CAPITULO 2

Sirius entró en el bar y miró alrededor. El dueño estaba detrás de la barra, limpiando con magia algunos vasos que volaban de aquí para allá. Se acerco a él y, dándole la espalda, le pidió una cerveza de mantequilla. Lo que menos le apetecía en ese momento era que le reconocieran, así que se fue a una mesa apartada, al lado de un gran ventanal.

Nunca antes había estado en aquel bar y lo observó con curiosidad, fijándose en todos los detalles. Lo habían amueblado de modo que pareciera una antigua posada, con sencillas pero cómodas mesas y sillas de madera clara. La pared estaba dividida en dos zonas, la inferior de piedras grandes grisáceas y la superior pintada de un color ocre. Dos grandes ventanales adornaban la pared que daba a la calle, donde, según se fijo, paseaban bastantes personas cargadas de bolsas.

Oyó unos ruidos a su lado, y supo que el dueño del bar estaba sirviéndole la cerveza. No le miró - para que no le reconociera - y un masculló un casi inaudible "gracias" cuando vio la jarra delante de él. Supo que el dueño le miraba, pero no se molestó en decirle nada.

Llevaba ya cinco minutos y el agente inmobiliario no había aparecido. Se fijó atentamente para ver si, por casualidad, alguno de los consumidores del bar fuera la persona a quien esperaba.

En una de las esquinas, entre sombras, había un viejo de apariencia bastante pobre, que leía el periódico del día y bebía pequeños sorbos de un café que humeaba. En otra de las mesas había una pareja de jóvenes, conversando en voz baja, misteriosamente. Por otro lado, había un hombre cuarentón dormido. Sirius no se molestó en fijarse en su apariencia. Estaba seguro de que no era el agente. Y por último el dueño, un hombre gordinflón y calvo, con un gran bigote gris que meneaba de vez en cuando, y le daba una actitud bonachona.

No sabia porqué, pero Sirius sospechaba que ninguno de ellos era la persona esperada (^^). Bebió un último sorbo de su cerveza, prácticamente dejándola vacía, y se levantó para dirigirse a la barra. Tenía que hablar con el dueño. Solo esperaba que fuera de las personas que no ven las noticias, ni leen los periódicos, ni... vale, era imposible que no le reconociera. Había salido en todos los medios informativos posibles.

Sirius suspiró profundamente, y se acercó con paso cansino hasta el dueño, que le observó con sorpresa. A pesar de que estaba claro que le había reconocido, le gusto la actitud que tomo el hombre, haciendo como si no supiera nada de él.

-Buenas tardes.

-Hola. Mire... estoy esperando a una persona. No se decirle como es, pero si entra alguien diciendo que tenía una cita, ¿podría avisarme?

-Por supuesto, señor...

Sirius sonrió un poquito. Que carácter tan extraño tenia el dueño. Le preguntaba su nombre... ¡como si no lo supiera!

-No disimule que no me conoce... pero de todos modos, Black. - respondió Sirius, sincero, tendiéndole la mano.

El hombre soltó una carcajada, y su gran bigote se agitó. Aceptó la mano, estrechándosela vigorosamente.

-Espero verle por aquí a menudo, señor Black. Y no se preocupe... en cuanto llegue, le avisaré.

-Muchas gracias - contestó Sirius con una sonrisa. Se pregunto mentalmente con cuantas situaciones así se encontraría.

**

Un hombre con maletín entró en el bar. Sirius, que le miraba, deseando que fuera ya el agente, vio como bajaba los dos escalones de la entrada y daba un traspiés. El maletín cayó en el suelo, causando un estrépito enorme. Éste se abrió y todos los papeles y carpetas oscuras que contenía salieron volando.

El hombre que dormía, del susto, se golpeo con la cabeza en la pared, e, inmediatamente se llevó la mano a la zona lastimada, soltando un grito de dolor.

Sirius había hecho el amago de levantarse para ir a ayudar, pero vio que el dueño ya estaba recogiendo las carpetillas y se volvió a sentar, mirando la escena. El dueño volvía a reírse con voz potente, y hacia bromas sobre la patosidad del hombre. Parecían conocerse, y, por lo que pudo escuchar, esa escena era habitual por las mañanas.

Con el estruendo, nadie se fijó en una mujer de unos treinta y tantos, que entraba silenciosamente. Se acercó a la barra y espero allí, sin mirar a nada en especial. Al final, y en vista que el dueño era un prodigioso charlatán, tuvo que interrumpir su conversación con el hombre del maletín.

Sirius se fijó por primera vez en ella. Intercambió unas pocas palabras con el hombre, y vio que éste señalaba en su dirección. Se quedó paralizado. No sabía porqué, pero se había imaginado que el agente sería un hombre. Al ver a la mujer, se rió por dentro, pensando en lo idiota que había sido al asumir eso.

La mujer se quedó plantada delante de él, mirándole con curiosidad, como tantas veces le había pasado estos últimos días.

-Buenos días. Soy Karim Kerouac, agente inmobiliaria.

-Sirius Black. Encantado - se presentó él, estrechándole la mano que le tendía.

Era bastante guapa, aunque de un modo especial. No era la típica mujer escultural, sino al contrario. Sirius juzgó que aproximadamente mediría unos quince centímetros menos que él. Vestía con sencillez, y esa fue una de las cosas que más apreció. No llevaba maquillaje, y sus ojos oscuros impresionaban. El pelo, rizado y largo, de un color caoba, estaba recogido en un moño, que dejaba caer con naturalidad bastantes mechones. Tenía una boca expresiva de labios gruesos y rosados, y Sirius hubiera jurado que nunca había visto una sonrisa como aquella. Para acabar de describirla, diremos que no era delgada, sino que su figura era redondeada, completamente distinta de las mujeres con las que Sirius se había acostumbrado a salir en Hogwarts. Y fue esa diferenciación con ellas lo que le atrajo irresistiblemente.

-Siento el retraso.

-Ha merecido la pena - dijo en un susurro.

-¿Perdone? - preguntó Karim. Sirius dudó por un momento en sí ésta le habría oído.

-... No, nada... que no se preocupe.

-Creo que será mejor que nos vayamos, ¿le parece bien?

-Estupendo.

Karim encabezó la marcha, saliendo del bar a la calle. Sirius la siguió, interesado en saber que tipo de casas le enseñaría. Andaron unos cinco minutos, en los que Karim le preguntó que tipo de casa buscaba.

-Pues... que sea grande, porque tengo intención de que mi ahijado venga a vivir conmigo. Moderna y... con un jardín grande, a ser posible en un lugar sin muggles para poder jugar al quidditch. No se que mas... varias habitaciones para invitados, supongo. ¿Me recomienda algo mas? - pregunto mirando a la mujer, con los ojos brillantes. Solo pensar en que por fin tendría una casa de su propiedad se emocionaba.

-Por ahora creo que será suficiente. Tengo varias en mente que... bueno, será mejor que nos pongamos en marcha. ¿Puedes aparecerte? - Sirius asintió - Estupendo. La primera es en el Valle de Godric, cerca de... ¿pasa algo?

La sonrisa de Sirius se había borrado del rostro, que ahora estaba pálido. Los labios se habían convertido en una línea blanca. Cerró los ojos y respiró profundamente un par de veces, pero eso no funcionaba. Las imágenes de esa noche empezaban pasar a toda velocidad por su mente... los cuerpos de Lily y James... los gritos de Harry... la casa en llamas...

-¿Señor Black? ¿Sirius...? - preguntó Karim, al ver que no reaccionaba.

Sirius abrió los ojos, calmándose al oír salir su nombre de los labios de aquella mujer.

-¿S...se encuentra bien?

Sirius consiguió asentir un par de veces con la cabeza. Las imágenes se volvían borrosas, difusas, y empezaba a recuperar el color en las mejillas.

-¿Le parece mal ese lugar? - preguntó tímidamente Karim, todavía temerosa de la reacción del hombre.

-Ahí no - murmuro Sirius, sin dar explicaciones. Sabía que Remus no estaría de acuerdo con él. Sabía que estaba huyendo de aquel lugar, y que tenía que luchar contra ese miedo. Pero no ahora. Sabía que se volvería loco si regresaba allí. Puede que algún día... pero no ahora. No estaba preparado. Lo mejor era intentar olvidarlo.

-De acuerdo. Ha...Hay varias casas aquí mismo, en Hogsmeade - continuo Karim, intentando quitar el ambiente tenso que se había formado - Creo que le podrían gustar, sobre todo una de ellas que...

Sirius no la escuchaba. Sus pensamientos volvían a estar sumergidos en sus amigos. Tal vez... tal vez debería haberse quedado más tiempo con Remus. Dudo solo un instante si podría quedarse solo - otra vez solo - en una casa grande.

-Vayamos - murmuro con determinación.

******

-¿Se puede saber que es esto? - preguntó estupefacto Sirius, al salir a la terraza y ver que el balcón del segundo piso se sostenía sobre unos duendes gigantes de mármol que hacían de columnas (se me ha olvidado mencionar que estaban pintados de colores chillones).

Karim se puso al lado de Sirius, y murmuro un poco avergonzada.

-En el plano ponía que había unas columnas... pero no esto.

-Creo que ya no quiero ver nada mas.

******

-Como ves esta tiene un jardín enorme.

-¡Perfecto para jugar al quidditch! – exclamó Sirius, contemplando el vasto espacio de hierba.

Karim le sonrió, asombrada de la vitalidad que parecía tener el hombre.

-Solo una pregunta – comenzó, girándose hacia la mujer - ¿Dónde esta la casa? Me gusta mucho jugar al quidditch, pero no tanto como para dormir al aire libre.

Conteniendo las ganas de reír, Karim aparto la mirada de los profundos ojos de Sirius y contestó:

-Es subterránea. Para tener más jardín. Creo que no hay ninguna casa así en todo Londres.

-Porque sera...

-Creo que no te convence – murmuro ella.

-Hem... mejor vamos a ver la siguiente.

-De acuerdo. ¿Sabes dónde está Sanstead? (Nda. Bonito lugar. Se lo ha inventado mi amiga Kristen ^^)

-¿Lo dudas? – preguntó Sirius irónico enarcando una ceja.

-Si.

-¬¬

-Creo que será mejor que me cojas de la mano. Así cuando me aparezca me seguirás.

-Encantado.

Sirius le cogió la mano y se la apretó con seguridad. Con un sonoro "pop" los dos habían desaparecido.

******

-No esta mal. Nada mal...

Sirius miraba con entusiasmo el gran jardín, con algún que otro árbol frutal. En el centro había una casa blanca, de un tamaño bastante aceptable. Al acercarse a la puerta principal, vio que estaba adornada con una espantosa vidriera.

-Creo que la puerta tendré que cambiarla – murmuro mirándola con un gesto de repulsión.

Karim no dijo nada, sino que se limito a abrir la puerta con una contraseña que Sirius no alcanzó a escuchar.

-Como ves, hay una pequeña entrada que da al cuarto de estar.

Sirius la siguió al interior de la casa, mirando con atención la disposición de ésta, aunque a veces sus ojos se desviaban "solos" hacia la atractiva figura de la agente inmobiliaria.

-¿Señor Black? ¿Señor Black? ¿¡SEÑOR BLACK!?

-¡Eh! ¿Decía algo? – preguntó Sirius con desconcierto y ruborizándose un poco. Había estado muy concentrado en el movimiento que las piernas de Karim hacían al andar.

-Siento haberle interrumpido. Parecía tan concentrado en las cosas que le interesan – comentó Karim con formalidad, aunque con evidente sarcasmo y fastidio. Sirius se tiño de rojo y carraspeó un poco, disimulando - Quería avisarle que vamos a subir al segundo piso.

-Si, si, claro, por supuesto... una casa preciosa... me encanta...

-¿Me acompaña, por favor? – interrumpió con sequedad.

Sirius no dijo ni una palabra hasta que terminaron de subir la escalera.

-¿A dónde da esa puerta? – preguntó señalando la puerta que tenía a su derecha.

-Es un baño. Pero yo quería enseñarle esta habitación. Me comentó lo de su ahijado... y pensado que esta habitación sería perfecta. Ni siquiera tendrá usted que cambiar el papel de las paredes.

Sirius se asomó a la habitación que le indicaba Karim, y miró estupefacto las paredes azul clarito, que tenían dibujadas nubes y globos.

-Seguro que es un niño precioso... – decía Karim, aparentemente queriendo recuperar el ambiente que reinaba antes del incidente "de las piernas".

-Tiene diecisiete años.

-¿Perdone?

-Mi ahijado tiene diecisiete años. Esta en el último curso de Hogwarts – aclaró Sirius divertido ante la equivocación de la mujer.

-Ah... yo pensé... habla con tanto cariño de él... di por supuesto que era un bebe y...

-No hace falta. Suele pasar que la gente de por echo cosas – comentó Sirius compasivo, recordando como había dado por echo que el agente sería un hombre.

-Lo siento – se disculpó Karim, bajando los ojos.

-No hay porqué. ¿Seguimos viendo la casa?

-Si, por supuesto – aceptó mas animada ya – En este piso también esta el despacho.

-No es que trabaje mucho pero... – pensó en voz alta Sirius, sonriéndose a si mismo.

-¿Perdone? ¿Decía algo?

-No, nada... que me vendrá muy bien.

Karim le lanzó una mirada extraña, y Sirius optó por cambiar de tema.

-Oh, mira... ¡Seguro que esta habitación es grande y guarda – empezó abriendo de golpe una puerta -...unas preciosas escobas ¬¬…

Las últimas palabras se habían convertido en un susurro. Al abrir la puerta se había encontrado con un minúsculo cuartucho donde había guardadas tres escobas estropeadas y llenas de polvo.

Sirius miro con una sonrisa enorme y un tanto estúpida a Karim, que se la devolvió, añadiendo:

-Creo que será mejor que le enseñé yo la casa.

-Soy de la misma opinión.

-Espéreme un momento.

Sirius atisbó por una de las ventanas que había, después de apartar la cortina un poco. Tenía la mente dividida, por una parte pensando en el ridículo que acababa de hacer y, por otra, en que esa casa debía dar mala suerte por todas las tonterías que había dicho seguidas. Sus ojos también estaban divididos, uno mirando a Karim mientras cerraba las puertas que habían abierto en ese piso y otro en la casa que alguien había construido en la acera de enfrente.

-¿Y esa casa?

Karim se acercó a la ventana, situándose al lado de Sirius.

-Ah, esa... es del siglo XVIII.

-Esta en venta – afirmó Sirius, fijándose en el cartel que colgaba de la verja de hierro.

Karim dudó entre hacer un comentario sarcástico o no. Al final decidió contenerse y continuó con un tono formal.

-¿Te interesaría verla por dentro?

-¿Puedes enseñármela?

-Claro que si. Normalmente soy yo la que se encarga de enseñar todas las casas en venta de la zona de Sanstead.

-¿Y por qué no lo has dicho antes?

-Me dijiste que te gustaría una casa moderna. No considero "moderna" una casa del siglo XVIII.

-Buen punto. ¿Me la enseñas o no? – provocó Sirius con una sonrisa.

-Voy a coger mi capa. Espérame en la puerta.

******

Sirius cerró la mano alrededor de uno de los barrotes de la verja y lo zarandeó un poco.

-No hace falta que la rompas. Ahora la abro.

-Lo siento.

Así que no tuvo más remedio que esperar a que Karim dijera la contraseña para poder entrar. Al dar el primer paso en la propiedad, sintió un cosquilleo en el estómago. Sabía que esta era la casa. La hubiera comprado en ese momento, sin verla siquiera, pero quería estar un rato más con la mujer.

-La parcela es enorme... – murmuro Sirius, sin poder respirar de la impresión. Todo el suelo estaba cubierto de un mullido y verde césped, con árboles en flor por todas partes. Al fondo, el terreno empezaba a descender con una curva, en algunas zonas abrupta, pero no muy pronunciada en general.

-Por la parte trasera hay un estanque con peces, y creo recordar que tenía algún pato.

A Sirius se le ilumino la cara. Anduvieron por un ancho paseo de piedra que llegaba hasta la puerta principal. Un poco antes, formaba una pequeña plazoleta, con un olmo de tronco muy grueso en el centro. 

Un movimiento en uno de los extremos le llamó la atención, y miró a tiempo para contemplar una ardilla que corría hasta un árbol, por el que ascendió. (Nda. Me pregunto si tendrá caballos también...)

Al llegar a la plaza, miro la casa. Era la típica lujosa casa inglesa de ladrillo oscuro, con el tejado de teja negra. Había muchas ventanas, todas grandes, que de seguro aportarían mucha luz al interior.

Karim susurro de nuevo las mismas palabras, y la puerta se abrió con un chasquido. Daba a un hall redondo muy presentable. Parte de la pared la recorría una escalera de madera tapizada con una alfombra bien conservada que subía al segundo piso. Debajo de la parte alta de la escalera, se encontraba la entrada hacia un salón-comedor, de dimensiones considerables.

Una a una, fueron viendo las demás salas de la casa. Había varias habitaciones. Sirius eligió inmediatamente la suya y la de Harry. También pensó en preparar una para Remus para cuando se quedara a dormir. Le pondría un sillón oscuro, de esos que le gustaban a él, y tal vez una pequeña biblioteca que llenaría con sus libros favoritos.

Sumido en estos pensamientos, Sirius recorrió el resto de la casa escuchando a medias el parloteo de Karim, que le explicaba el uso del resto de habitaciones.

La casa era exactamente como la había imaginado. Elegante, sin llegar a ser demasiado ostentoso.

-¿Qué le ha parecido?

-Blackmoor.

-¿Perdone?

-El nombre de la casa. Bonito, ¿verdad?

-¿Entonces la compra?

-La compro.

-Estupendo.

Karim sonrió, contenta de que Sirius hubiera aceptado.

-¿Qué te parece si hacemos todo el papeleo otro día y empezamos con la decoración? (Nda. Además que agente inmobiliaria, Karim es decoradora ^^) – sugirió Sirius, deseoso de estrenar la casa.

-Por mi perfecto.

Karim empezó a subir las escaleras, siguiendo a Sirius. Cuando estaban prácticamente arriba del todo, éste se giro.

-¿Qué te parecen las paredes naranjas?

Karim se agarro a la barandilla, pensando que había oído mal.

-¿Has dicho...?

-Las paredes naranjas, si.

-Hem... ¿estas seguro de lo que dices? – preguntó Karim perpleja.

-No te gusta – murmuró Sirius abatido – Me lo dicen tus ojos.

-No si no es eso... pero es que...

-¬¬

-Vale, no. Creo que quedaría fatal. Mas bien estaba pensado en un beige muy claro, o un amarillo pálido...

-Hum... ¿y para el sillón del salón? ¿Uno verde?

-¿Oscuro? No quedaría mal.

-No, oscuro, no. Lima – comentó Sirius como quien habla del buen día que hace.

Karim se paro en seco.

-¿Te gustan los colores llamativos? – preguntó levantando una ceja (Nda. Os habéis dado cuenta que todo el mundo sabe levantar una ceja? Yo llevo años intentándolo sin resultados ¬¬... que injusto)

-He estado demasiados años viendo el gris – declaró, y se quedó callado.

Karim le miro, sabiendo perfectamente que se refería a Azkaban, la prisión de magos.

-Bueno, tal vez podamos meter algo de color...

Sirius la sonrió agradecido.

-¿Sabes que te digo? Que tengo hambre. ¿Qué te parece si comemos algo cerca del estanque y luego seguimos?

Hizo un movimiento de varita, y una cesta de picnic apareció en su mano. Abrió la tapa un poquito y olisqueo el interior.

-Creo que hay bocadillos de jamón – concluyó relamiéndose.

Karim rió y le acompañó hasta la parte de atrás de la casa. El terreno se extendía mas de lo que Sirius había imaginado.

Bajo corriendo la cuesta, llegando hasta el borde del estanque. Resoplando, Karim le alcanzó. Sirius ya había elegido sitio debajo de un sauce, que con sus hojas rozaba el agua formando hondas. Estaba sentado en un mantel de cuadros amarillos (Nda. El azul me pareció muy típico *-*)

Karim me sentó al lado y saco uno de los muchos sandwiches de jamón que había, quitándole el papel que lo envolvía y dándole un mordisco.

Después de tragar el trozo que tenía en la boca, miro a Sirius con una sonrisa, para indicarle que estaban muy buenos. Se encontró con que éste todavía no había probado su sándwich, y que sin embargo, la miraba hipnotizado.

Sirius salió del trance al ver que las mejillas de Karim se teñían de rojo, y bajó los ojos, observando con aparente interés una hormiguita que caminaba por el mantel.

-¿Para cuando crees que estará lista la casa?

Sirius se decidió a romper el incomodo silencio que se había formado entre los dos.

-Pues... no se, dentro de poco. ¿Tienes pensados los muebles que vas a poner?

-Esperaba que tú me ayudaras con eso. Al parecer, los elijo demasiado modernos (mas bien horteras) para el estilo de la casa.

Una sonrisa tímida apareció en el rostro de Karim, que no negó lo que Sirius acababa de decir.

-El dueño anterior decoro bastante bien la casa. Creo que podremos encontrar muebles similares, aunque un poco más "modernos".

Sirius asintió repetidas veces con la cabeza.

-Lo dejo todo en tus manos. Esta tarde iré a comprar cosas. Te prometo que seré moderado – agregó al ver la mirada de Karim – o porque no mejor... me acompañas tu. Así me das tu opinión.

Karim dudo. Tenía bastante claro las intenciones de Sirius para con ella, pero al mirar directamente a esos ojos azules que brillaban, decidió aceptar. Mentalmente, se dijo que no iba por Sirius, sino por la estima que tenía a la casa y el deseo de que quedara muy bien decorada, aunque sabía que no era del todo verdad.

-De acuerdo. Iré.

Sirius no dijo nada en ese momento, pero en toda la conversación que siguió, Karim notó por su tono de voz que estaba contento.

******

-Creo que necesito algo de beber – murmuro Karim, desfallecida. A pesar de que Sirius había aceptado seguir los consejos de la decoradora, todavía a veces saltaba con sus instintos llamativos. Karim estaba ya agotada de negar de forma educada sus sugerencias.

-¿Un vaso de agua?

-Creo que necesito algo más fuerte.

Sirius saco la varita e hizo un movimiento seco con la muñeca. Al instante apareció un vaso de "chupitos" hasta arriba. Sin preguntar lo que era, Karim se lo bebió de un trago. Sirius se quedo de piedra, al ver que Karim se lo tendía para que lo rellenase. De la punta de la varita empezó a surgir un chorrito con el que Sirius relleno el vaso. Karim no espero, y se lo bebió al instante. Después de esa, Sirius tuvo que rellenar otra vez a petición de la mujer.

-Mucho mejor – exclamó, mirando a Sirius.

-Era vodka – susurro éste, asombrado al ver que Karim lo había bebido como si de agua se tratase.

Karim rió al ver la expresión de Sirius.

-Siempre he resistido bien el alcohol.

-Ya veo...

-Creo que ya tengo una idea de los muebles. ¿Te parece si vamos a Hogsmeade ya? Hay que comprar muchas cosas.

Sirius, en un acto de confianza, la cogió de la mano, y esta vez fue él quien se desapareció, arrastrando a Karim con él.

******

-Tu mandas. ¿A qué tienda vamos?

Sirius y Karim se habían aparecido en el centro de Hogsmeade, al lado de las Tres Escobas.

-Bueno... hay una tienda de antigüedades un poco más allá, en un callejón. Conozco al dueño y podemos encontrar bastantes cosas ahí. Hey... pero...

-Enseguida vuelvo.

Sirius se marchó corriendo y desapareció entre el gentío. Karim optó por meterse en una tienda cercana, esperando que el hombre lograra encontrarla una vez regresara.

******

-Buenos días. Estaba buscando marcos para fotos.

La tienda en la que había entrado era pequeña. Todas las paredes estaban ocultas por estanterías, en las que había en un desorden general álbumes y marcos en los que había fotos de mujeres jóvenes y niños, siempre sonrientes. En el ventanal había un cartel de "revelado inmediato", tan sucio que pasaba prácticamente desapercibido.

El dependiente era un viejecillo enjuto y prácticamente calvo, y Sirius juraría que era del tipo que amaba su oficio.

-¿Qué tipo de marcos? Tengo antiguos... aunque si prefiere algo mas moderno, puede mirar esa estantería de allí – el tono de voz que usó para referirse a los marcos modernos era claramente despectivo, y Sirius supo que era de los tipos de hombres conservadores, amante a la vez de las antigüedades y de las cosas bien hechas.

Iba a dirigirse automáticamente hacia la estantería de los modernos cuando recordó los consejos de Karim respecto a la casa.

Se giró para chocar con los ojos verdosos del anciano, que le miraba con curiosidad.

-¿Podría enseñarme los antiguos?

Con evidente sorpresa, el anciana murmuro unas palabras para que Sirius le acompañara a la trastienda, donde, según dijo, guardaba los marcos para evitar que las manos de los curiosos los estropearan.

Al ver el montón de marcos, Sirius supo que era lo que buscaba. Estaban todos con cuidado expuestos en estanterías y mesas, con un pequeño trozo de pergamino delante que indicaba su precio y su procedencia en tinta negra, con una letra curvada.

Pasó varios minutos eligiendo los marcos, escuchando con atención al dueño, que le hacía recomendaciones.

Acabó saliendo de la tienda con varias cajas que contenían los marcos y una enorme bolsa llena de álbumes que el anciano le había regalado por su compra. Sirius sabía que nunca el dueño en toda su vida como dependiente, había vendido tanto de una sola vez.

-Encantado de hacer negocios con usted, señor Black. Vuelva cuando quiera. Le tendré preparado alguno especial – el anciano salió a la puerta a despedirle, agitando entusiasmado la mano.

-Hasta luego, Albert. Vendré a verle pronto – exclamó Sirius, marchándose trastabillando de vuelta al lugar donde había dejado a Karim.

******

-Pero... ¿qué has comprado? – exclamó Karim, al verle venir tan cargado. Hizo un movimiento con la varita y todas las cajas se redujeron al tamaño de una pequeña piedra.

-Gracias – murmuró Sirius aliviado al no sentir el peso en sus (musculosos) brazos – Son todos marcos de fotos. Y he hecho un nuevo amigo.

Karim no sabía si sonreír o desesperarse. Pocas veces había tenido que tratar con un cliente tan extraño.

-¿Vamos a tu tienda o no? – sugirió Sirius, empezando a andar hacia la derecha.

-Es por el otro lado.

-Haberlo dicho antes... ¬¬

-Te lo digo ahora (Nda. Por las contestaciones de Karim, está claro que ya ha superado la etapa de tratar a Sirius como solo un cliente *-*) Será mejor que vayamos. Hay muchas cosas que comprar.

-Andando.

******

-Buenas tardes, Tim.

-Hola, Karim.

-¿Qué te trae por aquí?

-La casa del S. XVIII.

-¿Quién es el afortunado comprador? – preguntó con una sonrisa el hombre. Era joven, de unos veinticinco años. Tenía el pelo corto, rizado y castaño, del mismo color que los ojos. No se podía decir que fuera feo.

-Yo – contestó con rapidez Sirius – Sirius Black, encantado.

-¿Así que el famoso Sirius Black por mi humilde tienda? Encantado de conocerle, si señor.

-Hemos venido a por muebles, Tim. Deja de charlar o nos tiraremos aquí todo el día.

-Como siempre – comentó Tim con una franca risotada – Esta bien, esta bien... me han traído una mesa para el comedor que creo que quedaría bien. También hay camas nuevas y algún armario. Hace mucho que no te pasas por aquí, Karim

-Lo se... he estado ocupada. El Ministerio me explota – explicó Karim, quitándose un mechón de la cara.

-A todos... Será mejor que paséis por aquí. No querréis que os saque la mesa, ¿no?

-...

-Vale, mejor no contestéis a eso.

******

-¡A Remus va a encantarle el sillón! – exclamó Sirius varias horas después, muy contento con las compras – Es un amigo de la infancia – explicó ante la cara de perplejidad de Karim.

-Ah... bueno, me tengo que ir ya – dijo mirando su reloj – He quedado con otro cliente.

-¿Tan pronto? Pensé que te convencería para invitarte a cenar.

-Lo siento, pero tengo que irme. Además, no suelo salir con la gente con la que trabajo. No mezcló trabajo y placer.

-¿Me consideras un placer? – preguntó Sirius con una sonrisa picara.

-Es solo una forma de hablar – contestó Karim a la defensiva, aunque se había ruborizado un poco.

-Nada de excusas, pero bueno, si tienes que irte...

-Tengo en el despacho la chimenea de casa de tu amigo. Dentro de una semana o tal vez un poco más, creo que tendré todo preparado.

-Si te apetece puedes llamarme antes y hablamos… de la casa, claro.

-Recuerda que...

-No mezclas trabajo y placer. En fin... lo he intentado. Por lo menos soy un placer – dijo Sirius, suspirando profundamente y fingiendo tristeza.

Karim le sonrió.

-Cuando esté todo listo, contactaré contigo.

-De acuerdo – e ignorando la mano que le tendía Karim, poso sus labios en la mejilla de ella – Buenas noches.

Karim, sorprendida al principio, no pudo contestar. Mientras veía como Sirius desaparecía entre la gente, murmuró un inaudible "buenas noches".

*****************************

A esas horas, el exuberante jardín de Remus estaba en completo silencio, excepto por el rugir de las tripas de Sirius.

Recorrió el paseo de pizarra que había entre la hierba y llamó a la puerta principal. Remus, en pijama, abrió la puerta. Tenía los ojos soñolientos y se revolvió el pelo mas de lo que estaba.

-Se ve que te has arreglado para recibirme – comentó sarcástico entrando en el cuarto de estar y colgando la capa de un perchero situado en la entrada.

-Me he dormido esperándote. ¿Se puede saber dónde te has metido?

-Por ahí, dando una vuelta.

-Así que al señorito le ha dado la gana de dar una vuelta y me dejas aquí, solo y muerto de hambre.

-¿No has cenado?

-Claro que no. Como he dicho, estaba esperándote.

-Lo siento, Moony – se disculpó pasando hasta la cocina y sacando zumo de calabaza de un armario.

-Por lo menos habrás encontrado alguna casa que merezca la pena, ¿no?

-Me he enamorado de ella.

-¿De quien? ¿De la casa? ¿Tan bonita es? – preguntó perplejo.

-De verdad, Moony... luego dices de mi, pero a veces...  la agente inmobilia...

-Ah... ¿y cómo es?

-Pues... hem... es grande, con un paseo hasta la entrada principal... tiene un gran olmo en el centro de una plaza. Y un estanque al fondo ¡con patos!...

-Me refería a la chica.

-Ah... como me habías interrumpido, pensé que seguías con la casa.

-¬¬...

-Pues ella es... diferente. Tiene unos ojos negros que... y unos labios que... y un pelo que...

-Me hago a la idea, Padfoot. Mejor vamos a cenar, ¿vale?

NDA. FIN!!!! Después de 3 meses por fin subo el cap 2. Increíble, ¿verdad? Ahora mismo es la 1.20 de la madrugada y no tengo nada de sueño ^^... Tal vez empiece el cap 3, no se. El 27 me voy a Italia (Yupi!!) por eso quería subiros este capitulo antes de irme. Y (aunque lo dudo, ya me conocéis) a ver si puedo subir el capitulo 3 antes de irme. Sino lo subiré para semana santa. El día 3 de abril vuelvo de Italia (jo...) Y bueno, dejándome de rollos y cosas no interesantes para vosotros, ke os ha parecido el capitulo? Os ha gustado? Tiene 7 hojas y media... pensaba que me iba a quedar mas largo ¬¬... Bueno, y os gusta Karim? Se supone que iba a ponerla mas a la defensiva, pero parece ser que no ha podido resistirse a los encantos de Siri-boy (y kien puede? *-*) Irina no vuelve a salir hasta el capitulo 5, y ahí empiezan los problemas para el pobre Remsie (*.*) pero no os voy a decir mas... En el próximo hay una sorpresita que no creo que os esperéis ^^... pero yo no digo nada! J. Distte.

¡¡¡R&R!!! PLIS

E id a leer la historia de EL JUEGO DE LA SOSPECHA, de mi amiga MINETTE_VAN_WITCH_LOVETTE, que aunque tenga un summary que aparentemente no tiene nada que ver con HP, si salen algunos personajes como protagonistas. Yo la leo en clase (es una amiga de mi colegio) y os aseguro que esta bien escrita y es una idea original e interesante. Es de un asesinato en una mansión de la que no pueden salir. Basada en la peli del mismo nombre y en el juego Cluedo.