo lo que necesitaba –murmuró Draco irónicamente, mientras se ponía de pie.

Pronto estuvieron todos presentes en el Salón, que a pedido de Harry presentaba una confortable sala de estar, con cómodos sillones, una mesa ratona en el centro de ellos y bebidas y galletas.

Harry y Ginny estaban en un sillón, mientras Draco y Marva en otro, Ron y Hermione en el tercero y Neville y Luna bastante juntos en un cuarto sillón mas pequeño que los demás.

-Y bien, Potter? –preguntó Draco sin disimular su fastidio.

-Voldemort va a atacar Hogwarts. –dijo Harry, y todos contuvieron la respiración –En muy poco tiempo.

-Cómo sabes eso? –preguntó Luna.

-Dumbledore tiene espías. –respondió Hermione –Sigue Harry...

-Van a atacar, y los alumnos van a ser evacuados a la cámara Secreta mañana. –todos lo miraron entre confundidos y expectantes –Deben asegurarse de estar alerta, para el caso de que Voldemort logre entrar al castillo y los encuentre. Tiene que lograr armar una defensa que resista.

-No.... –susurró Ginny. –No.... no,.....

-Ginny? –Harry levantó su rostro y la miró a sus aterrorizados ojos.

-No puedo regresar ahí. No puedo.....

-Tienes que hacer un esfuerzo. –le susurró Harry mientras la abrazaba –Además, no es en el mismo lugar que estuviste antes. Es otro salón.

-De todos modos no puedo....

-Por qué no? –preguntó Harry separándose de ella nuevamente.

-Porque no vamos a dejar que te enfrentes a ellos solo, Harry –dijo Marva con convicción.

-Estaremos a tu lado, amigo. –secundó Ron.

-Y ni se te ocurra discutirlo –agregó Hermione cuando vio que Harry iba a hablar.

-Pero no pueden.....

-Potter. –dijo Draco –No eres el único que tiene motivos para enfrentarse a ellos. Por mi parte, tengo muchas ganas de encontrarme con mi padre....

-Yo puedo encargarme de organizar la defensa en la cámara –dijo Luna. –Neville me ayudará.

-Lo siento –dijo Longbottom –Pero yo tengo que entrar en la batalla también. Se lo debo a mis padres.

-BASTA! –exclamó Harry –NO van a entrar a la batalla. No van a salir de la Cámara Secreta y NO van a arriesgar sus vidas.

-No puedes evitarlo, Harry. –dijo Ron testarudamente. –A mi me gusta menos que a ti que Ginny quiera estar allí, pero ella también tiene motivos para hacerlo.

-Y si nunca te dejamos solo antes, no lo haremos ahora. –dijo Hermione. –Tienes que comprender..... Desde que Voldemort regresó, supimos que este día iba a llegar y que nosotros íbamos a estar a tu lado. Llevamos mucho tiempo sabiéndolo, y nada nos va a hacer cambiar de opinión.

-Pe... Pero eso no...

-No hay nada que pueda evitar que estemos ahí, Potter. Y, aunque no deseara enfrentarme a mi padre en batalla como lo hago, estaría de todos modos porque Marva va a participar. –Draco se ganó un beso en la mejilla de parte de su novia.

-Entonces? –dijo Luna sin preocupación evidente –Yo me encargo de la defensa dentro de la Cámara Secreta, junto con los demás miembros del ED?

-Supongo –dijo Harry vencido. –Pero necesito hablar con Dumbledore sobre esto. No creo que le haga ilusión que ustedes vayan a estar ahí y.... Sirius va a matarme...

-No lo hará. –dijo Marva moviéndose hasta quedar en brazos de Draco -Él tiene que comprender que yo necesito hacerle frente a ese hombre que lastimó a mi mamá.

-No estoy tan seguro de que lo acepte... –dijo Harry.

A partir de allí, la conversación desvarió hacia otros temas, tales como los exámenes, la vida después de Hogwarts y el Quidditch. Todos seguían con la mente en la batalla, pero nadie se atrevió a nombrarla nuevamente.

Al día siguiente, todos los alumnos fueron levantados por sus Jefes de Casa. Con la excusa de que el Director necesitaba hablar con ellos, fueron llevados hacia el Gran Salón.

Una vez allí, Dumbledore les dirigió unas palabras peculiarmente extrañas sobre la unión y la amistad. Y les pidió que siguieran a sus profesores.

Los primeros en abandonar el lugar fueron los Slytherins, custodiados por Snape y Sirius. Caminaron por los pasillos hasta llegar al baño de Mayrtle y entraron a la Cámara que Harry ya había abierto.

Marva y Draco fueron los únicos que no hicieron caso a las órdenes que les dieron y se quedaron atrás.

-Marva, abajo. –ordenó Sirius.

-No papá. Ya tomamos una decisión. No vamos a escondernos y vamos a entrar en la batalla.

-Esto no es un juego. –dijo Snape seriamente. –Abajo, los dos.

-No. –dijo Draco, por primera vez desobedeciendo a su Jefe de Casa. –No van a lograr que nos quedemos ahí adentro como si nada pasara. Tengo derecho a enfrentarme a mi padre.

-Y yo tengo el mismo derecho que él a ver el rostro de Lestrange mientras me vengo de mi mamá. –agregó Marva.

-Oh por Merlín! –exclamó Sirius. –Bajen inmediatamente!

-Creo que no podemos obligarlos Sirius –dijo Dumbledore desde la entrada. –son magos mayores de edad y el reglamento de Hogwarts les permite a los alumnos defender el castillo ante una invasión si lo son.

-No voy a permitir que mi hija salga a pelear Albus. –dijo Sirius amenazadoramente.

-No está en tu poder negarle ese derecho. –dijo el anciano tranquilamente y luego observó los rostros decididos de sus alumnos –Están seguros de que esto es lo que quieren? Estar en una batalla no es algo agradable. Demasiadas cosas pueden salir mal y la diferencia entre la vida y la muerte puede ser una milésima de segundo.

-Ya hemos tomado una decisión. –dijo Draco tomando a Marva de la mano.

-Entonces.... entonces no hay nada mas que hablar. Hermione Granger, Neville Longbottom, y Ron y Ginny Weasley también tomaron la misma decisión. –dijo albus. –Y, aunque la menor de ellos aún no tiene la edad suficiente, se la otorgó un permiso especial debido a las circunstancias vividas en su primer año aquí.

Severus y Sirius taladraron a Dumbledore con la mirada antes de abandonar el baño.

POR CADA CAPITULO QUE ALCANZO A PONER, NOS ACERCAMOS MAS A DONDE LO DEJAMOS EN EL FORO.

BESOS PARA TODOS Y GRACIAS POR SEGUIRME ACA.

BARBY