PARTE IV

-¡¡Esto es injusto Inuyasha!! ¡¡¡Bajame ya!!!-

Miroku e Inuyasha se miraron en complicidad. Hacia unos momentos los dos chicos conversaban lejos de la aldea, no tenia mucho que acababan de comer y salieron con el pretexto de caminar un rato, sin embargo el pequeño Shippou se sentía aburrido así que había decidido seguir a estos dos.

-¡¿Dime que hacías espiándonos?!- exigió el hanyou moviendo de un lado a otro al kitsune

-Solo quería saber de que hablaban, yo nunca me entero de nada-

-Vamos Inuyasha, estoy seguro que Shippou no dirá nada- intervino Miroku aparentando tranquilidad, aunque después sonrió con algo de maldad -¿No es así Shippou?-

La cara que puso el houshi asusto al niño -No diré nada, pero ya bajame Inuyasha o le diré a Kagome-

Lo suelta –¡Feh! Mas te vale pequeña rata…-

-¡No soy una rata, soy un zorrito!- se defendi

-Tan solo te digo que si abres la boca…-

-Basta, basta Inuyasha, creo que ya entendió.- dijo Miroku –Escucha Shippou, esto es delicado, así que confiamos en ti.-

Soba su colita –Esta bien, pero al menos díganme porque no quieren a Ikki, el me da mucha confianza-

Los dos jóvenes se volvieron a mirar.

-Esta reunión se aplazara más de lo que creíamos- murmuro el houshi haciendo que Inuyasha bufara

-Todo seria más fácil si Kagome estuviera aquí para cuidar al mocoso.-

OoOoOoOoO

"Techo... ventana... ¿Estoy acostada?" Parpadea... parpadea nuevamente –¡¡¡¡¡KYAAAAAAAAAAA!!!!-

Un hermoso amanecer en el templo Higurashi, todo es paz y tranquilidad en… err…

-¡¡NO PUEDE SER, ES MUY TARDE!!-

La casa de la familia Higurashi retumbo por segunda vez después de tremendos gritos, en la planta alta de la casa no cesaban los sonidos de varias cosas cayéndose, fuertes pasos y uno que otro '¿Por qué siempre a mi?'

-Creo que Kagome ha despertado- comentó una voz infantil desde el comedor

Dos gotas de sudor escurrieron en esa habitación.

-Seguro no tardara en bajar- añadió una voz más dulcemente

Ciertamente momentos después, se escucho como alguien bajaba la escalera de forma atropellada y a gran velocidad.

-¡¡Es tardísimo, no llegare!!- se quejo Kagome mientras aun terminaba de vestirse a mitad del pasillo

Souta y el abuelo quienes se encontraban desayunando simplemente siguieron con lo suyo.

-Kagome ¿puedes venir un momento hija?- pidió la señora Higurashi

La joven miko que se dirigía a la puerta ya, retrocedió unos pasos y se asomo a la cocina -¡¡Son más de las ocho y mi examen es a las ocho treinta, si me detengo ahora no llegare!!- dijo rápidamente mientras se disponía a tomar su rumbo nuevamente.

Su madre pareció no tomar mucha importancia y sirvió un plato más a la mesa -Anda ven y toma tu desayuno que debes saber algo-

Kagome torció la boca y miro la tranquilidad de su familia, deseando que ella pudiese sentirse igual. –Pero okaa…-

La señora le sonrió a su hija y tomándola de los hombros la llevo hasta la silla

-¿Te has fijado en la fecha de hoy?- le pregunto ante la incredulidad de Kagome

-¿La-la fecha?- pregunto desconcertada

Souta sin siquiera mirarla señalo el calendario que pendía de la pared, haciendo que la joven girara su rostro.

-¡¡¡¡¿QUEEEEEEEE?!!!!-

La casa se estremeció… por tercera vez.

La señora Higurashi le ofreció una amplia sonrisa a Kagome –Dormiste por dos días-

La chica estaba estática –¿Dos días?- parpadea repetidamente -¡¡¿DOS DIAS?!!- se levanta –Pero… pero ¿que es lo que haré con mis exámenes?-

-Esta bien hija, Hojo-kun ha sido tan amable de explicarle al profesor tu ausencia...-

-¡¡Pero eran exámenes de reposición!!- grito angustiada

El abuelo dio vuelta a la hoja del diario que leía, Souta dio un sorbo más de jugo y la señora Higurashi tomo asiento.

-Lo sé, pero te han dado una oportunidad más.- dijo al fin -Ahora, come bien porque el doctor ha dicho que...-

-¿El Doctor?-

-Kagome, ¿acaso no recuerdas lo que sucedió?-

Niega lentamente –No-

-Hace dos días Hojo-kun te trajo aquí en brazos, dijo que antes de llegar al templo te habías desmayado, tratamos de hacerte reaccionar y despertaste, sin embargo volviste a caer, así que llamamos a un doctor para que te revisara y lo que nos dijo es que no encontraba otra cosa mas que fatiga, recomendó que descansaras y que te alimentaras bien-

Sorprendida- Eso quiere decir... que... ¡ay no! Seguro que Inuyasha debe estar furioso conmigo- cara de resignación –Me daré un baño, dormiré un poco más y me iré al Sengoku-

-¿Estas segura nee-san?- pregunto Souta alzando una ceja

-Si, no me siento mal, enserio- respondió riendo tontamente

-No lo decía por eso, si no por tus exámenes.-

Kagome suspiro ampliamente –Tienes razón, solo espero que a Inuyasha no se le ocurra venir a buscarme.-

-¡Oh! Que bien, una nueva enfermedad- dijo de pronto el abuelo sacando un marcador para subrayar la nota del diario

El aura de la joven miko se encendió -¡¡Ojiisan!!-

OoOoOoOoO

-Te amo.-

-¡¡¡Ahora!!!-

-¿Uh?-

Ikki se detuvo a escasos milímetros de Sango quien estaba como fuera de su mundo.

-Lo… lo lamento.-

-Esta bien ¿quieres continuar?-

La taiji asintió. Los dos jóvenes se encontraban entrenando en un paraje cercano a la aldea, mientras Miroku, Inuyasha y Shippou regresaban de su caminata.

El viento comenzó a soplar tranquilamente formando un olaje en el verde pasto.

-Esta vez me toca a mi.- advirtió Sango volviéndose a colocar en posición de pelea

-Ya lo veremos, estabas muy distraída hace un rato.- rebatió el chico Namura mostrándole su ya característica sonrisa.

Separados por una distancia prudente, los dos se miraban como si se estuviesen estudiando. Ninguno se movía, pero en cualquier momento, un nuevo ataque por parte de alguno daría comienzo a una mini pelea.

Sango sonrió -¿Qué pasa Ikki?-

-Nada Sango-chan.-

La chica se sonrojo un poco al escuchar a su amigo, tenia tanto tiempo que no escuchaba que algún chico le llamara de esa forma.

Una oleada mas de viento y el joven taiji tomo rápidamente su hoz y se encarrero contra Sango.

-¡¡Ahí voy!!-

Sango sin pensarlo dos veces dio un salto hacia atrás y corrió hasta colocarse lejos del chico, una vez más la habían tomado desprevenida.

-¡¡HIRAIKOTSU!!- grito la chica arrojando su enorme bumerang contra Ikki

Ikki brinco confiadamente haciendo que aquel objeto pasara tan solo por debajo de sus piernas -¡Que bien lo haces!- dijo entusiasmado mientras se disponía a arremeter nuevamente contra la exterminadora pero…

-¡¡IKKI, CUIDADO!!-

La advertencia llego muy tarde a oídos del joven Namura, aquel enorme bumerang golpeo su espalda en su trayecto de vuelta, arrojando al chico contra un grueso árbol que se encontraba cerca.

-¡IKKI!- Sango corrió rápidamente a auxiliar a su amigo quien con dificultad comenzó a acomodarse en el suelo.

-Estoy bien Sango, lo bueno es que solo era un entrenamiento.- dijo el chico tratando de tomar las cosas con gracia.

-Pensé que lo esquivarías ¿seguro que estas bien?- pregunto ella arrodillándose frente a él. El chico asinti

-¡Eres realmente buena! Tu padre estaría muy orgulloso si te viera así.- Sango sonrió melancólicamente –Se que solo fue un entrenamiento, así que debo imaginar lo fuerte que es aquel tipo Naraku para que ni la mejor exterminadora haya podido con él-

La taijiya se sonrojo de sobremanera –No digas eso Ikki, tu también eres bastante bueno… tanto como lo recuerdo.-

-Iie- rebatió el joven Namura –Sango-chan me ha superado.- dijo clavando sus castaños ojos en los de la chica

-Ikki…-

El taiji que aun estaba algo adolorido se acerco más a ella, mientras sostenía una de sus delicadas manos entre las suyas -Sango, yo quisiera…-

Sin que ella pudiera evitarlo, el chico la atrajo contra él haciendo que sus labios se juntaran en un tierno beso.

OoOoOoOoO

Tres figuras caminaban cerca de ahí, cuando esto sucedió.

Inuyasha cubrió los ojos del pequeño Shippou al ver aquella escena a lo lejos.

-¡Suéltame, suéltame! ¿Por qué nunca me dejan ver nada?-

La tercera persona no dijo nada, simplemente observo fijamente a aquella pareja.

-Miroku…-

El houshi agacho su cabeza y siguió su camino hacia la aldea.

El hanyou le siguió con el pequeño Kitsune entre sus brazos aun –Deja de moverte tanto Shippou- pidió él con molestia.

-Entonces ya suéltame- exigió él niño

-¡Feh!-

-Oye Inuyasha…- susurro Shippou observando de reojo al monje que iba delante de ellos.

-¿Qué quieres?-

-¿Los que estaban a lo lejos eran Sango e Ikki, verdad?-

Inuyasha también miro de reojo a Miroku y luego devolvió la vista al Kitsune

-¿Inuyasha?-

-Deja de molestar enano.- respondió por fin sin siquiera alzar la voz.

OoOoOoOoO

En aquel enorme paraje, lo único que se pudo escuchar en medio de un gran silencio, fuel el sonido de un golpe.

-Sango…-

La taijiya aun mantenía su mano contra la mejilla de Ikki, mientras miraba a este directamente a los ojos. –No vuelvas a hacerlo… sin mi consentimiento.- susurro

El chico retiro la mano de Sango de su rostro y se levanto de aquel lugar ofreciéndole ayuda a ella para que hiciera lo mismo, lo que Sango rechazo.

-Será mejor ir a la aldea- dijo ella

Ikki asintió y observo caminar a la joven taiji delante de él –Lo lamento… Sango.- murmuro para si mismo

-Lo lamento… Ikki.- murmuro Sango metros adelante.

Los dos exterminadores se dirigieron hacia la aldea sin volverse a dirigir una palabra en el camino.

-Sango-san…-

-¿Qué es esto?-

-La encontré en el camino, espero que le guste.-

-Es una hermosa flor houshi-sama.-

-Lo es, tanto como tu.-

Sonrojada –No es verdad.-

Toma sus manos y deposita la flor –Espero que puedas admirar su belleza, así como yo lo hago.-

-Miroku-sama…-

Sonríe –Será mejor seguir caminando o nos dejaran atrás.-

-Hai-

Ni siquiera pude decírtelo Sango…

No pude decirte… que te amo…

Nota de la autora: Se que ahora si me pase, merezco todos los insultos que pueda haber y los que aun no existan. Eso de actualizar al año siguiente, era tan solo una broma… pero creo que a final de cuentas no resulto ser tan falso. Realmente se me fue toda la inspiración y además de eso no tenia nada de tiempo, sin embargo aquí estoy, espero que les haya gustado este capitulo y dado que bajo presión trabajo mejor, espero terminar este fic ya pronto ¡Cuídense! Comentarios a