Ya había amanecido, Matt y Sora se levantaron de muy mala gana, todavía medio dormidos desayunaron un poco, recogieron las cosas y retomaron el camino.
Tras una larga caminata, pararon para comer algo, pues como quien no quiere la cosa ya era mediodía, después de la comida decidieron seguir el camino y, para su mala suerte, llegaron a un lugar que no tenía salida alguna.
- ¡Menudo chasco! – dijeron los dos al unísono.
- Ahora tendremos que volver a bajar, maldita sea – dijo Matt dando una patada a un pedrusco.
- Espera Matt – Sora se paró - ¿no lo hueles?.
- ¿Oler el qué?.
- Concéntrate.
Matt cerró los ojos, y olfateó.
- Es un olor muy fuerte pero a la vez agradable, son... son...
- Flores – prosiguió Sora.
- Si, son flores, pero qué raro, por aquí no veo ninguna, aquí hay gato encerrado – dijo Matt extrañado.
- Yo juraría que... el olor viene de ahí – Sora señaló una gran cascada.
- ¿Cómo lo sabes?.
- Instinto femenino – dijo Sora con una amplia sonrisa.
- ¿Instinto femenino? – continuó Matt no muy convencido.
- Sí, venga vamos, no perdemos nada por intentarlo.
- Vale, vale...
Se dirigieron hacia la cascada, miraron bien, en busca de algún camino, y lo encontraron, a la derecha de la cascada había un pequeño pasadizo muy bien escondido que parecía llevar a algún extraño lugar.
- Bueno, ahora solo tenemos que seguir, presiento que la batalla final está a punto de comenzar – dijo Matt seriamente.
- Pues... ¡vamos!.
Entraron con bastante dificultad pues el pasadizo era muy estrecho, nada mas entrar la oscuridad les invadió, no podían ver casi nada, solamente el fondo, un fondo que parecía interminable. A Sora le volvió a dar otro escalofrío bastante fuerte, a medida que iban avanzando el ritmo de la respiración les era más difícil de llevar, caminaban y caminaban pero la cueva era interminable, ya casi no podían ni respirar debido a la profundidad. Pero por fin pudieron ver una pequeña luz, la salida estaba cerca, caminaron más deprisa y por fin vieron la salida.
Cuando salieron de aquella tenebrosa cueva observaron el paisaje tan hermoso que había delante de ellos. Era un campo, un gran campo cubierto todo de flores, flores de diferentes tamaños, colores, formas, olores... en medio del campo había una pequeña estatua de mármol de un ave fénix que llevaba un corazón en su pico, aquel paisaje parecía el mismísimo paraíso.
- Esto es precioso, jamás había visto algo tan hermoso – dijo Sora con un suspiro – y huele tan bien...
Sora cerró los ojos y dio un hondo respiro, Matt la observaba detenidamente con una ligera sonrisa.
- Pues... yo he visto algo más hermoso todavía – dijo éste.
- ¿El qué? – preguntó Sora intrigada.
- He visto un ángel – prosiguió Matt con una sonrisa.
- ¿Un ángel?.
- Sí.
Sora volvió a mirar el extraordinario paisaje.
- Sora, no nos podemos quedar mirando este paisaje, tenemos que encontrar tu piedra –se apresuró a decir Matt.
- No te preocupes, ya no hace falta que la busquemos – dijo Sora tranquilamente.
- ¿Pero qué dices Sora?, tenemos que encontrarla.
- La piedra está aquí, esta en este campo.
- ¿Eh? – Matt la miró asombrado.
Sora bajó al campo seguida de Matt, caminaron entre las flores hasta llegar a la estatua del fénix. Sora subió un pequeño escalón y arrimó su boca al pico del fénix, que sostenía el corazón, cuando lo tocó el dispositivo de Sora comenzó a sonar de la misma manera de la que lo había hecho el de Matt y el mismo resplandor salió de él. Entonces el pico del fénix se abrió y el corazón que había en él fue a las manos de Sora, en cuanto ésta lo tocó se transformó en una pequeña piedra de color rojo rosado con el emblema del amor y la cabeza de un ave fénix gravados en ella.
- Sora, es... es tu Piedra Sagrada – dijo Matt atónito.
- Sí, lo he conseguido, he conseguido mi piedra – dijo ésta con una gran sonrisa en la cara.
En aquel momento oyeron unas cuantas voces que parecían llamarles, se giraron para ver de quiénes procedían y vieron que todos sus amigos corrían hacia ellos.
- ¡Matt, Sora! – gritaron llenos de alegría.
- ¡Chicos, estáis aquí! – exclamaron éstos también y fueron corriendo hacia ellos.
En cuanto se encontraron se dieron un gran abrazo, Sora cogida de la mano de Mimi muy emocionada y Matt dándole la mano a Tai en señal de alegría. Tras la emoción del reencuentro se sentaron todos en círculo para comentar todo lo que les había pasado.
- Bueno, entonces... ¿todos habéis encontrado vuestras respectivas piedras? – preguntó Izzy para comprobar que todo iba bien.
- Sí, todos las tenemos – dijeron éstos.
- Izzy, ¿has estudiado ya cómo podemos utilizar el poder de éstas piedras? – preguntó Joe en señal de preocupación.
- Si, pero la verdad, no he encontrado la manera de usarlas.
- Vaya, esto nos resultará un problema – dijo T.K. –no tenemos mucho tiempo, debemos descubrir el secreto de éstas piedras cuanto antes.
En aquel momento el ordenador de Izzy volvió a sonar, éste lo abrió rápidamente, era Gennai.
- ¡Gennai!, que alegría verte, ya tenemos todos nuestras piedras – dijo Izzy emocionado.
- Ya lo se Izzy, la verdad es que sé lo que habéis hecho cada uno de vosotros a lo largo de vuestra estancia, lo que pasa es que sólo me puedo comunicar con este mundo dos veces cada diez años.
- ¿¡Qué!?.
- Sí, y no lo pienso malgastar.
- Pero viejo – se adelantó Tai – tenemos las piedras, pero no sabemos cómo utilizarlas.
- Mi querido Taichi, la única forma de utilizar las piedras es la mente, las Piedras Sagradas no son mas que simples vehículos del poder de vuestra mente, quienes tienen el poder en realidad sois vosotros, no las piedras, por eso debéis concentraros al máximo, debéis desear algo con todas vuestras fuerzas.
- Ya estamos otra vez – dijo Tai frunciendo el ceño – no me entero de nada de lo que dice el vejete éste.
- ¡Hermano! – le interrumpió Kari – deja de decir tonterías, esto es muy importante.
- Debo deciros algo muy importante, vuestro enemigo se acerca, llega el momento decisivo, adelante Niños Elegidos, pongo toda mi confianza en vosotros.
- ¡¡¡Sí!!! – dijeron éstos.
Todos marcharon pero Gennai llamó a Sora antes de que ésta se fuera.
- Sora.
- Dime Gennai, ¿qué pasa? – preguntó ésta preocupada.
- Sora, tú tienes que tener una mente muy fuerte, no te dejes influenciar, debes tener confianza en ti misma, no dejes que el mal se apodere de ti – la imagen de Gennai desapareció del ordenador.
- ¡Espera Gennai, no entiendo lo que me dices! – trató de pararle Sora, pero ya era demasiado tarde.
De repente, en el enorme campo de flores, se hizo una gran oscuridad, una enorme nube de color negro se aproximó hasta el suelo, la nube tomó la forma de un joven, era Hitmon.
- Por fin os he encontrado, la victoria será mía por mucho que lo intentéis, no podéis hacer nada contra mí –dijo éste.
- ¡Cierra el pico imbécil! – le gritó Tai muy enfadado.
- Mi nombre es Hitmon, yo seré el asesino de los Niños Elegidos.
- Ni lo sueñes – contestaron éstos.
Ahora se concentraron, debían desear algo con todas sus fuerzas, pero, ¿qué era lo que más deseaban?, ¿qué era lo que más anhelaban?, ¿cuál era la respuesta?, la respuesta la tenían delante de ellos, lo que ellos más querían era ver que sus compañeros digimon y sus familias y demás amigos fueran felices, que pudieran disfrutar la vida a su lado, eso era lo que más querían. Entonces Tai fue el primero, algo estaba saliendo de su cuerpo, ¿qué era? ¿un fantasma?, eso parecía ¡no, no era un fantasma! sino un espíritu, el espíritu del tiranosaurio, fuerte y voraz, el tiranosaurio, el más valiente.
El tiranosaurio atacó velozmente a Hitmon, éste lo esquivó por los pelos, y también atacó. Tai seguía concentrado, entonces el espíritu atacó de nuevo.
- ¡Garra Infernal! – gritó, y le dio un tremendo golpe con sus potente uñas.
Tras el ataque, Hitmon decidió hacer un contraataque, le dio un tremendo puñetazo y el tiranosaurio cayó al suelo.
- ¡Voy en tu ayuda! – gritó Izzy.
De Izzy no salió un tiranosaurio, sino un enorme escarabajo, el escarabajo, parece inofensivo, pero es muy inteligente. El escarabajo se dirigió hacia Hitmon y realizó un ataque devastador.
- ¡Toneladas de Tierra! – dio un gran golpe al suelo y se produjo un gran terremoto que fue directo a Hitmon, éste pudo cubrirse y el impacto no fue tan grande.
Hitmon le devolvió al escarabajo el mismo ataque y éste se derrumbó.
- ¡Yo también sé luchar! – irrumpió Mimi.
Del pecho de Mimi salió una pequeña figura que se convirtió en una dulce hada, el hada, su inocencia hace que este ser sea realmente puro, pero no debe ser subestimado. El hada voló hacia arriba, muy alto.
- ¡Energía pura! – lanzó una enorme bola blanca que dio en el estómago de Hitmon. Éste, muy resentido, hizo un poderoso ataque, sacó un látigo de la mano y le asestó un fuerte golpe al hada, ésta cayó en picado.
- ¡No permitiré que destruyas nuestras ilusiones! – exclamó Joe.
Del interior de Joe salió una enorme figura con forma de perro, el perro, fiel al hombre, la sinceridad que muestra en sus ojos es digna de un ser espléndido.
- ¡Cataratas del paraíso! – entonces se produjo un gran diluvio, toda la lluvia reunida se lanzó contra Hitmon provocándole rasguños bastante profundos.
Hitmon, se deshizo de ellos como pudo y los cambió de dirección hacia el perro, este recibió las mismas heridas que Hitmon y salió disparado.
- ¡Tengo fe, sé que no nos vencerás! – dijo T.K.
De T.K. salió un hermoso ángel, el ángel, un ser realmente bello, que nuca pierde la fe, su esperanza es la que sostiene los cimientos del mundo.
- ¡Espada Sagrada! – el ángel sacó una enorme espada de su brazo derecho y atacó a Hitmon, éste recibió un buen golpe, pero trató de contraatacar con una espada todavía más grande que rompió la del ángel, después le dio en el costado y éste cayó medio inconsciente.
- ¡Junto con mis amigos no le temo a nada! – gritó Kari fuertemente.
De Kari, al igual que T.K., salió otro ángel, al parecer con forma de mujer, ángel, tu luz iluminará hasta la oscuridad más profunda y hará que el mundo sea más hermoso.
- ¡Arco Sagrado! – el ángel sacó un gran arco, colocó la flecha y disparó, ésta fue a parar a uno de los hombros de Hitmon.
Hitmon dio un tremendo grito, lleno de rabia se sacó la flecha del hombro y la lanzó contra el suelo, luego, formó una pequeña bola de energía en su mano y se la lanzó al ángel que trato de pararla como pudo sin conseguirlo.
Mientras, Sora se estaba concentrando, por fin parecía que algo emanaba de ella, comenzó a formarse una sombra, Matt estaba en las mismas, estaba a punto de conseguir que su espíritu saliera al exterior. Hitmon se dio cuenta de que estaba a punto de conseguirlo.
- ¡No lo permitiré! – gritó mientras se dirigía a una velocidad descabellada hacia Sora - ¡tu no! ¡no debes utilizar tu poder!.
Sora abrió los ojos y vio que Hitmon estaba aproximándose a ella, intentó concentrarse lo más que pudo, pero Hitmon llegó a tiempo y le dio un golpe que la dejó inconsciente.
- ¡Soraaaaa! – gritó Matt desesperado, interrumpió el proceso y fue corriendo hacia ella - ¡maldito ser, déjala en paz!.
- ¡Ya tengo lo que quería, con ella ya nada puede hacerme frente, su destino es estar a mi lado para el resto de la eternidad!.
- ¡No lo permitiremos! – gritaron todos.
- ¡Al ataque! – ordenó Tai.
Pero los espíritus parecían no tener poder, poco a poco se iban desvaneciendo, hasta que, por alguna extraña razón, desaparecieron completamente.
- ¡Nooooo! ¿¡qué pasa, por qué se han desvanecido!? – exclamaron sorprendidos.
- ¿Entendéis por qué creé las puertas de luz?, ¡para debilitaros y que no pudierais luchar contra mí!, la suerte está de mi parte, no podéis hacer nada, ni por vuestra amiga ni por vosotros mismos.
- ¡¡¡Maldito seas, deja a Sora en paz!!! – gritó Matt lleno de ira.
- Si pudiera destruiros, lo haría ahora mismo, así tendríais una muerte rápida y sin dolor, pero en el estado en el que me habéis dejado no es el mejor, no tengo suficiente poder, mejor así, podréis contemplar la destrucción simultánea de los tres mundos, yo seré la única existencia en el universo, y Sora estará a mi lado.
- ¡No, déjala!.
- ¡¡Adiós!!.
Hitmon desapareció en un haz de luz, después sólo vieron el campo de flores, todas muertas a causa de la batalla, ahora los Niños Elegidos estaban en una situación crítica, Sora ya no estaba con ellos, no tenían suficiente poder para convocar a los espíritus y Hitmon recobraba sus fuerzas, nada podía ir peor, pero, ¿qué es lo que quiere de Sora?, ¿qué va a hacer con ella?.
- Tenemos que hacer algo rápido, Sora está en un grave peligro – dijo Mimi.
- Esto... no puede ir peor – prosiguió Matt.
- Tranquilos – interrumpió Izzy – lograremos rescatarla, creo que tengo la clave para recuperar nuestros poderes.
CONTINUARÁ...
¡¡Hola!! ¿Qué tal os va? ¿Os ha gustado este capítulo?, ya no queda mucho para que acabe el fanfic, espero que os guste, lo he alargado más de la cuenta y creo que la lucha entre Hitmon y los espíritus me ha salido muy aburrida, pero qué se le va a hacer, ya está escrito, además, no tengo ninguna gana de volver a escribirlo, para seros sincera, además, ya le dedico demasiado tiempo a terminarla, así que... Bueno, besukos a tods!!!.
