DISCLAIMER: Nada de este mundo de fantasía me pertenece. Todo es propiedad de JK Rowling y sus asociados.

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CAPITULO 30:

Al fin había llegado el gran día. Ese en el que todo se iba a decidir hacia un lado o hacia el otro. Ese día en el que Harry debía triunfar sobre Voldemort si quería librar al mundo mágico de la oscuridad que el otro mago deseaba y profesaba.

Con los alumnos de Hogwarts encerrados en la Cámara Secreta, el Gran Salón era todo menos el usual comedor de estudiantes. La Orden del Fénix se había reunido por completo en el lugar, gracias a una serie de trasladores que Dumbledore había distribuido entre ellos para casos de emergencia.

Algunos aurores del Ministerio se habían acercado también, por los mismos medios, aunque la mayoría esperaba tras las barreras protectoras del Castillo, ocultos y dispuestos a ingresar cuando fuera el momento oprortuno.

Harry estaba nervioso, por que negarlo, pero también confiaba en que todo saliera bien. Estaba rodeado de gente en la que confiaba y a la que consideraba su familia. Aunque sonrió ante el último pensamiento, hubiera preferido que ninguno de ellos tuviera que pasar por la batalla, y que estuvieran seguros en la Cámara, junto a los demás.

En menos de lo que hubieran pensado, sintieron las barreras mágicas que custodiaban el castillo desmoronarse y una gran potencia mágica que se esparcía por el lugar. Todos se pusieron de pie y aseguraron sus varitas en sus manos, antes de acercarse a las puertas de entrada del castillo.

En cuanto Dumbledore las abrió, deseó no haberlo hecho. Casi cien mortífagos estaban de pie tras su Maestro y Señor, disúestos a todo por un poco de gloria, gloria que no merecían. En primera fila, Voldemort sonreía malignamente, sus ojos rojos brillando con intensidad.

-Dumbledore. -dijo entre risas macabras -Tienes el valor de salir a mi encuentro? Crees que puedes defender Hogwarts?

-Vete Tom. -dijo Dumbledore con tranquilidad -No hay necesidad de manchar con sangre estas tierras.

-No me iré Dumbledore, Hogwarts será mío y Potter va a morir hoy. -Voldemort desvió su mirada hacia detrás de Dumbledore -Katie! Ven aquí!

-No. -respondió ella altivamente.

-Ven aquí o me encargaré que tu lugar lo ocupe tu hermana, como siempre debió ser.

-No tendrás tu heredera, porque hoy van a terminar los días de oscuridad.

-Hicimos un pacto Katie -los murmullos se extendieron por ambos bandos -No puedes deshacerlo. Es tu obligación como mi....

-NO ERES MI ABUELO! -gritó Katie, sabiendo que eran las cinco palabras justas para desquiciar a Voldemort.

Todo se suspendió por unos momentos. Los miembros de la Orden miraban fijamente a Katie, Marva o Sirius, como esperando la confirmación o una explicación a las recientes palabras de la mayor de las Black. Sirius se acercó a su hija y la tomó de un hombro, volteándola hacia él.

-Katie... De que demonios estás hablando?

-No es momento para hablar de eso -dijo ella sin mirarlo y se volvió hacia Voldemort, sonriendo con suficiencia.

-ATAQUEN! -rugió el mago oscuro.

Los mortífagos avanzaron, dejando a su líder tras ellos. Se acercaban cautelosa pero firmemente hacia el castillo, donde los miembros de la Orden del Fénix comenzaban a salir a su encuentro, dejando a Harry, sus amigos y novia, Leyton y Grisselle detrás.

Los rayos de colores viajaban en todas las direcciones posibles, a veces dando en el blanco esperado, otras veces desvíandose por centímetros.

Katie se dirigió directamente hacia donde estaba Bellatrix. Ella era la primera que iba a hacer caer, y nadie iba a impedírselo. Las dos hechiceras se pusieron en posición de ataque, desenfundaron sus varitas y comenzaron una lucha encarnizada, donde cualquiera podía salir victoriosa.

Las dos brujas se movían con rapidez y agilidad, intentando darse una a la otra y terminar el duelo para seguir con otros. En una mínima, pero desafortunada distracción de Bellatrix, Katie estuvo lista para acabar con ella.

Un certero maleficio la envió al suelo y le hizo perder la varita. La bruja oscura hizo el intento de levantarse y tomar su varita, pero Katie fue mas rápida que ella y solo le tomaron dos palabras para acabar con ella.

-Avada Kadavra -Katie apuntó al cuerpo sin vida de Bellatrix y la envió a un lugar seguro del castillo, mientras rompía en dos su varita.

Cuando volvió a la batalla para encargarse del marido de la difunta, se encontró con que su hermana estaba haciendo el trabajo.

Marva se movía con agilidad y convicción. Ese hombre había dañado a su madre de una manera demasiado dolorosa como para perdonarle la vida. Él y voldemort eran los causantes de que su madre hubiera muerto por las visiones.

-Cruccio! -gritó el mortífago y Marva cayó al suelo de rodillas, apretando los labios para no gritar de dolor.

Draco y Katie se dirigieron inmediatamente a ella. Y el rubio hubiera llegado a tiempo si no fuera porque su padre se interpuso entre ellos y le impidió el paso.

-Creo que debes pagar por traicionarme, Draco.

-Tu pagarás por todo el daño que has hecho! -Draco escupió a los pies de su padre y comenzó el duelo mas difícil de su vida.

-MARVA!! -gritó Katie mientras corría hacia ella.

-Oh, pero que ternura..... -dijo Crabbe y, sin tolerar su vida, se puso en medio de su camino.

Sabiendo que estaba sola y nadie iba a acudir en su ayuda, Marva decidió que ese era un buen momento para utilizar su magia sin varita. Aún bajo el maleficio, se concentró lo mas que pudo para evitar el dolor.

El hombre que se suponía era su padre, cayó hacia atrás, impulsado por una fuerza extraña, salida de su propio maleficio y varita. Marva se puso de pie, tamblando y dolorida, con los ojos llorosos del dolor y levantó su varita.

-Vas a matar a quien te dio la vida? -se burló el mortífago desde el suelo, sin poder moverse.

-Sirius Black es mi padre. Usted no es mas que un maldito asesino y va a pagar por haber dañado a mi madre. -Marva levantó su varita, inspiró una gran cantidad de aire y pronunció als dos palabras que nunca creyó poder hacer -Avada Kedavra!

En cuanto estuvo segura que la vida de ese hombre se había extinguido, buscó a Draco con la mirada y lo encontró en un extenuante duelo con su padre. Sus ojos grises repletos de lágrimas, tan diferentes a los de su padres, que brillaban con odio.

-Inmobilus! -gritó Draco, y su padre quedó como congelado y tieso en la posición en la que se encontraba.

Esa era la oportunidad de librarse de él. De dejar atrás la maldad de su familia para siempre. De matarlo y terminar con la oscuridad que desde pequeño le habían enseñado.

Pero también era su padre. el hombre que le había dado la vida y, aunque nunca lo demostrara, Draco estaba seguro que en el fondo de su frío corazón lo quería.

-Funis! -cuerdas doradas cubrieron el cuerpo de Lucius Malfoy, que miraba a su hijo con incredulidad -Lo siento padre. Carcer!

El cuerpo de Lucius Malfoy desapareció de la batalla, y Draco se secó las lágrimas con la manga de su túnica. Inmediatamente recordó a Marva y corrió hacia donde ella estaba. La encontró caminando hacia él con dificultad.

-Estás bien? -preguntó Draco ni bien pudo tomarla de la cintura.

-Si. -Marva sonrió con tristeza -Tu? Qué pasó con tu padre?

-Está.... está en los calabozos que Dumbledore dispuso para los prisioneros. Puedes caminar?

-Aún puedo pelear -dijo Marva enderezándose y mirando hacia Neville, Ron, Ginny y Hermione, que luchaban contra seis mortífagos -Vamos a ayudarlos.

Mientras caminaban hacia sus amigos Gryffindor, tratando de pasar desapercibidos, pudieron observar lo que sucedía en los terrenos de Hogwarts.

Las parejas que se habian formado para cuidarse las espaldas estaban deshechas. Animius Longbottom y Remus Lupin luchaban cerca, pero cada uno intentando hacerse cargo de dos o tres mortífagos. Sirius y Snape también se habían separado y ambos sangraban, con cortes en sus brazos.

Los cadáveres yacían en el suelo, inmóviles, víctimas de una crueldad norme. Mortífagos y miembros de la Orden. Aurores y profesores. Hombres y mujeres, sin distinción. La sangre regaba el pulcro césped y las flores parecían habrese cerrado para no ser testigos de semejante atrocidad.

Dumbledore estaba rodeado por una decena de mortífagos, pero no iba a dejarse caer. Mientras que Voldemort observaba todo desde atrás de la batalla, junto a su siempre fiel Nagini, esperando por Harry Potter.

Y Harry era testigo de toda esa muerte y daño, rodeado por Grisselle y Leyton, que no lo dejaban formar parte de la batalla hasta que no fuera oportuno y absolutamente necesario.

-Wingardium Leviosa! -dijo Hermione, levitando un cuerpo muerto hacia uno de los mortífagos, haciendolo caer, para evitar que Ron sea víctima de un maleficio.

-Dónde estaban? -preguntó Ginny, cuando Draco y Marva se les acercaron -Se supone que no debemos dividirnos.

-Saldando cuentas. -dijo Draco, empuñando fiememente su varita.

-Y Harry? -preguntó Marva esuivando un Cruciatus.

-Atrás. -dijo Ron casi sin aire. -No va a entrar a la batalla aún.

Cuando tuvo un segundo de respiro, Animius Longbottom lanzó chispas rojas al aire, que se elevaron hasta mas allá del Bosque Prohibido e iluminaron el cielo completamente, dandole a todo una apariencia aun mas macabra.

Esa era la señal que esperaban los aurores apostados fuera del castillo, e ingresaron dispuestos a luchar. Aunque eran muchos menos de los que hubiesen deseado, ya que demasiados de ellos se habían acobardado a último momento.

Su ingreso determinó un respiro para los miembros de la Orden del Fénix y los profesores, pero eso no significaba la vistoria, pues el Mago Oscuro mas poderoso de todos los tiempos no pensaba pelear solo con mortífagos.

-ESTO ES LO MEJOR QUE PUEDES DAR DUMBLEDORE?!?!?!?! -le gritó desde su lugar -Y AÚN HAY QUIENES CREEN QUE ERES EL MAGO MAS PODEROSO DE TODOS. YO E DEMOSTRARÉ LO QUE EL PODER!!!!

En el mismo momento en que dejó de hablar, un viento helado se apoderó de todos, excepto de los mortífagos, que ya habían tomado una poción de su propia invención, para contra restar los efectos de los Dementores.

Katie cayó al suelo de rodillas, mientras las imágenes que había visto desde pequeña en su madre se repetían una y otra vez en su mente. Harry comenzó a sentir la oscuridad apoderarse de él, Ginny sintió en carne viva la posesión de voldemort durante su primer año.

Sirius gritó tan fuerte que por un momento todos pensaron que su vida iba a extinguirse, Draco pudo ver en su mente los castigos y los gritos de su padre cuando algo hacía mal. Marva recordó el funeral de su madre y el momenrto de su muerte. Ron y Hermione revivieron la batalla del Ministerio de la Magia, dos años atrás.

Neville recordó algo que no creía haber visto jamás. Vio a Bellatrix, su hermano y su esposo torturando hasta la locura a sus padres. Mientras él, apenas un niño, observaba desde su cuna. Y luego vio como su abuela intentaba borrar ese recuerdo de su memoria.

Comprendió el por qué de sus usuales errores. Su abuela lo había hechizado al ser un bebé. Pero ahora el recuerdo había regresado y, con él, sus fuerzas y su valentía. Como si supiera que podía hacerlo, Neville empuñó su varita hacia el cielo, desde donde los Dementores los atacaban.

-EXPECTO PATRONUM!

Un águila plateada y bellísima se desprendió de su varita, y voló a su alrededor y lo protegió a él y a sus amigos del ataque, permitiendo que recuperen sus fuerzas y puedan levantarse, para conjurar sus propios Patronus.

Pronto, la nutria de Hermione se había acercado a Remus Lupin, resguardando su vida. El dragón de Draco estaba junto a Severus Snape y quienes estaban cerca de el profesor, intentando evitar que caigan bajo los encantos de los Dementores.

El león de Ron resguardó a varios aurores que gritaban junto a la profesora McGonagall. Marva conjuró una serpiente que rodeó sin dudarlo a su hermana y a Bill y Charlie Weasley, que intentaban despertarla de sus pesadillas, junto a Fleur Dela Court.

Y, por último el unicornio de Ginny se reunió con el fénix de Dumbledore y el ciervo de Harry, atacando sin piedad a los espectros malignos que Voldemort había convocado, obligándolos a retroceder y abandonar esas tierras, para nunca jamás regresar.

Pero Harry no iba a dejar que fueran por la Tierra asesinando a personas inocentes y robándoles sus almas. Reunió toda la fuerza que pudo y extendió su mano hacia ellos, teniendo por seguro que nadie le estaba prestando demasiada atención.

Un rayo plateado y verde abandonó su palma, convirtiéndose en una bola de energía luego. Cuando su magia tocó al primer Dementor, explotó formando una onda que acabó con todos ellos y liberó las almas que mantenían en sus cuerpos, dándoles la paz necesaria para descansar.

Los miembros de la luz gritaron victoriosos, notando que la mitad de los mortífagos que los habían atacado ya estaban fuera de combate, y que los Dementores habían sido destruidos.

Dumbledore miró con desconfianza a Voldemort, a través de su despeinado y sangriento cabello. Detrás del Señor de las tinieblas, los mortífagos sonreían misteriosamente.

Harry hizo el intento de avanzar hacia su propia pelea personal, pero Grisselle y Leyton lo sostuvieron por sus hombros. Cuando él los miró interrogante, ellos solo negaron con la cabeza.

-Aún no ha terminado. -dijo Grisselle, observando tras las colinas que se estendían en uno de los lados del castillo. -No son las montañas las que se mueven y avanzan hacia aquí.

El suelo tembló y los mmienbros de la Luz dejaron sus cavilaciones para mas tarde. A la derecha del campo de batalla podían verse decenas de gigantes y muchos mas trolls acercarse dispuestos a ponerle fin a la paz del mundo mágico.

En los rostros de todos podía vrese el miedo y la desesperación, pues no había manera de luchar contra los gigantes. Eran demasiado fuertes, grandes y su piel era gruesa y casi impenetrable por los hechizos que conocían.

-LOS HERIDOS! -gritó Dumbledore, y Grisselle, Leyton, Harry y Madamme Pomnfrey levitaron a todos los que pudieron hacia dentro del castillo. -NO VAN A VENCERNOS!

-MARVA! -gritó Sirius -VUELVAN AL CASTILLO!

-NO! -dijo la menos de las Black con convicción.

-VAYAN ADENTRO! -ordenó Snape.

-NO LO HAREMOS! -dijo Draco, mientras se reunían con los demás, listos para luchar contra lo que fuera.

-Grawp ayudará! -gritó Hagrid y gritó por su hermano.

-UN GIGANTE NO SERÁ SUFICIENTE! -dijo Remus.

-Necesitamos armas mágicas. -opinó Animius, mientras intentaba detener una herida sangrante en su abdomen.

-ARCOS Y FLECHAS MÁGICAS! -dijo Ron entusiasmado -Puede hacerlo, verdad Profesor Dumbledore? Puede proveernos de suficientes armas......

-Puedo, si. -dijo el anciano. -Pero no saben manipularlas, o si?

-Hay que hacer el intento Albus. -dijo Snape -No podemos permitir que se acerquen demasiado al castillo o lo derrumbarán.

Dumbledore hizo una serie de florituras con su varita, y cientos de arcos y flechas aparecieron de la nada en medio de ellos. Cada mago y bruja que peleaba tomó un puñado de flechas y un arco, mientras escuchaban las apuradas instrucciones de Dumbledore sobre como usarlas.

Pronto, alrededor de treinta y tres gigantes estaban a punto de cruzar el Lago Encantado, y dirigirse a Hogwarts, para derrumbarlo y terminar con el único lugar que verdaderamente resistía la maldad de Voldemort.

Las flechas rebotaban en sus gruesas pieles y caían a suelo destrozadas, y solo algunas pocas se les clavaban, pero haciendo tan solo daños superficiales. Mientras tanto, los aurores del Ministerio seguían luchando contra los mortífagos que aún no habían caído, y procuraban darle espacio a los demás para que acaben con la nueva amenaza.

Con un rugido, Grawp emergió del dosque Prohibido y se acercó al Lago, haciendo temblar el suelo entero a su paso. Su posición era de defensa del castillo, pero todos sabían que no iba a durar. Un gigante no era reto para los demás.

Cuando tres de ellos pudieron quitar al hermano de Hagrid del medio, haciendolo caer, el Calamar Gigante intentó detenerlos, enredando sus tentáculos en sus piernas, y tirándo de ellos, llevándolos hacia atrás.

Pero él también fue rápidamente vencido, y ahora nada ni nadie podía evitar que los gigantes derriben Hogwarts.

-Oh..... Por Merlín!!! -gritó ron tapándose los ojos, y llamando la atención de todos. -Es ARAGOG!

Del Bosque Prohibido salían infinidad de arañas gigantes, rodeaban a los magos y se acercaban a Hogwarts, escalando sus paredes rocosas con facilidad, llegando hasta las torres mas altas en pocos segundos y lanzándose desde allí a los gigantes.

Las arañas mordían y envenenaban a las bestias, que iban cayendo unos tras otros al suelo, aún vivos, pero mortalmente heridos.

Los trolls, en cambio, no podían ser atacados por ellas, pues se piel poseía un componente vevenoso para ellas, pero alguien mas iba a hacerse cargo.

Mientras los magos seguían lanzando flechas mágicas a los trolls, esta vez con mejores resultados, una manada de centauros abandonó el Bosque Prohibido dirigiéndose hacia ellos.

Bane y Ronan, ambos centauros conocidos por Harry durante su castigo en el Bosque en su primer año, los encabezaban y guiában a los demás, que pronto se reunieron con Firenze.

-La oscuridad no reinará sobre nustro Bosque. -dijo Bane mirando a Dumbledore.

-Los pequeños, los cachorros, ellos pueden montarnos. -agregó Ronan.

-Por primera y última vez, los centauros lucharán junto a los magos y el desterrado. -finalizó Bane, acercándose a Hermione.

Ron, Hermione, Ginny, Draco y Neville montaron a los centauros y tomaron fuertemente sus varitas y sus arcos y flechas.

-Acabemos con los Trolls! -gritó Firenze mientras cabalgaba, con Ginny en su lomo.

Estando cerca de los montruos, los pequeños magos podían tener mejor acceso a sus partes mas desprotegidas y débiles, y los centauros les indicaban donde y cuando lanzar sus hechizos, mientras ellos también lo hacían.

Pronto, el Lago Encantado ya no podía verse, pues el amontonamiento de enormes cuerpos sin vida, paralizados o heridos, era descomunalmente enorme.

Ahora solo quedaba una cosa por hacer. Terminar con los mortífagos y su amo. Terminar con la oscuridad para siempre. Ese era el momento que habían estado esperando.

-Ahora Harry, ahora acabarás con él. -dijo Grisselle, caminando junto a él y a su hermano hacia el campo de batalla.

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TRADUCCIONES DEL LATIN (hechizos de Draco):

Funis: Cuerdas.

Carcer: Calabozos.

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NO ME MATEN POR DEJARLO AHI. FUE TODO CULPA DE OPHELIA DAKKER, QUEME SUGIRIO QUE HAGA LA ULTIMA BATALLA EN 3 CAPITULOS.

AGRADEZCAN QUE COMO ME CUESTA TANTO, DECIDI HACERLA SOLO EN DOS.

EN CUANTO PUEDA SUBO LO DEMAS (TODAVIA NO LO ESCRIBI).

DE TODOS MODOS, ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO Y QUE ME DEJEN SUS COMENTARIOS, YA QUE ES UN CAPITULO ESTRENO.

Gracias a: ale, galindezlmp, Irethel, micaela, Palfuriana, ojitosbellos, LunitaBlack y titaniagranger por sus mensajes.

BESOS

BARBY