CAPITULO 3: LA OFERTA
Touma y Melody se habían acomodado en el pasto. El ángel estaba sentado, abrazando sus rodillas contra su pecho. Melody estaba recostada con el abdomen hacia el suelo, apoyando su cabeza entre sus manos. Uno miraba al otro con mucho interés.
-¿Y porqué un ángel de Artemisa está en un lugar como este?- preguntó Melody.
-Vine de visita- respondió Touma muy serio, disimulando la nube de tristeza que pasaba por su mente al recordar el verdadero motivo de su estancia en el Santuario de Atena- mi hermana mayor es una amazona de Atena-
-Vaya- dijo Melody.
-¿Y tú has servido siempre a Atena?- preguntó Touma. Melody sacudió la cabeza.
-No- dijo- mi hermano me envió aquí a entrenar hace poco...-
-¿Y fue él quien te enseñó a tocar la flauta?- preguntó Touma, y Melody asintió- lo haces maravillosamente- la chica se sonrojó ligeramente, y Touma le sonrió- no te sonrojes, es verdad-
-Gracias, Touma- dijo Melody.
-¿Porqué llorabas hace un rato?- preguntó el ángel.
-Porque... mi maestra dijo que no sirvo para amazona, así que me avergoncé y me fui- dijo Melody con un toque de tristeza- además, estoy muy triste porque extraño a mi hermano...y cuando me siento triste, toco la flauta-
Touma asintió con una sonrisa y levantó la mirada. Ya estaba anocheciendo.
-Deberías volver al recinto, niña- dijo Touma- es tarde y en este sitio hay tantas reglas que de seguro quedarte más tiempo es romper una o dos...-
-Tienes razón- dijo Melody, poniéndose de pie- fue un placer conocerte, Touma...-
-Lo mismo digo, Melody- dijo Touma- hasta mañana-
-Hasta mañana- susurró Melody, y Touma se quedó observándola hasta que ella desapareció tras la entrada del recinto de las amazonas.
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Mansión Solo
-¡Que hermosa fiesta, señor Julián!-
-Gracias, señor Williams-
-Como siempre, sus fiestas son de lo mejor, señor Julián-
-Me halaga, señor Roberts-
Julián Solo se disculpó un momento de los invitados, la mayoría de ellos hombres de negocios, y salió al balcón. Suspiró ruidosamente, porque estaba completamente solo. O al menos eso pensó.
-¿Qué sucede, señor?- preguntó una voz detrás de él. Julián se volvió, y su vista encontró al que había sido su general marino más fiel: Sorreto.
-Nada, Sorreto- dijo Julián en voz baja, mirando al horizonte- otra fiesta a la que ella no viene...-
-Olvídela, señor- dijo Sorreto, con un leve tono de amargura en su voz- a veces, debemos dejar ir las cosas que amamos, aunque nos duela...-
Julián Solo notó ese tono, y miró a su acompañante. Los ojos color rozado de Sorrento se encontraban impasibles, ni una sola lágrima, pero estaban llenos de tristeza. Y el chico comprendió muy bien que el corazón del general estaba roto.
-Anímate, Sorreto- dijo Julián- ella estará bien en el Santuario de Atena, fue lo mejor- Sorreto asintió y una fría brisa de mar revolvió los cabellos ambos- será mejor que entremos...-
Sorreto obedeció, y siguió a Julián dentro del salón. Los demás generales marinos parecían disfrutar muy bien la fiesta. Sorreto se unió a ellos, para intentar distraerse un rato.
Un hombre de traje, entre la multitud, se acercó a Julián. Era de su misma edad, o tal vez un par de años mayor.
-Que gran fiesta, Julián- dijo dándole una palmada en el hombro- como todas las que organizas-
-Gracias, señor Kohn- dijo Julián, inclinándose ligeramente. Ya estaba harto de tanta adulación.
-Oh, no me llames 'señor Kohn'- le respondió su interlocutor- si somos casi de la misma edad, mi querido Julián. Por favor, llámame Henrich, o solo Henry...-
-Gracias, Henrich- dijo Julián, sonriendo cortésmente.
-He oído- dijo Henrich con una sonrisa astuta- que desde hace bastante tiempo tienes en tu poder al mejor flautista del mundo...-
Julián frunció el entrecejo ligeramente, y su sonrisa desapareció.
-Sorreto no está 'en mi poder' como dices- dijo un poco molesto- él es uno de los siete generales marinos que están bajo mis órdenes-
-Como sea- dijo Henrich, aclarándose la garganta- la leyenda de la música que toca ese hombre ha llegado hasta mis oídos, y quisiera escuchar personalmente una melodía ejecutada por él-
Julián alzó las cejas, sorprendido. No se esperaba una petición semejante. Y a Sorreto no le iba a agradar nada eso. Pero no podía hacer nada para negarse. Henrich Kohn era uno de sus socios más poderosos, y debía complacerlo.
-Un momento- dijo Julián- iré a informarle...-
Mientras tanto, los generales marinos trataban de animar a su compañero.
-Vamos, Sorreto- dijo Bian- no te pongas así...-
-Verás como ella está bien entre los caballeros- dijo Isaac.
-Lo sé- dijo Sorreto- solo que... la extraño-
-Es normal- dijo Io- pero no te deprimas por ello...-
-Sorreto- dijo Julián, apenas llegando.
-¿Sí, señor?-
-Henrich Kohn quisiera escucharte tocando tu flauta- comenzó Julian. Al ver la cara de Sorreto, Julián puso los ojos en blanco- vamos, solo serán unos minutos...-
-Está bien- dijo Sorreto- pero solo porque usted me lo ordena...-
Hubo un silencio general, para permitir que el general ejecute su canción. Sorreto tomó su flauta dorada y comenzó su hermosa melodía. Todos los presentes, Henrich incluido, se quedaron maravillados por el sonido que el general marino era capaz de producir con su instrumento, que embelesaba a cualquiera que lo escuchaba. Sorreto ejecutaba una melodía triste y melancólica, como si su propio corazón se reflejara en su música, cosa que solo sus compañeros y Julián notaron.
Después de tocar un par de minutos, Sorreto terminó la melodía y se inclinó levemente. Todo el salón aplaudió vigorosamente, haciendo ruborizar al general.
-Gracias, Sorreto- dijo Julián en voz baja a su general- si ya quieren retirarse a descansar, tú y los demás generales, pueden hacerlo...-se aclaró la garganta- no me gusta que esta gente esté mirándolos como si fueran bichos raros...-
-Gracias, señor- respondió Sorreto, inclinándose- era precisamente lo que tenía en mente...- y se retiró por una puerta trasera, seguido de Isaac y los demás generales.
-Julián, tengo un trato que proponerte- dijo Henrich, poniendo su mano en el hombro de Julián. Este lo miró algo molesto.
-Si se trata de Sorreto, no estoy interesado-dijo Julián, adivinando de que se trataba. En el rostro de Henrich se dibujó una sonrisa astuta.
-Vamos, Julián, solo unos meses- dijo Henrich, sacando de su billetera un grueso fajo de billetes- quisiera que me deleite por un tiempo en mi castillo...-
-He dicho que no, Henrich- dijo Julián- un general marino es una persona, no un objeto para que quieras comprármelo. No permitiré que obligues a Sorreto a irse a Alemania. Acaba de ser separado de su hermana hace un par de días, y está deprimido a pesar de que el Santuario de Atena no está tan lejos de aquí-
-¿Estás seguro de tu decisión?- dijo Henrich, cambiando su sonrisa y apretando los dientes.
-Es la última palabra- dijo Julián- ahora, si me permites...- agregó retirándose a atender a sus otros invitados. Henrich volvió a mostrar su sonrisa astuta.
-¿La hermana de ese Sorreto está en el Santuario de Atena?- dijo para sí mismo en voz baja- eso es interesante...muy interesante...-
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Santuario de Atena
Para Touma, todo había sido felicidad hasta que Melody volvió al recinto de las amazonas. Esa noche, Touma se preparó psicológicamente para la prueba más difícil que ha tenido que superar durante toda su vida: compartir una habitación con Seiya.
Touma se dirigió al recinto donde vivían los caballeros de bronce, donde Marín le había indicado. Ikki y Shun compartían una habitación, así como Hyoga y Shiryu. En la entrada, el ángel se encontró al peliverde caballero de Andrómeda.
-Bienvenido, Touma- le dijo Shun, sonriéndole amistosamente- espero que te guste este sitio...-
-Gracias, Shun- dijo Touma, casi sin mirarlo a los ojos- solo dime dónde voy a dormir-
Shun asintió y se lo indicó. Con un último suspiro, Touma giró la perilla de la puerta de la habitación y entró.
El cuarto de Seiya no estaba tan desordenado como Touma lo había imaginado. Sí había cosas fuera de su sitio, como pantalones de mezclilla regados en el suelo, así como una toalla mojada que, al parecer, había sido usada esa mañana, pero no era un todo desorden caótico. Touma dejó escapar un profundo suspiro, algo aliviado.
-Bueno, Touma- dijo Seiya, quien ya lo esperaba- esa es tu cama... aquí- dijo abriendo un closet- puedes dejar tu ropa y tus cosas... solo hay un baño, así que tendremos que tomar turnos...-
-Como sea- dijo Touma, dejando su armadura y su máscara en el closet- ¿tienes un biombo?-
-Ahí- indicó Seiya- ¿para que...?-
Como respuesta, Touma colocó el biombo entre su cama y la de Seiya. Se recostó en su cama y cerró los ojos. Seiya se encogió de hombros, apagó la luz y se acostó en su cama también.
Touma, aprovechando la oscuridad, sonrió ligeramente sin abrir los ojos. Todo ese horrible día que había comenzado tan mal, había terminado bien.
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Aioria no podía dormir esa noche. No sabía que hacer. Touma se estaba encargando de hacer su vida imposible, y lo estaba logrando. Además, las palabras de Marín resonaban en su cabeza: 'Es muy agradable tener un buen amigo como tú'.
Tal vez todos sus intentos serían en vano: Marín le diría que lo quiere mucho, pero como su mejor amigo. Aioria sacudió su cabeza. No se dejaría desanimar por ese pequeño incidente. Pagaría a Touma con la misma moneda, pero tenía que descubrir primero que podía usar para molestarlo.
Pensó también en el consejo que le había dado Aioros, de que intentara llevarse bien con Touma, pero eso le parecía tan probable como que Máscara Mortal adornara su casa con las rosas de Afrodita. Aioria se durmió con una enorme sonrisa al imaginar la casa de Cáncer llena de flores.
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Marín dormía plácidamente en su habitación, cuando sintió una respiración agitada muy cerca de ella. Abrió los ojos asustada y se encontró de frente con el rostro de otra persona. Era Touma.
-Calma, Marín, soy yooooo...- dijo el ángel, pero Marín, tomada por sorpresa, dejó escapar un pequeño grito y cayó de la cama junto con Touma, quedando él abajo y ella arriba.
-¡Touma!- exclamó Marín al verlo- ¡no me asustes!-
-Baja la voz- dijo Touma- no fue mi intención asustarte-
-No deberías estar aquí- dijo Marín, mirándolo con desaprobación- el recinto está prohibido para los hombres-
-Lo sé- dijo Touma- pero quítate de encima de mí-
Marín se levantó y Touma la imitó. La amazona seguía mirando a su hermano, interrogante.
-¿Y porqué viniste, entonces?-
-Seiya ronca- dijo Touma muy serio- no me deja dormir-
-Lo sé- dijo Marín, sin poder evitar una sonrisa- ya te acostumbrarás-
Touma puso cara de 'sí, como no'. Marín estuvo a punto de estallar en carcajadas, pero las ahogó para evitar despertar a las otras amazonas y que se percataran de la presencia de Touma.
-No le veo la gracia- dijo Touma, cruzando los brazos de mal humor. Marín abrió un cajón de su mesita de noche, y sacó una pequeña caja.
-Toma, te servirán- dijo entregándole la cajita. Touma la abrió, y encontró en su interior dos tapones de algodón.
-¿Qué es...?-
-Los usaba cuando entrenaba a Seiya- sonrió Marín- estoy de acuerdo contigo, sus ronquidos son insoportables-
Touma abrazó a su hermana.
-No sabes cuánto te lo agradezco...- dijo Touma- no sé que haría sin ti-
-Solo una cosa, hermanito- dijo Marín.
-Lo que sea- dijo Touma. Marín se aclaró la garganta.
-Por favor, trata de llevarte bien con Aioria- dijo ella. Touma frunció el entrecejo- no es malo, y creo que los dos comenzaron mal...-
Touma dejó escapar un ruidoso suspiro.
-Está bien- dijo Touma- solo prometo intentarlo, ¿de acuerdo?-
-De acuerdo- dijo Marín- ahora vete antes de que alguien te vea...-
-Gracias, Marín- dijo Touma, y desapareció. Marín sonrió y volvió a dormir. Touma, por su parte, pensó que era más probable que el Sol brillara en el Inframundo que él se llevara bien con el caballero de Leo.
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-Parece que Melody está mejorando, Shaina- observó June. Shaina no respondió, y siguió mirando a Melody. En efecto, la chica no estaba ya tan fatigada como hacía un par de días.
-¿Qué haces, Shaina?- preguntó Marín, llegando de pronto, unos minutos más tarde.
-Entreno a mi alumna...-
-¿Alumna?- preguntó Marín- no sabía que tuvieras una-
Shaina señaló con un gesto a una chica que estaba peleando contra June.
-Se llama Melody- dijo Shaina- es la hermana menor de Sorreto de Sirena-
-¿El general marino de Poseidón?- preguntó Marín, y Shaina asintió- ¿y porqué la mandó aquí?-
-Porque no hay mujeres al servicio de Poseidón, salvo Tetis- dijo Shaina- además, Sorreto sabe muy bien que este es el mejor lugar para entrenar a una chica...-
-Entiendo- dijo Marín- ¿y ella es buena?-
-Tiene el mismo poder de su hermano- dijo Shaina- y el mismo talento...- y mandó una mirada significativa a Marín, quien asintió haciendo el ademán de tocar una flauta. Mientras, June y Melody habían terminado su rutina y se acercaban ahora a las dos amazonas, quitándose las máscaras, pues se hallaban ocultas de los ojos de los hombres dentro del recinto.
-Hola, Marín- saludó June- ¿cómo van las cosas con tu hermano?-
-No lo sé- respondió Marín- no he visto a Touma en todo el día-
-¿To...Touma es tu hermano?- preguntó Melody.
-Sí, y me sorprende que lo conozcas- dijo Marín, alzando una ceja- ya que últimamente ha estado un poco... antisocial-
Shaina miró a Melody con un gesto interrogante. La chica se dio cuenta de que había hablado de más y se corrigió.
-Lo vi desde lejos- dijo Melody- y escuché que alguien lo llamaba así-
-Es todo por hoy, Melody- dijo Shaina- espero que mañana demuestres algo mejor- y se retiró sin siquiera mirarla a la cara. Melody tragó saliva, y June se rascó la cabeza confundida.
-¿Tan mal así estuve?- preguntó Melody inocentemente.
-Ignórala- dijo Marín- esa es su manera peculiar de demostrar que está contenta con tu desempeño...-
-¿En serio?- preguntó Melody, y Marín asintió- Shaina es algo rara, ¿no?-
-Sí- dijo Marín.
-Mucho- agregó June.
Melody miró a Marín.
-Que tonta soy- dijo June- Melody, ella es Marín de Aguila... Marín, ella es Melody-
-Mucho gusto- sonrió Melody.
-Lo mismo digo. Y veo que ya conociste a mi hermano- dijo Marín, y Melody asintió- Touma estará aquí hasta que Artemisa logre conseguir un permiso para que vuelva al Olimpo-
-¿Al Olimpo?-preguntó Melody, abriendo los ojos grandemente.
-Sí- dijo June- ¿dónde crees que viven los ángeles de Artemisa?-
Después de un rato, Marín se fue a buscar a Touma, y June a Shun, y dejaron sola a Melody con sus pensamientos. La chica se sentía un poco triste al escuchar que Touma se iría del Santuario tan pronto como Artemisa consiguiera el permiso. Con el corazón cargado de melancolía, tomó su flauta y salió del recinto para buscar un buen lugar para tocarla, y sin saber porqué quería ver a Touma esa mañana en particular.
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CONTINUARA...
Atalanta: saluda a Kasu y Shaina de mi parte, espero saber de ustedes muy pronto! Y felicidades por tu fic, es genial!!!
Shadir: afilador de garras? Mmm... no se me había ocurrido eso... gracias por tu review!
Ryu Mari: mil gracias por tu review!!!!
Fenixgirl: mil gracias por el montón de reviews que me has mandado!!! Jajajaja de veras me hiciste ruborizar... me alegra que mis historias te hayan gustado...
Lady Grayson: ya verás que sucede con esos dos tortolitos... igual que con Marín y Aioria... muchísimas gracias por tu review!
Megu-chan: qué hará Aioria para conseguir un momento a solas con Marín? Algo muuuuuy descabellado... ya verás, gracias por tu review!!!
Mar: mil gracias por tu review y el apoyo que me mandas!!!
A los demás: gracias por seguir leyendo, y espero sus reviews!!!!
Abby L. / Nona
