CAPITULO 9: FIN DEL ASUNTO HENRICH

Sorreto, Touma, Mu, Io y Kaysa iban caminando por el pasillo principal del castillo. Se detuvieron al bifurcarse el pasillo. El sonido de la flauta de Melody fue interrumpido bruscamente, y ya no sabían que camino tomar.

-Yo digo que es mejor dividirnos- dijo Mu- para cubrir ambos caminos...-

-Tienes razón- dijo Sorreto.

-Touma y Kaysa, tomen el de la izquierda- dijo Mu- Io, Sorreto y yo tomaremos la derecha...-

-Hecho- dijo Kaysa, y Touma asintió.

Touma siguió caminando, seguido por Kaysa.

-¿Y tú porque nos ayudas?- le preguntó Kaysa a Touma- si ni siquiera eres un caballero de Atena...-

-Ese no es tu problema- dijo Touma fríamente. Kaysa alzó una ceja.

-Hay algo que tú no sabes, angelito- dijo Kaysa- yo puedo leer las almas de las personas, y sé que en tu alma hay una gran preocupación por Melody, aunque no pueda descifrar porqué...-

-Ya te dije que ese no es tu problema- dijo Touma, esta vez un poco preocupado. No le hacía ninguna gracia que Kaysa pudiera ver sus sentimientos. Más le valía a ese fenómeno no decir nada, porque no tenía idea de cómo reaccionaría Sorreto si se enterara, pero terminaría de deformar a Kaysa si abría la boca.

El general pareció sentir la hostilidad de Touma hacia su persona, porque dejó de hacer comentarios al respecto.

-¿Faltará mucho?- preguntó Kaysa luego de unos minutos. Touma se encogió de hombros. El ángel tomó una antorcha de la pared y siguió caminando. Tanta oscuridad le molestaba, él que estaba acostumbrado a la luz del Olimpo. Esperaba que pronto encontraran a Melody.

De pronto, alguien apareció delante de ellos. Una figura delgada, una mujer de largos cabellos color azul pastel que llevaba un ligero vestido blanco.

-¿Melody?- dijo Touma en voz baja.

-¡Hola!- exclamó ella- ¡que alegría verlos!-

Touma sonrió, pero Kaysa la miró sospechoso.

-¿Estás bien, Melody?- preguntó Touma.

-Muy bien- dijo ella- ¿dónde está Sorreto?-

-Tomó el otro camino- dijo Touma- pero le avisaremos que te encontramos...-

Melody sonrió, y Touma hizo lo mismo. El ángel iba a acercarse a ella, cuando Kaysa atravesó su brazo, impidiéndole el paso.

-¡Kaysa!- dijo Touma- ¿qué haces?-

-Esa chica no es Melody, Touma- dijo Kaysa- se ve como ella, y habla como ella... pero es una impostora...-

-¿Qué dices?- dijo Touma.

-Tómalo de alguien que ha sido impostor toda su vida- dijo Kaysa- esta chica está imitando la apariencia de Melody-

-No le creas, Touma- dijo Melody- él es el impostor...-

Al ver que Touma dudaba, Kaysa le puso la mano en el hombro.

-Te lo demostraré- dijo Kaysa, acercándose a Melody. El general marino se transformó en un joven moreno, de lentes, que ni Kaysa ni Touma habían visto en toda su vida. Touma no lograba entender la transformación del general marino.

-Hallo, Sybill- dijo Kaysa, bajo su nueva apariencia, dirigiéndose a la chica que tenía delante.

'Ese truco no engañará a nadie' pensó Touma. Melody, sin embargo, tembló ligeramente y, segundos después, se convirtió en una chica rubia, cayó de rodillas y comenzó a llorar. Kaysa volvió a ser el mismo.

-Te lo dije- dijo Kaysa- recuerda que puedo leer las almas de las personas... el chico en el que me convertí es el novio de esta chica, pero acaba de partir al servicio militar...- se aclaró la garganta- esta representación era una trampa para nosotros-

Touma abrió los ojos desmesuradamente.

-Kaysa, si los otros caen en una trampa igual- dijo Touma- Sorreto estará perdido...-

-Tenemos que alcanzarlos pronto- dijo el general marino. Y ambos corrieron de regreso.

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Mientras tanto, Mu, Io y Sorreto, quienes habían tomado el camino a la derecha, continuaron subiendo una larga escalinata de mármol. No había señal de que hubiera algún guardia vigilando el camino.

-Esto es extraño- dijo Mu- ya hubiéramos encontrado a alguien...-

-No te quejes- dijo Io- mejor que encontremos a Melody pronto y salgamos de aquí...-

Al llegar al final de la escalinata, encontraron a cuatro guardias custodiando una puerta.

-Intrusos- dijo uno de los guardias, el más alto y corpulento- prepárense a morir...-

-Ni lo sueñes- dijo Io, encendiendo su cosmo- déjenos pasar o los que morirán son ustedes...-

-No pueden pasar- dijo otro guardia, alto y delgado- porque esta es la habitación del amo Henrich...-

-Tanto mejor- dijo Sorreto, golpeando su mano con su flauta dorada de mal humor- porque tengo que decirle dos o tres palabras a ese cobarde...-

Mu no dijo nada, pero encendió su cosmo también.

-Esta es su última oportunidad- dijo Io- déjenos pasar o...-

En ese momento sonó una campanilla dentro de la habitación. Uno de los guardias entró y salió segundos después.

-El amo Henrich ordena que los dejemos entrar- dijo el guardia- tiene un asunto pendiente que arreglar con ellos...-

Los otros tres guardias se apartaron y dejaron que Io, Sorreto y Mu entraran. Los dos generales y el caballero miraron alrededor, sorprendidos. Más que una habitación, parecía un salón de baile con una cama. En uno de los sillones, con una bata roja y pantuflas negras, estaba Henrich Kohn.

-Bien, bien- dijo Henrich- ¿han venido a traerme lo que pedí?-

-En tus sueños- dijo Io, cruzando los brazos de mal humor- devuelve a Melody...-

-Claro- dijo Henrich- si Sorreto acepta quedarse en su lugar...-

Io estuvo a punto de decir algo, pero Mu puso su mano en su hombro. Sorreto cerró los ojos unos segundos y luego los abrió, mirando fijamente a Henrich con su mirada acusadora. Luego asintió.

-De acuerdo- dijo Sorreto- me quedaré, pero mi tienes que dejar libre a mi hermana-

-De acuerdo- sonrió Henrich, y lanzó una mirada a su mayordomo. Este asintió con una sonrisa y abrió la puerta de la habitación contigua. Sorreto vio a su querida hermana salir de ella, cabizbaja- ella se va, y tú te quedas...-

Mu miró sospechosamente la escena. Había algo que no encajaba, pero no lograba deducir que era. Melody caminó cabizbaja aún y se dirigió hacia donde estaban Io y Mu. En ese momento llegaron corriendo Kaysa y Touma.

-¡Espera, Sorreto!- gritó Touma- es una trampa-

-¿Qué dices?-

-Ella no es Melody, es una impostora- dijo Touma.

-Es cierto lo que dice, Sorreto- dijo Kaysa, jadeante- nos encontramos a otra impostora en el otro camino...-

Sorreto estaba sorprendido, pero la mirada de Kaysa lo convenció y asintió. Sin embargo, era demasiado tarde, pues Henrich tenía preparada una trampa para ellos. Hizo sonar una campanilla, y en ese momento entraron diez guardias.

-Ninguno se mueva- dijo Henrich.

-¿Crees que estos guardias nos detendrán?- dijo Touma.

-Los guardias no- dijo Henrich- pero Melody sí-

-¿De qué hablas?- dijo Sorreto.

Henrich señaló al mayordomo, que llevaba a la verdadera Melody contra sí mismo, cubriéndole la boca con la mano izquierda y sosteniendo un cuchillo contra su cuello con la mano derecha.

-Déjala- dijo Sorreto.

-Ni hablar- dijo Henrich- esta linda muñeca se queda aquí, y tú también-

-¡Yo no te lo permitiré!- dijo Touma, cerrando los puños furioso. Encendió su cosmo.

-Guardias, a él- dijo Henrich. Los diez guardias se lanzaron contra Touma. El ángel no se inmutó, y los despidió volando en dirección contraria con la fuerza de su cosmo.

-Es tu última oportunidad- dijo Touma- ordena que la suelten o recibirás mi ataque...-

-Estás loco- dijo Henrich- el único aquí que da órdenes soy yo...-

-Tú te lo buscaste- dijo Touma, liberando todo su cosmo. Gran parte de la habitación fue destruida. Melody aprovechó esto para morder la mano del mayordomo, haciendo que la soltara. Corrió y recogió su flauta, que seguía en el suelo.

-Yo misma te daré tu merecido- dijo Melody, apuntándolo con su flauta de plata- por querer tratarnos como cajas de música, a mi hermano y a mí...-

La chica se llevó la flauta a los labios e hizo sonar la nota más aguda con toda su fuerza, y con todo su aliento. Henrich se llevó las manos a la cabeza, y dejó escapar un alarido de dolor. Sorreto sonrió y tomó su flauta dorada también.

-Lo venceremos juntos, Melody- dijo el general marino, sonriendo a su hermana, quien asintió.

-DEATH END SIMPHONY- dijeron los dos hermanos al mismo tiempo, antes de llevar sus respectivas flautas a los labios y comenzar.

Henrich comenzó a gritar. Mu, Io y Kaysa impidieron que los guardias interrumpieran la sinfonía de los dos hermanos.

-¡Ya basta!¡Ya basta!- gritó Henrich- ¡me rindo!¡me rindo!-

-No mereces que te perdone- dijo Sorreto, malhumorado, separando por unos segundos sus labios de su flauta dorada.

-Pero no somos tan mezquinos como tú- dijo Melody, imitando a su hermano y apartando la flauta de plata.

-Agradece eso- dijo Sorreto- pero si vuelves a acercarte a mi hermana te haré pedazos-

-Y yo le ayudaré- agregó Touma.

Henrich los miró, mitad molesto y mitad asustado.

-Está bien- dijo Henrich- pero ahora lárguense de mi castillo-

-Con gusto- dijo Io en tono molesto- no me quedaría más tiempo ni aunque me pagaran...-

-Lo mismo dijo- agregó Kaysa. Mu sonrió.

Los tres generales, Melody, Touma y Mu salieron del castillo con una gran sonrisa.

-Misión completa- dijo Kaysa.

-Aún no- dijo Mu en voz baja- aún no sabemos si Aioria y Milo lograron salvar a Marín-

-¿A Marín?- exclamó Melody. Touma se golpeó la frente. Era cierto. Estaba tan emocionado por haber rescatado a Melody que se olvidó por completo de su propia hermana.

-Así es- dijo Mu- ese tipo la atacó después que a ti, Melody, y se la llevó a su propio castillo-

-Tengo que irme- dijo Touma- Mu, ¿podrías teletransportarme a ese sitio?-

-Claro que puedo- dijo Mu- de hecho, te acompañaré, no es bueno que vayas tú solo...-

-Voy con ustedes- dijo Melody.

-Ni hablar- dijo Touma- tú debes volver con tu hermano a Grecia...-

-Pero...-

-Touma tiene razón, Melody- dijo Sorreto- aún no estás lista...-

-Nos veremos muy pronto, Melody- dijo Touma.

Con estas palabras, el ángel y Mu desaparecieron.

-¿Y bien?- dijo Io.

-Vamos a casa- dijo Sorreto- el señor Julián debe estar muy preocupado...-

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Mientras tanto, Aioria y Milo ya habían entrado al castillo de René Gressus. A diferencia del de Henrich, estaba lleno de negras estatuas de demonios y monstruos. Estaba tan oscuro que ni siquiera el brillo de la luna llena iluminaba el camino.

-No se siente ningún cosmo- dijo Milo en voz baja- ni el de Marín ni el de nadie más...-

-Mejor así- dijo Aioria- no quiero compañía...-

-No sé porque, pero presiento que tarde o temprano nos vamos a encontrar con dificultades...- dijo Milo.

-Obvio que vamos a tener dificultades- dijo Aioria en un tono muy seco.

-Eres el optimismo en persona- dijo Milo sarcásticamente- solo te lo paso porque sé lo preocupado que debes estar por Marín-

-Gracias, Milo- dijo Aioria, casi sonriendo.

-Oh, no creas que te acompaño nada más porque sí- dijo Milo- por muy amigo que seas, cuando salgamos de ésta todavía tendrás que llevarme al Gypsy Moon-

-¿Qué dices?- dijo Aioria francamente sorprendido- ¿en una situación como esta aún me hablas del Gypsy Moon?-

-Pues...- dijo Milo, rascándose la nuca algo apenado- ya ves como soy-

Aioria sonrió.

-Si salimos de esta, iremos- dijo Aioria- mientras démonos prisa, no podemos retrasarnos más...-

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Mansión Solo

-¡Melody!- exclamó Julián con una sonrisa- ¡estás bien!-

-Gracias a los dioses- dijo Sorreto, abrazando a Melody- y a los caballeros de Atena que nos ayudaron...-

-Por cierto- dijo Julián- ¿dónde están ellos?-

-Se fueron al castillo de René Gressus- dijo Melody- porque el malvado mercenario se llevó a Marín a su castillo-

-¿Fueron al castillo de René Gressus?- preguntó Julián en un tono sombrío- espero que tengan suerte...-

-¿Por qué?- preguntó Melody.

-No he sabido de nadie que se haya atrevido a acercarse a ese castillo y salga con vida- dijo Julián- todos los intrusos tienen una muerte lenta y dolorosa... mueren devorados-

-¿De...devorados?- dijo la chica, abriendo sus ojos desmesuradamente.

-En las fauces de un monstruo- terminó de decir Julián. Melody se llevó las manos a la cara, horrorizada.

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CONTINUARA...

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Abby L. / Nona