Camino lentamente a la puerta y abrazo las cobijas que están entre mis manos, ya no quiero estar sola, te necesito...
El miedo de la soledad me persigue minuto a minuto, segundo a segundo; me estoy volviendo loca, no te vayas por favor, no te vallas, te necesito...
Las lágrimas riegan mis labios cuales gotas de agua callendo fulminantemente en los pétalos de aquella dulce flor que delicadamente cae marchita en una sábana de sangre, te necesito...
Copa rota, placer deshilado, pies descalzos; estoy vacía y me pregunto qué hubiera pasado si siguiéramos, tócame ahora, quiero sentirte, te necesito...
Estoy rota por dentro, hecha añicos no hay compostura, no te preocupes, estaré bien no sientas compasión por mí, te necesito...
No quiero perderte, no quiero estar ni un segudo lejos de ti, pero ahora te vas, atraviesas la puerta y atraviesas los muros fuertes de mi corazón y de mi alma, no quiero perderte pero nada lo puede impedir ya.
Y lo único que me resta es murmurar...Te necesito...
