CAPITULO 7: EL CASTILLO DE ALEMANIA
-¿Quién demonios eres tú?- dijo Aioria llegando junto con Mu y Touma al recinto de las amazonas, y alcanzando a ver al extraño atacar a Marín.
-¿Qué demonios te importa?- respondió el hombre con marcado acento alemán.
Aioria tenía verdaderas ganas de destrozarle la cara al sujeto a golpes, pero Mu, siempre sereno, puso su mano en el hombro de su compañero.
-Estás en territorio de las amazonas- dijo Mu con tranquilidad- a menos de que tengas una buena razón, no deberías estar aquí...-
-¿Buena razón?- dijo el tuerto- claro que la tengo...-
-¿Cuál es?- dijo Mu.
-Tengo órdenes de llevar a esta chica a Alemania- dijo el extraño, señalando a Melody- y en cuanto a ésta, tengo planes personales para ella-
Aioria frunció el entrecejo.
-Pues déjalas- dijo Aioria- o yo tendré que terminar de romperte la cara... aunque no tardaré mucho-
El hombre hizo una mueca que los caballeros no supieron interpretar si se trataba de una sonrisa o un gesto de fastidio.
-Que miedo me dan- dijo el hombre con marcado sarcasmo- ahora, si me disculpan, tengo que ir a Alemania a cobrar dos millones de Euros...-
-Olvídalo- dijo Touma, quien había estado muy callado- deja en paz a Melody y a mi hermana-
-No les pido su aprobación- dijo el hombre- me voy, y no traten de detenerme, porque los únicos lastimados serán ustedes...-
-No te dejaremos pasar- dijo Mu encendiendo su cosmo. Aioria y Touma hicieron lo mismo.
-¿Ah, no?- dijo el hombre- ya quisiera verlos tratar de detener a René Gressus...-
El extraño encendió también su cosmo, y lanzó un ataque parecido al que había lanzado a Marín. Mu conjuró un Cristal Wall para protegerse a sí mismo y a sus dos acompañantes del ataque del extraño.
René Gressus, con su cosmo aún encendido, aumentó la intensidad de su ataque, tanto, que destrozó la pared de Cristal conjurada por el caballero de Aries. Aioria y Touma atacaron a su vez, pero nada ocurrió. El ataque del tuerto pudo más, y lanzó a los dos caballeros y al ángel varios metros atrás. Cuando los tres se levantaron, René Gressus había desaparecido ya con Melody y Marín.
-¡Maldita sea!- exclamó Aioria, golpeando el suelo con su puño. Touma, por su parte, tenía fija la mirada en el sitio donde su hermana había desaparecido.
Milo llegó unos instantes después, y miró sorprendido la escena.
-¿Qué sucedió?- preguntó el caballero de Escorpión.
Ni Touma ni Aioria pudieron responder.
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Mansión Solo
Julián dormía profundamente en su habitación cuando escuchó que llamaban a su puerta: uno de sus sirvientes lo estaba llamando, y lo despertó.
-¿Rogelio?- dijo Julián- ¿qué sucedió?-
-Señor, una carta urgente de Alemania, para usted- respondió el sirviente.
-¿Alemania?- preguntó Julián, sentándose en la cama. Tomó la carta, rompió el sello y la abrió, mientras Rogelio le acercaba una vela para que pueda leer mejor. Con cada línea que leía, iba palideciendo cada vez más.
-¿Sucede algo malo, señor?- preguntó Rogelio, notando la palidez del joven.
-Sí, Rogelio- dijo Julián- llama a los generales marinos, y que se presenten aquí lo más pronto posible... sobre todo Sorreto-
-Inmediatamente, señor- dijo Rogelio, saliendo de la habitación.
Minutos después, los seis generales marinos se presentaron ante él, todos preocupados, pero Sorreto mucho más.
-Bian, irás a toda prisa al Santuario de Atena, para verificar que la señorita Melody se encuentre ahí- dijo Julián- si está ahí, recomienda a Atena que la mantenga fuertemente vigilada. Si no está ahí, vuelve de inmediato a informarme-
Bian se inclinó y salió. Los generales marinos lo miraron con creciente preocupación.
-Señor, ¿sucedió algo malo con mi hermana?- preguntó Sorreto. Como respuesta, Julián le alargó el papel al general. Era de Henrich Kohn, y decía que tenía a Melody, y que si Sorreto quería volver a verla, que debía presentarse en su mansión a tomar su lugar.
-¿Ves la causa de mi preocupación?- dijo Julián- no sé como se enteró que tenías una hermana en el Santuario de Atena... tal vez la mencioné por accidente durante la última fiesta...-
-El contenido es claro- dijo Sorreto, devolviendo la carta a Julián Solo- partiré enseguida al castillo de Hidelberg para...-
-Eso no- interrumpió Julián- no permitiré que ese niño mimado te esclavice por un capricho...-
-Señor- dijo Sorreto- es la vida de mi hermana que está en juego-
-Lo sé- dijo Julián- pero debe haber otra manera de sacarla de ese sitio-
Sorreto apretó los puños con impaciencia. No podía entender como alguien había podido burlar la vigilancia de los caballeros y las amazonas. Segundos después, Bian apareció junto a Mu, Aioria, Milo y Touma.
-Señor- dijo Bian- como lo sospechó, Melody ha desaparecido del Santuario-
-Justo delante de nosotros- dijo Mu.
-¿Cómo ha sido posible eso?- preguntó Julián.
-El raptor tiene la capacidad de transmitir su cosmo a otra persona, para esconder el suyo propio- dijo Touma- así nos engañó a todos y pudo entrar sin ser detectado a la zona de las amazonas...-
-¿Quién es él?- preguntó de pronto Julián- no recuerdo que él sirva a Atena-
-Señor, soy un ángel de la diosa Artemisa- dijo Touma- y estoy por ahora en el Santuario de Atena-
Kaysa de Crissaor, quien tiene la capacidad de mirar en las almas de las personas, alzó las cejas de una manera extraña que no pasó inadvertida por Sorreto. Sin embargo, el general de Sirena no dijo nada.
-¿Tiene alguna idea de dónde puedan estar?- dijo Mu.
-Claro que lo sé- dijo Julián, mostrándole la carta que Sorreto le devolvió- Henrich Kohn, uno de mis socios, mandó por ella para obligar a Sorreto a servirlo en su castillo...-
-¿Dónde está ese castillo?- preguntó Aioria con impaciencia.
-En Hidelberg, en Alemania- dijo Julián- está fuertemente protegido, y no por hombres honrados como los caballeros o los generales marinos, sino solo por mercenarios y asesinos...-
-Como ese René Gressus- dijo Touma. Estas palabras asustaron aún más a Sorreto, si es que eso era posible.
-¿Dijo algo malo?- preguntó Milo- ¿quién es ese René Gressus?-
-René Gressus es el mercenario más sanguinario de toda Alemania- dijo Julián- y es también un secuestrador y un asesino. Al menos Melody estará más a salvo con Henrich y no con René- agregó, como para tranquilizar a Sorreto. Al escuchar esto último, Aioria tembló de rabia, pues recordaba que René había dicho que tenía 'planes personales' para Marín.
-Iremos por ella- dijo Mu- tienen nuestra palabra de que la traeremos a salvo...-
-Yo no me quedaré aquí- dijo Sorreto- iré con ustedes-
-Ni hablar- dijo Julián- si sabes que es lo que ese tipo quiere...-
-Yo iré también- dijo Io, como tratando de convencer a Julián- tres caballeros no serán suficientes...-
Julián lo pensó unos instantes.
-Bueno, pero solo irán tres generales- dijo- Sorreto, Io y Kaysa...-
Los tres asintieron.
-Tengan mucho cuidado, porque ya saben a que clase de hombres se enfrentan- les advirtió Julián- y Sorreto, no hagas nada estúpido, que eso no va a ayudar en nada a tu hermana...-
-De acuerdo- dijo Sorreto.
-Vamonos- dijo Mu.
Aioria estaba tratando de ocultar su nerviosismo, pues nadie mencionó que Marín también había sido secuestrada, y ahora sabía que tipo de hombre era ese René Gressus. Pero juró solemnemente vengarse de él si había osado poner un dedo encima de ella.
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Hidelberg, Alemania
-Bien hecho, René- dijo Henrich, cuando el mercenario tuerto depositó a la aún inconsciente Melody frente a él. El chico la miró. Se veía muy linda, dormida como estaba. Hizo sonar sus dedos y dos sirvientes levantaron a la chica y la condujeron a una habitación.
-Yo cumplí con mi parte- dijo René- ahora tú...-
-Aquí tienes- dijo Henrich, entregándole una bolsa- dos millones, como lo prometí-
René abrió la bolsa y contó los fajos de billetes. Una horrible sonrisa deformó su rostro de nuevo.
-Excelente- dijo, y cerró la bolsa.
-Y veo que recogiste tu premio del Santuario de Atena por ti mismo- agregó Henrich al ver a Marín.
-Así es- dijo René, aclarándose la garganta- fue un placer hacer negocios contigo-
-Lo mismo digo- dijo Henrich- te llamaré si te necesito de nuevo-
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Melody despertó, y se encontró en un lugar extraño. Miró a su alrededor. Junto a ella estaba la máscara de Touma y su flauta. Estaba en una habitación lujosamente decorada, recostada sobre una cama hecha de caoba, sábanas de seda y almohadas de plumas. El buró y el peinador estaban hechos también de la preciosa madera, así como las cortinas eran de seda.
La chica se levantó, y advirtió que ya no llevaba su habitual ropa de entrenamiento, sino un ligero vestido de seda blanca. Tuvo el desagradable pero real pensamiento de que alguien la había desvestido mientras dormía. Pero ese era el menor de sus problemas.
Melody se levantó y se dirigió hacia la puerta. Como lo imaginó, estaba cerrada. La golpeó varias veces. Nada. Su cosmo no funciona en ese sitio. Se dejó caer sobre la cama, desesperada. No tenía idea de que demonios hacía en ese sitio.
Minutos después, la puerta se abrió. Dos mujeres entraron. Ambas eran rubias, y más altas que Melody. Iban vestidas como camareras. La chica se sentó sobre la cama.
-¿Quiénes son ustedes?- preguntó- ¿qué hago aquí?-
Las mujeres se miraron entre ellas.
-Was?- dijo una de las dos. Melody alzó una ceja. ¿En qué idioma le estaban hablando?
-¿Quiénes son, y quién me trajo aquí?- repitió Melody- ¿y porqué?-
-Wir sprechen nicht Spanisch- dijo la otra, encogiéndose de hombros.
-¿Qué dicen?- dijo Melody, desesperada de no entenderles, de no saber dónde estaba y porqué estaba ahí.
-Que no hablan español - dijo una voz desde la entrada de la habitación.
Melody alzó la vista, y se encontró con un chico de dieciséis o diecisiete años, rubio, de profundos ojos azules, pero con una mirada cruel. Iba extraordinariamente bien vestido, y llevaba un bastón en su mano izquierda.
El chico miró a Melody. Tenía razón. Se veía hermosa con esos largos cabellos azules y sus ojos rosados.
-¿Quién eres tú?- dijo Melody, sin levantarse.
-¿No me he presentado?- dijo el chico, arrodillándose frente a ella y tomando su mano entre las suyas- que tonto soy. Guten tag, meine Melody- agregó besando la mano de Melody- me llamo Henrich Kohn, y ahora estás en mi castillo, en Hidelberg, Alemania-
-¡Alemania!- exclamó ella.
-Así es-
-¿Y que hago aquí?- dijo ella, retirando su mano de las de Henrich, algo molesta.
-Yo te hice venir, preciosa- dijo Henrich- y pagué muy caro por tu presencia, pero al fin y al cabo te tengo aquí. Tú y tu hermano son las dos personas en el mundo que mejor hacen sonar la flauta...-
Melody alzó una ceja.
-Pero tu hermano mayor se rehusó a dejar el servicio de Julián Solo para servirme a mí- continuó Henrich- pero no hay problema, porque al final de cuentas estás tú...-
-¿Yo?-
-Así es- dijo Henrich, tomando la mano de Melody de nuevo- tú me ayudarás a...persuadir a tu hermano-
-Estás loco- dijo Melody, retirando su mano otra vez.
-Mira que no hay nada que puedas hacer más que resignarte- dijo Henrich- estás aquí sola, lejos de tu país, de los caballeros de Atena y de tu hermano-
-Mi hermano vendrá por mí- dijo Melody.
-Claro que lo hará, meine Melody- dijo Henrich- pero solo para ponerse a mi servicio...-
-¿De que hablas?-
-De que he enviado una carta para él- dijo el joven alemán- diciendo que si no se pone a mi servicio tú sufrirás las consecuencias...-
-Oh, dioses...-
-Pero no te preocupes, preciosa- dijo Henrich, esta vez acariciando el rostro de la chica con su dedo índice- jamás me atrevería a lastimar una hermosa joya como tú...-
Melody se retiró de nuevo, mirando asustada al sujeto que tenía enfrente.
-Viktoria y Sybill van a servirte- dijo Henrich, poniéndose de pie y señalando a las dos camareras- afortunadamente solo hablan alemán, pero con ademanes te entenderán muy bien-
-¿Tendré que quedarme aquí para siempre?- preguntó ella.
-Oh, no- dijo Henrich, poniendo cara de falsa inocencia- yo no seré tu carcelero. Eres libre de andar por el castillo. Sin embargo- agregó- tienes prohibido salir de él. No te preocupes, mis criados tienen órdenes de vigilarte en todo momento...-
Melody hizo una mueca de fastidio.
-Lo único a cambio- continuó Henrich- es que toques tu flauta cuando yo te lo pida-
-¿Acaso crees que tienes el derecho de secuestrarme, de tenerme en tu castillo por la fuerza como prisionera y encima de todo tendré que tocar cuando se te antoje como si yo fuera una mera caja de música?- estalló la chica.
-Ahora me perteneces, preciosa- dijo Henrich sin borrar la sonrisa de sus labios- no tienes opción-
Melody, al darse cuenta que estaba atrapada y no podía hacer nada al respecto, se dejó caer de nuevo sobre su cama y se echó a llorar.
Henrich, por su parte, dio instrucciones a las camareras en alemán y salió de la habitación.
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-¿Este es el castillo de ese tal Henrich Kohn?- dijo Milo, boquiabierto ante la barda que rodeaba el castillo- es casi tan grande como el Santuario de Atena-
-No hay tiempo que perder- dijo Sorreto, quien estaba tan impaciente como Touma y Aioria.
-Sí, Mu- dijo Touma- teletranspórtanos dentro-
Mu asintió. Encendió su cosmo y, instantes después, ya estaban del otro lado de la barda.
-Muy fácil- observó Kaysa- demasiado fácil...-
-Silencio- dijo Aioria con seriedad- siento un cosmo aproximándose-
-No uno- dijo Io, concentrándose- varios...-
-Ya decía yo- dijo Kaysa- que había sido demasiado fácil...-
Unos segundos después, vieron que no solo era un cosmo o varios. Eran al menos veinte mercenarios y bandidos, todos armados con espadas, cuchillos, sables, cadenas y otras armas.
-Caballeros de Atena- dijo uno de los bandidos, el líder- ¡mátenlos!-
-Bien, bien- dijo Milo- estamos en problemas...-
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CONTINUARA...
Marín: mil gracias por tu apoyo!
Elena: no lo dudes, que el tuertito deforme va a terminar peor de deforme de lo que ya está... ¡gracias por tu review!
Fenixgirl: no sufras, y gracias por tu review!
Atalanta: mil gracias por tu review! Me alegra que te agrade. Ayer hablé con Kasu, espero que te haya pasado mis saludos... y espero también que actualices pronto, que tu fic es de los mejores que he leído...
Swan-chan: pues sí, yo no apoyo la violencia, pero en este caso, ya verás que habrá muchos golpes y sangre... ¡sangre! Muajajajajaja... (ejem... lo siento) ¡gracias por tu review!
A los demás: gracias por seguir leyendo, y manden reviews!!!
Abby L. / Nona
